La guitarra es más peligrosa que la espada. María, Manolo y Joaquín son tres niños que viven en el pueblo de San Ángeles, México; los muchachos compiten por la atención de María: Joaquín intenta seducirla con el coraje y las armas, Manolo prefiere la guitarra y su sensibilidad. Katrina y Xibalba, gobernantes del ultramundo (Katrina, del alegre mundo de los muertos recordados; Xibalba, del oscuro mundo de los muertos olvidados), juegan una apuesta sobre quién será el elegido de María en la vida adulta. Pero Xibalba es tramposo y, sin que Katrina lo sepa, le entrega a Joaquín un amuleto mágico que lo hace invencible para ganar la apuesta y enseñorearse del mundo de los muertos recordados. María es enviada por su padre a estudiar a Europa y a su regreso se ha convertido en una hermosa e ilustrada mujer; Joaquín se ha transformado en un héroe, y se la pasa viajando para pelear en diferentes batallas. Manolo, en cambio, no ha podido alcanzar ningún renombre importante, en comparación con sus amigos; y aunque aún se espera que realice importantes logros en las corridas de toros como “Matador”, profesión tradicional de su familia, Manolo no está dispuesto a matar animales y prefiere la vida sentimental del mariachi, para desgracia de su padre. A pesar de la aparente desventaja de Manolo, María se conmueve con la sensibilidad de Manolo, y suspira frente a las canciones que aquel le canta frente a su balcón con el corazón en las manos. Y justo cuando todo hace pensar que Manolo conquistará el amor de María, Xibalba nuevamente interviene engañando a Manolo, haciéndole creer que su amada María ha muerto y que puede recuperarla si viaja al mundo de los muertos, allanando de ese modo el camino para que Joaquín se casa con María. María es presionada por su padre a casarse con Joaquín para que finalmente se quede a vivir en el pueblo y pueda protegerlos del temible y legendario bandido El Chacal. Desolada por la muerte de su verdadero amor decide aceptar la propuesta. Mientras tanto, Manolo tras una larga peripecia consigue volver al mundo de los vivos y enfrentará al Chacal, mostrando su verdadero valor y conquistando definitivamente a María. La historia es una excelente recreación de diversos mitos, por un lado la tradición mexicana sobre el día de los muertos, pero también encontramos tematizado el mito de Orfeo; aquel héroe que con el poder su música pretende rescatar a Euridice del mundo de los muertos. Por otra parte es muy conmovedor y original el tratamiento que hace el relato sobre la importancia de las tradiciones y los rituales (aquello que da vida eterna a los antepasados). Vale la pena destacar la animación del film y el diseño estético, muy original para un público generalmente acostumbrado al estilo de las animaciones norteamericanas estilo Disney, Pixar, e incluso Dreamworks. El relato combina la historia con efectivos gags que harán pasar un buen momento a niños y a adultos. Un verdadero entretenimiento para toda la familia.
Hollywood se queda sin ideas, eso lo sabemos desde hace rato. Ahora las salió a buscar afuera y es una sorpresa agradable poder encontrarse viendo historias que son un poco mas ajenas a nuestra idiosincrasia, como es el festejo del día de los muertos mexicano. Para realizar esta review tuve que ponerme a investigar un poco acerca de este festejo y noté que el director Jorge Gutierrez llevó mucho mas allá la leyenda de donde nace este día tan especial para los aztecas. Cuento Conocido Es el día de visita al museo para unos niños que son los revoltosos de la división, una guía del museo que la tiene muy clara les preparó la visita al sector mexicano donde conocerán “El Libro de la Vida” y una historia de amor que sucedió en el día de los muertos. La historia comienza con una apuesta entre “La Catrina” (reina de la tierra de los recordados, un lugar donde viven todas las personas que murieron pero que su recuerdo vive en el corazón de sus seres mas queridos) y Xibalba (rey de la tierra de los olvidados, allí van a parar las almas que ya no tienen a nadie que las recuerde). La apuesta consiste en elegir cual de dos pequeños se casará con la bella Maria, será Joaquin o será Manolo. El destino de los mundos quedará en manos de el resultado de el amor de Maria por alguno de estos dos personajes. Por ahora según el argumento que les conté esta historia no tiene nada de innovador, pero es el contexto lo que la hace llamativa. La película con un relato base muy Romeo y Julieta, nos va a ir llevando por la epopeya que Manolo tiene que realizar para conseguir el amor de Maria. “El Libro de la Vida” más allá de ser un relato clásico intenta poner en cuestionamiento determinados modelos de vida que a veces la sociedad nos obliga a seguir. El personaje de Manolo (Diego Luna) que quiere ser un musico, pero toda su familia intenta que sea el mejor torero que existe, Maria (Zoe Saldana) que deberá decidir entre el amor de Manolo y la seguridad de Joaquin y el mismo Joaquin (Chaning Tatum) que tiene que ser un héroe para su pueblo porque su padre lo era. Con estos elementos la historia del Libro de la Vida se nutre para llegar a unos niveles argumentales muy superiores a los que a veces estamos acostumbrados a ver en películas de animación de este estilo. Estilo Propio La música cumple un papel fundamental en esta historia y aunque en un principio pensemos que solo vamos a tener canciones relacionadas con la cultura mexicana por el tipo de temática, no podremos estar mas que equivocados. Gustavo Santaolalla se luce realizando nuevas versiones de canciones como I Will Wait de Mumford and Sons, Can’t Help Falling in Love de Elvis, Creep de Radiohead o Do Ya Think I’m Sexy de Rod Stewart. Sinceramente es genial y casi perfecto en los momentos que son utilizados estos temas ya que forman parte activa de la narración y no son solo un agregado. La estética de El Libro de la Vida está inspirada en el arte folclórico mexicano, el cual es muy artesanal, esto está reflejado de manera excelente en el film ya que los personajes de la historia que nos cuentan están hechos de madera y la paleta de colores utilizada es muy característica del día de los muertos. Sin embargo en el viaje entre los reinos de los recordados y de los olvidados que hace Manolo la diferencia es muy clara con respecto al pueblo donde viven. El mundo de los recordados es un lugar extravagante de colores saturados mientras que el reino de los olvidados es todo gris, como si todo fuese hecho a partir de cenizas. La estética de El Libro de la vida está a favor de la historia y sobre todo de como viven el día de los muertos los mexicanos. Conclusión Vayan a ver El Libro de la Vida, si tenes hijos, sobrinos o algún integrante pequeño en tu familia, utilízalo de excusa para ir a ver esta historia. Nunca viene mal que nos recuerden con una historia sumamente divertida y colorida que a veces tenemos que seguir nuestro instinto y no modelos que nos imponen .
El libro de la vida es una de las películas independientes de animación más destacadas que se conocieron este año. La realización corrió por cuenta del estudio Reel FX, responsable de Dos pavos en apuros, estrenada en nuestro país el pasado mes de enero. Este proyecto originalmente iba a ser producido por Dreamworks, pero debido a que la compañía y el director Jorge Gutiérrez tenían visiones diferentes sobre el modo de encarar la historia, finalmente el film se concretó por la vía independiente. Gutiérrez, quien fue el creador de la serie animada de Nickelodeon, El Tigre: Las aventuras de Manny Rivera, desarrolló este proyecto junto a Guillermo del Toro. Una película muy interesante que gira en torno a festividades tradicionales de la cultura mexicana como el Día de los Muertos y figuras populares como Santa Muerte y Xibalbá, el señor del inframundo en la mitología maya. El argumento ofrece una propuesta muy original que tiene la particularidad de desdramatizar el tema de la muerte a través de una comedia romántica dirigida al público infantil. Una de las principales funciones que de hecho tiene en México la fiesta del Día de los Muertos, donde no se la vive como una ceremonia lúgubre, sino que por el contrario es una tradición que se celebra en un ambiente festivo. En este film personajes como Xibalbá y Santa Muerte son representados con perfiles más amigables y compasivos que en ocasiones terminan siendo aliados de los protagonistas. El director Jorge Gutiérrez hizo un gran trabajo con el desarrollo de la trama, donde se toma su tiempo para presentar bien a los personajes principales y el conflicto en el que se ven involucrados. La historia contiene además una crítica a las sangrientas corridas de toros que está muy bien trabajada. Desde los aspectos más técnicos la película es brillante y sobresale por los detallados y coloridos escenarios fantásticos que sirvieron de ambientación a esta propuesta. En estos días donde es común encontrarse con producciones de animación computada donde los personajes humanos lucen todos iguales, en El libro de la vida se puede apreciar claramente la enorme dedicación que tuvieron los diseños de cada personaje. En este caso puntual recomiendo ver la película en 3D donde se puede disfrutar con mucha más intensidad los detalles que presenta la animación, muy especialmente en los escenarios. Me gustó mucho El libro de la vida porque brinda una comedia romántica con personajes bizarros que no solemos encontrar en los estrenos habituales de este género. Dentro de los filmes independientes de animación que pasaron por la cartelera en el 2014 este fue el mejor de todos.
Unos muertos muy vivos Con producción de Guillermo Del Toro, música de Gustavo Santaolalla y guión y dirección de Jorge Gutiérrez (que venía de tener bastante éxito con sus aportes para la cadena Nickelodeon), esta película animada intenta exportar la iconografía y las tradiciones mexicanas del Día de los Muertos al resto del mundo, aunque -claro- el objetivo principal sea la audiencia latinoamericana. El resultado es, sobre todo en términos visuales, bastante digno. Si bien la historia se maneja en terrenos bastante transitados (un triángulo amoroso, la tensión entre cumplir con las expectativas de los padres o seguir un camino propio), la animación (hay versión en 3D) abandona por completo el naturalismo para ofrecer un rico universo plagado de vistosas figuras y elementos trabajados con una paleta de colores bien… ¡mexicana! Pero, como estamos hablando de una propuesta no destinada exclusivamente al consumo latino, entre las canciones que se escuchan hay versiones “mariachizadas” de populares temas de Mumford and Sons (I Will Wait), Radiohead (Creep) y Rod Stewart (Do You Think I'm Sexy?), entre varias otros. En este relato enmarcado hay una historia principal con dos viejos amigos de la infancia enamorados de la misma chica. El protagonista es Manolo (Diego Luna), un torero impulsivo; su “rival” es Joaquín (Channing Tatum), un popular cazador de bandidos con gigantescos bigotes surgido de la academia militar, y en el medio está María María (Zoë Saldana), una chica independiente, rebelde y divertida. No conviene adelantar nada más de la trama, pero la misma se divide entre la Tierra de los Recordados y la Tierra de los Olvidados (de los vivos y los muertos), que remiten en varios pasajes a las películas de Tim Burton y Henry Selick (de El extraño mundo de Jack a El cadáver de la novia, pasando por Frankenweenie). Así, más allá de que su historia no es particularmente sorprendente y hay algunos minutos en que avanza a los tumbos, acumulando enredos y desventuras, El libro de la vida termina siendo un entretenimiento más que aceptable: bello e incluso con algunos picos líricos y sensibles. No es poco en el competitivo y recargado universo de la animación internacional. PD: A los críticos nos proyectaron la versión original con subtítulos. Según informó Fox a OtrosCines.com, la película va en copia digital a todas las salas con la doble alternativa. Será decisión de cada complejo programar o no la versión subtitulada en alguna función nocturna. A consultar, por lo tanto, la cartelera.
De entre los muertos Con el aval de Guillermo del Toro, El libro de la vida (Book of Life, 2014) de Jorge R. Gutierrez, es una película animada que explora en las costumbres de la cultura mexicana para hablar de su relación con la vida y la muerte. Cuando María (voz original de Zoe Saldaña) es enviada por su padre a Europa, la entrañable amistad y amor que forjo con Joaquín (voz de Channing Tatum) y Manolo (voz de Diego Luna), dos niños de su pueblo, será motivo de apuesta entre La Katrina (Kate del Castillo) y Xibaba (Ron Perlman), los dos seres que definen la continuidad de los vivos y los muertos en la tierra. Elipsis mediante el tiempo pasa y María vuelve a su pueblo, con una transformación evidente, y se topara con un Joaquín valeroso y capaz de hacerle frente a las más terribles bestias que acechan, y un Manolo que se debate entre el designio familiar (ser torero) y su verdadera vocación (ser cantante). Con la apuesta entre Katrina y Xibaba aún vigente, este último urdirá los planes más aguerridos para que Joaquín salga favorecido en la elección de pareja por parte de María, sin medir las consecuencias en los demás y con total impunidad. El director Jorge R. Gutierrez aprovecha el paso del tiempo de los protagonistas para demostrar el profundo cambio de los tres y seguir analizando la relación que mantienen los vivos con los muertos. Porque detrás de la fachada alegre y colorida en El libro de la vida hay un interés por dejar en claro su postura frente a la muerte física de los seres. Mientras se recuerde "el día de los muertos" a aquellos que han fallecido, estos habitaran "La tierra de los recuerdos" un lugar en donde todo es alegría, luz y color. Por el contrario, aquellos que no son objeto de pensamiento serán habitantes de "La tierra del olvido" con la posibilidad de desaparecer de todo espacio y lugar. Allí entrará en juego otro personaje clave El hombre de cera (Ice Cube), el protector de las almas humanas, vivas y muertas, dotado de una entidad particular y características que escapan al estereotipo de "guardián". Con un diseño que refleja no solo la idiosincrasia mexicana, sino la mayoría de sus usos y gustos, la película, orientada para un público mayor de 8 años, principalmente por la temática central, posee un mensaje concreto que avala la utilización de la imaginería popular de México para tocar puntos relacionados con el amor, la amistad, el esfuerzo y el valor de la palabra. Salvo algunas contradicciones (Manolo canta canciones populares norteamericanas para declarar su amor por María) y cierto facilismo a la hora de resolver situaciones, que restan potencia a la idea original, la película es un espectáculo visual logrado y entretenido. El libro de la vida cumple con su premisa y aporta su singularidad específica al universo animado, generando un discurso que funda su mayor virtud, el humor, en el reconocimiento de rasgos típicos del mejor cine tradicionalista y festivo de la cultura mexicana.
Con un estilo visual muy atractivo, una historia de amor. Una chica, dos pretendientes y la intervención de los muertos recordados, los olvidados y las deidades del otro mundo ayudando a cada candidato. Despliegue visual, acción, humor. Un entretenimiento lindísimo.
México para niños La película comienza en el pueblo de San Ángel, un día de los muertos, hace mucho, mucho tiempo. En ese pequeño y colorido pueblo, Katrina y Xibalba jugarán una apuesta. Ambos pertenecen al inframundo, Katrina reina en la tierra de los recordados -aquellos a quienes las familias y amigos conmemoran el día de los muertos- y Xibalba reina en el oscuro mundo de los olvidados. En el pueblo viven María, Manolo y Joaquín, los tres niños son amigos inseparables, pero ambos están enamorados de María, la apuesta consiste en adivinar con quien de los dos se quedara la niña. El tiempo pasa, y los chicos han crecido, tratando de seguir las tradiciones de sus familias. Joaquin se convirtió en un valiente soldado con enormes bigotes; María estudió en Europa, de donde vuelve convertida en una culta e independiente señorita y Manolo ha heredado las habilidades de torero de su padre, pero no quiere matar toros y lo que realmente le gusta es la música. Ambos compiten por el amor de su amiga de la infancia, mientras Katrina y Xibalba tambien hacen de las suyas para ganar la apuesta. Los personajes viven toda clase de aventuras tanto en el reino de los vivos como en el de los muertos, mientras, como en toda historia infantil, tratan de encontrar el amor, su propio camino y aprender de sus errores. Si bien la historia tiene cosas tan básicas como un triangulo amoroso, o niños que se debaten entre seguir sus propios sueños o los de sus padres, el hecho de que la historia se base en las tradiciones del día de los muertos, le otorga algunos condimentos particulares. En general la muerte es un tema que no se trata demasiado e el cine infantil, salvo en las espantosas tragedias de Disney, pero acá se encara de otra manera, los muertos no son un tabú o una tragedia, sino que son parte de la vida, y estarán ahí siempre que los recordemos. Por otro lado, las tradiciones mexicanas no solo le aportan un interesante surrealismo a la historia sino también una expresiva y colorida estética, mucho humor y muy buena música, que hasta incluye una original versión acústica de "Creep" interpretada por un sufrido mariachi. Si bien la película parece encarada hacia el mercado latino, tiene muchos elementos de ese México "turístico" que puede abrir un poco más el mercado, como la típica iconografía mexicana de piñatas y calaveras, chistes sobre el machismo, y mucha alegría.
"La muerte le sienta bien" ¿Puede una historia para los más pequeños tocar temas como la amistad, el amor, el destino y la muerte sin cometer equivocaciones que provoquen el rechazo de sus espectadores? La respuesta de tamaño interrogante la encontrarás ni más ni menos que en “El Libro de la vida”, una solida aventura animada presentada por Guillermo del Toro. Oficiando nuevamente como productor, el director de “Titanes del Pacífico” no tuvo mejor idea que apoyar y darle rienda suelta a la creatividad del realizador mexicano Jorge Gutierrez para que este pudiera concretar su universo soñado. Un universo colorido, mágico y sobre todo llamativo que hará las delicias de todos aquellos grandes y chicos que estén dispuestos a dejar a un costado el lado más oscuro de la muerte. Alejándose por completo de los componentes más dramáticos y brutales relacionados al inevitable destino, “El libro de la vida” triunfa como una digna película para todo público gracias a apoyarse no solo en la cultura mexicana sino también en una de sus celebraciones más tradicionales: “El día de los muertos”. Una festividad donde miles de personas celebran la vida rememorando a sus seres más queridos ya fallecidos que funciona como el eje central sobre el que giran las aventuras de nuestros protagonistas. Manolo (en las voces originales interpretado por Diego Luna) y Joaquín (Channing Tatum) son dos amigos de la infancia que, por una apuesta de dos figuras ancestrales conocidas como Xibalba y la reina de las almas, deberán competir por el amor de María (Zoe Saldana). Valiéndose cada uno de sus armas y sus aliados, los amigos oriundos de México atravesaran distintos caminos, sortearan toda clase de obstáculos y estarán dispuestos a, literalmente, dejar la vida con tal de ganarse el corazón de su enamorada. Con un apartado técnico de soberbia jerarquía (donde además hace su magnífico aporte el compositor argentino Gustavo Santaolalla con una banda sonora para todos los gustos) y un guión ingenioso que atrapa con un enorme despliegue de personajes y situaciones cada vez más divertidas, “El libro de la vida” no tiene demasiados inconvenientes para convertirse en una de las mejores películas animadas del 2014. Eso sí, lo que no puede faltar a la hora de asistir a esta fiesta es predisposición para encontrar belleza y alegría en lo que, suponemos, nos espera más allá de nuestros sueños.
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La muerte es una fiesta Un grupo de niños rebeldes llega a un museo donde una misteriosa guía los conduce hacia una visita no oficial por las instalaciones. Ella les habla de El libro de la vida y les cuenta la historia de dos niños y una niña mexicanos, y los eventos ocurridos en torno al Día de los muertos. El relato describe el mundo de los vivos, pero también describe dos lugares pertenecientes a los muertos: la Tierra de los recordados, y la Tierra de los olvidados. Este film de animación producido por Guillermo del Toro (El laberinto del fauno) y dirigido por Jorge R. Gutierrez es una de las grandes sorpresas del año. O tal vez no sea tan sorpresivo, porque Guillermo del Toro tiene una filmografía original, llena de ideas y con un imaginario visual más que interesante. Aunque a priori un espectador puede imaginar el film le debe algo a los films de animación creados por Tim Burton, en particular El cadáver de la novia, lo cierto es que Del Toro no le debe nada a nadie. Desde el comienzo queda claro que los dibujos son diferentes a todo lo que solemos ver dentro del cine industrial, que hay un minucioso trabajo de una gran belleza y que la excusa del Día de los muertos dará pie a muchas imágenes memorables. Hacía mucho tiempo que el cine de animación de alto presupuesto no ofrecía una combinación tan brillante de elementos. La película es muy pero muy divertida, tiene un ritmo ajustado y veloz y el humor funciona de manera exacta, con excelentes chistes y gags. A pesar de algunos momentos dramáticos, la película nunca se vuelve siniestra o angustiante. El clima de fiesta del Día de los muertos tiñe de un tono festivo todo el relato. En ese aspecto, el mayor temor que aparece en El libro de la vida es el de ser olvidado, no el de morirse. Mientras alguien es recordado por sus seres queridos, no hay de qué preocuparse. La tarea de los vivos no es llorar, sino recordar. Lejos de la tragedia, la muerte acá es mostrada de una manera mucho más tranquilizadora, sin mentiras ni promesas religiosas. Los personajes –protagonistas del relato que cuenta la guía del museo- están hechos a partir de las figuras tradicionales que se realizan para el Día de los muertos lo que sin duda le aporta gran belleza a toda la película. Si algo destaca a El libro de la vida es la belleza y el color de cada escenario. No faltan los personajes tradicionales de la festividad y cada escena es un despliegue inusual de imaginación visual. Un poco de modernización cultural y algunos intentos de acercarse a la cultura actual, completan la deslumbrante propuesta de la película. La suma de inteligencia, entretenimiento, humor y alegría de la película, la convierten por lejos en la película de animación del año, y una de las interesantes que se hayan visto en el cine actual.
Lo mexicano no es sólo unos mariachis Con un diseño de imagen impactante, que se aleja de la animación digital imperante, la película de Gutiérrez elude los lugares comunes y paternalismos de la gran industria. Y la historia marcha bien, hasta que en el pasaje final se rinde al cliché. Cuesta entender qué cambió en la industria norteamericana –y en todo Estados Unidos– para que una película como El libro de la vida sea posible. Quizá sea la consolidación de la comunidad hispanoparlante como primera minoría estadounidense, superando a los afroamericanos y orientales, y ya con más del diez por ciento de la población comunicándose mediante la lengua de Cervantes. O, por qué no, al arribo a Hollywood y posterior masificación e internacionalización de nombres como Alfonso Cuarón (Gravedad, Niños del hombre) y el especialista en “temas importantes” Alejandro González Iñárritu (21 gramos, Babel, Biutiful) durante la primera parte de la década pasada. Lo cierto es que ahora se estrena una película norteamericana, con mayoría de elenco vocal y equipo técnico ídem, cuya materia prima es el acervo cultural mexicano. La sola enunciación invitaba a presumir un cúmulo de lugares comunes y cientos de sombreros, mariachis y bigotes, pero el equipo creativo, encabezado por el veterano animador y realizador azteca Jorge Gutiérrez, sabe la diferencia entre “reírse de” a “reírse con” y está dispuesto a aplicarla apropiándose de esos elementos folklóricos para incluirlos según su funcionalidad y pertinencia narrativa antes que por la gratuidad del guiño canchero y suficiente. El resultado es un producto hecho con respeto, conocimiento y mesura, disociado además de las habituales connotaciones negativas o paternalistas que el cine norteamericano le dispensa a cualquier elemento que encarne una potencial otredad. Gutiérrez ya tenía experiencia masificando su cultura en la serie de Nickelodeon El Tigre: Las aventuras de Manny Rivera. El libro de la vida continúa esa línea, vampirizándole la iconografía y la mitología al mexicanísimo Día de los Muertos, ambientando allí la historia de un chico en pleno debate entre el deber impuesto por los mandatos familiares, en este caso constituirse como un gran torero, y los deseos personales relacionados con su desarrollo musical, todo en medio de la batalla romántica por una bella señorita. Lo anterior será excusa para un paseo por un mundo terrenal deliberadamente artificioso, una suerte de purgatorio lúgubre y grisáceo llamado el Reino de los Olvidados y la hipercolorida Tierra de los Recordados, todo con una estilización cuyo principal significado es la explicitación de una apuesta por la plasticidad inmaterial en tiempos en los que la animación digital es capaz de alcanzar niveles espeluznantemente realistas. Esa imaginería, sumada a un desarrollo narrativo enmarcado en una celebración destinada a honrar la memoria de los difuntos, abre las puertas a la tematización, mas no sea tácitamente, al temor a la muerte y el dolor de quienes sobreviven, convirtiendo a las etapas seminales de Burton en referencia inevitable. Sin embargo, Gutiérrez evade la pose de pesimismo infantiloide del otrora descastado de Disney dándole luminosidad y burbujeo a las imágenes y un tono lúdico y festivo a la narración, decisiones lógicas si se tiene en cuenta que el productor es Guillermo del Toro, ese niño en cuerpazo de hombre que se dio el gusto de gastar millones de dólares para materializar su fantasía infantil de criaturas/ juguetes gigantescos repartiéndose trompadas y patadas enraizada en una historia trágica en la notable Titanes del Pacífico. Pero las singularidades llegan hasta la última parte, cuando El libro de la vida parece recordar el habitual menosprecio del cine mainstream a la inteligencia del público infantil y empuja el desenlace hasta caer en una moraleja que, por si no fuera suficiente con su sola puesta en pantalla, es explicitada a cámara sin un ápice de sonrojamiento. Una chingada el final, cuates.
EL LIBRO DE LA VIDA Cuenta el viaje de Manolo, un joven torero que se debate entre cumplir con las expectativas de su familia o seguir su corazón y dedicarse a su verdadera pasión: la música. Antes de escoger el camino que seguirá, se embarca en una aventura por tres mundos fantásticos donde deberá hacer frente a sus mayores miedos. Producida por Guillermo del Toro es una cinta colorida que se nutre del pintoresco folklore mexicano del "día de los muertos" para lograr una estética símil TIM BURTON pero sin el halo de tristeza neogótica del realizador de EL CADÁVER DE LA NOVIA. Cultura Pop, momentos de lisérgica y ambiente retro, para esta, una de las cintas animadas más originales y cautivantes de los últimos tiempos. Un verdadero deleite para los sentidos.
Tradición mexicana y almas animadas Una película verdaderamente animada: no sólo por sus técnicas de animación sino además porque está llena de ánimas (almas). Una película que hace de las tradiciones mexicanas su centro para, a partir de ahí, apuntar al modo mainstream de la aventura para todo público. Una película que ofrece un despliegue visual impactante y un menú de canciones no menos atractivo (más el agregado de la música del argentino -o argenmex- Gustavo Santaolalla). Una película grande, una verdadera presentación global de cultura mexicana en envase de Hollywood. No es casualidad que los afiches lleven como sponsor la marca oficial de turismo "Visite México". A partir de todo lo antedicho, El libro de la vida podía ser un gran fiasco, una película hecha para que unos cuantos personajes gritaran "¡Qué viva México!" mientras se sucedían unas peripecias ruidosas y superficiales. Había miedo de nacionalismo declamatorio en envase grande. Pero no, el director y guionista Jorge Gutiérrez (El Tigre: las aventuras de Manny Rivera, por Nickelodeon) y el productor Guillermo del Toro demuestran un cariño múltiple: por sus personajes, por su acervo mexicano, por la noble tradición cinematográfica de la narración fluida, por el poder de lo maravilloso, por la abundancia de pasiones y de humores. El libro de la vida enmarca el relato -mítico-, de Manolo, María y Joaquín en una narración que se origina en una visita al museo por parte de unos niños que no parecen fáciles de seducir. Pero en cuanto la guía los tienta con lo oculto -lo tenebroso-, lo divertido y, sobre todo, con lo colorido y con la empatía, no pueden hacer otra cosa más que escuchar. Lo mismo nos pasa a los espectadores, que vemos una explosión de colores digna de las dulcerías mexicanas un Día de muertos (la jornada clave de la película), una sucesión de de arquitecturas y paisajes asombrosos (el pueblo de San Ángel y los diversos "más allá"), y disputas amorosas bordadas por temas como la verdadera valentía, el honor, el talento, el lugar de la mujer y los mandatos familiares. El libro de la vida avanza a gran velocidad, con muchos momentos de humor y unos cuantos de dolor, mientras sentimos avidez porque todos estos personajes encuentren el mejor destino posible (la indómita María recuerda a la deliciosa Meg de la un tanto olvidada Hércules, de Disney de 1997). Hay muchas canciones (de Mumford & Sons, de Elvis y de otros, y también Cielito lindo), hay animación diferenciada para el relato dentro del relato -o sea el principal-, que presenta personajes con goznes de marioneta de madera en una fantasía desbordante al estilo de El extraño mundo de Jack, y hay un relato fluido que, lamentablemente, desde la mitad se empantana con conflictos más adocenados para poder llegar a la resolución. Sin esa caída energética -debida a una reorganización tardía de la aventura en función de unir los mundos de los vivos y los muertos, quizá por abarcar demasiado- que le resta cohesión, estaríamos hablando de uno de los mejores estrenos de esta temporada. De todos modos, el último lanzamiento animado así de sorprendente y estimulante había sido Frozen.
Mucho más que dibujos animados para chicos Admirable ostentación de artes plásticas, entretenimiento sólo medianamente previsible, notable mezcolanza de criterios y culturas, amplio juego de paradojas, "El libro de la vida", referido a una aventura entre los muertos, es algo más que un dibujo para chicos. Mucho más. Vamos a la historia. Niños molestos son introducidos en la parte desconocida de un museo, donde una agradable rubia les descubre el rico y colorido encanto del arte mexicano, y les cuenta una historia. La historia del desafío de Catrina, señora de la Tierra de los Recordados, donde todo es fiesta, y Xibalba, señor de la Tierra de los Olvidados, inframundo gris de tristeza y depresión. Ellos apuestan sobre el futuro de tres niños, amigos entre sí: el decidido hijo de un héroe militar, el sensible guitarrista obligado a ser torero como sus ancestros, y la hermosa y adelantada niña por cuyo corazón suspiran ambos chicos. ¿Quién lo conseguirá, cuando sean grandes? Cuando la historia termine, todos habrán aprendido algo, salvo Catrina y la niña, que de entrada se las saben todas, como, ya tradicionalmente, pide el actual público femenino. Otras son, en cambio, las tradiciones que enriquecen esta obra: las leyendas del "Popol Vuh", el viaje de Orfeo en busca de su amada, la celebración popular del Día de los Muertos, los muñecos de madera y las calaveritas de caramelo, los dibujos de Guadalupe Posada y sus colegas, también los dibujos Disney de cuatro dedos y duende bromista y bonachón (en este caso, un grandote de cera y algodón), amén de siglos de enriquecedora mezcla de indigenismo, hispanismo y gringuería, la propia tradición de caricaturas cariñosamente burlonas y coloridas del autor de todo esto, y un largo etcétera. El autor es Jorge R. Gutiérrez, el de "Mucha lucha", "El Tigre: las aventuras de Manny Rivera" y otras mezclas de pop latino, ilustrador que aquí luce imágenes de maravillosa elaboración gracias a un equipo encabezado por su esposa Sandra Equihua, su paisano Guillermo del Toro, gran fantasioso acá en rol de productor junto a los capos de dos empresas chicas (Reel FX y Chatrone), Doug Langdale, coguionista, Paul Sullivan y Vladimir Varela, diseñadores de arte y producción, y Gustavo Santaolalla, que armó unos lindos temas con Paul Williams e insertó otros anglosajones de diverso mérito, a veces dándoles un toquecito ranchero, como aporte a la mezcla de culturas, y a la penetración cultural mexicana en el mercado yanqui. Primera victoria: lograron que 20° Century Fox pusiera la plata y asumiera la distribución mundial. Al respecto, allá se escucha en inglés, acá en español. Diego Luna y Kate del Castillo actúan en ambas versiones, Sandra Echeverría es tan buena como Zoe Saldaña, así que nada de qué quejarse. Igual sería interesante escuchar al tenor Plácido Domingo haciendo en inglés la voz de un bisabuelo español. No faltará oportunidad. Más difícil será conseguir a bajo precio el libro con las preciosas ilustraciones de la película (y totalmente fácil, ver en la web un hermoso corto sobre ese asunto de los muertos fiesteros: "Hasta los huesos", de René Castillo). Ultimo dato: si se lee con atención la lista de créditos finales, se descubrirá la presencia de una tal Catrina en el equipo. Curiosamente, es la encargada de Recursos Humanos.
Hay vida después de la muerte Filme para chicos mayores de 9 años, es una maravilla de color, oscuridad y humor. Siempre es auspicioso y revigorizante ver que en la animación no está todo dicho, y mucho menos dibujado. Que además de animalitos parlantes que repiten una y otra vez la fórmula, con mejor o peor suerte, hay quienes tienen el ingenio y la creatividad para imaginar y concebir nuevos personajes, nuevos mundos, nuevas historias. El libro de la vida está arraigado en la celebración del Día de los muertos, una fiesta que en México -donde transcurre la trama de esta película financiada por Fox Animation- tiene su impronta. Y así como Hollywood vende Halloween fronteras afuera, el Día de los muertos (totalmente emparentado con la Noche de Brujas) tiene su seducción, sus atractivos, si se tiene más de 9 años... Porque hay personajes que mueren, y resucitan. Pero no son zombies, porque no son humanos. Son muñecos. La estructura del filme es bien de telenovela. María, más libre que una mariposa, es la joven que ya desde niña se disputan dos amigos, Manolo y Joaquín. El primero desciende de una familia de toreros, pero él se niega a matar a nadie y quiere ser cantante y guitarrista. El segundo es un héroe militar, con medallas en el pecho. Y todo se desarrollará en distintos universos, ya que una vez que se muere, o se va a parar a la Tierra de los recordados, donde reina La Muerte -que, ojo, es buena y bella- o la Tierra de los Olvidados, regenteada por Xibalba, oscuro y ruin. Ella apuesta a que Manolo se quedará con María, y él a que lo hará Joaquín. El libro de la vida del título es precisamente aquel en el que se encuentra el relato, que la guía turística de un museo le lee a un grupo de escolares escépticos. Llegará la vuelta de tuerca, pero los papis mejor se callan la boca y no le arruinan la sorpresa a los chicos. Porque si bien está destinada a ellos, es tan encantadora la película, con tanto color, brillo, pero también oscuridad y humor en porciones similares, que no faltará el adulto que opte por verla en la versión subtitulada, con las voces originales de Diego Luna, Zoe Saldana, Channing Tatum, Ron Perlman y Christina Applegate. Gustavo Santaolalla cumple un rol importantísimo, ya que no sólo compuso música para el filme que produce Guillermo del Toro y dirige Jorge R. Gutiérrez, sino que reversionó temas ajenos, sean clásicos mexicanos u otros de Radiohead o Rod Stewart. Eso, más los toques de cultura popular y el humor, logran que las vidas de estos muñecos de madera no sean de ídem, y muestren su ternura y corazón. Gran película, pero no para los más pequeños.
Definitivamente "El Libro de la Vida" es una de mis películas de animación favoritas de este 2014 y por supuesto que quiero que vayas a verla... ¿Por qué? Porque te aseguro que vas a vivir un momento único, arrancando desde la historia, que es super original hasta los personajes, que son totalmente queribles. Los colores utilizados en esta película, que podes disfrutar en 3D, son IMPRESIONANTES (creo que las palabras serían EXPLOSION DE COLORES). La música tiene momentos muy importantes y ojo, no quiero spoilear nada, pero hay grandes hits versionados bien mexicanos, que están perfectamente seleccionados por Gustavo Santaolalla. En "El Libro..." se habla de la muerte, pero a no temer, está tan bien abordado el tema que un niño lo entiende mejor que nosotros. Peli de aventuras, con animación de la ostia y lo más importante, una historia con una moraleja más que linda. Evento para toda la familia que hay que ver si o si.
Crítica emitida por radio.
El libro de la vida: la muerte le sienta bien Hacer películas para chicos es un arte difícil. Y más en los tiempos que corren en donde los pequeños están tan estimulados. El cine de animación por computadora ya llegó a la adultez (hace más de dos décadas que está en su apogeo), y supo abrir un nuevo mercado en donde tanto adultos como niños pueden disfrutarlo, unos por los guiños en las tramas y los otros por los personajes y demás. Pero como toda película que se precie, la tecnología no es suficiente para que el film sea atractivo y tenga éxito, sino que depende de la historia que se cuente. Si repasan un poco, verán la cantidad de fracasos que hubo sólo por apostar a nuevas técnicas y no tener el sustento dramático necesario. El Libro de la Vida (The Book of Life, 2014) es un film que innova en los dos sentidos, y es una experiencia que no deben perderse. La película comienza en los Estados Unidos, en donde un salvaje grupito de estudiantes visita un museo. Una guía atrae su atención sobre la celebración del Día de los Muertos y su significado a través de una historia de amor. El relato comienza en el pueblito de San Ángel, en donde viven tres amiguitos inseparables: Manolo (Diego Luna), María (Zoe Saldana) y Joaquín (Channing Tatum). Allí La Catrina (Kate del Castillo), diosa antigua a cargo de la Tierra de los Recordados; y su ex esposo Xibalba (Ron Perlman), a cargo de la Tierra de los Olvidados; harán una apuesta para ver quién de los dos muchachitos gana el corazón de la niña cuando sean grandes. La Catrina apuesta por Manolo y Xibalba por Joaquín, y el que gane se quedará con el reino del otro. El tiempo pasa, María es enviada a educarse afuera, Joaquín se convierte en un valiente y presuntuoso héroe militar y Manolo sigue el mandato familiar de convertirse en torero, aunque no puede dejar de lado su amor por la música. El día que María retorna al pueblo ambos empiezan a luchar por su corazón, y cuando todo parece indicar que ella elegirá a Manolo Xibalba se entromete y cambia el curso de los acontecimientos. Lo que pasa llevará a Manolo a tener una aventura por tres mundos fantásticos en donde tendrá que enfrentarse a sus miedos si realmente quiere conseguir lo que desea. Sinceramente no recuerdo una película animada para chicos que cuente qué pasa después de la muerte. Un tema pesado para cualquiera que sea, o haya sido, padre y le toque explicárselo a sus hijos. Y este filme lo aborda de una forma muy inteligente amparándose en esa bella celebración mexicana que honra a sus difuntos llamada Día de los Muertos, sacándole el miedo a esa tragedia. Visualmente es impecable, tanto sus personajes como los escenarios donde se desenvuelven son coloridos, lo que lleva a una experiencia extraordinaria para los chicos. La idea de dividir el mundo de los muertos en dos es una idea práctica y con un gran mensaje: en la Tierra de los Recordados residen todos aquellos que fueron amados y que son honrados por sus seres queridos; está llena de color, música y alegría, lo que lleva a celebrar la vida después de la muerte. La Tierra de los Olvidados en cambio y triste y lúgubre, y están las personas que hicieron daño a otros mientras vivían. Otro punto a resaltar es la música, cortesía de Gustavo Santaolalla, que toma varios temas conocidos (como por ejemplo Creep, de Radiohead) y los adapta maravillosamente. Así como también las maravillosas baladas que compuso que canta Diego Luna. Este largometraje abre un nuevo capítulo en el libro de la historia del cine infantil. Vale la pena recorrer sus páginas y disfrutarlo.
Ni vivos ni muertos, ¡mejicanos! El libro de la vida, el filme animado que produce Guillermo del Toro, es una fresca historia de amor que apela a tradiciones mejicanas en torno a la muerte. Los mejicanos tienen una relación muy especial con sus muertos basada en una tradición ancestral. A comienzos de noviembre de cada año los visitan en el cementerio y los recuerdan con flores, velas, música, comidas y regalos. Luego, dedican un día a hablar con ellos y de ellos. Es el modo para que no caigan en el olvido y desaparezcan para siempre de la Tierra. Esta película trata en parte sobre eso y está inspirada en una experiencia de su director Jorge R. Gutiérrez. Cuando era niño perdió a un amigo de 9 años llamado Mauricio y ese episodio lo marcó. Incluso de grande, con su mujer y sus hijos, sigue guardando memoria de él y este relato es su homenaje. El libro de la vida es la historia de un grupo de niños que visita un museo donde una guía muy bonita los invita a descubrir un aspecto menos conocido de México. Objetos antiguos y, entre ellos el Libro de la Vida, donde leen la historia de Manolo, María y Joaquín. Dos amigos enamorados de la misma chica. Uno es torero por mandato familiar, el otro va camino a ser el héroe del pueblo merced a un trato con Xibalba. Xibalba es el guardián del mundo gris y pesado que habitan los que no son recordados. Como contrapartida La Muerte, una mujer esqueleto decorada con un gusto especial, vigila el colorido estrato donde viven felices junto a sus antepasados los que sí son tenidos en cuenta por sus deudos. Guillermo del Toro asoma detrás de esta película. Este gigante del cine mundial y gran defensor de la cultura mejicana y latina se unió a Gutiérrez para que dirigiera su primer largometraje. El resultado visual es magnífico. Las figuras fueron configuradas como marionetas de madera, algunas hasta talladas a mano, y también hechas con cardones secos, esa artesanía incluso típica del norte argentino. Las canciones están en español y en inglés para que el filme sea apetecible para un público no sólo mejicano, lo cual le queda un poco forzado pero se tolera. Tiene aspectos mejorables en el guion pero que no le restan brillo. Del Toro dijo que le faltaba una línea emocional que atravesara el relato y, entonces, trabajaron en encontrarla, aunque se podría haber logrado un poco más. De todos modos, se trata de una obra excepcional, distinta a todo, única y que puede ampliar el universo imaginativo de los niños y ofrecer a los adultos una visión existencial distinta.
No está muerto quien pelea. En general, cuando sé que Guillermo del Toro está detrás de algún proyecto, la idea me entusiasma y genera curiosidad desde el vamos. Y ya sea que me guste más o menos el producto final, siempre encuentro algo diferente en los trabajos que el cineasta encara de alguna u otra forma. El bombardeo actual de films animados realizados con diversas técnicas, tiene a ciertos estudios mejor posicionados dentro de la competencia. Sin embargo, cuando el destinatario principal es el público infantil, se sabe que los niños van a acudir en masa a toda película que apunte a su inagotable y colorido imaginario visual. El Libro de la vida (The Book of life, 2014) es un cuento de amor y tragedia situado en un pueblito mexicano asediado históricamente por un temido bandido a quien todos llaman “El Chacal”. Dentro de un variopinto listado de personajes, son dos familias las que predominan: El eterno legado de los Sánchez, toreros de pura cepa. Y los ancestros del joven Joaquín, héroes indiscutidos colmados de valentía. El asunto es que las nuevas generaciones presentan muchas más debilidades, porque la brújula de sus sueños apunta hacia otras direcciones. Además, los dos niños protagonistas se batirán a duelo el amor de María hasta convertirse en adultos. Manolo busca ganarse su corazón a través de la música, y no matando toros como su padre exige. Joaquín en cambio, quiere demostrar ser el macho del bigote más apropiado como para proteger a su damisela, pese a no tener una imagen muy clara de lo que ello significa, por concentrar sus ideales en apenas una envidiable y corpulenta contextura física. centro2 El atractivo principal de la historia, yace en el culto a los muertos; una práctica que en México es muy común. Y en ese aspecto se albergan una infinidad de detalles increíbles e imposibles de apreciar en su totalidad (lo cual es positivo porque enriquece a nivel visual). La estética de los personajes, los mundos y submundos paralelos, la ambientación de cada lugar, los elementos espirituales que juegan un papel fundamental y por supuesto, la banda sonora, de la cual es responsable Gustavo Santaolalla. centro1 Algo que a mí particularmente me llamó la atención, fue la similitud que encontré entre esta película y una serie animada que solía emitir la sección “Nick@nite” del canal Nickelodeon, llamada: ‘El Tigre- Las aventuras de Manny Rivera’. Luego descubrí que tanto el director y guionista (Jorge R. Gutiérrez), como el coescritor del libro (Douglas Langdale), trabajaron para varios capítulos de ese dibujo animado. En fin, simplemente un detalle para agregar. Lo que no se discute es el alto nivel de realización artística y el empeño puesto en la animación; un trabajo excepcional. Voto por que esta valiosa visita al museo de las tradiciones más excéntricas que tiene la tierra de los mariachis y la lucha libre, pueda celebrar más de un logro en la temporada de premiaciones. Y si así no fuese… ¡Al menos que haya churros y burritos gratis para todo el mundo!
Manolo, Joaquín y María son buenos amigos desde la infancia. Sin embargo, debido a un incidente, son separados y obligados a cumplir su destino: Joaquín como jefe de seguridad, Manolo como torero y María enviada a estudiar a Europa. Así, cuando crecen, se volverán a encontrar, con miras de defender el pueblo de un bandido, quien busca un objeto perdido desde hace tiempo. Esta es la historia que una guía de museo les cuenta a los niños castigados, que han sido enviados de visita como un castigo. Sin embargo, encontrarán a centro de mundo, México y las fantásticas historias que ahí suceden el día de los muertos. Honestamente, es una película mexicana hecha con dólares. Desconocemos si fue por la técnica de animación o por facilidades otorgadas, pero salvo algunos nombres, casi todo es mexicano, desde la temática hasta la historia y el doblaje. Y sin duda, con la guía de Guillermo De Toro, el director Jorge R. Rodríguez ha creado una historia única e increíble. Tomando elementos tradicionales mexicanos, desde los mayas, hasta los mariachis, Manolo y Joaquín deben encontrar su lugar en San Ángel, y su lugar al lado de María, mientras enfrentan a Chacal, bandido que busca un objeto perdido desde hace tiempo. Maravillosa, mágica y Mexicana. Son los mejores adjetivos que podemos darle a El Libro De La Vida, una obra que no decepcionará a los grandes y pequeños por igual
La cultura mexicana, según Hollywood, a menudo se limita a un par de mariachis, comida picante, alguna que otra calavera y mucho, pero mucho, tequila. Bigotes falsos y sombreros raros XL adornan a estos simpáticos personajes, a no ser que lo que se esté contando no sea una comedia de estereotipos sino un drama, y ahí, sí, se quitan algunos colores (pero no el moreno) y se agregan escobas y trapos. El Libro de la Vida es una película de animación que versa sobre las costumbres mexicanas pero con una ventaja respecto a la fidelidad para con esta cultura: está realizada, al menos desde los roles creativos (guión, dirección y producción ejecutiva) por talentosos mexicanos de pura cepa, como el animador Jorge R. Gutierrez (creador de El Tigre: Las Aventuras de Manny Rivera) y el ya legendario Guillermo Del Toro, aquí como productor. Y ahí es donde felizmente se siente una enorme diferencia. Conviene tener en cuenta que la película busca, principalmente, acercar al mundo las costumbres célebres de los mexicanos, en especial aquella que rinde culto a los difuntos y sucede cada primer y segundo día de Noviembre: “El Día de los Muertos”. Es cierto que la obra entera es un anuncio que invita turísticamente a “conocer México”, pero es uno tan ecantador y sincero que, lejos de una larga y tediosa publicidad, realmente da ganas de tomarse el primer avión a la parte hispana que también queda en Norteamérica. La historia es contada a través de una misteriosa guía de museo que se ve ante la difícil tarea de entretener a un grupo de niños revoltosos. A modo de cuento fanástico y basándose en anécdotas que borran la delgada línea existente entre la tierra de los vivos y los muertos, la trama va desenredando un sinfin de colores vívidos a través de un trío de protagonistas muy simpáticos que luchan por amor, honor y orgullo. Manolo (Diego Luna) y Joaquín (Channing Tatum) se disputan el amor de María (Zoe Zaldana) y lo hacen siempre a través de sus raíces, uno desde lo combativo y el otro desde lo artístico. Manolo es un torero con un corazón demasiado grade como para matar a un animal y que por eso expresa sus sentimientos a través de su floreada guitarra, mientras que Joaquín es un general corpulento que defiende al Pueblo de bandidos y anhela también el corazón de la misma mujer. María es la dama en disputa, pero pensarla como un trofeo sería un error: el guión de Gutiérrez es también un alegato en contra del machismo y las tradiciones arcaicas. Mientras tanto, a través de un recurso lúdico, quienes ofician de narradores omniscientes son ni más ni menos que la Catrina (emblema de la cultura mexicana) y Xibalba, su contraparte. Desde lo estétitico y lo narrativo, El Libro de la Vida es una de las películas más hermosas de animación jamás realizadas, y también aquella que mejor representa el espíritu de esta celebración y cultura hispana. Todo un logro para una pantalla que, cuando viene empacada con decenas de stickers importados, suele arrojar deformaciones al sintetizar una cultura en un envase for export. El único triste desacierto en esta producción es la música (original, de Gustavo Santaolalla y no original, de un sinfin de artistas reversionados), que parece no ponerse de acuerdo con las intenciones del resto de la película, y se basa en covers poco felices y forzados de canciones célebres de rock que poco tienen que ver con un hermoso país que, para colmo, también es poseedor de una hermosa música. Afortunadamente, es apenas éste único aspecto en el cual El Libro de la Vida falla, pero todos los demás aciertos hacen que sea éste uno de los films animados más logrados de los últimos años.
Guillermo del Toro es talentoso, devoto del género fantástico y, sobre todo, un artista hiperactivo. Además de dirigir sus propias películas (y de co-escribir novelas, crear series de televisión, diseñar videojuegos y un largo e interesante etcétera), produce y es el consultor creativo de film animados. Lo hizo con trabajos de Dreamworks Animation, como Megamente, Gato con Botas y El Origen de los Guardianes. Y ahora, en un film en sintonía con sus raíces latinas: El Libro de la Vida. Cada 2 de noviembre, en un pueblito del centro de México, los espíritus de los muertos regresan al mundo de los vivos. También se aparecen La Muerte, a cargo del sector de los Recordados (donde todo es una fiesta interminable), y de Xibalba, amo y señor del tenebroso reino de los difuntos olvidados. Justo pasan cerca tres niños: Manolo, Joaquín y María. Los varones tratan de llamar la atención de la niña. La Muerte y Xibalba apuestan por cuál de los dos se quedará con ella. Pasan los años, y el trío de jóvenes, ya cerca de la adultez, y tras una larga ausencia de la ahora muy bella María, retoman la relación. Las cuestiones sentimentales son más evidentes que nunca, y el astuto Xibalba será capaz de todo con tal de ganar la apuesta, que le permitirá apoderase de los dominios de La Muerte. ¿Podrá el amor imponerse entre tantas manipulaciones? Si bien está dirigida por Jorge R. Gutiérrez, tiene el sello de Del Toro: mundos mágicos que co-existen con el nuestro, antihéroes que deben superar grandes pruebas y confiar en sus propias capacidades, apetito por el arte de narrar y una imaginación desbordante. Con respecto a este último aspecto, se destaca la creación de una ciudad que funciona como un eterno Día de los Muertos, la colorida y famosa celebración mexicana que supo inspirar a otro film animado: El Cadáver de la Novia, de Tim Burton. La esencia de la festividad es capturada y expandida con mucho respeto, valiéndose de delirio visual y apuntando a cautivar al público de todo el globo. Lejos de un enfoque realista, y más a tono con el carácter de los mitos y de las leyendas, la estética es propia del folclore mexicano. Para empezar, los personajes son muñecos y marionetas. Se aprecia en sus texturas, en sus articulaciones visibles, en rasgos exagerados a propósito. Así y todo, no dejan de tener su personalidad y resulta imposible no identificarse con sus anhelos y sus sentimientos, sus logros y sus oscuridades. Estamos ante una película divertida, de pura imaginación, aventura y romance, lejos de las típicas animaciones del momento, que celebra tanto la vida como la muerte (sobre todo, la muerte, poniendo énfasis en su costado más alegre y menos depresivo), y que confirma el estupendo olfato de Guillermo del Toro para brindarle su apoyo a determinados proyectos. Su nombre sigue siendo garantía de creatividad e imaginación.
Un más allá carnavalesco La relación entre la cultura mexicana y la muerte no es un misterio para el cine de animación. Además de haber sido referenciado una innumerable cantidad de veces tanto en películas como series y cortos, se puede citar también la entrañable aventura gráfica de LucasArts, Grim fandango (1998), que exhibía un imaginario animado y una estética que en algunos puntos se encuentra con este nuevo estreno. El potencial visual que encierra una cultura con una iconografía tan rica y diversa como la mexicana, junto a los relatos y leyendas en los cuales abreva El libro de la vida del mexicano Jorge R. Gutiérrez -con la producción de Guillermo del Toro, que fue quien ayudó a reflotar el proyecto luego del rechazo inicial de Dreamworks-, la hacen uno de los estrenos de animación más impactantes e imaginativos desde los visual, una auténtica obra de arte con una banda sonora increíble. Pero más allá de su aspecto y cualidades técnicas, lo que intrigaba desde un comienzo era el relato que enmarcaba todo ese pastiche imaginativo al que Gutiérrez supo darle forma. No sería la primera vez que obnubilados por los fuegos artificiales de la imagen, nos encontremos con un relato chato e incongruente donde todo el desborde de creatividad aparece sublimado. Lejos de ello, este primer emprendimiento cinematográfico de larga duración del director mexicano presenta una historia con personajes sólidos y una trama que aprovecha las aristas de su carácter. Gracias a una introducción que indaga en la niñez y en las sombras patriarcales que rigen el destino de nuestros protagonistas masculinos -Manolo y Joaquín- y su relación con María, tenemos un desarrollo que en su triángulo puede sonar a priori como esquemático pero que gana en los grises que asolan a cada uno, en particular cuando la película da el salto temporal que los lleva a la adultez. Entre la música y los colores chillones asoma un melodrama que en su lado trágico puede explotar, no sólo lo esquemático que pueden aparecer sus vínculos, sino también parodiar desde lo meta referencial aquello que está sucediendo: primero con el relato que la guía le cuenta a los niños sobre lo que ocurrió y segundo con la apuesta entre dioses, La Catrina, figura icónica del Día de los Muertos, y Xibalbá (que no se trata de una entidad sino más bien de un mundo subterráneo que resultará familiar a quienes hayan leído el Popol Vuh maya). La película gana frescura en la ligereza con que logra utilizar ese imaginario sin caer en notas solemnes. Por otro lado, también es cierto que donde la imaginación de la dirección artística desborda, el mundo de los muertos, el guión se reserva parábolas algo forzadas que no permiten aprovechar del todo el espacio donde ocurren y obligan al relato a transitar velozmente hacia el desenlace. Pero… ¿Creep de Radiohead y clásicos mariachis, en la misma película?, ¿un relato desdramatizado sobre la muerte que, al contrario, se muestra celebratorio? El libro de la vida logra con algunas sorpresas y pinceladas de talento ser uno de los mejores estrenos animados del año y una de las sorpresas más gratas de la segunda mitad.
El poder de la música En estos tiempos, el patrimonio de los buenos films de animación ya no pertenece sólo a las grandes corporaciones norteamericanas: esto quedó comprobado con certeza ante el Metegol de Campanella, que pudo contar una historia de gran argentinidad realizada con excelencia, divertida para chicos y grandes y potencialmente exportable. En el caso de El Libro de la Vida, más allá de que se trate de una coproducción en la que intervinieron capitales estadounidenses, un mejicanismo a ultranza recorre la película de punta a punta. Producida nada menos que por Guillermo del Toro y dirigida por Jorge Gutiérrez, la trama se puede asimilar como una comedia romántica animada pero va mucho más allá de eso, ya que es una verdadera recreación de diversos mitos y rituales, especialmente la tradición mexicana sobre el Día de los Muertos, pero se puede encontrar también el mito de Orfeo, ante la presencia de un héroe que con el poder de su música aspira a rescatar a su amada del reino de los muertos. La trama es llevada adelante por un joven muy particular (casi todos los personajes tienen una conformación de muñecos de madera), que se debate entre el mandato familiar de ser torero y su amor por el arte musical. Esa circunstancia marcará su camino al atravesar por tres fantásticos mundos para recuperar su existencia y el amor de María, enfrentando sus mayores temores. Con una historia romántica, sensible y profunda, El Libro de la Vida también tiene espacio para observar cuestiones sociales del México actual, como el machismo y el rol de la mujer en la comunidad, a la vez que recupera historias y tradiciones con pasión y valores altruistas. Todo, enmarcado por un diseño estético formidable, dentro de un deliberadamente melodramático triángulo amoroso. Pese a ciertos costados sombríos, el entretenimiento familiar está asegurado, afirmado en unos cuantos gags imperdibles cristalizados por desopilantes personajes.
El libro de la vida es una gran producción que hará las delicias de chicos, grandes y de todos aquellos que gustan del cine animado con técnica y diseño visual de primerísima calidad. La estética, semejante a la de Tim Burton pero mucho más colorida, resulta uno de sus principales atractivos junto con la ambientación del mundo de los muertos que atrapa...
Mezcla: la aventura, la acción, la comedia, el romance, la música y habla sobre: el amor, la amistad y la familia. Se cuenta una historia original, con una perfecta animación, muy colorida y de gran estética, que la hace bella. Cuenta la vivencia de 5 niños en una excursión escolar. Van a un museo, allí quien es la guía les cuenta la historia que se encuentra “El libro de la vida”, conjuntamente con estos niños y los espectadores conocemos a los personajes de esta fábula en un pueblo, están los protagonistas: María (Zoe Saldana), Joaquín (Channing Tatum) y Manolo (Diego Luna), son tres amigos y los dos chicos se encuentran enamorados de la misma mujer, ambos intentarán con sus distintas armas conquistarla. Estos son conducidos por Xibala (Ron Perlman) y La Muerte (Kate del Castillo), esta última es líder de la Tierra, forma parte de los recuerdos y las almas irán a un lugar maravilloso, en cambio Xibala pertenece al Olvido, donde las almas no son recordadas por nadie y están solas.Hay una apuesta entre Xibala y La muerte con el correr de la cinta conoceremos su resultado, llena de magia, enigmáticos, sorpresas y trampas. La película tiene varios puntos a favor: se encuentra producida por Guillermo del Toro, en algún punto cuenta con alguna similitud al film "El cadáver de la novia" de Tim Burton y la banda sonora pertenece al talentoso argentino ganador de dos Premios Óscar Gustavo Santaolalla (¿irá camino a otro premio Óscar?). La música tiene un toque latino de canciones populares de Munford and Sons ("I Will Wait"), Elvis Presley ("Can't help falling in love"), Biz Markie ("Just a Friend"), Radiohead ("Creep), entre otras. Surgen las aventuras, los engaños, la separación, el dolor, el amor, desafíos, los mandatos, mitos, leyendas, humor y se encuentra llena de personajes. Una historia para conocer otras culturas como la mexicana, se desarrolla el Día de los muertos, toca el tema de la muerte, un tema bastante traumático para los niños y a veces también para los adultos. Con un gran despliegue visual, didáctica, con encantamiento, ilusión, entretenida, emociónate, e incluye varios mensajes.
Bocanada de frescura animada por originalidad e impronta personal En tiempos de pocas ideas la calidad y la inventiva causan sorpresa. Un recorrido histórico, útil para valorar las raíces, las tradiciones y el traspasamiento generacional, es sólo una las varias virtudes de “El libro de la vida” que se instala en el podio de las tres mejores de animación de esta temporada vernácula, junto con “Las aventuras de Peabody y Sherman” (2014) y “Frozen, una aventura congelada” (2013). En la primera escena un grupo de chicos revoltosos de la primaria hacen lío frente a un museo de historia. Se muestran agresivos entre sí y para con su entorno, poco tolerantes e irrespetuosos. Primero por belleza, luego por presencia; son abordados por una empleada del establecimiento quien dándoles un calificativo de especiales a los chicos los conduce a un ala secreta del museo donde conocerán una vieja leyenda (seguramente con algo para aprender). Según ella, antiguamente se creía que más allá de la vida el universo se divide en dos: La tierra de los recordados gobernada por La muerte (Kate del Castillo), y la Tierra de los olvidados, a cargo de Xibalba (Ron Perlman, doblaje de Miguel Ángel Ghigliazza) Ambos sectores son mantenidos en equilibrio imparcial por El hombre de cera (Ice Cube, doblaje de Gerardo Reyero). Los “dioses” observan, se divierten. Posan su atención en Manolo (Diego Luna, doblaje de Ángel Rodríguez), Maria (Zoe Saldana, doblaje de Sandra Echeverría) y Joaquin (Channing Tatum (doblaje de José Gilberto Vilchis). Son amigos desde la infancia con el deseo de aventura y adrenalina como factor común pero, además, los chicos comparten sendos enamoramientos de su amiga. Frente a la tentación, La muerte y Xibalba apuestan a ver quién se queda con la niña, y para ello cada uno otorga una virtud a su protegido con la que crecerá a lo largo de los años. Alguien hace trampa persiguiendo intereses non sactos, lo cual se ofrece en el guión como el pilar oculto de la subtrama que aporta valores adicionales. “El libro de la vida” está protagonizada fundamentalmente por muñecos en cuyas figuras se adivina una vida tan expresiva como sólida, apoyadas por una gran construcción de los personajes principales y secundarios. Nada parece librado al azar en esta producción de Guillermo del Toro que tiene como director a Jorge Gutiérrez. Claramente hay una apuesta estética, no sólo hacia el diseño de los personajes, sino también a la abundancia de los colores, en especial en la tierra de los recordados. El manejo carnavalesco de varios pasajes refuerza la idea central de que no hay nada malo con la muerte y, en todo caso, la vida se propaga, se prolonga, hasta que los vivos deciden olvidar a los que ya no están. La música de Gustavo Santaolalla, además de destacar mundos o estados de ánimo, se perfila como una de las mejores del año con camino derechito a alguna nominación al Oscar. El cine animado industrial recibe con ”El libro de la vida” una gran bocanada de frescura y acaso la ineludible percepción de estar frente a una obra original con estética e impronta personal, lo que no está dado exclusivamente por lo visual sino por un profundo arraigo a las tradiciones y leyendas mexicanas, empezando por algunas referencias al Popol Vuh y otras obras precolombinas. Tal vez para los menores de ocho años podría resultar algo extensa en su duración y, por qué no, de cierta complejidad en la interpretación semántica del texto. Nada que un tío no pueda explicar con paciencia, pero en definitiva se trata de un entretenimiento imperdible.
El libro de la vida y el día de los muertos Manolo es un matador que sueña con ser músico pero que debe acatar las expectativas de su padre, y Joaquín es el hombre más popular del pueblo, con sus decenas de medallas por ser uno de los guerreros más fuertes y valientes de la región. Ambos son amigos de la infancia, y ambos están perdidamente enamorados de María. El libro de la vida es la historia de dos amigos que tratan de ganarse a la chica de sus sueños, pero lo que no saben es que poderes del más allá están más que interesados en el resultado. Los líderes de los inframundos, la Tierra de los Recordados y la Tierra de los Olvidados, apuestan sobre cuál de los dos saldrá triunfante y se llevará a la chica. El galardonado cineasta Guillermo del Toro -aclamado director de El Laberinto del Fauno y Pacific Rim- decidió esta vez producir un largometraje animado dirigido por Jorge Gutiérrez, animador mexicano conocido por su trabajo en Mad, y el resultado es una magnífica obra de arte visual que se nutre de imágenes del folklore mexicano, basando su estética especialmente en el Día de Muertos, celebración anual y tradicional mexicana que rinde tributo a los espíritus de los seres queridos fallecidos. Zoe Saldana, Channing Tatum y Diego Luna les dan voz a los protagonistas. Y la banda sonora es un personaje más. El filme cuenta con interpretaciones de canciones populares de Mumford & Sons, Radiohead y Rod Stewart, entre otros. Y una grata sorpresa para el público argentino es la participación del destacado compositor y ganador del Oscar Gustavo Santaolalla, quien musicalizó la cinta. Basada en la estética de la tradicional fiesta del Día de Los Muertos, esta película de Hollywood tiene un marcado sabor latino, y, aunque exagerada en su narrativa y con un tono cómico más del estilo de los grandes estudios que del verdadero México, El libro de la vida es una aventura inolvidable y un paraíso visual que invita al espectador a enamorarse de sus personajes y de un folklore estéticamente impactante.
Una de las películas más bellas del año; original, fuera de lo común, visualmente extraordinaria, con unos personajes y unos fondos súper recargados en detalles y en color. Un filme único que tiene el logro de ser un filme distinto, sin salirse del gusto de la audiencia en general. Cualquiera la puede ver; los chicos obviamente la disfrutarán por su color, su aventura y su acción; los que está hartos de ver siempre lo mismo la van a disfrutar más por su refrescante originalidad, y para los grandes tiene un montón de contenido que van a apreciar. Una película hermosa y emotiva, para todos. Escuchá la crítica radial completa en el reproductor debajo de la foto.
Una película diseñada de manera hermosa y cólorida que respeta la tradición mexicana del dia de los muertos mientras entretiene y hace reir. El mensaje subvierte la idea solemne que tiene Estados Unidos (y gran parte del mundo) de la muerte. Del Toro sabe lo que produce.
VideoComentario (ver link).
Publicada en la edición digital #267 de la revista.