El argumento está interesante, pero si bien dicen que tratan de un caso real, da la sensación que es algo ficticio. Si uno navega por Internet no encuentra ninguna data de este caso que sea ingresada...
Desde el estreno de "The Blair Witch Proyect" hace 10 años, Hollywood viene abusando de este recurso de "material encontrado" o "material de archivo" para atrapar publico, intentando darle mayor realismo a las historias de terror/suspenso que cuentan los films. En el 2009 se estreno "Paranormal Activity" que utilizaba este método y, aunque uno sabia que no fue real, el resultado era muy impresionante. "The Fourth Kind" tuvo la contra de estrenarse en el mismo tiempo que "Paranormal Activity", siendo opacada seguramente porque el publico se cansa de ver el recurso utilizado una y otra vez. "The Fourth Kind" es mitad documental/mitad película, mezclando supuesto material de archivo con recreaciones filmadas por el director. Ocurrido en Alaska, la psicóloga Abigail Tyler grabo sesiones donde sus pacientes relatan los supuestos contactos extraterrestres que tuvieron y los efectos sufridos por este fenómeno. También, el director Olatunde Osunsanmi entrevisto a Tyler, quien da su testimonio sobre lo ocurrido en el pueblo y la supuesta desaparición de su hija. Todo este material se va mostrando en pantalla partida con el objetivo de darle mas realismo al film. De hecho, la película arranca con una introducción de la actriz Milla Jovovich aclarando que todo es verdad, lo que se repite al final con el testimonio del director y la actriz nuevamente. Osea, se esfuerzan para hacerte creer que todo esta basado en hechos reales. El mix entre el material de archivo, la entrevista a Tyler (que carita tiene esa mujer) y las recreaciones esta bien armado, y te saca un par de escalofríos. Las actuaciones son bastante flojas, sobre todo la de Will Patton como el sheriff. Esta claro que todo es mentira, pero si uno se permite creer un poco en el tema la va a disfrutar mas.
Basada en una “historia real”, se nos traslada a Nome un poblado de Alaska donde sucesos inexplicables directamente relacionados con habitantes de otro Planeta acosan a la población. ¿Existe la vida en otro planeta? Si existieran… ¿Por qué poseerían tecnología mas avanzada que la nuestra y lo que es más por qué vendrían a buscarnos? Es interesante plantearse estas interrogantes que creo que resumen lo que nosotros haríamos de encontrar un marciano o un plutoniano. Probablemente lo capturaríamos y lo utilizaríamos como conejillo de indias. De este razonamiento se desprende que llegado el caso de que aparezca vida en otro planeta y de ser más avanzada psíquica y tecnológicamente harían lo mismo con nosotros. Lo que estoy intentando plantear es que no soy un escéptico sino que me cuesta creer en las teorías convencionales sobre avistamientos y encuentros cercanos. Aclarado esto, no por ello dejo de disfrutar una historia bien contada y así doy comienzo a mi crítica. Plagada de lo que serían “imágenes reales de lo sucedido” se nos cuenta la historia de una psicóloga llamada Abigail Tyler (Milla Jovovich), quien recientemente perdió a su marido de forma trágica y ésta decide continuar con la investigación de su difunto. El ignoto director sigue la formula exitosa de las películas de terror contemporáneas y busca mostrarnos lo que serían imágenes reales de los sucesos para darle veracidad a su historia. La presencia de la que sería la verdadera Dr. Abigail Tyler es imponente y genera desesperación y desolación y se nos presenta como un paciente absolutamente inestable. Es difícil comprender que el personaje que interpreta Milla Jovovich es esa demencial doctora Abigail Tyler que podemos ver a lo largo del metraje en escenas de archivo. Las actuaciones son más que acertadas y sus contra partes del mundo real pueden causar más de un shock en el espectador. Los seguidores del género van a encontrar uno que otro susto escondido detrás de la cinta. La introducción me hizo recordar (antes de recibir críticas por siquiera mencionarlo) a Black Sabbath con Boris Karloff donde el se presentaba antes de dar comienzo a los cortos de horror. Habiendo planteado los desaciertos debo decir que la película tiene una historia sólida y creo que es un detalle no menor para el género. La idea de bombardearnos con evidencia fáctica de un suceso no es nueva y creo que dentro de este género se inicio con la famoso pseudo autopsia a un alienígena en Roswell, EE. UU. El miedo que nos plantea la película es a lo desconocido; que tuvo su momento de apogeo con la serie X-Files en los 90s. Esta película aspira al público que disfruto de películas como El exorcismo de Emily Rose y si disfrutaron de ella, estoy seguro que no la van a pasar mal viendo esta.
En el inicio de la película, Milla Jovovich se presenta como ella misma avisando que lo que el espectador esta por ver resultara perturbante e inquietante. Esta advertencia era algo común en películas de terror o de suspenso clase B de hace mas medio siglo donde con dos pesos de presupuesto aparecía un Boris Karloff y nos daba el susto del siglo. En la época actual no tenemos esa suerte. Hoy el terror “fuera de campo” es lo que predomina en estas “inquietantes” producciones de bajo presupuesto (10Millones de dólares en este caso, de los que suponemos que gran parte de ellos fueron el sueldo de Jovovich) influenciadas por el aburrido cine de terror oriental. Para peor, Olatunde Osunsanmi pretendió hacer convivir un falso documental sobre una serie de sucesos inexplicables en Alaska sobre desapariciones de personas y posibles abducciones extraterrestres con entrevistas varias, sesiones de hipnosis, cámaras policiales y otro tipo de declaraciones, con la ficción del mismo fake. Y quiso “revolucionar el genero” narrando en paralelo, con pantalla dividida entre las dos formas narrativas a lo largo de toda la película. Cambiando el punto de vista saltando de la Abbey Tyler ficción a la Abby Tyler documental hasta hacerlo confuso, deliberado e imposible. Este esperpento mezcla de The Blair Witch Project con el peor y repetitivo cine de terror oriental pone en juego la megalomanía de su director que además de ser el entrevistador en el falso documental ( manejando la narración también desde adentro) puso en escena dos películas cuando ni siquiera tenia una. No tenia personajes, no tenía final, no tenia nada. Solo un montaje antojadizo y el “miedo al fuera de campo”. Cuanto daño hizo el cine de terror oriental al genero, hoy parece ser que Hollywood no encuentra alternativas a esta estructura narrativa (recordemos la recientemente bochornosa Actividad Paranormal) y salvo algún oasis en el desierto, este tipo de películas parecen heridas de muerte.
La abducción del absurdo En la línea de El Proyecto Blair Witch (The Blair Witch Project, 1999), Actividad Paranormal (Paranormal Activity, 2009) y Sector 9 (District 9, 2009), el novato director Olatunde Osunsanmi, emprende un film de terror psicológico que aborda la temática de las abducciones extraterrestres en Contactos del cuarto tipo (The Fourth Kind, 2009). Lo cierto es que lo hipotéticamente polémico no estará a la altura del resultado final. Se dice que en 1972 se estableció un protocolo en fases para los encuentros alienígenas. Contactos del cuarto tipo nos adentra en estos acontecimientos de abducción que provocan terror y angustia entre los ciudadanos a medida que se suceden inexplicables casos, que plantean el interrogante de estar acompañados –o peor aun, controlados- en este universo por criaturas nada amigables. La premisa argumental entusiasma previendo como menú una buena narración de terror paranormal, donde estos niveles de percepción tan misteriosos y aterradores son puestos de manifiesto en un relato perturbador y oscuro. En pos de querer infundar una verdad sin ser certero en su tratamiento, el novel realizador recurre a un registro documental inédito –grabaciones de archivo, audios supuestamente originales- como toda una apuesta de estilo narrativo, pero poco creíbles que no sirven para disfrazar las verdaderas intenciones del film. Es ingenuo pretender de esta manera abarcar con seriedad e interés la crispada temática que se propone desentrañar. Dividiendo la pantalla, empleando sobreimpresos e intercalando relatos de ficción con los documentales, el film va construyendo su identidad, con marcas genéricas novedosas jugando al filo de lo creíble con los acontecimientos que se relatan. Integrando en el propio film material completamente inédito y real sobre la investigación, incluye las revelaciones de múltiples testigos de encuentros alienígenas sin el más mínimo cuidado por el buen gusto, privilegiando el impacto del momento. O peor aun, queriendo convertirse en un documental revelador que a su conclusión no dejará ninguna reflexión final que se precie de aclarar el confuso panorama que plantea. Como si fuera poco, el tono empleado a la hora de asustar será un rejunte de viejos trucos ya vistos en decenas de oportunidades aquí implementados con insistencia. Probados recursos que, para variar, no aportan nada nuevo al género. Pareciera que el golpe de efecto en las secuencias de horror son el motor del film, un punto de partida endeble si se tiene en cuenta que lo apropiado sería encarar al mismo desde la conexión que pueda establecerse con el interés y la psiquis del espectador que, sin dudas, se vera emocionalmente estimulado al tocarse un tema que genera curiosidad. El falso realismo ficcional señalado, intenta dar verosimilitud a una historia contada sin la mínima preocupación de mantener un coto de credibilidad, lo que acaba pareciendo un flash sensacionalista que intenta justificar sus verdades de un modo más que descarado. Que no nos vendan más mentiras.
Creer o no creer, esa es la cuestión. Cuando se avista un OVNI, se llama encuentro de primera clase. Cuando se encuentra evidencia, es conocido como encuentro de la segunda clase. Cuando se hace contacto con los extraterrestres, es el de tercer tipo. El siguiente nivel, el secuestro o abducción, es el de cuarto tipo. El film de Olatunde Osunsanmi, Contactos de cuarto tipo, viaja entre la delgada línea entre la ficción y la posible verdad o realidad. La historia cuenta que en Alaska misteriosamente desde la década de ´60, un número desproporcionado de la población ha sido reportada como desaparecida cada año. A pesar de múltiples investigaciones que el FBI supuestamente ha llevado a cabo, la verdad nunca ha sido descubierta. En esta remota región, la psicóloga Dr. Abigail Tyler, interpretada por Milla Jovovich, la misma de Juana de Arco, de Luc Besson y de la saga Resident Evil, comienza a grabar en video las sesiones con los pacientes traumatizados y sin saberlo, irá descubriendo algunas de las evidencias más inquietantes jamás reveladas. La película, muy bien editada y dirigida, relata los traumas que padece esta especialista y como su pequeño mundo se va expandiendo a medida que descubre lo casi inentendible. Y cómo para los demás esa realidad está más cerca de la locura que de lo verosímil. Si bien no es la primera vez que nos encontramos con una producción de este estilo, recordando El proyecto Blair Witch, la española Rec o incluso la poco creíble Actividad Paranormal, ésta mezcla filmaciones de la protagonista y otras con la supuesta Dra. Abigail Tyler y lo mismo hace con algunos de los pacientes, haciéndolo de esta manera un film documentado. Sin lugar a dudas, Olatunde Osunsanmi supo ir por ese camino, para dejar en todo momento migajas de dudas y así como dice la protagonista al comienzo del film: "está en uno creer o no". Entre los protagonista se encuentra Elias Koteas a quién se lo conoce por ser protagonista de la serie La Ley y el Orden y trabajar en películas como El curioso caso de Benjamin Button (2009), además de Corey Johnson y Will Patton conocido por Armageddon (1998) o El Mensajero de la Oscuridad (2002), junto a Richard Gere. Ahora solo queda verla y que cada uno saque sus propias conclusiones. Creer o no creer.
Otra película que se desarrolla en el terreno del documental ficticio, como lo hizo años atrás El proyecto Blair Witch, The Last Broadcast y más recientemente Actividad Paranormal. Un estilo cinematográfico que no nació con la bruja de Blair como suele asociar la mayoría de la gente, sino que fue creado en el cine por Charles B. Pierce, con su clásico La leyenda de Boggie Creek, que fue un fenómeno espectacular de taquilla en 1972. Ninguno de estos filmes hubiera sido lo mismo sin este trabajo de Pierce. Pueden encontrar más información en el link. Si Contactos del cuarto tipo se hubiese filmado 10 o 13 años atrás hubiera resultado uno de los fenómenos de taquilla del año. En la actualidad, debido al enorme crecimiento y desarrollo que tuvo Internet en el mundo donde la información corre a la velocidad de la luz, armar una campaña viral donde se intenta hacerle creer a la gente que los hechos de este film son reales es mucho más difícil. Al director Olatunde Onsunsanmi se le complicó este tema y antes que el film llegara a los cines se supo que la doctora Abbey Tyler, quien daba su testimonio en el film en realidad era una actriz llamada Charlotte Milchard. Por pedido de la producción y en un gesto de onda del sitio IMDB, Milchard no figuró en la ficha de la película de esa página pero no sirvió demasiado. De todas maneras esto no impide que como espectadores no podamos engancharnos con esta propuesta que no nació de hechos totalmente ficticios. Después retomo ese tema. La película arranca con Milla Jovovich caminando hacia la cámara donde nos informa que los que estamos a punto de ver es una recreación de hechos ocurridos en el año 2000 y que al finalizar la historia cada uno sacará sus propias conclusiones si lo que vimos fue real o no. A partir de ese momento el film combina la recreación de los actores con material de archivo de la verdadera historia de la doctora Tyler. Si te sumás al juego que proponen el director y Milla la pasás bien con una historia locas de abducciones extraterrestres. A diferencia de Acvtividad Paranormal acá por lo menos te cuentan una historia concreta con buenos momentos de tensión logrados por el laburo de los actores. Milla, Elias Koteas y Will Patton (Armaggedon) tienen muy buenas escenas juntos. El director combinó muy bien los supuestos elementos reales con la recreación que hacen los actores. Si no la tomás en serio la podés pasar bien. Es ridículo creer que si los acontecimientos hubieran sido reales la mujer que sufrió los hechos le va a entregar cintas que documentan su experiencia a un flaco que quiere hacer una película pochoclera. Creo que habría otros organismos a los que hubiera acudido primero. De todas maneras vale destacar que la premisa que sirvió como inspiración del film es real. En la localidad de Ome, en Alaska, se produjeron muchas desapariciones de personas desde 1960 que el FBI investigó y nunca pudo resolver. Es un misterio real que no tiene respuesta. Las personas desaparecieron y nunca se encontraron rastros o pistas que pudieran permitir armar una hipótesis. La leyenda urbana indica que esto tendría que ver con abducciones extraterrestres y el director hizo una película sobre el tema. No es un estreno imperdible, pero si te atrae la temática entretiene.
Los sospechosos de siempre Gente de-saparece en Alaska: ¿Fabio Zerpa tenía razón? Si hay algo interesante en Contactos de cuarto tipo es la duda que implanta en el espectador que se atreve a mantener los ojos abiertos, acerca de lo que es real y lo que es ficción. Cuánta es su capacidad de creer en lo que le cuentan. Bah, si es o no un ingenuo. La misma actriz Milla Jovovich abre la película diciendo a cámara "Yo soy Milla Jovovich, e interpreto a la doctora Abigail Tyler". Más tarde, se la dejará picando al espectador, que a estas alturas ya abonó su entrada: "Ustedes decidirán qué es cierto y qué no". Resumiendo: en Nome, Alaska, la mentada Abigail es una psicóloga que ha quedado muy desmejorada luego de que su marido fallece (según ella, alguien lo apuñaló en la cama mientras los dos estaban durmiendo), y luego comienza a encontrar pistas en los relatos de sus pacientes, todos en estado de hipnosis, y con alteraciones en los sueños, acerca de algo extraño, un búho incluido en las ventanas como imagen recurrente. El director (que "interpreta" a quien entrevista en la realidad, no en la ficción, a la supuesta Abigail) da vueltas hasta que, en cierto momento, da a entender que todo esto es producto de la abducción de varios ciudadanos de Nome por parte de extraterrestres. Creer o reventar. En la película confluyen, entonces, dramatizaciones y "escenas de archivo", grabadas con cámara de video que, cada vez que pasa algo extraño -alguna levitación, algún ataque- pierde el equilibrio y todo se torna borroso. Y más: una extraña vos gutural habla en una lengua indescifrable. El combo parece similar a El proyecto Blair Witch y la más reciente Actividad paranormal. Lo dicho más arriba: los que crean que lo que están viendo tiene un viso de realidad, se tragarán todo y se asustarán de lo lindo. Ahora, los que descubran que nada de lo que se ve se filmó en Alaska sino en Bulgaria, en Columbia (Canadá) y en California, tal vez empiecen a mirar con cierta extrañeza a los sospechosos de siempre.
Hay estrenos que no se justifican En los correos electrónicos, en los mensajes de texto y en el chat se utiliza con frecuencia la onomatopeya de risa "jajajaja" para rematar alguna reflexión que se aplica como síntesis de "risa". Y es la menos trágica que se puede usar para este despropósito con forma de película. La trama, que intenta reconstruir con realismo lo que le ocurre a una psiquiatra a su paso por una localidad del norte de Alaska donde la gente tiene dificultades para dormir y no sabe por qué, parece interesante. Tras una noche "no se sabe adónde", y entre vagos recuerdos, Abigail Tayler, encarnada por Milla Jovovich, descubre que su esposo ha muerto, asesinado por mano anónima según divaga o suicidado según los que investigan el caso, y que su hija ha desaparecido para siempre. Tal como Tayler lo deduce a partir de varias sesiones de hipnosis con un colega, todos ellos fueron abducidos por un ser invisible (¿un extraterrestre?) que balbucea en ¡sumerio! A decir verdad, el cineasta de origen nigeriano Olatunde Osunsanmi sólo parece querer generar miedito y polémica, como los episodios más sensacionalistas de Cazafantasmas , o tal vez servir de publicidad a diversas publicaciones ad hoc que seguirán a la película. Para perpetrar este divague de 10.000.000 de dólares, que créase o no en Estados Unidos se estrenó en 2500 salas, Osunsanmi recurrió, además de Jovovich, a Will Patton y Elias Koteas, y a supuestas grabaciones genuinas de la supuesta psiquiatra Tayler, en las que se la ve descuajeringada, siempre al borde de quebrarse, enumerando hechos que más parecen producto de una locura galopante que de una desesperación provocada por sucesos que tuvieron lugar en el mundo real. Una vez conocido el planteo, en el que aparecen demasiadas explicaciones sobreimpresas a las imágenes, excesivos monólogos a cámara de los mismos actores (que intentan dar fuerza de testimonio a la farsa), la rutina se repite una y otra vez entre fogonazos inesperados y música no menos efectista. Es difícil entender por qué habiendo tantas excelentes películas que se descubren en las trasnoches del cable sin haber pasado por las salas, una como ésta, más apropiada para esos espacios en los que todo vale, llega a las pantallas grandes locales. Y ése sí es un verdadero misterio.
Abducciones sólo aptas para estadounidenses Es un hecho que todo el mundo ha sido niño alguna vez, y la mayoría de los niños tienen un tío viejo más o menos dado a contar historias de miedo, que incluyen desde antiguas leyendas de dioses y demonios a modernos misterios de avistamientos de OVNI. Es gracias a ese tío, por carácter transitivo, que todo el mundo conoce la escala de Hynek aun sin saberlo. Esta escala representa algo así como las tablas de la ley de la ufología, que el cine se ha encargado de incluir en el inconsciente colectivo y Contactos del cuarto tipo de machacar en propio beneficio. Los contactos de primer tipo incluyen los avistamientos de objetos voladores sin identificar; los de segundo el hallazgo de evidencia física de dichos objetos. Un joven Spielberg dejó bien claro de qué se tratan los del tercer tipo. Y por fin están los del cuarto tipo, que son los más norteamericanos de todos, un claro emergente del componente paranoico que incluye la cultura popular de aquel país. Los supuestos tripulantes de esos objetos no identificados no serían otra cosa que agresivos invasores del espacio, que cada tanto se llevan a “uno de los nuestros” (es decir, a un estadounidense) para entubarlo de todas las formas que el Kamasutra alienígena es capaz de ilustrar y que, a juzgar por el estado en que los devuelven, han de ser muchos y muy imaginativos. Contactos del cuarto tipo es exactamente eso, otra vez. La película vuelve a utilizar el cada vez menos eficaz recurso de simular que cierto material fílmico, evidentemente fraguado, no es otra cosa que el registro incidental de situaciones reales a través de cámaras testigo. Mismo truco que utiliza la recién estrenada Actividad paranormal, pero que ya dio rédito en El proyecto Blairwitch (1999) y un poco antes en la menos popular Alien abduction: Incident in Lake County (1998). En Contactos del cuarto tipo se narra la historia de la doctora Abbey Tyler, quien se empecina en continuar la investigación que ha dejado inconclusa su marido, muerto en circunstancias poco claras. Se trata de los reiterados insomnios y alteraciones psíquicas que padecen gran cantidad de habitantes de un pueblito aislado en Alaska. Intercalando escenas “reales” en las que estos pacientes revelan bajo hipnosis un trauma mayor, con otras en las que un grupo de actores dramatizan exactamente la misma escena, pero un poco más sobreactuada, no se consigue aportar demasiado al verosímil cinematográfico del film. Ni hablar de cuando las “cámaras testigo” se ocupan de captar algún suceso escalofriante, invariablemente invisible e indiferente para el espectador. O que todos los afectados mencionen que se sienten observados por una ominosa lechuza, revelación que dispara a la memoria algunos detalles de Mensajero de la oscuridad, donde las víctimas eran turbadas por... el hombre polilla. No se trata, claro, de un buen recuerdo. No parece difícil juzgar mal a esta película, sobre todo cuando sigue fresca la marca de otra tan mediocre como Actividad paranormal, prueba irrefutable de lo agotado del molde que les da forma. Apenas queda como punto para analizar (en otro momento) la persistencia de esa paranoia que se empecina en imponer para los norteamericanos un papel de víctimas que, por lo general, no suelen ocupar en la realidad. Pero no es fácil decir que Contactos del cuarto tipo no es una buena película; tal vez porque se intuye que, muchos años más joven, ir a verla al cine acompañado por el tío de los cuentos podría haber resultado una experiencia en verdad inquietante.
Que viene el Alien En el pequeño pueblo de Nome, en Alaska, algo está sucediendo para poner en alerta a un psiquiatra reconocido. Sus experimentos se truncan con su propia e inesperada muerte; es su mujer, también psiquiatra, quien decide retomar el trabajo de campo inconcluso. Y en plena sesión de hipnosis con uno de los tantos pacientes. En cuestión de días (no; de horas), la pequeña localidad es avasallada por sucesos frenéticos y violentos que tienen como protagonistas a los pacientes de la doctora Tyler, que pasa a estar en la mira de la policía en calidad de sospechosa. De nada sirve que la doctora esgrima su condición de víctima de las circunstancias (incluso tiene a su hija menor psicológicamente ciega, desde la muerte del padre); con la prosecución de las sesiones de hipnosis, se multiplican los incidentes y pronto queda al descubierto para Abby una realidad terrible: seres de otro planeta están abduciendo pobladores en Nome para sabe Dios qué experimentos. Sí: hay demasiados nuevos productos de género (terror) en danza, con pretensiones de cinema verité. La cámara oculta en "Actividad Paranormal" era apenas una reedición de aquella otra, más movida y espontánea, en "El proyecto Blairwitch". Diez años después de esta última, incluso los grandes directores se vieron tentados de incursionar en un nuevo estilo de cine realista. El espectador difícilmente se deje engañar; a tal efecto, y para filtrar esa susceptibilidad inicial, el director Osunsanmi divide la pantalla y a su personaje principal, la doctora Abigail Tyler, en dos. Por un lado, la "auténtica" doctora; por el otro, su intérprete en la ficcionalización de los supuestos hechos reales, Milla Jovovich. El resultado es una propuesta de crescendo interesante, con base en el impacto de las imágenes "de archivo" y en la posibilidad de sugestión del espectador. Si este segundo factor falla, el producto se revela endeble y por momentos, ridículo. Sin embargo, hay algo muy inquietante en la elección de la figura protagonista y la forma de encuadrarla, alternativamente en el tiempo real del relato (una entrevista conducida por el propio director del filme) y en el ficticio. Con unos minutos de menos y algo de crédito por la inteligencia del espectador promedio, sería un filme ideal para quienes se interesan en las más modernas variantes del género.
Hasta los extraterrestres la devuelven En el barrio, ante la idea de Contactos de cuarto tipo dirían que de dos cosas buenas hicieron una mala. Aunque, en este caso, es una afirmación exagerada, y es difícil dilucidar cuál de los elementos narrativos utilizados en el film serían la “cosa buena”. La película cuenta los sucesos que rodean a la Dra. Abigail Tyler (Milla Jovovich), una terapeuta de Nome, Alaska, cuyos pacientes comienzan a experimentar una patología que tiene que ver con una supuesta abducción extraterrestre. Un problema que termina sufriendo Tyler misma y para el que no encuentra explicación. Ni ella ni otro especialista, el Dr. Olmos, interpretado por el siempre sólido Elias Koteas. El director Osunsanmi pretende darle una pátina de “cosa real” a todo el asunto, dividiendo la narración entre la pura ficción y supuestos videos en los que se ve a la verdadera Tyler contando su experiencia, además de otros donde se ve a sus pacientes (también verdaderos) sufriendo ante las terapias de hipnotismo a los que la doctora los somete y que en algún momento los lleva a cometer actos terribles. Pero lo cierto es que ese material de archivo es tan ficcional como lo pretendidamente “rehecho” con actores (si a esta altura el lector pensó que la película intenta ubicarse entre Actividad paranormal y El proyecto Blair Witch, acertó). El efecto que se busca superponiendo las imágenes truculentas de un video confuso –que convenientemente pierde la imagen cuando los elementos extraños (llámese presencia extraterrestre) aparecen– o las circunstancias que involucran a Abby, cruzadas con las dizque verdaderas, no sólo no asusta ni impacta, sino que desnuda el artificio de tal manera que produce un efecto inverso al buscado. Todo esto, sumado a la impericia de Osunsanmi (que aparece como el interrogador de la “verdadera” Tyler) para ni siquiera pegar dos planos correctamente, resultan en un cóctel fatal, aburrido e intrascendente.
The fourth kind aborda la temática de las abducciones extraterrestres. Y si bien lo hace desde un costado interesante, que bucea en el drama vivido por aquellos que sufren estas supuestas experiencias, el estilo y la forma elegidos para contarlo no lograron en mí ningún impacto, y toda la experiencia me resultó más aburrida que aterradora. La peli cuenta lo sucedido a la dra. Tyler, una psicóloga investigadora que acaba de sufrir la muerte de su esposo (también investigador) y que descubre de a poco que algo extraño está sucediento con algunos habitantes de Nome, pequeño poblado de Alaska. Extrañas visiones nocturnas compartidas por varios pacientes le irán dando la pauta de que el tema va más allá de la mera psiquis, y también irá entendiendo que lo sucedido la involucra mucho más de lo que creía. O de lo que querría. El cuarto tipo es un film ¿de terror, de ciencia ficción, dramático, de investigación? Es una mezcla, en realidad... Es un film que se vale de ese recurso tan habitual hoy en día de usar supuestas filmaciones reales para dar veracidad a lo sucedido. La diferencia en este caso con películas como Blairwitch, Rec o Actividad paranormal es que ésta se presenta como una investigación que combina dramatizaciones sobre los sucesos (con Milla Jovovich como la protagonista) con supuestas entrevistas, filmaciones y audios reales. Por ejemplo, en varios momentos la pantalla está dividida y vemos, simultáneamente, la escena actuada y las filmaciones en video (supuestamente reales) tomadas por la investigadora. En mi caso, este estilo no funcionó. De hecho, me recordó a esos programas que dan canales como Infinito y Discovery. Sólo que durando más de una hora y media. Y el suspenso que me generó fue mínimo. Cualquier capítulo de los Expedientes X lo supera ampliamente en ese sentido. El cuarto tipo es un film ¿de terror, de ciencia ficción, dramático, de investigación? Es una mezcla, en realidad... Es un film que se vale de ese recurso tan habitual hoy en día de usar supuestas filmaciones reales para dar veracidad a lo sucedido. La diferencia en este caso con películas como Blairwitch, Rec o Actividad paranormal es que ésta se presenta como una investigación que combina dramatizaciones sobre los sucesos (con Milla Jovovich como la protagonista) con supuestas entrevistas, filmaciones y audios reales. Por ejemplo, en varios momentos la pantalla está dividida y vemos, simultáneamente, la escena actuada y las filmaciones en video (supuestamente reales) tomadas por la investigadora. En mi caso, este estilo no funcionó. De hecho, me recordó a esos programas que dan canales como Infinito y Discovery. Sólo que durando más de una hora y media. Y el suspenso que me generó fue mínimo. Cualquier capítulo de los Expedientes X lo supera ampliamente en ese sentido.
El subgénero de los falsos documentales de horror alcanzó su techo con Actividad Paranormal (Paranormal Activity, 2007), un film sumamente eficaz que exprimía hasta el extremo la toma fija, uno de los últimos recursos que quedaban por aprovechar. Al igual que El Proyecto Blair Witch (The Blair Witch Project, 1999), aquella era una obra independiente que sólo a posteriori fue retocada por el estudio una vez comprados los derechos de distribución. Contactos de cuarto tipo (The Fourth Kind, 2009) representa el opuesto exacto: sin dudas tenemos una propuesta que nació de las mismas entrañas de Hollywood y esto se percibe en cada uno de los lamentables fotogramas que la componen. Corresponde aclarar que estamos hablando de una combinación poco feliz entre la injustamente olvidada Comunión (Communion, 1989) y la pequeña epopeya acerca de la bruja amante de las rocas a los pies de las carpas (la enorme popularidad actual del mockumentary hace que a esta altura resulte innecesario -y hasta redundante- trazar una genealogía cinematográfica). La historia gira alrededor de las tribulaciones vividas por Abbey Tyler (Milla Jovovich), una psicóloga que al realizar experimentos con hipnosis sobre sus pacientes descubre que numerosos habitantes del pueblito de Nome, en Alaska, comparten padecimientos como el insomnio y “motivos oníricos” como los búhos blancos. Con semejante título está todo dicho: el primer tipo es el avistamiento, el segundo el registro, el tercero el contacto y el cuarto, para los mortales que no lo sepan, es la abducción. En términos formales la película se asemeja a uno de esos típicos programas esotéricos del canal Infinito en los que se intercalan ficcionalizaciones “clase B” con entrevistas repletas de lugares comunes en lo que al tema se refiere. La baja calidad prima por sobre todo, los estereotipos paralizan continuamente la narración y la falta de ideas novedosas empantana el verosímil desde el inicio. Este segundo largo del director y guionista Olatunde Osunsanmi está saturado de golpes de efecto y diálogos intrascendentes. Estamos ante un verdadero fracaso en lo que respecta al marketing virtual por la sencilla razón de que nadie fue capaz de “comerse” que lo presentado se basaba en hechos reales (factor decisivo para que el público concurra a las salas cuando el opus no se sostiene por méritos propios). Más allá de la torpeza del estudio, en conjunto el film no pasa de ser un seudo- informe monótono con un par de escenas correctas y una insoportable cadencia televisiva. Jovovich hace lo que puede, Will Patton sobreactúa como el sheriff y Elias Koteas salva las papas interpretando al colega escéptico de la protagonista. El cielo nos vigila, los reflectores nos iluminan y la mediocridad nos arrastra hacia la indiferencia...
Un interesante planteo a partir de la idea de la representación cinematográfica y el falso documental tan en boga en estos tiempos. El film logra mantener el ritmo y la fluidez narrativa necesaria para atrapar la atención del espectador sin despojarse un segundo del terreno ambiguo por el que transita como así tampoco del uso inteligente del fuera de campo y la sugestión...
Lechuzas aliens que hablan en sumerio Desde aquel mítico programa radial de “La guerra de los Mundos” donde Orson Welles adaptaba a Wells, nadie puede (o debería) creer que algo que salga en un medio de difusión y tenga el mote de “verdadero” o “real”, lo sea, menos si de extraterrestres se trata. Lo único verdadero en La cuarta fase, es la ficción y ni siquiera la bellísima Milla Jovovich diciendo que “esta basado en hechos reales” puede hacer que creamos en la veracidad de este film. Contactos del cuarto tipo es un film que se circunscribe al género de terror psicológico filmado como si de cámaras de video se tratara, con una innegable reminiscencia a Rec, Actividad Paranormal, El proyecto Blairwitch, y Distrito 9, entre tantas otras. La película relata, por duplicado, la historia de la psicóloga Abigail Tyler y de cómo descubre a través de la hipnoterapia, que sus trastornados pacientes reciben por las noches, ciertas visitas inesperadas del tipo alíen en la comodidad de sus habitaciones. Paralelo a esto, la psicóloga debe enfrentar sus demonios personales y sacar adelante a su problemática familia en un pueblito de Alaska, llamado Nome. Es un film que cumple con el objetivo de inquietar y asustar sobre todo a aquellos fanáticos de los Expedientes X. Quien la ve no puede negar tampoco, la influencia de Spielberg en todo esto: una especie de cita implícita en todo a Taken, Encuentros Cercanos del Tercer Tipo, y hasta de Stargate, si se quiere. Pero sin dudas tanta mezcla resulta demasiado catastrófica e irrisoria por momentos. Es un film “para un viernes por la noche”, con sus buenos sustos y ciertos momentos remarcables que conviven con otros que no lo son. La película recae en una especie de retroalimentación, al superponer la acción “real” con la ficcionalización, convirtiéndose en una victima de la veracidad que pretende demostrar. Olatunde Osunsanmi, director y escritor del film, se esfuerza demasiado en recordarnos la realidad de todo, dando como resultado un producto más ficcional de lo que es, subestimando al espectador. Milla Jovovich luce tan magnética como siempre y bastante alejada de sus roles de heroína de acción para comprometerse en un rol mas dramático, así como el siempre interesante Elias Koteas en su limitado papel secundario .Lo cierto es que al final del día comprende que para los films de terror psicológicos que buscan cierta veracidad menos es más. ¿Lo peor? Se esfuerza demasiado en aparentar ser real resultando en una redundancia que quita ritmo al relato en sí. Por momentos es insoportable lo sobreactuado de la actriz que representa a la “verdadera” Abigail Tyler, (Charlotte Milchard) quien parece un extraterrestre de carne y hueso, entre la piel pálida y ojos saltones. Eso y que los ET hablen sumerio. ¿Lo mejor? Las recreaciones de las sesiones psicológicas a pantalla dividida, muestra que incluso de la redundancia puede salir algo positivo, como incluso que los “extras” actúen mejor que los actores, y nos hace recordar nuevamente lo mucho que importa la edición de sonido en los films de terror “psicológico”, para mantenernos al borde del asiento.
Yo tengo fe Fui a ver Contactos del cuarto tipo y le creo. Estoy convencida de que esta película respalda una seria denuncia. Piensen un poco: una estrella como Milla Jovovich no prestaría su nombre y su imagen para plantarse frente a la cámara y tirar tan espeluznante información al planeta si esto no fuera cierto. Le creo que existen los extraterrestres y que de vez en cuando se les da por secuestrar a uno que otro humano, sobre todo si es norteamericano. Parece que esta nacionalidad les tira, siempre andan buscando invadirlos, destruir sus ciudades o dialogar con sus presidentes. Me parecieron muy coherentes las estadísticas presentadas en la película: once millones de desaparecidos producto de las andanzas alienígenas. En el lugar donde tengan depositados a sus rehenes ya juntaron un número similar al de los habitantes de Paraguay y Uruguay juntos. Quedé preocupada porque tanta gente sojuzgada y tan lejos de casa, se va a volver muy violenta. Este es un dato alarmante a tener en cuenta si alguna vez podemos ir a visitarlos, o si a ellos se les ocurre volver. También tengo fe en la veracidad de los registros documentales que muestra la película. La Dra. Abigail Tyler (protagonista de estos terribles hechos reales que se narran) no podría ser tan poco convincente si hubiesen buscado una actriz desconocida para fraguar la simulación. Menos aún resultar tan poco espeluznantes sus pacientes poseídos. Esa pobre mujer, tan flaca y despeinada ella, solamente puede exhibir tamaña inexpresividad en caso de estar imbuida en sus desgarradores recuerdos y no en el relato de la historia. Sin duda la realidad es menos verosímil que la ficción, porque no actúa con la necesidad de resultar creíble, simplemente es porque es. Otro tanto me pasa con las imágenes de la película. Esas pantallas partidas en dos, tres, cuatro hechos simultáneos no pueden deberse a una sobredosis de consumo de la serie 24 por parte del director Olatunde Osunsanmi. El estilo acá lo marca la necesidad de demostrar que las recreaciones ficcionales son fieles a lo que realmente pasó, como así lo confirman las precarias filmaciones que vemos al unísono. Por eso, todas las escenas que no son réplicas de las verdaderas son tan irrelevantes y de bajo costo. Los paneos por las montañas de Alaska y esos cielos que se abren al amanecer sacados de un protector de pantalla de Windows son meros nexos para unir lo que importa: la cruda realidad de los acontecimientos narrados. Y hablando de precariedad, esta también es una prueba fehaciente de veracidad. Solamente la desgracia y los terribles poderes paranormales de los invasores extraterrestres podrían hacer fallar los videos en momentos tan definitivos como la llegada de las naves espaciales o la posesión más cruda de las víctimas terrestres. No la poca inventiva e inversión en efectos especiales; eso sería muy bajo, casi una estafa. Yo vi Contacto del cuarto tipo y elijo creer en sus denuncias porque, en caso contrario, habría perdido el tiempo. Los que la miren desconfiados se van a encontrar con una historia precaria, con música incidental mal insertada, recursos estilísticos propios del cine de ciencia ficción clase Z que ni siquiera resultan cómicos y una película que se cuelga del éxito de Actividad Paranormal para sacarle las últimas gotas a una vaca a la que ya se le acabó la leche. Pobres de ellos que no saben que lo desconocido habita entre nosotros y el cine tiene la obligación de mostrarlo. Por suerte a mí no me pasó, porque yo, señores, tengo fe.
Siguiendo la línea de The Blair Witch Project, Cloverfield y de Paranormal Activity, el director Olatunde Osunsanmi entrega The fourth kind, un film que pretende redoblar la apuesta de las anteriores. La película comienza con Milla Jovovich presentando la “investigación” en la que se basa esta película, que la incluye en el papel de la doctora Abbey Tyler. The fourth kind pone en paralelo una parte “real” y otra de ficción, una recreación de los acontecimientos en los que se ve involucrada esta doctora a través de sus pacientes. La parte “real” está compuesta por una entrevista del director con una traumada doctora Tyler y por las filmaciones de las sesiones de hipnosis de sus pacientes. Nótese que se han colocado comillas donde dice “investigación” y “realidad”. Esto es debido a que, desde el primer momento en que se presenta la entrevista con la doctora Tyler, sabemos que sólo se trata de una ficción disfrazada de evento real, a la que se le ha adosado una supuesta ficcionalización, que no deja de ser una ficción dentro de otra. Después de The Blair Witch Project, y de que muchos asumieran ese film como documental, para darse cuenta después de la trampa promocional en la que habían caído, es muy difícil engañar al espectador con el mismo truco. Eso no quiere decir que Cloverfield y Paranormal Activity creyeran que podían jugar con el espectador del mismo modo que aquella, su supuesto tono documental era un artilugio para jugar con el poder de impacto de lo que se presentaba como registro directo de los hechos, habilitado por la masividad de la tecnología de video digital, y las consecuencias de este fenómeno en la sociedad, como Youtube. Si The fourth kind intenta ir más allá, es porque presenta en paralelo, y con pantalla dividida, un supuesto registro (las filmaciones a los pacientes), y la reconstrucción escénica de este mismo registro, cuando en realidad ambas imágenes carecen de un antecedente documental, lo que supuestamente es registro y antecedente de su contrapartida ficcional, es una ficción más, presentada en forma de registro, pero ficción al fin. Este juego entre dos ficciones, una dentro de otra (que no se presenta como tal pero lo es), podría sonar interesante si fuese el punto de partida de un relato capaz de sostener el suspenso o el horror que promete. Pese al curioso experimento de hacer interactuar a una ficción con su recreación, La cuarta fase consigue mucho menos de lo que promete, su supuesto horror se reduce a los típicos artilugios efectistas, con impactos sonoros y posesiones que, por excesivamente convencionales y por carecer de una pertinente dosis de suspenso, están lejos del escozor que pretende causar al espectador. Dato aparte, en la entrevista del director con la alterada (y “real”) doctora Tyler, cuyos fragmentos articulan toda la película, se aprecia un cartel demasiado presente en la escenografía del estudio que dice “Olatunde Osunsanmi presenta una entrevista con la Dra. Abbey Tyler”, el nombre del director aparece con la misma presencia que el nombre del personaje, y cada vez que se vuelve a esta entrevista podemos notar este cartel. Si a eso le sumamos el graph que lo presenta cuando le hace las preguntas pertinentes a su “entrevistada”, podemos afirmar tranquilamente que pocas veces se ha visto un intento tan torpe y tan alevoso por hacernos recordar el difícil nombre del director. Alguien le tendría que haber dicho a Osunsanmi que, en vez de preocuparse por colocar su nombre en cada fotograma, debería haberse ocupado en imprimirle un poco de ritmo, de suspenso y de verosimilitud a esta cosa que pretende llamarse… ¿terror?
La imagen vacía Si el filme se plantara dentro un terreno definido –documental o ficción-, quedaría mucho más en evidencia su falta de pudor y decencia. Tanto el cine romántico como el de terror hollywoodense están en una crisis de representación. No parece tanta casualidad el hecho de que en la misma semana confluyen dos estrenos, El caza recompensas y Contactos de cuarto tipo, que evidencian esos respectivos bretes. El filme protagonizado por Milla Jovovich se quiere ubicar entre fenómenos de culto, vinculados al poder de la imagen y su enlace con lo real y próximo, como son El proyecto de la Bruja Blair, Cloverfield y Actividad paranormal. Pero el procedimiento utilizado por el director –combinando las imágenes supuestamente reales de los hechos que se documentan, junto con una recreación ficcional- sólo funciona en determinadas secuencias, donde lo verosímil y cercano se conecta con el espectador, haciéndole preguntarse si lo que está contemplando no es una recreación, sino pura verdad. En la gran mayoría de los casos, su efecto, su consecuencia a nivel puesta de escena y narración, es la más absoluta redundancia. Incluso una redundancia irrespetuosa, que no tiene empacho en trivializar, a través de la duplicación, el sufrimiento y el horror vivido por los personajes, que no comprenden lo que les pasa y llegan a accionar de forma extrema. Si el filme se plantara dentro un terreno definido –documental o ficción-, quedaría mucho más en evidencia su falta de pudor y decencia para con lo que se relata. Pero es su hipocresía la que le permite tan sólo pasar como intrascendente. Encima uno se pregunta qué anda haciendo por ahí Jovovich, una actriz que nunca ha alcanzado grandes cimas, pero que ha demostrado poder cargar sobre sus espaldas papeles dentro de la acción o el terror, sin intimidarse. Lo mismo referido a Elias Koteas, eterno actor de reparto, sólido y humano como pocos, y que en un filme que le dio la chance de adquirir protagonismo, como fue La delgada línea roja, supo estar brillante. Mientras el horror norteamericano hace rato que no sacude las estanterías y recurre cada dos por tres a remakes carentes de alma, directores como John Carpenter, George Romero o William Friedkin, que nos han regalado grandes sustos, penan para poder filmar.
Asustar en vez de contar Las temáticas sobre extraterrestres son usuales dentro de las ficciones cinematográficas, siendo enfocadas de diferentes maneras. Desde el lado tierno y divertido como E.T. hasta los casos oscuros y misterios que se dedicaron ha investigar Molder y Scully. Siguiendo este tópico, el director de origen nigeriano Olatunde Osunsanmi busca indagar sobre las abducciones alienígenas en su film Contactos de cuarto tipo, basándose en supuestos registros reales. La cinta transcurre en Nome (Alaska), un lugar conocido por el desproporcionado número de casos de desapariciones que ha habido desde los años 60 y que no han sido descifradas por las múltiples investigaciones del FBI. La psicóloga Abigail Tyler intenta descubrir lo sucedido en estos extraños hechos, mediante sesiones de video con pacientes traumatizados, descubriendo la mayor evidencia de abducción alienígena jamás documentada. El titulo del film hace referencia a una escala de medición para encuentros con extraterrestres, que se estableció en 1972. Cuando se avista un OVNI, se llama un encuentro de primera clase; cuando se encuentra evidencia, es conocido como un encuentro de segunda clase; cuando se hace contacto con extraterrestres, es el tercer tipo. El siguiente nivel, el secuestro o abducción, es el cuarto tipo. A su vez, al inicio de la producción, la protagonista del film, Milla Jovovich, brinda una breve explicación de cual va a ser su rol, que el trabajo estará basado en lo que le ocurrió “realmente” a la doctora Tyler y que se van ha exhibir imágenes “verdaderas” sobre la investigación de la psicóloga. Si se toman como base ambos elementos concretos, se podría decir que el film en su comienzo resulta muy atractivo por la temática y por su aspecto real. Pero al finalizar la cinta, el pobre trabajo de dirección hacen que todo termine siendo fantasioso, increíble e irreal, ya que en ningún momento Osunsanmi se toma en serio lo que cuenta y busca más el efecto que una acertada narración. La utilización de una combinación entre instantes reales y ficticios, mezclando la actuación de reconocidos actores (Jovovich, Elias Koteas y Will Patton) con escenas “verídicas” sobre lo acontecido en algunas sesiones de la psicóloga con pacientes que tenia extraños pensamientos, confunde más que aclara porque la combinación hace que no se diferencie bien que es verdad y que es ficción. En varios momentos, las imágenes reales parecen un elemento más del guión y no un documento que corrobora la historia, incluidos solamente para darle vértigo e impacto al film y no como un elemento fundamental para comprender y verificar este relato. El Proyecto Blair Witch también utilizaba grabaciones pseudo reales y utilizaba estas imágenes para contar la trama, haciendo que todo el universo del film se mueva dentro de las reglas que proponía dichas grabaciones. Aquí, la alternancia entre ficción y realidad no permite que nunca termine de creerse lo que se esta narrando, llevando a que el espectador descrea y hasta se burle de lo que esta observando. Contactos de cuarto tipo tenia una premisa interesante, pero su pobre realización hace que la base de una atractiva historia se tire a la basura. Principalmente, porque el director Osunsanmi busca más hacer un film efectista en vez de contar una interesante trama, llevando a pensar que el propio realizador tampoco creyó en la doctora Tyler, porque sólo busco asustar en vez de contar.
Tal como "El Proyecto Blair Witch", el centro de esta nueva cinta es el planteo de una historia con suficientes pruebas como para sustentar el lema "basada en hechos reales". Narrada con un estilo documental, "Contactos del Cuarto Tipo" es una cinta muy interesante, no solo por cómo fue realizada sino por presentar un dilema que deja pensando al espectador luego de finalizada. La historia se centra en una serie de misteriosos hechos que pudieron haber ocurrido en Nome, Alaska, donde personas desaparecieron sin dejar rastros y que la policía hasta el día de la fecha no ha podido sacar conclusiones claras.
Los ufólogos, los investigadores del fenómeno ovni, llaman "contacto del cuarto tipo" a las supuestas abducciones de personas por naves extraterrestres. Hay numerosos testimonios que dan cuenta de situaciones de este tipo y, en base a ellos, se construyó el guión de la película de Olatunde Osunsanmi. Una piscóloga investiga una serie de episodios extraños en la ciudad donde vive. Apariciones y desapariciones. Su trabajo no va más allá de lo normal hasta que empieza a sospechar que los habitantes del pueblo podrian estar siendo secuestrados por alienígenas para somerterlos a pruebas científicas. Pero eso no es todo, cuando está a punto de descubrir la verdad, ella misma se convierte en una víctima. Narrada como si fuera un documental, como “El proyecto Blairwitch” y “Actividad paranormal”, la historia pretende asustar, pero no lo logra. Apenas espanta.
Contactos de otro tipa Película de género Thriller/suspenso, hecha a modo de documental, dirigida por Olatunde Osunsami y protagonizado por Milla Jovovich, quien al principio del film se presenta (al mejor estilo película de terror clase B de hace unas décadas), como la supuesta real psicóloga Abbey Tyler, quién viene investigando raros casos de trastorno de sueño en sus pacientes, en el lejano y frío pueblo de Nome, Alaska. La doctora Tyler, empezará a tener dudas, al descubrir una extraña relación entre los casos, en donde todos sus pacientes, aseguran no poder dormir por culpa de un gran búho (macho de la lechuza), que los observa por las noches, y todos lo ven a las 3:33 de la madrugada. A esto se suma, la perturbada vida personal de la doctora, que aparentemente vio como apuñalaban a su marido, frente a ella en su propia cama matrimonial, sin poder reaccionar ante el fatal hecho. Todos los resultados, llevan a que ella crea que los habitantes de Nome, pueden estar siendo “abducidos” (secuestrados por Ovnis), por lo que decide consultar a su colega del Dr. Campos y le pide a este que presencie sus sesiones. Mediante el uso de la hipnosis ambos descubren que el búho no es tal, y que hay algo más detrás de todo esto, y que tal vez el asesinato no fue tal. Pero uno de sus pacientes, luego de la hipnosis, parece “recordar” la verdad, y decide matar a toda su familia y luego suicidarse, lo que llevará a la policía local a perseguir los métodos de tratamiento de los casos en cuestión. Mediante constantes “pantallas dobles” se quiere mostrar el “testimonio real”, que supuestamente data del año 2000, y del otro lado “la película” que estamos viendo, como documental ficcionado basado en estos “hechos reales”. A pesar de tener mucho dialogo y dar vuelta siempre sobre el mismo eje, el film logra atrapar, con buen suspenso y algunos sobresaltos, y acierta en una mirada distinta sobre el “fenómeno ovni”, tema que siempre es atrapante mediante la pregunta universal ¿estamos solos?, esperemos que siga sin respuesta, así se suceden mas películas, series, etc. con esta atrayente temática.
La psicóloga de una pequeña ciudad yanqui descubre que todos los habitantes sueñan lo mismo: un búho blanco los visita por la noche y después algo horrible pasa. Decide filmar las sesiones y todo se va bien al carajo. Se supone que está basado en hechos “reales”. No les creemos, pero igual tiene un par de sustos muy efectivos.
Según reza en la sinopsis “Contactos de Cuarto Tipo” (1) se basaría en hechos reales acaecidos en el pueblo de Nome, Alaska. Conforme la trama ideada y realizada por Olatunde Osunsanmi en ese pueblo se habrían dado innumerables casos de abducción (2) alienígena durante los últimos cuarenta años. Pero las evidencias no son contundentes, porque los hechos no fueron debidamente probados con certeza real, vale decir existencia real y efectiva. Hasta aquí los segmentos de un supuesto documental insertos en la historia. Con la presencia en escena de la psicoterapeuta Abigail Tyler entra en juego la ficción, vale decir la apreciación de hechos que no existen, o no tienen fundamento en la realidad, con el registro en video de diversas entrevistas con los supuestos abducidos y, al mismo tiempo, comienza a insinuarse sospechas sobre un encubrimiento por parte del gobierno. En principio esta propuesta para su consideración cinematográfica, como gran parte de las que surgen, resulta muy atendible. Todo dependerá del tratamiento narrativo durante la elaboración del guión y su concreción mediante el lenguaje y la técnica propia de la manifestación audiovisual, cuyo resultado final podrá oscilar entre obra maestra y producción deplorable Las primeras imágenes en pantalla muestran a la protagonista, Milla Jovovich, mirando a cámara, y avanzando hacia ella, en toma subjetiva (3) para informarle al espectador: “Soy Milla Jovovich. Interpreto a la doctora Abigail Tyler. Esta película es una dramatización de hechos ocurridos en octubre del 2000, está respaldada con imágenes reales de archivo”. El destinatario se predispone para compartir un documental...pero a poco andar comprueba que en realidad se trata de una ficción, inspirada en supuestos sucesos reales, que narrativamente se encuadra en la temática de ciencia ficción, es decir de acontecimientos posible desarrollados en un marco espacio-temporal que sólo existe en el mundo imaginario del generador de la obra, cuya verosimilitud se fundamenta narrativamente en el campo de las ciencias físicas, naturales y sociales. Una de las posibilidades lo constituyen los relatos que vinculas las relaciones humanas con los OVNI y los alienígenas. El resultado de “Contactos de cuarto tipo” no pasa de ser un título más que se agrega, sin sumar nada interesante, a la larga lista que se acumula en la historia de la cinematografía relacionada con platos voladores y seres extraterrestres. Narrativamente en los primeros minutos genera expectativas, pero a poco andar el interés se desliza por un tobogán hasta perderse en la chatura, lo previsible y los lugares comunes. Técnicamente rutinaria, animada por un plantel de intérpretes de discretos valores dirigidos por un guionista-realizador que aún no domina los resortes para el tratamiento dramático de una historia plasmada en imágenes y sonidos.