Una nueva apuesta del director Ariel Winograd en el humor, con una significante diferencia respecto a sus anteriores películas: la renovación generacional del dúo protagonista. En esta oportunidad, Lali Espósito, debutante en el cine, y Martín Piroyansky, ya una cara conocida en varias vertientes del género -incluso dirigió “Voley”, comedia adolescente-. A pesar de ser, por este cambio, una película joven, Winograd se las arregla para hacerla universalmente graciosa y hace reír a todo el mundo. Camila (Lali Espósito) y Mateo (Martín Piroyansky) son una pareja joven que en charla con sus mejores amigos comienzan a hablar de los “Permitidos” de cada uno. El término, que muchas personas recordarán por la lista que hace un personaje en serie norteamericana “Friends”, se argentinizó y hace referencia a un famoso que por su carácter de inalcanzable, es el “permitido” de la persona que lo nombra y un encuentro sexual con aquel objeto de deseo no significa infidelidad, pues la pareja del que nomina, en la suposición de la fantasía, lo acepta. Zoe Del Río (Liz Solari), una hermosa actriz que aparece en todas las películas y campañas publicitarias que existen, es el permitido de Mateo. “Si te da bola Zoe, te aplaudo”, le dice la novia, dando el permiso necesario, sin pensar que el joven, milagrosamente, se cruza con su rubia debilidad y aparenta ser su héroe cuando atropella sin saber a quien resultó ser el ladrón de su cartera. Por ser una figura pública, en los medios y las redes sociales se viralizan las fotos de Mateo como nuevo novio de Zoe, por el torpe ocultamiento que hace el galán a su novia. El punto de inflexión es el orgullo, el ego lastimado de: “¿Cómo hiciste para que te dé bola?”, lo que disparará la pelea entre ambos. En un ambiente en el que la polémica es reina de la televisión, a la despechada la invitan a un programa de espectáculos, tras un video en el que se descarga por la exposición de su ahora enemiga (un descubrimiento de Winograd, Lali insultando en nivel Federico Luppi). Todo se sobredimensiona cada vez más hasta el punto en que los antes enamorados ahora se odian y la aparición del actor amante de los animales Martín Campos (Benjamín Vicuña), como el permitido de Camila, no hará más que complicar las cosas. La comedia se torna íntima en varios puntos. Primero, presentándonos a dos personas comunes y corrientes (igualmente adorables y en un punto odiables al mismo tiempo) contraponiéndolos al mundo de la farándula. El problema del orgullo, el mal manejo de las situaciones, y el complejo de inferioridad, son tomados tan naturalmente que es imposible no empatizar con esos conflictos a nivel humano, más normal que lo que suponemos. En último lugar, los gags no son obras maestras del humor, sino chistes que cualquiera ha hecho o podría hacer, pero en un guión tan llevadero, lejos de ser un defecto es un acierto y permite la carcajada cómodamente. Piroyansky como carta asegurada para la comedia y la grata revelación de Lali (esta chica sabe hacer de todo) y Vicuña haciendo humor, son las bases en las que su director se apoya para entender que es el gran pionero de la nueva comedia argentina.
Película antitarifazo En "Cuando las luces se apagan" dos hermanos tratan de combatir una entidad tenebrosa que tiene una misteriosa atadura con su madre, Sophie. Si bien el argumento va haciendo agua en los minutos finales, el manejo de los tiempos y principalmente el buen uso de la oscuridad equilibran el proceso y mantienen la tensión hasta el desenlace. Dormir con alguna luz prendida, no entrar en habitaciones oscuras y tenebrosas, caminar rápido por un pasillo poco iluminado. Seguramente son situaciones que de chicos les tocó vivir a todos, porque el miedo a lo que no se ve es tan infantil como lógico. El director David Sandberg, que goza de una notoria trascendencia en las redes sociales por sus cortos de terror de menos de tres minutos, recogió ese miedo originario para “Lights out”, y tuvo tanta repercusión que fue llamado para realizar un largometraje de misma esencia pero con un argumento un tanto más complejo, con decentes resultados. En tiempos en los que están las batallas por la luz y el gas por el excesivo aumento de sus tarifas en nuestro país, “Cuando las luces se apagan” viene a ofrecer resistencia al ahorro exagerado del servicio, recordándonos que la oscuridad no es buena compañía. Todo comienza con la sorpresiva muerte de un padre de familia. Por el trauma, la esposa (Sophie) no puede dormir y habla todo el tiempo con una tal Diana, como escucha su hijo (Martin) aunque nunca la haya visto. Asustado por los ruidos extraños de la casa, nunca concilia el sueño y, desde el colegio, al no encontrar a su madre, llaman a su hermana (Rebecca), que sabe de los problemas psicológicos de su madre, pero también que hay algo más detrás de la paranoia. Los hermanos se unirán para salvar a su madre, sin saber que por ello podrían ser víctimas de algo terrible que los acechará. Desde su trailer (que adelanta demasiado), sabemos que “Cuando las luces se apagan”, Diana es una amiga que Sophie tuvo de pequeña, y que a pesar de que “algo terrible le ocurrió”, según cuenta la protagonista, nunca terminó de irse y mantiene una relación íntima y sombría con ella. “¿Te despertamos?”, le dice la madre a Martin, que se espanta por no ver a nadie más en la habitación. Desde sus dos adelantos promocionales, vemos que el filme irá en la búsqueda de los sustos desprevenidos. Como defecto, podría decirse que es reiterativo el uso de este recurso, pero, como virtud, no importa cuántas veces haya pasado en las escenas pasadas, ni cuántos indicios haya de que se vendrá un sobresalto seguro, efectivamente lo sufriremos y saltaremos de la butaca. Producto de la fusión entre imagen inesperada-aumento de sonido ambiente-grito-alarido, con un director especialista en hacer terror en pocos minutos, es obvio que los climas serán los mismos en su visión extendida del género. Si bien el argumento va haciendo agua en los minutos finales, el manejo de los tiempos y principalmente el buen uso de la oscuridad equilibran el proceso y mantienen la tensión hasta el desenlace. Un buen exponente del terror en la más minimalista de sus formas.
Comedia social a la italiana No Renuncio juzga con humor a la sociedad italiana en general. El protagonista tiene un puesto fijo en el estado, lugar del que no pueden echarlo, y por eso hace de todo menos trabajar. Al no aceptar un retiro voluntario, lo transfieren lejos de su hogar y allí encontrará el amor. Los gags serán siempre simples, pero provocarán un rumor de risa en la audiencia. Este filme se transformó en la película más taquillera del cine italiano, con un éxito que viene arraigado de su carácter social y crítica al italiano promedio y la sociedad italiana en general, juzgándolo con humor. Checco Zalone (interpretado por el actor Checco Zalone, curiosamente) es un hombre que vive su sueño de pequeño: tener un puesto fijo en el estado, lugar del que no pueden echarlo, por lo que durante sus días hace de todo menos trabajar. Desde el otro lado de la pantalla se intenta dar la impresión de que es una situación común en Italia, por lo que la comedia fluye sin mucho argumento y con chistes simples, pero efectivos. Debido a los recortes en el presupuesto del gobierno, Checco es convocado al ministerio para dejar su amado puesto de trabajo a cambio de una indemnización, también llamado “retiro voluntario”, aunque más que nada obligado. Como no quiere aceptar el dinero que le ofrecen, a sus empleadores sólo les queda transferirlo lejos de su hogar, con el fin de que afloje en su oposición: es enviado al Polo Norte noruego, para hacer un trabajo de campo, donde se enamora de la investigadora a cargo, Valeria (Eleonora Giovanardi). Desde allí comenzará un conocimiento de su propia personalidad y al conocer otra cultura, saber qué defectos y virtudes tiene la suya. Los gags serán siempre simples, pero provocarán un rumor de risa en la audiencia, que se verá satirizada hasta el hartazgo durante todo el largometraje.
En "La vida secreta de las mascotas", los creadores de “Mi villano favorito" indagan en el secreto mundo de perros y gatos cuando no están a la vista de sus dueños Hilarante y simple, es el filme perfecto para las vacaciones de invierno. Un perro que no se mueve de la puerta hasta que llega su dueño o un gato que duerme todo el día. Víctimas de la viralización de videos, la gran pregunta de los que tienen mascotas de qué hacen sus animales cuando nadie los ve, fueron en algunas ocasiones contestadas pero como nos gusta desde niños soñar que hay algo más en las cabezas de estas especies domesticadas, es casi un placer culposo descubrir una película que cual “Toy Story”, imagine las historias que las mascotas ocultan. Todo comienza en Max, perro que adora por sobre todas las cosas a su dueña Katie. Su vida marcha perfectamente hasta que Katie decide llevar al callejero gigante Duke (en la versión doblada con voz de “Campi”) a vivir con ella para que sea compañero de Max. Por sus problemas de convivencia, ambos se harán la vida imposible pero intentando deshacerse del otro, terminarán encerrados en camino a la perrera. Cuando un grupo comando rescata a un bulldog enjaulado, en la desesperación por escapar el dúo dice que fueron abandonados y que mataron a sus dueños, para ser rescatados por el líder del grupo Snowball, y sus secuaces. Mientras tanto, los amigos de Max, varios gatos, perros y un pajarito, irán a rescatarlo, topándose con varios problemas en el camino. Una simple historia de enredos que disfrutarán tanto chicos como grandes, principalmente basado en los lugares comunes de la relación entre amos y mascotas. Con dos de cal y una de arena, la productora “Illumination Entertainment” creó las dos partes de “Mi villano favorito”, pero en su contra también realizaron “Minions”, con mucha especulación y poca fortuna, como para tener en cuenta sobre la estructura y comedia de situación con la que nos encontraremos. Hilarante y simple, es el filme perfecto para las vacaciones de invierno.
El libertador de la selva En "La leyenda de Tarzán" pasaron años desde que el hombre mono dejó atrás la selva africana para acomodarse a una aburguesada vida junto a su esposa Jane. Pero ahora es invitado a regresar a El Congo. Un filme que aprueba la difícil tarea de las remakes de sostenerse ante la fuerza de la historia original y versiones pasadas. Las intenciones pueden ser fuertes, motivadas por algún agente interno que reniegue, censure o prohíba mirar hacia atrás. Pero de ninguna manera se puede desoír al instinto, cuando la llamada del hogar es un grito imposible de callar. De esa forma nos atrae la atención la nueva versión del rey de la selva, en “La leyenda de Tarzán”, porque si bien el título nos invita a pensar que vamos a encontrarnos con un filme que cuente toda la verdad del hombre mono, veremos en realidad la confirmación del mito. Ocho años de vida “civilizada” en Europa tiene John Clayton III, Lord Greystoke (Alexander Skarsgård), habiendo dejado atrás su nacimiento y crecimiento en la selva africana como “Tarzán”. Vive apaciblemente como un caballero junto a su mujer Jane (Margot Robbie), cuando es invitado por la corona belga al Congo para que sea testigo de las retribuciones que hace el rey por la explotación de las minas africanas. Ante su negativa, un emisario de Estados Unidos (qué raro), George Washington Williams (Samuel Jackson) lo convence al confesar que en realidad debía viajar para verificar los rumores que hablaban de miles de esclavos trabajando al servicio de Bélgica. Lo cierto es que todo se trata de un complot ideado por el capitán belga Leon Rom (Christoph Waltz) para ofrendar a Tarzán a un enemigo de su pasado. No decepciona Si bien en principio parece una historia con muchas aristas y numerosos conflictos, su duración de 110 minutos la hacen entretenida todo el tiempo, dando espacio incluso para escenas clave, en flashback, de su crianza con la manada de gorilas, su primer encuentro con Jane y los puntos que lo llevaron a dejar la jungla con algún enemigo sobre su espalda. Por todos estos motivos, el mote de “rey de la selva” en la pieza se relaciona con el trato a sus compatriotas y no tanto al conocido acercamiento con los animales salvajes, aunque veremos muchas especies vinculándose con el héroe. Su director David Yates estuvo a cargo de cuatro de los filmes de “Harry Potter” y también tendrá en su poder “Animales fantásticos y cómo encontrarlos”, de la misma saga, por lo que es una ficha bien puesta por Warner Bros. para que el aspecto visual, aunque resulta bastante típico sin nada extraordinario que mostrar (una mala coincidencia es que hace pocos meses se estrenó “El libro de la selva”, que marcó bastante la cancha en este aspecto). Disfrutable, con mucha acción pero demasiados clichés (especialmente en los villanos), “La leyenda de Tarzán” aprueba la difícil tarea de las remakes de sostenerse ante la fuerza de la historia original y versiones pasadas, aunque de todos modos es imposible que sea vista como algo más que un filme del momento y no cumple la grandilocuencia de “legendaria” que pregona su título.
Las chicas al poder "Cazafantasmas" trata sobre dos escritoras sin éxito que avalan la existencia de los espectros. Pero cuando la ciudad comienza a ser aterrorizada, ambas arman un grupo para combatir a la amenaza paranormal. Un largometraje disfrutable que en algún momento se pone tenso por la cantidad exagerada de gags. Gran debate y repercusión generó esta remake de Los Cazafantasmas, mucho antes de conocerse siquiera su tráiler. Es que la gran novedad era el elenco, puramente femenino, que conformaría el grupo de cazadores de espectros: Kristen Wiig, Melissa McCarthy, Katty McKinnon y Leslie Jones conforman el cuarteto. Las críticas no llegaron por el sacrilegio que puede significar el reinvento de un filme que es sagrado y toca la infancia de muchos, sino por machismo, entendiendo que no deberían ser mujeres las protagonistas como si eso modificara integralmente el argumento. Muy a pesar de los detractores, “Cazafantasmas” versión 2016 sale airosa de los comentarios misóginos respondiendo con buena comedia. La historia comienza como si nunca hubiesen existido los queridos ídolos de los años 80, pero igualmente ubicadas en Nueva York. Erin Gilbert (Wiig) es una profesora universitaria de física que busca una cátedra importante en el lugar que trabaja, cuando un libro sobre fantasmas que escribió cuando era joven pone en peligro su postura formal, por lo que va a ver a su antigua amiga Abby Yates (McCarthy) que continúa con la búsqueda de lo paranormal junto a la rara Jillian Holtzmann (McKinnon). Desde ese punto, las obligaciones quedarán atrás por una serie de hechos fortuitos y Erin, despedida de su trabajo, se unirá al grupo. Encontrarán un muy apuesto pero estúpido recepcionista, Kevin (Chris Hemsworth) y saldrán a cazar fantasmas. Patty (Jones) completará el cuarteto cuando sea quien llame a las chicas por una aparición en el subterráneo de la ciudad y decida que ese trabajo es mejor que el que tenía. No faltará el profesional escéptico que diga que lo que hacen las mujeres es una estafa, papel genialmente interpretado por Bill Murray (protagonista de la saga anterior). También hacen cameos Dan Aykroyd, Ernie Hudson y Sigourney Weaver, otorgando su aprobación para la nueva generación. Lo cierto es que el gran problema de las no muy experimentadas cazadoras llegará porque un demente quiere abrir un portal para que los seres de otro plano dimensional invadan la tierra. Con recorrido Kristen y Melissa tienen vasta experiencia en la cinematografía cómica, y Katty y Leslie son parte del programa “Saturday Night Live”. Un largometraje disfrutable que en algún momento se pone tenso por la cantidad exagerada de gags con la intensión de nunca hacernos olvidar que estamos viendo una comedia. Completamente innecesario y por lo que muchas escenas parecen forzadas. Como también se trata de una pieza de ciencia ficción, vale aclarar que el filme cuenta con los efectos especiales esperados, nada extraordinario que sí podría haber hecho la diferencia, y pocos pero imperdonables errores de CGI (imágenes generadas por computadora).
En "Dos tipos peligrosos" un investigador privado y un matón de alquiler unen fuerzas para desenmarañar una red de corrupción que abarca la industria pornográfica y automovilística de Los Ángeles a fines de los 70s. Un rudo. Un inútil. Una investigación los une a las patadas. Los mantiene fuera de la ley. Por dinero, resarcimiento y humanidad avanzan para encontrar al villano. Torpemente se encuentran cada vez más cerca. Podría ser la premisa de cualquier película de acción/ cómica, pero en este caso “Dos tipos peligrosos” planta también una gran propuesta desde el guión. Es todo una cuestión de equilibrio: muchos gags cuando la acción se transforma en tensión, finales de escena inesperados cuando corren varios minutos de generalidades, héroes inesperados y contrafiguras con carisma que se alejan de los estereotipos. De productos conocidos, una pizca de creatividad es la delgada línea entre un filme del montón y uno invencible. Juntos a la fuerza Todo comienza con el detective privado Holland March (Ryan Gosling), que busca, como parte de su investigación, a Amelia (Margaret Qualley). La joven, que no quiere ser encontrada, le paga al matón a sueldo Jackson Healy (Russell Crowe) para que lo amedrente. Sin embargo, hay más gente que quiere encontrarla y cuando tienen una pista con Healy e intentan matarlo, todo cambia. El matón se cruza nuevamente a March para entender en dónde se metió, y juntos emprenderán la investigación para saber qué secretos esconde la joven. La corrupción y el sistema de justicia metidos en el conflicto parecen ser algo muy grande para estos dos tipos del montón, que sólo intentan sobrevivir. El dúo casi será trío gracias a la gran actuación de la pequeña Holly (Angourie Rice), hija -y madre- de Holland. Ryan Gosling y Russell Crowe llevan el filme a un nivel de comicidad hilarante, pero no exagerado, sino en su justa medida, rodeando el absurdo, pero dejando que el guión, que irá de un lado a otro con el correr de las escenas, se luzca y el espectador, además de pasarla bien, vea una buena historia. Su director, Shane Black, ya es un experto en este tipo de filmes (fue guionista de “Arma mortal” y “Arma mortal 2”, “El último gran héroe” y dirigió “Iron Man 3”) y tiene tanto talento que se mueve dentro del género que todo resulta conocido, pero fresco a la vez.
La exterminación de una secuela En "Día de la Independencia: Contraataque" los aliens regresan veinte años después de la invasión con mayor tecnología para acabar con el planeta. Desde el inicio todo va cuesta abajo y uno se cuestiona si en verdad no merecemos el apocalipsis por este tipo de filmes y por pagar la entrada para verlos. Olvidemos por un momento la valoración que tienen los yanquis del resto del mundo, al que siempre salvan. Tratemos de sacar esa subestimación, basada en su propia soberbia de ser el mejor lugar del universo. Ahora bien, evitando esos ¿prejuicios?, la incertidumbre sobre cómo harían esta segunda parte, en la que el país del norte vuelve a defendernos de la invasión alienígena, no dura más que los primeros quince minutos del filme, con los peores resultados. Tras los hechos padecidos en 1996, la primera vez que los extraterrestres quisieron exterminar la humanidad, los líderes del mundo crearon un programa espacial de defensa, en caso de un nuevo ataque, y con la ayuda de los restos encontrados aquella vez se evolucionó mucho en materia tecnológica. Lo cierto es que con base estratégica en la Luna, y telescopios controlando prácticamente todo el sistema solar, nadie vio que una nave desconocida se acercara y sólo cuando estuvo frente a las narices de quienes estaban a cargo se tomó una decisión, la de atacar. Desde el inicio todo va cuesta abajo y uno se cuestiona si en verdad no merecemos el apocalipsis por este tipo de filmes y por pagar la entrada para verlos. Dinero al cuete La grandilocuencia tomará la sala con ovnis de 5.000 km de diámetro -pero que por algún motivo no hacen explotar la Tierra al pasar la atmósfera- extraterrestres inmensos pero bastante inocentes (conquistaron miles de planetas pero sus errores en la invasión son de un infante) y demás efectos especiales que ni siquiera son sobresalientes. En lo que resta del filme, veremos al hijo del capitán Miller (que fue interpretado por Will Smith en la primera parte), Dylan (Jessie T. Usher), y la hija del ex presidente Whitmore, Patricia (Maika Monroe), quienes tomarán las enseñanzas de sus padres y participarán activamente en el conflicto con sus conocimientos militares. La joven es novia del valiente Jake Morrison (Liam Hemsworth), que como héroe no convence, al menos en películas que no sean de target adolescente. Whitmore (Bill Pullman) también será de la partida, pero con una enfermedad senil o algo similar, que nunca es determinado, volverá a la acción como también el ingeniero ecologista David Levinson (Jeff Goldblum). Entre las pésimas actuaciones y diálogos del largometraje, Pullman y Goldblum son lo único rescatable, aunque tampoco podría hablarse de algo invaluable. Escenas que ya vimos, dudosos gags, que uno no entiende si se ríen de sí mismos o no, conforman más una parodia de la primera parte que una continuación. Que lluevan ideas originales en Hollywood urgentemente, porque la repetición de fórmula no estaría arrojando como resultado un éxito asegurado.
Forzando la emoción "Yo antes de ti" relata la historia de una joven que se pone a prueba al covertirse en cuidadora de un banquero adinerado que se quedó en silla de ruedas tras un accidente. La historia, que es basada en un libro, no se diferencia mucho de su formato original, poniendo a los protagonistas en lugares comunes y forzando la lágrima. Will Taynor (Sam Claflin) tiene una vida soñada, es millonario por herencia, tiene un buen trabajo y una novia hermosa. Sin embargo, ese espejismo se rompe cuando un accidente lo deja cuadripléjico y su familia debe pagarle a alguien que lo cuide. Allí aparece Lou Clark (Emilia Clarke), una chica de clase media baja, que no puede mantener un trabajo, a pesar de que debe hacerse cargo de sus padres, hermana y sobrino. El buen humor y gran personalidad de Lou no alcanzarán para animar a Will, hasta que comiencen a llevarse bien y la magia se produzca. Viajes, salidas, y citas le devolverán un poco de fe, pero quizás no sea la necesaria para cambiar algunos planes que el hombre tenía antes de conocerla. Si bien es apaciblemente transitable, la película tiene fallas cuando la intención es conmover, y en una obra que se jacta de ser romántica, eso es inadmisible. La historia, que es basada en un libro (que curiosidad), no se diferencia mucho de su formato original, poniendo a los protagonistas en lugares comunes y forzando la lágrima. “Miremos el horizonte y eso nos va a emocionar”, parece que dijeran escena tras escena, cualquiera sea el clima de ese momento. Un novio en el camino que estorba y demuestra cuán mejor es el millonario parapléjico, y eso pareciera bastar, intensificando el complejo de enfermera comprensiva de la chica en cuestión.
La memoria del agua no puede fallar “Buscando a Dory”, la segunda aventura de los adorables pececitos supera a su antecesora. Es divertida todo el tiempo y mantiene la ilusión de que todo es posible, valores que los chicos deben concientizar. Pasaron trece años desde el estreno de “Buscando a Nemo”, pero a la gente de Pixar parece no importarle el estigma que podría causar ese número y a partir de hoy está en salas de todo el país la segunda aventura de los adorables pececitos, con la amnésica Dory como protagonista en esta oportunidad. Conscientes del tiempo que trascurrió en el medio, los animadores más profesionales del cine saben que Nemo se transformó en una cinta inolvidable y a partir de ello hacen una historia que si bien mantiene una línea narrativa similar, es autónoma, novedosa y con gags propios (no robados o duplicados). Historia con ritmo Resulta que un año después de haber concluido la anterior aventura, Dory (Ellen DeGeneres) recuerda porciones de su infancia y cómo perdió a sus padres. Con esa mínima información sale a buscarlos junto a sus grandes amigos Marlin y Nemo. Deberán recorrer todo el océano para sumar pistas y todo terminará en el Instituto de la Vida Marina, un centro de rehabilitación y acuario en California. Los animalitos entablarán nuevas amistades que los acerque a encontrar a los padres de Dory, siempre con el obstáculo inicial de su falta de memoria. Un pulpo malhumorado, dos leones marinos copados, unas adorables nutrias, un tiburón y una beluga con ganas de ayudar a pesar de su miopía y problemas de identidad y un pájaro loco servirán de ayuda para el grupo de expedición. Más allá de la historia muy bien contada y entendible para los más chicos, lo que sobresale e incluso la hace superior a su antecesora, es que Dory lidera. Con sus pequeñas fallas para rememorar pero su gran histrionismo (también gran trabajo de las actrices que ponen su voz al filme) ya había sido la favorita desde la búsqueda de Nemo, y ahora el rol principal no le queda grande para nada (vale recordar el fiasco de “Minions”, que acompañando a Gru eran graciosos pero en su spin-off su fueron cuesta abajo). Completamente recomendable para ver en familia, “Buscando a Dory” ayuda a la integración (ser distinto no está mal), es divertida todo el tiempo y mantiene la ilusión de que todo es posible, valores que los chicos deben concientizar.