Juego de naipes Con el éxito de taquilla que significó Nada es lo que parece (Now You See Me) en 2013 y a pesar de que la historia no era la indicada para una secuela, se decidió hacer una segunda parte. En esta ocasión Louis Leterrier (figura como productor ejecutivo) no es quien está detrás de cámaras de Nada es lo que parece 2 (Now You See Me 2), sino Jon M. Chu. Pasaron 18 meses de los sucesos de la primera película, Daniel Atlas (Jesse Eisenberg), Merritt McKinney (Woody Harrelson) y Jack Wylder (Dave Franco) no han recibido órdenes de la sociedad secreta de magos conocida como El Ojo hasta que el agente Dylan Rhodes (Mark Ruffalo) les presenta no solo un plan sino a Lula May (Lizzy Caplan), una nueva compañera que reemplazará a Henley (Isla Fisher). El plan consiste en apropiarse de la presentación de un nuevo teléfono celular de una empresa cuyo CEO tiene poco respeto por la privacidad de sus usuarios y sus datos pueden ser vistos y vendidos. Pero cuando todo parece ir bien alguien los expone y en su huida, inexplicablemente, terminan en Macao, China. Atraerlos hasta Asia es parte del plan de Walter Mabry (Daniel Radcliffe), un empresario tecnológico que les pide que roben un chip que permite vulnerar cualquier sistema. En esta entrega vuelven casi todos los actores a excepción de Isla Fisher que no pudo filmar dado que estaba embarazada; en este caso su reemplazo es Lizzy Caplan, quien hace un buen trabajo como una ilusionista que se mantuvo trabajando en el under hasta que es reclutada para la misión. Otra de las faltas es la de Melanie Laurent como la agente de Interpol que en la primera película había terminado relacionada con uno de los personajes, y no justifican su ausencia de ninguna manera. Daniel Radcliffe como el villano de turno alterna momentos buenos y malos pero parece no decidirse si ser un solemne villano o una caricatura/parodia de estos. En cuanto al guion la película, explica cosas por demás mientras que las que sí debería explicar para despejar dudas no lo hace o no termina de hacerlo. Aunque hay algunas vueltas de tuerca interesantes hace abuso de ellas, le agrega una a un personaje que no debería y se nota un tanto forzada. Nada es lo que Parece 2 no supera a su antecesora pero tampoco baja demasiado, es un entretenimiento eficaz que tiene como gran aliado al muy buen despliegue visual. A pesar de sus fallas logra mantener la intriga las poco más de dos horas de duración y se solventa en la química entre sus protagonistas. Hace más de un año y aún sin haber sido lanzada esta entrega desde Lionsgate y Summit habían dejado abierta la posibilidad de una tercera película, pero habrá que esperar la respuesta del público ya que en Estados Unidos no tuvo la recepción esperada y muchas veces el éxito internacional es el que determina el futuro de una saga.
Lampedusa no es una isla más. Es el lugar que desde 1990 se ha convertido en un lugar masivo de desembarco de inmigrantes ilegales procedentes de tierras africanas, que quieren vivir en Europa. En 2013 y 2015 se produjeron naufragios que terminaron con una enorme cantidad de inmigrantes muertos que deseaban llegaban a la región. Samuel tiene 12 años, vive en la isla, le gustan los juegos de tierra, pese a que todo a su alrededor habla del mar y de los hombres, mujeres y niños que intentan cruzarlo para llegar allí. Un documental realizado en la mayoría de los rubros por su director Gianfranco Rosi, Fuego en el mar viene de ganar el Oso de Oro (mejor largometraje) en el Festival de Cine de Berlín, y el premio le da más volumen a este retrato de la situación por la que atraviesa Europa con respecto a los inmigrantes. Entre los más destacado el documental muestra la labor de aquellos médicos de la Guardia Costera Italiana que interceptan los numerosos barcos con cientos de personas hacinadas. Su trabajo es curar a aquellos con heridas, además buscan y aíslan a quienes vienen con enfermedades que en algunos casos pueden disparar una grave epidemia. El punto fuerte es la historia de los inmigrantes; la del niño está para generar un contraste pero no llega a atraer lo suficiente e incluso hace que la película se sienta un poco más larga de lo que es, pero aun así es buena y no pretende generar culpa en las cabezas europeas sino visibilizar el tema al que muchos le dan la espalda en la región. Un retrato descarnado que tiene como protagonista al drama de aquellos que solo quieren una vida mejor en una tierra donde eso es más factible que puedan conseguirlo. Fuego en el mar merece ser vista pero es una lástima que llegue a una pequeña cantidad de salas en nuestro país.
Costumbres italianas Checco (Checco Zalone) tiene 38 años y un trabajo estable como funcionario de gobierno, vive con sus padres y disfruta de ser un niño mimado sin preocupaciones. Además tiene una novia con la cual evita formalizar. Pero su vida “ideal” se verá trastocada cuando por la crisis el Estado decida centralizar todo, por lo cual Checco deberá elegir si aceptar una jugosa indemnización o ser trasladado. Guiado por el corrupto senador Binetto (Lino Banfi) decide que la actitud no se negocia y acepta ser trasladado. Pasa por los lugares más réconditos de Italia hasta que la despiadada Dr. Sironi (Sonia Bergamasco), una funcionaria de segunda línea que busca llegar al nuevo gabinete nacional, lo envía al Polo Norte y lo que parece una pesadilla para Checco será un paraíso cuando conozca a Valeria (Eleonora Giovanardi), una investigadora que le mostrará un modo de vida más simple cuando lo lleve a su casa en Noruega. Llega a las salas argentinas la comedia italiana más taquillera de la historia de ese país, una crítica al sistema con algunos puntos más divertidos que otros. La película cae en clichés que abundan en el género por lo que es algo predecible. Algunos chistes bien construidos y el choque de culturas ente Italia y Noruega son de las mejores cosas de la película que no es tan larga pero hay cosas estiradas que hacen que se sienta un poco pesada. Checco Zalone es un actor, humorista y presentador italiano de los más exitosos en Italia, que en esta película no solamente es el protagonista sino que escribe y hace la música (con un seudónimo). Es su cuarta película en colaboración con el director Gennaro Nunziante. ¡No Renuncio! es una película decente para aquellos que quieran reír un rato, no aporta nada pero tiene momentos divertido y vale la pena para aquellos que quieran indagar un rato en un cine que en Argentina no es tan popular.
Oscuridad profunda Siempre los proyectos cinematográficos necesitan un empuje, y en el cine de género o terror eso muchas veces se logra con un nombre que esté relacionado y sirva para venderlos al público que sigue a cierto director. El cortometraje que luego se convirtió en la película Mamá (2013) tenía en el rol de productor a Guillermo del Toro. Ahora llega Cuando las luces se apagan (Lights Out) también basada en un corto y como productor tiene a James Wan. Martin (Gabriel Bateman) es un niño de 10 años que acaba de perder a su padre y vive con su madre Sophie (Maria Bello), una mujer inestable mentalmente. Una noche nota a su madre hablar con la presencia que los azota desde hace rato por las noches y que se oculta de la luz. Rebecca (Teresa Palmer) es la hija de Sophie y hermanastra de Martin. Los hechos harán que se lleve a Martín a vivir con ella y ponga en jaque a su madre cuando la presencia complique más la existencia de todos y haya que mantener las luces encendidas. Una película de terror donde la fórmula está vista hasta el hartazgo, con climas bien construidos pero que el misterio de la presencia extraña es algo tirado de los pelos. Las actuaciones están correctas pero Maria Bello es la que mejor está como la madre demente, Teresa Palmer es una gran elección de casting bastante buena para la hija ya que da en lo físico. Gabriel Bateman es el niño y no recae en la sobreactuación del infante en peligro que no entiende qué sucede. Hay algunas escenas que intentan dar más dramatismo pero que terminan sacando al espectador de la historia. Por ejemplo, la protagonista y su hermano agarran un linterna a la que hay que “darle cuerda” para encenderla, el ruido es algo ridículo y para agregarle algo más la luz se termina enseguida. Cuando las luces se apagan llega en un momento donde en la cartelera se encuentran dos títulos fuertes como El conjuro 2 (The Conjuring 2) y 12 horas para sobrevivir: El año de la elección (The Purge: Election Year). Las tres películas atraen al mismo público a las salas y esta es la más flojas de ellas... pero aún es mirable.
Maldita noche En 2013 se estrenaba La noche de la expiación (The Purge). Aquella película contaba un Estados Unidos alternativo donde bajo un régimen totalitario sus políticos deciden crear “La Purga”, la cual consiste en que cada año durante 12 horas hay vía libre para cometer cualquier delito, incluso el asesinato. Con un presupuesto de 3 millones de dólares logró recaudar cerca de 90 millones y por supuesto tuvo su secuela 12 horas para sobrevivir (The Purge 2 Anarchy, 2014) que costó 9 millones y recaudó 111 millones, ante tamaño crecimiento era obvio que tendría una tercera parte. En 12 horas para sobrevivir: El año de la elección, dos años después de lo sucedido en la anterior, Leo Barnes (Frank Grillo) ahora se desempeña como encargado de seguridad de la senadora Charlene Roan (Elizabeth Mitchell) quien se postula como candidata a presidente y su principal promesa de campaña es eliminar “La purga” ya que favorece a los más ricos, disminuyendo la cantidad de pobres y explotando esas zonas en grandes negocios inmobiliarios.Pero además tiene un trauma con una purga de hace varios años. Cuando el operativo de seguridad se vea vulnerado, Leo deberá llevar a la candidata a un lugar seguro, pero será imposible cuando no sólo están siendo buscados sino que miles de personas en las calles están dispuestas a asesinar a cualquiera. Mucho se le reclamó a la primera que no mostraba la purga en las calles, la segunda cumplió con esto pero no dejó conforme a algunos que pidieron más, en esta se muestra la crueldad y el salvajismo de las calles de Washington y esa búsqueda de ser más espectacular e impactante le juega un poco en contra. Otro de los puntos más flojos es que los personajes son bastante cliché, esto se hace aún más evidente en dos de ellos: Joe Dixon (Mykelti Williamson), dueño de un pequeño mercado que debido al excesivo aumento se quedó sin seguro que proteja su tienda; y Marcos (Joseph Julian Soria) su joven empleado mexicano nacionalizado estadounidense que cada vez que puede intenta comparar la desenfrenada ola de violencia de la purga con Ciudad Juárez. James DeMonaco, director y escritor de las antecesoras también lo hace en esta y aprovecha a su favor y el de la película, el contexto político actual de la política de USA (ascenso de Trump) y que uno llega a comprar todo lo que ofrece, que es una historia interesante, una entretenida dosis de acción y algo de terror.
Retrato convencional de una mujer poco convencional Florence Foster Jenkins (Meryl Streep) es una acaudalada dama de la alta sociedad en la Nueva York de los años 40, casada con St Clair Bayfield (Hugh Grant). Su segundo esposo y manager, un día decide que sus aptitudes para la ópera deben ser escuchadas y para eso contratan a un brillante pianista llamado Cosme McMoon (Simon Helberg), pero el problema es que Florence tiene una voz horrible y no puede cantar, pero eso no impedirá que logre concertar un show en el Carnegie Hall, a regañadientes de su esposo y su pianista. Stephen Frears, director de películas como la excelente Alta fidelidad (High Fidelity, 2000), La Reina (The Queen, 2006) y Philomena (2013) parece encontrarle el tono a este tipo de películas, dramas o comedias dramáticas con el punto justo de emotividad y comedia. En este caso se podría decir que, aunque basada en hechos reales, es una remake de la película francesa Margueritte (2015) Lo que más sostiene a la película son las actuaciones: Meryl Streep no brilla pero jamás pierde esa chispa que tiene Florence. Simon Helberg es un adorable pianista el cual no sabe bien si está metido en una farsa, pero quien más se destaca es Hugh Grant, es el que mejor está como el esposo de Florence que a pesar de amarla no se anima a decirle sobre su habilidad para la ópera y tratará de que se lleve a cabo su concierto sin que salga lastimada en su honor. En los rubros técnicos hay dos puntos fuertes, uno es la dirección de arte que hace posible esa Nueva York de los 40’ a punto de terminar la Segunda Guerra Mundial; el segundo viene por la música del ganador del Oscar Alexandre Desplat (pueden escuchar ACÁ nuestra playlist dedicada al compositor), quien ya ha colaborado con el director en Philomena y La Reina y desde El fantástico Sr Zorro (Fantastic Mr Fox, 2009) también colabora con Wes Anderson (es con El gran Hotel Budapest (Grand Hotel Budapest, 2015) de este director con la que logró ganar la estatuilla. Florence la “Mejor” peor de todas está correcta pero no atrae lo suficiente, aunque la combinación de humor y drama está muy bien lograda.
Es tiempo de congelar a la saga En 2002 la ignota compañía Blue Sky Studios dio su primer largometraje. La Era de Hielo (Ice Age) trajo un historia bastante original, un tigre dientes de sable, un mamut y un perezoso de la era glacial deben superar sus diferencias para devolver a un bebé humano a su ”manada”. Con una premisa casi de Pixar (obvio que muy lejos de ella) la película fue un éxito y sus secuelas no tardaron en llegar. En esta quinta película Scrat encuentra una nave espacial mientras aún persigue su bellota y hace un desastre en el Sistema Solar. Esto termina creando una amenaza que tiene como destino la Tierra. Sid (John Leguizamo), Manny (Ray Romano) y Diego (Denis Leary) viven en armonía con sus amigos y familias, Manny está preocupado porque su hija Morita (Keke Palmer) está a punto de casarse con Julián (Adam DeVine) e irse del hogar para vivir viajando, Diego vive con su novia Shira (Jennifer Lopez) y con el deseo de ser padres, Sid sigue buscando pareja, viviendo con su abuela y fracasando. Sus vidas se verán alteradas cuando la comadreja Buck (Simon Pegg) les advierte que un meteorito se acerca peligrosamente a la Tierra y para impedir que suceda, el grupo tendrá que migrar a la supuesta zona de impacto para buscar una manera de desviar la trayectoria. Estamos en unos años en que el cine de animación está en constante crecimiento y hace rato que no son solo películas para niños, lamentablemente este no es el caso. Carece de originalidad, los chistes no están bien construidos y no encuentra otro recurso para hacer un guiño a los adultos que no sean referencias a la cultura pop o a personas reconocidas como Neil Degrasse Tyson. La película tiene minutos en los que parece estancarse y la presentación de nuevos personajes no funciona (tampoco las escenas de personajes secundarios que se fueron sumando en las películas anteriores), por eso el público que más la disfrutará serán los niños hasta 8 años. La Era de Hielo 5 intenta ser un relato de unidad y superación donde todos los animales se unen como familia para combatir ese meteorito que viene del espacio. Supera por un poco a la cuarta y nivela con la tercera pero está muy lejos de la que es la mejor película de Blue Sky Studios hasta ahora, Peanuts: La Película (Peanuts, 2015), aquella que acercó a Snoopy y Charlie Brown al siglo XXI. Es hora de dejar a esta saga congelarse.
Friends to be friends Muchas obras de teatro francesas han sido adaptadas de las tablas a la gran pantalla, algunas han sido un digno exponente de como traspasar un producto y otras no tanto. Ahora le toca el turno a la exitosa comedia Nuestras mujeres. Paul (Daniel Auteuil), Max (Richard Berry) y Simón (Thierry Lhermitte) son amigos desde hace 35 años y suelen compartir varios momentos juntos, inclusive vacaciones en las que abandonan todo y solo pasan tiempo entre ellos. En una de sus reuniones semanales a cenar y jugar a las cartas, Simón se demora bastante y cuando llega 45 minutos más tarde les informa a sus amigos que ha asesinado a su esposa Estelle (Pauline Lefèvre), esto cambiará rotundamente la noche ya que los tres debatirán que acciones tomar. Uno plantea hacer la denuncia, el asesino intentará usar los favores que les hizo durante esos años como moneda de cambio y el último irá cambiando de bando conforme los argumentos. A pesar de que tiene una trama que atrae, la película va perdiendo los momentos de comedia para centrarse en diálogos morales y reproches de tiempos pasados, no logra mantener la atención del espectador lo suficiente y los personajes con su carisma tampoco son el centro de atención dado que generan muy poca empatía. Richard Berry hace teatro filmado y poco aportan las salidas del espacio, no hay nada destacado en ellas y son intentos para hacer fluir la historia sin baches, aunque los que hay no son tantos, esto se debe a que Berry conoce la obra ya que también la dirigió y protagonizó en teatro. Nuestras mujeres, título que no refleja nada de lo que se ve ya que las mujeres solo se ven y son mencionadas pocas veces, se queda en los papeles y no logra ser una gran comedia, tal vez la primera media hora sea la más efectiva pero no logra ir más allá y los personajes quedan reducidos a tres hombres de clase alta con problemas en lo que pretendía ser una reflexión graciosa sobre los límites que pueden existir en una larga amistad.
Nadaremos, nadaremos Hace 13 años Pixar estrenaba su quinta película, la divertida y conmovedora historia de un pez payaso llamado Marlín que buscaba a su único hijo. Buscando a Nemo (Finding Nemo, 2003) se convirtió en un éxito en taquilla y la que más recaudó de la empresa hasta la llegada de la imbatible Toy Story 3 (2010). Uno de los personajes más entrañables de Buscando a Nemo fue Dory, una pez cirujano con pérdida de memoria a corto plazo quién se convirtió en la aliada principal de Marlín y por donde pasaron los momentos más cómicos. En esta secuela la adorable pececita será la protagonista. Pasaron seis meses de lo sucedido en la primera película, Dory (Ellen DeGeneres) vive feliz con Marlín (Albert Brooks) y Nemo (Hayden Rolence) pero de a poco se irán manifestando pequeños flashes sobre su pasado y sus padres Jenny (Diane Keaton) y Charlie (Eugene Levy) por lo que decidirá ir a buscarlos acompañada por Marlín y Nemo. Los tres terminarán separándose cuando Dory, siguiendo una pista, caiga en el Instituto de Vida Marina de California y padre e hijo deban buscar un método para meterse al lugar. Allí Dory continuará con su búsqueda pero no está sola y será ayudada por algunas especies que residen allí, ellos son: Hank (Ed O´Neill), un pulpo gruñón pero que en el fondo tiene buenos corazones, Destiny (Kaitlin Olson), una ballena tiburón corta de vista y Bailey (Ty Burrel), una beluga macho con su eco localización dañada . Estamos en presencia de una las mejores películas de Pixar, inclusive supera a la anterior, desde que se empieza a desarrollar el conflicto la trama avanza naturalmente y no porque al guionista se le ocurrió que debe pasar tal o cual cosa, algo que es bastante difícil de lograr. Andrew Stanton, director de Buscando a Nemo y Wall-E y Angus MacLane, quien ha sido el responsable del excelente corto Toy Story de Terror (Toy Story of Terror, 2013) dirigen esta segunda parte donde nada sale mal y no requiere haber visto la anterior. Hay algunos cameos de personajes ya vistos, pero salvo Marlín y Nemo el resto sólo está como un guiño, se centra más en los nuevos, de los cuales Hank es el mejor, los más cómicos son Destiny y Bailey y la parte emotiva pasa, obviamente, por Jenny y Charlie. Como todas las películas de Pixar (y de Disney Studios) en Buscando a Dory hay un corto que la antecede. En este caso se proyecta Piper sobre un pequeño pajarito que sale al mundo por primera vez a buscar comida. Sencillamente hermoso Al final de los créditos hay otro guiño que mejor no develar, no dice mucho pero vale la pena verlo.
El diablo viste como se debe Dungatar, un pequeño pueblo de Australia donde todos se conocen con todos y los rumores corren con velocidad, la monotonía se verá interrumpida cuando vuelva Myrtle “Tilly” Dunnage (Kate WInslet) una modista de alta costura exitosa en París pero que siendo aún una niña fue apartada del pueblo ya que se la acusó del asesinato del único hijo del hombre más importante del pueblo. Myrtle debe saldar cuentas pendientes y cuidar a Molly (Judy Davis), su madre enferma. Con sus conocimientos de moda le dará a las mujeres del pueblo un toque de distinción y aunque su motivación es esclarecer su caso, le dará lugar al amor al reencontrarse con Teddy (Liam Hemsworth). Hay que decir que el nombre que se le dio no sería el más acertado, no es una película sobre moda, tiene a la moda como ingrediente pero es una historia sobre deudas pendientes en un pueblo donde todos están encasillados en un rol. A casi 20 años de su anterior película, Jocelyn Moorhouse dirige y co-escribe el guion que resulta una mezcla entre drama y comedia con algunos diálogos ingeniosos y varias tramas que tienen a aquellos habitantes del pueblo que más interactúan con la protagonista como centro, cosa que no funciona tan bien ya que se interponen en el verdadera trama de la historia, la que incluye esa muerte del pasado. Kate Winslet compone un personaje a su medida pero en actuaciones quienes más se destacan son Judy Davis como la demente madre que ha visto trastocada su vida cuando su hija fue separada de sus brazos y Hugo Weaving, como el policía del pueblo que esconde algo. Técnicamente hay que destacar la fotografía que retrata los parajes de ese pequeño pueblo en Australia de los 50 y el soberbio diseño de producción que se ve reflejado en las prendas de alta costura. El Poder de la moda es una película interesante que podría haber sido mejor pero atrapa incluso a quienes no esperan mucho de ella.