Una excelente manera de relatar uno de los sucesos más importantes de la historia. Con una calidad tremenda en los diálogos, y una mano cinematográfica impresionante para llevarlo a la pantalla. Nominada a seis premios de La Academia, ente los que se destacan Mejor Actor y Mejor Película, llega a las salas de todo el país Las horas más oscuras (Darkest Hour, 2017), el docudrama que narra uno de los momentos más complejos de la historia británica con uno de los personajes más emblemáticos del Reino Unido, Winston Churchill. Churchill fue un político y estadista británico, conocido por su liderazgo del Reino Unido durante la Segunda Guerra Mundial y es considerado uno de los grandes líderes de tiempos de guerra y fue primer ministro del Reino Unido en dos períodos: 1940-45 y 1951-55. Dirigida por Joe Wright (Orgullo y Prejuicio, 2005), el cineasta se mete de lleno en la asunción de Churchill como primer ministro británico en el auge de la Segunda Guerra Mundial. Ambientada en 1940 y protagonizada por uno de los actores más reconocidos a nivel mundial, Gary Oldman, el actor se mete en la piel del ex primer ministro británico, desde su momento de asunción al poder, hasta la resolución de uno de los momentos más duros y hostiles de la historia mundial. Churchill deberá entonces explorar la posibilidad de un tratado de paz con Alemania, o ser fiel a sus ideales y luchar por la liberación de Europa. Con un brillante guion, escrito por Anthony McCarten (La Teoría del Todo, 2014), la película es una excelente manera de relatar uno de los sucesos más importantes de la historia. Con una calidad tremenda en los diálogos, y una mano cinematográfica impresionante para llevarlo a la pantalla, la forma de contar estos hechos hacen que no queden ningún tipo de dudas acerca de locaciones, momentos temporales, posiciones políticas y posiciones frente a la inminente guerra. Si bien el ritmo es lento y el corte termina siendo un poco más largo de lo que debiese, la peli no deja cabos sueltos y explica absolutamente todo, para que no haya baches en la historia. Es más, si se quisiera, esta película podría verse como una precuela de Dunkerque (Dunkirk, 2017), la cinta también nominada al Oscar dirigida por Christopher Nolan, porque cuenta absolutamente todos los trasfondos de aquella película. La interpretación de Gary Oldman es simplemente brillante. Más allá de la transformación física con la que sorprende a todos con excelente trabajo de los maquilladores al lograr la semejanza, la forma con la que Oldman habla, se mueve y las expresiones faciales son mucho más valorables. Churchill era muy conocido por su extraña forma de hablar, algunos se burlaban y otros ni lo tomaban en serio y el actor se encarga de transmitir esas mismas sensaciones a los espectadores. Hay algunos papeles que dan la sensación de que podrían haber ocupado un tiempo mayor en pantalla con más de desarrollo. Estos son los casos de Lily James (Downtown Abbey) y Kristin Scott Thomas (The Old Lady), quienes personifican a la asistente personal de Churchill, Elizabeth Leyton y a su esposa Clementine respectivamente. Ambos personajes son claves en el crecimiento que Churchill y se podría haber hurgado más en sus relaciones. El resto del elenco, está bien elegido y muy bien interpretado, pero en una clara elección de importancia, estos quedan en un segundo o hasta tercer plano, el director no “pierde” tiempo en desarrollar otro personaje que no sea el del protagonista, ni siquiera el del propio Rey George (Ben Mendelsohn). Difícil es saber si Darkest Hour podrá consagrarse como mejor película, sobre todo porque es una adaptación de una historia real y por la calidad de sus rivales, pero lo que está seguro es que el premio al mejor actor no va a estar nada sencillo ya que hay muy buenos trabajos, aunque no caben dudas de que Gary Oldman, el ex-Comisionado Gordon, tiene varias chances de quedarse con el galardón.
Paddington puede parecer a simple vista una simple historia para los más chicos, pero por el mensaje que transmite, no le haría mal a muchos adultos acercarse a los cines a verla, analizarla y convencerse de que los modales, siempre están primero. Luego del boom mundial de Paddington (2014), la secuela de esta transposición del mundo literario británico no podía tardar y es por eso que Paddington 2 llega este año, con más ternura y un desarrollo visual aún mejor desarrollado que su primer entrega. Dirigida nuevamente por Paul King, esta segunda aventura del osito british, que viene con un 100% de calificación en Rotten Tomatoes, trae de regreso al elenco principal, Sally Hawkins y Hugh Bonneville (Mary y Henry Brown), e introduce nuevos personajes del calibre de Hugh Grant. El amigable de Paddington (Nicolás Vázquez en la versión de Argentina) se encuentra preocupado por encontrar un regalo perfecto para el cumpleaños numero 100 de su tía Lucy, una osa fanática de Londres que nunca pudo conocer la ciudad británica. En la búsqueda de dicho regalo, Paddington encuentra un libro animado que lo deslumbra, pero no puede comprarlo por su alto valor. En medio de sus ganas de trabajar y conseguir el obsequio, el libro es robado y todas las pistas apuntan hacia el oso adorador de la mermelada. Paddington deberá probar su inocencia y al mismo tiempo, intentar descubrir quien fue el ladrón que le quitó de sus narices, el tan preciado regalo. La peli es una hermosa forma de pasar un rato en familia, con muchos aciertos a la hora del guion, Paul King demuestra que puede superar la cinta original de forma magistral. Una de las cosas básicas que enseña esta saga de libros, que ahora son películas, es que no hay que juzgar al libro por su portada. Muchos pueden pensar que es una simple historia para niños con ningún tipo de enseñanza o moraleja, pero no podrían estar mas errados. Paddington y sus amigos se las ingenian durante todo el film para transmitir mensajes de cordialidad, gentileza y amabilidad hasta en los momentos menos pensados. Nunca hay que perder los modales, le enseñaba su tía Lucy y el osito lo demuestra en cada una de sus aventuras. Las actuaciones son todas muy buenas, sobre todo el papel de Hugh Grant que sorprende haciendo su papel con total naturalidad y de forma simple y hasta genuina. Parte del elenco complementario está compuesto con figuras reconocidas a nivel mundial por sus trabajos en la TV y cine, tales son los casos como Peter Capaldi (Dr. Who), Jim Broadbent (Game of Thrones) o Julie Walters (Harry Potter). Hablando de la versión que se podrá ver en los cines argentinos, luego de ponerle la voz al Rayo McQueen en Cars (2006) Nicolás Vázquez vuelve a involucrase en trabajos de doblaje y lo hace de una manera muy buena, se puede sentir un gusto en particular por el personaje y su voz parece ser la verdadera del personaje de CGI. Los aspectos visuales de la película sorprenden, teniendo en cuenta el avance con respecto a la entrega anterior. La paleta de colores, los vestuarios y la fotografía son elementos que se destacan a simple vista, pero al estar todo tan coordinado y alineado con el relato quedan de lujo. Paddington puede parecer a simple vista una simple historia para los más chicos, pero por el mensaje que transmite, no le haría mal a muchos adultos acercarse a los cines a verla, analizarla y convencerse de que los modales, siempre están primero.
La película deja un saldo negativo. No por la historia, sino por cómo el director quiere que sea contada. Una de las pocas cosas que si están muy bien logradas, es el desenlace, no por lo que pasa en sí, sino por como lo transmite. El 21 de agosto de 2015, un marroquí llamado Ayoub el-Khazzani abordó en la capital de Bélgica, un tren cuyo destino final era la capital francesa, París. En su mochila y bolso de mano, él cargaba un fusil automático AK47 y varias armas que activó a bordo con la intención de cometer un atentado terrorista dentro del tren de alta velocidad que se encontraba colmado de gente y mayormente de turistas. Este atentado, logró ser impedido por tres jóvenes estadounidenses que subieron en Ámsterdam con la idea de continuar en París sus vacaciones europeas. Con el riesgo de perder sus vidas, lograron detener al terrorista hasta que la policía francesa lo arrestó en una de las estaciones que se encontraba a mitad de camino. Este hecho inspiró al director norteamericano para transmitir esta gran muestra de valentía y heroísmo a todo el mundo y es por eso que este año llega 15:17 Tren a París (The 15:17 to Paris). Clint Eastwood, quién ya tiene experiencia a la hora de relatar sucesos que ocurrieron en la vida real con Sully (2014), presenta este docu-drama donde se relatan todos los acontecimientos de ese casi fatídico día y lleva más allá contando la historia de dónde surgió la amistad de los tres héroes protagonistas. Dichos héroes, serán interpretados por sí mismos en esta que será su propia historia. Spencer Stone, Anthony Sadley y Alek Skarlatos pondrán en cuerpo y la mente para recrear los acontecimientos que los llevaron al reconocimiento en Francia y en los Estados Unidos. Esta peli, que intenta contagiar el patriotismo que siente Eastwood por su país, tiene fallas por todas partes, algunas son entendibles y otras, no hacen nada más que llamar la atención, ya que Clint es uno de los directores más queridos del país del norte. Empezando con la descripción, el relato está cargadísimo de elementos subjetivos del director hasta tal punto que cansa y mucho. La frecuencia con la que la cámara toma banderas estadounidenses es a simple viste notoria y queda terriblemente repetitiva. Exactamente lo mismo sucede con la religión, personajes que recurren una y otra vez a la consulta con “El Señor”, y todos sus sinónimos, provocan mucha incomodidad ya que se ve demasiado forzado. También, posee todo tipo de estereotipos y lugares comunes en todos los escenarios donde el director y su cámara nos transportan. El director, en su afán de contar paso por paso y detalle por detalle la historia de cómo se conocieron los protagonistas, se toma un tiempo llamativamente más largo de lo que cualquier otra película lo hace. El primer acto es larguísimo. Con saltos temporales de espacio una y otra vez, es muy difícil determinar en qué época se encuentran o si están en contacto. Todo esto se ve interrumpido con algunas imágenes de lo que nos espera en el tren, siendo esto uno de los aciertos a la hora del relato. Prepara bien el momento de la acción, pero parece que éste nunca va a llegar, ya que tarda demasiado en todo lo demás en una película relativamente corta con duración de 95 minutos. Un punto clave es el de las actuaciones. Al querer homenajear a estos valientes jóvenes, Eastwood prefiere resaltar y enfocarse en el aspecto emotivo y dramático más que en el de la calidad con la que puede llevarse a cabo la historia. Pero ellos al no ser actores, hay muchas cosas que no logran ser transmitidas con la intención inicial. No viene mal mencionar, que dos de ellos, Spencer Stone y Alek Skarlatos, han dedicado varios años de su vida a la protección de Estados Unidos desde distintos lugares de su ejército hasta el 2015, donde ocurrió todo. El elenco también cuenta con dos actricez de primer nivel como Jenna Fischer (Pam en The Oficce) y Judy Greer (Jurassic World, 2015), pero ellas se ven presas de un guión que no ayudan en nada al film. Una de las pocas cosas que si están muy bien logradas, es el desenlace, no por lo que pasa en sí, sino por como lo transmite. Finalmente se pueden sentir angustia, emoción y desesperación que los protagonistas realmente deben haber sentido. Con un juego de cámaras totalmente frenético y vertiginoso, Eastwood realiza un plano secuencia tremendo que hace creer al espectador que es él quien lleva la cámara.
Todo el dinero del mundo, es una muy buena película que demuestra que la codicia es una de las peores características que tiene el ser humano. A pesar de los contratiempos sufridos por temas personales, el film puede olvidarse de una situación tan compleja y reinventarse en sí mismo. Después de los escándalos protagonizados por Kevin Spacey, el director Ridley Scott logró lo que parecía casi imposible: volver a filmar todas las escenas del personaje de Spacey con Christopher Plummer antes de la fecha de estreno. El papel del que se hizo cargo el actor canadiense, era ni más ni menos que el de Jean Paul Getty, uno de los primeros y más famosos magnates petroleros de Estados Unidos que, en su momento de máximo esplendor, fue considerado como el hombre más rico de todo el mundo. Todo el dinero del mundo (All the money in the world) es la historia de uno de los acontecimientos que sacudió de pies a cabeza no solo a Estados Unidos, sino que también al mundo entero. Este hecho no es otro que el secuestro de Paul Getty III (Charlie Plummer) uno de los nietos del multimillonario, a manos de una pandilla de secuestradores italianos. El film consta de mostrar la carrera contrarreloj que la madre de Paul, Gail Harris (Michelle Williams) y uno de los oficiales de seguridad del viejo Getty, Fletcher Chace (Mark Wahlberg) deben hacer para lograr recuperar a Paul sano y salvo, siempre con el menor apoyo posible, y hasta el desinterés, de su “querido” abuelo. Para aquellos que no conocen ni un poco del señor Getty, traten de imaginarlo como la mezcla perfecta entre el Sr. Burns de Los Simpsons y Charles Foster Kane (Citizen Kane, 1941), habiendo hecha esta aclaración pueden sacar sus propias conclusiones de la cantidad de dinero del hombre. A la hora de la dirección de esta película, hay varias cosas a favor de Scott y otras tantas en contra. Partiendo por lo bueno, el primer gran acierto fue haber cortado del metraje a Kevin Spacey, cuando la noticia explotó en todos los portales del mundo, desde un primer momento Ridley se deshizo de sus escenas. Esta es una cinta que imprime un drama desde el momento inicial con diálogos sumamente tensos y un tipo de relato que no es el convencional en cuanto a las clásicas historias de secuestros. No hay una sobredosis de drama, y no se busca crear suspenso innecesario, por lo que el balance acaba manifestándose. La fotografía es excelente, en muchas de las escenas el dramatismo que se quiere transmitir queda impreso en cada toma y plano y hace que esta obra no sea algo tan “robótico” y automatizado como venia pasando con las anteriores del director. El guión es aceptable y bastante clásico, si bien tiene algunas fallas, todo lo demás logra tapar estas deficiencias. Una mancha que tiene esta película, son los estereotipos, sobre todo de parte de los secuestradores italianos. Con un tono incluso burlón, por momentos llega hasta un punto en que queda super a contramano con lo que se nos quiere transmitir. Lo más destacable de las actuaciones es sin dudas, la majestuosa actuación de Christopher Plummer, que es de no creer como no fue casteado desde un primer momento para su papel. Luego de haber remplazado a Spacey, la expectativa era mucha sobre cómo había quedado la edición del film y el corte final. Con algunos días de trabajo adicional, se puede decir que quedo fantástico. Pareciera que él nació para interpretar a este personaje, su trabajo es sencillamente grandioso. Otros que tuvieron un muy buen desempeño son Charlie Plummer y Michelle Williams, imprimiendo el dramatismo adecuado y logrando la empatía necesaria para este tipo de producciones. Por el lado de Wahlberg, siempre da la sensación que puede actuar mejor si se anima a salir de su zona de confort, pero de una forma u otra, siempre se las arregla para actuar mas o menos de lo mismo, claro que esta vez sin osos que putean o autos que se transforman. En resumen, Todo el dinero del mundo, es una muy buena película que demuestra que la codicia es una de las peores características que tiene el ser humano. A pesar de los contratiempos sufridos por temas personales, el film puede olvidarse de una situación tan compleja y reinventarse en sí mismo. Gracias a este papel, Plummer tiene la chance de ganar el Oscar a Mejor Actor, siendo que hace un par de meses ni estaba en el elenco, el gran acierto de Ridley Scott.
The Post es sin dudas una de las mejores películas que se verán este año, no solo por sus actores de lujo en los papeles más importantes, sino que también cuenta con la presencia de uno de los genios cinematográficos más influyentes en la cultura popular detrás de las cámara. Al margen del resultado final de sus películas, hay algo en lo que a Steven Spielberg no se le puede criticar en lo más mínimo y ese algo es, ni mas ni menos, que la habilidad narrativa del director para contar una historia. El cineasta que tan feliz hizo a grandes y chicos en diferentes décadas con obras de distintos estilos como por ejemplo: Tiburón (1975), Encuentros Cercanos del Tercer Tipo (1977), E.T, El Extraterreste (1982), Jurassic Park (1993), Salvando Al Soldado Ryan (1998) La Terminal (2004), entre otras, vuelve a sentarse en la silla de director para levar a la pantalla grande un drama más cercano a lo que algunos prefieren llamar docudrama, o sea, el acercamiento a un hecho histórico mostrado con todas las licencias del caso en beneficio de la película, del primer gran escándalo mediático-político de los Estados Unidos, que marcaría un antes y un después en la nación del norte. Con un guión escrito por Liz Hannah y Josh Singer, este nuevo film se titula The Post: Los oscuros secretos del Pentágono y su título original es The Post (2017), esto en clara referencia al periódico The Washington Post y a sus publicaciones que en 1971 se encargaron de sacar a la luz, una serie de documentos clasificados del gobierno de los Estados Unidos sobre la guerra de Vietnam, donde se incluían más 30 años de expedientes secretos que contaban básicamente, los verdaderos sucesos que acontecían en las tierras vietnamitas. Ahí es donde la magia de Spielberg empieza a aparecer presentándonos a los protagonistas, principalmente a Katherine Graham (Meryl Streep) la primer mujer editora de un medio de comunicación en los Estados Unidos, quien estaba al mando del Washington Post y al director de publicaciones del mismo diario, Ben Bradlee (Tom Hanks). Estos, deberán dejar de lado sus diferencias, bien marcadas, para ganar la carrera contra otros diarios como The New York Times exponiendo de esta manera el polémico suceso y salvando así al periódico de la ruina inminente. En el medio de esta carrera por la primicia, Graham y Bradlee deciden arriesgar sus carreras en una pelea sin precedentes entre el periodismo y el gobierno, con tal de hacer públicos estos papeles y otorgar al pueblo estadounidense lo que siempre ha reclamado: la verdad. Básicamente, el nuevo trabajo de Spielberg es un obra de arte. Digna de ser considerada como una de las mejores películas de los últimos diez años y sin dudas, de las que hay que ver sí o sí del aclamado cineasta. El director, otorga una clase de cine en poco menos de dos horas, con planos, tomas, secuencias, diálogos y un esquema narrativo clásico de él donde la historia puede parecer sencilla pero él se las ingenia para darle otra vuelta de tuerca. También, trae al tablero de juego temas que mucho tienen que ver con la actualidad, sobretodo el asunto de la libertad de prensa, la ética periodística y el asunto de la relación entre prensa y poderes políticos que la presionan. Lo que bien logra Spielberg es potenciar los diálogos como vehículos narrativos sin llegar al abuso teatral, porque los diálogos no siempre son explicativos y el filme deja que otras imágenes puedan alcanzar ese rigor. A la hora de las actuaciones, el elenco cumple totalmente. Teniendo a dos de los más grandes actores de los últimos tiempos como lo son Meryl Streep y Tom Hanks, el reparto del protagonismo es justo y medido, ninguno opaca al otro y cada uno entiende que rol debe cumplir. Por su parte, Streep da otra muestra de cómo se hace su trabajo, personificando a una mujer que fue contra viento y marea defendiendo sus ideales y oponiéndose a la presión masculina de los medios de comunicación y de la justicia de su momento, que subestimaban en demasía a Graham solo por ser mujer. Por el lado de Hanks es imposible no rendirse a los pies del ex Forest Gump, junto con su compañera, hace un trabajo estelar. La relación Hanks-Spielberg no es nueva y después de esta gran actuación, tampoco debiera ser la ultima oportunidad que los veamos a los dos trabajando en la misma película. Cada personaje esta bien llevado y todos tienen la importancia que se merecen. A estas buenas actuaciones, otro elemento es clave y es la música a cargo de John Williams, de nuevo con tino y tono fílmicos para subrayar emociones e imágenes dentro del film. Si hay alguna critica que hacerle a este nuevo trabajo de Spielberg es que se centra demasiado, por no decir totalmente, en lo que paso en el Washington Post y se olvida totalmente de lo que pasaba en las oficinas y redacción del New York Times, medio que fue absolutamente clave en la obtención de los documentos del pentágono. The Post es sin dudas una de las mejores películas que se verán este año, no solo por sus actores de lujo en los papeles más importantes, sino que también cuenta con la presencia de uno de los genios cinematográficos más influyentes en la cultura popular detrás de las cámara. ¿Ganará el Oscar a mejor película de 2017?
Un drama que relata de manera excelente el antes, durante y después de la asunción de Molly al frente de los juegos de póquer clandestinos. Sorkin se encarga de que la historia tenga todos los condimentos juntos para enganchar al espectador y que no padezca el relato. Entre tanto blockbuster de las grandes cadenas de entretenimiento, está bueno que las carteleras de los cines tengan alternativas para quienes no disfrutan tanto de estos tanques que mueven montañas de dinero o para simplemente tomar un breve respiro de ellas. Esta situación suele darse más a menudo en los comienzos de cada año, sobre todo, por las clásicas y tan “importantes ” nominaciones en la temporada de premios y por sobre todo por los Oscars. En esta ocasión llega a los cines de todo el mundo el primer trabajo como director de Aaron Sorkin, luego de ser el guionista de otras joyitas del cine como Jobs (2015), The Social Network (2010) y Moneyball (2011). Este primer trabajo suyo detrás de las cámaras, también estará basada en una historia real. La historia es la de Molly Bloom (Jessica Chastain), una ex esquiadora profesional estadounidense que debido a diferentes situaciones, decide abandonar su carrera de deportista y barajar de nuevo para probar suerte en otros ambientes totalmente diferentes. Esta búsqueda por encajar, llevará a Molly a involucrarse con una serie de juegos ilegales de póquer en donde escalará de tal modo que terminará convirtiéndose en una famosa y reconocida organizadora de juegos clandestinos. Molly deberá afrontar su codicia y el resto de sus errores, cuando el FBI la contacte para aclarar su caso y junto con su abogado, Charlie Jaffey (Idris Elba), encontrar una salida que no la declare culpable por engañar al fisco norteamericano. Apuesta Maestra (Molly´s Game) es un drama que relata de manera excelente el antes, durante y después de la asunción de Molly al frente de los juegos de póquer clandestinos. Sorkin se encarga de que la historia tenga todos los condimentos juntos para enganchar al espectador y que no padezca el relato. La dosis de humor que posee la peli no hace que se pierda el hilo conductor, sino todo lo contrario, relaja, descomprime y funciona como perfecta rueda de auxilio. También, la narración cuenta con un toque aventurero que hace querer involucrarse con el film. De la misma manera, esta película hará pensar a quien la vea. No es la típica producción para desconectarse del mundo, en esta oportunidad para entender todo de manera ideal, hay que prestar mucha atención e involucrarse en lo que se cuenta. Uno de las contras que se pueden observar es el constante uso de las terminologías propias del póquer que, si uno no entiende de que va este juego, es muy probable que en muchos lapsos pueda perderse un instante. Por suerte, el relato es tan bueno que la historia fluye sin mayores dificultades. El guión de la peli es de un nivel maravilloso. Cada diálogo, secuencia, encuadre y toma, están perfectamente llevados a cabo. Incluso, el montaje queda perfectamente alineado con lo que se puede ver, siendo ágil y preciso con una gran relación con lo que transmite el relato, que muchas veces no pasa. Claro está que Sorkin, siendo un guionista por excelencia, estos detalles no se le podían escapar. Un elemento que no se puede pasar por alto es que en medio de un movimiento todavía poco habitual en el cine de Hollywood, Molly´s Game es una película al servicio de un personaje femenino potente y complejo que se define por su talento profesional y llena toda una película sin necesidad de apelar al romanticismo. El elenco está perfectamente elegido y estos hacen su trabajo de la mejor manera. Desde las participaciones esporádicas de Kevin Costner como Larry Bloom, y Michael Cera como el Jugador X , hasta la protagonista Chastain. La colorada, de anteriores pasos por Interestellar (2014) y Crimson Peak (2015), parece haber nacido para interpretar este personaje. Lleva a cabo un trabajo de maravilla que en muchos momentos es hasta incluso comparable con Bryan Cranston y su trabajo en la gloriosa Breaking Bad (2008- 2013). Desde la obsesión por tener siempre el control y, la codicia por tener más y más dinero, es inevitable no contraponer a Molly con el gran Heisenberg. Otro que está acostumbrado a romperla y esta no es la excepción, es Idris Elba, que parece tener las habilidades reales para defender cualquier caso que se le proponga. Sin dudas, harán bien si a esta peli le ponen un par de fichas en la temporada de premios, ya que en muchas categorías puede ser sorpresa, por ejemplo, en la de Mejor Actriz. Otro que puede estar nominado es Sorkin, quién logra debutar con el pie derecho bajo la dirección con un elemento que parece simple, pero es uno de los más complejos que hay en el cine: como contar una historia.
Se conforma con solo ser mejor a su segunda parte. Por suerte, al director no se le cruzó por la cabeza la idea de dividir el final en dos entregas. Después de lo que fue el éxito rotundo de Harry Potter en el mundo del cine, varias novelas para los denominados “young adult” quisieron ir por el mismo camino. Si bien es cierto que el paso de las adaptaciones literarias al cine no es un recurso nuevo, para los jóvenes adultos de todo el mundo, las aventuras del niño mago y su amigos caló hondo y esto inició un nuevo recorrido en Hollywood. Por ejemplo, en los últimos años han llegado a las pantallas muchas adaptaciones de novelas de gran éxito en sus versiones de papel, pero no tanto en el cine. Todas son sagas bastante parecidas, donde se presentan futuros distópicos o rebeliones contra la sociedad dominante. En el medio de varias franquicias, surgió otra saga con inicio en los libros, Maze Runner. Esta saga adaptada de los libros de James Dashner, se presentaba como una alternativa, agregando elementos de un laberinto gigante, una enfermedad que está deteriorando al mundo, mounstros y una especie de zombies llamados “cranks”. La primera parte de esta trilogía literaria llegó a los cines en 2014, presentando muchos personajes, escenarios y situaciones realmente novedosas. Ahí se introducirían al mundo cinéfilo Thomas (Dylan O’Brien), Newt (Thomas Brodie-Sangster), Teresa (Kaya Scodelario), entre muchos otros. En la primera parte, el objetivo de los denominados “larchos” era salir de un laberinto gigante, lleno de peligros y cuidadosamente diseñado por una organización conocida como C.R.U.E.L., una corporación encargada de encontrar una cura a la epidemia que azota el mundo entero. Más adelante, este grupo de adolescentes sin memoria lograrían escapar de este lugar y se darían cuenta que el mundo exterior los estaba utilizando para lograr obtener esta cura para el mundo. El inicio de Maze Runner recibió muy buenas criticas por parte de los fans y sentó las bases de lo que se confirmaría luego, su trilogía completa. Al año siguiente, en 2015, se estrenaría su esperada secuela, bajo el subtitulo de Prueba de Fuego (The Scorh Trials). En esta oportunidad, el grupo de sobrevivientes liderado por Thomas, decidirían romper todo tipo de vinculo con la organización C.R.U.E.L. debido a la desconfianza que estos causaban en el grupo de adolescentes. En La Cura Mortal, esta última entrega de la franquicia, el grupo de Thomas deberá volver a la última gran ciudad del mundo para rescatar a Minho de las garras de Jansen, Ava y Teresa. En el medio, se cruzarán con viejos y nuevos aliados que dejarán todo hasta ver caer a C.R.U.E.L. y encontrar la cura que el mundo necesita. El reparto original vuelve para finalizar la historia y también se encuentra bajo la dirección del mismo director que dio origen a esta trilogía, el canadiense Wes Ball. A primera vista, esta última parte de la saga, supera ampliamente a sus predecesora. Con un ritmo totalmente vertiginoso y con un objetivo concreto que se marca al inicio del film. La peli avanza y en ningún momento se plantea dudar, no hay tiempo para pensar dos veces. Claro está que la segunda parte fue tan floja, que no era muy complicado superarla. Solo necesitaban un cambio de ritmo. Algo negativo pueden ser las secuencias de acción, que aunque están bien elaboradas, no alcanzan a tapar el problema esencial de la historia, y de toda la franquicia a esta altura: no hay suficiente trama. Muchas quedan de relleno y están para sumar minutos en el corte final. Otro punto flojo es que el acto final se llena de dramatismo innecesario y de guiños a las películas anteriores e incluso a otros grandes films, solo para salir de lo tediosa que se hace la peli. Dos horas y media es un exceso demasiado grande y lo terminan pagando, sin dudas. Las actuaciones son normales, ninguno de los personajes destacan en este rubro y salvo por algunos momentos en particular, nadie del elenco lo logra. El CGI, el maquillaje y los efectos especiales no logran imponerse tampoco y quizás esto se deba a que la mayoría de estas escenas computarizadas. No hay sorpresa, no hay paisajes que puedan perdurar en el inconsciente del espectador ni una fotografía que sobresalga. ¿Es La Cura Mortal un digno final para esta saga? Sí. Aunque se conforma con solo ser mejor a su segunda parte. Por suerte, al director no se le cruzó por la cabeza la idea de dividir el final en dos entregas como hicieron otras franquicias, porque en Harry Potter puede funcionar.
Para los seguidores de esta franquicia, es una cita obligada de ver, cerrando un gran circulo que inició en la primera entrega y sentando bases para una posible continuación de la saga. ¿Cómo hacer para finalizar una franquicia cuando sus ganancias son muy superiores al presupuesto inicial? Quizás ese sea el problema de los últimos tiempos en la industria del cine. No importa si la historia es repetitiva, carente de alma o ideas, solo interesa recaudar la mayor cantidad de dinero posible y producir hasta el hartazgo. En medio de esto, se encuentra la saga Insidious o mejor conocida como La noche del demonio, una franquicia que comenzó en 2010 de la mano de James Wan (Aquaman, 2018) y que consta en su haber, contando esta nueva entrega, con cuatro películas. Haciendo un poco de memoria, en las dos primeras películas de Insidious se puede seguir la historia de Josh (Patrick Wilson) y Renai Lambert (Rose Byrne), quienes empiezan a experimentar extrañas visiones tras el coma sufrido por su pequeño hijo Dalton (Ty Simpkins) y se ven obligados a contratar a la experimentada medium Elise Rainer (Lin Shaye). A los largo de estas dos primeras entregas, James Wan logró afinazar, dentro de todo, un argumento sólido y verídico que solo sufría problemas en el desarrollo del tercer acto de ambos films. La tercera, estrenada en 2015 y bajo la dirección de Leigh Whannell, fue una precuela que narró los orígenes sobre la presencia sobrenatural que asoló a la familia Lambert, donde el protagonismo recayó en Elise Rainier. Luego de una recaudación final que multiplicó por diez su presupuesto inicial, la productora Blumhouse decidió lanzar un nuevo capítulo de la saga. De esta manera, La Noche del demonio: La llave final, llega a los cines de todo el mundo ¿por última vez? En esta oportunidad, este cuarto film funciona como una secuela directa de la precuela estrenada en 2015. Elisse se enfrentará a aterradoras apariciones que tienen lugar en Nuevo México, lugar de su antigua casa. Con el objetivo de ayudar a una familia recién instalada, que sufre escalofriantes incidentes paranormales, Elise tendrá que enfrentarse a los seres del inframundo que habitan el hogar de su infancia y como si fuera poco, también enfrentará, de esta forma, a los fantasmas de su pasado. Insidious 4, es dirigida por Adam Robitel y cuenta nuevamente con un guion a cargo de Leigh Whannell, el mismo de todas las películas y director de Insidious 3. En esta nueva historia se aprecia un paso hacía atrás respecto a su cinta anterior. Robitel es bastante adepto a los efectos especiales y genera varias secuencias de gran tensión, siempre desarrolladas en el pasado en donde la ambientación le brinda un plus a la puesta en escena. No tiene el mismo toque con las del presente, siendo mucho más predecibles y cargadas de los tipicos sustos de las películas de terror actuales. El guion no termina de ser algo sólido y por eso no logra escapar del déficit que tuvieron los terceros actos de las entregas anteriores. Una de sus cosas positivas es la conexión que lleva con las demás películas, tapando huecos, cerrando puertas y generando algo de ganas para ver más del universo paranormal. En cuanto a las actuaciones, solo la protagonista y sus dos ayudantes se salvan. La experimentada Lin Shaye le pone el pecho a las balas y se banca todo con lo que le tiren. Hablando de sus compañeros, estos héroes al estilo Scooby Doo cumplen con su papel de sidekicks a la perfección. El resto del elenco apenas cumple, muchos personajes secundarios solo están para el típico relleno. A pesar de ser una cinta en la que prevalece el género del terror con mayor o menor fortuna, Insidious: La última llave tiene un gran contenido dramático, y en este sentido sorprende bastante.
Coco transmite todo lo que se propone. Valores familiares, tradición, cultura y sobre todo, corazón. Pixar sabe como tocar la fibra íntima y en los momentos justos, sin golpes bajos ni momentos extremadamente sensibles. A lo largo de los años, la compañía de animación más importante del mundo ha regalado al séptimo arte historias y personajes maravillosos de toda clase, colores, especies y motores. Desde sus primeros trabajos en conjunto con Disney, con Toy Story en 1995, Pixar enseñó un antes y un después en cuanto a películas animadas, dejando atrás, las viejas animaciónes en solitario del estudio del ratón. Además de seguir demostrando que son los mejores en cuanto a detalles y paisajes animados, un aspecto que siempre destacó de la empresa de la lamparita son las historias, Pixar tiene la facilidad natural para hacer historias conmovedoras que dan en el punto justo del alma y que involucran al espectador con la película, como en el caso de UP: Una aventura de altura. En esta oportunidad, la empresa fundada por Edwin Catmull y Alvy Ryan Smith vuelve con una historia que tiene como protagonista a un latinoamericano en una de las festividades más importantes de la cultura mexicana: el día de los muertos. Esta fiesta popular de México va mucho más allá que una simple excusa para disfrazarse y pedir dulces como sus hermanos del norte. En las tierras de Chespirito y Luis Miguel, el día de los muertos se festeja con mucho corazón y respeto por aquellos que ya no están y enalteciendo sus espíritus. Otorgando ofrendas y haciendo distintos tipos de rituales y “fiestas” en su honor, el pueblo mexicano pasa días y noches preparando este momento especial del año. Coco, es la película que presenta a Miguel Rivera, un muchachito que pertenece a la familia zapatera por excelencia de su ciudad natal. Pero lejos de querer ser un experto zapatero, Miguel tiene un don que en su familia no es bien visto, el de ser un hábil guitarrista y amante de la música, inspirado sobre todo por el gran Ernesto de la Cruz, un mariachi super famoso. Hace varias generaciones que los Rivera tienen prohibido acercarse al mundo del espectáculo, por un motivo bastante sensible. En su lucha por querer salirse del estricto régimen de su hogar, Miguel contará con la ayuda de su fiel y simpático amigo Dante, un perrito que es tan servicial y amistoso como torpe y hambriento. Como último “requerimiento” el pequeño aspirante a músico necesita el instrumento indicado para poder tocar y destacarse. En su intento desesperado por poseer el instrumento, y en medio de la celebración del día de los muertos, Miguel es llevado junto a su amigo a la tierra de los muertos. Miguel deberá volver a su hogar antes del amanecer si no quiere permanecer allí para siempre y junto con Dante, recibirá la ayuda de un errante y desafortunado sujeto, llamado Héctor. Coco no es una “peli de dibujitos más”, todo lo contrario. Está todo tan perfectamente logrado que uno pierde la noción que está en presencia de una historia animada. Esta sensación, a la que Diney y Pixar tienen a todos acostumbrados, no puede dejar de destacarse y se tiene que valorar como se debe. No se puede juzgar este film como una película infantil, porque no lo es. Hace rato que las producciones animadas dejaron de ser solo para los más chicos y cada vez son más los adultos que se acercan por motus propio a ver estas historias. La historia está perfectamente relatada. Cada acto se toma su tiempo necesario para desarrollar la idea que logra quedarse en la mente del espectador. En ningún momento se la siente larga, pesada o aburrida, todo lo contrario. Es tan alto el nivel de esta narración que si la peli durase tres horas y media, nadie lo notaría. Coco transmite todo lo que se propone. Valores familiares, tradición, cultura y sobre todo, corazón. Pixar sabe como tocar la fibra íntima y en los momentos justos, sin golpes bajos ni momentos extremadamente sensibles. Los personajes enamoran. Desde el primero hasta el último, pasando por los que tienen más protagonismo hasta el que menos segundos tiene en pantalla. Cada uno de estos nuevos personajes están tan bien presentados e introducidos en el metraje que no se les puede criticar nada, sólo disfrutar de la aventura de un pequeñito que quiere cumplir sus sueños, pese a la constante prohibición que lo rodea. Otro elemento que tiene un papel preponderante en el film, son las canciones. Ellas cumplen su función como un personaje más en la historia. Fáciles de encariñar y ni hablar de repetirlas. Visualmente la cinta es una maravilla, candidata para ganar en la categoría de Mejor Animación en todos los premios que se la nomine. Es una experiencia visual que llena la retina y deja la vara demasiado alta para el resto. Pixar logra superarse a sí mismo, una y otra vez. Los paisajes, la fotografía y la textura de cada plano son ideales para tenerlas de fondo de pantalla. No hay un solo momento en el que algo quede fuera de tono. En cuanto al director Lee Unkrich, aquel que supo hacer llorar a más de uno con Toy Story 3 (2010), la única manchita que se le puede atribuir en esta gran película es su previsibilidad. En ocaciones muy puntuales, peca del lugar común y hace que el final decante solo, quitando un poco de expectativa y sorpresa. La película es un goze total de casi dos horas en donde se logrará emocionar a grandes y chicos. Latinos, europeos y norte americanos. La empatía es algo universal y más cuando se trata de la familia y de la aventura al ir contra todos por lo que más amas, para concretar el sueño prohibido.
Se buscó revivir esta saga que ya estaba enterrada bastante abajo y probablemente luego de verla, allí abajo se quedará. ¿Habrá que esperar 23 años para volver a ver al monstruo comer? Ojalá que no. En otro intento por reflotar franquicias y sagas que vieron la luz al final del túnel hace ya varios años, ahora le tocó el turno a Jeepers Creepers. Para aquellos despistados que nunca han visto nada de esta película de terror de principios de milenio, esta historia consta de un demonio que cada 23 años, durante 23 días seguidos, se encarga de comer gente a troche y moche, en preferencia adolescentes, para poder regenerarse y así perdurar en el tiempo y en la historia. En otro intento por reflotar franquicias y sagas que vieron la luz al final del túnel hace ya varios años, ahora le tocó el turno a Jeepers Creepers. Para aquellos despistados que nunca han visto nada de esta película de terror de principios de milenio, esta historia consta de un demonio que cada 23 años, durante 23 días seguidos, se encarga de comer gente a troche y moche, en preferencia adolescentes, para poder regenerarse y así perdurar en el tiempo y en la historia. Esta película sufre constantes problemas en cuanto a las actuaciones, principalmente. Nadie del elenco destaca, todos se ven forzados, haciendo cosas sin determinación y solo haciéndolo porque así lo dice el guión. A propósito de eso, el guión posee una estructura muy endeble y solo se rescatan algunas partes, en donde el demonio es protagonista. Otro elemento que lamentablemente no funciona es la bestia en si. Jonathan Brek, vuelve por tercera oportunidad a ponerse el traje del demonio, un “villano” que a medida que fueron pasando los años, cada vez genera menos miedo. En varias ocaciones sus actos llevan a la burla y al chiste, una lástima. En resumen, esta intercuela solo funciona para enganchar sus dos cintas anteriores, pero si se quiere hilar más fino, solo sirve como un revival. Lo único realmente bueno son los guiños hacía sus dos hermanas de la franquicia.