Kevin James y una patética excusa de comedia familiar. Paul Blart se toma un descanso de su trabajo como guardia de seguridad en el shopping y viaja junto a su hija a Las Vegas, donde al mismo tiempo planea asistir a una convención. Pero la diversión se verá arruinada cuando hacen su aparición los malosos de turno. El héroe que no necesitábamos La dupla Kevin James/Adam Sandler (esta vez en los roles de actor y productor, respectivamente) nos han dado a lo largo de los años algunas películas de calidad dudosa, por decirlo de buena manera. Siendo la primera entrega del film que aquí nos compete una de las posibles abanderadas en esta triste categoría. Y aunque aquella película ni siquiera pasó por los cines de nuestro país, su insulsa secuela si lo hará. Hoy por hoy podríamos afirmar que Kevin James es un género en si mismo. Si pagas el valor de una entrada para verlo en cines, sabes que a lo largo de 90 minutos lo verás humillarse y golpearse de cuanta manera puedas imaginar, y Héroe de Centro Comercial 2 no será la excepción. Aquí James vuelve a interpretar a Paul Blart, un guardia de seguridad en la linea del Inspector Clouseau de Peter Sellers, un torpe héroe de buen corazón, que ya sea por suerte o mérito propio, o una justa combinación de ambas, termina controlando la situación a su favor. Pero James no es Sellers, el director no es Blake Edwards y Héroe de Centro Comercial 2 ni se acerca La Pantera Rosa o cualquiera de sus secuelas (las originales, claro está). La película es en definitiva una comedia slapstick que mantiene la misma formula vista hasta hoy en todas las películas que involucran a James y Sandler. Y el resultado final es tan poco memorable que dentro de algunas semanas probablemente me cueste diferenciar esta entrega de la primera parte. No hay ningún rasgo distintivo en Héroe de Centro Comercial 2. Es una película. Una secuela. Que existe por una simple razón comercial. Y si detrás de ella hay un genuino interés por contar una historia, yo no lo noté. Lo único que si noté es a Kevin James esforzándose en hacernos reír, pero todo queda en el esfuerzo, ya que no hay material alguno del cual agarrarse para lograrlo. Conclusión Si lo tuyo es ver a Kevin James golpearse y humillarse sin importar el contexto, esta película es para vos. Si necesitas sacar a tus hijos más chicos de tu casa por dos horas, quizás también sea una buena opción. Pero si no calificás en ninguno de esos grupos, simplemente mantenete alejado.
Héroe del centro comercial 2 es un fiasco cinematográfico que posiblemente te haga reír sólo en la última escena con un gag físico super tonto, pero sumamente efectivo por lo sorpresivo, o... tal vez el aburrimiento me terminó haciendo reír de cualquier cosa. La primera entrega de esta saga, a pesar de sus falencias...
Sorpresa y media Despedazada por la crítica (13/100 en Metacritic) y los espectadores (4/10 en IMDb) norteamericanos, continuación de una primera parte aquí inédita y protagonizada por un comediante generalmente visto en roles secundarios y sin demasiados pergaminos en la cartelera comercial local como Kevin James, Héroe de centro comercial 2 tenía todas las fichas para ser una película mediocre, estrenada vaya uno a saber por qué cuestiones de la distribución. Pero no. Por el contrario, se trata de una comedia absurda y delirante, plena de gags que -he aquí la buena noticia- en la mayor parte de los casos funcionan. Que en la primera escena Paul Blart (James) pierda a su madre cuando la pisa un camión de leche marca que no se está ante una comedia demasiado convencional, una sensación que se mantendrá, aun con algunos altibajos, a lo largo de todo el metraje. El film continuará con el guardia de seguridad de un centro comercial yendo a una convención del rubro en Las Vegas, donde por esas casualidades sólo viables en un guión un grupo de ladrones de guante blanco planea dar un golpe para llevarse la colección de pinturas del hotel. La trama policial es apenas una excusa para una propuesta que, como en varios exponentes de la Nueva Comedia Americana, cualquier elemento puede retorcerse hasta convertirse en material para un chiste. Felizmente absurda, inocentona, bastante pava y sumamente graciosa, Héroe de centro comercial 2 es una de las primeras sorpresas del año.
Si la primera tenía el encanto de Kevin James muy bien explotado, en esta segunda se exagera su personaje y lo naif pasa a ser remanido. El principio es flojo y después, cuando se mete de lleno en la acción, mejora.
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Humor eficaz y de muy bajo vuelo La primera Paul Blart fue maltratada -en promedio- por la crítica estadounidense, y esta segunda mucho más, aunque tal vez injustamente. La primera era lenta y blanda, producto de segunda línea de la productora de Adam Sandler -que aquí salió directo a DVD-,mientras que esta secuela destroza cualquier verosímil y cualquier idea de prestancia narrativa desde el inicio, lo que le permite mayor velocidad para el humor. Esta nueva entrega cómica protagonizada por un guardia de seguridad de shopping es más white trash, más llena de colores, de ropas y de peinados horrorosos, más delirante y más abundante en los chistes y más descaradamente industrial, lo que es un atajo hacia la eficacia de bajo vuelo. Y entre tanta música puesta sin imaginación, Héroe de centro comercial 2 ofrece una imaginativo uso de un piano en la pelea del gordo héroe con un pajarraco.
Después de que su matrimonio solo durara seis días, y que su madre muriera en un accidente de autos, Paul se siente más solo que nunca; por eso se aferra a su única hija, mientras ambos tienen que viajar a Las Vegas, a la Conferencia de Oficiales de Seguridad. Así es como él está más pendiente de dar el discurso inicial de la conferencia, Paul se verá involucrado con peligrosos ladrones de arte que eligieron el hotel equivocado para robar. Si, si pensaste que cómo es que se había llegado a filmar la primera parte (que en nuestro país no pasó por los cines), sorprendete al ver que alguien pensó que era buena idea hacer una continuación. Así es como Kevin James desprenderá todos sus recursos como comediante, que incluye golpearse constantemente, jugar con su torpeza física debido a su gordura, pero también mostrar cierta agilidad para bailes ridículos al son de mover la panza. Bah, lo que viene haciendo desde que lo conocimos en el cine. 1imagen Y acá me gustaría hacer un párrafo aparte sobre Hollywood. Su pensamiento de que la gente gorda es graciosa por naturaleza. Da vergüenza ajena ver a gente como Kevin James, Rebel Wilson o Melissa McCarthy repetirse en papeles del gordito simpático bonachón, torpe físicamente. Hay casos como el de Zach Galifianakis (aunque ahora esta flaco), que mostró que se puede hacer comedia teniendo sobrepeso, sin la necesidad de recurrir a los mismos chistes. Pero bueno, es un largo debate para otro post. Retomando a la película, aparte de la constante torpeza de James, el film juega con los ninguneados, que son constantemente la gente de seguridad de los shoppings. Así que si usted querido lector trabaja de eso, a menos que tenga muchas ganas de reírse de sí mismo, evítela, porque chistes que sí funcionan, se hacen repetitivos sacándole efectividad a cada momento en donde los usan. Y el gran culpable de repetir los gags hasta el hartazgo, es el propio James. Como pasaba en la primera entrega, acá también es co guionista, por lo que no solo se vuelve bastante insoportable en pantalla, fuera de ella también. Paul Blart (Kevin James) with Gino Chizetti (Vic DiBitetto) , Khan Mubi (Shelly Desai), Donna Ericone (Loni Love) and Saul Gundermutt (Gary Valentine) take on the art thieves in the grand hallway in Columbia Pictures' PAUL BLART: MALL COP 2. Paul Blart (Kevin James) with Gino Chizetti (Vic DiBitetto) , Khan Mubi (Shelly Desai), Donna Ericone (Loni Love) and Saul Gundermutt (Gary Valentine) take on the art thieves in the grand hallway in Columbia Pictures’ PAUL BLART: MALL COP 2. Con un panorama tan negativo, el director Andy Fickman poco puede hacer más que poner la cámara en el lugar previsible y ya. Atado a un guion tan plano, que poco propone, desde los gags o a contar algo por debajo de la historia visible, el trabajo de dirección se queda limitado a algo genérico y sin personalidad. Si bien tampoco hablamos de alguien que tenga muchos pergaminos, vale aclarar que la culpa de que la película sea tan pobre no es del director. Poco queda para destacar de Héroe del Centro Comercial 2. Si bien hay momentos donde de verdad causan gracia los chistes, estos suelen ser mas de dialogo que de acción, por lo cual si no se está atento, uno solo se quedara con los constantes golpes y la torpeza de Paul; es decir, con un humor que atrasa cuarenta años.
Olvidable secuela de un film ya menor Kevin James vuelve a su personaje de un film del 2009 en esta dilatada secuela que apenas si podría servir para amenizar un zapping televisivo en una tarde lluviosa. Lo peor es que la película ni siquiera transcurre en un centro comercial, decorado que por sus características era lo que daba parte de su gracia al film original. Esa segunda parte que nadie necesitaba transcurre casi totalmente en un hotel de Las Vegas (el film en realidad casi parece un chivo comercial del hotel en cuestión, tanto es lo que se insiste en mostrar la marca y las bondades del establecimiento). Paul Bart, es decir el héroe del centro comercial trasplantado al hotel de Las Vegas, tiene que enfrentarse a unos ladrones bastante torpes, aunque no tanto como el director de esta película que no logra meter un solo gag que arranque siquiera una sonrisa en el espectador. Y no es que Kevin James no intente todos los trucos y rutinas del humor físico que puedan ser aplicadas al argumento, lamentablemente sin casi nada de éxito. Esta película es un desastre totalmente olvidable.
Estirando (un poco) los límites Proveniente de la televisión, Kevin James es un comediante con un universo personal sin demasiado brillo, aunque bastante efectivo: lo suyo es el humor de astracanada y el aprovechamiento de un físico rotundo, un slapstick ajustado que nunca termina por desbordarse a lo que le suma una capacidad verbal digna de Vince Vaughn: puede decir muchas palabras por segundo y convertir eso en un chiste. Ya dentro de la escudería de Adam Sandler ha sabido ganarse un lugar, e incluso sostenerse como líder de sus propias películas, algo que como hemos comentado ya en este espacio es bastante difícil para los cómicos del cine norteamericano. Un poco absurdamente, una comedia floja como Héroe de centro comercial fue un gran suceso en la taquilla norteamericana (aquí se editó directamente en dvd), aunque esa película sirve para descubrir los propios límites de las películas del actor. Lo bueno de esta segunda parte, dirigida por el irregular Andy Fickman, es que estira un poco aquellos límites y mejora mucho la comedia. La primera era una mezcla indefinida entre comedia y película de acción, con un héroe que podía ser Schwarzenegger o Frank Drebin, según se le ocurriera al guión. Y que tenía la mala fortuna de ser contemporánea de Observe and report, aquella violenta, ambigua y reptil comedia negra con Seth Rogen, también centrada en un guardia de centro comercial que se convertía en héroe. O antihéroe. Todo el viaje por el oscuro viaje de la fascinación del norteamericano hacia la violencia que proponía Rogen desaparecía en esta, y lo que quedaba era un subproducto Sandler, una comedia familiar que inconscientemente refregaba su fascismo, pero que fundamentalmente se cocinaba a fuego lento con una serie de chistes poco virtuosos y demasiado dependientes de la capacidad del comediante. Si tiene algo de bueno esta segunda parte es que está menos preocupada por aquello que cuenta, algo que resulta fundamental en una comedia que busca funcionar a fuerza de chistes (aunque le cuesta unos 45 minutos arrancar, es cierto). Y ese desinterés en un programa narrativo, es acompañado por gags visuales mucho más plásticos, delirantes e incluso imprevisibles: una secuencia como la del ave que se pelea con el protagonista, mientras un piano musicaliza de fondo, es digna de la escuela más lunática de la comedia física universal y es una invención feliz en sí misma. Que la película se permita momentos como ese (cierto personaje de la primera parte muere atropellado por un camión ni bien arranca la película), es uno de los pequeños placeres que permite este film menor, básico en sus aspiraciones, pero no por eso menos efectivo. En la buena senda de la comedia Sandler, Héroe de centro comercial 2 incluye más personajes secundarios queribles (Gary Valentine, Ana Gasteyer y Shelly Desai la rompen), y acumula hacia su final más de esos momentos absurdos y donde cualquier situación es un chiste potencial. Si no es mejor, es porque definitivamente el universo de Kevin James carece de vuelo y lo suyo es la comedia familiar hecha y derecha, sin la capacidad de interpelar su propio rol de un Adam Sandler o de deformar crudamente la realidad como un Will Ferrell, incluso fusionando las capas de comedia convencional con dosis de incomodidad como un Ben Stiller. Héroe de centro comercial 2 es una comedia efectiva que apenas sirve para pasar un buen rato. Y tal vez no busque más que eso.
Una subversiva fascinación por lo deforme El sitio de compilación de críticas estadounidenses Metacritic.com arroja un promedio de 13 sobre 100 para Paul Blart: Mall Cop 2 (título original del genérico Héroe del centro comercial 2), con puntajes que van desde un rotundo cero hasta algún que otro cuatro teñido de benevolencia. La coincidencia generalizada invitaría a pensar que efectivamente se está ante una mala comedia, pero los colegas del norte hipotecaron su credibilidad cuando se divirtieron de lo lindo desmembrando a una de las películas mainstream más subversivas, divertidas, inteligentes y originales de los últimos años como Proyecto 43, recordando como al pasar la vigencia de la concepción de la comedia como el patito feo de los géneros, una suerte de hermano menor, hueco, tonto y pergeñado por hombres y mujeres atrapados en los confines de la adolescencia. Igual de despreocupada por la coherencia narrativa que aquel film colectivo, con una dosis menor de bilis, incorrección y zarpe pero la misma disposición para la sorpresa y el delirio, y con una fascinación por lo deforme pocas veces vista en la cartelera, la secuela de la aquí inédita Paul Blart: Mall Cop marcha derechito a convertirse en una de esas comedias que merecen más atención de la que tuvo y seguramente tendrá.Dirigida por Andy Fickman, Mall Cop 2 se plantea desde su misma escena inicial como un triunfo del absurdo y el gag cortito y al pie por sobre la construcción de una narración coherente o la psicología de sus personajes. Separado después de ¡seis! días de matrimonio y con un trabajo de seguridad en un centro comercial, Paul Blart (Kevin James, parte de la cofradía de Adam Sandler, aquí productor a través de su compañía Happy Gilmore) pierde a su madre cuando la arrolla un camión de leche. “Ni siquiera sabía que existían”, dice el protagonista en off. Sin un segundo dedicado al duelo ni mucho menos a la tristeza, el film salta rápidamente hasta una convención del rubro en Las Vegas, donde confluye una auténtica galería de freaks. Freaks que difícilmente encajen en los parámetros estéticos habituales del “buen gusto” (desde obesos hasta el hombre con la peor dentadura del mundo) a los que el film sin embargo les dispensa una mirada filtrada por la retina de la Nueva Comedia Americana –es decir, piadosa e infinitamente cariñosa–, utilizándolos así como medio y no como fin humorístico. La vieja pero nunca del todo aprehendida diferencia entre reírse “de” y reírse “con”.Fickman pone a todos ellos en medio de una endeble –quizá demasiado– trama policial, excusa para una sucesión de situaciones hiladas por la búsqueda de la evasión del lugar común y lo esperable. En ese sentido, Héroe de centro comercial 2 se despega de la media cuando transita un camino puramente willferrelliano, convirtiendo cualquier elemento a mano en potencial disparador de chistes visuales y también sonoros, con aquel chillido del deslizamiento de Blart sobre el mármol como emblema. ¿Se dijo Will Ferrell? James tiene a su cargo uno de los monólogos humorísticos más sorprendentemente impredecibles desde el del atún en The Other Guys y, antes, el del rezo a “Dear lord Baby Jesus”, de Talladega Nights: The Ballad of Ricky Bobby, ambos a cargo del hijo dilecto de Saturday Night Live.
HEROE DE CENTRO COMERCIAL 2 se desarrolla seis años después de la primera entrega, con Paul Blart pasando unas vacaciones en Las Vegas mientras asiste a una convención. Pero una vez en “La Ciudad del Pecado” el obeso guardia y su hija se ven involucrados en una serie de enredos mientras intentan impedir que unos ladrones ataquen un hotel-Casino. Histriónica interpretación de KEVIN JAMES, muy cómodo en este tipo de papeles, el problema es que su personaje, no tiene ningún contrapunto fuerte, además de estar insertado en una trama sin sentido y sin una pizca de originalidad. Es esta una comedia de tan poco vuelo artístico y argumental que hasta los momentos que se pretenden más graciosos resultan soporíferos. La típico cinta de la “escuela de Adam Sandler” que tanto gusta en el país del norte, pero que lamentablemente tiene poco que aportar a un género alicaído en donde cada vez es más difícil sacar una risa al espectador si no es a base de humor físico y escatológico.
Ni una sola cosquilla Trama inverosímil, gags añejos, un protagonista sin carisma: todo atenta contra esta simple comedia. Si no le suena la primera Héroe de centro comercial es porque aquí se editó directamente en DVD, sin pasar por los cines. En su país de origen fue un exitazo, por lo que, seis años después, Adam Sandler, su productor y amigo de Kevin James, que es el protagonista y coguionista, decidieron hacer la secuela. Y oops, sí se estrena en los cines argentinos. Blart es un guardia de seguridad en un shopping que, tras la ridícula muerte de su madre, viaja con su hija adolescente (Raini Rodriguez, de la serie de Disney Austin & Ally) a una convención de guardias en un hotel en Las Vegas... Que un grupo de ladrones top planee robar la colección de obras de arte del hotel sin saber que allí habría cientos de agentes de seguridad, no sabríamos a quién achacárselo. Lo que atenta contra el buen resultado de esta comedia simplona y de bajísimo vuelo es que no hay ni un rasgo de verosimilitud en la trama, los gags son añejos y el carisma de su protagonista brilla por su ausencia. Hay mucho más pretendido humor visual (caídas, golpes, persecuciones) que de diálogo -directamente los chistes no generan ni una mueca- y seguramente más producción que en la primera. Pero a veces más es menos y esta película se ocupa de reflejarlo.
Kevin James es un buen comediante. Y el término “buen” le calza justo: no es extraordinario ni nos causa vergüenza ajena. Aquí vuelve a ser el vigilador de shopping Paul Blart, aunque en esta ocasión se toma vacaciones en Las Vegas. El resultado es una cadena de chistes unidos por un hilván argumental que cae simpático, no molesta, a veces hace reír y, a la salida de la función, se olvida.
La divina comedia Es una película efectiva, sostenida en el humor físico y en la exageración. El mismo lamentable prejuicio de siempre: si hace reír y es un producto fabricado con ese único propósito, su destino tiene que ser la reproducción en colectivos de larga distancia. Ya se sabe, la comedia siempre fue un género marginal, más aún si su ligereza y efectividad están sostenidas en el humor físico y en la inverosimilitud más exagerada. Por eso, para poder disfrutar y valorar correctamente este género, es necesario dejar a un lado todo preconcepto. Nacida de la pequeña factoría creada por Adam Sandler y amigos, Héroe de centro comercial 2 es un alivio en una cartelera atiborrada de superhéroes que no se relajan nunca y donde la seriedad es la constante. Dirigida por Andy Fickman, y secuela de una primera parte que salió directamente en DVD, podrá ser superficial, torpe, absurda, delirante, ridícula, exagerada, pero también tiene méritos como para hacer dulce. Y, justamente, algo dulce es lo que siempre necesita Paul Blart (Kevin James), el gordinflón hipoglucémico que se desvanece cuando a su sangre le falta azúcar, el solterón perdedor con actitud de ganador que tiene una hija divina como él y a la que necesita tener siempre a su lado. La acción de esta segunda entrega del guardia de seguridad transcurre en un inmenso hotel, con casino y cuadros de pintores famosos. El argumento es simple: después de seis años desde la primera, y con un divorcio y el accidente fatal de su madre de por medio, Paul recibe una invitación para una convención de oficiales de seguridad en Las Vegas, y decide viajar con su inseparable hija, Sapito/Maya (Raini Rodríguez). Pero en el lujoso hotel donde se alojan también se encuentra una comitiva de ladrones de guante blanco. La misión de Paul será detener a la banda liderada por Vincent (Neal McDonough), un temible mafioso con ojos de distinto color que por accidente secuestra a su hija, con la clásica rencilla romántica con la chica de turno (Divina Martínez, personaje de Daniella Alonso, de lo más acertado de la cinta) y los gags físicos y la ridiculez llevados al extremo. Hay una escena que justifica toda la película: Paul sale a tomar aire a una especie de patio del hotel donde hay un piano blanco ejecutado por un hombre que saluda y asiente con la cabeza, sin articular palabras. De repente, surge de la nada un extraño pajarraco del tamaño de un suri, y la pelea que se desencadena a continuación entre el bicho y Paul, con el piano sonando de fondo, es del orden de lo antológico. Héroe de centro comercial 2 es de esas películas que si se la engancha en el bondi, no se pueden dejar de ver, por más sueño que se tenga. Pero antes, y por los mismos motivos, también vale la pena verla en el cine.
Detrás de esta secuela hay un comediante que hace tiempo se ha posicionado como uno de los más graciosos de su generación: Kevin James. En sus papeles cinematográficos y gracias a su protagónico en “The King of Queens” fue forjando un estilo cómico y gestual característico. En “Héroe de centro comercial 2” (USA, 2015) todo comienza donde la precuela lo dejó y avanza reforzando el patetismo del personaje principal Paul (James), abandonado por su mujer (luego de seis días de casados) y deprimido por la muerte de su madre en un accidente (todo en el lapso de un breve tiempo). Decidido a cambiar de alguna manera su vida y apoyado por su hija Maya (Raini Rodriguez) decide aceptar la invitación a una convención en Las Vegas de vigiladores de shopping y centros comerciales. La oportunidad en realidad esconde la clara intención de que al menos alguien reconozca su vocación. El patetismo con el que el director Andy Fickman refleja la situación laboral, familiar y personal del protagonista es uno de los puntos de un filme que luego vira hacia una de espionaje. Porque cuando llegue al hotel en el que se realizará la convención (y en la que él está convencido que dará un discurso como mejor “vigilante” del año) se topará con un villano (Neal McDonough) traficantes de obras de arte y una serie de secuaces que le complicarán su estadía en la meca del juego. Además, con el correr de la cinta, “Héroe de Centro Comercial 2” pondrá su foco en la relación que Paul mantiene con su hija, quien intentará a toda costa por seguir siendo el sostén de su padre aún a expensas de postergar su sueño de ingresar en la universidad. Paul verá como su hija está creciendo, y ante cualquier acercamiento que ésta mantenga con una persona del sexo opuesto, encenderá un alerta evitando que Maya pueda manejarse con autonomía dentro del complejo habitacional en el que se encuentran. Todo es muy forzado y puesto a presión, por lo que ni la dirección de interiores o las imágenes que se muestran de los casinos y hoteles despiertan el interés, aunque sea visual, en la película. “Héroe de centro comercial 2” es una película fallida, que más allá del intento por destacar la figura de su personaje central, no nos olvidemos que en el título original el nombre va en el título, no trabaja con el punchline correcto ni el gag adecuado. Al tiempo de avanzada la acción se sumarán una serie de personajes secundarios, vigilantes, que también ayudaran a Paul en la difícil tarea de desenmascarar la red de tráfico y robo de arte que en las habitaciones del mismo hotel se está consolidando. En la diferencia entre ellos, en las, otra vez, patéticas características con las que se los define, hay un momento de frescura que libera el tedio de una película que termina sacando más bostezos que risas. “Héroe de Centro Comercial 2” pudo haber sido una gran comedia, pero en su intento por ser otra cosa termina generando un discurso abúlico y “viejo” que termina fagocitando la potencialidad que tenía la historia y su protagonista.
Del humor del bueno no hay rastros A esas comedias físicas y de trazo grueso que Hollywood perpetra sin respiro pertenece “Héroe de centro comercial 2”. Un festival de estereotipos y chistes repetidos por el que Columbia/Sony pagó 30 millones de dólares y ya va camino a recaudar el doble de esa fortuna. No hay sexo ni groserías, fórmula más o menos lograda en manos de Judd Apatow y los fanáticos de su línea, mucho menos algún atisbo de humor inteligente o personajes interesantes. Es mucho pedir. Kevin James es toda una estrella en Estados Unidos gracias a la sitcom “El rey de Queens”. Aquí, además de protagonista, es guionista y productor. El proyecto es suyo de punta a punta, con el respaldo de su amigo y socio Adam Sandler. Juntos hicieron películas de dudoso gusto, como “Son como niños”. No sorprende que por esa ruta marche esta secuela del éxito de 2009. El reparto está colmado de caras archivistas en la TV, desde el galán mexicano Eduardo Verástegui, pasando por Neal McDonough -un villano siempre cantado- hasta la bellísima Daniella Alonso. Como en la primera parte, de hija de Kevin James hace Raini Rodríguez, la Trish De la Rosa de “Austin & Ally”. Dirige Andy Fickman, que venía de hacer una comedia mucho más decente (“SOS Familia en apuros”), aunque con el handicap de tener a Billy Crystal y a Bette Midler. Como es usual en estos casos, entre tanta hojarasca asoman algunos gags divertidos. Son los menos y por lo general involucran a la variopinta troupe de vigilantes de shopping que se reúnen en Las Vegas para celebrar su convención. A esa fauna de policías frustrados pertenece Paul Blart, un perdedor nato al que la vida le había hecho un guiño en la primera parte. Aquí, cómo no, vuelven a prestarle el traje de héroe. Prácticamente toda la película transcurre en el interior del hotel en el que Blart enfrenta a los malos de turno. Son tan perezosas estas producciones que ni siquiera tienen que preocuparse por encontrar locaciones.
Kevin James imitando a Adam Sandler "Héroe de centro comercial 2" es otra de esas comedias sin ningún tipo de sentido, irrelevantes, que sólo presentan un compendio humorístico de chistes de poca monta. El actor neoyorquino Kevin James ("Hitch", "The king of Queens") sigue los desalentadores pasos de otro comediante que está metido en la mitad de las comedias malas que se estrenan comercialmente, Adam Sandler (no hace mucha falta que les recuerde que películas protagoniza). En esta ocasión vuelve (no entiendo como este tipo de películas logran autorización para segundas partes) a las andanzas el oficial Paul Blart, quien es invitado a una convención de guardias en Las Vegas y accidentalmente descubre que un grupo de criminales organizados está por asaltar uno de los casinos más importantes de la ciudad. A su vez, debe lidiar con el crecimiento de su hija y el hecho que no siempre la va a tener consigo. Un guión cliché por donde se lo vea. Pero bueno, más allá de las pocas ganas que le pusieron a la historia, podría llegar a salvarse por su ejecución... Tampoco es algo a lo que le hayan puesto demasiada gana, o al menos pericia. Todo se presenta muy berreta, con un grupo de villanos totalmente secundario, que no convence para nada. La historia de la hija que se quiere ir a la universidad pero no lo quiere dejar al padre y que en el viaje encuentra el amor... berreta. Por otro lado, el humor de James se queda corto, con algún que otro momento de comedia física divertido, pero en general no hace reír demasiado. Es solamente una excusa pensada a los apurones para tratar de exprimir el personaje al máximo. Con la primera entrega se logró superar ampliamente el presupuesto de 20 millones de dólares que le habían destinado, y con esta secuela están haciendo lo mismo. Comercialmente les está yendo bastante bien, pero en el plano cinematográfico... bien, gracias. Otro film olvidable del género de la comedia, otra mancha más a la carrera en cine de Kevin James y no olvidemos por supuesto, en la de Adam Sandler, que en esta ocasión ofició de productor. Bolsillo abultado, pero cargado de infamia cinematográfica.