Dicen que el pasado siempre está sucediendo. Esto quiere decir que todo lo que hemos vivido permanece en nosotros, de uno u otro modo. Es el tercer largometraje de Franco Verdoia, pero el primero que dirige y escribe solo. Coproducido entre Argentina y Brasil, originalmente el film se iba a llamar «Tras la sierra», pero, debido al argumento, «La Chancha» representaba el corazón de la producción, el contexto donde se desarrolla y lo que simboliza en cuanto a la «suciedad», el valor y la fuerza. El elenco está integrado por Esteban Meloni, Gabriel Goity, Raquel Karro, Gladys Florimonte y Rodrigo Silveira. Un drama psicológico que tiene cierto carácter biográfico, filmado en La Cumbre (Córdoba) y cuya temática parte desde una herida profunda. En medio de unas vacaciones familiares, Pablo vive un inesperado reencuentro que actualiza un trauma de su niñez. Confrontado con la ironía de la casualidad, inicia un perturbador retorno a los paisajes de su infancia, arrastrando en su proceso a su compañera Raquel y a su hijo Joáo. Pablo decide permanecer allí, recuperando un vínculo pasado para enmendar un recuerdo que condicionó toda su vida. ¿Qué tipo de huellas deja un evento traumático de la niñez? ¿De qué forma ese suceso puede activarse en el presente? Un trauma que conduce la historia del protagonista mediante el reencuentro con el pasado, generando mucho daño donde deberá superar, aceptar y dejar ir. Mediante una narración correcta logra un clima absorbente, tenso y angustiante, viviendo a la par la evolución del personaje protagonista a través de las diferentes emociones potentes que residen en Pablo (Meloni) y que afloran de una forma arrebatada con aquel funesto episodio que creía olvidado, el cual vuelve a instalarse y actualiza algo que continua presente. Se aborda algo que muchas personas han sufrido y sufren. Los victimarios son personas que, a veces, uno nunca se hubiese imaginado. Lamentablemente, hay veces donde no le creen al niño o a la persona que es abusada. Y es necesario visibilizar este tipo de historias, las cuales permanecen acechando a los seres más vulnerables. Una dirección y fotografía excelentes, planos ejecutados de forma admirable, potenciando el relato junto a unas escenas en slow motion que erizan la piel. Sin necesidad de excederse en cuestión de flashbacks, se sabe lo que se quiere contar. Esteban Meloni se encuentra roto, frágil, perturbado y remendado, la fluidez emocional que emana su personaje al borde de la cornisa es hipnótico. Por su parte, Gabriel Goity es analítico, pausado, envolvente e inquietante. Ambos actores están absolutamente comprometidos, cada uno en su papel, con precisión y solidez. De igual modo, Gladys Florimonte interpreta un papel completamente diferente al que nos tiene acostumbrados. El escenario donde sucede el impactante enfrentamiento entre los protagonistas es el acertado, elevando la puesta en escena, así como la música elegida que apoya de forma adecuada la narración cinematográfica. En síntesis, «La Chancha» es un drama intimista planteado con excelencia. Una historia de dolor, que toma forma a través de la mirada de un hombre ya adulto, que deberá hacer frente a aquellos demonios que aún hoy lo atormentan. Una cinta honesta, valiente e imprescindible.
«El mundo se cae a pedazos y hay que salvarlo». Aquello que permite al hombre decidir si quiere hacer algo o no, es lo que lo hace libre y también responsable de sus actos. «Homeless» es una película de animación chilena, que cuenta con actuaciones de Sebastián Rosas, Bernardo Rodríguez, Gerardo Vázquez e Iván Fernández. Una comedia negra basada en la serie homónima, que estuvo al aire en 2015 en televisión abierta. Es una historia distinta, que tiene nuevas apuestas y claras búsquedas. Cuando se desata la peor crisis económica mundial que jamás haya existido, un grupo de vagabundos marginados deciden hacer frente al dictador de la última gran compañía que queda en pie. Todo con el fin de recuperar su hogar debajo de un puente. La cinta se inicia con la leyenda «Esta película ofende a todos por igual», marcando el tono de la misma y el mensaje de fondo que tiene. Sin embargo, está más dirigida al púbico chileno que conocía la serie. Estos indigentes se agrupan para hacer frente a la dictadura (junto a la ayuda de un niño millonario el cual toma relevancia en la trama), con la misión de restablecer el sistema, ante la noticia de que un hacker hizo colapsar el mundo financiero, robándose toda la plata virtual circulante. Eso los mueve a intentar reconstruir el sistema tal como estaba, ese mismo que tanto detestan, pero siendo la única manera de recuperar su hogar. Tiene un parecido a «South Park» y «Rick y Morty», tanto por los personajes, como por el relato y la estética. Es un juego cómico con cambios absurdos y extremos de los personajes, donde al final todo vuelve a la normalidad. Al mismo tiempo, se parodia al mundo Disney y cómo se encargó de vender la fantasía de una felicidad inalcanzable. Toca temas como la discriminación, la falta de compromiso de funcionarios e instituciones, las divisiones y rupturas de los valores. Es entretenida, inteligente y sabe muy bien lo que se quiere contar y cómo hacerlo, a través de un humor negro, intenso y sin compasión en lo absoluto. Reflexiona tanto sobre los valores como los dolores de la sociedad. La película dialoga con el contexto actual de la pandemia y también con cualquier crisis que haya en cualquier lugar y que tenga cualquier persona, porque de alguna forma muestra la vulnerabilidad máxima del ser humano. En síntesis, «Homeless» narra la lucha de poderes y el deseo de libertad, al mismo tiempo que se cuestiona el sistema financiero global de forma muy ácida junto a chistes políticamente incorrectos en un escenario distópico en el que desaparece todo el dinero del mundo. Una premisa digna de «South Park», donde el dinero es el protagonista y la maldad que causa, y el que promueve más de una vez que tu vida tenga un propósito basado en el egoísmo, dejando de lado lo verdaderamente importante.
La codicia del poder y la avaricia son vicios difícilmente de erradicar. «Lo habás imaginado» es un relato inspirado en el caso de real del responsable de una entidad benéfica argentina que operaba en las sombras de una red de pedofilia. La cineasta argentina Victoria Chaya Miranda, luego del drama «A oscuras», nos trae su tercera cinta, que sigue la misma línea de tramas con cargas turbulentas: en este caso, un thriller sombrío que retrata la corrupción con sutiles tonos perturbadores. El peligro se presenta en la vida de Abril (Diana Lamas), cuando reaparecen su adorado tío Ángel (Mario Pasik) y su gran amigo de la adolescencia Guille (Carlos Portaluppi) en vísperas de las fiestas de fin de año. Ambas apariciones esconden una estrecha relación con una investigación judicial acerca de oscuros secretos de la familia de Abril. Así, ella deberá encontrarse con la inevitable confirmación de que lo personal es político. Una batalla entre la Justicia y el poder demostrará que la trata de niños es un poderoso negocio internacional con demasiados cómplices. La película nos presenta una composición de personajes plagados de secretos y miseria, situaciones de acción de alto impacto y un particular estilo de realización audiovisual, envuelto en un extraño ambiente. Al mejor estilo del cine negro americano, se logra un film entretenido y eficaz. Los movimientos de cámara, la angulación, iluminación y encuadres son muy buenos, acompañando a una atmósfera intensa que es sostenida a lo largo del film con una homogeneidad estilística definida. Si bien presenta algunos inconvenientes al manejar elementos básicos del policial, ya que algunos no se muestran con claridad en la estructura narrativa, por ende, del misterio se cae un poco en la confusión, aun así compensa con todo lo anterior mencionado. Cabe destacar la banda sonora compuesta por Lula Bertoldi, que sabe aportar los climas exactos para cada escena. Tenemos un comprometido y preciso Carlos Portaluppi sumergido en el submundo de la política y el crimen de un modo magistral, al igual que el correcto Mario Pasik. Diana Lamas presenta una más que correcta interpretación de un personaje perturbado y desorientado. Un policial negro que demuestra que en nombre de la justicia se puede perderlo todo. En síntesis, «Lo habrás imaginado» es un film ambicioso colmado de corrupción, intereses políticos, servicios de inteligencia y pedofilia, tratado mediante una mirada oscura y acorde sobre la trata de niños. Incluye también un abuso intrafamiliar con un solvente desarrollo del personaje, y escenas bien marcadas de sus secuelas. A pesar de sus momentos tambaleantes, la cinta nos ofrece una visión de un tema delicado, cotidiano y que muchas veces queda o se intenta colocar debajo del tapete. Acá, la cineasta lo trae a escena con su mirada directa acerca de la trastienda del poder, la putrefacción y deshonestidad.
«Hacer la vida» presenta anhelos y secretos ocultos muy profundos de un grupo de personas que vive en un mismo edificio de Buenos Aires. Luci (Bimbo Godoy) quiere independizarse de su madre (Luisa Kuliok) para irse al sur con Mike, su hijo quien dejó de hablar hace un tiempo. Lorenzo, un tipo que parecía muy solitario, con una vida tras las sombras que guardaba con mucho cuidado, desea intensamente a La Rusa. Una ucraniana, llamada La Rusa (Raquel Ameri), está buscando un futuro mejor en Buenos Aires, esperando el arribo de su marido que nunca llega. Mercedes (Florencia Salas) tiene el mismo objetivo, estando entre la decisión de finalmente si da o no en adopción al hijo que espera. Gaby (Luciana Barrirero) quiere triunfar como bailarina, mientras que Mariano (Joaquín Ferrucci), su novio, se prueba su ropa. Mónica (Victoria Carreras) quiere tener un bebé para que su vida tenga otro sentido. Son todas historias muy distintas pero que caen en el mismo propósito: mostrar la angustia individual pero que es compartida de forma colectiva. Historias tan diversas, envueltas con una burbuja de sensaciones (y reacciones) inverosímiles. Gran parte de las escenas transcurren en el edificio, creando una puesta muy teatral. Un drama con historias entremezcladas que coinciden en una suerte de conventillo. El guion es una ensalada de supuestas «problemáticas actuales» y estereotipos de todos los tiempos. Centraliza temas como la moral, la angustia y la discriminación, cuestiones que forman parte del día a día y la manera de relacionarse para con el otro, cotidianidades que el film trata de acentuar desde una visión particular ante una narración dispersa con nada de sensibilidad. Si bien es el foco que quiere subrayar, no lo consigue. Dicen que menos es más pero, en este caso, la factura técnica solo deja claro que podrían haberse tomado mejores decisiones; una buena idea pero que finalmente el trabajo no coincide con el logro. La película presenta a un elenco destacado, liderado por Luisa Kuliok y con una participación magistral en conjunto con Bimbo Godoy. Por otra parte, tiene varias tramas para seguir, sucediendo todas al mismo tiempo. Todos los personajes tienen una problemática bien marcada, pero parecería no completarse cada arco narrativo al concretar una resolución para ellos. En síntesis, si bien el objetivo de la historia se sobreentiende, el relato pierde fuerza. La gran mayoría de las interpretaciones se sienten como una lectura mecánica sin emotividad alguna, siendo abusando por momentos de la exposición en más de una ocasión. Deja al descubierto los deseos escondidos y los anhelos por alcanzar para tener «la vida deseada», para así exponer el escenario urbano bonaerense y ese sueño que está lejos, cada vez más lejos.
La libertad es fundamental en la existencia del ser humano, independientemente de que éste sea consciente o no de todo lo que ella implica. De esta manera, se la considera como un valor y derecho inherente a cada persona, pero ¿en qué medida tenemos esa libertad que creemos tener? María Luisa Bemberg era una cineasta adelantada a su tiempo, una especie de Campanella de ahora, quien fue nominada al Óscar por películas tremendamente exitosas en taquilla, como «Para su próxima película» o «De eso no se habla». «Bemberg necesita una enana», titulaba un diario allá por 1992. Es así como sacó de su núcleo familiar a Alejandra Podestá de trece años que casi no había salido de su casa, llevándola a protagonizar un film junto a Marcello Mastroianni. Por un lado nos encontramos con una directora arriesgada intrépida y feminista y, por otra parte, con una persona enana, la cual la mayor parte de su vida no salió de su ámbito, que logra trascender sus propias limitaciones y generar un impacto social atípico dentro de la historia del cine mundial. De esta manera surge «Un sueño hermoso» (2019) de Tomás de Leone, un documental que retrata mediante testimonios de varios amigos, miembros del equipo técnico y palabras de la propia Podestá, quien fue asesinada brutalmente en el año 2011, la historia del rodaje de «De eso no se habla» y de la relación que entablaron Podestá y Bemberg. La cinta termina siendo un sentido homenaje a estas dos mujeres. Ambos pintorescos personajes se unen en un documental mediante secuencias de archivo y testimonios, que explican la vida de Alejandra y el rol de María Luisa Bemberg. A través de 5 secciones bien hilvanadas vemos el cambio, la transición, y los miedos que nunca se fueron. Por otra parte, observamos a una cineasta apasionada, cuyas películas no pasaban desapercibidas; tenía una idea recurrente con la búsqueda de la libertad, siempre con personajes fuertes, inspiradores y creativos. Tomás De Leone se propuso rescatar el vínculo de ambas figuras: una mujer con un compromiso ético de recuperar personajes femeninos que sean alentadores y fuera de lo común, con un atrevimiento y una postura muy decidida de Bemberg, de no solo plasmar la libertad sino la igualdad, donde Alejandra Podestá fue un puente perfecto para dicha idea, pero quien a su vez se encontraba en constante contradicción consigo misma ante su condición de enanismo y un proceso de aceptación que nunca terminó de asimilar ni concluir, siendo consumida por su soledad y temores erradicando en un final escrito en la sección de policial. En síntesis, la lectura que nos ofrece dicho documental es sobre dos mujeres unidas por el arte, una que se encontraba ante la disputa constante de sus visiones que siempre iban más allá mediante convicciones innegociables dejando una huella, otra navegando en la búsqueda de la libertad siendo presa de sí misma, anclando en el olvido. De algún modo, la realización de una mujer y, por otro, solo una ilusión.
“Cuando tocas los grandes intereses económicos, la respuesta inmediata es judicial”, dice Incalcaterra. “Chaco”, una coproducción con Italia y Suiza, es un documental que expone los desafíos y problemas relacionados con cinco mil hectáreas de bosque virgen que se encuentra en disputa casi como el lejano oeste. Cada día se destruyen 2000 hectáreas de bosque en el Chaco paraguayo. Luego del “El Impenetrable” (2012), el director Daniele Incalcaterra, con la codirectora Fausta Quattrini, una vez más expone los desafíos y problemas vinculados a sectores de bosque virgen heredadas de su padre. La odisea inicia con el documental “El Impenetrable”, donde el padre de Daniele Incalcaterra era funcionario de la embajada italiana en Paraguay y recibió 5 mil hectáreas, que eran una parte de las que el dictador Alfredo Stroessner repartió de manera irregular bajo su régimen. Esas tierras rompieron la relación de Incalcaterra con su padre. Años después, ese mismo hijo decidió devolverlas a sus dueños originales del Chaco paraguayo: los guaraní ñandeva. Pero cuando presentaba dicho film fuera de concurso en el Festival de Venecia, un llamado telefónico lo puso en alerta: “Me llamaron comentando que había un problema con la reserva Arcadia que hemos creado durante la filmación de ‘El Impenetrable’. Como había un nuevo problema pensé que había que hacer otra película”. De este modo comienza un nuevo rodaje, continuando la lucha. “Chaco” es una secuela sobre la batalla legal del terreno en medio del chaco paraguayo. Incalcaterra, abocado en su conservación natural en todas sus formas y posibilidades, versus otro hombre con similar título de propiedad en que los intereses políticos y económicos son los que prevalecen. El documentalista italiano recurre a todas las vías legales posibles para llevar adelante su objetivo, incluso hasta una carta dirigida al Papa Francisco, y pese a los intentos no se logra avanzar. Vemos el sin fin de una interminable lucha de gran cantidad de vueltas que dilatan una espera que nunca llega, narrado en primera persona, de forma contundente y direccional sin irse de foco del conflicto, con una buena fotografía que capta bien la belleza y particularidad del lugar, con un plano final que resume el desconcierto del cineasta y los dilemas de un conflicto que seguramente tendrá nuevos episodios. Vale agregar que se presentó en el Festival de Mar del Plata 2017 y obtuvo el premio Greenpeace destinado a la película que mejor refleja el cuidado del medioambiente y la no violencia, valores que la organización ambientalista defiende en todo el mundo. En síntesis, “Chaco” es la historia de una lucha casi obsesiva, donde se busca convertir un terreno en reserva natural administrada por indígenas ñandevas, a quienes se los considera que por derecho merecen tener ese lugar, en medio de intereses económicos, políticos, sociales, siempre haciendo hincapié a “sino preservas el bosque y no preservas a nadie”.
Tratando siempre de armarse, de unir piezas que ante cada intento se desarmaban, un mundo que solo en profundidad él conocía… Benesdra quería que lo reconocieran como autor de ficción. La vida de un hombre que sólo quería dedicarse a escribir. “Entre gatos universalmente pardos” lleva al cine la biografía de Salvador Benesdra, autor de “El traductor” (una novela sorprendente). Dirigida por Damián Finvarb y Ariel Borenstein, relata sobre aquel que sabía todo, el que escribía en ratos libres, quien realizó una obra significativa, quien fue derrotado en lo profesional y lo personal, sus desequilibrios, el del insomnio constante y las crisis paranoicas acompañadas de brotes. De familia sefardita, Benesdra fue “víctima” de un padre indiferente, clasista y xenófobo; de manera legendariamente precoz dominó varias lenguas extranjeras y terminó el secundario en dos o tres años. Un brillante periodista de política internacional, un oficio que ejerció en Página/12; ahí fue un líder sindical temible. El documental está realizado en actos, los cuales retratan al escritor, periodista, traductor militante, psicólogo. Salvador Benesdra fue un diccionario abierto, hablaba 7 idiomas e hizo posgrados en Alemania y Francia. Sus notas muy eruditas lograban hacer la diferencia, pero cayó en una serie de paranoias y terminó dos veces internado en hospitales psiquiátricos, donde organizó una revuelta entre los internados. Su vida era digna de una novela, y de hecho casi todos estos datos se encuentran en “El traductor” (una fotografía de la década del 90’). Un original escritor de imaginación sorprendente, mezclaba realidad con ficción todo el tiempo. El descendente de Roberto Arlt conseguía engendrar operaciones literarias muy difíciles de hacer. La lucidez que emana le dio a su autor prestigio póstumo y un aura mítica. Un fuerte destacado que se encontraba constantemente haciendo frente a sus propias tinieblas, entre la lucha de la luz y oscuridad, sobrellevando sus monstruos en medio de todo aquello que no aceptaba de sí, se volcó en potenciar y forjar una personalidad docta, podía cautivar a la gente que lo escuchaba, daba discursos impecables, convencido que a partir de la palabra se podía convencer. Era una figura literaria que vivía muy intenso todo, al igual que sus depresiones. Desmesuras extremas que a veces podía alcanzar una notoriedad positiva, pero a veces debido a los desequilibrios en su personalidad perturbaban el clima donde se encontrara. El film indaga todo eso, su vida, sus convicciones, su novela mítica “El traductor”, que hablaba de él (aunque se suicidó antes de verla publicada). Recién dos años después de que este se quitara la vida arrojándose desde un décimo piso fue editada. Se reconstruye la personalidad rica y compleja de Benesdra, no se centra solo en el libro, sino que se descubre a través de las declaraciones y material de archivo las distintas facetas de su autor. Ser periodista le permitía manipular a diario su vasta erudición en materia de historia, filosofía e ideas políticas. “Le daba mucho placer porque lo enriquecía. No se lo tomaba como algo rutinario, se lo tomaba muy en serio”, dice uno de los tantos testimonios. En síntesis, “Entre Gatos Universalmente Pardos” nos ofrece 94 minutos que ayudan a conocer al Salvador persona, al de fuertes convicciones que peleaba con el delirio a diario, mismo que se fueron agudizando en los años siguientes. De quien perdió la esperanza de que las editoriales aceptaran publicar la novela, un último desencadenante que afloró su depresión aconteciendo en un final trágico de una mente brillante.
El desarraigo obligado, la búsqueda de una mejor vida y la decisión de arriesgarse nos trae a un personaje destacado en la provincia de Misiones. Laos está demasiado lejos y aquella guerra que llevó a cientos de familias refugiadas hacia una nación gobernada por una dictadura, la Argentina de 1979, es sólo un mal recuerdo. “Río Mejkong” está basada en la historia de vida de Vanit, un inmigrante laosiano (Indochina), quien logró conformar una comunidad de inmigrantes en la ciudad de Chascomús, junto a hijos y nietos. Un documental bajo la dirección de Leonel D’Agostino y Laura Ortego. A los 16 años, Vanit cruzó a nado el Río Mekong para escapar de la guerra civil en su Laos natal tras la Guerra de Vietnam. Hoy busca arraigarse en las afueras de Chascomús, en un lugar precedido por la comunidad laosiana más grande de la provincia de Buenos Aires. Cansado de las condiciones de vida en su tierra natal, Vanit Ritchanaporn dio vuelta el timón de su vida y llegó a la Argentina en 1979, comenzando a forjar su destino, el relato en primera persona no necesariamente va en orden cronológico, muestra las dificultades de los primeros años, en que las promesas del gobierno y sus acuerdos de otorgar un pedazo de tierra para cultivar, no se cumplieron, cómo la crisis económica lo llevó a diferentes puntos de nuestro país, hasta asentarse definitivamente. Misiones es el lugar que definió al llegar, sintiéndolo como su propio país, pero hoy en Chascomús es donde trata de mantener el legado cultural para dejarles a sus hijos. Fiestas propias y su lenguaje natal. El hilo conductor con los personajes para mantener la narrativa no tiene el éxito que se espera en cuanto a lo emocional y genuino, por lo contrario su desarrollo es tedioso, de a momentos confuso, sin saber en definitiva hacia dónde va en sí su enfoque. El ritmo es lento, no posee impacto, pero podemos destacar los escenarios y su frondosa vegetación. Buenos planos generales, así como secuencias adicionales de material histórico que le aporta un poco de fluidez visual. Sobre el final, los directores incluyen imágenes tomadas por el propio Ritchanaporn algunos años antes de la realización del film, en ocasión de la primera visita del protagonista a su país natal desde aquel temerario escape que cambió su vida. En síntesis, a pesar de la intervención de las Naciones Unidas respecto a esos años que llegaron como refugiados y de promesas que nunca se cumplieron, supieron abrirse paso para ganarse el pan, organizando huertas, cultivando, haciendo reflexología; trataron de insertarse desde el trabajo. Con paciencia, tolerancia, persistencia lograron crear una buena calidad de vida mintiendo viva siempre sus tradiciones y raíces.
“Los criollos están avanzando sobre las comunidades y alambrando tierras que antes no tenias dueños” . “Chaco” es un documental dirigido por Juan Fernández Gebauer, Ignacio Ragone, y Ulises de la Orden, filmado en Formosa, Chaco, Salta, Santiago del Estero, Buenos Aires, Bolivia y Paraguay. Cinco hombres de distintas comunidades originarias del Gran Chaco, a través de su propia vida, relatan la historia de lucha de su pueblo, desde la llegada de los primeros hombres blancos hasta el día de hoy. “Nosotros también somos parte del país”, la voz de los olvidados, o mejor dicho de quienes son negados, aparecen en las comunidades indígenas de las zonas más postergadas. No es una novedad que durante más de cien años, criollos e indígenas convivieron en una incómoda vecindad, nadie parecía mostrar interés en regularizar una situación que se tornaba cada vez más difícil, donde ambos grupos competían por un mismo lugar, pero con distinta mirada. Pueblo originarios tratando de rescatar sus raíces, su herencia astral, intentado recuperar su derecho a la conservación del medio ambiente, pero siempre siendo negada por aquellos que le arrebataron su lugar de manera brutal a base de sufrimientos, dolor y abusos de forma desmedida, donde se forjaron nuevas comunidades no precisamente de aquellos que de tiempos inmemoriales son los custodios de la tierra. “Chaco” es un documental que pone el foco en esas injusticias y exterminio de quienes, de algún modo, las sufren aun hoy, siendo parte de una herencia cultural, como también un recorrido sobre sus raíces en la actualidad. Esto nace a partir de la palabra, de integrantes de los pueblos originarios qom, wichi y mocoví. Casi en su totalidad narrada en lengua qom, además se plasman acontecimientos puntuales de crueldad y brutalidad, mediante animación, dándole más énfasis al metraje, un recurso que permitió contar las principales masacres perpetradas a lo largo de la historia argentina de una manera directa y elocuente. Entre ellos encontramos el acontecimiento de octubre de 1947, donde dos mil indígenas fueron convocados por un sanador y cayeron en una trampa mortal: cientos fueron asesinados por la Gendarmería (Conocida como La masacre pilagá). La cinta presenta buena fotografía, buen ritmo, se cuidan otros aspectos como la iluminación, el tratamiento del color, logrando las sensaciones que deben transmitir dicha crónica tan cruda. Se resalta tanto pasado como presente del ultraje, maltrato y humillación que el Estado realizó contra estas comunidades. La historia blanca oculta, dicen ellos… los criollos llegaron y convirtieron muchas en tierras fiscales o fincas privadas. “Los que nos hicieron la guerra y robaron tierras son los encargados de repartir títulos de propiedad”. Se plasma de forma directa el conflicto por el suelo, la lucha por sus derechos, la ambición desmedida del criollo que arrasa con tierras y recursos, amparados bajo la norma de cierta titularidad. El repudio hacia los empresarios por su codicia, quienes les prohíben el equilibrio de la naturaleza, los están matando culturalmente. Ellos repiten “El tigre sin monte no es tigre”. En síntesis, la historia no solo da a conocer las atrocidades mencionadas anteriormente, sino que mediante estos testimonios busca evitar que la masacre siga ocurriendo. Quiere rescatar y conservar las culturas ancestrales para que tengan su acreditación formal de derechos y reconocimiento junto a sus lugares sagrados que buscan proteger no explotar. Un documental para generar consciencia. Los pueblos originarios son los mejores conservadores del medio ambiente.
“Las cadenas de la esclavitud solamente atan las manos: es la mente lo que hace al hombre libre o esclavo” -Franz Grillparzer- Todos somos capaces de crear nuestras propias cárceles, da igual dónde vivas. Puedes crear rejas tan fuertes con el simple poder de tu mente y tu corazón, de los que jamás podrás escapar… Si no tienes la libertad interior, ¿qué otra libertad esperas poder tener? “El silencio es un cuerpo que cae”, la primera película de Agustina Comedi, construye el relato desde material recuperado entre más de 160 horas que va desde 1986 con viajes, cumpleaños familiares, fiestas infantiles, actos de colegios, museos, espectáculos, hasta el momento justo antes de la muerte de Jaime, su padre (cae de un caballo, con cámara en mano, durante un asado familiar en 1999). A partir de películas caseras en 8mm y VHS, explora un pasado personal y a su vez descubre en sus pliegues el retrato político y social de una época, en que la línea entre lo privado y lo público es muy estrecho y ocupa un rol transversal dentro de la narrativa del audiovisual. Expone un lado muy íntimo en relación a su padre, una historia intrafamiliar tan propia como de muchos. Un padre con un pasado oculto, una vida del que ella no tenía idea hasta mucho después de que éste falleciera, es reconstruido a través de testimonios de personas que vivieron los años ’70 y ’80 cercanos a Jaime, pero sobre todo a través de material fílmico que él mismo grabó a lo largo de su vida. Un documental sin una estructura convencional, construido a partir del found footage, crea una cinta impactante y reflexiva. Una historia marcada por la sexualidad y el activismo político, un falso militante comunista que se iba a cruceros gays en Miami o viajes de placer a Europa post dictadura; se muestra el espacio que ocupaba lo personal dentro de la militancia en esas décadas. Todo lo que fue tras abandonar su entorno gay y someterse a una vida “normal” heterosexual. “Cuando se acabaron los comunistas, les siguieron los putos y putas”, dice un entrevistado tratando de elaborar una reflexión histórica sobre los tiempos finales de la represión, pero que no consta literalmente como pasado de su propio padre. El trayecto durísimo sufrido que ha tenido que atravesar el movimiento LGTBI (siglas que designan colectivamente a Lesbianas, Gays, Bisexuales, personas Transgénero e Intersexuales), donde ser lesbiana y militar en un sector de la izquierda significaba un juicio al interior de esa corriente política (el relato de Paloma es estremecedor), donde el “vestirse de mujer” era hacer activismo mucho antes de que el activismo LGTBI existiese con tanta popularidad, donde la corporalidad del deseo era existir, ser, resistir. En síntesis, la historia de Jaime es una excusa para encauzar y retratar los prejuicios ante la identidad sexual más allá de un partido político, al mismo tiempo del cómo influía también en ello durante aquel tiempo. Por otra parte, se hace una lectura sobre una jaula mental y el sufrimiento de alguien que debió negar su identidad o sacrificarla por mandatos sociales.