Remake del film homónimo de 1990 dirigido por Paul Verhoeven y protagonizado por Arnold Schwarzenegger, que desarrolla un relato con notables diferencias argumentales, con buenas dosis de acción y con correctas interpretaciones, pero que carece de la imaginación y de la intrincada trama que sí estaban presentes en el film original y que, en especial, se convierte en una propuesta tan artificial como la gran cantidad de efectos especiales aquí creados.
Escrita por Oren Peli, director y guionista de "Actividad Paranormal", esta película presenta una premisa muy interesante, llevada al comienzo con originalidad por Bradley Parker, pero con una falta de suspenso que, llegando a los momentos cruciales y más intensos de la propuesta, se hace notar y perjudica su correcto disfrute.
Cinco años tuvieron que pasar del estreno de "The Dark Knight", propuesta que marcó un antes y un después en el universo de las películas de superhéroes, para que Christopher Nolan decidiera terminar su trilogía sobre Batman. Siendo fiel a su estilo y al mundo que creó en el 2005, el director nos regala un film en el que la acción se ve pronunciada por un intrincado guión, con excelentes actuaciones, con un villano que se aleja totalmente de la anarquista ideología del guasón, y que propone un duelo de vida o muerte con el caballero oscuro. Una cinta que todo espectador y amante del séptimo arte no puede dejar de ver.
Uno piensa en "Los Tres Chiflados" y una de las cosas que se viene a la memoria es el juego de efectos de sonido que acompañaba con identidad a cada una de las ridículas actuaciones y expresiones de los protagonistas de la serie televisiva. Por suerte, en esta nueva película, además de estar muy bien interpretada, se respeta esa característica y, pese a que el relato cae mucho pasando los primeros 20 minutos, el esfuerzo de los directores al retratar el espíritu original es muy valioso.
Comedia ofensiva, provocativa, graciosa por momentos y repetitiva por otros que, manteniendo el espíritu de las demás cintas protagonizadas por Sacha Baron Cohen, tales como "Borat" o "Bruno", pero sin poseer la gracia ni la sorpresa de esa primera película, se convierte en una propuesta inferior que carece del histrionismo y de la originalidad que siempre intenta alcanzar.
¿Cómo puede una película de animación sin villanos ser tan atractiva y a la vez tan arriesgada como para impresionar y volver a demostrar que Pixar es la mejor productora del género? La respuesta se encuentra en "Brave", el décimo tercer largometraje de los responsables de "Toy Story". Esta es una cinta que entra en terrenos totalmente diferentes a los de sus otras propuestas, que desarrolla un relato inteligente, adulto y emotivo y que, con un toque Disney en su resolución, sorprende por su creatividad, su preciosa animación y su profundidad.
Las películas sobre casas o lugares embrujados contadas con cámara en mano abundan y son pocas las que logran despegarse de los lugares comunes que con el tiempo fueron creando. En esta oportunidad, si bien el relato intenta plantear la duda entre lo paranormal y lo científicamente comprobable, se vuelven a repetir fórmulas, se desarrolla un guión con muchos diálogos y con poca acción, y se desaprovecha la idea del "documental falso" para caer en todos los estereotipos predominantes en las historias con fantasmas.
En el 2002 Sam Raimi logró crear un evento cinematográfico muy bien recordado por los fanáticos, estrenar la primera película basada en Spiderman, el personaje de Marvel Comics. Sin decepcionar, dos años después presentó su secuela, una de las más sólidas representaciones del mundo de las historietas en la pantalla grande. Mientras que en el 2007 concluyó su trilogía de una manera algo decepcionante. Diez años después de ese inicio en el cine, llega esta nueva propuesta que intenta recuperar la atracción hacia el personaje, volviendo a contar sus orígenes y centrando un poco más la narración en el pasado del protagonista.
Manteniendo el estilo narrativo humano, naturalista y preciso de sus anteriores trabajos, pero contando un relato totalmente opuesto a los presentados en ellos, los hermanos Dardenne le regalan al espectador aquí una pura, maravillosa y profunda representación de la infancia, el abandono, la adopción y la rebeldía, con muy buenas actuaciones, y un detallista y descriptivo guión.
Nueva oportunidad para ver a los personajes creados en el 2002 por Blue Sky Studios y, si bien los aciertos técnicos son notables, esta cuarta parte vuelve a desarrollar un relato deslucido, con tres personajes muy bien logrados, pero desperdiciados, y con una argumento simple, que carece de emoción y que proporciona pocas risas.