Una mirada más edulcorada Retratar la vida de Cristo no es tarea fácil si se tiene en cuenta que tantas películas abordaron el tema con mayor o menor suerte. Basta recordar el clásico Rey de Reyes (1969), que protagonizó Jeffrey Hunter, y que fue la cita obligada en Semana Santa con sus repeticiones en la pantalla chica; Jesús de Nazareth (1977), de Franco Zeffirelli con un Robert Powell que logró emocionar e identificar a Cristo con su rostro, y la polémica La pasión de Cristo (2004), dirigida por Mel Gibson y con Jim Caviezel en ese rol. Ahora es el turno de Hijo de Dios (Son of God), la visión de Christopher Spencer, quien viene de realizar la miniserie La Biblia y sigue al pie de la letra la historia conocida por el público. Sin alejarse de lo tópicos que requiere una producción de estas características (aunque no tiene gran despliegue y las panorámicas no se ven reales), la película comienza con referencias vertiginosas a Noé, Adán y Eva, Moisés y Abraham a partir del relato de Pedro (Darwin Shaw). El relato, basado en la miniserie La Biblia, cuenta con el actor portugués Diogo Morgado en el papel de Jesús y se desarrolla desde su origen humilde, sus enseñanzas y milagros hasta la persecucuón de Poncio Pilatos, la crucifixión y la resurrección final. Si se la compara con La pasión de Cristo, ésta ofrece una mirada más edulcorada y educativa pensada para captar a mayor cantidad de espectadores, pero el resultado no deja de ser tibio en varios de sus tramos. La aparición de Jesús sobre las aguas está lograda, como así también la escena de la multiplicación de los peces, pero los romanos no son creíbles, especialmente el Poncio Pilatos encarnado por Greg Hicks.
Hijo de Dios es una película que quiso abarcar el Nuevo Testamento completo, ya que hasta hace mención del Apocalipsis, pero con una realización llena de agujeros que no aporta nada ni le llega a los talones a sus antecesoras. Comienza la proyección dando la sensación que nos van a narrar la Biblia completa, ya que se hacen referencias a Adán, Eva, Noé, etc., etc. pero...
Amarás al cine como a ti mismo. "¿Qué es la verdad?", expresa un desorientado Poncio Pilato al abandonar su confrontación dialéctica con Jesús y entender que a este no parecía interesarle lo que podía llegar a ocurrir con su vida, futuro poco auspicioso por cierto. ¿Qué tan difícil puede ser calificar una película que proviene de un guión escrito hace más de dos mil años? Detrás de lo sagrado, del mito y la épica que nadie pretende -al menos desde este lugar- poner bajo la lupa, hay una forma de narrar, una manera de presentar los personajes y una elección que afecta al desarrollo de una historia. ¿Será la mejor? No lo sabremos nunca. Es en este sentido entonces que tenemos que apreciar la obra de Christopher Spenser, Hijo de Dios (Son of God, 2014), adaptación cinematográfica de la miniserie La Biblia, que pudo verse hace poco tiempo por la pantalla de History Channel. Una vez más se nos presenta la vida de Jesús, haciendo especial hincapié en los acontecimientos ocurridos durante esa semana tan cara a los sentimientos cristianos. Es decir, desde el Domingo de Ramos hasta la Pascua de Resurrección. Tres categorías conceptuales nos servirán como ejes de análisis para comprender concretamente en qué aspectos Christopher Spenser pretendió diferenciarse de las obras predecesoras y cómo buscó acercarse y movilizar a un espectador que -seguramente él lo cree así- no verá con buenos ojos encontrarse con alguna extraña sorpresa.
Hijo de Dios es un denso y sobre actuado film sobre la vida de Jesús A esta altura creo que no es necesario tomarse el tiempo para relatar la vida de Jesús. Sean creyentes o no, ya habrán visto, leído o escuchado muchas de las parábolas de Biblia que se ven reflejadas en este film. Al fin y al cabo Hijo de Dios no es mas que eso, una recreación -muchas veces demasiado literal- de los pasajes de la Biblia mas importantes que involucran a Jesús y sus 12 apóstoles. Referirse a Hijo de Dios como una obra con relato clásico seria un error. La película es mas bien una serie de cortos que se desarrollan uno detrás de otro y que la única razón que tienen para estar encadenados de esa forma es porque así está escrito en La Biblia. Sin dudarlo, los creyentes o gente de fe que estén con ganas estas Pascuas de ver una versión edulcorada sobre la vida de Jesús encontrarán en este film lo que están buscando. Incluso podría decir que es una buena forma de introducir a los mas chiquito en el aprendizaje de los santos evangelios. Pero hasta ahí llega todo lo bueno que puedo decir sobre Hijo de Dios. Para entender porque esta película no funciona como tal, tenemos que remontarnos a sus orígenes. En el año 2013 se produjo la mini-serie La Biblia para History Channel. Esta contaba en 10 capítulos los pasajes mas importantes del evangelio y estaba dividida de la siguiente manera: En el Principio, Éxodo, La Tierra Prometida, El Reino, Sobrevivir, Fe, Misión, Traición, Pasión y finalmente Coraje. Este evento televisivo resultó un éxito rotundo (al menos para los estándares de la TV por cable), tan esa así que llamó la atención de la buena gente de los estudios Fox, quienes sin dudarlo se hicieron con los derechos cinematográficos. Lo primero que podría imaginar uno es que los productores rápidamente pusieron manos a la obra y filmaron una nueva adaptación… pero nada mas lejos que eso. Fíjense que gran canallada es esta película que ni siquiera se molestaron en hacer tal cosa. Fox tan solo editó los pasajes referidos a Jesús, los incorporó en esta cinta, grabó una nueva voz en off y la estrenó directamente en cines como el evento cinematográfico del año. Lo que hace un año se podía ver en TV, hoy lo encuentra en su sala favorita y por el módico precio de $___ (rellenar con el valor de la entrada al cine de tu preferencia). Todo lo comentado anteriormente hace que Hijo de Dios, desde su gestación, no esté pensada como una película. Esto se nota fácilmente en lo errático de su relato, ya que pareciera no seguir ningún hilo conductor, cosa que se intenta solucionar vilmente con el recurso de la voz en off. Incluso algunos aspectos de la producción (como ciertos sets y efectos especiales) están muy lejos de la calidad que podríamos esperar de una producción de esta índole. Conclusión Hijo de Dios pone al descubierto la peor cara de Hollywood ya que es un film que pretende hacer negocio abusando de la buena fe de sus espectadores. Es una película aburrida, sobre actuada, con valores de producción cuestionable y, peor aun, sin ningún tipo de coherencia cinematográfica.
White Jesus is back. Es increíble que en pleno siglo 21 todavía se hagan películas sobre la vida de Jesús con el enfoque que presenta Hijo de Dios. Un estreno que en realidad es una versión editada de la miniserie La Biblia, emitida por el History Channel, que en materia de contenido y realización, no estuvo al mismo nivel de otras propuestas superiores que se conocieron por ese canal como Hatfields y McCoys o Vikingos. Este es un proyecto de Mark Burnett, ex combatiente inglés de la guerra de Malvinas, quien se hizo famoso en Hollywood al crear otras obras de gran contenido espiritual como los reality shows Survivor, El aprendiz (Donald Trump) y Combat Missions. Hijo de Dios una vez más vuelve a presentar al Jesús de las estampitas y el merchandising del Vaticano, cuyo aspecto europeo, onda Thor o Marco Antonio Solís, tiene poco que ver con los rasgos que podría haber tenido un hombre nacido en la región de Oriente Medio. El tema es que para el pueblo del Tío Sam que Jesús se vea con el aspecto de un miembro de Al Qaeda no es una idea aceptable. Por consiguiente, esta película sigue la línea tradicional del clásico Jesús blanco hollywoodense, cuyo rol principal para empeorar esta situación quedó a cargo de Diogo Morgado, un actor portugués de telenovelas, quien no estuvo a la altura de semejante papel. Un sujeto que más allá de tener una impecable cabellera brillante y sonrisa de publicidad de perfumes, no hace otra cosa que presentar una interpretación bastante superficial y estereotipada de este personaje histórico. Es como el recordado Che Guevara de Gerardo Romano. El trabajo de Morgado es una gran pose que nunca logra transmitir con convicción el rol que interpreta. Las palabras de Jesús en boca de este actor no tienen ningún tipo de impacto emocional y es un detalle que no se puede dejar pasar en una producción de este estilo. Morgado se defiende mejor hacia el final, en la parte de la crucificción, donde no tiene que hablar tanto y su labor se centra más en la acción física. Lo cierto es que Hijo de Dios es una película que también se podría haber titulado Jesús: Grandes éxitos, ya que sólo se limita a ofrecer un compilado de sucesos famosos de la Biblia sin ningún tipo de profundidad, donde el personaje principal quedó reducido a la banalidad absoluta al igual que sus enseñanzas. Esto va más allá del hecho que se editó la miniserie de 10 horas en un film para el cine. El tratamiento de la historia en general es bastante superficial y presenta una adaptación de manual de catecismo muy endulcorada y ascéptica. Por otra parte, la narración del director Christopher Spencer está trabajada como si se tratara de una película de Marvel, donde Jesús es retratado prácticamente como otro miembro de los Vengadores. Es decir, el mago que hace milagros tiene prioridad sobre el líder espiritual. En el acto final se vuelve un poco más interesante cuando explora el aspecto político del arresto y asesinato del protagonista, pero esto tampoco consigue levantar la película. Lejos de ser una propuesta con contenido interesante, Hijo de Dios es un gran negocio que el productor Burnett logró hacer con los sectores religiosos más conservadores de la sociedad norteamericana y le salió redondo. De hecho, hace poco estrenó en Estados Unidos, The Bible: Son of God Tour, que es un espectáculo musical basado en este film, donde artistas de música cristiana interpretan canciones inspiradas por esta producción. Burnett la está juntando con pala en estos días y no está mal. Ahora bien, si querés ver una buena película sobre la historia de Jesús tenés que acudir a los clásicos de Scorsese (La última tentación de Cristo) o Pier Pasolini (El Evangelio según San Mateo) porque esto, en mi opinión, es una aburrida perdida de tiempo.
La Biblia no solamente es el libro más “vendido” de todos los tiempos, también sus textos han sido los más adaptados tanto en cine como en otros medios. Entonces a la hora de encarar una nueva adaptación ¿en qué se puede variar para que se diferencie de otras adaptaciones? Sobre esto hay mucha tela para cortar, a lo largo del tiempo se inclinó hacia la polémica, hacia la violencia, hacia el realismo despojado, hacia lo teatral, al cambio de registro de estilos, y hasta la adaptación muy libre volcada hacia la aventura como lo demuestra la reciente y fallida Noé. Hijo de Dios de Christopher Spencer retoma nuevamente los lineamientos del Nuevo testamento, y por el contrario, su premisa está en no innovar. Con la voz en off de Juan (Sebastian Knapp) llevando adelante la narración, la introducción será con un breve racconto sobre los “acontecimientos” más importantes del Antiguo Testamento con imágenes a la manera de tráiler; así nos introduce a la llegada del mesías a la Tierra. Supongo no es necesario en estas líneas hablar de cuál es el argumento, Jesus irá reuniendo a sus apóstoles y a sus fieles, la cúpula judía se verá amenazada lo mismo que el poderío de los romanos encabezados por un Poncio Pilatos descomprometido; lo cual nos adentra en los hechos conocidos como La Pasión que justamente se conmemoran en esta semana. Decimos que Hijo de dios no busca innovar porque toma elementos de varios films que tocaron la historia previamente. El uso del ralentí se asemeja al abusado por Mel Gibson en La Pasión de Cristo; la teatralización de escenas, la puesta en escena y el tono debe mucho al Jesús de Nazareth de Franco Zefirelli; y la construcción de textos y diálogos encuentra su símil en las miniseries de la RAI. De esta mezcla de estilos, Spencer logra un film que va cambiando de formas, pero que logra el cometido de satisfacer al público al que indiscutidamente va dirigida. Hijo de Dios toma frases textuales del Nuevo Testamento, busca alejarse de cualquier tipo de polémica, y no enfatiza entre malos y buenos, es claramente un film religioso. Su público es el devoto, elección que termina siendo acertada. Christopher Spencer tiene trayectoria lejos del cine, en documentales de NatGeo o History Channel, eso se nota en la construcción del film que irá sumando peso mientras avance el metraje. Si a la primera media hora le cuesta hallar el lenguaje cinematográfico y resulta como puesta de viñetas, progresivamente llega la cohesión a medida que entramos en La Pasión en donde el film finalmente hallará su forma. Con un elenco casi desconocido, el Jesús del portugués Diogo Morgado tiene carisma aunque carezca de cierto escénico. De ambiciones medidas, Hijo de Dios tiene la buena elección de dirigir a su público. No busca ser una superproducción imponente, ni plagarse de efectos impactantes. Cuenta una historia que ya ha sido trasladada al cine repetidas veces, y su intención, noble, es la de llevar la palabra a las imágenes, ni más ni menos que conseguir eso.
Justo a tiempo para Pascuas llega a las salas locales Son of God, la oportuna condensación de The Bible, la miniserie del History Channel. Contando los grandes episodios de la Biblia en diez capítulos, esta adaptación para la pantalla grande toma el foco obviamente en la figura de Jesús y vuelve a repetir una vez más una historia que ya tiene dos mil años y casi el mismo número de versiones. A primera vista una transposición mucho menos polémica que la brutal The Passion of the Christ de Mel Gibson, el film de Christopher Spencer producido por Mark Burnett -dueño de franquicias como Survivor y The Apprentice- sabe a donde apuntar y su público es principalmente esa masa católica que cada país posee. En Estados Unidos se estrenó a fines de febrero y tuvo un excelente primer fin de semana, donde recuperó el presupuesto invertido. Y es que Son of God juega a lo seguro, no provoca ni tampoco suscita pasiones, sino que repite esquemas gastados una y otra vez. Todos los grandes milagros que Cristo hizo se encuentran presentes, pero con una falta de calidez abismal. La arista Occidental de la caracterización del ícono religioso recae en Diogo Morgado, un actor de buen ver, con un pelo salido de una propaganda de Pantene y una sonrisa que mata, pero cuyo carisma no alcanza para personificar con creces a un personaje tan popular como complicado. No todo estaría perdido si el guión encarase nuevos puntos de vista, pero la revisión paso a paso de todos los momentos de enseñanza terminan siendo aplastantes en una película que dura casi dos horas y media, y de la cual el espectador promedio ya sabe absolutamente todo lo que va a suceder. Quizás sirva para la escuela dominical o para ser difundida en televisores en el parque temático Tierra Santa, pero en una pantalla de cine pierde toda proporción alguna -tengamos en cuenta que la historia fue y es pensada para la televisión, donde ya se emitió el año pasado-. Ni la convicción religiosa más férrea puede salvar a Son of God de ser extremadamente conservadora e inútil. Propongo entonces -y si les interesa el tema- gastar menos de ocho horas en ver la serie completa y no esta versión acortada, o pasar totalmente de ella a menos que estén interesados en presenciar una película demasiado edulcorada de la vida de Jesús. Total, con el aluvión de chocolates este fin de semana ya tendrán suficiente azúcar en sangre.
¿De qué hablamos cuando hablamos de Jesús? Llama la atención el estreno comercial de Hijo de Dios, tanto por su origen televisivo (recordemos que este largometraje es un recorte de la serie La Biblia que se emitió originalmente en History Channel), como también por su increíblemente anacrónica propuesta que ya se explicitaba en el tráiler, una mirada absolutamente convencional y gastada de la vida de Jesús. En Mar del Plata -por ejemplo- se estrena en más salas que Divergente que es la última súper-exitosa saga juvenil. Así las cosas, cualquiera que haya tenido que ir a catequesis de pequeño se encontrará con una descarada reafirmación de lo que le dijeron que significó Jesús. Hijo de Dios La película de Christopher Spencer es hija fiel del estilo de History Channel para sus recreaciones ficcionales. Tanto ciertos planos televisivos característicos como el tono melodramático y solemne están allí dándose una panzada de casi dos horas y media. Vale remarcar el espantoso montaje. Dado que esta película es un recorte de la serie La Biblia que dura unas cuantas horas más, uno piensa que había material suficiente como para armar al menos un par de horas técnicamente decentes. Sin embargo, veremos que allí están los cortes abruptos y sin sentido, y constantes panorámicas de una Jerusalén digital que intenta regresarnos a la acción después de unos comerciales que en la sala de cine no existirán (al menos durante la película). Y más allá de esta molestia constante, Spencer y su montajista Robert Hall, fallan en encontrar una buena cantidad de escenas previas a la última semana de Jesús en Jerusalén que ayuden a comprender y a construir al personaje. Sí, hay algunas secuencias famosas por ahí, pero contadas con displicencia, como un trámite. La escena de los cuarenta días de Jesús en el desierto tentado por un Satanás demasiado parecido al doctor Doom de los cuatro fantásticos da un poco de vergüenza. Judas Ninguna época está preparada a recibir a alguien que se autoproclame el hijo de Dios. En su momento Jesús terminó muerto clavado en una cruz. Hoy terminaría en un psiquiátrico, tan sólo por su extraña negativa a realizar milagros espectaculares que dejaran a todos sin la más mínima duda; Jesús no conoció a Roland Emmerich. Pero el principal problema de Cristo siempre ha sido su padre. Dios lo manda a la tierra a salvar a la humanidad corrompida (la misma humanidad que ya había destruido por corrupta en tiempos del diluvio universal). Jesús viene a este mundo con una fijación por las parábolas y las metáforas que nadie termina de entender, por lo cual cuando la cosa se pone difícil el pueblo lo traiciona, Pedro lo niega y lo más extraño de todo, las acciones de Judas. Abelardo Castillo tiene la teoría de que Judas era el discípulo que más amaba a Cristo y, también el más fiel, que hace lo que hace porque Jesús se lo pide para que los acontecimientos se precipiten según está escrito. Judas cumple y luego se suicida y su nombre es injuriado por los siglos de los siglos, el peor destino para el que más amaba a Jesús. A la manera de Abelardo, es la más triste y hermosa historia de todo ese mamotreto que es el final de la vida de Cristo. Jesús muere La crucifixión ha sido el símbolo perfecto para la propagación de la fe cristiana a pesar de su falsedad moral. Jesús muere en la cruz para conseguir clientes para su padre pero no por la redención de nuestros pecados. Está claro que si Dios existe, es un cínico patológico y también está clarísimo que, antes y después de su hijo, el mundo no ha hecho más que seguir igual de malo. Siempre mueren inocentes.
El actor portugués Diogo Morgado quien interpreta a un Cristo que parece salido de una estampa, pero lo hace cargado de emoción y ternura. La película, como los recordados clásicos del género REY DE REYES o LA HISTORIA MAS GRANDE JAMÁS CONTADA abarca desde el humilde nacimiento de Jesús en un pesebre hasta sus enseñanzas, crucifixión y resurrección final. Fiel al Nuevo Testamento, HIJO DE DIOS, es claramente un producto fílmico para la familia, lejana a la sanguinolencia del filme de MEL GIBSON, es didáctica, pero también poderosa en su diseño de producción, haciendo gala de locaciones exóticas, un vestuario creíble, y numerosos extras para las escenas más impactantes. Y como si fuera poco la música de HAN ZIMMER intensifica lo poderoso del relato. Ideal para disfrutar en Semana Santa.
Siguiendo la Biblia al pie de la letra El portugués Diogo Morgado compone a Jesucristo. Si usted pagó su entrada para ver Hijo de Dios, cuando comience la proyección no se levante de su butaca. No se ha equivocado de sala en el multicine. A esos dinosaurios peleando le seguirá el Arca de Noé embistiendo las aguas, y hasta estarán Adán y Eva. Uno de los apóstoles, Juan, llevará adelante el relato para contarnos cómo Dios siempre estuvo, está y estará en la Tierra. Es una suerte de preámbulo de lo que es Hijo de Dios, una película que sigue casi al pie de la letra lo que dice la Biblia. Centrándose en Jesús, y no solamente en su Pasión. Así, el filme está a kilómetros de la crueldad que puso en pantalla Mel Gibson hace diez años en La Pasión de Cristo -que, un dato no menor, con sus 2.800.000 espectadores es una de las películas más vistas en la historia del cine en la Argentina-. En parte, quizá, porque es la parte de la miniserie La Biblia que Christopher Spencer estreno en History Channel el año pasado. No hay, por supuesto, nada nuevo, ni una investigación realizada para aportar otros puntos de vista o lo que fuera. Sí hay efectos que permiten, en el cine del siglo XXI, atraer seguramente a los más jóvenes una vez que se sumerjan a la historia bíblica. A Jesús se lo sigue desde sus humildes comienzos, pasando por cómo la gente comenzó a seguirlo, su encuentro con Pedro en el Mar de Galilea, su ingreso a Jerusalén. Obviamente la fecha elegida para el estreno local es adecuada. Lo más destacable en la película es la puntillosidad con la que se narran los hechos, sin recargar las tintas en algún milagro o personaje (Barrabás, Poncio Pilato, Caifás). Los religiosos israelíes son pintados como temerosos e incrédulos, y tal vez a la actriz que compone a María (la irlandesa Roma Downey, también productora) le sobran cirugías estéticas que seguro no se hacían en los tiempos de Nuestro Señor. Las dos horas y cuarto que dura Hijo de Dios, y pese a que la historia es conocida por todos, pasan como si nada, quizá debido a las proporciones épicas, y a los acordes que el gran Hans Zimmer compuso para acompañar la historia.
Solo para los que están convencidos La configuración de los títulos finales, con los créditos de los productores (entre los que figura el ubicuo creador de reality shows Mark Burnett) por delante del director, habla de lo atípico de este proyecto, cuya hechura televisiva queda en evidencia desde el vamos. Subordinada a un proyecto más amplio (una miniserie que verá la luz en la TV argentina a fin de año), Hijo de Dios sólo tiene de cinematográfico el aprovechamiento de la pantalla ancha y de los efectos visuales digitales a gran escala (sobre todo en las panorámicas de la antigua Jerusalén) para contar en una sucesión de viñetas la vida de Jesús. En este sentido, lo visual funciona como mero complemento ilustrativo de una narración pensada sólo para que el creyente adulto confirme y ratifique sus convicciones religiosas. Este Jesús (el ex modelo portugués Diogo Morgado) viaja de la transparencia absoluta de una vida dscripta con máximas y parábolas a la violencia de la Pasión, un exceso realista dentro de un film sin cuerpo ni espesor, que sólo aspira a ser pura espiritualidad.
Pasión americana Adaptación de una serie producida por History Channel, nadie entiende muy bien esta enésima producción hollywoodense sobre el origen del cristianismo, con el portugués Diogo Morgado en el rol de Jesús de Nazaret. Cabe aclarar que parecen más de las que son: Cristo fue inicialmente retratado de modo oblicuo, como al pasar, en films como Ben-Hur, hasta que Rey de reyes, de Nicholas Ray, instaló la primera Pasión cinematográfica en 1961. La versión de 1977, conducida con rococó por Franco Zeffirelli, tiene la virtud de haber encontrado al modelo definitivo de Euro-Jesús en la figura de Robert Powell. Obviamente, luego llegaron versiones escabrosas: La última tentación de Cristo, de Scorsese, y La Pasión, de Mel Gibson. Hijo de Dios es por lejos la más mediocre de las adaptaciones y va dirigida al norteamericano de clase media, siempre listo a reafirmar sus valores. Una clave (y al mismo tiempo lo más destacable en la dirección del film) es la recurrencia a presentar a Roma como precursora del modelo imperial americano, la condescendencia de Pilatos con los súbditos judíos y su rechazo a la variante revoltosa, de fácil homologación con la actual situación en Medio Oriente. Casi perfecto para dogmáticos a rajatabla, muy pobre en términos cinematográficos.
Decime ¿cuántas películas sobre la historia de Jesús hemos visto/se han hecho, Tanto en televisión como en cine? Muuuchas... Ok, con esto como partida, estamos frente a otra versión de la vida de Jesús de Nazaret, contada de forma plana y con un final (no es spoiler) que ya todos sabemos. El director, Christopher Spencer, viene de realizar la miniserie "La Biblia", y esta es su adaptación, al pie de la letra, de la versión de History Channel. Diogo Morgado también viene de la versión televisiva y salta a la gran pantalla, y lo que hace, es correcto, está muy bien. Peli, quizás, para los más chiquitos, para que entiendan de forma didáctica la vida de Jesús, y para quienes quieran ver una nueva versión, ya saben, acá está, en todos los cines del país.
Un relato destinado a los católicos, que sigue al pie de la letra la historia bíblica del nacimiento hasta la muerte de Jesís, con un oportuno estreno en Semana Santa. No hay riesgo, innovaciones ni originalidad. Tiene un encanto naif que atraerá al publico que la pasa bien con este tipo de relatos y para los creyentes ningún conflicto. Mejor realizada la primera parte que la ultima.
El portugués Diogo Morgado considerado el Jesús más sexy de la historia, ahora en la pantalla grande. Es la adaptación cinematográfica de la miniserie de “The History cannel”: “La Biblia” (2013), la película que narra la vida de Jesús de Nazaret, desde su nacimiento hasta su crucifixión y posterior resurrección. El director Spencer es un buen investigador que ha realizado varios documentales y series para la televisión, y este es todo un desafío: llevar a la pantalla grande este film y abordar un tema y la vida de un personaje histórico que ya fue representado por muchos como: Jeffrey Hunter en “Rey de Reyes” (1961); "Jesús de Nazaret" (1977) de Franco Zeffirelli cuyo protagonista fue Robert Powell en el papel de Jesús; "La pasión de Cristo" (2004) de Mel Gibson protagonizada por Jim Caviezel, cada uno de ellos le han puesto su impronta y en esta nueva versión quien se pone en la piel de Jesús es el ex modelo portugués y galán de telenovelas Diogo Morgado. La película en Estados Unidos y en el mundo viene recaudando varios millones de dólares logrando una buena respuesta del público, veremos que pasa en nuestro país, ya que justo se estrena en jueves santo. Esta entrega que viene de la mano del director Christopher Spencer puede servir para reflexionar y podría ser ideal para aquellos que no conozcan la historia y no hayan visto las películas citadas anteriormente. Todo comienza (haciendo rápidamente referencias con la voz en off del Apóstol Juan) con Adán y Eva, Noé, Moisés y Abraham y luego el relato de Pedro (Darwin Shaw). La narración se centra en el nuevo testamento, allí se encuentra todo lo que dice la biblia y el que la conozca no se va a encontrar con nada nuevo en este film, tiene momentos épicos y dramáticos, vale aclarar que resulta bastante distinta a "La pasión de Cristo", ya que esta se detenía en las últimas doce horas de Cristo, resultando bastante realista, sangrienta, cruel y hablada en arameo. En cambio esta versión es similar a la de Franco Zeffirelli, más clásica, estética y que se adecua a las parábolas bíblicas, con algunas tomas en CGI, cuenta con un buen vestuario, varios extras y la banda sonora de Hans Zimmer (“Gladiador”; “El origen”), posee falta de ritmo y por momentos tiende aburrir. En cuanto a las actuaciones, son muy pocas las que se destacan, personajes naif y algunas actrices tienen mucha cirugía estética. Acompañan en el elenco: María (la irlandesa Roma Downey, también productora), María Magdalena (la inglesa Amber Rose Revah), Poncio Pilatos encarnado por el inglés Greg Hicks, San Simón Pedro (el inglés Darwin Shaw), Claudia (la inglesa Louise Delamere), Caifás (actor inglés Adrian Schiller), entre otros.
El espíritu y la carne El relato de Jesús, de su ascenso y su debacle, sus periplos y proezas sobrenaturales, nunca va a dejar de ser relevante. Nunca va a perder vigencia porque atraviesa al espíritu humano de una forma inextricable. Y tiene tantos estratos distintos; Jesús el hombre, el superhombre, el anhelo de trascender su condición humana y la colisión con todas sus inquietudes terrenales. El cinismo destronado por la ratificación de su propio ensimismamiento. Jesús el mártir, Jesús el santo, y la confirmación de su potestad divina. Esa dualidad entre carne y espíritu que tan bien describe Nikcos Kazantzakis en su novela La Última Tentación de Cristo y que con tanta sensibilidad retrata Martin Scorsese en su adaptación se achata por completo ante la infusión de banalidad que ofrece Hijo de Dios (Son of God, 2014). La indignación frente a este tipo de películas debería ser universal. De la gente religiosa por la trivialización de su figura de culto y de quienes no lo somos, a quienes nos gusta el cine, por lo execrable del concepto de narrar linealmente los “hechos” de una versión oficial exprimida y abordada por todos los ángulos posibles en un tono desprovisto de ímpetu y carácter con el único propósito de explotar la convocatoria masiva y la polémica inmediata que despierta la vida del hombre más importante de todos, el hijo del Señor. Hijo de Dios es un recuento de toda la estadía de Jesús de Nazareth sobre la tierra. Desde su nacimiento bajo el cielo estrellado de Belén hasta su crucifixión en Jerusalem 33 años después, bajo el azote implacable de Poncio Pilato. Con una progresión más bien fiel al Nuevo Testamento, la película hace uso de recursos digitales considerablemente rudimentarios para recrear la serie de milagros que estructuró la fama de Jesús. Tal vez este estreno posibilite revisitar otros clásicos para regodearse o lamentarse en su contraste. Con estas producciones, la llegada de Noé (Noah, 2014) todavía fresca en las grillas, las fábulas bíblicas parecen perder cada día más prestigio. ¿Algo nuevo que valga la pena? En vísperas de esta nueva celebración de la consumación de Cristo no dejen de buscar Fist of Jesus en Youtube, un corto español de una mirada poco convencional sobre el rostro humano de la santa trinidad.
Hijo de Dios es la adaptación cinematográfica de la miniserie “La Biblia”, de History Channel, y cuenta la historia de Cristo. Hay algo innegable en Hijo de Dios (Son of God, 2014), y es que su director, Christopher Spencer, tiene un dominio de la edición tan adecuado como sorprendente: logra hacer de una miniserie de televisión una película de menos de dos horas y media que sale airosa en un contexto donde el mainstream de la industria da cada vez más tropiezos. Esta adaptación al cine de la exitosa serie La Biblia, que History Channel transmitió el año pasado, se suma a una larga tradición del género bíblico y lo hace destacándose en la seguridad de su director para contar, mediante un montaje económico y ágil, la historia del Mesías, el Rey de los judíos, el hombre que fundó una religión y cambió la Historia de occidente para siempre. Spencer narra sin dar vueltas y con dinámica el nacimiento, los años de predicación y enseñanza, la crucifixión y la resurrección. Algunos de los aciertos del filme son la emoción lacrimógena que provocan las escenas acompañadas por los arreglos emotivos de Hans Zimmer, las elipsis, el flashback para mostrarnos el evangelio según Juan y los primeros planos a Jesús, interpretado por el actor portugués Diogo Morgado. Ya se sabe: se lo acusa de blasfemia, de amenazar con destruir el templo de Dios y de incitar a una rebelión que podría acabar con Jerusalén. Se lo condena a muerte. Cada frase que Jesús pronuncia cae con la fuerza de un martillazo: "Denle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios", "Quien crea en mí no morirá jamás", "Soy el principio y el final". Todo es posible con Dios, dice Jesús. Todo es posible en el cine. Si bien la película está hecha con una dosis justa de efectos especiales, lo negativo es que los personajes no se relajan en ningún momento y hablan todo el tiempo en un tono excesivamente dramático, con mucho llanto de por medio. También juegan en contra el efecto del agujero en la mano de Jesús (que puede considerarse una torpeza), su look ultra hippie (el detalle del morral está de más), el descuido alevoso de los dientes que brillan por su blancura y la mala elección de la actriz que interpreta a la madre María (hubiese sido preferible un rostro con menos cirugías). Sin embrago, Hijo de Dios posee una extraña capacidad para reavivar en los espectadores, aunque sea por un rato, la llama del catolicismo, sobre todo en los que dudan hasta el último como Tomás y en los que tienen poca fe como Pedro.
Es una película ascéptica para un filme poco escéptico, es un film vainilla, está bien hecho, es correcto, pero no tiene mucho sabor, no es un filme apasionado. No es tan fiel a las escrituras como dicen, es fiel espíritu pero no al texto. Para los devotos un 7.5, para los amantes del arte cinematográfico un 3.5. Escuchá la crítica radial completa (click en el link).
Biblia para Dummies No es casual que esta película esté tan mal filmada y actuada. Se trata de la adaptación al cine de la miniserie de History Channel, La Biblia. La pregunta que uno se hace mientras mira Hijo de Dios es si al adaptarla a cine era necesario mantener una estética tan televisiva y tan berreta (que no es lo mismo, algo necesario de aclarar, especialmente cuando quizás vivimos la edad de oro de la ficción en la pantalla chica, con series que tienen más “cine” que la mayoría de películas producidas en Hollywood en los últimos diez años). Hijo de Dios viene a representar toda la chatura y la inocencia de los directores con menos visión del mundo. Un relato de iniciados para iniciados, pero no sólo en cuanto a materia cinematográfica (probablemente al que le guste esta película no vio nada de lo que se viene haciendo en el séptimo arte referido a la vida de Jesús), sino también a aquellos cuya fe no está muy arraigada al catolicismo y tienen poco conocimiento de dicha religión. Con su comienzo edulcorado e innecesariamente narrado con voz en off, la película trata de abarcar toda la Biblia, deteniéndose en la pasión de Cristo -tramo en el que desaparece la voz en off, en una muestra de irregularidad narrativa deplorable- y volviendo a casi el final del libro con una rápida explicación de los hechos. No sólo tienen 3 horas para contar una historia harta contada en el cine, sino que no les alcanza y el filme de Christopher Spencer no termina decidiéndose por algo en particular. O adaptás la Biblia o contás la pasión de Cristo, no las dos. Para eso ya está la serie en que se basa este pésimo guion. Allá quedan las grandes obras de Scorsese y Mel Gibson, de quienes Spencer se roba descaradamente muchos elementos hasta de puesta de cámara y puntos de vista. Particularmente, la escena del Via Crucis es prácticamente una remake deforme y torpe de la brillante versión dirigida por Gibson, incluso hasta apelando a un flashback idéntico al que se le ocurrió al director en el polémico y memorable filme protagonizado por Jim Caviezel. En cuanto a la caracterización de Jesús, el portugués Diogo Morgado (que hizo el mismo papel en la serie de History Channel) no tiene mucho más para aportar que una risa anodina que se queda a mitad de camino entre lo angelical y lo sexy, lo cual queda muy bizarro tratándose de una ficción bíblica. El Jesús de Morgado queda entre los peores que se hicieron en cine y ya es objeto de burla en muchos portales web, algo totalmente merecido. No hay mucho para decir sobre Son of God. Es una película olvidable, en todo su conjunto, más allá de que su excesiva duración y excesiva sensiblería calen por un rato en el espectador gracias a una historia que no necesita de grandes adaptaciones artísticas para conmover a los fieles y no tan fieles.
Versión enlatada de la vida de Jesús "Hijo de Dios” es la adaptación a versión cinematográfica de la serie de TV “La Biblia”, producida por Mark Burnett y Roma Downey para History Channel, que fue un éxito en la temporada de 2013. Dicen los realizadores que la serie surgió con la idea de llegar a las nuevas generaciones de televidentes para atraerlas a los temas bíblicos. La película, dirigida por Christopher Spencer, tiene un explícito formato televisivo, desde el casting de actores, las locaciones con un moderado aunque evidente uso de tecnología digital, la banda sonora utilizada para acentuar algunos climas dramáticos, hasta la teatralización casi escolar de las distintas secuencias de la vida de Jesús, según las narraciones del Nuevo Testamento. Al comenzar con un monólogo de Juan ya anciano recordando los hechos, el film da a entender que la versión se basa en el Evangelio de San Juan, quien tiene a su cargo también el cierre final del relato. El guión alterna diálogos entre Jesús y sus seguidores con determinados sucesos destacados por los apóstoles, como hechos milagrosos y algunas frases de las más conocidas que se atribuyen al Mesías. Paralelamente, se muestran las intrigas entre los patriarcas judíos, a quienes se los ve preocupados por la creciente influencia del hijo de María en la población, lo que perciben como una amenaza a las tradiciones y al poder que ellos representan. Problemas que llegan a los oídos del prefecto nombrado por Roma (Poncio Pilato), porque, como se sabe, los hechos sucedieron durante la ocupación de Jerusalén por parte de los romanos. El enfoque hace bastante hincapié en las implicancias políticas que adquiere la figura de Jesús, en circunstancias en que el pueblo era expoliado por el poder imperial del César, lo que generaba protestas y revueltas. Al advertir los patriarcas que en torno de Jesús se reunían muchos pobladores descontentos con la situación, pensaron que Pilato podía ser un buen aliado para sacárselo de encima. Como se sabe, a Jesús se lo somete a un juicio y termina siendo condenado y crucificado junto a ladrones, asesinos y maleantes, pero Pilato deja que la decisión la tomen los judíos. El guión (a cargo del cuarteto compuesto por Richard Bedser, Christopher Spencer, Colin Swash y Nic Young) recurre en reiteradas oportunidades a ciertos toques de humor, sobre todo al retratar a los malvados, y se toma algunas leves licencias respecto de las Escrituras. El papel de Jesús fue confiado al ex modelo Diogo Morgado, cuya imagen parece salida de algunas estampitas estilo new age, aspecto que se vuelve un tanto bizarro y bastante gore en el momento de la crucifixión. Como casi siempre sucede, entre los malos se pueden observar matices actorales más interesantes. A Pilato se lo muestra como un burócrata rezongón preocupado por su carrera y al centurión a quien Jesús le restituyó la oreja cercenada por uno de sus discípulos se le da también un tratamiento destacado. Los personajes de Pedro y de Judas aparecen, asimismo, con una mayor profundidad y no son tan esquemáticos como todos los otros. Pero en general, es una versión bastante elemental y superficial, que seguramente no trascenderá más allá de un comentario de oficio.
Con todas las cuestiones relacionadas a la realización de una película: Producción, fechas de rodaje, actores, compromisos, superposición de estrenos, calendarios caprichosos, etc, es difícil clasificar esta época como un revivir del cine bíblico. La suerte y avatares de cada proyecto hicieron, y harán coincidir en 2014, a tres realizaciones de diferente factura como“Noé” (conocida hace un par de semanas), “Exodo” (a estrenarse en diciembre), e ”Hijo de Dios” que nos ocupa ahora. No es por aguarle la celebración de la Pascua a nadie, pero probablemente estemos frente a la más olvidable de las obras cinematográficas hechas hasta el presente sobre Jesús. ¿Hace falta decir de qué se trata? Sí puntualizar que la mayor parte del relato se centra en él, ya crecido, pasando por los hechos archiconocidos ya no por el catolicismo sino por toda la humanidad, como si fuera un cuadro sinóptico, pasamos por el “reclutamiento” de los apóstoles (sólo un par de ellos, no vaya a creer que alguna vez veremos cómo entran Andrés o Bartolomé), el desierto, la curación del ciego, Lázaro, las piedras por peces y pan, Caifás, caminar por el agua, las prédicas… no falta nada de lo visto en catecismo o en la tele. Las escenas, el vestuario de estampita, la opacidad de la fotografía, los decorados e insólitamente los efectos especiales (leve uso del CGI incluido), son de una mediocridad agobiante. Visualmente es difícil no pensar que el director depositó su entera confianza en la fuerza de la historia. Como si hubiera hecho una encuesta a la salida de una misa dominical para ver qué tipo de película quiere el público, además de creer que la corrección de su impronta como narrador sería suficiente para que los especialistas no lo destrocen. Christopher Spencer (justo ese nombre, vea usted) llega hasta ahí. Sin jugarse ni un poquito a ofrecer siquiera un relato desde el punto de vista de cualquier otro personaje. El de un apóstol de Jesús, el del burro que lo transporta a Jerusalén, cualquier opción hubiera sido más constructiva que la de hacer una remake lavada de “Rey de reyes” (1961), vista diez mil veces en la tele de antaño. Habiendo hecho documentales durante toda su carrera era esperable una floja dirección de actores, pero en este sentido el autor de “El hijo de Dios” logra superarse e inculcar a casi todo el elenco la expresividad de un omóplato. Hasta Pilatos (Greg Hicks) parece un villano de manual considerando que el personaje está interpretado por un actor que ya había participado en producciones anteriores sobre temática religiosa. Lo que será ver la miniserie, si éste es el recorte elegido para estrenar en cines. Los únicos que hacen su trabajo con compromiso hacia el personaje (y la historia) son los dos autores de la música: Lorne Balfe y Hanz Zimmer, es tan bueno lo de ambos que alcanzaría con poner el disco y leer la biblia en un sillón para emocionarse (y enriquecerse) con esa parte de las escrituras.
VideoComentario (ver link).
Publicada en la edición digital #261 de la revista.