Chaco: El sufrimiento del nativo. El manejo de las tierras pertenecientes a los indígenas nativos siempre ha sido manejado de formas fraudulentas y complejas. “Chaco” es la encargada de ilustrar y poner bajo lupa una de esas historias tan lamentablemente comunes en latinoamérica, siendo el caso del chaco paraguayo. Aunque el nombre pueda llegar a engañar, la realidad que retrata este film no habla directamente de Argentina y su provincia de Chaco, pese a ser producida en este país. Es algo más triste pensar en realidad que esta situación es común en toda la región, y que aunque el título hable de unas porciones de tierra situadas en algún lugar de Paraguay, podría ser cualquier historia. Tierras tomadas ilegítimamente , corrupción y cajoneo son palabras y frases vistas en reiteradas ocasiones durante esta historia, que pese a ser dura y aparentemente fuerte, como documental no termina de emocionar. Lo que por un momento parece ser una dura crítica social al sistema burocrático se convierte en la burocracia misma y lo que en algún momento son arboles talados y activismo pasional se convierte con el correr de los minutos en política algo aburrida y sobre todo, poco impactante. Esto no significa que la película no se haya filmado con pasión, ya que vemos en la insistencia de Danielé un corazón enorme para y por la causa en la que lucha. Otra cosa distinta es que, quizás por una situación varada o por una ausencia de planificación en lo filmado, la película queda algo trunca a la hora de transmitir y llegar al corazón del espectador. Desde lo visual, la cámara cuenta muy poco, y en numerosas ocasiones solo acompaña al espectador sin mucho que decir. Cuando realmente intenta diferenciarse y alejarse del cliché termina siendo paradójicamente, su peor momento. Sus juegos de cámara ralentizan aún más el ritmo y dificultan aún más su visionado. Es igual de agradecer por otro lado la poca presencia de momentos especialmente clichés o de sensibilidad obligatoria, porque esa frialdad en la mano que filmó el documental resulta en una historia seria y respetuosa. Lo criticable en esta seriedad es quizás su falta de ritmo, su repetitividad en el metraje y su exceso de minutos, que hacen que una historia triste y dura termine en un documental algo aburrido y reiterativo. Obviamente recomendamos este film a cualquier persona que esté interesada en el tema de las tierras nativas y la eterna lucha contra el poder. En cambio, si no hay una intención y unos ánimos del espectador hacia el film, se corre con el riesgo de encontrar una historia algo tediosa y lenta, que puede ser mejor investigada con una búsqueda de Google que con una narrativa audiovisual.
Dumbo: Las orejas más conocidas del mundo. El remake de Dumbo podía ser una de esas películas desastrosas como podía ser una excelente adaptación de una de las mejores películas de Disney. ¿Qué terminó siendo? Con la dirección de Tim Burton volviendo a trabajar con la colosal productora del ratón Mickey, Dumbo está repleta de posibilidades negativas y positivas. Habría que partir de la base que, realmente, un remake de la película original es totalmente innecesario. Una remasterización a HD junto a un reestreno del film animado habría bastado para contentar las necesidades económicas de los accionistas. Dando por entendido eso, solo queda decir que se tomó la mejor decisión posible con relación a un remake así, que es la de distanciarlo radicalmente de la original. Las similitudes entre las dos versiones no abundan. La historia que cuentan, pese a mantener una estructura similar se distancia radicalmente. Algunos guiños están, y sin entrar en spoilers cualquier fanático de la película vieja los va a ver sin mucha dificultad, pero la propuesta real es otra. Mientras que el protagonista de la original es el mismo Dumbo, en la nueva versión el protagonista es el hombre, el humano que cuida o maltrata al elefante. Una vez entendiendo que la película a analizar es otra, toca hablar del film que se nos presenta. Visualmente se nota la presencia de Tim Burton, y elementos como la paleta de colores o la composición de los planos muestran la marca registrada del director. La cinematografía es absoluta. Esto no es poca cosa y muchas veces es el principal responsable de poder sentir la famosa sensación de la magia de Disney. Adultos y niños se sentirán como niños. Eso sí, a pesar de festejar esos momentos, no abundan. Pese a que lo que decíamos en el párrafo anterior, los adultos se sentirán mucho más alejados de esta versión. El mensaje que da y el montaje va dedicado y direccionado a un público infantil. Obviamente no se puede requerir una película apta para mayores de 18 años sobre Dumbo (algo que hecho por Burton podría generar destrozos), pero este elemento suele ser el que diferencia las películas para chicos que están bien de los recordables films que quedan como clásicos de cine infantil. Por suerte ahí está el enorme elenco del film que sale a reflotar algunas situaciones que desde el guion son un poco predecibles u obvias. Un elenco que, recordemos, tiene figuras del renombre de Colin Farrell o Alan Arkin. Destacable por todos los demás la actuación del genial Danny DeVito que teniendo 74 años todavía posee la capacidad de divertir y atraer a una audiencia de todas las edades. El humor y la performance de este hombre es espectacular. Dumbo no necesitaba un remake. Se podría haber hecho un mejor remake de Dumbo. Pero sobre todo, se podría haber hecho uno mucho peor. Cómo película para chicos es excelente, como película para padres cumple, y como película en si, Dumbo es una buena obra para revivir la leyenda del elefante con las orejas más grandes del mundo, que curiosamente, pese a ser más “feo” que los demás, era el único con capacidades de saltar y volar. Un mensaje que hoy en día, todos necesitamos.
La guarida del lobo: El ser humano y otros animales. “La guarida del lobo” es la nueva película dirigida por Alex Tossenberger. Protagonizada por Gastón Pauls y acompañado de un excelente secundario “José Luis Gioia”, cuenta la historia de un evento poco significativo en un primer momento, pero que avanza hacia lugares que nadie puede esperar. ¿Vale la pena seguirle el rumbo? Esta película cuenta la historia de Vicente (Gastón Pauls), quien es encontrado inconsciente en el medio de una montaña de nieve por Toco (José Luis Gioia). De buenas a primeras hay que destacar la química que se construye en estos dos personajes, que al tener una historia tan simple, termina centrando toda su atención en esta pareja actoral. El avance de la relación entre estos dos personajes es todo en el film, y pese a que luego llegue la aparición del personaje interpretado por Victor Laplace, el foco nunca se aleja de lo que es importante. Por otro lado, fuera de la relación de estos personajes, hay algo importante y curioso en el film relacionado a lo animal. Elementos como la relación de Toco con unos perros que usa en el trineo, y lo feroz de algunas situaciones remarcan esta semejanza que tiene el humano con el supuesto animal salvaje. Esta analogía, presente en todo el film, es definitivamente lo más interesante en todo el metraje y funciona como diferenciador artístico de cualquier obra similar. Por otro lado, desde lo visual la construcción fotográfica es muy buena. Cualquier foto que haya en esta review no se compara a la experiencia de ver esta película en una sala de cine. Sus planos abiertos y repletos de vacío, su color tan cuidado y una paleta bien manejada genera una sensación de estar en esas montañas llenas de nieve y desolación. Eso si, no todo es color de rosas, y mientras la película desarrolla una profundidad muy buena en estos dos personajes, también se ve forzada a introducir un conflicto principal en la historia. Esto no tiene porque ser necesariamente malo, pero cada vez que aparecía el conflicto principal, en el cual un empresario (Victor Laplace) quiere comprarle las tierras a Toco, la película caía en ser una más del montón, perdiendo esa valiosa identidad que construyó. Esto termina de explotar en un final que, a pesar de ser sorpresivo, parece tener poco que ver con los personajes y con la historia que estaban contando. En conclusión, este film es una película de cine. Realmente vale la pena ir a verla en una sala, y a pesar de que no sea perfecta y que haya elementos en su trama que generen algo de ruido, por el final de la historia, su visionado es realmente una buena experiencia. Llena de momentos de suspenso, de acción y hasta de comedia, “La guarida del lobo” es un excelente acierto en la filmografía de Alex Tossenberger y una muy buena reflexión sobre el ser humano, sobre la naturaleza, y sobre la naturaleza humana.
Yo, mi mujer y mi mujer muerta: Un viaje hacia la nada. Santi Amodeo, un director español, dirige su primera co-producción, esta vez con nuestro país Argentina, y con la presencia protagonista del excelente Oscar Martínez. ¿Vale la pena ver Yo, mi mujer y mi mujer muerta? Curiosa como poco es la propuesta con la que arranca el film, con las esperanzas altas y con una excelente mano. La historia comienza con la muerte de la esposa del protagonista, Bernardo. Ella había dejado en su testamento que quería que sus cenizas sean esparcidas en una costa de su país de origen, España, especificando el lugar como una especie de balneario al que le gustaba ir. Es ahí cuando el personaje interpretado por Oscar Martínez, luego de unas idas y vueltas, emprende un viaje de descubrimiento hacia el deseo de su ahora difunta mujer. La propuesta, que de por si es interesante, se ve en sus comienzos potenciada por un poderío visual y sonoro para transmitir esa soledad que sufre Bernardo. Sus juegos en las luces, sus planos largos que lo único que transmiten es tristeza y desolación, son un excelente comienzo, pero que lamentablemente caen y bajan muchísimo su nivel con la llegada del segundo acto en la historia. Todo lo que la película hace bien en su introducción, desde su seriedad, si cinematografía o su guion, desaparece con el pasar de los minutos, y pasa de tener una intensidad dramática fuerte a jugar con la comedia bizarra. Este juego de géneros termina dejando un resultado difuso, un producto sin decidirse, que no es lo suficientemente serio como para destacarse en el drama y que claramente encuentra dificultades para construir gags lo suficientemente divertidos como para lograr la comedia. Obviamente, el humor ya entra en terreno subjetivo, pero no es solo que sus chistes den o no den gracia, sino que estructuralmente, la película sufre mucho de esta falta de definición, y hace que los momentos dramáticos queden muy diluidos. Toda esta propuesta técnica asombrosa que veíamos en la primer parte no se muestra de la misma forma en el desarrollo efectivo de la trama, y es de lamentar esta ausencia, sobre todo con lo bien que había comenzado. El guion es también un claro sufrido del abarque indeciso en el género. Sus personajes son algo chatos, y tiene personajes secundarios demasiado irrelevantes, que pese a que alguno que otro termine agregando algo de frescura a una narrativa repetitiva y monótona, son elementos del montón y solo están para activar o guiar al personaje en distintos momentos de la historia. Todo esto sin hablar del final, que sin entrar en spoilers claramente demuestra la inutilidad de estos secundarios y pone en evidencia la poca profundidad de lo que logra transmitir. El problema en este film no es que no se pueda tomar en serio, ni que no sea suficientemente profunda, sino que en reiteradas ocasiones la trama en si se frena para aparentar complejidad. Obviamente, Oscar Martínez realiza un excelente papel, y junto al comienzo de la trama es uno de los elementos más importantes a destacar en esta obra tan irregular y quizás decepcionante, comprendiendo el potencial de lo que contaba. Aún así, no se puede decir que es una mala película, porque hay obvios elementos cinematográficos y de nivel de trabajo que la separan de un film promedio. Es su ejecución y desarrollo lo que la alejan de ser una obra notable a una película pasable.
A dos metros de ti: Una opinión honesta. A dos metros de ti es una película protagonizada por Cole Sprouse y Haley Lu Richardson. Es también el debut como director de Justin Baldoni, que pese a que debería tener una importancia en el desarrollo del film, este parece no ser el caso. La historia de la película cuenta, sin comentar de más, la estadía de dos personas con enfermedades terminales. Stella Grant (Haley Lu Richardson) es una chica muy feliz, con esperanzas y muy ordenada en su día a día hasta que conoce en el mismo hospital donde se trata a Will Newman (Cole Sprouse). Este joven es todo lo contrario a ella, siendo infeliz, con pocas esperanzas de salir adelante y totalmente desordenado y caótico. Esta premisa lamentablemente no solo parece tener pocas esperanzas de que llegue a algo serio y que desarrolle temas interesantes, sino que termina siendo extremadamente predecible. Conviene no hablar del escaso trabajo visual o sonoro en este film, ya que comprendiendo su target uno podría perdonar estas ausencias. El problema es que la película no perdona ni un solo elemento cliché de este tipo de historias. Desde el amigo gay y los padres ausentes, hasta el personaje que no quiere que estén juntos, todo en esta historia sigue una línea demasiado obvia. Los aparentes giros argumentales se ven venir desde el comienzo del metraje y los pocos momentos que puede llegar a sorprender, realmente lo hace para mal. Este elemento predecible no solo se ve en la trama. Los personajes que componen esta historia son tan planos y aleatorios que parecen escritos en un fin de semana. Sus deseos y las decisiones que toman no tienen sentido alguno, y están únicamente para llegar a determinados puntos de la historia, que quedan claramente forzados. La calidad de sus actuaciones también brillan por su ausencia, salvando quizás al secundario de Moises Arias, que pese a que su personaje sea una mera herramienta, termina haciendo un buen trabajo actoral. También hurgando un poco en algo para poder destacar de este film es la aparente seriedad con la que toca el hecho de que sus personajes tengan enfermedades terminales. Claramente no es ninguna patada en la mesa a la industria cinematográfica, pero viendo el nivel que tiene todo lo que sucede en esta película, esto podría haber sido tratado más informal aún. Está claro que sí alguna vez estuviste en una situación así o tuviste algún familiar en un momento similar, podrás identificar algunas situaciones típicas y puede resultar interesante retratar esto en la pantalla grande. Eso sí, no esperen mucho más que esto, porque cuando los diálogos se animan a intentar hablar lo que significa la vida y el hecho de la enfermedad en si, solo se mueve por los lugares más comunes posibles. En conclusión, y sin ofender a la persona que disfrute de este film, “A dos metros de ti” no solo es una mala película para un público exquisito, sino que no funciona siquiera como elemento de entretenimiento adolescente. Cualquier capítulo televisivo de los más bajos calibres podría abarcar esta trama de una mejor forma y aunque seguro haya alguien en este mundo que pueda disfrutar o emocionarse con esta historia, desde acá recomendamos mantenerse lo más lejos posible de esta película. Por lo menos a dos metros.
Lobos: Thriller made in Argentina. Lobos es una nueva película argentina dirigida por Rodolfo Durán y con un elenco de actores bastante abultado y de gran nivel. ¿Llega esta obra al nivel que se le puede pretender? Esta historia narra la vida de una familia metida plenamente en la delincuencia mientras va mostrando u ocultando distintos elementos que cada vez dan más claridad a la trama. Esta misma es por lejos uno de los elementos más recordables y mejor desarrollados en todo el film, que pese a no tener la presencia de un mega-conflicto que la haga desarrollarse, termina viviendo por si sola y resultando interesante de ver. Este interés que el espectador puede tener hacia la historia está principalmente fundamentado en la excelente construcción de personajes que tiene el guión. Cada uno de los sujetos que aparece en pantalla tiene sus propias motivaciones, sus propios deseos y debilidades. Ningún personaje es el clásico antagonista simplemente malvado ni tenemos protagonistas héroes o víctimas, sino que cada uno de ellos juega en un área gris muy disfrutable, que recuerda por ejemplo a “Tres anuncios por un crimen”. Estos excelentes personajes no podrían ser lo que son si no fuera por la gran elección de actores que tiene el film. Todo el elenco mantiene un nivel actoral muy bueno y terminan siendo uno de los pilares fundamentales para mantener esta trama andando. Desde actores consagrados como Daniel Fanego, actores que están llegando al mundo cinematográfico con gran nivel como Alberto Ajaka o papeles tan frescos como es el excelente personaje interpretado por Ezequiel Baquero, para dar ejemplos. El único que puede llegar a desentonar un poco en este rango de calidad puede llegar a ser Luciano Cáceres quien a pesar de tener un personaje ya de por si poco expresivo, parece a veces estar muy afuera de la búsqueda artística del film, quizás como decisión para alejarlo esquemáticamente de la familia retratada en la historia. Sea como sea, no se puede dudar de la calidad en el casting y en la excelente dirección de actores que tuvo. Eso si, no todo es color de rosas en esta producción nacional, y algunos elementos como el ritmo o la fotografía pueden no estar en el nivel que uno esperaría, sobre todo comparado al grado de calidad que maneja su guion. Desde la cuestión puramente visual, la historia cuenta con muy poco juego que contribuya a narrar cinematográficamente y que se aleje un poco de lo convencional en el género Thriller. El ritmo, como otro ejemplo, no está del todo logrado tampoco y termina teniendo como consecuencia una película que parecen sobrarle algunos minutos pese a que dure tan solo 92 minutos. Todo esto es claramente perdonable si recordamos el excelentísimo trabajo que hay conceptualmente en el desarrollo de la trama. Un final que no te deja vacío, una historia que no te deja sin opinión y una película que, apoyada por sus grandes actuaciones, desentona positivamente de la marea de films argentinos de suspenso hechos todos como una maquina industrial. Este caso logra ser la excepción, y termina resultando como una película positiva y recomendable a cualquier acérrimo al género.
Venganza: Liam Neeson haciendo de Liam Neeson en 2019. Liam Neeson repite género con esta nueva película de acción, dirigida por Hans Petter Moland. ¿Conseguirá Liam Neeson la venganza que quiere? Y más importante, ¿Es esta venganza entretenida? Hans Petter Moland es el director de esta película que funciona como remake de la película noruega, dirigida también por él. Esto es, como poco, curioso, pero también le da un poco de razón a cómo trata algunos elementos narrativos del guión, ya que no tiene mucho aprecio por encariñar al espectador con el protagonista, y a los pocos minutos ya comienza la historia de manera muy acelerada. La trama narra la vida de un conductor de barredora de nieve que, debido a la extraña muerte de su hijo, sale en busca de los responsables. Esta muerte tan repentina es uno de los primeros problemas de la película, ya que no llegamos a sufrir de igual forma que el protagonista, ni comprendemos que tan sanguinario está dispuesto a ser. Parece que esos primeros minutos están puestos exclusivamente como introducción, y dificultan el comienzo del ritmo en el film. Lo bueno es que, cuando llegan las tan esperadas escenas de acción, son realmente buenas. No van a ser la mejor de la historia del cine, pero la brutalidad de las mismas junto a algo de creatividad en las muertes las convierte en, mínimamente, interesantes. Puede que por el ritmo que lleva la película, hubiera sido más divertido ver más de esto y menos de la historia forzada que intentaron contar, pero viendo y recordando ejemplos como la reciente Polar de Netflix, definitivamente tenemos que conformarnos con esto. Es también destacable el diseño sonoro alrededor de las escenas de acción del protagonista, que enfatizan y le dan color a cada golpe. El ritmo, del cual tanto hablamos en esta review, es algo muy importante en cualquier película de género, y en este caso, tiene algunas dificultades para mantenerse estable. Hay momentos del film, sobre todo en esas escenas de acción, que el tiempo pasa volando y realmente puede resultar muy entretenida, pero cuando llegan los momentos de narrar algo desde la trama y los personajes, se convierte en una película muy pesada y difícil de ver. Esto se hace aún mayor cuando recordamos que el metraje del film son casi dos horas, bastante por encima del promedio de hora y 20 u hora y media que suelen durar las películas del género y similares. Sumado a los gags de comedia llevados con poca suerte, la película termina en que todo lo que no es Liam Neeson pegando tiros, aburre. Para ir cerrando, es un poco difícil recomendar de forma exorbitante la nueva película de Liam Neeson. Puede que a algunos fanáticos de la acción directa y brutal les guste, pero por otro lado los severos momentos de la historia donde lo que cuentan poco importa y la duración del film un poco más alta que el promedio puede que los termine aburriendo. Eso si, si van con paciencia, la acción es interesante y la historia no es específicamente muy mala, por lo que puede resultar entretenida. ¿Olvidable? Si. Pero han habido peores.
Hora – Día – Mes: La pretensión de lo intrascendente. La nueva película de Diego Bliffeld apunta muy alto con esta propuesta sobre un encargado de estacionamiento que parecería esconder secretos y obsesiones. ¿Llega a lo que pretende? Algo particular previo al análisis y disección de esta película es conocer un poco la filmografía previa del director. La única película que había dirigido Diego Bliffeld fue una co-dirección en “Linea de cuatro”. Esto es importante para comprender de donde viene, pero finalmente termina alejándose casi en su totalidad del anterior aspecto creativo en su obra. Son dos estilos totalmente distintos. La propuesta comienza como algo simple y directo. Retratar la vida de Nardo, el encargado de un estacionamiento común y corriente. Pero esto que funciona como punto de partida a la real búsqueda del film es extremadamente importante. Lo que vemos en la imagen, efectivamente, se carga de intrascendencia y banalidad. Vemos a un hombre aparentemente aburrido, que intenta tener conversaciones con sus clientes y deja pasar el día. Pero, obviamente, hay un elemento más en esta historia y es la presencia de un narrador. El narrador, escrito e interpretado por Marcelo Cohen, funciona directamente como contraste de esta historia llana. Mientras que el personaje de Nardo realiza acciones banales como leer una revista o cerrar la puerta del garage, el narrador relata todos los sentimientos y pensamientos del personaje. Las palabras que utiliza, el estilo con el que habla y la conexión entre esto que narra y lo que vemos en pantalla es merecedor por sí solo de verse e interpretarse. El problema es que, luego de pasados unos minutos de metraje, esta propuesta interesante y con potencial termina achatándose y perdiendo el efecto. Los textos, eso si, nunca llegan a ser locuras extremadamente pretenciosas, pero esa banalidad en lo contado por el narrador aburre a un espectador promedio, y le cuesta mantener en pantalla a un espectador interesado. Uno de los principales problemas de este film, en consecuencia a lo escrito en el guión, es esta continua falta de ritmo. A los pocos minutos de metraje, el narrador anuncia y aclara que la película no tendrá ningún comienzo, ni trama, ni desarrollo. Esto, obviamente, no es tan directo y especifico, pero marca la pauta del difícil ritmo de la película. Como idea, el hecho de narrar libremente y retratar la vida de un espectador sin aparentes intenciones de búsqueda es algo un poco descabellado, y aunque Bliffeld juega lo más a fondo posible esta propuesta, aún así no termina de funcionar del todo. Algunas escenas tienen muy poco significado y parecen ser decisiones relativamente aleatorias más que un mensaje oculto en la narración. Eso sí, técnicamente, y sobre todo en lo que respecta al sonido, hay un trabajo muy bueno. El motor se hace parte de esta búsqueda y la música, también compuesta por Diego Bliffeld, es una de las principales responsables del ambiente que construye el film. Desde la fotografía, en cambio, el trabajo es meramente correcto, y puede que una vuelta de tuerca en la creatividad visual hubiera ayudado a la película a transmitir lo que sentía este personaje durante su día a día. Algo que también se echa un poco en falta es más potencia actoral en los interpretes secundarios que interactúan con el personaje de Nardo. Mientras que el protagonista, interpretado en muy alto nivel por Manuel Vicente, logra generar un personaje creíble. Los clientes y compañeros del film son simplemente herramientas y parecen descuidados actoralmente, limitados solo a leer sus lineas de dialogo, y no a meterse en personajes, pese a que aparezcan poco en pantalla. Resumiendo, la propuesta del director es curiosa e interesante, pero debido a su extraño desarrollo queda a medias entre lo que podría ser una excelente historia sobre los sentimientos internos del personaje y este producto final, que carece de avance narrativo. No es una mala película, sin lugar a dudas, y los textos de Marcelo Cohen son muy buenos y divertidos en algunos momentos, pero a la hora de transmitir visualmente y de contar un mensaje un poco más interesante, se cae y no termina de arrancar. Interesante para los fanáticos de las propuestas distintas y los aburridos del convencionalismo, pero lenta y trunca para un espectador promedio
Green Book: Una amistad sin fronteras. Siendo una de las principales candidatas al Oscar, este jueves se estrena Green Book, dirigida por un sorpresivo Peter Farrelly y protagonizada por nuestro tan querido Viggo Mortensen. ¿Tiene su puesto merecido en esta carrera de premios? Esta historia basada en la historia real del italoamericano Tony Vallellonga que trabaja como chófer del habilidoso pianista Don Shirley, que es discriminado por su color de piel y debe luchar contra la sociedad que lo aísla. Claramente resalta que una película tan dramática y social este dirigida por Peter Farrelly, conocido por liderar comedias del estilo de “Tonto y retonto” o “Locos por Mary“. Por suerte debemos aclarar que el tema está tratado con seriedad en los momentos que lo merece, y la historia real que cuenta está retratada, por lo menos, con respeto. Eso no quita que la película tiene sus momentos de humor, pero están llevados con buena mano, manteniendo el tono de la obra y aligerando su visionado. Lo primero a destacar en la película es, sin lugar a dudas, las enormes actuaciones de los personajes principales. Viggo Mortensen haciendo de Tony es el principal estandarte del film, y es muy divertido ver toda la caracterización del actor y sus cambios para adaptarse al personaje italoamericano que interpreta. Desde el clásico gesto con la mano hasta la forma en la que habla y se mueve, Viggo hace un papel genial que, junto a la excelente interpretación secundaria de Mahershala Ali como Don Shirley, conforma la cúspide de calidad. El problema es que, dejando estas enormes interpretaciones a un lado, la película no logra mucho más. Visualmente no destaca en nada más que algún momento de ambientación acertado, algo frustrante si recordamos el potencial del tema que habla la historia. El sonido, por ejemplo, es otro elemento dejado de lado, y que frustra aún más sabiendo que la película habla de un músico siendo discriminado. No es que no haya música, porque obviamente es un elemento importante del film, pero no destaca en absoluto y los pocos momentos musicales son olvidables. Todos estos aspectos técnicos no están mal, ni molestan específicamente, sino que están desarrollados con lo justo, y dejan a las interpretaciones como el único caballito de batalla en la película. El guion, en cambio, da una de cal y otra de arena. Por un lado está el desarrollo monótono de la trama, que no sorprende en ningún momento. Los pasajes más intensos dramáticamente son débiles y no llegan a jugar del todo con el potencial de la historia. Aunque los instantes en los cuales uno realmente comprende el mensaje del film y logra ponerse en la piel de los personajes existen, pero se cuentan con los dedos de una mano. En cambio, el humor en el film está desarrollado de una manera mucho más efectiva y precisa, y entendiendo de dónde viene el director, es comprensible. No es burdo, pero tampoco es un humor sutil, manteniendo un balance muy adecuado y que no irrumpe en el ritmo de la película. En conclusión, Green Book: Una amistad sin fronteras es una historia agradable y realizada con aprecio y cariño. Las interpretaciones de Viggo Mortensen y Mahershala Ali son claramente destacables y merecedoras de cualquier nominación, pero la película en si no trasciende ni se destaca en nada más. Su guion es un poco predecible y su desarrollo es un poco cliché, pero cuando los créditos corren, se termina apreciando el viaje.
Alita, Battle Angel: Una guerrera que entretiene. El célebre director Robert Rodriguez se anima a probar un nuevo género con esta adaptación del manga llamado “Alita: Battle Angel”. Siendo una obra de ciencia ficción, con el elenco que tiene y con el nombre del director. ¿Es una película realmente distinta? El director conocido por películas como “Machete”, “Sin City” o “Mini espías” decidió encarar este proyecto colosal, siendo el proyecto más caro y definitivamente más grande de su carrera. Para darnos un ejemplo del tipo de producción que manejaba Rodriguez antes de este proyecto, la película con mayor presupuesto hasta “Alita, Battle Angel” había sido “Sin City: A Dame to Kill For” con 65 millones de dolares, mientras que en este caso la nueva obra del director costó entre 150 y 200 millones de dolares. Es importante remarcar este presupuesto en la obra del director porque lo que suele pasar cuando alguien acostumbrado a otro tipo de proyectos decide encarar una película más grande es que pierde creatividad y pasa a ser un proyecto mucho más industrial. Lamentablemente, no se puede decir que este caso es la excepción, y de primeras avisamos a cualquier fanático del director que la película tiene poco que ver con Robert Rodriguez, y aunque podemos ver esbozos en la calidad de algunas escenas de acción, principalmente se maneja en otro estilo. Esto, pese a que pueda significar una decepción para algunos, le da posibilidades a la obra para destacarse en una enorme cantidad de elementos técnicos y de ritmo que están manejados a la perfección. Visualmente, y sobre todo en los primeros minutos, la imagen es imponente, y totalmente merecedora de verse en una pantalla IMAX. El color, la ambientación que generan y el mundo al que nos introducen está repleto de guiños a distintas películas de la ciencia ficción, principalmente recordando mucho a las calles de Blade Runner, pero definitivamente creando su propio estilo visual. Es muy satisfactorio que en tiempos como los de hoy donde el género se encuentra tan estancado en una misma linea estética, poder ver este tipo de obras tan frescas. Aún así, no se puede decir lo mismo del diseño sonoro en el film, con un uso de la música bastante molesto que aparece solo para distraerte de la trama y resaltar lo que ya se sabe desde la palabra. Las escenas tristes vienen con una música triste que aparece muy temprano en la situación, enfatiza demasiado la emoción, y dura mucho más de lo que debería. Este ejemplo se repite durante todo el film y es, junto al último punto que hablaremos, uno de los principales problemas que tiene para que realmente se la tome en serio como una obra notable. Si hay algo que se puede decir de esta propuesta es que no toma riesgos en absoluto y si hay algún elemento para poder ejemplificarlo es el guion. La historia que cuenta es extremadamente predecible y le cuesta mucho diferenciarse de cualquier otra película actual. Sus personajes son bastante olvidables y las actuaciones, aunque en ningún momento desentonan, no se destacan en ninguno de sus interpretes. Esto es más extraño si recordamos que en el elenco del film se encuentran actores como Christoph Waltz o Mahershala Ali, quienes parecen haber sido contratados con el único fin de darle más renombre al film. Esta falta de sustancia podría ser perdonada si la película no insistiera tanto en que nos encariñemos con los mismos, poniendo reiteradas escenas en las cuales hablan solo para contarle cosas al espectador, de manera muy artificial y poco natural. En conclusión, y sin menospreciar el funcionamiento del cine como herramienta de entretenimiento, la película se queda a las puertas de ser una obra de ciencia ficción distinta y original. Sus escenas de acción son interesantes, el ritmo está bien llevado, y es visualmente entradora, pero esa falta de sustancia en la trama y sus situaciones predecibles por el final del film terminan limitándola un poco y alejándola de ser algo más. Al fin y al cabo, es una película entretenida y fresca, pero no más que eso.