Una adaptación malograda La película, basada en una novela de Stephen King y protagonizada por Mathew McConaughey e Idris Elba, trata sobre una épica batalla entre el bien y el mal. El resultado no está a la altura de la obra literaria y sólo se ven retazos de lo que pudo haber sido una gran producción. Diferenciar entre desilusión y decepción en materia de expectativa por los nuevos estrenos cinematográficos, resulta en un vacío confuso. Si bien la ansiedad sólo es culpa del que quiere ver, que entonces sería derrumbar la ilusión que se tenía por la obra presentada, en este caso una increíble novela de Stephen King y los adelantos creados para su promoción, nos habla de decepción sobre aquello que nos fue prometido. "La torre oscura" no estaba entre los grandes tanques del año, pero que sea una adaptación de una historia de King, más Idris Elba y Mathew McConaughey como protagonistas, era una gran promesa. Sin embargo, en pantalla, el resultado no está a la altura de lo anticipado y mucho menos de la obra literaria. La historia es una épica batalla entre el bien y el mal que perdura desde siempre. Walter (McConaughey) quiere destruir una torre que protege a nuestro mundo y otros alternos de los males que acechan. Si la construcción desaparece, llegará el apocalipsis porque todas las bestias y demonios penetrarán en nuestro universo. La profecía advierte que el arma que puede provocar estos sucesos es la mente de un niño con poderes especiales. Por ello, Walter lo busca incesantemente con un ejército de semidemonios disfrazados de humanos. La resistencia al mal sólo está a cargo de Roland (Idris Elba), un pistolero que quiere vengar la muerte de su padre. Jake (Tom Taylor) es un adolescente que tiene sueños sobre esta lucha de poderes, y aunque sus amigos, su psicólogo y su familia no creen en sus palabras, él asegura que esos sueños en realidad son parte de la realidad, e irá en búsqueda de Roland. Al encontrarlo, llama la atención de Walter y allí es donde se desarrollarán los eventos que pueden terminar con el apocalipsis o la salvación de todos. Poco para rescatar Desgraciadamente, entre los puntos altos del filme nos encontramos con una gran actuación de Elba como renegado y héroe de acción, y algunas escenas de plena ciencia ficción sobresalientes, pero no más que ello. De alguna manera, el director Nikolaj Arcel se las arregló para tirar a la basura la idea de Stephen King y sólo se ven retazos de lo que pudo haber sido una gran producción. Si bien la duración es correcta para un largometraje que consta de pura acción, los 95 minutos de "La torre oscura" dejan la sensación de ausencia: con algunas escenas más podría haberse completado la caracterización de los protagonistas, que acotan la pre-historia a dos frases para nada épicas en el inicio del metraje, una explicación simple y poco sustancial sobre la torre, y una escena a modo de flashback que apenas intenta dar cuenta del odio entre Walter y Roland.
Superhéroe para la familia "Las aventuras del Capitán Calzoncillos" es un film animado sobre dos amigos muy traviesos que crearon un comic con un divertido protagonista. La película deja una enseñanza sobre la fortaleza de la amistad y es impecable sin necesidad de atosigar con efectos o complicaciones de planos. No se menciona entre los tanques animados de este año, más allá de pertenecer a DreamWorks (“Pollitos en fuga”, la saga “Shrek”), y quizás por ese motivo sea tan gratamente sorpresivo encontrar una gran película en “Las aventuras del Capitán Calzoncillos”. Producida como adaptación de los libros de Dav Pilkey, el largometraje narra la historia de Jorge y Beto -o George y Harold-, dos amigos muy traviesos que además de hacer muchas bromas, crearon el comic del Capitán Calzoncillos. Cuando el Sr. Krupp, su estricto director de colegio los llama a su oficina para castigarlos, por un extraño hechizo/ proceso de hipnosis tienen la oportunidad de traer a la vida al superhéroe que crearon. Así es que el Capitán Calzoncillos pondrá a los niños a las corridas tras sus disparates, creyendo que tiene poderes que obviamente no posee. Se mantiene la estética de los libros originales, y la historia es muy similar a la que pueden leer los niños desde finales de los 90, momento en el que Pilkey comenzó a editar sus ficciones infantiles. Y más allá de tener idea y guión adaptado de la literatura, y con el paso de los años a cuesta, “Las aventuras del Capitán Calzoncillos” en versión cinematográfica no suena a reciclaje, sino, al contrario, un aire fresco dentro del género animado, que muchas veces se arraiga al éxito y repite fórmulas, o bien ambiciona demasiado olvidándose del entretenimiento. En este caso, la simpleza de su narrativa, con gags que puede disfrutar los más pequeños y los adultos que quieran formar parte de ese mundo, es lo que hace funcional la renovación. Puntos fuertes En tiempos en los que otros films para niños hablan de la importancia de la conexión al celular, este largometraje habla de la fortaleza de la amistad y critica sutilmente pero de manera acertada los conf lictos del sistema educativo y la indiferencia con la que trata a aquellos que deben ser educados. En materia técnica, el film es impecable sin necesidad de atosigar con efectos o complicaciones de planos, por lo que visualmente es apacible incluso para niños que recién comienzan a ver cine en pantalla grande. En ese sentido, tampoco existe un dogma que encierre a la producción a un solo tipo de animación, pues otro de los méritos es jugar con diferentes construcciones y matices que enriquecen la estética general del producto. Si bien el nombre -o específicamente la palabra “calzoncillos” en el título- y la simpleza de la animación e historia puede resultar extraña, estos puntos no hacen más que sumar a su originalidad en un mundo en el que las ideas parecen agotadas.
Pasión por lo tradicional "El fútbol o yo" trata sobre el ultimátum que le pone una mujer a su marido para que elija entre el deporte o ella. La película es correcta en todo lo que intenta ser, y desde esa poca ambición busca llegar a lo popular. El título del filme es claro: identifica un pedido desesperado, y no hace falta demasiado contexto para internalizarse en que habla de una pasión desencontrada con un amor. Si bien la expresión “El fútbol o yo”, en primera persona, se refiere a la esposa de un adicto a este deporte que no soporta la situación, la historia dirigida por Marcos Carnevale tiene como único protagonista a Adrián Suar, el adicto en cuestión. Todo comienza cuando Vero (Julieta Díaz) se harta de la enfermedad de su marido, Pedro. “Ojalá estuvieses con una mina, pero ¿cómo hago para competir con esto?”, le dice ella, mostrándole una pelota de fútbol. Al perder su trabajo por cuestiones similares, y separarse de Verónica, se da cuenta de que su pasión se ha transformado en algo más grave y decide ir a una reunión de Alcohólicos Anónimos a tratarse, pues no conoce a nadie con su mismo problema y cree encontrar en ese lugar la terapia que necesita para recuperarse. Su “padrino” será Roca (Alfredo Casero), quien será implacable en la recuperación de su ahijado, pues no sabe que Pedro mintió respecto de la causa de su adicción. De este modo, Pedro debe emprender un camino de autoconocimiento y evitar caer en la tentación, que está presente todo el tiempo, con partidos locales e internacionales de tantas divisiones que hay para disfrutar, pues tiene la intención de recuperar a su esposa. Si bien la propuesta es una comedia romántica con un tema que es muy familiar para los argentinos, todo el peso narrativo recae sobre el personaje de Suar, e intenta redimirlo todo el tiempo. Carnevale es demasiado compasivo con su protagonista y lo simplista y masticado del largometraje se hace empalagoso cuando no existe reflexión verdadera sobre la culpa -a pesar de los varios discursos sentimentales de Pedro en el último tramo-. Los mejores momentos del filme tienen lugar cuando aparece Casero, que en su forma más explosiva por lo menos genera algunos quiebres en lo normativo y formal de la historia. No se ponen en duda los roles tradicionalistas de la familia y eso, en 2017, ya ni siquiera suena a vintage, sino que roza lo arcaico. Es también una lástima que una actriz como Julieta Díaz sea relegada sólo a acompañar al enfermo de fútbol y su trabajo esté desdibujado por otras cuestiones. Ni siquiera en el tramo final existe una reinvindicación de su personaje de la manera en la que la narrativa pedía a gritos. “El fútbol o yo” es correcto en todo lo que intenta ser, y desde esa poca ambición busca llegar a lo popular a través del acercamiento con el deporte como pasión de multitudes. El caso de Adrián suena como a una versión doméstica de Tom Cruise. Si bien participa de buenas producciones, Tom se come el filme y termina siendo tan solo “una historia que protagoniza Cruise”. En “Un novio para mi mujer”, “Me casé con un boludo” y ahora “El fútbol o yo”, los vocativos son desde o hacia el personaje de Suar y es evidente la necesidad de una atención que ni siquiera necesita, pues es uno de los actores y productores más importantes de nuestro país.
Santificado sea el primate "El Planeta de los simios: la guerra", última entrega de la famosa trilogía, trata sobre un grupo de militares que se adentra en la selva para buscar a los primates rebeldes y atacar a César. La película es un drama bélico completamente a la altura de su esencia. La primera película de “El planeta de los simios” fue concebida como una producción de ciencia ficción muy diferente a lo que se veía en los ‘70. No sólo por el hecho de ser historia posapocalíptica evolutiva, sino porque fue pensada para la masividad y no para un target adepto al género fantástico. Con mejores o peores resultados, en la gran cantidad de secuelas, remakes concebidas como trilogías e incluso serie de TV que surgieron a partir de la idea original, esa esencia de populismo se mantuvo. Para ello, el guión siempre jugó con otros géneros como el drama y el cine bélico y también con universalidad de conceptos filosóficos y humanísticos sobre los propios simios. En este cierre de trilogía que comenzó con Evolución, continuó con Confrontación, se vuelven a poner sobre la mesa temas como libertad y libre albedrío encaminados en el fijo e inexorable rumbo hacia la extinción de la raza humana. Sin embargo el poder del espectador, conocimiento sobre lo que ocurre en la pantalla y ocurrirá -es una precuela del reinado simio-, comienza a verterse en los personajes inminentemente y la vuelve atrapante en el acompañamiento hacia ese descubrimiento. Un grupo de militares se adentra en la selva en búsqueda de los simios “rebeldes”, acompañado de algunos ex seguidores de Kuba (quien atacó a un humano y provocó los conflictos que derivan en esta guerra). Todos van contra César, que vive aislado junto a su grupo y su familia, con la única intención de vivir en paz. Por ello, cuando captura a algunos soldados, los envía misericordiosamente de nuevo con el ejército para llevar el mensaje de paz. Pero del otro lado no desean negociar la tregua. El director Reeves vuelve a tomar riesgos cuando marca la narrativa con referencias bíblicas claras. Si bien podría considerarse que la intención es martirizar a César, la puesta en acción resulta coherente en la trama. Un inicio con éxodo hacia un paraíso en búsqueda de la paz, testificamos una crucifixión, que incluye azotes, un sacrificio y un renacimiento. Antes de llegar a esos eventos, un crimen artero hace que César pierda la cordura y vaya en búsqueda del culpable. Por ello su pueblo quedará a la deriva y, paradójicamente, será capturado por las fuerzas militares que esclavizan a los simios y obligan a que construyan una fortaleza de otro peligro inminente. La trama evoluciona en algo más complejo con un tercero en discordia. Si bien desde el título plantea una guerra, esta oclusión es más bien un drama bélico. Hay acción, y bien realizada, pero se desencadena por argumentos expuestos, y no por el mero hecho de mostrar fuegos artificiales. Un filme que está por completo a la altura de su esencia.
A la caza de las boleterías "Cantantes en guerra" es una aventura de enredos entre dos músicos (Pedro Alfonso y José María Listorti), que comienzan a odiarse cada vez con más fuerza, y tienen varias batallas de boicot entre uno y otro. La tercera película protagonizada por Pedro Alfonso y José María Listorti, en tres años consecutivos, refleja un esquema que se va transformando en tradición: siempre en taquilla para las vacaciones de invierno, la dupla se consagra en la búsqueda del humor más familiar, de aquel cine que siempre existió en nuestro país y que, a pesar de su liviandad, prevalece con éxito. En esta oportunidad dejan de lado la acción de la saga "Socios por accidente", que sin embargo planea seguir sumando secuelas. La historia En el respiro, se meten en la historia de dos hombres, unidos en su adolescencia por la música y los sueños de triunfar. Pero uno de ellos, Richie (Listorti), al ser contratado por Sammy (Osvaldo Santoro), un productor frívolo, deja de lado a su hermano del alma y con los años se transforma en una estrella de la música pop/latina, siendo más un producto manufacturado que un artista. Llega de un viaje de "introspección artística" por la India para conseguir la inspiración que no llega hace años, que en realidad es la confirmación de que es un cantautor sin ideas y que sólo piensa en su fama, y allí se cruza con su ex amigo Miguel, hoy convertido en un profesor de música a domicilio. Con el tiempo, la bronca por el abandono parece haber quedado atrás y por ello lo invita a ser parte de su banda, como guitarrista. La inutilidad de uno se cruza con la necesidad del otro, y aquel productor que antes lo había desechado, hoy decide que puede transformarlo en estrella al igual que Richie, con el nombre artístico de Miguello. Allí comienza la aventura de enredos de estos dos cantantes, que comienzan a odiarse cada vez con más fuerza, y se producirán varias batallas de boicot entre uno y otro. Utilizando como punto de partida la frivolidad del mundo artístico-comercial, el director Fabián Forte explota en forma humorística los miles de recursos que le brindan los clichés musicales reales del mainstream. Una construcción que utiliza la sátira de esos elementos para montarlos en un filme netamente familiar y ameno, pero que por momentos se queda tan cómodo en esa posición que no arriesga nada, algo que sí quizá se vio en las otras producciones que tuvo a cargo con la misma pareja protagónica. En cuanto a las actuaciones, se destacan los papeles secundarios de Facundo Gambandé, como un fanático entregado por completo a Richie, y las apariciones especiales de Cinthia García como la mujer de Miguel. Desgraciadamente, se desaprovecha a algunos actores, como Dady Brieva y Miguel Ángel Rodríguez, con poca gracia y tiempo en pantalla. Víctima de un corte similar fue Inés Palombo, pues dentro de la historia aparece como el interés romántico de Richie, aunque todo termina en un gag que no agrega nada.
Las mujeres de tu vida "Mamá se fue de viaje" trata sobre Vera, una mujer que, cansada de lidiar con la rutina de sus hijos, decide irse de vacaciones y dejar todo en manos del padre de familia. Cansada de lidiar con la rutina de sus cuatro hijos, con edades que van desde los dos años a la adolescencia, y de no ser valorada por ellos ni por su marido Víctor, Vera (Carla Peterson) decide irse de vacaciones al Machu Picchu y dejar todo en manos del padre de familia. El problema es que Víctor (Diego Peretti), un adicto al trabajo que acaba de llegar a la gerencia de una empresa multinacional, ni siquiera sabe las edades de sus hijos y, obviamente, todo comenzará -y probablemente termine- de la peor manera. Sin proponerlo como mensaje principal, el director Ariel Winograd plasma una mirada feminista no sólo en su argumento principal, sino en la fuerza de sus personajes secundarios: la vida de Víctor es sistemáticamente fácil por las mujeres que lo rodean: su esposa, que cría a sus hijos; la empleada de su casa y su secretaria. No hubiese conseguido todo aquello que lo enorgullece sin esas relaciones. El punto de inflexión se da por una cuarta mujer (Pilar Gamboa), que llega a salvarlo cuando todo parecía incendiarse y, a través de ella, conocerá la importancia de algunos roles o personas en su vida más allá de su éxito o reconocimiento, pues no denota a la mujer como “sostén” sino que la posiciona como heroína. En clave humorística, en su punto justo, como nos tiene malacostumbrados Winograd (toda su filmografía es excelente), “Mamá se fue de viaje” no deja de ser una comedia familiar, pero, más allá de las risas, de las ocupaciones o roles de cada persona, es intensamente refl exiva y oportuna en estos tiempos en los que los tradicionalistas comienzan a perder sus paradigmas con justicia.
Metamorfosis adolescente "Spiderman de regreso a caso" comienza desde el momento en que el superhéroe es llamado por Tony Stark para detener al Capitán América. A pesar de ser un híbrido, la película tiene una estética muy definida y logra su cometido. Aun los más despistados conocen el comienzo de la historia de Spider Man: una araña radiactiva lo pica, y por ello surgen en él los superpoderes. Con dos arácnidos anteriores en los últimos 15 años (el primero interpretado en 2002 por Tobey Maguire y el segundo por Andrew Garfield desde 2012), hacer una remake que cuente todo el proceso de formación sería agotador y repetitivo. Por ello “Spider Man: De regreso a casa” comienza su historia desde el momento en que es llamado por Tony Stark (Robert Downey Jr.) para que lo ayude intentando detener al Capitán América (Chris Evans), con escenas que se vieron en “Capitán América: Guerra civil”. La idea de Marvel de forjar su universo fílmico en forma serial aliviana el peso de estar una y otra vez contando lo mismo, pero a la vez obliga a mirar todo lo anterior y todo lo que vendrá. Como ejemplo de marketing es excelente, aunque, como largometraje, termina siendo un híbrido pues sólo es una porción de historia que encaja con otras piezas, y que, sin conocer de ante mano las muchas películas de la franquicia Marvel, puede dificultarse su entendimiento. Como ya fue expresado, las escenas iniciales tienen que ver con un repaso de “Guerra civil”, de 2016, con la misma emoción del adolescente Peter Parker (Tom Holland) al contar cómo ayudó a Iron Man con su nuevo traje de Hombre Araña, y le sacó el escudo al Capitán América. Antes, el director Jon Watts había sorprendido al introducir al villano de turno, Vulture (Michael Keaton), para que la épica se aferre a algún nacimiento, en este caso, la maldad y avaricia de Adrian Toomes. En tanto, Peter vuelve a la casa de su tía May (Marisa Tomei) a la espera de otra nueva aventura, pero el llamado del asistente de Tony, Happy (Jon Favreau) no llega y eso deprime al héroe con ganas de transformarse en ídolo. Si bien no se narra todo el proceso evolutivo hasta la conversión, a modo de presentación sí el filme se transforma en una especie de comedia juvenil, al exponer a Parker en plena metamorfosis hacia lo que realmente debe ser. Peter deberá enfrentarse a la realidad cuando, abandonado por su mentor Tony, se encuentre con un problema más complejo que reducir a ladrones de poca monta, y se entere de que en su ciudad hay tráfico de armas con alto poder destructivo pues contienen materiales alienígenas. No sería justa la comparación, pero podría deducirse que el nuevo Spider Man es un “Deadpool” familiar. Es divertido y rebelde, pero, siendo uno de los superhéroes favoritos de los más pequeños, está bien que el humor sea apto para todo público. Pero en el balance también uno se preguntaría cuán mejor podría haber sido el filme si se hubiese hecho con más crudeza y no tan liviano como resulta. De todos modos, lo destacable es que posee una identidad muy definida, con una estética amena y acorde con el superhéroe, por lo que vale la pena entre los estrenos “comiqueros” del año.
La tercera se venció La última entrega de la saga de "Mi Villano favorito" trata sobre la nueva aventura de Gru, quien trabajará como un agente encubierto junto a su esposa. El desgaste de la historia es notorio y los "minions" quedan en un segundo plano. El desgaste de los recursos en las sagas es uno de los principales problemas a los que se enfrentan los cineastas y guionistas a la hora de hacer las segundas y terceras partes de una historia, meramente por su éxito, cuando no existe continuación narrativa planeada desde el inicio. Y a pesar de todo el afecto que la audiencia haya ganado por un personaje, incluso en un filme animado, ese cariño no alcanza para que una franquicia funcione, y se necesita un fuerte colchón argumentativo para sostenerlo. Desgraciadamente, esos giros muchas veces se huelen más como actos desesperados por lograr el éxito de mercado. Uno de esos ejemplos es la tercera parte de "Mi Villano favorito", que llega hoy a las salas argentinas. En esta ocasión, nuestro antihéroe Gru trabaja como un agente encubierto de una fuerza de seguridad junto a su ahora esposa Lucy, a quien conoció en la segunda parte. Por no capturar a Bratt, un villano que parece atrapado en la década del 80, la pareja es despedida de la fuerza. Cuando la familia comienza a vivir una vida de "civiles", aparece el hermano gemelo de Gru, llamado Dru, quien tiene la intención de hacer que vuelva a sus andanzas en el mal. La introducción de un hermano es un signo de alarma para la franquicia, pues no supo sostener en el tiempo el desarrollo de los personajes. En la primera parte, la evolución desde malo a bueno de Gru gracias a sus hijas fue lo que le dio un sabor especial al filme animado, además de la ternura que causaban los Minions. En la segunda, las cosas no fueron tan bien, pero los matices románticos y su consolidación como padre ayudaban a mantener las risas. En "Mi villano favorito 3", el desgaste mencionado al principio se hace visible, con Minions e hijas en poquísimas escenas, completamente desaprovechados. Vuelo bajo Los gags más simples y por ello los que más divierten a los chicos son los que mejor funcionan más allá de los análisis estructurales, y por eso es que tal como sucedió con otros largometrajes animados como "La era de hielo", o "Madagascar", con el correr de las secuelas fueron sesgando su audiencia al género infantil, que, vale decirlo, es al primero que apuntó, mientras los adultos son sólo un efecto colateral en este éxito global del cine sin carne y hueso. Habrá que esperar si logra un margen de recaudación que mantenga a Gru vigente, lo que a esta altura, sabemos, será la única chance de que tengamos que esperar "Mi villano favorito 4" o que la agonía haya finalizado con esta entrega.
Acompañar o sacar provecho "Un don excepcional" trata sobre un hombre que debe criar a su sobrina superdotada, quien tiene problemas para socializar. Sin recurrir a la lágrima fácil, el filme deja al espectador reflexionando y se destaca por la sutileza de su guión. El título puede llamar a la confusión, y una síntesis de su argumento, profundizarla. Porque si bien podría reducirse “Un don excepcional” a la historia de un hombre que debe criar a una pequeña superdotada, y remitirnos a un melodrama de superación, el filme ahonda en terrenos más complejos para evitar la lágrima fácil, dejándonos un gran estreno para reflexionar y disfrutar sin culpa. Mary Adler (Mackenna Grace) es una niña prodigio que, al comienzo del metraje, debe ir al colegio obligada por su tío Frank (Chris Evans), pues así se lo prometió a su hermana, la madre de la pequeña. A Mary le cuesta socializar con niños de su edad y se aburre en el aula, pues obviamente su inteligencia está mucho más allá de lo que pueda enseñarle cualquier maestra de grado. Cuando las autoridades de la escuela noten el don de Mary, intentarán convencer a Frank de que la ingrese a un instituto especial y cuando el hombre se niegue, entrará en juego la abuela Evelyn (Lindsay Duncan), quien, a pesar de haber estado ausente toda su vida, verá en su nieta una oportunidad de continuar el trabajo de su hija, una de las matemáticas más brillantes de los últimos años. Así comienza el esquema de la disputa por la tenencia de la niña, en donde se hablará sin tapujos de qué es lo que quiere cada uno, el bienestar de Mary o el aprovechamiento de su mente. Mensaje subyacente Si bien no explota del todo los recursos que podría elevarla aún más, la propuesta de “Un don excepcional” se separa del promedio por la sutileza de sus diálogos, y el desarrollo contradictorio de los personajes, equilibrio que expone pero no juzga, y nos mantiene a línea sin dar un veredicto antes de tiempo sobre lo que vemos en pantalla. Otro de los aciertos es no dejar que Mary consuma toda la energía de pantalla, algo difícil de lograr cuando se trabaja con niños protagonistas, y en este caso en particular, por ser una infante que sobresale por su inteligencia. En parte, lo logra por hacer que el entorno familiar sea parte esencial del núcleo de la historia, y allí encontrarnos con pasados explicativos sobre consecuencias que ocurren en el presente, y demonios que sorpresivamente aparecen, casi impensado para un largometraje de estas características. Sin necesidad de enviar un mensaje, lo que queda dando vueltas es la exposición de un hecho que se ha hecho costumbre: la crianza de los niños ¿se acota a prepararlos para el mundo y aprovechar sus virtudes?
Perdidos en la playa En "Baywatch" sigue al devoto salvavidas Mitch Buchannon mientras se enfrenta con un nuevo recluta bastante atolondrado. Juntos, descubren un plan criminal que pone en peligro el futuro de la bahía. La comedia de acción entretiene en justa medida, pero se queda a medio camino a la hora de decidir si le rinde pleitesía a la serie original o se burla de ella. Mitch Buchannon vuelve más fornido, pelado y morocho en esta adaptación de "Baywatch" a la pantalla grande, pero no sólo de cambios físicos se trata el asunto. También se lo ve chistoso, duro pero bondadoso como héroe militar sabio, y bastante soberbio. En el filme que juega con la nostalgia de los criados en los 90, la historia comienza y termina con el líder, "teniente" (Dwayne Johnson), de los guardavidas más famosos, que reaparece en las playas para enfrentarse a un narcotraficante de drogas que se metió en su territorio, es decir, la porción de arena que separa la ciudad del océano. Para ello, lo acompañan las bellas Stephanie (Ilfenesh Hadera) y CJ (Kelly Rohrbach), que sí sería la misma que interpretó la legendaria Pamela Anderson en la época dorada de la serie. Al comienzo del filme, se elige a los nuevos aspirantes a guardavidas, Summer (Alexandra Daddario) y Ronnie (Jon Bass), pero para ponerles adrenalina a los días playeros, Mitch tendrá que lidiar con Matt Brody (Zac Efron), un campeón olímpico de natación que no entiende de reglas y trabajo en equipo, principios fundamentales para el jefe. Mientras intenta que los nuevos e inexpertos se adapten al trabajo, Buchannon irá tras la millonaria Victoria Leeds (Priyanka Chopra) por creer que está relacionada (instinto de guardavidas será) con la aparición de unos paquetes de droga en la costa que él debe cuidar. La comedia de acción entretiene en justa medida, pero se queda a medio camino a la hora de decidir si le rinde pleitesía a la serie original o se burla de ella, siendo más efectiva en el segundo caso. Por desgracia, La Roca termina convirtiendo la clásica historia de playa en una más de su universo, ese en el que Johnson es un omnisciente y todopoderoso ser, comiéndose la propuesta con su estilo. En un esfuerzo sobrehumano por crear running jokes (chiste que se repite muchas veces) y otros gags en el guión, parecen querer que olvidemos pésimos efectos especiales, robos a mano armada a comedias clásicas (una escena de cinco minutos de un pene atorado es algo que ya se vio en "Loco por Mary") y secuencias de acción y persecución exageradamente infantiles.