El regalo es una de las grandes sorpresas que ofrece este mes la cartelera. Se trata del debut como realizador de Joel Edgerton, un actor que creció mucho en el último tiempo y se lo pudo ver en El gran Gatsby, La noche más oscura, Exodus y ese gran drama deportivo (no estrenado en los cines) que fue The Warrior, junto a Tom Hardy. Su ópera prima, donde también tiene un rol importante como actor, es un thriller psicológico que evoca esa clase de películas que fueron muy populares durante la década del ´90. Me refiero a títulos como La mano que mece la cuna, El inquilino, Mujer soltera busca y Obsesión Fatal (Kurt Russell); historias que tenían como protagonistas a un psicópata que se obsesionaba con alguna familia o matrimonio y convertía sus vidas en un infierno. Joel Edgerton, quien además fue guionista de la historia, evitó copiar estos filmes mencionados para darle un giro diferente a esta temática que no se había trabajado en otras propuestas similares. Durante los primeros 10 minutos de la película, cuando el director se encarga de presentar los personajes pricipales y el conflicto, El regalo parece un refrito de los clásicos thrillers de los ´90. Sin embargo, el argumento luego se encamina por un camino distinto que le permitió a Edgerton evitar los clichés que acarrean este tipo de relatos. Es muy difícil analizar esta película y las relaciones de los personajes sin adelantarle situaciones importantes de la trama a los lectores que no la vieron. Creo que lo mejor es que te sientes en la butaca a ver esta película con la menor información posible. Sí se puede destacar la tarea de Edgerton como realizador donde hizo un gran trabajo a la hora de construir el misterio de la trama. Un aspecto del film que además se vio favorecido por las interpretaciones de los tres protagonistas que fueron claves en esta producción. Muy especialmente la labor de Justin Bateman, quien sorprende con un personaje completamente diferente a lo que hizo últimamente en el cine. Edgerton le dio la posibilidad de sobresalir en un rol más dramático donde Bateman pudo mostrar una faceta diferente como actor. A partir de esta semana El regalo es una de las mejores películas que se pueden encontrar en los cines. Se trata de una producción independiente que no tuvo mucha difusión y brinda un gran thriller que merece su recomendación. No la dejen pasar.
Sin escape es el nuevo trabajo de John Eric Dowdle, un realizador que suele estar asociado con el género de terror. En los últimos años la mayoría de sus películas se estrenaron en la cartelera local, como Cuarentena (la remake de REC), La reunión del Diablo (producida por M.Night Shyamalan) y Así en la Tierra como en el infierno. En este proyecto se alejó del horror para desarrollar un thriller de acción que puede ser disfrutado si el espectador no se toma la propuesta muy en serio. Owen Wilson regresa a este género después Tras las líneas enemigas (estrenada en el 2001), donde interpreta a un ingeniero que vive una odisea cuando queda varado en un país del sur de Asia mientras estalla una revuelta popular. Para no herir susceptibilidades la trama transcurre en un país ficticio, pese a que varios momentos de la historia el tratamiento de los asiáticos es un poco xenofóbico. Rambo 4 por momentos parece una película de Amnesty comparada con esta producción. De todos modos creo que sería un error analizar en exceso una propuesta que apunta a brindar un entretenimiento pasajero y no una reflexión sobre la inestabilidad política y social del sudeste asiático. Más allá de todos los clichés que se le puedan encontrar al argumento, el director Dowdle hizo un gran trabajo a la hora de construir y sostener durante todo el film la tensión y el suspenso. Su labor flaquea un poco en el tratamiento de la acción, donde a veces usa de manera torpe la cámara lenta en su narración. Por ese razón algunos momentos que deberían ser tensos generan risa porque se ven exagerados. Un recurso que es todo un arte en este género y no todos los realizadores saben usarlo de manera adecuada. Otra objeción para hacerle a este film es que Pierce Brosnan, lo mejor de Sin escape, tuvo un rol muy secundario. Creo que sus escenas no deben superar los 15 minutos de pantalla y es una pena porque está muy bien en esta historia. Dentro del cine de acción Sin escape no será una propuesta que quede en el recuerdo, pero brinda un buen pasatiempo debido al trabajo del elenco y se puede tener en cuenta.
Joe Wright es uno de los mejores directores ingleses que surgieron en esta última década. Hasta la fecha brindó muy buenas películas en su filmografía como Expiación, deseo y pecado, el thriller de acción Hanna y las adaptaciones literarias de Orgullo y prejuicio y Anna Karenina. Su nuevo trabajo representa una amarga incursión en el género de la fantasía con esta historia de origen innecesaria de Peter Pan. Wright es un gran realizador pero lamentablemente en este proyecto no pudo explotar su potencial debido al mediocre guión de Jason Fuchs a quien no se le cayó una idea original a la hora de re imaginar el universo de ficción de J.M.Barrie. En manos de este muchacho está el guión de la próxima película de la Mujer Maravilla que si sigue esta línea probablemente será otro fiasco comercial para DC. El problema con Peter Pan es que es una película demasiado oscura para los más chicos y extremadamente aburrida para los adultos amantes de la fantasía. El argumento es un collage de clichés que vimos centenares de veces en los últimos años desde que surgió Harry Potter. Desde el momento en que se menciona en la historia la trillada "profecía del Elegido" todo va cuesta bajo en esta producción, ya que no hay sorpresas ni elementos originales que generen interés. No deja de ser llamativo que las películas animadas de Tinkerbell, que presentó Disney en los últimos años, tengan conflictos con más contenido que el guión de Jason Fuchs. De hecho, el origen del Capitán Garfio estuvo mucho mejor elaborado en Tinkerbell: Hadas y Piratas (película orientada a nenas de entre cuatro y siete años) que en esta producción donde el personaje es un robo de Han Solo y no tiene nada que ver con la creación de J.M.Barrie. Las personalidades de los protagonistas son muy similares a los personajes famosos de Star Wars. Peter Pan es Luke, "el Elegido" que está destinado a salvar el reino de las hadas, Garfio tiene el rol de Han (vestido como Indiana Jones) y la india Tigrilla básicamente es la princesa Leia. Juntos se unen para vencer al Darth Vader de la historia que es el pirata Barbanegra, interpretado por Hugh Jackman. Una propuesta bastante aburrida que se vio atenuada por el trabajo del director Wright en los aspectos técnicos. La verdad que es una lástima que los productores no pudieran contratar un guionista más decente porque este realizador podría haber brindado una gran película de fantasía. Desde los aspectos visuales Peter Pan es fabulosa y ofrece un gran trabajo en la puesta en escena. Al igual que El mago de Oz, Joe Wright abre la historia con una fotografía en blanco y negro donde se narra la vida de Peter en un orfanato. Luego cuando el personaje toma contacto con los piratas de Nunca Jamas la estética del film se vuelve más colorida. De todos modos nunca se genera el mismo impacto que en el El Mago de Oz, ya que el universo de fantasía que se presenta en esta película es más oscuro. Otra mala decisión que en mi opinión tomaron en este film. Todo es demasiado serio y dramático y la película falla por completo a la hora de capturar la magia que siempre estuvo asociada con esta historia. Algo que se consiguió a la perfección en la excelente película del 2003 dirigida por P.J.Hogan que pasó desapercibida en los cines. Las figuras principales del reparto en general hicieron un buen trabajo si se tiene en cuenta el guión que tenían disponibles, incluida Rooney Mara, cuyo casting causó polémica en los Estados Unidos. La idea que la princesa india sea blanca en este caso se explicó con el hecho que todos los indígenas pertenecen a distintas razas. Otro detalle desafortunado del film, ya que los indios de Nunca Jamás parecen personas disfrazadas para una fiesta de Halloween. Son esos elementos que no tienen mucho sentido en esta producción, como los breves números musicales del comienzo, donde los piratas cantan canciones de Nirvana y los Ramones. Un concepto que estuvo mucho mejor trabajado en Corazón de caballero, de Brian Helgeland. La película se destaca más en el campo de los efectos especiales y las secuencias de acción donde además se hizo un gran uso del formato 3D. No puedo dejar de resaltar también la música de John Powell que hacia el final levanta muchísimo el film con las melodías que le rinden tributo a las viejas películas de piratas de Errol Flynn. Una lástima que la historia nunca de termina de convencer. Al igual que en la película de los Cuatro Fantásticos cuando la trama llega a su fin no te deja con el entusiasmo de ver a estos personajes en una continuación. Hay que ver como le va ahora en los aspectos comerciales pero cuesta creer que esto se convierta en una futura saga que expanda las aventuras de Pan
xMisión rescate es la mejor película que brindó Ridley Scott en los últimos años. En realidad su talento como narrador nunca decayó pero los argumentos de sus filmes recientes generaron que esas propuestas no terminaran de convencer. Todavía me duelen los ojos al recordar los cocodrilos de animación computada de Exodus. Por eso es muy importante destacar en este estreno el excelente trabajo que hizo Drew Goddard (el director de La cabaña del terror) en el guión al adaptar la novela El marciano, de Andy Weir. Junto con la labor de Scott en los aspectos visuales, ambos artistas lograron construir un gran thriller de supervivencia que presenta la incursión más optimista es inspiradora del director inglés en el espacio. Una sorpresa de esta película es el alto de contenido de humor que tiene la historia que contribuyó a darle muchísima humanidad a los personajes, muy especialmente al astronauta que interpreta Matt Damon. No sé si esto también era parte de la novela original porque no leí la obra de Weir, pero en la película los comentarios sarcásticos del protagonista estuvieron correctamente insertados dentro del argumento. Dentro de su narración el director fusionó a la perfección el drama con el humor que contribuye en varias escenas a descomprimir la tensión del conflicto. Un elemento que tampoco suele aparecer con frecuencia en el cine de Scott. De hecho, los únicos filmes que hasta la fecha habían presentado diálogos graciosos eran Los estafadores (2003) y Un buen año (2006), con Russell Crowe, que son dos rarezas de su filmografía. Por eso en Misión rescate esta cuestión resulta un ingrediente llamativo. El aislamiento que vive el personaje de Damon en Marte por momentos trae al recuerdo la película de Robert Zemeckis, Náufrago. La diferencia es que en este caso el drama se complementa con los esfuerzo de la NASA por salvar la vida del protagonista, donde se llegan a lucir en roles secundarios Jessica Chastain, Chiwetel Ejiofor y Jeff Daniels. Como propuesta de ciencia ficción la película no tiene la complejidad visual de Gravedad ni el contenido emocional de Interestelar, pero cuenta con una interesante virtud. Durante varios momentos de este film Ridley Scott nos hace creer que reconstruyó una historia basada en hechos reales por la manera en que trabajó el drama del conflicto. Entonces enseguida recordás que esto es pura ficción y ahí encontrás la genialidad del director y el efecto que tiene su narración en el espectador. Desde los aspecto visuales la película brinda el cine de Scott en estado puro, donde sobresale una recreación imponente del planeta Marte y las misiones espaciales que merecen ser disfrutadas en el formato de tres dimensiones. Si hubiera que objetarle un mínimo detalle a esta producción es que cerca del final el relato se centra demasiado en la misión de rescate, cuando la atención y el atractivo del conflicto reside en la situación en la que se encuentra Matt Damon. La verdad que no tenía muchas expectativas por este estreno y resultó una película mucho más entretenida e interesante de lo que esperaba. Volvió Ridley Scott. A disfrutarlo en el cine.
Victoria es una de las grandes sorpresas que brindó la cartelera de cine este año. Se trata de la cuarta película como realizador del actor alemán Sebastian Schipper, quien es conocido internacionalmente por sus frecuentes colaboraciones con el cineasta Tom Tykwer, con quien trabajó en Winter Sleeper, Corre, Lola, corre y The Princess and the Warrior. En este caso abordó el clásico subgénero del Heist film, una de las ramas más populares del cine policial, con una propuesta filmada en una sola toma y un guión improvisado por los actores del reparto. Las historias de robos son un clásico en este arte, principalmente en Hollywood, desde la década de 1930, y cada tanto surgen películas que se atreven a romper los convencionalismos del género. Dos ejemplos históricos de ello fueron The Killing (1956), de Stanley Kubrick y Gambit (1966), de Ronald Neame, que en su momento sorprendieron al público con historias apasionantes que le escaparon a los clichés que suelen tener estos filmes. En Victoria el director Schipper no revolucionó el género con su trabajo pero brinda una experiencia cinematográfica frenética y apasionante que no se desvanece de la memoria a la salida del cine. La trama se desarrolla durante una madrugada en Berlín entre las 4: 30 y la 7 de la mañana. Victoria es una chica española que vive en Alemania no tiene amigos ni habla el idioma de ese país. Una noche al salir de un discoteca conoce a un grupo de jóvenes con los que termina involucrada en la ejecución de un robo. Con esa premisa tan sencilla el director Schipper construye un thriller apasionante filmado en un plano secuencia que no da respiro desde los primeros minutos. Si bien la trama es algo predecible, la virtud de Victoria pasa por la experiencia cinematográfica que le brinda al espectador. Sin trucos de edición y con recursos mínimos, el director Schipper logra construir un gran policial negro que sobresale por el trabajo de los actores, especialmente Laia Costa (la protagonista), y su dominio del suspenso. Un detalle muy interesante de esta película es que a diferencia de Birdman, que presentaba un plano secuencia en un escenario específico, la trama de este film se narra en distintas locaciones de Berlín, algo que le dio una mayor complejidad a la realización de este proyecto. Hacia el final la conclusión de la historia se estira demasiado y Victoria tal vez hubiera sido una película mucho más redonda si duraba 20 minutos menos. De todos modos, con toda las imperfecciones técnicas y situaciones inverosímiles que se le pudieran objetar al guión, el trabajo de Sebastian Schipper consigue brindar un gran thriller que merece su visión en el cine.
Luego de brindar una de las adaptaciones de cómics más retardadas que se hicieron en los últimos años, como fue esa aberración infame llamada El avispón verde (elogiada por críticos que creen que el Pulp es una línea de yogures), el director Michael Gondry volvió a incursionar en las historias sentimentales que es donde más sobresale como cineasta. Ya quedó demostrado que la acción y la aventura no es lo suyo, si bien en la película del Avispón gran parte de la responsabilidad del desastre fue de Seth Rogen y su estúpido guión. En La espuma de los días Gondry presenta una adaptación de la novela homónima de Boris Vian, que ya había sido adaptada en el cine en dos oportunidades. El cine francés brindó la primera versión en 1968 con Jaques Perrin (el director del documental Nómadas del viento) y más recientemente en el 2001 los japoneses, que les encantan las historias de amor desgarradoras y deprimentes, también adaptaron el libro en Chloe, que protagonizó Masatoshi Nagase, una de las figuras de El club del suicidio. La versión de Gondry es claramente la interpretación más creativa e interesante que se hizo de esta obra por todo el soberbio despliegue visual que ofrece el director a la hora de trabajar los elementos surrealistas de esta propuesta. Como buen cineasta de autor en este caso tomó la trama clásica de la novela de Vian y la hizo suya en una película que lleva su firma artística en cada fotograma. Muchos medios le objetaron a Gondry el énfasis excesivo que puso en los aspectos visuales. Si bien es cierto que la película ofrece un espectáculo de una opulencia visual considerable, este elemento es lo que hizo atractiva a una historia triste que se narró numerosas veces en el cine. Una pareja joven se enamora y se casan. Ella al poco tiempo adquiere una enfermedad terminal y se empieza a morir. Esos elementos surrealistas que eran parte de la novela original, con los que Gondry se hizo un festín (para rendirle por momentos un tributo al cine de Terry Gilliam), es el principal gancho de esta propuesta que podría haber sido otra historia triste de amor como Love Story. El director en cambio apostó a convertir el relato en una experiencia visual apasionante que se disfruta de manera especial en una pantalla de cine. La película está dividida claramente en dos segmentos. La primera mitad donde se conocen los protagonistas y Gondry brinda algunas de las secuencias más hermosas y luego una segunda parte que se enfoca más en el drama y la tragedia. No es un dato menor que el director selección una excelente pareja para los personajes principales como la dupla que formaron Audrey Tautou y Romain Duris (Las muñecas rusas), cuya química fue vital para que el espectador se conecte con los personajes. Más allá de la saturación que presenta Gondry por momentos en la puesta en escena, La espuma de los días es una película que se llega disfrutar si uno está predispuesto aceptar el juego que propone el director desde las secuencia iniciales. Tal vez no se recuerde entre lo mejor de su filmografía pero es un film que podrá se apreciado por los espectadores que se engancharon en el pasado con los trabajos más personales de este artista.
Hotel Transylvania 2 es una decente continuación del film de Genndy Tartakovsky (El laboratorio de Dexter) estrenado en el 2002. Afortunadamente el director también fue responsable de esta entrega, donde evitó copiar la fórmula de la película original para hacer algo diferente. En este caso se puede apreciar un mayor desarrollo de las relaciones entre los personajes, quienes enfrentan cambios importante en sus vidas. El embarazo de Mavis, la hija de Drácula, revoluciona el mundo de los monstruos y muy especialmente al famoso conde quien está obsesionado con que su nieto sea un vampiro en lugar de un humano corriente. La película conservó el estilo de humor de la entrega anterior, pese a que esta vez Adam Sandler intervino en el guión. De todos modos, la trama nunca se termina de convertir en una típica comedia de este actor y la verdad que su interpretación de Drácula tiene muy buenos momentos. Si pueden ver la versión subtitulada la recomiendo. La sensación que me deja en lo personal Hotel Transylvania 2 es que se trata de un trabajo profesional de Tartakovsky pero no es una película personal de él, como lo fue el largometraje de Las chicas superpoderosas. Su estilo de humor en este caso es que como que está más contenido y nunca se termina de liberar. El film es gracioso y muy entretenido pero le falta ese ingrediente lisérgico de humor delirante que tienen su trabajos más personales. Hoy volvés a mirar la película de Las chicas superpoderosas, estrenada en el 2002, y parece hecha por gente adicta al LSD. El conflicto y los diálogos son un desquicio absoluto. Hotel Transylvania 2 nunca llega a tener eso niveles de delirios creativos y es más genérica en lo que se refiere al tratamiento del humor. Al margen de esta cuestión que me interesaba mencionar, en este momento es una gran película animada para compartir con los más chicos en el cine y merece su recomendación. Si te gustó la primera entrega tenés que verla.
Duelo al sol es una gran oportunidad para disfrutar a Michael Douglas en una de las mejores interpretaciones que brindó en los últimos años. Este es un proyecto independiente que gestó como productor donde revivió en Hollwood una obra de Robb White, uno de los escritores de literatura juvenil más populares que hubo en la primera mitad del siglo 20. Muchos de sus libros, concebidos para un público adolescente, como esta historia, presentaban relatos de suspenso y acción que en su momento llegaron a ser muy exitosos como ocurre hoy con sagas literarias como The Maze Runner. Lamentablemente con el paso del tiempo White quedó en el olvido debido a que sus libros dejaron de imprimirse a partir de los años ´80 y en la actualidad sólo se consiguen en internet. Por ese motivo este artista quedó más en el recuerdo por su labor en el cine, donde brindó colaboraciones memorables junto al maestro del terror, William Castle. Robb White fue responsable de escribir algunos de los filmes más importantes del director como Macabre, 13 fantasmas, The Tingler y Mansión siniestra. En Deathwatch (1972), que es la fuente en la que se basó Duelo al sol, brindó un muy buen thriller que estaba construido con la tensión que se generaba entre los dos protagonistas a lo largo del relato. Michael Douglas delegó la dirección de esta película en el francés Jean-Baptiste Léonetti, quien no tenía antecedentes en Hollywood y supo capturar muy bien el concepto de la novela. El film es un thriller decente que se sostiene principalmente con las interpretaciones de Douglas y Jeremine Irvine (Caballo de guerra). Aunque esta producción no haya tenido gran difusión, el millonario psicópata John Madden quedará en el recuerdo entre los mejores villanos que compuso Michael Douglas junto con Gordon Gekko, de Wall Street. Ese es el principal gancho de este estreno y el motivo por el que vale la pena darle una oportunidad a esta propuesta. Como ocurría con la novela original la trama se nutría muchísimo del western y esto tampoco pasó desapercibido en la narración del director francés. Duelo al sol no es una obra maestra del género ni quedará en el recuerdo entre los mejores estrenos del año, pero ofrece un thriller decente que consigue ser muy entretenido. La película claramente no tenía mayores aspiraciones que brindar un buen pasatiempo con una propuesta de este género y en ese sentido el proyecto de Michael Douglas cumplió su objetivo.
Esta semana tenemos dos estrenos que contaron con los guiones de los hermanos españoles Alex y David Pastor. En Inmortal abordaron el género de la ciencia ficción y en este proyecto se enfocaron en las historias de fantasmas y actividades paranormales. Un típica familia blanca de los Estados Unidos se muda a un lugar aterrador y peligroso llamado Colombia, donde son acechados por una vieja maldición relacionada con niños desaparecidos. Como ya es un clásico en este tipo de relatos, detrás de la aparición de los fantasmas siempre se esconde un secreto macabro vinculado con algún hecho trágico que ocurrió en el pasado. El film representa la ópera prima del español Lluís Quílez, quien no hizo nada interesante con su narración para evitar que el film cayera en un trillado thriller sobrenatural que vimos centenares de veces en estos últimos años. Julia Stiles y Scott Speedman (Underworld) remaron con mucho profesionalismo y dignidad dos personajes limitados con los que tenían pocas posibilidades de destacarse Las interpretaciones de ellos dos es lo único positivo que se puede destacar de este estreno. Además del buen trabajo de los protagonsitas, el film de Quílez está muy bien cuidado desde los aspectos técnicos pero al ser extremadamente predecible termina siendo muy aburrido. Hasta los momentos de susto son copiados de otras películas similares que se hicieron recientemente. No ayudó tampoco que los guionistas encima quisieran dejar una reflexión sobre los conquistadores europeos en Latinoamérica que es presentado de la manera más torpe posible en el argumento. Tal vez si no viste ninguna película de terror en los últimos 15 años Desde la oscuridad podría resultarte interesante, caso contrario es una opción que se puede omitir sin perderse nada importante.
Inmortal es el nuevo trabajo del director indio Tarsem Singh, un viejo amigo del abuso extremo de la animación computada en el cine. Se trata de un realizador que tiene muchos detractores y fanáticos que aman sus trabajos, como La celda (2000), The Fall (2006), Inmortales (2011) y más recientemente Espejito, espejito (2102). Sus seguidores más extremistas lo consideran un visionario y para otros espectadores es un cineasta superficial filmes tienden a brindar un gran cotillón visual sin mucho contenido. Siempre estuve más en sintonía con los detractores de Singh y la verdad que es un cineasta que no me gusta para nada. Las películas del director siempre me parecieron extremadamente artificiales, como la reciente aberración que hizo con la interpretación del cuento de Blancanieves. En Inmortal presentó un proyecto completamente diferente a todo lo que hizo hasta ahora en su carrera, a tal punto que la película no parece dirigida por él. Daría la sensación que luego de pasar por la granja de rehabilitación de los cineastas adictos a la animación computada, Tarsem Singh (ya recuperado y sobrio) hizo este film donde puso su foco de atención en el conflicto de la trama y las emociones de los personajes, en lugar de los efectos especiales. Su nueva producción es un thriller de ciencia ficción que logra ser entretenido y presenta un intriga que está muy bien desarrollada por el director. Para mí gran sorpresa, el film además incluyó varias secuencias de acción que están impecablemente filmadas y no abusan de la animación CGI, algo que nunca hubiera esperado encontrar en una obra de este artista. Por el modo en que se trabajaron los temas de la inmortalidad y la paranoia daría la sensación que Singh y los guionistas españoles Alex y David Pastor tomaron como referencia el clásico de John Frankenheimer de 1966, Plan diabólico (Seconds), que abordaba un concepto muy similar. En Estados Unidos este film fue aniquilado por la prensa y la verdad que no se merecía tanto ensañamiento. El director tiene peores películas en su filmografía con las que los críticos fueron mucho más indulgentes. No esperen encontrarse tampoco con una historia de Philip K. Dick porque el conflicto de Inmortal no tiene la complejidad de los relatos de ese escritor, pero es un thriller decente que está bien sostenido por la labor de los actores. Muy especialmente Ryan Reynolds, quien tiene buenos momentos junto a Mattew Goode (El código enigma). Para quienes se enganchan con historias de este tipo la película brinda un modesto entretenimiento y es una producción que se puede tener en cuenta.