Nueva Germania es un distrito del Departamento de San Pedro en Paraguay, el cual fue fundado por el alemán Dr. Bernhard Förster el 23 de agosto de 1887, junto a su esposa Elizabeth Nietzsche, hermana del filósofo Friedrich. La comunidad se estableció 16 años después de la Guerra de la Triple Alianza, en la cual Paraguay fue derrotado por El Imperio del Brasil, La República Oriental del Uruguay y la República Argentina. En principio, fue pensada para albergar a una sociedad modelo en el Nuevo Mundo y mostrar la superioridad alemana fuera de su región. Sin embargo, las condiciones de vida fueron bastante complicadas para los extranjeros e incluso Förster no pudo lograr tener una comunidad íntegramente alemana, sino que se fueron mezclando con los lugareños para formar sus propias familias. “Un suelo lejano” es un documental de Gabriel Muro que aborda los orígenes de Nueva Germania y cómo se encuentra conformada en la actualidad. Como una especie de road movie, la película sigue a un profesor de filosofía en un viaje hacia este pueblo para brindar charlas ante estudiantes y campesinos. Una voz en off nos acompañará durante este viaje, la cual relatará la historia de Nueva Germania y la relación entre los padres fundadores, como también las cartas que se enviaban con Friedrich Nietzsche, quien no estaba muy de acuerdo con esta situación. A través de entrevistas a los habitantes de Nueva Germania, el documental da cuenta de las costumbres y tradiciones que quedaron de aquella época, las que se cambiaron y lo que los propios pueblerinos saben de aquel lugar. Se aprovechó el 127 aniversario de Nueva Germania para realizar el film y poder documentar, no solo las entrevistas, sino también los festejos y comportamientos del día a día de la comunidad. En síntesis, “Un suelo lejano” aborda una temática interesante acerca de una localidad no muy cercana a todos nosotros, como lo es la de Nueva Germania, que no es un lugar común y corriente, sino que fue creada con el fin de ser una comunidad antisemita y vegetariana, pero que finalmente adoptó las tradiciones de Paraguay y se convirtió en un sitio muy particular.
Luego de “Roman” (2018) y “Ruleta Rusa” (2018), Eduardo Meneghelli vuelve al cine con su protagonista predilecto, Gabriel Peralta, para presentarnos “Blindado”, una película que se centra en Omar Luna, un hombre que recientemente sufrió la pérdida de su mujer y de su hija. Pero un sueño revelador logra sacarlo del pozo depresivo en el cual se encontraba. Se ve a sí mismo manejando un auto, llevando a Selva, la mujer de limpieza de la empresa de camiones de caudales en la que trabaja, junto con su hijo Beni. Esa visión se convertirá en un objetivo, devolviéndole el sentido a su vida. A diferencia de lo que podríamos imaginar a partir de su título, “Blindado” no se trata de un policial hecho y derecho, con asaltos o persecuciones, sino que aborda el costado más dramático de su protagonista. Es un relato intimista, donde se ahondan las temáticas de la superación, la importancia de los sueños y los deseos y los miedos o traumas con los que cada uno debe enfrentarse. Es por eso que la mayor parte del film recae en Peralta, quien realiza una buena labor al plasmar todos estos estados por los que atraviesa el protagonista. Pero también los personajes secundarios son importantes. Si bien no se profundiza mucho en su historia personal, sirven para sustentar al rol principal; apuntalarlo y confrontarlo en distintas situaciones. Dentro de ellos destacamos el trabajo actoral de Luciano Cáceres, a quien se lo siente muy cómodo y natural en su papel. Por otro lado, la película no siempre se mantiene en la realidad, sino que existe un gran peso de lo onírico y las visiones que se mezclan también con lo religioso, que el protagonista usa como mantra para sobrepasar sus días. En muchos casos, las frases que se escuchan contradicen las acciones de Luna, un recurso que está bien utilizado. Pero durante algunos momentos, debido al estado onírico del personaje, la confusión se hace presente, cobrando sentido hacia el final del film, pero que puede desconcertar un poco al espectador durante el recorrido. Los aspectos técnicos se encuentran correctos, sobresaliendo la utilización de la música y la ambientación de paisajes aislados y desérticos que ayudan a componer la historia. En síntesis, “Blindado” nos presenta un drama intimista sobre un personaje que recupera las ganas de vivir gracias a un sueño, el cual lo encamina hacia una nueva misión. La mayor parte del peso dramático recae en el protagonista, quien realiza una buena labor interpretativa al igual que el resto del elenco.
“Cuando dejes de quererme”, ópera prima del español Igor Legarreta, es una coproducción entre Argentina y España, que se centra en la figura de Laura (Florencia Torrente), una joven nacida en el País Vasco pero que de pequeña se mudó a Buenos Aires debido a que su padre la abandonó junto a su madre. O al menos eso era lo que creía hasta que el cuerpo fue descubierto. Al enterarse de este asesinato ocurrido hace 30 años, decide volver a España junto a su padrastro (Eduardo Blanco) para investigar quién mató a su papá y por qué. La película mezcla varios géneros, algunos con mejores resultados que otros. El policial es aquel que más se destaca, debido a que el film logra manejar muy bien el clima de suspenso y la investigación policial, manteniendo atrapado al espectador y confundiéndolo por distintos rumbos. Asimismo, la resolución no es obvia ni predecible, dejando una buena sensación en su cierre. Por otro lado, también está presente el romance, el cual está bastante bien desarrollado, se lo siente ameno y creíble, pero no deja de caer en algunos clichés de este tipo de historias. Por otro lado, existe cierta importancia sobre el trasfondo político y social de una época particular de España, con la Guardia Civil, la represión franquista y ETA, que podrá alejar un poco a aquellos argentinos que no tengan tan presente ese período o no estén muy familiarizados con el mismo, ya que, al ser una coproducción con España dan por sentados los hechos o las facciones que se encontraban en ese momento. El elenco se encuentra muy bien en sus roles, sobre todo Florencia Torrente como la protagonista, que lleva una carga dramática particular. Eduardo Blanco, por su parte, funciona como el cómic relief de la trama, que si bien sirve para descontracturar, algunos chistes sacan al público del clima de suspenso, debido a que se sienten un poco forzados. Miki Esparabé termina de conformar este trío investigador como un asesor de seguros y es la pata romántica de la historia, realizando una buena labor, al igual que el resto del elenco español que le aportan misterio al relato y sirven como posibles sospechosos del asesinato. Los aspectos técnicos son correctos, con una ambientación y fotografía que ayudan a generar el clima deseado para que se desarrolle una historia policial de misterio. En síntesis, “Cuando dejes de quererme” es un policial efectivo que se nutre de otros géneros, que por momentos lo enaltecen y por otros lo perjudican al caer en lugares comunes o forzar las situaciones cómicas cuando predomina la seriedad. Con personajes intrigantes, idas y vueltas, y un clima propicio, el espectador se verá atrapado dentro de esta atractiva historia que habla de distintos amores y lo que cada uno de ellos está dispuesto a hacer por ese amor.
A 12 kilómetros de Olavarría y a 350 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires se ubica la Cárcel de Sierra Chica, llamada oficialmente Unidad Penal Nº2, uno de los establecimientos penitenciarios más antiguos del país, inaugurado en 1882. El mismo fue plasmado en varias oportunidades en el cine, con un documental sin sonido del director Julio Irigoyen “Sierra Chica” (1929), donde se abordaba la vida de los internos, que luego fue reciclado para los films sonoros “Sierra Chica” (1938) y “Su íntimo Secreto” (1948). Asimismo, en 2014 Jaime L. Lozano estrenó la película “Motín en Sierra Chica”, relatando los sucesos del sangriento motín ocurrido durante Semana Santa de 1996, el cual duró ocho días y donde murieron ocho personas. En esta oportunidad, Sierra Chica vuelve a ser protagonista de un documental, pero de una manera totalmente diferente. Jorge Leandro Colás estrena este jueves “La Visita”, luego de su paso por el BAFICI, el cual se centra en la figura de las visitas, aquellas mujeres, en su mayoría, que semana a semana van a ver a sus familiares a la cárcel. Las observamos prepararse pasa los encuentros, interactuar con el encargado de un bar que les proporciona los recursos para ingresar al penal y que les guarda sus pertenencias y dialogar entre ellas sobre los largos viajes que deben hacer para llegar hasta ahí y cómo las tratan el resto de las personas únicamente por estar relacionados con algún interno. Es una novedosa y original mirada sobre este estilo de historias, ya que el director no se dedica a ahondar en el sistema carcelario o en cómo viven los presos ahí dentro, sino que solo se enfoca en las mujeres que se acercan a aquel lugar para ver a sus maridos, hijos, nietos. En ningún momento las vemos entrar en el penal ni interactuar con los internos, solo su mirada desde afuera, corriéndose del lugar común de este tipo de film. El documental es principalmente observacional, la cámara busca retratar las actividades y los diálogos entre las mujeres, sin justificar ni castigar a sus protagonistas, simplemente brindando una mirada honesta, donde ellas se permiten mostrar sus sentimientos con respecto a lo que les va ocurriendo a lo largo del metraje; los dolores, las cargas que tienen que llevar por errores que ellas no cometieron, los miedos, y las pequeñas alegrías de un encuentro. Pero lo que no consigue mostrar a través de este estilo, el realizador lo resuelve con clásicas entrevistas para interiorizarnos aún más sobre, por ejemplo, las decisiones de una de las mujeres en irse a vivir directamente a Sierra Chica. Bibi podría funcionar como una especie de protagonista dentro del film, debido a que es la encargada de albergar a las jóvenes que vienen desde lejos para ver a sus maridos, como también de enseñarles la forma de comportarse alrededor del penal. Los aspectos técnicos se encuentran correctos y sirven para enmarcar los testimonios de estas mujeres. El clima desolador, silencioso y hostil se cuela en los planos generales de Sierra Chica, mostrando el aislamiento que viven en aquel pueblo que funciona alrededor del penal. “Sobrevive el más fuerte, no solo adentro, sino acá fuera también”, resuena uno de los testimonios, que plasma a la perfección lo que muestra el documental: la fortaleza de un grupo de mujeres que no pierde las esperanzas ni la paciencia, que semana a semana se encuentra en el mismo lugar en señal de apoyo. Un documental que en ningún momento cae en golpes bajos ni en lugares comunes, sino que viene a traer una bocanada de aire fresco a este tipo de films.
En 2014 llegó a las salas una nueva película de Godzilla, uno de los personajes más populares de la cultura japonesa, esta vez como una coproducción entre el país nipón y Estados Unidos. Lo interesante del film fue que consiguió abordar un costado más humano y dramático, además de mostrar al rey de los monstruos. Esto provocó que la cinta agradara a aquellos que buscaban una historia con más sustento que simplemente efectos especiales pero que no termine de convencer a los fanáticos que se quedaron con ganas de ver más escenas del protagonista. Es así como años después llega esta secuela de Godzilla con un resultado totalmente opuesto, que sigue sumando fanáticos y detractores por igual. “Godzilla 2” se centra en la agencia Monarch, donde sobresale la figura de la Doctora Emma Russell (Vera Farmiga), quien dirige un grupo que busca poder comunicarse y controlar a los titanes que fueron apareciendo en distintas partes del mundo. Pero cuando logren crear una máquina que les permita cumplir con esta tarea, se verán amenazados por Jonah Alan (Charles Dance), un fanático activista ecológico que tiene el deseo de librar a todas las criaturas. Es así como Monarch deberá encontrar la manera de salvar al Planeta con la ayuda de Godzilla. A diferencia de la película de 2014, la historia que ahora nos convoca deja de lado el drama humano para presentarnos una historia sencilla, lineal, donde se priorizan las peleas entre los monstruos, dejando conformes a quienes querían una cinta más espectacular y decepcionando a aquellos que preferían continuar teniendo una trama más profunda. Por momentos, y al tener continuos enfrentamientos, el film se vuelve un poco monótono con algunas secuencias repetidas (por ejemplo las apariciones de Godzilla ante un peligro) haciendo que le sobren un par de minutos. En este sentido, tenemos un elenco de renombre que no está del todo aprovechado por esta cuestión de que el argumento no tiene tanto peso en la historia. Existen algunos personajes que no aportan mucho al relato o cuya composición no está del todo desarrollada. De todas maneras, los actores realizan una buena labor a la hora de interpretar a sus personajes, sobre todo Vera Farmiga y Kyle Chandler. Por otro lado, nos encontramos con algunas cuestiones de guión que van más allá de una simpleza o falta de profundidad, sino que se realizan algunas elipsis narrativas o continuidades de los personajes poco convincentes o se sobre expone cierta información de forma innecesaria. De esta forma, los aspectos técnicos son los que más se destacan dentro del film, con una gran composición de cada uno de los monstruos, un gran trabajo de CGI, fotografía y efectos especiales que sobresalen principalmente durante los enfrentamientos de los titanes y la destrucción de las ciudades. Capaz tenemos un exceso de villanos, pero en este film se busca sobre todo la espectacularidad. En síntesis, para todos aquellos que buscaban en la primera parte de “Godzilla” más espectacularidad, más monstruos y peleas, seguramente queden muy conformes con el trabajo que se realizó en esta secuela, mientras que aquellos que celebraban la mezcla entre enfrentamientos y drama humano quedarán algo decepcionados. Pero no hay dudas de que “Godzilla 2” nos ofrece, pese a algunas fallas, un espectáculo del bueno.
La organización Vecinos Sin Techo y la comunidad Lof Mapuche Curruhuinca se unieron con el objetivo de recuperar ciertas tierras que estaban bajo la administración del ejército en un Parque Nacional en San Martín de los Andes. Es así como obtuvieron 400 hectáreas en un sitio que se sustenta principalmente por el turismo, donde los bienes naturales están cada vez más restringidos. Su objetivo es construir 250 viviendas, alcanzando nuevos niveles de organización y dignidad. A través de un documental observacional, de la Orden lleva a la pantalla el proceso de construcción de casas de forma cooperativa. Es así como sigue a los vecinos mientras realizan las tareas de la creación de este barrio social y ecológico, cómo manejan los materiales, montan las estructuras, generan calles. Pero no solo se detiene en los avances y en la concreción del sueño, sino también aborda las distintas problemáticas, dudas e incertidumbres que van surgiendo a lo largo del camino, sobre todo las relacionadas al financiamiento y las cuales involucran al Estado. Esto se ve plasmado principalmente a través de asambleas donde se analizan las distintas situaciones y se evalúan los inconvenientes para encontrar soluciones al respecto. Es allí donde podemos observar los valores de los vecinos y la comunidad, quienes forman una gran familia que se sustenta en base al respeto, el trabajo, el esfuerzo, el deseo por progresar. Gracias al trabajo del director y a la elección de este tipo de documental, donde la cámara es una mera observadora y no existe ninguna intervención exterior o ninguna mirada a cámara que pueda hacernos perder el foco, el espectador se incorpora a la historia como un personaje más dentro de la comunidad, logrando empatizar con los actores sociales. Es una cinta emotiva por mostrar las frustraciones y los logros que nos hacen tan humanos. La naturaleza y el paisaje tienen una importancia fundamental, sobre todo por el lugar que ocupa no solo para la comunidad sino para todos aquellos que van al sur en busca de negocios o turismo. Los diálogos se intercalan con estas vistas tan hermosas como alejadas, que proporcionan también más inconvenientes. La música también acompaña a generar el clima deseado, sobre todo hacia el final que le agrega una cuota de emotividad al relato. En síntesis, “Amanecer en mi tierra” es un documental efectivo que logra plasmar de una manera emotiva el esfuerzo y la lucha de los Vecinos Sin Techo y la comunidad Lof Mapuche Curruhuinca, que buscan no solamente un lugar donde vivir sino dignificarse comos seres humanos a pesar de todas las dificultades. La trama se beneficia sobre todo por la mirada de su director y la correcta elección del género observacional.
Todo comienza con la llegada de Maggie y su madre Erica a un nuevo hogar en un pequeño pueblo en Ohio. Mientras Erica trabaja como camarera, la joven buscará hacerse de nuevos amigos en la escuela. Rápidamente es aceptada por un grupo, cuyos días transitan entre las fiestas, el alcohol y la droga. Pero al ser menores necesitan de un adulto para proveerles las bebidas. Es allí donde conocerán a Sue Anne, quien se preocupa por los chicos y los invita a que se instalen en su sótano para que se encuentren más seguros. Pero la amabilidad se transformará en una obsesión que sacará a relucir las verdades intenciones de la anfitriona. “Ma” plantea una premisa interesante pero que no termina de explotar como podría haberlo hecho. Sobre todo teniendo detrás a la productora Blumhouse, casa de efectivas obras del género de terror/suspenso como “Get Out”, “Halloween” o “The Purge”, por lo que uno esperaba mucho más. En cambio, “Ma” no termina de generar el clima necesario para este tipo de films. Si bien tenemos la utilización de jumpscares dentro de la historia, el público no consigue sobresaltarse con este recurso. No porque lo ve venir, sino porque no tiene ningún tipo de impacto. Se observa el suspenso y la tensión pero esa sensación difícilmente pasa a la audiencia. En cuanto a la figura de Sue Anne, la misma está bien interpretada por Octavia Spencer, quien va manejando correctamente los matices que presenta su personaje. Sin embargo, tampoco termina de provocar ese terror psicológico que se busca, como sí teníamos, por ejemplo, en la película “The Gift” (2015) de Joel Edgerton, donde su presencia se vuelve cada vez más perturbadora. La actriz no desentona pero su papel tampoco termina de ser del todo efectivo. El resto del elenco también se encuentra bien en sus roles, con un grupo adulto conformado por Luke Evans y Juliette Lewis, y un equipo juvenil no tan reconocido pero que logra transmitir las diferentes sensaciones que les provoca esta protagonista. Por otro lado, la historia se va alternando con flashbacks del pasado de Sue Anne, un elemento bastante innecesario que sirve para explicar una trama que se entiende por sí sola y que al utilizarlo también se está subestimando al espectador, quien tranquilamente podría deducir lo que está pasando sin la necesidad de recurrir a este recurso. Asimismo, los flashbacks provocan que la trama se vuelva algo predecible, ya que el público puede anticipar la verdadera identidad de algunos personajes como también las intenciones de la protagonista. En síntesis, “Ma” se vuelve uno de esos productos disfrutables y pasatistas pero que no termina de ser del todo efectivo, debido a que no consigue generar el clima deseado ni un papel protagónico que refuerce el terror psicológico. Resaltan las interpretaciones del elenco, como también la apuesta a lo absurdo violento hacia el final del film.
Sin dudas nos encontramos en plena época de las remakes live-action de Disney, cuyo objetivo es volver a traer las historias animadas más exitosas de la compañía para atrapar a los nostálgicos y cautivar a las nuevas generaciones. A principio de año tuvimos el estreno de “Dumbo”, la cual no tuvo muy buena recepción por parte de la crítica y el público, ahora es el turno de “Aladdín” y en julio llegará “El Rey León”. “Aladdín” llegó a la pantalla grande por primera vez en 1992, otorgándonos una historia animada musical basada en el cuento homónimo de “Las Mil y Una Noches” centrada en Aladdín, un joven de bajos recursos que se las rebusca para poder sobrevivir con su mono Abu. Un día conoce a Jasmine, la princesa que se escapó del palacio, y se enamoran, pero ella solo puede casarse con un príncipe. Es así como cuando obtiene una lámpara mágica, obligado por Jafar, el visir del sultán, Aladdín pide el deseo de convertirse en un príncipe para poder cumplir con su objetivo. Si bien existía un temor mundial ante la llegada de este nuevo film live-action, que se generó a partir de las imágenes y tráilers durante su promoción, “Aladdín” consigue superar las expectativas que podíamos tener, debido a que logra mantener la esencia de la historia original y de sus personajes, pero a la vez nos ofrece un elenco que cumple con su tarea, nos divierte y emociona. Para aquellos que tienen presente la versión de 1992, se darán cuenta que si bien se repite la misma trama copiando algunos bailes o ciertos instantes importantes dentro de la historia, ésta no es idéntica a la animada. Esto se debe, también, a que acá nos encontramos con una cinta bastante más larga, decisión que podría haber perjudicado al argumento, pero en este caso no se siente estirado o con escenas de relleno, sino que la historia es armónica, con algunos momentos nuevos incorporados y otros conocidos que se terminan de desarrollar aún más. Ejemplo de ello es la mayor profundidad que se le otorga a Jasmine, una de las modificaciones mejor logradas. Si bien el personaje original se mostraba rebelde y que cuestionaba los mandatos sociales, ya que no se quería casar con un príncipe cualquiera solo por tradición y buscaba continuamente su libertad, en esta oportunidad se hace mayor hincapié en estas cuestiones. Incluso se incorpora una canción original propia muy poderosa, fuerza que se ve plasmada no solo en la letra sino también en la interpretación de la actriz Naomi Scott que nos provoca emoción, la cual habla sobre este empoderamiento femenino que transita la joven. Siguiendo con los personajes, podemos decir que mientras que el de Jasmine está más elaborado, el de Jafar como villano se encuentra un poco más desdibujado que en la versión animada, no se lo siente tan poderoso o temible; no tiene tanto peso como antagonista como pasa en la original. Tal vez tenga que ver con su confección desde el guion o directamente recaiga en la interpretación de su actor Marwan Kenzari que no puede transmitir el alma del personaje. Tampoco Iago, su loro, consigue plasmar la esencia de su par animado, volviéndose menos gracioso y efectivo. Pero el mayor de los temores venía de la mano de la recreación del Genio, papel que supo hacer maravillosamente bien Robin Williams, y cuya interpretación vocal quedó para la historia, y que ahora este desafío se encuentra en manos de Will Smith. El actor realiza una buena labor a la hora de componer este personaje, otorgándonos los momentos más divertidos del film. Se lo siente natural y divertido, aunque por momentos el CGI no termina de convencer del todo. Por su parte, Aladdín está muy bien caracterizado por Mena Massoud, recreando el espíritu del protagonista, quien junto con Naomi Scott tienen muy buena química en pantalla. Nuevamente tenemos a Alan Menken como el encargado de la banda sonora de la película, que mantiene las mismas canciones del film original, con la incorporación de, como mencionamos, del tema de Jasmine. Tienen el mismo efecto y brindan la misma emoción que la versión animada. Las coreografías también están bien implementadas, con gran despliegue de producción sobre todo en aquellas que integran al Genio, la magia está bien plasmada. Con respecto a la ambientación, la misma también está bien lograda, recreando aquel universo de Agrabah, donde predominan los colores vivos, como también el CGI de los animales, los cuales se ven bastante reales. Podemos destacar el vestuario bien característico del mundo árabe, con estampados y bordados despampanantes. En síntesis, “Aladdín” termina siendo mucho mejor de lo que esperábamos. No solo mantiene la esencia del film original, con buenas canciones y coreografías, sino que mejora algunos aspectos como la profundización del personaje de Jasmine, con una excelente interpretación de Naomi Scott. Sin embargo, algunas cuestiones son superadas por la versión animada, como la composición de Jafar, acá un poco menos efectivo, y la caracterización visual del Genio, que de todas maneras Will Smith hace una labor correcta al mantener su espíritu cómico.
Después de haber realizado “El Secreto de sus Ojos” (2009), ganado un Oscar como Mejor Película Extranjera, incursionado en el género de animación con “Metegol” (2013) y transitar su carrera por series de televisión como “El Hombre de tu Vida” (2011) o “Entre Caníbales” (2015), Juan José Campanella regresa al cine con una película bastante particular. Se trata de una remake de “Los muchachos de antes no usaban arsénico” (1976) de José Martínez Suárez, un film que en su momento no tuvo el reconocimiento suficiente pero que sí supo satisfacer a los más cinéfilos con esta historia cínica y oscura. Campanella retoma la trama original para dirigir y escribir junto a Darren Kloomok “El Cuento de la Comadreja”, una película que se centra en Mara Ordaz (Graciela Borges), una mujer que fue una estrella de cine en su época dorada, pero el olvido del público la obligó a recluirse en una casona alejada de la ciudad junto a su esposo Pedro de Córdova (Luis Brandoni), que también fue actor, y sus amigos Norberto Imbert (Oscar Martínez), director, y Martín Saravia (Marcos Mundstock), guionista. A pesar de los años compartidos existen ciertos resquemores entre estos personajes que pasan sus días entre la lujuria y el ocio. Pero todo cambiará cuando una pareja de jóvenes llegue perdida a la casa, reconozca a la famosa actriz, y la convenza de volver a su profesión, incitándola a vender la casa. A primera vista, y antes de adentrarnos en la película, nos encontramos con grandes expectativas. El regreso de Juan José Campanella a la pantalla grande, junto a la selección de un elenco de lujo, conformado por Graciela Borges, Oscar Martínez, Luis Brandoni y Marcos Mundstock, quienes encarnan a los personajes del mundo del cine, y la incorporación de Nicolás Francella y Clara Lago (actriz española pero que acá se encuentra realizando un acento argentino muy creíble) como la pareja joven. Pero, por suerte, no nos quedamos solo en anhelos, sino que el film cumple con creces a la hora de entregarnos una historia bien filmada, con diálogos ingeniosos e inteligentes e interpretaciones maravillosas por parte de los actores. A diferencia de “Los muchachos de antes no usaban arsénico”, donde predominaba un tono más serio y oscuro, pero igual de cínico, “El Cuento de las Comadrejas” es una película de humor negro, ácido, que mezcla diálogos ocurrentes y divertidos con momentos más de tensión y suspenso. Si bien se mantiene la esencia de la cinta original, no es una copia de la misma, se cambian algunos detalles de los personajes y la trama, otorgándole una impronta más cinéfila e irónica. No existe mayor acción física dentro de la historia, sino que las idas y vueltas entre los personajes son los puntos más importantes del film, brindándole una importancia particular a sus interacciones y a la composición de los distintos roles, los cuales están muy bien delineados. Como adelantábamos anteriormente, nos encontramos con un elenco de excelencia, que eleva al film por sobre la media. Sobre todo debemos centrarnos en la excelsa labor de Graciela Borges, que interpreta a esta mujer que supo ver tiempos mejores, pero que ahora el olvido y la tristeza la están carcomiendo. Principalmente teniendo en cuenta que vive en su casa como si fuera una extraña, con tres hombres que se la rebuscan para martirizarla de una forma más psicológica. La actriz está muy bien acompañada por este trío masculino, quienes demuestran su capacidad para la comedia negra, desplegando su talento no solo corporal sino también discursivo (sobre todo Mundstock a quien no solemos ver en este tipo de cintas y que significa una acertada incorporación). Nicolás Francella y Clara Lago otorgan, por un lado, frescura con su juventud, pero también el tono de misterio y tensión dentro del relato. A partir de la interacción de los distintos personajes, se tratan también diversas temáticas. Por un lado se realiza un homenaje al cine nacional, a través de las distintas labores de todos aquellos que forman parte del mundo cinematográfico, tanto delante como detrás de cámara (guionistas, actores, directores), con guiños y referencias, y el reconocimiento del público como contrapunto. Y, por otro lado, se abordan aspectos como la diferencia generacional (vista en el enfrentamiento entre estos grupos diversos), el paso del tiempo, la vejez, la amistad de tantos años. En cuanto a los aspectos técnicos, nos encontramos con una lograda dirección por parte de Campanella, quien por momentos nos ofrece unos cuadros con una perspectiva particular que sustentan al discurso narrativo. Asimismo, existe una ambientación que va en consonancia con la trama, con esa mansión aislada, pero que a la vez tiene vida propia con tantos recuerdos latentes y que genera que sus habitantes queden anclados al pasado. Casi todas las escenas se desarrollan en este espacio, con excepción de algunas pocas. Esto provoca, además, un clima sombrío y asfixiante. Con respecto a la música, la misma acompaña bien a la historia, con algunas melodías que insertan cierta ironía al argumento. En síntesis, “El Cuento de las Comadrejas” es un muy buen regreso de Campanella al cine, quien aporta una historia ácida e ingeniosa devenida de un buen material original de base, a partir de diálogos inteligentes, un elenco excepcional que logra componer unos personajes ambiguos y ciertos giros narrativos que mantendrán atento al espectador que disfrutará de este relato de comedia negra y suspenso.
Durante la crisis de 2001, Marcelo Di Marco (Pablo Rago), un escritor devenido en periodista, descubre que su padre (Roberto Carnaghi) murió en condiciones sospechosas. Es así como deberá involucrarse nuevamente en su vida, luego de un largo tiempo distanciados. Con la ayuda de Carolina (Calu Rivero), ex secretaria de su padre, el protagonista se sumergirá en un mundo oscuro lleno de violencia y ambiciones de poder que lo enfrentarán con “El Loco” Bertolini (Gerardo Romano), poniendo en peligro a su familia. “El Sonido de los Tulipanes” empieza de una manera muy potente, con la introducción de un escenario misterioso que poco a poco va revelando su contenido y cobrando sentido, con una música intensa que lo acompaña. De esta manera nos enteramos de la profesión del protagonista como también este panorama se convertirá en un indicio que marcará el rumbo del film, tanto en cuanto a los asesinatos como a la temática que toca. Sin embargo, con el correr del tiempo la trama se vuelve confusa por momentos, debido a su complejidad política y social, a la gran cantidad de idas y vueltas que tiene y a la variedad de subtramas que presenta sin un desarrollo demasiado profundo, que podrán hacer que el espectador pierda el hilo del relato. De todas formas, se realiza un buen abordaje del tratamiento que le dan los medios de comunicación a las distintas historias como también los manejos que existen detrás de la información, donde se priorizan intereses personales. En cuanto a los aspectos técnicos, los mismos son correctos en su ejecución, sobre todo la fotografía, que prioriza los colores oscuros para llevar adelante la historia, aunque la ambientación no nos permita determinar concretamente la época. Si bien se nos presentan algunos elementos que nos dan la pauta de que la historia se desarrolla en otro año (probablemente a principios de los 2000), como celulares y computadoras más antiguas, en ningún momento cobra interés el contexto en el cual se sumerge la trama. La misma podría suceder tranquilamente en cualquier período temporal, solo nos enteramos de su época por la sinopsis. Con respecto al elenco, tenemos nombres muy importantes, aunque con interpretaciones dispares. Se destacan las actuaciones de Pablo Rago como el protagonista de la historia y Gerardo Romano, quien se desempeña bien como villano. Hay otras que no son muy creíbles, un poco por la sobreactuación de los mismos actores y otro poco por los diálogos que les toca desarrollar, que suenan un poco extraños en su recitar, como si estuvieran impostados. En síntesis, “El Sonido de los Tulipanes” podría haber sido más por la atractiva propuesta que presenta y los nombres dentro de su elenco. Un policial que se perjudica por su compleja y confusa trama, algunas actuaciones que no terminan de generar credibilidad y algunos diálogos un poco forzados.