En el nombre del padre Luego de pasar y ganar varios premios alrededor del mundo (Work in Progress Primer Corte de Ventana Sur, Generation de la Berlinale, Guadalajara), al fin llega a nuestros aires la primer película de Matías Lucchesi como director. El film nos sitúa en Córdoba (de donde es oriundo Lucchesi) y nos presenta en un primer momento a Lila (la joven Paula Hetzog que en cada nuevo rol, vuelve a encandilar con sus dotes actores), una joven de 12 años que vive en la zona de Los Cóndores y que jamás conoció a su padre. Por su edad, la joven esta en pleno momento de entrada a la adolescencia, de rebelión, y sobre todo de curiosidad: desea conocer a su progenitor, y para ello tiene tan sólo una pista: una chapita de metal que quitó de una antena de tv, ya que asegura que su padre fue uno de los instaladores de antenas en el lugar hace trece años. Su madre se niega a darle información al respecto, pero Lila luego de innumerables intentos de huida, encontrará ayuda en su maestra (Paola Barrientos) de la escuela rural en la que vive durante la semana. Juntas iniciarán un viaje de un día hacia el pueblo donde creen que su padre está, pero problemas, confusiones y falta de datos serán algunos de los obstáculos que deberán sortear para llegar a la verdad. Si bien la historia de “conocer los orígenes” ya se ha visto bastante en otros films, Lucchesi logra de forma sensible, simpática y fresca introducirnos en esta búsqueda por la filiación, pero lo hará lejos de los lugares comunes, apelando a la inocencia infantil tanto de Lila, como de los espectadores. Se destacan tanto la actuación de Hetzog, como de Paola Barrientos, quien aporta la cuota maternal que Lila anda necesitando, además de la excelente fotograía. El resultado tendrá además toques de humor, que acompañarán a un universo plagado de equívocos, y -casi- carente de compasión. Imperdible. Por Marianela Santillán
Ciencias Naturales es uno de los mejores ejemplos de la interesante movida que está produciendo el cine cordobés. Galardonada en los festivales de Berlín y Guadalajara, esta ópera prima de Matías Luchessi da cuenta de cómo una historia que aparenta ser sencilla puede ser magistralmente contada gracias al pulso narrativo de su realizador, dotándola de una profundidad dramática que la convierte en una gran película. Un film que relata la importancia de la búsqueda de los orígenes, a pesar de lo imposible que parezca. Lila (Paula Hertzog), es una preadolescente que asiste a una escuela rural en medio de las sierras cordobesas: la niña no está interesada en las clases y quiere escaparse a toda costa. El motivo es la necesidad de conocer al padre, de quien ni siquiera sabe el nombre. Lo que aparenta ser un capricho, por lo díscola que es su conducta, en realidad no sólo es un deseo sino también un derecho. La madre se opone a esto y reprocha a su hija que con ella y su abuela no le alcance; la directora de la escuela asimismo sanciona su comportamiento transgresor. La única que puede escuchar algo del deseo subjetivo de la niña es su maestra (Paola Barrientos), quien pone en riesgo su trabajo para acompañar a la alumna en su travesía, sin contar con demasiadas pistas. Presenciamos una especie de road movie, con maravillosas imágenes de los invernales paisajes cordobeses. La historia contiene más de una vuelta de tuerca que la hace absolutamente atrapante. El deseo de la niña insiste, pero las cosas se hacen cada vez más difíciles: la maestra tiene que lidiar entre sostener a la niña y regresar a la escuela. Así vamos recorriendo pueblos, nos encontramos con personajes bastante peculiares, donde la ilusión y decepción forman un engranaje narrativo que iluminan el relato. Con una dupla actoral sólida y notable, ambas mujeres interpretan papeles dotados de fina sensibilidad, sin caer en estereotipos ni exacerbados melodramas. El nombre del padre se hace necesario ante un escenario dominado por mujeres que reniegan de la figura masculina. El nombre del padre viene en forma de veleta, necesario para que cualquier niño se oriente en la vida y de eso va la película, de respetar los derechos del otro, más allá de que nos parezcan un capricho o una locura.
Ciencias Naturales, de Matías Lucchesi, que forma parte de la Competencia Argentina del BAFICI [16], nos trae un drama familiar en medio de las sierras cordobesas. Coming of age on the rocks Lila (Paula Hertzog) va a una escuela rural y pupila en medio de las sierras cordobesas. Hace un par de intentos fallidos por escaparse. La directora la ve como una niña conflictiva, pero su maestra de ciencias naturales (interpretada por Paola Barrientos) ve un pedido de ayuda, un llamado de atención en ese comportamiento, no obstante, Lila se muestra reacia y antipática ante las intervenciones de su maestra. Lila nunca conoció a su padre, no sabe ni su nombre, pero quiere buscarlo. Su madre no quiere saber nada con esta idea. Sólo la maestra comprende la importancia del momento que vive su alumna, y hace todo lo que tiene a su alcance y aún más para ayudar a Lila. Ambas emprenderán un viaje y formarán un vínculo muy especial. Busco mi norte Matías Lucchesi nos trae una historia sencilla, en absoluto pretenciosa y brillantemente contada. Las actuaciones entregadas por Paula Hertzog y Paola Barrientos se ponen la historia al hombro. Con sólo ver la cara de Lila podemos comprender su fragilidad, su fuerza y sus ganas de crecer. Tiene un guión sólido y es interesante la vuelta de tuerca que hay en la historia, que hace que no sea una película más, ni caiga en los lugares comunes de este tipo de dramas familiares. La fotografía es impecable, y la puesta en escena también es sencilla. La inmensidad de las sierras, la desolación de la ruta y los pueblitos, todo esto musicalizado en su justa medida. El logro de Ciencias Naturales es que no hace falta nada más. Se puede contar una historia con muy pocos elementos. Conclusión Ciencias Naturales es un drama familiar contado con mucha sencillez y habilidad, con pocos elementos pero aprovechados al máximo. De la mano de grandes actuaciones y un guión sólido, Matías Lucchesi nos trae una historia triste pero llena de ternura, que no se deja caer en lugares comunes y sorprende.
Lila y la seño Ciencias Naturales (2014) es la ópera prima de Matias Lucchesi, un relato de aprendizaje con forma de road trip y situado en la Córdoba invernal. Sigue la historia de Lila (Paula Hertzog), una niña de 12 años en vías de pubertad, y su maestra Jimena (Paola Barrientos), que la guía y asiste en la búsqueda por su padre, a quien no conoce. La imagen inicial nos muestra a la niña trepando una antena oxidada de radio en medio del campo. Desprende una pequeña plata metálica con el nombre de la compañía. Es su única clave: sabe que su padre trabaja o trabajó para la empresa, y quiere encontrarlo. No obstante, por algún motivo regresa a su escuela pupila, sólo para frustrar a sus maestras con sus intentos de escape. La directora decide suspenderla, pero la maestra – entendiendo que la niña escapará de su casa y probablemente muera congelada en un nuevo intento de fuga – opta por ayudarla en su búsqueda. Si bien queda en claro por qué la maestra hace lo que hace, su grado de permisividad a medida que la búsqueda se prolonga casi roza lo inverosímil. Así comienza el viaje de la seño y la alumna, a lo largo de varios pueblitos y a través de varias noches de desvelo automovilístico. La placa de metal los lleva a una constructora donde les atiende un capataz, la constructora los lleva a una oficina de registros donde la oficinista está más interesada en tener razón que en ayudarlos, la oficina los lleva al hogar de Arturo (Arturo Goetz), uno de esos personajes de pueblo que recuerda el pasar de cada extranjero y se entusiasma con la idea de ayudar a una causa grande. La película posee una rica fauna social desperdigada a lo largo del viaje de Lila y Jimena, y junto a la gélida fotografía rural forman un pintoresco fresco del mundo retratado. Como en las películas de Lucrecia Martel o Lucía Puenzo, la sensación prevalente es que los realizadores poseen un conocimiento íntimo de cada uno de sus personajes, y que sus historias no podrían transcurrir en otro tiempo ni en otro lugar, sino que están arraigadas – románticamente, quizás – al pequeño gran mundo en el cual transcurre la película. Ciencias Naturales es una película callada, pero no particularmente sutil. Está llena de símbolos obvios, pequeños tótems que los personajes intercambian para significar lo que no pueden o quieren decir (el inventario comprende la placa inicial, además de un disco, una veleta y una receta para no llorar al cortar cebollas). No hay espacio para la ambigüedad, lo cual parece un desperdicio, considerando que los actores son excepcionales, tanto Paula Hertzog, a la que ya habíamos visto en El Premio (2011), como Paola Barrientos, que parece haber nacido para interpretar a una seño que se debate entre ser pragmática o idealista. Luce el papel al guante.
Busco mi destino Tras un largo y exitoso recorrido por festivales internacionales (premios en Berlín, San Sebastián y Guadalajara) se estrena esta valiosa ópera prima sobre el viaje de una niña en busca de su padre. El film describe las desventuras de Lila (Paula Hertzog, la revelación de El premio, ya definitivamente consolidada como notable actriz), una conflictiva chica de 12 años que no conoce a su padre y está dispuesta a cualquier cosa para encontrarlo. Ante los reiterados intentos de fuga y la pasividad de la madre de la niña, su maestra en una aislada escuela rural cordobesa en la que vive durante toda la semana (Paola Barrientos) decide ayudarla en su empresa detectivesca y juntas iniciarán un largo periplo lleno de contratiempos y derivaciones inesperadas. Podrá argumentarse con razón que el nuevo cine latinoamericano en general (y el argentino en particular) ha incursionado ya en múltiples oportunidades en el tema del viaje para reconstruir las raíces y descubrir la verdad oculta, pero este film del realizador del corto Distancias logra trascender las limitaciones de esta suerte de subgénero con méritos propios. Se trata, en definitiva, de una sensible, delicada y cuidada fábula sobre la perseverancia y la búsqueda de la identidad en condiciones -en todo sentido- hostiles, desde una mirada bastante pura y despojada propia de cierta inocencia infantil.
La búsqueda de la identidad El director Matías Lucchesi ya había explorado el contraste entre el mundo de los adultos y el de los niños desde la incomunicación y la vulnerabilidad de los que, en la cadena familiar, integran el eslabón más débil. Su cortometraje Distancias (2010) se enriquecía por la acumulación de detalles y apelaba a los recursos cinematográficos, como por ejemplo la profundidad de campo, para generar con el espectador la empatía con el protagonista infante, quien en medio de una discusión de sus padres y atento a la falta de atención de ellos se baja del vehículo, en medio de la ruta y campo adentro para refugiarse de esa realidad asfixiante en el interior del rodado. Lo mismo ocurre, pero de manera diferente en Ciencias Naturales (2014), ópera prima de Matías Lucchesi derivada de un cortometraje homónimo y que cuenta con las excelentes actuaciones de la revelación Paula Hertzog, en el rol de una niña de 12 años que emplea la búsqueda de su padre sin otra herramienta que su persistencia por encontrar pedazos de su identidad, junto a Paola Barrientos, la maestra rural que empatiza con su causa y a pesar de las adversidades y los peligros que implica adentrarse a la aventura decide que es más importante el deseo de su alumna que el deber institucional. En ese sentido y como parte de un relato iniciático, donde la identidad es el principal motor que activa el viaje por carreteras cordobesas y lugares referenciales o indicios para hallar al padre de la protagonista, el detalle y la metonimia cinematográfica hacen de Ciencias Naturales un film muy bien narrado y sencillo de comprender. La incorporación de personajes secundarios a cargo de buenos actores como: Sergio Boris, el fallecido Arturo Goetz y Eugenia Alonso complementan un prolijo trabajo en la dirección y sobre todo la pericia por parte de Lucchesi de encontrar el punto justo y el tono a la historia para matizar escenas de dramatismo con algunas menos fuertes a nivel emocional, pero en la que la prestancia de la pareja aventurera marca la diferencia. Ciencias Naturales funciona como retrato de la infancia; respeta a la inocencia sin caer en demagogia y permite una lectura secundaria como una interesante fábula sobre el crecimiento y la necesidad de saber los orígenes para encarar un presente sin ataduras del pasado.
Presentada en el último BAFICI, alcanza con unos pocos minutos de Ciencias Naturales para darnos cuenta que estamos frente a una obra tan pequeña como delicada y sensible, capaz de crear un universo propio. La ópera prima de Matías Luchessi es una roas movie clásica, en la que sí, hay un destino, un punto de llegada que importa, y mucho, en el argumento, pero mucho más importa la fuerza movilizadora que lleva a realizar ese viaje. Cada fotograma muestra más que mil palabras, Lila tiene 12 años, es alumna de un colegio rural, pupilo quizás por la propia circunstancia de que costaría demasiado ir y venir de ese lugar tan alejado, todos los días. Sin andarse con medias vueltas, lo primero que vemos es a Lila escapándose, subiéndose a un poste, una antena, para sacar una placa con el nombre de la empresa que lo colocó. Lila no conoce a su padre, y su deseo más profundo es hacerlo, lo único que sabe por boca de su madre es que el hombre era un empleado que ocasionalmente llegó al pueblo a colocar esas antenas, que trabaja en esa fábrica, nada más. Ella quiere averiguar, llegar a él, y no está dispuesta a que nada la frene, por lo que se escapa una y otra vez del colegio. La única que parece escucharla es Jimena, su maestra, que en vano intenta hablar con su madre, hacerle entender a su directora. No, no tiene sentido, la única solución es ayudar a su alumna; sí, escaparse juntas. Por un lado Jimena intenta que Lila entre en razón, que termine con el viaje y vuelvan, pero también sabe que en ese "reto" hay un guiño de complicidad y que la acompañará hasta las últimas consecuencias. Así, las dos emprenderán un viaje rutero por el interior de Córdoba, irán conociendo distintas personas, varios hombres que pueden o no ser los padres de Lila, porque los datos no son muy certeros. Hay dos búsquedas, el del padre de Lila, y una búsqueda interior, de lso dos personajes, que nos abre las puertas hacia un microcosmos femenino, de dos generaciones que juegan a ser madre e hija. A una fotografía bellísima que sabe utilizar el fresco natural de los paisajes con un tono apagado pero acogedor, a un ritmo justo y medido que no apresura las cosas pero tampoco se ralentiza convirtiendo una anécdota en algo interesante de ver; Luchessi le suma dos protagonistas para batir palmas. Jimena es Paola Barrientos, gran actriz que habla a través de trabajo. Si con la publicidad de Banco Galicia y sus roles en telecomedias como Graduados, Contra las cuerdas y actualmente Viudas e hijos del Rock & Roll demostró su amplia ductilidad para la comedia; aquí demuestra la frescura para el drama, para componer la voz de la razón y de la ternura; más ligada a lo que suele hacer en su extensa carrera teatral. Hay que prestarle atención a Paola, sé de lo que les hablo, no tiene techo. Lila es Paula Herzog, que a pesar de ser una niña, ya tiene una carrera a cuestas, y con este rolo probablemente se consagre ya no como una promesa, sino como un gran talento de su generación. Entre las dos hay química, se miran y no hace falta que se digan nada, y hay también una suerte de duelo actoral enriquecedor, ¿primará el deber o el deseo de la búsqueda? Ciencias Naturales es mucho más que un film de y para festivales, es una película que parte de la sencillez para lograr un acabado reconfortante. Es ese tipo de películas que penetran por varios lados. Es un film enorme con el envoltorio más simple; no hay que dejarla pasar.
En el medio de la nada, porque justo ahí coloca su cámara Matías Lucchesi en su largo “Ciencias Naturales” (Argentina, 2014), es en donde se desarrollará esta entrañable historia de búsqueda de identidad. Una niña llamada Lila (Paula Herzog) quiere desesperadamente encontrar a su padre, de quien sólo sabe que hace muchos años perteneció a una empresa que colocaba antenas en lugares inhóspitos y tuvo un breve “romance” con su madre. Mientras pasa sus días en una escuela “internado” de montaña, allí deberá doblegarse ante los intentos de control de su maestra (Paola Barrientos) con quien se establecerá una relación de amor/odio instantánea. Pero cuando Lila se da cuenta que en los retos y castigos que la maestra le pone, en realidad está la posibilidad de encontrar a una aliada para cumplir con su misión de saber quién es realmente su padre, y quizás así sentirse tenida en cuenta. Porque si de algo habla “Ciencias Naturales”, además de la búsqueda de identidad, necesaria para poder completar la imagen de uno, es de la soledad, de cómo las personas terminan ayudándose a pesar de poner en riesgo sus integridades, espacios, trabajos y demás. Sin un dato preciso, la maestra y Lila se embarcan en un viaje de un día en el que, obviamente, las complicaciones irán estrechando su vínculo, pero también determinarán la posibilidad de acercarse y relacionarse entre ellas desde otro lugar. Lucchesi posa su cámara y deja que las actrices interactúen y se olviden del armado de las escenas, porque la naturalidad con la que se muestra cada uno de los diálogos, cada una de las interacciones es una reflexión sobre la complementariedad de sus vínculos. La maestra necesita de Lila para poder creer en aquello que originalmente le dirigió su atención hacia la vocación de enseñar, y Lila necesita de la maestra para poder alcanzar la meta de conocer a su padre para completarse. La dinámica entre ellas y con cada uno de los personajes que se irán sumando a su periplo, que en principio iba a ser por un día pero que se va estirando cada vez más, irán construyendo un relato cercano y vívido sobre cómo los obstáculos se pueden superar a fuerza de obstinación y de afecto. El clima no las ayuda, la naturaleza, hostil, quiere que se mantengan alejadas de sus objetivos, pero a fuerza de empeño el padre se muestra cada vez más cercano. Y ya quizás tampoco importará mucho, a pesar que sea necesario para terminar el círculo iniciado con la búsqueda del padre, la superación del ambiente inhóspito, hostil y arriesgado en el que viven, y muchos de los prejuicios con los que la maestra será juzgada por la decisión de acompañar a Lila, “la nena va a la escuela para que le enseñen, y no para que le confundan la cabeza”. Lucchesi arma sus personajes con una precisión y un detalle que permite el lucimiento de Barrientos en un registro completamente diferente al que nos tiene acostumbrado, pero que también habla de su lucidez para poder armar una historia única en la que predomina la emoción y los sentimientos como principal recurso dramático.
Los sinuosos caminos de la identidad Básicamente una película de carretera, con los cerros cordobeses ocupando el fondo de la imagen, la ópera prima de Lucchesi, premiada en la sección Generation de la Berlinale, tiene como protagonista a una niña que sale en busca de su padre ausente. Personajes a los que les falta una pieza para “completarse”, dramaturgia minimalista pero transparente, actuaciones contenidas pero comunicativas y una puesta en escena sobria y cuidada caracterizan cierta “línea media” del cine independiente, que en el orden local representan películas como Cama adentro, Las acacias o Atlántida, para nombrar algunas. Ganadora del premio Generation Kplus del Festival de Berlín 2014 y parte de la Competencia Oficial Argentina del Bafici, Ciencias naturales, ópera prima del realizador cordobés Matías Lucchesi (1980), viene a sumarse a ese contingente, trabajando sobre uno de los tópicos favoritos de este middle-of-the-road cinematográfico, la busca o reencuentro con el familiar perdido.Así como en La reconstrucción (Juan Taratuto, 2013) el protagonista se encaminaba al reencuentro con su hijo, en Ciencias naturales una niña no está dispuesta a dejar pasar más tiempo sin conocer a su padre. Lila, de doce años (Paula Hertzog, que ya estaba notable en El premio, 2009) se fuga del colegio pupilo ubicado en medio de las más ásperas serranías cordobesas, vence la voluntad de ocultamiento de la madre y arrastra a una maestra comprensiva llamada Gimena (Paola Barrientos) a salir al camino en busca de quien no conoce ni el nombre. La obstinación indeclinable de Lila, que recuerda a la de algunos congéneres del cine iraní de los años 90, y el paisaje seco y rocoso, que parece corresponderse con su carácter, son los protagonistas de Ciencias naturales.Con el auto de Gimena por móvil, la película se organiza como una road movie. Pero una en la que no se sale a la ruta para vagabundear, como en las de los ’60 y ’70, sino con un objetivo preciso, una meta a alcanzar. El recorrido no es azaroso sino lineal, uniendo las líneas de puntos que llevan, sin excesivos obstáculos, hasta el padre. Sobrevenido algún aparente sin salida surgirá, como una suerte de milagro laico, una pista que vuelve a poner sobre la pista a Lila y Gimena. Integrada por un personaje endurecido y otro dolorido (Gimena es viuda), la dupla central de Ciencias naturales tampoco escapa de cierto molde previo. Cama adentro y Las acacias, para citar dos de los ejemplos mencionados, giran sobre pares similares.Como otros films recientes del cine independiente argentino –Los salvajes, La araña-vampiro, La laguna, en cierta medida la propia La reconstrucción– Ciencias naturales trata los espacios abiertos como un personaje más. A diferencia de las tres primeras citadas, donde se ingresaba en él, aquí el paisaje se mantiene en segundo plano, recordando en buena medida el de un western, donde el entorno también funciona como medida del héroe. El segundo plano es lógico, en tanto Ciencias naturales es básicamente una película de carretera, con los cerros ocupando el fondo de la imagen. Actuada con precisión por un elenco que incluye tanto a Arturo Goetz y Sergio Boris como a un magnífico (y desconocido) Alvin Astorga en el rol del posible padre –y una Paula Hertzog que más que actuar su personaje parece poseída por él– Ciencias naturales está puesta en escena con encuadres precisos, que duran lo que tienen que durar y son tan parcos como casi todos los personajes (Gimena es una excepción, justificada por su rol).El director de fotografía, Sebastián Ferrero, tuvo el tino de elegir nubes en lugar de sol. Lo cual permite no sólo una luz difusa y pareja, sino un aire adecuado para la historia. Menos en línea con la sequedad requerida parecen un par de metáforas que aluden en forma directa a la heroína: la de la germinación de la semilla y la de la veleta que queda fija y orientada. La mayor limitación de Ciencias naturales parece tener que ver con que transcurre en un único plano, una única capa de sentido en la que, de modo casi tautológico, las cosas son como son y eso es lo que son. De allí el recurso a la metáfora, cuya función consistiría en proveer a la película de esa segunda dimensión faltante.
Pequeña, loable y, a su manera, enorme Una niña que no conoce a su padre sale a buscarlo, ayudada por su maestra de Ciencias naturales. Es una película a las que se suele denominar chiquita, pero loable y enorme en sus intenciones y su realización. "Ciencias naturales" es la opera prima de Matías Lucchesi, un cordobés que la filmó en las sierras de su tierra, contando una historia íntima, pero llena de enseñanzas. Lila tiene 12 años, no conoce a su padre y está decidida a encontrarlo. Vive con su mamá, y tiene como guía en la vida a Jimena, una maestra de Ciencias Naturales que de a poco irá convirtiéndose en algo como una amiga, y un sostén que a Lila le viene haciendo falta desde hace un tiempo. La pequeña es capaz de escaparse a la noche de la escuela donde duerme, desafiar el frío, intentar arrancar un Renault viejo con tal de poner rumbo hacia donde cree que está su padre. Es en busca de él, pero también de su identidad. Lila no conoce ni el nombre de su progenitor, sólo sabe que estuvo de paso por Los Cóndores, su pueblo, hace doce o trece años, instalando antenas de una repetidora. Y nunca más apareció. "Ciencias naturales" es, en esencia una road movie, una película del camino, porque aquí sí importa llegar a destino (conocer al padre) es más rico todo lo que le acontece en la ruta hacia ese final. La niña Paula Hertzog (12 años en el momento del estreno mundial del filme, en el Festival de Berlín 2014, donde obtuvo un premio en la sección paralela donde se presentó) tiene carisma, entrega, inmediatamente genera empatía con el espectador. Y Paola Barrientos, como Jimena, puede ser tan dulce como dura, de acuerdo a lo que le pida el guión. El elenco tiene otros nombres conocidos, pero es mejor para el espectador irlos descubriendo a medida que se va desarrollando la trama, para sorprenderé y no adelantar nada. Aunque de todas formas, "Ciencias naturales" tiene suficientes valores intrínsecos como para disfrutar de una pequeña gran realización.
Una niña tras las huellas de su padre Es evidente que hay algo que inquieta a Lila, la niña que protagoniza Ciencias naturales. En la escuela rural a la que asiste, en plena zona montañosa cordobesa, su maestra nota que su atención es dispersa, que la relación con sus compañeros es tensa, que hay alguna preocupación que no le permite estar relajada. Muy pronto se revelará el motivo de esa perturbación: la chica desconoce la identidad y el paradero de su padre. Se propone averiguarlo como sea y finalmente, después de un par de intentos individuales fallidos, logra que esa maestra atenta a su irregular conducta se convierta en su socia fiel para un viaje de búsqueda que tendrá algunas peripecias y equívocos hasta concluir en el destino deseado. La historia de Ciencias naturales es austera en términos de cantidad, pero generosa en materia de calidad: los sucesos dramáticos son acotados, pero intensos. Y eso tiene que ver en buena parte con el nivel de las actuaciones: Paola Barrientos (la docente) es una actriz formidable, Paula Hertzog (quien ya se había lucido en El premio, de Paula Marcovitch) se desenvuelve con gran soltura y tanto Sergio Boris como Eugenia Alonso, en roles más reducidos, también resuelven con solidez y eficacia sus participaciones. Se trata de una película sencilla, efectiva y equilibrada, más allá de algún subrayado musical innecesario. Lucchesi aprovecha con inteligencia el entorno natural en el que está ambientada la historia, usándolo como correlato del ánimo de la protagonista (frío y gris en los momentos de incertidumbre, soleado y policromático en los de liberación y promesa de un futuro distinto). El recorrido internacional de la película fue realmente notable: elegida mejor película de la sección Generation K Pluz del Festival de Berlín, también se llevó los premios a la mejor película, el mejor guión y la mejor actriz (Paula Hertzog) en el Festival de Guadalajara, obtuvo una mención especial del jurado en la sección Horizontes Latinos del Festival de San Sebastián y pasó por Toulouse, Lima, Miami, Cartagena, Los Ángeles, San Pablo, La Habana y Bousan (Corea del Sur). También fue exhibida y elogiada en la edición 2014 del Bafici. Todos reconocimientos merecidos para un film para ver con el corazón abierto.
Una joya de inexplicable estreno tardío Al fin, después de tanta demora, se estrena esta verdadera joyita que viene ganando aplausos por todas partes, desde el Festival de Berlín de febrero del año pasado, cuando se llevó el Gran Premio del Jurado Generación Kplus, y luego más premios en Buenos Aires, Guadalajara, Miami, Brujas, San Sebastián, el CineKid de Ámsterdam, etc., hasta la nominación a los Platino para la mejor ópera prima del cine latinoamericano, que perdió por unos pocos votos. Aun así, el estreno local se demoraba. Mientras, se murió uno de los actores, el director ya hizo otra película, y la niña protagonista siguió creciendo y ya debe estar en la secundaria. Pero al fin se estrena, y nadie se explica el motivo de tanta demora, porque, la verdad, esta obra es un encanto, un relato original, placentero, bien narrado, lleno de ternura, humorismo, excelente elenco y creciente emoción. La historia es sencilla: una nena de una escuelita de Traslasierra, de esas a las que se llega a caballo, está emperrada en escaparse para buscar a su padre. No sabe quién es, sólo sabe que doce años atrás el hombre anduvo instalando unas antenas en la zona y sedujo a la puestera, que luego crió a la niña sin decirle jamás absolutamente nada sobre el autor de sus días. Con el solo dato de la empresa responsable de las antenas, la niña decide encontrar al irresponsable. No piensa reprocharle nada, sólo conocerlo. Dos días, varias pistas, una maestra que se ve empujada a acompañarla por los pueblitos serranos, unas vueltas de tuerca muy apropiadas, algo de sana picardía criolla, personajes memorables, linda resolución. Eso es todo, y el resultado es un deleite, un poquito doloroso pero reconfortante a la vez. Se disfruta con una sonrisa permanente, se suelta alguna lágrima, se sale del cine con una sonrisa todavía más grande. Autor, un debutante, Matías Lucchesi, parcialmente formado en el taller de Martínez Suárez. Coguionista, Gonzalo Salaya. Intérpretes, la nena Paula Galinelli Hertzog ("El premio", acá nunca estrenado), Paola Barrientos, Sergio Boris, Arturo Goetz, Alvin Astorga, que en esta historia lleva el sobrenombre de "El Puma", por un motivo fácil de imaginar. Y las sierras fuera de temporada, la pureza de cierta gente, de ciertos sentimientos, incluso los que no pueden decirse. Y la precisión de un cuento bien contado. Vale la pena.
La insoslayable necesidad de buscar la identidad Paula Hertzog es Lila, una niña que acude a una escuela rural y, con la ayuda de su maestra, irá tras la huella de su padre, con apenas una pista. La ópera prima de Lucchesi construye un vínculo de solidaridad entre sus protagonistas. En 2011 se estrenaba en Buenos Aires De caravana y para la mayoría del público fue una sorpresa, no sólo la vitalidad de la película de Rosendo Ruiz sino por su origen, Córdoba, una provincia que con Atlántida, El invierno de los raros, Salsipuedes y Escuela de sordos, entre muchas otras, se convirtió en un polo cinematográfico ineludible a la hora de definir al actual cine argentino. Con una historia simple de iniciación –temática transitada fuertemente por el cine nacional de los últimos años– a partir de una niña que ingresa a la adolescencia con la urgente necesidad de descubrir quién es su padre, Ciencias naturales se alzó con varios galardones en Guadalajara y el Gran Premio del Jurado Internacional de la sección Generation Kplus en el Festival de Cine de Berlín y se convirtió en uno de los film cordobeses más exitosos en cuanto a recorrido internacional. Tal vez lo que distingue a la ópera prima de Matías Lucchesi es la sensibilidad a la hora de abordar la historia (escrita por el propio director junto a Gonzalo Salaya) y el formidable trabajo de Paula Hertzog y Paola Barrientos, alumna y maestra en la ficción que transcurre en una inhóspita escuela rural de las Altas Cumbres y luego se traslada a pueblos tristes, desangelados, con dos personajes a los que separan edad y condición social. Y sin embargo, cada uno es imprescindible para el otro. Sin lugar a dudas, el motor del relato es la convicción absoluta de Lila (Hertzog, en su segundo trabajo luego de El premio, de Paula Markovitch), que con apenas una chapita con el nombre de una empresa a donde se supone que trabajaba su padre, empieza la búsqueda en compañía de su maestra Jimena. Si la iniciación y el tránsito a la adolescencia o a la vida adulta son uno de los temas fundamentales de muchísimas operas primas argentinas, Ciencias naturales también se asienta en el tópico de la identidad –como consecuencia de la última dictadura o de los jóvenes náufragos en la desolación de los noventa–, el otro gran eje de los realizadores treintañeros. Narrada en un tono sereno y respetuoso del deseo y la necesidad de esa chica que intuye que aunque no tenga éxito en encontrar al ausente, la propia investigación irá completando su historia, Lucchesi traza un mapa de la solidaridad que van encontrando las protagonistas y el conmovedor lazo afectivo que se va tejiendo entre ambas. Una pequeña y conmovedora historia que se concentra en el crecimiento en medio de las fragilidades afectivas y que con un desarrollo noble, indaga con sobriedad la complejidad de sus personajes.
Escuchá el audio (ver link). Los sábados de 16 a 18 hs. por Radio AM750. Con las voces de Fernando Juan Lima y Sergio Napoli. Un espacio dedicado al cine nacional e internacional. Comentarios, entrevistas y mucho más. ¡No te lo pierdas!
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Búsqueda agridulce Hay un momento clave para entender la economía narrativa que tiene este estreno nacional dirigido por Matías Lucchesi, Ciencias naturales (su ópera prima): luego de encontrarse con otra de sus frustraciones en la búsqueda de su padre, la niña interpretada por Paula Hertzog (Lila) permanece triste en el cordón de la calle. Escuchamos fuera de campo a la voz de la docente interpretada por Paola Barrientos, tratando de consolarla con palabras destinadas a no lograr su cometido. Es recién cuando esas palabras resuenan en Lila que el personaje de la docente aparece en el encuadre en su integridad -hasta ese momento sólo veíamos de ella hasta su cintura, remarcando aún más la distancia entre el cuerpo y las palabras-. La aparente sencillez de esta secuencia habla un poco de la película en su conjunto, uno casi se atrevería a decir que es una película pequeña, pero esto no la hace con su poco más de una hora un ejercicio de solvencia en el trabajo de guión y actuaciones, en particular por la dupla protagónica. El relato tiene un norte muy claro desde sus inicios: Lila, con sus doce años, se encuentra atravesando una etapa de rebeldía y desconcierto, dispuesta a evadir cualquier tipo de regla escolar. Tras uno de sus intentos de escape, Jimena, la docente de ciencias naturales interpretada por Barrientos, comprende la razón de su rebeldía: la niña desea conocer a su padre. Tras confrontar a su madre al respecto y obtener una respuesta un tanto agresiva, Jimena reconoce el panorama familiar y cuando Lila intenta escapar una vez más, utilizando un auto, la directora del colegio decide suspenderla, llevando a Jimena a no poder mantenerse al margen de la situación conociendo lo que motiva a Lila. Es aquí donde comienza a gestarse la road movie que atraviesa el relato, con apenas unos pocos datos Jimena decide partir con la niña en su búsqueda desesperada a través de la provincia de Córdoba, comprometiéndose y comprometiendo su trabajo, estableciendo un fuerte vínculo que tiene un crecimiento sutil, natural, a lo largo del film. La dinámica en las actuaciones de Hertzog y Barrientos es en parte aquello sobre lo cual reside el éxito en el peso dramático de la historia. Durante una secuencia la cámara de Lucchesi permanece fija en uno de esos travellings que suelen regalarnos frecuentemente las road movies, contemplando a la docente y la niña dentro del auto. Jimena acababa de tomar la decisión de dejarse llevar por la búsqueda de Lila, extendiendo su viaje y comprometiendo su trabajo, luego de una acalorada charla con la directora del establecimiento. En su rostro se dibuja el miedo y el desconcierto por la decisión que acaba de tomar, pero sin embargo la firmeza para sobrellevarla, mientras algunas líneas de diálogo dan rodeos para tratar de evadir el conflicto que la docente está interiorizando. Que todo esto se diga con la imagen forma parte del logro de como Lucchesi ha pensado su película, por momentos asomando algo de la sutileza de los Dardenne en la puesta en escena. Hay momentos un tanto más obvios con metáforas forzadas, como el diálogo en torno a las luciérnagas o la veleta que le entregan a Lila al final. Más allá de alguna desprolijidad -pienso por ejemplo en la secuencia del personaje del puma aproximándose corriendo para contarle a Jimena y a Lila que el padre de la niña podía ser el soldador, un tanto inverosímil por lo que se había mostrado hasta ese entonces de ese personaje-, se trata de un estreno que triunfa con las herramientas más viejas del cine y con una asombrosa solvencia.
Otra película del creciente cine cordobés (aunque esta no pertenece al, digamos, “núcleo duro” de la nueva movida de cine de esa provincia), CIENCIAS NATURALES también se ocupa de un tema que es bastante cercano al cine argentino de los últimos tiempos: los niños en busca de su identidad, en ese momento clave de sus vidas en el que la infancia comienza a desaparecer y empiezan a tomar conciencia de ciertas duras realidades. La niña protagonista de la opera prima de Matías Lucchesi –premiada en cuanto festival se exhibió desde su estreno mundial, en febrero, en la Berlinale– habita en un pequeño pueblo de esa provincia y tiene una historia familiar complicada: nunca conoció a su padre y está obsesionada por saber quién es. Su madre no quiere o no sabe cómo ayudarla y la chica empieza a dar muestras de su crisis en el colegio: se la ve agresiva, solitaria, tratando de fugarse todo el tiempo. Finalmente, gracias a la ayuda de una maestra (Paola Barrientos), que va entendiendo cómo este problema la afecta, emprende un viaje con un mínimo dato que, supone, le servirá para encontrar al padre. Dato que, obviamente, será muy parcial y las iniciará en un camino casi detectivesco. ciencias naturalesLa película seguirá esa pesquisa para transformarse en el retrato de una serie de personajes a los que la vida fue llevando por caminos inesperados. No solo a las protagonistas, sino a los seres en su mayoría solitarios con los que se cruzan en su “road movie”. Un buen elenco (Barrientos, la niña Paula Hertzog, Sergio Boris y Arturo Goetz, entre otros) y una trama sólidamente construida hacen de CIENCIAS NATURALES una especie de fábula de tono realista para un público juvenil, gracias a la utilización de la música y algunos recursos narrativos. Ell filme asume el punto de vista inocente de la protagonista y presenta sus desventuras de forma cercana a un cuento para toda la familia. Como su título –y algunas metáforas usadas en el relato– lo indica, eso es CIENCIAS NATURALES, una fábula sobre la identidad y la reconstrucción.
Rumbo a la semilla La película filmada en Córdoba por Matías Lucchesi es un relato minimalista y sensible. El drama de Lila en Ciencias naturales es el de muchos chicos, en la vida real, contado amorosamente por Matías Lucchesi en un guion. La niña ha dejado de sentirse en armonía con la geografía de Los Cóndores desde que encontró una pista que cree que la llevará a su padre, ese hombre que la madre ha decidido olvidar y que Lila no conoce. La historia se disfruta como una aventura sólo posible por la atención y la capacidad para comprender que la maestra (Paola Barrientos) pone en ese mundo de deseos, rabia y tristeza. La película conduce a los silencios de la niña que busca información, supone y quiere conocer la otra parte de la semilla, con una obstinación conmovedora.La película de Matías Lucchesi cuenta con un elenco notable. Además de Paula Galinelli Hertzog y Paola Barrientos, ésta en un tono íntimo que le permite una sutil profundidad, Alvin Astorga (el Puma) lleva adelante una de las escenas más difíciles. También se destacan Néstor Rosso y Sergio Boris, en diálogo con la chica que los desafía desde la inocencia. Como la germinación sobre el pupitre, la película muestra la pista para comprender cuáles son los factores que hacen crecer la semilla, aun en el terreno más adverso. Impecable la dirección de arte (Adrián Suárez), la fotografía (Sebastián Ferrero) y el lugar elegido para el escenario de la historia.
Winner of Best Film in the Generation parallel section of the 2014 Berlinale and in the Guad-alajara Film Festival, Argentine Matías Lucchesi’s seductive debut film Ciencias naturales (Natural Sciences) tells the story of Lila (Paula Hertzog), a 12-year-old student at a boarding school in a rural area in the province of Córdoba who, together with her teacher, Jimena (Paola Barrientos) sets to meet her father for the first time — although he may not even be aware of her existence or may not want to meet her at all. To top it all, Lila doesn’t even know her dad’s name or what he looks like. But she knows where he was working at the time he met her mother. And though that’s very little to start on, that won’t stop her from going back and forth until the long awaited rendez-vous takes place. In turn, Lila’s search for her dad will give way to a change in her teacher’s feelings towards a story of her own that also has to do with deep loss. There are many good things to be said about Ciencias naturales, the first of them being the alluring performances that always ring true. Paula Hertzog and Paola Barrientos, as well as Sergio Boris, Alvin Astorga and the late Raúl Goetz, walk, talk and behave as naturally and spontaneously as it gets. Of course, the colloquial, unaffected dialogue which conveys nothing but the exact meaning of the drama is the other strong pillar for the characters to flesh up in a convincing manner. Unlike many local features which use minimalist narrative to strive for big meanings, Ciencias naturales says a lot with very little, hinging on the appeal of perfectly built scenes that may feel unscripted but are indeed written with enormous attention to detail. Lucchesi does not want to enlighten either his characters or his viewers — and that’s to be immensely celebrated. And the decision to not explain a lot of things — such as why Lila wants to meet her dad so much, why her mom doesn’t want her to do so, whatever happened between her dad and her mom, or why the father abandoned them — is certainly a more than fine strategy to allow the drama to focus on what’s going on now and what’s to come out of that rather than making an anatomy of a search for one’s identity. That’s not what Ciencias naturales is all about. Instead, it’s about the here and now. Such assured sense of narrative ends up shaping up a tale that hides unexpected layers behind apparent plainness, and even if the ending may be a bit heavy-handed in its symbolism, it nonetheless feels appropriate and realistic — more so when compared to the kind of ending you’d usually have for a film about a girl searching for her unknown father. Production notes Ciencias naturales (Argentina/France, 2014). Directed by Matías Lucchesi. Written by Matías Lucchesi, Gonzalo Salaya. With Paula Herzog, Paola Barrientos, Sergio Boris, Arturo Goetz, Eugenia Alonso. Cinematography by Sebastián Ferrero. Editing: Delfina Castagnino. Running time: 71 minutes.