EL QUE SANA Y ENFERMA Cinta de origen español que invita al espectador a la reflexión, con actuaciones muy correctas y un uso de los tiempos muy bien llevado, pero que nunca logra expresar su interesante premisa con originalidad y de manera profunda y, principalmente, cuya emoción se ve siempre amenazada por una fantasía que, si bien queda claro desde el comienzo cuál es su planteo, se intenta hacer lo más creíble y realista posible, produciendo así que muchas preguntas y escenas queden sin una justificación coherente. La historia se centra en Diego, un hombre que decidió continuar con la línea laboral de la familia y estudiar medicina. Él sabe que para triunfar en un hospital no tiene que vincularse sentimentalmente con sus pacientes, por lo que trata de no hacerlo y de enseñárselo a sus principiantes compañeros. Un día, sus principios se van a ver jugados cuando la historia de una mujer, quien intentó suicidarse, lo toca y siente un vínculo extraño con ella. A partir de ese momento, y luego del encuentro y planteamiento con el novio de la muchacha, su vida va a comenzar a cambiar, va a adquirir un poder especial. La cinta en todo momento, por la manera en la que los actores encarnaron a los personajes, por los planos que muestran las expresiones de cada uno de los intérpretes, por la forma en la que se decidió mostrar lo que sucede sin recurrir a efectos especiales o a otras herramientas características de este tipo de películas y, principalmente, por tratar de mostrarle al espectador los sentimientos y emociones de cada uno de los roles, desarrolla un realismo que juega con la temática "fantástica" o de ciencia ficción que aquí se plantea, y, aunque esto está muy bien logrado desde lo visual, argumentalmente se impide la justificación y que muchas escenas logren profundizar su sentido y que se den las necesarias explicaciones. Aquí el protagonista tiene un poder sobrenatural que le aparece luego del encuentro con el novio de Sara, la mujer que quiso suicidarse y, aunque nunca se dice directamente lo que a él le pasa, es el público quien tiene que descubrirlo, el realismo y la verosimilitud que se intentó plasmar en toda la narración se destaca al comienzo, pero mientras los minutos van pasando se va diluyendo y se va entrando en terrenos innecesarios y que carecen de la emoción de la primera parte. Es así, como esta cinta, que tiene una historia muy interesante y una trama que va cambiando los tiempos cronológicos para contar sus hechos, desperdicia la temática que toca y no la hace lucir. Por ejemplo, cada vez que una persona está enferma a punto de morir se crea un paralelismo con un nacimiento o una curación que aporta mucho sentimiento, pero que rápidamente se olvida y se corta con un primer plano al rostro del protagonista o alguna escena del pasado. A su vez, se juega siempre con el límite, llamando a la lágrima más sencilla posible. Todas las escenas en las que el drama se prioriza, se muestra una situación en la que un familiar o allegado al protagonista se está muriendo o está sufriendo, cosa que le aporta una innecesaria cuota de saturación y de poco realismo que molesta, que se va acumulando y repitiendo varias veces mientras los minutos van pasando. Pese a estos problemas, la cinta está muy bien actuada. Eduardo Noriega le aporta a su personaje, Diego, esa cuota de credibilidad y emoción que su personaje siempre necesita, pese a que él protagoniza una persona que no tiene demasiados momentos de felicidad y siempre lo rodea el dolor, impidiéndole mostrar diferentes matices en su rol. Belén Rueda aparece poco, pero cuando lo hace acapara la atención de la pantalla, en especial cuando muestra con expresiones la identidad de su personaje y esa desesperación que la lleva a alcoholizarse. Angie Cepeda, está muy bien, principalmente en sus escenas junto a Noriega. Bien fotografiada, cruda visualmente, con una intención satisfactoria y bien lograda por hacer pensar y reflexionar al espectador, pero con un guión que no se luce, con una temática muy interesante que se queda a mitad de camino y con un abuso de recursos dramáticos para hacer llorar y emocionar al espectador que cansa y se va repitiendo durante todo el transcurso de la narración. Una cinta sobre la vida y sobre las decisiones que tomamos para salvar a quienes más queremos, cuya intención por parte del director, no se ve clara ni concisa. UNA ESCENA A DESTACAR: la primera mitad, muy bien lograda visual, argumental y actoralmente (lamentablemente cae estrepitosamente mientras se acerca al final). A su vez, hay un error que sucede en la escena en la que Diego se hace una tomografía, que es un detalle, pero que en cierta manera interfiere en la atención del espectador (metal).
UN VIAJE TAN CORTO QUE SE HACE LARGO Y TEDIOSO Película protagonizada por Nicolas Cage y Ron Perlman que, si bien tiene sus bien logrados momentos de acción y de guerra, desarrolla una historia que no tiene algún atractivo coherente y fuerte y que, principalmente, se ve estirada en muchas oportunidades sin sentido e innecesariamente. La historia se centra en dos guerreros, exitosos y orgullosos, que deciden volver a su pueblo durante las Cruzadas. Cuando llegan se dan cuenta que el lugar había sido devastado por la peste. Unos sacerdotes van a acusar a una adolescente de ser la culpable de todos los males y van a obligar a los dos soldados a llevar a la bruja a un pueblo para que allí puedan decidir su futuro. En el camino, secretos van a ir desvelándose, mientras que una fuerza mucho más poderosa, poco a poco, se va a ir descubriendo y amenazando con destruir la humanidad. Últimamente Nicolas Cage es sinónimo de fracaso, ya que ha participado y, en muchas oportunidades ha influenciado con su actuación, en películas muy regulares. En esta oportunidad, y pese a que la cinta nunca logra lucirse, el problema pasa por otro lado y, aunque las actuaciones de cada uno de los intérpretes no son lucidas (Cage y Perlman están regulares en muchas ocasiones), hay problemas peores que perjudican mucho más el disfrute de esta película. Primero que nada hay una personificación moderna de los personajes. La descripción y las actitudes de cada uno de los roles que van apareciendo mantienen un espíritu muy actual, mostrando reacciones, movimientos, frases y chistes que son imposibles o poco imaginables que hayan podido suceder en la época en la que la historia se centra. Este problema le resta mucha credibilidad al relato, en especial a la primera parte, ya que no se refleja, dejando de lado todo desarrollo visual, de vestimenta, maquillaje y ambientación, cómo se vivía y cuál era el estilo rutinario de esas personas. Por otro lado, la historia es muy sencilla y se ve estirada durante gran parte de su transcurso. El conflicto no va más allá de mostrar el viaje del grupo hasta llegar al pueblo para poder deshacerse de la muchacha, y para poder alargar un poco esta aventura se decidió por utilizar algunas de las escenas y situaciones más comunes del género, como la pasada por un puente precario, la persecución de animales y el continuo cambio de idea de los personajes (matemos a la bruja). A su vez, una vez llegado aal objetivo, la cinta llama a la previsibilidad y a los giros más evidentes para justificar muchas de las situaciones que no tenían mucho sentido y que ellos dictaban como obra del más allá. Las escenas finales, bien logradas visualmente, son lo mejor de la película en términos de acción y velocidad, pero las más deslucidas si se tiene en cuenta el estilo realista-fantástico que se planteaba en la primera parte. Mucha fantasía y muy poca originalidad. Las actuaciones son regulares, pero no empeoran ni perjudican la experiencia, son otros los factores que si lo hacen. Nicolas cage, acentuando su poca expresión y los mismos gestos que hizo en muchas de sus otras actuaciones, está bien por momentos, en especial cuando pelea y lleva adelante las muy bien logradas coreografías. Ron Perlman, tiene el rol que menos encaja en la época, no solo su humor está algo descolocado, sino que sus actitudes y pensamientos no van de la mano de la intensidad del relato, está correcto. Hay un cameo muy interesante de Christopher Lee, que si no fuese por su inconfundible tono de voz y su bigote, sería irreconocible, que está muy bien. Visualmente está muy bien lograda, principalmente en cada uno de los pasajes épicos que se introducen, ya sean las batallas (salvo la primera, en la que se ve a los dos protagonistas hablando y un centenar de personas digitales atrás suyo), los paisajes, las escenas finales, las quemaduras y esos poco lucidos, pero bien logrados, cambios en los rostros de los lobos y de la "bruja". La cámara muestra lo que se quiere ver y el diseño de vestuario y el maquillaje es acorde a las necesidades del guión. "Season of the Witch" es una película que visual y técnicamente tiene pocas cosas que reprocharle, pero con actuaciones regulares, una historia que nunca se luce, está estirada que no posee un atractivo mayor que el introducido en sus primeros minutos, y con una previsibilidad decepcionante al final. Lenta, sencilla, alargada, con diálogos mal escritos y carentes de emoción y poco destacable, una cinta para ver y nada más, no se dejan puertas abiertas sobre la religión ni situaciones para pensar sobre el pasado. Entretenimiento de mala calidad. UNA ESCENA A DESTACAR: pelea final en el monasterio (la parte con más fantasía, pero la mejor lograda).
DONANTES Esta cinta basada en la exitosa novela homónima, es una película que puede parecer muy sencilla si el espectador se basa solamente en la historia de amor que aquí se desarrolla, con las idas y vueltas típicas del género, pero que en realidad es un relato en el que se mimetiza un trasfondo de ciencia ficción que aporta mucho al film y que lo convierte en una experiencia cinematográfica dolorosa, fuerte, distinta y original. La cinta está narrada por la protagonista, quien es el sostén de la historia y el principal atractivo argumental de la película. Ella comienza a contar su historia de vida y como llegó a estar a donde está, su infancia en el colegio, el enamoramiento con un niño y, luego de la partida de la escuela, el choque emocional que le produjo darse cuenta de una realidad escondida de la sociedad. Todo esto acompañado por una historia de amor, de desencuentros, de celos, de traiciones y abandonos. La película está ubicada en un pasado real físicamente, en la Inglaterra de los 80 en adelante, pero con un cambio muy importante que le aporta mucha profundidad al relato. La sociedad que aquí se presenta está capacitada para la clonación y estas nuevas personas son utilzadas como reservorio de órganos para futuros trasplantes. Si bien la película desarrolla una fantasía que aparece desde que la protagonista presencia el revelador testimonio de una de sus maestras, la misma está muy bien homogeneizada en el argumento y se plantea de tal manera que nunca se entran en terrenos poco creíbles y exagerados. El trabajo del director por hacer de esta historia un relato realista y emocionante es excelente. A su vez, este planteo ficticio ayuda a crear un mensaje o moraleja que intensifica la experiencia y que tiene el propósito de movilizar y hacer pensar al espectador. Esa sociedad cruel, fantasiosa y manipuladora del pasado, ¿No se asemeja en muchas partes a la de hoy en día?. Esta es una película de ciencia ficción que no cuenta y se centra en situaciones del futuro, sino que relata una historia mucho más cercana humanamente de lo que parece. Pese a todo el trabajo realizado por el director y por los responsables de la película, ya sean los vestuaristas, quienes llegaron a crear con detalles los diseños de las ropas características de las épocas presentadas; de la fotografía, muy bella, que siempre mantiene una misma gama de colores, tonos dorados oscuros y sepias, con muy buenas tomas, desenfoques, planos generales y detalle, y de la música, lenta, sensible y muy cálida, acompañando perfectamente a la imagen; la película no hubiese cobrado sentido ni dicha profundidad si los trabajos actorales no hubiesen sido de la calidad que aquí se desarrollan. Carey Mulligan se lleva la película al hombro, ella introduce y remata la historia con una expresión de lamento y rendición, que al principio no se entiende, pero que al final emociona. Sus movimientos, esa sonrisa inocente que muestra al estar enamorada y la profundidad de su mirada al enterarse de la verdad y de su destino, aportan calidad y talento a la cinta. Ella está acompañada muy correctamente por Keira Knightley y Andrew Garfield, en dos personajes complicados de interpretar y que logran mimetizar las necesidades del guión. Las actuaciones son excelentes. Cabe destacar también el trabajo realizado por los niños en los primeros veinte minutos, quienes, principalmente Izzy Meikle-Small (la pequeña Kathy), logran llevar adelante sus roles con determinación y sutileza. Esta es una historia que no es para todo el mundo. Hay que tener la mente preparada para aceptar lo que aquí se desarrolla, y, aunque esto le puede jugar en contra a la cinta, no se puede negar el muy buen trabajo del director al llevar adelante la adaptación de la novela con sutileza y con un toque poético que está en cada linea del guión y el excelente labor de los interpretes al encarnar sus personajes. "Never let me go" es una cinta fuerte, dolorosa, que destella originalidad y que por sobre todas las cosas respeta con lucidez la cronología y el mensaje de la novela. Una película de ciencia ficción llevada a la realidad, al presente y al pasado. Un profundo film que invita al espectador al pensamiento y cuyas escenas finales van a quedar rondando por su cabeza por unos cuantos días. Todos en cierto punto compartimos la misma realidad que los protagonistas de la película. UNA ESCENA A DESTACAR: final
HISTORIAS ABSURDAS PARA COLECCIONAR Cinta que tiene un simple objetivo y, con mucha fluidez y con un guión que se destaca por ser claro, directo, en el que todos sus hilos se atan al final, se cumple satisfactoriamente. Entretener aquí parece algo secundario, porque si bien el humor está presente en casi todas las escenas, la historia se da el lujo de entrar en terrenos dramáticos y absurdos que le aportan originalidad, sentimiento y, por sobretodas las cosas, una riqueza argumental mayor a la película. La historia se centra en Roberto, un ferretero ex combatiente en Malvinas, que vive solo, que está obsesionado con su trabajo, que no se permite la entrada de un amor en su vida y que no soporta la falta de respeto por parte de un tercero. Un día, mientras, relajado, estaba tomando una cerveza, se le aparece un chino que no sabe una palabra en español y que tiene que encontrar a su tapo (tío). Roberto, va a intentar ayudarlo, pero la impaciencia y la falta de comunicación le van a ser más fuertes que él y va a ser todo lo posible para deshacerse del joven. Poco a poco, se va a dar cuenta que ese muchacho lo va a ir ayudando a cambiar su estilo de vida. Esta película es muy simple, pero es una de esas en la que no se dejan cabos sueltos ni nada está introducido de manera inconclusa y sin una intención. Este es un relato redondo, que todo tiene su importancia y su necesidad. Comenzando con una muy bien lograda descripción del protagonista, acentuando su estilo rutinario y caracterizándolo como un cascarrabias que solo le importa su pensar, y nunca dejando de lado el humor que dichos momentos necesitan para que su personalidad pueda profundizarse, la película introduce a un amor platónico, Mari; a un cliente que le hace la vida imposible; a una familia prejuiciosa y al chino perdido que necesita de su ayuda, entre otros personajes. Cada uno de ellos tiene su momento, en especial la aparición de Vivian El Jaber, que es muy corta, pero muy divertida. A su vez, siempre se mantiene un mismo estilo de humor, acentuándose en la irónica aventura de Roberto y en cada una de las expresiones de su rostro que van mostrando su personalidad. Pero, y es allí donde aparece lo más atractivo de la película, la misma, al mismo tiempo que mantiene un mismo estilo humorístico, nunca yéndose de lugar ni introduciendo chistes de mal gusto o irrespetuosos (algo en lo que pudo caer muy fácil), el estilo visual que aquí se desarrolla también tiene una coherencia y una sencillez que lo hace destacable. El relato en Buenos Aires comienza con una toma dada vuelta (visión de China), hay muchos primeros planos al rostro de Roberto, muchos desenfoques que quedaron perfectos y una economía de recursos, en especial en mostrar los lugares cerrados y los pocos abiertos, que enriquece y le aporta emoción a la historia (solo mirar el mueble destruido, por ejemplo). A su vez, aquí se presenta un absurdo que se va convirtiendo en un sensato y realista acontecimiento, que va acompañado por una locura muy medida visual y musical. El uso de los efectos especiales es muy bueno, en especial en la escena en Malvinas y en cada una de las noticias que el protagonista va leyendo. Otra de las características que hacen de este relato una redonda y muy entretenida experiencia, es la calidad de las actuaciones, en especial la de Ricardo Darín. Aquí él le brindó expresión, realismo, y todos los sentimientos que en un momento el personaje femenino, Mari, le dice en la cara. Su trabajo es excelente y logra destacarse en cada una de las escenas en la que está presente. Ignacio Huang también está muy bien, en especial en darle ese espíritu inocente y educado que su rol posee. Muriel Santa Ana, muy expresiva y dándole vida al amor platónico de Roberto, está muy bien. "Un Cuento Chino" es una de esas cintas nacionales que divierten, que son sencillas y que a la vez dejan un mensaje para pensar y debatir. Una película redonda, en la que todo tiene su justificación y su lucidez. Muy bien actuada, con un guión muy bien escrito y una fotografía que se luce en muchas oportunidades. Divertida y muy argentina. No se la pierdan. UNA ESCENA A DESTACAR: la cena comiendo puchero y Malvinas.
AMBICION, EFECTOS ESPECIALES Y POCO MAS En esta última película de Zack snyder, director de "300" y "Watchmen", se puede decir que suceden cosas muy similares que en "Batlle Los Ángeles" y que en "Transformers Revenge of the Fallen". Visualmente, esta es una cinta impecable, muy ambiciosa y con un despliegue de efectos especiales asombrosos, pero cuya historia adornada, como si fuese un gran caparazón, por el uso de la pantalla verde, carece de interés, de sorpresas y de ingenio (algo que a simple vista parece tener y que, al igual que en "Batalla Los Ángeles", deja con un sabor de decepción y poca originalidad al terminar). A su vez, tal como sucedió en la segunda parte de "Transformers", de Michaey Bay, el uso que le da Snyder a los efectos especiales es exagerado y está abusado, lo que ocasiona que su mundo carezca de lucidez y, principalmente, de esa espectacularidad que caracterizó a sus anteriores producciones. El relato presenta a Baby Doll, una mujer de 20 años que va a ser llevada a un neuropsiquiátrico luego de un incidente en su casa. Ella, para poder obviar una lobotomía cerebral, va a inventar una manera, junto a sus compañeras, para poder escapar del lugar. La imaginación tiene una importancia mayor en su plan. La cinta se introduce con una maravillosa escena en cámara lenta, que conjuga, sin duda alguna, el mejor momento de toda la película y el que mejor está musicalizado y actuado. Luego de esa situación, que es narrativamente la más fuerte e importante de todo el relato, la película se toma su tiempo para presentar, sin muchas descripciones, solo con reiterados primeros planos a los personajes, cada uno de los roles de la historia, dándole lugar, también, a que la fantasía aparezca en su debido momento. La historia no va más allá de mostrar las aventuras de las cinco mujeres al tratar de conseguir los diferentes elementos que las ayudarán a obtener la tan deseada libertad. La simplicidad y, principalmente, la previsibilidad y la poca originalidad, hacen imposible no dejar de lado las inminentes referencias que la historia, la visual y el uso de la música hacen con otras películas, tales como "Kill Bill", "Matrix", "La Isla Siniestra" y "El Origen". Pero, y si bien el argumento es muy sencillo y el guión nunca es protagonista de la trama, son otros los inconvenientes que perjudican el disfrute de "Sucker Punch": Primero que nada, Snyder decidió volver a utilizar planos y secuencias que se vieron identicos en sus otras realizaciones (la cámara lenta y el hacha volando de "300", la toma del funeral en el cementerio es igual, tomada desde el mismo ángulo, con la misma lluvia y los mismos paraguas, que la realizada para "Watchmen", para nombrar algunos ejemplos). Por otro lado, el uso de los efectos especiales, además de funcionar como principal atractivo de la película, en cierto momento crean un mundo plagado por el abuso de dicha tecnología, muchas veces sin el entretenimiento, ni el lucimiento que siempre intenta tener. Es más, cada escenario fantástico puede ser usado, por sí solo, como principal locación para una película independiente, por lo que la introducción, el desarrollo y la conclusión de cada mundo se ve perjudicado por la escasa imaginación para presentarlos y por la apresurada obligación de terminarlos, sin ser explorados en profundidad (ejemplo claro el del dragón y los robots, momentos que, además de que están exagerados y poco se entienden, dan para pensar si eran necesarios). Lejos de ser la mejor película de Snyder, "Sucker Punch" tiene un despliegue visual impresionante, pero lamentablemente se queda en eso, en una superficialidad que queda atorada por la publicidad y la rápida edición. Bien actuada (correcto trabajo de Emily Browning), con una elección de temas musicales que funcionan muy bien y con una historia que destella simplicidad. Una decepción. UNA ESCENA A DESTACAR: inicio.
UN AMOR DE FANTASIA Esta nueva película de Neil Jordan introduce una historia dramática muy común dentro del género, acompañada con un relato que en todo momento toca tintes fantásticos, bien logrado, con una armonía y un estilo narrativo intimidante y tranquilo, que se destaca durante todo el transcurso de la narración. Lamentablemente, el sentimiento de paz y de imaginación desarrollado durante casi la totalidad del argumento, se ve frágil y olvidado al final. La historia tiene todos los condimentos justos para convertirse en el típico drama de cuentos de hadas. Por un lado, está Syracuse, un pescador sucio, que tiene una hija enferma y quiere encontrar lo más rápido posible a un donante que la pueda ayudar. Una tarde, descubre en sus redes, mientras trabajaba, a una bella y desprotegida mujer. Él le va a dar hogar, alimento y tranquilidad y, al darse cuenta que ella le trae suerte en su trabajo cada vez que canta una misteriosa canción, junto con su hija, van a comenzar a pensar que es una sirena que vino a ayudarlos. El relato comienza y se desarrolla con un ritmo muy lento, pero nunca agobiante ni desinteresado. Esta armonía con la que se decidió contar la historia funciona perfectamente para que el relato fantástico, que va acompañando el conflicto, pueda cobrar intensidad y se cree intriga alrededor de la figura femenina protagónica. Hay muchos diálogos, mucha paz visual, mostrada en base a los apaciguados movimientos de los barcos y la suave marea, junto con una elección de los tonos azules, que aportan frialdad, pero también confianza y comodidad. Es así como el relato, poco a poco, comienza a profundizar su lado maravilloso, o sea el plantar la duda sobre el origen de Ondine, la mujer, y lo hace muy bien. Las escenas en las que se puede apreciar a la pequeña niña investigando sobre la fantasía y luego hablando a solas con la muchacha, están muy bien logradas y le aportan una calma y una sensación de armonía digna de los cuentos de hadas. Ahora bien, la cinta tiene un solo planteo conflictivo, saber de dónde viene la muchacha, y la misma, aunque introduce situaciones paralelas, nunca profundiza ni se toma el tiempo para crear sentimientos ni emociones referidas a estas otras ocasiones. La enfermedad de la niña no aporta ni perjudica el relato, no hay una intensión por hacer de esto un golpe bajo, lo cual está muy bien, pero se deja una puerta abierta cuestionando si era necesario todo lo sucedido, ya que solo le aporta dramatismo a la caracterización del padre. A su vez, toda la fantasía creada alrededor de Ondine, muy bien lograda, se ve destruida cerca del final, ya que no se deja a la libre interpretación del público su origen, lo cual está correcto, pero destruye todo lo creado con anterioridad al no ser creíbles las diferentes reacciones de los personajes en los minutos finales. Las actuaciones son buenas. Colin Farrell está muy bien en su rol, en especial al brindarle esa incertidumbre y desconfianza, por momentos, que caracteriza a su personaje. Alicja Bachleda, Ondine, también está muy bien, sobretodo al en el trabajo que hace al plantarle la duda al espectador sobre su verdadera identidad y esa mimetización de los sentimientos en su rostro. Alison Barry, la niña, está muy correcta, el problema cae en su guión, que es poco creíble, ya que se le crea una madurez y un uso de las palabras que no van de la mano con la inocencia que siempre quiere connotar, ni con sus creencias fantásticas. "Ondine" es una cinta que está muy bien musicalizada, en especial en los momentos dramáticos, en los que se pueden escuchar tonos leves pero movilizantes; con actuaciones correctas; un uso de la cámara y una elección de los planos satisfactoria; con una fotografía muy bella y un uso de los colores fríos acorde al tinte de la narración. Una película que se desarrolla muy bien, pero que no le da permiso al espectador a seguir soñando y ser parte de ese mundo fantástico que aquí se introduce. UNA ESCENA A DESTACAR: escena inicial.
CEGUERA Esta película dirigida por Guillem Morales y producida por Guillermo del Toro es una regular propuesta que tiene aciertos técnicos, algunos sustos bien logrados y climas de tensión impecables por momentos, pero una historia que borda el ridículo en muchas oportunidades y que desarrolla un conflicto que se extiende demasiado en el tiempo e introduce demasiadas idas y vueltas que no aportan nada a la historia ni al suspenso. Julia tiene una enfermedad en sus ojos. Ella va a emprender una carrera a contra reloj para descubrir los secretos del suicidio de su hermana gemela y poder lidiar y entender su presente. Lo que encuentra, poco a poco, la va a ir acechando personalmente. La historia da comienzo con la típica escena del género, en la que se puede observar un suicidio inducido por una persona misteriosa, dándole así inicio al desarrollo argumental y al planteo de cada uno de los personajes que nutren y le dan forma al relato. Esta primera parte, en la que se puede ver a Julia investigando por si sola y sacando falsas consecuencias de los hechos que atormentaron la vida de su hermana, son lo mejor de la película y, gracias al bien logrado trabajo de cámaras y al uso de pequeños momentos de suspenso, la cinta logra salirse un poco de los lugares comunes y crear un relato original y atrapante. Ahora bien, la película sigue su camino introduciendo más personajes, dando vueltas innecesarias a historias que se cierran y vuelven a abrirse, mostrando situaciones que no aportan nada a la narración, iniciando nuevos y paralelos conflictos que alargan la duración y creando un ritmo lento y por momentos gracioso. Esto produce que la previsibilidad aparezca y que esa continua intensión por hacer de esta película una cinta diferente e interesante, se vea intensamente perjudicada por las continuas referencias a otras películas (muchas de las dirigidas por Darío Argento y Alfred Hitchcock), por la incorrecta dirección actoral que se puede apreciar en la figura villana y, principalmente, por caer en la poca fluidez y en el olvido de la creación de momentos de suspenso intensos y escalofriantes. El trabajo de las cámaras logra destacarse por momentos, en especial cuando se pueden apreciar planos que ayudan a la creación de climas de tensión (principalmente los del comienzo, cuando la figura malvada es solo una sombra oscura que se posa por detrás de los personajes) y esa muy bien lograda intensión en la segunda parte por mostrar el sufrimiento de la protagonista y tratar de mimetizar lo que ella está sintiendo (ese efecto cobró sentido al no mostrar los rostros de cada una de las personas que la acompañan en su tratamiento, toda la situación en la casa de Iván mantiene este estilo visual). Pero, la fotografía y la manera en la que se decidió llevar adelante el relato, dejando de lado esos dos ejemplos, nunca aporta suspenso y tensión, empeora el disfrute de la historia y se recurre a la utilización de sustos previsibles y a la innecesaria llamada del gore, en cierto momento, que queda totalmente descolocada e irrespetuosa. El trabajo actoral es bueno. Belén Rueda es quien más se destaca, su expresión y la forma en la que le dio vida a Julia es sorpresivamente realista y profunda. Su mirada y esa manera de transmitir sus sentimientos al espectador está muy bien lograda. Gerardo Muñoz está correcto, pero su personaje es muy complicado y da muchas vueltas que no aportan sustento al relato y que no permitieron verlo lucir. Pablo Derqui es quien peor está, no solo porque no le aporta realismo e identidad al villano, sino porque el misterio creado en su figura antes de que él aparezca en escena se ve totalmente perjudicado por su interpretación. "Los Ojos de Julia" es una película que tiene sus aciertos técnicos, en especial en cada una de las bien logradas atmósferas de suspenso y tensión, en la banda de sonido y en el eje principal de la historia que es original. Pero, entra en la previsibilidad, en la introducción de situaciones paralelas que aportan poco al relato y a la extrema explicación de sus hechos. Una regular propuesta que atraerá a los seguidores del género y a quienes hayan disfrutado de "El Orfanato". UNA ESCENA A DESTACAR: el Instituto.
DETRAS DE LAS CAMARAS, OTRA REALIDAD Una comedia sencilla, satisfactoria y, por sobre todas las cosas, que no pretende mucho más de lo que muestra. Eso es lo que es "Un Despertar Glorioso", una película entretenida, que no se preocupa por mostrar situaciones diferentes a las ya vistas en otros films del género, ni vueltas de tuerca poco previsibles, pero que logra crear una muy bien planteada atmósfera laboral y que logra triunfar gracias al buen trabajo de Rachel McAdams en el papel protagónico. Luego de quedar sin trabajo, Becky consigue poder entrar en una cadena televisiva y producir un programa informativo con un estilo muy particular, que se emite por las mañanas. Luego de despedir al viejo conductor, ella necesita un reemplazante que tenga experiencia y sepa qué es lo que tiene que hacer. Es por eso que contrata a Mike, un periodista que se ganó el cariño del público y que tiene sus años recorridos frente a las cámaras. El estilo del programa y la seriedad del nuevo conductor van a ser los dos problemas que Becky va a tener que enfrentar para poder salir adelante. La cinta se introduce, se desarrolla y se remata con un mismo estilo visual y sonoro, manteniendo siempre un espíritu alegre y optimista que, pese a los problemas típicos que los personajes van teniendo, no se ve interrumpido en ningún momento. Esta es una de las principales y más acertadas características de esta propuesta, ya que no solo el veloz ritmo hace de esta historia mucho más disfrutable y rápida, sino que muestra, como si fuese un reflejo, el ánimo de la protagonista y se le intenta recrear al espectador su obsesión y continuo movimiento referido al trabajo. El humor es simple, los gags están presentes (algunos algo innecesarios), el brillo que poseen algunos personajes tiene sus momentos y, aunque cae en la previsibilidad y en la extrema sencillez, el conflicto y la manera en la que fue planteado, teniendo en cuenta una crítica a la sociedad televisiva de hoy en día, están muy bien logradas. Los personajes son muy alegres, obviamente dejando de lado a Mike, y tienen algunas situaciones, aunque no son precisamente alocadas ni memorables, en las que se destacan y, si bien son detalles, aportan divertimento a la historia (la amante del jefe, los momentos entre Becky y Adam y los chistes del experimentado periodista y nuevo conductor), sin dejar de mencionar el bien logrado trabajo de cámaras que acompaña y le da forma al relato. Las actuaciones son correctas, en especial el trabajo realizado por Rachel McAdams y Harrison Ford. Rachel aquí interpreta a una mujer muy optimista, que actua y habla sin pensar, impaciente, activa y amante de su trabajo. Cada uno de los momentos en los que se destaca son precisamente en los que exagera la identidad de su personaje (esa primera entrevista, o la primera cita). Harrison Ford, en cambio, encarna un rol soberbio, egoísta, malhumorado, que no le importa el prójimo y que solo trabaja por conseguir dinero, muy correctamente interpretado. Lo interesante de su personaje es que no cae en la previsibilidad y en el típico cliché del género, él sigue siendo así hasta el final y, aunque se ablanda un poco, mantiene su identidad intacta. Quienes los acompañan también están bien, pero no se destacan: Diane Keaton pudo haber sido aprovechada con más lucidez; Patrick Wilson aparece poco, pero está correcto y Jeff Goldblum, bien en su personaje. "Un Despertar Glorioso" es una película muy sencilla y que no pretende cambiar el rumbo del género ni innovar demasiado, pero está bien planteada, con un desarrollo muy atractivo visual y musicalmente y con actuaciones correctas. Una cinta previsible, pero entretenida y bien lograda. UNA ESCENA A DESTACAR: Becky descontrolada.
EL DESCENSO Filmada con la misma tecnología que "Avatar" y producida por James Cameron, "Sanctum" es una película que vale destacar todo su despliegue visual, en especial el trabajo de fotografía y la utilización del 3D como fuente dramático, pero que falla en una simple cuestión: el guión es superficial, está lleno de diálogos atroces y una carencia de creatividad y de suspenso que convierten a esta cinta en una experiencia pasajera, poco profunda y, por sobretodas las cosas, absurda e incoherente. Una expedición por descubrir caminos nunca antes vistos por el ojo humano se convierte, para un grupo de especialistas, en la experiencia más traumática de sus vidas cuando, de repente, una tormenta acecha el lugar y el mismo comienza a inundarse. Están atrapados bajo tierra, con poco aire y con ganas de sobrevivir. La primer característica que se asoma de esta película es la calidad con la que la misma fue filmada. Comenzando con unos planos vistos desde el ángulo de un helicóptero y su respectivo viaje por un frondoso lugar, la fotografía, a partir de ese momento, empieza a tener protagonismo y a ser uno de los pocos atractivos interesantes de esta propuesta. Es así como, mientras los minutos van pasando, el desarrollo de la historia va permitiendo la visión de diferentes tomas que fueron filmadas con belleza y otras que fueron creadas por computadora muy realistas y, al mismo tiempo, que mantienen un estilo monumental y rústico perfecto. Las escenas bajo el agua; los momentos claustrofóbicos entre las rocas; las secuencias de acción, en las que los personajes tienen que tratar de sobrevivir a los diferentes accidentes naturales de las cuevas y la utilización de la tecnología en tres dimensiones como atractivo principal de muchos de esos momentos, están muy bien logrados, y sin duda alguna, son lo mejor de esta película. Vale la pena aclarar que la profundidad que el 3D aquí propone es mucho mejor que la gran mayoría de las cintas estrenadas últimamente y la labor realizada con los diferentes objetos que se acercan a la cara del espectador, aunque son pocos, no están forzados y son muy naturales. Ahora bien, "Sanctum" tiene un problema que aparece ni bien la película comienza. Cuando los personajes comienzan a hablar interrumpen y empeoran el disfrute de la historia, ya que el guión posee diálogos que parecen haber sido escritos con rapidez y sin pensar, se dicen sentimientos obvios, no hay un desarrollo en absoluto del espíritu por la supervivencia que en todo momento los personajes quieren aparentar tener y, en especial, el planteamiento de las identidades de cada uno de los roles es nulo, a tal punto que no se crean emociones ni sentimientos que logren atrapar al espectador y hacerlo tomar partida por uno de ellos. Hay muchas situaciones que no tienen explicación, como la rivalidad entre el padre y el hijo o simplemente justificar con un poco mas de intensidad el objetivo de dicha expedición; son demasiados los momentos que desarrollan estereotipos y lugares comunes, la gran mayoría de los diálogos parecen haber sido sacados de todo tipo de películas y juntados aquí, formando una especie de bola de previsibilidad y clichés cansadora y tonta; no se expresan los sentimientos de cada uno de los personajes con soltura (ese final peleándose es vergonzoso) y, principalmente, no hay una intensión por hacer de esta película un film cuyo guión sea igual de entretenido y original que el desarrollo visual que propone. Las actuaciones son muy regulares, los intérpretes no lograron encontrarle la manera para que el guión pueda tornarse creíble y que sus personajes tengan emoción. La transformación de Ioan Gruffudd, en cierto momento, no solo está mal actuada, sino que es una de esas situaciones en las que el espectador no sabe cómo reaccionar, porque no se entiende; Rhys Wakefield (Josh), carece de sentimiento. Su papel es el más importante y el que más tendría que llegar al público, principalmente por los cambios internos que hace, pero no lo logra y sobreactúa en muchas oportunidades. Richard Roxburgh (Frank), está muy mal al comienzo, la rudeza de su personaje no se entiende, pero mientras los minutos van pasando, va mejorando. Cabe destacar que los principales inconvenientes de las actuaciones se deben al irregular libreto que les tocó interpretar y a los sucesivos e inverosímiles cambios emocionales que estos hacen. "Sanctum" es, junto a "Piraña II", aunque allí fue el director y aquí solo el productor, la peor película que lleva el nombre de James Cameron en su póster. Una cinta con un guión mal escrito, con un atractivo visual muy bien logrado, pero con una carencia de sentimientos y de emociones que molesta y que la convierten en una cinta previsible y poco creíble. UNA ESCENA A DESTACAR: la pelea cerca del final (el momento más ridículo de la cinta).
ALIENS, NO SE METAN CON LA MARINA NORTEAMERICANA Las invasiones extraterrestres han sido protagonistas últimamente de varias cintas ("Sector 9", "Monsters" y "Skyline", solo para dar algunos ejemplos), y muchas de ellas no lograron crear, ni se acercaron, un villano que sea temeroso y que produzca miedo. Aquí no solo no sucede esto, sino que se demuestra como una cinta no llega a complementar el espectáculo visual que propone sin un guión atrapante, diferente y astuto. La Tierra está siendo invadida por seres extraterrestres. Uno de los puntos de contacto es Los Ángeles, por lo que un grupo de la Marina van a tener que tratar de salvar a la humanidad y a las pocas personas que quedan con vida. Esta es una de esas películas que no se entiende qué fue lo que quisieron mostrar, pero no visualmente, sino con respecto a la moral y al argumento. "Batalla Los Ángeles" tiene una primera lectura plenamente basada en el entretenimiento, muy bien logrado, por cierto, que se destaca en cada una de las escenas de guerra y en el planteamiento visual sorprendente y ensordecedor. Se utiliza mucho la cámara en mano, que si bien le aporta realismo, en muchas de las oportunidades un plano quieto y una vista general sobre la situación hubiese sido mucho más eficaz que el continuo movimiento que no deja ver con detallismo lo que sucede en escena. Los efectos visuales son espectaculares; la creación de cada una de las máquinas que van acompañando a esos extraños seres; las escenas al aire libre son majestuosas y poseen un desarrollo dramático imponente y muy atractivo; los colores son sucios, muy similares a los utilizados en "The Hurt Locker"; la utilización de cada una de las armas y esos pocos planos aéreos tomados de los helicópteros, son visualmente una maravilla. Son bastantes las escenas de acción y todas están muy bien planteadas y desarrolladas. Hay una mezcla que funcionó muy bien que junta el estilo del film de Kathryn Bigelow, con la idea de "La Caida del Halcón Negro" y "El Día de la Independencia", que aunque tiene sus planteamientos algo irrespetuosos (la escena final del personaje de Aaron Eckhart es vergonzosa), cobra efecto y permite la creación de situaciones muy bien resueltas. Vale destacar dos momentos muy bien filmados y dramáticamente impecables: todo el conflicto en el puente, con esa máquina extraña; y la destrucción cerca del final. Por otra parte, la cinta merece una segunda lectura, otra que simplemente se sostiene en querer dejar un mensaje político y reivindicar el trabajo de la Marina Norteamericana, que es cansador y vergonzoso. El ejército aquí es la única solución y son las únicas personas que tienen las agallas para enfrentarse a los seres. Al hombre común y corriente se lo perfila como miedoso, que se esconde y está esperando la aparición de los marinos para poder salvarse. Hay un continuo discurso militar y político que cansa y que no aporta nada a la historia, que está presente en casi todos los momentos en los que no hay acción y en los que se permite el diálogo entre los personajes (momentos aburridos que alargan la duración y que no fueron usados para explicar las causas del ataque, en mostrar sentimientos realistas, o crear momentos interesantes que justifiquen diferentes actitudes). No hay historia que complemente el espectáculo visual, es una seguidilla de escenas de acción muy buenas pero carentes de profundidad y de una coherencia que se entienda y que se logre disfrutar. Los estereotipos son muchos, pero por suerte se puede decir que tiene muchas situaciones que valen la pena ser vistas y que, si bien se olvidan rápidamente, la manera en la que fueron realizadas en muy valiosa y merece su reconocimiento. El trabajo de los actores es correcto, pero el guión, al no permitir explorar las personalidades de cada uno de los roles, produjo que las actuaciones se tornasen simples y sin profundidad. El papel de Aaron Eckhart no puede mostrar algo más que su amor por la patria y su discurso político que interrumpe situaciones que pudieron ser mucho más interesantes (la primera vez que habla con la familia que encuentran; la muerte del padre y su diálogo con el niño; y ese espantoso final). "Batalla Los Ángeles" es una película espectacular visualmente, pero con un guión que no se sostiene y que no aporta nada nuevo al género. Una película con escenas de acción impresionantes, muy bien filmadas y con una carga dramática muy bien resuelta por el director, pero que entra en la carencia de explicaciones, en la falta de una historia que atrape y, principalmente, se convierte en un discurso a favor de la Marina Norteamericana que cansa. Una cinta que disfrutarán mucho los amantes de los videojuegos. UNA ESCENA A DESTACAR: puente.