El demonio del celuloide Este año las buenas cintas de terror no abundaron, cuando parecía que el formato falso documental iba a hacer una retirada honorable por el bien del buen cine estuvo más presente que nunca y además con menos creatividad de la que tenía. Sin embargo sobre el final del año la cosa está cambiando y Sinister contribuye a ese cambio. Para empezar tengo que decir que la película tiene algunas fallas que pudieron haberse evitado pero lo que pierde en algunos momentos en trama lo gana en puesta en escena, Scott Derrickson, director de El Exorcismo de Emily Rose y El Día que la Tierra se Detuvo entrega con este el mejor film de su carrera hasta el momento y eso tiene que ver con la manera en que maneja los recursos técnicos con los que cuenta. La película tiene momentos de terror muy bien logrados. Derrickson maneja mejor el terror de choque, el sobresalto, que los momentos de tensión psicológica, debido a que estos últimos los dilata demasiado y uno como espectador se aleja de la película, sin embargo, la estructura es sólida y distinta y eso atrapa nuevamente. Sinister transcurre casi enteramente en la casa en cuestión y temporalmente en un lapso muy corto de tiempo, la única escapada hacia un "otro lugar" es mediante cintas de Super 8, el diseño de esas cintas es otro de los puntos fuertes de la película. La cinta opta por no contar demasiados detalles de nada, todo va surgiendo y entendiéndose a través de ciertos planos en algunos casos y en otros directamente deja que el espectador imagine lo que falta, esa tensión resulta muy interesante porque permite adentrarse en esa historia y planear hipótesis sobre el pasado de la misma manera que el protagonista y eso ayuda muchísimo a sobrepasar los momentos en donde la trama se pone recurrente. Sinister es una película que funciona, es disfrutable, tiene actuaciones sólidas, varios sustos y momentos cómicos bien logrados también, en fin, dado como viene el año es más que suficiente.
La fábula de las sierras Alguien despierta, sus ojos sin embargo aún parecen estar dentro de un sueño, un camino sinuoso, un paisaje áspero en el que la mano del hombre se ve en un alambrado en la parte inferior de la pantalla y el camino mismo, seguimos desde la distancia el transitar de ese auto que a su vez sigue las curvas del camino, sobre esa imagen, distante y estática y con letras rojas como la sangre se lee La Araña Vampiro. No hay mejor manera de sintetizar la historia que ese prologo. El que recién despierta es Jerónimo y de él no vamos a saber mucho más que su nombre, el camino sinuoso será la síntesis del que el va a tener que transitar para volver a despertar, quizás volver a nacer, el paisaje áspero se convertirá en un protagonista más, una naturaleza que va a marearlo y oprimirlo hasta rendirse y darse cuenta que una gran parte de conquistar la naturaleza es rendirse ante ella, el titulo y sus letras rojas finalmente lo dotan de una remite tan fuertemente al cine fantástico clase B sólo ese detalle tiñe a todo de un halo fantástico. La Araña Vampiro es una película en cuya trama, a simple vista simple, se esconden muchas más cosas que repercuten y "pican" al espectador por la manera en que Gabriel Medina decide contarla y sobre todo por la manera en que a veces decide no contar. Las elipsis y la extrema dosificación de la información hacen de la película una experiencia que no puede separarse de la que vive el protagonista, la misma desesperación de no saber (estamos tan acostumbrados a que el cine nos explique todo), la misma asfixia de un paisaje que parece imposible y la confusión entre realidad y fantasía. Hay algo sin embargo que nos separa del protagonista, él está en una situación en donde le es imposible ver las cosas con objetividad, esa posibilidad es sólo nuestra pero esa ventaja no va a durar mucho porque la película nos va a hacer una advertencia despojándonos por medio del protagonista de nuestro bien más preciado, el ojo. Accedemos a todo este contenido sin (aparentemente) nada y es justamente por ese despojo de información por el que Gabriel Medina puede contarnos esta fabula en donde existe una araña que puede ser el peligro y la salvación al mismo tiempo, en donde superar el miedo a la muerte implica cambiar el punto de vista. Párrafo aparte para la actuación de Jorge Sesán en el papel de Ruiz y para la banda sonora que llena de psicodelia y oscuridad al paisaje.
Alice en el País de las Maravillas La saga fílmica de Resident Evil es una adaptación extraña, argumentalmente no sigue demasiado al videojuego pero tampoco funciona como complemento del mismo, a pesar de esto funciona y la razón tal vez sea que a los fanáticos del videojuego sólo le bastan algunos guiños y los que nunca lo jugaron pueden seguir las películas sin problemas. Lo que debe reconocerse a Resident Evil es que marca una impronta desde su estética ya sea por los colores, la iluminación o el manejo de cámara que remite al videojuego al igual que su estructura, en cada episodio de esta saga vemos a Alice y sus muchachos ante la necesidad de ir de un lugar a otro y en cada episodio existen diferentes niveles (con sus respectivas complicaciones) que traspasar para llegar a ese punto. En este sentido Resident Evil 5: La Venganza no es la excepción. En este último (hasta ahora) film Alice (Milla Jovovich) deberá escapar de Umbrella eliminando diversos enemigos antes de que todo sea destruido, el tópico máximo de los videojuegos de aventura en tercera persona. Basta con ver con que pocos diálogos se desarrolla la historia y el "nuevo" giro argumental para darnos cuenta que Resident Evil a esta altura funciona sola, la saga se volvió tan amplia y por momentos demencial que todo es verosímil y eso es uno de los mayores logros que pueda tener una saga, el haberse (a su modo) hecho tan sólida como para obtener tanta flexibilidad al mismo tiempo y lo que es mejor aún, es que Paul W.S. Anderson está totalmente consciente de esto y eso se nota en cada dialogo que no está, en cada plano que lo explica todo sin esfuerzos y en toda esa energía ahorrada para usarla de lleno en las coreografías, los efectos y la cámara como así también en la justa duración de la película que es lo que hace que todo esto se mantenga funcionando hasta el final sobre todo en esta que es tal vez la más desenfrenada hasta el momento. En Resident Evil 5: La Venganza se recurre a personajes de las películas anteriores gracias al factor de la clonación ya planteado en los films anteriores y también se recurre a personajes del videojuego que aún no habían aparecido como León y Ada Wong aunque estos no están demasiado desarrollados. Resident Evil 5: La Venganza es una película puramente visual que además esta vez tiene un mejor uso del 3D por lo que es ideal para ver en pantalla grande, sin pretensiones pero con un gigantesco balde de pochoclos.
Retratos de la globalización Hoy en día una película con focalizaciones múltiples o "coral" no resulta tan novedosa como hace algunos años atrás, sin embargo, este tipo de estructura sigue mostrando, esta vez en 360, que esta lejos de estar agotada en cuanto a recursos narrativos. Fernando Meirelles (Ciudad de Dios, El Jardinero Fiel, Ceguera) sabe filmar, no hay dudas, su estilo parece sobre todo instintivo, sabe variar su sello dependiendo de lo que quiera contar y eso no abunda y es una de las cosas más destacables de su cine pero en cada película nueva que dirige este estilo intuitivo va convirtiéndose en experimental. No estoy diciendo que el suyo sea un "cine experimental" como genero sino que se basa como premisa en la experimentación, pareciera que se le ocurre una forma, una técnica, un estilo para demostrar/se que tiene talento y en base a eso toma la historia que mejor se adapte a este. En 360 el director vuelve a trabajar con varios personajes para contar situaciones que giran alrededor de la orbita del sexo y la moral. Lo más logrado de este film es sin dudas la estructura narrativa que contiene a esas pequeñas historias junto al desenvolvimiento técnico con que están unidas desde el montaje y los movimientos de cámara, la suma de estos factores dotan a la película de una fluidez que permite que sea natural el hecho de ir de un país a otro, de un personaje a otro e incluso de un tono a otro (porque algunas situaciones tienen el tono de una comedia romántica mientras otras coquetean hasta con el suspenso psicológico). Cabe mencionar que estas situaciones que se muestran no tienen un desarrollo mucho más profundo que la situación en sí y que los personajes a los que se retratan no tienen demasiada complejidad psicológica pero en mi opinión esto se debe a que al director simplemente no le interesó llevar la película por ese lado, su retrato no es de personajes ni del sexo en la sociedad actual ni es una reflexión sobre las relaciones humanas, 360 es el retrato de una época, es un "pastiche" de situaciones sacadas de diferentes géneros (un rasgo bastante postmoderno) que conviven y están relacionadas más directamente de lo sospechado, en 360 no hay protagonistas, no hay objetivos claros, sólo un deambular en donde cada uno hace las cosas lo mejor posible, en este sentido y haciendo una comparación muy a grandes rasgos diría que la premisa del film está más cerca de las historias de la "Nouvelle Vague" que del modelo Hollywoodense. En algunos casos lo que la cinta tiene de positivo también lo tiene de negativo, a veces simplifica demasiado y a veces deja de interesar, el transcurso de la película poco a poco va exigiendo un cambio de estrategia sobre todo hacia el final en donde esos micro relatos van siendo cada vez más forzados y la cámara, que hasta ese momento venía subordinando su estilo a los sentimientos de cada personaje, comienza a limitarse a hacer el encuadre correcto. 360 es globalmente una interesante película de un Fernando Meirelles que siempre sorprende y que si bien en este caso opta por salirse un poco de los modelos termina estando más de una vez al borde de la intrascendencia. Si esta intrascendencia es parte una visión sobre la sociedad o si es motivo de un guión frío lo dejo a criterio del espectador.
Terror Old School Posesión Satánica o The Possession aparece en las carteleras para cortar con tanto falso documental que poco a poco va dejando sin vida a un género con mucha historia y que ha dado innumerables obras de arte y culto. Esta película dirigida por Ole Bornedal retoma la tradición del terror generado a través del suspenso, de la tensión in crescendo a raíz del desarrollo de la historia, esa tradición casi perdida en el terror actual que busca el sobresalto a través del sonido más que del sentido o en casos en donde los realizadores creen que hacer terror es regocijarse en carnicerías sin razón. La película tiene una estética a través de la dirección y el montaje que nos sitúa en secuencias cortas (sobre todo al principio) separadas unas de otras por fundidos a negro, en este sentido recuerda tanto a El Exorcista como a El Resplandor aunque estas secuencias no están rotuladas como en esta última. Así, por medio de estas secuencias vamos metiéndonos en una historia que no resulta demasiado innovadora pero que está bien contada en donde abundan lentos travellings de avance que nos meten en el drama llevándonos una y otra vez de primeros planos abiertos a primerísimos primeros planos. Todo esto lejos de cansar cumple con su cometido de la misma manera que lo hacen los planos cenitales del vecindario en donde transcurre el relato y otro acierto son los encuadres desde la cámara cuya simetría calza perfectamente la atmósfera de la película. Tal vez uno de los problemas en estas secuencias del principio son ciertos saltos de continuidad en cosas en las que el espectador tiene la atención puesta como por ejemplo la caja (esencial) que está con el padre de la familia en un lugar y después aparece con la nena en otro (algo muy notorio porque la atención está puesta ahí). Estos problemas de continuidad en algunos momentos despegan un poco y en esta peli adentrarse en el relato y la atmósfera que propone es todo. La mano del gran Sam Raimi que acá produce el film es más que notoria, sobre todo hacia el final donde la curva dramática llega al tope y todo ese desarrollo lento empieza a demandar que esa tensión explote, ahí la artesanía de Raimi (porque es claro que es su mano) hace que esa olla a presión explote con una secuencia final que a pesar de no ser muy innovadora rinde sus frutos. Un dato de color llamativo en la película es la actuación del cantante de reggae Matisyahu que se desenvuelve a la perfección encarnando a un exorcista judío que ayudará a la familia a enfrentarse a ese dybbuk que los acecha. Cada vez queda más claro que el terror extrañaba a Sam Raimi, aunque sea como productor, que se despegó de los sustos al llevar adelante la saga Spider-Man pero que actualmente está volviéndose a enamorar de ese género que le trajo tantas satisfacciones.
Es preferible vivir en el recuerdo Dicen que las comparaciones son odiosas, aún así en estos tiempos en donde las remake son moneda corriente este dicho pierde su valor. ¿Por qué hacer una remake si uno no quiere que comparen su película con otra? Más aún si se intenta sacar un poco más de porcentaje en taquilla utilizando antiguos éxitos. El Vengador del Futuro en este sentido se convirtió en una víctima de su antecesora de 1990. La cuenta parecía sencilla, la versión de 1990 tenía un buen argumento, efectos especiales por doquier (en algunos casos de manera abusiva) y mucha mucha acción. Con este antecedente es simple proyectar que una nueva versión en el año 2012, manteniendo el argumento (al menos), mejorando efectos y con las posibilidades técnicas suficientes para darle mucha más acción que su versión anterior era un éxito asegurado (hablando de éxito con respecto a la calidad y no a la cantidad de entradas vendidas), la cuestión es que el cine no es matemático y al fin y al cabo los pingos se ven en la cancha y ahí en la cancha esta nueva versión pierde por goleada. Comencemos por el principio, la película se ve genial, la calidad de los efectos especiales y los decorados junto a la atmósfera que generan resulta en una mezcla entre Blade Runner y Minority Report, realmente en cuanto a lo visual esta película es excelente. Ahora bien continuemos por el protagonista, Douglas Quaid, quien fue encarnado por Arnold Schwarzenegger (en una de las peores actuaciones de su carrera, cabe destacar) y en esta es interpretado por Colin Farrell. Personalmente creo que Farrell es mucho más actor que su antecesor, y le brinda al personaje de Quaid mucha más humanidad, pero sorprendentemente funciona mejor el Quaid de Schwarzenegger que el suyo y esto como la mayoría de los problemas en esta nueva versión radica en que la anterior no se tomaba en serio a sí misma, coqueteaba continuamente con el cine clase B y eso la liberaba para doblar el verosímil a su antojo sin molestar al espectador, es por eso que aquel Quaid protagonizado por Schwarzenegger que caminaba como robot y hablaba aún más mecanizado que Terminator T-800 le sentaba de maravillas. En esta El Vengador del Futuro todo parece ser serio y sobre todo solemne y es ahí en donde todo se desmorona ya que a la película le falta guión como para ser encarada de esta forma, todos los diálogos en donde se habla sobre el problema de la identidad, de la memoria y de la realidad (puntos fundamentales del argumento) se dan en momentos de completa irrelevancia. El Vengador del Futuro pudo haber sido simplemente una cinta de super acción sin nada de profundidad y hubiese funcionado pero se queda en la mitad. Len Wiseman dirige las secuencias de acción de maravilla pero lamentablemente esas secuencias ya han sido vistas en más de una película, por el contrario en los momentos de diálogo y de construcción de los personajes, hace aguas. En El Vengador del Futuro aparecen casi todos los ingredientes de la versión original, incluso la prostituta de tres pechos, un icono del cine de ciencia ficción, aún así, lo que le falta es actitud para saber mezclar esos componentes y un poco de guión para que toda la película no parezca un gran video juego. Lo positivo de este estreno es que no va a hacer falta una visita a Rekall para olvidarlo.
Entre dos mundos ¡Atraco! de Eduard Cortés es una película que se mueve continuamente entre polaridades, entre la historia y la leyenda, entre el humor y la tragedia y entre soldados del Peronismo y soldados del Franquismo. Estas polaridades resultan peligrosas y en ciertos momentos la forma de mezclarlas orgánicamente no termina de ser muy feliz, pero aún así resulta en una propuesta muy interesante. Sin ánimo de adelantar demasiado diré que la historia gira en torno al supuesto robo de las joyas de Eva Perón, joyas que fueron empeñadas para financiar el asilo político de Perón que tenía sus cuentas intervenidas en ese momento, el problema surge cuando la esposa del general Franco se enamora de esas joyas que ve en Madrid y decide comprarlas, es así entonces que por honor a "La Señora" (como es llamada Eva en la película) se decide robar las joyas en un plan que supuestamente resultará muy simple. Basándose en un robo real sucedido en Madrid allá por el 55 se lo retoma desde la perspectiva de la leyenda imaginando qué hubiese motivado a estos dos tipos a cometer una locura semejante. La dirección de Eduard Cortés en cuanto a lo técnico tiene momentos sublimes, pasajes que resultan casi poéticos y todo esto acompañado de una banda sonora para destacar por parte de Federico Jusid y una ambientación excelente de los años 50. Las actuaciones son otro punto a destacar, Guillermo Francella está en su mejor momento, el tipo se reinventó y llegó a un punto en el que está sólido en el papel que lo pongas, la dupla española formada por Óscar Jaenada y Jordi Martínez se destaca también al igual que la bella Amaia Salamanca aunque el que se lleva todos los laureles es Daniel Fanego que tiene acá sin dudas la mejor actuación de su carrera. Nicolás Cabré por su parte aporta un poco de su humor característico (para no decir el mismo de siempre), pero cuando la historia se torna más trágica no logra acompañar ese cambio de forma fluida. En cuanto al guión es interesante la mirada sobre el Peronismo y sobre todo sobre la Lealtad en general ya sea de un bando o del otro, digo interesante porque sus autores no son argentinos, lo que les da la suficiente objetividad como para animarse a hacer una película que hable sobre el tema. Sin embargo el guión tiene algún que otro bache y varios giros que resultan forzados en su construcción y desarrollo. ¡Atraco! es una opción entretenida y con momentos para resaltar, una opción recomendable.
El gran desastre Un guión sólido, una propuesta narrativa original, buenas actuaciones, buen manejo de cámara, estos son los componentes básicos para una buena película, curiosamente son todas las cosas que Terror en Chernobyl no tiene. Lo primero que pensé cuando me enteré de la realización de esta película es en el mal gusto que constituía hacer una película de terror y más específicamente de "mutantes" basándose como premisa en el terrible desastre ocurrido en Chernobil, nunca vi una manera más grotesca de hacer leña del árbol caído, esto sin embargo, no es lo único grotesco de este estreno. El argumento de esta película es de lo más simplón, un grupo de chicos sin nada mejor que hacer deciden ir a Pripyat, ciudad donde vivían los obreros que trabajaban en el reactor nuclear, una vez ahí obviamente van a encontrar ciertas cosas extrañas que los van a hacer decidir irse de ahí pero cuando se suben a la camioneta para querer irse... la camioneta no arranca obviamente y ahí empieza la verdadera travesía. TODO en esta película es tan obvio como su premisa, los personajes son totalmente unidimensionales, los actores que los interpretan... también, los "sustos" son en circunstancias tan clichés que los ves venir un minuto y medio antes de que sucedan, los efectos muy malos, la banda sonora, inexistente. El director debutante Bradley Parker (trabajó anteriormente como supervisor de efectos en varias cintas incluyendo Déjame Entrar y como artista digital en Fight Club) no nos permite sentir empatía por ningún personaje, algo más que llamativo en una película de terror, así que nunca nos permite sentir ni miedo ni tensión ni desesperación junto a los personajes por lo que la película cae rápidamente. Debo reconocer sin embargo que noté cierta intención de innovar en cuanto al manejo de cámara, esta película salió de la mente de Oren Peli (director de Actividad Paranormal) que acá trabaja como guionista y productor, sin embargo este no es un falso documental aunque comparte la misma estética que éstos y es ahí en donde se ve el interés por darle un poco de originalidad a esta película, constantemente la cámara es desprolija, se mueve mucho, nunca está estática, re encuadra constantemente y se posiciona la mayor parte del tiempo en lugares que nos mantienen alejados de la acción (un truco clásico en los falsos documentales) al mismo tiempo que tiene la soltura que no tienen las películas que dejan expuesto a un supuesto camarógrafo. Este aspecto me resultó interesante aunque particularmente en esta película no funciona, primero porque no funciona la película y segundo porque la técnica de la "desprolijidad" se pasa de rosca otorgándonos encuadres horribles que lucen sumamente amateurs (y en algunos casos ni siquiera). Terror en Chernobyl representa sin dudas un tropezón en la largada de Bradley Parker como director y una de las películas más flojas del año.
Otra más y van... Donde Habita el Diablo es otra película de terror que coquetea con la estética de falso documental. Ya para el estreno de Con El Diablo Adentro hice un análisis de cómo se desarrollaron históricamente este tipo de films y una posible explicación de su éxito. En este caso supuse que la imaginación de Rodrigo Cortés en el guión le aportaría algo más a esta marea de films que nos vienen invadiendo hace rato y la realidad es que lo hace pero los factores que cambia son poco como para refrescar un sub-género que no tiene ninguna intención más allá de la taquilla. Los factores positivos que caben destacar en este film son ante todo el papel de los parapsicólogos. Estos están tan bien construidos como personajes desde el guión y la actuación que generan no sólo empatía sino que además sacan a la película de sus lugares comunes al mostrarlos como profesionales en el asunto, este profesionalismo los lleva obviamente a no sorprenderse de lo que sucede en el lugar a diferencia de esa nube de escepticismo que siempre ronda este tipo de películas y las sorpresas y miedos habituales de sus protagonistas pero además llevan la película al terreno de lo real deteniéndose en los detalles técnicos de los instrumentos que utilizan y sus capacidades analíticas provenientes del terreno de la psicología. En este sentido me recordó a algunos pasajes de la obra maestra El Ente (salvando las distancias). Donde Habita el Diablo tiene buenas actuaciones y muy buenos momentos de tensión, el resto, lo de siempre, unas cintas en teoría encontradas que cuando las vemos tienen un montaje perfecto, una sospechosa suma de casualidades, una familia conflictuada, una casa y otro metraje que pone a prueba nuestra paciencia y mata poco a poco las esperanzas de que el terror vuelva a ser un género capaz de brindarnos obras maestras.
A Woody con Amor En nombre del respeto que tengo por Woody Allen voy a olvidarme de toda su filmografía anterior, incluso de su última, la sumamente bella Medianoche en París. Ahora con esta liviandad en mi cuerpo que me otorga el haberme desecho de las imágenes más cómicas, delirantes e ingeniosas de la historia del cine voy a proseguir a hablar de A Roma con Amor. A Roma con Amor es una película extraña, por momentos la elección de la ciudad en donde está rodada parece ser un capricho más que tener una intención narrativa, por momentos, las cuatro historias que se cuentan parecen ser tan caóticas como esa ciudad que crea el director. Digo esa ciudad que "crea" porque hay algo que siempre estuvo ahí, latente, algo que siempre supe pero que cuando vi A Roma con Amor apareció ante mí como las luces de un camión sin frenos hacia mi persona, esa revelación es nada más ni nada menos que esto: "El director es neoyorquino"... Ahora lector que acabo de ganarme su desconfianza, expongo la razón de este comentario tan estúpido, la forma en que Roma es mostrada es de las cosas más estereotípicas que vi, es como disponerse a hablar sobre una persona a la que nunca conocimos en nuestra vida más allá de algo que nos enteramos por un tercero, así es esta Roma, una Roma que se funde en una mirada que la desvaloriza. Éstas cuatro historias antes mencionadas tienen sus momentos, cada una uno o dos momentos de esos históricos, de esos que los cinéfilos usamos para explicar algo o expresar una idea, el resto se disfruta, la inteligencia está ahí, se percibe, el humor ácido también, cierta neurosis, un amor destinado a fracasar, un malentendido enorme, una sátira sobre los medios, todo está ahí sólo que las historias no se entrelazan orgánicamente como tampoco resulta orgánico el humor border del que se tiñe el film en ocasiones. Las actuaciones son correctas, nada más, la dirección a veces correcta, a veces desenfrenada, a veces torpe. En definitiva A Roma con Amor es una película que tiene algunas similitudes con el cine del gran Woody Allen, es divertida, diferente e ingeniosa.