Siempre es dificil volver a casa... Ya desde el elenco que el director ha logrado reunir para "Güelcom" -figuras de alto impacto con trabajos en medios televisivos y radiales- se respira un aire de comedia liviana, sin mayores pretenciones que un buen entretenimiento. ¿Pero logra el fin que se propone aún en su objetivo de poder pasar un rato agradable con una comedia romántica clásica y grandes aspiraciones? El protagonistas es Leo (Mariano Martinez) quien tiene a su cargo ir conduciendo el relato casi en primera persona para describir con mayor o menor detalle, su experiencia amorosa fallida con Ana (Eugenia Tobal) quien lo ha abandonado sentimentalmente, para ir a probar suerte en España para desarrollarse como chef, dado que su pasión es la cocina. Pero pronto Leo -a pesar de que su grupo de amigos tiende a esconderle la verdad porque sabe el dolor que Ana le provocó con su partida- se enterará que ella está de visita en Buenos Aires después de cuatro años de no verse. La excusa de esta visita es el casamiento de otra pareja amiga de este grupo, que ahora vive en Ibiza, pero quiere hacer un casamiento informal en Buenos Aires ya que sus amigos no han podido compartir la ceremonia en España. Todo parece que podrá sostenerse durante la organización en grupo de este casamiento, pero cuando no solamente aparezca Ana sino también su nuevo novio español, las cosas serán mucho más dificiles de lo que Leo pensaba. Yago Blanco construye la historia valiéndose de diversos recursos para que el producto sea dinámico y variado: desde monólogos a la cámara por parte del protagonista, flashbacks para poder completar algunos aspectos de lo sucedido o volviendo atrás para ampliar algunas anécdotas del grupo de amigos e historias contadas en paralelo que luego se entrecruzan. Eso hace que "Güelcom" tenga un aire llevadero, aunque se resienta por algunos problemas, sobre todo en el tono que le imprime el guíón al personaje de Leo. Mientras que el grupo de amigos forma un compacto y homogéneo elenco secundario, Mariano Martinez parece demasiado forzado por su profesión -psicólogo- a impostar subrayadamente sus frases hasta con un tono sumamente escolar y completamente desacompasado con el resto de las situaciones. Habla de sus pacientes en rueda de amigos o bien le habla a sus pacientes con frases que no suenan naturales y menos aún con el tono que lleva el resto del guión. Leo es el personaje que presenta mayores dificultades y sobre todo se hace evidente porque sobre él recae el peso de la cadencia de la narración, generándose un desnivel con el resto del elenco. Por su parte, la protagonista femenina, Eugenia Tobal, tiene momentos en los cuales tampoco parece encontrar demasiado cómodamente la veta de su personaje, pero lo suplanta con un enorme encanto (es indiscutible que ella y Mariano Martinez hacen una pareja que se ve hermosa frente a la cámara) y belleza que remiten todo el tiempo a una especie de Meg Ryan vernácula que la pantalla podría aprovechar. Lo más fuerte y más interesante, sin lugar a dudas, son las líneas que el guión les deja servidas al trio de amigos que componen Peto Menahem -con un amigo intimo de Leo explotado sobre todo en la segunda mitad de la película-, Eugenia Guerty -con momentos al borde del delirio y con mucho histrionismo que ponen una alta cuota de humor junto con Menahem- y Maju Lozano quienes cada uno en su papel, logran escenas frescas y divertidas y con un tono reconociblemente nuestro. "Güelcom" acierta en la pintura del decálogo de los argentinos que se fueron al exterior, en el fresco del grupo de amigos con un aroma indiscutiblemente nacional, que se reencuentra con aquellos que intentaron probar suerte por otras latitudes; y también es creíble la pareja romántica protagónica con sus devaneos amorosos. Sin embargo, alguna falta de fuerza en la composición de los protagonistas y sobre todo, como ya se apuntó, en la artificialidad de algunas lineas que el guión le depara al personaje de Mariano Martinez (y de lo poco creíble que suenan las confesiones a la cámara) hacen que la comedia no puede levantar un mayor vuelo. De todas maneras, se construye como un pasatiempo sumamente agradable y cumple con el cometido propuesto, sin abordar el tema del exilio y las oportunidades que tuvieron que buscarse durante la crisis, en el exterior, desde un punto de vista virado a la comedia.
Gris de Ausencia Martín (Javier De Pietro, en su debut cinematográfico, un verdadero hallazgo) siente una molestia en un ojo y suspende su clase de natación. Su profesor (Carlos Echevarria a quien hace poco vimos en "Desbordar") trata de ayudarlo. Pero al seguir refiriendo una molestia, decide acompañarlo a una revisión de rutina. No hay de qué preocuparse, la médica no encuentra problema alguno, sólo que una vez finalizada esta revisación, las cosas parecen complicarse: un arreglo de ir a dormir a la casa de un amigo parece haber quedado trunco por irse antes de la clase y aparentemente Martín no tiene dónde ir a dormir. Su profesor quizás presionado por darle una solución al tema y después de algunos mínimos "rodeos" lo invita a ir a dormir a su casa. Martín acepta gustosamente. Todo parece casual pero nada lo es. Y ahí comienza a desplegarse la verdadera historia de "Ausente". Al día siguiente, cuando la madre se presente en el Colegio para preguntar si alguien tiene algún dato del paradero de su hijo, porque no ha ido a dormir a su casa ni tampoco estaba en la casa del compañero donde le había dicho que iba a ir a dormir, el profesor comenzará a darse cuenta de la mentira intencional de Martín y sus efectos. A partir de ese momento, la trama establece una permanente tensión entre los dos protagonistas, un juego de acercamientos y rechazos, de seguridades y de dudas, terreno en el que Marco Berger, aún con una cierta morosidad que le imprime al relato, logra hacer entrar en el juego al espectador, y en ese espacio de lo no dicho, es en donde el guión se mueve más acertadamente. Después de su ópera prima "Plan B", el director continúa en el mismo sentido que en su opus anterior, con su exploración de géneros y terrenos poco visitados en el reciente cine argentino. Es evidente que "Ausente" no es una película que precisamente siga las reglas del cine mainstream o más comercial sino que Berger logra establecer un ritmo particular, que si bien no es apto para todos los públicos, tiene un estilo claramente definido que será seguramente la marca registrada del realizador y sus seguidores. Pero justamente en esa delicada estructura, en el misterio que se va develando muy lentamente, en la indefensión que le provoca el juego de inseguridades a ese profesor cuyo alumno lo pone en jaque, reside la particularidad y la riqueza de esta pequeña gran película de casi dos personajes en búsqueda de su identidad. Es interesante la mutación que se produce en los roles de poder como es el de docente-alumno, donde aquí se ve subvertido justamente por un alumno que pretende avanzar sobre su profesor. Dos figuras masculinas fuertes y débiles a la vez, solamente interceptadas por los roles femeninos del film (a cargo de Antonella Costa y Rocío Pavón) quienes operan desde un rol más formal que afectivo para hablar de los sentimientos de los protagonistas. Una historia que va desde momentos con tintes de thriller psicológico, otros donde cuenta una historia de amor con un deseo "prohibido" hasta tomar algunos ribetes de drama pasional -aunque sin la exhacerbación sexual- al estilo Almodovariano. También comparte con este director el detenimiento en la desnudez de los cuerpos, que van enhebrando diversos detalles de la historia, van trazando por si solos ciertos diálogos y relaciones, miradas y gestos, que comunican y expresan quizás mucho más que lo que los protagonistas pretenden poner en palabras. Hay un lenguaje corporal que Berger maneja perfectamente y la marcación de los actores apunta a ese juego de miradas, escarceos, insinuaciones e incógnitas que incluso hacen dudar por algunos momentos de lo que siente ese profesor profundamente confundido ante el descubrimiento de las verdaderas intenciones de su alumno. Sobre la recta final, un hecho puntual que no conviene revelar, redefine el drama de los personajes y quizás cada uno vaya encontrando su propio camino. Berger ya ha encontrado holgadamente el suyo dentro de una nueva corriente del cine nacional, que trata de subrayar menos y de ahorrar palabras para que la imagen pueda hablar por si misma. Que en definitiva la ausencia se haga, paradójicamente, una fuerte presencia, que ayude a cerrar el rompecabezas de identidades y sentimientos. Ganadora del Premio Teddy 2011 a la 'Mejor Película LGTB' de la Berlinale, "Ausente" se convierte en un estreno nacional diferente tanto por su temática como por la cadencia narrativa con la que el director elige contar la historia.
Con olor a infancia y a cine de barrio La primer escena en donde un empleado de una fábrica metalúrgica, modifica el cartel borrando de un plumazo más de 700 días sin que sucediera un accidente y lo cambia por "1", nos da cuenta de la posibilidad que tiene J.J. Abrams de ponernos con una sólo imágen, en todo un universo de información. Luego, inspirado por un homenaje a quien ahora es su productor, Steven Spielberg, y a las películas que habrá admirado en su infancia y en su adolescencia, todo esa posibilidad de síntesis se transforma en un desborde narrativo de proporciones múltiples cuando los distintos engranajes de "Super 8" se pongan en funcionamiento. Un grupo de amigos está intentando filmar un corto sobre zombies para un concurso. Y uno ve la pasión con la que cada uno de los miembros del grupo encara su tarea, un homenaje inicial a los sueños de niños que cada uno de estos grandes directores ha tenido. Mientras están filmado una escena en la estación de tren, serán testigos de un hecho completamente insólito: la fuerza aérea de los Estados Unidos en 1979 clausura una sección del Area 51 y todos los materiales allí contenidos, debían ser enviados a un lugar seguro, justamente por tren. Estando allí, no sólo ellos sino su cámara registrará como un tren de carga (que justamente transportaba ese material) es interceptado por un auto que corre por el medio de las vías, produciendo un espectacular descarrilamiento (ya de por si, solamente esta escena absolutamente impactante, justifica ver la película -acá va el "teaser"-). El ojo de la cámara ya sido un testigo involuntario del cargamento que llevaba ese tren. Una vez revelado ese film, el grupo de amigos podrá ver que algo extraño parece surgir de un vagón del tren, algo completamente inexplicable, hasta ese momento. Ya desde la banda de sonido y el estilo de la narración, la película exhuda un sentido homenaje a los años '80. La pandilla protagonista del film (de actuaciones homogéneas y excelentes del grupo de adolescentes en donde descolla, como es habitual, la fuerza interpretativa y el rostro exquisito de Elle Fanning) nos remite indefectiblemente a "Cuenta Conmigo" el film de Rob Reiner basado en un cuento de Stephen King, otro ícono ochentoso. La pandilla bien puede ser la de "Los Goonies" o la de "Los exploradores" y la incógnita de esa criatura que comienza a sembrar el misterio y el terror en el pequeño pueblo cercano a Ohio tiene reminiscencias de "Alien" y "Depredador" y expresamente la cámara nos retacea información, haciendo que sea más misterioso y temible algo que no se ve y sólo se presiente (con inesperadas irrupciones en pantalla sin saber definidamente de qué se trata) tal como pasaba en "Tiburón" o en otro film anterior de J.J. Abrams, "Cloverfield". La historia entonces se nutre de experimentos fallidos, de seres extraterrestres que deben ser enviados nuevamente a su mundo y sobre el final, abandona el tono de suspenso y misterio para declararse abiertamente en homenaje a "E.T., el extraterrestre" o mismo a "Encuentros cercanos del tercer tipo". Y en ese registro de homenaje, justamente, es donde "Super 8" funciona a la perfección. Pero sigue sumando y en esa acumulación en donde elige presentar todo en un mismo "combo", mezclando no solamente varias lineas argumentales sino varios estilos y autoreferenciándose, la película pierda fuerza y el monstruo fílmico crece desmedidamente hasta llegar a preguntarnos qué fue de la pandilla que nos presentaron en los primeros minutos donde cada uno de los integrantes delineaba un personaje con una historia que contar y donde se mezclaba con un hermoso clima de nostalgia. Quizás demasiado forzado en incluir absolutamente todas las referencias cinéfilas, tranformándose en una especie de "gratest hits" de Steven Spielberg, Joe Dante, Robert Zemeckis y compañia, la parafernalia de efectos especiales y rubros técnicos involucrados, hacen que la historia pierda la sensibilidad con la que se construye durante la primera mitad de la película y que llegando a las escenas finales, la prolijidad en el guión comience a perderse de vista, algunos detalles importantes parezcan apresuradamente resueltos y explicados con demasiadas palabras y queden rodeados de situaciones inconsistentes. En ese momento, J.J. Abrams termina cayendo en algunos cuantos lugares comunes de los que el relato venía tratando de escapar. De todos modos y aún con esas observaciones, "Super 8" se erige como un verdadero festival del cine de super acción, respira olor a cine de barrio en donde hemos visto todas esas películas con las piernas colgando de la butaca, donde todos los cinéfilos hemos pasado tardes enteras de fines de semana completos, dejándonos llevar por esas historias que no hemos olvidado. "Super 8" refuerza la vitalidad de esas glorias pasadas, pero dejando en el camino algo novedoso para contar y oportar una vez que deje de lado todos los sentidos y merecidos homenajes.
Ni loco ni estupido: simplemente CLICHÉ Siendo guionistas, la dupla Ficarra y Requa, que además debutaron en la dirección con el film "Una pareja Despareja (I love you, Phillip Morris)" conduciendo a Jim Carrey, lograron incursionar en un terreno de comedia con un toque risquée sin caer en la grosería ni el mal gusto que tienen por ejemplo, los hermanos Farrelly. Guardando siempre un alto componente de transgresión e ironía en sus libretos, con estos precedentes y con el gran elenco que lograron reunir para su segundo film como directores, las expectativas para "Loco y estúpido amor" son, obviamente, altas. En este caso optaron por una historia de tipo más coral que en sus guiones anteriores, varios caminos que en algún punto terminarán entrelazados para tejer una comedia en donde básicamente hablarán del amor, con la particularidad de poder abordar cómo impacta esta temática en las diferentes generaciones. El protagonista y eje de la comedia es el personaje de Cal Weaver (interpretado por Steve Carell quien tiene sobrado oficio en este terreno con trabajos como "Virgen a los 40", la serie "The Office", prestó su voz en "Mi villano favorito", "Dani, un tipo de Suerte" junto a Juliette Binoche o la remake olvidable -aunque no por su trabajo- del original francés de "La cena de los tontos"). En la primer escena es más que evidente que sostienen un matrimonio desgastado junto a Emiliy, falto de pasión y lleno de rutina. Pero él jamás se esperaría que en esa cena que abre la película, ella (Julianne Moore, espléndidamente radiante también en este film) le pidiese el divorcio. Y que con una honestidad brutal inusitada, ella además le confiese sus motivos: le ha sido infiel con David Lindhagen, un contador compañero de trabajo (Kevin Bacon) y se ve sobrepasada por los rutinarios 25 años de casados que llevaban hasta el momento. Y por esos motivos que sólo condimentan una buena comedia, en su derrotero con el corazón quebrado, Carl conocerá en un bar a Jacob (Ryan Gosling, nuevamente mostrando excelencia para encarar un nuevo papel, diferente a los que ha jugado por ejemplo en "Diario de una pasión" "Lars y la chica real", "Half Nelson" por el que fue nominado al Oscar o el de la reciente "Blue Valentine" todos bastantes discímiles entre si). Jacob es una especie de experto en conquistar mujeres, que hará lo imposible para que Carl recupere su masculinidad. Pero en contraposición a ésto, por más que es un eximio galán capaz de seducir a cualquier tipo de mujer que se le cruce por el camino, Jacob, encuentra a Hannah (Emma Stone), una joven interesante que en un primer acercamiento lo descarta, pero que después de algunas vueltas del destino, inevitablemente se volverán a encontrar. Es en este terreno de las separaciones y la dificultad de volver "al mercado" que tiene Carl, en ese momento de recuperar su masculinidad dormida, es en donde la comedia realmente tiene sus mejores momentos, no sólo por la ductilidad y por los aciertos del guión en la descripcion de situaciones y personajes, sino también porque le permite a Carell mostrar sus dotes camaleónicas, sin entrar en las exageraciones con las que a veces tenemos que lidiar en el caso de otros comediantes como por ejemplo, Jim Carrey. Carell le imprime ternura y credibilidad a su personaje, explotando su costado más vulnerable. Y es realmente un gran acierto. Pero lamentablemente agregarle más elementos a la comedia, termina riendiendo menos, mucho menos. Cuando el guión comienza a sumar personajes, anexando la historia de su hijo adolescente de 13 años Robbie (Jonah Bobo), perdidamente enamorado de su niñera cuatro años mayor, la potencia con la que venía creciendo la comedia, comienza a desvanecerse. Si bien el guionista Dan Fogelman (con títulos como "Enredados" "Cars" y "Bolt" entre otros para la factoría Disney que habla de una facilidad para el armado de guiones con mucho ritmo) construye personajes sólidos, falla abiertamente en la resolución de los conflictos que fue planteando, desdubujando algunas líneas del relato que tenían una gran potencia. Se deja llevar por la estructura tradicional y facilista con que Hollywood suele resolver la mayoría de sus historias, cae irremediablemente en lo peor del cliché y queda completamente fuera del registro con el que trabajó durante toda la primera mitad del film. Cuando en la primera parte la estructura del relato se fortalece con diálogos sumamente reales y pintorescos, sobre el final se sirve de párrafos explícitamente subrayados y edulcorados (hasta el típico discurso que luego será interrumpido por otro más meloso y cursi todavía) y de resoluciones simples, sin dobleces, que no se muestran tan inteligentes como el planteo original. Sobre la segunda mitad es donde el mecanismo de comedia empieza a fallar y la resolución general no está a tono con el resto del film. Tampoco queda claro cuál fue el target al que responde la historia porque si toda la construcción del personaje de Carell y su historia de amor con su ex mujer se construye para un público adulto, la solución de las líneas argumentales responde más a una comedia familiar o adolescente que desentona completamente. De todos modos como puntos a favor, "Loco y estúpido amor" cuenta con un excelente elenco incluso con roles secundarios también muy sólidos (Marisa Tomei como siempre brillando en un papel de reparto) que hacen que la comedia no decaiga y se deje ver, aunque es cierto que con una mirada menos condescendiente y pueril del guión, hubiese rendido un resultado mucho más compacto y acorde con lo que se esperaba de un film. Finalmente quiere abarcar varias etapas y termina no profundizando seriamente en ninguna.
Un hombre y una mujer Si bien Abbas Kiarostami cambia el ritmo y las características de los personajes de sus acostumbrados relatos en suelo iraní ("El sabor de la cereza" "A Través de los olivos" "Donde está la casa de mi amigo?") no cabe la menor duda que su última creación "Copia Certificada - Copie Conforme" respira su cine, su talento y su inigualable manera de contar una historia. Un crítico de arte inglés llamado (el cantante lírico William Shimell, en su debut en el cine) presenta su último libro en la Toscana italiana cuyo título es justamente el título del film -primer guiño que se plantea en la primer escena de la película-. El tema fundamental del ensayo es dentro del mundo del arte, particularmente asomarse al mundo de las copias que emulan, superan, imitan, se comparan con sus originales. Copias cautivantes que son casi tenidas en cuenta como verdaderas creaciones cuando en realidad son copia fiel de algún original que es el que verdaderamente tiene el mérito y rango de obra de arte. Una mujer que asiste a la presentación de este libro (Juliette Binoche). Ella está interesada en el tema porque es galerista y justamente se gana la vida en el mercado de las copias certificadas. Pero hay otros intereses secundarios (?) que hacen que los dos personajes inicien un viaje en el cual importa menos el viaje en si mismo, que los velos que se van corriendo a medida que esta pareja comience a interactuar. Un hermoso camino de cipreses nos remite a la marca registrada de los caminos con los que Kiarostami trazaba otrora sus viajes iniciáticos. Ésta y otras sutilezas y detalles en la puesta, nos van encaminando a que acompañemos a estos dos personajes quienes debaten sobre el significado del arte y entablan una especie de juego de seducción, sin darnos cuenta que nos van envolviendo en un juego donde nos perderemos enteramente como en un laberinto de espejos. Una de las paradas del "via crucis" de esta pareja es un bar en un pueblito en donde paran a tomar un café, a comer algo. La mujer que atiende este pequeño lugar los "confunde" con un matrimonio. Es a partir de este momento en donde tras este punto de quiebre, la historia comienza a replegarse y multiplicarse en sí misma como en un juego de cajas negras que se van abriendo al mismo tiempo que escondiendo información, datos que nos permiten o no, cerrar el rompecabezas. Kiarostami nos confunde ex profeso, se burla de la linealidad de cualquier historia, ya no importa si esta pareja se está por formar, se formó hace quince años, si se va a disolver apenas terminen su recorrido o si tienen asuntos pendientes que tratar y los resolverán justamente en este momento donde somos testigos. Y cuando tengamos la sensación de comenzar a tomar con alguna certeza las riendas de la historia, cuando la luminosa belleza de Juliette Binoche nos comparta a la cámara un dato que parece ubicarnos en un terreno seguro, nuevamente aparecerá otro que nos arrojará irremediablemente y una vez más al terreno de la incertidumbre. Pareciera que Kiarostami quiere fusionar en esta pareja, otras parejas (matrimonios, parejas establecidas, parejas ancianas) y borrar cualquier intento de referencia para que Binoche y Shimell sean dos y sean muchos a la vez. Cuenta indudablemente con un trabajo impresionantemente rico de Binoche, con una sensualidad a flor de piel, lleno de matices y visitando casi todos los registros. Como plus, es exquisita cuando habla francés, deliciosamente entonada en italiano y sobria cuando se expresa en inglés. No sólo hay una diversidad de idiomas conviviendo en Binoche sino también un abanico de emociones y una máscara dúctil capaz de transmitir cualquier expresión, con unos primeros planos de una cámara completamente enamorada de su protagonista. Schimell la acompaña muy dignamente en su debut cinematográfico formando un sutil pas de deux donde en un momento se seducen como en una primer aproximación y doblando a la esquina parecen tener un hijo en común, quizás no se conozcan o quizás estén buscando un lugar donde hace más de quince años se amaron por primer vez. Mientras ella habla en francés, él le contesta en inglés, o dialogan los dos en francés o dialogan los dos en inglés. No hay lengua, historia, lazo, vínculo que nos haga definir a nuestros dos protagonistas. Pero sin embargo, esa falta de certezas es justamente lo que hace que la historia sea más interesante aún. Con un dejo de el dueto de Linklater "Antes del amanecer"/"Antes del atardecer" la pareja guarda todo ese márgen de ambigüedad hasta que suenen las campanadas y como en un cuento de Cenicienta moderno quizás tengamos que salir del hechizo de esta historia de amor que es una y todas al mismo tiempo.
Cuando Carrey tiene su propio Happy Feet Evidentemente Mark Waters tiene una cierta facilidad para dirigir recetas típicas como en el caso de una comedia romántica ("Como si fuera cierto" "Los fantasmas de mi ex"), otra típicamente adolescente como "Chicas Pesadas" con Lindsay Lohan y ya había dirigido para Disney una perfecta fórmula del entretenimiento familiar con "Un viernes de locos" con la misma Lohan y Jamie Lee Curtis. Ahora le toca el turno a "Los pingüinos de papá" y demuestra una vez más que tiene oficio para que el ritmo de comedia no decaiga. Lo primero que habría que preguntarse es el objetivo que persiguen este tipo de comedias. Obviamente es el de tratar de pasar un rato agradable en familia y en el caso de "Los pinguinos de papá" esto se cumple y con creces si no tenemos mayores pretenciones que ésas y si nos dejamos llevar por la fórmula típica de la comedia para todos los integrantes de la familia. El señor Popper (Jim Carrey) es un exitoso y particular empresario involucrado en el mercado inmobiliario a punto de convertirse en socio de una importante empresa de bienes raíces. Pero su vida se ve completamente alterada cuando recibe el legado de su padre, con quien mantuvo una relación complicada a causa de las expediciones que desarrolló aún cuando él era muy pequeño alrededor del todo el mundo, manteniendo sólo contacto por radio. Fallecido su padre, recibirá la sorpresa. No son propiedades, no es dinero, su herencia se trata de algo sumamente particular: se trata de un pingüino proveniente del continente helado! Pronto llegará una caja con unos cuántos más para completar la herencia y el Sr. Popper verá su rutina definitivamente modificada. El guión entremezcla esta historia de Popper y la relación con su padre, con la dificultad que tienen de padres separados de compartir más tiempo con sus hijos, quienes ya cerca de la adolescencia no quieren cumplir con el consabido régimen de visitas o que se quejan de la distancia que encuentran en sus padres para tratar y escuchar sus problemas. Los pingüinos serán la excelente excusa para que el Sr. Popper no sólo recupere el cariño de sus hijos y las ganas de estar juntos, sino también que pueda tener un intento de reconciliación con su ex esposa. Obviamente que si, en cambio de verlo como un entretenimiento familiar, analizamos la película desde otra mirada, el guión tiene situaciones completamente incoherentes manejadas con el histrionismo exagerado de Carrey y que responden más a una necesidad de tener a las mascotas en escena que con reales giros del guión, anécdotas bordeando lo increible y una estructura demasiado endeble con un elenco que acompaña sin desentonar pero que no aporta demasiado con sus personajes esquemáticos llevando una impronta de comedia con happy ending resuelto ya desde el primer momento. Como puntos a favor tiene simpáticas situaciones con los "divos" centrales del film que son los pingüinos, que pueden hacer pasar un rato super agradable tanto a padres como a hijos sin esperar obviamente una historia ni deslumbrante ni creativa ni novedosa. El director Mark Waters usa los elementos más tradicionales de la típica comedia familiar con la impronta Disney y la recicla con algunos toques de humor, una típica escena que apela a la sensibilidad (hay un tema con un pingüinito que ya todos sabrán de qué estamos hablando cuando llegue el momento) y situaciones que de tan absurdas que no resisten el menor análisis. Así y todo Jim Carrey logra entretener aún con su exageración intrínseca y para los amantes de la comedia aparece una gloria legendaria y absoluta como es Angela Lansbury ("Travesuras de una bruja" "La bella y la bestia", aclamada actriz de Braoadway e inolvidable protagonista de la serie "Reportera del Crimen - Murder, she wrote") quien demuestra que a los 85 años sigue tan vigente en el terreno de la comedia como siempre. Ideal para compartir con la familia en vacaciones de invierno, pasar un rato agradable y muy simpático acompañados por este grupo de pingüinitos de la mano del Sr. Carrey. Dupla explosiva!
Saliendo del closet Muchos habrán conocido a Opzetek hace muchos años en el Festival de Mar del Plata o en el BAFICI donde se mostró "Haman, el baño turco". Muchos otros lo habrán encontrado por primera vez a partir de un pequeño exito comercial de una obra de cámara "La ventana de Enfrente". Pero quienes hayan visto una de sus películas más deliciosas "El hada ignorante" (con Stefano Acorsi y Margherita Buy) habrán descubierto las debilidades temáticas de Ferzan Opzetek, un director que mezcla una gran dosis de sexualidad en absolutamente todas sus películas. De una impronta abiertamente gay, cada uno de sus films suele tener detalles atinentes a las minorías sexuales, pero sobre todo en "El hada ignorante" y en el estreno de "Tengo algo que decirles" el tema de la sexualidad es el eje fundamental del film. En este caso el escenario es una típica familia italiana de un pueblo no tan chico pero donde el infierno es siempre grande cuando se trata de que un pater familia absolutamente rígido e impenetrable, arquetípicamente duro, acepte la elección sexual de uno de sus hijos. El giro de comedia que toma el film es justamente porque Tomasso quiere "salir del closet" y en el momento en que está prácticamente decidido a blanquear su situación, encuentra que es su hermano mayor Vincenzo quien primero abre el fuego sincerándose respecto de su homosexualidad. Es evidente que el pobre Tomasso no solamente no podrá decir lo que tenía para decir sino que además quedará en la linea de fuego entre su padre y su hermano. Un padre que toma como un tormento y una desgracia extrema esa noticia, se siente señalado socialmente y es así como se desequilibra precipitadamente un esquema familiar "tan bien constituido", resquebrajándose una fachada perfecta que todos tratan de sostener. Típica famila escondedora de sus miserias y sus pequeños secretos, el impacto de la noticia es aún mayor porque hay una explotación comercial familiar en donde se mezclan lo laboral con lo familiar y la discusión entre el hermano mayor y el padre hace que finalmente quede al mando de la empresa el hijo menor, Tomasso quien no tiene afinidad alguna con el emprendimiento. El sólo quiere ser escritor y quería no solamente contarles de su deseo profesional sino de no seguir escondiendo su identidad sexual, cuestión casi imposible de develar cuando ve cómo ha repercutido en la familia la noticia de su hermano Vincenzo. Opzetek deja atrás todo tipo de dramatismo y le da un tinte desde las primeras escenas, de comedia italiana acelerada con todo lo que esto implica: desde la pasión que le imprime a todos los diálogos hasta lo exagerada de la reacción de los personajes llenos de pura sanguinidad y algunos trazos con brocha gorda con la que traza algunas características de los personajes de reparto (muy divertidas la tía que no para de tomar a toda hora del día y el personaje de la mucama de la casa) que completan con mucha simpatía algunas otras lineas de la historia. El director ya claramente asentado en este tono pleno de comedia, vuelve a dar una vuelta de tuerca y una mirada distendida sobre la aceptación de las diferencias, la resistencia de ciertas generaciones a compartir ciertas temáticas, sin que por ello le imprima madurez y claridad en el tratamiento del tema. Tal como pasaba en "El Hada Ignorante", Opzetek evidentemente sabe el terreno que maneja y logra particularmente momentos muy divertidos cuando viene un grupo de amigos gay a visitar a Tomasso -que se ha quedado a cargo de la empresa familiar y ellos insisten en que vuelva a Roma- y tienen que "disimular" algo que es a todas vistas indisimulable, logrando los momentos de mayor juego que tiene el film, ensayando incluso algún número musical casi al estilo "Priscilla, Queen of Desert" en el medio de la playa y el mar. El título original "Mine Vaganti" refiere a "bala perdida" "tiro al aire", situación que parece que en la familia se viene repitiendo desde algunas generaciones anteriores y evidentemente estos personajes que han asumido papeles de choque y de transgresión han hecho que de estos "tiros al aire" surgieran cambios que se transmiten de generación en generación. Un relato fresco, sin una mirada demasiado novedosa ni mucho más para aportar, pero que vuelve sobre un tema que es de gran actualidad aportando un planteo descontracturado y de comedia para contar la resistencia social que todavía hay en algunos sectores para aceptar con total libertad la vida que cada uno quiera vivir. Y rendirse a los deseos personales, tanto en la sexualidad como en cualquiera de las otras áreas de la vida.
Cuando los autos andan a tracción pochoclo Ya desde las primeras imágenes de "Cars 2" nos queda más que claro que el espíritu de la original no va a estar prácticamente para nada presente en esta secuela. Es más, apenas avancemos en la historia por algunos minutos, nos daremos cuenta que se trata de una continuación completamente innecesaria e insulsa basada en los personajes de una idea original pero que podrían haber sido cualquier otros porque la historia no tiene ni la mínima continuidad con la anterior. Si bien hay, por supuesto, los destellos de creatividad que suele regalarnos Pixar al componer este mundo de, por y para autos (la escena de Mate yendo al baño, las auto-geishas en Tokio, el auto Papa o el auto Reina de Inglaterra) es como un desencanto que la historia haya dejado de centrarse básicamente en los personajes que fueron presentados en la primer entrega para pasar a plantear una historia de espionaje e intrigas con estos autos solamente como vehículos para desarrollarla. La gran pregunta que queda flotando es: si querían una historia netamente de agentes especiales y espionaje, porque usar los personajes de otra película que no tiene tantos puntos en común? Marketing? Merchandising? Y quizás es justamente por eso -por intentar extrapolar personajes de otro ámbito en una historia que no les es propia y que en todo momento suena como forzada-donde "Cars 2" parece perder aceite. No hay la menor empatía entre Radiador Springs y esta trama compleja dentro del mundo del automovilismo. Falla casi desde el comienzo y no logra tener el menor atisbo de la genialidad que tienen las otras grandes películas de la factoría Pixar desbordaban ("Up" "Wall-E", la trilogía de "Toy Story" y "Buscando a Nemo" entre otras). En este caso, se presenta como una especie de homenaje a la saga del Agente 007 y los clásicos films de espías: hay con armas sofisticadas, camuflajes, persecuciones, choques, falsas identidades y explosiones a granel que dejarían con la boca abierta al mismísimo Bruce Willis o a Jason Statham (de "El transportador"). Todos los personajes se mueven en un mundo de intrigas que acabado su desarrollo, van a encontrar la explicación mediante largas parrafadas incomprensibles para el público más pequeño de la familia que se presentan abruptamente sobre el final del film. Nuestro protagonista, Rayo McQueen, queda casi relegado a un segundo plano en esta secuela, dado que los guionistas de Pixar decidieron -no tan acertadamente- poner el foco central de la historia en su compañero Mate, la grúa desvencijada y con pocas luces que era su fiel compañero en la primer entrega. Una importante nueva compañía vinculada con los combustibles auspicia un "Grand Prix Mundial", y Mate -ingenuo y torpe, con un dejo de Jerry Lewis mezclado con Mr. Bean- terminará envuelto en un tema de espionaje y agentes secretos sin ni siquiera saberlo. Los escenarios de las distintas carreras de Tokio, Paris y Londres, le servirán para que los talentos creativos visuales de Pixar demuestran una vez más que han logrado una excelencia lindante con la perfección y que sus dibujos, sus efectos y la sensación que producen en el espectador es inmejorable. Pero en este caso, "Cars 2" decepciona por la pobreza del guión, la falta de humor que siempre abunda en las películas de este estudio y sobre todo, por pasearse por absolutamente todos los lugares comunes del género sin que surjan demasiadas ideas novedosas dentro de este contexto. Con giros absolutamente impensados y recursos bastante impropios para el público a la que está dirigido, hay además saltos en el guión completamente imperdonables para un estudio que ha sabido posicionarse como uno de los más creativos y detallistas a la hora de contarnos una historia y su minuciosidad para la descripción de los personajes. Es asombroso que solamente en algunos pocos secundarios (como Luigi) hayan logrado hacernos esbozar una sonrisa y se haya desplegado un poco de humor. Fuera de eso, hay una trama que se toma como demasiado en serio una intriga internacional con referencias al de los automóviles, los combustibles y el poder del petróleo por lo que abundarán superagentes, persecusiones, explosiones, vuelos a gran altura y protagonistas que quedan en riesgo permanente y logran "zafar" en el último segundo que les queda para salvar su pellejo, situaciones que han sido visitadas hasta el cansancio por toda buena fórmula pochoclera. Es por eso que "Cars 2" carece completamente del encanto que suelen tener los productos que llevan el sello de esta gran compañía lider en el terreno de la animación. Evidentemente el peso de la industria hollywoodense pudo más y Pixar se rindió ante los encantos de hacer una película que facturara no solamente en las boleterias sino también en los negocios paralelos de cuanto merchandising pueda ser incorporado. Pero eso, que es también importante en las grandes compañías, no tiene absolutamente nada que ver con el buen cine. Todo lo contrario.
La vie bohème de Woody Por esos azares de la distribución este año Woody vino en trío. Primero nos visitó, alterando el orden cronológico de sus producciones con "Conocerás al hombre de tus sueños" (Critica), a mi gusto, de lo más flojito en sus guiones en bastante tiempo con personajes completamente a la deriva, entrecortados y con muy poco sentido del humor (sólo es rescatable una escena genial donde el personaje de Josh Brolin se entera que su amigo al que cree muerto no lo está, con una muestra de ironía a mansalva, típicamente Alleniana). Hace pocos meses nos deleitamos con las desventuras de Larry David como su alter ego en "Que "la cosa" funcione" (Critica) y volvió a despuntar un Woody más brillante y con el recurso del diálogo de frente con el público, que tanto rinde a nivel complicidad y aciertos del guión, y aún con sus más y sus menos, la cosa realmente funcionó. Pero sin lugar a dudas, la tercer producción de Woody en este año, "Medianoche en París"es una comedia deliciosa y sutil, donde si uno entra en juego desde las primeras imágenes, quedará capturado por una hora y media en una tierna comedia donde Woody rinde un homenaje a la ciudad Luz y al gran movimiento cultural que siempre estuvo presente en ella. Allen arranca impecablemente con un clip al compas de una música perfecta para pasearnos por las callecitas parisinas, atravesar el Sena, dar una vuelta por el Arco del Triunfo, la Tour Eiffel, volver a quedar extasiados en la entrada del Louvre, caminar por Montmartre y deslizarnos por las escalinatas de Notre Dame, luego, empezar a anochecer en una ciudad intensamente esplendorosa. Llueve? Llovizna? No importa, estamos en París y según el protagonista -y porqué no según Woody- Paris es aún más hermosa cuando llueve. Owen Wilson es un escritor asentado exitosamente en el mercado televisivo y al mismo momento que tiene éxito, lo padece -rasgo típicamente presente en cualquier buen personaje del director-. Se ve sumido en la mediocridad y quiere "parir" una obra diferente, que él sienta como literatura. Completa el panorama de este personaje en busca de su identidad profesional, el hecho de que está a punto de casarse con Inez (Rachel Mc. Adams) y que adoraría que compartiese su mirada sobre Paris como la ciudad ideal para asentarse y comenzar a escribir su novela, producir algo de mayor vuelo. La excusa de la visita es aprovechar que están sus suegros (perfectos Kurt Fuller y sobre todo Mimi Kennedy) pero el objetivo es tratar de convencerla a Inez de quedarse por un tiempo en la ciudad Luz y poder crear con libertad, mientras que ella sigue soñando instalarse en Malibú: como en todo buen Woody, los polos opuestos se atraen!. Por su parte, Inez, está extasiada cuando se encuentra con Paul (Michael Sheen) un erudito engreido pero que la hipnotiza con sus conocimientos y la seduce con su verborragia. Gil (Owen Wilson, en un registro completamente diferente a lo habitual, hasta con tics y gestos del propio Woody que sorprenden más que gratamente) se libera de la movida parisina con amigos que proponen Inez con Paul y su esposa, y empieza a vagar por las callecitas hasta perderse. Cuando suenen las doce, como una Cenicienta moderna, pasará un auto antiguo que lo transporta a otro Paris, el de los años '50. Tal como pasaba con "La Rosa Púrpura del Cairo" donde Mia Farrow interactuaba con los personajes de ficción de la pantalla, Gil atraviesa el tiempo y comienza a frecuentar reuniones en donde dialoga con F. Scott Fitzgerald y su esposa Zelda, conoce a Hemingway y como si fuese poco, tocando el piano en las reuniones de amigos está el mismísimo Cole Porter... para completar el crisol artístico y la explosión creativa que vivía Paris en ese momento, pasean Pablo Picasso, su amante Adriana (que ha sido entre otros amante de Modigliani, nada menos), Gertrude Stein y Luis Buñuel. No dejemos afuera a Man Ray y a Salvador Dalí (en una histriónica y divertida composición de Adrien Brody soñando con rinocerontes), a Josephine Baker bailando en un barcito tan pequeño como sofisticado y al paso fugaz de Djuna Barnes. Regada como siempre de la mejor música, Woody vuelve a entregar una comedia intelectualmente llena de guiños, cautivante y sencilla, con muy buenas actuaciones: sorprende Owen Wilson en un personaje totalmente diferente, Marion Cotillard está dulcísima como la enamoradiza Adriana y Kathy Bates -como Gertrude Stein-, Alisson Pill -como Zelda Fitzgerald- y particularmente Corey Stoll como Hemingway sobresalen en un elenco compacto que no tiene fisuras. y con una exquisita y brillante fotografía que hechiza desde los primeros fotogramas. Cuando vuelvan a sonar las doce, cuando vuelva a transportarse en el tiempo, cuando todos sigan sosteniendo algo así como que "todo tiempo pasado fue mejor" y se aferren a glorias pasadas o quieran volver el tiempo atrás, el Woody maduro y que sabe de vueltas de la vida, decide apostar a que el presente, el HOY, sigue siendo la mejor opción de todas las posibles. Y con la fuerza de cambiar el rumbo en nuestras manos. Y mientras tanto, un paseo por las callecitas de París, mientras se larga a llover, bordeando sutilmente lo perfecto.
Hechizo del tiempo 2.0 Días pasados, se me cruzó la lista de las "10 mejores películas del 2011" de acuerdo con la revista Rolling Stones (chusmear todo el listado, aca!). Obviamente, una de mis mayores manías es tratar de "tildar" listas cinematográficas y de las diez nombradas justamente "8 minutos antes de morir" era la perlita que me faltaba. Aún a sabiendas que este tipo de cine es el que me resulta menos atractivo, rápidamente traté de conseguirla y zambullirme en el mundillo de viajes en el tiempo, universos paralelos y virtuales y dimensiones múltiples que plantea Duncan Jones (el director de la aclamada pero desconocida en nuestro país "Moon") en su segunda incursión en la pantalla grande. Si bien en un principio la trama se presenta como bastante liviana, nada es lo que parece y poco a poco todo se irá complicando. Pero arranquemos, al menos, por el principio de la historia -como corresponde-, en donde Jake Gyllenhaal es un solado americano que tiene como misión encontrar al terrorista que hizo estallar una bomba en un tren que se dirigía a Chicago, atentado inicial de una cadena de atentados que aparentemente están planeados. Pero lo interesante o lo particular es el método con el cual el protagonista, el capitán Colter Stevens, tendrá que develar la identidad del pasajero que viaja en ese tren y que ha puesto la bomba que hará volar todo en pedazos: y así aparece en la historia, la trama del "viaje en el tiempo". Lo último que Stevens recuerda es estar volando un helicóptero en su misión en Irak y repentinamente se encuentra en el cuerpo de otra persona, sentado frente a Christina (Michelle Monaghan, de "Todo un parto" "Desapareció una noche" y "Quiero robarme a la novia" con Patrick Dempsey) quien parece conocerlo aunque cuando él vea su reflejo en el vidrio de la ventanilla se dará cuenta que evidentemente algo está fuera de lo previsto. Tendrá solamente 8 minutos (los ocho minutos previos antes de morir por medio del código fuente del título original) para develar el enigma, enigma que en un primer momento ni siquiera él sabe a ciencia cierta de qué se trata. En caso que no lo logre, el tren explotará y todo volverá a empezar. Recién ante su primer intento fallido, él sabrá que forma parte de la misión "Castillo Asediado" y con muy pocos datos concretos, Colter tendrá la oportunidad de volver una y otra vez -aunque se sabrá posteriormente que sus oportunidades, obviamente, no son ilimitadas- al escenario del hecho. Así podrá ir ampliando datos, sacando diferentes conclusiones e irse acercando a la identidad del asesino a medida que en cada "viaje" vaya recopilando la mayor cantidad de información. Con un tremendo déjà-vu a esa comedia hermosa que fue "Hechizo del tiempo" con Bill Murray y Andie Mc. Dowell, Colter verá como ciertos "tips" se repiten en cada uno de sus viajes y una vez que quede alejado del efecto sorpresa, va a poder ir descubriendo ciertas actitudes dentro de los pasajeros, detalles, gestos, elementos que le irán permitiendo armar el rompecabezas. Con mucha acción, un guión veloz y dinámico que en cada viaje vuelve a atrapar al espectador con nuevos elementos, el film tiene todos los ingredientes para llamar poderosamente la atención, pero a medida que avanza, lamentablemente, opta por el camino más dificil en su momento de cierre. Colter pide un viaje más ya que él no solamente quiere develar la identidad del terrorista sino que en este último viaje va por más. Contará en ese caso con la ayuda de quien ha sido su guía dentro de toda la misión la Capitán Coleen Goodwin (papel a cargo de Vera Farmiga de "Amor sin Escalas") y ahí la película dará su última vuelta de tuerca. Demasiado veloz quizás, demasiado rápida, demasiado engañosa, como para salir volando una vez que termine el DVD a participar de los tantos foros de opinión que hay sobre la interpretación de un final tan intrincado como sorpresivo y desalentador. PD: Demás esta decir, que si bien dentro del género es una película interesante, en mi modesta opinión no entraría jamás en el listado de las mejores del año...