Es innegable que Tarsem Singh es un genio en lo visual. Creó escenarios fascinantes en su debut La Celda y, ahora, en su regreso a la pantalla grande, sigue demostrando que no ha perdido un ápice de su talento. Pero poner a un sibarita de la fotografía detrás de cámara no garantiza una obra maestra, y eso es lo que ocurre con Inmortales. Es un filme plagado de virtudes pero, a la hora de evaluar el conjunto, el mismo nunca termina de cuajar como corresponde. El primer problema con Inmortales es que toma una historia muy conocida de la mitología griega - la épica de Teseo, la cual conocemos por Furia de Titanes, y que al parecer es la única que conocen los libretistas hollywoodenses -, y termina manipulándola como se le dá la gana. Los dioses no son deidades impresionantes sino seres humanos inmortales con poderes - ya sé que suena estúpido, pero la diferencia estriba en que esta gente puede ser asesinada de alguna manera... y de hecho, a lo largo del filme, algún que otro dios se muere en el fragor de una batalla (!!) -. Los titanes no son gigantes horrendos sino un puñado de tipos, empalados como un metegol humano, que reside en una jaula mágica enterrada en el interior de una montaña. Teseo es un tipo vulgar y silvestre, un bastardo fruto de una violación gang bang que sufrió su madre en sus épocas mozas, y cuyo mayor mérito es su valentía, razón por la cual Zeus decide adoctrinarlo, haciéndose pasar por su padrastro. Y la historia ha dejado de basarse en el capricho de una diosa malvada, celosa de la belleza de una mortal, sino que ahora se trata de un rey renegado que está decidido a conquistar el mundo y el Olimpo, el lugar sagrado en donde residen los dioses. Con lo cual todo esto termina resultando una especie de versión 2.0 de Furia de Titanes, disfrazada con la estética de 300 y con algunos cambios de reglas que resultan desconcertantes, y que me hacen acordar al grado de shock que tuve cuando ví el climax de Bastardos Sin Gloria. Definitivamente esto no es lo que esperaba de una épica de la mitología griega. El segundo problema con Inmortales pasa porque es algo estática. Hay muchos diálogos (quizás demasiados) que son más que correctos en su contenido, pero casi ninguno de ellos resulta emocionante. En un momento Henry Cavill se despacha con una arenga al estilo de Gerard Butler en 300... pero las palabras suenan huecas o repetidas, y el tono vocal de Cavill no da para inflarle bravura al discurso. Es que, en realidad, Inmortales se siente demasiado como una copia de menor calibre de 300. Los combates se ven muy parecidos, los escenarios extravagantes son similares, hasta la fotografía amarillenta parece un calco. Pero 300 tenía un puñado de personajes intensos con un fuerte sentido del destino, algo que aquí no aparece. El héroe es correcto pero quizás es demasiado estoico, y uno nunca termina de hacer causa común con él, aún cuando hayan matado a su madre delante de sus ojos. No es un problema del protagonista - el exuberante Henry Cavill, que actúa bien y tiene carisma de sobra - sino del libreto, que no termina de decidirse si debe humanizarlo o hacerlo épico. Por contra, el guión tiene muy claro qué hacer con el villano - Mickey Rourke, robándose cada una de las escenas que le toca, y haciendo su mejor imitación de Marlon Brando en Apocalipsis Now -. Hyperión es un tipo tan despiadado como fascinante, ya que se maneja con su propio sistema de valores morales. El tipo liquida a unos y protege a otros, y no se anda con chiquitas a la hora de mutilar gente. Como Brando en el filme de Coppola, parece vivir en un estado de violencia contenida generado por algún tipo de bizarra filosofía zen ... estado del cual abre, de vez en cuando, una puerta y deja salir toda la letalidad de su infierno interior. Las perfomances son muy buenas, los dialogos son muy correctos, la historia está ok (aunque los cambios de las reglas de juego sobre los dioses me suenan muy desconcertantes y bizarros). Pero... no es un filme que me emocione, ni tampoco es una película abundante en secuencias de acción. En comparación con Furia de Titanes me quedo con el filme de Louis Leterrier, simplemente porque me entretenía más con aquél que con éste.
En busca del arco perdido Relato de aventuras que sorprende desde lo visual (son los mismos productores de 300) y juega con la mitología griega a través de luchas sangrientas y de alto impacto. Inmortales asegura que los Dioses del Olimpo no deben influenciar ni entrometerse en las luchas de los hombres. Pero aquí ocurre lo contrario. Teseo (Henry Cavill, quien será el nuevo Superman) es un esclavo (y la promesa de los Dioses para guiar a su pueblo) que jura vengar el aesesinato de su madre en manos del perverso Rey Hyperión (Mickey Rourke), quien junto a su ejército siembra el horror y el caos en su conquista por el mundo y se lanza detrás del arco mágico de Epiro. El relato se mueve entre las visiones de una pitonisa (Freida Pinto, de El planeta de lo simios) que involucran al protagonista y escenarios creados digitalmente que se ven potenciados por el uso del 3D. Inmortales es contundente desde lo visual (el uso de la cámara lenta, la sangre en primer plano, la impresionante dirección de arte) y también presenta una galería de personajes funcionales a la trama. Superando a su rival Furia de Titanes, y con la dirección del hindú Tarsem Singh (La celda), la película construye un mundo milenario y le agrega el toque fantástico para impulsar su imaginería visual: el cielo habitado por Dioses estilizados y con vestuario propio de un megashow en contraste con una tierra caótica (la aldea) en la que los hombres intentan sobrevivir. El film tiene la rapidez y certeza de una flecha y, cuando lo necesita, recurre a la fuerza (como el martillo, las armas o los tormentos utilizados por los villanos) para construír un héroe que quedará inmortalizado en una estatua.
Nada nuevo bajo el sol La publicidad del film Inmortales (Inmortals, 2011) utiliza orgullosamente como su principal slogan que sus productores son los mismos del film 300 (2006). Esto no lo dice todo, pero si a esta presentación le sumamos las imágenes promocionales, no queda mucho por decir respecto del producto cinematográfico a ser presenciado. En pocas palabras, con muy pocos datos en su haber el público ya sabe qué es lo que verá en la pantalla: mucha sangre, torsos masculinos fornidos, cabezas cortadas por doquier y una trama inverosímil disfrazada de épica. A cambio de pasar dos horas con aire acondicionado, el precio no está nada mal. Cuenta el mito que cuando los seres inmortales libraron una batalla, los vencidos, ahora llamados titanes, fueron apresados en el interior del monte Tártaro. Por su parte, los vencedores, ahora los dioses, ascendieron a los cielos. El Rey Hiperion (Mickey Rourke) es quien ahora desea terminar con la humanidad y liberar a los titanes y así destruir Grecia. Pero Teseo (Henry Cavill), un campesino y guerrero elegido por los dioses, es quien deberá guiar a su pueblo para frenar a Hiperion y vengar también la muerte de su madre en manos de aquel. Una joven, valiente y seductora pitonisa auspiciará de guía de este muchacho, y será también quien vehiculice el infaltable romance del film. La presencia de Mickey Rourke es probablemente lo único rescatable de Inmortales. Como un despiadado e inescrupuloso villano, su caracterización en el film es más que acertada y acorde a la estética general. Todo lo demás es inconsistente, predecible, aburrido y repetitivo. Esta apreciación no tiene en absoluto que ver con el género del film, sino más bien con su extrema banalización. Es claro que este tipo de géneros se prestan a una estética determinada como la que proponen los productores de 300 y, más allá de los gustos, puede resultar atractiva a cierto público. Pero aquí, todo se torna tan absurdo que llega a resultar cómico. Pareciera ser que los tiempos míticos en el cine abren posibilidades fantásticas sobrenaturales sin rigor alguno y aquí es donde falla la película. Para jugar al relato épico apela a un tono serio y solemne que no deja siquiera lugar para una mínima emoción o espacio a la imaginación del público. A esta intrincada historia no le hace falta ningún elemento. O quizás haciendo alarde de sus recargadas imágenes, el relato no se abstiene de incluir nada, excepto la sobriedad. Ni siquiera se pide un poco de coherencia en un film que no busca en ningún momento conectar con lo verosímil, claro está. Pero la caricatura barata, básica, para nada simbólica de los mitos aquí ya aparece como un desquicio sin medida. El relato épico pierde toda dimensión y sentido, y lo que se sobredimensiona son imágenes vacías y hechas para hacer una película más en 3D.
Los mitos y leyendas de la Antigua Grecia nunca dejan de nutrir al cine, principalmente a Hollywood. Guerreros, monstruos, batallas, imposible no plasmarlos en la pantalla grande. Ahora le toca a Inmortales.
Inmortales es un festival visual que solamente se puede disfrutar a pleno en el cine. Lo mejor de esta producción es todo lo que tiene que ver con lo visual: la estética, los efectos especiales, el majestuoso vestuario, el color, el 3D, la imaginación, la sangre, las vísceras, las luchas, etc. etc. Todos aquellos que no se impresionen con batallas sangrientas cuerpo a cuerpo la van...
Con solo dos películas en su haber, Tarsem Singh se ha hecho acreedor de un estilo propio que impregna cada uno de sus trabajos, algo que ya evidencian los adelantos de su próximo film, Mirror, Mirror. Es esta marca registrada lo que pondrá la diferencia en Immortals un producto que le debe mucho a su antecedente más directo, 300. En ese sentido, el alto impacto visual de The Fall se hará presente en todo momento en esta nueva mirada sobre la mitología griega. Sin embargo, para ser un director que toma sus riesgos a la hora de filmar, en más de una oportunidad abandona sus ideas en pos de un proyecto dentro de los cánones de la industria, haciéndole el juego desde el título con el 3D y entregando secuencias similares a las de Zack Snyder, eso si, sin abusar del slow motion, dotando de buen ritmo cada combate de Teseo. Con esto quedará claro que, si bien el realizador indio siempre aporta lo suyo, el resultado final tiene muchas deudas para con el de los espartanos. Más allá de todo, cabe resaltar el buen trabajo del ahora muy vigente Mickey Rourke. Mientras todavía sigan existiendo villanos con deformidades, que justifiquen cicatrices o una espesa barba, allí estará él, uno de los mayores guerreros que el cine tiene para ofrecernos.
Películas como esta te inspiran a gritar a los cuatro vientos otra vez: Gracias Ridley Scott!! En materia de épica de acción la verdad que no hay con que darle. Es el más grande por lejos. De todos modos estas elecciones a la larga pasan por una cuestión de gustos personales y estilos cinematográficos. Aquellos que ven a 300 como una obra maestra reciente del cine no van a coincidir seguramente con esta reseña. El director indio Tarsen Singh, responsable de Inmortales, es un artista que se caracteriza por ser un auténtico maestro del cotillón visual. Como demostró en sus trabajos anteriores como La celda o El sueño de Alexandría es un realizador que apuesta más a la imagen de sus trabajos que a la historia y al desarrollo de sus personajes. El problema es que al igual que el ruso Timur Bekmamvetov (Se busca) es un sujeto que tiende a abusar hasta el hartazgo de la animación computada, tanto en la creación de los escenarios como en las secuencias de acción y el resultado por lo general termina siendo un producto insípido y artificial que en un principio logra atraerte por la opulencia visual, pero después te das cuenta que no hay mucho más que eso. Son películas a las que les falta corazón y parecen una larga presentación estilizada de un video juego de play station. Por eso elijo toda la vida el arte de Ridley Scott, quien por lo menos sabe como filmar de manera decente una gran batalla final sin la necesidad de abusar con la tecnología CGI y la cámara lenta. La secuencia extendida de la batalla final de Robin Hood, que se puede ver en dvd en el corte del director, es un millón de veces más emocionante que los 110 minutos que dura este film. Algo para destacar de este estreno, porque tampoco todo es negativo, es el trabajo de los actores, quienes con un guión sumamente pedorro, que presenta el retrato más flojo y débil que se hizo de los dioses griegos, brindan buenas actuaciones teniendo en cuenta el material con el que trabajaban. Henry Cavill, no es Russell Crowe y la arenga que hace a sus compañeros en un momento antes de una batalla es una de las peores que vi en los últimos años, pero de todas maneras se las arregló para componer un héroe digno y carismático. Va a ser interesante ver el año que viene que hizo con Superman. Por otra parte, Mickey Rourke, quien probablemente ya borró de su mente la filmación de esta película, tiene sus buenos momentos y también se celebra el regreso de Stephen Dorff que estaba desaparecido de las películas que llegan al cine. Los actores son los que hacen llevadero este film. En el horrendo trailer de Mirror, Mirror, el nuevo trabajo de Tarsen Singh sobre el cuento de Blanca Nieves, que conoceremos este año con Julia Roberts, se puede ver que la cosa va por el mismo camino. Es su estilo personal y hay gente a la que le encanta y otra a la que no. Reitero, aquellos que les gusten este clase de realizadores seguramente van disfrutar más esta historia. En ese caso recomiendo que eviten mirar el trailer porque los productores quemaron casi todas las secuencias de acción en el avance. Algo incomprensible que no terminan de solucionar en Hollywood.
Despanzurrando mitos Después de un hiato bastante pronunciado Hollywood regresó a la mitología griega sui generis con Furia de titanes, una película mediocre orientada a un público de preadolescentes que alcanzó una proyección comercial acaso inmerecida. Los Inmortales, por su parte, es una película muy menor orientada a un público de jóvenes y/o adultos que guarda varias similitudes estéticas con la en su momento sorprendente 300 (inclusive comparten los mismos astutos productores). La diferencia más radical entre Furia de titanes y Los Inmortales es que esta última al menos cumple su función de entretener con una historia que se nutre del mito de Teseo aunque con unas licencias dramáticas tan disparatadas que sería un error exigirle exactitud a la adaptación realizada por los hermanos Charley y Vlas Parlapanides. Los responsables del proyecto le pidieron sangre, vísceras y un gore ultraviolento al director de origen indio Tarsem Dhandwar Singh (sí, aquel que debutara en el cine en 2000 con el lisérgico e imaginativo thriller de horror La Celda) que como buen soldado acató las órdenes y volcó todo su saber –dicho esto sin ironía- en composición, imágenes alucinantes, un CGI deliberadamente artificioso y el condimento final que tanto convoca por estos tiempos: el polémico 3D… Ya que el guión es un desatino constante voy a plegarme a la causa para enunciar uno propio: ningún filme de aventuras que empiece con la narración en off de John Hurt puede ser totalmente malo. La voz de este simpático veterano inglés le saca el jugo a cualquier texto –aún a los más profanos- y automáticamente, al reconocerla, te roba de prepo una sonrisa. El elenco de Los Inmortales es claramente superior al de Furia de titanes: hay muchas figuras de una fuerte presencia escénica. Algunos (Mickey Rourke, Stephen Dorff, Freida Pinto, el mencionado John Hurt) son más conocidos que otros (el protagonista Henry Cavill, Luke Evans, Joseph Morgan, Isabel Lucas) pero el casting es sin dudas uno de los puntos fuertes que potencian el relato. Aunque algunos papeles han sido asignados de manera caprichosa (el Zeus demasiado juvenil de Luke Evans encabeza la lista) esto no impide un buen desempeño por parte de la gran mayoría de los artistas involucrados. La jugada de mezclar intérpretes de trayectoria con ex modelitos, estrellas de la TV y actores que recién comienzan a forjarse un nombre en la industria podría haber salido terriblemente mal. Que no haya sucedido así es el gran logro de Singh: después de todo la calidad del apartado visual ya estaba garantizada de antemano… ¿Con qué se van a encontrar quienes se acerquen a esta versión hiper pochoclera de los mitos griegos que muchos descubrimos en nuestra infancia gracias a los poemas épicos de Homero? Pues ni más ni menos que esa técnica de guión que se dio en conocer como el Camino del Héroe (ver enlace) y que tan buenos resultados tuviera en títulos clásicos como Star Wars o la trilogía de El Señor de los Anillos por mencionar sólo los más obvios. Como he dicho en más de una oportunidad la estructura del Camino del Héroe no genera milagros si el material es ramplón pero sí le da a la película una base sólida sobre la cual moverse. Las peripecias de Teseo (Henry Cavill) en Los Inmortales no asombran a nadie pero pese a todo se siguen con cierto interés culposo. Como en Star Wars, el inicio de la aventura encuentra a nuestro personaje principal trabajando como granjero y nada hace suponer que dejará su oficio para liderar a los suyos contra el despiadado rey invasor Hyperion (un dignísimo Mickey Rourke) que por venganza contra los dioses quiere liberar de su prisión a los temibles titanes para que lo ayuden a aniquilar la raza humana. Modesto el hombre… El asesinato de un ser querido y las circunstancias llevarán a Teseo a sumarse a la resistencia contra el rey demostrando su valor en batalla y enamorando de pasada a la virgen oráculo (Freida Pinto) mientras los dioses se debaten entre ayudar o permanecer ajenos al conflicto que se desata en la tierra… Los Inmortales tiene tantos efectos visuales generados por computadora que da la sensación de estar pintada de punta a punta. El artificio está un poco menos volcado al comic que en 300 pero no se puede negar que navega en esa dirección. El nivel de violencia bordea la desmesura más insólita cuando las explosiones de sangre que provocan los mazazos, espadazos y cadenazos de los guerreros se entrelazan en cámara lenta para regocijo de los adictos a las emociones fuertes. La película es simplemente eso: un relato pueril pero contado con garra y una convicción que, debo reconocer, no me esperaba de ninguna manera. Sorpresas te da la vida…
Los productores de 300 se unieron a Tarsem Singh para darle vida a los míticos héroes y dioses griegos. Aunque el cine Hollywoodense jamás ha podido (y creo que tampoco lo ha querido) retratar las metáforas y simbolismos de la mitología griega, si en innumerables ocasiones, ha tratado de recrear la magia y épica de las leyendas helénicas. En este campo, los efectos visuales han logrado que el mundo de barbarie y brutalidad de esos tiempos eclipse el mundo de la razón y la lógica que realmente significó el origen de la civilización y en este tenor la meca del cine ha logrado que este género gane un sinfín de adeptos y fanáticos, que han nutrido su interés en cintas como Troya, 300, Furia de Titanes, etc. Por ello no es de extrañarse que en la cinta Inmortales, la historia de Teseo (Henry Cavill), el mítico héroe que venció al toro de Maratón y al Minotauro, sea solo abordada vagamente y que se presente al otrora hijo de Egeo (aquí convertido en un semidios) en un peón entre la guerra de un rey mortal (Hyperión, interpretado por Mickey Rourke) que desea liberar a los titanes para de esta manera vencer a los dioses a los que ha jurado destruir. La cinta se toma cualquier cantidad de libertades temáticas y simplemente se enfoca en el camino del protagonista para vengar a su madre y a su pueblo del tirano que ha invadido sus tierras en su búsqueda por el legendario arco de Epiro. Lo interesante del planteamiento de esta versión, radica en que a la par del conflicto encontraremos a dioses muy humanos que aunque interactúan con los humanos, no interfieren con ellos, con lo que adoctrinan a la audiencia sobre la verdadera importancia del libre albedrío y de cómo se puede trascender en la vida a través de las obras y proezas (lo cual denota que el director intento emular más la versión de Hércules de Disney que leer los mitos griegos). En este revoltijo de ideas y mitos, aparece Fedra (Freida Pinto) como el interés romántico del héroe y como una refrito mas de esa ya desgastada idea de la pitonisa casta y pura que cede sus dones ante el macho y arrebatador protagonista el cual no solo nos convence de su nobleza y valor, sino que de paso nos permite también profetizar que su interpretación del hombre de acero en el 2013 será todo un éxito. Y es así como el mayor acierto de la película es la elección de este joven actor británico, ya que increíblemente en una película plagada por personajes y deidades, lo mas reconocible es la interpretación de Cavill, quizá solo equiparable a la de un siempre excelso John Hurt y la mencionada Pinto. Digna mención merece el vestuario y diseño de arte de los dioses y el Olimpo, los cuales literalmente aparecen como un mundo mágico que se yergue sobre el de los humanos. Inmortales es una cinta entretenida que poco tiene de relación con los mitos de los personajes que presenta, pero que visualmente se cobija del buen manejo de la imagen del director indio Tarsem Singh cuyo mejor trabajo sin duda sigue siendo La celda (2000) y que sin lograr nada memorable consigue el principal objetivo del cine que es entretener. Narciso Vásquez
Un relato conocido, teñido de espectacularidad visual Nuevamente las sangrientas luchas que tuvieron por escenario la antigua Grecia son aquí el eje central de esta historia que, en 3D, adquiere la grandiosidad de sus escenarios y de sus batallas. Aquí es el brutal y sangriento rey Hiperión quien, al frente de su ejército, declarará la guerra a la humanidad en su alocada búsqueda del arco Epiro, un arma legendaria creada por Ares, el dios de las más furiosas contiendas, cuyo hallazgo le permitirá liberar al resto de los malignos titones y vengarse de aquellos que, en su momento, provocaron su caída. De conformidad con las antiguas leyes, los dioses no son capaces de tomar partido en esa guerra entre Hiperión y la humanidad, y será el joven Teseo quien tratará de detener el inexorable avance del malévolo rey en su tarea por conquistar el mundo. Teseo, que había jurado vengar a su madre muerta en uno de los ataques de ese sanguinario rey, pide consejo a una bella sacerdotisa que ante las perturbadoras visiones del futuro del joven, se convence de que sólo él podrá detener la terrible destrucción de la humanidad. Así, con su ayuda, Teseo y un pequeño grupo de hombres asumen sus destinos en una desesperada batalla por el futuro de aquellos que fueron los seres más castigados por Hiperión. Como en la totalidad de estas tramas en las que el bien deberá luchar contra el mal en remotas épocas, Inmortales no presenta demasiados elementos originales, aunque el guión está aquí estructurado sobre la base de enormes escenografías y efectos especiales, sumado a las impecables escenas de guerra, más el entramado entre la lucha del malvado rey (un impecable Mickey Rourke) y de ese muchacho siempre dispuesto a ponerse el frente de esos improvisados soldados que lucharán con denuedo para que el mundo no se convierta en un caos. El director Tarsem Singh supo mover con destreza las piezas de esta audaz aventura que mezcla traición, venganza y destino, y así el film no pierde interés a medida que los dos protagonistas se enfrentan en una lucha final que hablará de sacrificio y de férrea voluntad. Los productores (los mismos de la recordada 300) no escatimaron dólares para reconstruir esos monumentales castillos y esas sombrías montañas, y así el relato va tomando consistencia apoyado por el esfuerzo de esa aventura que, en definitiva, va en busca de Teseo, ese héroe que nunca deja de luchar por la justicia y la libertad. Henry Cavill y Freida Pinto completan con vigor la plana mayor del elenco de este relato que, sin duda, entretendrá sobre la base de su armónica concepción y de la brillantez de sus enormes escenarios.
Mitología de dioses y hombres Parece que Hollywood descubrió la mitología griega, así que a prepararse porque las películas serán legiones. Como la verosimilitud en esto de dioses y semidioses, titanes y otras yerbas es una eventualidad, hay libertad para todo y los dioses, de viejas y gloriosas épocas inmortales, ahora parece que no lo son tanto. Esta es una historia épica que enfrenta a buenos y malos. Los malos son el rey Hiperión y su gente, que quiere apoderarse de Grecia y luego, ya que está en eso, terminar con los Dioses del Olimpo y conseguir un arco prestigioso con mucha energía y poder, el arco de Epiro; los buenos, Teseo y su gente. El joven y musculoso Teseo, un buen reparto de músculos y buenas intenciones es protegido por los dioses. La película no aclara mucho, pero en realidad es hijo de uno de ellos. El joven héroe lo deberá derrotar porque mató a su madre, una esclava y además tiene planes imperiales. Toda la historia gira en torno a estos dos señores. Va a aparecer el célebre Minotauro, la pitonisa Fedra, los dioses del Olimpo, que parecen salidos de una mitológica película muda, su estética es bastante similar. UN GUION DEBIL El guión es elemental y las situaciones son casi secuenciales, sin demasiada cohesión. Lo que llama la atención es el notable despliegue visual, la espectacularidad de las peleas, la belleza de ciertos momentos en cuanto al diseño. Pero también es terrible la violencia. Vuelan partes humanas como en una película gore, hay sangre para transfusiones y mutilaciones bastante sádicas. Las escenas de batallas están espléndidamente filmadas y la estética muy cuidada. El director Tansem Singh tiene una vasta experiencia especialmente en videos musicales exitosos y trabajos coloristas de sets. Es de origen indio como Freida Pinto, la bella pitonisa de Teseo. En la película también trabaja Henry Cavill, el futuro "Batman", el famoso Mickey Rourke y el notable John Hurt (El hombre elefante) como un viejo sabio, la otra cara de Zeus.
Toda la sangre derramada Tarsem Singh dirige esta épica y violenta película de acción y aventuras que transcurre en la Antigua Grecia. Los productores de 300 están detrás de Inmortales , y se nota. También es fácil advertir que quien no está detrás de Inmortales es Zack Snyder, el director de 300 . En síntesis: la idea de que unos pocos puedan vencer a unos muchos, en tierras ya mitológicas como la antigua Grecia, con Zeus tomando partido, no tiene el desparpajo visual y cuasi visionario de Snyder, pero tampoco está mal y es netamente superior a Furia de titanes , con la cual puede compararse el filme de Tarsem Singh. El indio ya dirigió Mirror, Mirror , uno de los dos títulos sobre Blancanieves que veremos este año, con Julia Roberts como la madrastra malvada, así que las superproducciones no le dan temor. Pero volviendo a Inmortales , Teseo (Henry Cavill, el nuevo Superman de... Snyder) es el humano bastardo –dicho con todo respeto- en el cual Zeus tiene depositadas sus esperanzas. Zeus, cuando viste de civil y tiene el cuerpo y la voz del gran John Hurt, es una cosa. Ahora, cuando habita los cielos y es más joven y viste de dorado, con el rostro de Luke Evans... es otra. Bien, Teseo será quien enfrente al malvado rey Hiperión (Mickey Rourke, que se nota que está feliz interpretándolo, un poco más contenido que como lo hubiera hecho hace unos años), quien no sólo quiere conquistar Grecia sino acabar con los Dioses, en plan netamente vengativo. Para ello debe encontrar a Fedra, la pitonisa, que encima es virgen (Freida Pinto, de Slumdog Millionaire ) para conseguir el arco de Epiro, con el arma liberar a los Titanes, y acabar con la humanidad. O casi. Si se perdió, no importa, porque en la película se lo explican varias veces. Es que es tanta la parafernalia de combates en 3D que, bueno, al espectador menos atento puede escapársele parte de la trama. Entretenimiento al fin, no apto para los más chicos, ya que la violencia la acerca más a 300 que a Blancanieves, Inmortales tiene en su público a aquellos que son adictos a las escenas de batalla interminables, con sangrienta acción y poco texto. Entre los esclavos que están del lado de Teseo está Stephen Dorff, al que cuesta reconocerlo, algo alejado de Somewhere , de Sofia Coppola, y más cerca de Blade, el cazavampiros .
VideoComentario (ver link).
Mucha acción, pero de mitología nada Las imágenes de este peplum mitológico por momentos son alucinantes, y tanto los efectos digitales como el 3D parecen estar diseñados especialmente para este tipo de film. Lamentablemente el guión no acompaña demasiado: aquellos que no sean muy duchos en mitología griega se sentirán bastante perdidos al intentar armar el rompecabezas de dioses y criaturas legendarias que propone «Inmortales». Pero lo grave es que aquellos que sí conocen algo sobre mitos griegos se sentirán aún más perdidos, ya que pensarán que los Inmortales del título tienen más que ver con la famosa pizzeria porteña que con cualquier cosa relativa a Zeus, el Olimpo, los titanes o el Minotauro, todos mezclados em una delirante ensalada griega que no tiene pies ni cabeza, aunque sí cabezas y miembros cortados a lo largo de toda la película porque, eso sí hay que reconocer, acción no falta. Tampoco faltan buenas actuaciones, empezando por la de un Mickey Rourke tenebroso como nunca interpretando al malvado rey Hyperion, que busca un arco mágico que le podría dar el triunfo sobre Grecia, arma escondida en algún lado que sólo podría ver el ojo clarividente de la pitonisa virgen Fedra (Freida Pinto). Entre otras cosas, el héroe Teseo (Henry Cavill), además de enfrentar al bestial Minotauro, se ocupará de terminar con las visiones y la virtud de la bella sibila (en una buena escena de amor y erotismo en un film donde hay poco Eros y mucho Tanatos). Los fans del gore encontrarán que «Inmortales» tiene alegrías al por mayor, y como además actúa John Hurt como Zeus en su fachada humana, la película tiene muchas razones para ser recomendada, más allá de que el director publicitario Tarsem Singh sea todo ojos y poco cerebro, y que por más que les pese a sus productores, esto no sea «300».
Es cierto que esperábamos más de Tarsem Singh. Sus dos trabajos previos ("The Cube" y "The Fall"), habían mostrado que el hombre tiene un interesante manejo visual y un gran sentido estético para combinar CG y tracción a sangre. De más está decir que cuando leí que trabajaría junto a los productores de "300", me froté las manos, tenía expectativas de ver algo original, fuerte y a la altura de los antecendentes de semejante equipo. Sin embargo, "Immortals", este tercer trabajo de Singh, ofrece poca sorpresa y mucho de lo que ya conocemos en este tipo de producciones. Pareciera como si el cineasta indio hubiese dejado de lado sus novedosas ideas para hacer un trabajo a reglamento. Luce contenido y atado a lo convencional, elemento que le juega en contra al film: sacando la fuerza de lo visual, hay poco brillo en estos "Immortales". Cuidado, la película respira pochoclo en estado puro y en ese sentido es bastante aceptable. Y hasta quizás, si te gusta el gore, las coreografías de Zack Snyder y la acción frenética, suba algunos puntos hasta justificar el precio de la entrada. La historia nos trae un tema mitológico conocido: un guerrero terrenal, Teseo (Henry Cavill) es el elegido de los dioses (con Zeus a la cabeza) para enfrentar lo que se está gestando: el rey Hiperión (Mickey Rourke) quiere conseguir el arco de Epirus para liberar a los titanes, enemigos declarados del Olimpo. Estos seres están confinados en una prisión (en el monte Tártaro) y de ser liberados, el apocalipsis podría estar a la vuelta de la esquina. Las huestes del villano tienen lo suyo, arrasan con todo a su paso y su líder destila locura y sangre a cada paso del camino. Gran parte de la clave para descubrir la ubicación del sagrado objeto está en una sacerdotisa jugada por Freida Pinto, quien a través de sus visiones intentará advertir sobre la amenaza que se cierne para la humanidad. Unida a Teseo, intentarán detener al sanguinario Hiperión antes de que consiga su objetivo final. "Immortals" ofrecerá entonces una serie de batallas despiadadas, muy cuidadas y estupendamente coreografiadas que harán las delicias de los fans del género. En este sentido, la película dará lo que gran parte de la audiencia quiere: acción y energía a raudales. Masacres, mutilaciones y torturas también se anotan dentro de las escenas que impactan en 3D. Rourke hace un trabajo prolijo como villano (la verdad, su rostro solo mete miedo no?) y el resto del elenco acompaña sin grandes luces. Quizás se puedan rescatar la energía del Zeus joven jugada por Luke Evans o la ironía y energía de Stephen Dorff como ladero de Cavill, y no mucho más. Mi primera impresión al salir de la sala fue entender que "Immortals" cumple en lo que propone. La sala respira satisfacción al cerrar la proyección. No es un gran producto, no encontrarán material que los sorprenda ni actuaciones de peso. Para nada. Sí, darán con una cinta que transpira testoterona y que se estructura en base a su gran despliegue visual. Lo cual, hay que respetar. No pasará a la historia, pero ofrece un buen rato de entretenimiento para los seguidores de este tipo de cine. Aprobada, con lo justo.
Una rama del árbol genealógico de “300” El estreno de Inmortales es otro paso más para trazar el árbol genealógico de 300. Como a todo tío rico, al film de Zack Znyder le brotan familiares a lo largo y ancho del planeta: varios hijos sin paternidad reconocida, encabezados por la reciente revisitación a Conan el bárbaro y las fallidas Príncipe de Persia y Furia de Titanes; los primos segundos y carroñeros, como la supuestamente jocosa Casi 300; la parentela lejana en la española Agora; y ahora ésta, nueva concepción de los mismos productores, su hermanita menor. El vínculo se acentúa con la misma fascinación videogamer por la sangre y la violencia estilizada. En ese sentido, el realizador indio Tarsem Singh, elegido para la inminente adaptación de Blancanieves por su probada sabiduría para la conformación de mundos predominantemente visuales en La celda y la inédita The Fall, no sólo está a la altura de las circunstancias sino que por momentos la supera: las aventuras de Leónidas y compañía son un poroto al lado de la sucesión de fatalidades tridimensionales rebosantes de líquido rojo desatada en la última media hora. Pero Inmortales, malcriada, no se conforma y alambica esa acción a una historia aquejada por esa pesadumbre indisociable de la cinematografía mitológica moderna. En este caso se trata del enfrentamiento entre Teseo (el próximo Superman, Henry Cavill) y el rey de los herakliones Hiperión (notable Mickey Rourke, desagradable y repulsivo hasta en su forma de comer). El monarca busca el Arco de Epiro, cuyos proverbiales poderes le permitirán liberar a los Titanes encerrados en el inframundo desde su derrota en la batalla con los Dioses. Para eso comanda un ejército que avanza arrasando con todo a su paso, hasta que da con la comunidad helénica de Teseo, a su vez bendecido directamente por Zeus. El campesino tiene motivos más que suficientes para odiarlo, sobre todo desde que el rey le mostró “el infierno en la Tierra” degollando a su madre delante de sus ojos. Y allí irá el involuntario héroe, oscilando entre los malos augurios de la pitonisa (la india Freida Pinto, musa de Woody Allen en Conocerás al hombre de tus sueños, perfecto rostro trigueño de porcelana) y la ayuda imprevista de los mismísimos Dioses, observadores activos de la acción en la Tierra. La multiplicación de escenarios genera un abanico tan grande que el relato termina desarrollándose simultáneamente en el Inframundo, la Tierra y el Cielo, compendiando así los tres niveles posibles de existencia. Se trata, además, de un síntoma de la megalomanía innecesaria que sobrevuela a un film cuyo principal atractivo está, al igual que 300, en la acción. Znyder lo tenía muy en claro cuando redujo al mínimo indispensable la vertebración argumental. Aquí, en cambio, la violencia aparece enmarcada en una historia que peca de enrevesada y abarcativa, ubicando el principal problema de Inmortales justamente en esos intersticios. Singh pierde el pulso, indiscutible para las batallas, cuando narra y carga todo acto cotidiano con sublimación litúrgica exasperante, como si en cada pequeño movimiento estuviera la salvación total de la Humanidad. De esta forma, la primera hora está peligrosamente cerca de la pomposidad irredenta y aburrida de Furia de Titanes, mientras que la segunda es digna compinche de su hermana mayor, con el pico máximo en la espectacularidad de esos travellings laterales. Genes, que le dicen.
La guerra de los dioses El género de la épica clásica siempre le ha dado jugosos dividendos al cine. Así lo demostraron megaproducciones como "Troya" de Wolfgang Petersen (2004) y "300" de Zack Snyder (2007), que sacudieron la taquilla cuando fueron estrenadas. Otras películas, como "Percy Jackson y el ladrón del rayo" (2010, Chris Columbus) o "Furia de titanes" (2010, Louis Leterrier) no tuvieron tanto impacto (la crítica las destrozó), pero igualmente sirvieron para ratificar que el género goza de buena salud. Una salud que el director Tarsem Singh supo capitalizar con "Los inmortales". La historia, que tiene sus raíces en la mitología griega, fue explotada al máximo a través de escenas monumentales. Singh es un experto a la hora de crear escenarios que dejan sin aliento al espectador, tal como lo demostró en "La celda". Ahora, en su regreso a la pantalla grande, Singh ratifica que no ha perdido un ápice de su talento. En el filme hay momentos realmente majestuosos. Como la recreación del pueblo en el que vive Teseo, enclavado en las alturas de una gigantesca grieta rocosa. El mismo Singh ha comentado que se inspiró en los cuadros de Caravaggio. Y, en consecuencia, cada uno de los escenarios tiene esa aura clásica, en el que la luz y la sombra juegan un papel fundamental. Pero poner a un sibarita de la fotografía detrás de cámara no garantiza una obra maestra. Y eso es lo que ocurre con "Los inmortales". El primer problema que tiene este filme radica en el guión. La clásica historia narrada en la mitología griega es manipulada hasta el paroxismo con detalles que poco tienen que ver con la odisea de Teseo. El protagonista, por ejemplo, es retratado como un simple campesino adiestrado por Zeus en los secretos de la guerra. Pero de ninguna manera aparece como el mítico rey de Atenas, hijo del dios Poseidón. Los titanes no son gigantes horrendos sino un puñado de reos empalados como un metegol humano; y los dioses no se presentan como inmortales, ya que por una curiosa cláusula divina descubren que pueden matarse entre ellos. Esta mezcla entre mitología y ficción moderna, conspira contra el filme, que por momentos se vuelve monótono. La interacción entre los personajes tampoco ayuda. Los diálogos son más que correctos en su contenido, pero casi ninguno de ellos resulta emocionante. Henry Cavill, en el rol de Teseo, tiene el porte de un dios, pero su discurso no convence y hasta suena demasiado hueco. Sólo las abundantes escenas de acción sacan del letargo al espectador. Y lo hacen con la mayor crudeza: con abundante sangre y mutilaciones. Un párrafo aparte merece la labor de Mickey Rourke, que compone un Hiperión despiadado y fascinante, amante de las mutilaciones y las torturas, que al mismo tiempo deja al descubierto su infierno interior. Un consejo: ver la película en 3D puede convertirse en una experiencia inolvidable.
Lo bueno de esta película es que Mickey Rourke jamás se toma su villano en serio y le pone algo de pimienta a cada aparición. Lo malo es que eso y los efectos especiales en las peleas son lo único que hay en el film y que los realizadores, a falta de otras ideas, lo repiten hasta la saturación. Si bien hay secuencias de acción bien resueltas y cierto lujo visual, el resultado tiene gusto a poco: apenas una vieja “clase B” sin alma pero con estereoscopía.
La película de Tarsem Singh exhibe una batalla épica que, a pesar de presentar algunos estereotipos del género, logra diferenciarse gracias al aditamento de los dioses griegos. La película protagonizada por Henry Cavill en el rol de Teseo (y que será el nuevo Superman en Man of Steel, una cara con la que nos vamos a familiarizar) y Mickey Rourke como el sanguinario rey Hiperión, retoma el sendero de las batallas épicas, alineada también a la moda de luchadores romanos que vienen mostrando sus músculos y su resistencia física en la pantalla chica con la serie Spartacus. El film, que es de los mismos productores de 300, plantea el brutal avance del ejército de Hiperión por Grecia destruyendo todo lo que se topa a fuerza de armas y sangre. Los pueblos son masacrados y los que sobreviven esclavizados y sometidos a sus designios. Y así llegará hasta la aldea de Teseo, donde el protagonista padecerá su sed de violencia. ¿Pero qué quiere Hiperión? La película gira en torno a una batalla sucedida hace miles de años atrás, entre una comunidad de dioses, donde los ganadores fueron al Olimpo y los perdedores, Los Titanes, fueron encerrados para siempre en las profundidades del Monte Tártaro. Hiperión, que ha sido vejado en su fe, pretende desatar a los Titanes y causar el caos del mundo como lo conocemos, para lo que emprende la salvaje búsqueda de un arco mitológico, la única arma capaz de abrir las compuertas de una nueva batalla entre dioses. Y es en este punto que el film se diferencia de otros del género, y logra proponer un nuevo abanico de interpretaciones. Por supuesto Teseo no estará solo, sino que será acompañado por un grupo de ex prisioneros y una sensual sacerdotisa (Freida Pinto), que lo guiará en su búsqueda del mismo arco para dar fin al conflicto y evitar una guerra divina. Pero previamente, Teseo deberá recuperar su fortaleza y creer en sí mismo para detener a Hiperión. Hay muchas líneas para interpretar en el film, como la caída de la figura de los dioses en la edad moderna; o el logro de un objetivo en base a la resiliencia que poseen los seres humanos. También el director de La Celda representa de modo implícito a veces y explícito otros, varios actos de la mitología griega, como la salida de Teseo del laberinto o la conocida pelea con el minotauro. Y en la representación de estos mitos se encuentra lo más interesante de la película. En especial con la incorporación de (algunos de) los dioses del Olimpo, con Zeus y Athena como personajes centrales, a los que los rodea un halo especial bien logrado desde los efectos especiales, y cuyas apariciones en la pantalla son de las más esperadas. Pero es una película de peleas. Y logra el destaque en ese aspecto. Se nota el entrenamiento físico de Cavill, que se desenvuelve con mucho ritmo en cada uno de los enfrentamientos que lidera, tanto individuales como grupales (no tanto así Rourke que permanece más estático), y están muy bien logradas todas las escenas de golpes y duelos. La realización del film es impecable, cuenta con un gran trabajo técnico gracias al multitudinario equipo de producción que acompañó a Singh, y en especial hay que destacar la dirección de arte a cargo de Jean Kazemirchuk, una excelente fotografía y un acabado vestuario de Eiko Ishioka (que también estuvo en La celda y en Drácula), no sólo con los trajes de los guerreros sino también con los cascos de los dioses y los sombreros de las sacerdotisas que merecen un destaque particular. No obstante, hay elementos demasiado americanizados de estos mitos griegos. Empezando por los actores, con Cavill a la cabeza y otro ejemplo es el caso del personaje de Athena (Isabel Lucas), la única diosa femenina de la película, donde se plantea el típico ideal de belleza norteamericano (ambos rubios de ojos azules cuales modelos de catálogo) y un guión con muchas frases estereotipadas durante gran parte de la película, especialmente en los momentos álgidos de la trama, acompañado de mucha sangre, que por momentos roza lo gore. De todas maneras, la película de Tarsem Singh logra entretener visualmente con el 3D y la acción, y consigue adaptar una lucha épica con mitos griegos de modo aceptable. Publicado en Leedor el 26-01-2012
Los dioses tenían su talón de Aquiles. Por eso el mismísimo Zeus, junto a algunos de sus hijos, como Poseidón y Atenea, abandonan el Olimpo para hacerse cargo de la situación. También cuentan con Teseo, que lucha contra Hyperion en el monte Tártaro, es decir en el mismísimo infierno. Con una relectura ingeniosa de los mitos y deidades de la cultura clásica, “Los inmortales” va construyendo un relato ágil y articulado en torno al héroe cuya cualidad le es revelada por el destino, un humano escéptico, pero noble y valiente. El filme, de los mismos productores de “300” es en su mayor parte producto de imágenes digitales muy bien resueltas y con el añadido del uso inteligente del 3D, en el que la mitología desata sus poderes y revela sus debilidades.
No sé si existirán películas capaces de filmar una historia mitológica como lo hace Inmortales. Sí hubo, obviamente, relatos sobre mitos llevados al cine, pero esas películas contaban una historia sin preguntarse por los materiales de su tema. Inmortales se hace esa pregunta e intenta responderla: ¿cómo filmar a un dios como Zeus, qué forma puede utilizar el cine para hacer una película que incorpore lo mitológico no solo como tema sino también como expresión? Pero ya antes de que aparezcan los dioses, la película establece con claridad sus propios límites y fija un paisaje signado por el artificio y la estilización, como aclarando de antemano que esto no es un descenso del mito hasta el barro de un cine con aspiraciones realistas sino todo lo contrario: lo mitológico copa el relato y la puesta en escena. Ese fondo exagerado se percibe en las primeras escenas, cuando un horizonte animado digitalmente convive con una luz y unos colores imposibles que, para colmo, se despliegan en un espacio que tiene mucho de teatral, porque se nota rápido el desfase entre lo real de la escena y lo falso del decorado. En eso, Inmortales es pariente cercana de 300, en la que también se trabajaba con una porción de escena muy chica y el fondo (casi todo pantalla verde) se llenaba, como en el teatro, con un decorado (en estos casos, animado digitalmente). Ya no es común que a una película se la acuse de ser teatral, en buena medida porque a esta altura es muy difícil salir a buscar (y sería todavía más difícil encontrarlo) algo parecido a una pureza cinematográfica, susceptible de ser contaminada por recursos provenientes de otros lenguajes. Lo que hay, más bien, son usos determinados de elementos que pueden servir para hacer cine (en Inmortales, teatrales pero también pictóricos con fuertes aires renacentistas, que se notan en muchas escenas pero sobre todo en el último plano de la batalla en el cielo). Con esa armazón que remite al universo de las tablas (y que contribuye a acentuar lo artificioso de la imagen en general), Inmortales hace cine partiendo de una premisa muy sencilla: crear un mundo que no pueda existir por fuera de la pantalla ni al interior de otros lenguajes. Para que ese mundo tenga una coherencia, es necesario proponer reglas y límites: por ejemplo, los dioses son increíblemente más rápidos y habilidosos que los humanos, pero cuando pelean contra otros de su misma especie (los titanes) el combate se empareja. A su vez, esa coherencia también está en cómo se concibe físicamente ese mundo: la velocidad de los dioses se muestra como un movimiento fugaz y borroso en medio de un ralenti que congela al resto de los personajes. En esa decisión formal, además de dar una expresión cinematográfica a la historia y sus protagonistas, se juega una decisión fundamental, y es que la película invita a que el público perciba ese mundo desde el punto de vista de un dios como los que protagonizan la historia (ya que los humanos del relato no captan la velocidad ni los detalles de sus movimientos). Entonces, no importa que subsistan restos importantes de lenguaje teatral, si la película, gracias a medios propios del cine, crea un mundo casi de la nada y nos permite sumergirnos en él viendo algo que antes ninguna película había tratado de mostrarnos. En su apuesta por lo hiperbólico y en su desinterés por cualquier clase de realismo, el director indio Tarsem Singh funda un verosímil dentro del cual las hazañas y lo improbable se vuelven posibles. Se nota cuando se mata a algún personaje: la sangre, abundante y evidentemente falsa (como en en el Zatoichi de Kitano) sale de los cuerpos como una explosión. Ese nuevo verosímil, exagerado pero con altas dosis de belleza visual, soporta mejor la narración de una historia fantástica, a diferencia de un esperpento como Troya que, además de ser una mala película, pretendía trasladar un relato clásico a un nivel terrenal en clave realista. En este sentido, Inmortales no tiene miedo al ridículo porque elige creer en la magia antes que en algún tosco presupuesto realista. Esta vez el mito, antes que inscribirse en un universo parecido al nuestro, demanda que el cine encuentre una forma que le permita llevarnos hasta sus propios confines; no se trata de hacer descender a los dioses hasta nosotros sino de acercanos a ellos, imaginar cómo sería habitar otro mundo, con otras reglas y posibilidades. En ese desplazamiento, el cine oficia de camino y destino a la vez.
Sin transpirar A mitad de camino entre 300 ("de los productores de" dicta el afiche) y Furia de Titanes aparece un nueva película de polleras cortas y pechos lampiños: Inmortales. Que prácticamente imité, o intente imitar, el estilo visual de 300 (y por extensión, de la serie Spartacus) no tendría que ser un defecto per se. El tema es que cuando las batallas no valen la pena y todo es una mera aproximación, aquello que en 300 fue sorpresa y juego visual (de uno de los directores más visuales que tiene el cine hoy como Zack Snyder) termina exponiendo una frialdad que se percibía en la otra, pero que la novedad ocultaba. También está Furia de Titanes y lo mitológico. Pero no queda a la altura de un real espíritu de aventura (que en el caso de aquella al menos había un desplazamiento, un viaje). Entonces esas idas y vueltas hacia el pueblo originario de Teseo (construido sobre un acantilado CGI) neutralizan el intento de jornada. Y principalmente como en esa última, lo que claramente falla es la épica. Carente de fisicidad (irónico ante tanto torso desnudo) el desangelado CGI liquida la faena. Si no transpiran es solo un videojuego. Pero bueno, todo esto tiene una historia. El comienzo (con voz en off) cuenta que los inmortales del titulo libraron una batalla en la antigüedad. Los derrotados, llamados "titanes" fueron apresados en el interior del monte Tártaro. Los vencedores, auto nombrados "dioses" por su victoria, ascendieron a los cielos. El punto de ruptura de esa historia la realiza el rey Hiperión (interpretado por un Mickey Rourke que escupe mucho, al parecer los malos hacen eso) buscando un arco sagrado que permite liberar a los titanes, y de ahí en más, gobernar el mundo. Un joven llamado Teseo (Henry Cavill, de la serie Los Tudors), paria entre su gente, guerrero avezado, es quién lo enfrentara. Una virgen oráculo será el interés amoroso de Teseo, y a su vez, la que conoce el paradero del arco. El acercamiento entre Teseo y esta joven es gélido como el resto del film, ausentes de erotismo, son dignos de una publicidad de perfume. Apenas sobre el final en la batalla entre los Inmortales se alcanza un vuelo interesante, ahí los efectos visuales están al servicio de la acción, se nota el poder de ambas fuerzas y realmente se ve que pudo haber sido otra cosa. Pero creo que el presupuesto no alcanzó, lanzando un producto a mitad de camino, un film B (la inclusión de Stephen Dorff pareciera indicar ese camino) pero sin su espíritu festivo. Al menos resulta superior a la pésima remake de Conan. En perspectiva, podría haber sido peor. El que disfruto Furia de Titanes y 300 no se sentirá defraudado, cumple con lo que promete. Ahora, si uno es de los que se maneja por la premisa del gran Groucho Marx "nunca voy a ver películas donde el pecho del héroe es mayor que el de la heroína", pase de largo, hay buena oferta en cartelera.
Anexo de crítica: Mucho efecto, poca historia. El relato es correcto, y bien dosificada la acción en el conjunto de la trama, pero falla sobre todo en el desenlace del film. Aunque presenta algunas imágenes de gran impacto visual, como la última imagen (que parece reconstruir un cuadro manierista de Miguel Angel) la casi totalidad de los paisajes y decorados que se presentan en plano general, reconstruidos por medio de la tecnologçia digital, están realizados de modo tan torpe que parecen prácticamente cartón pintado. Caben destacarse, sin embargo, las muy dignas labores actorales de Micky Rourke, quien hace maravillas con un personaje excesivamente unidimensional, así como los de Freida Pintos, Henry Cavill y John Hurt.
El mortal Teseo es elegido por los dioses para liderar la batalla contra el blasfemo rey Hyperion que amenaza con liberar a los titanes, cuya liberación implicaría el único motivo por el cual los dioses podrían bajar a la tierra e intervenir con la historia de la humanidad… Algo curioso que seguramente los guionistas no se preguntaron (pero los invitamos a ustedes, espectadores, a comprobarlo) es que si el protagonista Teseo no hubiera interferido en lo absoluto en la trama, la resolución de la historia (al menos la aquí versionada) hubiera sido exactamente la misma. Y por suerte podemos decir esto sin revelar ningún tipo de spoiler, puesto que la historia de Teseo no es más que la acumulación de clichés que hacen del camino del héroe la narración más tópica y mal contada desde que el cine es cine y la literatura idem. Pero esto no es defenestrar a la mitología griega. No señor. Todo lo contrario. Los mitos clásicos de dioses y héroes de la antigua Grecia sirvieron no solo para entretener a infinidad de generaciones, sino también para ilustrar la comprensión del mundo, la religión y la naturaleza de los primeros pensadores de la humanidad. Si existiera un organismo capaz de proteger los bienes culturales de la humanidad (como bien podría serlo la mitología) así como de la propiedad intelectual, esta película sería indudablemente catalogada como ofensiva e irreverente. La predisposición del espectador juega un rol importante en el disfrute del film. Todo aquel que tenga una mínima comprensión de los mitos griegos debe abstenerse. Al igual que cualquiera que tenga pretensiones de ser entretenido con una historia sin responder completamente a un antecedente histórico (o mitológico). Quizás la película funcione solo para ese público amante del pochoclo que se atragantará con los redonditos maíces tostados que no se convirtieron en pochoclo cada vez que Teseo falla en una de sus misiones. Curioso también es eso… Casi todas las veces que el héroe de turno se plantea una meta es sorprendido por un contratiempo y no la cumple. La tecnología moderna permite hacer maravillas con escenarios increíbles, efectos visuales imponentes y truquitos en tres dimensiones (que todavía no convencen), pero lo que siempre estuvo al alcance de la mano indiferente del brío técnico (pero no por ello es más fácil) falló una vez más: la historia (el guión en este caso). Un simple, contemporáneo y buen ejemplo de lo que se puede hacer es una de las más atípicas adaptaciones de la Odisea de Homero reinterpretada (o libremente adaptada) por los hermanos Coen en su película “¿Dónde estás hermano?”. Dicho y hecho. Se puede.
La cinta, de los productores de 300, tiene muchos efectos, regodeo en las imágenes de póster, crueldad gratuita y personajes bidimensionales. Tarsem Singh había hecho una película bastante interesante como La celda, protagonizada por Jennifer Lopez, Vince Vaughn y Vincent D´Onofrio, que jugaba con la idea de la inserción en la mente de un asesino. En esa película, que igual tenía unos cuantos defectos en cuanto al diseño de los personajes, podían hallarse ideas mucho más atrayentes que en la pretenciosa El origen. Menos esquemática, mucho más atrevida y flexible al explorar el mundo de los sueños, las pesadillas y la profundidad de la mente, lograba aún así, en sus mejores momentos, una gran carga de tensión. Lo que por ahí generaba dudas era el exceso de esplendor visual en ese filme, por momentos más preocupado en generar imágenes preciosistas que en lo que demandaba el relato. Pues bien, en Inmortales podemos hallar la gran mayoría de los defectos de La celda, y casi ninguna de las virtudes. Es cierto que el género del péplum –las típicas historias de aventuras situadas en el mundo antiguo, con dioses, titanes y héroes en disputa- no favorece a Singh, pero también que nunca consigue ir más allá del esquematismo propuesto por el guión. Se mezclan los dioses, los titanes, las pitonisas, las figuras heroicas; hay muchas peleas, batallas y sangre; frases trascendentes y relatos sobre trágicas pérdidas; pero en verdad eso nunca importa. La cinta es de los productores de 300 y eso se nota: muchos efectos especiales, mucho regodeo en las imágenes de póster, mucha crueldad gratuita, un par de desnudos (Freida Pinto es hermosa, pero eso ya lo sabíamos), cero historia y personajes totalmente bidimensionales. Teniendo en cuenta este filme, y lo que se ha visto en los trailers (que han sido bastante malos), es de temer lo que pueda dar Singh en Espejito, espejito, su relectura en clave de comedia de aventuras de Blancanieves. Como en Inmortales, habrá que ver si el diseño se impone al relato.
Entretenimiento Visual Inmortales es la nueva producción al estilo "300" a la que le han dado con un caño por todos lados... la verdad que a mí no me pareció mala, tampoco es una obra maestra épica, pero creo que se merecía un poco más de crédito. La película está dirigida por el nuevo chico "It" de las cámaras Tarsem Singh, responsable de "La Celda" en el año 2000, la única película buena que hizo Jennifer López en su carrera en el cine. También dirigió "El Sueño de Alexandría" en 2006 y este año estrenará "Blacanieves" en versión comedia con Julia Roberts y Lily Collins. Su dotes van por el lado de lo visual sin dudas, ya que con una imaginación envidiable crea escenarios, personajes y vestuarios increíbles, pocas veces vistos en la gran pantalla y con un sello original que lo distingue entre la camada de nuevos directores. El problema que debe solucionar es el como ensamblar toda esa creatividad en una buena historia, limada y cuidada en los detalles de narración, cuestión en la que evidentemente falla en Inmortales. No creo que la trama haya sido desastrosa, de hecho creo que es un producto superior a lo que fue la fallida "Furia de Titanes", pero está claro que no cubrió las expectativas de ser la sucesora de "300" y despertó la ira de más de un crítico de cine que la quiso hundir hasta el Hades. En la historia Theseus (Henry Cavill) debe aceptar su destino como líder de los ejércitos helénicos para frenar la cruenta conquista que viene llevando a cabo el rey Hyperion (Mickey Rourke) como venganza hacia los dioses del Olimpo. Entre medio hay una Oráculo (que está más buena que comer pollo con la mano) que puede ver el futuro y que intenta complicar la trama mostrando una visión en la que Theseus en vez de enfrentar a Hyperion, se muestra abrazado con él aceptando unirse a sus fuerzas. Con una trama precaria logra entretener de todas maneras al espectador, desplegando algunas batallas de muy buena acción, una explosión de colores y escenarios fantásticos que deleitan la vista. La labor de los actores es merecedora de una mención por haber remado la película con mucho pulmón y salir airosos de la situación, sin entregar un clásico del cine épico, pero que cumple con la premisa de entretenimiento vertiginoso pochoclero de verano.
Las dos películas anteriores al estreno de "Immortals" dirigidas por Tarsem Singh ("The Cell" y "The Fall") fueron obras en las que se desarrollaron estéticas visuales que produjeron una marca personal interesante en el realizador. En esta oportunidad, continuando con ese estilo, le proporciona al espectador una propuesta con un diseño artístico muy atractivo, pero con un guión que no acompaña de manera adecuada el gran despliegue de efectos especiales.
Desde hace muchísimos años el cine ha ido incrementando su capacidad tecnológica. Desde los dragones de George Meliés a los extraterrestres azules de Pandora en la “Avatar” (2009) de James Cameron, toda investigación y posterior incorporación de efectos especiales y visuales persiguió un sólo objetivo: tener escenas creíbles, reales. O sea que no se noten los hilos de una nave espacial o la superposición de imágenes entre una iguana y cavernícolas rubios. El objetivo se cumplió con creces porque los adelantos tecnológicos nos dejan con la boca abierta pero, increíblemente, surgió un problema inesperado, todo eso se convirtió en la “estrella” de la película, quitándole lugar a ideas, guiones e historias con peso específico. Ni hablar de llevarlas a cabo. “Inmortales” es una fiel muestra de ello. Al parecer todo se centra en los conflictos de los dioses griegos. Aparecen algunos conocidos, y otros de dudosa procedencia, necesarios para llenar la pantalla de gente que se mueve y se pelea sin que el espectador tenga muy claro quién va ganando o para qué lado patea. Como la mayoría de todo lo que se ve es CGI (Computer Generated Images), o sea "espejitos de colores", el realizador Tarsem Singh (“La celda”, 2000) hace travellings y "paneos" tan vertiginosos como inverosímiles. Por ejemplo, hay acantilados tan altos hasta llegar a donde se desarrolla el concierto de piñas y patadas, que el lugar parece estar más cerca de la Luna que de la Tierra. Lo vemos a Mickey Rourke y a John Hurt como elementos decorativos ofreciendo los mejores momentos actorales, y a un Henry Cavill mostrando la trabajada musculatura que veremos en la próxima Superman. El Rey Hiperión (Rourke) quiere apoderarse de una super arma para romper toda Grecia, pero Zeus (Luke Evans) manda a Teseo (Cavill) para impedirlo. Le conté la historia en menos de 25 palabras. Que mal, porque esto queda expuesto claramente en los primeros 10 minutos, para luego espera por otros 100 de puro caos. Funciona igual que un video juego moderno al que el espectador nunca es invitado a participar intelectualmente. Nobleza obliga, estéticamente es interesante y, por supuesto, que el diseño de sonido, vestuario y demás rubros son impactantes, se sirven a sí mismos, pero no alcanza. Falta la historia, un desarrollo acorde, construcción de personajes y sobre todo un conflicto que sustente todo eso, para que, cuando uno salga de la sala, y se lo olvide de todo a los 10 minutos, no lo tome como síntoma para visitar a su médico. Simplemente vio una mediocre realización fílmica.
Inmortales, no es la historia de un maestro pizzero en busqueda del sueño de tener pizzeria propia. Inmortales nos cuenta la historia de Teseo (Henry Cavill) quien es entrenado por un anciano (encarnación de Zeus en la tierra) para luchar contra el sanguinario rey Hyperion (Mickey Rourke) el cual busca venganza contra los Dioses . Nada …Hollywood y sus modas … Percy Jackson, Furia de Titanes y ahora Inmortales. El director Tarsem Singh (“La Celda”) nos sumerge en la mitología griega con un estilo muy parecido a “300?, pero en mi humilde opinión , mucho pero muchísimo menos cautivador. Desde el momento en que me sente a ver Inmortales, no logré ser parte de la historia . Todo me pareció forzado, desde los textos del guión, la dirección estética del film y hasta la coreografía de las luchas. Lo que sirvió y cuativó en 300 , aqui hace agua … no podía dejar de pensar en la pantalla verde de fondo, le veía los hilos a la película,… y un parrafo a parte para los dioses griegos. Ahi viene el parrafo a parte Por las barbas de Neptuno!!(Poseidón en este caso).La estética que aplicó Singh a los dioses griegos … bueno… que decir ? me parecían sacados de una carroza encargada de abrir una marcha del orgullo gay ! Cosa que no esta mal y menos siendo dioses griegos , pero que no los hacia verlos poderosos en lo absoluto . Además las pésimas actuaciones y falta de carisma de todos los actores que interpretan a los muchachos del Olimpo, Luke Evans (Zeus), Daniel Sharman (Ares), Peter Stebbings, (Helios) Kellan Lutz (Poseidón) y el hermoso pedazo de madera Isabel Lucas,todos absolutamente todos merecen el castigo de los Dioses Terminó el parrafo a parte. La peli tiene violencia en repetición , explotan craneos como nada, si te gustan verlos reventados estarás de para bienes , pero llega un momento que ya no es efectivo. La actuacion de Henry Cavill es convincente y seguramente estaremos ante un gran Superman , Mickey Rourke mmm ya está para mi , su papel es el mismo de siempre , termina siendo pintoresco por él mismo y no por el personaje . En definitiva , un film repleto de peleas , con bastante sangre con un guion mas que escueto . Una peli que seguramente quedará en el olvido, aunque debo aclarar que no le fue nada mal en la recuadacion.
Quiere ser como 300 pero no es lo mismo. Es de guerreros, al estilo de las que se hicieron en serie en Italia, con Maciste y sus aliados. Héroes de otros tiempo, dioses que toman partido, titanes, un rey malísimo a cargo de Mickey Rourke. En fin. Con buenos efectos especiales, muchas luchas, y poco más.
Dirigida por Tarsem Singh y protagonizada por Henry Cavill, Inmortales (Inmortalls, 2011) es una película de acción que sorprende desde lo visual y cuenta con dos actores secundarios de lujo que suman a un resultado final previsible. El Rey Hiperion quiere encontrar el arco de Epiro que, según cuenta la leyenda, ayudará a liberar a los titanes, seres capaces de eliminar no sólo a cualquier ejército sino a los dioses del Olimpo. Pero en el camino del malvado Rey se cruza Teseo, un campesino que luego de presenciar el asesinato de su madre emprenderá una cruzada junto a la pitonisa Fedra (Freida Pinto), su compañero Stavros (Stepehn Dorff) y, como si esto fuera poco, contará con la ayuda de los dioses para pelear contra Hiperion y su salvaje ejército. Inmortales es el resultado de la combinación de 300 (2006) y Furia de Titanes (Clash of the Titans, 2010). En esta película, que tiene la misma producción que aquella dirigida por Zack Snyder, también se hace un uso indiscriminado del ralente y sobran las escenas en las que los valientes héroes se pasean con sus abdominales al viento. El punto de contacto con Furia de Titanes es que aquí también se trata de un hombre que se ve mezclado en una pelea que va más allá de su entendimiento pero debe luchar por el destino de la humanidad. Henry Cavill demuestra que es un correcto héroe de acción y despierta expectativa para el desafío de interpretar a Superman en El Hombre de Acero (Man Of Steel, 2013), que llegará a la cartelera el mes que viene. Freida Pinto (Slumdog Millionaire, 2008) viene a ocupar el rol femenino que poco aporta a la trama en el desarrollo pero que adquiere un significado mayor hacia el final de la cinta. De todos modos, quienes realmente sobresalen son John Hurt y Mickey Rourke. El primero personifica a la forma humana de Zeus y presenta la historia en los primeros minutos del film. Asimismo, la interpretación de Hiperion en manos de Rourke es muy buena y logra crear uno de esos personajes que, si bien no lucen desbocados en la pantalla, dejan a un villano que no será fácil de olvidar. El punto más flojo de la película descansa en el guión escrito por Charley y Vlas Parlapanides que queda opacado por una espectacular dirección de Tarsem Singh. El director de La Celda (The Cell, 2000) y la reciente Blancanieves (Mirror, mirror, 2012) tiene un manejo de lo visual sorprendente. Desde que dirigió el videoclip Losing My Religion de R.E.M. demostró que posee una mirada particular y en Inmortales despliega todo su talento. Un poco deslucido tal vez por la exageración en el uso de efectos digitales en las mutilaciones. En fin, Inmortales es una interesante película que, si bien deja mucho que desear en cuanto al guión, gracias a las actuaciones de Mickey Rourke y John Hurt y la dirección de Singh, resulta un film de acción que merece ser visto. 3/5 SI Ficha técnica: Dirección: Tarsem Singh Guión: Vlas Parlapanides & Charley Parlapanides Estreno (Argentina): 26 de Enero de 2012 Género: Acción, Fantasía Origen: Estados Unidos Duración: 110 minutos Clasificación: AM 16 Distribuidora: Energía Entusiasta Reparto: Henry Cavill, John Hurt, Mickey Rourke,Stephen Dorff, Freida Pinto