El dolor como motor Le quedaba algo más de una hora a aquel 30 de diciembre de 2004 cuando comenzó la tragedia de República Cromañon. Comenzó, y para muchos todavía está lejos de terminar. Casi once años han pasado desde aquel fatídico día en el que 194 personas perdieron la vida durante un recital de Callejeros, y otros miles, entre sobrevivientes, familiares y amigos, vieron las suyas cambiar para siempre. La lluvia es también no verte está dirigido por Mayra Bottero y es un documental que nace del dolor causado por esa tragedia. Es un documental no debería haber existido porque Cromoñon nunca debería haber sucedido, pero acá está. Y por más que nos haya tocado de cerca o no, es tan difícil como necesario de ver. Para entender que no fue un accidente y que se podría haber evitado. Bottero, habiendo perdido ella misma a un amigo, enfoca su cámara a los familiares de las víctimas. Con material de archivo y entrevistas a padres y sobrevivientes, la película comienza con los desgarradores relatos de aquella noche del 30 de diciembre de 2004, y prontamente encuentra su rumbo enfocándose en la transformación y canalización de ese doloroso recuerdo, dando paso a una lucha social en búsqueda de justicia que ya lleva más de diez años, y que a pesar de algunos reveses sigue adelante. Promediando los último minutos de metraje se nos dice que por cada víctima de una tragedia, al rededor de 400 personas constituyen sus vínculos. Esto significa que 1.600.000 personas están relacionada de algún modo u de otro con lo sucedido en Cromañon. Pero La lluvia es también no verte engloba otras tragedias, previas y posteriores, que tambien ocurrieron por la negligencia del estado o individuos corruptos, como son LAPA, Once, Rió Tercero y un tristemente largo etcétera. Y en ese paso de antorcha en la lucha contra un sistema corrupto es donde la película termina por exponer el porqué de la búsqueda de justicia. No es solo por los que ya no están, sino que también para prevenir que vuelva a suceder en el futuro. Conclusión Con interesantes recursos y entrevistas tan conmovedoras como esclarecedoras, La lluvia es también no verte es un documental que expone de manera clara y concisa que Cromañon se podría haber evitado, si tan solo una larga fila de personas hubieran hecho su trabajo como corresponde. Algo tan indignante como sobrecogedor. Y por allí mismo pasa su gran acierto, al no quedarse simplemente con la tragedia y mirar hacia el futuro, en las luchas que nacieron y al día de hoy continúan buscando justicia, junto todos los que se unieron en el camino. Cromañon no le pasó simplemente a las victimas y sus familiares, Cromañon ya había ocurrido, volvió a ocurrir y es cuestión de tiempo para que vuelva a suceder si no hay un cambio verdadero en quienes deberían cuidarnos. Eso es lo que nos dice La lluvia es también no verte, fuerte y claro para que lo escuchemos todos.
Mundos distintos Félix y Meira vienen de dos mundos completamente distintos. Él es un solterón que promedia los cuarenta años, único hijo varón de una rica familia franco-canadiense que durante años mantuvo una enemistad con su padre, quien acaba de morir luego de una larga enfermedad. Meira es una joven judía jasídica, (in)felizmente casada y con una hija de apenas un año, y quien por curiosidad de ver lo que se esconde más allá de lo que su religión le permite, se terminará cruzando en el camino de Félix. Con la dirección de Maxime Giroux y un guión que él mismo escribió junto a Alexandre Laferrière, Félix y Meira resulta un cuidadoso estudio de personajes. Se desarrolla lentamente con ambos intentando buscarle un nuevo significado a sus vidas y encontrando en el otro la respuesta a sus necesidades, muy a pesar de las diferencias culturales que tarde o temprano entrarán en juego. Pero aquí Giroux se aleja de todo convencionalismo que supo inculcarnos el cine romántico hollywoodense. No hay momentos idílicos donde la volumen de la música va en aumento, al igual que el sentimiento entre los protagonistas. Los personajes no son perfectos y mucho menos lo son las situaciones. El camino a la felicidad es tortuoso y, peor aun, incierto. La necesidad de alejarse de sus vidas actuales es tan fuerte que Félix y Meira comienzan una relación que parece destinada a nunca prosperar, pero avanzan igualmente. Porque la necesidad de reinventarse es más fuerte, y no hay tiempo para detenerse a cuestionarlo. Los papeles principales recaen sobre Martin Dubreuil y Hadas Yaron, esta última quien viene de cosechar una buena cantidad de elogios y premios por su papel de Meira, y todos ellos muy bien entregados. La joven actriz de 25 años y origen israelí es el gran hallazgo que tiene el film. Ya que trae a la vida un personaje sumamente complejo, con dudas y contradicciones, y que a pesar de diferencias culturales que pueda haber con los espectadores, logra trascender estas barreras y conectarse a través de los sentimiento más básicos. Conclusión Félix y Meira es un film sobre dos almas en pena que no encuentran su lugar en el mundo, pero que creen encontrar uno en el otro una vía de escape. Lejos del sentimentalismo, la cinta que se apoya en la platónica relación entre ellos, para terminar meditando a través de un cuidadoso estudio de personajes sobre las diferencias culturales de los protagonistas y los sentimientos que los movilizan. Excelente labor de Hadas Yaron.
Un agradable coming-of-age del autor de Bajo la Misma Estrella. Papeles en el viento Cuando entré a la sala y me senté a ver Ciudades de Papel, el único conocimiento que tenía sobre ella es que estaba basada en una novela escrita por John Green, autor de Bajo la Misma Estrella, cuya adaptación cinematográfica estrenada el último año estuvo lejos de impresionarme. Sin dudas era un punto de partida poco alentador. Pero para mi sorpresa, Ciudades de Papel resultó una coming-of-age más que agradable, con un grupo de simpáticos protagonistas, una historia que logra un buen balance entre el drama y la comedia, y ecos al cine John Hughes. Desde el momento en que Margo Roth Spiegelman (Cara Delevingne) se mudó frente a su casa, Quentin (Nat Wolff) está enamorado de ella. Y aunque de pequeños supieron ser grandes amigos, el tiempo fue deteriorando la relación. Finalmente en el último año de secundaria las cosas no podrían ser más distintas, Margo es una de las chicas más populares del colegio y Quentin tan solo intenta sobrevivir para al fin poder escapar hacia la universidad y eventualmente convertirse en doctor. Pero una noche todo cambia. Margo irrumpe en la habitación de Quentin (Q para los amigos) y le propone unirse a ella en un recorrido de resarcimiento, en el que buscará vengarse de su novio y su mejor amiga, quienes la engañan juntos, y de todos aquellos que estaban al tanto de la situación y simplemente obviaron el problema. El plan sale tal cual lo imaginado y la noche se termina con Margo y Q más cerca que nunca. Este parece ser el comienzo de una nueva etapa en la vida de Quentin, quien al otro día se siente una persona diferente y asiste al colegio con intención recuperar el tiempo perdido con su vieja amiga. Pero Margo no aparece por ningún lado. Tampoco lo hace al día siguiente y al otro. Es entonces cuando Q comienza a sospechar que Margo simplemente no desapareció. Él está convencido de que se está escondiendo en algún lugar y que le dejó pistas para encontrarla. Por eso, junto a sus inseparables amigos Ben y Radar, intentarán resolver el misterioso paradero de Margo Roth Spiegelman. Y tal como dice el tagline del film, se perderán para finalmente poder encontrarse. Dirigida por Jake Schreier (Robot & Frank), Ciudades de Papel es un film con más aciertos que errores, y que si bien recorre caminos que otras películas de su género supieron recorrer a lo largo de los años, al menos logra rescatar lo mejor de ellas. Sus protagonistas, Nat Wolff y Cara Delevingne, al igual que el resto de los jóvenes del elenco, resultan inspiradas elecciones en papeles que en definitiva serán los que sostienen el relato. La transformación de Quentin, elemental en un coming-of-age, se encuentra bien trabajada y gran parte de ese mérito residente en el propio Wolff. Lo mismo para Cara Delevingne, interpretando a la enigmática Margo, un personaje que parece encajar justo en la piel de la joven actriz (a quien veremos el año próximo en Suicide Squad). Schreier, de manera acertada, siempre intenta mantener a la película por la senda de la comedia, sin caer demasiado en el melodrama adolescente que se pudo ver en Bajo la Misma Estrella. Y es durante momentos como el recorrido de venganza que emprenden Q y Margo, o cuando llega la hora de investigar y descifrar la pistas, o el road-trip que abarca gran parte del tercer acto, cuando Ciudades de Papel encuentra su lugar. Sobre todo porque parece buscar inspiración en películas como Ferris Bueller's Day Off, The Breakfast Club, Sixteen Candles u otras películas de John Hughes, filmadas a mediados de la década del los 80. Algo que se termina reflejando en la construcción de algunos de los personajes y la dinámica entre ellos, o por las mismas situaciones que se irán dando a lo largo de todo el relato. Conclusión El mundo adolescente que se retrata en Ciudades de Papel no llega reflejar cuestiones más complejas como si lo hizo la reciente Las Ventajas de ser Invisible, ni le dará una nueva voz a una generación como si lo hicieron los films de Hughes hace casi 30 años. Pero sin dudas es un simpático coming-of-age, que funciona de lo más bien como un entretenimiento ligero y dignamente logrado, con buenas interpretaciones y una historia que por momentos parece ir más lejos de los que se podría esperar de ella. Totalmente recomendable.
Un found footage que no innova mientras busca crear un nuevo icono del terror. Mucha merde! En 1993, Charlie Grimille, un estudiante de secundaria, muere accidentalmente durante una representación de la obra teatral The Gallows (La Horca). Más de 20 años después, con el afán de liberar a uno de sus amigos de la tortuosa tarea de tener que protagonizar un revival de la obra, un grupo de chicos irrumpe por la noche en el colegio con la simple idea de destruir todos los decorados. Por desgracia para ellos, el espíritu de Charlie Grimille no descansa en paz y todavía recorre los pasillos del colegio en busca de venganza. La Horca nos llega de la mano de Blumhouse Productions, compañía especializada en películas de terror de micro-presupuesto, que la hizo en grande con la primera parte de Actividad Paranormal y desde entonces parece no detener su marcha. Pero para una productora donde la especialidad de la casa parecieran ser las películas de horror found footage (o de material encontrado), y que viene de estrenar Creep, quizás una de las cintas más innovadoras hecha dentro de este género en los últimos años, La Horca resulta una verdadera decepción. La situación es todavía más frustrante si tenemos en cuenta que, por lejos, lo mejor de de la película son los primeros cinco minutos. En esta suerte de prologo vemos el video de la obra original de 1993 filmado por algún orgulloso padre desde la platea. Aquí básicamente se nos muestra el tortuoso momento en que, de manera accidental, la horca a la que hace mención el titulo de la obra falla y mata a Charlie Grimille frente al público. Luego saltamos más de veinte años adelante en el tiempo hasta llegar a nuestros días y conocemos al insoportable grupo de jóvenes (inexplicable requisito del género) al que acompañaremos en esta odisea de primero destruir un set y luego correr por sus vidas. Hechos que se darán y se muestran de la manera menos inspirada posible. Los iconos no se nacen, se hacen No hace falta más que ver el trailer y la campaña de marketing con el juego Charlie, Charlie a la cabeza para darse cuenta que la intención de los realizadores era posicionar al verdugo Charlie Grimille como un nuevo icono del terror, creando una especie de Freddy Krueger o Jason dentro del género found footage y aguardando el éxito de la película para hacerlo regresar una y otra vez. Y esta es otra razón por la cual La Horca falla de sobremanera. El personaje de Charlie Grimille simplemente no es atractivo (dejando de lado que tiene un look similar al asesino de nuestra Naturaleza Muerta), su historia no está muy clara, así como tampoco sus motivaciones o la razón de su regreso, y ni mencionemos su poca participación en la cinta. Recién en el epílogo indagaremos un poco más en su pasado, pero de nuevo, no es nada que ayude a construir una mitología propia. Conclusión No sólo La Horca no innova en absoluto en un género que ya se repite tanto que dejó de ser divertido, sino que tambien está encabezada por un grupo de personajes que verdaderamente ponen a prueba la paciencia del espectador. Y aunque sabemos que están en camino hacia una muerte segura y dolorosa, esta no llega lo suficientemente pronto como para salvar a la película de su gran pecado: aburrir.
Terminator Génesis era uno de los proyecto más esperados desde que Arnold Schwarzenegger dejó atrás su carrera política y regresó al mundo de la actuación. Pero revivir una franquicia que a lo largo de casi tres décadas pasó por las manos de diferentes personas y productoras (cada película pertenece a un estudio distinto) no es una tarea fácil. Y si bien el resultado final es algo dispar, es suficiente para proclamarla como un digno intento, al que (no por falta de merito) le cuesta trabajo encontrar su lugar en la saga. Viejo, no obsoleto Pocas veces el término reboot le sentó tan bien a una película, porque si una cosa queda clara después de ver Terminator Génesis, es que definitivamente no funciona como secuela. Aunque hace lo posible para mantener cierta lógica y respetar los hechos que se sucedieron principalmente en la primera película (las referencias a la segunda son casi todos guiños al espectador), su mayor preocupación reside en establecer nuevas reglas y, con algo de suerte, comenzar una nueva saga. Por lo que si esperan que el film dirigido por Alan Taylor encaje perfectamente en la linea temporal de la franquicia, lamento decirles que no será así. Terminator Génesis bien podría ser una versión alternativa de Terminator 3: Rise of the Machine (la cual aquí se obvia por completo), una Terminator 3.1 si se quiere, hasta con algunos de los mismo conflictos que se sucedieron en aquella película repitiéndose una vez más en esta, pero de forma muy diferente. Sería justo decir que para lograr un mayor disfrute de la película, el espectador debe asumir y aceptar que la saga terminó con Arnold sumergiéndose en metal fundido y levantando su dedo pulgar en los últimos minutos de Terminator 2. La tercera y cuarta parte tendrán sus seguidores y detractores, pero eso aquí no importa. Terminator Génesis es un intento por devolver la saga a sus raíces, sin importar demasiado si se sobrescribe, o se reescribe, o se borra o se contradice todo lo que sucedió hasta el día de hoy en el Universo Terminator. Cuanto más rápido entendamos eso, mejor. Los Ángeles. Año 2029. Al mando de John Connor la rebelión humana contra los robots de SkyNet por fin ha triunfado, pero todavía no se puede cantar victoria. En un último intento, las máquinas logran enviar un robot a 1984 para eliminar a Sarah Connor, madre de John, antes de que de a luz su hijo. Al mismo tiempo, John Connor envía al mismo año a Kyle Reese para protegerla. Hasta ahí nada que no sepamos por las anteriores películas, pero acá es cuando la cosa se empieza a complicar. Cuando Reese llega a destinos nos enteramos que otro robot T-800 fue enviado a 1973 para proteger y criar a Sarah desde chica, por lo que ya no es la damisela en apuros que alguna vez conocimos. Ahora nos enteramos que el día del juicio final, que originalmente era en 1997 (y en la 3 se pospuso hasta el 2004) será ahora en el 2017, el mismo día que Génesis, una suerte de programa que sincroniza todos tus aparatos tecnológicos, será puesto en linea. Y, ¿que es Génesis?, básicamente SkyNet con otro nombre. Ahora nuestros héroes deberán viajar una vez más en el tiempo, esta vez al año 2017 en una improvisada maquina de desplazamiento temporal creada por Pops, el Terminator guardián de Sarah, para impedir otra vez el día del juicio final. Tarea que, obviamente, no será para nada fácil, ya que el arma que esta vez envía SkyNet para destruirlos es el propio John Connor. Aunque la película hace las cosas más que bien en materia de efectos especiales, manteniendo el pulso con escenas de acción bien logradas y momentos épicos como la pelea de Arnold vs. Arnold que reescribe los primeros minutos de la primera película, intenta de cualquier manera mantener el sentido. Por momentos el guión parece esforzarse en encontrar giros que le sientan para su propósito, y en otro todo se soluciona con una simple linea de dialogo, siempre haciendo referencia a que ya no hay una, sino varias lineas temporales, por lo que básicamente hay vía libre para hacer cualquier cosa. Y cuando llega el momento del gran giro que tiene la película, probablemente el más interesante desde que Schwarzenegger pasó de villano a héroe en la segunda parte, es cuando terminamos por darnos cuenta que el trailer que lanzó Paramount arruinó absolutamente todas las sorpresas que tenia para ofrecer el film. Los debutantes en la saga Emilia Clarke. Jai Courtney y Jason Clarke lo hacen con resultados dispares. La actriz de Game of Thrones es a quien le tocó la parte más interesante, ya que tiene oportunidad para crear una Sarah Connor distinta a todas las que conocimos, muy lejos de como se la veía en el primer film, pero con la particularidad de haberse preparado una vida para el Día del Juicio y sin haber sufrido todo lo que vimos y supimos por la segunda película. Clarke es otro que sale bien parado de esta aventura, tanto como el líder de una revolución y como el Terminator de alta gama que busca proteger a SkyNet a toda costa. Por otro lado, Jai Courtney no resulta del todo convincente como Kyle Reese, quien está muy lejos de ser ese tan atractivo y vulnerable héroe que conocimos, y sale muy plano en la piel de un actor que parece careces de expresiones. Arnold Schwarzenegger, tal como dice el propio T-800, está viejo pero no obsoleto, y podría seguir viéndolo interpretar este papel hasta que le de el físico y la mente. J.K.Simmons (Whiplash) y el ex Doctor Who Matt Smith también tienen pequeños papeles en la película, pero mejor no hablar mucho de ellos así reservamos aunque sea algún pequeño giro que Paramount y sus trailers todavía no nos arruinaron. Conclusión Terminator Génesis es una película que probablemente guste más al ocasional espectador de cine de acción y ciencia ficción que a los fanáticos de la saga. Que se las arregla para seguir adelante a toda marcha, muy a pesar de su confusa historia y su intento por mantener cierta lógica dentro de un mundo en el que ya parece imposible. Pero si la encaramos como un simple entretenimiento pochoclero, y no como la continuación o reinvención de una franquicia clásica, es probable que se la pueda disfrutar mejor.
La comedia familiar argentina y un nuevo golpe bajo. El Zoológico más loco del mundo De los productores de Bañeros 4 y La Patota, llega una nueva película que invita al debate. Aunque esta vez no será sobre la justicia, la desigualdad social o la violencia de género, el debate en cuestión será sobre el estado actual de la comedia familiar argentina. Un género que parece involucionar con el correr de las décadas, y que sirve como excusa a los productores para entregar productos apresurados y de bajísima calidad. Porque, claro, ¿que entienden los más pequeñitos sobre cine?. Cuando uno entra a la sala a ver una película como Locos sueltos en el Zoo ya sabe lo que va a encontrar, caso contrario, el logo de Argentina Sono Films con más de 25 años de antigüedad debería ser una señal de alerta. Tan solo un pequeño detalle que no dice absolutamente nada sobre la calidad de la película, pero que nos da un indicio sobre lo que estamos a punto de ver: un producto quedado en el tiempo. Me gustaría decir que ese es el único problema con el film, pero para eso habría que dejar pasar actuaciones berreta de personajes de moda, las burdas publicidades a productos, los homenajes robos a películas norteamericanas y especialmente la falta completa de un guión o peor aun, de sentido común. La historia es muy simple, los animales del Zoo de Buenos Aires hablan y son muy pocas las personas que conocen este secreto. De casualidad llega a los oídos Alejandro (Matías Ale), un traficante de animales que quiere robarse al gorila del zoológico para luego venderlo a La Vegas y hacer mucho dinero. Para eso contrata a los hermanos Bielsa (Pachu Peña y Álvaro Navia), dos ¿detectives privados? que lo van a ayudar con su plan, mientras que guardias y demás trabajadores del establecimiento (Nazareno Móttola, Emilio Disi, Fabián Gianola y Luciana Salazar) se preparan para presentarles batalla. Si bien no es una historia que busque reinventar el género, podría haber sido suficiente con algo más desarrollo arriba. Pero eso implicaría un mayor trabajo en el guión. Y guión es una palabra que ya no parece formar parte del diccionario de Argentina Sono Films, por lo que a lo largo de 90 minutos (que fácilmente se sienten como el doble) veremos una larga sucesión de reiterativos sketches. Si creían que la historia era algo similar a la de Una Noche en el Museo, creían bien. Incluso por momentos ni siquiera se intenta esconder que sirvió de inspiración. Los primeros minutos de película son casi un calco: Gregorio (Alberto Fernandez de Rosa) se retira después de muchos años de trabajo y nos confía a los espectadores el secreto de que este no es un Zoo cualquiera, acá los animales pueden hablar cuando nadie los está viendo. Segundos después de esta revelación aparece el personaje de Emilio Disi, el encargado del Zoologico, quien está vestido IGUAL al personaje de Ricky Gervais en el film de Ben Stiller. Quizás esté pecando de inocente, pero me gustaría creer que esto es tan solo una forma de reconocer el homenaje. De ahí en adelante, los 85 minutos restantes serán un verdadero suplicio. La historia avanza a cuenta gotas mientras vemos una y otra vez los mismo sucesos repetirse en pantalla, en orden aleatorio: – Pachu Peña y Álvaro Navia intentan de diferentes formas robarse al gorila. – Matías Ale manipula calentándole la pava a la nueva guardia del Zoo interpretada por Gladys Florimonte. – Karina Jelinek se saca selfies y roba el chiste de los anteojos para parecer despierto a Homero Simpson. – Loly Antoniale hace escenas de novia celosa y controladora. – Nazareno Móttola se golpea mientras descubre que los animales pueden hablar. – Emilio Disi intuye que algo raro está pasando. – Marley come bichos e invita a otros personajes a hacerlo también, pero todos huyen asqueados. – Luciana Salazar y Fabián Gianola se miran con ganas al son de una canción romántica en piano. – Los animales comentan y hacen chistes sobre todo lo que acaba de suceder, sin interferir en absoluto con el desarrollo de la trama. Esta falta de imaginación, y pareciera que hasta de desinterés, en el producto terminado, se traduce también a todo lo que vemos en pantalla. La película ni siquiera intenta buscar una razón con cierta lógica en la historia por la cual los animales hablen. Lo hacen porque Gregorio, el guardia interpretado por Alberto Fernandez de Rosa, les leía cuento a la noche y bueno… aprendieron! Los inserts de los animales hablando por momentos son bocas retocadas digitalmente, en otros casos tan solo los animales comiendo o haciendo muecas con el doblaje arriba, y en el peor de los casos hasta emiten palabra sin siquiera estar moviendo la boca. Y lejos de Naufrago y su más sutil publicad a Fedex, toda la película parece (y de hecho ES) un manotazo de ahogado por parte de Zoológico porteño, para dejar atrás la mala prensa y el mal negocio que viene resultado desde hace años. En definitiva, Locos sueltos en el Zoo es un fiel exponente de lo que viene resultando la comedia familiar argentina desde hace más años de los que me gustaría recordar. Buscando entrar en el espectador de la forma más elemental posible, con comedia física y animalitos hablando para los más chiquitos, y el escote de Luciana Salazar, los pantalones ajustados de Loly Antoniale y el cameltoe de Karina Olga para los más grandotes. Conclusión Claro está que peores películas se han hecho (no demasiadas, pero algunas) y que peores películas están por venir, pero eso no debería servir como excusa a Locos sueltos en el Zoo para ser un proyecto tan improvisado y con un burdo mensaje publicitario. Honestamente no esperaba nada más que al menos poder disfrutarla en algún nivel como cine bizarro, rogando que de tan mala sea buena, pero ni siquiera en ese sentido le encontré algo disfrutable. Es una nueva mancha en la filmografía de la alguna vez intachable Argentina Sono Films, y quedará para otro momento la respuesta a por qué Disney y sobre todo Telefe, que tan buen contenido viene produciendo para cine en los últimos años, asocian su nombre a este tipo de cosas. Probablemente los nenes de hasta cinco años logren encontrarle algún sentido a Locos sueltos en el Zoo y hasta se diviertan, pero hoy en día no podría asegurarlo. Lleve a sus hijos/as bajo su propio riesgo.
Cameron Crowe está de regreso con una simpática comedia romántica a la vieja escuela. Están lloviendo estrellas Si nos dejamos guiar por las críticas que viene recibiendo Aloha (estrenada en nuestro país como Bajo el mismo cielo), daría la sensación de que estamos ante la presencia de uno de los grandes fracasos cinematográficos del año. Quizás por no cumplir con las expectativas que genera cualquier proyecto que lleve el nombre de Cameron Crowe, o por su magnífico elenco que encabezan Bradley Cooper, Emma Stone y Rachel McAdams, y que también cuenta con secundarios de la talla de Bill Murray, John Krasinski, Danny McBride y Alec Baldwin. Y si bien es cierto que Bajo el mismo cielo no es una película perfecta y algunos de sus problemas son más que evidentes, está muy lejos de ser el desastre que muchos dicen. Brian Gilcrest (Cooper) es un contratista que supo servir en el ejercito de Estados Unidos y que hoy trabaja de forma independiente. Contratado por el multimillonario Carson Welch (Murray) para supervisar el lanzamiento de su nuevo satélite, Brian regresa a Hawaii, lugar donde tiempo atrás vivió algunos de los mejores momentos de su vida, tanto sentimental como profesionalmente. Allí se reencontrará con Tracy (McAdams), un antiguo amor que hoy se encuentra ¿felizmente? casada con un viejo amigo de Brian (interpretado por Krasinski), y al mismo tiempo comenzará a sentir cosas por Allison Ng (Stone), una piloto local de la Fuerza Aérea que fue designada para acompañarlo en cada paso. Lo que inmediatamente llama a nuestra atención de Bajo el mismo cielo es su propio inicio, con un viejo logo de Columbia Pictures e imágenes de archivo de la historia de hawaiana, musicalizado como solo Cameron Crowe sabe hacerlo. Al mismo tiempo, todo esto es una declaración de intenciones. De hacernos saber que esta no es una comedia romántica como las de hoy en día, que tendrá un sabor más añejo, que por momentos puede hacernos recordar a aquellas películas protagonizada por Rock Hudson y Doris Day de finales de la década del cincuenta y comienzos del sesenta, o a las que supo filmar allí Elvis Presley durante ese mismo tiempo, y donde no tan casualmente en alguna de ellas tambien interpretaba a un militar o ex militar de algún tipo. Alguna vez alguien me dijo, las películas de Cameron Crowe no se miran, se siente. Y aunque no puedo decir que esté 100% de acuerdo con esa frase, ese parece ser el caso de Bajo el mismo cielo. En una primer escena, en la que Brian aterriza en Hawaii por primera vez después de mucho tiempo, conocemos a todos los personajes que tendrán algún tipo de incidencia en la trama, y conocemos tambien muy por encima las razones de su regreso, pero no mucho más que eso. Todo se irá revelando de una forma no demasiado usual en el cine de Crowe, donde generalmente los conflictos y las motivaciones quedan planteadas rápidamente. Este no es el caso, las revelaciones van llegando de a poco, para mientras dejarnos a solas con los personajes. Los iremos conociendo y viendo afianzar y repasar los viejos lazos que los unían. Y es en las relaciones entre los protagonistas y este triangulo amoroso poco convencional para las explosivas comedias románticas de hoy, en donde reside el verdadero encanto de la película. Conclusión Bajo el mismo cielo es una comedia romántica que se siente fuera de su tiempo, y quienes la acepten como tal de seguro encontrarán razones para disfrutarla. Cooper, Stone y McAdams se cargan la película al hombro con su usual encanto y buena química, creando personajes entrañables y a los que da gusto acompañar en esta historia. Tampoco se puede dejar de mencionar y destacar los pequeños grandes papeles de Baldwin, Murray y Krasinski, quienes con poco minutos en pantalla logran aportarle a la película una muy necesaria cuota de humor. Y aunque el guión del propio Crowe no se encuentre entre los más redondos que haya escrito hasta hoy, hay suficientes momentos que remiten al resto de su filmografía y nos recuerdan su talento.
Un coming-of-age con más buenas intenciones que aciertos. In my life Alguna vez, todos los que no vivimos durante la época en que se desató la Beatlemania, vimos videos de Los Cuatro de Liverpool causando estragos en cualquier parte del mundo a la iban, desde su Inglaterra natal hasta Estados Unidos. Casi todo el globo terráqueo había escuchado hablar de ellos o conocía por lo menos una canción, incluso en lugares donde su música no era tan simple de adquirir. Uno de estos lugares era Noruega. ¿Como afectó esta moda en una sociedad conservadora como la de Noruega en los años sesenta?, pero más importante aún ¿como afecto la aparición de la banda en los jóvenes que casi a escondidas comenzaban a consumir su música? Sin dudas, Beatles tiene un interesante punto de partida. Kim, Seb, Gunnar y Ola son cuatro amigos que viven en Oslo, Noruega durante la década del sesenta. Mientras sobrellevan sus problemas familiares y desilusiones amorosas con las chicas, como muchos otros jóvenes en el mundo se identifican y disfrutan con la música de Los Beatles. Escuchando los discos recluidos en un cuarto y lejos de la vista (y oídos) de los adultos, sueñan con algún día poder alcanzar el mismo éxito que sus ídolos, por lo que aún con el poco talento musical que hay en ellos forman su propia banda de covers. Beatles está basada en el best-seller escrito por Lars Saabye Christensen. Pero más allá de tener la particularidad de ser un coming-of-age contado a través de la música de Los Beatles (con las canciones originales como parte de la banda sonora) y ser visualmente atractiva (desde lo técnico y por los hermosos paisajes noruegos que retrata ), la película padece de un síntoma común a la hora de adaptar una historia como esta, y es ese el de abarcar mucho y apretar poco. Dando la sensación de que los realizadores no se decidieron bien a la hora de la adaptación con que cosas despachar y que cosas mantener en el guión, la convulsionada historia avanza mientras los personajes se van construyendo muy de a poco, a veces al borde del aburrimiento. Algunos conflictos aparecen y desaparecen, otros se los presentan pero nunca se desarrollan por completo y cuesta trabajo identificar hacia que lado pretende ir el film hasta muy adelante en el metraje. Los cuatro jóvenes protagonistas hacen un buen trabajo y logran armar personajes con los cuales podemos simpatizar, y más allá de un puñado de momentos bien logrados, la sensación que nos deja es de sabor a poco. Conclusión Aunque entusiasma la idea de coming-of-age contado a través de la música de Los Beatles, no es este el mejor ejemplo que se me podría ocurrir. Pero mientras esperamos que alguien más lo intente con mejores resultados, Beatles debería ser suficiente. Después de todo está encabezada por un simpático grupo de jóvenes que cumple sin demasiados compromisos, tiene algunas hermosas imágenes de Noruega dignas de una postal, y algunos logrados momentos con la música de Los Cuatro de Liverpool de fondo son algo más fácil de digerir.
Un eficaz entretenimiento por sus propios medios, que conmemora los logros de la película original. Bienvenidos, a Jurassic Pa... ejem, World Veintidós años han pasado desde el estreno de Jurassic Park, película que en muy poco tiempo se convertiría en un clásico para una generación entera y que dejaría la vara muy alta en materia de efectos especiales para todas las súper-producciones que vinieron después. Las razones están a la vista de todos, por primera vez en la historia se lograron crear dinosaurios que se muevan y se vean de forma realista, y al mismo tiempo Steven Spielberg, basándose en la novela escrita por Michael Crichton, logró adecuarlos en una aventura como nunca antes se había visto, sobre la responsabilidad moral y las consecuencias de jugar a ser Dios. Mientras que la segunda parte tiene sus detractores y sus defensores (entre los que me incluyo) y es mejor no recordar demasiado de la tercera simplemente por cosas como el velociraptor parlante en el sueño de Alan Grant (Sam Neill), difícilmente ambas se acercaban a lo que logró generar en el espectador el film original. No vengo acá a decirles que Jurassic World sí lo logra, porque no es así. Pero lo que se debe rescatar de la película dirigida por Colin Trevorrow es que tampoco la intenta. Sabe que no es Jurassic Park y que nunca lograría serlo. Por eso toma la suficiente distancia, reconociendo y respetando a la cinta original, y construyendo de ahí en adelante su propia historia. Luego de más de dos décadas desde los incidentes de Jurassic Park, el sueño de John Hammond de crear un parque temático con dinosaurios reales es por fin una realidad. Jurassic World recibe todos los días miles de visitantes de todo el mundo, quienes llegan a Isla Nublar para ver a estas criaturas algunas vez extintas por más de 65 millones de años. Con la necesidad de renovarse constantemente y mantenerse al frente de los chicos de hoy en día que exigen que todo sea más grande, más rápido y más fuerte, la corporación al mando de Jurassic World le encomienda a InGen (empresa responsable por la investigación que dio como resultado a los dinosaurios), la creación un nuevo espécimen que cumpla con las expectativas de sus principales y más exigentes visitantes. De esta forma, mezclando el ADN de varias especies de dinosaurios y algunos animales más actuales, crean lo que dan por llamar el Indominus Rex. Desgraciadamente para todos, este nuevo dinosaurio resulta más inteligente de lo que cualquiera hubiera podido anticipar, y cuando finalmente logra escapar del cuidado de la gente del parque, es cuando los problemas comienzan. Estará en Owen Grady (Chris Pratt), cuidador de los velociraptors de Jurassic World, y Claire Dearing (Bryce Dallas Howard), la mánager de operaciones del parque, en detener a este temible y feroz monstruo de 15 metros de altura antes de que sea demasiado tarde. Como dije previamente, el mayor mérito de Jurassic World está el respeto que le guarda al film original. Quizás demasiado para algunos, ya que repite algunos de los mismo elementos de la trama original ("atracciones" que empiezan a fallar, chicos por si solos perdidos en el parque), pero las similitudes quedan ahí. Habrá a lo largo de la historia algunos guiños bien explícitos a la primera película (varios de ellos muy divertidos y a cargo de Jake Johnson), que no hacen más aumentar el factor nostalgia que juega un papel importante en este caso, pero la historia se abre su propio camino. No hay demasiados momentos de respiro a lo largo de todo el relato, más allá de un intento decir algo relevante sobre un mundo manejado por corporaciones o la implicancia de jugar a ser Dios, Jurassic World tiene en claro que su objetivo debe ser entretener. Por otro lado el guión a cargo de Rick Jaffa y Amanda Silver (El Planeta de los Simios: Confrontación), con re-escrituras de Derek Connolly y el propio director Colin Trevorrow, se encarga de buena manera de mantener con cierta lógica todo lo que nos tenía preocupados cuando vimos el primer avance. Tenemos por un lado a Grady (Chris Pratt) y sus velociraptors, que a contramano de lo que se podía anticipar, la relación entre ellos no es muy distinta a la de los domadores y sus leones, sabiendo que solo por momentos puede mantenerlos en control y un paso en falso significaría que se convierte en próximo almuerzo. La sub-trama de los chicos perdidos en el parque termina generando algunos de los momentos más genuinamente emotivos de la película. Y la creación y posterior escape del feoz Indominus Rex guarda algunas interesantes sorpresas que serán bien recibidas. Probablemente el punto más flojo de esta historia resida en un conflicto de intereses entre Grady y Claire Dearing con Hoskins (Vincent D'Onofrio), un contratista del ejercito estadounidense que quiere poder domesticar a los velociraptors para poder utilizarlos como soldados en futuras guerras. Esto no solamente no suma a la película, por momentos hasta desvía el foco de atención de una historia que no lo necesitaba. Pero no me resultaría extraño por como se dan las cosas, que esto termine siendo tan solo la semilla de una próxima película. Conclusión Jurassic World se aleja solo lo suficiente de la original para contar una historia que la homenajea, pero al mismo tiempo abre su propio camino. Pratt y Dallas Howard son dos dignos protagonistas de esta aventura que prioriza la diversión por sobre el cerebro, pero que logra entregar algunos momentos fantásticos que los fans de la primera película sabrán apreciar. Ágil, con la cuota de humor justa y visualmente atractiva, Jurassic World es la secuela que saga necesitaba para revitalizarse y poder dar un necesario cambio de rumbo. Aunque teniendo en cuenta los hechos que acá se suceden, yo me permito dudar sobre cual será ese. Extra: La película abre con el logo de Amblin Entertainment. Si eso no le mueve un pelo a los fans de Spielberg no hay sangre corriendo por sus venas!
Marco Berger llega al BAFICI con su tercer largometraje. Luego del éxito de sus anteriores films, Plan B y Ausente, el director repite temática pero nos presenta un film completamente distinto a lo que nos tiene acostumbrados. Un lugar en el mundo Hawaii es la historia de dos personas. Ambos amigos de la infancia que el destino separó y hoy, muchos años después, vuelve a juntar. La vida de ambos no podría ser más diferente. Martín está de regreso en su pueblo natal en algún lugar del interior del país. Esta solo, sin un techo donde dormir y se gana la vida haciendo changas por ahí. En ese mismo pueblo Eugenio está al cuidado de la casa de sus tíos, pasa sus días en la pileta y mientras aprovecha para escribir una novela. Cuando Martín golpea la puerta de Eugenio y le ofrece sus servicios no tardan demasiado en reconocerse. Así los dos amigos comenzarán a recuperar el tiempo perdido. Poniéndose al tanto de sus situaciones, Eugenio le termina ofreciendo a Martín un lugar en su casa y comida a cambio de trabajo. Pero mientras avanza la convivencia comenzará entre ellos un juego de poder y deseo, y así también comenzará a crecer una extraña relación. Lo que no se dice Tal como dije anteriormente, Hawaii es un film distinto a los que nos tiene acostumbrados Marco Berger. Si hay que ubicar su filmografía dentro de algún género especifico, podríamos decir que Plan B era una comedia y Ausente era un drama con interesantes toques de suspenso. Es muy difícil ubicar a Hawaii dentro de algún género sin arruinar las sorpresas que nos tiene preparado el film. Aquí la acción transcurre casi en un 90% en una casa y sus al rededores, pocas veces hay más de dos actores en escena y la gran mayoría de las veces ellos son Manuel Vignau (Eugenio) y Mateo Chiarino (Martin). Hawaii dice más con sus silencios y la mirada de sus personajes que con sus diálogos, esto quizás la haga menos accesible al público, pero no por eso menos satisfactoria. Berger toma como excusa a estos dos personajes para reflexionar sobre la soledad, el amor, la solidaridad y una posterior (¿y posible?) dependencia. Quizás Hawaii por momentos se sienta redundante, pero toda esta construcción termina teniendo sentido (en su mayoría) con el desenlace del tercer acto. Si algo le critiqué a los anteriores trabajos de Berger es justamente ese último acto donde, según mi opinión, el director alarga innecesariamente las cosas. Aquí es todo lo contrario, ese alargamiento está en los primeros dos actos con una conclusión que cierra perfectamente la historia de estos dos amigos. Pero resulta inevitable sentir que al film le sobran algunos minutos. Párrafo aparte (literalmente) se merecen Manuel Vignau y Mateo Chiarino. En una película como Hawaii donde todo, o mejor dicho casi todo, pasa por los personajes, ambos actores entregan formidables actuaciones. Vignau no es novedad ya que había demostrado gran potencial en Plan B, el anterior film de Berger, y aquí repite su buena labor. Pero fui gratamente sorprendido por Chiarino, quien desde la primera escena y solo a través de su mirada nos transmite el dolor y la soledad que lleva Martín dentro. Conclusión Hawaii es una película chiquita, intima, y que recompensa al espectador que sabe apreciarla por lo que es. Hawaii es sus silencios, sus miradas y sus incomodidades. Y si bien Plan B y Ausente me resultaron más accesibles, la habilidad de Berger para manejar el suspenso en la cotidianidad de las cosas es algo que aun no deja de sorprenderme.