Un Quentin de hadas El nombre Quentin Tarantino revoluciona al público cinéfilo cada vez que se hace conocer que el director de Pulp Fiction (1994) y Reservoir Dogs (1992) realizará una nueva película. Que serían solo diez (escritas y dirigidas por él), y que ésta sería la novena de la lista, generaba aún más ansiedad de la habitual. Por si fuera poco, todo se multiplicó con la novedad de resultar ser protagonizada por Leonardo DiCaprio y Brad Pitt, dos de las estrellas más exitosas de los últimos veinte años. Y por fin la espera terminó. Llegó el día citado de su estreno, medio siglo después del asesinato de la actriz Sharon Tate en manos de la "familia" Manson. En Once Upon a Time... in Hollywood pareciera notarse que, por fin, Quentin hizo la película que siempre quiso realizar. Así como Cuarón con su preciada Roma, Almodóvar con su intimista Dolor y gloria, llegó el turno del cineasta más aclamado por el público cinéfilo -y no tan cinéfilo- de mostrar el mundo en el que creció: rodeado de filmes, en la época "dorada" de Hollywood y en la que prestigiosos directores comenzaban a constituir un nuevo escenario de cine estadounidense a nivel mundial. No es la primera vez que revisita el pasado -lo había hecho con Inglourious Basterds hace una década-, y en esta ocasión, el año 1969 fue el indicado para contar su historia, seleccionado como momento clave para Hollywood, ya que se produjo una ruptura por el brutal asesinato de Sharon Tate, en un contexto del creciente hippismo en Estados Unidos. Para contar la historia, presenta dos extraordinarios personajes que llevan adelante la cinta: Rick Dalton (DiCaprio) y Cliff Booth (Pitt). El primero es un reconocido actor -mayoritariamente de wésterns de TV- que observa la era de su devenimiento acercarse estrepitosamente, y el segundo, es su doble de riesgo. Como demostró en Pulp Fiction, la obra se relata de manera no lineal. Con absoluta maestría y sorprendente simpleza, va y viene de un tiempo a otro, entrelazando las historias, no solo de estos personajes, sino también de la vecina de Rick, la glamorosa Sharon Tate (Margot Robbie), quien promete ser la próxima estrella del cine y que, por si fuera poco, está casada con el prestigioso director Roman Polanski. Al revisionar la historia, claro estaba que Tarantino iba a traer a la pantalla viejas glorias relacionadas al séptimo arte. Y así sucedió. Toda la película es un desfile de famosos de la época, desde Steve McQueen hasta Bruce Lee, encarnados por un tremendo reparto que realiza un excelente trabajo. Sin embargo, la mayor protagonista es, tal y como pretendió Quentin, la ciudad de Los Ángeles. El trabajo de arte, iluminación y fotografía dieron fruto para poder realzar todos los condimentos propios de la ciudad en aquel entonces. El crecimiento de las corrientes hippies, la familia Manson, las fiestas de Playboy y los famosos, los colores, el cine. Sobre todo, el cine. Once Upon a Time... in Hollywood son películas dentro de una película. El director nos invita a explorar la industria desde adentro, para humanizar a los actores, directores, y hasta a los dobles de acción. Pero no solo eso. Las dos horas y cuarenta minutos de duración son un compendio de géneros chocando entre sí: comedia, drama, thriller, wéstern, road movie... Un cóctel embriagante para deleitarse de principio a fin. Y plagado de caprichos Tarantinianos, si se me permite la expresión. El soundtrack elegido vuelve a ser ideal, aunque sin tener tanta presencia como en otras cintas del director. Salvo en alguna que otra escena, la música no se adueña del film y nos embebe como así lo hace en sus primeras obras. De todos modos, cumple con creces su necesidad en cada momento. En cuanto a diálogos y guión, Tarantino vuelve a tener total control de los personajes y de la trama como nos tiene acostumbrados. Excepto que esta vez se enfoca más en mostrar un determinado contexto, en humanizar al actor y en retratar una era que marcó su vida, mucho más que en contarnos algo que nos vuele la cabeza con tanto giro o sorpresa. Pareciera que no le importara tanto el argumento, sino el recorrido de Rick y Cliff en la brillante, reluciente, pero atemorizante y terrorífica Los Ángeles. Quizá éste sea un motivo de crítica de muchos fanáticos, al esperar otro tipo de película más habitual en él. El cineasta aquí toma otro camino, tal vez más personal y maduro, retrospectivo. Tampoco hay que dejar de mencionar las desopilantes actuaciones del dúo dinámico del momento. DiCaprio demuestra que no hay papel que le quede chico y Pitt compra cada escena con absoluta naturalidad. Robbie, en un personaje con menos minutos en pantalla, brilla con cada aparición, con pequeños gestos, y con la presencia angelical que quiso el director plasmar en ella, como un homenaje a la añorada Sharon Tate. Por último, aunque toda la filmografía de Quentin esté retocada por su comedia, delineado con su humor negro, ésta es la que más nos transporta a este género. Mucha risa y entretenimiento de la mano de los personajes principales, y más de una escena que con el tiempo quedará en el recuerdo. Ah, y todavía no hablamos nada de la violencia. Bueno... Disfruten el final. En síntesis, Tarantino escribió y dirigió su película más personal, su carta a su preciada Hollywood y una pequeña maravilla dedicada al mundo cinéfilo. No todos los días se estrena la película de un director que por más que, como él dijo, obtenga ideas de todo lo que vio en su vida, siempre crea un producto nuevo, gratificante y repleto de pasión. Y esto es oro en polvo si tomamos en consideración la época de reboots, secuelas y remakes que estamos viviendo... Regocíjense. Puntuación: 9/10 Manuel Otero
Si tuviéramos que dividir la filmografía de directores según sus películas buenas y malas, dentro de la de Luc Besson, no quedaría otra opción que enviar "Anna: El peligro tiene nombre" hacia el sector de sus más pobres realizaciones. El cineasta francés conocido por "El perfecto asesino", "El gran azul" y "Nikita", entre otras, no termina de convencer con su última obra y aquí veremos por qué. La cinta nos presenta a la hipnotizante Sasha Luss en el papel de Anna, una joven asesina de increíble agilidad que es contratada por espías rusos para hacer lo que mejor sabe hacer: matar gente. Con varias idas y venidas en el tiempo, vamos conociendo su pasado y cómo su deseo de libertad se hace vital en el desarrollo de la trama. Después de algunas escenas con diálogos algo acartonados, hay que reconocer que el film toma vuelo al comienzo del segundo acto, con giros de guión y secuencias de acción con una buena dosis de adrenalina que dejan al espectador atado a su asiento. Sin embargo, con el correr de los minutos, abusa tanto de los saltos temporales que torna la historia predecible y torpe. Aunque el espectador intente dejar de lado la poca credibilidad de lo que sucede, es imposible no verle los hilos y los huecos por todos lados. Lo que sí es cierto es que todo lo que se relaciona con enfrentamientos, disparos y peleas cumple con creces. Pero no mucho más que eso. Aporta mucho a la trama Helen Mirren con una gran actuación, aunque no terminan de ser bien aprovechados Cillian Murphy y Luke Evans, cómplices en una historia melodramática que no termina de entenderse. Otro punto positivo es que la línea de la película nunca deja su tópico principal de lado: el deseo de libertad. Por más que se toquen temas como el amor, la fidelidad, la lealtad, cada momento está atravesado por lo que tanto añora Anna. En líneas generales, "Anna: El peligro tiene nombre" es una película de acción que puede conformar a quienes se dirijan a la sala a ver tiros y peleas, pero para aquél que quiera hilar más fino, se encontrará con muchos problemas a la hora de contar la historia. Puntaje: 4,5/10 Manuel Otero
Sabor a poco Habiendo escrito dramas como "World Trace Center" y "Straight Outta Compton", entre otros, Andrea Berloff adapta a la pantalla el cómic de Ollie Masters, no solamente en el proceso de escritura, sino que por primera vez también ocupa el rol de directora para traernos su ópera prima. "Las reinas del crimen" nos traslada a los años 70 para contarnos una historia más de mafia en Estados Unidos, excepto que en esta ocasión está enfocada en tres mujeres que se adueñarán de los lugares vacíos que dejaron sus maridos al ser encarcelados. Por un lado, la ambientación de la cinta nos embriaga con suficiente eficacia para involucrarnos dentro de ella, con una dirección de arte y vestuario destacables, haciendo uso de una paleta de colores ideal que atrae desde un principio. El soundtrack elegido funciona a la perfección y acompaña algunas de las mejores -aunque un poco trilladas- secuencias de la película. Sin embargo, y aunque parezca extraño, lo que no tiene fuerza es el guión. Por más que la premisa resulte atractiva y despegue bien, a medida que pasan los minutos va perdiendo fuerza, no solo desde la poca credibilidad de las sucesiones de hechos, sino que también existen determinadas escenas que no consiguen tener el suficiente peso que deberían. Si bien posee algunos giros inesperados, no termina de convencer por ninguna parte esta historia, con un final chato, y sin siquiera un clímax efectivo. Ni hablar de la exposición innecesaria acerca del rol de la mujer y el empoderamiento femenino, ya que las acciones dicen mucho más por sí solas. Otra cuestión que no hay que dejar de resaltar es el reparto, liderado por tres magníficas actrices que cumplen con cada rol, tal como era esperado. Y que Margo Martindale tampoco quede afuera que, aunque se encargue de un papel mucho menor, aporta muchísimo en cada segundo en pantalla. En definitiva, "Las reinas del crimen" es un drama que plantea y cuestiona el lugar femenino dentro de la familia y el trabajo (a veces efectivamente, otras no), pero sin convencer de ninguna manera con el desarrollo y el interés dramático de la trama. Puntaje: 5/10 Manuel Otero
Maravillosamente vacía En tiempos de remakes, una de las más esperadas de Disney era, sin lugar a dudas, la versión live-action de "El rey león". No sería nada fácil revisionar la historia de esta película, pero a fuerza de un buen tráiler e imágenes realmente impactantes, el hype estaba bastante alto... Pero cuanto más arriba, más duro es el golpe. La cinta es casi exactamente igual a la original. Poco empeño en modificar diálogos o situaciones, aunque claro, quizá hubiese sido una decisión errónea hacer tanto cambio. Al igual que la primera, la trama se desarrolla correctamente, con una buena construcción de sus personajes, basados en la obra Hamlet de Shakespeare. Las canciones son también las mismas, y esto me parece un acierto. Obviamente, con distintos (y tremendos) intérpretes, pero con la misma magia de la primera. Buen cast para esta versión. De todos modos, lo más irónico es que su mayor virtud es también su peor defecto. El impresionante aspecto técnico, en el cual el director se enfrascó para hacerla lo más real posible, a tal punto en el que uno piensa que está mirando un documental de Discovery Channel, le termina jugando en contra. Se desvaneció esa esencia inocente y emotiva de la película original. Ya no empatizamos con los personajes como antes, no captamos el amor y la ternura en sus miradas como en la animada. Eso sí, visualmente es algo fuera de serie, nunca antes visto; estremece cada fotograma por la realidad que le confirieron. Pero repito, los vuelve más inexpresivos y carentes de emoción. Lo mismo sucede con la comedia. Ya no son tan histriónicos y esto los deja más chatos. En síntesis, "El rey león" no es una mala película, sino una fotocopia de extrema calidad de la anterior, en donde, por mejor que se vea, uno siempre va a preferir la original. Y en este caso, no es solo por el hecho de ser la que nos enamoró, sino también por la ausencia de sentimiento de la copia. Puntuación: 5,5/10 Manuel Otero
Hace 27 años se estrenaba la película animada "Aladdin" que se coronaba como una de las más aclamadas cintas de este maravilloso mundo de Disney, con una banda sonora y canción original que marcarían una época. En tiempos de remakes, Guy Ritchie trajo su propia versión live-action del clásico. El joven Aladdin es un ladronzuelo que se enamora de la princesa Jasmine, hija del Sultán, Para conquistarla, aceptará el desafío del maligno Jafar, pero en su camino conocerá a la lámpara mágica y al querido Genio, que cambiarán totalmente esta aventura. Si bien hay algunas diferencias en la historia (ya las contaremos), la base de la trama y los personajes son casi idénticos, con algunas escenas tomadas directamente de la original y otras reversionadas con algunos toques de dirección de Ritchie que, aunque se pueda notar su toque característico en determinados momentos, no tuvo la libertad que ha tenido en otras cintas para filmar con su electrizante estilo. A pesar de las dudosas expectativas de esta remake, la película cumple con entretener, divertir y contar esta historia con algo de la magia que había tenido la original. Mena Massoud (Aladdin) y Naomi Scott (Jasmine) están muy bien elegidos para los personajes, pero el que verdaderamente se luce es Will Smith en la piel (azul) del Genio. Muchos temían cómo sería encarnar al mítico personaje animado que había tenido la voz de un talentoso Robin Williams hace tiempo, pero Smith se llevó todos los aplausos. El film tiene una primera hora magnífica, con muchos gags y chistes que hacen reír, con el mismo aire de la original, con un Genio que cada vez que aparece engrandece la película. Los momentos musicales y las coreografías, incluyendo la hermosa "Un mundo ideal", quedaron brillantes y cautivantes, con mucho colorido. Sin embargo, hay un peligroso pozo después del viaje de Jasmine y Aladdin en la alfombra mágica, en el que la cinta se torna aburrida y cansadora, a tal punto que la audiencia desea que ya llegue el final. Por suerte, en el último acto recupera la posta para finalizar con un clímax bien logrado. La razón de este bajón narrativo puede haber sido el excesivo metraje de la película; la animada dura una hora y media, mientras que ésta se estira una media hora más. En cuanto a las diferencias con la cinta de 1992 dirigida por John Musker y Ron Clements, las principales se tratan de correcciones políticas según los tiempos que corren hoy en día. El más notorio es el de Jasmine, que persigue una meta más personal y no tan dependiente de su prometido; una decisión acertada por parte de la productora. También existe un trasfondo más desarrollado de la historia de cada personaje que, si bien nos sirven para empatizar más, termina haciendo excederse en exposición a determinadas escenas. En síntesis, "Aladdin" es una lograda remake que entretiene, emociona y divierte a toda audiencia, y aunque carezca de la sorpresa de la original y se sobrepase en metraje, es una buena excusa para hacer un revisionado de esta maravillosa historia de Disney. Puntuación: 7/10 Manuel Otero
La eterna lucha de una madre "Regresa a mí" es una película que recién llega a los cines este año en Argentina, pero se estrenó en 2018 en Estados Unidos. Realmente queda poco claro por qué tan olvidada quedó para la entrega de los Oscars, más que nada por las tremendas actuaciones de Julia Roberts y, fundamentalmente, Lucas Hedges, una gran promesa del cine contemporáneo. Ben (Hedges) es un drogadicto en recuperación y regresa a su casa en vísperas de Navidad para sorpresa de su madre (Roberts), quien le da la bienvenida afectuosamente pero con miedo a que suceda lo peor. Es éste el puntapié inicial de la película. La cinta de Peter Hedges es un auténtico drama con todas las letras apoyado en los personajes y sus actores. Más allá de ciertos toques de comedia familiar para alivianar la historia, lo que se cuenta es realmente oscuro y es una temática que, aunque sea recurrente en otras películas, es difícil que genere el impacto que consigue ésta, con una manera de retratarlo muy realista, sin dejar lugar al efectismo ni los golpes bajos de manera inorgánica. Cada uno de los personajes está bien construido, pero es la relación madre-hijo la que prepondera en todo el film. Ese amor incomprensible y deseo de bienestar de la madre, la culpa del hijo, el dolor en cada una de sus miradas... Impecable. Ya lo demostró en "Boy Erased", "Manchester By The Sea" y muchas más, Lucas Hedges es un actorazo a tal punto que termina eclipsando a una brillante Julia Roberts. La estética de la película, ya desde el comienzo, va acorde al tono hostil y cargado de la cinta, con una banda sonora que acompaña correctamente cada momento. Tampoco se destaca tanto a nivel artístico, pero como ya dijimos, reside en el trabajo actoral (y su dirección) el poder de esta obra. Con unos tópicos fuertes y crudos durante todo su metraje, la película tiene el final que tenía que tener. A muchos podrá no terminar de gustarle, pero la última escena es literalmente el mensaje central de la cinta. "Regresa a mí" es muy recomendable; especial para llorar, sentir y comprender el amor de una madre. Puntuación: 8/10 Manuel Otero
Era uno de los thrillers argentinos más esperados del año, con una premisa arriesgada y un elenco, aunque pequeño, de gran talento. Mariano Cohn, conocido por trabajar en dupla con Gastón Duprat en películas como "El hombre de al lado" y la galardonadísima "El ciudadano ilustre", propone nuevamente una trama con un subtexto mayor pero no logra el impacto que ha generado con otras creaciones anteriores. Un joven entra a robar el estéreo de una camioneta 4x4, pero se queda encerrado. No responden las puertas, ventanas blindadas... no parece tener escapatoria. Deberá sobrevivir encerrado, mientras alguien desde afuera tiene control absoluto sobre la camioneta. Como decíamos, arriesgada premisa desde el comienzo, por el simple motivo de tener que hacer entretenida una película en un ambiente cerrado durante casi todo su metraje. Y es lo que mejor sale. Apoyado en la soberbia actuación de Peter Lanzani -si me apuran, la mejor de su prometedora carrera-, el espectador no pierde interés en el film en ningún momento, con un gran uso de la cámara en distintas posiciones dentro de la 4x4, un manejo de la tensión y los tiempos ideal, la música original creada por Dante Spinetta, todo confluye con naturalidad. El despliegue de cierta información bien desmenuzado para mantener la intriga es otro de los puntos fuertes de la cinta. Sin embargo, falla en el tercer acto. No porque sea un mal final; éste puede gustar o no. Sino porque se pierde esa naturalidad y realidad que tenía la película, para transformarse en una serie de monólogos que solo dicen lo que se venía entendiendo a lo largo del metraje. Algunas frases innecesarias y poco orgánicas nos sacan del lugar donde venía tan bien, para hacernos pensar y reflexionar cuestiones que ya, tácitamente, el espectador venía reflexionando. Innecesario tanto "discurso". De todos modos, es destacable el trabajo realizado a nivel técnico en la cinta, así como también la realidad que plantea, una que no se ha tocado tanto en el cine argentino y que nos compete a todos los que vivimos en este país. Hace pensar... "¿Y vos qué harías?", "¿importa tanto la moral?" En síntesis, "4x4" es un buen thriller con otra propuesta atractiva por parte de este siempre provocador cineasta que cumple con lo que busca pero no logra generar el impacto que han producido alguna de sus previas películas. De todos modos, qué lindo es el cine de Cohn y Duprat. Puntaje: 6,5/10 Manuel Otero
A veces sale bien una remake. En la mayoría de las ocasiones, no. Sin embargo, esta nueva película basada en la novela de Stephen King cumple con, al menos, no defraudar, e incluso quizá, gustar más que la original de 1989 dirigida por Mary Lambert. El doctor Louis (Jason Clarke) se muda con su mujer Rachel (Amy Seimetz), sus dos hijos y su gato Church a un pequeño pueblo en las afueras de Maine, donde todo parece ser perfecto y tranquilo, pero que, poco a poco, irá dejando a la luz temibles secretos y misterios que tendrán desastrosas consecuencias para la familia. La historia se desarrolla correctamente, sin deslumbrar, pero con un buen progreso de la trama, sin baches. Sigue un típico esquema de presentación de personajes y su respectiva descripción sin muchos sobresaltos. Un guión sin demasiado brillo e innovación, aunque tampoco sin tanto problema. De hecho, es más sólido que la original. Uno de los puntos claves en la atmósfera generada en ciertas escenas. En algunas pareciera que no se esmeraron tanto a la hora de filmar, pero en determinadas secuencias se nota un destacado trabajo en la realización, desde el montaje hasta los efectos de sonido. Sirven mucho para ambientarnos en el tétrico entorno de los personajes y ayudan en los momentos de "asustar"; de todas formas, aquí hay un punto para la original, que logra con más efectividad generar miedo al espectador, aunque no por este motivo sea una cualidad que no existe en la remake. Siguiendo la comparación con la adaptación de 1989, se puede asegurar que el reparto llega a la audiencia con mayor firmeza que la primera, con un Clarke y Lithgow muy bien plantados. Transmiten con soltura las emociones de sus personajes. Lo más destacado del film es la manera en que trata la pérdida y la culpa. Sin dudas, el cementerio es un eterno reflejo de todos los miedos internos de cada uno y, al haber explorado tan bien la historia de cada personaje, consigue enviar el mensaje de manera más que eficiente. Por último, la elección de cambiar ciertos puntos del argumento y el final es totalmente acertada. Es la sorpresa que faltaba y que por suerte tuvieron agallas para cambiar, y dieron en la tecla. Excelente final para una aceptable película. A veces es mejor muerto, sí. Y también a veces es mejor la remake. Puntaje: 8/10 Manuel Otero
Liam Neeson, aunque ya parezca mentira, vuelve una vez más a vengarse. Esta vez, alejado de la franquicia de "Búsqueda implacable" pero con el común denominador de ser el protagonista de otra historia en la que se venga por un familiar suyo. Es una remake británica de una cinta noruega dirigida por el mismo director que la original, en la que Neeson personifica a un conductor de una barredora de nieve que se ve afectado por el repentino asesinato de su hijo. Pronto descubrirá que los responsables fue una poderosa banda mafiosa de narcotraficantes. Y claro, aunque esta vez sin experiencia como en otras películas, saldrá por sí solo a cargarse a todos los culpables. A diferencia de otros filmes de acción con Liam Neeson, en esta se intentó darle un componente de comedia negra que terminó resultando bastante tosca y predecible. En algunas momentos provoca alguna carcajada, pero si se lee entre líneas, el humor es muy forzado y poco orgánico. Se podría haber evitado este tono de comedia o se podría haber preparado mejor, pero quedó en una especie de meseta en la que no se sabía si era una comedia o un thriller, lo cual distrae al espectador. En cuanto a la trama, es simple y no arriesga tanto, típico argumento de una película de venganza. De todos modos, existen muchos baches en la historia y personajes totalmente desaprovechados. Tal es el caso de la gran Laura Dern, quien encarna a la esposa de Liam Neeson; la actriz tiene muy pocos minutos en pantalla y ocurren sucesos puntuales que no son consecuentes con ningún otro para nada. Tampoco es extraño que, de un momento a otro, esté plagado de personajes que también se unen, por motivos distintos, a desarmar la mafia de narcotraficantes. Suma en entretenimiento, pero resta y difumina la verdadera historia. Uno de los mejores personajes termina siendo el villano que, a pesar de estar (a propósito) un poco ridiculizado, genera atractivo durante todo el metraje. La música y la fotografía son resaltables en la película. En cada escena acompañan muy bien los momentos de acción que, como siempre, son lo mejor en las últimas cintas de Neeson. La nieve como protagonista de la fría ambientación también ayuda a embriagarnos con la obra. "Venganza" es otra película de acción que le podrá gustar al espectador que se dirige al cine a ver literalmente eso y, quizá, a querer lanzar alguna carcajada; no conformará a nadie que quiera deslumbrarse con una buena historia bien desarrollada. Puntaje: 4/10 Manuel Otero
Peter Farrelly, co-director junto a su hermano de las clásicas "Tonto y retonto", "Loco por Mary" e "Irene, yo y mi otro yo", decide traer una historia bastante más madura y con un guión rico por donde se lo analice, pero sin dejar de lado esa esencia de hacer reír que siempre lo ha caracterizado. Al igual que algunas de las comedias mencionadas, vuelve a elegir la road movie como eje del relato. "Green Book: Una amistad sin fronteras" está basado en hechos reales ocurridos en la década del 60. El talentoso pianista afroamericano Don Shirley (Mahershala Ali) contrata al rudo y tosco italoamericano Tony Lip (Viggo Mortensen) para que sea su chofer en una arriesgada gira por el Sur de los Estados Unidos. En esta aventura siempre deberán tener presente el "libro verde", que funciona como una detallada guía de los establecimientos de la zona en los que se puede alojar un afroamericano. En el comienzo, se realiza una excelente y necesaria descripción del personaje de Tony Lip a quien, mediante una gran utilización del lenguaje audiovisual, se llega a conocer de inmediato. La presentación de Don Shirley es algo más sutil y se lo va desmenuzando a lo largo de todo el metraje. Sin embargo, de entrada se reconoce la disparidad de la dupla, lo que será la regla durante esta historia. Justamente esta pareja es el gran fuerte de la película. La química generada entre los dos es espectacular. Esto se debe a un guión muy bien escrito donde cada personaje tiene su propia voz, que tiene ese particular chispa de humor firma Farrelly que le permite empatizar a la audiencia con cada uno de ellos, entenderlos, acompañarlos en este viaje que no se hace largo en ningún momento. Asimismo, existe un auténtico desarrollo de los dos que funciona a la perfección. Sin embargo, nada de esto hubiese sido tan efectivo sin el perfecto casting que se realizó. Lip y Shirley están hechos a medida para Viggo Mortensen y Mahershala Ali, quienes superan con expectativas su trabajo. Por algo está Viggo nominado al Oscar a mejor actor, y Mahershala, al mejor de reparto. Desde lo técnico, lo que más deslumbra es la música (la de Shirley), con momentos muy refinados, y otros más chabacanos y populares. La fotografía es admirable, pero tampoco se destaca tanto como la de otras cintas. Al igual que varias de las nominadas, existe un mensaje social que tiene que ver con el racismo, aunque aquí haya una mirada más de paz que de violencia, donde se busca la aceptación por encima del choque. De todos modos, el gran tema de la película, más que el conflicto racial, es el de la empatía, el entender al otro como es, aceptarlo más allá de las diferencias. Hay una necesidad de inclusión notoria en muchas secuencias de la película que, muchas veces tiene que ver con el racismo, pero en otras, no tanto. "Green Book: Una amistad sin fronteras" es de esas cintas que, si bien no son originales desde la forma o hasta del contenido, están tan bien escritas y llevadas a la pantalla que es imposible que no agrade a cualquier tipo de público. Hace reír, llorar, reflexionar, a veces solo con detalles. Es de las mejores películas del año, y viene cosechando varios premios (entre ellos, Globo de Oro a mejor película de comedia), mientras está a la espera de cinco nominaciones al Oscar (mejor película, guión original, actor principal, actor de reparto y montaje). Puntaje: 9/10 Manuel Otero