El cuento del artista dañado. Dentro de la enorme mansión del doctor Corrales (Jorge Marrale) funciona una residencia para jóvenes artistas donde pueden trabajar sin las distracciones y las preocupaciones diarias. Allí reciben alojamiento y todos los materiales de trabajo que puedan necesitar, pero sobretodo son sometidos a un tratamiento especialmente desarrollado por el psiquiatra, que les permite canalizar todas sus más intensas vivencias hacia la producción artística. Desconociendo lo que sucede en la trastienda, una noche llega hasta allí cargando una valija enorme un hombre desencajado que ruega ser atendido por el psiquiatra. A regañadientes lo hace pasar a su consultorio y, como el paciente afirma que no puede regresar a su casa después de la discusión que tuvo con su pareja, le permite pasar la noche en una de las habitaciones de la mansión. La actitud inicialmente reticente del doctor cambia durante la noche, cuando descubre que en la valija de Benavidez (Guillermo Pfening) se esconde una obra de arte tan maravillosa que es capaz de salvar a la Residencia de sus dificultades para mantenerse rentable y se pone como meta incorporar a la nueva promesa a su tratamiento, aunque el artista ahora sólo piense en recuperar su valija para regresar a hogar. El germen de una nueva forma: La premisa de La valija de Benavidez tiene la síntesis de un cuento, sin la necesidad de apelar a una trama enrevesada para contar lo que pretende. La complejidad está puesta más en el cómo y lo hace dándonos la información apenas necesaria como para reconstruir lo que está pasando con los dos personajes principales durante ese único día que los vemos compartir un espacio. De Benavidez conocemos a grandes rasgos algunos momentos principales de su vida a través de flashbacks, pero del resto alcanza con un par de frases y actitudes para dejar en claro la clase de gente que son o al menos sus motivaciones principales, suficiente como para plantear ácidas burlas hacia el snobismo del mercado del arte donde se mueven. Esta interesante pero arriesgada forma de narrativa se apoya en una propuesta estética con toques surreales, especialmente en las extrañas habitaciones que el doctor utiliza para enfrentar a Benavidez con los traumas que le impiden producir su arte, donde se nos hace dudar de cuánto de lo que vemos en ellas es real y que parte es producto de la torturada mente del protagonista. Este ambiente logra que aunque algunas actuaciones se sienten exageradas no desentonen tanto en un contexto donde el absurdo parece siempre agazapado a la vuelta de la esquina, acechando sin mostrarse. La película no está libre de fallas, pero varios de estos elementos en conjunto recuerdan los orígenes en el cine de género independiente de la directora, de donde está surgiendo una generación muy interesante que comienza a tener acceso a producciones mejor realizadas donde probar formas distintas de narrar y sin ese miedo a entretener que tuvo la generación más contemplativa de principios de siglo. Quizás fuera por eso que durante La valija de Benavidez no pude evitar recordar a una de las grandes películas nacionales de los últimos años como fue La Corporación y aunque no logré descubrir el motivo concreto del vínculo, deja con ganas de que esta clase de cine tenga oportunidad de seguir creciendo. Conclusión: La valija de Benavidez es una propuesta arriesgada que puede no conectar con todo el público, pero quienes lo hagan encontrarán una película interesante que diluye los bordes entre realidad e imaginación mientras el protagonista se hunde en los traumas de su pasado que le impiden desarrollarse en el cínico mundo del arte.
Desde que a los siete años encontró a su madre muerta minutos antes de que su padre fuera capturado por un grupo comando, Callum Lynch saltó entre orfanatos y casas adoptivas hasta que finalmente enfrenta una condena a muerte por homicidio en Texas. Era demasiado pequeño como para entender del todo que sus padres formaban parte del Credo. También de que por ser el último descendiente del Asesino Aguilar de Nerha (ambos interpretados por Michael Fassbender), está en la mira de Abstergo, una multinacional con suficientes recursos como para fraguar su ejecución y llevarlo en secreto a sus instalaciones en Madrid, para allí conectarlo a una máquina que le permitirá revivir los recuerdos de su ancestro y así rastrear uno de los artefactos conocidos como Manzanas de Edén, perdido desde que Aguilar lo escondiera de la Santa Inquisición durante los últimos años de la Reconquista Española cinco siglos atrás. Desde entonces la trama se desdobla entre el presente de Callum y los recuerdos de Aguilar que revive conectado al Animus, con una recreación de época muy interesante y secuencias de acción frenética sobre carros a toda velocidad o escapando por los techos de la ciudad en secuencias que remiten claramente a algunos de los aspectos más famosos del juego. La película no revela muchos detalles de la historia del enfrentamiento que lleva casi un milenio entre Templarios y Asesinos, ni por qué es tan importante la famosa Manzana. Pero Sofía Rikkard (Marion Cotillard), científica en jefe de la corporación y el cerebro detrás del Proyecto Animus, intenta convencer a Callum de sus intenciones nobles, afirmando que podría usarla para terminar definitivamente con la violencia en el mundo entero, algo que los otros asesinos prisioneros en las mismas instalaciones se esfuerzan por demostrar que es falso. Al haber sido separado de su familia de niño, Callum desconoce igual que el público de que se trata cada bando y ambos suenan igual de desquiciados o peligrosos, manteniéndose desconfiado de ambos hasta que descubra lo que realmente está sucediendo a su alrededor. Un salto de fé: No hacía falta verla para saber que Assassin’s Creed es una apuesta fuerte para el estudio, que espera dar inicio a una exitosa saga. También es sabido que cada vez que se adapta una historia que ya tiene una base importante de seguidores y varios años desarrollándose, se tiene que lidiar con la doble dificultad de dejar contentos a quienes ya conocen el universo sin marear al público nuevo. La película a duras penas se acerca a ese balance y por momentos parece ni siquiera intentar incorporar público, sino que se considera como parte de un universo multimedial ya existente. Porque si bien tiene muchas referencias a personajes y objetos que los fans puedan reconocer, quizás por no arriesgarse a perder ritmo o hacerla demasiado larga, quedan a medio explicar un montón de ideas que los fanáticos no necesitan escuchar, pero probablemente dejen a buena parte del nuevo público preguntándose por qué suceden las cosas, si acaso pretenden disfrutarla como algo más que una buena película de acción. Queda la sensación de que al apostar por convertirla en una saga de varias películas, se están arriesgando a desarrollar todos los puntos que quedan oscuros en la trama en unas secuelas que podrían nunca existir. Es que los mayores problemas de Assassin’s Creed no son que no se entienda por qué algunos personajes actúan como lo hacen, sino que no nos dan motivos para que nos importe. Todas las secuencias protagonizadas por Aguilar son visualmente impactantes y son fundamentales para que las casi dos horas de metraje no se sientan. Pero no sabemos casi nada del personaje, porque no se desarrolla y porque no dice más de diez palabras en toda la película (algo que viendo sus dificultades con el español quizás deberíamos agradecer). Es apenas el alter ego que hace las peleas de su otra faceta, la de el presente, donde se esconde la verdadera trama del film. Como estructura no tiene grandes críticas y ,aunque es un tanto endeble, la historia funciona por más que se la sienta comprimida o recortada. Más difíciles de defender son casi todas las actuaciones. Incluyendo unas cuantas líneas de diálogo que deben haber avergonzado a sus protagonistas, intérpretes que vienen de hacer Macbeth de Shakespeare junto al mismo director, Justin Kurzel, y son sin dudas lo peor de la película. Dejando a ninguno de los personajes con oportunidades para mostrar tridimensionalidad, o por lo menos una personalidad que sustente una pretensión de drama que no llega a tomar forma. Conclusión: Aunque se tropieza con la gran cantidad de material que necesita incorporar para explicar el mundo donde está situada y las actuaciones no se lucen del todo, Assassin´s Creed es una película de acción interesante y entretenida que se hubiera beneficiado de un mejor desarrollo de sus personajes.
Desde los ojos del gringo. La vida en la selva misionera no es fácil ni cómoda, pero a Pierre le va un poco mejor que a la mayoría. Desde que llegó de Bélgica hace tres años es el capataz de un grupo de trabajadores al servicio de una papelera y entrena el equipo de rugby del pueblo, pero le cuesta entender por qué algunos lo ven como el malo de la historia. Incluyendo una maestra rural con la que pretende entablar una relación. No cree en las denuncias de enfermedades y malformaciones que hace el médico de la zona contra la empresa, pero sí en que sin los empleos que dan mucha de esa gente no tendría de qué vivir. Se considera un buen tipo hasta que empieza a entender que algunos villanos no son malvados, sólo hacen su trabajo sin replantearse lo que tienen enfrente. Eventualmente la realidad lo obliga a replantearse no sólo la peligrosidad de los químicos que usa, también la corrupción de quienes están por encima de él en la empresa. Necesita de la muerte de un inocente y que su propia salud se deteriore para abrir los ojos, pero cuando cruza esa línea ya no puede volver atrás. Esta decisión de sumarse a la militancia lo acerca a Ana, pero también lo pone en la mira de gente que no va a dejar que pongan en peligro sus intereses tan fácilmente, aprovechando la impunidad que da contar con poder económico y político para recurrir a los métodos que crean necesarios. Por más que se esfuerza para que el fuerte contenido de denuncia que guía a La Tierra Roja no anule el entretenimiento de una buena historia, lo que Diego Martínez Vignatti nos cuenta como ficción es tan potente y real que por momentos podemos olvidar que no es un documental. El mundo que construye está poblado de personajes creíbles hasta en sus contradicciones y aunque puede hacerse un poco larga, nada de lo que sucede en pantalla parece puesto al azar; todo construye el entorno inmersivo para una situación de tensión creciente que amenaza con explotar ante la primera excusa. Salvo por unos pocos problemas de sonido que dificultan entender algunos diálogos, especialmente de personajes que no tienen el castellano como lengua nativa, está realizada con un nivel de producción bastante pulido que saca provecho del financiamiento extra que aportan las coproducciones, algo que seguramente hubiera sido difícil de lograr si fuera una película exclusivamente argentina. Esto no es algo menor teniendo en cuenta que gran parte de las escenas son no sólo en exteriores, sino con muchos intérpretes al mismo tiempo entre personajes secundarios y extras, algo fundamental para mantener la estética realista que pretende usar para recordarnos que el capataz gringo podrá ser sólo un personaje pero su historia no es fantasía. Las diferencias tajantes entre la realidad cotidiana de los alumnos que ve Ana a diario y los que ve Pierre en sus visitas a la ciudad son reales. Los conflictos que muestra La Tierra Roja y la sensación de impunidad de un puñado de explotadores, son reales. Pero por sobre todo, es real su creencia de que no todas las vidas valen lo mismo. Conclusión: La Tierra Roja es una película sin pirotecnia que se dedica a plantar una bandera sostenida con una trama sólida y personajes creíbles.
Nieve y soledad. Un adolescente con problemas de conducta es enviado a una escuela internado cuando sus padres finalmente deciden que ya no pueden controlarlo, pero en el trayecto discute con el padre y el auto se estrella de frente contra un camión. El resultado es la muerte del hombre y el joven regresando a la casa en estado catatónico, requiriendo que su madre dedique devotamente sus días a satisfacer todas sus necesidades. A los pocos meses la situación comienza a volverse insoportable y ella comienza a ceder ante las sugerencias de su entorno de poner al hijo en una institución donde tenga cuidados médicos permanentes. Al principio la culpa no la deja tomar la decisión de volver a intentar deshacerse de él, pero la oportunidad de rearmar su vida adoptando a un niño mudo que tiene de paciente la ayuda a decidirse, hasta que el niño desaparece. Se asume que huyó al bosque nevado que rodea la casa y a los pocos días nadie salvo su terapeuta guarda esperanzas de encontrarlo con vida. O quizás sólo prefiere creer que sigue vivo porque siente su presencia rondando la casa y la alternativa es asumir que está perdiendo la cordura. Ya hablamos de los trailers que arruinan la película, pero el de Presencia Siniestra es un ejemplo de todo lo contrario. No es que la venda como algo revolucionario del género, pero con una edición intencionada para despistar al público, intenta lograr lo que no puede el guión: hacernos dudar sobre lo que está pasando o lo que va a pasar. No hace falta haber visto muchas películas del género para verle los hilos bastante rápido a la historia de Presencia Siniestra, anticipándonos incluso a cada intento de sobresalto remarcado con un efecto sonoro a todo volumen: cada vez que un gato salta de atrás de un basurero o una sombra que cruza por el fondo, entre otros de sus toscos intentos de convencernos de que sucede algo diferente para sorprendernos con el final, que es el que seguramente adivinamos a la media hora de película. Naomi Watts hace lo que puede con lo que le tocó y se carga al hombro casi toda la historia con pequeños aportes de Jacob Tremblay (con toda la presión del mundo desde su éxito en Room), mientras que a Charlie Heaton (Stranger Things) no le alcanza su natural cara de paciente psiquiátrico para sostener el papel que le toca, por más chato y absurdo que estuviera escrito. Presencia Siniestra no se decide a ser thriller, terror sobrenatural ni slasher pero intenta fallidamente pasar por todos ellos, fallando princilamente porque la trama de misterio que intenta contar se cae bajo su propio peso sin causar inquietud ni interés por la salud de los protagonistas, recurriendo a aburridos giros gastados y golpes de efecto que pretenden causar sobresalto pero que cualquiera que haya visto dos o tres películas de terror los ve llegar. Conclusión: Aburrida y previsible hasta volverse absurda, la única Presencia Siniestra es la de esta película en la cartelera.
Dios existe y vive en Bruselas. Sentado en su computadora, diseñó el mundo y probó habitarlo con varias criaturas hasta que finalmente se decidió por los humanos porque resultaron más interesantes de manipular y torturar para su propia diversión. Ese es el Génesis según su pequeña hija Ea, para quien dios no es más que el sádico tirano que la mantiene encerrada en su hogar donde la maltrata tanto a ella como a su madre. Cansada de soportarlo e inspirada por la rebeldía del hermano mayor que huyó hace tiempo, Ea decide bajar al mundo de los humanos para reclutar a sus propios discípulos y escribir un Nuevo Nuevo Testamento que pueda convertir el mundo en algo mejor. Pero para poder tener éxito en su misión, antes necesita despabilar al mundo y quitarle poder a su padre, para lo que se infiltra en su oficina y le bloquea la computadora no sin antes enviar un mensaje de texto a cada humano con la fecha exacta de su muerte. Deus ex machina: El mundo se tambalea ante el filtrado de una información que repercute en cada persona de forma diferente mientras Ea explora la ciudad en busca de sus seis elegidos y su padre, furioso pero despojado de todo poder sin su computadora, se lanza de cabeza a una ciega cacería sin considerar que al entrar al mundo comenzarán a aplicársele las mismas reglas que estableció para torturar a los humanos. Uno por uno, la hija de dios irá encontrando a los nuevos discípulos, cada uno de ellos dañado a su modo e incapaz de alcanzar la vida que desea tener o incluso de atreverse a cuestionar la que tiene. Pero fueron elegidos por ella porque les basta par de palabras precisas o un sueño personalemente diseñado para ponerse en movimiento hacia el cambio necesario y Ea no espera de ellos mucho más que eso, porque el Nuevísimo Testamento no será sobre deidades sino sobre gente común que atreviéndose a pequeños cambios ponga a rodar una bola de nieve que arrastre a otros. Y si por momentos parece que la historia es poco clara o que no va a ningún lado tiene que ver justamente con esto, lo que importa realmente son los personajes y cada una de sus pequeñas vidas porque si el viejo libro enseña a aceptar las penurias como una preparación para el después, una de las grandes enseñanzas que Ea quiere incluir en su nueva versión es que el final es mucho menos importante que el camino. Algunos deberán replantearse sus estándares de belleza o su propia identidad, mientras otros de sus seguidores se verán empujados por los pequeños milagros de la niña a reconsiderar lo que significa amar o simplemente abandonar la seguridad de la rutina para dejarse llevar por un camino desconocido. Para muchos, la muerte es un fuerte recordatorio de que están vivos, pero también que necesitan hacer algo más con eso. Por mas que fueron siendo modificados, los evangelios ya tienen siglos de antigüedad, el mundo no es el mismo que cuando fueron escritos y la gente que lo habita cambió mucho en ese tiempo. Ea representa ese cambio, ese despertar a otra espiritualidad y otras formas menos canónicas de buscar la felicidad que admiten que no signifique lo mismo para todos ni que exista una receta infalible para alcanzarla. El guión es simple pero fluido y aunque algunas acciones pueden parecer poco justificadas en general se pasan por alto porque buscan apelar a lo emocional mas que a mostrar una relación de causas y efectos, apoyándose bastante en la imagen y una propuesta estética onírica pero contenida que ayuda a llenar los huecos de lo no dicho. Quizás justamente por ese foco en lo visual más que en el diálogo es que varios de los intérpretes no tienen realmente oportunidad de brillar, pero la joven protagonista logra generar empatía desde un principio, convenciendo con ternura que tiene una misión sincera que no se queda en una simple rebelión de pre adolescente caprichosa contra su padre, quien a su vez nos dá motivos para despreciarlo en varios de los momentos más cómicos de la película. Conclusión: Como suele suceder con el realismo mágico, El Nuevísimo Testamento es mucho mas profunda de lo que pueden anticipar algunas imágenes que a simple vista pueden dar a entender que se trata de una comedia absurda o liviana. Aunque tiene una buena carga de humor ácido, es utilizado de forma crítica para reflexionar sobre nuestro tiempo en la tierra y lo que hacemos con él.
Justo donde la dejamos. Durante tres películas (la tercera queda afuera por ser precuela y contar con una trama diferente) vimos caer a Selene (Kate Beckinsale) desde su encumbrada posición de cazadora estrella a paria enemiga de vampiros y licántropos por igual, todo por enamorarse de un simple humano que resultó ser no tan simple, porque la sangre de sus ancestros le permitió convertirse en un poderoso híbrido. Juntos asesinaron a los primeros de cada especie y a varios de sus líderes más importantes, gestando en el proceso a una hija que Selene apenas pudo conocer antes de verse obligada a esconderla para que no sea convertida en un arma de la interminable guerra. Si nos había faltado ver algún capítulo no es un gran problema porque Inframundo: Guerras de Sangre se toma un par de minutos para hacer este mismo resumen antes de retomar la acción, poco tiempo después de donde la había dejado la película anterior, con un escuadrón de licántropos dándole caza a nuestra protagonista para hacerle confesar dónde está escondida la niña. Considerada una traidora por los escasos supervivientes de su especie y sin posibilidad de seguir cayendo más bajo, hace lo posible por sobrevivir con Thomas como único aliado, hasta que recibe la oferta de una tregua. Los Ancianos saben que están en desventaja frente a las fuerzas licantropas guiadas por Marius, un nuevo y poderoso líder, por lo que aceptan a regañadientes levantar la condena a muerte que pesaba sobre Selene a cambio de que acepte entrenar a los jóvenes reclutas que deberán defender el nido ante el inminente asedio. No tiene realmente muchas opciones, por lo que acepta sin sospechar que Marius no es el único ambicionando en convertirse en la evolución de su especie. Entre cuero y balas de plata: Esta quinta entrega parece producida más para el mercado hogareño que para la pantalla grande, con un presupuesto que se nota menos generoso que al principio de la saga, algo que se revela en un reparto casi completamente televisivo y unos efectos visuales apenas correctos, logrando que el efecto 3D pase completamente desapercibido. Es una película de acción y cumple con traer una sucesión continua de peleas y persecuciones que entretienen, pero a la vez parecen ser las mismas secuencias que ya vimos en las películas anteriores, o al menos con una estructura casi igual que no termina de volverse recordable como sí sucedía al principio de esta saga. Siempre valoro cuando una historia construye su propio mundo y la puebla de una mitología propia, algo que la primera entrega de la saga hizo de forma bastante interesante y luego reactivaron acertadamente con la precuela que se usó para solidificar las reglas con las que funciona este mundo. No es que vampiros y hombres lobo no fueran ya criaturas clásicas del género, pero además de darle a ambas especies de una historia de origen y un motivo para su enemistad de siglos, se los adaptó de forma interesante a un contexto de ciencia ficción futurista. El resumen inicial alcanza para refrescar los puntos importantes de la historia previa, pero da por sabida toda la mitología que se viene estableciendo desde el principio, tanto sea como parte importante de la trama o como pequeñas referencias y guiños que ayudan a construir un contexto bastante sólido pero muy enfocado a los fans de la saga, público al que claramente está apuntada esta película sin mucha intención de atraer gente nueva. Si llegaron a la quinta parte ya deberían saber cómo funcionan las sociedades de cada clan, por qué la familia Corvinus es tan importante y especialmente por qué al beber sangre ajena se transmiten con ella los recuerdos, pero todo esto tiene un problema. En vez de utilizar todo esta base construida para seguir avanzando en la historia mayor, Inframundo: Guerras de Sangre parece ser sólo una transición entre dos puntos relevantes que cuenta una historia repetida y demasiado sencilla, hasta que en los últimos minutos propone un cambio de reglas enorme justo antes de hacernos saber que tendremos que esperar a la próxima parte para enterarnos de que se trata, dejándonos con gusto a poco y la idea de que podrían haber acelerado el avance de esa nueva trama para que llegue a entrar en esta película, o al menos hacer más interesante al camino que las une. Conclusión: La principal intención de Inframundo: Guerras de Sangre es entretener a su base de seguidores ya establecida y eso lo cumple, pero como se venía viendo desde la cuarta parte, deja la sensación de ser una historia atascada.
Las manos mágicas. El mejor carterista del mundo es también el más desafortunado cuando -aprovechándose de la distracción de una joven al borde de un ataque de nervios- desaparece sin dejar rastros con la bolsa que ella cargaba. Para su decepción, el botín solo incluye un celular, un oso de peluche y algunas chucherías sin valor, por lo que rápidamente se guarda el teléfono y arroja el resto a la basura, alejándose justo a tiempo para sobrevivir a la detonación de la bomba escondida dentro del oso. No tenía forma de saber entonces que la crisis de la joven se debía a haberse negado a plantar el dispositivo en una oficina, tras descubrir que no estaba vacía como le habían prometido. Así se convierte inmediatamente en el principal sospechoso del ataque y cae en la mira de la CIA, que aunque no pueden reconocer que estaban operando en la zona, tampoco van a dejar que se cumplan las amenazas de otro ataque y deciden rastrearlo para entregarlo discretamente a las autoridades locales. Como debe ser en estos casos, el agente asignado tiene problemas para seguir órdenes y controlar su enojo, por lo que tarda muy poco en inmiscuirse en el caso mucho más de lo que le fue encomendado, para desenmascarar a los verdaderos responsables del atentado en París. No diga si: El trailer no miente: Atentado en París es una de esas películas que se parece a muchas otras. Un agente rudo, un civil con algún talento excepcional y la necesidad de una improbable alianza para impedir una gran amenaza, dejando -de paso- a alguna agencia estadounidense como guardianes del mundo por más que ambos protagonistas sean ingleses fingiendo el acento con dispar éxito. Aunque pudo mostrar su talento con Beasts of no Nation, y haciéndonos pasar por alto el detalle de interpretar a un vikingo negro, Idris Elba prácticamente repite su rol de Luther, lo que no es algo necesariamente malo ya que es responsable de cargar sobre sus hombros casi toda la película, pues parece que desde la Boda Roja Richard Madden acostumbra llevar livianos los suyos. En el fondo no es su culpa que alguien considerara una buena idea poner a dos británicos interpretando a estadounidenses persiguiendo por París a una canadiense haciéndose pasar por francesa. El guión es simple y funciona mientras no se lo estudie mucho, porque es principalmente una excusa para secuenciar peleas y persecuciones, esta vez con un tema candente en Europa como es la inmigración desde Medio Oriente y la consiguiente reacción del nacionalismo. Aunque tardamos bastante en enterarnos de los planes de la organización, el desarrollo de la historia avanza sin salirse de lo esperado a cada paso, pero si algo sorprende de Atentado en París es la evidente limitación de presupuesto que se delata en cortes toscos en el medio de una escena de acción, o algunos efectos poco verosímiles para disimular los recursos que pretendían tener pero faltaron. Conclusión: Atentado en París es una clásica película de acción pasatista, sin un guión complejo ni mucho presupuesto.
Sexo para todos y todas. amateurCuando el joven director de cámara de un poco glamoroso canal de televisión -donde habita una extraña fauna pseudocientífica- se separa de su pareja y necesita un lugar donde dormir, no se espera que sea el dueño del canal quien le consiga inmediatamente un lugar en su edificio a buen precio. Mucho menos espera que la mujer con la que se obsesiona al encontrar un video sexual mezclado entre viejas cintas del canal resulte ser la esposa de su empleador, y menos aun que tenga su oficina en el mismo edificio al que acaba de mudarse. Esa obsesión lo lleva a intentar acercarse a ella contra todo buen juicio, ya que terminará en el centro de una serie de asesinatos y no habrá tiempo para arrepentirse. Es difícil hablar de Amateur más allá de este punto sin revelar la trama de un policial negro que, entre otras referencias, parece ser una actualización del cine de género que se hizo en los años ochenta en Argentina, con Desanzo o Aristarain a la cabeza, o el que filmó De Palma en Estados Unidos. En esta historia de sexo y violencia no existen personajes completamente inocentes o sin algún grado de absurdo, resultando en un nivel de humor que sorprende caminando por la cornisa sin romper el turbio ambiente en el que habitan, donde el homicidio, el secuestro y el chantaje parece ser moneda corriente y sólo un detective con un par de bombitas quemadas parece quedar como defensa ante la oscuridad del derrumbe completo, aunque nadie le tenga mucha fe. Para ver advertidos: El guión es muy simple y varias veces hace entrar situaciones con calzador, quedando como mayor crítica el necesitar quitar verosimilitud a algunas secuencias para que todo fluya como necesita la historia. Se nos compensa con personajes interesantes que juegan al borde del ridículo y que si no se los mira con la convicción de que es algo intencional, seguramente provocará alguna salida anticipada de la sala. Los mayores espantos vendrán seguramente de algunos diálogos y actuaciones acartonadas, porque a esta altura del siglo un par de escenas de sexo con bastante piel expuesta no deberían hacer que se caigan más que un par de monóculos desprevenidos. Aunque por las dudas no estaría mal revisar si el señor mayor de la butaca de al lado trajo su maletín, para poder elegir otro lugar antes de que se apaguen las luces y evitar distracciones a lo largo de la película. No es fácil recomendar Amateur. Pasé los primeros quince minutos convencido de que estaba viendo una película completamente fallida hasta que algo hizo click y las piezas se acomodaron mutando en algo muy disfrutable. Quizás fueron los absurdos invitados al canal de televisión, quizás el detective tan poco clásico a cargo de la investigación; pero algo me convenció de que todo era intencional, que era yo el que estaba viendo la película al revés, porque no se parece en nada a lo que estamos acostumbrados. Desde los créditos iniciales queda claro que tiene una búsqueda estética propia y algo arriesgada, tanto desde el sonido como desde la imagen, cosa que en nuestro cine nacional, acostumbrado al realismo y al naturalismo, es raro de encontrar. Pero Amateur logra convencernos de que hay algo más para ver que simplemente enterarse de como se resuelve un crimen, por lo que algunas falencias que se le pueden criticar en otros aspectos quedan contrarrestadas con éxito. Conclusión: El guión un poco forzado y algunas interpretaciones a cara de piedra podrían espantar a quienes vayan por los nombres famosos del afiche, pero si se predisponen a entrar en el juego que propone Amateur van disfrutar de una película muy interesante.
Más que yunta de bueyes. locos de mentesNo hay bóveda más fácil de robar que de la que se tiene la llave, hasta un hombre de pocas luces como David Ghantt lo sabe. Calcula también que por eso mismo se va a convertir en el primer sospechoso. Pero el deseo de aventura y de atraer la atención de su antigua compañera alcanza para que una banda de ladrones de poca monta lo manipulen, de forma que acepte dejar de ser el empleado estrella de la empresa transportista de caudales para fugarse con con un botín calculado en más de 17 millones de dólares (n.d.r: fue el tercer mayor robo de la historia de Estados Unidos). El plan consistía en fugarse a México dejando el dinero a cuidado del resto de la banda mientras se enfriaba el caso, pero al ingenuo Ghantt no se le ocurrió esperar que sus cómplices llamaran la atención de los investigadores con compras extravagantes, ni que planeen traicionarlo para quedarse con su parte, confiando en que Ghantt no podría identificarlos cuando sea apresado por el FBI. El verdadero eje de Locos de Mentes no es el robo en sí, que se resuelve a poco de comenzada la película. Lo importante sucede durante la seguidilla de estupideces cometidas por los ineptos ladrones en las semanas siguientes, sorprendiendo hasta al dúo del FBI que investiga al caso. A primera vista puede parecer extraño que el caso real de un multimillonario robo sea llevado al cine como una comedia, hasta que se investiga un poco y se descubre que algunos de los detalles más absurdos de la película no fueron inventados para el guión, sino que realmente en algún momento parecieron una buena idea a la banda de delincuentes. Estos improvisaron lo que en su momento la prensa llamó “The Hillbilly Heist”, burlándose del origen campechano de sus participantes y la escasa inteligencia con que se comportaron en los meses siguientes. La historia avanza tan previsible y obvia como los gags, recurriendo principalmente a personajes y situaciones absurdas para alcanzar el humor sin demasiada profundidad. Esto resulta en que todo el peso del éxito recaiga en las interpretaciones de un reparto que alcanza a funcionar, pero que no se les puede pedir que destaquen mucho. En general todas las secuencias de Sudeikis y Galifianakis terminan siendo las más efectivas en su búsqueda del absurdo, algo que no sucede con Owen Wilson ni Kristen Wiig, dos que además de tener personajes chatos nunca convencen realmente de los papeles que les toca encarnar. Locos de Mentes tiene varios de esos momentos que pueden sacar risas si no vas esperando mucho, pero que no resiste mucho análisis posterior ni un deseo de volver a ver la película en el mediano plazo. Conclusión: El nombre de Zach Galifianakis ya es prácticamente un sinónimo de comedia estúpida y es conocida su efectividad en el género. Locos de Mentes no es la excepción, entregando un conjunto de personajes absurdos y situaciones ridículas que aunque son casi siempre obvias, algo entretienen.
Poco feliz cumpleaños. El bebé de Bridget JonesOtro año más que no salió como esperaba, otro año más de plantearse cambiar. Quince años después de la primer película Bridget logró avanzar en su carrera y tiene una vida bastante buena, pero sigue sintiéndo el mismo fracaso de siempre, algo que su madre se asegura de recordarle despertándola a las seis de la mañana el día su cumpleaños número 43 para hacerle saber que se le acaba el tiempo para ser madre. Como si el llamado tuviera poderes mágicos, en pocos días Bridget se reencuentra con su antigua pareja Mark Darcy (Colin Firth, o la representación gráfica del ser inglés) y conoce a un anónimo hombre durante un festival del que huye al despertar, obviamente para enterarse a las semanas que está embarazada. Su médica sitúa la concepción convenientemente en una fecha que deja a ambos hombres con la mitad de probabilidades de ser el padre y ella, temiendo que sea su última oportunidad de ser madre, se niega a hacer un estudio de ADN que ponga en riesgo el embarazo para optar por el comportamiento más adulto y responsable: decirle a ambos que está embarazada pero ocultarle la existencia del otro. Porque si la gente de las películas hiciera lo que hace la gente normal, no tendría ningún sentido. Otra secuela tardía: A esta altura no hay posibilidades de que El Bebé de Bridget Jones agarre a alguien de sorpresa en la sala, quien compre la entrada seguramente ya tiene una decisión tomada sobre lo que está por ver y no van a salir decepcionados. Renée Zellweger ya hace a Bridget Jones de memoria. Con toda naturalidad sigue alternando comentarios ácidos en voz alta con reflexiones internas depresivas, tomándose descansos ocasionales para cometer alguna torpeza fácilmente evitable que la avergüence en público. Y una vez más, está en la continua encrucijada de tener que optar entre el confiable pero aburrido abogado y un divertido billonario dispuesto a abandonar su vida de soledad, básicamente el personaje de Hugh Grant si hubiera vuelto para la tercera parte. Otra vez, si fuera realista la película se termina a la media hora pero había que hacerla durar lo suficiente como para poder volver a contar la parte de como Bridget hace de cuenta que es una mujer feminista e independiente pero en el fondo está buscando la primera oportunidad que pueda para cumplir con el mandato de casarse y ser madre para no sentirse un fracaso de persona. Hay que reconocer que eventualmente parece tomar un camino más maduro, pero el resto del tiempo es un tanto chocante verla comportarse como una adolescente a la vez que remarca a cada rato lo cerca de la obsolescencia que está, cuánto la tortura tener algunos kilos de más y principalmente que necesita tener un hombre al lado, poco importa cuál ni en que condiciones. Conclusión: No es sorpresa, El Bebé de Bridget Jones es lo mismo de siempre, con todo lo que eso implica. Quienes amen sentarse un domingo a la tarde frente a las anteriores tendrán un nuevo capítulo que agregar, antes de volver a empezar la secuencia. El resto ni se va a enterar que se estrenó.