“ANNA”: ese palíndromo de acción hecho película. La historia se centra en Anna Poliatova (Sasha Luss) una joven poseedora de una belleza hipnótica que deja atrás su duro pasado para convertirse en una de las asesinas de la KGB más temidas por los gobiernos de todo el planeta. Con el tiempo descubrirá que su presente no dista tanto de su vida anterior. Luc Besson es un hombre que conoce el terreno. Nos ha traído joyas de acción como “LEON” y “EL QUINTO ELEMENTO” y también se ha particularizado por darle roles protagónicos a mujeres en un nicho históricamente encabezado por hombres como “NIKITA” y “LUCY”. En esta nueva pieza, que el director francés nos trae, la acción no falta. Cuenta con buenas secuencias de pelea bien coreografiadas. Enmarcando el film están los hermosos paisajes europeos, y un elenco de personas tan hegemónicas como excelentes actuando terminan de acompañar esa atmósfera “cool” que busca el film. El agregado distintivo se encuentra en la narrativa cargada de saltos temporales. El film todo el tiempo nos hace volver atrás a un hecho que ya fue mostrado agregando un dato de información que antes no teníamos. Punto a favor por buscar otra forma de contar en un género que le cuesta jugársela con cosas nuevas. Pero cabe también decir que por momentos pueda volverse un poco tedioso para algunos el uso excesivo del recurso. Por mi parte tal vez la mayor crítica al respecto es que muchos acontecimientos (desenlace incluido) resultan bastante evidentes para este tipo de narrativas que se basan mucho en buscar la sorpresa de espectador. Helen Mirren (Winchester, RED), Cillian Murphy (Peaky Blinders, Dunkerque) y Luke Evans (La Bella y la Bestia, Drácula: La leyenda jamás contada) son los principales coprotagonistas de la historia y como era de esperar no fallan. En cuanto a su protagonista Sasha Luss, he leído algunas críticas en cuanto a su falta de carisma y personalidad para llevar adelante un rol líder. Críticas que considero un tanto injustas ya que despliega, a mi entender, todo lo que un rol de estas características necesita: una enorme entrega física, creíbles escenas de pelea y aporta su cuota de sensibilidad cuando debe hacerlo. “ANNA” cumple con todo lo que uno espera en este estilo de películas, y es una buena opción para cubrir tu cuota de acción y entretenimiento.
Si “MARLEY Y YO” no te hizo llorar lo suficiente, sus creadores nos traen “MI AMIGO ENZO”, otra historia canina para ver con pañuelos descartables. Vista desde la perspectiva de un perro llamado Enzo (Kevin Costner), la película sigue las lecciones de vida que aprendió el animal de su dueño: un piloto de autos de carrera llamado Denny (Milo Ventimiglia). Basada en la novela de Garth Stein que lleva el mismo nombre que el título original del film “THE ART OF RACING IN THE RAIN” (teléfono para los doblajistas), la cinta pareciera ser hecha con el único objetivo de hacerte llorar. Y hay que reconocer que ese objetivo es logrado con creces utilizando todo un arsenal de situaciones de las que no podremos permanecer ajenos sin sentirnos identificados, como así también el uso de recursos cinematográficos (como los cambios de perspectiva). Supongo que todos los que tuvimos mascota alguna vez nos hemos preguntado qué están pensando esos entrañables compañeros. Kevin Costner se encarga en esta oportunidad de despejar esas dudas ya que esta película no se trata de una familia y su perro, sino de un perro y su familia. Sería interesante que Hollywood no busque bellezas hegemónicas hasta en los animales y se la juegue con un buen perro callejero y su particular e inconfundible belleza en lugar del perfecto Golden Retriever. Sus protagonistas Milo Ventimiglia y Amanda Seyfried nos brindan muy buenas interpretaciones considerando que la película no se detiene demasiado en profundizar sobre ellos, pero como dice el dicho “ni con perros ni con chicos” se puede competir y tal es el caso ya que la voz de Kevin Costner, encarnado a Enzo, es quien se lleva el film impregnando de personalidad a este canino. En épocas de tanta remake, “MI AMIGO ENZO” es la oportunidad para ver una propuesta que nos brinde algo distinto. Y ese algo son lágrimas. Y muchas. Por Matías Asenjo
“Mejor Que Nunca”. Cheerleeding para la tercera edad en una comedia clásica que nos habla sobre las segundas oportunidades. Martha (Diane Keaton) se muda a una residencia de ancianos y, animada por su compañera Sheryl (Jacki Weaver), decide montar un equipo de animadoras con sus compañeras. Pero lo que comienza siendo un hobbie se acaba convirtiendo en algo más serio cuando deciden presentarse a una competición. Para ello, contratan a una joven porrista (Alisha Boe) que se encargará de entrenarlas. El cine puede ser muchas cosas: arte, entretenimiento, un acto político, una contribución social o una combinación de ellas. Todas absolutamente válidas y acorde a los gustos e intenciones de cada espectador. Aquí Zara Hayes hace sus primeras armas con una comedia tradicional que contiene todos los condimentos que podríamos ver en esas películas que pasaban los sábados a la tarde en canal 13. Humor ATP, momentos emotivos interpelados por un piano y la infaltable compañera excéntrica y graciosa de la protagonista entre otras. Es decir, que en este caso la película trae una buena dosis de entretenimiento liviano para distendernos y disfrutar en familia. Con un mensaje que invita a reflexionar que nunca es tarde para cumplir nuestros sueños y saldar cuentas pendientes. Si bien algo bastante visto ya en cine, hasta incluso con personas de la tercera edad, tal vez el único aporte novedoso es que la historia es encabezada esta vez enteramente por mujeres. Las actuaciones son sin dudas uno de los puntos fuertes del film. Siempre celebro el protagonismo de personas mayores en una industria que hace desmedido culto a la juventud. De todos modos, no será Martha uno de los roles más memorables de Diane Keaton dado que el rol no permite demasiado. El amplio abanico de personajes coloridos, y bien interpretados, resultan un tanto anecdóticos al final de cuentas ya que no se profundiza demasiado en ninguno (Un buen ejemplo es la forzada historia de amor entre la única pareja joven). “Mejor que Nunca” no intenta ser novedosa, tampoco intenta profundizar demasiado. Todo sucede en una dinámica liviana pensada para pasar un buen rato, llorar un poco y salir sintiéndonos satisfechos. No es casualidad que la película haya salido poco antes al día de la madre en Estados Unidos puesto que es un film ideal para llevar a tu vieja al cine y dejarla super contenta. Por Matías Asenjo
Nos sumergimos “EN LOS 90” con la ópera prima de Jonah Hill: los golpes en el skate y en la vida. La historia se centra en Stevie, un niño de trece años en Los Ángeles de la década de 1990, que pasa su verano navegando entre su turbulenta vida en casa y un grupo de nuevos amigos que se reúnen en una tienda de skate de Motor Avenue. Jonah Hill es actor, productor y escritor. Pero por sobre todo es un amante del cine. El vuelco a la dirección era inevitable y, siguiendo los pasos de quienes han sido sus mentores y referentes, decide hacerlo con una historia que tiene valor para él. Porque Jonah Hill, además de todo lo anterior, es también alguien que atravesó los 90 a puro skate y Hip Hop. El recurso retro da un marco que indudablemente aquellos que crecimos en dicha década no podremos evitar sentir nostalgia. Fue grabada en 16mm y editada con ciertos desajustes de forma intencional para hacernos sentir que efectivamente estamos viendo una película de otra época. El film también utiliza el lenguaje que en ese entonces era moneda corriente y que hoy encontraremos ofensivo y políticamente incorrecto. No lo celebra, tampoco lo condena. Simplemente lo retrata y expone. No podía ser de otra forma que nuestro protagonista esté atravesado por la música de aquellos años como su propia banda sonora. The Pixies, Morrisey, Nirvana y varios artistas de Hip Hop entre otros suenan cuando los personajes escuchan música (o van a un restaurante y de fondo suena Seal). Pero también hay música original que le brinda su propia impronta para hacernos vibrar a nosotros, los espectadores. La dirección de actores es simplemente perfecta. Trabaja con verdaderos skaters que, salvo alguna excepción, no habían actuado nunca. Orgánicos, entrañables, verosímiles y carismáticos cada uno a su manera. Los jóvenes actores se vinculan de manera cautivadora sintiendo uno realmente estar espiando a este grupo de skaters. Especial mención a Sunny Suljic y la naturalidad con que se pone, a su corta edad, al hombro una película sin el menor esfuerzo aparente. Lucas Hedges por su parte hace un trabajo increíble como el conflictuado hermano. La productora A24 ya nos tiene acostumbrados a sacar films independientes excelentes. “EN LOS 90” no es la excepción. Con momentos muy bien logrados es una película que encuentra belleza en lo simple y cotidiano. Una película con corazón que nos hipnotizará con todos sus encantos de nostalgia. Por Matías Asenjo
“Lo que fuimos”. Esta bella y emotiva historia retrata a una familia enfrentando el Alzheimer y sus propios conflictos personales. Bridget (Hilary Swank) recibe un llamado para regresar a su antigua casa en Chicago cuando su madre enferma Ruth (Blythe Danner) desaparece en medio de una tormenta de nieve. Con su hija rebelde (Taissa Farmiga) a cuestas, Bridget llega y se encuentra con una Ruth a salvo, pero cada vez más confundida y desorientada. Su última excursión es la gota que rebalsa el vaso para su hijo Nicky (Michael Shannon), quien considera que necesita estar en un centro de “cuidado de la memoria”, pero su esposo Bert (Robert Forster) insiste en que su lugar está con él, en casa, en la vida que han construido juntos. Bridget lucha con su propio matrimonio en problemas, su complicada relación con su hija y su culpa por haber dejado a su familia en Chicago. Mientras Nicky la presiona para poner a Ruth en un asilo de ancianos, Bridget busca una solución que haga felices a todos. Entonces, la familia se enfrenta a una crisis inesperada que la pone en una posición imposible. Luego de algunos roles en televisión, Elizabeth Chomko se lanza como escritora y directora con un tema que le es bien cercano, ya que el film está inspirado en sus abuelos y los problemas que han tenido que enfrentar a causa del Alzheimer. Esto, para mí, es la primer gran decisión a la hora de encarar su ópera prima: hablar de un tema que conocer bien y la atraviesa. Suele notarse cuando alguien habla con conocimiento de causa, cuando conoce el terreno y suele aportar algo nuevo. Chomko conoce la cotidianeidad de lidiar con una persona con estos síntomas y los efectos que provoca en quienes la rodean. Es interesante ver el modo en que esta enfermedad atraviesa la vida y los conflictos de cada miembro de la familia. Cómo cada uno tiene un punto válido y en algún momento de la historia llegaremos a entender y empatizar con cada uno de ellos. No se apellidan Skarsgård, pero esta familia está conformada también por enormes talentos actorales con la multipremiada Hilary Swank a la cabeza y Michael Shannon (asumiendo también el rol de productor) encarnando a su hermano. El mayor mérito está en el trabajo homogéneo que todos realizan funcionando colectivamente a la perfección. Quizás hemos visto ya demasiado este tipo de películas (hasta tenemos nuestra propia “El Hijo de la Novia”) y esta pieza tal vez pase cómo una más de ellas, cargada de excesivo diálogo, sin dejarnos una huella demasiado profunda. Sin embargo, no deja de ser una película trabajada con delicadeza, dónde todo está al servicio del film. Una pieza bien contada dónde fácilmente podremos empatizar y vernos reflejados ya que, del amor, los miedos y los conflictos familiares nadie está salvo. Por Matias Asenjo
Basada en hechos reales, “Hotel Mumbai: El Atentado” nos abre las puertas para conocer un relato duro e intenso sobre lo más más crudo, pero también noble de la humanidad. La película cuenta sobre el cerco de 2008 al Taj Hotel por un grupo de terroristas en Mumbai, India. Entre el personal del Hotel se encuentran el renombrado chef Hemant Oberoi (Anupam Kher) y un camarero (Dev Patel), quienes eligen arriesgar sus vidas para proteger a los huéspedes (Jason Isaacs entre otros). Mientras la situación avanza, una pareja desesperada (Armie Hamer y Nazanin Boniadi) se ve obligada a hacer sacrificios impensables para proteger a su hijo recién nacido. Anthony Maras cumple con todas las expectativas que un film como este pueda generar. Aborda con el respeto que se merece un episodio oscuro en la historia de la humanidad, pero no deja de construir un relato fílmico y apasionante. Nos sumerge dentro de esa atmósfera pesada que se vibra en el hotel y nos mantiene en tensión. La película está cargada de momentos de gran impacto, pero no lo hace de un modo explícito ni vulgar. La crudeza se transmite y se cuenta en el sonido de los disparos, en sus planos, en sus actuaciones, entre otros recursos cinematográficos. Los talibanes son para el cine de algún modo los nuevos nazis. Son los malos. Esos seres que podemos estigmatizar de villanos, de aquellos a quienes odiar. Sin embargo, en esta cinta hay otro acercamiento hacia quienes cometieron estos actos. Sin justificarlos ni quitarles responsabilidad les da un contexto y los humaniza. Interesante decisión a mi criterio puesto que arroja un aporte novedoso a este tipo de films y en definitiva es lo que son. No monstruos sino humanos con sus paradigmas que, en nosotros los espectadores, estará la labor de emitir juicio sobre sus actos. La crítica en cambio está puesta al fanatismo religioso. Vemos como estos chicos siguen las ordenes de una voz. Que no tiene rostro, omnipresente, que dicta desde sus oídos, casi como si fuera parte de sus cerebros las barbaridades que deben cometer cubiertas en mantos de divinidad. La desproporción de la riqueza y las diferencias de clases sociales son otras de las críticas en este relato. El elenco cumple de manera excelente. El desafío actoral acá se encuentra en lograr toda nuestra empatía hacia ellos cosa absolutamente lograda. No tiene grandes destaques (algunos dirán Dev Patel, otros Anupam Kher) que, a mi entender, es un mérito para este estilo de películas dónde no tenemos a un único protagonista, sino que seguimos varias historias y en donde el film no intenta mostrar un héroe salvador sino personas reales. Si tenés ganas de estar sentado en la punta de la butaca conteniendo el aliento, si te gusta reflexionar sobre la condición humana, si te gustan las historias bien contadas aprovechá estos días fríos para meterte en un cine a ver “Hotel Mumbai: El Atentado”. Por Matías Asenjo
Dexter Fletcher finalmente nos muestra su visión de cómo abordar una biopic con “Rocketman”, inspirada en la vida de Elton John. La película nos cuenta cómo el tímido prodigio del piano Reginald Dwight, se convirtió en Elton John, la aclamada superestrella internacional. Atravesado por sus canciones más queridas, veremos a este chico de un pequeño pueblo transformarse en una de las figuras más icónicas de la cultura pop. Sí, son odiosas las comparaciones. Pero resulta inevitable pensar en su antecesora “Bohemian Rapsody”, si hasta director comparten. Dexter Fletcher había sido considerado inicialmente para dirigir la película inspirada en la vida de Freddy Mercury, pero fueron sus diferencias creativas lo que terminaron por alejarlo del proyecto. Sin embargo, luego de que echaran a Bryan Singer cuando el film aún estaba en proceso de fotografía y edición, terminó por asumir el mando. Fletcher hizo lo posible por llevar a buen puerto un barco que parecía a la deriva, y a pesar de todos los contratiempos y teniendo como resultado algunos errores notorios, como por ejemplo su edición (y aún así ganó el Oscar a mejor edición), un brillante Rami Malek y el peso musical de una de las grandes bandas de la historia lograron la aceptación del público convirtiendo el film en un éxito indiscutido. El resultado no fue lo que Fletcher tenía en mente para esa película, pero él ya tenía su biopic rockera para plasmar todos sus deseos artísticos: “Rocketman”. El propio Richard Madden, Rob Stark para los fanáticos (o ex fanáticos) de GOT, y miembro del elenco definió al film como una “Moulin Rouge en ácido sobre Elton John”. Pues aquí no hay una versión realista y propagandística sobre el artista en cuestión sino una fantasía musical. La película se hace cargo de estar narrando un cuento ficcionado y surreal. Es una gran decisión abordar el film no como una película de música, sino como un musical. Esto le brinda un toque distintivo de otras biopics dándole identidad propia. La música de Elton John no sólo está para hacernos vibrar (como no podría ser de otra manera) sino también aporta en función narrativa de la historia. La fantasía y la magia es a su vez combinada con oscuridad y crudeza ya que también seremos testigos de su decadencia y excesos. Al comienzo veremos en pantalla un Elton John espléndido en uno de sus tantos vestuarios extravagantes entrando a un centro de rehabilitación, en donde poco a poco a medida que el relato avanza irá quitándose el disfraz, como si estuviese quitándose sus propias máscaras, revelando y enfrentando su verdadera identidad. Del mismo modo la cinta va despojándose de un tono más propio del teatro musical para entrar en un código más crudo. En materia actoral nos encontramos con un gran y sólido elenco con Taron Egerton a la cabeza. En uno de esos trabajos sumamente complejos, de gran presión y expectativa, el británico logra llevarlo a cabo con soltura, desparpajo, carisma y emoción. Especial mención a Jamie Bell, actor que siempre deseo ver más en pantalla y tendremos más seguido en este 2019. Resulta difícil evaluar estas películas sólo como un film, dado que también son una oda, un tributo al artista en cuestión que nos golpea con un arsenal de hits infalibles que todos conocemos y deseamos cantar como si estuviésemos en un recital. Pero “Rocketman” no es sólo eso. Es una excelente película, bien contada que, fiel a Elton, tiene identidad propia. Por Matías Asenjo
Sebastián Schindel da a luz a su segunda criatura, “El Hijo”, un thriller cargado de misterio inspirado en la novela “Una Madre Protectora” de Guillermo Martínez. Lorenzo (Joaquín Furriel) es un reconocido pintor que espera la llegada de su hijo el cual tendrá con su nueva esposa noruega (Heidi Toini). Durante el embarazo, ella se obsesiona con el cuidado del bebé y decide tenerlo en su propia casa con una partera (Regina Lamm). Una vez que nace el niño, la mujer se vuelve muy rígida y estricta con la forma en que desarrolla su maternidad, y Lorenzo comienza a sentirse aislado y oprimido por su mujer y la partera. El ambiente familiar empeora progresivamente, su hogar se vuelve completamente hostil para la crianza de su hijo y la relación con su mujer entrará en zonas oscuras, hacia un vínculo peligroso. A la hora de adaptar una novela es sano y hasta diría necesario tomarse ciertas licencias en post de aprovechar los recursos del lenguaje cinematográfico. El uso de dos líneas temporales, fusionar personajes y un final distinto son algunos ejemplos que funcionan perfectamente en esta cinta dándole identidad propia. Para esto el director contó con el trabajo en conjunto del autor de la pieza original certificando que estos cambios funcionales no se alejen del sentido y esencia del libro. La locura y lo real, la familia y la maternidad atraviesan de lleno esta película envuelta de una gran atmósfera. Logra transmitirnos toda esa sensación de sordidez, rareza y desesperación ante el hecho de ver a nuestro protagonista siendo incomprendido y expatriado de su propia casa. Y ya que de protagonista hablamos, cabe destacar que en materia actoral no hay fisuras. No quedan dudas que Joaquín Furriel se siente cómodo trabajando con Schindel, y este sabe sacar lo mejor del actor (como sucedió en la primogénita “Patrón, radiografía de un crimen”) en un rol nada fácil. La enorme Martina Guzmán (actriz que se dio el lujo de sentarse a debatir películas con Robert De Niro como jurada en el festival de Cannes) como coprotagonista de lujo. Luciano Cáceres en esta oportunidad es quien nos da respiro entre tanto ahogo con su personaje pero que, a su vez también goza de un arco dramático. Heidi Toini y Regina Lamm (que aprendió noruego para este rol) completan este elenco con sólidas actuaciones. Su temática maternal y, la antes mencionada, atmósfera nos remiten de algún modo a “Madre!” de Darren Aronofsky. Director por el que Schindel tiene especial debilidad y que presenta clara fuente de inspiración. Me gusta insistir en las películas que precisan de espectadores activos y atentos. Que lejos de sentarse a ser entretenidos tengamos que estar construyendo e interpretando. “El Hijo” tiene material para esto. Te invito entonces a que a partir del 2 de Mayo puedas completar el film con tu mirada. Por Matías Asenjo
Había una vez un mexicano que quiso hacer una trilogía sobre un demonio nacido en las profundidades de los comics, pero el noble director sólo llegó a la segunda parte. El 11 de este mes, y 11 años después un inglés, acostumbrado al género de terror, resucitó a la criatura en la pantalla grande para comenzar de nuevo. Es así como nació “Hellboy”. Esta vez el demonio investigador (David Harbour) es llamado a la campiña inglesa para luchar contra un trío de gigantes. Allí descubre a La Reina Sangrienta, Nimue (Milla Jovovich), una antigua hechicera resucitada, sedienta de venganza por una traición pasada. Atrapado en un dilema entre su naturaleza demoníaca y su adopción humana, Hellboy está ahora empeñado en detener a Nimue de provocar el fin del mundo. Cuando aquellos que opinamos de cine asumamos que no existe la objetividad, ni la verdad absoluta en materia de crítica, y que estamos cargados de gustos, opiniones y preconceptos el mundo será un lugar mejor. Hoy me siento en la necesidad de contextualizar un poco antes de arrojar mí opinión: en primer lugar, no había visto nada previo del director y me pareció interesante ir sin saber bien qué encontrarme. En segundo lugar, aunque trato de no consumir mucho trailer justamente para ir sin demasiados preconceptos, debo decir que lo que había visto no me llamaba demasiado la atención. Sin embargo, me encontré con un film que me mantuvo bien entretenido. Hollywood encontró oro en el rubro superhéroes y no para de explotarlo, siendo pocas las películas que no son más de lo mismo. Aquí, en cambio, hay una mezcolanza de cosas entre el humor, la violencia y la crudeza. Coquetea con el cine de terror por momentos (sobre todo en la creación de criaturas) y hasta tiene algo del animé de Miyazaki (ya verán a qué me refiero) que le dan un toque de rareza y diferencia, y esto para mí es un enorme valor. También, y para el deleite de los fans, podrán ver que está muy basada en los cómics de Mignola (con escenas y situaciones tomadas fielmente del papel). La mixtura también está presente en su elenco. David Harbour sale de la pantalla chica para aportar un humor y una impronta muy propias. Y es raro pero bello encontrarse a la fresca Sasha Lane (“American Honey”) como sidekick metida en este mega blockbuster. Pero por más optimista y controversial que me guste ser hay que reconocer que el film podría subir en algunos aspectos como por ejemplo su villana. Lamentablemente no veremos brillar demasiado a Milla Jovovich porque el film plantea a una hechicera lineal, clichosa y carente de matices. De todos modos creo que la película es entretenida, es escabrosa, es sangrienta, es mal hablada, es divertida y visualmente interesante. Y merece la pena ser vista sobre todo por aquellos adeptos a los cómics. Contiene 2 escenas post créditos que siguen construyendo la mitología de esta nueva versión lo que nos da a entender que hay intenciones de tener Hellboy para rato. Por Matías Asenjo
Con un Peter Lanzani todoterreno “4x4, bienvenido a bordo” llega para poner sobre la mesa un tema bien latente y argentino. Una lujosa 4x4 está estacionada en la vereda en un barrio de Buenos Aires. Un chico entra en ella para robar y cuando quiere salir, no puede. Las puertas no responden, los vidrios tampoco, la 4x4 es un bunker blindado. Está encerrado y alguien desde afuera tiene el control del vehículo. Mariano Cohn (“El Ciudadano Ilustre”, “El Hombre de al Lado”) dirige su primera película en solitario, y lo hace con un tour de force (como él mismo define) que va al frente, directo y que no repara en sutilezas. Desde el comienzo arranca sin demasiados preámbulos y presentaciones. Va derecho al meollo de la cuestión: un pibe robando una camioneta. Las primeras imágenes nos dejan en claro el tema a tratar sin vueltas: la inseguridad. La música, a cargo de Dante Spinetta que explora por primera vez en el mundo cinematográfico, no es la excepción. No es algo de fondo que acompaña. Se sitúa bien al frente, con mucha presencia cuando le toca intervenir. Y aprovechando las virtudes del creativo miembro de IKV, la película se da el lujo de tener su propio hit inédito “Ruta 666” (¿ya lo encontraremos por las radios?). Quizás la mayor ambigüedad que nos propone el film es la de hacernos alternar empatía entre los personajes. Por momentos entendemos a uno, por momentos justificamos al otro. Por momentos sufrimos con uno, por momentos nos enojamos con el otro. Durante la conferencia de prensa alguien preguntó sobre las posibles controversias o debates que el film pueda generar. En caso de que esto suceda punto a favor, en mi opinión. Porque el arte no debe interesarse en ser complaciente; debe interpelar, incomodar y carecer de ética. Es tarea nuestra, la de los espectadores, opinar sobre el bien o mal obrar de los personajes. Meritoria mención al trabajo de Peter Lanzani (benditos los actores que asumen riesgos, sin importar el resultado) en un rol soñado para cualquier actor. Una participación casi omnipresente y con muy poco texto. Asume el desafío de un protagónico del que se sostiene mucho el film. Logra con éxito el cometido reafirmando el sólido camino actoral que hace tiempo lleva recorriendo. Al verla no podía evitar sentir alguna reminiscencia con “Un Día de Furia” (“Falling Down” de 1993), y lo digo en un sentido positivo. Un hombre común cansado de una situación incorrecta que normalizamos y cotidianizamos, decide hacer justicia por mano propia. Una vez alguien me dijo que hay obras que son mimos. Esas que después de verlas salimos contentos y dichosos. Y otras obras son cachetadas. Claramente “4x4, bienvenido a bordo” entra en la segunda categoría. Nos cachetea con un tema que no se había hablado en nuestro cine (al menos no con esta crudeza), que trae aires nuevos, que es interesante y entretenida. Podemos verla, como no podía ser de otra forma, a partir de mañana 4/4.