Solo cuando me rio Adam Lerner (Joseph Gordon-Levitt quien cada vez apuesta a roles más interesantes a partir de "(500) días con ella" o "El origen") tiene 25 años y una vida tranquila: un trabajo que le gusta, una novia que ama, amigos y hasta una familia de origen completamente disfuncional con una madre antológica y un padre que ha perdido conexión con el mundo hace ya un tiempo. El golpe de timón de la historia será cuando a Adam le diagnostiquen un tipo de cáncer muy raro, sobre todo considerando que es muy joven y que lleva un estilo de vida saludable. Asi todo, por más inconcebible que fuese la noticia, el cáncer se hace presente y a partir de ese momento, Adam deberá sobrellevar un tratamiento de quimioterapia sustentado por un seguimiento terapéutico y con ayuda de su terapeuta, empezar a internalizar que esta enfermedad ya forma parte de su vida... Basado en un hecho real, el director Jonathan Levine (primer título de este director que se conoce en las pantallas argentinas) construye una comedia dramática con un estructura típica, pero excelentemente bien resuelta: logra sostener el hilo dramático de la historia sin caer en ningún momento en golpes bajos y se esmera ayudado por el guión, en tratar de esquivar todos los lugares comunes que un film de este tipo podría presuponer. Gran parte del mérito, es además, la inteligente construcción del guión de Will Reiser nutrido de diálogos reales, sin impostaciones estridencias y con una galería de personajes secundarios que nutren la historia de una manera armónica y bien sintonizada al no perder de vista, el eje de la historia en manos de su protagonista. Este guión ya ha sido ganador del mejor guión original en el National Board of Review y en el Washington Film Critics Awards y está nominado en el Independent Spirit Awards y el Critics Choice Awards. Levine ha logrado rodearse de un elenco de primer nivel, construyendo con cada uno de sus actores, un personaje que fue modelando a su medida. Una vez más Joseph Gordon-Levitt demuestra que puede tener el peso de la película en sus espaldas y logra transmitir todas las contradicciones de un jóven que cree tenerlo todo y que tiene que atravesar un proceso de aceptación de una enfermedad dificil, codearse con la muerte en las charlas con sus compañeros de tratamiento (un buen complemento a cargo de Philip Baker Hall y Andrew Airlie), comunicárselo a sus amigos y a su familia, y ver como toda su red de relaciones va modificándose con la noticia tan inesperada como impactante. En el papel de su amigo, compinche y "confesor", despunta las líneas más divertidas e ingeniosas del guión, un Seth Rogen que ha encontrado un espacio en la "nueva" comedia americana -como lo ha hecho en las producciones de Judd Apatow en las que ha participado ("Ligeramente Embarazada" "Super Cool")- o también prestando su voz para producciones animadas como las taquilleras "Kung Fu Panda" "Monster vs. Aliens" y "Shrek Tercero" y la super recomendable: "Paul". Bryce Dallas Howard como la novia de Adam, tendrá que atravesar junto con él, este proceso de incluir la enfermedad en sus vidas (que a cada uno lo irá llevando por caminos diferentes dentro del proceso) y Anna Kendrick (quien ya había brillado en "Amor sin Escalas" junto a George Clooney) como una psicóloga jovencísima, recién recibida, que deberá ayudar a Adam para sobreponerse a la noticia; son las dos presencias femeninas que acompañan al protagonista. Y sin lugar a dudas, la crispada intervención de una Anjelica Huston sobresaliente en el papel de la madre de Adam, robando la pantalla en cada uno de los momentos que aparece es la cereza de la torta. Huston la dota de una enorme, que va del amor desmedido al desinterés, del egocentrismo a la necesidad de demostrarle todo su afecto, sufre y a la vez niega la dimensión del problema. Ella es uno de los grandes motivos, entre otros tantos, para no perderse esta comedia agridulce que se constituye en una perlita dentro de lo que el alícaído panorama de la cartelera actual viene ofreciendo. Con muchos puntos en común con otra deliciosa comedia agridulce como "It's a kind of funny story" (Ver reseña) "50/50" logra plantear una historia conmovedora, sin perder el buen humor y haciendo gala de un guión que pone la inteligencia de los diálogos al servicio del espectador.
Cuando llegue la hora... Excepto que vengan colmadas por el trayecto de innumerables festivales, no es fácil acceder a lo mejor del cine español, italiano, alemán o francés dentro de la actualidad de la cartelera porteña. Sólo aparecen algunas películas que vienen apoyadas por figuras de primer nivel en su elenco o con grandes premios de todo tipo. Es por eso que "La doppia ora" es un film atípico dentro de la cartelera y que vale la pena aprovechar y no perderse. Como plus adicional, no es frecuente que el cine italiano al que accedemos, nos brinde un joyita de cine de género, en este caso suspenso -o como los norteamericanos denominaron en ese subgénero del thriller psicológico-, en una filmografía de la que habitualmente estamos más acostumbrados a consumir o drama o comedia. Sonia (Kseniya Rappoport) es una inmigrante que trabaja como personal de limpieza en un importante hotel de la ciudad de Torino. En un servicio de "speed dating" de esos con breves presentaciones de pocos minutos pactadas con varias potenciales parejas en un mismo encuentro, conoce a Guido (Filippo Timi) -quien parece ser habitué del lugar de citas- y rápidamente parecen encontrarse el uno con el otro en una relación amorosa que ambos aparentemente estaban esperando desde hacía mucho tiempo. Y quizás, casi sin esperarlo, la relación va creciendo y Guido, al poco tiempo, intenta que Sonia conozca su mundo. Emprenden un pequeño viaje a la casa de campo de la cual él es guardia de seguridad. Y ese mismo día, mientras intentan pasar una jornada apacible, serán víctimas de un robo que hará peligrar la vida de ambos. Y a partir de allí, el film cambiará completamente su tono, su velocidad, su cadencia y comenzarán a aparecer diferentes dudas, enigmas, sobre todo intentando develar como espectador, la verdadera cara de cada uno de los personajes principales. Por suerte, en el film de Capotondi, existen varias capas narrativas y lo que aparentemente sucede en la superficie no es lo que realmente verificaremos que estaba sucediendo. La trama esconde sutilmente un pequeño juego de cajas negras, ese típico juego del gato y del ratón y algunas vueltas de tuerca que en el momento preciso el director irá develando. Al inicio, claramente parece una historia de dos cuarentones, corazones solitarios, tratando de encontrar el amor. Y a los pocos minutos, ya está planteado el intenso ritmo de thriller para pasar a los pocos minutos por un drama psicológico y volver al género del thriller en el momento menos pensado. Como ya pasaba, por ejemplo, en "El cisne negro", sólo por citar un ejemplo, en este caso el director juega con universos oníricos, paralelos, que desdibujan la linea de lo real y lo imaginario, que facilitan el clima de suspenso y es justamente ése el valor agregado que le da Capotondi a la trama, dado que tiene un excelente manejo de los distintos climas que quiere lograr. Pero sin dudas otro punto a favor es que cuenta con dos protagonistas brillantes, que tienen una excelente química en la pantalla y con dos composiciones al servicio del guión. Ksenia Rappoport en el papel de Sonia, logra captar al espectador en todos sus estados de ánimos. Elegida mejor actriz en el festival de Venecia por este papel y ya consagrada por su papel en "La desconocida" de Guiseppe Tornatore, tiene un gran dominio en sus miradas y una expresividad que hace ganar en suspenso y en dramatismo a la trama. Por su parte Filippo Timi es Guido (el actor de "Vincere" y de "Quando la notte" la nueva película de Cristina Commencini) y también logra transmitir lo que cada momento necesita para que el suspenso no decaiga y la historia no sólo sea muy bien narrada sino que además sea absolutamente creíble en todo momento. No hay mucho más para decir, porque vale mucho más la pena ir descubriendo las subtramas a medida que se vayan presentando, lo que si cabe señalar es que es un ejercicio de cine de una gran calidad tanto a nivel actoral, como a nivel dirección y por sobre todo, un guión sólido e interesante.
Apocalipsis ¿Now? Lars Von Trier ha sido, desde siempre, un gran provocador. Y lo ha demostrado en cada uno de sus films. Ahora es el turno de "Melancholia", su nueva creación que vino acompañada de las explosivas declaraciones de su director en pleno Festival de Cannes. En esa ocasión y por suerte, decide dejar atrás vejaciones, mutilaciones y sufrimientos varios de su opus anterior "Anticristo" y pone ahora la mirada, como es habitual en sus historias basadas en fuertes heroínas femeninas, en la historia de dos hermanas, Justine y Claire, quizás vislumbrando algún rasgo cínico de parte de Von Trier ya desde sus nombres. La película abre con un largo e intenso clip de más de siete minutos, con reminiscencias al Mallick de "El arbol de la vida". Con bellísimas imágenes que luego el espectador volverá a encontrar dentro del film, dotándolas de un contexto y un significado, esta apertura es de una estética a la que Von Trier nos tiene acostumbrados, sumamente detallista y con un lirismo único y exquisito. El planteo, ya desde este inicio, es el de un planeta en oposición/colisión con la Tierra y cómo incidirá en la vida de los personajes principales. El primer capítulo es el dedicado a Justine (Kirsten Dunst, ganadora de la Palma de Oro como mejor Actriz en el Festival de Cannes, con un rostro único y una belleza digna de las sufridas heroínas de Von Trier) en donde más allá del apocalíptico mensaje del fin del mundo con esta supuesta colisión planetaria, vemos como en su propio universo, su microcosmos, ella se va desmoronando. Colisiona con sus propios ideales, no encuentra ni el eje ni la órbita de su lugar en su familia y Von Trier detalladamente muestra lo que evidentemente para él es la célula más corroida de la sociedad: la familia. ? Toda esta extensa primera parte se desarrolla durante el día del casamiento de Justine, evento que evoca por ejemplo a "La Celebración" de Vinterberg o "A Wedding" de Altman. Uno de esos casamientos soñados, casi de novela, donde muy de a poco, toda la fachada de la boda principesca empieza a resquebrajarse sin que la protagonista pueda evitar de ese desmoronamiento. Con una madre completamente desprejuiciada y con una mirada llena de cinismo sobre el matrimonio que despliega con toda su hiel en el discurso hacia los novios (una brillante participación de Charlotte Rampling), un padre absolutamente desdibujado y fuera de sintonía (William Hurt), un novio que tiene un proyecto hermoso que secretamente Justine no comparte, un cuñado empecinado en cubrir todas las apariencias y rodear de lujo la escoria (Kieffer Sutherland en una actuación a la que le encuentra el tempo necesario para verse crispado pero sin saturarse) y un jefe que parece tenerla en cuenta hasta que también se comience a caerse su máscara y sólo pueda verse que detrás de esa "amistad" hay una fuerte y desmedida exigencia laboral a la que ella venía sometiéndose. Justine intenta por todos los medios evadirse, encontrar un lugar, una calma en el medio de su tormenta y su apocalipsis personal y si bien el planeta Melancholia está aparentemente poniendo en riesgo la vida en la Tierra, ella está muy alejada de un Universo tan inmenso cuando no puede dominar siquiera los hilos de su propio microcosmos. Una segunda parte se ocupará de Claire (otra muy buena actuación de Charlotte Gainsbourg, nuevamente a las órdenes del director danés) y se vincula con la anterior dado que Justine buscará refugio por una temporada en la casa de su hermana, para poder enfrentar el fracaso y la depresión que aparecieron en medio del caos personal desplegado en el primer capítulo del film. Claire sí tiene una familia constituida (su esposo, encarnado por Kieffer Sutherland y su hijo) y por ende, se encuentra mucho más impactada por el posible choque planetario. Por un lado, por el sesgo trágico y apocalíptico que le transmite su marido científico que se encuentra estudiando el tema y por el otro, la imposibilidad de lidiar con la profunda angustia que le provoca la incertidumbre de cómo lidiar con el final de la vida de su hijo si esto ocurre. Asi como chocarán los planetas, los mundos de las dos hermanas están en permanente contraposición, casi también colisionando y la mirada de Von Trier pasa del desequilibrio de Justine, a la desesperación de Claire y la desesperanza de su marido. Todos estos elementos vuelven a nutrir una mirada desalentadora del mundo en que vivimos, pasnado nuevamente el filo del bisturí sobre la compleja red que traman las relaciones familiares y personales. Lejos, muy lejos de sus mejores trabajos, siempre este directos nos acerca algún punto de vista interesante que logra captarnos la atención. Alguna de las múltiples subtramas que se desarrollan, logrará que cada uno se sienta identificado con la temática que más le sea afín de todas las que en este mosaico de las relaciones humanas, Von Trier deja desplegado. Dunst y Gainsbourg son las dos heroinas "vontriernianas" que llevan adelante la narración y que se embarcan en esta nueva aventura del director danés. Mientras Gainsbourg tiene un sufrimiento más marcado (nunca tanto como Emily Watson en "Contra viento y marea" o Björk en "Bailarina en la oscuridad"), Dunst tiene un padecimiento más interno al no encontrar la posibilidad de hacer pie en su realidad para modificarla. Esto aparece como un elemento nuevo en la mirada de Von Trier donde siempre sus heroínas son vapuleadas por su mundo externo, un entorno hostil y agresor. Si bien Justine se ve tironeada por un nucleo familiar y laboral que no le facilita su despegue, su sufrimiento parte desde su interior al no poder disfrutar de lo que se le presenta favorable, aún cuando su marido la incorpore en un proyecto hermoso, ella sostiene su incapacidad de tomarlo. Más alla de algunos apuntes nuevos y una estética exquisita (partiendo de la escasez de recursos con el que el Dogma había planteado moverse dentro del cine, sobre todo, los primeros minutos de proyección son asombrosos) y extremadamente cuidada, Von Trier no tiene mucho nuevo para decir y "Melancholia" -como alguna de sus últimas obras- termina pecando de pretenciosa, al abarcar temas demasiado universales, cuando en realidad él siempre se ha movido mejor contándonos historias más pequeñas y derroteros personales más acotados.
Una Soltera menos Todos entendemos que hay una nueva búsqueda, una nueva corriente, dentro de la comedia americana actual y ya existen algunos nuevos referentes dentro del género. Judd Apatow es claramente uno de los mentores en la necesidad y el encuentro de un nuevo estilo de comedia, trabajando con algunos apuntes interesantes y con temáticas poco visitadas en el cine. Es así como surgió con trabajos interesantes como "Virgen a los 40" que le dio el espaldarazo definitivo en la pantalla grande a Steve Carell, "Ligeramente Embarazada" con un muy buen timing para desarrollar ese tema desde un punto de vista completamente diferente con Seth Rogen y Katherine Heigl y exploró con muy buen tino, al universo adolescente de "Superbad". Ahora ya no como director sino como productor, aparece como mentor de "Damas en Guerra / Bridesmaids" otra comedia perteneciente a esta nueva ola. Quizás planteada desde el punto de vista opuesto a la taquillera y también muy bien vista por la crítica "Qué paso ayer? / The hangover", en este caso serán las mujeres las que tomen el poder y protagonicen el relato. El centro de la historia es Annie (Kristen Wiig,comediante superestrella del Saturday Night Live) en cuya vida comienzan a aparecer nuevos replanteos y cambios cuando se entere que su mejor amiga Lillian (Maya Rudolph de "Son como niños" y la inédita "Away we go" de Sam Mendes) le informa que dejará de pertenecer al bando de las solteras: se casa y por lo tanto arrancarán los preparativos de la boda, con todo lo que ello implique. Annie formará parte del equipo de las damas de honor - las Bridesmaids del título original- acompañada por Rose Byrne, Melissa McCarthy -nominada finalmente al Oscar de este año como mejor actriz de reparto y protagonista de la serie "Mike & Molly"-, Wendi McLendon-Covey y Ellie Kemper, un grupo que se aprovecha de la heterogeneidad para contar diversas historias y diferentes puntos de vista. Si bien la mayoría de los chistes están puestos en los preparativos del casamiento, despedida de solteras, rivalidades entre amigas y algunos otros apuntes de color, el guión gana en ingenio cuando se enfoca más puntualmente a la incapacidad de Annie por sostener sus proyectos propios cualquier sea, desde un proyecto laboral que no pudo ser y no se anima a reflotar hasta poder encontrar una pareja a la altura de sus deseos -en este punto, la radiografía que hace el guión sobre la dificultad de encontrar a la "media naranja" sin caer en el conformismo o en la mediocridad, tiene momentos inteligentes y divertidos- y muchos de los mejores momentos son jugados con Nathan (Chris O'Dowd), el policía que quisiera tener una historia con ella. ¿Pero qué es lo peor que le puede pasar a una comedia? Estirar situaciones y terminar aburriendo. Y eso es lo que pasa por momentos con "Damas de Honor". El guión tiene situaciones que podrían evitarse por completo y que además no tienen la altura de otros guiones con los que Apatow había trabajado (hay una escena de un viaje en avión donde la protagonista intenta todo el tiempo pasar de clase turista a primera clase, que es donde estaban sentadas sus amigas que termina aburriendo por absurdo, increible y fuera de contexto) y que hubiesen ganado impacto evitándolas o bien, acortándolas en su duración. Tampoco logra definir si la mirada está enfocada en poner la lupa sobre las relaciones de pareja, una institución como el matrimonio y los valores tradicionales que se intentan sostener desde la sociedad, los que han caído completamente en desuso ... o si no quiere profundizar en ninguna de ellas para tratar de darle rasgos de comedia alocada sin demasiada profundidad. El guión de la misma Wiig y de Ann Munolo (a mi gusto, insólitamente nominado para el Oscar) vira por momentos a un humor escatológico lindante en la verguenza ajena, completamente fuera de registro, opuesto a la estudiantina casi adolescente que pretende con la rivalidad que se presenta entre dos muy buenas amigas de la novia por organizar todos los festejos y cubrir un rol preponderante en los preparativos. Pivotando entre el absurdo, el desenfado, la comedia más tradicional y una mirada hasta naif de algunas situaciones, la historia no termina por anclar en un estilo definido y su extensa duración (125 minutos y máxime tratándose de una comedia) atenta contra el interés general del filme que entra en algunos tramos en donde parece perder el rumbo, para luego retomarlo y volverlo a perder. Paul Feig, director de sobrada trayectoria en la televisión con capítulos en "Arrested Developement" "Nurse Jackie" y "The Office" trata de imprimirle ritmo y delirio aunque confunde delirio con desborde, le cuesta retener a alguna de las protagonistas para no rayar en la exageración y el tono estridentemente sobreactuado y hace lo que puede con un guión confuso y errático. Una película que evidentemente la crítica americana ha puesto en un lugar de preferencias porque ha sido referente en más de un rubro en esta temporada de premiaciones y como ya fue señalado, corre en la carrera de los Oscar en dos categorías. Quizás un poco mucho para una película tan divertida como vacía y falta de sagacidad al poner en juego algunos mecanismos del humor más básico y menos elaborado.
La inquilina que dio el mal paso... Tras un reciente divorcio la doctora Juliet Devereau (Hilary Swank) logra cerrar una oferta increíblemente conveniente por un hermoso departamento en Brooklyn. El lugar es sumamente cómodo y espacioso y mucho mejor que todas las otras propuestas a las cuales había podido acceder. Pareciera que tras ese momento duro del divorcio, las cosas comenzaran a encaminarse para Juliet. No pasará mucho tiempo cuando a la incomodidad normal de comenzar a vivir en un lugar nuevo, se le sumen ciertos ruidos y situaciones que le hacen pensar que no está sola en la casa, que es evidente que está siendo observada u acosada. Mientras su ex marido trata por todos los medios de volver a recuperarla, el dueño del departamento que alquila, Max (Jeffrey Dean Morgan quien ya habia compartido cartel con Swank en "P.S. I love you" y fue el protagonista de "Watchmen" y "Marido por accidente" junto a Uma Thurman) comienza a entrablar una relación amorosa con ella. Durante la primer parte en la presentación de los personajes, el guión comienza a crear climas de muy buen suspenso. La trama se completa cuando a partir de un cierto detalle, se "rebobina" la historia para ir aportando datos a las situaciones ya vistas por el espectador que aportarán mayor cantidad de datos y cerrarán aún más el rompecabezas sobre la historia de los personajes principales. Ya sobre la segunda mitad el tema de la mujer acosada en el departamento en donde vive sola, comienza a sufrir una acumulación de lugares comunes y situaciones ya vistas en otras películas que van perjudicando la calidad y la tensión del relato en general. Si bien hay una muy buena factura técnica y la trama reparte algunos golpes de suspenso bien dosificados, "Invasión a la Privacidad" -traducción demasiado libre y poco feliz, de un título original mucho más acertado como el de "The Resident/El residente"- no aporta demasiado a un cine de género demasiado visitado sin que en este caso se puedan profundizar en aspectos nuevos o sorpresivos, sino por el contrario, todo se va tornando demasiado previsible. El plato fuerte de la película es otra muy buena composición de Hilary Swank (dos veces ganadora del Oscar por "Los muchachos no lloran" y "Millon dollar Baby") quien transmite realmente desesperación y tensión en los momentos precisos. Hay una escena en particular donde la protagonista descubre el secreto de lo que está sucediendo y comienza a llorar contenidamente frente a su computadora que es una excelente muestra del talento de Swank para componer cualquier papel. En este caso la acompañan Dean Morgan en un personaje bastante más oscuro de los que generalmente les toca en suerte componer, mostrando una faceta distinta y Vincent Price en un papel de reparto que suma puntos a favor de la película. Sobre el final, "Invasión a la privacidad" que venia manejando un tono de suspenso con dosis de voyeurismo, perversión sexual y enfermiza que roza algunos momentos en un tono Hitchcockiano no logra encontrar una resolución a la altura del planteo inicial del film. Un cierre imperdonablemente previsible y poco original, naufrangando en las aguas de lo más convencional que tenían a mano, hace que una trama que ayudada con las actuaciones de muy buen nivel, hubiese podido alcanzar puntos más interesantes, deje como resultado una simple película para pasar el rato y verla en casa desde la comodidad del sillón del living.
Diario de una pasión A pesar de que la protagonista es Tilda Swinton, típica heroína que relacionamos rápidamente con películas de origen anglosajón, "El amante" es un film del italiano Luca Guadagnino que ha recorrido una enorme cantidad de festivales y que ha obtenido numerosas nominaciones como mejor película extranjera -como por ejemplo en los Globo de Oro, en el British Independent Film Awards y en los BAFTA, entre otros-. Ha sido también nominado a los Oscar por su exquisito diseño de vestuario y le ha dado a Tilda Swinton el premio a mejor actriz en el Festival Internacional de Dublin. Con todos esos lauros llega "El amante", una no tan inteligente traducción de su original "Yo soy el amor", aunque por la homonimia, la deja adosada al relato de Marguerite Duras que fuera llevado al cine por Jean Jacques Annaud años atrás. En este caso, Guadagnino, nos sumerge en un retrato de una tipica familia de la alta burguesía industrial de Milán, la familia Recchi, con su particular forma de clan patriarcal y los hilos que se entretejen entre sus protagonistas. El relato, también atraviesa otras ciudades como Londres y San Remo que son las que sirven de escenario para situar los diferentes capítulos de la historia. En esto entorno de supuesto lujo se van moviendo los personajes de una familia que respira delicadeza en la superficie (con la preparación de una gran cena al estilo "La fiesta de Babette" que el director describe con una delicada delicada minuciosidad) pero que ya con el correr de las primeras escenas se comienzan a sentir ciertas pulsiones relacionadas con el dinero, el poder y el status familiar reinante, que detonarán más aún cuando el abuelo de la familia delegue en vida, el mando de la empresa a su hijo y al elegido de entre sus tres nietos. Durante esa cena, punto de inflexión en la dinámica familiar, el elegido será Edoardo, centrando desde ahora las miradas en su persona, dando lugar a que sus hermanos, con menos presión familiar, queden libres para vivir sus propias vidas con total autonomía. Lo que desequilibra nuevamente el frágil orden familiar será el reencuentro de este nuevo pilar de la familia con un amigo de su juventud, Antonio, que será sin saberlo, quien desencadene la tragedia interna en la familia. Emma (Tilda Swinton) es la madre de los Recchi quien atraviesa un momento particular y logra escapar de la abulia matrimonial, de la falta de mirada como mujer y de la falta de tensión sexual en su pareja cuando vive un apasionado romance apasionado con Antonio, quien ingresa a la casa como cocinero de los banquetes familiares -algo similar a lo que sucedía con el personaje de Kristin Scott Thomas en "Partir" aquí no solamente siendo dos personajes antagónicos en clases sociales sino también con una diferencia de edad importante-. Evidentemente es tal la necesidad de Emma de encontrar una mirada de amor en su vida, que no hay ningún tipo de tabú dentro de ella, como ajena a los ritos y las presiones y mandatos familiares. Se siente libre al verse invadida por el amor y encuentra su lugar en la pasión y en la expresión de sus sentimientos, desatendiendo ciertas señales que va dejando en el camino que hacen que se precipite el drama familiar. Quizás el director y el guión mismo, imponen una mirada que peca de demasiado clásica, penalizando la infidelidad de Emma con el desencadenante de la tragedia. "El amante/Yo soy el amor" guarda un estilo narrativo que no se aparta demasiado de un melodrama clásico con todos los componentes del género y es quizás ahí en su propuesta más acartonada, en donde pierde terreno. Pero crece, sin embargo y al mismo tiempo, en otros dos ámbitos: durante las primeras imágenes Guadagnino se toma todo el tiempo necesario para que mediante gestos, miradas, marcas, planos y detalles nos vayamos sintiendo parte de ese clan familiar, entender sus entramados, sus signos ocultos, sus costuras, que serán luego importantes para ir entendiendo las pulsiones de cada uno de los personajes. Pero sin duda lo más impactante que tiene "I am love / Io sono l'amore" es la exquisita puesta en escena, el vestuario, la escenografía, las postales que logra con su fotografía, los detalles en los que se detiene la cámara observadora de Guadagnino para ir corriendo el velo de ciertas cosas casi imperceptibles y lo hace con una cámara que tiene puntos de vista que sí se apartan de una mirada convencional. Tilda Swinton logra otro trabajo de gran nivel con su Emma ambivalente entre la contención de sus hijos, permanecer fiel a ciertas formas y la desmesura con la que irrumpe el amor en su vida. El resto del elenco acompaña sin grandes estridencias y siempre apoyados en el lujo visual que recorre todo el relato con una especial participacion de Marisa Berenson (recordada por "Barry Lyndon" "Muerte en Venecia" o "Cazador Blanco, Corazon Negro"). Una historia simple, clásica, pero exquisitamente filmada que es justamente lo que hace que por más que sea una historia de infidelidades que ya ha sido contada de muchas y reiteradas formas en el cine, logre impactarnos por el cuidado visual y la delicada forma en que está filmada.
Quartett Elena (Graciela Borges) es documentalista. En plena filmación de su última obra que versa sobre las mujeres y sobre el amor en el mundo femenino, recibe la noticia de que su marido ha sido internado a causa de un ataque cardíaco. Su amiga y asistente en el rodaje, Esther (Rita Cortese) ha recibido un llamado anónimo diciendo lo que había pasado con Augusto. La mujer que lo trajo al sanatorio está apenas vestida. Pronto sabrán que Adela (Valeria Bertuccelli) es amante de Augusto desde hace un poco más de cinco años. Por esas cosas casi caprichosas de cumplir las últimas voluntades de los seres queridos, Elena queda atada a Adela cuando Augusto le pide segundos antes de morir que cuide de ella. De allí en más "Viudas" aborda la historia de estas dos mujeres fracturadas por la pérdida, cómo intentan abordar el proceso de recomposición de los daños cada una de ellas y por sobre todo, la presencia omnisciente de Augusto en cada una de sus vidas. El amor, la diferencia de edad entre ellas (que genera situaciones sumamente irónicas cuando todas las personas las confunden como madre-hija o a Adela como la hija del fallecido), la traición, la necesidad de ir rearmando el rompecabezas de una nueva vida a partir de la pérdida de un ser querido son los temas que aborda el director Marcos Carnevale (dirtector de la brillante e inolvidable "Elsa & Fred", de "Anita" y "Noche de Ronda", de la divertidisima "Almejas y Mejillones" y de la fallida e impostada "Tocar el Cielo"). Sabe imprimir el timing exacto para que el drama no desborde, entrecortando siempre las tensiones con mucho humor en sus diálogos -el guión es coescrito con Bernarda Pagés- y dotando a sus criaturas con los elementos necesarios para poder atravesar esas situación tensas con mucho humor y poder reirse o sonreir sobre lo que les pasa. Carnevale se maneja perfectamente dentro de este terreno (hasta se da el gusto de aparecer en un cameo junto con el director de la anterior película de Graciela Borges -"Dos hermanos"-, Daniel Burman) y domina al cuarteto de actores sacando lo mejor de cada uno de ellos. Graciela Borges imprime su carisma en pantalla, su tono de voz tan característico que ya es como una marca registrada y seduce con una presencia fuerte y avasallante componiendo una vez más el que quizás es su papel más visitado (una señora de clase acomodada con un muy buen pasar). Su Elena es una mujer fuerte, independiente, que se ve completamente quebrada ante la noticia insospechada que su marido tenía un amor paralelo. Por su parte, Valeria Bertucelli entrega una composición con momentos de muchísima ternura y con un registro completamente fresco y espontáneo en sus reacciones, en sus miedos, en sus inseguridades, en su manera de afrontar su futuro. Como dos caras de una misma moneda, cada una de ellas ha amado a ese hombre a su manera, y están en un desamparo profundo que las hermana y aún cuando Elena trate de rechazar a su "rival", su desvalimiento la doblega y expone su parte más vulnerable. Completan el cuarteto Rita Cortese en otra composición llena de ritmo de sitcom en sus respuestas con su perfil cascarrabias y diálogos plagado de ironías y Martin Bossi, componiendo a la mucama de Elena. Martin Bossi encuentra el tono exacto para Justina, una travesti que presenta un desafío para su carrera, constituyéndose en un excelente debut cinematográfico. Las escenas de Bossi con Borges tienen una química innegable en la pantalla y son fragmentos realmente muy ricos en la descripción del vínculo quizás sin decir demasiadas palabras. El producto funciona, por un guión que sólo quiere presentar situaciones sin caer en ningún tipo de dramatismo innecesario, sino por el contrario, coqueteando con pasos de comedia y una vez ganado el terreno, hace la diferencia al apoyarse en un elenco completamente sin fisuras con cuatro actuaciones formidables. Sobre el tramo final, una nueva vuelta de tuerca en el vínculo entre estas dos mujeres hará que la historia cierre con un tono esperanzador, volviendo sobre la posibilidad de rearmar la felicidad aún a partir de momentos dolorosos. El tema central de la película a cargo de Vicentico es otro de los aciertos que da con el tono justo que requiere la trama.
Las nieves del tiempo... Si hay algo complicado en el cine, sobre todo en lo que compete al armado de un guión, son las historias corales. No es tarea fácil lograr que todas las historias que se presentan jueguen un delicado equilibrio y que alguna de ellas deje relegada a las demás en un segundo plano. "Cerro Bayo" de la mano de su directora, Victoria Galardi, parece haber entendido ese secreto a la perfección, haciendo que cada uno de los personajes tenga su momento de lucimiento, su funcionalidad indispensable para la trama y su razón de ser en el relato. Todo se desencadena cuando Juana (Adela Gleijer), la matriarca de una tradicional familia de una pequeña ciudad turística patagónica, intenta suicidarse. Su hija Marta (Adriana Barraza, la mexicana que ha cumplido un elogioso trabajo en "Babel") llega a su casa y la encuentra prácticamente muerta. La internan rápidamente pero los daños cerebrales ya son irreversibles y por lo tanto, deberá permanecer internada hasta tanto los médicos puedan revertir el coma en el que se encuentra. Cada uno de los personajes de esta familia se verán indiscutiblemente alterados por la noticia y por el devenir de los hechos. El panorama se completa con la llegada de Mercedes, la hermana que vive en Buenos Aires (brillante composición de Verónica Llinás) y que hace siete años que no visitaba a su familia. Antigua reina de un concurso de belleza del Cerro Bayo, Mercedes se vinculará con su sobrina Inés desde ese lugar, ya que ella es aspirante a reina en el presente certámen. Inés (Inés Efron) tiene una mirada particular, aniñada y supone que aquellas participantes que tienen una vida sexual activa y han tenido orgasmos, se ven más relajadas, más espontáneas y por lo tanto son más agraciadas a la vista del jurado. Su objetivo será entonces tener un orgasmo antes del día de la competencia. Completan el panorama Lucas (Nahuel Perez Biscayart), el hijo mayor de Marta y hermano de Inés, quien trabaja como instructor de snowboard del Cerro y sueña con irse a Europa a trabajar en la nieve junto con un amigo que le propone esa aventura y Eduardo (Guillermo Arengo), marido de Marta quien se desempeña en el rubro inmobiliario y justamente recibirá la oferta para la compra de un lote por parte de inversores europeos que es propiedad de Juana y debe decidirse la venta, mientras ellas permanece en coma. Como es tan cierto eso de "pueblo chico, infierno grande", la trama se hace más interesante aún cuando comienza a correr un rumor que inquieta de una manera u otra al equilibrio familiar. ¿Es sólo un rumor o Juana realmente ha ganado un dinero importante en el Casino un par de noches antes del episodio de intento de suicidio? Con todos estos elementos Victoria Galardi construye un universo de historias finamente hilvanadas, con un manejo preciso de las situaciones que se desarrollan en torno al quiebre que se produce en los vinculos familiares ante la enfermedad de un ser querido, o empezar a lidiar con la posibilidad de la muerte. La directora combina el entramado familiar con los toques que se le pueden dar a la historia al estar ambientada en el ámbito de un pueblo pequeño con códigos completamente opuestos a los de la gran ciudad. Celos, viejos amores que regresan, el dinero "ensuciando" y pervirtiendo o mostrando lo peor de cada uno se hace presente, la vida de pueblo con sus toques enormemente pintorescos (la anécdota del tapado para la fiesta de inauguración es un toque delicioso) y los lazos familiares, se encuentran retratados con diálogos inteligentes, sutiles, reales, que nos permiten rápidamente tomar contacto con este grupo de personajes tan queribles y formar parte de la trama involuntariamente. Galardi cuenta con un elenco compacto, sin fisuras, cada uno dotando a su personaje del tono preciso y la cadencia perfecta. Quizás sólo pueda objetarse que el de Adriana Barraza se encuentre particularmente "forzado" en algunos tramos para cumplir con el phisique du rol y el acento argentino. Guillermo Arengo, Nahuel Perez Biscayart y sobre todo Inés Efrrón aciertan en la composición de sus personajes cada uno de ellos en su cuerda y en su estilo. El toque de humor pueblerino recae en el personaje de Eugenia Alonso (a quien el año pasado vimos como la mujer de Spregelburd en "El hombre de al lado") dando vida a una criatura tan sutilmente caricaturesca como querible. Pero un capítulo aparte mercede la arrolladora Mercedes a cargo de Verónica Llinás. Un personaje plagado de ironías, dispara certeramente las líneas de diálogo con el timing exacto y oficia quizás como una delicada ligazón entre todos los personajes. Frontal, vulnerable, valiente, impiadosa, destrozada, necesitada, en cada una de esas máscaras Verónica Llinás se detiene y brilla tan cómoda en una cuerda más dramática como histriónicamente acertada en el tono de comedia. No hay paisaje más increiblemente bello que el de Villa La Angostura para servir de marco a esta historia coral. "Cerro Bayo" es de esas pequeñas películas que se guardan por mucho tiempo en el corazón, esas pequeñas sorpresas que aparecen muy esporádicamente en la cartelera y que uno sigue ahi, en la butaca, absorto del placer de descubrirlas.
La violencia está entre nosotros La directora danesa Susanne Bier no puede negar que tiene el influjo de la mejor cinematografía de su territorio, con elementos del Dogma de Von Trier, del cine de Vinterberg y con puntos de contacto con otro director que si bien no es danés, recientemente nos ha dado un estreno muy logrado: Erik Poppe y sus "Aguas Turbulentas" (Critica aquí) con una manera de narrar prácticamente en la misma sintonía y con el mismo registro. Bier, que fue conocida mundialmente por "Corazones Abiertos" y que luego ha filmado también interesantes propuestas como "Hermanos" y "Después del Casamiento - After the Weeding", con un trabajo en hollywood conocido aquí en DVD como "Lo que perdimos en el camino - Thing we lost in the fire" drama con Benicio del Toro y Halle Berry ya nos ha demostrado ampliamente el encanto y la sutileza con que puede apostar a contar historias fuertes, con personajes con el conflicto en carne viva y salir completamente airosa de no tener que echar mano a ningún golpe bajo ni ningún facilismo en el guión. En este caso, su nueva obra "En un mundo mejor" cuenta con un esquema similar al de su mejor película "Corazones Abiertos", dos historias se entrecruzan en un hecho puntual que modifica sustancialmente la vida de sus personajes y que expone la problemática por la que están atravesando de una forma cruda y sanguíneamente emocional. La primera historia da cuenta del conflicto de una familia que acaba de perder a su madre. El reciente viudo se hará cargo, como pueda, de la vida su hijo que mudándose a un nuevo pueblo se inserta en su ámbito escolar de una manera muy particular, actuando de protector de un compañero que es merecedor de todos los dardos de una violenta pandilla del grado. Ese compañero, por otra parte es hijo de una pareja recientemente divorciada, cuyo padre es médico en Africa. Allí es el encargado, entre otras cosas, de dar ayudar a las "víctimas" de un dictador que humilla y lacera a las mujeres embarazadas. La violencia que describe Bier primeramente en las poblaciones más carenciadas de Africa, muta y se intromete también en la burguesía europea, terreno donde la directora ya ha anclado en varias oportunidades. El mundo violento lo padecen todos los personajes, directa o indirectamente y se plantea además la paradoja de que al mismo tiempo contribuyen a su formación, de una u otra manera. Lo padecen, son parte integrante, lo ocultan, lo niegan, discriminan: cada uno a su estilo forma parte de esta trama violenta sobre la que la directora quiere poner el acento, buscando una esperanza para el mundo mejor que propone el título. Nuevamente el cine danés traspasa las fronteras de su propio país para transformarse en una voz de la región y del continente y se mete con temas como la venganza, el perdón, la redención -justamente aquí se subrayan aún más los puntos de contacto con el reciente estreno de "Aguas Turbulentas"- la violencia cotidiana, la nueva composición ante las rupturas familiares, la vida escolar y la exclusión. No conviene adelantar mucho más de la trama, justamente porque al ir descubriendo las distintas capas que el mismo guión oculta y muestra, está quizás su mayor acierto, inteligente en su construcción aunque quizás algo esquemático en su planteo y sobre todo, sobre la parte final, se opaque tendiendo un manto inclinado hacia lo más políticamente correcto que el planteo inicial. Bier se nutre de un increible trio protagónico, un "dream team" nórdico con Trine Dyrholm a la cabeza (hermosísima y enérgica protagonista de tantos otros títulos como "La Celebración" "El deseo en mi piel" y "Pequeño Soldado") junto a Mikael Persbrandt y Ulrich Thomsen (también visto en "La Celebración" "Agente internacional" y "Duplicity"). Cada uno da imprime su estilo para que también las actuaciones sean un punto fuerte de "En un mundo mejor". Sobre el final, con estos guiños más cercanos a los de una historia convencional, el último trazo de Bier decepciona un poco, sobre todo teniendo en cuenta que es la ganadora del Oscar a la Mejor Película Extranjera de este año y luego de un fuerte arranque, la historia quizás merecía un final con una postura más militante por parte de la directora. Pero a pesar de las pequeñas observaciones, "En un mundo mejor" vuelve a mostrar cómo el cine de algunas latitudes a las que no accedemos a menos que sean ganadoras de grandes premios, aún tiene excelentes historias para contarnos.
Jugando con las diferencias ¿Qué pasa cuando un hombre abiertamente gay se decide postular como Intendente en una ciudad ultraconservadora del norte de Italia, y utiliza su homosexualidad como elemento dentro de la campaña electoral? Piero (Luca Argentero) siendo gay, milita activamente en el Consejo Municipal y luego de una situación completamente imprevisible, termina siendo el candidato a Intendente por un partido de centro-izquierda. La opera prima de Umberto Carteni se mete en el mundo de las comunas, de la política y de las minorías sexuales justamente describiendo a un pueblo completamente tradicional y cerrado que se contrapone con el pensamiento de Piero. Sin ir más lejos, su compañera de fórmula es Adele (Claudia Gerini), uno de los exponentes de mentalidad más rígida que tiene el partido: tradicionalista a ultranza, opuesta a todo lo que tenga que ver con valores diferentes que la sociedad trata de incorporar. Aquí es donde comienza a plantearse uno de los ejes principales de esta comedia: polos opuestos que se atraen, personalidades completamente contrapuestas que por una situación particular tienen que compartir un mismo espacio común. Todo se complica mucho más aún cuando Piero y Adele comiencen a sentirse mutuamente atraidos y evidentemente escape a cualquier encasillamiento en el terreno de lo sexual que ellos quieran darle. Y durante toda la comedia comenzará a flotar y tratar de develarse la pregunta "Es necesario ponerle alguna etiqueta a esto que (les) está pasando?". Piero ama a Remo (Filippo Nigro) su compañero desde hace muchísimos años, pero tambien se siente sexualmente atraido por Adele, con una pasión desconocida para él, que le resulta imposible de contener. Adele, que parecía estar tan firme y tan segura dentro de todas sus estructuras, empieza a ver cómo su universo de seguridades se desmorona cuando no pueda evitar responder a la atracción que Piero siente por ella. El juego de confusiones sexuales se completa con el condimento de tener que guardar una cierta "fachada", una cierta forma que responda a los intereses políticos del partido, a la imágen que hay que seguir dando para el electorado, lo cual hace el juego más interesante y divertido. El tono que plantea Carteni es, de por si, liviano y tradicional. Aprovecha a tomar con humor y con un tono de comedia típicamente tradicional, algunas aristas de un tema como el matrimonio igualitario, el derecho a la igualdad y la libertad de las minorías sexuales, que tiene tanto peso y vigencia en la actualidad. Si "Diferente de quien?" funciona y cumple con sus objetivos a través de su amable tono de comedia sin intenciones profundas, es ,en gran medida, gracias a la química que aparece desde las primeras escenas entre Luca Argentero y Claudia Gerini, una pareja que es tan creíble en sus dudas, en su incertidumbre y en la desorientación de una atracción física imposible de contener. Filippo Nigro también logra una muy buena actuación parándose como el tercero en discordia en esta nueva conformación de la pareja y juntos, los tres protagonistas funcionan acompasadamente con el ritmo que le imprime el director. El trio de protagonistas del film italiano El derecho a la adopción gay, la paternidad - la maternidad, el divorcio, las elecciones sexuales, los mandatos familiares y los valores tradicionales, son puestos en juego agregándose además una mirada dentro del mundo de la política, sin que en ningún momento la comedia tome un tono solemne ni discursivo para encarar ninguno de estos temas, sino que se van mezclando enriqueciéndola con una mirada actual y abierta. Si bien no hay ningun aporte extramadamente novedoso ni en los temas que aborda, ni en la forma en que son planteados -ya que responden al esquema más conocido de la comedia tradicional-, "Diferente de quien?" es un entretenimiento bien construido, siguiendo las reglas básicas en las que se apoya cualquier buena comedia (parejas desparejas, confusiones, ritmo de vodeville y juegos de apariencias) logrando interesar aún en sus momentos más previsibles.