Mamita querida Rodrigo García -si, hijo de Gabriel Garcia Márquez- tiene un talento particular, no solamente para dirigir historias corales, sino principalmente para abordar con una mirada diferente y sensible, al universo femenino. En su debut cinematográfico en "Con sólo mirarte" no solamente se dio el lujo de dirigir un elenco soñado por cualquier director (en el que estaban incluidas Glenn Close, Cameron Diaz, Calista Flockhart y Holly Hunter, entre otras) sino que entrelazó un puñado de historias centradas en diversas problemáticas femeninas con muchísimo talento. En su película no estrenada aquí en Argentina -que se consigue en DVD- "Nine Lives" vuelve a ejercitar este don con otro elenco multitudinario (Robin Wright, Molly Parker, nuevamente Hunter, Close y Brenneman, Sissy Spacek y Elpidia Carrillo) donde el fin de una historia se conectaba con el principio de la siguiente, contando 9 vidas de mujeres atravesando un momento de crisis transformadora. Ahora es el turno de "Amor de Madres" un film también coral, pero más acotado, contando en un tríptico (se ve la mano del productor Iñárritu que le encantan los tripticos como en "Amores Perros" "21 gramos" o "Babel") donde las tres madres protagónicas son Annette Bening, Naomi Watts y Kerry Washington, un sobresaliente terceto actoral. Bening encarna a Karen, quien fue madre a los 14 años y tuvo que dar a su hija en adopción. Muchos años más tarde, sorpresivamente logra darle otro curso a su vida con un nuevo amor que aparece y de allí, la búsqueda de esa hija que ha dejado abandonada y de la que ha perdido todo rastro. Por su parte, Watts da vida a Elizabeth una abogada super independiente de temperamento fuerte que vive un apasionado romance con el jefe del buffette para el que trabaja (Samuel L. Jackson). Inesperadamente, queda embarazada y su amante decide no dejar a su familia por lo que emprende solitariamente el camino de la maternidad, asumiendo todas sus consecuencias y moviendo algunas piezas de su pasado. Finalmente, Kerry Washington es Lucy, quien está atravesando serios problemas en su pareja por no poder ser madre. Juntos deciden adentrarse en los complicados mecanismos de la adopción, con su idas y sus vueltas. Un camino con muchas frustraciones y promesas fallidas donde Lucy se juega básicamente su posibilidad de ser madre, que es lo único que le importa. El guión de Rodrigo García conduce estas historias dándole más importancia a la de Benning y su lazo con la de Watts, aunque sobre el final, las tres historias logran tener un fuerte punto de contacto y cada historia se repliegue sobre las otras, cerrando el círculo de la historia. Las tres actrices protagónicas están perfectas, cada una con su estilo y lo que demanda su papel. Hay además muy buenos roles secundarios a cargo de Jimmy Smiths (otro frecuenta colaborador en las películas de García) y Samuel L. Jackson, siendo entonces el plato fuerte de la película, las logradísimas actuaciones y la facilidad con la que García sabe enhebrar las historias, entrecruzándolas sin forzarlas demasiado. Lo que se le puede, de todos modos, sobre el guión de "Amor de Madres" es que tiene una duración un poco extensa y aún cuando ya logró cerrar las tres historias, se extiende unos minutos más, perdiendo la fuerza que hubiese logrado con un cierre más contundente unos 10 minutos antes. Bening vuelve a demostrar que es una excelente actriz -ahora nominada al Oscar por "Mi familia"- y Naomi Watts (a quien veremos la semana próxima en la última realización de Woody Allen "Conocerás al hombre de tus sueños") prueba que tiene la posibilidad de mezclar estos films de una actuación más comprometida con grandes éxitos comerciales como "King Kong" "La llamada" o su ultima realización junto a Sean Penn "Fair Games". La sutileza de García para manejar nuevamente historias vinculadas con el universo femenino transforma una historia que tiene sus caidas en los lugares comunes, en una puerta interesante por donde meterse al complejo mundo de la maternidad, la adopción, el abandono y el amor fraternal.
Bodrio glamoroso "El Turista", una vez terminada, sólo deja la inquietud de investigar cómo fue que este proyecto se llevó a cabo. Hay algo que no cierra y eso se siente desde las primeras escenas. Apenas uno se pone a investigar por intenert, aparecen dos grandes sorpresas: - es la remake de una película francesa del año 2005 "Anthony Zimmer" cuya pareja protagónica eran Sophie Marceau e Ivan Attal. En este caso y a primera vista no se entiende el atractivo que le encontraron al guión de la historia -un cuento sin ningún atractivo particular- como para querer "remixarla" al estilo americano. - el director de este pastiche pseudo glamoroso es el mismo de una película alemana ganadora del Oscar llamada "La vida de los otros", dato que me dejó completamente atónito. Es incomprensible que este director que había logrado retratar un período tan particular de la historia alemana con tanta sutileza y manejando un elenco de actores de primer nivel que logran trabajos sobresalientes, se haya olvidado completamente de todo cuando tomó las riendas de este proyecto. "El turista" cuenta la historia de Frank (Johnny Depp) , un estadounidense que para ahogar una pena de amor decide viajar a Venecia (así cualquiera se repone de un fracaso amoroso!) y que termina enredándose con Elise (Angelina Jolie) una enigmática y seductora mujer que se cruza en su camino, conduciéndolo a una trama de intriga, suspenso y misterio. Si bien hay una trama de suspenso que entretiene -y nada más que eso-, la dirección es tan fallida que hace que la película fracase ya desde las primeras escenas en donde se la ve a Angelina Jolie, marcada cuerpo a cuerpo por agentes secretos, pasearse por Paris con unos modelitos y un andar que llamaría la atención al más desprevenido. Ya desde el arranque, entonces, las propuestas del guión son tan burdas como increíbles y no logra hacer píe ni en los tintes de comedia romántica (Angelina es super sensual, eso es indiscutible, pero en los parlamentos donde supuestamente se tiene que poner seria no logra convencer a nadie) ni en el ritmo para las escenas de acción, fundamentales en la película (hay una persecución en los canales de Venecia donde una lancha tarda tanto para doblar que parece filmada en cámara lenta y las situaciones que ocurren a los guardaespaldas durante la persecución son completamente absurdas). Con errores de puesta como el hecho de que los personajes dialogan con uno de ellos mirando por la ventana mientras el otro está parado detrás en plano y contraplano de culebrón venezolano, o el típico darse vuelta con la mirada perdida después de una despedida, al director alemán Florian Henckel von Donnersmarck no se le escapa una sóla idea que haga la película un poco más apetecible. A Angelina Jolie nadie le avisó que su personaje se parece más a una exhuberante y sensual Jessica Rabbit de carnosos labios rojo brillante, que a una mujer enigmática. Tampoco pudieron los dos guionistas que meterieron mano junto con el director, mejorar algunas escenas que parecen salidas de alguna sátira televisiva a una verdadera película de acción. Hay errores imperdonables de iluminación y de maquillaje (que para que yo me de cuenta tienen que ser realmente burdos!) donde en los primeros planos desfavorecen tanto a Jolie como a Depp dejando al descubierto las imperfecciones que algunas cirujías aún no pudieron borrar, pero la falta de química y las diferencias actorales entre ellos en algunos momentos y la terrible falta de timing para las escenas de acción suman puntos en contra para "El Turista", una película fallida desde el vamos. Si la excusa es ver a dos mega estrellas como Johnny Depp (que logra salvar algunas cuántas papas del fuego) y seguir admirando la impecable elegancia y la sensualidad de Jolie, enmarcados en paisajes parisinos y sobre todo, verlos pasear por glamorosa Venecia, se entiende que hayan intentado filmar esta película que uno acaba olvidándola desde aún antes de que empiecen a correr los títulos finales.
Un clasico de Jonathan Swift... hecho paté Lemuel Gulliver (Jack Black) es el encargado de repartir la correspondencia en una empresa, puesto que ocupa hace ya diez años y no se anima a hacer ningún cambio -ni en el terreno laboral ni en el terreno sentimental-. Es un eterno adolescente que no quiere ni asumir obligaciones ni crecer demasiado y a pesar de que está perdidamente enamorado de la escritora de la seción Viajes de la empresa no se anima a hablarle. Como para poder conquistarla y continuar con una mentira piadosa que había armado como para acercarse a ella, Lemuel Gulliver queda a cargo de un extraño viaje al Triángulo de las Bermudas. Remolino acuático mediante, su barco naufraga en la costa de un lugar muy particular: la isla de Lilliput, un reino con habitantes de 15 centìmetros de altura, en donde obviamente, Gulliver parecerá una bestia gigantesca y que luego de diversas desventuras, aprovechará el tamaño a su favor y terminá salvando al reino. Rob Letterman ha sido el director de dos films animados: "El espantatiburones" -en donde ya había trabajado con Black- y la muy buena "Monstruos vs. Aliens". Éste es su debut en el cine con actores de carne y hueso y sinceramente, creo que su carrera gana más crédito con sus films animados. "Los viajes de Gulliver" versión Jack Black - Rob Letterman, está sólo livianamente basada en la genial historia de Jonathan Swift de la que toma básicamente-y casi solamente eso- la idea del gigante en un mundo de seres dimunitos, con todas las connotaciones que ello le trae aparejado. Sin embargo, este punto solamente sirve exclusivamente para lucir un buen despliegue de efectos especiales y de situaciones propicias para aplicar la tecnología 3D, pero en cuanto el guión se aleja del liviano tono de comedia de aventuras, cae en terreno farragoso: hay algunos parlamentos muy artificiales, completamente contrastantes con la trama en general. Jack Black (también productor ejecutivo) al mejor estilo Jim Carrey, hace todas sus monerías, se extralimita en la mayor parte de las escenas y sólo en algunos momentos consigue transmitir una idea con certeza. Ante tamaña catarata de sobreactuación luce muy sobrio Jason Segel (a quien vimos en "I love you, man" "Forgetting Sarah Marshall" y "Ligeramente embarazada" un trio de comedias con muchisimo mas vuelo que ésta) y es una verdadera lástima ver en papeles secundarios de un trazo tan grueso, completamente desdibujados y casi de fiesta de egresados de algun drama project de colegio secundario a Amanda Peet y sobre todo a Emily Blunt (casi como una caricatura de la Reina Victoria que supo ser) y a Billy Connolly (quien acompañó en alguna otra producción a Dame Judy Dench dentro del mismo tono caballeresco, pero con mucha más gloria). Hay algunas situaciones divertidas, sobre todo para el público infantil que no conoce para nada el original de Jonathan Swift donde no habia construcciones en Lilliput emulando a las marquesinas neoyorkinas, ni transformers robóticos para intentar destruir a Guilliver -esta última situación, sobre todo, completamente traida de los pelos con la época histórica en que se pretende situar la acción-. Sobre el final, un clip en el que Jack Black le canta a todo el pueblo de Lilliput, a la realeza y al ejército una canción con bajada de línea políticamente correcta sobre la guerra, logra dar verguenza ajena (no se si empeorará más aún por culpa del doblaje, dejo el beneficio de la duda, aunque me pareció completamente insoportable...). Esta versión de "Los Viajes de Gulliver" tiene un trabajo de guión con una propuesta con ribetes más televisivos que cinematográficos (Hallmark, sin ir más lejos, ha hecho adaptaciones de Gulliver muchos más fieles y mñas creativas) que seguramente ha llegado a la pantalla grande, sólo alentada por la tecnología 3 D. Tal como reza el título del post: un clasico de Jonathan Swift al que Hollywood hizo paté.
Hay una vieja en mi piso El segundo film del director argentino Pablo José Meza, presentado a fines del año pasado en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, nos cuenta la historia de Rosa, una anciana que vive sola en un departamento de un típico barrio de la Capital Federal -con sus 80 años a cuestas y con un carácter cascarrabias y particular- quien termina ofreciendo a un jóven vecino, estudiante de medicina que está a punto de regresar a su provincia por falta de dinero para costearse sus estudios y subsistir en Buenos Aires, una temporada de alojamiento en su modesto departamento. Con la posibilidad de seguir sus proyectos en la gran ciudad, Marcelo, su joven vecino, aceptará el alojamiento "gratuito" teniendo que "pagar" en contraprestación con momentos diarios de conversación con la anciana solitaria: a cambio de casa y comida, ella sólo necesita alguien para charlar. La historia narra el lento acercamiento que surge del cruce de las vidas de los dos personajes, obviamente con vivencias y universos completamente diferentes y no solamente por un tema generacional. El guíón privilegia el detenerse con rigurosa observación dentro del microcosmos de cada uno de ellos, lo que dificulta encontrar momentos de acción en la trama y resiente el interés a través de sus extensos 110 minutos, con dificultad en ir encontrando un crecimiento dramático a medida que se desarrolla. Evidentemente, Meza hizo una apuesta fuerte en las actuaciones y evidentemente "La vieja de atrás" gana interés básicamente por la composición exhaustiva y detallista que hace Adriana Aizemberg de Rosa, revalidando de esta forma nuevamente su enorme talento para encarar cualquier papel. A su lado, Marcelo está compuesto en cuerpo y alma por Martín Piroyansky quien da en el tono preciso del joven dubitativo que soporta estoicamente los torrentes verbales de Rosa, quien al haber encontrado un compañero de charlas, lo abarrota de diálogos que quizás no conducen a ninguna parte, pero que para ella, son la fuente de su vida cotidiana, de su vitalidad. Más allá de estas dos composiciones sobresalientes, la historia no tiene mucho más para contarnos, incluso no termina de delinear exactamente lo que quiere lograr de sus personajes secundarios, depositando en algunos de ellos una cuota de incógnita que finalmente no se termina de resolver. Todo el peso del éxito de la propuesta recae en las actuaciones brillantes de Aizemberg y Piroyansky y en la firmeza del director para transmitir climas y sentimientos profundos de dos vidas tan opuestas. Faltó encontrar un poco de síntesis en lo que quería expresar y jugar un poco con las nuevas formas que tienen los guionistas de hoy de presentar y contar una historia, sin aferrarse tanto a un esquema de cine más tradicional que tampoco aporta demasiada vitalidad a la trama desde lo estético. Sin embargo, "La vieja de atrás" cuenta a su favor con excelentes actuaciones y nos permite asomar a un universo no muchas veces transitado por el cine nacional. Pero no hay mucho más que eso....
La fama es puro cuento Hace algunos años, la muy jóven Sofia Coppola asombraba con su irrupción como directora con "Las Virgenes Suicidas" un film con una mirada inquietante y muy honesta sobre la problemática de un universo adolescente. Luego, ya consolidada su carrera con un Oscar al mejor guión original con "Perdidos en Tokio" ("Lost in translation") tuvo un traspié comercial con la controvertida "Maria Antonieta" y esta semana se estrena su cuarto film: "Somewhere - En algún lugar del corazón" que ha sido la película de apertura en el último Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. Lejos de la fuerza y del compromiso que ostentaba su primera película y con algunos puntos en común del binomio que comandaba "Perdidos...." este nuevo film de Sofia Coppola cuenta la historia de un astro del cine, Johnny Marco -interpretado por Stephen Dorff- que ha protagonizado algunas películas de acción y es ahora una celebridad, mal que le pese. Vive, transita, habita una vida completamente artificial. Se encuentra alojado en el famosísimo hotel Hollywoodense "Chateau Marmont" y lo tiene todo pero a su vez, no tiene ni un hogar ni una familia. Ni un eje. Durante toda la primer parte del film, Coppola nos invita a espiar ese mundo tan glamoroso como vacío y aburrido con un estilo similar al del legendario movimiento cinematográfico de la nouvelle vague, filmando largas tomas de momentos cotidianos del protagonista, con pocos diálogos y con un rumbo incierto. La cámara -delicada como siempre- se pasea y fisgonea la vida de esta celebrity popular: pero al rato, este muestrario se torna tan poco interesante como Johnny Marco percibe a su propia vida. Pero llegará finalmente el cambio a la vida de este actor del star system cuando discusión con su ex mujer mediante, llega a compartir su vida su hija de 11 años, que es casi una desconocida para él. Con el peligro de rozar algunos lugares comunes al describir el vínculo padre-hija (donde todos nos hemos preguntado cuánto de biográfico hay en la inclusión de algunas escenas referidas al mundo del espectáculo) y cayendo en algún mensaje moralista sobre el aprendizaje de vida de la mano de los propios hijos, lo que uno más se pregunta es el motivo por el cual Sofía Coppola se habrá decidido a filmar esta historia con poco pulso dramático y que no aporta demasiado ni a su carrera ni a la manera en que el cine ha abordado esta temática. La brillante actuación de Elle Fanning como la hija y un lucimiento particular para Stephen Dorff en el rol principal, salvan que la película no se vaya a pique desde la primer escena. Obviamente que si "Somewhere" fuese el debut de una nueva promesa del cine independiente americano, podría ser el inicio de una carrera promisoria, pero teniendo en cuenta que Coppola ha sido ganadora de un Oscar en el rubro Guión y tiene en sus manos la posibilidad de filmar lo que se le ocurra -porque es evidente que tiene a las productoras a su favor- no ha elegido un tema interesante ni ha sabido profundizar en una relación que daba para mucho más. Para colmo de males, un vuelco existencialista sobre el final desentona completamente con el tono que Coppola venía trabajando en el resto del filme. Un ejercicio de estilo que no llega a mucho más que eso.
La vida te despeina Blancanieves era la más bella del bosque, mucho más que la Reina, y por lo tanto, tuvo que pagar con un exilio forzado en pleno bosque lidiando con siete enanitos que necesitaban una figura maternal que les pusiera limites y orden en sus vidas. La Bella Durmiente pinchada con la aguja de una rueca duerme que te duerme el sueño eterno hasta que venga el príncipe (azul?) y la saque del letargo. Rapunzel, la princesa heroína de "Encantados" -la nueva comedia animada de Disney-, ha nacido como toda buena princesa en cuna de oro pero el poder que tiene su larga cabellera hizo que la bruja Gothel la secuestrara desde bebé y la mantuviese alejada en una torre en el medio del bosque, sin contacto social alguno, para que su mágica, larga y rubia cabellera le diese la juventud eterna con sólo cantar la canción que activa poderosamente ese mágico secreto. Basado en el cuento "Rapunzel" de los hermanos Grimm -aunque demasiado libremente-, "Encantados" nos trae a una princesa más ligada con el espíritu aventurero de Ariel ("La Sirenita") que de las más clásicas princesas de Disney. Tiene de Ariel toda la vitalidad, las ganas de conocer otro mundo, de salir al exterior y de vivir su vida, desatándose -aunque le cueste- de los mandatos familiares. Comparta también con Jazmin (de "Alladin") el sabor de la aventura prohibida y de estar enamorada del bandido seductor. Sin embargo está envuelta en historias palaciegas y presiente la verdad: en el castillo sus padres, la esperan ansiosamente hace más de 18 años. El estilo posmo de esta nueva heroína de Disney viene mezclado con un vertiginoso ritmo de aventuras y persecusiones, sin dejar de lado el mundo clásico que envuelve a la historia. Si a esto le sumamos las canciones de Alan Menken (ganador del Oscar por "La Sirenita" y "La Bella y la Bestia") -aunque en algún momento alguna parezca que está un poco de más como pasaba en "Hércules"- que logran momentos geniales de comedia musical como el despliegue en la taberna al ritmo de "I have a dream" (les dejo abajo una pequeña muestra...) y la historia de amor con ritmo de comedia romántica de polos opuestos que se atraen, ya está sin lugar a dudas nuevamente servida, la receta del éxito. El guión, convengamos, no tiene la sutileza y la genialidad de los guiones de Pixar, pero John Lasseter, al mando actual de la compañía Disney, le imprime certeza en la forma de contar el relato, logrando llegar a todos los públicos. Porque al mundo de las princesas, la comedia musical y la historia romántica completa, de la mano del papel de Flynn Ryder -quien ha robado una joya de la corona y está buscado por toda la comarca-, el más fuerte ritmo de aventuras. El avance continuo de la tecnología a favor de la animación permite que algunas escenas queden más impactantes en 3D pero por sobre todo ayudan a crear escenarios y situaciones que se hacen cada vez más vívidas. Ya sea para lograr un clima de ensueño en la escena donde desde el bote Flynn y Rapunzel miran la suelta de faros de color -delicadamente deliciosa-, para darle vida a la larguísima cabellera de la heroína que será un perfecto multi-uso (liana, escalera, hamaca, arma letal, todo es posible!) hasta una impresionante escena de acción en un dique que está a punto de estallar, lejos, lo más impactante en técnica que logra "Enredados". Agil, divertida y sin apartarse de la historia clásica que forma una típica receta con happy ending incluido este nuevo producto Disney tiene el timing perfecto de toda buena película de animación con el adicional de toques de mucho humor de la mano del inseparable compañero de Rapunzel, en este caso, un simpatiquísimo camaleón llamado Pascal , quien sin hablar una sóla palabra tiene en sus expresiones los pasajes más divertidos y delirantes de la película. Es evidente que Sebastián, el cangrejo de "La Sirenita" o Meeko, el mapache compinche de "Pocahontas" deben estar terriblemente celosos. Pascal, sin dudas, se roba la película.
Otra joya de Sylvain Chomet: "L'illusionniste" Hace unos cuantos años, en uno de los tantos films imperdibles que se anunciaban en el BAFICI estaba en todos los listados de la crítica un film de animación: "Las trillizas de Belleville - Les tripplettes de Belleville"? y recuerdo un domingo por la tarde con un cine América completamente repleto, tantos chicos, adolescentes como adultos, disfrutaron por igual de esa rara joya de la animación plagada de humor, ironía y una pizca de delirio creativo. Seguramente quienes la vieron en aquel momento, o un poco más tarde cuando fue estrenada comercialmente, todavía recuerden vividamente a todos sus personajaes: el ciclista corriendo el Tour de France con un entrenamiento delirantemente rígido, su perro, su infancia tan marcada y ese trío de cantantes tan particular como inolvidable. Algunos años después, encontrarse nuevamente con el estilo de animación de Sylvain Chomet vuelve a ser un enorme placer de 80 minutos sutilmente creativos. En este caso, ya no hay tanto humor como en su filme anterior, todo es mucho más medido y en función de rendirle un entrañable homenaje a la figura y a la obra de otro gran maestro: Jacques Tati. Este director francés, creador de las aventuras del Sr. Hulot en "Mi tio" o en "Las vacaciones del Sr. Hulot" y de sus otras obras como "Playtime" y " Dia de fiesta" es quien ha dejado escrito -y sin filmar- el guión de "L'illusionniste". La hija del director, Sophie Tatischeff, a quien está claramente dedicado, ha decidido llevar a cabo ese sueño de su padre, de la mano de otro gran artista como es Sylvain Chomet. Con todos los tópicos que recorren la obra de Tati pero fundamentalmente centrado en el demoledor paso del tiempo sobre el/los artista/s, en "L'illusioniste" se rinde homenaje a esos artistas que han sido juglares, bohemios, itinerantes, llevando su arte a cada rincón, a cada pueblo, a cada teatro. Un estilo de arte que fue erosionado por el paso del tiempo, por la tecnología, por los nuevos astros que aparecieron en cada rubro sin un mínimo camino recorrido, estrellas que se forman por el sistema mismo y que ya desaparecerán de la noche a la mañana. Contra todo eso resiste el protagonista del film, alter ego indiscutido del propio Tati y su Monsieur Hulot, que va de aquí para allá con sus artefactos para hacer sus trucos, su malhumorado conejo y su afiche para desplegar en cada uno de los lugar en donde se presente. Y aunque ya casi nadie esté interersado en su performance tan carente de histroinismo y efectos especiales seguiremos los pasos de este ilusionista que resiste y se niega a cambiar, que sigue a a contrapelo del avance aplastante del cambio capitalista, obsesión y crítica que aparece en casi todos los filmes de Tati. Chomet no duda ni un segundo en el estilo que le imprime al relato, un tono inmensamente cargado de nostalgia, de una sensación de melancólica que aparece desde las primeras escenas, en donde uno como espectador queda solidarizado con la pena que atraviesa a este mago errante de una tristeza a flor de piel. El ambiente de los artistas de variedades, reunidos genialmente en un hotel donde los lleva el manager general hará que nos encontremos con un ventrílocuo que trata de subsistir, un trío de gimnastas acróbatas y un depresivo payaso que también marca el fin de toda una época. Con guiños y autoreferencias a sí mismo (en una escena el personaje entra a un cine donde están dando "Mi Tio") el tono nostálgico que irradia la historia es a la vez un gran homenaje a todos los artistas de una época que han tratado de subsistir mostrando su arte contra tanta nueva estrella recién llegada, como una despedida y un manojo de recuerdos de un tiempo pasado. Casi como un homenaje a sí mismo que plantea Chomet, sosteniendo un estilo de dibujo clásico, sin ningún tipo de efectos especiales, contra tanto 3D y computadora que abunda en cualquier producción del género. Sin más diálogos que algunas líneas balbuceadas en diferentes idiomas, tan universales como el idioma gestual, la historia transcurre con más gestos que palabras, donde Chomet alcanza a contrarnos la historia de este artista en un mundo de artistas, la magia de un show por más pobre que sea y el encuentro de este hombre simple con una niña/señorita que lo sigue en su camino, Alice, con la que entrabalará un lazo entrañable, nueva autoreferencia que hace Tatí al vínculo con su propia hija que apenas conoció. Con este estilo sumamente particular, con la simpleza del dibujo más clásico que ya casi ha desaparecido en el cine de animación de hoy en día, logra otra rara joya, hipnóticamente bella, profundamente melancólica y absolutamente única, diferente a todo lo que hemos visto. Imperdible.
Una mente villanamente inquieta Como en un gran flashback, mientras nuestro protagonista -Megamente-, cae al vacio, nos iremos enterando la historia de cómo es que llegó hasta allí. Y si, para contar una historia, muchas veces vale la pena iniciarla en su principio. Es así como el guionista nos transporta hasta el momento en que por una explosión planetaria inminente, los padres de Megamente (aún un pequeño bebé) deciden, cápsula mediante, enviarlo a la Tierra para tratar de salvarlo de la catástrofe. Y ya desde su viaje para llegar al planeta Tierra, empezará una disputa cuerpo a cuerpo con quien será la contrafigura que haga sostener su lucha más encarnizada: el super héroe Metro Man. Después de mil y un intentos, Megamente en uno de sus planes maléficos, logra matar a Metro Man cuando por enésima vez secuestra a su amada, la reportera televisiva Roxanne Ritchi, y esta vez... logra su objetivo. A partir de allí, muerto el superhéroe, nada será igual ni en la vida de la ciudad ni en la vida de Megamente. Por más que ahora tiene la posibilidad de hacer lo que le plazca, apoderarse de toda la ciudad, bañarse en dinero y controlarlo todo, Megament ha perdido a su rival y es evidente que de esta firma, su vida ha perdido sentido: y tan así es que su próximo plan será inventarse un rival bueno para que le oponga resistencia! Dreamworks viene logrando productos de excelencia como ya lo había demostrado con "Como entrenar a su dragón" una historia cuyo guión no se había resignado solamente a la búsqueda de una perfección técnica y una historia entretenida, sino que lograba también profundizar en diferentes temas -en ese caso revisaba los mandatos paternos, el vinculo padre e hijo y el sentido de pertenencia familiar- que hicieron que el producto superara la media y que fuese atractivo tanto para los grandes como para los chicos. En este caso primeramente se rinde un homenaje a las películas de superhéroes haciendo particular hincapié en la historia de "Superman" como referencia más inmediata y la que le dedica los mayores y mejores guiños (la reportera, el cobre como elementos debilitador, los vuelos sobre la ciudad con la protagonista femenina abrazada en vuelo al superhéroe, el diseño de la ciudad en sí misma, la doble identidad). Pero también hay homenajes a "King Kong" con la protagonista femenina teniendo que ser rescatada del punto más alto del edificio más alto de la ciudad con helicópteros circundantes, a "Indiana Jones" -siempre hay una buena persecusión con una bola que le pisa los talones al protagonista- y más indirectamente a otros productos contemporáneos como "Monsters vs. Aliens" (el pez que acompaña a Megamente es simpatiquísimo y tiene algunos de los momentos más disparatados del guión) y la película de lucha entre villanos como "Mi villano favorito" otro gran producto de animación de este año. Lo interesante del planteo del guión es el tema de la inevitable convivencia entre el Yin y el Yang, elementos indisolubles, complementarios, suficientes y necesarios para cualquier equilibrio. Nuestro villano necesita imperiosamente a alguien bueno que oficie de contraposición para que su vida tenga sentido ya que cuando su contrafigura desaparece, se va junto con él parte de su personalidad, de su razón de ser. Una rivalidad que ya conocimos en Amadeus-Salieri, esas que se retroalimentan y crecen, se perfeccionan, mejoran, se atraen. Sabemos que todos los superhéroes y los villanos tienen un porqué, un conflicto que los ha hecho nacer. En el caso de Megamente su principal conflicto es haber tenido que ser malo ante la imposibilidad de ocupar el lugar de bueno que pensaba que era su destino. Y es entonces su dualidad permanente, la frustración que se le presenta teniendo que ser malo cuando en realidad no era ese el objetivo que pensaba para su vida. Llena de gags que quizás sean más disfrutados por los adultos que por los más pequeños, con un ritmo que no decae en ningún momento, "Megamente" se convierte no solamente en un film de animación con una lujosa técnica a su servicio sino también con un guión ingenioso que deja pensando y que muestra los puntos débiles y sentimentales tanto de héroes como villanos, el equilibrio de un sistema donde para que cada uno tenga su lugar de pertenencia siempre tiene que haber un otro para que ésto tenga sentido. No estamos solos. Hay dos caras para una misma moneda.
Yo quiero ser una hermana Almodovar Las hermanas del título del film son Eva y Sofía, personificadas por Silvina Acosta y Florencia Baier respectivamente. Dos hermanas que son el claro reflejo de dos polos opuestos provenientes de una familia completamente disfuncional, estas hermanas L. (apócope de Legrand, obviamente recortado para no herir a ninguna diva vernácula) rompen con todos los registros de lo "políticamente correcto": su padre es ahora un salido del closet que da clases plagadas de espiritualidad new-age, su madre una diva, estrella indiscutible... pero de eso, hace ya muchos años -aunque ella no acepte fácilmente el paso del tiempo-. La historia arranca cuando Sofía vuelve de Barcelona y sin pedir demasiado permiso se instala en la casa de Eva, en donde vive con su marido Lucho (Esteban Meloni). Ella trabaja como profesora de inglés mientras que Lucho repara computadoras. Sofía vendrá entonces a romper con el equilibrio endeble de esta pareja desde todo punto de vista. Luego de otro film dirigido entre varias manos como UPA! (2007) y de su debut como solista con "Toda la gente sola", Santiago Giralt ahora nuevamente en grupo presenta un panorama desenfrenado, aparentemente muy risquée y lanzado, pero que pasados los primeros minutos se aventura como un universo ya conocido al haber visto todos films de Almodóvar, a los que de una manera u otra les rinde una especie de homenaje y le dedica la gran mayoría de los guiños. Pero a veces, arriegar mucho tiene sus beneficios y otras veces, como en "Las Hermanas L." poner tanta bizarrez junta, termina generando un producto demasiado desparejo, desprolijo y ocnfuso, con solamente algunos destellos de humor que no logran sostenerse a lo largo de toda la película, habiendo inclusive algunas escenas de las que ni siquiera se entiende su sentido y su inclusión dentro del guión. La pelicula respira un aire de década ochentosa (donde el cine tomaba estos elementos como para parecer transgresor y nuevo) pero por supuesto que ahora, pasados más de veinte años, que salga un consolador de una valija, que el cuñado se acueste con la cuñada mientras su propia esposa duerme, que una de las hermanas trate de masturbarse en la bañadera -emulando a la Victoria Abril de "Atame"- ya no asusta a nadie, no parece divertido, ni parece transgresor: parece copiado. Y si no aparece nada más que eso, promediando la película ya nos invade la certeza de que todo el destello inicial de un producto desopilante, se va desbarrancando sin remedio porque tiene muy pocos puntos de dónde sostenerse. Estos puntos más fuertes son algunos aciertos en el casting, sobre todo, en los personajes secundarios sumamente pintorescos, con una mención totalmente aparte para el personaje de Soledad Silveyra como la madre de uno de los alumnos particulares de Eva con un registro francamente desacostumbrado para la actriz, que logra tener momentos completamente delirantes con su escritora fotofóbica, madre completamente preocupada por la sexualidad de su hijo que vive encerrado con un "primo" con quien intenta estudiar en su habitación. El diseño de títulos completamente ingenioso y una lanzada dirección de arte ayuda a seguir el sentido lúdico que predomina en el film. Pero el guión parece en algunos momentos erráticos, en otros demasiado improvisado y con mucha dificultad para construir una historia divertida, interesante y que no pierda el tono que había prometido en el inicio. Nada de esto se cumple por completo, aunque de todos modos queda flotando una aureola kisch y desvergonzada que puede rescatarse a favor de este film de Giralt que sin duda pasará por las carteleras sin pena ni gloria, pero que apuesta a un cine argentino diferente, aunque no logre convencernos del todo.
Cuando el reloj biológico apura las decisiones... Jennifer Aniston es Kassie, una mujer soltera e independiente cuyo reloj biológico la empuja a la decisión de ser madre. Ella quiere tener un hijo... y realmente no le importa demasiado el hecho de no tener pareja, lo soluciona sencillamente, recurriendo a un dondenate de esperma. Su amigo y confidente Wally (Jason Bateman) es quien hubiese tenido muchísimas ganas de encarar esa vida de pareja con ella. Obviamente, para que pueda seguir jugándose una situación típica de comedia, no logran congeniar y tampoco logra poner en juego todas las herramientas que le brinda una buena amistad, para disuadirla de la decisión que está a punto de tomar. Un accidente -como abunda en toda comedia- hace que el esperma del donante se "extravie" y es Wally quien termina dejando su muestra. Pero tendrán que pasar siete años hasta que la verdad de lo que pasó aquella noche salga a la luz. Tanto para Kassie, como para Wally como para el hijo que tienen en común. Sin duda Aniston después de unas cuantas comedias fallidas ("Nuevamente Amor" con Aaron Eckhart y sobre todo su última "Management" aburrida en grado supremo), vuelve al tono que mejor le sienta, uno similiar a "El objeto de mi afecto" una muy buena comedia con la misma Jennifer y Paul Rudd. En este caso lo que salva a "Papá por Accidente" y la logra sacar adelante a pesar de estar bastante anclada en varios lugares comunes, es la solvencia con la que se manejan la pareja protagónica y por excelentes actuaciones en los papeles secundarios. Jason Bateman (conocido por su trabajo en la serie "Arrested Developement" y que apareció este año en "Amor sin escalas" con George Clooney) da en el blanco en su interpretación de Wally, algo neurótico, obsesivo e hipocondríaco. Y logra una muy buena química con Aniston que vuelve a moverse en la comedia como pez en el agua. Pero sin lugar a dudas la mejor química aparece en la segunda mitad del film cuando Bateman tenga que lidiar con Sebastián, su hijo, quien despliega simpatía y naturalidad y logran juntos las mejores escenas del film con mucha frescura y apelando a la parte más tierna de la comedia. Completan el elenco Patrick Wilson como el donante, Jeff Goldblum como el jefe-compañero de trabajo de Bateman y Juliette Lewis como la íntima amiga de Kassie que la empuja a tomar la decisión de ser mamá. Si bien es una comedia que se aferra a todas las convenciones del género y que sencillamente apenas empieza sabemos sin duda alguna cómo va a terminar, el homogéneo trabajo de elenco y la correcta dirección hace que el interés de la trama no decaiga y que logre brindar un buen momento de entretenimiento.