Para hacer bien el amor, hay que venir al sur… Es 1864, y la Guerra Civil de Estados Unidos viene rugiendo desde hace ya tres años. En un frondoso bosque del sur, una niña en busca de hongos se encuentra con un herido soldado del norte llamado John McBurney. Ella lo lleva al internado de señoritas donde ella estudia, y en el que vive junto a las dos instructoras y otras cuatro alumnas de distintas edades. Las diferencias entre la lealtad al norte y al sur empiezan a desaparecer paulatinamente con la atracción de todas estas damas hacia este caballero, que las llevará a hacer cosas impensadas. El guión de El Seductor es bastante fluido, sin vueltas y al punto, aparte de resolver casi siempre las situaciones dramáticas de forma visual. La narración está marcada por una tensión sexual que se palpa prácticamente desde el momento que McBurney es depositado en el sillón, y esta no frena hasta el desenlace. Cabe aclarar que si bien el personaje masculino aporta lo suficiente para ser reconocido como el título lo presenta, la seducción que se vehiculiza y cautiva en la película es de las mujeres que habitan el internado. Va a haber momentos donde es probable que se suelten unas risitas, pero son risas más de la ironía que resulta el apreciar cómo la virtud exigentemente impuesta en estas damas va dando lugar paulatinamente al deseo: comenzando por pequeños detalles y progresando a acciones un poco más intensas que esta película lleva hacia agresivas consecuencias. En materia actoral, Colin Farrell entrega una interpretación creíble y vulnerable como el soldado herido. Nicole Kidman se prueba efectiva como la directora del internado, siendo de destacar aquellas instancias donde uno puede ver el deseo de su personaje más allá de la rectitud en donde está enmarcado. Kirsten Dunst es toda una revelación, ya que sale airosa en la encarnación de un personaje reprimido y desexualizado; a contrapelo de los roles que habitualmente le toca encarar. En materia visual la dirección de Sofia Coppola hace uso de una gran economía de planos y un ritmo fluido en el montaje. Hay fotogramas que son dignos de colgar en la pared por la manera en que distribuye los elementos para la composición de cuadro. Existe un prolijo trabajo de dirección de arte y vestuario. La película empieza con las protagonistas vistiendo tonos claros, y desde que aparece McBurney el azul se va metiendo lentamente en su vestir. Partiendo de pequeños detalles como una pequeña cinta, para terminar extendiéndose hasta el vestuario completo. Una manera muy sutil de denotar la influencia que la presencia de McBurney tiene en sus vidas. No obstante, le encuentro dos pequeños tropiezos: Primero, algunas escenas son levemente oscuras, y Segundo, la transición al tercer acto, aunque lógica, es presentada de forma abrupta; como que el espectador apenas está asimilando lo que vio y ya le tiran el desenlace. Conclusión: El Seductor es una narración directa, clásica incluso, que maneja bien la tensión. Donde las imágenes dicen más que mil palabras y son apoyadas por interpretaciones que con mucha sutileza expresan una gran intensidad. Una propuesta más que disfrutable.
El cine catástrofe no tiene por qué tener profundidad intelectual. Lo mínimo que se le pide es mostrarnos un personaje y un problema a resolver. Tan sencillo como eso. Lo demás corre por cuenta de la solidez del guion. Geo-Tormenta lamentablemente pretende ser muchas cosas, argumentalmente y emocionalmente, y esa pretensión deviene en una serie de errores que son la verdadera catástrofe de la película, mayor que cualquier paisaje de rascacielos cayéndose a pedazos. Se atormenta la vecina: Cuando el clima terrestre se muestra afectado a niveles insostenibles, varios gobiernos del mundo unen fuerzas para crear una red de satélites para poder controlarlo mejor. El problema se complica cuando se empiezan a producir unas catástrofes alrededor del mundo que al parecer las producen defectos del sistema. En respuesta a esto, el diseñador de la red, Jake Lawson, viajará a la estación espacial que la controla para arreglar los desperfectos, pero se encontrará con que la madre naturaleza tal vez no sea tan responsable de las catástrofes como se cree. Geo-Tormenta cuenta con un prolijo trabajo visual. Hay grandes escenas de acción acentuadas por un eficiente trabajo de efectos visuales. Por el costado actoral Gerard Butler, Jim Sturgess y Abbie Cornish aportan labores a la altura del desafío, y me demostraron que con la historia adecuada pueden sacar adelante personajes tan humanos como cautivantes, dependiendo del género en el que se los inserte. Ed Harris y Andy Garcia aportan la cuota de prestigio como corresponde a intérpretes de su trayectoria. Por desgracia hay un problema con Geo-Tormenta, un problema tan enorme como las catástrofes que retrata en pantalla: su guion. Soy partidario de que el guion de una película que apunta a entretener debe tomarse con la misma seriedad que una película que apunta a exponer un tema profundo, y cuando digo seriedad es respetar sus intenciones y no por eso ignorar cosas relevantes como estructura, causa y consecuencia, progresión narrativa y desarrollo de personaje. La estructura narrativa de Geo-Tormenta es terriblemente derivativa. Si fuiste al cine por lo menos durante la última década te vas a avivar inmediatamente a que películas está copiando esta propuesta. Otro problema que tiene es estar empecinada en emitir diálogos cool o graciosos que no tienen relevancia o consecuencia en la trama, y lo peor es que se nota que les importa solo el sonido del dialogo, el efecto del remate. También debe aclararse que cuando no está obsesionada con el remate, está empecinada en meter con calzador escenas emocionales. Los personajes se ponen a hablar de su pasado en un contexto que no beneficia casi nada a la evolución de la trama, y su anti-naturalidad es tal que ni el mejor actor del mundo puede darle consistencia. Pero lo peor de todo que tiene la película es que intenta mezclar el cine catástrofe con la teoría conspirativa. Intención noble e innovadora, pero de un resultado forzado y fallido más allá de cualquier redención. Su intento de conectar es precisamente la mecha que enciende el cartucho de dinamita que significa los errores narrativos del film. También cabe aclarar que tiene una bajada de línea multicultural que responde más a la corrección política que a la honestidad narrativa. Una confusión que les salió cara, porque cuando se revelan los giros de la historia demuestran que más que alejarse de los estereotipos terminaron estrellándose inevitablemente contra ellos. Conclusión: Aunque goza de grandes piezas de efectos visuales, Geo-Tormenta no consigue que nos preocupemos por sus personajes y cualquier intento de profundizar en sus emociones se siente forzado. No aburre, pero subestima al espectador. Demasiado.
El hombre común ante la indiferencia de las instituciones es un tema que hemos visto repetidas veces en el cine. Pero ver que dicha indiferencia no se limite solamente al espectro gubernamental, aun siendo algo que se sepa, no es algo que se vea retratado con mucha frecuencia. En este espectro se mueve Un Minuto de Gloria. Un largo minuto de silencio: Tzanko Petrov, un trabajador ferroviario, encuentra una gran cantidad de dinero al costado de las vías. El gobierno, notificado de esta crítica de un minuto de gloriaacción, decide armar una gran ceremonia y declararlo héroe nacional regalándole un reloj por su molestia. El problema surgirá cuando, al dárselo, lo despojen de su viejo reloj, que tiene un gran valor sentimental para él: hará lo que sea para recuperarlo. Un Minuto de Gloria cuenta con un guion muy bien armado; una estructura clásica pero que se toma su tiempo para establecer sus elementos en orden. La película tiene una temática clara y es la del egoísmo institucional; la historia plantea al gobierno y a los medios de comunicación como entidades con agendas propias y con una absoluta indiferencia a lo que quiere o tiene para decir el ciudadano de a pie sobre las irregularidades que lo rodean. La manera en la que tratan al protagonista, como un simple peón para sus propósitos, generará no pocas risas, pero serán superadas en cantidad por los sendos momentos de rabia al ver lo inescrupuloso del accionar de ambos. Este tema se ve reflejado también en la subtrama, concentrada en la vida privada de la burócrata que organiza todo y que trata a su matrimonio (y el deseo de su marido de empezar una familia) del mismo modo que a su trabajo; o sea que cree estar dándole a su marido lo que quiere, pero no escucha en realidad a su necesidad. Inicialmente, parece no tener nada que ver con el resto de la historia, pero a medida que esta avanza, sutilmente deja ver su conexión al punto de resultar crucial para el desenlace. En materia técnica la película cuenta con una fotografía en cámara en mano, casi documental, hecha con colores desaturados y un montaje eficiente, aunque en algunas ocasiones peque de tener algún que otro tiempo muerto en el metraje. En materia actoral, Stefan Denolyubov entrega un papel sobrio como el trabajador ferroviario, manifestando con claridad la sencillez de su deseo, pero ilustrando tanto las instancias trágicas como cómicas de la manipulación que padece su personaje. Margita Gosheva también entrega un buen trabajo como la oficial del ministerio, siempre apurada y buscando la solución fácil para todo. Conclusión: Un Minuto de Gloria es una historia sencilla, narrada de un modo fluido, y apoyada con sobriedad tanto en el apartado actoral como en el técnico. Una denuncia sobre el egoísmo gubernamental que hará sentir identificado a más de uno, pero que se anima a más y busca dicho egoísmo en todo lo que nos rodea. Un título disfrutable.
Durante sendas temporadas de mi niñez y cuando las vacaciones me obligaban a tomarme un ómnibus de larga distancia, mi compañía era la creación de Rene Rios Boettiger, Condorito. Sus aventuras en Pelotillehue, rodeadas de personajes de lo más variopinto, fueron uno de los muchos protagonistas culturales de mi infancia. Naturalmente, al anunciarse su película animada temí lo peor, o sea lo habitual: un gancho nostálgico para atraer niños y adultos a un producto flojo desde lo narrativo. Afortunadamente resultó ser todo lo opuesto, o al menos lo suficiente. E.T. pa’ mi. E.T. pa’ ti.: Condorito le pedirá matrimonio a Yayita para evitar que esta sucumba ante los encantos de Pepe Cortisona. No obstante, dicha propuesta es truncada por su suegra, Doña Tremebunda, que no quiere que un pajarraco sin oficio ni beneficio despose a su hija. En su casa, frustrado por dicha traba, recibe un llamado de un conquistador alienígena exigiéndole un amuleto, ya que lo confunde con la encarnación de una figura milenaria. Condorito, pensando que se trata de una estrategia publicitaria de la compañía de teléfonos, le dice que le entregará el amuleto si se lleva a su suegra, cosa que el alienígena hace gustoso. Ahora, con su suegra desaparecida (y enfrentado al desdén de Yayita), Condorito, junto a su sobrino Coné, tendrán que ir en busca del amuleto para poder rescatarla. En materia guion la película es una aventura bastante dinámica que sabe combinar la comedia con la acción y aventura, aunque no esté exenta de abusar levemente de los homenajes a ciertos iconos de la cultura pop. Cabe aclarar que el desarrollo de personajes consigue eficientemente que nos preocupemos por ellos, transitando un arco emocional de cambio, y cuenta con un antagonista tan gracioso como lo suficientemente competente. En materia técnica la película presenta una animación fluida y se encuentra apoyada por un notorio trabajo de iluminación y decorados. El trabajo de voces también está muy logrado y consigue comunicar todas las sensaciones de estos personajes. Tome Pin y Haga Pum: Habiendo aclarado que Condorito cumple como una película por su propio derecho, y siendo quien escribe alguien que ha seguido sus aventuras, me parece menester dedicar unas palabras sobre qué tan fiel es esta historia cinematográfica a la versión publicada: es lo suficientemente fiel. La película respeta la esencia de los personajes: Condorito es un chanta, Don Chuma es el amigo fiel, Yayita es puro corazón, Treme le hace la vida imposible, Pepe Cortisona es un soberbio, Ugenio tiene pocas luces y Garganta de Lata toma como un cosaco. También es de destacar pequeños detalles como una introducción hecha en la gama de colores rojiza de la publicación original, e ítems de fondo específicas que si guiñás te las perdés. Noto en esta adaptación dos licencias artísticas respecto del original, que a mi entender tienen sus justificaciones: Primero, la aventura interestelar que moviliza la trama. Si bien en la historieta original Condorito ha ido al espacio algunas veces, al hacer cuentas sobre los escenarios habituales de sus historias, las de su barrio ganan con una diferencia considerable. La versión cinematográfica tenía que ser una historia más grande que la vida, más allá de lo cotidiano, por lo que una historia de esta índole no desentona tanto como premisa para una adaptación. Aparte, lo barrial no queda tan de lado, ya que ocupa un lugar esencial como subtrama. La segunda tiene que ver con Coné. Quienes leímos la historia sabemos que se trata de un Condorito en frasco chico, y por ende igual de chanta que su tío, cuando no peor. La adaptación cinematográfica, en contraste, lo muestra como alguien más maduro y más responsable que su tío. Lo que parecería ser una enorme traición a la esencia del personaje para mí tiene una razón de ser. De respetarse al extremo la esencia de Coné, sería tener a dos personajes que son esencialmente el mismo, algo innecesario. Al hacerlo un chico mucho más maduro para su edad, se vuelve una contraparte esencial para que el protagonista aprenda cuál es su falla y pueda alcanzar su arco sin que parezca forzado. Conclusión: Condorito es una narración entretenida, dinámica y con la solidez necesaria. Se muestra lo suficientemente fiel a su material base, tomándose solo las licencias indispensables para que la narración fluya y cautive al espectador. Los fanáticos la disfrutarán y si quieren presentarle el personaje a las jóvenes generaciones, esta es una buena oportunidad para hacerlo.
Recientemente se experimentó un revival de Mi Pequeño Pony, la conocida serie de dibujos animados basada en una línea de juguetesde los años ’80. Aunque la serie original gozó de una gran popularidad televisiva, su paso cinematográfico no fue lo que se dice exitoso, ni con la crítica o el público por lo que futuros largometrajes quedaron relegados al espectro televisivo. Ahora, y tras varias temporadas que incluyeron también películas para televisión, el revival consigue su oportunidad en la pantalla grande, a manos de Hasbro Studios, la rama cinematográfica del gigante juguetero. Esta produjo la vapuleada versión cinematográfica de Jem, un live action de nulo parecido con su original, que fracasó sonoramente con la crítica y el público. A pesar de estos antecedentes, ¿Podrán llegar estos caballitos a la línea de meta y tener éxito donde sus predecesores no lo tuvieron? A caballo regalado…: En el reino mágico de Equestria, la princesa Twilight está a cargo del Festival de la Amistad, pero dichos festejos son abruptamente interrumpidos por el Rey Tormenta que convierte en estatuas a todos los habitantes del reino. Twilight, junto a sus amigas Applejack, Rainbow Dash, Pinkie Pie, Fluttershy, Rarity, y el dragón Spike, deberán realizar una travesía en busca de un objeto que les permita revertir el hechizo. Allí conocerán nuevos amigos, sortearán obstáculos y pondrán a prueba el poder de su amistad. El guion de Mi Pequeño Pony es una narración estándar de acción y aventura que tiene bastante claro a que publico está apuntando. Toda la comedia, acción y aventura esta apuntada a la percepción infantil más que otra cosa. Una intención claramente manifestada por los sendos números musicales y las letras inocentes que estos utilizan. Los villanos son sólidos y los secundarios carismáticos. La tensión en las escenas de acción es apropiada; no convencerá mucho a los adultos que acompañen, pero los niños se lo creerán. En materia técnica, la animación es muy fluida, y a riesgo de mencionar lo obvio, muy colorida. Debe destacarse que utilizan una combinación de animación hecha a mano con animación computarizada (limitada más que nada a los fondos, naves y movimientos de cámara complejos); una argucia que no deslumbra pero que le saben sacar suficiente provecho. Por el apartado actoral, la versión en inglés cuenta con reconocidos actores en las voces como Liev Schreiber, como el villano principal, que no aparece mucho y Emily Blunt, cuyo personaje ocupa más terreno a nivel antagónico. También contribuyen Zoe Saldana en la voz de una perica antropomorfa pirata y Michael Peña como uno de los secuaces del villano de turno. La version doblada, por otro lado, cuenta con eficientes trabajos interpretativos. Conclusión: Mi Pequeño Pony muy seguramente cumplirá las expectativas de la platea infantil, pero no hay mucho para el disfrute de los adultos que los acompañen, más allá del valor nostálgico de ver una nueva versión de algo que disfrutaban en su niñez. No obstante, se trata de una propuesta que tiene claro lo que quiere y, si quieren llevar a los chicos al cine, pueden pasar un buen rato.
Cuando escuché que una secuela de Blade Runner se estaba cocinando, mi reacción inicial fue, por enésima vez, “dején a los ´80 tranquilos de una buena vez y juéguensela por nuevas historias”. El anuncio prometía el retorno de Harrison Ford y Ridley Scott, lo que para mí no era mucha garantía de confianza. Entonces tres nombres surgieron: Hampton Fancher, guionista de la original, haciéndose cargo de la historia para la nueva película; Denis Villeneuve, quien con La Llegada se probó como todo un director de ciencia ficción (pero de esa que te hace pensar sobre el mundo que te rodea) y Roger Deakins, uno de los mejores directores de fotografía trabajando a nivel mundial. Fue precisamente este nombre el que me dio esperanzas; Deakins no se suma a cualquier proyecto. El que haya firmado su nombre a una secuela, aunque sea de una respetadísima película de culto, era porque había algo en el guión que iba más allá de los obvios objetivos comerciales que encierra una continuación. Entonces la pregunta que se cuece acá es: ¿Blade Runner 2049 vale la pena? “Yo tuve una vez tu trabajo”: Es el año 2049, y el Oficial “K” es un Blade Runner, un policía asignado para “retirar” replicantes, copias humanas que por una serie de turbios incidentes fueron declarados ilegales en la Tierra. Durante una de estas misiones, “K” encontrará una pista, cuyo seguimiento lo llevará hacia un secreto devastador que involucra a Rick Deckard, un Blade Runner como él, que lleva 30 años desaparecido. Por pedido expreso del director (a través de un comunicado de prensa), se nos pidió a los críticos abstenernos de spoilers sobre los momentos cruciales a la hora de hacer nuestras reseñas. El pedido de Villeneuve no es para nada un stunt de marketing -como si lo fueron los cortos a modo de precuelas– ya que es una película de la cual si tuviéramos que ahondar en detalles, acabaríamos por contarte la película completa. ¿Entonces, qué podemos decir? Blade Runner 2049 a nivel argumental es prolija; no te vuela la cabeza pero tiene muchos elementos en regla. Es la típica historia de una investigación, con todos los detalles paso a paso de la pesquisa, en la que también tenemos el desarrollo clásico de un protagonista y un antagonista que van detrás de una misma meta. Hay espacio para la emoción y la filosofía, pero no de un modo que opaque al objetivo narrativo principal, sino que contribuye a desarrollar su potencial. No obstante, no todo son rosas para el guión; hay dos defectos concretos que le encuentro: por un lado, que deja un solo cabo suelto, y el otro, el más grosero, es la seria falta de ritmo que tiene la historia. Por bien distribuidos que estén sus elementos, el desarrollo de esta historia no justifica los 164 minutos de extensión, un peso que se siente en todo momento. En materia actoral, Ryan Gosling se muestra como un protagonista eficiente y su participación en esta película es otra contribución más a ratificar su gran capacidad actoral más allá de su buen parecido. Harrison Ford está prolijo, igual que Jared Leto, mientras que Ana de Armas entrega una conmovedora performance. En materia visual, la película es sobresaliente. La fotografía de Roger Deakins es todo lo que se prometió y más: deliciosas composiciones de cuadro apoyadas por un efectivo uso del color, las luces y las sombras. Mucho de esto también se pudo lograr por una Dirección de Arte que no se queda atrás. Hans Zimmer y Benjamin Wallfisch proveen un digno acompañamiento musical, pero (las comparaciones son odiosas, lo sé) lejos de lo que el genial Vangelis hizo para Ridley Scott en 1982. Conclusión: Si bien dueña de un ritmo cansino que le impide justificar su extensa duración, Blade Runner 2049 asombra visualmente y se prueba decente a nivel narrativo. No obstante, será una dura venta para el público general, pero los que disfrutaron la original tal vez quieran darle una chance. Eso sí, llévense un marcador… ya saben a qué me refiero.
El biopic es una materia desigual para el cine nacional. Si bien hubieron honrosas excepciones, el resultado casi siempre es el mismo: lo visual obtiene demasiada atención, mientras que lo narrativo no pasa de ser nacimiento, crianza, prosperidad, caída y muerte. Yo Soy Así, Tita de Buenos Aires se inscribe tristemente en este grupo. Vida y Obra: La película cuenta la historia de la legendaria Tita Merello, desde sus humildes inicios como cantante de cabaret, pasando por su carrera como cantante de tango, y finalmente su consagración como estrella de cine al mismo tiempo que somos testigos de su turbulenta relación con el actor Luis Sandrini. En materia guion no tiene otro hilo más que ser “Vida y Obra de Tita Merello” careciendo de un objetivo concreto. No percibimos, ni en la forma de un catalizador o en su desarrollo como un todo, los motores que impulsan a Tita a convertirse en la figura que fue. Los tres actos de la película son tres películas diferentes, y no en el buen sentido. El primero son los humildes inicios, el segundo (el bulto mayor de la narración) el affaire con Luis Sandrini y el tercero la prohibición que sufrió terminada la presidencia de Perón. No hay una evolución lógica donde un acto lleve al otro. Lo atractivo de propuestas como esta es que nos muestren al ser humano detrás de la leyenda mientras esta se genera. Infortunadamente, en el caso de Yo Soy Así, Tita de Buenos Aires vemos mucho de ser humano, pero poco y nada de leyenda. La carrera cinematográfica de Merello es reducida a un repertorio de los títulos de sus grandes hits sobreimpresos en la pantalla. Esto contribuye a que la veamos más como un personaje genérico y no cómo el personaje legendario que esta película intenta homenajear. No nos sirve ver que elija interpretar Filomena Marturano por sobre permanecer al lado de Sandrini si no se percibe como este obstáculo emocional repercute en el objetivo argumental. En materia actoral no hay problemas interpretativos, pero si hay sendos de Physique du Rol. Mercedes Funes es lo más logrado a nivel interpretativo de la película, haciendo un gran esfuerzo actoral y musical. Damián De Santo entrega un papel eficiente como contraparte romántica de la protagonista, pero si no lo identificaban como Luis Sandrini, no se me pasaba por la cabeza que se tratara del legendario actor. Soledad Fandiño si bien entrega el coloquialismo esperable a la hora de personificar a Eva Perón, es también el mismo caso, si no me la identificaban como tal en el dialogo ni cuenta me daba que se trataba de la misma. Esther Goris entrega una labor eficiente como la madre de Merello. En materia técnica quiero destacar la fotografía, y en particular a la gran dirección de arte de Juan Cavia y Walter Cornas por su milimétrica atención al detalle. Los decorados no sólo guardan verosimilitud con la época, sino que recorren el kilómetro extra para dar la imagen de que esos lugares fueron habitados durante un tiempo prolongado y sólo por estos personajes, una habilidad a menudo descuidada en los títulos nacionales en favor de crear viviendas que tienen más sentido en una revista de diseño que como escenario de una película. Conclusión: Yo Soy Así, Tita de Buenos Aires es una biopic genérica en su estructura, con un desarrollo inconexo y carente de gancho. Aunque no sufre de problemas interpretativos, la dirección no consigue que creamos de entrada que estos actores interpretan a estas figuras. Si bien su apartado visual es incuestionablemente sobresaliente, es solo una nota al pie si tu historia no tiene una línea de acción clara más que simplemente ser una historia de vida.
Con solo tres largometrajes (La Cienaga, La Niña Santa y La Mujer Sin Cabeza), Lucrecia Martel ha conseguido coronarse como una de las realizadoras nacionales más reverenciadas. Tras nueve años de añejamiento de su última película, Martel regresa a las salas nacionales con su cuarta película Zama, adaptación de la novela homónima de Antonio Di Benedetto publicada en 1956. La Odisea de un Letrado: Corre el Siglo XVII, y Don Diego de Zama, un oficial de la Corona Española, lleva mucho tiempo estacionado en Asunción y esperapor una transferencia que le permita reunirse con su esposa y sus hijos. Como si las trabas burocráticas no fueran suficientes, se le plantea la misión de cazar a un forajido responsable de varios crímenes. El guion de Zama es de una construcción bastante prolija y con un objetivo concreto. Si bien cuenta con varias subtramas, las escenas que las integran desarrollan todo su potencial y contribuyen como un todo a la meta definitiva del filme. Es una historia que se las ingenia para arrojarle constantemente obstáculos al deseo de su protagonista, pero no de un modo directo; esto es clasicismo, pero abarcado con muchísima sutileza. Lo que muchos le van a achacar es que el flujo narrativo no sea dinámico; esta es una narración de cocción lenta, incluso contemplativa, pero en donde ningún hilo argumental queda a la deriva. En materia actoral, Daniel Giménez Cacho se lleva al hombro con mucha habilidad al protagonista titular; la angustia y la ansiedad se perciben en sus ojos cada vez que Martel le otorga un primer plano. Lo acompaña una jovial interpretación de Lola Dueñas y sobrias labores de Daniel Veronese, Rafael Spregelburd y Juan Minujín. Matheus Nachtergaele, quien da vida al forajido que persigue el protagonista, entrega una interpretación fresca que transmite lo perverso de su personaje con una gran economía de gestos y un preciso lenguaje corporal En materia técnica es donde Zama tiene sus más grandes lauros. La dirección de arte y el vestuario son de un extremo nivel de detalle que te transportan inmediatamente a la época en donde transcurren los hechos. A nivel fotográfico, cada encuadre está compuesto con una riqueza digna de un cuadro. No obstante, de todo este apartado, el logro más destacado es el diseño de sonido, que no pocas veces en el metraje resulta ser una herramienta crucial para insertar al espectador en el punto de vista del protagonista. Si Zama consigue ser una experiencia sensorial es precisamente por los aportes del diseñador de sonido Guido Berenblum. Conclusión: Si hay algo de lo cual no se le puede acusar a Zama es que sea una película en donde no pasa nada. Es una narración muy clara en sus ideas y en como las ejecuta, pero que es dueña de un ritmo que exige mucha paciencia y atención al detalle del espectador. Si se le presta dicha atención y se le extiende un manto de piedad a la densidad de su ritmo, se van a encontrar con una narración única.
Yo soy tu padre. Lloyd conforma un escuadrón de guerreros ninja junto a sus amigos y protegen a la ciudad Ninjago de la constante amenaza de critica de Lego NinjagoLord Garmadon. Como si esto fuera poco, Lloyd es también el hijo de Garmadon, lo que no le deja muchos amigos por fuera de su persona de héroe. Las cosas se complicarán cuando un error de Lloyd atraiga a un monstruo a la ciudad, le dé la ventaja a Garmadon, y deba realizar una travesía en busca de un arma secreta que le permita revertir esta situación. Lego Ninjago es una película de acción y aventuras entretenida, que mantiene bastante el molde de sus dos producciones anteriores: el de hacer reales esas aventuras que nos armábamos con los mismos juguetes cuando éramos nenes. Consigue que nos riamos y nos preocupemos al mismo tiempo de un gato gigante que destroza una ciudad hecha con ladrillitos de plástico. El desarrollo emocional de los personajes es donde radica la mayor habilidad de estas películas, dado que consiguen que nos olvidemos que se trata de muñequitos. En el caso particular de Lego Ninjago el guion sabe cuándo arriesgar a tratar temas como la identidad, el amor propio, los lazos de la paternidad y el peso de la mirada de los otros. No obstante, le encuentro dos debilidades. Por un lado, a pesar de contar con un buen uso de la comedia, a veces incurre en la repetición de los chistes. Por otro lado, uno tiene la sensación de estar viendo dos películas de una hora en continuado más que una narración fluida de dos horas. Si bien el guion sabe encontrar el nexo adecuado donde una historia toma la posta de la otra, esto trae como consecuencia que la película se sienta más larga de lo normal. Visualmente hablando, la película cuenta con una animación muy dinámica y escenas de acción que no pocas veces homenajean a los seriales japoneses de antaño. El público más versado en este tema encontrará referencias a rabiar. En materia actoral, dado a que vi la versión en castellano, solo puedo decir que el laburo de doblaje fue digno y a la altura del desafío. Ver a Jackie Chan (quien en la versión subtitulada es la voz del Maestro que entrena al protagonista) abriendo y cerrando la película fue un lujo y, desde luego, encontrarán al final un reel con sus bloopers. Conclusión: Lego Ninjago es una propuesta que consigue su prioridad de entretener y que sabe cuándo animarse a más desde lo emocional; es decir, conectar con la platea infantil sin descuidar a la platea adulta. Una elección eficiente para llevar a los chicos al cine.
La vida después de la muerte Tres amigas -que se conocieron en Barcelona- se reúnen en Buenos Aires a causa de la muerte del marido de una de ellas.crítica de adiós querido pep Durante la víspera del entierro, las mismas reflexionarán sobre sus vidas, en particular la influencia de la muerte inminente como motor de las decisiones. Si bien Adiós Querido Pep tiene una temática muy clara, la de afrontar la muerte, tanto la de un ser querido como la propia, el problema se presenta en cómo elige desarrollar la narración al respecto. Primero que nada, si lo que se buscaba era contar la historia de tres mujeres y cómo enfrentan a la muerte, era necesario otro título; el Pep al que alude no tiene mucha presencia física o referencial en el relato, y las protagonistas la conocen más a la viuda que al difunto. Que el difunto sea la razón por la cual se reúnen no parece justificativo suficiente para tener ese título. Parece que es una historia sobre dejar ir, y el relato no toca ese tema tantas veces como debiera, ni siquiera en el personaje sobre quien se deposita ese objetivo emocional. Si bien los personajes tienen premisas atractivas (una directora de cine con una enfermedad terminal, una mujer entregada a las técnicas esotéricas y una mujer superando la pérdida de un ser querido), el desarrollo de los mismos termina dejando mucho que desear, en gran parte por contradicciones e inverosimilitudes que tratan de vender como cambio y evolución pero distan de serlo. Por el costado técnico, no obstante, no puedo objetarle nada; hay un gran preciosismo en la fotografía, particularmente en la composición de los encuadres. Por el costado interpretativo, cuando una actuación no es de calidad hay que saber discernir si quien falla es el intérprete, o si se trata de un intérprete capaz al servicio de un guion que no consuma todo su potencial. De todo el plantel de actores destaco a Marian Bermejo que hace un intento bastante noble de componer un personaje más allá de las situaciones y palabras que el guion pone en su boca. Claudia Cantero entrega una interpretación sobria, no hay mucho para criticar pero tampoco para elogiar, una frase que aplica también a Juan Palomino. Facundo Arana tristemente se encuentra en piloto automático, intenta sacar su papel a flote pero el guion no lo ayuda. Florencia Raggi, la intérprete que encabeza el elenco, es quien más deja que desear. Tuvo una entrega incuestionable al guion que la perjudicó más de lo que la benefició: siguió tan al pie de la letra los cambios de registro y las exageraciones del mismo que no pocas de las risas involuntarias de la película surgen de esta entrega. Conclusión: Adiós Querido Pep posee un guion con un tema claro pero que no genera un flujo narrativo que permita desarrollar el potencial del mismo. Si a esto le sumamos un rubro interpretativo desigual que pone en vistosa evidencia esta desventaja, por más que cuente con un apartado visual sólido, el resultado no es lo que se diría satisfactorio.