El mismo chiste sigue causando gracia En "Buenos vecinos 2" Mac y Kelly Radner tratan de vender su casa, pero al estar al lado de una casa de fraternidad universitaria de chicas, se dan cuenta de que no será tan fácil, por lo que deciden enfrentar a las descontroladas estudiantes. Sirve para divertir lo suficiente y hacer pasar un buen rato a pesar de no ser un largometraje inolvidable. Escena de sexo matrimonial que termina en algo escatológico. Así comienza “Buenos vecinos 2”, y sinceramente el primer pensamiento es “¿Esta película no la vi ya?”. Suena a reciclado de los chistes que quedaron afuera en la primera parte, y algunos que repiten el mismo esquema de escenas ya estrenadas. Sin embargo, el buen timing de Seth Rogen y Rose Byrne para la comedia liviana (muestran vibradores y hablan de marihuana casi todo el tiempo pero sigue teniendo poco peso) y la gran participación de Zac Efron -un hallazgo que nadie creía posible- sirven para divertir lo suficiente y hacer pasar un buen rato a pesar de no ser un largometraje inolvidable. En esta ocasión, como Mac (Rogen) y Kelly (Byrne) esperan un hermanito para Stella, deben mudarse a una casa más grande, y ni bien consiguen comprador, que tendrá un mes para confirmar la compra mientras inspecciona que todo sea tranquilo en el barrio, una hermandad de chicas se muda a la casa que supo ser del grupo de Teddy (Efron) en el pasado. Nuevamente comenzarán los problemas con la juventud para esta pareja que evita todo el tiempo parecer “vieja” aunque los conflictos con adolescentes se los recuerde todo el tiempo. Lideradas por Morgan (Chlöe Grace Moretz) las chicas lucharan en contra del sexismo que les prohíbe hacer fiestas a las comunidades femeninas, y serán lo más ruidosas que puedan. Teddy se transformará en el consejero de la fraternidad, pero como ya se convirtió en “adulto”, se cruza de bando ayudando al matrimonio a expulsarlas del barrio. Como ya se dijo, no se trata de una película superadora, y parece el mismo chiste que ya te contaron, pero narrado por otra persona vuelve a ser divertido y el placer culposo de reírte solo por reír, gana.
El demonio vuelve a meter la cola En El Conjuro 2, film que generó mucha expectativa, el protagonismo recae en el matrimonio Warren, los “cazademonios” más famosos, y una de sus historias de encuentro con espíritus. El conjuro” es considerado, tanto por la crítica como por el público en general, la última película capaz de provocar miedo. Es por ello que la expectativa por esta segunda parte era mucha, exacerbada por la cantidad de fiascos en materia “terror” y sus parientes cercanos que vimos/ padecimos en los últimos años. Nuevamente el protagonismo recae en el matrimonio Warren, los “cazademonios” más famosos y respetados, y una de sus historias de encuentro con espíritus para crear este nuevo filme. Ed (Patrick Wilson) y Lorraine (Vera Farmiga) viajan a Inglaterra pero como asesores de la Iglesia en lo que podría ser una casa embrujada, pues, como el caso se mediatizó rápidamente, la institución no quiere realizar un exorcismo sin estar 100% segura de la veracidad del asunto. La acción tiene lugar seis años después de lo narrado en el primer filme, y comienza con una secuencia en la famosa casa de Amityville, otro de los casos más importantes y que más marcaron la historia mediática y personal de los Warren. Es que allí Lorraine tendrá una premonición clara de un suceso que involucrará a su esposo, similar episodio que ya vimos en la primera parte y nunca tuvo explicación hasta esta entrega. A raíz de ello, deciden parar con los trabajos, pero vuelven tras el pedido de un párroco y por la gravedad del tema: una niña es la poseída. Nenes con miedo La acción se traslada a Inglaterra entonces, adonde los demonó- logos llegan, y, como siempre, se encariñan con las víctimas. Deberán batallar contra el espíritu de un anciano que se rehúsa a dejar la casa y asusta a los cuatro niños (la cantidad de infantes es recurrente, pero agrega tensión y gritos agudos que terminan siendo herramientas). Pero lo complejo no sólo será encauzar un exorcismo, sino que, entre espíritus y demonios, el caso tomará elementos de distracción del suspenso como género, dando una vuelta inesperada sobre el mismo eje del relato. El acierto de la saga es mostrar la humanidad de los cazadores, casi siempre manteniendo la fe en lo que les cuentan (en esta oportunidad varias escenas hablan directamente de “fe”) y buscando que la familia pueda seguir su vida en paz. De allí que genera empatía en contraposición a lo demoníaco y el horror en pantalla. La duración del filme (135 minutos) parece ser lo único adverso, pues es tediosa la carga que provoca el temor y el sobresalto durante tanto tiempo, y más cuando, al ojo de cualquiera, esto podría ser solucionado con una mejor edición (hay escenas que podrían haber sido obviadas por completo). Por lo demás, el director James Wan mantiene la esencia de su predecesora y, si bien no será recordada con tanta excitación como la primera parte, “El conjuro 2” es una gran opción para ver en cine, asustarse y recordar cuán bien pueden hacerse las películas de terror.
Buscando el rumbo propio En el film Tini: el Gran Cambio de Violetta Martina Stoessel, agobiada por su presente personal y laboral, acepta que su padre la mande a una isla en Italia, en la que una amiga tiene una residencia para artistas, para que, en soledad, logre verse cómo es, sin el reflejo de las cámaras. A los chicos hay que dejarlos soñar. Hacerles sentir que la vida es todo lo que desean si ellos se lo proponen. Siendo un poco filosóficos, podríamos decir que es verdad. Pero el mundo de Disney ofrece esta fantasía piadosa, incluso en sus productos latinos, como el que produjo con Martina Stoessel. Y se debe a esa facilitación de la infancia, a pesar de los cambios de sus artistas. Por eso, cuando un día Tini quiso dejar atrás a Violetta, la cuestión fue cómo se lo contarían a su público, mayoritariamente infantil. Violetta vuelve de su gira mundial y debe encerrarse a grabar un disco, no sin antes ver cómo la prensa habla de la nueva relación de su novio León con otra chica. Agobiada por todo, acepta que su padre, sin darle muchas explicaciones, por creer que las tiene que encontrar por sí misma, la mande a una isla en Italia, en la que una amiga tiene una residencia para artistas, para que Tini, en soledad, logre verse cómo es, sin el reflejo de las cámaras ni la repercusión de su vida puesta en escena. Pero nunca perdemos de vista que ella es la estrella, incluso en los momentos de desilusión, de los que luego sale adelante. Con un elenco que incluye, normativamente, al grupo de amigos que la ayudan a brillar, un padre adorable (Diego Ramos) y el empeño de la dueña de la residencia (Ángela Molina), el filme invitará a seguir soñando, prosiguiendo con un relato idealizado, pero consecuente con la dinámica Disney. Disfrutable tanto para niños como adolescentes y adultos, la película, dirigida por Juan Pablo Buscarini, apenas sobrepasa la hora y media de duración, por lo que la acción es constante y la magia no se apaga nunca, aunque a veces es exagerada (la idea del galán como príncipe que llega en un caballo blanco es romántica, pero arcaica). Sin dudas es destacable la actuación de Martina, que así como tiene tanta llegada con los más pequeños, seguramente en el futuro seguirá una carrera profesional que atraiga a todo tipo de audiencia.
El tiempo es oro Dirigida ahora por James Bobin, "Alicia a través del espejo" mantiene el sello de Tim Burton; es secuela y precuela a la vez. La apuesta visual, en el fantasioso 3D, también resulta espectacular en la misma línea que la anterior entrega. Tras el filme que revivió a Alicia y su viaje al país de las maravillas, Tim Burton decidió correrse de la dirección y dejó en manos de James Bobin la secuela basada en la famosa fábula cuyos derechos le pertenecen a Disney. Alicia (Mia Wasikowska) es capitana del barco de su papá y, tras recorrer el mundo, regresa a su hogar. Varios problemas laborales y familiares la aquejan, pero todo parecerá menor cuando el llamado de sus amigos de la infratierra la haga ir para salvar a su amigo, el Sombrerero (Johnny Depp), que está enfermo y la única manera de salvarlo es devolverle a su familia. Lo más importante de esta segunda parte es que mantiene dignamente lo visto en la anterior película y, tratándose de un guión original, es interesante que el mensaje que deja sobre “utilizar bien el tiempo” sea tan claro, sin muchas complicaciones, e igualmente disfrutable para niños como para adultos. La apuesta visual, en el fantasioso 3D, también resulta espectacular en la misma línea que la anterior entrega, sólo que con más recursos para crear ese mundo, gracias al avance tecnológico en materia de efectos especiales en estos cinco años de diferencia.
Volvió el cine de acción En "Mente implacable", las memorias y habilidades de un agente muerto de la CIA le son implantadas a un convicto peligroso e impredecible. Es de las mejores opciones para ver en cartelera gracias al vértigo impreso en las tomas. Entre tanto filme rebuscado, que busca identidad en donde no debe -cuestiones de género y degeneración- y proyecto ambicioso sin profundidad, de vez en cuando surgen películas que no intentan cambiar el mundo, que no se atan a la búsqueda inconsciente de la trascendencia y que, sin el esfuerzo por ser originales, son únicas de todas maneras. Por ello, el estreno de “Mente implacable” nos recuerda a aquellos filmes de la década del ‘90 que rebalsan de acción y te hacen pasar un muy buen momento y nos dejan un personaje que seguramente recordaremos. Por qué es hay que verla En este caso, Kevin Costner será un mal héroe pero heroico al fin, que comenzará como un criminal y se transformará en una vital herramienta para mantener la paz mundial. Jericho (Costner) no discierne entre el bien y el mal por lo que carece de sentimientos, debido a un golpe recibido en la niñez, pero que gracias a ello puede ser el único receptor posible de una parte del cerebro del agente de la Cía, Billy Pope (Ryan Reynolds), asesinado por no dar información que solo él conocía para fraguar los planes de un terrorista español. La cirugía, realizada por el Dr. Franks (Tommy Lee Jones), era un procedimiento experimental para recuperar la memoria del agente, y si bien el criminal sobrevive, al despertar le dice al jefe de Pope, Quaker Wells (Gary Oldman) que no recuerda nada. Sin embargo, tiene todos los conocimientos y habilidades del entrenado oficial y los utiliza para escapar. No pasará mucho tiempo para que todos se den cuenta de la mentira de Jericho y tanto los terroristas como la CIA lo busquen por todos lados. Con una inolvidable actuación de Costner, un elenco de grandes estrellas y un guión correctísimo en densidad de acción, humor y drama, “Mente implacable” es uno de los mejores filmes de 2016, y si bien no será publicitado como un gran “tanque”, es de las mejores opciones para ver en cartelera gracias al vértigo impreso en las tomas, grandes escenas de acción y verdadera noción de lo que debe ofrecer un largometraje de su género en sus 110 minutos de duración.
Un ovillo demasiado enredado En "El Hilo Rojo" Manuel y Abril quedan flechados instantáneamente, pero el destino hace que se separen y no vuelvan a encontrarse hasta varios años después. Lo más drástico es lo que trasciende la pantalla. Siendo una relación romántica en pleno crecimiento durante el rodaje del filme. Manuel (Benjamín Vicuña) se cruza en el aeropuerto con Abril (Eugenia Suárez). Ambos son tan lindos que parecen destinados el uno al otro. Toman el mismo vuelo, se conocen por cinco minutos y la atracción es tan grande que deciden seguir la historia cuando pisen tierra. Pero por un problema en el aeropuerto al que arriban nunca llegan a encontrarse, y los pajaritos del amor los tenían tan atónitos que nunca se dijeron los nombres siquiera. Siete años después, un viaje a Cartagena los reencuentra en el mismo hotel, pero las circunstancias cambiaron: ambos están casados y tienen hijos. Un par de horas juntos y se olvidan de ese obstáculo (él primero que ella, pero terminan amnésicos los dos) y le dan rienda suelta a su pasión. Llega el momento del retorno y las culpas y las obligaciones los ponen en una situación de crisis. El filme trata desde ese punto de empatarnos en su mundo y nos fuerza a ver situaciones de “tira y afloje” en este “hilo rojo”, que no se puede cortar pero sí puede quedar deshilachado de tanto forcejeo. Gente bella en una película visualmente atractiva, en un paraíso romántico, usando ropa a su altura y sufriendo de manera sexy en sus casas lindas con sus parejas lindas. Lo más drástico es lo que trasciende la pantalla. Siendo una relación romántica en pleno crecimiento durante el rodaje del filme, en escena no existe nada de química entre Suárez y Vicuña, a pesar de que sus personajes, que no dicen mucho por cuestión de guión y dirección, están bien en este contexto estético -que carece de alma-, y su actuación no es brillante pero eficiente.
Falsos dioses que copan la parada En "X-Men: Apocalipsis", un poderoso mutante se despierta después de miles de años y recluta un equipo para eliminar a la humanidad Filme entretenido pero hasta un punto, por no traer nada, absolutamente nada novedoso. En la ingrata tarea de adaptar el comic al mundo del cine, vemos que son pocos los nuevos héroes que aparecen y las secuelas, precuelas, y remakes siguen bombardeando las salas de cine con propuestas que, por lo general, no convencen, porque cuando la vara es comparativa, y se especula con el éxito, es difícil mantener una franquicia con la frescura de su filme original. Y este año, casualmente o quizás siguiendo un patrón, se vuelve a aquella vieja moraleja que indaga en “¿qué harías si tuvieras poder?”. Vimos este tema ético en conflicto en “Batman Vs. Superman” y en “Capitán América, Civil War” recientemente, y ahora en “X-Men apocalipsis”. Si bien la piedra fundamental de los mutantes ha sido siempre la de la discriminación al que es diferente, aparece muy diluido en esta película y la trama central trata de un ser todopoderoso que se cree dios e incita a aquellos que tengan gen mutante a que lo sigan y que destruyan al débil por inútil. La historia nos lleva a la década del 80 y veremos a Xavier (James McAvoy) ya dirigiendo la “escuela para jóvenes talentosos” a la que acuden los adolescentes Jean (Sophie Turner) y Scott (Tye Sheridan). Los mutantes llevan una vida tranquila hasta que Sabah Nur, un mutante de miles de años, es despertado y necesita cuatro “jinetes” para crear el apocalipsis de la humanidad, o su esclavitud. No es incertidumbre, sino que nunca se deja en claro dentro del filme. Mientras tanto, Magneto (Michael Fassbender), que vivía escondiendo su poder, es encontrado y, por esas casualidades forzadas en el cine, relacionadas a una tragedia que le toca vivir, decide que los humanos son malos y en medio de su cólera se une al grupo de Sabah, en esta ocasión como secundario y no como villano principal. Vuelve Mystique (Jennifer Lawrence) para ayudar a Xavier a pesar de no decidirse entre el bien y el mal, y los ayuda a rearmar la nueva (o anterior, esto de los viajes en el tiempo confunde) generación de los X-Men junto a Hank “la bestia”, Nightcrawler, Quicksilver en su versión copada (en Avengers quedó relegado y muerto) que constituirán esa vieja frase de “la unión hace la fuerza”. Un cameo que resuelve escena de Wolverine (Hugh Jackman) y a ganar millones. Filme entretenido pero hasta un punto, por no traer nada, absolutamente nada novedoso.
Retrato urbano de un hombre solitario "Hijos nuestros" cuenta cómo un taxista machista, poco tolerante y fanático de San Lorenzo conoce a Silvia y su hijo Julián y va modificando su comportamiento de a poco, tan lentamente que desespera al espectador. Hugo (Carlos Portaluppi) es un taxista solitario, machista y poco tolerante que no tiene más que hacer en el día más que trabajar muchas horas en su auto, comer, y tener sexo ocasionalmente con una prostituta. Los días transcurren, la vida le pasa sin que se inmute. Lo único que llena el espacio vacío de vaya uno a saber qué trauma o circunstancia lo dejó tan desencantado de vivir, es su pasión por el club San Lorenzo. Pero esa monotonía rebuscada cambia cuando lleva a Silvia (Ana Katz) y su hijo (Valentín Greco) y el adolescente pierde su billetera. Tras devolverla, comenzará una cadena de favores que continuará en amistad con Silvia, y al ver que el chico tiene talento para el fútbol, se ofrece a llevarlo para una prueba en el club de sus amores. Hugo tendrá, por fin, una oportunidad para dejar de sobrevivir al resto de sus horas, y comenzar a vivir verdaderamente, gracias a sus nuevos vínculos. Se siente la tensión que desencadena Hugo, la distancia que pone a pesar de ser amable y mostrar intenciones amorosas, no puede evitar la frialdad. Y el trabajo de Portaluppi es extraordinario por llevarlo al límite entre la incomprensión y la lástima. Su conciencia le habla al cambiar las palabras del periodista que le habla en la televisión, en misa cantando una canción de cancha, o al decir “qué estará haciendo” la mujer que le gusta que no contesta el teléfono. Se siente juzgado y va modificando su comportamiento de a poco, tan lentamente que desespera al espectador, que intuye que nunca alcanzarán esos detalles para conquistar a Silvia, para seducir a una familia que nunca tuvo ni sabría tener.
Otra de superhéroes, enfrentados a muerte “Capitán América: Civil War” muestra cómo la alianza de “Los Vengadores” se fractura y se forman dos bandos. La película divierte en su justa medida y principalmente da un buen pie para futuras producciones “marvelianas”. Llega el segundo “superclásico” del año, un nuevo choque de héroes, y afortunadamente para todos, salva este nuevo género de épica del cómic. Si con “Batman vs. Superman” las opiniones fueron muy disímiles, entre los que la consideraron una obra maestra y aquellos que piensan que es el peor filme de superhéroes jamás estrenado, con “Capitán América: Civil War”, la historia se repetirá en términos de “grieta” pero en otra escala. Porque si bien pueden discutirse detalles, encuentros y desencuentros y otros aspectos, el filme, en términos generales, mantiene la línea narrativa y esencia de las demás producciones de Marvel. Por desgracia, para la franquicia, el inicio del conflicto entre el Capitán América (Chris Evans) y Iron Man (Robert Downey Jr) como cabezas de equipo tiene un tufillo inapropiadamente similar al que desata la pelea entre el hombre murciélago y el de acero. Por el lado positivo, el largometraje demuestra cómo una misma raíz puede derivar en resultados tan dispares. El mundo padece los superpoderes de estos “hombres mejorados”, a pesar de salvarlo una y otra vez, según cuentan ambas historias. Es interesante cómo el tema del autocontrol o supervisión total (cuasi totalitarismo) se introduce en ambas historias y les plantea conflictos morales en contraste con sus principios, cuando deberían ir por un mismo camino: ¿dónde se para la ética cuando muchos seres a los que intentás salvar pierden su vida, o la de un hijo, o su casa? ¿Debe ser perdonado el daño colateral? Conflictiva misión Resulta que el Capitán América, junto con Natasha Romanoff (Scarlett Johansson), Wanda Maximum (Elizabeth Olsen) y Sam Wilson (Antohny Mackie), está en una misión en Nigeria, y todo termina con civiles heridos y muertos. Por eso, las Naciones Unidas firman un acuerdo para coartar la libertad de Los Vengadores. El grupo se divide entre los que creen que deben aceptar ese acuerdo y los que no quieren, pues consideran que se trata más de un tema político que de seguridad nacional. El Capitán liderará la facción que querrá mantener la libertad absoluta para operar en todo el mundo, mientras que el eterno rebelde Tony Stark considerará en esta ocasión que deben atenerse a la supervisión gubernamental. Justamente en la firma del concilio que los obliga a rendir cuentas al grupo de héroes, un acto terrorista pondrá en acción a todos: con el “Soldado de invierno”, Bucky (Sebastian Stan) como principal sospechoso, su gran amigo querrá defenderlo por creerlo inocente, mientras Iron Man buscará apresarlo. Rhodes, Clint Barton y Visión tomarán también una postura respecto del problema, y se sumarán AntMan (Paul Rudd), y un joven Hombre Araña (Tom Holland) como refuerzos en esta épica pelea. Con una historia que busca ser grandilocuente pero a la vez carece de estructuras complejas, “Capitán América: Civil War” tiene mucha acción, divierte en su justa medida (a comparación de la exagerada cantidad de gags de “Los vengadores 2: La era de Ultrón”) y principalmente da un buen pie para futuras producciones “marvelianas”.
Los hermanos sean unidos por el espanto En "Goodnight mommy" dos gemelos esperan que su madre regrese a casa tras una cirugía plástica. Pero a su vuelta, completamente vendada, la mujer se muestra fría y hará que los niños se pregunten si se trata de una impostora. Se ofrecerán pistas reales de lo que sucede, pero difícilmente se noten hasta que sea demasiado tarde. Dos hermanos gemelos esperan solos en su casa a que su madre regrese, tras una cirugía plástica. Por el vendaje que cubre toda su cabeza, a los niños les resulta extraño tratar con ella. Lukas y Elías no comprenden muy bien la situación, y sienten que está distante en el trato con ellos, creando una distancia que difiere de la relación que los nenes solían tener con ella. La primera noche surge el tema: “Ya no es nuestra mamá”. Desde un comienzo todo huele mal. Y no es sólo el parecer de los hermanos, sino varias pistas van confirmando cada vez más que esa mujer momia, que vive con ellos no es la misma que dio a luz a ambos. Con el correr de los días todo irá empeorando, la incertidumbre de los nenes aumentará acorde a la frialdad de su mamá. Y, a cargo del hogar, porque la adulta debe guardar reposo, los niños irán tomando posesión de todo y comenzarán la oscura investigación para desenmascararla. Los aciertos El recuadro campestre, lejos de todo, abierto a miles de posibilidades, pero despojando de cualquier tipo de ayuda al trío, genera una tensión constante. El silencio no tranquiliza, sino que amplifica la distancia, como si un eco invisible se repitiera hasta el infinito, recordándoles cuán solos están y allí toman cartas en el asunto. Varias personas entran en la casa, pero ellos aparentan que nada raro sucede. Luego, intentarán escapar pero un sacerdote los devuelve a la casa, pensando que se trata de una travesura. Se nos ofrecerán pistas reales de lo que sucede, pero difícilmente las notemos hasta que sea demasiado tarde, creando un desarrollo perfecto del filme, que con pocas líneas de guión nos hace mantener en vilo hasta el último minuto. Grata sorpresa desde Alemania, con dirección de Veronika Franz y Severin Fiala, y grandes actuaciones de Susanne Wuest y los hermanos Elías y Lukas Schwarz, será una gran opción en cartelera y en general para los estrenos de terror y suspenso del año.