Como sucede con muchas personalidades de la vida real, existen varias producciones sobre el asesino serial Ted Bundy, tanto películas como series. La más reciente es la biopic “Ted Bundy: Durmiendo con el Asesino” (“Extremely Wicked, Shockingly Evil and Vile”, su título original) que en Estados Unidos directamente se estrenó en la plataforma Netflix, mientras que en Argentina llega esta semana a las salas. “Ted Bundy: Durmiendo con el Asesino” es una película que cuenta la historia de uno de los asesinos seriales más famosos de Estados Unidos, pero desde una perspectiva particular: la mirada de su pareja Liz, que se basa en su libro “The Phantom Prince: My Life with Ted Bundy”. Esto genera, por un lado, que la cinta se vuelva original y no caiga en los lugares comunes de este tipo de tramas, donde solemos ver la evolución de una persona aparentemente normal o con ciertos traumas hasta convertirse en un monstruo o un clásico procedimental donde la policía investiga una serie de hechos hasta dar con el culpable. En esta oportunidad nos centramos más en la relación entre los protagonistas y en las cuestiones judiciales del caso de Bundy, en cómo él sostenía su inocencia a pesar de todo. Si bien nos ofrece otro punto de vista, la película se queda corta a la hora de mostrar los aspectos más negativos de esta figura. No se profundizan los asesinatos ni qué se escondía detrás de su aspecto físico que embelesaba a las mujeres; no ahonda en su oscuridad sino que se centra más en su carisma. Sin dudas esto generará cierta polémica y dividirá las aguas entre aquellos que disfruten de un relato distinto y más humano, y los que prefieran conocerlo tal cual fue, mostrando los detalles espeluznantes de este asesino serial. En este sentido, las actuaciones del elenco sustentan a una historia que nos deja con ganas de más. Zac Efron nos ofrece una gran interpretación al ponerse en la piel de Ted Bundy y mostrar el encanto que lo caracterizaba en el exterior, como también un halo de oscuridad latente en su interior aunque por un tema de la trama no pudo ser profundizada del todo. Está muy bien acompañado por Lilly Collins, quien encarna a Liz, la mujer de Bundy, que a lo largo de muchos años duda sobre su inocencia o culpabilidad, generando mucha empatía con el público, sobre todo con aquellos que desconocen totalmente la historia del asesino. Uno puede ponerse en su lugar y preguntarse si él realmente cometió esos actos o no, debido a su personalidad. Por último, también debemos destacar la labor de Kaya Scodelario, que hace de la amiga de Bundy que lo apoya cuando nadie más lo acompaña. Se puede notar su obsesión por dicho personaje. Los papeles secundarios también están bien elaborados como Haley Joel Olsen, John Malkovich o Jim Parsons, que si bien tienen pequeños roles los hacen muy bien. En cuanto a los aspectos técnicos, tenemos un buen uso de la banda sonora, como también de la ambientación de época. Tal vez el montaje resulta un poco sucio en ciertos momentos, con cortes abruptos que pasan de una escena a otra. De todas maneras, en la mayor parte del film la narración está bien estructurada, mostrándonos a ambos protagonistas paralelamente, como también se utilizan imágenes o audios de archivo, que nos recuerdan constantemente que la historia está basada en hechos reales. En síntesis, “Ted Bundy: Durmiendo con el Asesino” es una película efectiva, que no contentará a todos porque presenta un arma de doble filo: una perspectiva original de la historia que deja de lado el aspecto más siniestro del personaje para enfocarse en el carismático joven. Con muy buenas interpretaciones del elenco y correctas cuestiones técnicas, la cinta provocará ganas de conocer aún más la historia de esta peculiar figura.
Iris, una mujer que ha pasado los 50, está en pareja con Jackie hace 23 años. Pero su vida y relación cambiarán cuando comience a alojar en su casa a la hija de una amiga, una joven de 18 años que se muda de Tucumán a Buenos Aires para estudiar. Entre ellas se forjará un vínculo tan especial y apegado que hará que Iris dude de si son solo amigas o si les pasa algo más. “Margen de error” acierta a la hora de construir a sus personajes, sobre todo el de Iris, una mujer que tiene una rutina establecida hace tiempo, tanto en lo laboral como en lo personal, y que la presencia de una joven empieza a transformarla. Se permite un autodescubrimiento impensado a esa altura de la vida donde reina la estabilidad. Esto sería imposible imaginarlo sin la presencia de Maia, la estudiante, que le genera a ella esa duda y ambigüedad. Ambas se complementan de una buena manera, a pesar de la diferencia de edad que se observa en varios aspectos. La película logra, también, crear un vínculo muy potente entre ellas, que confundirá hasta al propio espectador. Uno queda atrapado en esa semilla de duda sin saber concretamente cómo será la resolución final. La relación se vuelve cada vez más íntima e intrigante con el correr del metraje, provocando cierta tensión en el ambiente. Resaltamos entonces, además, las interpretaciones de Susana Pampín (Iris) y Camila Plaate (Maia), quienes consiguen transmitir estás sensaciones de una manera muy correcta. Además de las protagonistas, todo el elenco (básicamente conformado por mujeres) se encuentra muy bien en sus papeles, generando un círculo social particular, que también tendrá sus secretos. Por otro lado, si bien mencionamos el clima de tensión reinante que se va creando poco a poco con el correr del film y con la evolución del vínculo entre las protagonistas, también tenemos variados momentos cómicos, sobre todo durante las confusiones o las actitudes infantiloides que presenta Iris frente a ciertas situaciones. Asimismo, se observa este tono al abordar temáticas como el matrimonio, los celos, la infidelidad, entre otras cuestiones relacionadas a las comedias románticas. En síntesis, “Margen de error” es una película que se vale principalmente de sus protagonistas y del vínculo que forjan para contar una historia de confusiones que despertarán tanto tensión como gracia y que intrigará al espectador de principio a fin.
“Santiago, Italia” es el regreso del director italiano Nanni Moretti al documental con una historia potente y conmovedora. El mismo se centra en el papel que cumplió la Embajada Italiana en Santiago de Chile durante la dictadura militar de Augusto Pinochet. Una historia no tan conocida dentro de un contexto abordado en varias oportunidades. Pero no solamente analiza esta cuestión puntual, sino que también reconstruye el período previo del gobierno de Salvador Allende y el Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973. A través de imágenes de archivo de la época que impactan (sobre todo aquellas de las detenciones y secuestros) y entrevistas registradas durante 12 días en el año 2017 a distintas personalidades como periodistas, militantes, diplomáticos, médicos, directores de cine, entre otros, podemos conocer el contexto que se vivía en Chile durante el gobierno socialista (cómo ciertos sectores de derecha buscaban boicotear el mandato de Allende y las medidas que tomó el Presidente, principalmente en cuanto a los aspectos sociales de los trabajadores), cómo se vivió el Golpe de Estado, la dictadura militar, con las consecuencias de las desapariciones, las persecuciones, los secuestros y las torturas, y el exilio en Italia. Es interesante, también, cómo algunas de las personas mantienen su idioma español, mientras que otras prefieren hablar en italiano, país que le dio una segunda oportunidad y les abrió las puertas como si siempre hubiera sido su casa. La mayoría de los testimonios van en consonancia con una misma realidad, algunos de ellos presentan una carga emotiva fuerte (sobre todo durante los relatos en los campos de detención con detalles de las atrocidades que les cometieron), mientras que otros aportan anécdotas más llevaderas y divertidas sobre los días que vivieron en la Embajada Italiana y sus actividades para pasar el tiempo allí. Es por eso que el mismo espectador transitará distintas emociones a lo largo del documental. Y como suele suceder en este tipo de películas, las entrevistas realizadas a dos personas que se desempeñaban como militares en ese entonces son las que más revuelo presentan y cuyas palabras más van a resonar en el público, despertando distintos sentimientos y opiniones, sobre todo teniendo en cuenta que el propio realizador señala que “no es imparcial”, haciendo notar la clara tendencia que sigue el film. Por otro lado, también se aborda, aunque de una forma no tan profunda, el rol de la Iglesia en ese momento, a través de la imagen de un cardenal que tomó una postura de ayuda a los perseguidos. “Santiago, Italia” es un documental potente, que pone en contexto lo sucedido durante el gobierno socialista de Allende y el militar de Pinochet, haciendo hincapié en el rol de la Embajada Italiana en la ayuda a los refugiados. A través de imágenes de archivo poderosas y entrevistas a distintos personajes de la sociedad, Nani Moretti construye un relato conmovedor y esperanzador.
Dina Foguelman es madre de tres hijos que viven en el exterior y a quienes no ve hace mucho tiempo. Ellos no vienen a visitarla porque están muy ocupados, pero ella tampoco puede ir a verlos porque le tiene miedo a volar. Es así como se le ocurre la maravillosa idea de planear su propia muerte y funeral para tenerlos a todos de nuevo cerca. Sin embargo, muchos secretos ocultos saldrán a la luz poniendo en juego la integridad familiar. “El día que me muera” es la nueva comedia de Néstor Sánchez Sotelo, quien propone una historia absurda y grotesca que se va acrecentando con el correr del metraje. En todo momento se recurre al recurso humorístico para hacer avanzar la trama, con algunos chistes efectivos y otros que no surten tal efecto debido a que se abusa de este elemento. Si bien se tocan temas serios y dramáticos como las relaciones familiares, el trato hacia la madre, la identidad, la vejez, la muerte, entre otros, no existe una mayor profundidad de los mismos sino que se los aborda desde un costado más superficial y ameno. En este sentido también se encuentran las actuaciones del elenco, encabezado por Betiana Blum e integrado por Roberto Carnaghi, Alan Sabbagh, Alejandra Fletchner, entre otros, quienes exacerban sus acciones y reacciones con un fin meramente cómico. Es así como existe una delgada línea entre la gracia que provocan y la sobreactuación a la que recurren por momentos para lograrlo. Ocurre lo mismo que con los chistes, las interpretaciones de los actores son efectivas en algunos instantes y no tanto en otros. En síntesis, “El día que me muera” es una comedia hilarante y grotesca, en la cual el recurso humorístico se termina convirtiendo en un arma de doble filo: por un lado es el elemento que logra que la trama avance y que la historia sea efectiva y cómica, pero, a la vez, su abuso hace que caiga en una constante repetición de gags, haciendo que por momentos pierdan su efecto, y en la sobreactuación por parte de un elenco que intenta abordar temáticas serias de una forma amena y superficial. Una película argentina pasatista para ver en familia.
Luego de su ópera prima “Lea y Mira dejan su huella” (2017), la directora Poli Martínez Kaplun vuelve al cine con otro documental, “La Casa de Wansee”. Mientras que con la primera película retrató la historia macro del nazismo, la persecución a los judíos y la Segunda Guerra Mundial, en este caso busca interiorizarse en la propia historia de su familia para ahondar sobre su identidad y aspectos de su vida que no fueron abordados previamente por silencios del pasado. Todo comienza cuando su hijo decide realizar su Bar Mitzvah sin haber practicado la tradición judía en su casa. Es así como la directora se pregunta sobre los orígenes religiosos de sus antepasados y lo que significó para ellos el judaísmo en el marco del advenimiento del nazismo y la asunción de Adolf Hitler al poder en Alemania. Si bien ellos tampoco eran practicantes, tuvieron que abandonar su país frente al peligro que representaba quedarse allí. La expulsión de su tierra natal, los viajes hacia distintos territorios para poder sobrevivir, los traumas que se pasan de generación en generación y cómo cada uno de ellos percibió las diversas situaciones son algunos de los tópicos que se abordan en este documental. A través de entrevistas a distintos familiares, sobre todo a su madre y tías, que de pequeñas vivieron estas mudanzas de país en país por el peligro que habían sentido sus abuelos, podemos ahondar más acerca de la vida personal de la directora. Es interesante ver cómo cada uno de los involucrados fue construyendo su identidad de una manera distinta y cómo, a pesar de tratarse de hermanas, presentan contradicciones a la hora de hablar de sus padres y abuelos en cuanto a su nacionalidad o si tuvieron que escapar de Alemania por el nazismo o si abandonaron el país por voluntad propia. También fueron diversas las secuelas que dejaron en cada una de las protagonistas, con creencias y modos de vida muy diferentes. Los testimonios están bien sustentados por material de archivo, de fotos y videos de la época y de las distintas generaciones. El relato en voz en off de la directora va agregando información a esas imágenes que por sí solas no cuentan mucho pero que con la narración permiten transmitir emoción y un contexto más completo. En síntesis, “La Casa de Wansee” es un relato intimista sobre la identidad y memorias de la familia de la directora. Si bien puede generar una identificación entre los espectadores, no busca contar la historia macro del pueblo judío expulsado de Alemania por el nazismo, sino simplemente tratar de responder preguntas personales. A través de los testimonios, el público no solamente puede emocionarse, sino también percibir la construcción del recuerdo, las contradicciones que puede presentar y dar cuenta de que todos vivimos situaciones que nos marcan de distintas maneras.
Magda se encuentra con los últimos preparativos para llevar adelante su casamiento con el Gringo. Pero los días anteriores será testigo de una serie de acontecimientos que involucran a su novio. Decidida a callar, su cuerpo será el que empiece a hablar por ella, enfermándola poco a poco. Ambientada en las sierras cordobesas, “Vigilia en Agosto” se dedica a ahondar en aquellas problemáticas socialmente aceptadas y de las cuales nunca nadie se animó a cuestionar porque son costumbres que provienen desde hace generaciones. Algunos de estos temas son el patriarcado, los diferentes roles que cumplen los hombres y las mujeres, el matrimonio, entre otras cuestiones relacionadas con los vínculos afectivos entre los distintos géneros. Asimismo, es atractiva la forma en la cual se van revelando estas cuestiones poco a poco de una forma sutil y a veces incluso fuera de cámara. Por otro lado, lo interesante del film es el conflicto interno por el cual transita la protagonista. Una Rita Pauls en un rol complejo, en el cual sus gestos, miradas y movimientos corporales son mucho más importantes que los diálogos que debe mencionar, pero que la actriz sabe llevar a buen puerto. Todo lo que sucede a su alrededor parece estar bien aceptado por el resto del grupo social en del cual ella forma parte (allí sí se priorizan las conversaciones por sobre una interpretación más corporal) y es por eso que el precio de callar comienza a exteriorizarse en su propio cuerpo. Si bien el elenco que la acompaña cumple correctamente a la hora de representar a sus personajes, Pauls es quien se destaca por sobre el resto. En síntesis, “Vigilia en Agosto” es una propuesta correcta que busca abordar cuestiones de otras épocas o que incluso hoy por hoy en ciertos lugares siguen sucediendo, donde existen situaciones socialmente aceptadas que nadie juzga, a partir de la destacada interpretación de su protagonista. Y cómo, al conocer la realidad y callar, el cuerpo empieza a hablar por uno mismo.
Marcello es un hombre tranquilo con un perfil bajo, separado con una hija, que pasa sus días trabajando en una peluquería canina. Pero también vende y consume cocaína, y tiene un amigo que regresa de la cárcel y que se transforma en un dolor de cabeza para todos los vecinos. De esta manera, el protagonista comenzará a transitar un camino sinuoso en donde los límites entre la ética y la auto preservación serán muy difusos. “Dogman” es una película que habla sobre las condiciones humanas. Cómo un evento o una sucesión de hechos pueden modificar la personalidad y el accionar de alguien, o revelar su verdadero ser; como así también mostrar hasta dónde está dispuesta ir una persona para cuidarse a sí mismo o a quienes lo rodean. A medida que la película avanza, la historia va creciendo en intensidad, manteniendo durante todo momento un clima tenso y de ebullición. Uno de los grandes aciertos fue la elección del casting. Marcello Fonte compone a un personaje con muchos matices, porque por un lado podemos ver la bondad en su persona, el amor con el que trata a su hija y a los distintos perros con los que trabaja, pero por el otro recae constantemente en acciones delictivas o poco justificables para apoyar a su amigo, tal vez por una cuestión de preservar el vínculo o para no tener consecuencias peores, debido a la presencia imponente y amenazante de Simone. Con el correr del largometraje vamos viendo una transformación en su personalidad, que se adapta a las necesidades particulares de los distintos momentos por los que transita. Un manejo de los códigos bastante peculiar que permitirá mantener una constante tensión en el aire. No por nada Fonte recibió un premio como Mejor Actor durante el Festival de Cine de Cannes. Por otro lado, también se destaca Edoardo Pesce, quien interpreta a Simone, que se rige más por lo físico y la violencia. Y su figura es el punto de partida para la transformación del protagonista. En cuanto a los aspectos técnicos, nos encontramos con una ambientación minimalista y austera. Son pocas las locaciones que se muestran y cada una de ellas es muy sencilla y precaria, como la misma vida de los personajes. Dentro de la fotografía se juega con los tonos fríos y oscuros y el silencio prima en cuanto a la banda sonora. Se buscan captar principalmente los sonidos ambientes para otorgarle a la historia un mayor realismo. En síntesis, “Dogman” es una película que busca retratar distintas condiciones humanas y cómo uno reacciona a lo que sucede alrededor y lo que llega a hacer por el amor propio y hacia los demás. Una historia intensa que va mejorando con el correr de los minutos y que nos deleita con la magnífica interpretación de sus protagonistas.
En 2016 la productora de los films “Mi Villano Favorito” y “Minions” decidió apostar por una historia sencilla pero atractiva: ¿Qué hacen nuestras mascotas cuando no estamos? Es así como nació “La Vida Secreta de tus Mascotas”, una película eficaz para el público más pequeño con divertidos personajes, gags, y buena animación. Este jueves llega la secuela para seguir ahondando en la vida de las mascotas. En esta oportunidad, Max y Duke van a tener que aprender a compartir el amor de su dueña con su nuevo marido e hijo. A pesar de que al principio el protagonista no se lleva bien con el niño, luego su único interés será cuidarlo. Pero este cuidado le provocará un impensado estrés que llevará a la familia a resguardarse en el campo. Les esperarán nuevas aventuras, como también al resto de las mascotas del film anterior. Snowball se convertirá en un superhéroe y deberá rescatar a un tigre en peligro y Gidget tendrá que recuperar la pelota preferida de Max en una casa llena de gatos. Si bien la película tiene momentos divertidos, falla a la hora de presentar una gran cantidad de historias paralelas. Mientras que puede confundir al público más pequeño que tal vez no consiga seguir el hilo de todas las tramas, en general no logra aportar una historia sustancial ni profundizar cada una de ellas. Hacia el final del film esto mejora debido a que los argumentos se van entrelazando y todas las mascotas terminan participando de un mismo relato más enriquecido. Los aciertos de la película vienen sobre todo de los momentos más cotidianos, donde el público podrá identificar su propia relación con las mascotas. Ejemplo de ello es cuando Gidget tiene que recuperar un juguete en una casa llena de gatos y recurre a Chloe para que le enseñe a ser un gato. Allí vemos algunas de las características de estos animales que sacan más de una risa. Con respecto a los personajes, tenemos el regreso de aquellos que conocimos durante la película anterior (con un cambio en la voz de Max, que antes estaba realizada por Louis C.K. pero que fue reemplazado por Patton Oswald por rumores de abuso que fueron confirmados por el propio actor), pero también se incorporan otros. Entre ellos Rooster, un perro experimentado y respetado que se encuentra en el campo y que lo ayudará a Max a superar sus miedos, y Daisy, una perrita que acudirá a Snowball para salvar a un tigre en peligro. Dentro de esta historia tenemos al villano de la cinta, que no presenta una construcción del todo efectiva. En cuanto a los aspectos técnicos no hay nada que criticarle al film. Los personajes están muy bien realizados, aportando cierto realismo en su textura, como también la ambientación de la ciudad y el campo y los colores vívidos elegidos para plasmarla. La banda sonora, a cargo de Alexandre Desplat, ganador del Oscar, acompaña muy bien cada uno de los momentos de la historia. En síntesis, “La Vida Secreta de tus Mascotas” será disfrutada por chicos y grandes a partir de buenos gags distribuidos en varias escenas del film, sobre todo cuando se tocan temas más cotidianos. Sin embargo, la película se ve perjudicada por la elección de querer abordar diversas tramas paralelas, haciendo que no solo no lleguen a ser tan interesantes o profundas sino que también que los chicos puedan perderse tratando de seguir a cada una de ellas.
Un 3 de noviembre de 1965 desapareció el avión TC-48, que transportaba a un grupo de cadetes que realizaba el tradicional vuelo de egresados de la Fuerza Aérea desde Córdoba hacia Estados Unidos. Sin embargo, al poco tiempo de salir de Panamá con rumbo a México el TC-48 dio aviso de emergencia y no se volvió a saber de él ni de su tripulación. A la par viajaba el T-43 llevando a los cadetes restantes que sí llegaron a destino. Mientras que algunos sostienen que el avión cayó al mar, otros aseguran haber visto restos de la nave en la selva de Talamanca, Costa Rica. Lo único que se sabe es que tras 10 días de búsqueda se dio por cerrado el caso y al avión por perdido. “La Última Búsqueda” sigue a Cecilia Viberti, hija del capitán Esteban, piloto del TC-48, en esta interminable investigación de un avión que después de más de 50 años sigue sin aparecer y en el cual 68 personas perdieron la vida. El documental mezcla imágenes de archivo tratadas de forma particular con entrevistas a quienes fueron cadetes del T-43 en ese entonces como también a familiares de las víctimas o personas involucradas en su búsqueda a lo largo de este tiempo. No solo exponen información sobre lo sucedido sino también algunas hipótesis de lo que pudo haber pasado y el mal manejo de la investigación por parte de las autoridades que parecerían haber querido ocultar lo sucedido por fallas propias de los aviones. A través de los testimonios se logra plasmar la emoción acumulada en tantos años, la frustración por no descubrir la verdad sobre lo ocurrido y no poder terminar de hacer un duelo, dejando las heridas abiertas. El público podrá empatizar rápidamente con los protagonistas del film. Asimismo, cabe recalcar el trabajo de producción detrás del documental, ya que el mismo está filmado en Córdoba, Buenos Aires, Panamá y Costa Rica. No solo se vale de la palabra de los testigos, sino también recorre los lugares del hecho en busca de pistas, metiéndose, por ejemplo, en sitios selváticos peligrosos. Las imágenes están muy bien acompañadas por su banda sonora. En síntesis, “La Última Búsqueda” es un emotivo y cuidado documental que busca abordar no solo la investigación del caso en particular, a través de la recopilación de información sobre lo ocurrido, sino también indagar en sentimientos mucho más profundos como hacer un duelo frente a un desaparecido, las esperanzas y frustraciones que surgen a lo largo del tiempo y la complicidad de autoridades que no cumplieron con su tarea ni permitieron una clara búsqueda.
José Martínez Suárez es conocido por ser uno de los más célebres directores argentinos de todos los tiempos. No solo por sus películas destacadas como “El Crack” (1960) o “Los Muchachos de Antes no Usaban Arsénico” (1976) o por ser el presidente del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, sino también por haber sido un gran maestro de muchos de los realizadores nacionales como Juan José Campanella o Lucrecia Martel. A modo de homenaje, Betina Casanova y Mariana Scarone realizaron el documental “Soy lo que quise ser. Historia de un joven de 90”, el cual retrata la vida personal y profesional del director con un tono emotivo pero también picaresco como el propio protagonista. La película va intercalando imágenes de entrevistas más clásicas al propio Suárez (quien intervino en una buena parte del film), estudiosos del cine, investigadores, actores, autores y familiares, con escenas del backstage donde las directoras conversan con José para explicarle sobre qué trata la cinta o alguna escena que están por filmar. También se incorporan fragmentos de sus películas para mostrar algo en particular o de otras obras para narrar un período de su vida que haya sido filmado en otro lado. A José lo conocemos desde su lugar como director con anécdotas sobre los distintos rodajes y visitas a las locaciones de sus películas, desde su figura de padre, abuelo, hermano, como presidente del Festival de Cine de Mar del Plata y como maestro a través del taller que inició. Tal vez no agrega mucha información adicional del realizador, aunque sí será novedoso para aquellas nuevas generaciones que lo conocen solamente por ser el hermano de Mirtha Legrand. Pero lo más destacable del film es tener la presencia de Suárez a lo largo de su realización, con intervenciones justas, graciosas y emotivas. Se lo ve muy perspicaz y vital, se siente su pasión por el cine y sus amigos, y esas ganas y fuerzas que le pone a todo lo que realiza. Incluso puede sacar alguna que otra lágrima de emoción y sin duda unas cuantas risas por su ingenioso humor. En síntesis, en su ópera prima las directoras lograron realizar un homenaje tan emotivo como entretenido sobre una de las figuras más importantes del cine nacional. Tal vez no aborda áreas desconocidas del personaje pero lo plasma de una manera única con un orden particular. Una oportunidad de ver sus opiniones sobre su pasión, sus películas y sobre la gente que lo rodea.