¿Estás preparado para cruzar el umbral? Con esa premisa, el director uruguayo Gustavo Hernández invita al espectador a involucrarse en un thriller psicológico un poco confuso. Bianca (Eva de Dominici) es una joven actriz que quiere triunfar en su profesión. Para ello, acepta la propuesta de Alma (Belén Rueda), una intérprete española reconocida por basar su trabajo en experimentos que logran sacar afuera los verdaderos sentimientos. Su nueva idea es realizar una obra de teatro en un psiquiátrico, luego de que los actores permanezcan varios días bajo el efecto del insomnio. No dormirás (2018) presenta un argumento bastante original, que responde a las características del género. En el inicio el público conoce a la protagonista de forma detallada: su carácter, contexto y aspiraciones están claras. Quizás a un ritmo un poco lento, pero que sustenta lo que se va a desarrollar después. Hay bastante suspenso en escenas esperables y en otras que no lo son tanto. Además de una acumulación de tensión hacia el final a través de secuencias que dejan temas sin aclarar. Lo más interesante del film de Hernández es ver hasta dónde puede llegar la mente humana en la búsqueda de trascender profesionalmente. Belén Rueda se destaca en un género que conoce bien; mientras que Eva de Dominici consolida un protagónico creíble. Eugenia Tobal, Juan Manuel Guilera, Germán Palacios y Natalia de Molina aportan roles secundarios que completan la historia. No dormirás tiene momentos que no terminan de convencer, pero en su totalidad es un thriller con buenas intenciones.
Con una propuesta que resulta una mezcla entre Hechizo del tiempo (Groundhog Day, 1993) y Scream (1996), la película dirigida por Christopher Landom consigue atrapar al espectador. Tree (Jessica Rothe) es una joven universitaria arrogante y soberbia. El día de su cumpleaños se desarrolla de manera extraña: amanece en el dormitorio de un muchacho al que desconoce, y antes de llegar a su fiesta es asesinada. Pero por algún factor extraordinario tiene la posibilidad de revivir un sinfín de veces ese día hasta averiguar quién es la persona enmascarada que quiere matarla. Feliz día de tu muerte (Happy Death Day, 2017) sobresale por su formato. Porque aunque la idea de jugar con el tiempo ya fue repetida y probada en el cine, en este caso es funcional y le suma interés a la historia. Si bien está, el suspenso queda relegado a un segundo lugar. La intriga de saber quién es el asesino permanece durante toda la película, sustentada en la construcción del guión. Cada día que la protagonista revive le permite conocer en profundidad no sólo a los que la rodean sino a ella misma. Y ese autodescubrimiento es lo que la irá acercando a la verdad. Landom sabe dónde colocar toques de humor para distender algunas situaciones. En especial, los utiliza para que los días de Tree no sean tan iguales. A simple vista, Feliz día de tu muerte puede ser considerado un thriller más de los tantos que hay para adolescentes. Pero supera ese prejuicio. Entretenimiento y algo de terror en la medida y ritmo justo.
Las pruebas del amor La película dirigida por Eric Lavaine es una comedia romántica divertida, que cumple con las características del género, aunque la pareja protagónica no transmita demasiada química. Juliette (Alexandra Lamy) es una mujer a la que le cuesta tomar decisiones. Mejor dicho, no puede elegir nada, ni siquiera la ropa que usa. Pero cuando su novio de años la abandona, se cruzan en su vida Paul (Jamie Bamber) y Étienne (Arnaud Ducret), dos hombres tan diferentes como encantadores que la obligan a decidir. A veces resulta difícil innovar y no caer en los clichés típicos del género romántico porque pareciera que ya está todo escrito. Y en ese sentido, 2 amores en Paris (L´embarras du choik, 2017) no es la excepción. Se trata de un film pasatista y entretenido, con un argumento bastante lineal y pocas sorpresas. De todas formas, los amantes del romanticismo disfrutarán de una historia simpática, en la que se remarca la importancia de poder decidir por uno mismo, respetando siempre los sentimientos. El elenco acompaña bien un guión en el que los personajes secundarios están bien delineados y ocupan un lugar relevante. Eric Lavaine logra una película liviana y llevadera. Ideal para ver un domingo a la tarde. Y por qué no, enamorarse.
Acción, sangre y una historia de venganza que sostiene cada una de las escenas son los ingredientes principales de la película dirigida por Jung Byung-Gil. Sook-Hee (Kim Ok-bin) es una mujer que ha sido entrenada para ser una asesina. Pero cuando es reclutada por el servicio de información de Corea del Sur para brindar sus servicios, su vida se transforma. Y aunque consigue una nueva identidad que le permitirá vivir una vida lo más normal posible, aparecen dos hombres que traen consigo secretos de su pasado. Ya desde la primera escena se percibe que La villana (The Villaines, 2017) es un film de ritmo acelerado que no le va a dar respiro al espectador. Y casi en su totalidad es así. Imágenes bien logradas y con excelentes efectos técnicos se encadenan en una historia con muchas subtramas. Porque si bien el género acción a veces puede ser superficial, este no es el caso: el público logrará comprender la forma de actuar de Soo-Hee, y en algunos momentos, conmoverse con ella. Los creadores de Invasión Zombie (Train to Busan, 2016) continúan sumándole al cine coreano películas de calidad y muchísima producción. La villana tiene como protagonista a una heroína que basa su accionar en la sed de venganza. Un film entretenido con bastante anclaje psicológico.
El reconocido director Jim Jarmusch (Extraños en el paraíso, Bajo el peso de la ley, Flores rotas) vuelve con una historia sencilla, en la que se destaca el trabajo de Adam Driver. En la ciudad de Paterson en Nueva Jersey, vive Paterson (Adam Driver), un joven colectivero que reparte sus días entre su empleo y su verdadera pasión: escribir poemas. Pero a pesar de que su novia Laura (Golshifteh Farahani) lo apoya para que se dedique por completo a lo que quiere, él siente que todavía no es el momento de publicar su obra. Paterson (Paterson, 2016) está contada como un diario del protagonista. Día por día, el espectador es testigo de casi todo lo que realiza. Ese formato innovador le imprime cierta expectativa, porque se supone que durante el transcurso de la semana va a ocurrir algo que rompa con la tranquilidad. Por momentos el film se vuelve monótono. Pero hay que destacar que quizás eso se debe a que refleja la cotidianeidad de dos personas comunes y corrientes, que intentan cumplir sus sueños. El director se detiene en las pequeñas acciones, que muchas veces son repetidas, aunque no iguales, y las muestra desde su óptica. Driver continúa afianzándose como uno de los actores más importantes de su generación. Y Jarmusch le permite lucirse con un personaje convencional, que tiene su mayor atractivo en la simpleza. Los datos de color los aporta Marvin, el pequeño perro que vive junto a Paterson y Laura. Tan expectante como silencioso, observa todo lo que sucede en su rol de “hijo”. Es probable que el film le agrade más a los seguidores de Jarmusch, dado que tiene un estilo propio e inconfundible. Se trata de una película poética, quizás en coincidencia con la pasión de su protagonista.
Tom Cruise vuelve a trabajar bajo la dirección de Doug Liman en una película muy bien lograda. Décadas del ´70 y ´80. El piloto comercial Barry Seal (Tom Cruise) acepta la propuesta de la CIA para unirse a una misión encubierta. Durante uno de los viajes se cruza con los integrantes del incipiente Cartel de Medellín, quienes le ofrecen sumarse al “proceso de entrega”. Y con el tiempo (a veces en simultáneo), Seal también trabaja para la DEA y los Contra nicaragüenses. Barry Seal: Sólo en América (American Made, 2017) está basada en una interesante historia real. Los espectadores que no la conozcan se sorprenderán con la ajetreada vida del protagonista, y aquellos que hayan leído al respecto encontrarán una buena versión. Mucha producción, dinamismo en cada una de las escenas y una fotografía que recrea de forma excelente la época en la que transcurre, construyen un todo que funciona. Estructurado por la acción, el drama y el toque preciso de comedia. Además de tener un despliegue técnico importante y de contar con el protagónico de Cruise, la película de Liman se distingue por mostrar la convivencia del poder, la injusticia y la ambición. Un entramado en el que se perciben las mayores desigualdades y la utilización de un grupo de la sociedad por sobre otro. Tan interesante como actual, Barry Seal: Sólo en América es un ejemplo de la corrupción y el escaso control que existe en muchas aristas sociales. Quizás verlo en la pantalla sirva para recordarlo y preguntarse por qué hay aspectos que continúan igual.
Tanto el publico en general como los amantes de las historias protagonizadas por los superhéroes de Marvel disfrutarán esta nueva entrega. Atrapado en el otro extremo del universo y sin su poderoso martillo, Thor (Chris Hemsworth) debe salvar a Asgard de la despiadada Hela (Cate Blanchett). Durante el viaje atraviesa diferentes situaciones, como por ejemplo, enfrentarse a su antiguo aliado: el increíble Hulk (Mark Ruffalo). Con imágenes veloces y coloridas, despliegue técnico y un elenco reconocido, la película dirigida por Taika Waititi entretiene y divierte. Si bien su fuerte no es el argumento, hay que reconocer que se destaca porque muestra a los superhéroes un poco más humanos y descontracturados. Hemsworth es un correcto protagonista que vuelve a hacer suspirar a la platea femenina; mientras que Blanchett está desaprovechada en un papel colmado de efectos y escaso diálogo. Tom Hiddleston, Idris Elba, Jeff Goldblum y Antony Hopkins completan el elenco. Thor-Ragnarok se entiende perfectamente, separada de las anteriores. Y aquellos que no las hayan visto no se sentirán perdidos. Por el contrario, podría decirse que es la mejor de las tres.
El poder del amor Una razón para vivir (Breathe, 2017) es una historia real, tan romántica como dramática, que a pesar de su dureza deja esperanza. Andrew Garfield se luce con una interpretación que traspasa la pantalla. Década del ´50. Robin Cavendish (Andrew Garfield) y Diana (Claire Foy) se enamoran perdidamente. Todo parece marchar a la perfección y están esperando su primer hijo, cuando Robin contrae Poliomielitis. La enfermedad lo deja inmovilizado, pero su esposa decide cuidarlo en su casa e intentar todo lo que está a su alcance para que disfrute la vida a pesar de la situación. El director Andy Serkis consigue una excelente reconstrucción de la época; desde los automóviles hasta la silla de ruedas y el respirador artificial, completan la ambientación de manera perfecta. Además, la banda sonora es estratégica y genera el clima necesario en cada momento. Si bien por la temática podría asemejarse a films como Yo antes de ti (Me Before You, 2016) o Bajo la misma estrella (The Fault in Ours Stars, 2014), Una razón para vivir tiene el plus de que el productor es Jonathan Cavendish, único hijo de los protagonistas, quien vivió junto a sus padres el proceso de la enfermedad. Con actuaciones destacables, Garfield y Foy conforman una pareja que se comunica mucho con la mirada. Y el amor que existe entre sus personajes se evidencia durante toda la película. Serkis se detiene en una historia de lucha y valentía que marcó un antes y un después en la sociedad. Retratada en forma lineal por momentos, probablemente para ser fiel al género, Una razón para vivir emociona desde lo más profundo.
Basada en el libro de Thomas Cullinan, la nueva película de Sofía Coppola es la remake del fim protagonizado por Clint Eastwood en 1971. Durante la Guerra Civil estadounidense, un grupo de mujeres refugiadas en un internado para señoritas dirigido por Martha (Nicole Kidman) ayuda al soldado enemigo John McBurney (Colin Farrell). La nueva presencia en la silenciosa casa despierta rivalidades, tensión sexual y tabúes escondidos. El seductor (The Beguiled, 2017) es una historia pequeña, que ocurre en un lugar solitario. Esa característica la hace interesante porque sitúa al espectador como testigo de un hecho que marca a las protagonistas, pero pasa desapercibido para la sociedad (semejante a La casa de Bernarda Alba). Es un film tenso en todos los sentidos, que atrapa desde el inicio. Un drama que transcurre en un microclima que por momentos asfixia. Y aunque va generando tanta expectativa que no se corresponde con lo que acontece, quizás su riqueza esté en ese punto: lo que no se dice y debe completar el espectador. Coppola delinea muy bien a cada uno de sus personajes. Las personalidades están claras y son funcionales a una época en la que la mujer debía realizar lo socialmente aceptado. La estética es perfecta, desde el vestuario hasta las locaciones. Mientras que las actuaciones de Farrell, Kidman, Kristen Dunst y Ellen Fanning le aportan mucho al film. El seductor es una fotografía de la psiquis humana en un contexto dado. Las reflexiones al respecto son inevitables.