Melodrama y cine catástrofe en las medidas justas. La Montaña Sagrada Escalar el Monte Everest es el reto máximo para cualquier aficionado al alpinismo. Las razones para hacerlo son tan diversas como personales, pero todos los que están dispuestos a intentarlo tienen una cosa en común: saben que están poniendo riesgo su propia vida, y los cientos de cuerpos que todavía se encuentran congelados en sus laderas dan prueba de ello. Dejando de lado lo complejo y peligroso que es el ascenso, el cuerpo humano simplemente no está capacitado para sobrevivir a casi 9 mil metros de altura. Lo que convierte a cualquier intento de alcanzar la cima en una verdadera hazaña. Pero la película está centrada en un hecho en particular y es lo sucedido durante lo que se conoce como "El Desastre del Monte Everest de 1996", donde entre los días diez y once de Mayo doce personas (evitaremos nombrar quienes para no caer en los spoilers) perdieron la vida. Aunque lo que convierte a este caso en algo especial (hubo desastres todavía mayores) es el circo mediático que se armó al rededor, ya que uno de los sobrevivientes fue Jon Krakauer (interpretado por Michael Kelly, Doug de House of Cards) periodista y reconocido autor de, por ejemplo, Into the Wild (adaptada al cine por Sean Penn) e Into Thin Air, libro que en el que cuenta lo sucedido durante el fatídico ascenso y donde pone en duda la seguridad de los grupos guiados a la cima del Monte Everest, uno de los puntos que de refilón toca este film. Everest es uno de esas películas de cine catástrofe donde los propios protagonistas lentamente comienzan a cavar su propia tumba. A diferencia de otros recientes exponentes más pochocleros del género como En el Tornado o Terremoto: La Falla de San Andreas, aquí son los propios personajes quienes caminan directo hacía su destino. Claro que ellos no lo saben y eso hace que rápidamente empaticemos. Esto ayuda a un guión que poco desarrolla el trasfondo de cada uno de sus personajes, si bien es lógico dado la cantidad de actores reconocidos que hay en el film, Everest solo hace lo suficiente solo con un puñado de ellos, y nos deja con ganas de ver más a gente como Emily Watson, Jake Gyllenhaal, Robin Wright o John Hawkes, quien por lejos tiene el mejor personaje de la película. Son mayormente Jason Clarke y Josh Brolin quienes llevan la cinta hacia adelante, ambos con interpretaciones justas y medidas que no llegan en lo sentimentaloide. Esto también gracias al director Baltasar Kormákur, que logra huirle con éxito al golpe bajo la mayor parte del tiempo. Vale aclarar que si entran esperando una aventura plagada de acción como lo fue Límite Vertical de Martin Campbell o más atrás en el tiempo una producción del "Maestro del cine catástrofe" Irwin Allen, es probable que salgan decepcionados. Everest es una drama de supervivencia, casi un melodrama. Que se toma su tiempo para ponerse en marcha y donde la lucha por mantenerse con vida en este ambiente tan hostil se entremezcla con escenas en las que se acentúan los lazos familiares de sus protagonistas. Pero al menos, como ya se mencionó antes, Kormákur encuentra el momento justo en el que cortar y pasar a otra escena. Más allá de esto, la película no escatima en escenas épicas y espectaculares, con efectos especiales y una edición de sonido impecable, y que alcanza su pico máximo en el tercer acto, cuando se vuelve una verdadera experiencia sensorial y visceral. Pero es durante ese tiempo cuando la película vuelve a sufrir del síndrome de los elencos grandes, deteniéndose muy poco en los personajes que comienzan a caer como moscas y donde al estar cubiertos de pies a cabeza con equipo de montaña, se hace difícil diferenciar quien es quien. Conclusión Everest es sin dudas una película que disfrutarán todos aquellos que vayan al cine buscando vivir de una experiencia intensa. En los rubros técnicos todo juega a su favor, y logra recrear con mucho realismo la difícil y peligrosa tarea de escalar la montaña más alta del mundo. Lo amplio de su elenco no le permite detenerse lo suficiente en sus personajes, llegando incluso a desaprovechar a mucho de ellos, pero el guión cumple con lo justo y necesario, logrando un satisfactorio balance entre el malodrama y el cine catástrofe.
Una película con buenas ideas e intenciones que difícilmente se trasladan a la pantalla. El ombligo del mundo Desde que sus padres murieron, Uno se acostumbro a la soledad y la rutina. Vive solo en un caserón grande, todos los días almuerza salchichas con puré, trabaja durante el día en un empleo sin futuro, juega al fútbol y va a la cancha a ver los partidos de Quilmes, club de sus amores, a los cuales asiste junto con su mejor -y aparentemente único- amigo Bigote. Pero todo esto cambiará cuando Uno conozca a Una, con quien pronto termina conviviendo. Esto termina causando un cortocircuito en la vida Uno, quien se había acostumbrado a la soledad y de repente se siente agobiado por las responsabilidades de una relación seria. Es entonces cuando deberá decidir entre regresar a la soltería o comenzar a planear una nueva vida junto a Una. Siempre se hace difícil el momento de sentarse a escribir sobre una película como Uno Mismo. Bajo la dirección de Gabriel Arregui, y partiendo de un guión propio, el film cuenta con una buena cantidad de elementos que lo vuelven atractivo dentro de las propuestas nacionales que andan dando vuelta por los cines en estos días. El primero y principal quizás sea la presencia de Chino Darín, quien a comienzos de año participó de la divertidísima Voley (aunque mi compañero Fede Cobreros no opine lo mismo), y luego pudimos ver lo mejor de su faceta dramática (hasta hoy) en Pasaje de Vida y la mini-serie Historia de un Clan. Aparte de esto, Uno Mismo es una comedia que apunta al público joven, demografía injustamente olvidada por estos lares, y más extraño aún dentro de la filmografía argentina son su registro y estética, que por momentos nos recuerda a (500) Días con Ella, de Marc Webb, aunque ajustada a sus posibilidades, claro. La película en todo momento se siente como un trabajo artesanal que nace con las mejores intenciones, y en donde cada plano hay un genuino interés de buscar contar una historia, que parece muy cercana a su guionista y director. Pero, como dice aquel famoso dicho, el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones. Estas, al igual que otras interesantes y buenas ideas que nos propone el film, terminan siendo víctima de su propio guión. En las páginas pudo haber parecido simpático llamar a los personajes principales Uno (Chino Darín) y Una (María Dupláa) y constamente jugar con sus nombres para hablar de generalidades. Pero esto rápidamente se vuelve tedioso, especialmente cuando se ponen en pantalla frases como "UNO hace lo que puede", que sirven como intertítulos pero que al mismo tiempo solo están para subrayar y resaltar todavía más una idea que ya está plasmada en la historia. Y si bien avanza con buen ritmo y hacia un objetivo claro, tiene problemas para resolverlo en el tercer acto, donde termina pisando el acelerador y resolviendo algunos de los conflictos de una forma que se siente un tanto aleatoria. Chino Darín y María Dupláa hacen una dupla con mucha carisma y buena química, y muchos de los mejores momentos son justamente con ellos dos en pantalla. Cuando es el turno de Darín para llevar adelante la historia solo lo hace de forma adecuada, incluso teniendo que ponerle el pecho a momentos y recitar diálogos que no lo ayudan en lo más mínimo. Otro acierto sin dudas es la divertida participación de Martín Policastro como Bigote, mejor amigo de Uno y a quien solo vemos a través de los primeros planos de, justamente, su bigote. Conclusión Uno Mismo es una película atípica para el cine nacional y es para celebrar que se sigan buscando y apostando a nuevas formas de contar una historia. Pero a pesar de sus buenas intenciones, el film parece tener la necesidad de subrayar constantemente sus ideas, y donde el recurso de los intertítulos termina volviéndose redundante, aparte de una resolución poco satisfactoria. Pero si no sos muy exigente y estás buscando una historia con la que te puedas identificar, que hable sobre la soledad, el amor y la vida en pareja, vas a encontrar en Uno Mismo suficiente razones para, por lo menos, pasar un buen rato, pero no esperes mucho más que eso.
Crítica realizada durante el BAFICI [17]. En la linea de grandes documentales cinéfilos como Electric Boogaloo: The Wild, Untold Story of Cannon Films y Not Quite Hollywood: The Wild, Untold Story of Ozploitation! (que se pudo ver hace algunos BAFICI atrás), Santiago Calori dirige Un Importante Preestreno, un ágil y divertido documental sobre la cinefilia y el espectador porteño a través de la décadas. La cinefilia local bajo la lupa El cinéfilo porteño es un ser especial. Quizás en esta época, entre tantos estrenos que apuntan a un publico joven y donde solo se busca llenar la sala con la película del momento, eso no se note a simple vista. Pero, por ejemplo, en Argentina y sobre todo en Buenos Aires, Woody Allen es un éxito mucho mayor al que es hoy por hoy en otras partes del mundo. Algo similar sucedía con el cine de Claude Chabrol tiempo atrás o el mismísimo Ingmar Bergman durante casi todos los años que se encontró en actividad. Hay una explicación lógica para esto y es esa justamente el punto de partida de Un Importante Preestreno, el documental dirigido por Santiago Calori que, tal como su título extendido lo indica, es una historia oral e improbable de la cinefilia porteña. Comenzando en la década del cincuenta, la película nos plantea el panorama del mundo del cine y su público visto a través de la palabra autorizada de periodistas, historiadores, exhibidores y distribuidores nacionales. Y mediante clips, imágenes de archivo y entrevistas, construye de manera cronológica un relato que se va extendiendo a nuestros días y donde veremos como distintas situaciones y momentos que se dieron en el país, inevitablemente terminaron transformando al espectador local. La película es un viaje nostálgico que denota amor por el séptimo arte. Con algo de humor (y hasta dando lugar a la indignación) se recorren momentos desde que Buenos Aires era considerado por muchos como un faro de la cinefilia mundial al tener una cartelera sumamente variada y rica. Se explora la llegada de la censura junto con la dictadura y el posterior destape en 1983, y finalizando con la llegada del VHS, donde el cinéfilo local pudo llevar el cine a su casa. Conclusión Un Importante Preestreno es el documental definitivo para y sobre el cinéfilo porteño. Presentado de manera elegante, bien musicalizado y con buen ritmo, la película cuenta con divertidas anécdotas sobre como los distribuidores locales lograban mantenerse al frente de la censura o de los grandes tanques de Hollywood, y como estos hechos al mismo tiempo nos fueron moldeando como espectadores. Con un recorrido a través de las décadas, Calori deconstruye la cinefilia porteña y el resultado final es verdaderamente imperdible.
Keanu Reeves es un padre de familia a merced de dos sexys maniáticas en El Lado Peligroso del Deseo, el nuevo thriller del Eli Roth. Noches de placer Desde que la interesante secuela de Hostel se estrenó en el 2007, Eli Roth soltó el acelerador de su carrera como director y se dedicó a producir y protagonizar películas ajenas, así como también ayudar a crear Hemlock Grove, la serie original de Netflix. Con su anterior trabajo, The Green Inferno, aún aguardando estreno comercial debido algunos conflictos entre productoras, su próxima película se adelanta en las salas argentinas para acabar de una vez por todas con esta sequía. Así llegamos a Knock Knock, sugerente título original que en nuestro país cambia por el genérico El Lado Peligroso del Deseo, co-escrita por Roth junto a Nicolás López y Guillermo Amoedo, el mismo equipo detrás de la entretenida cinta chilena de terror y cine catástrofe, Aftershock. Aquí Keanu Reeves (recién salido de la maravillosa John Wick) interpreta a Evan Webber, un amoroso patriarca de familia que queda solo durante el fin de semana del Día del Padre. Mientras su esposa e hijos van a pasar un días a la playa, a él le toque quedarse trabajando desde casa en un importante proyecto arquitectónico. Una noche de lluvia Genesis y Bel, dos sexys extrañas, llaman a su puerta. Perdidas, empapadas y con ganas de divertirse, las charlas entre los tres comienzan a subir de temperatura a pesar del intento de Evan para que la situación no se le vaya de las manos. Obviamente sus más bajos instintos ceden y todo culmina en un desenfrenado trío. Pero esta noche de ensueño para cualquiera es tan solo el comienzo de la pesadilla que vivirá Evan Webber, ya que al despertar al otro día descubrirá que las intenciones de Genesis y Bel no eran simplemente las de pasar un buen rato. Lado Peligroso del DeseoEl Lado Peligroso del Deseo es una película que de ninguna manera uno imagina con Keanu Reeves en el papel principal, pero así y todo funciona. No me quiero imaginar que maravilla podría haber hecho alguien como Nicolas Cage con el rol, pero el ex-Neo demuestra estar a la altura de las circunstancias. Lo nuevo de Eli Roth es una extraña versión de Funny Games de Haneke, que coquetea más con el cine clase B y de explotación, mientras buscar armar algún discurso sobre la institución del matrimonio y la pedofilia. La interpretación de Reeves es la justa, sobreactuando de a ratos pero siempre moviéndose dentro del absurdo y la comedia negra que suele incluir el director en sus películas. Por otro lado las antagonistas, protagonizadas por Ana de Armas y Lorenza Izzo, hacen su trabajado como es debido, incluso llegando a tener muy buenos momentos y siempre sintiéndose como un verdadero desafío para Evan. Entre el estreno de su opera prima Cabin Fever y ambas partes de Hostel, se le otorgó a Roth una suerte de título de Maestro del Terror que en mi opinión todavía tiene un poco que demostrar. Sus películas son simpáticas y hasta tienen una interesante cuota de nostalgia y originalidad, pero están lejos de ser los trabajos de un maestro. El Lado Peligroso del Deseo nos vuelva a dejar esa sensación de que podríamos estar frente a algo genial si tan solo se animar a más, pero a contramano de lo que podríamos esperar se queda dentro de lo establecido. Hay una clara intención del director de provocar metiéndose con temas tabú, pero donde rara vez esa provocación viene por el lado de lo que estamos viendo. Constantemente insinuando más de lo que termina mostrando. Conclusión El Lado Peligroso del Deseo no reinventará los thrillers psicosexuales, pero sin dudas es un divertido e inofensivo exponente de este sub-género. Roth logra una película en constante movimiento. Que aun con algunos baches crece en intensidad, pero que se siente más reservada de lo que debería. Keanu Reeves lucha con un papel en el que no solemos verlo, sobreactuando por momentos, pero como un digno adversario de Ana de Armas y Lorenza Izzo, quienes resultan uno de los mayores aciertos del film.
Te Sigue es una película de terror con todos los ingredientes para convertirse en un clásico del género. Pasalo y que no vuelva El género del terror, y especialmente el de origen norteamericano, no viene atravesando uno de sus momentos más gloriosos. Ofertas no faltan, pero son realmente muy pocas las que llegan a lograr algún tipo de trascendencia. Más si buscamos entre el terror producido por los grandes estudios, donde lo último memorable podría ser El Conjuro de James Wan, y buena suerte en encontrar algún otro film similar que logre gustar y asustar, incluso con toda la parafernalia de Hollywood a disposición. En cambio dentro del cine independiente el panorama ya es otro. Las ideas son más arriesgadas y la falta de recursos lleva a sus directores a apegarse más a la idea de que menos es más. Te Sigue (It Follows), de David Robert Mitchell, es uno de esos casos. Jay es una bella adolescente que se está conociendo con Hugh, un joven que aunque parece totalmente inofensivo tiene un comportamiento un tanto extraño. Durante una cita llevan el auto hasta un lugar oscuro para por fin poderconsumar su amor por primera vez. Luego de esto Hugh le revela a Jay que ahora "eso" la sigue. Y la única forma de lograr que "eso" deje de seguirla hasta consumirle la vida por completo, es teniendo relaciones con otra persona y así continuar pasando "eso" hacia adelante. Y ¿que es "eso"?. Todo lo que sabemos es que siempre es un es un ser humano completamente diferente -aparentemente ya muerto- que camina lentamente en linea recta hacia nosotros. Y tarde o temprano, sin importan lo lejos que nos vayamos o lo escondidos que permanezcamos, al igual que Liam Neeson en Taken, nos va a buscar, nos va a encontrar y nos va a matar. Pero si bien por un lado el poco conocimiento que tenemos de "eso" lo vuelve un antagonista sumamente interesante y escalofriante (ayudado tambien por un gran trabajo de casting y maquillaje), transforma a la película en una suerte de vale todo, donde esta fuerza imparable se contradice con lo poco que se plantea en un principio. Al punto de que siempre avanza hacia adelante pero en determinados momentos permanece estático mirando, o adquiere habilidades que no sabíamos que tenía en un principio, u otros momentos a los que mejor no referirse para no arruinar la experiencia. Todo este problema se vuelve todavía más evidente en el tercer acto, cuando por medio de un plan sin ningún sentido, el grupo de jóvenes amenzados por esta maldición venérea intenta deshacerse de ella. Pero por lo menos en mi caso todo esto lo sentí más bien como un detalle. No puedo decir que me haya hecho mucho problema al respecto. Porque en definitiva ni los protagonistas y el espectador saben absolutamente nada sobre la verdadera naturaleza de "eso", más allá de lo poco que nos revela la película. Es evidente porqué tanto fanáticos del cine de terror -entre los que me incluyo- aseguran que Te Sigue es de lo mejor que dio el género en los últimos años. Es una propuesta diferente, que no se limita a servirnos todo en bandeja y espera que el espectador pueda atar algunos cabos sueltos, y seguramente varias cosas que se perdieron en una primera visión se revelarán durante una segunda o tercera. A si mismo, se nota que el director David Robert Mitchell hizo su tarea. La cinta toma elementos de otras películas de terror, los transforma y los resignifica. Crea su propio universo, atemporal, casi onírico, donde todo se desarrolla lejos de la presencia de un adulto, quienes hasta pueden volverse un obstáculo (clara referencia a A Nightmare on Elm Street del recién desaparecido Wes Craven). Hay también algo del J-Horror (cine de terrror japones) que hizo furor en el mundo al comienzo del siglo XXI y hasta de El Resplandor, a la cual nos recuerda con travellings perfectos y una extraña atmósfera que se crea gracias a un elegante trabajo de fotografía y, en especial, gracias a una escalofriante banda sonora con sintetizadores. Conclusión Te Sigue es sin dudas la mejor película de terror que van a poder ver en cines este año, y no tengo dudas de que permanecerá en la memoria de los fanáticos del género por un largo tiempo. Es sencillamente terrorífica, original y hasta un verdadero placer a los ojos y los oídos. No es perfecta (aunque queda muy cerca), y los espectadores que vayan buscando una explicación, o hasta algo de lógica, no la van a encontrar. Pero así es el universo creado por Mitchell: nada es seguro, nada es concreto... y eso sí que es aterrador.
Sin Soderbergh al frente, Magic Mike pierde su magia. Magia veneno En más de un sentido, esta secuela de Magic Mike es una involución con respecto a la película original. En aquella primera parte el stripper con el corazón de oro interpretado por Channing Tatum buscaba alejarse del negocio para dedicar su vida a diseñar muebles (NdR: bastante horribles, por cierto), mientras en el camino peleaba por el corazón de una muchacha. Sin ser uno de los trabajos más memorables de Steven Soderbergh, echaba algo de luz a la vida de los strippers masculinos más allá de las bambalinas. Y demostraba que, a pesar de los prejuicios, ese mundo podía llegar a ser más interesante y complejo de lo que se esperaba. Tres años después nos llega Magic Mike XXL, la continuación a cargo de Gregory Jacobs (responsable de la aceptable cinta de terror Wind Chill y Criminal, la horrorosa remake de Nueva Reinas), que no solamente deshace completamente todo lo logrado por Soderbergh, tambien demuestra que el camino de regreso al mundo del baile y los desnudos puede ser muy aburrido. Magic Mike XXL encuentra al Mágico Miguel viviendo su sueño, que más bien se está transformando en una pesadilla. Su chica lo dejó y su negocio de muebles feos no está funcionando (¡que sorpresa!). Habiendo abandonado a sus compañeros de Los Reyes de Tampa hace tres años y cuando estaban en su mejor momento, Mike hace lo que cualquier persona que se siente perdida en la vida haría: regresar a lo que alguna vez lo hizo feliz. De esta manera emprende una suerte de viaje con el grupo, para dar un último show y cerrar de una vez este capítulo de su vida para siempre... o no. Desde el momento en que el trailer empezó a circular por internet, quedó claro que la intención de esta secuela no sería la misma que la de la primera entrega. Por lo menos desde el avance se le puso mucho más énfasis a las escenas de coreografía, por lo que en esta oportunidad sería más una suerte de musical, con algo de road movie,y ¿drama?, ¿comedia?. La realidad es que Magic Mike XXL no tiene mucha idea de lo que quiere ser y eso se nota. Para ser un musical los números son verdaderamente pocos, no tiene la progresión de una road movie y nunca se aprovechan las distintas locaciones, y para ser honestos hay tan pocos conflictos y están poco desarrollados, que hasta es difícil calificarla como un drama. Por desgracia, los toques de comedia son todos involuntarios. Conclusión Magic Mike XXL es una versión muy diluida de la primera película. Al punto que si no vas a ver directamente lo único que tiene para ofrecer, no vas a encontrar absolutamente nada digno de rescatar. ¿Y que es lo que tiene para ofrecer? Muchos bíceps y abdominales, mucha crema explotando, mucha música de moda y Bakcstreet Boys, muchas luces fluorescentes, muchos dolares volando, mucho Channing y mucho Tatum. ¿Pero será suficiente?.
Wim Wenders dirige un íntimo retrato del fotógrafo brasilero Sebastião Salgado, quien con su cámara recorrió los lugares más olvidados del planeta y retrató a la humanidad como pocos los hicieron. Cámara testigo La filmografía de Wim Wenders está plagada de historias sobre gente. Al propio director lo admite. Incluso lo hace hasta en los primeros minutos de este film. Es lo que le interesa, lo que lo apasiona a la hora de contar historias. Wenders ama desenvolver sus personajes y desnudaros de alma a lo largo de una trama que hasta podría no llegar a tener un final. Porque, tal como él dice: eso no sucede en la vida real. Por eso no resulta extraño que sus documentales no haya buscado más que retratar personas, o más específicamente: artistas. Fueron los músicos cubanos olvidados luego de la revolución en Buena Vista Social Club. Los bluseros Skip James, Blind Willie Johnson y J. B. Lenoir en The Soul of a Man, producido por Martin Scorsese. Y más reciente en el tiempo podemos encontrar la exitosa Pina, sobre coreógrafa alemana Pina Bausch y filmada en un soberbio 3d. Ahora nos llega La Sal de la Tierra, que se centra en la figura del fotógrafo Sebastião Salgado, quien recorrió los lugares más inhóspitos, inaccesibles y hasta peligrosos de la tierra, a veces incluso permaneciendo media década lejos de su familia, tan solo con su cámara de fotos y buscando retratar a la humanidad en su estado más puro. Inmortalizó como nadie lo hizo maravillas naturales a las que el ser humano apenas logra acercarse, a cientos de miles de personas buscando oro en la mina Serra Pelada en Brasil, éxodos de poblaciones completas en África, y también mucho dolor y sufrimiento, experiencias que terminaron formando su arte. La humanidad y el planeta tierra a través de la lente de Salgado adquiere una belleza particular, imposible de notar a simple vista, porque parece escaparle al ojo humano si no está la cámara del fotógrafo brasilero de por medio. Wenders no oculta su admiración por él, la cual se extiende ya varias décadas, y así logra un retrato íntimo del artista. Son ellos la gran mayoría del metraje a quienes vamos a ver y escuchar. No necesitamos nada más. Recorremos la carrera de Salgado a lo largo de sus mejores trabajos, donde cada uno esconde una historia que le da un nuevo significado a la imagen. Conclusión Wenders nuevamente sorprende con un fascinante retrato de un artista que ama lo suyo y que vive para su arte. El director alemán, también fotógrafo y gran admirador de Salgado, logra acercase lo suficiente como transmitir a los espectadores las experiencias y reflexiones de un hombre que, con su cámara al cuello, fue testigo e inmortalizó momentos que de otra forma quizás nunca hubiéramos conocido.
Un “grandes éxitos” de la saga Rocky que ni un comprometido Jake Gyllenhaal puede salvar. Madura en K.O. Billy “The Great” Hope (Jake Gyllenhaal) tuvo una infancia difícil. Abandonado de pequeño, se crió un orfanato mientras recorría las oscuras y peligrosas calles de Hell’s Kitchen, en Nueva York durante la década del 80. Ya en su adolescencia logró encaminar su vida con la disciplina que le entregó el boxeo, donde fiel a su estilo de ir siempre hacia adelante se hizo un nombre dentro del deporte, llegando incluso a coronarse campeón mundial y cobrando bolsas millonarias. Se casó con Maureen (Rachel McAdams), su novia de toda la vida, y tuvieron juntos una hija. Hoy la vida de Billy es la de una estrella. Pero las cosas cambian de un momento a otro cuando, comenzando con la muerta accidental de su mujer Maureen, Billy pierde absolutamente todo: sus títulos, su dinero, sus amigos y la tenencia de su hija, por la quien luchará a toda costa para recuperar. Para esto buscará volver a poner en marcha su carrera y contará con la ayuda de Tick Wills (Forest Whitaker), un experimentado entrenador de boxeo que le hará repensar su estrategia tanto, en el deporte como en su vida. Revancha (o Southpaw en su idioma original, término que se usa para definir a los deportistas zurdos) es una de esas películas que entrega menos de lo que promete. No es que lo nuevo de Antoine Fuqua (Día de Entrenamiento, El Justiciero) sea algo imposible de ver, incluso es hasta todo lo contrario. Está filmada al mejor estilo documental como tanto le gusta a su director, con mucha cámara en mano que se mete de lleno en la historia y hace que las secuencias de pelea sean fácilmente de los mejores momentos que tiene para ofrecer el metraje. Tampoco decepciona por el lado de las interpretaciones. Tenemos a un Jake Gyllenhaal claramente comprometido con su papel de Billy Hope, quien aparte de lograr un increíble cambio físico (sobre todo si tenemos en cuenta como estaba en su anterior film Primicia Mortal) entrega realmente una buena interpretación, cargada de desafíos físicos y emocionales de los que sale airoso. Lo mismo podemos decir de sus compañeros Rachel McAdams y Forest Whitaker. La primera en un papel que, al igual que a Gyllenhaal, le da la oportunidad de crear un personaje vistoso y de los que no abundan en su filmografía. Mientras que Whitaker no tiene ningún problema con su rol de entrenador que, a fuerza de experiencia y sabiduría, deberá ayudar a Billy a volver a encaminar su vida. Pero los problemas llegan por el lado del guión, o más bien de la historia. Kurt Sutter venía de participar en dos de las mejores series que vió la televisión norteamericana -y mundial- en los últimos años. Por un lado escribió varios libretos para el policial The Shield, y por el otro creó Sons of Anarchy. Por lo que podemos afirmar que no es ajeno a las historias con personajes atormentados y/o de moral ambigua, y que busca empujar un poco más allá los limites de lo establecido. Pero muy poco de ese estilo que lo volvió un guionista a tener en cuenta se traslada a la película. Es cierto que Revancha toca todas las teclas correctas, nos emociona cuando nos tenemos que emocionar y nos exalta cuando nos tenemos que exaltar, y los arcos argumentales están bien definidos al igual que sus personajes… pero todo el tiempo se siente familiar. Es una historia que ya vimos, protagonizada por gente que ya conocemos y a la que nos podemos adelantar y adivinar paso a paso todo lo que va a suceder. Sin ir más lejos podemos tomar la saga de Rocky Balboa, de la cual esta película parece una suerte de “grandes éxitos”. Todo lo que veremos en Revancha ya se vio a lo largo de los seis films protagonizados por Sylvester Stallone. Incluso hasta con escenas casi calcadas, como en la que Clubber Lang irrumpe una nota que está dando el Rocky en Rocky III y le reclama que pelee contra él. Hasta deja en evidencia y resalta todavía más lo importante que fue Rocky para el mundo del cine, ya que a casi 40 años de su estreno sigue siendo un modelo a seguir -demasiado al pie de la letra en este caso- de como crear un montaje de entrenamiento y pelea. Conclusión Quizás si la película no hubiera tenido a su favor el compromiso de un actor de la talla de Jake Gyllenhaal. O las buenas labores en el reparto de secundarios como son las de Rachel McAdams y Forest Whitaker. O la expectativa creada por el debut de su guionista Kurt Sutter en el mundo del cine luego de una más que exitosa década en la televisión. O las simples ganas de verla que pueda causar teniendo al a veces errático pero siempre entretenido Antoine Fuqua detrás de la cámara. Quizás si Revancha no tuviera todo eso a su favor, no hubiera dejado ese terrible gusto a poco que deja en la boca cuando empiezan a correr los títulos. O peor aun, esa sensación que nos queda de que esto ya lo vivimos en otras películas. Se le agradece a Fuqua el look visceral, casi documental, que le aplica al film. Pero eso simplemente el envoltorio de algo que, cuando se termina revelando, es mayormente una decepción.
Una propuesta narrativamente compleja y visualmente deslumbrante sobre el deseo, el amor y el destino. El efecto mariposa Mariposa es el cuarto largometraje del director Marco Berger, segundo en llegar a las pantallas este años debido al retraso en el lanzamiento de su anterior film Hawaii. Pero a pesar de las pocas semanas que distancian a una de otra, ambas cintas no podrían ser más diferentes. Berger ya había demostrado una gran facilidad para moverse de un género a otro, de la comedia al thriller y de allí al drama intimista. Esta vez la propuesta viene por el lado de la ciencia ficción, o al menos su gestación, para luego derivar en dos tramas que si bien comparten los mismos personajes, cada una tendrá su propio tono. Basada en concepto conocido como efecto mariposa, en el que una mínima discrepancia dispara o abre una linea de tiempo alterna o paralela, el realizador de Plan B y Ausente lo toma como base para contar en dos realidades la historia de amor entre Romina (Ailin Salas) y Germán (Javier Di Pietro). La película es, sin dudas, la más compleja y ambiciosa de Marco Berger hasta hoy. No solo porque busca retratar dos historias, cada una con un registro distinto y todo al mismo tiempo. También por la forma en que se decidió contarla, moviéndose entre una trama y otra simplemente con un truco de cámara o de montaje. Todo comienza cuando justamente el aleteo de una mariposa divide los dos relatos. En uno de ellos Romina es abandonada por su madre y criada por una familia que la encuentra al costado de la ruta. Allí crece junto a su hermano Germán, con quien a pesar de tener un vinculo estrictamente postizo hay un mutuo deseo y la tensión sexual entre ellos se siente en el aire. En la otra historia Romina se cría con su verdadera familia y el vínculo que la une con Germán es de amistad, o ni siquiera. Romina es la novia de su mejor amigo y, a la vez, Germán es novio de la mejor amiga de Romina, por lo que nuevamente se dará un juego entre ellos, aunque esta vez es más inocente, casi con momentos salidos de una comedia de enredos. En Mariposa Berger vuelve sobre los temas que marcaron toda su filmografía: la propia represión, el deseo, la identidad sexual y, en definitiva, la búsqueda del verdadero amor. Búsqueda que una vez más no será sencilla y será el motor detrás de todos y cada uno de los personajes. Pero la complejidad de narrativa de Mariposa -aparte de los enormes trabajos de Salas y Di Pietro- es donde reside gran parte de su encanto. Principalmente porque nos llega como una propuesta diferente, que no debe ser tomada a la ligera y que exige atención por parte de los espectadores. Al mismo tiempo es visualmente hermosa, con una paleta de colores que dota de belleza cada uno de los planos -que parecieran estar tan pensados como su preciso montaje- y transformando a la ciudad de Tandil en un espacio casi onírico que la vuelve desconocida incluso para los que la visitamos, y que resulta el lugar perfecto para situar esta historia. Conclusión Mariposa es una nueva conquista en la filmografía de Marco Berger. Quien logra con este film su trabajo más complejo y hermoso hasta hoy, tanto desde lo narrativo como desde lo visual. Aunque nace como una propuesta de ciencia ficción, rápidamente se transforma en cuento sobre el destino de Romina y Germán que camina sin inconvenientes por la fina linea que divide al drama de la comedia. Y es en los momentos agridulces, cuando esa linea comienza a desaparecer frente a nuestros ojos, donde Mariposa logra transformarse en una propuesta diferente que va mucho más allá de sus logros técnicos.
Un regreso a los orígenes para el agente Ethan Hunt. Ethan Hunt y su equipo deberán trabajar desde la clandestinidad para detener al Sindicato, una peligrosa organización internacional tan bien entrenada como ellos y destinada a desestabilizar gobiernos. Intriga internacional Tengo que decir que fui gratamente sorprendido por Misión: Imposible - Nación Secreta. Para ser honesto iba a la espera de una continuación espiritual en la linea de las últimas películas de la saga, donde las escenas de acción abundan y son tan gigantescas como espectaculares. Pero Tom Cruise se reinventó, una vez más. Devolviendo la saga a sus orígenes, con algo más de intriga que de adrenalina, pero sin dejar de lado los momentos épicos. Así como en Protocolo Fantasma Tom Cruise corría colgado de un harnés por fuera de las ventanas de un rascacielos, en los primeros minutos de Nación Secreta lo vemos agarrado de un avión que despega y hasta llega a tomar vuelto. Puro Cuise, sin dobles, escribiendo un nuevo capítulo en la vida de un actor que quiere ser el mejor en lo que hace, y que no duda en poner su seguridad en juego con tal de lograr el plano perfecto. Pero si hablamos de momentos épicos como ese, lamento decirles que no van a encontrar muchos más en esta película. Pasada esa escena a los 10 minutos de metraje, la quinta entrega de Misión: Imposible se pone oficialmente en marcha. Y lo hace con un registro más en sintonía a las viejas películas de James Bond u obras de Alfred Hitchcock. No hay necesidad de volar en mil pedazos al Kremlin o un punte, con nuestro héroe corriendo de lejos de las explosiones. En ese sentido Nación Secreta es fácilmente la más clásica de las películas hasta hoy, hasta diría que aun más que la primera entrega dirigida del gran Brian De Palma. Peleas mano a mano, tiroteos, persecuciones, mucha intriga y, obviamente, el ya mítico momento de la saga en que el Tom Cruise debe descender hasta algún lugar con tal de burlar la seguridad y cumplir su misión. Quizás una de las razones por la cual la saga logra mantenerse tan fresca es debido a que nunca repitió un director. Como ya se dijo, la primer película fue dirigida por De Palma, mientras que las que siguieron estuvieron a cargo de John Woo (quien probablemente hizo la peor película de la saga y hasta de su carrera), J.J. Abrams y Brad Bird respectivamente. El quinto en linea es Christopher McQuarrie, quien ya trabajara con Cruise como director en Jack Reacher y como guionista en Al Filo del Mañana y Operación Valquiria, aparte de haber ganado un Oscar por escribir Los Sospechosos de Siempre y haber filmado la injustamente poco valorada Al Calor de las Armas, con Benicio del Toro. Cada director que estuvo a cargo de Misión: Imposible logró transmitirle su propia impronta, y McQuarrie no es la excepción. Como ya se dijo, es la más clásica de todas. Las escenas de acción tienen más en común con las de las últimas décadas del siglo veinte que con las de los grandes tanques de acción de hoy en día. El manejo de la intriga y esos personajes obsesionados, peleando solos contra el mundo, remiten mucho al cine de Hitchcock, habiendo incluso referencias más explícitas como situar parte de la acción en Marruecos y una espectacular escena en la Opera de Viena, cosas que recuerdan un poco a la remake que filmó de El Hombre que Sabía Demasiado con James Stewart. Cruise una vez más está a la altura de las circunstancias y sabe lo que su público quiere. Demostrando, como casi siempre que se planta frente a una cámara, que es el rey del cine pochoclero. Podrá tener su oportunidad para llevarse el Oscar cada tanto, pero acá es donde yo lo quiero ver. Y una vez más está bien acompañado. Principalmente por Simon Pegg, con un personaje que continua expandiéndose, un Alec Baldwin que con no más de un par de lineas o un juego de miradas deja en claro el gran actor que es, y una bienvenida adición de Rebecca Ferguson al elenco como una misteriosa doble agente. Sean Harris como el villano de turno hace tambien un buen trabajo, aunque más por mérito propio que por obra y gracia del guión, ya que al personaje se presenta como una suerte de par maligno de Ethan Hunt, pero rara vez lo vemos demostrando eso. Por otro lado, la vuelta de Ving Rhames a la saga no resulta más que un cameo prolongado, y el personaje de Jeremy Renner hasta preciara haber perdido el protagonismo que prometía con la anterior película, aunque demos admitir que tiene algunas divertidas intervenciones. Conclusión Misión: Imposible - Nación Secreta es sin dudas la película más clásica de la saga. Se apoya en la intriga y los elementos que hacen de un buen thriller internacional, para terminar entregando un film de espías que, por momentos, pareciera tener más en común con el James Bond de Sean Connery o Roger Moore que con las anteriores aventuras de Ethan Hunt. Obviamente tampoco se deja de lado la acción, aunque esta vez es más sutil y menos explosiva que en otras oportunidades. Aun en su quinta entrega, la saga de Misión: Imposible demuestra capacidad para reinventarse y continúa tan entretenida como siempre.