El legado de Pino El legado (2015) quizás sea la película más sincera y despareja de Fernando "Pino" Solanas: sincera porque asume el punto de vista del relato desde los primeros minutos no sólo con su voz sino también con su presencia en pantalla haciéndose cargo de su visión de la historia; despareja porque comienza siendo una crónica de los rodajes de las inéditas Perón, La Revolución Justicialista y Actualización política y doctrinaria para la toma del poder, filmadas en el exilio de Juan Domingo Perón en Madrid, para luego pasar a ser una clase de historia -peronista- de Solanas a unos estudiantes de cine que siguen atentos sus palabras. La película es rodada en la quinta de Benavídez de la provincia de Buenos Aires, hoy convertida en museo donde descansan los restos de Perón, a falta de conseguir Puerta de Hierro, lugar original de rodaje de las mentadas obras. La misma película lo dice, se filma en ese lugar para hacer un recorrido por los grandes momentos del -sobre todo- primer gobierno peronista. En ese momento surge lo mejor del film: la reconstrucción del pensamiento e ideales del General en su figura de líder político al mando de la Argentina, su particular visión y legado en la historia del siglo XX registrado por el Grupo Cine Liberación (conformado por Solanas, Octavio Getino y Gerardo Vallejo, entre otros) en una extensa entrevista. El legado recupera con imágenes de archivo de la historia argentina y audios de rodaje, un material valioso que expone el pensamiento de Perón. ¿Qué sucede luego? La película como documental no cuenta con suficientes elementos para articular el verdadero pensamiento detrás del film (que no es el de Perón sino el de Fernando "Pino" Solanas): él mismo Solanas sin jamás ocultarlo, asume un rol de discípulo y a la vez maestro, contando su propia visión de la historia, del justicialismo y hasta de los hechos más discutidos asociados a Perón como la relación con López Rega o la masacre de Ezeiza. En ese momento la película empieza a dejar de lado “el legado del General” para adentrarse en “el legado de Pino” dirigido a sus alumnos en escena y al espectador que ve la película. El ejemplo más claro de esto es cómo el realizador completa con sus propias palabras situaciones de las cuáles no hay registro ni fílmico ni sonoro. Lo de López Rega es un ejemplo. Solanas no oculta -como en sus anteriores películas desde Memoria del saqueo (2004)- su intención de trasmitir su propio discurso político acerca de la historia argentina. Se parte de una supuesta objetividad surgida de evidencia para llegar a la subjetividad del realizador de la que puede estarse o no de acuerdo pero sin posibilidad de corroborar documentos. En este aspecto El legado es la fusión más clara de punto de vista y sucesos, justamente por el rol que jugó el realizador en las famosas filmaciones, de ahí su sinceridad, al asumirse él mismo como documentador y a la vez, como documento. El momento del estreno, 25 de febrero de 2016, a dos meses y medio del gobierno de Mauricio Macri en Argentina, impone casi sin quererlo una relación con el pasado reciente del país. Pero Fernando "Pino" Solanas se encarga de dejar en claro que es peronista de Perón y distingue la figura del líder popular de los sucesivos gobiernos peronistas que, según él, mal interpretaron sus ideas.
El legado de Pino Un documental con material valioso, pero que se pierde en parte por el excesivo didactismo y protagonismo de su director. Más de dos años después de La guerra del fracking, Pino Solanas vuelve al ruedo con uno de los documentales más personales y, al menos en un principio, alejado de la coyuntura de su carrera, construido sobre la base de las charlas y grabaciones inéditas que el referente de Proyecto Sur y Octavio Getino realizaron con el líder justicialista en Puerta de Hierro en 1971. Filmada en la residencia que Perón y Evita construyeron en San Vicente en 1947, El legado estratégico de Juan Perón (título de paper de Ciencias Políticas, si los hay) se propone recorrer el pensamiento y los momentos más importantes de la carrera política del líder justicialista. Pero la idea de “Perón x Perón” queda rápidamente de lado cuando Solanas empiece a priorizar su figura por sobre la del supuesto protagonista. Y este es justamente el principal problema del film. Los últimos trabajos de Solanas, con excepción de la notable La próxima estación, exhiben una preocupación mayoritaria por el aspecto contenidista antes que formal, y El legado… no sólo no es la excepción, sino más bien su afirmación absoluta, ya que su parte más jugosa es justamente aquella en la que el viejo líder reflexiona acerca de las acciones de su gobierno ante los jovencísimos Solanas y Getino, por entonces referentes ineludibles del cine argentino gracias al Grupo Cine Liberación (venían de consagrarse en 1968 con La hora de los hornos). El problema es que el valor histórico de ese material (que formó parte de La revolución justicialista y Actualización política y doctrinaria para la toma del poder) no termina de explotar debido a algunas decisiones formales, sobre todo en el ámbito expositivo. Nadie duda –o al menos no quien escribe- sobre los conocimientos de Solanas acerca del movimiento y su máximo referente, pero de allí a ponerse en el rol de docente ficcionalizando charlas ante los jóvenes integrantes del equipo técnico, tal como ocurre sobre todo en la segunda mitad del metraje, hay un largo, larguísimo trecho. Así, El legado… termina siendo menos un diario histórico sobre aquellos encuentros con Perón que un manifiesto sobre lo que el director de Memorias del saqueo cree que es Perón, cuáles son sus implicancias y quiénes supieron aplicar sus bases políticas. Entre ellos no están ni Menem ni los Kirchner, como bien se encarga de aclarar en la última y burdamente editorializada parte del metraje. Para un peronista, parece decirnos el film, nada mejor que un Solanas.
El peronismo a dos voces El cine de Pino Solanas, tanto en su paso por la ficción como en el documental, espacio abarcado en las últimas películas, se nutre por un lado de su coherencia a la hora de plantar posición y por otro de su necesidad imperiosa de adoctrinamiento o didactismo, reconocibles en esa infaltable voz en off, que es parte de su sello, más allá de obras trascendentes como La hora de los hornos -1968-, Memoria del saqueo -2004- y la más reciente La guerra del fracking -2013-.
Lecciones sobre pensamiento nacional. La figura de Juan Domingo Perón es la hendidura que marca todos los debates de la historiografía argentina. Tras surgir como líder político durante la década del cuarenta, como ideólogo de sectores militares, pasó a ser en unos pocos años el presidente con mayor aceptación y liderazgo de un país que había perdido su rumbo y su vocación democrática tras la caída del segundo gobierno de Hipólito Irigoyen. Tras la huelga general devenida en gesta popular del 17 de octubre, su victoria en las elecciones de 1946 y la consolidación de Eva Duarte como efigie de todo este proceso político que colocó por primera vez a los sindicatos como actores políticos en la vida del estado nacional, Perón se convierte en un icono tras promover los principales reclamos históricos de los gremios. Tras su caída, Argentina se sume en una guerra civil signada por la venganza y la violencia. Fernando Solanas, el director junto a Octavio Getino de La Hora de los Hornos (1968), reconstruye junto a sus alumnos las ideas políticas del último Perón a partir de los encuentros en España que comenzaron en 1971 y produjeron los documentales políticos Perón: La Revolución Justicialista (1971) y Perón: Actualización Política y Doctrinaria para la Toma del Poder (1971), y los encuentros que se produjeron entre esa etapa y el regreso del líder a la Argentina y su muerte en medio de su tercer mandato presidencial. El Legado Estratégico de Juan Perón (2016) hace foco en la necesidad de repasar los discursos políticos y las ideas en una época en la que el movimiento peronista parece nuevamente estar dividido y haber oportunamente olvidado la doctrina peronista en detrimento de las opiniones del gurú del marketing de moda. A través de material de archivo, pero principalmente narrando los conflictos más importantes del peronismo, Solanas indaga en la relación del grupo Cine de Liberación con Perón buscando revitalizar el pensamiento justicialista usando las palabras del propio Perón, expresando así las contradicciones del político, de la persona, sus aciertos y sus equívocos. El último opus del director de Los Hijos de Fierro (1972) logra poner a las nuevas generaciones ante el líder para entender algunos capítulos de la historia nacional deliberadamente velados al público por los actores mediáticos sobre algunos de los acontecimientos más controversiales de nuestra historia reciente. Desde ideas concernientes a la interpretación histórica del mundo moderno, el socialismo nacional y la ecología, hasta llegar a la imperiosa necesidad de una unidad nacional de los partidos políticos para enfrentar a los sectores antidemocráticos, Solanas reconstruye con gran maestría el legado de Perón para proponer su versión de los acontecimientos y rescatar la figura del último Perón como la encarnación de un político con gran conocimiento de los malestares de su patria pero traicionado por su salud y rodeado de aduladores y servicios de inteligencia con propósitos propios. Tanto para entender nuestra historia, ahondar en el pensamiento de uno de los creadores del Cine de Liberación como para aportar una visión a los problemas políticos actuales y al pensamiento del líder político más influyente de nuestro país, El Legado Estratégico de Juan Perón se erige como una película de gran valor y necesidad para afrontar la tormenta argentina posmoderna.
Pino Solanas y el peronismo Figura clave del cine político argentino -lo testimonian tanto sus trabajos documentales como Los hijos de Fierro, esa película singular y emblemática estrenada en el 84 en la que cruzó el peronismo con el clásico poema narrativo de José Hernández-, Pino Solanas rememora una serie de encuentros con Juan Domingo Perón con la intención de explorar las resonancias actuales de la doctrina justicialista. Recupera grabaciones inéditas, suma documentos históricos y lleva el hilo de la narración con un tono didáctico que revela su nostalgia por un proyecto de país que fracasó y la convicción para pensarlo como referencia para un presente que diagnostica decadente. Queda claro que el peronismo necesita un reciclaje profundo para volver a representar los intereses de las clases populares. Con esta película, Solanas refuerza su postura en esa discusión que hoy se vive con particular intensidad en el seno de un partido que ha tenido a lo largo de su historia muchísimas caras.
El manifiesto de Pino Desde los años 40, el movimiento político conocido como Peronismo ha estado presente en nuestro país con gran arraigo en sus militantes. Con su film El Legado estratégico de Perón, su director Pino Solanas nos hace redescubrir la figura de este mítico político, a través de imágenes conseguidas a principios de 1970, por el mismo Pino, en la casa del exilio de Perón, Puerta de Hierro. Durante el film el director muestra imágenes grabadas en la quinta que Perón y Evita construyeron en San Vicente durante 1947, el cual ahora es un museo sobre la pareja. En estas imágenes se lo ve a Solanas conversando con un Perón imaginario sentado en un sillón. La crítica más fuerte que se le puede hacer al documental del senador argentino es que durante por momentos puede llegar a ser algo autorreferencial de más. Por todo lo demás el film cumple lo que promete y entretiene a aquellos que vivieron esas épocas y otros que no saben lo que pasó. Luego de la función de prensa del film, Pino Solanas brindó una conferencia y contó el motivo por el cual hizo este largometraje: “Yo hice esta película pensando para que quede, más que pensando en el hoy. Hay una generación o dos que no tienen ni idea de todo esto, el que tiene hoy 41, 42 años estaba naciendo en la segunda presidencia de Perón. Yo la hice con la idea de recuperar y ser un puente de esta historia”.
La mirada nostálgica En 1968, cuando Fernando Solanas, Octavio Getino y Gerardo Vallejo se propusieron filmar la palabra de Perón, su imagen estaba proscripta desde la caída a manos del golpe militar, por lo cual el dueto fílmico surgido de ese rodaje en Puerta de Hierro –Perón: la revolución justicialista y Perón: Actualización política y doctrinaria para la toma del poder, culminadas en 1971– tuvo un sentido poco menos que subversivo, exhibiéndose de modo semiclandestino. Cuarenta y cinco años más tarde y luego de que el oleaje de la historia argentina fue, vino, golpeó y dejó tendales de restos en la orilla, un Solanas octogenario vuelve sobre aquel par de films, en la convicción de que Perón tiene aún mucho para decirle a nuevas generaciones, que tal vez oyeron hablar de él menos de lo que lo oyeron (o leyeron) hablar a él.Los documentales de Solanas siempre tuvieron un carácter político urgente, de llamado implícito a la acción (no se incluye a La hora de los hornos, film-ensayo de agitación y propaganda, cuyo llamado era explícito), ya se tratara del tándem de Perón como de los que realizó durante este siglo, desde Memoria del saqueo (2004) hasta La guerra del fracking (2013). En ellos, o bien era el primero en abordar un período o tema entero de la historia (la restauración neoliberal de los 90 en Memoria...; las potencias no desarrolladas en La dignidad de los nadies, 2005, y La Argentina latente, 2007) o se concentraba en una cuestión de importancia para el desarrollo postergado del país (el estado de la red ferrocarrilera en La próxima estación, 2008, la explotación minera y petrolera en las dos partes de Tierra sublevada, 2009 y 2011, la minería a cielo abierto en La guerra...).El legado... es el primer documental nostálgico de Pino Solanas. El primero que mira hacia atrás, que vuelve sobre la propia obra, que pisa el mundo de los muertos, el primero en el que Solanas camina, meditabundo, entre espacios vacíos, llenos de sombra. Dedicado a sus fallecidos compañeros del Grupo Cine Liberación, Getino y Vallejo, en El legado recuerda el rodaje de aquellos documentales. Consciente de que toda evocación cinematográfica debe acontecer en un espacio físico, y sin la posibilidad de volver a aquel predio madrileño, Solanas elige la quinta de San Vicente, donde el general pasaba sus fines de semana y que es museo y mausoleo dedicados a su memoria, además de contener sus restos. Más pasto para la nostalgia.Allí va el realizador con un grupo de discípulos, para filmarse en las instalaciones semivacías de la quinta, estableciendo diálogos en dos sentidos. Por un lado recuerda a Perón, en su discurso público y en el detrás de cámara. Por otro, transmite a sus alumnos, como lo haría un intérprete con las palabras del profeta, el mensaje. Solanas parece haber dudado en qué forma darle a El legado, eligiendo un poco de varias: la síntesis, reiterando fragmentos –esos en los que Perón mostraba sus cualidades de estratega, detrás de su escritorio–, el documental tradicional –repasando la historia del peronismo, con imágenes vistas en más de una ocasión–, la paráfrasis –echando luz sobre cuestiones en las que Perón aparece como un adelantado, como sus advertencias ecológicas–, el comentario personal -–sobre su visión estratégica, la tercera posición, la relación con el capital, el desarrollo de la industria pesada– y hasta el chisme sabroso: un comentario sobre López Rega diciendo que lo prefiere sobre algún otro “servicio” porque puede controlarlo, y otro sobre por qué le pidió a la multitud el 17 de octubre que cantara el himno.En El legado lo trillado coexiste con lo hasta ahora ignorado. La interpretación novedosa, con el lugar común. Lo museístico con lo vigente, lo autorreferencial con un metatexto algo forzado (las escenas de producción de la película) y lo inesperado (las citas de Perón a Confucio) con lo ligeramente descabellado (la idea de que la muerte de Perón “fue producto del Plan Cóndor”). Tal vez hubiera sido preferible focalizar sobre un punto y desarrollarlo a fondo, como hizo Solanas en documentales más recientes, fundamentadas denuncias del modelo de explotación del suelo. De ese modo Perón hubiera vuelto a hablar para el futuro, como lo hizo a fines de los 60, en lugar de ser evocado nostálgicamente.
A riesgo de exponerse durante casi todo el metraje, y que la experiencia pueda ser tomada como un ensayo particular, “El Legado estratégico de Juan Perón” (Argentina, 2015) se presenta no como un ejercicio de megalomanía, al contrario, sino como una oportunidad única de recuperar la pasión que Fernando “Pino” Solanas tiene por el cine. Justamente Solanas produce con su última realización no sólo uno de los homenajes más importantes al ex presidente, sino que, además, termina por construir un evento que intenta homenajear principalmente al cine. Porque en el arranque del proyecto hay un interés implícito por recuperar a sus compañeros de cine liberación, con audios e imágenes propias que en 1971 se registraron en España, más precisamente en la residencia que Juan Perón tenía en Puerta de Hierro y en donde pasó el exilio. En constantes viajes, y clandestinamente, pudieron capturar al presidente en su cotidianeidad hablando sobre temas que en ese momento eran esenciales para poder devolverle no solo la investidura a su discurso, sino que, además, quería darle visibilidad a su figura, borrada y prohibida por la dictadura. En esos viajes, y alrededor de seis meses, los realizadores tuvieron que sortear un sinfín de obstáculos, como, por ejemplo, cuando ocultaban de López Rega los negativos para evitar que este se adueñara de ellos y evitara la posterior exhibición del material de un Perón recuperado como figura de liderazgo a partir de imágenes y audios que lo exponen en su mejor momento, con una lucidez única. “El Legado estratégico de Juan Perón” comienza con Solanas narrando en primera persona su visita a la quinta que en San Vicente Perón tenía, lugar en el que se representará, imaginariamente, aquellas visitas a España. Allí Solanas camina, muestra el lugar, y comparte con el espectador anécdotas y experiencias, con un tono tranquilo y amable, que además dotan al filme de un sentido entrañable que impregna todo el relato. Hay otra parte didáctica en la que el realizador abreviadamente intenta recapitular la historia de los movimientos populares que Perón supo encauzar, pero también sobre momentos claves o hitos que marcaron a fuego los acontecimientos. La decisión de utilizar los sillones como si estuviera el viejo líder sentado y él escuchándolo (algo que se repite también en el arte del filme), es un juego que abre la experiencia lúdica de “El legado…” trascendiendo su color e índole política. La división del metraje en etapas, como así también la recuperación por momentos de la experiencia de Solanas junto a colaboradores que recrean las jornadas de rodaje de 1971 suman a frases contundentes de Perón del estilo “lo malo de este país es la existencia de tantos idiotas”, de una contemporaneidad inusitada, ó refiriéndose a Evita como aquella que “fue candidata a todo y nunca quiso ser nada”, para hablar de su importancia en la historia argentina, suman a imágenes del archivo personal y publico una impronta diferente. Solanas investigador y realizador avanza a paso lento pero firme con su idea, comparte material con jóvenes con un entusiasmo único y relata otros tiempos de una bonanza económica y política impensada en la actualidad. “El Legado estratégico de Juan Perón” es una experiencia para ser vivida en el cine, expectantes de ver cómo un director célebre realiza un particular homenaje a aquella fase de la vida del hombre que también lo define, una parte política imposible de escindir y que en líderes como Perón han permitido a muchos al acercamiento, aunque sea por simpatía, con el complejo mundo de la política y la historia.
Un poco de historia para quienes llegan imprevistos. En la década del ’60, cuando el peronismo es proscripto, surge de la mano de los cineastas Octavio Getino, Gerardo Vallejo y Fernando “Pino” Solanas, el llamado Grupo Cine Liberación con la idea de plasmar para la posteridad las ideas del General y las bases de la doctrina peronista. La obra más conocida y nombrada del grupo quizás sea La Hora de los Hornos, un inconmensurable trabajo documental sobre la lucha peronista, con muchísimos problemas durante su realización e intentos de estreno, llevados a la existencia de varias copias con diferente duración (todas bastante extensa) y mucho material “perdido”. Además de La Hora de los Hornos, Getino y Solanas produjeron dos documentales, Perón La Revolución Justicialista y Perón, Actualización Política y Doctrinaria para la Toma de Poder; consistentes en entrevistas que pudieron realizarle a Juan Domingo durante el exilio en Puerta de Hierro. Estas imágenes, bastante conocidas como bloques individuales, nunca llegaron a estrenarse comercialmente como el conjunto de los dos largometrajes. De esa experiencia, en primer término, surge El Legado (o EL LEGADO estratégico de Juan Perón, tal como se presenta su título completo). El Legado se presenta como una crónica, en palabras y cuerpo de Solanas, del rodaje de aquellas entrevistas. Se mezcla material de archivo vario, y podemos ver y escuchar el testimonio del propio Perón dando lecciones sobre sus ideas y doctrina, y también sobre varios de los hechos ocurridos durante su Primera Presidencia. Pero luego, se nos introduce a una clase sobre peronismo que Pino le da a un grupo de estudiantes. En este tramo, parecieran cerrar las reales intenciones del director. Solanas pasa de entrevistador, alumno; a maestro. Asume un rol en el que completa con su visión e ideas varios hechos que en las entrevistas a Perón no se encuentran. Da el testimonio de muchos hechos controversiales y trascendentales, y es el testimonio suyo. Luego de un paso bastante exitoso por la ficción, Solanas retomo en el Siglo XXI su rol de documentalistas con una serie de films denuncia sobre las problemáticas sociales actuales del país. En una producción bastante fructífera también en este tramo, con el correr de los mismos, se lo fue acusando de alterar algunos testimonios o hechos en favor del mensaje que pretendía dar el documental. No vamos a dar ningún tipo de veredicto sobre esas acusaciones ya que no nos consta; simplemente sirve para encuadrar a un director que nuevamente se ubica en el centro del relato. Si vemos el afiche del documental, se aprecia a un Perón gigante frente a un Solanas muy chiquito a sus pies; el resultado no pareciera ser tan así. Mejor sería decir que, si no se ubica a la misma altura, se ubica en la creencia de ser un buen intérprete (¿El mejor?, ¿El único?); algo que se nota al escucharlo hacer contrapuntos con los hechos posteriores y la actualidad. Si “La Revolución Justicialista” y “Actualización Política y Doctrinaria” eran Peronismo por el propio Perón; El Legado, es Peronismo por Solanas, sin lugar a rebatir ninguna de sus puntos. Se menciona alguna objetividad el hacer uso de las palabras de la figura histórica, en el conjunto, esa objetividad es descartada; lo cual no estaría mal si se hubiese sincerado la propuesta desde el inicio. Propuesta más acorde a los seguidores del cineasta que en los últimos años devino en fuerte figura política; El Legado es un trabajo formal, con mucho protagonismo y poco espacio para la discusión interna. De seguro tendrá su público.
Solanas y un testamento de una generación a otra Reaparece, sin haberse ido nunca, Pino Solanas, político, ecologista, cineasta. No tanto con la bronca de sus anteriores documentales de denuncia, que sigue manteniendo: "Memoria del saqueo", "La próxima estación", "Tierra sublevada: oro impuro", "Tierra sublevada: oro negro", "La guerra del fracking". Más bien reaparece con el espíritu elogioso de las luchas y los sueños, que tan hermosamente desarrolló en "La dignidad de los nadies" y "Argentina latente", acaso los dos mejores documentales de su actual etapa. "El legado estratégico de Juan Perón", tal su nombre completo, es la evocación de un sueño de juventud que pudo concretarse, y de un sueño nacional que se vio truncado, y nunca continuado. Es también un testamento, de una generación a la otra. Pino Solanas ya tiene la edad que tuvo "el Viejo", y un poquito más. Cuando muchacho hizo con sus amigos reunidos en Cine Grupo Liberación un formidable trabajo de agitación y propaganda: "La hora de los hornos: notas y testimonios sobre el neocolonialismo, la violencia y la liberación". Corría 1968, y era la primera película que reivindicaba a Perón y Evita. El Líder se enteró, lo mandó llamar, y Solanas le propuso registrar su pensamiento ante la cámara, para difundir por todas partes. Así surgieron "Perón: La revolución justicialista" y "Perón: Actualización política y doctrinaria para la toma del poder". Sobre esa experiencia habla aquí Solanas. Hay algo de backstage, con imágenes en fílmico y grabaciones en audio de particular interés, contando cómo se filmó y reveló esa obra. Hay algo de ambientación, con la Quinta de San Vicente como referencia de Puerta de Hierro, los dos solares tan mencionados en la mitología peronista (Puerta, ya arrasada por un negocio inmobiliario, la Quinta, tan poco visitada). Y hay mucho de testimonio, en el relato que Solanas va haciendo a un puñado de jóvenes mientras recorren San Vicente. Mucho de testimonio, una interesante autocrítica, y algo de tristeza. Los proyectos del Primer Trabajador, su Plan Trienal, nadie los llevó a cabo después de su muerte. "Vamos a estar más cerca de Plutarco que de Jenofonte", dice "el Viejo" cuando empiezan a filmarlo. Más cerca del concepto del conductor como servidor público, que del gobernante como manejador de los gobernados. No pudo ser.
El legado estratégico de Juan Perón es la nueva película dirigida por Fernando Solanas que marca el regreso de su realizador a las salas comerciales. A los 80 años, Fernando Pino Solanas sigue activo y es el único sobreviviente del grupo Cine Liberación que realizó películas en la clandestinidad en los años más turbios de nuestra nación como la notable La hora de los hornos. El legado cinematográfico que deja Solanas es impresionante y su regreso en el año 2004 al documental con Memorias del saqueo va a ser más importante en los años venideros que en el presente. Los últimos trabajos de su filmografía revelan luces y sombras de la economía, logros sociales y tecnológicos que tiene la Argentina, así como una preocupación en la apropiación de empresas internacionales de nuestros recursos naturales. Pino Solanas sigue defendiendo las ideas de hace 50 años y las ha transformado en material documental basado en investigaciones periodísticas actuales sobre problemas contemporáneos, poniendo el ojo en lugares que los gobernantes han decidido esquivar la mirada. Solanas hizo y sigue haciendo un cine político y militante personal. Impone una estética a la hora de narrar clásica, episódica y cinematográfica, así como encuadres pensados específicamente para la pantalla grande. Sin embargo, también hace política con su cine, y las continuas campañas de los diversos partidos con los que se ha asociado en los últimos años se mezclaron con su actividad cinematográfica, imponiendo una suerte de continuidad del discurso de las campañas que pueden llegar a molestar a sus opositores. Esa, por lo menos, es su justificación ante el no estreno comercial de La guerra del fracking, que se difundió solo por Youtube. El legado estratégico de Juan Perón es su nuevo trabajo, y lamentablemente, se trata de un retroceso en su fundamental, aunque discutida, trayectoria. Retroceso casi literal, ya que recupera las charlas que junto a Octavio Getino y Gerardo Vallejo, realizó al ex Presidente Perón en su exilio en Puerta de Hierro, España. El resultado fueron documentales fundamentales para conocer el pasado y presente del país, así como la mentalidad de una de las figuras políticas más importantes del siglo XX. El planteo de El legado es un reflexión sobre como lo que Perón planeaba –pero nunca llegó a concretar- realizar en el país a su regreso, con su tercer presidencia, podría ponerse en práctica hoy en día. En principio, se puede alegar que a nivel histórica se trata de un film “importante” porque además recupera anécdotas y circunstancias por las que Cine Liberación tuvo que atravesar para realizar los documentales Perón: La revolución justicialista y Perón: Actualización política y doctrinaria para la toma del poder. En segundo lugar, dar a conocer o revalidar esos documentales también es fundamental. El problema del film no pasa tanto por el que o por sus intenciones, sino por la forma, y ahí es extraño que Solanas no consiga solidez. El propio director admitió que le costó encontrar el vehículo para esta película y el resultado final confirma esa inquietud. Solanas se convierte en narrador y protagonista absoluto de su film, es la única voz –junto con la de Perón- y al final parece más un discurso político propio, que uno del objeto en cuestión. La idea de llevar a estudiantes de cine a la Quinta de San Vincente, hacer una suerte de city tour no está mal, pero hubiese sido más enriquecedor escuchar las voces de los mismos –e incluso por un error de montaje se llega a ver como uno de ellos amaga con preguntar algo a Solanas y es cortado por el editor- para ver de que forma impactan hoy en día esas imágenes o quizás para construir un pequeño conflicto. Solanas no construye conflictos. Reflexiona sobre el pasado y la transpone al presente y futuro, pero solo de manera superficial. Un epílogo no demasiado profundo relaciona a Perón con los últimos gobiernos peronistas, centrándose en falencias casi humorísticas y no en las falencias “estratégicas” que manifiesta. Tampoco la puesta en escena resulta demasiado inspirada en esta oportunidad, lo que es decepcionante, porque aún en sus trabajos menos prolijos, Pino es un director elegante y ordenado. Los efectos de “interacción” al poner la imagen de Perón en el sillón de la Quinta de San Vicente no resultan convincentes y le restan méritos a un film cuyo principal valor es la recuperación de la memoria. Lejos de estar entre sus mejores trabajos, El legado estratégico de Juan Perón es un film que interesa más por la manera que Pino reflexiona sobre su propio pasado, el del país y la ideología, y lo recupera, que por su presente tanto cinematográfico como político. Esperemos que sus próximos documentales recupere algo de la potencia narrativa y crítica de aquellas primeras obras o al menos, las de los últimos años
Fernando "Pino" Solanas va relatando el documental a través de su voz y su presencia en pantalla recorriendo diferentes lugares. Un repaso por parte de nuestra historia que incluye una buena recopilación de material a través de imágenes, fotos, audios y testimonios de archivo. Ofrece una amena charla con un grupo de jóvenes (como si tuviera la misión de transmitir de generación a generación), que le va dando cierto dinamismo, exponiendo su reflexión. Una cinta sincera de quien la lleva a la pantalla donde deja claro que es Peronista por Perón. Una interesante reflexión sobre una parte de nuestro pasado reciente que seguramente permitirá a los espectadores repensar algunas zonas que todavía hoy permanecen difusas y que forman parte de nuestra Historia y memoria.
En la primavera de 1971, Pino Solanas viajó a Puerta de Hierro para entrevistar a Perón durante su exilio madrileño. La visita, junto a un equipo de producción, tenía por objetivo filmar a Perón narrando su vida, sus años en el poder y en el exilio, para mostrar el resultado entre sus seguidores. Un documental clandestino, valga la paradoja, acerca del político más amado, odiado y controvertido en la historia del país. Solanas trabajó con el corsé de José López Rega, el infame secretario del General en el exilio, quien se atribuyó la facultad de supervisar todo el trabajo de filmación. Solanas pudo sortear ese obstáculo, pero tampoco dio forma al documental, que se conservó en su colección privada en la forma de latas y casetes. El legado estratégico de Juan Perón, título formal del trabajo, es su puesta al día con el proyecto trunco. Solanas hace un reenactment, una recomposición de lugar, de aquella serie de encuentros. En lugar de la residencia madrileña, el director de Sur trasladó a su nuevo equipo de filmación a la antigua residencia de Perón y Evita en San Vicente; por los bosquecitos donde Perón tuvo su jardín botánico, Pino y sus asistentes se mueven en fila india, mezclando sus recuerdos en voz en off con declaraciones del mítico líder. O se sienta en uno de los mullidos sillones del living, y asiente a la reproducción de anécdotas. Más allá de la conveniencia de la teatralización, esta suerte de Frankenstein de lo que no fue es sumamente interesante, por la vigencia y la premonición de muchos testimonios a la luz del tiempo. El legado no sólo cierra una deuda pendiente del director: la cierra exitosamente.
El cine documental, ese arte del presente Hay diferentes caminos de enunciación y de argumentación en El legado estratégico de Juan Perón y no todos funcionan necesariamente bien. En esta nueva cruzada, el legendario director Fernando Pino Solanas propone una interpretación y actualización del famoso encuentro que tuvo con el general en su exilio junto a Octavio Getino y Gerardo Vallejo, y que sirvió como base para dos películas. También hace explícito el objetivo: rescatar el valioso material para que las nuevas generaciones puedan oír. Si bien hay una intencionalidad ética en el propósito, las vías que elige resultan un poco anquilosadas, más cercanas al museo en ciertos tramos, y encastradas en un tono didáctico que linda con lo básico. Esto es resultado de dos presupuestos: a los jóvenes de hoy se les debe hablar sencillo y fácil porque no leen historia; y Perón, al igual que los grandes enigmas nacionales, sigue siendo una figura clave para descubrir y para explicar el presente. El primer nivel de enunciación obedece al uso de la voz en off musicalizada que acompaña las imágenes del director recorriendo los lugares por donde residió el líder justicialista. La semblanza trazada no escatima elogios y reconstruye una rápida biografía con sesgo nostálgico que no puede disimular la dosis de lamento en la descripción por un tiempo que pasó. Por momentos se habilita una dimensión fantasmal y es la propia voz de Perón la que llena el vacío de los objetos y los lugares a medida que Solanas los transita. El efecto no siempre garantiza buenos resultados. Menos, cuando se escoge la forzada recreación del rodaje de las películas en un acto autorreferencial no muy elegante. Otro registro, probablemente el más jugoso, parte de los archivos inestimables del realizador. Audios, imágenes sin editar, fragmentos de películas constituyen una preciada fuente que permite acercarse al pensamiento de Perón, a la manera en que reconstruye la histórica formación del partido y hasta su visión sobre el medio ambiente que, en aquellos años, se adelantaba a planteos hoy de moda. Son los pasajes en los que el documental levanta porque es la voz misma del líder político y su testimonio lo que confiere peso argumentativo a lo que vemos y oímos sin necesidad de intermediarios exégetas. Esto contrasta con el tono didáctico que se imprime en las escenas en las que se ve a Solanas enseñándoles a unos jóvenes estudiantes Historia con sospechosa sencillez y simplificación. No hay diálogos, no hay discusión. Da la sensación de una voluntad mesiánica que instala el lugar de enunciación de un sabio incomprendido. Y si bien tiene todo el derecho por haber sido testigo directo y privilegiado del famoso encuentro, incurre en argumentos apresurados. Por ejemplo, no vacila en destacar que la democracia a partir de los noventa es una impostura y coloca a los diversos gobiernos en el mismo nivel como malentendidos del peronismo. Tal generalización parece remitir a su incierto presente político y le resta seriedad al proyecto en su conjunto. Solanas ha asumido hace varios lustros su condición de cruzado en la política y lo ha expresado en el cine. Sus documentales hablan de una mirada que no se resigna, que interroga, que escenifica el desastre de las políticas neoliberales, pero a veces comete el error de caer en la ingenuidad de que todo es únicamente producto de seres diabólicos que operan más allá de la conciencia ciudadana y descuida la responsabilidad civil y las contradicciones en las que incurre un pueblo para que las historias se repitan. Atribuir el fracaso del tercer mandato peronista y la siniestra presencia de López Rega a que “el viejo estaba cansado”, pese a reconocer que el partido se había dividido y burocratizado, es por lo menos discutible. Otro eje es la manera en que el mismo Solanas funciona como especie de alter ego de Perón. Ya se ha hablado del parecido de su voz en reiteradas oportunidades. Aquí pone el cuerpo para invocar el del ausente interlocutor y muchas veces reproduce la mímica de sus palabras mientras da a conocer las grabaciones a los estudiantes. Ocupa el lugar del sabio que transmite su conocimiento y lectura de la historia a los jóvenes como alguna vez el general le dio consejos a ellos. Es decir, intenta reproducir los movimientos de un fantasma vigente, imitando mediuminicamente su locución y su pose. En medio de la proyección de la película en una sala, se interpone sobre la pantalla y cuenta una anécdota, como si su silueta se confundiera con la de Perón. En esa búsqueda, y a juzgar por el tono nostálgico del documental, Solanas también parece cansado y abre las puertas a las nuevas generaciones.
Escuchá el audio haciendo clic en "ver crítica original". Los sábados de 16 a 18 hs. por Radio AM750. Con las voces de Fernando Juan Lima y Sergio Napoli.
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El texto de la crítica ha sido eliminado por petición del medio.
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In 1971, while dictator Franco ruled Spain, Argentine filmmakers Fernando “Pino” Solanas and Octavio Gettino regularly visited the residence of former Argentine president Juan Domingo Perón in Puerta de Hierro while he was exiled. The filmmaker’s intention was to clandestinely shoot a documentary on Perón, which would be later screened in Argentina. Throughout six months, Solanas and Gettino smuggled the documentary footage from Madrid to Rome, where the editing was done. If making the film was no easy task, screening it in Argentina would be an even harder task. Due to multiple political pressures, the documentary never saw the light of day. Even José López Rega, Perón’s own minister of social welfare, conspired against the film — which was left unfinished. But some 40 years later, in the summer of 2012, Solanas decided he would make a new film which would be articulated around the never-before-seen footage from the original project. A tool to understand Perón’s legacy, if you will. Over the course of three years, the filmmaker and a group of film students shot several new scenes in the country residence of San Vicente, Buenos Aires, which Perón and Evita had built in 1947. With a script in progress, these scenes were then to be intertwined with the original archive footage as well as new one — with both film clips and photographs — all of it glued together by a verbal narration, sometimes via voice over, from Solanas. And so El legado estratégico de Juan Perón was born. A few minutes into the film, you see one thing is for sure: the original footage featuring fragments of interviews with Perón is as valuable as it is insightful, from his many views on a social and participative democracy, his tireless struggle for political sovereignty and his strategies to overcome “imperialistic manoeuvres” from abroad as well as his Plan Trienal, which included schemes for tax reform, the nationalization of bank deposits, and a strong support of national industry — among other things. And this is just the beginning of a rather comprehensive history lesson on one of Argentina’s most influential political leaders. And it’s not only that the interviews are interesting because of the information, but also – or most importantly – because of the candid, confident and easygoing portrayal they provide of Perón, the man. On the other hand, the overall film doesn’t add up to much more than a didactic history lesson with a single viewpoint that never questions the figure of its protagonist. In this sense, it’s openly biased and so it’s up to you whether you buy it or not. Plus there are some important flaws in the film’s narrative, too. When comparing the impact of the rich original footage with the anecdotic new one, the film loses momentum. Solana’s educational narration, whether via voice-over or not, becomes rather tedious and not quite cinematic after a while. And the scenes depicting the new movie being shot don’t pull much dramatic weight either. However, if you want to become knowledgeable with a most important period of Argentina and interested in getting more than a glimpse at a such a prominent person as Perón, then El legado estratégico de Juan Perón will certainly do the trick. production notes El legado estratégico de Juan Perón (Argentina, 20 16) Written and directed by Fernando E. Solanas. Cinematography: Rino Pravato. Editing: Fernando E. Solanas/Alberto Ponce/Nicolás Sulcic. Sound: Santiago Rodríguez. Running time: 103 minutes. @pablsuarez
La mayor virtud del último filme del veterano director de La hora de los hornos reside en que se trata de una película (personal) evitando lo que podría haber sido un suplemento melancólico de una campaña prematura “Vamos a estar más cerca de Plutarco que de Jenofonte”, le dice Juan Domingo Perón al cineasta Fernando Solanas varias décadas atrás, cuando uno de los líderes del ya mítico grupo Cine Liberación lo entrevistaba al General todavía exiliado en España. La sentencia de Perón denota involuntariamente la propia ambivalencia y tensión de El legado estratégico de Juan Perón: el conveniente y honesto panegírico biográfico de un reverenciado “padre” de la patria y las ceñidas lecciones de historia argentina son dos proyectos narrativos que coexisten inorgánicamente en un mismo filme. Didáctica como una publicación de Wikipedia y personal como si se tratara de las páginas de un diario de confesiones, la última película de Solanas se propone una misión doctrinaria alegando la legitimidad de su emisario: rectificar el legado del máximo líder histórico del país demostrando su actualidad y evidenciar que el intérprete, el propio Solanas, es una voz autorizada para el cometido. ¿En qué consiste la herencia peronista y por qué el pretérito mensaje del líder sigue siendo vigente? El legado consiste en la construcción de un socialismo nacional con proyección continental. Ni a la izquierda, ni a la derecha, ni tampoco al centro. La famosa “tercera posición” alude a otra topología y reclama asimismo una cierta pureza que, excepto el General (y quizás Solanas), jamás demostraron los exegetas reales de la doctrina. A López Rega, el expresidente Menem y el matrimonio Kirchner se les adjudica el papel maldito: son los traidores de un movimiento identificado con la lealtad. El pasaje en el que se ve a Roberto Dromi legitimando las privatizaciones del menemismo es la síntesis de cómo se puede desvirtuar el presunto legado. Dos más dos no siempre es cuatro. El enemigo es conocido y asume rostros diversos; así opera el neocolonialismo mental y físico de ayer y del siglo XXI. La lucha por la emancipación necesita de una revolución de las estructuras, diría el General. Cualquier ideología (un texto) necesita de un contexto, una genealogía y un porvenir. Para eso, Solanas articula un relato (justicialista), tan mistificador como paradójicamente genuino, a partir de sus propias películas y diversos materiales de archivo, que incluye la indesmentible palabra del propio Perón. Acompañados por jóvenes aprendices, el director, impecablemente vestido de blanco, imparte sus conocimientos y transmite el legado. Su fe no es partidaria sino generacional. He aquí el ABC de un peronismo impoluto, casi sagrado, acaso metafísico.
Un documental de Pino Solanas, donde él rescata las conversaciones que con Octavio Getino tuvieron con Perón en Puerta de Hierro. Una muy personal interpretación de lo que el peronismo nos dejó y su destino. Curiosa, con material inédito y autorreferencial.