Regresan Oliver Nakache y Eric Toledano, responsables del gran suceso de "Amigos Intocables" (que estos momentos se está re versionando en Hollywood bajo el nombre de "The Upside" con Bryan Cranston y Kevin Hart) con otro producto de su factoría, más relajado y acorde a la meseta creativa donde se encuentran. Porque "C'est la vie" (debemos decirlo) no tiene tanto vuelo como su mayor hit ni tampoco se le acerca a "Samba" (del 2014). Pero si hay que reconocerle que ofrece un paso de comedia previsible, simpático y colorido, dentro de una clase social gala próspera y potente, que se permite cierto margen de extravagancias controladas y permitidas. Aquí la trama ubica al popular Jean-Pierre Bacri como Max, un wedding planner de rodaje que enfrenta un interesante desafío profesional, un cliente se casará prontamente y quiere que la fiesta sea de primer nivel. Y sus aspiraciones son muy personales. El quiere sólo "lo mejor de lo mejor". Para eso, elegirá una locación impactante: nada menos que un castillo del siglo XVII, que deberá ser el escenario de una fiesta de lujo extremo con todas las de la ley. Pero claro, el personal con el que cuenta Max no es de lo más selecto, y esto se verá claramente cuando el equipo comience el armado de la fiesta. El DJ, la asistente, el fotógrafo, y muchos más comenzarán a complicarle la vida desde el mismo momento del lanzamiento de la propuesta. Habrá sí romance, reposicionamientos, errores graves en la coordinación del evento y por sobre todo, mucho nervio en Max (que tiene sus temas amorosos en "stand by" y le pueden estallar en cualquier momento), quien verá como la parejita que se casa también aportará a la confusión, generando situaciones locas y promoviendo diálogos reveladores, para los distintos niveles de vinculación entre la gente. Imaginense una ampliación (en tiempo) de lo que era el último episodio de "Relatos Salvajes", bajen un cambio y tendrán una idea primaria de cómo funciona "La fiesta de la vida". En lo personal, me pareció un producto correcto, con actuaciones un poco subrayadas (Eye Haidara, sin ir más lejos) y un guión sin demasiadas sorpresas. No es "La fiesta inolvidable", pero intenta aportar algo de locura dentro de un envase convencional. Es una comedia donde el punto más alto es el carisma de Bacri, un actor que sigue mostrando su capacidad en todos los géneros que transita. "La fiesta de la vida" aporta un recorte simpático si buscás sonrisas y salir de los estereotipos de comedias americanas.
Es difícil escribir (al menos para mí), sobre una franquicia que supera, con bajos estandares de producción, a estar horas, el billón de dólares de recaudación en todo el planeta. La trilogía de E.L. James sobre el millonario de apetito sexual extremo y la inocente virgen que le cambiará la vida, ha vendido libros en todas las geografias y si bien viene perdiendo fuerza en la taquilla, se calcula que los productores finalizarán el acuerdo comercial (que fuera por las tres cintas), más que satisfechos. Y como ya saben, el lanzamiento fílmico ha convertido en megaestrellas a Dakota Johnson y en menor escala, a Jamie Dornan. Digo esto, porque en la primera entrega las cuestiones de química y cartel fueron un poco erráticas al principio y en esta tercera parte todo es más distendido. Ellos han logrado despedirse bien de los roles que los llevaron a volverse populares al máximo nivel. Sin embargo, debemos decir que técnica y ficcionalmente, no sucede demasiado en "Fifty shades freed". Son una pareja de tortolitos vistiendose y desvistiendose en caros espacios, usando autos de altísima gama, y mostrando el obsceno poder del dinero puesto al servicio de los caprichos de quien lo posee. Sí, está presente (vagamente) esta cuestión del goce a través de la dominación y... bueno, lo que ha llevado a la gente a elegir el libro y las películas. En "50 sombras liberadas" (de qué, me atrevo a preguntar!), hay también un componente de misterio presente. Jack (Eric Johnson), el ex jefe de Anastasia despedido por acoso, vuelve con intenciones de molestar a la pareja y recuperar lo que, presuntamente, es suyo (el trabajo y el prestigio). Eso, y alguna cosa que hayan visto en el trailer (que prefiero no spoilear por si no la han notado), y no demasiado más. Dakota y Jamie ya se conocen y han mejorado su comunicación. Pero el problema es que en "50 sombras liberadas" sucede poco. Así como en las entregas anteriores (excepto la primera, que plantea el escenario no convencional), nada excepto las escenas de sexo mueven el amperímetro. Hay muchas líneas que podrían profundizarse (el pasado de Grey, con su oscuridad; la relación de Anastasia con ese mundo que no logra conocer; los amigos y en especial, los hermanos de Christian; etc), pero James Foley (el director) no arriesga jamás. Toma el pobrísimo (en cuanto a diálogos y profundidad dramática) guión y plasma como entendido del mundo de los videos musicales que es (rodó para Madonna varios clips y documentales), una sucesión de cuadros con buenos hits (mortal la versión de Bishop Briggs de "Never tear us apart") y una fotografía cuidada en todos sus detalles. A la salida pensaba que lo que en definitiva atrae, desde lo cinematográfico, es sólo la observación de la evolución de una pareja. Ya en esta tercera entrega, no hay sorpresas, ni tensión, apenas alguna discusión sobre cómo avanzar en ciertas cosas, de carácter íntimo y nada más. No les ofrecerá nada que no esperen. Vi la trilogía completa y creo que los libros son infinitamente superiores. Pero el ritual de ir a verla en pareja (a pesar de que en el resto del mundo, el 75 por ciento de la audiencia es mujer y van a ver los pectorales y la tabla de lavar de Dornan), puede que sea algo que encienda la temperatura en las cercanías del Día de los Enamorados...
La primera "Paddington" sorprendió. Para los amantes de los números, costó unos 55 millones de dólares y recaudó globalmente, arriba de 250. Era previsible que se viniera una secuela. Lo cual, a priori, me generaba dudas en cuanto a su calidad. "Paddington" era un film familiar, sensible, profundo y con un sentido estético pocas veces visto en el género. Digamos que el listón era bastante alto, y pensar una historia atractiva para continuar y establecer la franquicia, se mostraba como un desafío de fuste. Sin embargo, el director Paul King se animó a escribir un capítulo 2 de las aventuras del oso adoptado por una familia londinense y sólo quedó entonces armar un cast a la altura de las circunstancias. Los mejores actores británicos forman parte del proyecto. Encontraremos desde actuaciones tiernas y simpáticas (Brian Gleeson, Sally Hawkins, Hugh Grant son los puntos más altos, sin dudas) hasta un standard de animación que derrocha creatividad, "Paddington 2", se ofrece como un producto de calidad que consolida la historia del protagonista, ofreciendo a su público, una aventura divertida dentro del habitual marco inglés, que caracteriza el tono del personaje. En esta oportunidad, ya sabemos que Paddington vive muy bien en la casa de los Brown en Windsor Gardens. Está muy integrado a la familia (aunque algunos vecinos lo miran con recelo) y realiza sus rondas tratando de insertarse laboralmente. El está decidido a enviarle un regalo a su tía Lucy en su centésimo cumpleaños, y por esas cosas del destino, da con un libro que podría ser el regalo perfecto. Ese increíble ejemplar, es una de esas obras que cuando las páginas se pasan, se va armando un escenario 3 D que muestra un mapa vivo de los lugares más emblemáticos de Londres. Porque acordemos, acá Paddington brilla porque muestra mucho de una de las capitales más importantes del mundo. El osito decíamos se enamorará de dicho libro y ahorrará para comprarlo y regalarlo. Sin embargo, alguien más dará cuenta del mismo, y lo robará porque podría ser una guía para descubrir un tesoro inconmensurable que podría ser la salvación para alquien que tiene problemas económicos. Paddington hace todo bien. Hasta cuando le sale mal. Es un personaje encantador y el entorno en el cual lo ubican le da al film una textura maravillosa. Es un cinta familiar, pero ofrece una buen historia, con excelentes intérpretes y un desarrollo luminoso (toda la secuencia de la prisión es increíble, de principio a fin). Hasta ahora, es el mejor film animado del año (si, ví "Coco" y Paddington 2 es superior, créanme). No deberían perderselo.
Llega a salas un documental comprometido, fuerte, de Rubén Plataneo. Todos estamos al tanto del incremento de la violencia en la ciudad de Rosario, y la cantidad de víctimas por asesinatos en los últimos años. De hecho, según una estadística de 2017 del Ministerio Público de la Acusación (MPA) de Santa Fe, la tasa de muerte violentas duplica el nivel promedio del país en ese rubro. Esta historia que se presenta desde ayer en el Gaumont, y que ha sido presentada en el #BAFICI del año pasado, nos trae el recorrido judicial de un hecho delictivo donde tres chicos fueron acribillados a balazos, la noche del 1ro de enero de 2012, en un suburbio de la populosa metrópoli. Al parecer, en las horas de la noche de año nuevo, habría tenido lugar un tiroteo en la casa de un narco local conocido como "El Quemado". En dicha balacera, su hijo resultó herido. Como respuesta a esto, se dio la orden de montar un operativo de venganza feroz, que habrían llevado adelante cuatro jóvenes que formaban parte de esa banda, en las horas posteriores al atentado. Ellos salieron con una Kangoo blanca y se dispusieron a perpetrar un horrible crimen, atacando a cuatro chicos que estaban en las cercanías de una canchita en un barrio suburbano de Rosario (Villa Moreno). Tres de ellos murieron asesinados (Jeremías “Jere” Trasante, Claudio “Mono” Suárez y Adrián “Patóm” Rodríguez), asesinados posiblemente al azar, pues no tenían vinculación con el delito ni nada parecido. Se lo confundió con alguien y se los ejecutó en la madrugada de ese inicio de año. La película presenta primero la ubicación del espacio físico donde fue el crimen, luego recibe los testimonios de familiares y amigos, para luego trasladarse a los estrados judiciales, donde pone el foco en el proceso que se llevó adelante para juzgar a los acusados por esos crímenes. El tema de la cinta es muy potente, crudo y Plataneo logra llevar adelante un proceso de selección de material interesante, ofreciendo espacios para la reflexión sobre la actualidad del narcotráfico en Rosario, la expansión inmobiliaria y el rol de los jóvenes como lugartenientes de la violencia para ser los brazos armados de las bandas que se disputan el control de la ciudad (a nivel delictivo). Esto, sumado a la escucha de la defensa de los finalmente condenados (menos uno, sobre el cual se revocó la setencia), como muestras de que es difícil establecer justicia cuando hay tantos actores involucrados con poder económico para obstaculizar la lucha por la verdad. "Triple Crimen" utiliza también algunos recursos discutibles para graficar algunas ideas (la cuestión de la inclusión de películas clásicas en blanco y negro no me pareció que aporte demasiado), y pone a veces una voz en off para subrayar la mirada del cineasta, imposible de ocultar para quienes están en los detalles (esas tomas largas en tiempo sobre la ropa del abogado defensor y el foco en su costoso reloj dan pistas sobre a que vamos)... Tiene su color, pero quizas sean innecesarias. Fuera de eso, el doc refleja un cuadro de situación preocupante y lo hace con solvencia y claridad. Es un film que se deja ver (con alarmante preocupación para quienes no están al tanto de lo que sucede en Rosario), y que se convierte en un archivo necesario y valioso para conocer una realidad compleja y dolorosa que nos atraviesa como sociedad.
Las heridas producidas por los hechos aberrantes durante el Holocausto, siguen abiertas en muchas geografías. Uno podría pensar que con el paso del tiempo, estas cuestiones han sido abordadas y sus heridas, cerradas (de alguna manera), a la luz de cierta distancia de los hechos y determinado nivel de esclarecimiento de los hechos ocurridos. Sin embargo, no todo es así. Este "Ha'Edut" (El testamento), ópera prima del para nosotros poco conocido Amichai Greenberg, vuelve a poner el foco en un hecho que es ficción, pero está inspirado en dolorosos sucesos reales. En marzo de 1945, 200 judíos húngaros fueron asesinados cerca de Rechnitz, en Austria, por un grupo de locales que aprovecharon la confusión del momento histórico, para llevar adelante una terrible masacre, luego de un extraño evento social. Esto ya fue tratado en detalle por el documental, "Totschweigen" (A Wall of Silence) del año 1994 llevado adelante por Eduard Erne and Margareta Heinrich en el que se describen los hechos y su contexto, y hay abundante material para la reflexión a lo largo de sus 88 minutos de metraje. El material en dicho film, sirvió de base para el guión de "El testamento", aunque hay algunos cambios en la historia para intensificar el conflicto personal de quien impulsa la investigación. Joel (Ori Pfeffer) es un hombre de convicciones. Trabaja en el Instituto del Holocausto en Jerusalén y su profesión es ser historiador e investigador de cuestiones que no son precisamente placenteras de conocer, aunque se las conoce como necesarias para crear la conciencia colectiva de eventos que no deben repetirse. Su misión en este encuadre es avanzar sobre una causa que lo inquieta, él quiere poner luz sobre el hecho de los asesinatos de 200 judíos en los campos de Lendsdorf, Austria y tiene problemas para dar con indicios concretos sobre ciertos temas (la fosa común, por ejemplo). El ha hecho los deberes y sabe que hay archivos clasificados que indican que en ese terreno, se cometieron crímenes que deben tener lugar en la historia. Sin embargo, parece no haber testigos de esa matanza. Las cosas se complican más cuando la justicia le da un tiempo corto para encontrar nuevos indicios o dejará caer la causa. Yoel se fijará el objetivo de encontrar pistas para sustentar sus hipótesis y dentro de esa búsqueda, dará con un material muy sensible: al parecer, su madre aparece en esos anales. Y podría haber sido parte de quienes participaron en esos asesinatos. Cómo ya se imaginarán, la película avanza sobre dos carriles, uno es la investigación propiamente dicha de lo sucedido, a través de esa indagación incómoda en una comunidad que prefiere olvidar y enterrar los aspectos oscursos de su pasado, y por el otro, los dilemas morales que empujan a la zozobra emocional del protagonista. Pfeffer compone un personaje vistoso, con matices y ofrece un trabajo interesante, a la luz de lo complejo del posicionamiento de su rol. Los secundarios aportan menos y el tono del film es frío y austero. Tiene una fotografía lograda y un tono oscuro y casi viscoso, que interesa, más por la naturaleza de lo que cuenta, que por los aciertos del director. "El testamento" es una película pequeña y cuidada que describe una ficcionalización de un suceso ténebre, en su trance hacia el conocimiento público. Es válida y aporta al debate sobre la memoria colectiva y el sentido de justicia que debe tenerse en todas las culturas, tema que nuestra sociedad debe tener presente, a cada paso de su atribulada existencia.
Regresa al mundo del cine, un personaje de los legendarios de aquella época de oro de los cartoons americanos de la década del 40': "Woody woodpecker", o como lo conocemos en este lado del sur, "El pájaro loco". La serie original fue creada por Walter Lantz (recibió un Oscar honorífico por su aporte en 1978), arrancó allá por el año 1957 ( y terminó con un refresh hacia 2002 en Fox Kids), y estuvo mucho tiempo en pantalla. Fue traducida a muchos idiomas y aún sigue rodando dentro de las repeticiones que los canales infantiles hacen de ella en todo el mundo. Sin dudas, es un personaje distintivo que perdura en el afecto del público. Illumination Entertainment (los creadores de "Despicable Me") junto a los estudios Universal se hicieron cargo de organizar el proyecto, convocando a Alex Zamm, de regulares antecedentes (por ahí lo más destacado fue la secuela de "Insperctor Gadget" en 2003) cuyo fuerte son los films familiares y para televisión, para dirigirlo. También se tomó la decisión de instalar a Woody, en un ambiente real, conservando la animación sólo para el personaje principal. Todas estas decisiones no fueron, a la luz de los resultados, no fueron positivas. Este "Pájaro loco", se esfuerza por conservar los rasgos del espíritu salvaje que le dio prestigio, pero queda envuelto en una visión fuera de época, donde pocas ideas en el guión, empujan a la cinta a transitar caminos previsibles, anodinos y sin gracia. Cosa bastante extraña por contar en sus filas con el delirio que rodea a las conductas de Woody. Esta es la historia de Lance (Timothy Omundson), un tipo al que parece que todo le va bien en la vida. Es abogado de un gran bufete, pero su buena estrella, merced a un incidente mediático, parece eclipsarse. Es despedido de su trabajo y sin demasiados planes, planea construir una casa en un terreno que heredó en un bosque, para revenderla y hacer una diferencia con ello. Lleva a ese lugar a su hijo, a quien ve poco y se suma a la aventura porque su madre no está disponible, y su novia, Brittany (Thaila Ayala), buscando resolver la situación en poco tiempo. El problema es que Woody vive en ese lugar, y no le gustan los visitantes. Como ya se imaginarán, comenzará una batalla feroz contra el terrateniente, en la que estarán involucrados unos torpes cazadores de animales a los que no se les cae una idea. Sin anticipar más, "El pájaro loco: la película", es un film discretísimo. No logra generar empatía en el público, hecho que se produce por lo esquemático de la historia y las pobres interpretaciones. La animación no se ve demasiado natural y el conflicto, con su carga ecológica, tampoco alcanza ribetes para decir que generamos conciencia ambiental. Muy lejos de lo esperado, esta nueva adaptación de "Woody woodpecker" a la pantalla grave es un acto fallido. Revés para sus productores y a repensar el personaje, desde cero, si quieren un round 2.
Uno podrá discutirle el estilo político territorial que caracteriza cada film a Kathryn Bigelow. Y está bien. Dejando de lado el costado ideológico, lo que no puede negarse es que es una gran directora y se ocupa de que sus películas, promuevan la discusión sobre hechos importantes en la historia americana. De los que han pasado y fueron resonantes, por su actualidad ("Zero Drak Thirty") o este, que trae de los anales del recuerdo, suceso relevante para su nación que tuviera lugar en el verano de 1967 en Detroit. El tagline que promocionaba la cinta en USA era "It's time we knew". Esto, ("es hora de que conozcamos"), y claramente define la propuesta de "Detroit": un relato directo, cuasi coral (de alguna manera) de los hechos que rodearon a la muerte de tres hombres de color en un edificio de la ciudad, durante los saqueos y tiroteos de la noche del 25 de julio de ese año. Para narrar la historia, Bigelow se rodea de un interesante grupo de intérpretes de gran actualidad (Chris Chalk, John Boyega, Anthony Mackie y Will Poulter entre los más conocidos) y propone una mirada crítica sobre el accionar de las fuerzas de seguridad durante un grupo de difíciles días para Estados Unidos. Sin entrar en consideraciones delicadas para hacer, podemos decir que la cineasta recrea una versión de los hechos descarnada, en la cual podemos ver, el brutal accionar de quienes estaban encargados de proteger a los ciudadanos, obrando con racismo y descontrol en un contexto donde la violencia, reina desde el primer momento. La cinta está correctamente estructurada y sostiene su ritmo apoyada en esta situación de intranquilidad que se desprende de la naturaleza del relato. Nadie está a salvo y cualquier cosa puede suceder. Las armas y los golpes se suceden, así como las irrupciones en los hogares de los ciudadanos, y los saqueos de comercios en las calles. La cuestión se veía mal, en ese año, y Bigelow la refresca para actualizar el debate sobre la importancia crucial de tener policía capacitada y responsable para actuar en situaciones de alta complejidad. "Detroit" cumple, y se muestra como un film sólido, bien armado (en todo sentido!), cuyo punto débil es justamente, su previsibilidad. No es nada distinto a lo que conocemos de Bigelow. Sigue los fundamentos de su cine y no arriesga desde lo cinematográfico. Se dedica a indagar en la historia de su país con relatos de personas reales, y emitir silenciosamente, una gran señal de alarma sobre ciertas cuestiones. Que debo decir, parecen regionales... Pero quizás no lo sean tanto... ¿No?
Luego de tres documentales, llega a su ópera prima de ficción, Jorge Leandro Colás. Y lo hace con una adaptación de un relato de Félix Bruzzone, sobre la historia de un piletero que trabaja en los countries de la zona norte de nuestro Gran Buenos Aires, atendiendo las necesidades de un sector pudiente, que se muestra tentador a la vista del mundo criminal. Tavo (Nahuel Viale), hace su actividad diaria sin demasiado entusiasmo. Vive una vida ajustada, se lleva mal con su suegro (Claudio Da Passano), quien maneja una agencia de seguridad que protege a los vecinos de esos barrios cerrados. Y está esperando un hijo con su mujer (María Soldi), quien le reprocha algunos excesos en el juego, y su falta de solución para los problemas económicos que los acosan. La verdad, es un caldo bastante espeso el que tiene Tavo desde los primeros minutos. Imaginarse su trabajo, bajo altas temperaturas, con gente que no valora lo que hacés con tanto esfuerzo, debe ser difícil. Y sentir en el cuerpo tanta diferencia con su mundo, también. Un ladrón de la zona (el legendario ya Sergio Boris) lo contactará para ofrecerle ser el "topo" en ese lugar. Transmitir la información sobre entradas, salidas, accesos, seguridad, presencias. Y si bien Tavo al principio duda sobre esto, la presión que ejerce el grupo mafioso, sumado a otras cuestiones personales, lo impulsan a seguir el juego, en una dirección claramente peligrosa. A partir de allí se generará un escenario de tensión contenida que tendrá su resolución, en tiempo y forma precisos, quizás sorprendiendo al espectador que espera finales corrientes. Desde lo narrativo, la historia es potente y sencilla. Austera en recursos pero correctamente interpretada. Colás lleva adelante un relato austero, pero transmite con claridad lo que quiere expresar. Quizás nos hubiese gustado un tono más en el personaje de Tavo, o algo más de tensión en la primera parte, cuando se establecen los roles. Entiendo que no se quiere caer en estereotipos y se sigue el guión adaptado de la obra, pero tal vez podría ofrecer un ritmo más decidido en la primera media hora, de manera de captar el interés con mayor premura. Un buen paso de Colás en su ópera prima y un relato que aborda las diferencias sociales (lejos de "Corralón", eso sí) con convicción y sin estridencias.
Esta semana revisaba los correos de las distribuidoras cuando me enteré el lunes por la tarde que iban a estrenar en Argentina, "The Big Sick". Probablemente la cuestión de esta veloz decisión haya sido motivada porque su probable (y concretada) candidatura al Oscar de la Academia como mejor guión original, de lo contrario hubiese sido difícil su llegada a salas locales. Celebro con alegría que una comedia romántica indie, basada en una historia real, llegue a nuestras pantallas. Más, de la calidad de "Un amor inseparable". Decididamente, la película en su género más original del año pasado. No hemos tenido un gran año en 2017 para las rom com, por lo cual esta es una agradable sorpresa. Kumail (Kumail Nanjiani, conocido por todos por su rol de Dinesh Chugtai en "Silicon Valley") es un pakistaní instalado en Estados Unidos que lucha, como todos, por conseguir su sueño. Hace stand-up y tiene cierto sentido ácido del humor que lo destaca del resto. Cierta noche, en el club donde hace su actividad, se encuentra con una encantadora Emily (Zoe Kazan) y lo que aparenta ser un affair corto ("one night stand-up" -?-), comienza a afianzarse con el correr de los días... Se gustan y se llevan bien. Todo parece ir sobre ruedas hasta que la verdad aflora en toda su dimensión (cultural). Kumail sigue respetando las tradiciones ancestrales de su tierra y sostiene aún la cuestión de aceptar un matrimonio arreglado por sus padres. El es un hombre moderno pero... no tiene valor para enfrentarse a ellos porque sabe que, como ya ha sucedido en muchas oportunidades, la familia suele expulsar y desconocerlos si se casan con alguien foráneo. La cuestión es que Emily descubre esto de la peor manera y la relación se interrumpe. Hasta ahí, todo previsible. Pero a los pocos días, ella es hospitalizada por una extraña gripe que la afecta y de la que no se conoce demasiado. El único disponible para cuidarla es Kumail y una amiga lo conecta con la situación. Cuando llega al lugar, ve a su ex novia pero por poco tiempo. Ella es inducida a un coma para detener una infección de la que se sabe poco. Los padres de Emily son llamados con urgencia y llegan para cuidar a su hija. Ellos, Beth (Holly Hunter) y Terry (Ray Romano), están bastante en tema y conocen las razones por las cuales su hija y Kumail no siguen juntos. Juntos, comenzarán un camino de descubrimiento, mientras esperan diágnostico certero sobre Emily, haciendo un proceso de mutuo conocimiento que se vuelve colorido y simpático, donde las diferencias culturales cobrarán vuelo, de manera graciosa y esperanzadora, a pesar de lo complejo del escenario. Si leyeron hasta aquí pensarán que parece más un drama que una rom com. Pero no. El humor de Kumail es muy fresco. Toda esta cuestión del mundo artístico, que se engancha con la visión comparada de las perspectivas de cada nación (USA y Pakistán), está muy bien planteada. Hay mucho humor (la escena del 9/11 en el hospital es una pequeña muestra de eso) y eso distiende bastante el drama de fondo sobre la enfermedad de Emily. El espíritu independiente permite que el film sea relajado y muy accesible para todo tipo de público. Las actuaciones son sólidas (cada uno está perfecto en su papel) y la dirección de Michael Showalter ("Hello, my name is Doris", es su carta de presentación, que deberían ver) atinada y precisa. Para los que no conocen el background de la historia, esto sucedió realmente y es autobiográfico para el protagonista. Todo este incidente fue vivido con su pareja, Emily V.Gordon, (escritora y guionista de su esposo en series televisivas como "The Meltdown with Jonah and Kumail") y responsable final del relato junto a su esposo. "The big sick" es una cinta para ver en pareja, o con amigos, que funciona siempre. No es "While you were sleeping", ni de lejos. Es muy superior. Anotala
Comedia francesa novedosa, con protagonista en ascenso (Virgine Efira), que al principio parece transitar por los clásicos carriles de la comedia romántica y en el devenir de los hechos, ofrece una mirada ácida y simpática sobre la crisis de una mujer divorciada moderna, profesional y con hijos pequeños en la Europa de los tiempo que corren. Segundo trabajo de Justine Triet (recordar "La bataille de Solferino") en el cual se ve la intención de la cineasta de seguir explorando en las tribulaciones de las féminas modernas y transgresoras, que sostienen a brazo partido la lucha por establecerse en sus espacios vitales, encontrando un camino certero hacia el amor. En "Victoria y el sexo" (el título original sólo es el nombre de la protagonista pero se ve que no era suficientemente atractivo a priori), tenemos a quien será el centro de las miradas, la señorita Spick (Efira), quien se encuentra separada formalmente de su ex, con dos chicos y muchos temas laborales por resolver. Está cansada de que las cosas no le salgan bien y encima, dará con un amigo que está en problemas y necesita su apoyo jurídico-legal (Vincent, jugado por Melvil Poupaud) porque presuntamente atacó a su mujer y además se relacionará con un narcotraficante (Sam, interpretado por otro ascendente del cine galo, Vincent Lacoste), quien servirá de apoyo y cohesión para el momento laboral y emocional de Victoria. Porque la cuestión es que ella es una mujer inteligente, ingeniosa para moverse e influir en su medio, pero que no tiene todo cerrado y su situación personal, sobre todo con sus hijos y lo que le afecta en el día a día, es inestable y volátil. Triet juega con esta dualidad (no se crea que Efira es, como pareciera desde el afiche, un clo de Katehrine Heigl) y allana el camino para que el conflicto sea atractivo y a la vez, reflexivo. Ofrece muchas aristas para la discusión los diálogos de Victoria con sus amigos , porque vemos como se trasluce el abordaje de cuestiones que a todos nos atraviesan, la pareja, el desamor, la inestabilidad, la proyección en los hijos. "Victoria y el sexo" es una comedia fresca, que juega dentro de un espacio que se maquilla como corriente, y quizás no lo sea tanto. Los fans de las rom com tendrán su parte, pero lo más jugoso de la cinta, es la forma en que presenta los conflcitos de las mujeres independientes y si bien, al final de la proyección uno lo enmarca en un viaje divertido, lo cierto que es tienen bastante peso propio y eso se nota en el resultado final. Más interesante de lo que parece. Con o sin sexo, esta Victoria es una mujer que hay que aprender a conocer.