Los cines le dan un espacio al anime con el estreno de El niño de la bestia de Mamoru Hosada. Un día, Kyuta, un niño solitario que vive en Tokio, cruza la frontera al otro mundo y entabla una amistad con Kumatetsu, una criatura sobrenatural aislada en un mundo fantástico, convirtiéndolo en su amigo y guía espiritual. Un encuentro que los llevará a vivir multitud de aventuras. Miyazaki puede que se haya retirado pero sus discipulos se mantienen activos en los últimos años; este es el caso de Mamoru Hosada; que dirigió la esplendida Summer Wars. El niño y la bestia toma algunos aspectos visuales de la factoría Miyazaki y el concepto de mundo fantástico escondido entre nosotros. La paleta visual, como era de esperar, ya de por si es una obra de arte. El paso de las estaciones, la construcción de las ciudades (el contraste entre el lugar de los humanos y las bestias); y el modelado de los personajes expresa lo mucho que ha avanzado la animación fuera de Hollywood. Lo espiritual también esta presente con el concepto de la espada y el corazón; y la oscuridad de los humanos frente al mundo animal. Pero en donde se destaca la obra es en su narración. Los protagonistas hacen una completa empatía con el espectador; y a medida que crecen; lo hacen física y mentalmente de una manera muy natural. A pesar de ser tan distintos por fuera; su personalidad son dos gotas de agua, juntos se completan; Kyuta y Kumatetsu terminan encontrando lo que buscan en el otro.
Llega el documental argentino S.C. Recortes de prensa de Oriana Castro y Nicolas Martinez Zemborain, un recorrido por testimonios de escritores y periodistas durante la última dicturadura militar. Un grupo de periodistas e intelectuales exiliados durante la última dictadura militar Argentina, entre ellos Julio Cortázar y Osvaldo Soriano, deciden trabajar en la producción de un periódico editado en Francia, con corresponsales en toda Europa e impreso y distribuido desde Estados Unidos, que ingresará clandestinamente en los países latinoamericanos para romper con el cerco informativo que se había creado sobre esos pueblos. El periódico se concretó y se llamó “Sin Censura”. Con un correcta compaginación, y un elaborado proceso de investigación, S.C. Recortes de prensa presenta imágenes de archivo junto a relatos y testimonios de algunos de los exiliados, y su mirada por fuera de los eventos ocurridos durante la dictadura en Argentina. El documental no tiene un tratado estético, pero tampoco es lo buscado; hace uso de la palabra para re-construir el camino del diario Sin Censura, su creación y elaboración en sus primeros momentos y la difícil tarea de impresión y distribución. “La historia es el hombre, y se hace a su imagen y a sus palabras”. Con este fragmento de una charla de Julio Cortazar en un acto de resistencia de Madrid en 1981; S.C. Recortes de prensa cierra y enmarca todo su significado. El deber de darle al habla un significado superior.
Desde Noruega, llega La última Ola, producción de catástrofes que tan acostumbrados nos tiene el cine de Hollywood; pero que aquí se apoya más en el suspenso, que en la grandilocuencia. Cuando cae el paso de montaña de Åkneset sobre el estrecho fiordo Geiranger en Noruega, se crea una violenta ola de proporciones bíblicas que amenaza con destruirlo todo a su paso, los lugareños intentaran sobrevivir pero esto es solo privilegio para los más fuertes. A una semana del estreno de El Día de la Independencia 2 de Roland Emmerich, la cartelera le da espacio a otra cinta de catástrofes. Pero a diferencia del exacerbado Emmerich y sus productos como El Día después de Mañana o 2012; en La última Ola; ya sea por falta de presupuesto o un cuidado trabajo en el guión, la tensión es la clave para profundizar en el suspenso del film En vez de dar de lleno los efectos especiales desde el primer minuto, La última Ola hace una larga introducción de los eventos y de sus protagonistas. Algunos pensaran un poco larga, pero esta hace choque con la correcta contraposición del poco tiempo que tienen los habitantes del pueblo para escapar de la catástrofe. Esta escena de a penas diez minutos, demuestra que con pocos recursos se puede lograr el suspenso buscado (consideren que este film costo 100 veces menos que la mencionada Día de la Independencia 2). El drama familiar por momentos evoca a la cinta Lo imposible de Juan Antonio Bayona, ambas consecuencias de un tsunami. Pero a diferencia de esta, aquí el protagonista Kristian, hace uso de sus conocimientos en geología para sobrevivir y encontrar a su familia. Este es otro aspecto logrado de la cinta, sea o no cuestionable; los detalles de investigación del evento son creíbles; y en ningún momento se sienten forzados para la construcción del film.
Parecía que nunca iba a pasar, pero finalmente una de las franquicias más exitosas del videojuego llega al cine; Warcraft: El primer encuentro de dos mundos de Duncan Jones (Moon, Source Code) arranca la guerra entre la horda y la alianza. Era 1994 cuando Blizzard daría inicio a una de las sagas más importantes en el mundo gamer, con Warcraft: Orcs & Humans , un juego de estrategia lanzado para PC. Pero su conquista llegaría diez años después con World of Warcraft, un juego de rol masivo online, que aún hoy alberga más de 7 millones de suscriptores. E incluso se expandió a otros formatos como juegos de cartas, libros y mucho cosplay. Tanto fanatismo y seguidores, que era evidente que en algún momento llegaría su adaptación al cine. La historia de Warcraft: El primer encuentro de dos mundos, da comienzo a una saga. Para que el público desconocedor del material no se sienta perdido, Universal y Blizzard presentan el ¿por qué? del enfrentamiento entre Orcos y Humanos. El pacífico reino de Azeroth está a punto de entrar en guerra para enfrentarse a unos terribles invasores: orcos guerreros que han dejado su destruido reino para colonizar otro. Al abrirse un portal que conecta ambos mundos, un ejército se enfrenta a la destrucción, y el otro, a la extinción. Si lo que buscaban era el realismo fantástico que producciones como Game of Thrones han marcado, este no es el caso. Warcraft es fantasía clásica, sin violencia desmedida; y apoyándose más en estos mundos construidos en los imaginarios de los gamers. Aquellos que han recorrido el mundo online, encontrarán miles de referencias, puestas solo por el objetivo de simpatizar con ese público. Aquí la mano de Duncan Jones no se ve claramente, el director de Moon y Source Code; no aporta ningún aspecto de su visión ante esta mega producción de CGI. Los héroes; el humano Lothar y el orco Durotan, no tienen una gran implicancia a la hora de identificarse con el espectador. Su desarrollo es bastante vago, y en general todos los personajes del film están estereotipados. Pero es aquí donde reside el logro de su adaptación. Mientras que sagas como Resident Evil, se apoyan mucho en su protagonista y deja en libre albedrío la adaptación del entorno. En Warcraft hay protagonistas, pero el fuerte es su entorno. Una especie de “error buscado”, se podría decir. El film puede ser disfrutable para toda clase de público, pero el espectador promedio será el que haya jugado el videojuego. El apartado visual es impecable, recordando las cinemáticas de presentación que Blizzard hace de todos sus productos.
Roland Emmerich vuelve a uno de sus clásicos, con Día de la Independencia: El Contraataque, con gran parte el elenco (menos Will Smith). Utilizando tecnología obtenida de los extraterrestres 20 años atrás, las naciones de la Tierra, que temen el regreso de los invasores, han colaborado en la elaboración de un gigantesco programa de defensa para proteger el planeta. Pero no es seguro que ese programa sirva para hacer frente a los avanzados e inauditos recursos de los atacantes. Quizá sólo la inventiva de unos pocos valientes pueda evitar la destrucción del mundo, que se encuentra de nuevo al borde de la extinción. Veinte años después Roland Emmerich vuelve a la última película que lo sostuvo como un director de clásicos como Pequeños Soldados, Stargate y El día de la Independencia. Su vertiente por la destrucción lo llevo por el camino de Michael Bay, en la última década lo demostró con películas como El día después de mañana, 10.000 AC y 2012. En Día de la Independencia: El Contraataque, Emmerich hace lo que muchos directores han empezado a hacer con clásicos de su propia factoría (Terminator Genesis, Jurassic World, Star Wars) jugar con la nostalgia del público. Presenta los viejos personajes de Jeff Goldblum, Bill Pullman y Brent Spiner, que son el fuerte de la película, y deja a las nuevas generaciones con personajes bastante chatos (pero efectivos para este tipo de cine) como Liam Hemsworth y Jessie T. Usher. Mejor ni comenzar a hablar de los personajes secundarios, que solo rellenan minutos en pantalla. Como todo tiene que ser a gran escala, aquí la amenaza es mayor, trata de plantear algunas ideas interesantes para comenzar una nueva saga; que no vamos a revelar para no contar detalles de la trama. Los efectos especiales cumplen, en los 90 la espectacularidad de las escenas marcaron un antes y un después en el cine de catástrofes, utilizando maquetas y pantallas verdes. Aquí el CGI no va a dejar su huella en la historia, están bien logrados; pero se desaprovechan bastante cuando el film presta mucho tiempo a dar explicaciones reiterativas de los eventos.
Se estrena Historias napolitanas, tres vidas unidas por la sangre; dirigidas por Antonio Capuano . Historias napolitanas cuenta en tres capítulos las vivencias de tres generaciones perdidas en la jungla de Bagnoli, un barrio populoso de la gran ciudad de Nápoles. Giggino, de cincuenta años de edad, es un poeta de restaurant y también un pequeño ladrón callejero. Su padre Antonio, de ochenta años, es un jubilado de la fábrica Italsider, que recuerda con nostalgia su trabajo y todo lo que ello representaba. Es además un experto divulgador de las hazañas de Diego Maradona. Por último, Marco, de dieciocho años, es un vendedor de una tienda de almacén que sueña con un futuro mejor pero no sabe cuál es el camino para lograrlo. La cámara sigue el punto de vista de estos tres protagonistas y su visión de la Nápoles de ayer y de hoy. Este relato coral, separa las generaciones una de otras, con sus particulares culturas; pero también se unen en esta “jungla” que presenta el film. Con momentos oníricos, y una cruda naturalidad; Historias Napolitanas presenta las calles de la ciudad con fuertes movimientos de cámaras que da la sensación de documental; y ninguna “belleza italiana”.
Con un director de la talla de James wan (El juego del miedo, La noche del demonio y El Conjuro) llega la segunda de la última, una de las películas más celebradas en el género del terror. Siete años después de los eventos de El Conjuro, Lorraine (Vera Farmiga) y Ed Warren (Patrick Wilson) desembarcan en Inglaterra para ayudar a una familia atormentada por una manifestación poltergeist en su hija. La trama está basada en el caso Enfield , registrado al final de la década de 1970. Los archivos de Ed y Lorraine Warren vuelven a llevarse a la pantalla en El conjuro 2. Como clásicas películas de terror de los 70 y los 80 como El exorcista o Poltergeist. La historia no busca utilizar el miedo y el susto constantemente, sino ir progresando lo a lo largo del film. La primera mitad de la película funciona como catalizador de los eventos, incluso Wan se da el lujo de arrancar con uno de los casos más mediáticos y más cotizados en el cine como el de Amityville. Impregna mucho detalle a su historia, reforzando el concepto de “eventos reales”; incluso agrega situaciones de humor y familia; que pueden llegar a sobrar en el relato. Las secuencias son el fuerte en la filmografía de Wan y si el espectador ya está acostumbrado al susto fuerte, el director busca dar más miedo y generar suspenso con sus silencios huecos y con la intrigante historia real de los Warren. La casa funciona clásicamente como un personaje más del relato. Dejando de lado la obviedad de la posesión. Los recursos del género se intensifican ante la presencia de escenarios como sótanos, carpas y camas de niños.
Vuelven Las Tortugas Ninjas al cine, con la segunda parte de esta saga, que anhela mas a la nostalgia y a penas se ven las manos de Michael Bay como productor. En el 2014 el tema de conversación era el nuevo look de estas tortuas ninjas, mas parecidas a un sherk o un ogro que las tortugas originales; dejando de lado su cambio estético; la primer película terminó siendo una fiel remake del inicio de una nueva saga con los cuatro hermanos pelando contra Shredder y el Clan del pie. En Tortugas Ninjas 2: Fuera de las sombras, el publico ya se amoldo a la apariencia de los protagonistas, y esta nueva aventura se da el lujo de ser más liviana en cuanto a su historia , e incluso presentar personajes reconnicos por los que veían los dibujos animados y el comic como Bebop, Rocksteady y Krang. Leonardo, Raphael, Michelangelo y Donatello vuelven a salir de las sombras para proteger las calles de Nueva York. De nuevo, las tortugas ninja deberán enfrentarse al malvado Shredder (Brian Tee) que, tras escapar de la muerte, regresa con un perverso plan para acabar con los cuatro superhéroes. Para lograr su objetivo, el villano ha secuestrado al científico Baxter Stockman (Tyler Perry) del T.C.R.I., para así conseguir la pócima que hizo posible la mutación de las tortugas. Además, y para que luchen en sus filas, Shredder recluta a dos dos esbirros: las criaturas mutantes, Bebop y Rocksteady, con forma de rinoceronte y jabalí, con el fin de destruir a las tortugas ninja. Por si esto fuera poco, una invasión desconocida desciende de los cielos hasta la ciudad de Nueva York, amenazando con acabar con la humanidad. Para evitar el fin del mundo, las tortugas, junto a sus amigos humanos April O’Neil (Megan Fox) y Vern Fenwick, tendrán esta vez la ayuda de otro aliado: el vigilante Casey Jones (Stephen Amell). La historia tiene algunos puntos flojos, pero lo que carece en narración, lo suma en simpatía y humor. Esta segunda parte se ríe mucho mas de los supeheroes que intentan salvar nueva york, y fortalece la idea de parodia. Incluso demotrando como los villanos pueden ser divertidos e inocentes en su propio sentido. Megan Fox no aporta nada nuevo, y aquí tiene menos pantalla que en la primer parte, igual que su contraparte Wil Arnet. Stephen Ammell hace uso de su nivel físico esencial para su papel en Arrow, pero a su vez juega mucho mas con la elocuencia y verborragia de Casey Jones.
La otra cara de Marvel, la de fox, llega a los cines con Xmen : Apocalipsis, nueva película dirigida por Bryan Singer, la cuarta y ¿la ultima?. Diez años después de los hechos ocurridos en Días del futuro pasado, los caminos de Magneto (Michael Fassbender), Mística (Jennifer Lawrence) y Charles Xavier (James McAvoy) se han separado, pero volverán a unirse cuando Apocalipsis (Oscar Isaac) despierte. Este mutante que, desde los inicios de la civilización, fue venerado como un Dios, es el primer y más poderoso mutante del universo. La saga X Men se toma las libertades de no preocuparse tanto en el nuevo concepto de universos compartidos en su franquicia; como lo hace su contra parte de Disney. Aquí las previas películas de los mutantes poco podrían importar. Mientras que Días del futuro pasado se preocupaba demasiado en eliminar X Men 3 para dar lógica al contexto y sus personajes; en X men Apocalipsis, Bryan Singer descansa su narración, y busca simpatizar con el espectador, especialmente el amante de los comics. A medida que pasaron las películas y los años, X men esta llegando a conformar lo que muchos disfrutamos en el dibujo animado de los 90; y el ritmo de las películas también esta aprovechando los avances en los efectos especiales. La primera mitad se tarda en arrancar, se toma el tiempo en introducir a nuevos o nuevas versiones de personajes como Jean Grey, Ciclope o Storm. Los nuevos cuatro jinetes de Apocalipsis están un poco forzados, Angel no tiene nada que ver con el de X3 (olvidado totalmente), la nueva tormenta tiene mucho que hacer para llenar los zapatos de Hale Berry, Magneto aprovecha el dramatismo de Michael Fassbender. La única que parece desaprovechada es Psyloke, muy vendida en la campaña de marketing y muy esperada por los fans. Aquí solo hace pequeñas apariciones, tiene poco dialogo y no es una amenaza para los héroes. La segunda mitad, recobra varios elementos de las primeras dos películas, la conformación de un equipo e identificación clara de un enemigo. Quizás uno de los elementos mas difíciles de identificar en este desarrollo es un protagonista destacado. Todas las películas de los X Men, cuestionable o no, tenían como protagonista a Logan/Wolverine (Hugh Jackman); menos en X-men: Primera clase. El australiano ponía carisma y su cuerpo para llevar gran parte de la acción en todas las películas. Aquí, que tiene solo un cameo, el héroe pierde su identificación con personajes como el profesor Xavier, Jean o Ciclope, e incluso gira alrededor de Mystique, pero Jennifer Lawrence prepara los mismos discursos que en Los Juegos del Hambre. El único que se destaca, con una de las escenas mas divertidas de la película, es Evan Peter como Quicksilver.
Llega la remake o versión americana de Maryrs, dirigida por Kevin Goetz y Michael Goetz. Lucie, de 10 años, escapa del depósito aislado donde estuvo cautiva. Profundamente traumatizada, es presa de terrores horribles durante la noche en el orfanato que la recoge. Su único alivio viene de Anna, una muchacha de su misma edad. Casi una década más tarde y todavía atormentada por demonios, Lucie finalmente descubre a la familia que la torturó. Ella y Anna se acercan a la verdad atormentadora. Se encuentran atrapadas en una pesadilla; si logran escapar, el destino de un mártir las espera… En el terreno de las remakes el destino muchas veces parece pavimentado. Algunas obras de terror no pasan de la simple copia como son Caurentena de REC, otras no encuentran la magia que tuvo su original como Posesión Infernal o Evil Dead. Y después están las que intentan copiar los mismos planos, darle otra vuelta de tuerca, sin surtir el mismo efecto; esto pasa con Martirio Satánico. En esta versión en todo momento se encuentra la necesidad de explicar lo que está pasando; quitando lugar a cualquier tipo de misterio que pudiera presentar la historia. Este recurso, es muy usado en el cine americano, y ya se había visto en otro gran fallo a la hora de hacer una versión como fue Oldboy. Por otro lado, Martyrs de Pascal Laugier trascendió por su gráfica violencia, y sus cruentas imágenes, obviamente sin perder el objetivo final de la película; aquí se suaviza todo para el publico occidental (que a pesar de estar acostumbrados a la violencia ciertas productoras no quieren reconocerlo).