Toda historia tiene un principio Sin dudas Joe Wright es uno de los mejores directores que hemos tenido los últimos años, acreditado por películas como Atonement (Expiación, deseo y pecado), Pride and Prejudice (Orgullo y prejuicio) y Hanna. Pero debemos decir que esta nueva Peter Pan (Pan) no está a la altura de sus anteriores trabajos. No porque no sea entretenida (incluso para un mayorcito lo ha sido), pero al momento de ponernos más críticos, debemos decir que viene floja de guion. Digamos que toda la historia recorre demasiados elementos que resultan un cliché, y que la originalidad se la olvidaron en algún cajón. Por ejemplo en los personajes: Garfio (Garrett Hedlund) nos recuerda a un joven Indiana Jones, Peter Pan (Levi Miller) es Luke (el "elegido" en Star Wars) y Tigrilla (Rooney Mara) nos recuerda mucho a Neytiri en Avatar. Hugh Jackman es el pirata Barbanegra (bueno, el mismo pirata que tantas otras películas nos supieron dar). Todos en función de una profecía que hace tiempo estaban esperando se cumpliera. Otro aspecto negativo, y si tenemos en cuenta el público al cual va dirigido, es el exceso de dramatismo y oscuridad que recorre el film. Pocas veces justificados durante todo el desarrollo. Lo mismo que su soundtrack, que si bien recurre a canciones de Nirvana y los Ramones en algunas secuencias musicales, no tienen demasiado sentido. Mejora notablemente hacia el final con la musicalización de John Powell. Sí hay que destacar los aspectos visuales, tanto por parte de los escenarios como de la buena utilización del 3D (que últimamente viene dado más que como una oportunidad de aumentar ingresos que como aporte artístico). Y las escenas de acción también se llevan los mayores halagos. Por parte de las actuaciones, no mucho que decir: se adaptan bien a sus personajes y siguen el guion que les dieron. Podemos decir que lograron un buen trabajo. Como mencioné al principio, Peter Pan no deja de ser entretenida y banco que intenten buscar historias detrás de lo que es el gran personaje de este niño perdido. Pero en esta oportunidad quedó a mitad del viaje al País de Nunca Jamás.
Registro íntimo del tango algán & Salgán es un documental dirigido por la estadounidense Caroline Neal, quien emerge en la profundidad de la relación entre el pianista Horacio Salgán y su hijo César Salgán, elaborando un registro íntimo del tango argentino. El film es llevado adelante con guion de Alberto Muñoz y la propia Neal, y durante sus 86 minutos podemos ver desde el plano personal (luego de haber estado distanciados por 18 años) la relación de uno de los autores e intérpretes vivos más importante de la historia del tango hacia su hijo César, quien llegó a ocupar un lugar tanto en la Orquesta como en el Quinteto Real, dos formaciones del primer plano de la historia del tango. Podemos ver a César Salgán llevando a cuestas el peso de su apellido, abordado desde el dramatismo, más que desde un lado musical (a pesar que podemos presenciar varias interpretaciones tocando en su casa). Es la historia de un padre y un hijo que emociona, y el tango es el marco en el cual se da esta historia. Los seguidores de Salgán encontrarán un relato inesperado, porque se presenta a alguien que siempre fue reservado con su vida, alejándola siempre del plano profesional. Y para quienes desconocemos sobre la historia de este tanguero de vanguardia, nos encontraremos con las debilidades propias de los protagonistas, y alguna que otra emoción.
Hacia la decepción. “De los creadores de El Orfanato” seguramente llevará a más de uno a sacar su entrada, sentarse en la butaca seleccionada y esperar una gran película de terror. Pero error. Desde la oscuridad (Out of the Dark) no aporta nada al género. Se trata del primer largometraje del director catalán Lluís Quílez (especialista en cortometrajes), donde se combinan elementos del drama social y del terror sobrenatural. Es una coproducción española-norteamericana-colombiana, filmada casi íntegramente en Colombia, y la historia gira alrededor de Sarah (Julia Stiles) y Paul (Soctt Speedman), un matrimonio que se radica en el país cafetero con su hija Hannah (Pixie Davies). Sarah llega para hacerse cargo de la fábrica papelera de su padre en Santa Clara y al poco tiempo en la casona que se alojan comienzan a revelarse apariciones, lo que los lleva a conocer una historia centenaria. Los guionistas Javier Gullón, David Pastor y Álex Pastor idearon una historia alrededor de unos niños desaparecidos hace veinte años en circunstancias poco claras, pero que recuerda a tantas otras: la familia que se muda, el niño se enferma y comienza a comportarse de forma extraña y desaparece. Y sumado a que la historia nunca termina de definirse y tambalea entre el drama social y el terror, los pocos momentos donde observamos un intento de construir una película con el ritmo necesario como para atraernos, no alcanzan y transforman el film en una obra fallida. En cuanto a los sustos, saldrán un par de nuestros cuerpos, pero no demasiados. Y todo en desgracia por lo previsible que resultan varias escenas: juegos de sombras, ruidos, puertas que se abren y se cierran… El único ingrediente que podemos decir que evita el desastre, es la buena fotografía de Isaac Vila. Se aprovecha de las locaciones naturales de Colombia, logrando algunas escenas muy interesantes. Y por último el rol de los actores, que si bien no es excelente, resulta normal. Debemos decir que el guion no les exige demasiado, por lo cual se acomodan a sus personajes. Desde la oscuridad es una película que abusa en demasía del cliché, pero se deja ver. A pesar que no nos trae nada nuevo sobre el horizonte puede resultar una obra eficaz para un cierto tipo de espectador que busca la previsibilidad y la sobreexplicación.
Juegos de seducción La historia nos encuentra tres años después de que Mike se haya retirado de su vida de stripper cuando estaba en la cresta de la ola, y a punto de tirar la toalla. Y lo que nos pasa con esta secuela es que extrañamos la mano de Soderbergh en la dirección (continúa detrás de cámaras como productor, editor y fotografía). Si bien la primera se trataba de una película floja en cuanto a su guion, resultaba novedoso y auténtico en cuanto al relato, el ambiente que describía. En esta ocasión, tenemos a Magic Mike: XXL, con una historia larga innecesariamente, donde se apunta al humor sobre todas las cosas, y que no termina por deslizar risas. Tampoco se entiende bien si es una crítica a la cosificación de los cuerpos porque no encontramos una resolución a la moraleja. Carece de dramatismo, emoción y de coherencia narrativa. Y tampoco se molesten mucho en ver la primera si no lo hicieron: hay pocas explicaciones acerca de los personajes que ya no aparecen (como el interpretado por Alex Pettyfer y el de Matthew McConaughey). Afortunadamente contamos con la presencia escénica y habilidades para mover el cuerpo de Channing Tatum, aunque los mejores momentos se los roban Joe Manganiello y Matt Bomer: hay mucho más coreografías y bailes acompañados de música pop, donde ambos actores se destacan: suena Backstreet Boys junto al movimiento sensual de Mangianello, y Heaven de Bryan Adams interpretada por Bomer. Pero no todos son hombres: entre la platea femenina tenemos a Amber Heard, quien le otorga ese toque de relax al film. El resto (Andie MacDowell, Jada Pinkett Smith y Elizabeth Banks) no aportan demasiado. Magic Mike XXL es ideal para el encuentro de un público femenino en grupos, atentas a algunas pocas escenas. El resto pueden ir y venir de la sala, que no se perderán de nada. Es una historia que podría haber funcionado muy bien si no se hiciera borrón y cuenta nueva, donde ni siquiera los bailes más enérgicos le dan el ritmo necesario para llegar a atrapar.
Licencia para matar A pocas semanas de haber tenido el estreno de la última Misión: Imposible y de ver pronto otra de Bond, llega El agente de C.I.P.O.L. (The Man from U.N.C.L.E), otra película adaptada de una serie de TV sobre espías, y que se emitió por la cadena NBC desde septiembre de 1964 hasta enero de 1968, por lo cual para muchos puede resultar bastante desconocida. La serie fue creada por Metro-Goldwyn-Mayer y durante 105 episodios podíamos ver a los dos espías pertenecientes a una organización internacional: el estadounidense Napoleón Solo (Robert Vaughn) y el georgiano Illya Kuryakin (David McCallum). Ian Fleming, el creador de James Bond, contribuyó a la concepción de la serie, por lo cual no es descabellado encontrar similitudes con el agente secreto 007. En 2015 llega la película dirigida por Guy Ritchie, quien trae a la pantalla grande una nueva versión. En esta oportunidad protagonizada por Henry Cavill como Solo y Armie Hammer como Kuriakyn. A quienes se le suman Hugh Grant como Waverly (el británico a cargo de C.I.P.O.L.), Alicia Vikander como Gaby y Elizabeth Debicki como Victoria. Y acá tenemos a nuestros héroes en un clásico de la guerra fría, dos desconocidos a quienes veremos sortear distintos obstáculos hasta que finalmente terminen formando la extraña pareja protagónica. Y el primer encuentro que podría ser algo menor, Guy Ritchie le da un marco brillante a partir de una escena de acción totalmente inolvidable, la cual ya nos marca el ritmo de todo el film: una trama con identidad propia, cargada de originalidad y con buena dosis de humor. Una escena clásica como una huida en lancha, el director la convierte en un hermoso delirio cómico. Las libertades que se toman en cuanto a la adaptación de la serie original son funcionales al espectáculo que estamos viendo, y su soundtrack (ecléctico muy al estilo Tarantino) acompaña perfectamente cada una de las escenas y la cultura de la época de los '60: la escena de Solo en el camión es otra de las mejores del film, y donde justamente la banda sonora también es protagonista. Por partes de los actores (Cavill y Hammer), no podemos pedir más: dan con el fisic du rol de ese tipo duro pero a la vez simpático, que a primera impresión puede caerte mal y llevan adelante logradas escenas de acción y comicidad. Y un párrafo aparte para Alicia Vikander, cuyo papel como la hija del desaparecido científico alemán a quien utilizan para infiltrarse en la organización criminal, es el único que posiblemente le haga sombra a nuestros dos héroes. El agente de C.I.P.O.L. llega para darle un nuevo aire a las películas de espías (como sucedió el último tiempo con Kingsman) y revalorizar el trabajo de Ritchie, quien amado y odiado de la misma forma, nuevamente su trabajo no pasará desapercibido.
Tienes que matar a tu padre Somos muchos los que crecimos con el pánico a los payasos y a diferencia de lo que esos coloridos personajes deberían representarnos, nos provocan un miedo inexplicable. Un padre de familia propone una solución rápida al faltazo del payaso contratado para animar la fiesta de cumpleaños de su hijo: decide disfrazarse él mismo con un traje de payaso que encuentra dentro de un cofre y los problemas comienzan a aparecer cuando se ve imposibilitado de quitarse la vestimenta. Aunque el planteamiento en El payaso del mal (Clown) es muy claro y el desarrollo del guion bastante lineal (apoyado sobre todo en las normas habituales del género), Jon Watts sale aireoso en la dirección de su película debutante, sobre todo tratándose de un film de bajo presupuesto. La idea del film surgió de un falso trailer creado por el mismo Watts, quien utilizó el nombre de Eli Roth para su proyecto. El trailer atrajo la atención de Roth y un tiempo después decidió producirle la película. ¿Qué tiene a favor? El dramatismo del personaje, llevado delante de forma sobresaliente por Andy Powers como Kent McCoy, un hombre que pierde de a poco su humanidad y ve el proceso de su transmutación. Y por otro lado tenemos también las escenas de asesinatos muy bien logradas, donde el humor negro y lo grotesco hacen acto de presencia, usándolos a favor de la trama. ¿Qué tiene en contra? Una primera media hora bastante floja y con poca tensión (mejora a partir de la mitad) y escenas bastantes largas, que si las cortáramos no se perdería nada del engaño. Efectivamente no se trata de una película de la cual puedan todos disfrutar u ofrezca algo nuevo para los amantes del género, pero tiene una marcada estética que le otorga personalidad y recuerda a esos films ochentosos clase B con un estilo cuidado. Y en definitiva es más entretenida y perturbadora que muchas películas que pasaron este año por la cartelera.
Días de entrenamiento Billy Hope (Jake Gyllenhaal) es campeón de peso semicompleto. Tiene todo: fama, una mujer hermosa que lo acompaña en su carrera, una hija, dinero… sin embargo su carácter lo lleva a consecuencias que lo golpean más fuerte que cualquier rival, y por las cuales deberá aprender. El destino (o tal vez su propia decisión) lo lleva a reinventarse para recuperar lo perdido. Tenemos muchas películas de género con las que comparar a Revancha (Southpaw), pero si hay algo en lo cual se diferencia de clásicos como Rocky y Racing Bull (Toro Salvaje, 1980) es la interpretación de Gyllenhaal, quien a esta altura ya no hace falta decir que es uno de los mejores actores de los últimos años. En este film realiza posiblemente su papel más fuerte, para el cual más transformó su cuerpo. Pasó de bajar kilos para Nightcrawler a abdominales diarios, entrenamiento y dieta estricta para lograr fortalecer sus músculos. Y es quien más se destaca en esta película. El elenco que lo acompaña no se queda atrás: Rachel McAdams como su mujer y musa, la pequeña Oona Laurence como su hija (emociona y estremece en cada una de las escenas) y Forest Whitaker como el entrenador disciplinado, quien rememora al personaje de Morgan Freeman en Million Dollar Baby. El trabajo de cámara, la edición de las peleas cuidadosamente coreografiadas y el soundtrack a cargo de Eminem (quien fuera elegido en principio para llevar adelante el rol de Hope) hacen que este film dirigido por Antoine Fuqua nos lleve por un camino tumultuoso y constante entre la adrenalina y el sentimentalismo. Hay altibajos, sí (como el mensaje de auto superación o la necesidad de conmover continuamente al espectador), pero resulta ser como en la vida de este campeón que se enfrenta al cuadrilátero de su propia vida. El espíritu triunfador del protagonista a merced de los duros golpes que recibe y su evolución, hacen que Revancha, una película que podríamos catalogar de tradicional, resulte eficiente, y que desde su comienzo a su fin no dejemos de prestarle atención.
El humor en los tiempos del cólera Ted 2 se centra en la lucha del oso Ted por recuperar sus derechos y demostrar que es una persona real. Su guionista, director (y propia voz de Ted) Seth MacFarlane, logra instalar la identidad en un plano que seguidamente servirá para la burla e incorrección política. Eran de esperarse los gags sexistas, homofóbicos, racistas y escatológicos con una primera parte taquillera a nivel mundial, pero que repitiendo dichos conceptos pierde su carácter de transgresora. La escena de la inseminación artificial es una de las más graciosas de la película y donde Mark Wahlberg mejor le permite desplegar su tono de comedia jocosa. Y en esta oportunidad ya no tenemos a Mila Kunis mostrando su belleza, pero hace su aparición Amanda Seyfried, quien además de belleza despliega sus dotes para la comedia. El regreso de Sam Jones -Flash Gordon- riéndose de él mismo, cameos de famosos como Jay Leno y Liam Neeson, demuestran que Seth MacFarlane no defrauda a sus seguidores, haciendo de esta secuela una oda al humor desfachatado. Aun así, vemos en Ted 2 algo más de ternura que de irreverencia. Ted 2 es totalmente mirable, pero sí debemos entender que su humor está un poco desgastado y sin ánimos de buscar nuevos mecanismos de entretenimiento. Pero sabido es que segundas partes no son buenas, y si bien la frescura de la primera parte ya no se siente, todo lo incorrecto que resulta Ted, hace que por momentos las bromas de MacFarlane resulten muy efectivas.
La triste historia de Salinas Grandes Salinas Grandes es la protagonista indiscutida de Los cuadros al sol, documental que recupera gracias al uso de fotografías, testimonios y material periodístico esa historia empapada de nostalgia. Lo que fue ese pueblo construido por una empresa que comercializaba la salina para que lo habiten sus empleados, y que años más tarde quedó en nada, es contado a partir de ex habitantes de Salinas Grandes. Luego de esa introducción se sumerge en un conflicto gremial de mediados de los años 70, para pasar al desarme de la empresa y el traslado de los habitantes a un lugar a 12 K. del lugar (Macachín), para rearmar la fábrica. El último enfoque está dado en el deseo de pertenencia hacia Salinas Grandes y la imposibilidad de volver con la destrucción total de la empresa. De esta forma se va narrando la historia en el documental, logrando un film dinámico, más allá que en algunas oportunidades el conflicto es reiterativo. Es de destacar el buen uso estético de las imágenes, y el juego entre cada plano y el nombre que le otorga a la película. Su director Arian Frank halló en esas imágenes y el material humano que pudo encontrar en Salinas Grandes la forma más delicada para transmitir la tristeza de esos habitantes. Posiblemente la inclusión de una voz en off es la que nos aísla un poco del relato y por momentos nos aleja del sentimiento de esos hombres y mujeres. Los cuadros al sol no deja de ser una muy buena variante a la cartelera semanal, que con elegancia nos muestra la historia de un pueblo que desapareció de repente. Y que a muchos otros les puede pasar.
Menos es más Marvel supo utilizar sabiamente a su último personaje debutante en el cine para dar por finalizada la Fase 2 de su Universo Cinematográfico, otorgándole todos los condimentos necesarios para narrar una película de género a partir de una trama clásica donde se nos presenta al héroe, él descubre sus poderes y se enfrenta al villano. Se trata de una de las películas de Marvel más rápida de asimilar en los últimos años, lejos de cargarla de grandes despliegues y conflictos filosóficos, lo que nos concede la posibilidad de no apabullarnos. Todo el despliegue visual es impecable: Peyton Reed, su director, recrea con excelencia el ambiente diminuto en donde Ant-Man lleva a cabo su acción, lo que salva muchas veces de la repetición en su guion. El mismo está coescrito entre Edgar Wright (quien iba a ser el director originalmente pero por discrepancias con Marvel se retiró), Joe Cornish, Adam McKay y también el propio Paul Rudd, lo que apostó sobre todo al humor absurdo, liviano. Lo que podemos ver sobre todo en el festivo Michael Peña y sus secuaces. Más humana que otras producciones de Marvel (el doctor Hank Pym que interpreta Michael Douglas es quien lleva más alto la voz cantante del melodrama), es Paul Rudd quien toma el protagonismo (a quien le sienta bastante bien por cierto) acercándose a un Star Lord más que a un Thor en cuanto a su personalidad. El rol de Evangeline Lilly como Hope, la hija de Pym, es el que encontramos más desdibujado en todo el film, pero que muy a pesar de su poco despliegue marcado por la trama, tiene sus momentos de destaque, como las escenas donde entrena a Scott Lang. Hay cameos de personajes, referencias a otras películas del UCM y a S.H.I.E.L.D, que si no conocen no se perderán de nada; pero en cambio para los fanáticos será un guiño de complicidad. Y sí, tenemos dos escenas post-créditos que nos calientan los motores para el futuro del Universo Cinematográfico de Marvel en la Fase 3. Dosis de acción, comedia y aventuras hacen de Ant-Man un film sin demasiadas ambiciones pero que cumple con su propósito, donde Marvel sale aireoso en su final de año cinematográfico.