Ma es una película de suspenso, protagonizada por la actriz ganadora de un Oscar Octavia Spencer como una mujer que presta el sótano de su casa a un grupo de adolescentes para que organicen fiestas en las que se permite el consumo de sustancias ilegales. La acompañan Diana Silvers, McKalley Miller, Corey Fogelmanis, Juliette Lewis y Luke Evans. Todos ellos dirigidos por el también actor Tate Taylor, quien se reserva un pequeño papel como oficial de policía. El planteo inicial del argumento parece sacado de una comedia sobre adolescentes del estilo de las de John Hughes o American Pie, porque se cuenta desde el punto de vista de Maggie, Diana Silvers, una joven recién llegada al pueblo donde se crió su madre, Juliette Lewis, que se hace amiga de un grupo de compañeros de colegio. Pero lo que comienza como una película del genero comming of agecomienza a oscurecerse cada vez más cuando empieza a tomar protagonismo el personaje de Sue Anne. Y es así como vamos pasando gradualmente a un thriller del estilo de Atracción fatal, algo similar a lo que hizo Takeshi Miike con Audition. Esto se logra porque el director nos va informando gradualmente mediante cortos flashbacks sobre el pasado de este personaje y su relación con los padres de los jóvenes, lo que justifica argumentalmente esta venganza meticulosamente planificada. Y a su favor está destacar el buen uso del montaje y el fuera de campo para mostrar lo justo en las escenas de violencia, dejando que el espectador las termine de construirlas en su cabeza. Pero le juega en contra que Octavia Spencer no termina de convencer con su personaje, porque interpreta muy bien su parte amable, pero su parte psicótica no convence porque pasa de la una a la otra con una larga serie de grises, y no mediante un giro en la trama sorpresivo para los personajes o los espectadores. Esta escala de grises además le va restando fuerza a los secretos, ya que cuando se revelan se amortigua el impacto. En conclusión, Ma es un paso en falso de la productora Blumhouse, especialista en películas de género con historias novedosas financiadas con presupuestos moderados. Porque si bien trata temas de actualidad, como las consecuencias del bulling y la discriminación en los adolescentes, falla en su puesta en escena al mostrar demasiado los hilos y restándole participación activa al espectador en el desarrollo de la trama.
El árbol de peras silvestre es una película turca dirigida por Nuri Bilge Ceilan, presentada en la Competencia Oficial del prestigioso Festival de Cannes del 2018. Su protagonista es Dogu Demirkol, en su segundo papel en el cine, y lo acompañan Murat Cemsir, un actor muy popular en su país, Bennu Yildirimlar, Hazar Ergüçlü y Serkan Keskin. La historia, escrita también por su director, se centra en Sinan Karasu, un joven turco egresado como maestro, que vuelve a vivir a la casa de sus padres con el objetivo de escribir una novela costumbrista que da título a la película. Y durante el desarrollo de la misma vemos cómo se relaciona con diferentes personajes de su pueblo y de su familia. Especialmente con su padre, también maestro, con el que se confronta al considerarlo un fracasado porque su adicción al juego lo llevó a contraer deudas, y que no es tomado en serio por cavar un pozo profundo en su campo en un lugar donde nunca encontró agua. Nuri Bilge Ceilan, ganador de la Palma de Oro en el 2014 por su película anterior, Sueño de invierno, toma la decisión de contar este relato intimista con una duración propia del cine épico, ya que le dedica 188 minutos en los que su protagonista dialoga con diferentes personajes utilizando largos planos secuencia. Y el gran logro suyo hacer que la narración se sostenga con un ritmo tranquilo, una puesta en escena austera y una estética neorrealista, característica del cine de Medio Oriente, como puede apreciarse también en el prestigioso cine iraní, representado por Abbas Kiarostami oAsghar Farhadi. Porque la naturalidad con la que actúan estos personajes hace que el espectador ajeno a esta cultura se pueda sentir identificado, especialmente al no reconocer en ellos a los actores que los interpretan. En conclusión, El árbol de peras silvestrees una película que demuestra que a pesar de que cambien las culturas hay conflictos humanos que son universales. Y eso hace posible que cualquier espectador, aunque no conozca el idioma, pueda entender y sentirse identificado con la problemática planteada en la obra.
Rocketman es la biopic de Elton John, el talentoso músico británico, en la que se nos narran sus orígenes y como su éxito vino acompañado de una vida llena de excesos durante su juventud. El actor encargado de interpretarlo es Taaron Egerton, y lo acompañan Jamie Bell como Bernie Taupin, Byrce Dallas Howard como su madre, Richard Madden como John Reid y gran elenco. Todos ellos dirigidos por Dexter Fletcher, encargado de finalizar Bohemian Rapsody, quien acá hace uso de una mayor libertad creativa. Con un guion escrito por Lee Hall, la película fue que Reginald Kenneth Dwight, un niño ingles de clase media con un notable talento para la música, eligió transformarse en Elton John. Pero lo hace desde el punto de vista de su protagonista, por lo que si bien la minuciosa investigación biográfica se ve reflejada en la reconstrucción fiel de algunas escenas, también se da lugar a la libertad creativa recurriendo al surrealismo en los números musicales. Lo primero que vale la pena destacar de esta película es el trabajo actoral de Taaron Egerton, ya que quien no solo se mimetiza físicamente gracias al excelente trabajo de maquillaje o la imitación exacta de su extravagante vestuario, sino que compone un personaje scorsessiano. Porque la película comienza in medias res, con Elton John confesando sus excesos en un grupo de terapia, para luego pasar a su niñez en la que sufrió la falta de afecto de sus padres, raíz de su comportamiento propenso a las adicciones durante su juventud. Porque esto es lo que le da sentido a la imitación perfecta que hace de este excéntrico músico, razón por la cual supera ampliamente al Freddie Mercury deRami Malek para Bohemian Rapsody. Otro aspecto a destacar es el uso narrativo de los números musicales basados en algunos de sus éxitos, ya que se los aprovecha para hacer avanzar la acción, saltando de una escena a la otra mediante elipsis, el mismo recurso utilizado en El rey león, también con canciones suyas. Y en estas escenas se permite momentos surrealistas donde se luce el montaje del ganador del Oscar Chris Dickens, quien aprovecha esta libertad creativa para utilizar algunos efectos propios del videoclip. Pero un aspecto negativo es que su director no se anima a explotar todo el potencial de estos recursos narrativos, porque las coreografías no alcanzan el nivel de espectacularidad que tienen las obras maestras del género musical. En conclusión, Rocketman es una película que funciona tanto como homenaje a uno de los músicos más populares del siglo xx, y como una historia de ascenso, caída y redención contada en clave de musical surrealista como Chicago. Y si bien es imposible negar el talento y el buen trabajo de su director, le faltó la genialidad de un Bob Fosse, por ejemplo. para terminar de explotar el enorme potencial que tenía ese material y convertir la película en una obra maestra.
Tolkien es una película que relata años de juventud del lingüista inglés John Ronald Reuel Tolkien (interpretado por Nicholas Hoult), quien escribió “El señor de los anillos”, la novela más importante del siglo XX. Completan el elenco Lilly Collins, Colm Meaney, Patrick Gibson, Anthony Boyle, Tom Glyn Carney y Derek Jacobi. Todos ellos dirigidos por Dome Karukoski, de larga trayectoria en el cine finlandés, aunque desconocido en nuestro país. La historia alterna entre un presente en las trincheras durante la Primera Guerra Mundial y una serie de flashbacks, en los que vemos diferentes pasajes de la infancia, adolescencia y juventud de este talentoso escritor. Con un relato que recuerda a la obra de Charles Dickens, porque trata temas como la pobreza y la orfandad, aunque en la Inglaterra de comienzos del siglo XX. Pero del que conocemos de antemano su final feliz, porque su obra literaria es mundialmente conocida. Uno de los problemas que hace que esta película no funcione del todo es por esta estructura narrativa conocida como in medias res, que sí lo hace en otro tipo de películas biográficas, como Forrest Gump, porque éste es un personaje ficticio y se busca sorprender al espectador al vincularlo con los acontecimientos históricos. Pero en este caso, al no respetar la linealidad del relato no se genera un in crescendo dramático restándole fuerza a los giros en la trama motivados por los acontecimientos de su vida. Y esto trae como consecuencia. Yel segundo gran problema es la dispersión de los temas, pasando arbitrariamente de su historia de amor con su futura esposa, la camaradería de este grupo de estudiantes con talento para el arte que recuerda a La sociedad de los poetas muertos, su enorme talento para la lingüística o las fuentes de inspiración de donde salió este universo fantástico al que llamó la Tierra Media. Pero tiene también algo positivo, como es la fotografía de Lasse Frank Johanessen, que en esos paisajes como la colorida campiña inglesa o en la monocromática trinchera de la guerra dan a entender al espectador cual fue la fuente de inspiración para su obra. Algo que también queda claro en las imágenes surrealistas en las que la cámara adopta el punto de vista de su protagonista. Y todo esto viene acompañado de la belleza de la música de Thomas Newman, del mismo estilo que las compuestas por Howard Shore para las adaptaciones cinematográficas de la obra de dicho escritor. En conclusión, Tolkien es una película que desaprovecha el enorme potencial con el que cuenta, porque busca abarcar demasiados temas sin profundizar ninguno. Por eso será recordada por la belleza de algunas de sus imágenes, pero sueltas, y no formando parte de un todo, lo que la hubiera convertido en una obra maestra.
Pokemnon: detective Pikachu es una película que mezcla acción real con personajes creados por animación CGI, basada en Pokemon, una exitosa serie animada que comenzó a transmitirse por televisión en 1997. Esta dirigida por Rob Letterman, quien tiene experiencia como director de cine de animación, y protagonizada por Justice Smith, Kathryn Newton, Bill Nighy, Ken Watanabe y Ryan Reynolds, que presta su voz al personaje de Pikachu. El primer gran punto a favor que tiene esta pelicula es su introducción, en la que en pocos minutos se nos explica cómo funciona este universo diegetico a aquellos que no vieron ninguno de los vieron los 1110 capítulos de la serie animada. Y sabemos que estos personajes animados llamados pokemones conviven libremente con los seres humanos en la ciudad de Ryme City. Pero la historia comienza cuando el joven Tim Goodman llega a esta ciudad para investigar la misteriosa desaparición de su padre policía luego de un accidente con su auto. Y para ello cuenta con la ayuda de Pikachu, un pokemon detective que estuvo en el lugar de los hechos y con el que puede comunicarse verbalmente pero que sufre amnesia. Esta convivencia de seres animados con personas reales en un contexto de policial negro ya fue utilizada magistralmente en¿Quien engañó a Roger Rabbit?, y acá vuelven a tratar el tema del protagonista humano desencantado que durante el transcurso de la investigación vuelve a encontrar la pasión, en este caso por ser entrenador de pokemones. Y como ocurre en este género el desencanto de su protagonista se ve reflejado también en la oscuridad de esta ciudad tecnológicamente avanzada que contrasta con la luminosidad de lo que ocurre en las afueras. Pero es importante tener en cuenta que Pokemnon: detective Pikachu es una película que apunta al público infantil, y uno de sus protagonistas es un personaje creado por CGI, y es por eso que la estética noir contrasta con una larga serie de gags y escenas de acción que funcionan para todas las edades. Y esto es posible por el muy buen trabajo del equipo de efectos visuales, que respeta los diseños de los pokemones originales, pero les da una textura y una expresividad asombrosa, especialmente a Pikachu, su protagonista que despierta la ternura necesaria en los espectadores que hace que todo funcione. En conclusión, Pokemnon: detective Pikachu cumple con lo que promete, y entretiene tanto al público infantil como a los adultos que los acompañan. Y esto lo logra con las dosis adecuadas de acción y comedia en una trama entretenida que en pocos minutos explica su universo diegetico para no dejar afuera a nadie.
Vox Lux es una película protagonizada por Natalie Portman, en la que interpreta a Celeste, una cantante Pop que se encuentra en la cima de su carrera. La acompañan Raffey Cassidy como su hija y ella misma en una versión adolescente que ocupa todo el primer acto, Stacy Martin como su hermana, Jude Law como su representante. Todos ellos dirigidos por el actor Brady Corbet, en su segunda experiencia detrás de las cámaras. El guion, escrito por tambien por su director, cuenta con una estructura clásica divida en tres actos, y nos cuenta la historia de esta estrella de la música Pop desde sus orígenes, donde sobrevivió a un atentado terrorista en su colegio, y cómo es descubierta por la grabación de un video en el que canta durante una ceremonia en homenaje a las víctimas. Y es durante este primer acto donde vemos como esta adolescente, interpretada por Raffey Cassidy, va perdiendo su inocencia mientras se hace cada vez más famosa. Después, por medio de una elipsis, vemos en un segundo acto a Celeste, interpretada por Natalie Portmanen la cima de su carrera, lidiando con su hija adolescente, nuevamente Raffey Cassidy, en las horas previas a un show del que somos parte en el tercer acto. Si bien es cierto que esta película tuvo la mala suerte de haberse estrenado poco tiempo después de la cuarta versión de Nace una estrella, y sale perdiendo en la comparación de cómo fue tratado el mismo tema, hay también cuestiones de puesta en escena que hacen que no funcione. La primera de ellas es el uso de la voz en off de Willem Dafoe explicando ciertas situaciones en lugar de mostrarlas, lo que hace que resulten menos interesantes y no funcione debidamente este recurso tomado de la nouvelle vague francesa. Y la segunda es que el segundo acto hace que el espectador pueda perder interés, a pesar de contar con Natalie Portman como protagonista, porque el primero es demasiado largo y más interesante. Pero Vox Lux tiene también algunas cosas a favor, y una de ellas es la fotografía de Lol Crawley, que se luce tanto en la escena del concierto final como en los planos secuencia del segundo acto que recuerdan a los de Birdman (La inesperada virtud de la ignorancia). Así como también lo esRaffey Cassidy, una joven actriz que logra componer muy bien ambos personajes cuyo denominador común es que atraviesan una crisis por la pérdida de la inocencia infantil. En conclusión,Vox lux es una película que desaprovecha el enorme potencial con el que cuenta al tomar decisiones equivocadas en su puesta en escena. Y esto puede hacer que el espectador pierda interés, especialmente durante el segundo acto donde el personaje de Natalie Portman queda eclipsado por el de Raffey Cassidy, que termina resultando más atractivo.
Dumbo es la nueva película dirigida por Tim Burton, en la que vuelve a adaptar para el cine la novela escrita por Helen Aberson y Harold Pearl, que ya había sido producida por Walt Disney en una versión animada de 1941. Y para esto vuelve a reunir a varios de los actores que trabajaron habitualmente con él como Danny DeVito, Michael Keaton y Eva Green, a los que se suman Colin Farrell y el ganador del Oscar Alan Arkin. La historia, orientada al público infantil, cuenta la historia de Dumbo, un pequeño elefante que deja de ser discriminado en el circo donde vive por sus orejas grandes y se convierte en la principal atracción cuando descubre que con ellas puede volar. Pero un accidente provocado por la imprudencia de los seres humanos hace que sea separado de su madre, por lo que su cuidador, Holt Farrier (Colin Farrell) y sus dos hijos intentan volver a unirlos. Tim Burton es el director ideal para dirigir esta película, porque su estética tan característica se adapta perfectamente al universo diegetico que se necesitaba, y en el que se vuelven a tomar muchos de los temas recurrentes en su obra, como el protagonismo de personajes incomprendidos que se convierten en héroes o las relaciones familiares conflictivas, en este caso por razones que les son ajenas a los mismos. Y una vez más el antagonista termina siendo un poderoso empresario, en este caso del espectáculo, interpretado de manera genial por Michael Keatoninspirado en Florenz Siegfred. Pero lo que hace que la magia de Dumbofuncione son sus efectos visuales, que gracias al CGI supieron hacer que las expresiones de este elefante genere la ternura necesaria para que el espectador empatice con el inmediatamente. Esto sumado al gran trabajo de diseño de producción a cargo del ganador del Oscar Rick Heinrichs, que supo reconstruir tanto un simpático circo en decadencia de comienzos del siglo XX como un lujoso parque de diversiones con una estética expresionista característica en gran parte de la obra de Burton. Por último, un párrafo aparte merece la forma en que se resolvieron los números musicales tan característicos de la película animada, porque aparecen de forma diferente, ya que Burton opta porque los seres humanos ocupen el lugar de los otros animales. Y es así como tenemos una escena fordiana en la que una de las empleadas del circo canta la misma canción de cuna mientras el elefante visita a su madre enjaulada y hay un espectáculo de burbujas con forma de elefante que Dumbo contempla asombrado. En conclusión, Dumbo es una excelente remake live action del clásico del cine de animación, pero que en lugar de recrearla de forma casi idéntica como ocurrió con La bella y la bestia, se le permitió a un autor como Tim Burton que aporte su visión. Y lo hizo volviéndonos a recordar porque es un gran director de cine especializado en el género fantástico.
El cisne es la opera prima de la directora islandesa Ása Helga Hjörleifsdóttir, basada en la novela escrita por Guðbergur Bergsson, que cuenta la historia de Sol, una niña de 9 años interpretada por Gríma Valsdóttir que es enviada a trabajar al campo de unos parientes durante el verano. Completan el elenco Ingvar Eggert Sigurðsson, quien formó parte del reparto de muchas producciones hollywoodenses, Thor Kristjansson y Katla M. Þorgeirsdóttir Lo primero que vale la pena aclarar es que esta película está contada desde el punto de vista de su protagonista, y guarda muchos puntos en común con Vendrán lluvias suaves, tanto en su estructura narrativa dividida en capítulos como en su temática. Porque ambas hablan de la pérdida de la inocencia de dos niñas en ambientes rurales. Y resulta muy interesante cómo el espectador puede reconstruir los conflictos de esa familia con lo que Sol ve, escucha, o aprende por lo que le cuenta Jon, un joven que trabaja con ellos, lleva un diario íntimo de su experiencia allí y se convierte en su mentor, ya que ambos comparten la pasión por la escritura. Por eso vale la pena destacar la puesta en escena minimalista de Ása Helga Hjörleifsdóttir, ya que refleja desde la técnica esta forma de vida austera de esta familia que vive en un territorio hostil. Aunque la fotografía a cargo de Martin Neumeyer refleja también la belleza de ese paisaje agreste, aprovechando que el exceso de iluminación en algunas imágenes no le aportan calidez a la imagen, sino que refuerzan la desolación del ambiente y el carácter sufrido de sus personajes. En conclusión, El cisne es una de esas películas que habitualmente llegan a nuestro país en los festivales, ya que tiene todas las características típicas de este tipo de cine por su puesta en escena minimalista. Pero que resulta una propuesta interesante para conocer este país tan particular, con una escasa producción cinematográfica, pero muchas historias para filmar.
Yo, mi mujer y mi mujer muerta es una coproducción argentino- española escrita y dirigida por Santi Amodeo y protagonizada por Oscar Martínez, acompañado de Carlos Areces, Ingrid García Johnson y Malena Solda. Y cuenta la historia de Bernardo (Oscar Martínez), un estructurado arquitecto argentino que viaja al sur de España para arrojar las cenizas de su difunta esposa y se entera de un secreto que le oculto durante sus años de casada. El planteo de la historia puede resultar interesante, si se lo enfoca tanto desde el drama como hizo Sidney Pollack en Destinos cruzados o desde la comedia, pero el mal tratamiento del guion hace que no funcione de ninguna de las dos maneras. Porque su director no logra construir el humor kistch de las primeras comedias de Pedro Almodóvar, que funcionaría bien en este caso, y desaprovecha muchas situaciones potencialmente cómicas explicando los gags o dejándolos inconclusos. Y esto es una lástima, porque hay mucho material, especialmente en las escenas del club nudista, lugar ideal para generar humor por el contraste con la formalidad de su protagonista. Por eso es que también da la sensación de que el elenco está desaprovechado, porque Oscar Martínez vuelve a interpretar un personaje similar al de Daniel Montavani, con el que ganó la copa Volpi como mejor actor por El ciudadano ilustre, pero no puede lucirse por responder a las arbitrariedades de un guion que deja muchísimas cosas colgadas, como el hecho de que tenga cuatro clavos adentro de su cabeza. Y el humorista español Carlos Areces, quien cumple el rol de compinche en esta serie se situaciones bizarras, tampoco se luce porque nunca queda claro por qué decide ayudarlo. Pero todavía menos entendible es la función que cumple en la trama el personaje de Amalia, interpretada por la bella actriz Ingrid García Jonson, una relacionista pública que aparece y desaparece arbitrariamente cumpliendo únicamente la función de ser objeto de deseo no concretado de su protagonista recientemente viudo. Por último, otra cosa que no funciona son los recuerdos que tiene Bernardo de la vida familiar junto a su esposa y su hija, que en la etapa adulta es interpretada por Malena Solda, y que en lugar de recurrir al flashback utilizan la sobreimposición de imágenes. Porque el problema de esto es que genera un tono sentimental que no termina de adecuarse al humor negro de las escenas en España, y ese contraste no funciona ni siquiera de forma irónica. En conclusión, Yo, mi mujer y mi mujer muerta es una comedia fallida, que busca abarcar demasiados temas y lo hace de una forma desordenada, desaprovechando así muchas situaciones potencialmente humorísticas.
La misma sangre es el tercer largometraje escrito y dirigido por Miguel Cohan, con el que confirma que tiene oficio para el thriller. En este caso contó con un elenco de grandes figuras, como Oscar Martínez, Dolores Fonzi, Diego Velázquez y los chilenos Luis Gnecco y Paulina García, ya que es una coproducción con el país trasandino. La película cuenta la historia de Elías (Oscar Martínez), un hombre que se convierte en sospechoso de haber asesinado a su esposa, fallecida en un dudoso accidente doméstico. Pero en lugar de contar la historia de forma lineal recurre a tres puntos de vista: el del sospechoso, el de su yerno Santiago (Diego Velázquez) y el de su hija Carla (Dolores Fonzi), en el que cada uno irá aportándole datos al espectador para que reconstruya los hechos. Si bien la trama es interesante, la puesta en escena hace que no funcione tan bien, porque el misterio se resuelve demasiado pronto, y en lugar de generar situaciones de suspenso, la trama principal se diluye entre otras subtramas, que hacen que aquella se disperse junto con la atención del espectador. Porque si bien los problemas económicos que agobian a Elías son una buena motivación para convertirlo en posible asesino, se les dedica más tiempo que el necesario. Y el otro problema es la solemnidad excesiva con el que transcurre toda la película, en la que no se le permite aliviar al espectador la sensación de angustia generada, que hubiese podido tomarlo por sorpresa con los giros en la trama. Eso sí, desde el punto de vista técnico vale la pena destacar el muy buen trabajo de fotografía de Julian Apezteguia, quien utiliza tonos fríos para generar el clima de misterio necesario para que se genere una sensación de extrañamiento en esta casa de clase media, algo que también logro muy bien en El gato desaparece, película con la que tiene varios puntos en común. Así como también lo es el trabajo de sonido a cargo de Fabián Oliver, que trabaja muy bien los silencios, en los que se resalta el ruido que hacen algunos elementos que resultan claves en la trama. En conclusión, La misma sangre es un thriller dirigido con oficio por Miguel Cohan, pero que pudo haber sido aprovechado mucho mejor. Porque la idea de narrar los hechos desde varios puntos de vista es muy buena, y le dio mejor resultado en su opera prima Sin retorno, pero acá los misterios se revelan demasiado rápido y como dijimos, la trama principal se diluye entre las subtramas, lo que hace que el suspenso no termine de funcionar.