Hoy llega el gran evento de Marvel, el estreno de Capitán América: Civil War de los hermanos Joe y Anthony Russo. El film comienza donde terminó Los Vengadores: La Era de Ultron, con las repercusiones de los vengadores tras salvar la humanidad. Ahora el grupo se ve dividido entre aquellos que aceptan firmar un acuerdo con las naciones del mundo y ser controlados y vigilados; y el resto que prefieren mantenerse al margen. Sería el equipo Iron Man contra el equipo Capitán América. Dentro de este conflicto se encuentra la aparición del soldado del Invierno, Bucky (Sebastian Stan), y un nuevo enemigo Zemo, interpretado por Daniel Brühl. La era de Ultron pecaba de ser irrealista, el universo de superheroes tiene varios estilos, y Marvel ha sabido mantener cada personaje en sus películas, pero cuando comenzó a unirlos era difícil que cada uno funcionara conjuntamente. Joss Whedon hizo un gran trabajo en el primer film, conciso, sin perder de lugar el conflicto, la segunda parte de Los Vengadores, tenía muchos agujeros en su trama (no tantos como Batman vs Superman) pero parece que los hermanos Russo supieron coordinar este problema, y poner a los personajes en la tierra (por así decirlo). Capitan America y el soldado del invierno sigue siendo el film de Marvel que narrativamente funciona mejor; ¿por qué es esto? Porque emula gran parte de las películas de espionaje de James Bond o Jason Bourne. En Civil War, la primer hora mantiene el mismo ritmo, después el conflicto escala en las proporciones que incluye a todos los personajes de la saga (sin Hulk y Thor). Este evento es el que la mayoría estaba esperando. Los personajes principales pueden ser muy jugosos, pero los cameos de Ant-Man, Pantera Negra, Spider-Man son lo más atractivo de estas escenas. Claro, que muchas veces se notará que se fuerza para que la inclusión de los mismos funcione en pos de incluir cada vez más caras reconocidas al elenco, pero si vamos al gusto de los fanáticos, es lo mejor del film. Finalmente, el último tercio del film parece desinflarse, la solución parece ser más pedida por Disney, que ser un eje en la trama; pero si cierra el conflicto de la fase 1 y 2 de Marvel y no deja ninguna arista abierta. Podríamos decir que la fase 3 y la pelea contra Thanos, será algo totalmente diferente a lo que vimos, y un poco más cercano a lo que fue Guardianes de la Galaxia.
Ayer llego el estreno de Mi gran boda griega 2, segunda parte del film del 2002, que vuelve a traer el elenco original. La familia Portokalos está de vuelta. Han pasado casi quince años desde que Toula (Nia Vardalos) e Ian (John Corbett) se casaran. Ahora la pareja intenta sacar un poco de tiempo para ellos, y tener alguna que otra cita romántica. Mientras, lidian con Paris (Elena Kampouris), su hija adolescente, que ha crecido y quiere irse a una Universidad que esté lejos de su sobreprotectora familia, que la sigue a todos lados. Y es que la joven necesita un poco de aire. Pero entonces la familia descubre un secreto: el sacerdote que ofició la boda de los padres de Toula se olvidó de firmar el papeleo, por lo que realmente Maria (Lainie Kazan) y Gus (Michael Constantine) no están casados. Así que otra nueva boda está en camino, y esta vez será más grande y mucho más griega. Los enredos, las risas y el choque de culturas están asegurados. “Las segundas partes nunca fueron tan buenas”; muchas veces esta frase se usa en el cine, en ocasiones se aplica en otras no. Mi gran boda griega 2 tiene ideas ya vistas en su primer parte, pero lamentablemente su historia no engancha de la misma manera. Los protagonistas principales se pierden entre la exagerada vida de la familia Portokalos, y muchas veces las historias secundarias son más interesantes que las principales. Las dos lineas narrativas principales no son tan jugosas como los pequeños sketchs, en donde el guión de Nia Vardalos, hace más uso de las típicas costumbres griegas, que el público ve ajenas; generando el impacto buscado.
Llega el estreno de la película argentina Al final del Tunel de Rodrigo Grande, con Pablo Echarri, Leonardo Sbaraglia y Clara Lago. Joaquín (Sbaraglia) es un hombre que está en silla de ruedas. Su casa, que conoció tiempos mejores, ahora es lúgubre y oscura. Berta (Lago), bailarina de striptease, y su hija Betty llaman un día a su puerta respondiendo a un anuncio que puso Joaquín para alquilar una habitación. Su presencia alegra la casa y anima la vida de Joaquín. Una noche trabajando en su sótano, donde repara computadoras, Joaquín escucha un ruido casi imperceptible. Pone la oreja contra la pared y se da cuenta que un grupo de ladrones, liderado por Galereto (Echarri), está construyendo un túnel que pasa bajo su casa para robar un banco cercano. Joaquín vigila a los ladrones, toma notas, y logra conocer al detalle el plan del robo. Así comienza a ejecutar un plan contrarreloj que le permitirá frustrar los propósitos de Galereto y su banda. Mezclando elementos de las películas de atracos, Rodrigo Grande construye Al final del Tunel, un thriller policial que mantiene el suspenso gracias a la característica física de su protagonista (que se encuentra en condiciones inferiores a su enemigo); pero que esto no impide a que se las ingenie para hacerle frente. Joaquin es un hombre postrado tanto física como emocionalmente, a medida que se va interesando por ganarle el negocio a Galereto, su personaje comienza a moverse, incluso la presencia de Berta implica gran parte de su motivación (quizás una de las únicas funciones del personaje femenino). Echarri hace el papel más jugado, el ladrón pero no de guante blanco y carismático. Aquí cumple como líder de la banda, meticuloso, un poco sádico; pero que incluso esconde un pasado bastante funesto que no voy a develar ya que es parte de la trama. Muy bien filmadas las escenas dentro del tunel, y como los escenarios cumplen un gran rol al encerrar a los personajes, y a su vez acercarlos en los momentos de más tensión.
En una grilla donde la fantasía siempre se hace un hueco, llega la segunda parte de El Cazador y la reina de Hielo dirigida por Cedric Nicolas-Troyan. Antes de que la malvada Reina Ravenna (Theron) fuera vencida por la espada de Blancanieves, ella fue testigo de la desgarradora traición amorosa de la que fue víctima su hermana Freya (Blunt), razón por la que huyó del reino. Freya posee la habilidad de congelar a cualquier enemigo y es así como la joven Reina del Hielo ha pasado décadas en un remoto palacio invernal, forjando a una legión de guerreros cazadores, entre los que se encuentran Eric (Hemsworth) y la guerrera Sara (Chastain), con un objetivo claro: endurecer su corazón al amor. Ante todo, gran parte de El Cazador y la reina de hielo funciona por la carismática puesta del personaje de Chris Hemsworth, que intenta despegarse de su personaje de Thor en la saga de Marvel que; aunque aquí no lo logre, si hace un personaje simpático. La historia del amor vencerá a todo mal, parece haber sido contada miles de veces, y aquí no hay ninguna vuelta de tuerca que puedan esperarse; ya lo hemos visto en Malefica, Once Upon a Time o en el primer film de esta saga. Creo que el gran mal de la película fue su promoción (ya sea en posters o trailers) ya que recien entrado el tercer acto de la película es cuando descubrimos la vuelta de Ravenna. Una pequeña sorpresa, que podría haberlo sido, sin tanto marketing. Desde lo visual el film cumple con su cometido, los efectos del hielo son muy interesantes, y no se empecina en armar grandes batallas de CGI, sino pequeños combates individuales.
Llega a los cines, la segunda parte, precuela o spin-off de Cloverfield, Avenida Cloverfield 10 de Dan Trachtenberg; con producción de J.J. Abrams. Michelle (Mary Elizabeth Winstead) despierta en un refugio bajo tierra después de sufrir un terrible accidente automovilístico y teme haber sido secuestrada. Su captor, un hombre preparado para el día del fin del mundo, le dice que ha salvado su vida y le advierte que un terrible ataque con armas químicas ha dejado el mundo exterior inhabitable, pero al tiempo que las tensiones crecen, ella decide escapar sin importar los peligros que la esperan en la superficie. Aunque muchos creen que la primer Cloverfield (2008) fue dirigida por J.J. Abrams, el maestro del suspenso y de la ciencia ficción fue solo el productor. Aquel quien estuvo en el asiento del director fue Matt Reeves que dirigió luego la última El amanecer de El Planeta de los Simios y la próxima La guerra de El Planeta de los Simios. Filmada completamente con cámara en mano, y bajo un guión de Drew Godard (Daredevil), el film exploraba un ataque alienígena, desde la óptica del espectador, con más similitudes a Alien; y su monstruo que nunca aparece. Tuvo seguidores y detractores. En esta segunda parte, Avenida Cloverfield 10, solo tiene la similitud en su título y en parte de su desenlace. El film esta vez es dirigido por Dan Trachtenberg; el mismo que hizo este fabuloso corto sobre el juego Portal (y que suena para dirigir la adaptación al cine). El film mantiene a lo largo de su duración un suspenso inigualable, no apto para claustrofóficos. Juega con la paranoia del encierro (algo que maneja perfectamente desde su guión y las excelentes actuaciones de Mary Elizabeth Winstead y John Goodman) y por más que algunos espectadores sepan o no, la verdad detrás del argumento de Cloverfield; en todo momento se cuestiona la decisión de salir o quedarse encerrado, y en donde uno se siente más seguro. Mezclando un poco de aventura, un poco de suspenso y finalmente un poco de ciencia ficción, Michelle es la heroína perfecta; en ningún momento el espectador pensará que es la damisela en peligro. Desde el minuto uno, sabemos que nos encontramos antes una MacGyber o Lara Croft, ingeniosa y decidida a escaparse. El espacio a su vez funciona como otro gran factor a tener en cuenta en el film, el confinamiento de los protagonistas en el bunker de Howard, posiciona la vista del espectador hacia abajo, y la tensión creada por su dueño, es igual de problemática. La apuesta se eleva cuando en dos momentos, Michelle debe ingresar a un ducto de aire.
Llega a las salas del cine Gaumont, el documental Exilio de Malvinas de Federico J. Palma. Exilio de Malvinas cuenta la historia de tres malvinenses que por diversos motivos fueron forzados a dejar las islas y trasladarse a la Argentina Continental. Desde muy joven, a partir de numerosas lecturas, Alexander Betts defendió la reivindicación de soberanía sobre las islas que se planteaba desde Argentina. Su pensamiento le costó un duro enfrentamiento con su familia y otros kelpers. Apenas terminada la guerra, cuando un rompehielos trasladaría a los últimos argentinos heridos, Alex decidió sumarse a ellos, abandonar las islas y radicarse en la Provincia de Córdoba. Desde entonces, continua estudiando el tema Malvinas y representa a la Argentina en el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas. Para el artista plástico malvinense James Peck, los problemas comenzaron con la llegada de María, una argentina vinculada a la pintura que de visita en las islas, descubrió la obra de James. Ellos se enamoran y terminan viviendo juntos. La mirada crítica de los otros y la discriminación diaria, llegarían a un punto de no retorno en 2002, cuando María queda embarazada. El Gobierno de las Islas plantea que el niño, por ser hijo de una argentina no podría nacer allí. A menos de un mes del parto, James y María debieron mudarse a la Buenos Aires. El biólogo inglés Mike Bingham se radica en las Islas Malvinas para trabajar en el estudio y la protección de su fauna. Mike empieza a descubrir que la población de pingüinos en la zona se había reducido considerablemente, emigrando hacia zona continental argentina en busca de alimentos. Todo indicaba que se debía a los oscuros negociados que permitían la pesca indiscriminada en la región. Al hacer público este descubrimiento, Mike es víctima de una feroz persecución y debe escapar hacia territorio argentino. Estas tres historias, brillantemente relatadas, son tres ejemplos del conflicto ingles y argentino sobre la soberanía de las Islas Malvinas, pero que; en este caso, pone el foco en aquellos oriundos de esas tierras. Catalogados como traidores, decidieron seguir sus raíces y creer que la tierra era argentina (especialmente las primeras dos historias de James y Alexander). Unidos por el desarraigo, Palma divide el documental en tres segmentos bien consistentes; como si de una ficción se tratara. Dando un principio de como un hombre puede ser alejado de su familia y amigos, pasando por un nudo en donde el amor puede llevar a tomar decisiones difíciles, y un desenlace, que realiza un paralelismo entre la historia de estos hombres con la de los pinguinos del lugar, su falta de recursos y su posterior alejamientos de las islas; considerándolos a ellos también exiliados de sus propias tierras.
Llega el estreno de Juana a los 12; opera prima de Martín Shanly en el cine Gaumont. Juana va a un colegio inglés del conurbano bonaerense. Tras la preocupación de sus maestras por su bajo rendimiento, su madre comienza a buscar ayuda externa. Juana lidia los desafíos académicos y sociales con una aparente indiferencia mientras transita una edad de mucha incertidumbre. El paso de la niñez a la pubertad puede presentarse en el cine de diversas maneras, pero el logro de Juana a los 12 es mantener el punto de vista en su protagonista; ajena a aquellos que la rodean; incomprendida, solo cómplice con el espectador. Rodeado de un mundo que parece absurdo, Juana transita sus días entre el colegio y los estudios que le hace su madre. Las miradas y los silencios dicen mucho más de la protagonista que los escasos diálogos que presenta. La opera prima de Martin Shanly, presenta una obra personal, una historia pequeña que afronta la gran temática de la incomunicación y los difíciles anhelos y miedos que posee la mente de una niña de 12 años.
Se estrena en el Arte Multiplex Belgrano, Los exiliados románticos de Jonás Trueba; presentada en la edición del año pasado del BAFICI. Tres amigos deciden emprender un viaje sin motivo aparente, buscando el encuentro de amores idílicos y a la vez efímeros, con la única misión de sorprenderse a sí mismos y seguir sintiéndose vivos. Trueba presenta una comedia ligera pero simpática; no para estallar grandes carcajadas en el público, pero si construyendo tres protagonistas atractivos. Marginados de su país, como del amor, viajan a París en busca de asimilar el clima de la ciudad. Pero en cambio, se sienten ajenos a ella; y recorren las mismas calles y se esconden en su camioneta (el único momento idílico termina saliendo mal). Con dialogos en español, italiano, alemán, francés e ingles; esta disparidad de vocablos; refleja la idea de la incomunicación del film (a pesar de la cantidad de diálogos que posee) y gracias a correctas actuaciones, Los Exiliados románticos es una historia bien contada y nada más.
Jay Roach (La familia de mi novia, Austin Powers) se encarga de dirigir la historia del guionista Dalton Trumbo (Bryan Cranston( en el film Regreso con Gloria. Hollywood, años 40. Dalton Trumbo (Bryan Cranston) disfruta de su exitosa carrera, es el guionista mejor pagado de la industria, con un sueldo de 4.000 dólares a la semana. Pero comienza la Caza de Brujas y la Comisión de Actividades Antiamericanas inicia su campaña anticomunista. Es entonces cuando Trumbo, uno de los llamados 10 de Hollywood, entra en la lista negra por sus creencias políticas. En una época oscura para Hollywood, donde se censuraba y se perseguía a todos aquellos que pensaran distinto en la industria, Regreso con Gloria hace el rescate de la historia de Dalton Trumbo, guionista de varios clásicos como Espartaco de Stanley Kubrick o Papillon de Franklin J. Schaffner. Ganador de dos oscars por sus trabajos en The Brave One y en Roman Holiday; pero como en ese momento no se lo dejaba escribir; utilizaba pseudonimos o guionistas amigos para tomar su lugar. El multifacetico Bryan Cranston, acepta el rol del guionista; y personifica un Dalton magnifico, que oscila entre el tono satírico y el drama; conjugando ambos de una manera correcta y que en ningún momento deja de perder el interés del público. A su vez, se destacan las participaciones secundarias de Diane Lane, Helen Mirren y Elle Fanning. La reconstrucción de la época, como a su vez la caracterización de reconocidos actores como Kirk Douglas, Eddie Robinson o John Wayne son complementos que le dan un condimento adicional a la historia. Regreso con Gloria encuentra la forma de contar la historia de un gran guionista, a través de una gran narración y la suma de un actor único como es Bryan Cranston.
Hoy llega una de las películas más esperadas por los fanáticos del comic, Batman vs Superman: El Origen de la Justicia de Zack Snyder. Un intento de emular el universo compartido en el cine de Marvel, ahora por DC Comics. Batman vs Superman: El Origen de la Justicia comienza donde terminó El Hombre de Acero, haciendo algunos ajustes de montaje; el film cuenta como Bruce Wayne llega a Metropolis intentado rescatar a los ciudadanos de una ciudad destruida por la pelea entre Zod y Superman. De allí, la historia se mueve entre los origenes del hombre murcielago y los conflictos que tiene que afrontar Superman y su responsabilidad en la tierra. Los intereses de ambos personajes se ven en pugna a medida que avanza el film hasta el esperado enfrentamiento. Batman vs Superman: El Origen de la Justicia presenta algunos puntos a favor y otras en contra. Por un lado, la expectativa de ver por primera vez el universo DC mezclado en la pantalla grande era muy alto, aquí vemos a Batman, Superman y una pequeña (pero lograda) participación de Wonder Woman. Jesse Eisenberg personifica a un extraño Lex Luthor, alejado completamente del trabajo de Gene Hackman o Kevin Spacey. Dejando Henry Cavill como el hombre de acero, Ben Affleck personifica un amargado y desconfiado Bruce Wayne, alejado de todas las interpretaciones que hubo del enmascarado; incluso la de la última película de Nolan. El problema reside que entre tantos efectos visuales, cuando se pone la mascara el actor desaparece y entra en juego el superheroe. Todos dirán ¿pero esto es una película basada en comics, es lo más común? Y aquí reside la diferencia con la construcción de los personajes en la trilogía de Nolan; en donde la narrativa del cine tomaba poseción del comic; y aquí Snyder hace del cine una sucesión de viñetas, muchas veces inconexas. La adaptación y paso de formatos, nunca es una tarea sencilla. Ni de la literatura al cine, ni del comic al cine. Zack Snyder había transpuesto la obra de Frank Miller, 300; con una ingeniosidad, que después se convertiría en su marca de autor (sus constantes cámaras lentas). Pero mientras que la novela gráfica de Miller era grandilocuente y contaba un suceso de proporciones épicas, en Batman vs Superman: El Origen de la Justicia no funciona de la misma manera. El film se divide en dos grandes partes, y se recalca más por su extensa duración. Por un lado tenemos la aparición de personajes y guiños al comic de DC y por el otro, el esperado enfrentamiento entre los protagonistas. La primer parte funciona, por momentos, para ir avanzando en la trama; aunque muchas veces es un constante recordatorio que estamos ante el inicio de una serie de películas; ejemplo de esto son apariciones de personajes y eventos que quedan sobre entendidas y vagos en la historia (si no son seguidores de los comics quedaron a fuera) y una seguidilla de frases armadas parecidas al: “esto es solo el comienzo”. La segunda mitad, es el enfrentamiento entre Superman y Batman; y posteriormente la ayuda de Wonder Woman para enfrentar a Doomsday. Desde lo visual, estos 20 minutos no tienen reproche. Nuevamente Snyder hace uso de los efectos y la cámara lenta para presentar una historia. La música de Hans Zimmer y Junkie XL esta correcta a lo que se intento hacer con el film; pero de ninguna manera podría compararse al trabajo que el compositor hizo con Nolan. Finalmente, cabe destacar que la mano de Marvel/Disney en los films de su franquicia se nota cuando mueve sus hilos, el elemento de cada director está presente cuando se ven películas tan dispares como Los Vengadores, Guardianes de la Galaxia o Ant-Man. Pero los hilos que la productora articula unen toda la historia. Warner/DC recién arranca su idea, y su apuesta ha sido fuerte anticipando tantos estrenos hasta el 2020. Aunque parece que no se le puso una correa muy fuerte a su director, y este hizo lo que quería hacer. Y a pesar que él mismo, vuelve a dirigir la primer parte de La Liga de la Justicia; el tono va a diferir mucho en otros films planeados de la saga como El Escuadrón Suicida de David Ayer, Wonder Woman de Patty Jenkis o Aquaman de James Wan.