Uahat es un documental sobre un tema que no tiene lugar en los medios de comunicación ni en la agenda del Gobierno Nacional. La película retrata el reclamo de las comunidades Wichí y Weenhayek en Argentina, Paraguay y Bolivia, debido a la falta de peces en el río Pilcomayo. Un problema que se generó por las sequías que ocasionó un desvío artificial realizado en la década del ´90. Un asunto bastante complejo que afecta a los grupos aborígenes que viven de la pesca en esa región. Lo interesante del film es que nos acerca a una realidad de la que no se habla y que además generó un desastre ambiental en la zona. Los directores Julián Borrell y Demián Santander originalmente viajaron al Chaco Salteño para filmar un spot publicitario con artesanos. En el lugar se encontraron con un corte de ruta donde tomaron conocimiento del conflicto del río Pilcomayo y de esa manera se gestó este film. Uahat retrata los esfuerzos desesperados por las personas que integran estas comunidades para lograr que las autoridades gubernamentales solucionen este problema que sufren desde hace muchos años. Los testimonios de los damnificados son contundentes y explican con mucha claridad la grave situación que se vive en el sector local de la cuenca del Pilcomayo. La realidad es que hasta ahora no hubo una solución concreta por parte del gobierno argentino y si no fuera por producciones como Uahat el tema directamente estaría desaparecido en los medios. Un film que presenta una muy buena investigación que vale la pena difundir y conocer.
Si uno se deja llevar por las críticas que suelen recibir en este país los filmes de Woody Allen parecería que el director es la encarnación del Rey Midas. Todo lo que hace es brillante y sólo filma obra maestras a las que no se les puede objetar nada. Un asunto ridículo que no resiste mucho análisis. La verdad que es admirable la pasión de Woody por seguir contando historias en el cine. Cuando otros artistas piensan en el retiro, él a los 78 años sigue gestando proyectos de manera ininterrumpida. Un realizador que no perdió su magia y todavía ofrece películas de gran nivel, como pudimos ver hace poco en Medianoche en París y Blue Jasmine, que claramente sobresalieron entre sus últimos trabajos. Ahora bien, si no comulgás con los seguidores obsecuentes del director seguramente tenés claro que no todas sus películas son brillantes. Creo que Woody Allen tiene una segunda selección dentro de su filmografía que se diferencia de los títulos esenciales de su carrera. Ni siquiera digo que sean filmes malos, simplemente no están a la altura de sus grandes obras, algo que es natural y comprensible. En esta línea podemos citar producciones recientes del director como Conocerás al hombre de tus sueños, Que la cosa funcione y A Roma con amor que difícilmente serán recodadas entre sus grandes clásicos. Magia a la luz de la luna pertenece a este grupo y deja cierto sabor amargo porque la historia era muy prometedora. La trama está ambientada en París durante los años ´20 y se centra en un ilusionista (Colin Firth) que se propone desenmascarar a una supuesta psíquica (Emma Stone) a la que considera una estafadora. Un tema que en la vida real brindó debates memorables entre el escritor Sir Arthur Conan Doyle, un profundo creyente del espiritualismo, y el mago Henry Houdini, quien desconfiaba de estas cosas y solía desafiar a los parapsicólogos para demostrar que engañaban a la gente. La discusión que plantea esta cuestión es realmente apasionante y la película de Woody aborda el tópico de un modo superficial. El film no deja de ser otro trillado relato sobre un hombre pesimista que encuentra una visión diferente de la vida al enamorarse de una chica más joven. Magia a la luz de la luna carece precisamente de magia y romance porque es un gran déjà vu en la filmografía del director. Los chistes suenan gastados y viejos debido a que Allen ya trabajó historias similares en otras oportunidades. No ayudó tampoco que el film presente a una de las parejas cinematográficas con menos química de los últimos años. Es absolutamente imposible comprar la relación entre Colin Firth y Emma Stone porque no hay chispas entre ellos y los personajes tampoco se conectan entre sí. La película hubiera sido mucho más interesante si se enfocaba especialmente en el misterio de la psíquica. Firth y Stone tienen momentos simpáticos en el film pero el romance entre los dos personajes es completamente inverosímil. Todo el humor de esta producción resulta trillado porque Allen ya presentó diálogos similares en otros trabajos. Por consiguiente, el interés inicial que generaba la trama se desvanece enseguida y la película se vuelve aburrida con el paso del tiempo. Más allá de la fotografía de Darius Khondji y la recreación de época que tiene sus puntos fuertes en la ambientación y los vestuarios, la última película de Woody Allen no será recordada como una de sus labores más inspiradas.
Antes que Bram Stoker publicara Drácula los vampiros ya habían debutado en el cine. George Méliès fue uno de los grandes pioneros en trabajar estos personajes en 1896 con su corto, The House of the Devil (Le Manoir de Diable), que representó el nacimiento del cine de terror. Si a esto le sumamos que hasta la fecha se hicieron más de 170 películas con Drácula, presentar a semejante ícono popular en el siglo 21 con un enfoque fresco la verdad que no es tan sencillo. La idea que ofrece este estreno es muy buena y no se había abordado en el pasado. En este caso fusionaron en un mismo conflicto al clásico personaje de Stoker con la historia de Vlad, el Empalador, el personaje histórico que sirvió de inspiración al famoso vampiro. Si bien este film precisamente no es un drama basado en hechos reales creo que esta versión de Drácula no consiguió explotar el concepto original que proponía. Desde los aspectos argumentales, el problema de este film es que trabaja a este personaje como si se tratara de otro superhéroe de Marvel. Un caso similar a lo que ocurrió hace poco con Maléfica. Vlad Tepes, con el perdón de la expresión, fue uno de los grandes hijos de puta en la historia de la humanidad. Un hombre extremadamente cruel y sanguinario que acostumbraba a almorzar frente a los cadáveres empalados de enemigos que había ordenado torturar. Una famosa anécdota que lo retrata a la perfección. Un día un monje caminó junto a Vlad sobre un campo donde había numerosas personas empaladas que se estaban desangrando. El monje, espantado por el horror de semejante escenario, se cubrió la nariz con un pañuelo debido al olor putrefacto que había en el lugar. Vlad le preguntó si estaba resfriado y el hombre cometió el error de decirle la verdad. El olor de los muertos lo afectaba. ¿Cuál fue la reacción de Tepes? Ordenó que empalaran al monje en el acto. El príncipe hizo torturar al hombre en un poste más largo que los demás, así el monje no tenía más problemas con los olores. El nivel de crueldad que tuvo este tipo era increíble y el cine todavía tiene una deuda pendiente con este personaje, cuya vida parece escrita por un guionista de filmes de terror. Lamentablemente en Drácula no le dieron bolilla a la figura histórica y lo convirtieron en un trillado superhéroe noble que se sacrifica por su familia y el bienestar de su pueblo. De acuerdo a los guionistas de este film, Vlad empaló un par de personas, pero lo más importante es que era un buen esposo y dedicado padre de familia. La culpa del surgimiento de los vampiros se debe a esos terribles villanos de Oriente Medio que fueron los turcos, la máxima representación del mal en la Tierra. Esta película abordó al personaje por ese camino donde Drácula terminó siendo un guerrero heroico que vuela y vence ejércitos enteros con un solo puño. El argumento la verdad que no me terminó de convencer porque distorsionaron a un personaje que no tiene gracia verlo como el bueno de la historia. La película en realidad tiene muy poco que ver con Drácula y mucho menos con Vlad, El Empalador. Sin embargo, como propuesta pochoclera también es justo destacar que resultó más entretenida que Yo, Frankenstein, estrenada hace unos meses. Lo mejor de este film pasa por el trabajo que tiene desde los aspectos visuales. Las ambientaciones y las secuencias de acción la verdad que están muy bien logradas. En estos días donde es moneda corriente encontrarnos con efectos digitales desastrosos acá por lo menos esa cuestión no resultó un problema e hicieron un muy buen trabajo. La película también está sostenida por un correcto reparto donde sobresale Dominic Cooper en el rol principal. La dirección corrió por cuenta de Gary Shore, quien debutó en el cine con este trabajo. Su narración se enfocó principalmente en la acción y apenas logra desarrollar bien a los personajes como si hubiera estado obligado a entregar un film que no superara los 90 minutos. De todos modos, si buscás un entretenimiento ligero para distraerte un rato zafa. Vimos cosas peores este año.
Los filmes que se centran en pleitos judiciales en el pasado brindaron una larga lista de producciones memorables (Ver nota: Grandes películas de abogados). El juez es una propuesta bastante particular ya que en principio parece otra típica historia ambientada en los tribunales de justicia. El conflicto gira en torno a un juicio y los protagonistas son abogados, sin embargo, la película tiene muy poco que ver con los clásicos relatos de John Grisham. La complicada relación padre e hijo que se desarrolla entre Robert Duvall y Robert Downey Jr. representa el verdadero núcleo de la trama. David Dobkin, quien hasta ahora venía dirigiendo comedias como Los rompebodas y Shangai Kid en Londres (Jackie Chan), en esta ocasión presentó un drama que sobresale por las interpretaciones de los dos protagonistas. Si hay un motivo por el que vale la pena recomendar este estreno se debe al tremendo trabajo que brindaron las dos figuras principales, quienes comparten juntos escenas fabulosas. Además estuvieron rodeados por un buen reparto de actores en roles secundarios donde se destacaron Vera Farmiga, Billy Bob Thornton y Vincent D´Onofrio. El punto débil que tiene esta propuesta es que durante el desarrollo del argumento el director se enfoca en otras subtramas innecesarias que generan que la película se alargue sin sentido en 141 minutos. Sobre todo porque el argumento se expande con hechos que tampoco se trabajan en profundidad (como la paternidad y las relaciones sentimentales de Downey Jr,) que no hacen otra cosa que dispersar la atención del conflicto central. Más allá de estas cuestiones que se le pueden objetar a la película, El juez brinda un atractivo drama que nos permite disfrutar una vez más a Robert Duvall en uno de sus mejores trabajos de los últimos años.
El remanente es una propuesta de terror independiente que dirigió Casey La Scala, uno de los productores del film de culto Donnie Darko. Se trata de una película que fue pensada para el público cristiano de los Estados Unidos. El cine cristiano, que suele abordar temas evangélicos, en el último tiempo empezó a trabajar géneros distintos como el thriller sobrenatural y el terror, con el objetivo de llegar mejor al público adolescente. La trama se centra en un grupo de jóvenes que se reúnen para un casamiento y comienzan a examinar sus vidas y sus convicciones religiosas cuando se desata el Apocalipsis. El problema con este film es que se trata de una copia mala de Cloverfield que difunde su bajada de línea religiosa a través del miedo. O te convertís o te vas al Infierno. Inclusive podés ser una persona espiritual, pero si no vas con regularidad a la iglesia o no tenés una relación más personal con Cristo te quedás sin un ticket al Paraíso. Ese es el mensaje de este estreno. La peor clase de propaganda fundamentalista que podían transmitir. Ahora bien, al margen de esta cuestión que tampoco es una novedad en este tipo de películas, el otro incoveniente es que El remanente también es mala como propuesta de horror. Todos y cada uno de los clichés que se te puedan ocurrir fueron incluidos en esta película. En materia de realización no se les cayó una idea y acuden a los clásicos trucos baratos para generar tensión que ya vimos en infinidades de filmes. Lo único positivo es que las escenas de destrucción están bien logradas para ser una producción independiente de bajo presupuesto. Otro bodrio para el olvido.
Cuando se recuerde a fin de año los mejores estrenos que pasaron por el cine durante el 2014, Perdida seguramente estará presente en la lista de muchos cinéfilos. No es un obra maestra del suspenso ni la mejor película en la carrera del director David Fincher, pero consigue absorver por completo al espectador durante 149 minutos gracias al conflicto que presenta y la complejidad de los personajes. Algo que no suele suceder todas las semanas con las novedades de la cartelera. La verdad que esta es una película muy difícil para reseñar en este momento porque la gran mayoría de la gente todavía no la vio y los temas más apasionantes que plantea el argumento para analizar no se pueden tratar sin adelantarle al lector situaciones claves de la trama. Por ahora lo que puedo mencionar es que Perdida es una historia que le hubiera encantado filmar a Alfred Hitchcock, cuyo espíritu está muy presente en este trabajo de Fincher. Un detalle que casi ni se mencionó en los medios es que esta película es un proyecto personal de la actriz Reese Whiterspoon que desarrolló con su productora independiente Pacific Standard. Ella fue la que decidió llevar al cine esta novela de Giliam Flynn, quien también estuvo a cargo del guión, y la verdad que el equipo que logró reunir es excelente. David Fincher, quien ya tiene oficio en este genero, plantea un relato apasionante que logra sorprenderte por los distintos giros inesperados que tiene el conflicto. La película comienza como un típico thriller de procedimientos policiales para luego meterse de lleno en un terreno más oscuro y retorcido que consiguió escaparle a los clichés hollywoodenses. El director además logró trabajar distintos tópicos como las relaciones de pareja, el sensacionalismo en los medios de comunicación y la violencia doméstica que están muy bien integrados dentro del conflicto general. En lo que se refiere al reparto, Ben Affleck vuelve a destacarse en el cine con una muy buena interpretación, pero es Rosamund Pike quien se roba literalmente la película.Una actriz completamente subestimada quien encontró en este proyecto lo que probablemente será una bisagra en su carrera. Desde que comenzó a trabajar en Hollywood como chica Bond en Otro día para morir, hasta ahora no había tenido la posibilidad de lucirse con un rol protagónico de este tipo y su labor es magnífica. No va a sorprender a nadie que el año que viene termine nominada al Oscar por su labor en este film. Desde la realización Perdida está al nivel de lo que el espectador está acostumbrado a esperar en un trabajo de David Fincher, donde una vez más sobresale la banda sonora de Trent Reznor y Atticus Ross que no pasa desapercibida en la película. Hace rato que no se estrenaba un thriller tan bien hecho que no sólo entretiene, sino que además deja temas para debatir a la salida del cine. Dentro de los estrenos que están previstos para este mes este es uno de los que no se puede dejar pasar.
En este estreno nos encontramos con la mejor película que hizo Keira Knightley en mucho tiempo. ¿Puede una canción de amor salvar tu vida? (título inexplicable y rebuscado para la traducción de Begin Again) es el nuevo trabajo del director irlandés John Carney, quien sorprendió en el 2006 con el excelente drama musical Once, que lamentablemente no pasó por los cines locales. Este proyecto producido por Judd Apatow (Ligeramente embarazada), quien afortunadamente no intervino en el guión, brinda otro gran drama relacionado con el mundo de los artistas musicales. El film tiene algunos puntos en común con Once, con la particularidad que en este caso el director trabajó con actores más conocidos y un mayor presupuesto. Mark Ruffalo interpreta a un productor que se encuentra en la ruina, luego de haber sido despedido de la empresa discográfica que fundó. Un día descubre en un bar a una joven compositora (Knightley) y decide gestar con ella un proyecto especial. Un disco que será grabado grabado en distintas calles de Nueva York, donde los sonidos de la ciudad funcionarán como un instrumento más de la banda. Para la artista que se encontraba abandonada en esa localidad, luego de descubrir la infidelidad de su novio, el disco representa una nueva oportunidad en su vida, mientras que el productor intenta recuperar su fe en el ambiente musical. El trailer y la traducción del título de este film apuntan a vender esta historia como si se tratara de una comedia romántica, aunque en realidad el conflicto se desarrolla por otro camino. El núcleo del argumento reside en el proceso creativo de la música más que en los asuntos sentimentales de los protagonistas y eso en definitiva es lo que contribuyó a brindar una propuesta diferente. La escena en que Ruffalo descubre a Keira Knightley en el bar es brillante. Ella interpreta una canción con una guitarra acústica mientra él imagina en su mente los arreglos que podría tener el tema. El trabajo que hizo el director Carney con ese momento es fantástico. No es un detalle menor que la buena química que se gestó entre los dos protagonistas jugó un papel clave en esta producción, donde Keira, especialmente, sorprende con sus interpretaciones musicales. La vulnerabilidad que le dio a la compositora y el empeño por salir adelante con su arte hicieron de Gretta uno de sus mejores personajes en el cine. Si bien el nuevo trabajo de John Carney no está a la misma altura de lo que fue Once, este film brinda una linda historia que se disfruta de una manera especial si tenés una gran conexión con la música.
Si sos un fan acérrimo de los Caballeros del Zodiaco antes de ir al cine tomate un tecito de tilo. De otro modo, existen grandes posibilidades que tu cosmo se canalice de manera negativa durante la función y destruyas todo lo que se encuentra a tu alrededor. La vas a pasar mal y encima terminás en la cárcel. No vale la pena. El año pasado se estrenó Dragon Ball: La batalla de los dioses, una película que sin ser una obra maestra al menos brindó un reencuentro nostálgico con esos personajes clásicos de la animación japonesa. La trama podía gustarte o no pero en ningún momento se ponía en duda que estabas viendo un largometraje de Dragon Ball. Con la nueva película de los Caballeros del Zodiaco ocurre exactamente lo contrario y por ese motivo resultó una de las grandes decepciones de este año. La serie original de 1986 marcó una bisagra en el mundo de la animación con una propuesta inteligente y entretenida que brindó una gran historia de fantasía y trabajaba conceptos interesantes, como la canalización de la energía interna y cuestiones relacionadas con diferentes religiones y mitologías. En materia de contenido era una producción que estaba en otro nivel. Caballeros del Zodiaco: La leyenda del Santuario es la versión retardada de lo que fue una serie memorable dentro de este género. Se hicieron muchas películas con estos personajes y esta es por lejos la peor de todas porque distorsionó todas esas virtudes que convirtieron a esta saga en un verdadero clásico. Creo que hubo factores concretos que generaron este desastre y a continuación paso a resaltar. 1-La animación computada. Este es un tema que deberían replantearse los artistas japoneses. Con este film queda claro una vez más que el animé pierde su identidad al ser trabajado a través de la animación CGI. Durante el desarrollo de esta película en ningún momento sentí que estaba frente a un trabajo de los estudios Toei, sino que más bien parecía un estreno clase B de Dreamworks. Salvo por la elaboración de los escenarios que es muy buena, el diseño de los personajes y sus movimientos son mundanos y este año se vieron cosas mejores en el cine. Cómo entrenar a tu dragón 2 en materia de realización, por ejemplo, es un film completamente superior. La leyenda del Santuario parece por momentos una adaptación hollywoodense de los Caballeros, más que una película japonesa en serio. Todo el arte maravilloso que presentaron las producciones anteriores de esta saga, realizadas desde la animación tradicional, acá se perdió por completo. Cualquier episodio de la serie Madoka Mágica tiene más virtudes desde los aspectos técnicos que este film. La primera escena de acción donde se presenta al protagonista, Seiya, parece salida de un film de Michael Bay en lugar de un animé de los Caballeros. 2-El argumento. Me parece genial que Toei tratara de relanzar esta historia y sus personajes para una nueva generación, pero acá eligieron el peor camino posible. En lugar de brindar una historia nueva optaron por presentar un refrito simplificado de la Saga del Santuario que convirtió en algo tonto lo que había sido un relato interesante. Al resumir la trama para adaptarla en el cine se perdió la profundidad que tenía el argumento original. Por consiguiente, la película falla miserablemente a la hora de llegar a una nueva generación porque convirtieron a los Caballeros del Zodiaco en un producto ordinario que no genera interés. 3-La distorsión estúpida de los personajes. En este punto nos encontramos con el aspecto más irritante de este estreno. Los personajes complejos con personalidades interesantes que se vieron en la serie en esta remake quedaron convertidos en roles acartonados de una película mala de Hollywood. El protagonista resultó uno de los más afectado en este punto. A Seiya lo convirtieron directamente en un tarado. Por momentos el personaje parece salido de un dibujo del Cartoon Network como Ben 10 y su perfil humorístico fue innecesario. Peor aún resultó lo que hicieron con Máscara de Muerte, uno de los grandes psicópatas de esta producción, quien fue representado como un típico villano de Disney de los años ´90, donde el personaje ahora canta y presenta una coreografía de baile. Esto no es un chiste. Máscara de Muerte tiene una infame escena musical que parece salida de La Sirenita o La Bella y la Bestia. Momentos como ese generan que uno vea esta película como un insulto a lo que fue Caballeros del Zodiaco, que poco tiene que ver con este desastre que hicieron para el cine. Hace 20 años que no se estrenaba una film relacionado con este animé y La leyenda del Santuario resultó una enorme decepción. Los estudios Toei están en deuda con los seguidores de esta serie. Ojalá en algún momento rediman con otro proyecto este fiasco que no le hizo justicia a este clásico de la animación japonesa.
En el tornado es una película de cable que se coló en la cartelera. Se trata de la típica propuesta clase B que podrías encontrar cualquier día de la semana en canales como Space o SyFy y que por uno de esos milagros inexplicables de la vida terminó en los cines. El director de Destino final 5, Steven Quale, brinda una propuesta de catástrofes naturales relacionadas con los tornados, que en este caso fue trabajada a través del género del "found footage". A lo largo de todo el conflicto siempre hay un personaje que con una cámara se encarga de registrar los hechos. Los primeros 20 minutos del film son muy aburridos y el espectador asiste a la presentación de personajes insulsos y trillados que en algunos casos tienen en común el deseo de volverse famosos y millonarios a través de cualquier medio. La película luego remonta un poco cuando comienza el conflicto de los tornados que genera que esta producción sea un poco más llevadera. Los efectos especiales son realmente muy buenos y las secuencias de acción, es justo destacarlo, están impecablemente realizadas. La destrucción que ocasionan lo tornados se ve real y en este caso la tecnología digital estuvo muy bien aplicada. El tema es que el film no ofrece mucho más que eso. El guión es bastante malo y no logra hacer interesante a esta producción que solo tiene sus méritos en los aspectos técnicos. Dentro del reparto no hay grandes figuras y las caras más conocidas son Sarah Way Callies, de la serie The Walking Dead, y Richard Armitage, recordado por su excelente interpretación de Guy de Gisborne, en la serie de Robin Hood producida por la BBC hace unos años. Ambos son muy buenos artistas que remaron con mucho profesionalismo un guión pobre que no logra convencer. En el tornado no es una película malísima pero no se me ocurre tampoco una buena razón por la que valga la pena pagar una entrada para ver esto en el cine. El preferible aprovechar la salida para disfrutar algo mejor. Este film ya vas a tener la posibilidad de engancharlo por Space un domingo a la tarde.
Stephen King fue el pionero en contar este tipo de historias, con un conflicto más interesante, en su excelente novela "La larga marcha", que publicó en 1979 bajo el pseudónimo de Richard Bach. La trama se desarrollaba en un futuro distópico donde Estados Unidos estaba controlado por un gobierno totalitario. Una vez al año se hacía una carrera donde un grupo de adolescentes tenían que correr una larga distancia para salvar sus vidas. No había paradas y el que se quedaba en el camino era ejecutado por los soldados del ejército. El ganador recibía como premio cualquier cosa que deseara por el resto de su vida, si es que llegaba a completar la carrera. Una joya de King que lamentablemente ningún estudio de Hollywood logró adaptar en el cine en las últimas décadas. Se hicieron varios intentos y el director Frank Darabont estuvo cerca de hacer la película, sin embargo el proyecto luego se pinchó. Una lástima porque queda claro que estas historias despiertan interés en el público. Así lo demostraron los recientes clones literarios como "Los juegos del hambre" y "The Maze Runner", que más allá de algunos cambios argumentales, no hicieron otra cosa que refritar el mismo concepto que King desarrolló a fines de los ´70. Futuro distópico, gobierno totalitario y adolescentes que luchan por sobrevivir en alguna competencia, mientras enfrentan al sistema. The Maze Runner es una adaptación de la novela de James Dashner que combinó un poco "La larga marcha" con "El señor de las moscas", de William Golding. La película representa la ópera prima de Wes Ball, quien hasta ahora venía trabajando en Hollywood en el campo de los efectos especiales. Con este film brindó una propuesta que logra ser amena y entretenida gracias a un reparto decente de actores jóvenes y su labor a la hora de construir la intriga que se gesta alrededor del conflicto. Dylan O´Brien, protagonista de la serie de MTV, Teen Wolf, interpreta con convicción al héroe de esta historia y en términos generales el resto del reparto también brinda un buen trabajo. La película del director Ball consigue ser entretenida por el suspenso que tiene la trama y el misterio que se genera alrededor del peligroso laberinto que le impide a los protagonistas recuperar su libertad. Las secuencias de acción son buenas y desde los aspectos visuales The Maze Runner está muy bien hecha. El inconveniente de este film es que decae hacia el final cuando se revela la situación en la que se encontraban los protagonistas. Sin embargo, esto no es culpa del director sino que es así la historia original de James Dashner. En lo personal el giro que tiene la trama me pareció bastante trillado y esperaba que el misterio en torno al laberinto fuera un poco más interesante. Es obvio que el estudio Fox intentó capitalizar el éxito de Los juegos del hambre con una propuesta que está dirigida al mismo target juvenil de espectadores. Habrá que ver ahora que pasa con el público. La película deja la puerta abierta para la continuación que esperemos se realice así no queda todo en la nada como ocurrió con la trilogía de La brújula dorada.