Despiertos sin gloria ¿Desde dónde podemos tratar de apreciar "Un despertar glorioso"? Teniendo en cuenta que el director es Roger Michell, el mismo del megaexito "Noting Hill" y la exquisita "Venus" y que el guión está a cargo de Aline Brosh Mc Kenna, autora de las reconocidas comedias "El diablo viste a la moda" y "27 bodas", finalmente podremos concluir que la suma de las partes dio mucho menos que el todo. Sin embargo, si pudiésemos no depositar tantas expectativas en sus componentes, y dar una mirada despojada y global, resultará que "Un despertar glorioso" es una comedia que se deja ver, ideal para los amantes de la comedia romántica, aún con algunos de sus desaciertos y afirmada en sus fortalezas. La historia se centra en Becky Fuller (Rachel McAdams) quien con su perfil altamente competitivo y que se encuentra completamente obsesionada y adicta a su trabajo logra, después de algunos esfuerzos y un golpe de suerte, logra finalmente insertarse en el programa de noticias matutinas "Daybreak" en una importante cadena de televisión de Nueva York. Su objetivo principal es sostener a este programa que se encuentra atravesando por una fuerte competencia en la franja y se tednrá que superar ese momento tan alicaído en el aire y ganar audiencia sea como sea. Y para eso intentará entre otras cosas, reflotar un contrato que tiene el legendario Mike Pomeroy (Harrison Ford) con esa cadena televisiva para que acompañe a la actual presentadora del show Collen Peck (Diane Keaton). Y si bien Pomeroy es malhumorado, arrogante y no soporta haber sido convocado para una franja tan mediocre como los shows de la mañana, nada parece interponerse en el logro del objetivo que le han dado a Becky de convertir a "Daybreak" en todo un éxito. Con estos componentes básicos, la historia de la jovencita que triunfa en la gran ciudad y que logra superar culaquier obstáculo aún inmersa en un medio tan competitivo como la televisión, tendría apuntes de sobra para construir una historia interesante. Pero el guión de Mc Kenna ahora metido de lleno en el medio de los shows televisivos como lo fue en su momento "El diablo..." para apuntar dardos al mundo de la moda, no logra hacer pie ni en la critica feroz a las noticias y del mundo de la televisión en general (que James L. Brooks puso de manifiesto en "Detrás de la noticias" o Gus Van Sant en "Todo por un sueño") ni lograr tampoco el timing para una típica comedia romántica como lo fue dentro del género "Secretaria Ejecutiva". Saca provecho de todos modos, en algunos momentos, a una mirada al feroz mundo del rating, de los egos televisivos, de las divas y divos presentadores, de la competitividad de los tiempos que corren y es ahí donde logra las escenas más divertidas, con una Diane Keaton compleatamente decontractée, muy lejos de las grandes heroínas como "Annie Hall" o su labor en "Reds" y un toque más cercano a los pasos de comedia de "Alguien tiene que ceder" o el éxito ochentoso de "Quién llamo a la cigueña? - Baby Boom". Harrison Ford por su parte, demuestra que tiene carisma para ocupar la pantalla, aún cuando su papel no sepa sacar todo el provecho que hubiese podido. Quizás con una caricatura muy rígida, tan contrapuesto con la liviandad con que Keaton le hace contrapeso, Ford cae esteriotipando el personaje. Rachel Mc. Adams asume el rol protagónico y en ella recae casi exclusivamente el peso de la película, guión al que lo dotaron de personajes secundarios que no tienen demasiado sentido (desdibujados Jeff Goldblum y John Pankow, entre otros), que no han sido delineados como historias de sostén sino de personajes satélites que acompañan a su "sueño americano", el de la chica workaholic que logra brillar en el medio tan competitivo. Aunque la mayoría de los comentarios que he leido alaban el trabajo de Mc. Adams, su prototipo histérico de trabajadora compulsiva que no se aparta ni por un minuto de su obsesión en el terreno laboral, la torna terriblemente insoporable y llena de mohines, ya desde las primeras escenas. Mc. Adams es indiscutiblemente carismática, muy bella y con un toque Audrey Hepbourn que puede favorecerla, siempre y cuando un buen director le haga el favor de bajarle el nivel de exageración e histeria interpretativa, para darle a su rol un poco más de carnadura y no transformarlo en una burda caricatura de lo que debiese haber sido. Patrick Wilson la acompaña en su rol de galán coprotagonista, aunque el espacio argumental que se propone para el amor es mínimo y es quien brinda quizás el trabajo más respetable del equipo, aunque no hay dudas de que Diane Keaton aún con un guión que no la favorezca saca conejos de la galera y sobre todo en el clip de las diversas entrevistas y notas de color a las que se tiene que someter para que el rating suba, impone la pequeña dosis de comedia disparatada que tiene el film. Para los que gustan de la comedia clásica hollywoodense con buenos actores y rubros técnicos bien cuidados, no cabe duda que "Un despertar glorioso" es una comedia que los dejará satisfechos. Para aquellos otros paladares que buscan en el cine además de eso algún destello de lucidez creativa, a la salida del cine les será entregada una raspadita en la que ineludiblemente leeran "segui participando". Otra vez será...
Cuando un camaleón hace historia Hay muchisimo para decir acerca de "Rango" el último film de animación producido por los estudios Nickelodeon y dirigido por Gore Verbinski, el mismo director que se hiciera famoso con la saga de "Piratas del Caribe" pero que ya tiene en su haber otra comedia delirante como "Mousehunt - Un ratoncito duro de Cazar" y que ha incursionado también en otros géneros: mucha acción con "La Mexicana" con Brad Pitt y Julia Roberts, el terror con "La llamada" protagonizada por Naomi Watts y "The weather man" una comedia con Nicholas Cage, sólo disponible en video. Evidentemente, analizando su filmografía, vemos que se siente mucho más cómodo en el terreno del humor y del disparate. Y en "Rango", apoyado por un excelente guión, Verbinski delira dentro de un argumento tan desopilante como lógico. La historia le permite recurrir a la estructura más tradicional del cine de género -el Western, un género casi olvidado que parece que este año junto con "Temple de Acero" de los hermanos Coen está disupuesto a resucitar-, pero también se permite por medio del personaje central abordar universos imaginarios y más abstractos. El planteo inicial de la historia comienza mostrándonos la vida de un camaleón dentro de una pecera familiar. Una mascota que, increíblemente, sufre de problemas existenciales, lo invade una crisis de identidad, él quiere elevarse intelectualmente a algo más. Luego nos damos cuenta que está viajando en el auto de la familia, pero un accidente lo hará atravesar la experiencia que quizás justamente estaba esperando. "Rango" arranca con una primera parte, sus primeros veinte minutos, llenos de delirio, un ritmo vertiginoso y una fiesta de humor y desenfreno creativo como se puede ver en el trailer. Explotando al máximo el potencial de los avances en la animación, la persecución del águila es fantástica y las notas de humor que rondan todo este primer segmento son realmente muy graciosas. Pero todo cambia, cuando accidentalmente después de pasar por algunas desventuras, llega a un pueblo llamado Dirt ("suciedad") en donde la lucha por el agua es el principal problema que acucia a su población. Enclavado en el medio del desierto, este pueblo dará lugar a que comience la verdadera historia central del film, un típico western en donde el guionista aprovechará para rendir homenajes y hacer guiños permanentes al cine de ese género. Una víbora con un bigote a lo Charles Bronson, personajes del Saloon más heterogéneo del Lejano Oeste, una tortuga que anda en silla de ruedas para ganar velocidad, sembrando temor en el pueblo -fiel espejo de la situación política donde en poder hace connivencias con los sectores más oscuros- y una iguana del desierto que parte el corazón de Rango llamada Beans que será su compañera de aventuras (no parece salida de la familia de Jar Jar BInks, una de las criaturas del universo de Star Wars?). Con un diseño de imágen y de animación perfecto "Rango" es un homenaje cinéfilo casi constante y el director lo aprovecha en cada secuencia. Como adicional, un coro griego de cuatro buhos mariachis (otro acierto!) nos va anticipando el destino de nuestro personaje principal -o no!- y lo acompañan a lo largo de toda la película y la galería de personajes secundarios es inagotable (hay conejos, ratas, ratones, cocodrilos, lagartos... una zoológico de lo más variado). Como bonus track, un cierre de títulos con un espíritu cercano a lo Tarantino, referencias a los clásicos del Oeste como "A la hora señalada" y rindiendo culto al spaghetti western de los setenta, "Rango" gana en cada uno de los terrenos que aborda. Tiene mucho humor, está plagada de acción, una animación perfecta y una diseño de personajes que hace interesantes a cada uno de ellos dotándolos de características particulares y brindándoles una historia y una funcionalidad dentro del guión (lo cual no sucede en la mayoría de las películas). El viaje es una metáfora del cambio, del inicio de una nueva etapa, y Rango, para no ser menos que cualquier otro héroe moderno, también se mueve en su viaje iniciático a su propio interior, a un viaje casi existencialista de una búsqueda postergada. Una búsqueda que lo arrastra a ser el Sheriff del pueblo y luchar por los derechos de estos habitantes perdidos en el medio del Oeste. Creativa, diferente, singular, "Rango" levanta fuertemente el promedio de los estrenos fuera del tándem de los Oscars. Sólo resta hacer notar que la distribución en nuestro país, como ya nos tiene acostumbrados, tiene caprichos imposible de entender. No hay prácticamente copias subtituladas (creo que hay una en La Plata!) y de esta forma no se puede apreciar todo el potencial del film perdiendo cierto matiz de las voces en el doblaje, que de todas formas es muy bueno (pero dan ganas de escuchar a Johnny Depp, Abigail Breslin -la nena de Pequeña Miss Sushine-, Alfred Molina o Ned Beatty). Tampoco entiendo el sentido de que al estar doblada en prácticamente todas las copias, trate de "venderse" como una película de animación para chicos, cuando es un producto demasiado alejado de los intereses de los más pequeños y hasta algunas escenas pueden resultarle algo violentas.
Mi brazo "izquierdo" Hace pocos meses, un hombre y una sola locación, hacían de "Buried / Enterrado" una pequeña gran película dentro del género. Con muy pocos elementos adicionales y algunos pocos actores inteviniendo como voces o dentro del clip de un celular, el poder de lo que se quería contar dependía exclusivamente del talento del protagonista y del director. Claro que "Enterrado" vibraba dentro del género del thriller y por lo tanto, la vuelta de tuerca que se imprime sobre el final de la película, le brinda un valor agregado que "127 horas" no puede tener, por tratarse justamente de un hecho real que no admite giros sorpresivos ni finales muy por fuera de lo que realmente pasó. "127 horas" cuenta un hecho real: la historia de Aron Ralston, un alpinista que en una de sus travesías en los cañones de Utah, sufre un accidente, quedando su antebrazo derecho atrapado bajo un enorme bloque de piedra que lo deja completamente inmovilizado. Sumado a una "pequeña" particularidad: Aron no había avisado a nadie que emprendia esta aventura. Durante el desarrollo del relato, vemos que el protagonista hace lo imposible para tratar de liberarse de esta situación pero deberá permanecer atrapado durante casi cinco días hasta que, al darse cuenta que ya se han terminado su provisiones y que no hay forma de dar aviso para que pueda ser rescatado, sólo una decisión drástica podrá hacerlo escapar y lograr su supervivencia. El director es Danny Boyle, ganador del Oscar por "Slumdog Millonaire", hacedor de films más encuadrados dentro de los cánones hollywoodenses como "La playa" , "28 días después" o "Sunshine", pero que ha sabido dejar la marca de su sello en el público, sobre todo por sus primeros films como la pequeña y genial muestra de suspenso noir en "Tumbas al ras de la tierra" o el ícono generacional que fue/es "Trainspotting" la adaptación cinematográfica de la célebre novela de Irvine Welsh. Ahora Boyle apela a un registro que anteriormente ya había desplegado y en más de una oportunidad acierta, atrapando al espectador cuando juega con la edición y la fotografía, con algunos toques efectistas y mucha velocidad y le imprime el particular ritmo que tienen la mayoría de sus películas, logrando hacer de una historia simple, un relato mucho más atrapante. Y la mayoría de las veces, Boyle logra asombrarnos, saca recursos de la galera y nos cautiva. Hay otras ocasiones, como ya ha pasado en algunos toques de "Slumdog..." -y sobre todo su clip final completamente contrastante con el resto del film-, donde peca por sus excesos, se regodea demasiado en los artilugios de la técnica y es en esos momentos queda demasiado expuesto con sus desaciertos. En el caso de "127 horas" con sólo "googlear" la historia de nuestro protagonista, el final del film se sabe de antemano. Quizás sea por eso que Boyle redoble la apuesta de mantenernos atentos y de no dejarnos ir de la historia. Para cumplir su objetivo de atraparnos, hará uso de todos los recursos que tiene a su alcance: usando la pantalla dividida, mezclando con diferentes colores y matices las imágenes casi oníricas y recuerdos del pasado del protagonista, la veloz edición con imágenes a un ritmo feroz, con pulso nervioso y cámara en mano nos presenta los sueños, pensamientos y delirios del protagonista. Gracias a su pericia como director, logra que el relato no decaiga en ningún momento y que una simple película de las "basadas en hechos reales" pueda sobresalir del promedio general, al estar contada de una forma diferente y creativa. Y todo el trabajo de Boyle hubiese sido completamente estéril si no hubiese contado con el protagónico de James Franco, con toda justicia nominado al Oscar al Mejor Actor de este año, quien brinda una composición llena de matices, transmitiendo perfectamente cada uno de los estados de ánimo que atravesará el protagonista, desde el inicio de su travesía en donde encuentra a dos señoritas y comparte un particular baño en un lago subterráneo formado debajo de una grieta, hasta los momentos posteriores al accidente, donde comienza a tomarlo una total desesperación, máxime cunado cae en la cuenta que será imposible que llegue cualquier tipo de ayuda. Parado desde un registro más compatible con los gustos de la Academia y aún con todas las objeciones que se le pueda hacer por los excesos tecnicistas con los que el director condimenta sobreabundantemente el film, "127 horas" se construye como un relato sólido, atrapante y con una historia real originalmente contada, potenciados todos estos elementos con la soberbia actuación de Franco en un papel nada sencillo.
El hombre que nunca estuvo Evidentemente Liam Neeson tiene una máscara tan particular que le ha permitido darse varios lujos. En los inicios de su carrera fue una especie de vengador anónimo en "Darkman, el rostro de la venganza" junto a una jóven Frances Mc. Dormand y poco tiempo después se lució en un exquisito thriller donde el gran secreto le era susurrado al oido por una sensual y jóven Laura San Giacomo en "Bajo Sospecha". Puede aparecer tanto en "Los Miserables" "La lista de Schindler" "Rob Roy" y "Michael Collins" jugando roles importantes en películas épicas y de época como saltar a las grandes superproducciones del género y "jugar" como lo hace en "La guerra de las Galaxias" o "Batman Begins". No por eso deja de darse el gusto de desplegar una veta más romántica como lo hace en "Love Actually" o recientemente en "Chloe" de Atom Egoyan, sin olvidar un gran papel, cuando fue dirigido por Woody Allen en "Maridos y Esposas". Pero fue desde su papel en "Búsqueda Implacable - Taken" donde aparece la posibilidad de que los productores hayan encontrado en él un nuevo rostro para el héroe de acción. Es así como llegamos a "Desconocido" una película basada en el libro "La doble vida de Martin Harris" del novelista suizo Didier van Cauwelaert (de quien ya se había adaptado otra de sus novelas "La educación de un hada", film con Ricardo Darín e Irene Jacob) donde un hombre de apareciencia común se ve envuelto en una situación sumamente particular, en este caso, una trama secreta que va develando a medida que tratar de recuperar su verdadera identidad, que él supone sustituida. El Dr. Martin Harris (Neeson) asiste con su esposa (January Jones -hermosa!, pero de lo más flojo del elenco-) a participar de una conferencia mundial de bio-tecnología que se lleva a cabo en Berlín. Al llegar al hotel, se da cuenta de que una de sus valijas ha sido olvidada en el aeropuerto. Mientras está volviendo a rescatarla sufre un accidente automovilístico que lo deja cuatro días en coma. Cuando despierte, ni su esposa lo reconoce y otro Martin Harris está ocupando su lugar... Para intentar la reconstrucción de lo que ha sucedido mientras él estuvo en coma, cuenta solamente con la ayuda de la taxista que había llevado al aeropuerto en el momento del accidente y a partir de alli, con los pocos datos que tiene, comienza a desenmarañar una trama de espionaje, intriga y doble juego de roles que parece tenerlo en el centro de la escena. Y justamente Liam Neeson parece ser ideal para este papel protagónico que es una mezcla de James Bond, entrenado asesino, investigador tecnológico y dulce esposo. Neeson penetra la pantalla con su mirada gélida y su rostro particular, y puede darse el gusto de jugar todas y cada una de las facetas por las que "Desconocido" lo hace transitar. El director Jaume Collet - Serra, de quien vimos "Museo de Cera" y más recientemente "La Huérfana" maneja perfectamente los distintos resortes del thriller y de las escenas de acción, de forma tal que hasta las situaciones más increibles por las que atraviesan los personajes terminan tornándose verosímiles dentro de una trama que jamás decae. Collet-Serra sabe mezclar las dosis exactas para que la receta vuelva a dar como resultado un producto técnicamente interesante, confiable y finalmente el guión logra darle marco y cerrar con una explicación convincente, las distintas capas en las que se habia ido diversificando el relato-el que necesita, además, del ojo atento del espectador-. Es obvio que los cánones casi preestablecidos de una buena película del género están casi claramente delineados desde el inicio, razón por la cual sabemos a ciencia cierta que Liam Neeson y su Dr. Martin Harris no solamente tendrán que sobrevivir a intensas persecusiones a toda velocidad sino también "zafar" de peligrosos guardaespaldas, escaparse por los tejados, tratar de que no logren darle la inyeccion que no corresponde, salir airoso de astillas de vidrio, explosivos, cámaras de seguridad y tantos otros elementos a los cuales Liam/Dr. Harris no parece tenerle miedo y situaciones para las cuales aparenta estar plenamente adiestrado. (Bueno, los que somos más racionales tenemos que intentar no caer en la tentación de explicar lógicamente todo porque si no cualquiera de estos filmes puede ser una insoportable tortura... son las conveciones a las que nos invita este tipo de cine) De todas maneras, Neeson logra convencer en todo momento -no así el guión que tiene algunos momentos un poco difícile de seguir bajo cualquier lógica, como ya apunté anterriomente-, y está acompañado por un elenco en el que Diane Kruger vuelve a lucir hermosa y sensual -sin olvidar que es mujer de armas tomar- y se destacan en roles secundarios el excelente Bruno Ganz y un rostro clásico para la maldad solapada como el de Frank Langella. La velocidad del relato se sostiene en todo momento y el planteo del hombre con su identidad confundida que a medida que intenta rearmar su rompecabezas encuentra cada vez más dificultades y trampas que complican su situación, interesa por parecer el típico caso del hombre común en problemas que ya el gran Hitch había utilizado en grandes películas como "El hombre que sabía demasiado" o "La sospecha". Neeson permite que uno no sepa bien en qué nos están encerrando hasta muy por sobre el final de la película, lo que la torna interesante y efectiva. Y evidentemente no es como Bruce Willis en "Duro de Matar" ni como Schwarzenegger en "Terminator" pero les puedo asegurar que Liam está cada vez más cerca de James Bond que de Oscar Schindler.
Patito Feo Cualquiera que haya visto su debut con "Pi" -donde seguiamos las desventuras de un paranoide matemático envueltas en un brillante blanco y negro-, o que haya vibrado con "Requiem por un sueño" sabe a ciencia cierta que el cine de Darren Aronosfsky no tiene medias tintas. Hay quienes lo aman y hay quienes lo odian. Por lo tanto, su última película "El cisne negro" ("Black Swan"), nominada entre otros, al Oscar a la mejor película, no podía pretender quedar fuera de esta polaridad que genera el cine de Aronosfsky. No hay un consenso generalizado como sucede con la más agradable "El discuros del Rey" ni ha logrado arrastrar grandes multitudes en la taquilla como "El Origen" o "Red Social". De un lado encontramos quienes dicen que es otra de las genialidades de Aronosky pero casi en la misma proporción hay quienes, desde la otra orilla, la tildan de pretenciosa y obvia. Me enrolo, esta vez, dentro del primer pelotón. "El cisne negro" tiene algo sumamente inquietante que cautiva desde las primeras escenas, que tiene un efecto hipnótico, como lo tienen muchas de sus creaciones -aún con los defectos, las limitaciones y las objeciones que se le puedan hacer-. La trama gira en torno a Nina (Natalie Portman), integrante de una compañía de ballet de Nueva York donde aspira a tener finalmente, un rol protagónico dentro del grupo. El coreógrafo Thomas Leroy (Vincent Cassel) decide abrir la nueva temporada con una nueva puesta de "El Lago de los Cisnes" sumándole una particularidad especial: la que sea elegida como protagonista tendrá a cargo tanto el rol del Cisne Blanco como el rol del Cisne Negro. Pero.... de qué trata "El lago de los cisnes"?: El príncipe Sigfrido cumple 21 años y en medio de una reunión en el palacio su madre le señala que necesita urgentemente: durante el baile en el Palacio, del día siguiente deberá elegirla entre las damas que concurran. Sigfrido queda más seducido por la idea del bufón de emprender una jornada de caza. Es asi, como cuando llega a la orilla del lago de los cisnes, ve algo extraño y extraordinario que permanece observándolo en secreto. La joven parece ser a la vez cisne y mujer: ella es Odette. El lago, le explica, fue hecho con las lágrimas de su madre porque un hechicero malvado, Von Rotbart, convirtió a su hija en la Reina Cisne. Y seguirá siendo cisne, a no ser que un hombre la ame, se case con ella, y le sea fiel. Sigfrido le dice que la ama, que se casará con ella y que nunca amará a otra, le promete su fidelidad. Sólo pide que Odette vaya la próxima noche al baile del palacio, pero ella le asegura que no puede ir hasta tanto Von Rotbart no deje de tener poder sobre ella. Durante el baile, un caballero alto y con barba entra con su hija Odile: está vestida de negro, pero es la viva imagen de Odette. Se trata de Von Rotbart, que se ha transformado a si mismo y a su fingida hija para engañarlo y que rompa la promesa hecha a Odette de que nunca amará a otra. Odile ha logrado enamorar a Sigfrido y éste piensa que no es otra que Odette, por lo que él pide la mano a Von Rotbart y éste da inmediatamente su consentimiento. En ese momento hay un estrépito de trueno. La sala de baile se oscurece. Sigfrido vuelve al lago en busca de Odette entre los cisnes, ya se ha dado cuenta de la trampa en la que fue envuelto. La toma entre sus brazos, pidiéndole que le perdone y jurándole su amor infinito. Odette le perdona pero le dice que no sirve para nada, pues su perdón se corresponde con su muerte. Cuando aparece Von Rotbart, Sigfrido le desafía, quien tras la lucha, es vencido por la fuerza del amor del príncipe a Odette. Es interesante refrescar el argumento de la pieza que vertebra "Black Swan", porque enriquece seguir el juego y los paralelismos que traza el director, entre el guión del film y la pieza de ballet, contraponiendo en forma permanente las dos tramas (los fuertes mandatos de la madre del rey/ mandatos de la madre de Nina, la seducción de Sigfrido por la oscuridad de Odile / la seducción de Nina por la oscuridad de Leroy y Lily -su rival en el el casting por el papel-). Es tan fuerte el deseo de Nina de llegar a ser una prima ballerina que sumado a la exigencia que Leroy imprime sobre ella y la fuerte posesión de su madre (una ex-bailarina que solamente trata de mantener vivo su amor y pasión por la danza a través de la exigencia que ejerce impiadosamente sobre su hija), no va a tardar en quebrarse psicológicamente, envolviéndola en un espiral hacia su propia parte oscura, esa que Leroy le exige que saque para obtener el papel. Una vez quebrada, su propio infierno se pone en marcha: el bien y el mal están presentes en una lucha de poderes, su esencia y su sombra, su don y su oscuridad, todos ya están desatados. Nina sabe que quiere ese papel a cualquier precio y que ha trabajado toda su carrera para llegar a ese punto, por lo cual, no dudará en mimetizarse con ese cisne negro que la lleva hacia una profundidad peligrosa que se le escapa de las manos. Natalie Portman es completamente creíble en la pureza del cisne blanco. Cada gesto, cada mirada y su presencia frágil y etérea es perfecta para el papel. Mientras que su rival, Lily (Mila Kunis, nominada al Oscar a mejor actriz de reparto -lo que quizás sea un poco demasiado-) despliega por otra parte, toda la sensualidad, la libertad y el desenfreno de un cisne negro vibrante de pulsión sexual, al que Nina secretamente admira. Cuando casi poseída en su papel Nina logre su objetivo, ya Natalie Portman tiene el Oscar entre sus manos, en una actuación absolutamente irresistible. Vincent Cassel también está ajustadísimo en un papel un poco diferente a los que le tocaron últimamente en su carrera y así como en su obra anterior, Aronofsky rescató de las cenizas a Mickey Rourke en "The wrestler", ahora le da una oportunidad a Barbara Hershey (la de "Hannah y sus hermanas" "La última tentación de Cristo" "Un dia de furia" o "Eternamente Amigas" -si!, cuesta reconocerla por la cantidad incontable de cirugias en ese rostro hermosísimo que tenía) para que brille en el papel de madre castradora. Justo ahí, cuando Nina encuentre su transformación hacia la oscuridad, Aronofsky comienza a brillar. Y despliega todo su hechizo para atraparnos, con una puesta estética inquietante, fuera de cualquier lugar común. Nos confunde en un laberinto de espejos, sin poder distinguir esas dos caras de una misma moneda que giran permanentemente. No solamente se le agradece la belleza de toda la puesta de ballet en si mismo, sino que ha contrapuesto a la delicadeza de la danza, un ritmo de thriller psicológico oscuro y violento en el que nos sumerge y que anida en el centro de "Black Swan" y que hace que Aronofsky construya una de las películas más interesantes del año. Aún con todos sus pecados, su suntuosidad a la hora de contar esta anécdota, sus juegos y vueltas en el guión, tanto a nivel estético como en el trabajo de un guión hechizante como en el nivel actoral que logra en todo el elenco, aunque seguramente sea olvidada en la mayoría de los premios Oscar a los que ha sido nominada, "El cisne negro" es una de esas rara avis que aparecen cada tanto, nos inquietan, nos hacen vibrar, y siguen su camino.
Acero inoxidable Hace pocos días, justamente al escribir mi opinión sobre "El Turista" en este blog, surgía la pregunta sobre la conveniencia o la necesidad de hacer remakes. Muchos éxitos europeos devienen finalmente en remakes hollywoodenses, donde se les quita totalmente el encanto particular que justamente tienen esos films, que cargan con un estilo completamente apartado de lo Hollywoodense. Un ejemplo de los miles de ejemplos que existen es "Bailamos?" la sutil película japonesa, que pierde toda su gris melancolía que era el elemento escencial del film, cuando lo vemos a Richard Gere danzando en la academia junto a Jennifer Lopez. No es lo mismo. Para nada. Son esos casos en que la remake no tiene mucho sentido, excepto que se entienda por el lado de que el público americano suele no ver cine de otras latitudes y entonces es como si la viesen por primera vez. Pero en el caso del público que haya podido ver el original, la remake no tiene ningún sentido. Aunque convengamos que la "Bailamos?" de Richard Gere la vio todo el mundo y a la japonesa la conocen dos gatos locos. Pero hay algunas otras, honrosas excepciones, donde el director se las ingenia para dar una relectura al mismo tema, situarlo en un contexto diferente, revisitarlo para darle una nueva mirada más acorde con los tiempos que vivimos. Sin ser una remake, Doris Dorrie relee "Historia de Tokio" el superclasico oriental de Yasujiro Ozu en "Las flores del Cerezo" logrando una película brillante y exquisita. En este caso, los hermanos Coen eligen un superclásico del mundo del western, "Temple de Acero" y ellos le imprimen un sello tan especial que demuestran una vez más que no hay ningún género en particular que se les resista. Según todos dicen, mucho más fiel a la novela de Charles Portis de la cual parte este guión adaptado nominado al Oscar, el foco hace centro en la protagonista femenina, una joven de 14 años, la fuerte e indomable Mattie Ross (interpretada por Hailee Steinfeld, también nominada al Oscar a mejor actriz de reparto). Ella sabe quién ha matado a su padre, y no parará hasta encontrarlo. No dudará ni un minuto en zanjarse su camino en un ámbito notoriamente masculino, y dará con el que dicen que es la persona indicada para ayudarla. Él es Rooster Cogburn (Jeff Bridges), un tuerto y alcoholizado policía judicial que en un primer momento le será esquivo, pero luego -pago mediante- emprenderá con el encargo de la joven Mattie. Completa el trio el policía texano interpretado por Matt Damon, La Boeuff, quien será otra figura clave en la búsqueda de Tom Chaney (Josh Brolin) el asesino del padre de Mattie. La película tiene claramente dos tiempos. Toda una primera parte donde los Coen nos van presentando los personajes y se toman el tiempo necesario para que en cada línea de diálogo, cada uno de ellos comience a perfilar su estilo propio, su personalidad claramente definida. Es así como cuando Mattie, Rooster y La Boeuff comiencen su aventura por el desierto, ya se tornaron queribles y estamos absolutamente de su lado. El ritmo cambia por completo a partir del momento en que Mattie da con Tom Chaney, el asesino de su padre y se ven cara a cara. Aparece un nuevo ritmo dentro del film, con una tensión propia del thriller más encrispado. Mientras que en la primera parte del film lo más exquisito son los diálogos y las ironías con las que se manejan los personajes, propias de las criaturas de los Coen, en la segunda parte las palabras le ceden paso a la acción. La galería de personajes que nos van presentando en la primera parte, permite el lucimiento del trío actoral protagónico: Jeff Bridges un perfecto Rooster Cogburn, un personaje que parece hecho a su medida y con el que Bridges parece sentirse comodísimo, lo que le da un plus de credibilidad que suma. La fuerza de Hailee Steinfeld para Mattie Ross es sorprendente y es, sin dudas, la gran protagonista y la que se pone el film al hombro en todo momento. Matt Damon brilla también en La Boeuf -un papel algo distinto en su carrera- y Josh Brolin presta una máscara especial para Chaney. Asi como han adaptadado a Cormac Mc. Carthy en "Sin lugar para los débiles", nos han paseado por la negrura de "El hombre que nunca estuvo" o "De paseo a la muerte", algunos fallidos pasos de comedia como "El amor cuesta caro" o "El quinteto de la muerte" o comedias inolvidables como "El gran Lebowski" o "Educando a Arizona", la sátira de "Quémese después de leerse" o la inclasficable "Fargo" sin miedo a nada, se adentran en un género completamente diferente como el western, teniendo inclusive la brillantez de hacernos olvidar por completo -para aquellos que no amamos ese género-, que se trata de uno de los superclásicos que ellos nos vuelven a contar desde su particular mirada. Sobre el final del film, la belleza visual con que está filmada la noche en pleno desierto es cautivante y como si todo esto fuese poco, "Temple de Acero" cierra con un epílogo que sitúa la historia unos años después donde los Coen se dan el lujo de regalarnos un final lleno de sentimientos. Si aún no siendo fanático del western "Temple de Acero" es arrolladora e irresistible, no quiero imaginarme lo que sentirán los fanáticos viendo en pantalla grande y filmada con todo el talento desplegado por Joel & Ethan Coen en marcha, una de las mejores historias clásicas del Lejano Oeste con una fotografía, una puesta y actuaciones de primer nivel.
El discurso entrecortado Todos los años, a esta altura -antes era un poco más tarde, a mediados de marzo-, comienza la carrera del Oscar. Dirán seguramente que es un premio netamente comercial que poco tiene que ver con lo mejor del cine de Estados Unidos y del mundo, dirán que se manejan otros intereses que la verdadera calidad cinematográfica, dirán muchas cosas... pero finalmente a los que amamos el cine, siempre la carrera del Oscar nos termina envolviendo y queremos, como a esos que les gusta el fútbol y quieren ver a su equipo goleador, que gane la película por la que se ha inclinado nuestro corazoncito. Como es típico también de esta época, siempre aparece una película pequeña que va engrosando su caudal de premios cosechados en Festivales y cualquier otra "repartija" y rápidamente, de buenas a primeras, se convierte en la gran favorita, la famosa crowd-pleaser, ésa que le gusta a todo el mundo, a la gran multitud. Y una vez instalada como uno de estos "totems sagrados" es sumamente dificil poder dar una opinión porque parece estar todo dicho. Absolutamente todo. Estas películas favoritas se erigen como perfectas, sin fisuras, todo el mundo acuerda con que son excelentes y funciona aceitadamente el "boca a boca" y hasta logra transformarse en un gran éxito comercial, una película que sin la carrera del Oscar mediante, no hubiese tenido una repercusión notable o incluso, hubiese pasado desapercibida en algun cine-arte. Sumado a todo esto, Hollywood tiene un costado adulador, donde hay ciertos condimientos de algunas latitudes que ellos secretamente admiran. Uno de ellos es el toque que le da a cada una de sus películas el cine inglés. Y si al hecho de que "El discurso del rey" sea una película de flema inglesa, le sumamos los condimentos de una historia real con situaciones de la realeza británica, no hay votante de la Academia que pueda sucumbir a sus encantos. Es así, como este año "The king's speech" ya se ha constituido en la gran favorita y en la casi segura ganadora en la carrera del Oscar 2011. Ha comenzado, al menos, con sus brillantes 12 nominaciones encabezando la tabla de las nominadas. Y aunque esto no quiera decir nada en un principio, porque ya conocemos de casos que con muchas nominaciones se han ido con las manos vacías o semivacias (siempre recuerdo el caso de "El color púrpura" de Steven Spielberg, que con 11 nominaciones no se pudo llevar ni un sólo Oscar), seguramente "El discurso del rey" de Tom Hooper no va a ser de esos casos de volverse a casa sin nada. Ya se ve el tendencioso favoritismo que envuelve a esta película dentro de la competencia cuando su director, Tom Hooper, quien sólo tiene en su haber un puñado de buena películas filmadas para televisión y el film no estrenado en la Argentina "The Damned United" - otro film basado en hechos reales sobre el fútbol inglés- ha logrado colocarse entre los cinco mejores directores del año por sobre Christopher Nolan ("El origen") o Danny Boyle ("127 horas") que más allá de sus creaciones, como directores, le han impreso a cada uno de esos films un sello personal indiscutible, una marca de fábrica que Hooper parece no tener. La fábula que cuenta "El discurso del rey" ya es una historia por todos conocida a esta altura, pero por si alguien todavía no se enteró cuál es el tema de la gran favorita, es una historia con tintes de biopic sobre algunos temas de la corona. Cuando fallece el rey Jorge V (Michael Gambon), lo debe suceder en el trono, su hijo mayor, el príncipe Eduardo VII (Guy Pearce). Pero Eduardo VII esta mucho más interesado en continuar su relación amorosa con una mujer divorciada (!) y americana (!), imperdonable para la época, y por lo tanto se ve obligado a abdicar. Es así como su hermano menor Bertie (Colin Firth) llega a quedar a cargo de la corona. Berite, asciende al trono como Jorge VI de Inglaterra y su país necesita urgentemente un líder pero su principal limitación para enardecer a las masas es que es tartamudo y tiene serios problemas en el momento de dar los discursos. Su esposa (Helena Bonham Carter) se contacta con el excéntrico Dr. Lionel Logue (Geoffrey Rush) quien con ciertas técnicas poco convencionales tratará de ayudarlo a superar su problema. La película está brillantemente actuada. Tanto Colin Firth (número puesto como ganador al Oscar al mejor actor de este año) como Geoffrey Rush dan clase de actuación y los momentos en que ambos aparecen en pantalla son duelos actorales de un nivel superior. Helena Bonham Carter acompaña (en un papel de reparto, lejos de sus últimas brillantes criaturas en los films de Tim Burton, insuperable en su reina de corazones de "Alicia en el país de las maravillas") junto con un excelente elenco secundario, donde, por supuesto, nadie desentona. Sumando a que el film sea perfecto para la competencia del Oscar, tiene un brillante diseño de vestuario y escenografía que nos transporta rápidamente a la época y es innegable que la fábula que cuenta esta historia, tiene su encanto. ¿Qué es, entonces, lo que no hace que "El discurso del rey" sea la película del año? El enfoque que la da Hooper tiene un tratamiento totalmente convencional y el guión si bien tiene diálogos brillantes entre los protagonistas, está más enfocado a agradar -una de estas "parejas" que primeramente se repelen para luego buscarse- que en adentrarse en los problemas que sufría la corona en ese momento particular de la historia. Todo está puesto de forma tal que el producto quede perfectamente redondeado, filmado con corrección y es muy agradable de ver. Pero uno espera que la película del año traiga un plus, un adicional, un "algo más" que lamentablemente "El discurso del rey" no tiene. Le falta el atrevimiento con que Aronofsky tiñe "Black Swan", la vueltas de guión que nos mantienen expectantes en "Red Social", la creatividad de los mundos paralelos que se despliegan en "El Origen", abordar un tema no tan visitado por la pantalla grande como "Mi familia" o la genialidad habitual de Pixar al servicio de una brillante "Toy Story 3". Hay mucha correccion, una historia simpática, grandes actuaciones que indudablemente la convierten en un producto de excelencia. Pero falta algo más para que sea una GRAN película.
Pueblo chico: infierno grande El año pasado, Melissa Leo (hoy nominada al Oscar como mejor actriz de reparto por "The Fighter") descollaba en "Frozen River" como una mujer que queda sola para mantener a su familiar y tiene que recurrir a trabajos espúreos para poder levantar los pagos de su casa. Un tour de force similar era lo que suponía que le sucedería a Jennifer Lawrence en "Lazos de Sangre" cuando tuviese que levantar la hipoteca que pesa sobre su casa, cuando su padre la usó para pagar parte de una fianza y salir de entre rejas. El estreno de esta semana nominado a cuatro premios Oscar (mejor película - mejor actriz - mejor actor de reparto y mejor guión adaptado) comparte con ésta el hecho de mostrar la cara de los Estados Unidos rural y pueblerino que pocos directores y guionistas quieren mostrar dentro del cine americano en general y que por lo tanto, algunos directores independientes, toman a su cargo. Con el aparato Oscar's mediante, "Lazos de Sangre" logra la distribución en la Argentina que otras películas de temática similar no logran. Mientras "Frozen River" abordaba desde un formato de thriller exasperante, donde somos testigos del momento en que una mujer común se mete en problemas para salvar a su familia y sufrimos acompañando a la protagonista en un camino tan incierto como peligroso, en "Lazos de Sangre" nos sucede algo similar. También sabemos desde un primer momento que cuando Ree Dolly (Jennifer Lawrence), una adolescente de tan sólo 17 años, se embarque en la búsqueda de la verdad de lo que pasó con su padre para tratar de defender a su familia, tambien será un camino dificil y peligroso. Pero la directora Debra Granik prefiere imprimirle un tono muchísimo más pausado y de ir develando algunas capas de la historia, ocultando en algunos personajes más que mostrando abiertamente lo que pasa. Con un tiempo muy particular -no apto para aquellos que piensan que al ser una película nominada al Oscar se mueve dentro de los cánones de Hollywood- y mostrando una heroína que si hubiese nacido en Francia seguramente hubiese dado lugar a ser retratada por los hermanos Dardenne o si fuese argentina podría ser pintada por la sordidez con la que Caetano suele manejarse con sus personajes, Ree Dolly es la que deberá salir al ruedo y salvar a su familia. Familia en la que hay una madre completamente catatónica, un tío que atrae y repele casi con la misma intensidad habiendo incluso algunos escarceos que dejan dudas (el nominado al Oscar John Hawkes) y dos hermanos menores cuya suerte depende solamente de nuestra heroína. Para llegar a la verdad, tendrá que lidiar con la "maffia" local donde como todos sabemos en un pueblo chico, el infierno es grande y los personajes que mueven los hilos de la ilegalidad son siempre los mismos. El guión muestra a los malos muy malos y a la pobre Ree sacando fuerzas de donde no tiene para llegar a que la verdad salga a la luz y salvar a su familia. Jennifer Lawrence -a quien vimos en "Camino a la Redención" junto a Kim Basinger y Charlize Theron- brinda un gran trabajo, aún cuando hay momentos en donde el sacrificio suena demasiado impostado, pero le toca llevar adelante el peso protagónico de toda la película y la dificil tarea de que el interés no decaiga, aún cuando el ritmo que impone la directora tiene tiempos lentos que debilitan la atención. Mostrando la parte más indeseable del gran país del Norte, el segundo film de la directora Debra Granik -y primero que llega a nuestro país- se toma su tiempo para presentar la historia, para mostrarnos con algunas tomas descansadas, la vida de los hermanos de Ree y la vida del pueblo en general, totalmente contratastante con lo que se esconde bajo la superficie. A su debido tiempo y cuando ella lo crea conveniente, desenmascara -pese a algunos lugares comunes y algunos apuntes un poco obvios- el submundo de los manejos ocultos en los pequeños pueblos donde el alcohol, las drogas, el sheriff y la marginalidad se manejan completamente diferentes cuando cae el sol. Justamente ahí donde aparece el lado más oscuro, Ree tendrá que meter sus narices, sin medir todos los riesgos que eso pueda traerle aparejado, pero querrá cumplir con su objetivo de reinvindicar su lugar en la familia, su rol de hermana mayor y cambiar su pequeña historia en su pequeño lugar en el mundo.
Varios personajes en busca de un guión Cada film que estrena Woody Allen es una pequeña fiesta para sus fanáticos. Y como todos saben, estamos invitados a esta fiesta, una vez por año, porque obsesivamente Woody tiene esa costumbre. Ultimamente -aunque cueste reconocerlo- esta fiesta viene cada vez más modesta y uno, irremediablemente, terminado el festejo, se queda con ganas de más. De sus últimos trabajos, "Match Point" nos había dado nuevamente la esperanza de que Woody, nuestro amado Woody, comenzara a tener un nuevo período de iluminación, pero "Conocerás al hombre de tus sueños" entra, lamentablemente, en el conjunto de comedias simpáticas sin demasiadas pretensiones como fueron en su momento "La maldición del escorpión de Jade" "Scoop" o "Anything else - Todo lo demás". Es decir, esta última película se ubica entre las más desparejas de su creación. Al menos "Vicky Cristina Barcelona" tenía actuaciones más destacadas y un paisaje hermosísimo (no hablo de Penélope Cruz, hablo de las caminatas por esas callecitas con edificios de Gaudi) ni la agudeza que ostentaba el personaje principal de "Si la cosa funciona..." a cargo del brillante Larry David, como un perfecto alter-ego del Woody más obsesivo. En el estreno de esta semana, la historia es sumamente liviana y nos va presentando a un puñado de personajes que están vinculados entre sí y que tienen como común denominador problemas diferentes problemas de pareja. Todo arranca cuando, Alfie (Anthony Hopkins), espantado por la idea de morir, abandona a Helena (Gemma Jones), que ha sido su esposa durante cuarenta años, y decide incursionar con alguna jovencita que lo haga sentir más vital. Y para sentirse más vital, nada mejor que casarse con una prostitua-todo-corazón (Lucy Punch) que lo haga sentir un completo as en la cama, mientras le jura que será toda suya... o casi, a juzgar por los coqueteos con los muchachos del gimnasio. Y por su lado, Helena, con su corazón completamente destrozado, recurre a una adivina, Cristal (Pauline Collins, la genial actriz de "Yo amo a Shirley Valentine", aquí totalmente desperdiciada) a la que sigue al pie de la letra sin darse cuenta que sus están tendenciosamente influenciados por el dinero que paga en cada sesión. También entra en escena la hija de ambos, Naomi Watts quien se encuentra en crisis de pareja con el personaje de Josh Brolin, un escritor que no logra poder superar el éxito que tuvo en un único libro y encuentra en su vecina, la chica de rojo encarnada por Freida Pinto, su nueva musa inspiradora. Y así sigue el juego de deseo, seducción, infidelidad, represión y atracción que plantea Woody sin abandonar en ningún momento un tono demasiado liviano. Hay algunas escenas un poco más ingeniosas que otras (la primera aparición de Cristal, la vidente; la supuesta muerte de uno de los amigos del grupo del escritor que da lugar a casi la única escena ingeniosa del film; la patética chatura con que pinta Allen a la prostitua, muy emparentada con la de "Poderosa Afrodita" a cargo de Mira Sorvino) pero a pesar de uno espera que suceda, no logra levantar vuelo. Allen ya había diseccionado genialmente las relaciones de pareja en "Maridos y Esposas" uno de sus mejores films, con un dreamcast del que formaban parte Judy Davis, Sydney Pollack, Mia Farrow, Liam Neeson y Juliette Lewis. Y entonces, "Conocerás al hombre de tus sueños" no logra ser más que un refrito de alguna de esas ideas con un pequeño toque posmoderno, revisitando alguno de los temas que lo han obsesionado a lo largo y a lo ancho de su filmografía, quedando como una copia desmejorada de sí mismo. Asombra además, y negativamente, la ligereza con la que Woody abandona a ciertos personajes casi al libre albedrío sin que el guión puedas darle un curso dentro de la historia. Podría, en algún momento, parecer que los libera a un final abierto para que cada uno de nosotros le inventemos una historia que cierre el circulo de engaños, infidelidades, pasiones y amores contrariados de la manera que a uno más le guste. Podrán tildarme de estructurado o algo así, pero para mí final abierto es otra cosa. Acá faltó pulir mucho un guión que no termina para nada de convencer y que nos hace seguir deseando que el próximo opus del gran Woody vuelva a su mejor nivel.
El amor en los tiempos de píldoras El director Edward Zwick ha dirigido películas épicas/históricas como "El último samurai" con Tom Cruise, "Tiempos de Gloria" con Matthew Broderick y Denzel Washington y el drama épico mezclado con romance como en "Leyendas de pasión" con Brad Pitt y Anthony Hopkins y útimamente "Diamante de Sangre" con Leonardo Di Caprio. En el caso de "De amor y otras adicciones" seguramente ha tratado de rescatar todo su en series televisivas como "Family" "Treintaypico" y la multipremiada "Once and Again" o "Te acuerdas de anoche?" con Rob Lowe y Demi Moore. Y por lo que se puede ver, Edward Zwick se puede manejar en cualquier terreno con total comodidad, logrando siempre resultados, por lo menos, aceptables. En este caso, en la comedia romántica "De amor y otras adicciones" nos cuenta como Jamie (Jake Gyllenhaal), un joven vendedor que tiene como talento incorporado su irresistible encanto con el sexo opuesto, al perder un trabajo vendiendo electrodomésticos, pone a funcionar todos sus encantos y sus habilidades en el complicado mundo de los visitadores médicos. Apenas inicia carrera en este nuevo oficio, Maggie (Anne Hathaway) una joven emprendedora e independiente que padece Parkinson, se cruza en su camino. Y bueno, obviamente, el flechazo será instantáneo. Basada en un best seller que cuenta la historia real de Jamie Reidy, un vendedor de la empresa farmaceútica que puso a la venta la Viagra y que sacaba a la luz algunas de las prácticas actuales de la diferentes compañías farmacéuticas y su manera de captar mercado, el fim de Zwick no hace ningún tipo de hincapié en lo testimonial. A pesar de que abre algunas líneas sobre la industria farmacéutica y la relación con los médicos y trata algunos apuntes sobre las enfermedades y disfuncionalidades propias de los '90, finalmente elige limitarse a contar la historia de amor de Jamie y Maggie con todas sus idas y vueltas, sus miedos, sus contradicciones, sus intentos de acercamiento a pesar de las dificultades y su intensa pasión. Es una pena que el guión trate de abarcar muchos temas sin llegar a profundizar ninguno más que la relación entre los protagonistas y también es una lástima que algunos roles secundarios no queden bien delineados a lo largo de la trama (un desperdicio que dos actores como George Segal y Jill Clayburgh aparezcan solamente una una pequeña escena al principio de la película y que no se les haya podido dar continuidad). Pero el fuerte es indudablemente es la química que establece en pantalla la pareja protagónica. Anne Hathaway sorprende en un rol muy sexy, jugado y apasionado al que no nos tiene para nada acostumbrados (arrancó con "El diario de una princesa" luego la vimos en "El diablo viste a la moda" "Alicia en el país de las maravillas" como la Reina Blanca, fue Jane Austen en "Becoming Jane" y en los dramas "Secreto en la montaña" y por el cual ha sido nominada al Oscar: "Rachel's wedding"). Demuestra una vez más que es tiene un rostro perfecto para la comedia y que también puede animarse al drama lo que la constituye en una de las herederas del trono que van dejaron Julia Roberts, Meg Ryan o antes aún Diane Keaton quienes ya funcionan en otros papeles que el de la heroína romántica. Su presencia es luminosa y transmite perfectamente todos los tonos de su personaje aún en los momentos donde el tono de comedia gira repentinamente para el drama. A su lado, Jake Gylenhaal también acierta en su composición de este seductor compulsivo que cae rendido ante Maggie, quien le va permitir que viva experiencias que jamás había sentido con sus otras conquistas. Una comedia simpática, bien hecha, con una historia interesante que contar con algunos apuntes más comprometidos tratando de abordar algunos temas poco comunes en la comedia americana (como el de la industria farmacéutica o el mal de Parkinson con casos en gente jóven) es un producto digno que cumple con el cometido entretener y contarnos una historia de amor.