El show debe continuar. El boxeo, al igual que todos los deportes, es un negocio y un espectáculo. Ambas características son parte de la misma lógica que es la de ganar dinero a partir de una demostración de destreza y habilidad física. El documental de Juan Pablo Cadaveira sigue los pasos deportivos de Sergio “Maravilla” Martínez, un boxeador argentino que gracias a una gigantesca campaña de prensa y difusión pasó de ser un desconocido por el público local a una importante figura pública y estandarte del deporte argentino. En el 2010 Martínez se convierte en campeón mundial del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) y de la Organización Mundial de Boxeo (OMB) en la categoría de peso mediano. Debido a un desacuerdo confuso, que dejó muchas dudas sobre la buena voluntad de los dirigentes de la CMB de origen mexicano y las cadenas televisivas estadounidenses, el boxeador argentino no luchó para retener el título de campeón de la categoría (en su lugar debió pelear por el de “campeón emérito”), que terminó en manos del hijo del célebre ex campeón mexicano, Julio César Chávez, tras ganarle al boxeador que debía pelear con Maravilla según la CMB. A pesar de ser considerado como uno de los mejores boxeadores del mundo y el número uno de su categoría, el representante de Chávez no consideraba que una pelea con Martínez fuera un gran acontecimiento para las cadenas de televisión. Para lograr negociar la pelea los representantes de Martínez decidieron comenzar una campaña publicitaria para convertirlo en un ícono del boxeo. El objetivo era vender la imagen de un compatriota de origen humilde, de carácter canchero, inteligente, vivaz y enérgico, que entrenaba todos los días para ser campeón, traicionado por una organización mafiosa mexicana con la complicidad de las cadenas de televisión norteamericanas, y de paso denunciar el turbio mundo del boxeo norteamericano basado en la búsqueda de ganancias extraordinarias y carente de honor. El operativo publicitario fue un éxito y Martínez y su entorno obtuvieron lo que querían. Tras ganarle a Chávez de forma contundente, el mexicano solicitó una revancha que está pactada para junio de 2014. Maravilla, la Película recorre la vida de Martínez, sus orígenes humildes, su formación deportiva con su tío, su entorno, sus dolencias y lesiones, su familia, resaltando su tenacidad y fuerza de voluntad para atravesar períodos de incertidumbre sobre su carrera, especialmente tras emigrar a España debido a la crisis que causó la renuncia del presidente Fernando de la Rúa en el año 2001. Con una gran reconstrucción de su carrera a través de entrevistas a grandes figuras del boxeo, a periodistas, familiares, representantes del entorno, la película funciona como un engranaje más de esta eficaz operación mediática para vender la imagen de Maravilla Martínez como un símbolo de nuestros valores y nuestra capacidad para convertir la adversidad en una fortaleza. Ahora sólo le queda a Sergio Martínez, el hombre detrás de la película, demostrar que está a la altura del espectáculo y sacar el máximo provecho de esto para grabar su nombre en la historia del boxeo argentino y mundial.
Guerras intempestivas. En un futuro desolador, una guerra atroz entre humanos y mutantes ha llevado a estos últimos al borde de la extinción debido a la labor de los centinelas, unos robots genéticamente modificados cuya misión es cazarlos y asesinarlos. Esta situación es el punto de partida para X-Men: Días del Futuro Pasado, una nueva película sobre la saga de los mutantes que reúne a los personajes sobrevivientes de la primera trilogía iniciada en el año 2000 y a los de la primera generación que comenzó en el 2011. En esta oportunidad, Magneto (Ian McKellen) y Charles Xavier (Patrick Stewart) se han unido para buscar a Kitty Pryde (Ellen Page), una mutante que puede transportar la conciencia de las personas hacía el pasado. La idea de los mutantes es llevar a Wolverine (Hugh Jackman) a los años setenta e impedir que Mystique (Jennifer Lawrence) asesine en 1973, durante la conferencia de paz por la finalización del conflicto bélico de Vietnam en París, a Bolivar Trask (Peter Dinklage), un empresario y científico de la industria armamentista norteamericana que ha centrado sus investigaciones en los poderes y la estructura genética de los mutantes con el fin de neutralizarlos. La misión de Wolverine es ardua ya que debe convencer a Xavier (James McAvoy) y Erik Lehnsherr/ Magneto (Michael Fassbender) de unirse nuevamente a pesar de sus diferencias para impedir conjuntamente que Raven/ Mystique realice su primer asesinato, el cual conducirá a la aprobación del proyecto de los centinelas y a su captura. Este acontecimiento será el detonante de la guerra e impedirlo es la única posibilidad de supervivencia para los hostigados mutantes. Con extraordinarios efectos especiales, un guión muy ágil pero por momentos poco ingenioso y un elenco envidiable para cualquier producción, el film propone nuevamente la posibilidad de los seres humanos (y mutantes) de cambiar, poniendo el énfasis en el libre albedrio basado en la educación, la construcción de una identidad y la guía psíquica sobre las causas y consecuencias de las acciones personales. X-Men: Días del Futuro Pasado postura la necesidad de luchar por los proyectos personales y no dejarse vencer por la adversidad para conquistar la libertad individual y construir una identidad soberana. La última película de Bryan Singer continúa con la misma visión de sus antecesoras planteando un nuevo comienzo que sirva para reflexionar sobre la importancia de las acciones individuales y el precio de enfrentar a los demonios personales. Las guerras intempestivas características de este tipo de films fantásticos, cuya atracción es la misma idea repetida al infinito, nunca terminan y recrean la amenaza del ocaso, la destrucción y la salvación en un eterno retorno que no se condice con el imaginario lineal que los protagonistas postulan en su discurso. El devenir de lo fantástico todavía tiene mucho potencial, solo necesita desembarazarse de la industria cultural y sus vetustos y conservadores valores.
Recitando en la oscuridad. La vida de Wadjda (Waad Mohammed), una jovencita alegre en Arabia Saudita con inclinaciones occidentales, no sigue los mandatos de la moral musulmana al pie de la letra. Criada por una madre que debe trabajar como maestra en una escuela muy lejos de la casa y un padre ausente de una familia tradicional, la niña que se va convirtiendo en adulta (según los cánones árabes) comienza a sufrir las férreas reglas sociales que la religión musulmana le impone a la mujer. El padre se encuentra en una encrucijada. La madre de Wadjda no puede tener más hijos pero la familia paterna y el honor le exigen un heredero masculino para continuar con el apellido, el linaje y la tradición. Mientras la madre intenta mantener su matrimonio seduciendo a su idolatrado e idealizado marido, el padre de la niña se ausenta por semanas para volver cada tanto y pasar muy poco tiempo con Wadjda y su madre. En el colegio, la situación es aún peor. Wadjda raramente usa el velo islámico mientras va por la calle despreocupada en una ciudad cuyos gobernantes se interesan más por los grandes hoteles y los exuberantes shoppings que por la pavimentación, la iluminación y el bienestar de sus ciudadanos. En este contexto a las niñas se les enseña a sentir vergüenza de ser mujeres, a vivir de forma recatada según los antiguos mandatos de El Corán y se las castiga públicamente por su transgresión pecaminosa. Obsesionada con tener una bicicleta para jugar con su vecino, Abdullah, Wadjda intenta por diferentes caminos conseguir la suma que le permita adquirirla y la oportunidad se le presenta en un concurso sobre conocimiento general y recitación de El Corán de la escuela. La película expone los abusos psicológicos a los que las mujeres musulmanas son sometidas desde pequeñas para construir un retrato sobre una situación en permanente tensión en el mundo islámico. La obra es una crítica sobre la condición femenina en la sociedad árabe actual que retrata la situación de desigualdad que va exactamente en el camino opuesto al de occidente y es una de las causas más importantes de la falta de democracia en la región. La diferencia entre el occidente agnóstico, protestante cristiano, lugar del surgimiento y consolidación de los movimientos feministas que lograron instaurar el voto femenino, la igualdad de derechos, obligaciones y salarios, y el oriente árabe es cada vez más pronunciada a los ojos occidentales y decanta en circunstancias cada vez más ignominiosas. La pretendida costumbre o tradición es solo una justificación perversa de una dominación masculina que representa el temor de los hombres musulmanes a perder su estatuto despótico y autoritario. La calidad estética, la claridad ideológica, las actuaciones extraordinarias, la calidez de los personajes y la valentía de Wadjda la convierten en un manifiesto contra la injusticia que realza la vitalidad e inocencia de la niñez para enfrentar un sistema que no debe ser aceptado ni tolerado en ninguna parte del mundo.
El odio conyugal. La intimidad de los seres humanos es algo inhóspito, insondable, inabordable, ya que implica la personalidad, el inconsciente y la complicidad de sujetos que intentan construir su personalidad en una sociedad para diferenciarse a través de una identidad. Lucía (Celeste Cid) y Manuel (Leonardo Sbaraglia) son dos profesionales pequeño burgueses de clase media alta que después de vender su departamento emprenden un proyecto común: la reconstrucción de una casa derruida en los suburbios para ellos y su pequeño hijo. Sin una casa propia habitable para vivir, la familia se instala en la casa de la madre de Laura, pero el trabajo, los roces y una herida existencial de clase muy profunda -que los comienza a separar- lleva a Manuel a pasar varias noches en la casa de sus padres y alejarse cada vez más de su esposa. Mientras Lucía, una arquitecta con varios proyectos independientes, pone todo su empeño en reconstruir la casa que parece venirse abajo, Manuel, su marido abogado, se ausenta física y emocionalmente agobiado por las demandas de una familia que parece estar a punto de desmoronarse. Aire Libre, el film de Anahí Berneri, es un drama costumbrista sobre los problemas conyugales de los nuevos profesionales. Sumidos en la vorágine de la ciudad, sin tiempo para sus hijos ni para la pareja, depositando frustraciones en el otro cercano, incapaces de escapar de un llamado a la comodidad de una adolescencia eterna, necios para el amor y faltos de voluntad para asumir las responsabilidades de la paternidad. En este clima de tensión permanente, Lucía y Manuel descuidan a su hijo, que para ellos es una carga, y el niño, carente de figuras paternas sobre las cuales construir una personalidad capaz de afrontar el futuro, se dirige hacia el abismo mientras los padres exponen despreocupadamente sus miserias cotidianas y pelean por el vicio de la riña en sí misma.
Monstruos del pasado. Desde antaño las leyendas sobre los monstruos marinos han atormentado a la humanidad. En el imaginario social de los navegantes siempre estuvo presente el peligro de los engendros marinos que habitan en el fondo de un océano que aún hoy permanece inexplorado. Esta obsesión desproporcionada llegó al cine de la mano de Ishiro Honda en 1954 con el film de ciencia ficción Gojira, el dinosaurio que aplastó Tokio como una alegoría legendaria de las amenazas del pasado y del presente que se ciernen sobre la humanidad. Así nació el mito japonés de Godzilla, el primer monstruo de la cultura pop del sol naciente. Con una gravedad extrema en el tratamiento del guión para contrastar con los toques de comedia de la versión anterior de Roland Emmerich de 1998, pero con un respeto por la atmósfera épica, Gareth Edwards dirigió esta nueva encarnación de Godzilla, en la que el género humano se enfrenta a una amenaza que pone en peligro la supremacía del hombre sobre la Tierra. Un equipo científico que busca a un animal mitológico en las paradisiacas costas del pacífico encuentra una especie de incubación que causa unos sismos anormales en una provincia japonesa. Joe Brody (Bryan Cranston), un ingeniero nuclear obnubilado por su trabajo y responsable de la planta nuclear, descubre que estas lecturas sísmicas tienen un patrón, y por lo tanto, no pueden ser de origen natural.
Policías de Neón. En la Argentina de los años ochenta, el vaciamiento de las empresas públicas causó una crisis política y económica que tenía como fin empujar a los ciudadanos a solicitar o aceptar pasivamente la necesidad de la privatización para sanearlas. Una de las consecuencias de esta crisis fue la organización de una serie de cortes de energía planificados en diferentes sectores de la ciudad para afrontar los problemas energéticos. Este país que no conocía las cadenas multinacionales y que vivía a través de los negocios barriales que se sostenían con muchas dificultades y sacrificios y que soñaba con el primer mundo, tenía unas clases altas claramente definidas pero que también estaban en crisis. Así, los propietarios de terrenos cultivables que cada vez daban menos ganancias y los descendientes de personajes de alta alcurnia con apellidos dobles que remitían a protagonistas de la historia argentina, redefinían su identidad y su lugar en la economía del país. Muerte en Buenos Aires es una metáfora sobre este contexto. Situada en 1989, un año de cambios importantes que transformaron la realidad, la identidad, la idiosincrasia y las expectativas de los argentinos, el film escenifica el asesinato de un miembro de la clase alta, Jaime Figueroa Alcorta, en su casa en el centro de la capital en una situación íntima sadomasoquista. El inspector Chavéz (Demián Bichir) es designado para investigar el caso junto a su compañera Dolores Petric (Mónica Antonópulos), y comienzan a indagar en una pista de un oficial que llegó primero a la escena del crimen, el agente Gómez (Chino Darín). Todas las pistas apuntan hacia el responsable de las relaciones públicas del Jockey Club, Kevin González (Carlos Casella), un cantante de una banda de pop electrónico, amante del difunto y ladrón de cuadros. La presión del juez Morales (Emilio Disi) y del Comisario San Filippo (Hugo Arana) ejemplifican la corrupción judicial y policial y el contubernio de la justicia y la fuerza pública con el poder económico, que en los ochenta provenía en gran parte del comercio de la cocaína, estupefaciente preferido por las clases altas y medias del mundo. En un recorrido por algunos de los lugares de Buenos Aires que siempre mantuvieron su esplendor, como Recoleta y cierta parte de Retiro lindante con el centro financiero y político de la ciudad, Chávez y Gómez investigan al sospechoso y toman el té en el Jocky Club, dejando en claro que lo único que importa es cerrar el caso pero no resolverlo ni encontrar la verdad, premisa de los sistemas judiciales de la teoría política occidental.
Los claveles de la creación. La caída de la dictadura en Portugal, denominada la “Revolución de los Claveles”, fue el inicio de un período de grandes cambios en las estructuras de los países ibéricos, España y Portugal. Ambos países estaban gobernados por dictaduras de ideología fascista con marcados rasgos políticos de corporativismo estatal y habían prohibido los partidos políticos, enviando a sus dirigentes y militantes a la cárcel, al exilio o al cementerio. El fracaso de la desgastante y cruenta guerra colonial que Portugal había entablado con Angola, Guinea y Mozambique en los años sesenta había generado un malestar entre muchos oficiales del ejército, especialmente entre los más jóvenes que cada vez se manifestaban más abiertamente en contra de la guerra en un contexto de presión internacional para terminar con la dictadura y realizar elecciones con el fin de entrar como miembro pleno en los organismos internacionales y terminar con el estado de aislamiento político y económico. A su vez, la guerra colonial se había vuelto abiertamente impopular entre los ciudadanos por el costo económico y humano y los movimientos de descolonización eran cada vez más influyentes alrededor del mundo. El estancamiento de Portugal en materia económica y social en comparación con las democracias capitalistas de Europa era además cada vez más marcado, mientras la censura impedía la libertad de prensa y se denunciaba a la cultura juvenil de los sesenta y setenta como decadencia burguesa desde ideas de derecha cada vez más obsoletas e impopulares. La Gran Noticia narra de forma satírica las peripecias de un grupo de periodistas radiales suizos que van a Portugal a realizar entrevistas sobre la ayuda económica que Suiza se había comprometido a prestar en materia de infraestructura y conocimiento. Basada en hechos y personajes reales, los periodistas van descubriendo el fracaso y la insuficiencia de la ayuda, encontrándose sin siquiera imaginarlo en medio del golpe de estado militar que derrocó la dictadura del Primer Ministro de la Unión Nacional del llamado Estado Novo, Marcelo Caetano.
La política de la bomba. En una distopía en un futuro cercano, los antiguos edificios modernos de ladrillo de Detroit se han convertido en guaridas de delincuentes que conviven con los ciudadanos marginados. El alcalde de la decadente ciudad ha construido un muro de contención para separar a los ciudadanos ricos que viven de los servicios de los ciudadanos pobres, herederos de la caída de la industria automotriz. En las mansiones de ladrillo no hay hospitales, escuelas o policías. Allí la única ley es la ley del más fuerte y el líder narcotraficante Tremaine Alexander (RZA) es el más poderoso en esta selva de cemento y ladrillo. Cuando Tremaine descubre que Lino (David Belle), un gimnasta en contra de las drogas, ha robado y destruido un cargamento de estupefacientes manda a secuestrar a su ex novia, Lola, para atraparlo. Tras ser encerrado en la cárcel por matar a un policía corrupto, Lino es reclutado por el oficial Damien Collier (Paul Walker) para desactivar una bomba de neutrones -que podría destruir todo el barrio, en poder de la banda de Tremaine- y rescatar a Lola, pero nada es tan sencillo cuando se trata de política. Sin buenas actuaciones y con una narración empecinada en prolongar escenas innecesarias de peleas y percusiones en detrimento de una historia social con mucho potencial, Brick Mansions es un ejemplo de un cine sin contenido que no logra entretener ni siquiera con escenas de acción relativamente bien logradas. Lo que en un principio parece una historia mediocre se transforma hacía el final en un desastre satírico que no llega a ser parodia de un film de acción y solo demuestra que Brick Mansions es un producto fallido, aburrido e insulso sobre la corrupción policial y gubernamental y la relación entre el dinero, el poder y la redención de los pobres a partir de su unidad.
La disciplina de la rana. A diferencia de la televisión privada (o de cualquier iniciativa de este carácter), la televisión pública ha debido transitar un camino difícil en los Estados Unidos debido a la necesaria justificación y los debates que cualquier proyecto estatal conlleva. A fines de los años sesenta hubo un programa infantil que combinó la característica norteamericana de la misión televisiva como entretenimiento, la intención educativa, la burla satírica y un lenguaje cómico -mordaz e inocente a la vez- con una teoría pedagógica que marcó a varias generaciones. Ese programa se llamó Plaza Sésamo. La tarea de combinar entretenimiento y educación parece hoy una quimera del pasado, una utopía insensata que levanta sus lanzas contra la marea imparable de la lógica de la especulación y el lucro capitalista. Para muchos equipos de marketing esta combinación no solo es inútil sino que es subversiva, ya que cuestiona que nuestro tiempo pasivo frente a las pantallas sea vendido a las empresas como publicidad y puede ser, por lo tanto, el comienzo de un despertar del descontento por parte de un público cada vez más insensibilizado y confortablemente adormecido. De la mano del proyecto de televisión pública para chicos llevado a cabo a mitad de los años sesenta por Joan Ganz Cooney, una productora que había ganado varios premios por su labor educativa, Plaza Sésamo fue cobrando vida. Así comenzó la era de los Muppets, una mezcla de marioneta (marionette) y títere (puppet) cuyo sentido del humor burlesco estaba basado en estudios pedagógicos y didácticos y teorías varias sobre la educación.
Los okupas de la CIA. El agente especial de la CIA, Ethan Renner (Kevin Costner) se ha distanciado de su esposa e hija los últimos cinco años debido a su riesgosa y estresante profesión. Cuando le es diagnosticado un cáncer cerebral y es dado de baja del servicio secreto, Renner intenta recuperar a su familia que vive en París, así descubre que su casa ha sido ocupada por unos inmigrantes africanos que le ofrecen compartir el derruido y abandonado hogar con una lógica de convivencia muy distinta a la del protagonista. Renner parece abatido por la enfermedad y sus consecuencias físicas y acepta con entereza y resignación que le quedan unos meses de vida, pero la agente Vivi Delay (Amber Heard) lo recluta para realizar una nueva misión: asesinar a un contrabandista alemán conocido como El Lobo, a cambio del acceso a un tratamiento experimental que lo puede curar, en una forma de también redimirse del desastre de su último trabajo en Belgrado. Ambas misiones, rehacer su vida familiar con su esposa y reencontrase con su hija, quien lo considera un padre ausente, y el asesinato de El Lobo y su cómplice, El Albino, se convierten en una odisea debido a los corolarios del cáncer, los efectos secundarios alucinógenos de la droga experimental y la dificultad de mantener ambos como compartimentos estancos. Con una amalgama de acción y comedia, el guión de Adi Hasak y Luc Besson combina la violencia y el mundo del terrorismo internacional y los servicios secretos con dosis importantes de humor. 3 Días para Matar mezcla escenas de violencia innecesaria con la paternidad, convirtiendo al rol de agente secreto o “asesino en una misión peligrosa” en una cuestión socarrona que le quita todo el carácter áspero al género de acción. Con una batería de bromas que van desde la imposibilidad de mantener un rol de padre tradicional hasta los conflictos generacionales alrededor de una juventud acomodada que cree ser el centro del mundo, el film dirigido por McG genera una sensación de entretenimiento agradable y ligero que elimina las barreras entre los amigos y enemigos, resaltando su calidad de padres, sus métodos de educación y la importancia de estar presente para los hijos en los momentos críticos de su formación y su paso a la adultez.