Un cuento de terror a la antigua “La bruja” llegó a las pantallas bahienses con su carga de suspenso creado como en los viejos tiempos. Se trata del debut cinematográfico de Robert Eggers y fue aplaudido en el Sundance. La historia de La bruja se sitúa en la Nueva Inglaterra de 1630. Colonos ingleses y cristianos luchan por sobrevivir en aldeas cerradas, rigiendo la convivencia a través de duras leyes basadas en la religión y la superchería combinadas. Todavía no se realizaban las masivas cacerías de brujas que luego serían quemadas en la hoguera, y pasarían al menos 60 años para la realización de los juicios de Salem que tanta literatura y títulos cinematográficos inspiraron. Sí, aparecían y en el desarrollo de esta narración se destaca, el germen de lo que décadas más tarde sucedería. La situación humilde no es sinónimo de ignorancia en todos los casos y es por esto que un padre de familia se atreve a enfrentar al tribunal de clérigos del poblado, y al repudio responde con la autoexclusión con su esposa y cinco hijos. En cercanías de un bosque y un arroyo, la familia inicia una nueva vida que resulta feliz, hasta que el bebé Samuel desaparece frente a la mirada de Thomasin, su hermana mayor, sin explicación lógica alguna. Tampoco la hay para la pudrición de la cosecha, la repentina agresividad de los animales de la granja y una serie de nuevos sucesos extraños que cada quien irá atribuyendo a distintas formas de manifestación del mal. La narración lineal, trabajada por el director Robert Eggers en un ambiente sencillo enfatizado por la luz natural y el sonido (se trate de música o ambiente), le da a este relato un carácter tan acertivo como el de los cuentos de terror narrados al pie de una chimenea en una tormentosa noche de invierno. Con elementos casi artesanales, este debutante tras la cámara mantiene en alerta al espectador, con sobresaltos que devienen de una construcción casi teatral, donde la sugestión de la platea completa el juego. El filme se realizó con un presupuesto bajo y tiene en sus filas a la entonces debutante Anya Taylor-Joy, en el papel de Thomasin, y a los experimentados Ralph Ineson (visto en tres Harry Potter, y en las series Game of Thrones y The Office), y Kate Dickie (Lysa Arryn en Game of thrones) en los roles de padres. Estos son los adultos. Los niños Harvey Scrimshaw (Caleb), Ellie Grainger (Mercy) y Lucas Dawson (Jonas) también son de temer.
Demasiado largo el metraje de Batman vs Superman. Mucha la información especial que contiene uno de los tanques más esperados de 2016. Todo aquello que los fanáticos aguardaron y no esperaban que podía caber en este filme, está. Y dentro del relato. Esta vez no hay escena post crédito y con todo lo que se ofrece durante las dos horas y media de sesión se pueden dar por satisfechos hasta la próxima que, se sabe, vendrá con amigos de La Liga de la Justicia incluidos. El Bruce Wayne-Batman de esta cinta es similar al del especial “Dark Knight” de DC. A sus 46, sabe por Batman y por viejo; suple la agilidad de la juventud con fuerza a base de brutos entrenamientos y el conocimiento que ganó de tanto combatir “alienígenas locos vestidos de payasos” en su originaria Gotham. Ahora, en Metrópolis, se topa con uno nuevo: Superman, el hombre que llegó de Kriptón, que fue criado por granjeros en Kentucky, que salva a la periodista Lois Lane de todo acecho en cualquier rincón de la Tierra, y al resto de la humanidad -–la norteamericana al menos--, pero a su modo y dejando daños colaterales a su paso. De allí que esté siendo cuestionado por funcionarios y ciudadanos; y de allí, el enfrentamiento del título que abunda en escenas de lucha cuerpo a cuerpo y con una bestialidad que obedece a los modos más actuales del cómic. La pregunta del millón: ¿compone, Ben Affleck, a un buen Wayne/Batman? Sí. No hay duda que se han tomado muy en serio la construcción del personaje. En cuanto a la película, pudo haber sido mejor si se hubiera procurado abarcar menos. Luego se discutirá qué sobró, qué faltó y quedar a la espera de otra oportunidad.
El guerrero, en busca de su identidad En 2008, Kung Fu Panda, de DreamWorks y Dreamworks Oriental, se presentó como una oferta innovadora en el mercado de películas de animación para toda la familia, y la idea resultó en un gran éxito de taquilla. En 2011, la secuela profundizó en la historia del Panda Po, elegido por el sabio maestro Oogay como el Guerrero Dragón destinado a liderar a los animales del kung fu para salvar al mundo de los villanos, pero aturdió con su despliegue de artes marciales. La actual y tercera, continúa la historia mientras recupera y mantiene el carisma original, equilibrando su propuesta para todo tipo de público, conocedor o no de l a cultura oriental. Entre el prólogo y algunos apuntes entre las líneas del guión, se resume el rol de Po en el equipo de guerreros destinado a liderar, y se da comienzo a una nueva aventura, con un villano que se las trae y nada fácil de enfrentar. Po debe encontrar su Chi -la fuerza positiva- para cumplir su misión, aunque por algún motivo, no lo logra. Todo queda más claro cuando aparece Li, su verdadero padre, quien lo conduce a la tierra ancestral de los Pandas, sabios guerreros que hace 500 años supieron mantener la paz. El desafío de Po, ahora, es reconocerse a sí mismo y hacer que los aldeanos recuperen su condición de herederos de una estirpe capaz de devorar a sus enemigos tan rápidamente como una fuente de bollos.
No son el “Tenso” ni la “Tana”, pero igual divierten La combinación de un guión de Pablo Solarz actuado por Valeria Bertuccelli y Adrián Suar con dirección de Juan Taratuto dio por resultado un gran éxito nacional como fue Un novio para mi mujer. Sucedió hace ocho años, al cabo de los cuales, el cuarteto redobla la apuesta con Me casé con un boludo. El título reproduce la expresión desesperada de una joven actriz que se ve arrastrada al matrimonio por la estrella que secunda en una cinta independiente. Apenas superada la luna de miel, Florencia Córmik confirma lo que su intuición le alertaba: Fabián Brando, actor desde los 6 años, es a sus 44 un bobo egocéntrico y banal, que mantiene su buen pasar a base de la exposición mediática y relatos poco comprobables de su contacto con “enormes” del espectáculo internacional. Suar, productor inteligente si los hay en el medio argento, sabe hacerse en cada comedia de parejas femeninas carismáticas y permite que ellas luzcan su talento, mientras él se pliega con una habilidad natural para hacer reír, a su modo, a una platea que ya lo adoptó. Claro que si existe una falla en este filme, es el de haberse confiado en demasía en la mentada “química” y dejar al azar o al hacer de otros un resultado menos sólido que el de la recordada Un novio para mi mujer. Sería de perogrullo mencionar “la excelente actuación” de Norman Briski, aunque la verdad obliga a señalar que los años de intérprete y maestro de intérpretes se notan en una presencia que, además de hacer su buena parte, aglutina allí donde alguna desconexión atenta con desbarrancar la escena. Gerardo Romano hace el personaje prepotente que tan bien le sienta y aquí funciona como el --en principio-- tercero en discordia. Y también ofrece la oportunidad de que el espectador juegue a un “Dónde está Wally (versión pantalla)” con los cameos de parejas, amigos y empleados televisivos y cinematográficos, incluido personal técnico. Hay muchos para prestar atención. Queda claro que Me casé… no es la película que Bertucelli y Suar filmaron hace ocho años. Tampoco sería bueno que lo fuera. De allí que vale “tirar un centro”, olvidando al “Tenso” Poslky y la "Tana” Ferro para divertirse con Florencia y Fabián. Bertucelli, Suar y los suyos así lo hicieron.
De terror y para poco exigentes #Exorcismo” es la clásica película para adolescentes que utiliza más sensacionalismo que contenido. El contexto en que se produce la historia es simple excusa. El asunto, en lo que a #Exorcismo atañe, resulta el mismo de innumerables películas de terror destinado a público adolescente: ofrecer un entretenimiento banal, con base en juegos peligrosos que involucran a espíritus, en medio de una fiesta con mucho sexo y drogas involucrados que termina desbarrancando. Puro sensacionalismo, este producto del germano-estadounidense Markus Nispel, se aproxima mucho más a un trabajo realizado para la vieja televisión que para el cine actual. El director que tiene en su haber productos variables e igualmente fallidos como Conan el Bárbaro (2011), Viernes 13 (2009), El guía del desfiladero (2007) o La Masacre de Texas (2003), entre unos pocos títulos, comienza narrando un relato de cierto interés, en el edificio de un antiguo hospital psiquiátrico para jóvenes que la iglesia quiere rescatar para convertir en un espacio de acción social. El conflicto aparece cuando los seis más descarriados del pueblo deciden hacer una fiesta multitudinaria que concluyen con un juego de invocación a espíritus que termina mal. Hasta allí, nada es demasiado prometedor pero se sostiene. Pero a continuación, la disparidad narrativa, situaciones repentinas e inverosímiles y una necesidad de impactar a fuerza de imágenes que ya no asustan y volúmenes que molestan por sobre lo que enfatizan tornan la visión de este espectáculo escasamente soportable para un público que busque novedad a cambio del ticket pagado. Sugerencia al tanto: salvo que quien pague sea un adicto al terror sin mayores exigencias, vale chequear otras opciones en cartelera.
La rebeldía juvenil sigue siendo la fórmula Llegó la tercera entrega de la serie Divergente, dividida en dos partes, con caras nuevas y mucha acción. Divergente siguió a Beatrice Prior, una chica de 16 años, que vive en una sociedad postapocalíptica que reparte a sus miembros en cinco facciones que luchan contra los males que los llevaron a la guerra. En Insurgente, "Tris" Prior procuraba resguardar a sus afectos de los peligros mientras atravesaba conflictos personales sobre la pena y el perdón, la identidad y la lealtad, la política y el amor. En Leal, Tris debe tomar decisiones que involucran una vida futura, más allá de los límites de Chicago y su sentido de lealtad. Se explica que para mejor desarrollo de la historia, nos la ofrecen en dos partes, como ya sucedió con los finales de otras series literarias llevadas a pantalla, Y habrá que esperar a la próxima --Ascendente, en 2017-- para evaluar el resultado. Por ahora tenemos a una heroína que luce más adulta y sexy en pantalla, rodeada prácticamente del mismo gran elenco que la secundó, con presencias como la de Naomi Watts como líder de los Sin Facción, y Jeff Daniels como el dirigente más allá del muro. Mucha acción, mucha más construcción de escenarios y artefactos por computadora. Mucho ruido pero no tantas nueces es lo que encontramos al cabo de las poco menos de dos horas de relato sin créditos. ¿Si la sensación es real o se debe a la sobreabundancia de estímulos y similitud temática de esta saga con Los Juegos del Hambre? Quizás lo sepamos tomando a cada serie individualmente. Hay que tener en claro que con Leal se busca lo que luce: acción, rebeldía juvenil con ansias de cambiar un mundo injusto y --cuidado con esto-- gente de armas tomar para lograrlo.
“Deadpool”, la hora del antihéroe Es de los personajes más jóvenes de Marvel. Llega a los cines locales mañana. Promete show. No es un superhéroe en sentido estricto; tampoco uno de los personajes más queridos de Marvel Cómics, pero sí uno de los más populares de los 20 años. Son esos -en gran mayoría fanáticos de las historietas- quienes esperan ansiosos y ofician de efecto multiplicador de expectativa frente al estreno mundial de Deadpool, la adaptación a la gran pantalla del personaje creado por el dibujante Rob Liefeld y el guionista argentino Fabián Nicieza, una empresa que corrió a cargo del director debutante Tim Miller, a quien ya se encargó los efectos especiales de Scott Pilgrim contra el mundo, otra adaptación comiquera. Deadpool es protagonizada y fervientemente promocionada en medio planeta por Ryan Reynolds. El actor que vistió el traje de superhéroe en la versión cinematográfica de Linterna verde (2013), y que hizo su aparición en X-Men orígenes: Wolverine (2009), se vuelve a poner en los zapatos de Wade Winston Wilson durante la hora y 47 minutos del rodaje que estrena mañana en el mundo, y recién el viernes de la próxima semana en los Estados Unidos. El hombre que tuvo infancia difícil, que se unió al ejército, que ejerció como mercenario y agente de las Fuerzas Especiales; que enterado de una enfermedad terminal decidió someterse al Arma X a riesgo de renacer como un superhéroe indestructible. Para conocerlo mejor... Deadpool es uno de los personajes más populares de Marvel en las últimas dos décadas, aunque relativamente nuevo respecto de otros personajes, dado que nació en 1991. Está inspirado en Deathstroke -de DC Cómics-, el enemigo de los Titanes y de Batman. Su nombre real, Wade Wilson, está inspirado en Slade Wilson, alter ego de Deathstroke. Hizo su primera aparición en el comic The New Mutant, y su primer cómic propio fue The Circle Chase. Algunos atribuyen a Deadpool la nacionalidad canadiense, igual que a Wolverine. A diferencia de ese personaje, Wade no nació siendo mutante sino que sufrió su transformación a partir del experimento Arma X, al que se sometió voluntariamente como última chance de vencer su cáncer. El poder de regeneración obtenido en el laboratorio lo convierte en virtualmente inmortal, pudiendo recuperarse de la mutilación de brazos y piernas ¡y hasta de la decapitación! De allí, que su fisonomía luzca llena de cicatrices. Es, incluso, muy superior al de Wolverine y al de Hulk, De hecho, hay un cómic donde Deadpool mata a todos los héroes de Marvel, incluido el gran Hulk. También es inmune a las lecturas mentales del Profesor X de X-Men. A propósito de ese filme, en X-Men orígenes: Wolverine, aparece sin boca, mientras que en los cómics habla tanto que se ligó el mote de “bocón”. En el filme, su disfunción se debe a que durante la intervención de Arma X le cosieron los labios para que fuera “el soldado perfecto”. En el universo de Marvel existen distintas versiones de Deadpool. En una, Venom y Deadpool se unen para formar Venompool. En otro, Gambito -uno de los X-Men-, le pagó a Deadpool para evitar una pelea, porque la sola idea le parecía un suicidio. Al viajar por distintos universos, suele encontrarse con otras versiones de sí mismo: un perro Deadpool, una cabeza Deadpool, una chica Deadpool y un chico Deadpool lo han sorprendido. Un rasgo característico de Deadpool es la ruptura de la cuarta pared. Tanto en los comics como en los filmes, interactúa con sus espectadores. Hip hop y frijoles Es fanático de las chimichangas, unos burritos mexicanos que él come con guacamole, salsa y muchos frijoles. La canción que se escucha en el trailer del filme es Shoop, de Salt in Peta, uno de los primeros grupos de hip-hop, constituido por tres mujeres. Fue un hit que vendió 5 millones de copias. Hay referencia al Hombre Araña cuando en pantalla aparece la frase "un gran poder conlleva una gran irresponsabilidad". Es una libertad que la 20thCentury Fox se tomó, dado que no tiene los derechos del arácnido. Otras referencias: en el trailer se puede ver un cartel indicador señalando las vías Nicieza Street y Fabián Road, en honor al argentino que le construyó un universo. Rob Liefeld tiene un cameo. Comadreja y Ciega Alt hacen aparecen en la película. Uno es su amigo incondicional; la otra, una mujer tan cínica como él y la única con autoridad para hacerle frente.
Para reírse, de lo mejor Parodia del mundo de la moda y autoparodia de las estrellas, tiene diversión. Consejo: no intelectualizar. Ben Stiller tardó quince años en retomar el título de Zoolander y darle una nueva oportunidad, pero la espera valió la pena. La película que dirige, coescribe, coprotagoniza y coproduce llega en su segunda entrega en ese punto en que logró el aliento del público, de la crítica y del entorno que se presta a participar de esta parodia del mundo de la moda y autoparodia de celebrities varias y el universo del espectáculo. De allí que la lista de diseñadores de primera línea, cantantes y actores cotizados dispuestos a participar aunque sea con un bolo resulte, por su extensión, imposible de citar en estos párrafos. Vale señalar para el caso que la historia comienza con Justin Bieber actuando su propia muerte en la puerta de la casa de Sting en Roma; que Anna Wintour, Valentino, Mark Jacobs, Vera y Alexander Wang y Tommy Hilfiger participan con mayor o menor permanencia en pantalla. Si de parodias se trata, nada mejor puede ocurrir que los actores se diviertan, y queda claro frente a este espectáculo que el grupo convocado por Stiller disfrutó a mares de "desnudar" la imagen que el marketing les provee para reírse de sí mismos con el público. ¿El resultado? Una hora y media de bromas constantes que se agradecen, si lo que se busca al entrar a la sala es olvidarse de que el mundo exterior existe; y si no hay en el observador una pretensión de intelectualizar absolutamente todo lo que se le presenta en pantalla. La historia cuenta que pasaron 10 años desde que Derek Zoolander inaugurasesu Centro para niños que no saben leer chachi, y la tragedia arruinara la fiesta. Desde entonces, Derek y su rival de pasarela Hansel no volvieron a verse y se alejaron del mundo conocido.Pero e un criminal que quiere matar a las personas más lindas del mundo lleva a que ambos sean llamados a colaborar en el esclarecimiento del caso.
Con algo de “Creed”, pero animada “Un gallo con muchos huevos” es una sencilla comedia mexicana situada en el mundo pugilístico. Por apenas una semana y en coincidencia con el estreno de Creed, la spin off de Rocky, llegó a las pantallas de Bahía Blanca Un gallo con muchos huevos, una comedia y aventura animada mexicana que ya se está despidiendo, dentro de una grilla que se puebla de títulos candidateados a los próximos premios Oscar. Como si se tratara de un homenaje a la saga iniciada en los años '70 por Silvester Stallone, este cuento apto para todo público pero recomendable para los más chicos de la familia, se sitúa en el mundo del boxeo, entre las esperanzas de los nobles y las especulaciones de quienes manejan el bajomundo de los negocios deportivos, por supuesto, todo llevado a un plano un poco más simple que el de la saga dramática. Con una animación sencilla pero bien lograda, la historia es la de Toto, quien ya rompió el huevo y es un joven gallo que lejos de aspirar al puesto de cantor tempranero, pretende convertirse en un gran gallo de pelea en el palenque del pueblo. Y las circunstancias se dan para que termine enfrentándose ni más ni menos que con el campeón de campeones, el temido gallo Bankivoide. El temas es que es algo escuálido y torpe. Pero como no está solo, sus amigos se ocupan de buscarle un entrenador, leyenda del palenque, que pueda ayudar a su amigo. Nada es sencillo en el mundo pugilístico y hay varias trabas a sortear. Esta cinta es secuela de Una película de huevos (2006) y Otra película de huevos y un pollo (2009).
Un modo inteligente de recuperar al viejo Rocky “Creed”, la spin off escrita y dirigida por Ryan Coger, recoge lo esencial de la saga creada por Silvester Stallone. Creed, llega 40 años después del primer filme de Rocky, ahora con guión y dirección de Ryan Coogler; recoge lo medular de la saga, y le devuelve a la serie de creada por Silvester Stallone al nivel que merecía según sus primeros capítulos, recuperando para la trama la capacidad dramática que el actor mostró en los comienzos. El director y guionista Ryan Coger le da continuidad poniendo en primer plano a Adonis Johnson (Michael B. Jordan), el hijo no reconocido de Apollo Creed -el gran rival de Rocky-, y a quien no llegó a conocer porque el campeón falleció en combate con el ruso Iván Drago (Rocky IV). La sangre de guerrero lleva a Adonis por el mismo camino de su padre, y para lograr su objetivo de convertirse en un campeón con nombre propio, recurre a Balboa, alejado hace demasiado tiempo del ambiente boxístico. Pero Adonis lo convence y, juntos, reinician su historia con el cuadrilátero. Con el cierre de capítulos –cómo concluyó el combate a puertas cerradas entre Rocky y Apollo en Rocky III, por mencionar el más trillado- el relato le aportó mayor cohesión a la historia conjunta; profundizó el mito con un entorno que apela a la nostalgia de cinéfilos conocedores de la saga, y lo elevó con una puesta en escena del show pugilístico digna de las espectaculares trasnoches de los sábados en Combate Space. La jugada del director -y su coautor, Aaron Covington- valió el Globo de Oro, el Premio de la Crítica Cinematográfica y nominación a los Oscar para Stallone, entre otros lauros de la temporada, y un inteligente pase de seducción hacia el espectador. La historia de vida de Balboa La primera Rocky fue escrita y protagonizada en 1976 por Sylvester Stallone y dirigida por John G. Avildsen. Contaba la búsqueda del sueño americano por parte de Rocky Balboa, un trabajador común de Filadelfia. Con talento para el boxeo, tuvo su oportunidad de combatir por el título de los pesos pesados contra el campeón mundial Apollo Creed (Carl Weathers). Rocky ganó tres premios Oscar: película, actor y guión original; lanzó a Stallone al estrellato y dio lugar a cinco secuelas, todas escritas y dirigidas por el protagonista.