Un guion con poco ritmo pero con interesantes propuestas Si el cine independiente se distingue por algo es por ofrecer historias intimistas de todos los sabores y colores. El titulo a ser reseñado no podría encajar más perfectamente en la definición de este concepto. ¿Cómo está en el papel? A Claudia, una solitaria chica que trabaja en un supermercado, le agarra un grave caso de apendicitis y debe ser operada de urgencia. En la víspera de la operación ella conoce a Martha, una mujer que está en la cama contigua y que padece una enfermedad terminal. Pasada la operación, Martha se ofrece a llevarla a su casa donde conoce a sus cuatro hijos. A medida que pasan los días, Claudia empieza a establecer un vínculo cada vez más fuerte con esta familia que llena el vacío que tenía en su vida. Los Insólitos Peces Gato es un guion que en su estructura es demasiado denso y es una concatenación de escenas que cuando no son estáticas ofrecen poca progresión dramática. No obstante, destaco el hábil desarrollo de personajes, donde cada uno sabe establecer apropiadamente su idiosincrasia. Que hay un cambio en la vida de los personajes está clarísimo —toda buena narración es sobre un cambio—, pero no puedo evitar sentir que, con los personajes que tenían, un objetivo un poco más tangible hubiera ayudado mejor al resultado final. ¿Cómo está en la pantalla? Aunque como guion se queda corto, Los Insólitos Peces Gato presenta unas interesantes propuestas a nivel cámara. Los movimientos y las composiciones están ahí para conectar muy inteligentemente a los personajes. También debe destacarse la utilización del diseño de sonido para meter al espectador en la cabeza de los personajes. Por el costado actoral, el reparto entrega interpretaciones muy naturales y creíbles. Material para trabajar no les faltó; contaron con personajes jugosos y supieron aprovecharlos bien. Pero, de nuevo, la falta de un objetivo concreto le dificulta la percepción de la riqueza de su trabajo. Conclusión Los Insólitos Peces Gato es una propuesta cinematográfica sólidamente construida desde el costado del desarrollo de personaje, pero desafiante en su manejo de los tiempos. Para incondicionales de los retratos intimistas.
Una cumplidora propuesta animada para los chicos. Llegan las vacaciones de invierno, y las propuestas animadas, como es habitual en esta temporada, desembarcan en las salas para pujar por un lugar en la atención de los más chicos —y por ende, de los padres que pagan la entrada—. Para la ocasión, Walt Disney Pictures, de incuestionable experiencia en este apartado, nos trae la secuela de Aviones, título que tuvo una inesperada buena acogida el año pasado. ¿Cómo está en el papel? El avión Dusty Cropduster goza de una rotunda fama como corredor de carreras, pero en su última carrera su caja de engranes sufre un desperfecto que le impide correr a altas velocidades. Así que decide convertirse en un Avión anti-incendios. Para serlo, contará con la ayuda de Blade Ranger, un helicóptero de rescate, y su equipo. Es en el transcurso de esta historia en la que Dusty descubrirá lo que implica ser un verdadero héroe. Esta secuela de Aviones está bien construida; no es una obra maestra del guion pero está bien hilvanado. Las situaciones cómicas están, así como los típicos momentos de “maestro severo (traumado por el pasado) tiene que aleccionar a aprendiz banana”. Obviamente, de mas esta decir que se sostiene a base de sendas escenas de acción apropiadamente ejecutadas. La película es también un homenaje a los bomberos de la vida real, ya que remarca el riesgo de vida inherente al oficio, pero no lo hace de una forma panfletaria sino a algo que responde a la necesidad de aprendizaje del personaje. ¿Cómo está en la pantalla? La animación de la película está muy bien pensada, y se nota que cada composición de cuadro estuvo cuidadosamente planeada en todos los aspectos, desde la distribución de los elementos, pasando por la iluminación y el color, hasta los dinámicos movimientos de cámara. Conclusión Aviones 2 – Equipo de Rescate es una propuesta cumplidora para los más chicos. Una narración sostenida con el claro propósito de entretener; objetivo que cumple con lo justo y necesario.
Un marco narrativo ingenioso para desarrollar dos personajes. Hay un viejo adagio que reza que la manera más rápida de llegar al corazón de alguien es a través de su estomago. Amor a la Carta es un título que ofrece una particular alternativa de recorrer dicho camino. ¿Cómo está en el papel? Amor a la Carta cuenta la historia de Saajan (Irrfan Khan, de Life of Pi) , un oficinista hindú próximo al retiro, que está suscrito a un sistema de viandas que le llevan al trabajo para el almuerzo. Un día recibe por equivocación una vianda que no era para él, sino para el marido de una joven llamada Ila (Nimrat Kaur), cuyo matrimonio no está en su mejor momento. Saajan le hace llegar una nota agradeciéndole la comida, comenzando así un peculiar cortejo con la vianda como intermediario. En mi humilde opinión, esto es un “robo” a la trama de La Casa del Lago. Obviamente siendo esta una película de producción hindú, donde las remakes son aun más frecuentes que en los Estados Unidos, se me pasó por la cabeza la posibilidad de que fuera una reversión hindú de aquella película. Revisé por arriba, por abajo y a los costados, y no encontré nada. Salvo el componente temporal y el reemplazo de un buzón por una vianda. Es el mismo concepto: un romance por cartas entre dos individuos que nunca se vieron la cara, y como este mejora sus vidas grises. Aunque es vendida como una película romántica y tiene los ingredientes de una, en mi humilde opinión no llega a ser tal, lo que no me parece mal. Amor a la Carta es la historia de cómo un cortejo cambia individualmente a sus personajes; mas allá de si ese cortejo llega a algún lado o siquiera se consuma. Todas las buenas historias son sobre un cambio y en el caso de Amor a la Carta el que no tenga el desenlace típico de una película del género le juega a favor hasta cierto punto; al finalizar, uno no puede negar que las vidas de los personajes han cambiado para bien. Amor a la Carta 2 ¿Como está en la pantalla? El ritmo, muchachos, el ritmo. Es una película de 104 minutos que se siente como de dos horas. Eso sí, el ver tanta comida en una película, sobre todo tan exótica y tan picante como lo es la de la cocina hindú, te hace salir de la sala con un hambre que te dan ganas de comerte un caballo… con mucho Curry. Por el costado de las actuaciones, esta todo en regla. En su punto justo de cocción. Conclusión Amor a la Carta es una atípica historia, que aunque posee una narración un poco densa para un público general, tiene alguna que otra chance de apelar a un público con un paladar cinematográfico más exquisito.
Una película que a pesar de tener mucho corazón no se le puede negar la existencia de sus falencias. Hacer una película es algo tremendamente complicado para los argentinos, y siendo una sociedad macrocéfala como la que somos, el esfuerzo es doble para los que eligen encarar una producción por fuera de Buenos Aires. Afortunadamente, esta es una tendencia que poco a poco está cambiando, con ejemplos rotundos como los de San Luis, Mendoza, y Córdoba ––el caso de la película que nos compete––. Ahora bien, aunque la existencia de estas películas es motivo de celebración por poner sobre la mesa una diversidad que mucha falta le hace a nuestro cine (por lo menos en el sentido de la locación), la cuestión narrativa sigue siendo un motivo de preocupación. ¿Cómo está en el papel? Amar es Bendito cuenta la historia de Mecha y Ofelia, dos mujeres que han estado en pareja durante los últimos siete años. El conflicto se presenta cuando Mecha incurre en una infidelidad y Ofelia, para equilibrar las cosas, sugiere tener su propio amante. La complicación surge cuando ese amante es un hombre. Gene Wilder decía que un buen guion es como construir una pared de ladrillo a la cual le tenés que dar un mazazo. Si se resquebraja, es porque tenés que reescribir. Este guion, desde lo estructural es un muro de ladrillo bien construido; se sabe y se siente donde vienen los puntos de giro. Pero las fallas ––el resquebrajamiento al que se refiere Wilder–– son principalmente diálogos acartonados y carentes de subtexto, sumados a acciones forzadas ––hay ocasiones en que no se entiende por que los personajes hacen lo que hacen–– y alguna que otra escena que no suma ni resta a la situación (como la de la banda de cuarteto al final de la película). A pesar de estos defectos, puede destacarse que la película no es para nada pretenciosa; por ejemplo, el tema de la orientación sexual de las protagonistas esta encarado con total naturalidad, sin hacer mención a la “caza de brujas” o a un “soy lo que soy”. Es un verosímil que el espectador lo toma o lo deja. Esta es una simple historia de enredos que perdió el camino. Esta es una película que fue incuestionablemente escrita con el corazón, pero no le supo, no le pudo o no le quiso dar lugar a la cabeza para que reescriba. ¿Cómo está en la pantalla? De lo técnico no hay mucho que criticar, pero tampoco mucho para elogiar. Puede entenderse; esta es una película donde es lógico que se luzca lo interpretativo mas que otra cosa. Se ve bien, hay coherencia en el montaje, los diálogos se oyen y son legibles, pero nada más que eso. No obstante, es mi penoso deber reseñar el aspecto interpretativo de la película. Y digo penoso, porque se siente que las intérpretes se pusieron la camiseta y lo dieron todo, pero tristemente el saldo final es mas que desparejo. Las actuaciones son poco creíbles y alcanzan ciertos niveles de exageración que uno puede darse cuenta que están calibradas mas para el teatro que para el cine. Hay habilidad pero falto exploración, de los personajes y de la puesta en escena. Conclusión Una propuesta nada pretenciosa, destacable por su sentido esfuerzo y una correcta factura técnica. Pero no se puede evitar señalar que esta historia pudo haber llegado más lejos con mas reescrituras y una puesta en escena más pensada.
Una película que solo a una computadora podría gustarle. Cuando se anunció que Wally Pfister, habitual director de fotografía de Christopher Nolan, debutaría en la dirección con Johnny Depp a la cabeza del elenco, hubo mucha expectativa, pero parece que la asociación con Nolan les hizo olvidar que, tristemente, el historial de cinefotógrafos haciendo la transición a la silla del director no es lo que se dice favorable (Barry Sonnenfeld si bien tiene sus muertos, es la excepción que confirma la regla). Dicho esto, Transcendence es una película que si bien expone los riesgos de la inteligencia artificial, parece más empecinada en exponerla cerebralmente que emocionalmente. ¿Cómo está en el papel? El Dr. Will Caster (Johnny Depp) es uno de los científicos que mas progreso ha hecho en el campo de la Inteligencia Artificial, pero tiene la mala fortuna de que un grupo de activistas realiza un atentado contra su vida, que le termina dejando muy poco tiempo de vida. Antes de dejar esta vida mortal, junto a su mujer (Rebecca Hall) y a su mejor amigo (Paul Bettany) —ambos también científicos—, Caster sube lo que es su conciencia a una computadora. Eventualmente, el científico fallece, no sin antes comprobar que el experimento resultó. No obstante, cuando su mujer conecta la conciencia de Will al Internet, empieza de este modo un hambre de conocimiento, que aunque inicialmente tiene propósitos nobles (como devolverle la vista a un ciego, dejar como nuevo a alguien que fue molido a palos, etc.), comienza a despertar ciertos malestares de índole ética. Pero el verdadero interrogante que se cuece es si esta nueva conciencia sigue siendo Will Caster. Muchas películas han hablado sobre los peligros de la Inteligencia Artificial, pero siempre, siempre la narrativa fue encarada en función de apelar a las emociones —y sobre todo a los deseos— del ser humano (A.I. de Spielberg y T2 de Cameron son los argumentos más convincentes hasta ahora sobre este tema), y es precisamente eso en donde Transcendence falla. Es una película que carece de humanidad, sencillamente por no conectar con las emociones del espectador y se debe a que esta mas empecinada en demostrar la solidez científica de los escenarios que propone. Las pocas escenas con algo de emoción llegan tarde, y no surten el efecto deseado precisamente por no introducir los suficientes ingredientes por fuera del aspecto científico de la vida de los personajes, sin esto al espectador no le va a importar absolutamente nada lo que les pase. Lloran, se desesperan, tienen miedo; pero el espectador no siente esa tristeza, no siente esa desesperación, no siente ese miedo, porque no se hizo una introducción o una propuesta de tesis apropiada sobre las cuestiones emocionales que claramente tiene, pero que no están demostradas con solidez. Hay una frase de Billy Wilder que engloba perfectamente el problema de esta película: “Si el tercer acto tiene un problema, es porque el verdadero se encuentra en el primero.” Pero este es el problema a grosso modo de la peli. Hay otros problemas de verosímil que le dejan unos buenos agujeros a la trama. Hay escenarios en los que los personajes tienen que tomar una decisión con consecuencias casi apocalípticas y los muestran tomando esa decisión como si nada. Sin trauma, sin dilema, “hay que hacerlo porque no queda otra”. Otro problema se presenta con el personaje de Paul Bettany que no se entiende por qué de golpe y porrazo se adscribe a la causa de los activistas. Pero el mayor de todos los agujeros lo tiene el personaje de Rebecca Hall que en unas escenas mueve cielo y tierra para que no “desconecten” a su marido y en otras se muestra horrorizada y dispuesta a que lo desconecten. No estamos hablando de una progresión dramática o un desarrollo de personaje, sino de una mezcolanza hecha a tontas y a locas que más que exponer el dilema del personaje, lo hace quedar como una histérica. ¿Cómo está en la pantalla? Transcendence no fracasa por la dirección de Pfister, que como es de esperar de un tipo con años de experiencia como DF, tiene ricas composiciones de cuadro y un gustoso diseño de producción, hasta su direccion de actores está bastante bien para un debutante. Pero su problema reside en haber elegido una historia y una temática bastante complicados para su primera experiencia como realizador. En este apartado, y solo en este apartado, Pfister fue demasiado ambicioso. Con una historia más pequeña (Tipo Memento o Insomnia) le hubiera ido mejor. Un director tiene que demostrar que no solo tiene mucha pericia técnica, sino que tiene que saber manipular (si, fea palabra, ya lo sé) las emociones del espectador. Espero Pfister tenga una segunda oportunidad de probar la otra mitad de esta tesitura. Por el costado actoral, Johnny Depp, Rebecca Hall, Kate Mara y Morgan Freeman plantean trabajos actorales dignos que hablan más de su profesionalismo más que una genuina conexión con la trama, pero no es su culpa; el guion simplemente no los ayuda. No obstante, a pesar del mismo, Paul Bettany se las ingenia para insuflarle algo de emoción y empatía y por esto lo considero el trabajo interpretativo mas logrado de la película. Conclusión Cerebral, Carente de Emoción, Confusa, Contradictoria. Una película que teniendo lo suficiente para alternar la emoción con la ciencia, elige poner todas sus fichas a las cuestiones científicas y éticas del conflicto, y termina fracasando por la insuficiencia en desarrollar las emociones de sus personajes. En definitiva, una película que solo a una computadora le podría gustar.
Clint Eastwood y un musical sobresaliente. Terminó la función y me encontré emocionado hablando de la película con una señora de edad que tenia al lado. El buen cine une, lectores, no hay otra manera de decirlo. Clint Eastwood lo logra otra vez, y a continuación les digo por qué. ¿Cómo está en el papel? Adaptación de un taquillero musical de Broadway, Jersey Boys cuenta la historia del ascenso y caída del grupo Frankie Valli and the Four Seasons. La película desarrolla como estos muchachos, a lo largo de casi cuatro décadas, pasaron de ser delincuentes juveniles a ser toda una sensación musical. Todo esto entretejido obviamente con las peleas, dilemas personales (matrimoniales, vicios, etc.) y cruces de ego que son esperables en películas con el mundo de la música como universo. La película está claramente dividida en cuatro partes, en donde en cada segmento cada uno de los cantantes le habla a la cámara, haciendo participe al espectador de la historia a medida que se desarrolla (cabe aclarar que el guion corre por cuenta de Marshall Brickman, co-guionista de Annie Hall). La historia de cómo la banda se conformó y consiguió el éxito es una búsqueda constante de sonidos, alineándose de a poco, uno al lado del otro, como un Cánon de música clásica. Las mejores escenas de la película son sin lugar a dudas, aquellas en donde cómo nacen algunas de las canciones más legendarias del grupo como Walk Like a Man, Big Girls Don’t Cry y Sherry por decir algunas. Obviamente, hay espacio más que suficiente para algunos toques de comedia que caben perfectos y no desentonan para nada con el resto del drama que propone la película. Pero Jersey Boys tiene dos temáticas bastante claras. El no olvidar jamás donde viene uno y los lazos de familia que solo pueden existir entre los amigos del barrio. Así como una lealtad y camaradería que transcienden el peso de cualquier fama y de cualquier contrato. Como aclara el Frankie Valli de la película “No importa cuán famosos fuéramos, siempre fuimos esos chicos que buscaban un sonido debajo de un farol callejero. Nuestro sonido” ¿Cómo está en la pantalla? La película tiene una fotografía, montaje y diseño de producción que se caen de maduros, pero el apartado que se lleva las palmas es definitivamente el diseño de sonido. A ver, las canciones no se grabaron dobladas; Clint Eastwood se volvió adscrito a la escuela de Tom Hooper, y al igual que en Les Miserables, las canciones se grabaron en vivo en el mismo rodaje. Esto se nota al ver como las voces se alinean de a poco y como estas juegan y se entremezclan con los sonidos ambiente, usándolos prácticamente como un instrumento más. Por el costado actoral, Eastwood no buscó rostros sino voces, por lo que le favoreció sobremanera a nivel actoral y sonoro, que tresjersey_boys (1) de los cuatro actores hayan estado en la musical original en el que se basa la película. Párrafo aparte merece Christopher Walken y su impecable interpretación como el capo de la mafia que es una suerte de padre para los muchachos. Aunque es más una película con —y sobre la— música que un musical, quédense a los títulos para un numero verdaderamente perteneciente a dicho genero, hecho a todo trapo con todo el reparto. Conclusión Jersey Boys es una de esas películas que se quedan en tu cabeza mucho tiempo después de que la viste. Salís del cine corriendo a buscar la banda de sonido, porque no podes evitar encontrarte a vos mismo tarareando los temas que se escuchan en la peli. Si hay una película que vale la pena cada peso de la entrada es esta. Con mucho ritmo y un pulso narrativo que a esta altura del partido ya no se cuestiona, solo nos queda hacernos una pregunta ¿Qué más le queda por hacer a Clint Eastwood?
Un titulo con temas bien planteados pero funciona mejor como “película de cita” Cínicos abstenerse. Esta película, aunque con un inteligente planteamiento de ciertas cuestiones, es una “chick flick” con todas las letras. Esperen melosidades, esperen sentimentalismo, esperen golpe bajo. Pero si aun a sabiendas de este caveat, querés ir al cine con tu pareja (si la tenés) tal vez quieras leer esta reseña. ¿Cómo está en el papel? Adaptación de la novela de John Green, Bajo la Misma Estrella cuenta la historia de Hazel Grace Lancaster (nombre más literario imposible), una chica de 16 años que tiene Cáncer y que impulsada por sus padres va a un grupo de apoyo de gente que padece o ha padecido la enfermedad en cuestión. En dicho grupo, Hazel conoce a Augustus Waters (otro nombre más literario imposible) un chico de 17 años que está ahí para bancar a un amigo, ya que su Cáncer esta en remisión desde hace ya un largo rato. En fin, Miradita va, miradita viene, Boy meets Girl, yada yada yada y de a poco comienza una amistad, que a pesar de los obvios obstáculos termina convirtiéndose en romance, que florece a toda máquina en un viaje que realizan los protagonistas a Amsterdam para conocer al autor de la novela favorita de Hazel. Hay quienes podrían decir que esta es una película que idealiza el Cáncer, y probablemente tengan razón, pero hay ciertas escenas donde los guionistas se toman las suficientes molestias para mostrar cómo esta enfermedad afecta a los protagonistas, y no lo digo solo en el sentido emocional, sino en el sentidoThe-Fault-In-Our-Stars medico. Hay ciertas escenas donde los personajes tienen ciertos gestos que le van a parecer simpáticos al espectador. Hay pizquitas, solo pizquitas, de humor respecto a cómo los protagonistas enfrentan su enfermedad, pero no desde el costado de la burla. Pero lo que trata Bajo la Misma Estrella es no tanto la necesidad de ser recordado, de ser “extraordinario” como lo establece el muchacho protagonista, sino del miedo a ser olvidado, y eso es algo que preocupa tanto como cualquier fama o celebridad. Si bien eso moviliza a los personajes y cambian por como aprenden sus lecciones, es un mensaje que se entiende y se interpreta con facilidad, pero no moviliza al espectador a aplicarlo (salvo para llorar)… que estoy seguro es a lo que la película apuntaba. ¿Cómo está en la pantalla? Como técnicamente, la peli es sobria y no tiene mucho que destacarse en ese aspecto, pasamos directamente a los actores. Shailene Woodley esta perfecta como Hazel, mostrando un abanico de emociones bastante amplio y continua ese camino de elegir personajes cada vez más desafiantes. Ansel Egort como Augustus Waters no se queda atrás, si bien es el típico muchacho con pectorales de lavadora, sabe generar los momentos suficientes de simpatía. Párrafo aparte merecen Laura Dern como la madre de la protagonista, y Willem Dafoe como el reclusivo y excéntrico autor al que Grace admira (un rol mandado a hacer para él). Conclusión Con tanto idealizaciones como aciertos, Bajo la Misma Estrella es una película decentemente narrada, y nada más que eso. Aunque llevada a flote más que nada por actuaciones a la altura del desafío, esta es una de esas películas ideales para fingir un bostezo y poner un brazo alrededor de tu pareja, como nos han enseñado tantas películas y series.
Una comedia que cumple con lo que promete. La comedia americana contemporánea se distingue en la actualidad por títulos, en donde si bien el contenido de sus secuencias cómicas sigue apuntando a lo sexual y/o a lo escatológico, hay un notorio intento de subtexto en donde se trata de abarcar y plantear, a partir del subtexto, ciertas cuestiones que el espectador siente como cotidianas y que títulos de décadas anteriores abarcaban con liviandad. Buenos Vecinos es la más reciente adición a esta escuela de Comedia cinematográfica. ¿Cómo esta en el papel? Mac (Seth Rogen) y Kelly (Rose Byrne) son un matrimonio con una hija recién nacida que se mudan a una casa comprada con mucho esfuerzo. Pero el verdadero esfuerzo es el que tienen para demostrarse a si mismos en que, a pesar de tener una responsabilidad tan grande como la de ser padres, pueden salir de joda como si todavía fueran veinteañeros. Esta coexistencia de conceptos será puesta a prueba cuando una fraternidad, presidida por Teddy (Zac Efron), se mude al lado. Inicialmente, los flamantes nuevos padres asisten a las fiestas de la fraternidad, con la idea de hacer buenas migas y pedirles que mantengan bajo el volumen de la música. Todo sale a pedir de boca, hasta que una noche, tras ignorar sus reclamos sobre el volumen, a Mac no le queda otra alternativa que llamar a la policía. Dicha intervención genera que la fraternidad se comporte de manera totalmente desconsiderada para con ellos, generando que Mac y Kelly hagan lo que sea para que los echen del vecindario. El guion es el compendio de situaciones que uno esperaría de una comedia de esta naturaleza. Todas las bromas típicas en películas sobre las fraternidades universitarias las van a encontrar acá. A pesar de tener un desarrollo predecible, las secuencias de comedia son abundantes y muy bien ubicadas. También pueden apreciarse ciertas secuencias en donde está cantado que son improvisadas por los actores. Puede apreciarse el hecho de que la película intenta abarcar el tema de la madurez, pero desde ambos lados del espectro. Por un lado, el matrimonio conformado por Rogen y Byrne, que intentan ser joviales pero progresivamente evolucionan a entender que cuando uno crece, empieza a buscar otras cosas en la vida. El personaje de Efron, por otro lado, tiene en el fondo un enorme temor a madurar, porque en el fondo significa, que la joda y la despreocupación se están terminando, y ese final va a llegar más temprano que tarde. ¿Cómo esta en la pantalla? Por el costado técnico, mucho no me voy a meter, porque es un apartado sobrio sin muchos detalles que destacar. Por el costado actoral, aunque Seth Rogen interpreta a un padre de familia y nos entrega al mismo fumón que venimos viendo en diversos títulos, entrega un rol a la altura del desafío. Zac Efron aunque da vida a un nene carilindo no muy distinto de sus anteriores trabajos, podemos decir que la comedia, en particular una como esta, le sienta bastante bien. Conclusión Buenos Vecinos es una comedia a la cual difícilmente le siente el calificativo de “imperdible”, pero es uno de esos títulos que si el publico los elige, mal no la van a pasar.
Un titulo decentemente narrado a pesar de su predictibilidad. Si hay una cosa que las películas sobre deporte nos han demostrado es que aun a pesar de todas las evidencias que comprueben lo contrario, lo improbable puede pasar. La última persona o el último equipo del mundo que uno piensa, puede terminar teniendo pasta de campeones. Este tipo de películas se llaman en los Estados Unidos, muy adecuadamente, “crowdpleasers” (placer de multitudes). Lo que sí, son armas de doble filo, principalmente porque al tener un final anunciado —en particular las basadas en hechos reales como el título a ser reseñado—, tienen que construir un suspenso hacia un final que el espectador percibe como feliz sin importar la victoria o derrota deportiva. El cómo se maneje eso es lo que marca la diferencia entre una película excelente o moderadamente buena. ¿Cómo está en el papel? MillionDollarArm_thumbLGJB Bernstein es un representante de atletas que tiene su propia agencia. La misma está teniendo serios problemas para despegar, ya que no pueden cubrir las demandas (“pretensiones”) de ciertos atletas. Las deudas lo agobian, sus socios se están hartando y ya no sabe para donde mirar para encontrar una solución… hasta que su amigo le hace ver un partido de cricket y se le prende la lamparita. “¿Qué tal si traemos de la India al mejor lanzador de cricket y lo convertimos en un lanzador de baseball de ligas mayores?”. JB partirá a la India en busca de dos candidatos para dicho puesto y los traerá a los Estados Unidos para probarlos ante diversos entrenadores. Esto representará una experiencia que terminará por cambiar la vida, no solo de los candidatos, sino de la del mismo JB. La mejor manera —o al menos, la más resumida— de definir a Un Golpe de Talento sería “Jerry Maguire en la India”, solo que sin tanto Show me the Money y elevando un poco la melosidad que esa peli tenía sabiamente controlada. Por sus propios meritos, la película sabe manejar la enorme predictibilidad que lleva a cuestas a base de buenos arcos de personaje y situaciones cómicas (la gran mayoría explotando el concepto de “pez fuera del agua” a más no poder) que te sacan una sonrisa por lo menos. Pero lo que no puedo evitar destacar es el subtexto positivo que transmite la película, y con esto no me refiero a la tesis del “talento que se encuentra donde menos se lo espera” (aunque uno de los pocos momentos brillantes de la peli es el cómo establece esta tesis a través de la cantante Susan Boyle), sino de la importancia de divertirse haciendo lo que a uno le gusta, tratando de olvidar —o por lo menos darle su justo lugar— al enorme negocio que hay detrás de todo y que ejerce presiones innecesarias tanto como inmerecidas. ¿Cómo está en la pantalla? Un Golpe de Talento está bien filmada y bien editada, mucho no voy a criticar por ese costado. Lo que si voy a destacar es la banda de sonido de A.R. Rahman, que es la segunda vez que lo oigo en una peli desde Slumdog Millionaire. Million-Dollar-Arm-Movie-Review-Image-1Por el costado de la actuación, Jon Hamm entrega un rol bastante sólido. Este caballero con cada rol cinematográfico que se le presenta tiene la difícil tarea de hacerle olvidar al espectador que está viendo a Don Draper (su personaje de Mad Men) y aunque lo consigue en este título, bordeando con oficio los momentos cómicos, no puede evitar notarse aunque sea un guiñito del legendario publicista de los años ’60 al que dio vida; algo que supo erradicar en títulos anteriores pero que aquí no pudo borrar del todo. No obstante, es un buen laburo interpretativo; le sienta, se le cree y eso es todo lo que importa. Sin embargo me veo obligado a destacar que las dos mejores actuaciones de la película son las de los intérpretes secundarios. Bill Paxton, como el entrenador de los chicos, y Alan Arkin como el cazatalentos que ayuda a reclutarlos. Pero tienen una contra, y esa contra es mas a causa del guion que del talento de ellos, me estoy refiriendo a que no les dan tiempo suficiente para lucirse o los ponen en el marco de algunas escenas que cualquier actor podría hacerlas y no gente de su talento. Alan Arkin se pasa la mitad de la película dormido y tiene dos o tres líneas de dialogo interesantes. Mi punto es que no es un rol que exija mucho a nivel interpretativo, y no necesitaba de alguien con el talento de Arkin. Uno intuye que el estudio quería hacer sentir cómoda a la contraparte de la vida real teniendo a un actor de peso haciendo su papel. Pero en quien me quiero detener es Bill Paxton. La vida, la sabiduría, la serenidad y la simpatía que le sabe insuflar a su personaje de entrenador en lo poco que aparece es tal que te da rabia que no tenga más presencia en el metraje. Llegas a sentir que el personaje se merece una película propia, si y sólo si Bill Paxton lo interpreta. Conclusión Aunque predecible pero llevadera gracias a su labor interpretativa, Un Golpe de Talento es un digno exponente del cine shampoo; entretenido, cumplidor y para pasar el rato. Quedará a criterio del espectador si esos son meritos suficientes para pagar por verla.
Para reírse… pero no para caerse por ello. Ted probó ser un más que efectivo debut en la dirección para Seth MacFarlane, creador de Family Guy y American Dad. Los que están acostumbrados a su humor acido y políticamente incorrecto obtuvieron un titulo que valía el precio de la entrada. Aunque las comparaciones son odiosas y cada película debe ser analizada y/o valorada según los meritos y carencias que esta tenga por si misma, debe aclararse que Ted tenía a su favor un halo de misterio que residía en el hecho de que se te hacía difícil predecir un final para una historia como esa. Era algo que solo viendo la película, y sólo viendo la película, se podía contestar. Traigo esto a colación dado a que A million ways to die in the west corre con la enorme desventaja de ser un relato en el cual se ve venir su final no solo desde el primer cuadro, sino desde el mismo tráiler. ¿Cómo está en el papel? A million ways to die in the west cuenta la historia de Albert Stark, un pastor de ovejas, que huye de un duelo armado y dicho acto de cobardía genera que su novia lo abandone para irse a los brazos de otro hombre. Esa noche, en medio de una tradicional riña en una cantina, Albert salva la vida de Anna, una recién llegada al pueblo con muy buena puntería, y los dos forman una amistad mientras esta le enseña a tirar para poder vencer al nuevo novio de su ex en un duelo. Lo que Albert no sabe es que Anna es la esposa de un peligroso forajido. Como historia funciona, como comedia también y hay un contenido temático subyacente sobre enfrentar los miedos y darse cuenta que hay personas sobre las cuales no vale la pena sufrir. Los personajes están bien desarrollados y te generan cierto nivel de simpatía. Aun con todo esto la película no logra pasar de lo simplemente adecuado. Como había dicho en el principio, es una de esas historias que sabes inmediatamente cual va a ser el final, y con esa desventaja esperás, como mínimo que las situaciones cómicas que propone la película sean lo que prometen. Y lo son, pero si comparamos entre las escenas en las que te doblas de risa en la butaca y aquellas que apenas te sacan una risa, el último apartado es el que gana por goleada. Lo que no es malo, pero uno esperaba más. ¿Cómo está en la pantalla? La palabra que define a la estética visual de la película es la de homenaje. La fotografía, el diseño de producción, el vestuario y sobre todo la música (al igual que en Ted, MacFarlane prueba un enorme conocimiento y sabiduría sobre la música clásica de películas) parecen salida del mejor exponente del genero filmado durante los años ’40 y ’50. Una estética tomada en serio y que ayuda a subrayar el verosímil en el que se mueve la película, a pesar de que muchas veces no ayuda en algunas situaciones cómicas que solo tendrían sentido en la modernidad. Por el costado actoral, Seth MacFarlane sale lo suficientemente airoso de su primer desafío actoral —en carne y hueso; ya que había sido la voz de Ted— y me gustaría que lo vuelva a intentar. En lo personal, se me olvidó al toque que estaba viendo al creador de Family Guy. Liam Neeson es efectivo como villano pero solo a costa de un gran esfuerzo. Sarah Silverman y Giovanni Ribisi, entregan roles decentes como los amigos del protagonista, pero nada más. El pico más alto a nivel interpretativo es definitivamente Charlize Theron. Es un personaje que se gana al espectador desde el vamos a puro carisma. Conclusión Aunque genera pocas carcajadas, A million ways to die in the west cumple como comedia. La película no aburre en absoluto, y aunque está narrada decentemente y con un buen sentido del entretenimiento, al final no podes evitar sentir que esperabas más de lo que te dieron.