Desbalance de tensiones Jungla (Jungle, 2017), de Greg McLean, está hecha sobre el libro de Yossi Ghinsberg que a su vez narra su propia historia de supervivencia en el amazonas boliviano. Una película más, que se amolda a los lugares típicos de relatos basados en hechos reales. El joven israelí Yossi Ghinsberg (Daniel Radcliffe) viaja como mochilero. Junto a dos compañeros, Kevin Gale (Alex Russell) y Marcus Stamm (Joel Jackson), conoce a Karl Ruchprecter (Thomas Kretschmann), a quién siguen hasta la jungla. Lo que comienza como la realización de un sueño, pronto se convierte en una terrible prueba de supervivencia. En general se da un desbalance de tensiones en el film, parece que al director le resultara más difícil retratar momentos cotidianos que otros de aventura. Hay un factor común en muchas películas sobre grandes hazañas, y es que en los primeros minutos tienen que plantar la vida cotidiana y normal de los personajes. En este momento -y esta no es la excepción- fuerzan lo inalterado y lo transforman en un inverosímil absoluto. Parece que fuera requisito que el protagonista sea un inocente total que se mueve en pos de la amistad y solo es un aventurero prematuro. Lo bueno de estas películas es que en general, el momento de lucha y supervivencia es grandioso y exageradamente alterado. Todo lo que no logra en un principio Jungla, lo va construyendo hacia el final hasta hacerse insoportable (lo que resulta efectivo). Hay que reconocer que Jungla genera un desgaste y agotamiento mental, pero no sorprende más que cualquier película de supervivencia. Para los fanáticos de este “subgénero” es más que correcta. Fuera de eso, no mucho más.
¿Sonido por sobre imagen? Dead End (2016) se define a sí misma como “Un film de arte sonoro”, está dirigida por Fernando Laub, se proyectará con una banda en vivo que musicalizará, apelando a una experiencia sensorial experimental. Con la base de su énfasis en la banda sonora, se trata de un documental experimental filmado en el entorno de la ruta 66 y sus inmediaciones, y busca describir a la vera del camino las distintas etapas de un sendero de evolución espiritual. Rodado mayormente a lo largo de Arizona y Nuevo México registrando las asperezas del territorio. La búsqueda de nuevas configuraciones respecto de la relación sonido e imagen, en este caso son como un intento de barajar y dar de nuevo en cuanto a la predominancia de una por sobre otra. Es decir, en general la pregnancia de la imagen suele predominar, sin embargo el poder evocador del sonido fue y es un fuerte objeto de estudio y experimentación. En este caso la fuerza no es compartida, las imágenes tienen su aridez y en algunos momentos llevan a cierto hipnotismo por algún juego con luces, sin embargo en general son imágenes livianas y despojadas de contenido. Pero la discusión está planteada desde el momento en el que la banda sonora de vanguardia es la que debe conducir el camino sensorial y completar a la imagen; que funcionaría más como una acompañante. ¿Está logrado? ¿La experiencia de la banda en vivo frente al espectador no representa un nuevo foco visual?, en ese caso se estarían duplicando las posibilidades visuales por sobre las sonoras, teniendo en cuenta además que la película se divide en bloques con nombre escrito, una palabra que otorga un concepto que inevitablemente se intentará cargar de sentido y que además suma un nuevo plano visual. Por lo que este “énfasis en la banda sonora” podría ser cuestionado si no es suficientemente claro e imponente. La propuesta se podría ver como un diálogo que no impone una fórmula equitativa entre sonido e imagen, sino que va variando la potencia de ambas para completar un único sentido y concepto. O bien puede quedarse a medias tintas por no fundamentar su aparente único punto fuerte.
Un paseo nostálgico El último titán (2017) es un documental del director Carlos de la Fuente. Repasa la vida de Jorge Di Cicca quien fuera 11 titanes, uno de los últimos titanes que quedan del mítico programa "Titanes en el Ring". “Titanes en el ring” fue un espectáculo de lucha libre que se emitía por la tv argentina en el año 1962 y que se extendió en el tiempo durante décadas, con algunas interrupciones y muchos cambios. El programa fue creado por Martín Karadagián, quien además era la estrella principal, el héroe de la niñez de esos años. El documental está centrado en Jorge Di Cicca, un luchador (Quizás más reconocido por su personaje de Ulises El Griego) que se incorporó más tarde que los fundadores del programa y al día de hoy es uno de los últimos registros presentes de aquel show. La película no cuenta con material de archivo, lo cual reduce el potencial público solo a aquellos que tengan recuerdos en los que escarbar para representar algunas historias que se evocan. Alguien que no haya vivido esa época, queda excluido en la posibilidad de descubrirlo. El registro es simple, recorre el mundillo de la lucha libre en espacios alejados de la magnitud y el brillo de aquel programa, más bien retrata clubes y galpones de barrio. Cuenta con las declaraciones del entorno de este último titán, gente sencilla del barrio y la familia que pinta con orgullo la vida de su héroe sin lujos. Un documental que tiene mucho cariño en su realización y que lamentablemente no tiene mayores atractivos para el público en general, sino más bien para algunos nostálgicos.
La oscuridad, el miedo y la magia La reina del miedo (2018) es la gran ópera prima de Valeria Bertuccelli como guionista y directora. Un lujo de película para conectarse y dejarse llevar por los tremendos climas que construye. A días del esperado estreno de su unipersonal, la famosa actriz Robertina (Valeria Bertuccelli) vive un estado de ansiedad, presión, angustia, fobias y paranoias que la paralizan y la desconcentran. Realizada en co-dirección con Fabiana Tiscornia, Valeria Bertuccelli estrenó su película en el prestigioso Festival de Cine de Sundance en Estados Unidos, donde fue distinguida con el premio a Mejor Actriz de Ficción Internacional. Bertuccelli es una actriz que ya cuenta con el cariño del público por películas familiares que fueron muy populares. Esta vez tuvo la posibilidad de crear su propia oportunidad para demostrar su real potencial y talento en un trabajo más maduro, más profundo y complejo. Tiene un rostro magnético y construye con gran sensibilidad una presencia indefensa y melancólica con un lindo toque de frescura y simpatía. Por otro lado en lo que refiere a su visión como directora, en esta nueva faceta nos introduce en un mundo de climas fuertes y en el interior de un personaje sobrecargado de complejidades y conflicto. Los recursos del drama combinados con momentos de misterio y humor hacen a un ritmo dinámico y la película respira constantemente. Una de las características más interesantes, es la de tomar una trama con un conflicto en el plano realista y añadirle un aire de magia que capta toda atención y tensión. Como sucede en películas como La cordillera (2017) de una forma mucho más concreta y palpable, en La reina del miedo predomina la sutileza. La noche es la fuente de los enigmas y está cargada de pequeños detalles, como delgadas sub-tramas que tiñen de misterio los espacios oscuros, como si algo más fuera a pasar, pero no cualquier cosa, algo fantástico. Además de lo que remite en esencia al miedo de los niños a la oscuridad, a lo extraño o lo sobrenatural. El miedo es el clima fundamental. Se apodera enteramente de las escenas nocturnas, y en situaciones que interpelan directamente en la percepción sensorial, con escenas que pivotean entre varios tonos. La película sorprende y propone acompañar un tránsito de personaje que llegado el final satisface por completo.
Propuesta agotada Mujer y Marido (Moglie e Marito, 2017) es una comedia romántica con pretensiones de sumergirse en la complejidad de las relaciones de pareja a través del disparate y la reflexión, pero que se agota antes de siquiera empezar. Sofía y Andrea son un matrimonio en una crisis al borde del divorcio. Ella (Kasia Smutniak), una columnista de TV con un extraño compromiso de género. Él (Pierfrancesco Favino), un neurólogo que desarrolla un experimento sobre el cerebro humano. Por un accidente con este experimento, terminan atrapados en el cuerpo del otro y deben tratar de vivir sus días en el mundo del cónyuge hasta encontrar una solución. El “cambio de cuerpos” es una temática ya explorada por las comedias románticas y especialmente las juveniles, en películas como Un viernes de locos (Freaky Friday, 2003) o Ella en mi Cuerpo y Él en el mio (It's a Boy Girl Thing, 2006). Si bien ninguna es demasiado profunda, tampoco pretenden serlo. Cumplen a la perfección su objetivo de ser películas entretenidas, divertidas y altamente funcionales al zapping. La clave de la diferencia está en que Mujer y Marido peca de compleja para luego quedarse en lo básico y ya demasiado visto. La propuesta inicial es que este cambio debe conectarlos con el punto de vista de su pareja y descubrir así cómo dejaron de ser compatibles con la persona que amaban; pero se queda toda la película en el chiste fácil y antiguo de la inversión de géneros de una mujer que no sabe usar tacos ni faldas y un hombre que cruza las piernas y dobla la muñeca. La propuesta que no se explora, la explotación de recursos viejos hasta agotarlos, lo vacío y la falta de innovación hacen a una película por debajo de las ya bajas expectativas del zapping de domingo.
Lo nuevo, lo típico y los excesos Luciferina (La bautizada por el demonio) (2018) es la primera entrega de la saga La trinidad de las vírgenes de Gonzalo Calzada. Un modelo de cine de género nacional con los elementos típicos, escenarios interesantes y algunos excesos. Natalia es una joven de 19 años introvertida aspirante a novicia con un extraño don que le permite ver el aura de la gente. El suicidio de su madre la obligará a salir del convento y enfrentar un secreto que su familia oculta sobre su pasado y sobre el origen de este raro don. La Trinidad de las Vírgenes es una saga de tono fantástico escrita por Gonzalo Calzada, la cual narra las historias de tres jóvenes vírgenes que, en la misma noche y en extremos opuestos de Buenos Aires, son víctimas de un estado de posesión. Luciferina (La bautizada por el demonio) es la primera historia, a la que le sigue Inmaculada y finalmente Gótica. La saga tiene prevista una versión cinematográfica y una versión novelizada que complementa y amplía el universo de la saga. Algo típico del género de terror como es la posesión demoníaca, pero desarrollado en el escenario de una isla del Tigre es la apuesta más que interesante para explorar. Las imágenes tan fuertes que complementan con el trabajo del sonido perturbador cargan el ritmo de nervios y sobresaltos. Y construyen el siempre efectivo escenario ya conocido del terror. Quizás lo más complicado de digerir sea el tono general llevado casi a un neutro extranjerizado que se torna extraño; en lugar de decidir explotar la propia esencia argentina en todos sus niveles. La segunda mitad comienza a extenderse con demasiadas vueltas de tuerca que se alejan radicalmente de la propuesta inicial. Todo se transforma de forma tan apurada que cae en el apoyo de mucho diálogo y monólogo explicativo para saltar a una resolución que suena a derrape lleno de excesos.
Contradicciones conceptuales La más bella (De plus belle, 2017), el primer largometraje de Anne-Gaëlle Daval, pretende ser una comedia romántica que retrata el mundo femenino y su relación con una enfermedad muy transitada por el género. Lucie (interpretada por Florence Foresti) se recupera luego de haber padecido cáncer de mama. Intenta animarse y seguir adelante pero el hecho de no hallarse cómoda con su nuevo cuerpo se lo impide. En este momento conoce a Clovis (Mathieu Kassovitz), un seductor arrogante que se siente muy atraído por ella. Durante toda la película se impone de manera constante un concepto bastante antiguo del “qué es una mujer”. Pero al mismo tiempo busca convencer de que el tema está abordado desde un lugar rebelde y empoderado, por lo que grandes contradicciones a nivel premisa quedan en evidencia todo el tiempo. En la parte romántica presenta una mujer tímida y sola atravesando grandes conflictos con ella misma, y a un galán que literalmente tiene un manual para seducir mujeres y fingir interés en ellas con un único objetivo sexual, pero que con la protagonista “es diferente”. Por un lado hay una intención noble a la hora de hablar de la diversidad física, el amor propio y la belleza que trasciende estereotipos. Pero al mismo tiempo se agarra con fuerza de conceptos como la tan cuestionada “feminidad”, y con esto llena la película de mensajes superficiales y generalidades femeninas que atrasan bastante. Sobre la comedia, los momentos de humor efectivos escasean y abundan los chistes machistas. Lo más interesante resultan ser los vínculos entre la protagonista y su familia, con momentos hacia el final que logran tocar algunas fibras sensibles. Particularmente el vínculo mejor construido es el que tiene con su hermano (Jonathan Cohen) que además es el médico que la atiende durante su tratamiento. Un buen retrato de la confianza física y la incondicionalidad fraternal, pero no mucho más.
Buscando a papá ¿Quién @#*%$ es papá? (Father Figures, 2017) es una aburrida comedia que carga en sus actores principales la responsabilidad de sostener un argumento vacío de 113 minutos. Los gemelos Peter y Kyle Reynolds (Ed Helms y Owen Wilson) creían que su padre había muerto cuando ellos eran apenas niños. Ya adultos, cuando su madre Helen (Glenn Close) confiesa que esto es mentira, ambos hermanos comienzan un viaje en busca de este enigmático hombre. El chiste ya tan gastado de los hermanos exageradamente opuestos que resultan ser gemelos, es el débil esqueleto de la película entera. El hermano marcado por el fracaso y el resentimiento es el que mueve los hilos de esta historia y será acompañado por el hermano descontracturado y millonario. No mucho más. Una serie de personajes y conflictos se cruzarán en su camino. Algunos tienen cierta simpatía, pero en el resultado final, significaron una seguidilla de apariciones azarosas y carentes de naturaleza cómica, que además no suman demasiado a la evolución de la historia de fondo. Con el disparador planteado, la película va boyando sin llegar nunca a buen puerto. Como si la única motivación de crear este producto haya sido atraer el grupo objetivo seguidor de las dos reconocidas figuras principales. Sin carcajada, sin momento emotivo, ni reflexión aparente.
Emma (2017) de Juan Pablo Martínez, es una película independiente que quiere proponer su propio lenguaje y que muestra en cada plano su construcción a puro pulmón. Un accidente en el medio de la Patagonia une a Juan (Germán Palacios), quien trabaja en una mina de carbón y a Anna (Sofía Rangone), que ha sufrido la desaparición de su esposo, la única persona que conoce en el país. Ambos viven aislados de todo y de todos, y lentamente construirán una relación. Es interesante la búsqueda de apoyarse enteramente en lo silente. Las pocas palabras que se expresan en toda la película, funcionan como una guía y ayudan a entender algunas cosas. Pero su apuesta es efectiva y se sostiene en sí misma por los aciertos en la progresión de la narración y la interpretación de los actores principales. La historia de amor fuera de lo típico, es contada con su propia construcción de la sensualidad y la ternura. Son dignos de reconocimiento los logros en la realización y su prolijidad, por haber contado con un equipo técnico de solo ocho personas.
Dirigida por Federico Santos, Lasaña de mono (2017) es una comedia desfachatada que juega a disfrazarse de inocente para sorprender con su gran manejo de la acidez. Tito, un estudiante de veterinaria debe compartir su mono-ambiente con un total desconocido, quien le hace la vida imposible ya que no lo deja concentrarse para rendir su tesis final y volver a su ciudad de origen. Esta comedia relata la divertida convivencia entre dos personas totalmente opuestas y un misterio por resolver ¿Qué es Lasaña de Mono? La calidad visual y sonora de la puesta en escena son evidentes desde los primeros minutos, hay un trabajo cuidado y minucioso que no decae en un solo plano. Por supuesto no se quedan atrás las actuaciones. Primero Tito (Nico Isuani), un personaje demasiado inocente, correcto; sensible; honesto y con todas las características que lo pintan “aburrido”, y que generan el perfecto contraste con los demás personajes ultra grotescos. Principalmente con Timoteo (Darío Anís), el extremo de lo insoportable y desagradable, interpretado con una gran frescura que traspasa la pantalla y resulta la más efectiva. En cada diálogo, lo ridículo se vuelve tierno y lo exagerado se vuelve natural. El logro en la construcción de su mundo, constituido por un mono-ambiente como única locación, nunca se agota de recursos. El juego de palabras con el tópico “mono” es constante y suma como un juego extra para el espectador en el descubrir los guiños. El humor así como es notoriamente zafado, disimula disfrazarse de inocente pero es ácido, y no cae en lugares comunes, o excesos innecesarios. La multiplicidad de códigos en el humor termina constituyendo un código en sí mismo. Misterio, humor negro, historia de amor, amistad, desfachatez y hasta western al servicio de la comedia.