Un amigo genial Con una recaudación de 162 millones de dólares, era de esperar que la secuela de Son Como Niños (Grown Ups, 2010) llegue en cualquier momento y tres años después debuta en la gran pantalla la primera segunda parte en la extensa e irregular carrera del inmenso Adam Sandler con Son Como Niños 2 (Grown Ups 2). Con la misma premisa que la primera, Sandler y sus amigos (ahora radicados en su pueblo natal) buscarán divertirse a costa de flatulencias, vómitos, eructos y cualquier otra actividad que los acerque a las alegrías que han tenido de niños, mientras en el camino intentan educar a sus hijos. La primera Son Como Niños era mala, pero lamentablemente esta segunda parte es aún peor que aquella algo que a priori resultaba algo bastante complicado de poder concretar. Este desastre de film se debe en primera instancia a la ausencia total de una historia. Si, es una comedia y tampoco desde este lugar pretendemos la trama de El Padrino, pero mínimamente debería haber una línea argumental que vaya uniendo las secuencias cómicas. Sino todo termina siendo un pastiche de escenas sueltas sin sentido o mínima coherencia. Ahora si esta desunión argumental estuviese completada por gags bien logrados o situaciones humorísticas que causan gracia ese detalle para nada menor se podría dejar un poco de lado por el disfrute, pero lamentablemente en Son Como Niños 2 esto no sucede. Dennis Dugan es un pésimo director que sólo ha encontrado en dos o tres películas (Happy Gilmore es una) un resultado aceptable. Ya lo demostró en varias oportunidades en el pasado obteniendo como obra (contra) cumbre con la insalvable Jack y Jill (Jack & Jill), pero mientras recaude y siga siendo gomia (Guevara interpretado por Osvaldo Laport dixit) de Sandler continuará por este camino de éxitos de cuestionable calidad. Es bueno destacar que hay un intento de evolución o cambio en la modificación de algunos gags slapstick hechos en la primera parte que fueron reemplazados por un humor más orientado hacía lo escatológico, autoconsciente y zarpado, aunque las dos opciones fueron en la anterior y en ésta ejecutadas con similar torpeza por parte de Dugan. Adam Sandler es un amigo genial y vuelve a juntar a Chris Rock y Kevin James, quienes dentro de todo han logrado hacer una carrera fuera de la órbita del actor de Funny People, con David Spade, Tim Meadows o Nick Swardson que no consiguieron hacerse un lugar en Hollywood sin la presencia de Sandler en el cast. Esa especie de secta humorística conformada por la estrella del film deja ver claramente en Son Como Niños 2 como se divirtieron realizándola, aunque hubiera estado bueno que esa diversión traspase la pantalla y contagie en algún pasaje al espectador.
Dos armas mortales El islandés Baltasar Kormákur vuelve a Hollywood con Dos Armas Letales (2 Guns) luego de filmar en su país de origen la asfixiante Lo Profundo (estrenada en el último Festival de Mar del Plata) con este thriller que lo vuelve a unir con Mark Wahlberg después de haber trabajado juntos en Contrabando (Contraband), que lamentablemente en nuestro país fue enviada directo a DVD. Dos Armas Letales seguirá la historia de dos agentes de la ley de encubierto detrás de un poderoso narcotraficante de México. La cuestión es que estos agentes no trabajan juntos y de hecho no conocen que uno colabora con la DEA y otro con la Inteligencia Naval. El problema para ellos se desata cuando roban unos cuantos millones de dólares ubicados en un pequeño banco de los Estados Unidos y sus identidades salen a la luz, poniendo un importante precio a sus cabezas por parte de la mafia, un misterioso agente y sus propias agencias que quieren silenciarlos para que tamaño desastre no salga a la luz. Este nuevo film de Kormákur se basa en la novela gráfica homónima publicada por Boom! Studios y parte desde la citada historia para desplegar un interesante thriller con muchos condimentos cómicos que luego derivarán en una buddy movie influenciada por aquel film de Michael Bay llamado Bad Boys. Sí, las firmas de Bay como la ampulosidad, los planos cancheros y los helicópteros sobrevolando los cielos son únicas de su cine (?) y por eso Kormákur sólo toma como referencias el tono cómico y la importancia de girar toda la maquinaria alrededor de la pareja protagónica, aunque a veces la fuerce un poco con algunas vueltas de tuerca algo innecesarias. Si desglosamos el nombre para nuestro país de Dos Armas Letales veremos que causalmente o casualmente corresponde a la citada Bad Boys (en España llamada Dos Policías Rebeldes) y también con Arma Mortal (que sería Lethal Weapon, pero cuya traducción literal es Arma Letal). Es que 2 Guns toma como punto de partida las citadas ideas del film de Miguelito Bahía, pero la relación de la pareja protagónica se corresponde bastante más a la buddy movie policial por excelencia que protagonizaron en el pasado Mel Gibson y Danny Glover. Allí en los clásicos de Richard Donner había un protagonista que seguía los procedimientos de manera minuciosa y el otro que era pura espontaneidad y locura. Acá en Dos Armas Letales encontramos un contrapunto y una amistad a desarrollar entre ambos al igual que en las Arma Mortal, algo que las distancia de las obras de Bay porque allí sus estrellas ya cuentan con una estrecha relación. Mark Wahlberg y Denzel Washington presentan un mismo objetivo (salvar su vida principalmente) y maneras totalmente opuestas para llevarlo a cabo. Están en ese tironeo cómico de quién la tiene más grande, el humor negro y en el entramado, traiciones y delirio de su historia, las principales virtudes de la película que presenta a un Marky que sigue en su franco ascenso y vuelve a demostrar que la comedia es un género que le queda cada día mejor y a un Washington que regresa para sacar a relucir ese característico carisma con un papel que es resultado de la mezcla del Tobin Frost de Protegiendo al Enemigo (Safe House) y el Alonzo Harris de la excelente Día de Entrenamiento (Training Day).
Búsqueda implacable Sebastián arranca la mañana de uno de los días más importantes de su carrera profesional, que consiste en llevar adelante la representación del caso más resonante de la actualidad mediática. Antes de inmiscuirse en tamaña responsabilidad discute con su ex mujer por no firmar los papeles del divorcio y se dispone a llevar a sus hijos al colegio, aunque en medio de un inocente juego los chicos desaparecen. No hay rastro de ellos. Su padre los dejó bajar corriendo desde el séptimo piso donde se ubica su departamento Y el encargado no los vio salir del edificio. ¿Qué pasó con ellos? Eso es lo que cuenta Séptimo, la última película protagonizada por Ricardo Darín. Con el mencionado Darín, Belén Rueda, Osvaldo Santoro y Luis Ziembrowski, el director Patxi Amezcua arma un interesante póker de figuras que sirve como base sólida para poner la fibra necesaria para contar cualquier historia. Por otro lado el realizador catalán delimita en el edificio el escenario donde transcurre el film. Si bien hay escenas donde la acción se muda a otras zonas de exteriores, la parte más significativa ocurre en el lugar del hecho. La elección del espacio es inmejorable. La sensación de incertidumbre sobre el paradero de los chicos sirve para comenzar a jugar con la película y para develar su posible ubicación. ¿Salieron del edificio y el encargado está involucrado? ¿Los habrá raptado el vecino pedófilo? ¿Habrá algún vecino vengándose contra Sebastián por alguna escaramuza del pasado? ¿Su trabajo tiene algo que ver? Todas esas hipótesis, y quizás algunas más, se nos irán ocurriendo a medida que avanza su metraje y Séptimo nos contará la resolución de la situación, pero lamentablemente no de manera concisa y solvente. Si bien más arriba comenté la gran elección sobre el espacio en dónde se desarrolla la historia, hay en Amezcua una falencia importante. El director no se encarga de dimensionar la estructura del mismo ni los habitantes que viven allí en ningún pasaje. Entonces al momento donde todas las cartas deben repartirse para comenzar a jugar, se queda con algunas cartas en su poder para sacarlas mágicamente al momento de ser necesarias. Esto no es grave, debido a que no se presentan grandes sorpresas, pero si deja muy endeble a la narración. Todo está a la vista en este thriller, pero sí hubiese estado acertado realizar un punto de partida más explícito y detallado sobre el espacio para no dejar tantos agujeros narrativos. Llegando hacia el final se puede sentir en Amezcua una especie de apuro para cerrar el film. Sólo queda claro la intervención activa de algunos personajes en la desaparición pero deja varios cabos sin atar para terminar en una resolución incompleta desde varios puntos de vista que no se pueden mencionar para no arruinar la experiencia de su visionado. La guitarra "morriconesca", las actuaciones del elenco secundario y el vértigo de los minutos finales, aunque resulte impostado por un plazo horario que nunca termina de importar demasiado, son algunos de los elementos que tiene a favor la película. Ricardo Darín como Liam Neeson en Búsqueda Implacable (pero sin peleas y tiros) en el rol de padre alterado ante la desaparición de sus hijos es sin dudas el motor que fuerza la máquina para que las falencias argumentales pasen más desapercibidas, sin embargo la suerte de Séptimo ya está echada. Efectivamente su visionado no resulta una mala experiencia pero si se terminará por encontrar en ésta un producto olvidable.
Amenaza comunista En 1984 se estrenó Red Dawn, la exitosa película dirigida por John Milius que lanzó las carreras de los jóvenes Patrick Swayze y Charlie Sheen. En aquel film se podía ver cómo una poderosa fuerza compuesta por tropas soviéticas y cubanas invadía los Estados Unidos; y para contrarrestar dicha invasión emergía un pelotón de guerrilla denominado Wolverines. Hoy, a casi 40 años de su estreno, el ignoto Dan Bradley dirige la remake de la citada obra que ahora cuenta con los ascendentes Chris Hemsworth y Josh Hutcherson como máximos protagonistas. Amenaza Roja vendría a tomar la premisa de aquélla para aggiornarla a nuestros tiempos. Ahora el malo de turno no es la Unión Soviética, sino Corea del Norte y Rusia. La realidad es que ese "acondicionamiento" de la historia es quizás el factor más determinante para que el visionado de este film sea una experiencia terrible. En la década del 80 había una corriente en Hollywood que se encargó de dejar en claro que los soviéticos eran los villanos y ellos eran los encargados de establecer el orden a nivel mundial. Más allá de que ese espíritu sea similar al de la Amenaza Roja actual había un "no sé qué" en aquellas películas (que tienen como exponente más hermosamente zarpado a Rocky IV) que las hacía completamente adorables. En aquel momento había un "peligro latente" sobre una posible Tercera Guerra Mundial por las malas relaciones de los dos gigantes del mundo y era esa sensación de peligro real lo que hacía un poco más comprensible o justificable el lanzamiento de munición panfletaria por parte de Hollywood para propagar y fortalecer el nacionalismo. En cambio al día de una nueva Gran Guerra o en su defecto una incursión extranjera al país del norte no parecen acontecimientos tan cercanos como para tener que reflotar este tipo de propuestas que vienen en el mismo tono que Ataque a la Casa Blanca (Olympus Has Fallen) o Invasión del Mundo. Batalla: Los Angeles (Battle: Los Angeles), algo que a priori parece diferenciarse a fuerza de autoconciencia y humor El Ataque (White House Down) de Roland Emmerich. También el hecho que en este nuevo milenio los Estados Unidos hayan invadido Afganistán, Irak, Haití, Libia o la inminente posibilidad de un bombardeo de Siria le juega muy en contra a la empatía que uno pueda llegar a sentir de que el pueblo estadounidense triunfe por sobre cualquier fuerza que lo invada. Entonces al no apreciarse ni la más mínima intención de que el oprimido resulte victorioso es imposible poder "convencerse" de cualquier historia, secuencia de acción o interpretación que se le ponga delante. Chris Hemsworth la rema a pleno, pero frases como "Cuando estuve en el extranjero, éramos los buenos. Imponíamos orden" terminan por dilapidar cualquier buena intención de su parte por intentar generar empatía. Más allá de esto el carismático actor de Thor y también Josh Hutcherson cumplen en sus roles, mientras que las bellas Adrianne Palicki e Isabel Lucas son meras figuras decorativas que sólo aportan un innecesario "romanticismo" (innecesario por no sumar absolutamente nada en la trama) con los dos hermanos y algún que otro tiroteo. Por último queda el joven Josh Peck que tiene una actuación sin matices que exclusivamente cuenta con un insoportable gesto de situación con ceño fruncido continuo a lo largo de toda la película. Amenaza Roja cae presa de su propia telaraña. El largo historial de invasiones de los Estados Unidos le termina jugando en contra a un film demasiado patriótico, panfletario y excesivamente manipulador tratándose de la potencia mundial militar más grande del mundo.
La ira de Khan A unos 5 años del lanzamiento de Star Trek: El Futuro Comienza (Star Trek), J.J. Abrams retomo la saga que él mismo revitalizó para seguir con Star Trek: En la Oscuridad (Star Trek Into Darkness) una película que sigue demasiado en la línea de la anterior presentando solo algunas pequeñas diferencias que la convierten en un producto superior en varios sentidos, pero en una propuesta menos "sorpresiva" que su predecesora. En esta oportunidad Kirk (Chris Pine) y Spock (Zachary Quinto) deberán proteger al universo del poderoso y malvado Khan (Benedict Cumberbatch), un despechado agente superhumano que trabajó en el pasado para la Confederación. Será esta misión la que pondrá a prueba su amistad y su capacidad de mando a bordo de la tripulación de la Enterprise. J.J. Abrams, que de cine sabe muchísimo, vuelve a abrir una película con una gran secuencia que dará el puntapié inicial al desarrollo de la trama. Ya en Misión: Imposible III, su debut en la dirección, ponía en jaque a Ethan Hunt con la captura de él y Julia. En Súper 8, hasta ahora su mejor película, comenzaba con una autentica y brillante demostración de lenguaje cinematográfico con el accidente fuera de plano de la madre de Joe. Abriendo la primera entrega de esta franquicia desarrollaba una espectacular escena de acción donde el padre de Kirk da la vida por su tripulación y donde de paso dejaba entrever el poderío armamentístico del enemigo. Ahora en Star Trek: En la Oscuridad se dedica a narrar otra larga secuencia de acción que será la encargada de desencadenar el foco de conflicto del film, que vendría a ser la maduración de la amistad/enfrentamiento entre Kirk y Spock. Obvio que la oposición no será interna entre ellos, cómo si lo era en la primera parte más allá de tener a Eric Bana como villano, sino que acá encontraremos al malvado Khan como la máxima amenaza pero para vencerlo el capitán y el primer oficial de la Enterprise deberán más que nunca poner su ingenio y sus opuestas capacidades al servicio de un mismo fin. Star Trek: En la Oscuridad presenta por momentos algunos focos de conflicto y desarrollos que se asemejan a su predecesora teniendo como ejemplo más resonante la motivación de su villano. Inevitablemente llevado por la antinomia de personalidades de sus figuras volverá a enfrentar las personalidades (de un lado la lógica y del otro la rebeldía y la pasión) de sus personajes principales pero ahora conseguirá elevar ese conflicto lo elevará a otro nivel. Este debate es el verdadero motor de la película. El tiempo pasó y Kirk y Spock son buenos amigos. Ya no hay una búsqueda de "quien la tiene más grande" sino que ahora los conflictos entre ellos son meramente ideológicos, generando un desarrollo mucho más rico e interesante de sus psicologías. Este nuevo horizonte presentado sirve como parámetro para entender que la primera sentó las bases y esta segunda parte se encargó de comenzar a edificar y fortalecer la relación. Chris Pine retorna para interpretar a Kirk con esa desfachatez con la que brilló en la primera parte y Zachary Quinto vuelve a ser el Spock de la gente. Ese ser cuya mente vive en una continua disputa interno que acá encuentra una faceta irónica muy bien aprovechada para varios one liners cómicos. El crack de Simon Pegg y el todo terreno de Karl Urban son nuevamente los comic reliefs encargados de alivianar la historia, mientras que completando el reparto tenemos al inglés de voz omnipresente Benedict Cumberbatch en el rol del villano principal. Cumberbatch da el salto a las grandes ligas con una brillante performance cargada de intensidad, frialdad, ira e inteligencia. Su villano es totalmente temible y su capacidad de poner en peligro a todo el universo termina siendo terriblemente sentible. Son la solvencia narrativa y la espectacularidad puesta en favor de la historia aportada por J.J. Abrams, la puja de personalidades encarnada por Chris Pine y Zachary Quinto y la tangible ira de Benedict Cumberbatch lo que hacen de Star Trek: En la Oscuridad una secuela a la altura de su anterior exponente.
Con el corazón en la mano Corazón de León no es una remake nacional de aquel recordado film que contaba con Jean Claude Van Damme como protagonista, sino que vendría a ser la película que trajo nuevamente a la gran pantalla a Guillermo Francella pero en una versión XS. En la previa contaba con una promoción totalmente ineficaz con respecto al humor y a la venta del proyecto, aunque para suerte de todos (?) Corazón de León resultó ser una propuesta mucho más interesante de lo que parecía a priori. La comedia romántica dirigida por Marcos Carnevale se centrará en León Godoy (Francella), un arquitecto de renombre portador de una personalidad galante, arrolladora y cuya estatura es 1,35m. Sí, mide 1,35m de altura, aunque eso no supone un problema para él. Cuando León se encuentra el celular de la bellísima Ivana Cornejo (Julieta Diaz) decide conquistarla a cualquier precio. La entrega del teléfono será la excusa para que los protagonistas comiencen una historia juntos que si bien en el arranque va viento en popa, luego a partir de las dificultades representadas por los prejuicios sociales será una relación que se pondrán continuamente a prueba. Si bien sus primeros avances resultaban una mala señal tras otra por dejar como intención el chiste fácil sobre la condición de su protagonista, la realidad es que Corazón de León no presenta definitivamente en su metraje esa finalidad. A lo largo de sus 109 minutos se encargará de formular una idea que "no se ríe de Francella, sino que se ríe con Francella". Esa frase en general se usa de forma irónica, ya que el límite para determinar eso depende en gran medida del burlado, pero aquí el trato sobre León no es preferencial o perjudicial por sobre los demás protagonistas y es en la no diferenciación donde no se encuentran rastros de discriminación en el humor. Es decir, no hay una generación de empatía por el lado de la lástima o la burla continua, sino todo lo contrario. Uno se siente identificado y hasta interpelado en muchos pasajes por la arrolladora personalidad de León y no por la discriminación sufrida por la gente que tiene enano el corazón (?). Entonces es esa bien intencionada identificación la que hace del film de Carnevale una verdadera sorpresa. Hay escenas que resultan fallidas y hasta en ciertas secuencias se deja ver demasiado su finalidad, algo que termina quitando fluidez y espontaneidad a la película pero es en esos no tan escasos momentos cuando la pareja compuesta por Guillermo Francella y Julieta Diaz aparece en escena para contagiar un amor palpable, sentible y por momentos prejuicioso que sienten, dejando de lado todas las falencias que pueda llegar a tener Corazón de León. Es que es en las entendibles dificultades de Ivana para terminar de abrirse a la relación donde radica lo complejo de la situación. Incluso el clásico giro dramático de la última resulta sustentable a través de las señales narrativas que se fueron dejando. Francella hace de Francella de nuevo, sólo con la diferencia de la estatura. Tómalo o déjalo. Acá encontramos a un Guillermo algo contenido en cuanto a sus clásicos gestos, pero con su carisma y su inconfundible verborragia que por momentos está un poco impostada. No hay medias tintas en esto, o sos de Argen, que gustan y disfrutan del actor de El Secreto de sus Ojos, o sos de Tina, que vendrían a ser quienes quieren verlo colgado junto a Darío Lopilato en la Plaza de Mayo. Como contraparte importante en el asunto tenemos a una radiante Julieta Diaz, la cual encandila la pantalla con cada una de sus apariciones. Son la frescura y la estridente sonrisa de Diaz, sumado a las arrolladoras y carismáticas participaciones de Francella, los elementos principales que suplantan lo forzado y fallido por lo natural y espontáneo en una comedia romántica cargada de buenas intenciones y pocos prejuicios.
El hombre de las garras de adamantium Luego de aquella fallida experiencia en solitario que significó X-Men Orígenes: Wolverine (X-Men Origins: Wolverine), Logan ha vuelto a protagonizar una nueva película en soledad y a pesar de contar con menor compañía y con un universo menos "Marveliano" que aquella su resultado es bastante más aceptable. Wolverine: Inmortal (The Wolverine) muda a Logan a Japón para cumplirle el deseo a un viejo conocido de despedirse antes de su muerte. Allí se encontrará con la sorpresa de que el adiós no es el único deseo del millonario empresario Tashida, sino que le ofrecerá una especie de cura para su ¿preciada? inmortalidad. La disputada herencia en la familia de Tashida y la yakuza serán algunos de los problemas que deberá sortear Wolverine en este revelador viaje que lo cambiará para siempre. Este nuevo film, dirigido por ese muy buen director todo terreno llamado James Mangold, intenta desmarcarse del estrenado en el 2009. No se parece en nada, debido a que mete a Wolverine en un mundo desconocido y a pesar de no contar con mutantes populares del universo Marvel (como Remy LeBeau o Victor Creed) a su alrededor el desarrollo es bastante más fluido e interesante que su predecesora. Wolverine: Inmortal intenta, y principalmente al comienzo lo cumple, mostrar al hombre que hay detrás del mutante de las garras de adamantium. Temporalmente se sitúa luego de los sucesos ocurridos en X-Men: La Última Batalla (X-Men: The Last Stand). Acá Logan interactúa con una cultura que le es ajena y lo encontraremos hundido en sus propios remordimientos y cicatrices, sumándose a esa onda de Hollywood de "humanizar" a los superhéroes. Lamentablemente ese buen desarrollo del comienzo sobre la tormentosa actualidad de Logan es desperdiciado por las idas y vueltas por momentos obvias y en otros pasajes algo tiradas de los pelos, y del guión y las repetitivas pesadillas del protagonista que tornan a la historia algo predecible y aburrida. No existe a lo largo de sus más de dos horas una curva que genere interés en las figuras secundarias o los villanos que acompañan a Hugh Jackman, generando que todo el film recaiga completamente en el actor de Los Miserables. Si bien la película entretiene (tampoco es que intenta generar mucho más que eso) y paga con varias secuencias el valor de la entrada y un buen balde de pochoclos, aún el cine no ha podido realizar una obra que esté a la altura de ese gran personaje que es Wolverine. Por momentos pareciera ser que la idea de Marvel es la de conseguir en este film solamente una "antesala conectora" de este mundillo con el que ofrecerá X-Men: Days of Future Past. Su (muy buena) secuencia de fin de créditos no hace más que fortalecer esa idea, aunque lamentablemente deja cierto sinsabor por una nueva oportunidad desperdiciada. Más allá de lo que sea en los comics, Logan/Wolverine se desmarca de la franquicia mutante gracias al inmenso Hugh Jackman e incluso Wolverine: Inmortal funciona en mayor parte por su muy buen trabajo detrás del mutante. Si bien Magneto podría ser el personaje más rico de X-Men, hay que valorar que nuevamente el actor australiano debe remar bastante solo para que la obra no naufrague en una propuesta fría y sin sangre.
Un Llanero demasiado acompañado El Llanero Solitario nació a comienzos de 1933 emitiéndose con bastante éxito en la radio durante más de 20 años. A mediados del siglo pasado arribó a la televisión en formato de serial que tuvo como duración unos 6 años, medio en donde obtuvo su gran salto a la fama. A pesar de haber triunfado en los citados de comunicación, el cine siempre tuvo una cuenta pendiente con el personaje que supo encarnar magistralmente Clayton Moore. Si bien fue llevado a la pantalla grande en tres oportunidades (1956, 1958 y 1981), por un motivo u otro, el cine jamás ha podido captar su espíritu. Disney y Jerry Bruckheimer se propusieron llevar al mítico personaje al lugar que merece (y de paso crear otra rentable franquicia que repita lo que hizo Piratas del Caribe) y para esto contrataron a Gore Verbinski para ser el director y a Armie Hammer y Johnny Depp para los roles de John Reid y Toro, aunque lamentablemente a 80 años de su creación la película El Llanero Solitario no será la encargada de pagar dicha deuda. Brevemente la historia del film podría describirse así: Un grupo de Rangers de Texas que persiguen a una banda de maleantes es emboscada en la que aparentemente mueren todos sus integrantes. Sin embargo, uno de los oficiales de la ley logra subsistir gracias a un indio que cura sus heridas. Es éste Ranger el encargado de ponerse una para junto a su amigo hacer justicia y llevar a los forajidos ante la justicia. El Llanero Solitario no es el desastre que las críticas foráneas han pronosticado, aunque tampoco puedo aventurar a calificarla como una buena película. Posee momentos espectaculares, de esos donde el CGI irrumpe creativamente para maquillar y enfatizar lo que la realidad filmada no puede. También tiene secuencias de comedia y one liners hilarantes que ayudan a distender y relajar la trama. El problema con el nuevo film del realizador de la excelente Rango (otro Western con bastante Spaghetti) es que el desarrollo de la historia se le va al carajo. Hay escenas de El Llanero Solitario que podrían ser borradas completamente y la trama no sufriría absolutamente nada al respecto. El ejemplo más claro es todas las secuencias "del presente" que no aportan absolutamente nada. Pero nada de verdad. La subtrama romántica se queda a medio camino y no es desarrollada adecuadamente, en contraposición con las historias de sus personajes principales que son ampliadas en demasía. Por otra parte también encontraremos que las escenas de transición resultan insulsas, aburridas y carentes de matices dramáticos. Es como si la historia solo tomase relevancia cuando la acción irrumpe en la pantalla, algo contradictorio en una película que justamente narra demasiado y con un metraje de casi 2 horas y media. Gore Verbinski se tomó el laburo de contar todo sobre el Llanero y Toro, desde sus comienzos pasando por el presente para terminar en su mencionado e innecesario futuro. Si bien esto consigue justificar sus motivaciones, termina desviando la trama principal de la película tornándola muy pesada y agobiadora que por momentos lleva a que la narración se estanque y no fluya. Incluso esta decisión iguala el lugar en la historia de ambos personajes algo que claramente perjudica al interpretado por Armie Hammer por tener un rol bastante menos llamativo que Johnny Depp y por añadidura termina afectando al resultado final del film. Por momentos pareciera que es la película de Toro y no del Llanero. Esperaba más de Hammer en el rol del Llanero Solitario, creo que era un papel para que se luciera a pleno y demostrara la estirpe de estrella que aparenta llevar consigo. Depp vuelve a sacar a la luz su lado más "morisqueteador" que se podría definir como un rol bastante más contenido que Jack Sparrow, aunque lo suficientemente llamativo como para eclipsar la figura principal de la obra. William Fichtner hace lo que puede (y bastante bien parado sale) con un villano cuyo proceso narrativo es insuficiente para lograr brillar y significar el contrapeso de "maldad" que necesita la película contra tamaño desarrollo de los héroes. Las referencias cinéfilas a Érase una Vez en el Oeste, a Más Corazón que Odio o a Asalto y Robo de un Tren representan un punto de partida siempre interesante. Los bellísimos planos al mítico Monument Valley que nos recuerdan a la época de oro del Western, las espectaculares secuencias de acción y los momentos cómicos son algunos de los argumentos que tiene El Llanero Solitario a su favor, aunque su excesivo metraje con el agravante del solapamiento de las figuras principales, el escaso desarrollo del villano para equilibrar la balanza del "bien y el mal" o la falta de interés en las escenas de transición hacen de la nueva propuesta del tándem Disney - Bruckheimer - Verbinski una superproducción que vuelve a dejar impaga la deuda del cine con John Reid.
Un lugar llamado Southport Un Lugar donde Refugiarse (Safe Haven) es la nueva novela del popular Nicholas Sparks, autor de los escritos en los que se basan películas como Cuando te Encuentre (The Lucky One), Diario de una Pasión (The Notebook), entre otras, que llega a los cines de la mano del sueco Lasse Hallström, director de Chocolate (Chocolat) o Un Amor Imposible (Salmon Fishing in the Yemen), y con las actuaciones principales de Julianne Hough y Josh Duhamel. Esta adaptación se centra en la figura de Katie (Hough), una muchacha con un misterioso pasado que llega al pequeño pueblo de Southport en búsqueda de reiniciar y darle un nuevo rumbo a su vida. Allí se cruzará con el viudo Alex (Duhamel) y a pesar de que al comienzo ella no deseaba tener una relación, ambos se dejarán llevar y comenzarán un feliz romance aunque el turbulento pasado de Katie volverá para no dejarla en paz. Un Lugar donde Refugiarse tiene a una joven y bella muchacha que necesita/quiere cambiar de aire como protagonista y posee a un apuesto viudo de gran corazón que anda con ganas de apapacharla. También en ese camino se encontrará con un pueblo con los habitantes más buenos del universo y una extraña vecina que aparecerá en momentos claves para dejarle todo tipo de frases aleccionadoras y oportunos consejos. Toda esa típica y harta conocida "melositud" la hereda de la marca autoral de Sparks, ya que la suerte, el excesivo romanticismo y la falta de matices (o sos bueno o sos malo, no hay grises) son parte de la línea que manejó este escritor a lo largo de su carrera. La cuestión es que estas traslaciones a veces funcionan, como con Diarios de una Pasión, y a veces no, como sucede con Un Lugar donde Refugiarse. ¿Y por qué no funciona? Básicamente porque Hallström no deja nada en el desarrollo de la historia librado al azar, todo parece puesto allí de manera mecánica para que sea convocado en algún momento para tocar alguna fibra generando una previsibilidad y una poca espontaneidad. Desde las abundantes frases aleccionadoras y superadoras, pasando por el niño "conflictivo y rebelde" (pongo las comillas porque es pura postura y efecto), hasta las extrañas apariciones de Jo encarnada por Cobie Smulders parecen ser parte de un majestuoso plan para enternecernos y llenarnos de amor. Nada en Un Lugar donde Refugiarse, o en realidad muy poco, es llevado adelante con naturalidad y logra que un film mediocre como Cuando te Encuentre nos parezca una absoluta obra maestra ya que allí se encontraba un "romance de película" que al menos se podía tocar y sentir. Es que acá todo está tan automatizado, impostado y calculado que no hay espacio para la imaginación, para que la química entre los protagonistas brote, conmueva y contagie naturalmente nuestros duros corazones. Julianne Hough y Josh Duhamel podrían ser la pareja perfecta. Por un lado la tenemos a ella con su corto cabello rubio, su dulce sonrisa y unos ojos que parten el cielo, mientras que él tiene su altura, su flequillo al viento y su cara de buen tipo. Ambos aparentan tener todo para corrompernos de afecto, pero sin embargo su relación carece totalmente de química y empatía para conseguir ese resultado. La principal culpable de esto es sin dudas la hermosa pero terriblemente anodina Hough, aunque el querido Duhamel tampoco se destaca demasiado para evitar el inminente fracaso.
Fierros para todos A casi 12 años de su estreno, lejos quedó Rápido y Furioso (The Fast and the Furious). Lejos también quedaron los conceptos y lineamientos de aquel film que salió a la luz en el 2001 como un querible homenaje a esa obra maestra de la acción llamada Punto Límite (Point Break). Ahora, y a más de una década de su inicio, la saga se pone cada vez más vertiginosa y voraz con el pasar de cada una de sus entregas. Retirados y aprovechando los beneficios de su último golpe, Toretto, su novia brasilera ex policía, Brian y Mia se encuentran exiliados en una de esas partes del mundo de las que se disfrutan por no tener extradición. Finalmente parecía que la paz había llegado para quedarse, aunque como bien dice el refrán "nada es para siempre". El agente Luke Hobbs irrumpe en su vida otra vez para proponerles que atrapen a Shaw, un peligroso y experto corredor ex militar que quiere preparar un arma recontra tecnológica y súper poderosa para venderla al mejor postor a cambio de los preciados indultos para toda la banda fierrera. La cuestión se vuelve un poco más personal cuando Hobbs le muestra a Dom que la "difunta" Letty se encuentra vivita y coleando asaltando comboys militares junto al villano inglés. Luego de una primera parte querible que lanzó a la fama a Paul Walker, y especialmente a Vin Diesel, lo siguió una continuación horrible (bueno tiene algunos momentos entreteni... No, la verdad que es horrible de "adeveritas") y una siguiente entrega cargada de publicidades aún peor. La gallega del GPS de Universal Pictures y de Justin Lin pidió "Recalculando" a los gritos hacía nuevos y renovadores caminos. Es allí que para la cuarta edición vuelven Brian y Dom a protagonizar la franquicia, enderezando la nave (dixit Bambino Veira) y llevándola hacía rutas seguras que lograron devolverle la confianza a sus fanáticos. Fast Five, o acá llamada Rápidos y Furiosos 5, fue una fiesta de tiros, peleas y persecuciones que sin dudas representaba a la mejor entrega de la saga... Hasta ahora. Rápidos y Furiosos 6 es una animalada de película. Una obra del señor dispuesta a saciar nuestra sed de acción, peleas cuerpo a cuerpo y persecuciones. Anteriormente hubo seguidores que reprochaban la falta de carreras en Fast Five, algo que correspondía al viraje de la saga hacía la acción más física y no tan mecánica, pero Lin atento a los reclamos incluyó en esta sexta parte varios momentos que dejarán satisfecho a los fanáticos de los fierros. Si, el argumento es básico, ya que solo sirve como mera excusa para cagarse a trompadas, correr picadas o sacar un tanque y pisar todo lo que encuentre en su camino. Ahora, ¿Quién vaya a ver esta película pretende algo más? Yo creo que no. La quinta es muy buena, pero esta es mejor y sin contar con el factor sorpresa que tuvo su predecesora. Rápidos y Furiosos 6 no para (al igual que su antecesora), pero ésta representa una película más inflada, acelerada, épica y espectacular. La última hora es una bestialidad memorable. Tómala o déjala, no hay otra. Es cómo una Fast Five con anabólicos. Si alguien tiene algún problema con estas cuestiones, puede ir a ver otra cosa porque la película es eso y no mucho más (en realidad o mucho menos) y los 45pe de la entrada de cine (sino aprovechas alguna promoción) no están para tirarlos en algo que de antemano uno puede evitar. El elenco la lleva de (punta y) taquito y su química en frente de la cámara es incuestionable. Los tipos y tipas se divierten y eso se nota. Vin Diesel y Paul Walker encabezan un elenco de actores de talento cuestionable que todos juntos forman una masa uniforme plagada de músculos y compañerismo totalmente palpables y sentibles. Luke Evans entra en acción para dotar a la saga tuerca de un villano importante, temible, algo que hasta ahora no había tenido. Las ausencias de Tego Calderón y Don Omar parecían a priori que podrían resentir la comicidad de la película, pero las intervenciones de Tyrese Gibson consiguen suplantarlos sin mayores inconvenientes. Incluso hay varios one liners a medida de Dwayne Johnson (que revitalizó y potenció a la saga con sus participaciones) para aprovechar su gran carisma y sentido del humor. La franquicia sigue a toda velocidad hacía la bandera a cuadros y quieren coronarse con gloria. Rápidos y Furiosos 6 aprieta el acelerador a fondo y se aferra a su plan para lograrlo. El año que viene llegará la séptima (y última parte) y por lo que se adelanta en la gran secuencia de final de créditos estaremos en presencia de una entrega que cerrará la saga a toda velocidad.