Para los seguidores de la saga de Verónica Roth, esta vez con todas las facciones en que se divide la sociedad en crisis, a los que se suman los descastados. Grandes nombres (aquí se suma Naomi Watts), traciones, lealtades, mucha acción y grandes efectos especiales.
Imaginario judeocristiano en envase sci fi Luego de que J. K. Rowling agotara el mundo del fantasy con su historia sobe el mago adolescente Harry Potter y de que Stephenie Meyer convirtiera el romanticismo gótico de vampiros y hombres lobo en una novelita rosa con Crepúsculo, el universo de las sagas literarias para jóvenes parece haberse instalado con fuerza en el territorio de la ciencia ficción distópica. En vista de los resultados, parece haber sido una buena decisión. Series como Los juegos del hambre, que va por su tercer episodio; Maze Runner, que recién empieza, o Divergente, cuya segunda parte, Insurgente, acaba de estrenarse, han echado mano de la eficiente caja de herramientas que ese género les proporciona para narrar diferentes versiones del futuro. Todas dan cuenta de un mundo que tras el colapso se ve en la necesidad de reconstituir sus instituciones e instaurar un nuevo orden social que asegure la supervivencia de la especie. De manera nada casual, esa necesidad a la que la humanidad se ve impelida en todos los casos se origina en el fracaso del sistema actual y deriva en diferentes modelos de sociedades en las que el hipercontrol invariablemente tiene un rol preponderante. Pero más allá de una metáfora política suficientemente ubicua como para ser interpretada incluso de maneras opuestas, en el caso de Divergente hay algo más.Tanto Los juegos del hambre –donde un grupo de jóvenes es entregado al sacrificio como parte de un ritual destinado a sostener un orden– como Maze runner –en la que otros adolescentes son confinados en un laberinto del que no pueden escapar y donde algo siniestro se encarga de eliminarlos– parecen alimentarse de un mismo fondo mítico, que hace centro en la leyenda helénica del Minotauro. En cambio en esta segunda parte de la saga Divergente, donde la sociedad se divide en cinco facciones que ocupan diferentes roles dentro de la estructura social, empieza a quedar claro que la historia que se cuenta se sostiene en la figura del elegido, un elemento antes religioso que mítico. Es cierto que esa figura también existe en las otras dos sagas, pero ligada claramente al rol del héroe clásico. En cambio Tris, la protagonista de la serie Divergente, representa el papel del salvador, ese individuo-llave que, empujado por un don superior, enfrenta al injusto orden que se pretende imponer. Ella es la única capaz de revelar a su pueblo un mensaje de unidad y buenaventura que le llega directamente de los creadores para, a partir de ahí, ofrecer un nuevo y mejor destino en un más allá ubicado tras el muro que encierra la ciudad. Una historia conocida.Así, Insurgente puede ser vista como un módico juego de reescritura que trafica parte del imaginario judeocristiano en el envase del cine de ciencia ficción. Una aventura en la que no faltan ni un pueblo elegido, ni la matanza de los inocentes, ni un par de Judas que van y vienen de la traición a la redención, ni el calvario del salvador previo a su muerte y posterior resurrección ni, por supuesto, su mansa y voluntaria entrega a un sacrificio que representa la esperanza de una tierra prometida para todos aquellos dispuestos a creer. Y todo sin la sobrecargada solemnidad de las versiones de Noé y Moisés que Darren Aronofsky y Ridley Scott perpetraron en 2014. 6-INSURGENTE Insurgent,Estados Unidos, 2015.Dirección: Robert Schwentke.Guión: Brian Duffield, Akiva Goldsman y Mark Bomback sobre novela homónima de Veronica Roth.Duración: 119 minutos.Intérpretes: Shailene Woodley, Theo James, Miles Teller, Kate Winslet, Naomi Watts y otros.
Llega una nueva entrega de la serie "Divergente" (basado en la obra de Veronica Roth) con su segundo capítulo, luego del modesto suceso de la primera (costó 85 millones y recaudó 150, aunque fuera de USA hizo aceptables 137 más) indudablemente Lionsgate y Summit apostaron al crecimiento de la franquicia. ¿Cuánto vale hoy tener una serie para adolescentes que genere expectativa? Escasean y esta parece que viene en ascenso. Probablemente no sea sólo números. Aunque tienen mucho que ver. Los hombres detrás de "Twilight" y "The Hunger Games" confirmaron además que "Leal", el cierre de la historia será dividido en dos partes y la primera llegará el año que viene. Ya sabemos que como en cualquier trilogía / saga que se precie, las acciones levantan dramáticamente en la segunda entrega si el guión aporta buen material. ¿Por qué? Simple: ya conocemos el marco general del conflicto, los personajes son familiares y empatizamos con ellos (de lo contrario no estaríamos en sala) y nos intriga continuar el viaje por lugares más peligrosos e intensos. A priori, las condiciones están para que siempre sea un film más vibrante que el anterior. Esto sucede, afortunadamente, en "Insurgente". Con un cambio en la dirección (Neil Burger deja su lugar a alguien que sabe de suspenso y acción: Robert Schewentke quien fuera responsable de "RED" y "RIPD") y mucho más ritmo que su predecesora, esta segunda parte avanza sobre la crisis desatada en el universo de las cinco facciones. Sino viste la anterior, el mundo de "Divergente" está dividido, luego de una gran guerra entre humanos, en distintos grupos sociales que aseguran el orden . Ellos son "Honestidad", "Erudición", "Cordialidad", "Osadía" y "Abnegación". Tris (Shailene Woodley), hija de los líderes de esta última, resulta ser una persona que no encaja en ninguna comunidad, porque tiene una cualidad que pocos poseen: puede pertenecer a cualquiera. Luego de pasar un tiempo en "Osadía" y conocer a Cuatro (Theo James), descubren que la líder de los “intelectuales”, Jeanine (Kate Winslet) intenta quedarse con el control total del mundo que ellos conocen y suprimir el equilibrio que sustenta el balance entre estos grupos. La cuestión es que en esta Chicago destruída, el Consejo intenta culpar a los "divergentes" por atentar contra el orden público. Tris se siente culpable de la muerte de sus padres y se oculta, junto a Cuatro, su hermano Caleb (Ansel Elgort) y Peter (Miles Teller) en una de las facciones. Pero durará poco allí y en la huída, el grupo deberá separarse ante la aparición de las fuerzas enemigas. La primera sorpresa será saber que los "sin facción" (liderados nada menos que por la ambiciosa madre del novio de la protagonista, una poco reconocible Naomi Watts) están más organizados que lo que se supone y esto, también contribuye a un clima de tensión pre-guerra civil. El desafío será descubrir entonces que trama Jeanine en esta vuelta (anticipamos que hay un artefacto en juego muy particular) y cómo Tris y Cuatro lograrán organizar la resistencia para disputar el poder y lograr la paz para las facciones. Desde el punto de vista técnico, "Insurgente" (en 3D) no aprovecha al máximo sus posibilidades. Las escenas de las "pruebas" siguen siendo las más innovadoras pero esta vez son menos y se extraña su presencia (a pesar de que hay, y son muy importantes en la historia). Su banda sonora es estridente pero cuidada y su fotografía es de lo esperable en este tipo de producciones. Schewentke no permite que el espectador se acomode, sabe que lo tiene y busca conmoverlo y aprovechar esa ventaja: Tris aprende rápido, su universo se modifica (y esta vez es vertiginoso), pero la emoción, sigue siendo su mejor arma: lleva a los momentos más intensos de la cinta y su carisma crece a cada paso de la aventura. Hay en Woodley una sensibilidad especial que contagia e invita a acompañarla. Y funciona. Los detractores de la saga dicen que es fílmicamente desordenada y básica (en cuanto se vuelve rústica para la resolución de los segmentos que definen conflictos). Algo de razón tienen, en cuanto a que no hay que esperar un film pulido y sin fallas. Es una franquicia para teens. Se le exige demasiado. Lo importante es que ofrezca buen entretenimiento. Y en eso, cumple. Hay que reconocerle además a "Insurgente" que durante toda su extensión, ofrece generosamente lo que tiene: velocidad, romance, alguna vuelta de tuerca y una lucha heroica, ideal para corazones en desarrollo. Me parece que pedirle más es no leer su contexto. Mejor que su predecedora en potencia y llegada, es un paso adelante de la franquicia que busca consolidarse en pos de un gran final de saga.
“Insurgente”: Girl power en un universo distópico ¿Qué podemos decir de Shailene Woodley? Una estrella en ascenso sin freno, nos hizo llorar en The Fault in our Stars, nos conmovió en The Spectacular Now y en The Descendants, y probó que puede tranquilamente ser una heroína de acción en la primera parte de la saga de Divergente. Y en la continuación de la franquicia, Insurgente, prueba una vez más que puede mantener una escena ella sola, sin la ayuda de algunos de sus compañeros más establecidos, como Kate Winslet. Insurgente, una película dirigida por Robert Schwentke y protagonizada por Woodley, Theo James, Kate Winslet, Naomi Watts, Miles Teller y Ansel Elgort, es la segunda parte de la saga de Divergente, el universo distópico creado por la autora Veronica Roth en el que la sociedad está dividida en cinco facciones: Erudición, Osadía, Abnegación, Verdad y Cordialidad. Tris (Woodley) es una divergente, que quiere decir que no se adecúa a ninguna de las facciones, y es considerada un peligro para el sistema. Luego de que sus padres murieran violentamente, la culpa la asecha a cada paso, pero deberá recomponerse para destruir a Jeanine (Winslet), que quiere imponer la ley marcial y aniquilar al que se imponga en su camino. Junto a Four (Theo James), atraviesa la ciudad tratando de encontrar aliados y de descubrir el secreto que sus padres protegieron con su vida; el mismo secreto que explica por qué Jeanine no se detendrá ante nada para capturarla. Insurgente es una decente continuación a Divergente, que, a pesar de su ambiciosa producción, terminaba inevitablemente en el drama adolescente. Sin embargo, no logra despegar del todo, y no es más que una transición utilizada para presentar la siguiente película. Su mirada en el futuro no hace más que desequilibrar el presente, y toda la película parece una introducción demasiado extensa al filme que se viene. Eso sí, si algo hay que destacar es la naturaleza feminista de la saga, que las adaptaciones cinematográficas mantuvieron fuerte, fieles al material original de Roth. Shailene Woodley, Winslet, Spencer y Watts dominan la pantalla y prueban una vez más que las mujeres pueden dominar la pantalla de una manera tan atrapante como los hombres. Con efectos visuales que hacen que la realidad virtual que plaga tanto los sueños como las simulaciones a la que es sometida Tris incentiven la imaginación y desdibujen los límites de lo que es el mundo real y el imaginario, a Insurgente le falta consistencia narrativa, aunque logra darles a sus personajes la substancia y propósito que les faltaba en Divergente.
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Linda, joven y sufrida La nueva estrella Shailene Woodley se destaca en el segundo y vibrante capítulo de la saga apocalíptica. Las sagas juveniles parecen cortadas por el mismo cuchillo. Todas escritas por mujeres (sumemos las ya culminadas en cine Harry Potter y Crepúsculo), las que siguen en danza tienen protagonista femenina (Katniss en Los juegos del hambre, Tris en Divergente, Clary en Cazadores de sombras), enamoradizas, parecen débiles pero sacan fuerzas de donde el libreto les diga. A Clary mucho no le sirvió en la pantalla grande, y Cazadores de sombras seguirá, si sigue, como serie de TV. Hay razones/dólares que el corazón del fan no entiende. Insurgente, segundo de los tres libros de la saga Divergente, sufre por momentos del síndrome del Capítulo del medio. Ya fueron presentados los personajes, y aquí hay que desarrollar los conflictos. A su favor cuenta con que hay dos vueltas de tuerca tal vez inimaginables para quienes se metieron de cabeza en la historia futurista, una de ellas al mejor estilo Los juegos del hambre. Cómo puede cambiar o crecer un personaje de una película a otra en una saga. A Tris le costaba y mucho pasar las pruebas en el entrenamiento feroz con sus compañeritos -todos jóvenes y/o adolescentes-. Ahora es valiente y tiene un cross de derecha temible para luchar en esta Chicago futurística. En la única ciudad amurallada que quedó más o menos en pie después de una guerra, con una sociedad dividida en facciones: Abnegación, Osadía, Erudición, Verdad y Cordialidad. Tris es la divergente porque encaja más o menos en cada una de ellas. ¿Es la elegida? Se verá. Con respecto a la primera película, estrenada hace once meses, Insurgente tiene mejor desarrollo y efectos especiales, más persecuciones y está más volcada a la acción. La trama es más lineal -exceptuando las sorpresas- y mantiene ese costado pérfido y culpógeno de Tris, que siente que por su culpa asesinaron a sus padres. Kate Winslet, como Jeanine, la pérfida líder de Erudición, estaba desaprovechada en Divergente, y aquí, aunque se la pasa de pie y habla más que lo que actúa, su personaje tiene más dramaticidad. Hay otros personajes nuevos, y tanto Theo James (Cuatro) como Jay Courtney (a quien veremos en la próxima Terminator) como el malo Eric y Miles Teller (Whiplash) como Peter se sacan chispas. Párrafo aparte para la linda Shaileen Woodley, que luce más como la aguerrida Ripley en alguna de las películas de Alien. Conflictuada y tironeada como en Divergente, Tris es otra en esta película que empieza apenas termina la primera, sí, pero la actriz de Bajo la misma estrella y Los descendientes tiene lo que hace falta para generar empatía y robarse ella sola toda la atención.
La tetralogía perdió el filo en su segunda entrega. Luego de una muy buena primera entrega (fluida, con sentido de la aventura, límpida), la serie Divergente entrega una segunda parte decepcionante. Sí, todavía queremos saber cómo se resuelve el destino de esta sociedad segmentada y ultraorganizada del futuro. Sí, Kate Winslet es una gran villana y Miles Teller sabe ser sinuoso. Sí, la protagonista Shailene Woodley tiene notorio encanto y versatilidad, acorde con el personaje. Pero la narrativa de Insurgente es chirle desde el principio hasta el final. Hay uso y abuso no sólo de pruebas virtuales, sino también de sueños que explican lo que después igual se explica otra vez, música que imita a la de las Batman de Nolan -también en exagerar lo trepidante, que no se traduce a la acción- y una acumulación hasta ridícula de salvaciones en el último segundo. Insurgente nos lleva a preguntarnos qué fue lo que pasó entre una y otra entrega. Y lo que pasó fue que cambiaron el director, los guionistas, el director de fotografía, el compositor y hasta a uno de los montajistas. Es decir, un cambio demasiado fuerte de conductores, que demuestra -una vez más- que las películas son mucho más que una marca a la que se le suman actores y producción. El director de Divergente, Neil Burger, iba a dirigir Insurgente, pero declinó hacerlo ante el apuro con el que se planteó la secuela. Y entró el alemán Robert Schwentke, que ya con Plan de vuelo, con Jodie Foster, había probado que la narrativa fluida no era lo suyo. Le salió mejor Te amaré por siempre, una romántica con Rachel McAdams y Eric Bana. Puesto frente al desafío de la acción futurista de Insurgente, Schwentke apenas consigue imágenes trepidantes y no logra que funcionen las secuencias. Por ejemplo, en el escape inicial no resuelve el verosímil de las velocidades de malos y buenos en la persecución, y en todo el relato la puntería de los tiradores es demasiado arbitraria. Por otra parte, la -poca- acción que hay en la película se siente forzada. Y esto es así porque consiste, básicamente, en cambios de lógica sobre quién tiene el poder en cada situación en que se enfrentan dos grupos. Mientras tanto, entre explicaciones y más explicaciones, se busca a un sujeto "divergente" que pueda ser capaz de abrir una caja cifrada con un mensaje. Y es obvio, y está claro desde el principio, y este asunto podría haberse concentrado en pocos minutos, pero se estira para que Insurgente sea una película de dos horas y no una sola secuencia. La lógica de las trilogías y la velocidad para explotar una marca se han cobrado una nueva víctima cinematográfica.
Cinegética adolescente. Insurgente (Insurgent, 2015), la segunda parte de la trilogía de las sobredimensionadas novelas de la saga de Divergente (Divergent), escritas por Veronica Roth, continúa con el hilo argumental de la primera parte, manteniendo el tono adolescente y los altos niveles de testosterona en una película que ni siquiera logra superar a la mediocre primera entrega. Al igual que la medianamente aceptable saga de Los Juegos del Hambre, esta trilogía busca reproducir el éxito generado por sagas como la de los extraordinarios libros de El Señor de los Anillos de J.R.R. Tolkien y sus más recientes imitadores, Harry Potter de J.K. Rowling y la anodina Crepúsculo de Stephenie Meyer. La industria cultural, al igual que todas las demás industrias en la era de la especulación financiera, solo busca a cualquier precio un éxito inmediato que se consume en su propia letra agotada, sin nunca incorporar un cuestionamiento real de los valores establecidos, lo cual sería peligroso y -tal vez- poco rentable. En esta oportunidad, Tris y Cuatro se esconden en la apacible comunidad de la facción de Cordialidad, tras el golpe de estado de Erudición y el genocidio sobre Abnegación, facciones en las que se divide una sociedad distópica que se basa en la elección voluntaria de una de las facciones (Erudición, Abnegación, Osadía, Cordialidad y Verdad). Dentro de esta organización quedan dos tipos de personas en los márgenes. Por un lado, los sin facción son vagabundos que no encajan en ninguna de estas facciones y se ven obligados a errar por la ciudad bajo el caritativo cuidado de Abnegación, y por otro lado, están los divergentes, sujetos que pueden encajar en más de una facción y son vagamente peligrosos para este experimento que busca refundar una nueva sociedad después de una cruenta guerra acaecida hace ya doscientos años. La última película del director Robert Schwentke erra el camino al respetar un género que nada tiene para aportar y ya ha sido llevado hasta sus límites y contradicciones en las franquicias antes mencionadas. Siguiendo las estructuras estipuladas por este subgénero de la ciencia ficción, Insurgente tiene breves escenas de amor aptas para todo público y mucha acción para mantener el interés en la pantalla y olvidar la falta de contenido y de ideas sobre conceptos tan bastardeados políticamente como la paz. En medio de las ruinas de nuestras cavernas de acero se yergue Insurgente para que adolescentes confundidos corran sin sentido en círculos creyendo que hace falta un héroe para terminar con las injusticias sociales, mientras las grandes corporaciones se vanaglorian en su apogeo dividiendo a los trabajadores en facciones por sus consumos, cuando las transformaciones colectivas reales son procesos basados en la organización, el trabajo cotidiano y la paciencia.
Ya sea en la literatura o el cine, las propuestas recientes de ciencia ficción dirigidas al público adolescente se convirtieron en un gran Déjà vu. No importa si se trata de Los juegos del hambre, Maze Runner, El dador de recuerdos o Divergente, las historias que se ofrecen parecen todas iguales. En un mundo distópico, una comunidad es controlada por un gobierno totalitario y un adolescente que suele ser el "gran elegido" lidera la revolución para liberar a su pueblo. Dentro de esta invasión de bodrios juveniles, el director Neil Burger (El ilusionista) hizo un buen trabajo el año pasado en Divergente a la hora de construir un relato que trató de evitar la mayor cantidad posible de clichés . No era precisamente un peliculón memorable, pero el film se concentraba en desarrollar bien los personajes y presentaba de una manera amena el universo de ficción creado por Veronica Roth, autora de esta trilogía literaria. Si bien era más de lo mismo, la película al menos lograba ser entretenida. Lamentablemente, Neil Burger (un realizador que surgió de la agencia de publicidad de Ridley y Tony Scott) decidió desvincularse de la saga debido a que los productores de Lionsgate no le daban el tiempo necesario para preparar Insurgente como deseaba, ya que querían filmarla lo más rápido posible con el objetivo de estrenarla en marzo de 2015. Acá tenemos las consecuencias. Lionsgate reemplazó a Burger por Robert Schewentke, quien hace poco estrenó ese film horrendo que fue R.I.P.D.: Policía del más allá, con Jeff Bridges. El nuevo director retoma la historia desde el final de la primera entrega para centrar la narración de la película en una misma fórmula que se repite una y otra vez hasta los últimos 15 minutos. Tris (Shailene Woodley) y Cuatro (Theo James) huyen de los chicos malos para esconderse en algún lugar y volver a escapar cuando los encuentran. Cada vez que están punto de capturarlos aparece un personaje nuevo que los ayuda o surge una situación que impide que los villanos cumplan su objetivo. Durante casi una hora y media este es el modo en que funciona la narración de Schwentke, quien falló por completo a la hora de generar situaciones de suspenso con el conflicto que trabajaba. Si a esto le sumamos las secuencias de acción insulsas y repetitivas, los villanos acartonados (donde sobresale uno de los peores trabajos de Kate Winslet) y una historia mediocre que no tiene reparos en robar de manera burda numerosos elementos de Matrix, Insurgente es una propuesta complicada de disfrutar si no sos fanático de los libros. Tampoco ayudó la incorporación de Naomi Watts, quien lidera en la trama a un ejército de modelos publicitarios que supuestamente debería añadirle tensión al conflicto, pero nunca consigue generar interés. La verdad que es muy complicado engancharse con una historia donde la villana principal se llama Jeanine y cuenta en su poder con el arma de destrucción masiva más pedorra en la historia de la ciencia ficción. Una cajita con secretos que parece comprada en una feria artesanal de Plaza Francia. Creo que el cambio de directores dañó bastante a esta película que había presentado algunas ideas interesantes en la primera entrega. Mientras que el film de Neil Burger se concentraba en las emociones de los protagonistas y las relaciones que se formaban entre los personajes, Insurgente se enfocó en el despliegue de efectos visuales y escenas de acción genéricas que no despiertan ningún tipo de entusiasmo. Shailene Woodley y Miles Teller, lo único rescatable de este film, remaron con mucho profesionalismo una continuación hecha a las apuradas que no está a la altura de lo que fue el episodio anterior. Quedan todavía dos capítulos más que se estrenarán durante el 2016 y el 2017, debido a que la compañía Lionsgate tuvo la feliz idea de dividir el último libro de la saga en dos producciones. Algo completamente innecesario, sobre todo cuando Insurgente no genera demasiada expectativa por seguir viendo más historias con estos personajes.
Indulgente El año pasado se estrenaba Divergente, transposición de la primera parte de la serie distópica escrita por Veronica Roth. Aquella película fallaba por una alarmante falta de coherencia en los elementos que la componían. El tono actoral solemne era acompañado de una narrativa tan pobre que en más de dos horas sólo alcanzaba a arribar a donde lo hacía Los Juegos del Hambre en los 20 de la primera parte. La edición digna de un videoclip y la música que la acompañaba recordaba al Disney de los 90´s. Todo esto era sumado a un argumento que no sólo no aportaba nada nuevo sino que además hacía mal lo ya visto cientos de veces. Lamentablemente Insurgente (Insurgent), segunda parte, no mejora. Cualquiera que haya visto el primer film entendía la mecánica de establecimiento de Tris como la elegida. Todos, parece, menos los realizadores, que necesitan de una secuela entera para contarnos esta misma idea. Y para estar seguros de ser claros, pasan gran parte del film verbalizándolo. Insurgente pudo haber sido la última media hora de Divergente si ambas hubiesen estado bien contadas, pero no, esta secuela dura 119 minutos rellenos con arcos argumentales circunstanciales que, al igual que en la primera parte no van a ningún lado y tampoco interesan. El universo de la saga no es realmente complejo como para explicarse en tanto tiempo, ya en la voz off inicial de la primer parte imaginábamos no sólo lo que luego vimos en aquella, sino además parte de lo que vemos en su secuela. Insurgente no aporta nada significativo respecto a la película anterior que a su vez no aportaba nada significativo al género. El gran problema en lo que va de la saga es, sin dudas, que sus realizadores realmente creen que están haciendo una gran reflexión social con todo esto. Creen seguramente que sus diálogos no son acartonados, que Tris es un personaje carismático y sobre todo, que no nos dimos cuenta aún que ese universo distópico de exacerbación en la separación de facciones (clases) sólo está ahí para, en el final, instaurar un orden “libre” en donde cada uno pueda ser lo que desea. O sea, para llegar al mismo lugar en donde estamos como sociedad hoy en día. En ese momento estos niños (entrenados previamente como policías) van a descubrir “que todos somos diferentes (divergentes)”. Lo mismo que plantean las publicidades de Levis y Convers, sólo que de una forma mucho más afable y sin necesitar una saga que completa va a rondar las seis horas.
La acción mejora el confuso argumento de “Insurgente”. Muy al estilo de otras sagas de ciencia ficción destinadas a los adolescentes, la de "Divergente" de Veronica Roth muestra un mundo futuro en el que, para evitar las guerras y la violencia en general, se divide a la población en facciones agrupadas por sus habilidades o condiciones naturales, y así hay gente dedicada a la Osadía, la Ley, la Ciencia, etcétera. Salvo aquellos con el problemático don de la protagonista Shailene Woodley, que tiene las capacidades de todos los grupos al mismo tiempo, lo que la convierte en una persona peligrosa para esa sociedad. A favor de esta primera secuela (falta una segunda, dividida en dos partes, o sea dos películas más) se puede decir que tiene bastante más acción que su predecesora. En su contra hay que hacer notar que está contada de un modo bastante confuso y endeble, lo que sumado a que tal vez el espectador no recuerde con precisión todos los detalles del film previo, hace que el asunto por momentos se vuelva un tanto obtuso. En todo caso, el vértigo no falta, ya que como bien lo indica el título, esta vez la protagonista se vuelve en contra del establishment y debe enfrentar tanto a sus antiguos colegas como a gente de su propio grupo. Hay algunas escenas bastante dramáticas, como por ejemplo una rara especie de juicio llevado a cabo con la aplicación de un poderoso suero de la verdad, y muchas sorprendentes reapariciones de personajes del film previo. Las actrices adultas como Kate Winslet y Ashley Judd aportan un poco de rigor en medio de algunas interpretaciones desparejas. La puesta incluye docenas de escenas con efectos especiales, algunas con un vistoso 3D, y varias con efectos digitales no demasiado elaborados.
Divergent fue el inicio de una saga que se parecía a muchas otras y no tenía muchas virtudes de por medio, exceptuando el carisma de Shailene Woodley como su protagonista. Basada en la trilogía de novelas de Veronica Roth, tiene demasiados lugares comunes del género fantástico que tantas reversiones ha tenido estos años con The Hunger Games y la reciente The Maze Runner que es difícil engancharse con la propuesta cuando apenas tiene ápices de genialidad desperdigados por su trama. Eso, y que se recurra a hacer cuatro películas de tres libros, dividiendo el último en dos partes, movimiento que puede resultar todo un éxito -Harry Potter- o un fracaso atroz -Twilight-. De cualquier manera, la separación final es un fastidio para el espectador asiduo de la saga, y para el público pasajero un tedio absoluto, y si a esto se le suma el aditivo del inservible 3D del que ya casi nos habíamos librado, las expectativas generadas son prácticamente nulas. Pero a pesar de tener casi todo en contra, Insurgent sobrevive al escarnio público al generar un interés mínimo por la historia de Tris y sus renegados amigos, y la guerra civil a punto de estallar en esa ciudad derruida que es el último bastión de la humanidad. La secuela está más orientada a la acción, el trauma por el que atraviesa la profética protagonista se siente real gracias al talento joven de Woodley, y el relleno secundario con grandes nombres funciona para sostener la atención durante las dos horas que dura este nuevo viaje postapocalíptico. Entiendo que no es nada fácil comprar una nueva saga que parece no terminar nunca y vivir una y otra vez el complejo mesiánico de ser el Elegido para salvar a la humanidad, pero si en la primera parte era cansina la sociedad utópica en la que la gente estaba dividida en facciones y los que eran diferentes no cabían en ella, en esta segunda parte las reglas se tiran por la ventana y hay focos de rebelión y desconfianza en cada rincón y esquina. Tris y su amado Cuatro -el adusto y serio Theo James, que ni corta ni pincha en la historia- están en pleno escape de las fuerzas que los persiguen, en especial la Erudita Jeanine, la villana más edulcorada de la historia del cine en la piel de una Kate Winslet que se la pasa de maravillas sabiendo lo divertido que es estar en una saga juvenil. Hay un sentimiento de cambio en la saga y se debe al volantazo que pegaron desde la producción. Neil Burger no pudo retornar a la saga por conflictos con la terminación de la primera entrega -todas las películas se estrenarán con un año de diferencia entre ellas- y su lugar lo tomó Robert Schwentke, mientras que también hubo un reseteo de los guionistas y ninguno del anterior equipo volvió. Junto al novato Brian Duffield se encuentra la leyenda de Hollywood Akiva Goldsman y Mark Bomback, dos muchachos que saben cómo hacer funcionar un blockbuster, cómo transladar una historia de tinta a una pantalla grande. Los más afectados de este cambio serán los fanáticos, ya que aparentemente ciertos aspectos de la historia están completamente inventados, todo a partir de la inclusión de un objeto, una caja misteriosa que será el epicentro de la trama. Anteriormente, mi mayor preocupación al abordar la saga era que a Shailene no se la veía cómoda en su papel de heroína rebelde. Un año después y un corte de pelo de por medio, Tris se calza ropa ajustada y cualquier arma que tenga de por medio para librarse de la amenaza que se cierne sobre lo que resta de la humanidad. Tiene sus problemas en el camino, se la ve más determinada que de costumbre, y en algunas escenas dramáticas deja brillar a la genial actriz que tiene dentro. Sigue dando pena que se le de tanta importancia al romance de turno, tecla que sigue fallando ya que Woodley y James no tienen la química al estilo Romeo y Julieta a la que apunta, ni nunca la tendrá. Grandes actrices como Octavia Spencer y Naomi Watts se suben al carro de la fantasía adolescente, en pequeños papeles que no aportan demasiado -pero con oportunidades a expandirse en futuras secuelas- y que tampoco lastiman a la trama en general, ya que son caras conocidas ya fogueadas en el medio. Si gustó la primera entrega, Insurgent gustará aún más. Si te dejó indiferente, ésta quizás lo haga también, pero entrar con cero expectativas quizás hace que valga la pena. Lo que no se puede negar es el brillo de la estrella que irradia Shailene Woodley, que demuestra que está más allá de toda crítica posible con su candor.
La historia de Insurgente comienza donde terminó la primera, con los protagonistas fugitivos y perseguidos por Jeanine Matthews. Cuando el mejor halago que uno puede hacer de una secuela es “Y bueno, por lo menos es mejor que la anterior” eso que parece casi un aprobado, es en realidad, una prueba de que el producto es mediocre. Eso es lamentablemente lo poco bueno que se puede decir de Divergente. La trama de la primera película, estrenada en el 2014, nos cuenta como en un futuro, los sobrevivientes de una dura guerra se aíslan en una ciudad tras una pared inmensa, para reorganizarse y protegerse del exterior, por posibles ataques de aquellos que después de la guerra no pudieron sobrevivir. Para organizarse, se dividen en diferentes sectores de la sociedad, llamados facciones, los cuales se organizan de acuerdo a la personalidad de cada individuo. Una de esas facciones decide quitarle el poder a la que “gobierna” y ahí se dispara la trama. Esta nueva entrega, no es mas que la misma película, pero acá, además de copiar el concepto de Los juegos del hambre y Batalla real, le suman un poco de Harry Potter y mucho de El imperio contraataca y el resultado es un mejunje en el cual nada queda demasiado bien. Particularmente las líneas de dialogo son insoportables. Muy predecibles y rebuscadas hasta el hartazgo. Las actuaciones, casi amateur en algunos casos, vuelven muy difícil la posibilidad de generar una conexión verdadera con el espectador. Todavía no me explico que hace una actriz como Kate Winslet enfrascada en este proyecto. ¿Que es lo que Insurgente logra, que su predecesora no? pues aburrir menos. Arranca con escenas de acción, decae un rato, mas escenas de acción, decae otro rato, mas escenas de acción… ustedes entienden a que refiero. A lo mejor me estoy volviendo viejo, pero me parece que Insurgente es una película que no le parecería demasiado buena ni siquiera al publico adolescente y post adolescente, que ya a esta altura, deben estar fanatizados con The Hunger Games y al lado de esta saga, el Sinsajo tiene todas las de ganar
"La lucha externa e interna de Tris" El año pasado vimos la primera adaptación cinematográfica de la saga “Divergente” de la escritora Veronica Roth, cuya película llevó ese mismo nombre. En ella conocimos a Beatriz Prior, una chica de 16 años que realizó un test para decidir a qué facción debería pertenecer desde ese momento. Porque en este mundo distópico, la sociedad está regida por diversas facciones para mantener la paz (Osadía, Abnegación, Erudición, Verdad y Cordialidad) y cada miembro tiene características particulares. Sin embargo, no todos pueden ser encasillados en un lugar, y ellos son considerados “divergentes”. “Insurgente” deja de lado la presentación de las facciones y las pruebas que deberán hacer los recién llegados para formar parte de esta nueva familia y dejar a la de sangre en el pasado. Esta nueva entrega se basa en el viaje que llevan a cabo Tris (Shailene Woodley) y Cuatro (Theo James) para recuperar a los miembros de Osadía víctimas de Jeanine Matthews (Kate Winslet) y terminar con la guerra que comenzó la líder de Erudición, por la cual están siendo perseguidos. Además, Tris deberá atravesar y superar sus demonios internos, provocados por sus acciones del pasado. “Divergente” nos presentó acción en todo momento e “Insurgente” no se queda atrás. Al contrario, esta segunda parte es todavía más dinámica que la anterior. Ya la historia comienza con Tris, Cuatro, Caleb y Peter dejando atrás sus respectivas facciones para hacerle frente (algunos más voluntariamente que otros) a Jeanine Matthews. Es así como la película nos brindará constante acción a través de este viaje que harán los protagonistas por las distintas facciones. “Insurgente” no para ni un minuto, proporcionándonos dos horas de entretenimiento profundo. Como ocurre con las adaptaciones, inevitablemente uno debe hacer referencia al libro y si se amoldó la historia de una forma correcta. Este punto es un tanto complicado y polémico, porque toda historia debe acomodarse al tiempo que se tiene en pantalla y es muy difícil que una película pueda lograr contar todo lo que está en un libro. Dicho esto, “Insurgente” mantiene la esencia del escrito de Roth, es decir que todas las escenas pasan de una manera u otra. Sin embargo, no es un fiel reflejo del libro. Existen ciertos hechos que si bien se muestran en la película, no ocurren de la misma forma que en el libro o se crean otros momentos que en los libros no se encuentran. Con respecto a los personajes, algunos se omiten (los cuales son necesarios para la historia), y a otros se les quita importancia. Lo mismo ocurrió con “Divergente” y uno se preguntaba cómo iban a resolver esa particularidad en la entrega siguiente, cosa que supieron arreglar muy bien. Es por eso que tampoco se puede juzgar a priori este punto sin saber cómo continuará la historia en la próxima película, ya que puede seguir una coherencia propia del film. Con respecto a las actuaciones, se repite nuevamente la fortaleza de Shailene Woodley encarnando a Tris Prior, una chica que todos ven con una gran valentía, pero que en el fondo tiene puras inseguridades. Asimismo, hace una muy buena dupla con Theo James (aunque en los libros se puede observar una relación un tanto más profunda y con mayores altibajos que la presentada en esta oportunidad) y Kate Winslet se luce otra vez como la villana de la historia. De esta manera, “Insurgente” funciona de una manera muy correcta. Es una película a pura acción, aventura, romance, es entretenida, nos sorprende constantemente, tiene buenos efectos y nos va a dejar con ganas de que sea el año que viene para poder ver la primera parte de “Leal” (“Allegiant”). Es por eso que será del agrado tanto de los fanáticos de los libros (siempre y cuando acepten la adaptación a la pantalla grande) como los que siguen a la saga a través de las películas, ya que tampoco se necesita de los libros para la comprensión de la historia. “Insurgente” se instalará dentro del público más juvenil o adolescente. Samantha Schuster
Crítica emitida por radio.
Atada con alambres Sin ser ninguna maravilla, Divergente, dirigida por Neil Burger, resultó un más que aceptable arranque para esta nueva saga juvenil/literaria (y van…), ya que sostenía con bastante fluidez y tensión sus 139 minutos. Exactamente un año después (parece que los productores estaban muy apurados por seguir recaudando) llega esta segunda entrega, Insurgente, que se ubica por debajo de su predecesora. Tenemos nuevo director (el alemán Robert Schwentke), nuevos guionistas y buenas incorporaciones en el elenco (como Naomi Watts), pero Insurgente no funciona del todo bien por ningún lado ¡Y eso que dura 20 minutos menos que el film original! La narración es más torpe (los planos generales aéreos y los encuadres cenitales tratan de dotar de algo de espectacularidad), los sueños “explican” los traumas (la culpa) de la protagonista, las secuencias de acción son pocas y pobres, el 3D molesta más de lo que aporta, y la lucha de clases y la represión desde el poder son descriptas de la manera más obvia posible. Es cierto que la saga Divergente no es mucho peor que Los juegos del hambre o que Maze Runner (que sin dudas están un par de escalones por encima) y también es cierto que Shailene Woodley es una más que digna protagonista incluso en una segunda parte tan deslucida como esta, pero en Insurgente se nota demasiado el apuro, la fórmula, el “que salga a tiempo como sea”. Una pena, sobre todo por los fans de la saga literaria de Veronica Roth que irán en masa a las salas y, más allá del fanatismo, seguramente saldrán bastante decepcionados. Ojalá la tercera entrega levante algo de vuelo. Esta estuvo a punto de estrellarse.
Escape imperfecto En Insurgente (Insurgent, 2015), el director Robert Schwentke sube la apuesta creada con la primera película y toma de la saga literaria de Veronica Roth la esencia de la aventura en la que Betrice/Tris (Shailene Woodley) y Cuatro (Theo James) descubren ser diferentes al resto de la sociedad. Woodley sabe que el rol que le toca es similar al de Jennifer Lawrence en la trilogía de Los juegos del hambre (The Hunger Games, 2012) e interpreta, con mucho mayor esmero el rol de “divergente”: aquella joven que puede concienciar a los demás para salir de los esquemas pre establecidos. La trama de esta nueva saga comienza cuando Tris y Cuatro continúan prófugos esperando que la déspota Jeaninne (Kate Winslet) no los encuentre. “Cordialidad” es el lugar seleccionado momentáneamente para vivir, aun sabiendo lo difícil que les será poder mantenerse tranquilos ante alguna provocación. Nuevamente el personaje de Woodley es presentado como una joven fatal que sentencia a muerte a quien se le acerque. Pero ella sufre por esto, continuamente la acosan pesadillas de su pasado reciente, y a veces confunde la realidad con sueños. Sus padres fallecidos y un hermano que cambia sorpresivamente de bando, no hacen más que asegurarle que algo debe hacer para cambiar el estado de una sociedad absorbida por el egoísmo y la falta de compasión por el otro. De más está decir que el director explota este punto y aumenta la tensión con imágenes y música acorde, para que la teoría de la conspiración inspirada en aquellos estados fascistas y controladores (del estilo de 1984 y Un mundo feliz), puedan ser puestos al día para las nuevas generaciones. Si en Divergente (Divergent, 2014) la cercanía con la trilogía de Los juegos del hambre le jugaba en contra, aquí la incorporación de una misteriosa caja con un mensaje determinante para la sociedad la separa y acerca a otros films de ciencia ficción como Matrix (1999). Los jóvenes divergentes intentaran eludir el poder para apoyar a facciones que, sin justamente ser “facciones” reviertan el orden impuesto y establecido por Jeaninne, al punto de trabajar con antagonistas o revelar su verdadera identidad ante el resto de sus compañeros. Insurgente falla cuando quiere construir un discurso pseudo filosófico y se pone seria. Gana cuando en cambio, en las hiperbolizaciones de los estereotipos con los que hará interactuar a sus protagonistas. El resultado es desparejo, pero en la balanza termina siendo mucho más positivo que la primera entrega y eso es algo para rescatar.
“¿Me elegís porque soy el menor de los males?” Y sí. A veces, cuando hay que elegir entre dos películas malas, elegimos la menos peor. Este es el caso de Insurgente, secuela de Divergente, completamente intrascendente igual que su predecesora, pero al menos un poco más entretenida, lo que la convierte en un producto menos peor. El film de Robert Schwentke puede sumarse a lista de secuelas que superan a sus predecesoras. Probablemente, esto se debe a que Insurgente toma como principal referencia a El imperio contraataca (1980), también conocido como Episodio V, dirigido por Irving Kershner. Schwentke, cuya filmografía está integrada por films mediocres, entre los que se destaca únicamente RED –la primera- prefiere cargar a la adaptación de la saga de Verónica Roth de adrenalina y acción antes de filosofía barata para adolescentes que consumen otras sagas como Los juegos del hambre o Crepúsculo. La historia vuelve a transcurrir en un tiempo futuro donde la humanidad vive separada por un muro y dividida según sus habilidades en Osadía (el ejército) Erudición (los intelectuales), Verdad (abogados y jueces) y Cordialidad (los agricultores). Los abnegados decidieron no formar parten de ningún clan y los sin facción son los vagos que dan vueltas por el mundo sin rumbo. Dividiéndose de esta manera se llega a una sociedad pacífica. El problema son los Divergentes como Tris –Shailene Woodley, la protagonista- que como tienen todas las facciones son “peligrosos” para el sistema. En el principio de Insurgente, Tris se está escapando del sistema, y junto con su novio y su hermano, paran con los cordiales, que son una comunidad pacífica integrada por amish y hippies, básicamente. El orden se rompe cuando Tris empieza a sacar afuera su costado osado, rencoroso y violento… y porque los osados la siguen persiguiendo. Tris y su banda irán saltando de clan en clan hasta enfrentarse a Jeanine –nuevamente Kate Winslet- quién la quiere someter a las pruebas que desarrolla un aparato encontrado en la casa de los padres de la protagonista –asesinados en el primer film- que encontrará a través de simulaciones, al elegido para restablecer el orden Si dejamos de lado la filosofía barata, los diálogos forzados, el discurso obvio y subrayado, nos encontramos con una película de acción medianamente decente. Schwentke no innova demasiado, pero es menos solemne y pretencioso que Neil Burger. Por eso prioriza la acción, que tampoco es demasiado sofisticada por sobre el guión, que es bastante predecible y elemental. locoxelcine_insurgent_review Como decíamos en un principio, Schwetke parece ser bastante fan de El imperio… ya que no oculta algunos momentos inspirados en la misma. El personaje de Peter –Miles Teller- es el estereotipado traidor del grupo, pero con un costado benevolente. Como si se cruzara a Han Solo con Lando Calrissian. La útima prueba que debe asumir Tris es enfrentarse contra sí misma, algo similar a lo que le sucedía a Luke Skywalker mientras entrenaba con Yoda. Por otro lado, el centro de operaciones de Jeanine es similar a la “Ciudad en las nubes” donde sucede el final de El imperio… Tampoco falta un obvio plano que cita al momento en que Han Solo es retirado carbonizado. Y por supuesto, un personaje se reúne con su madre, a quién creía muerta. Insurgente, es más oscura, sensual y entretenida que Divergente. Cae en lugares comunes y está repleta de clisés. La subtrama romántica es ridícula y patética, filmada con un amateurismo alarmante. Aún no puede sacarse de encima el manto de la solemnidad y la carga dramática sobre cada personaje, para incorporar un poco de humor al relato, pero al menos, aquel que no es fan ni lector de la saga, puede suspirar aliviado que no se va a aburrir. Triste es seguir encontrando a buenos actores (Woodley, Winslet y ahora Naomi Watts, Octavia Spencer y Daniel Dae Kim) en sus peores interpretaciones, pero incluso así, Insurgente es el mal menos peor.
Un mundo apocalíptico y atomizado como la protagonista La trama, que transcurre en medio de una sociedad en la que la población ha quedado dividida en cinco facciones diferenciadas, crece en intensidad, acción y en inspiración visual. Ambientada en un futuro en el que la población está dividida en facciones de acuerdo a las personalidades de sus habitantes, la segunda parte de la saga Divergente, Insurgente, crece en interés e intensidad dramática gracias a la presencia de Shailene Woodley -la actriz de Bajo la misma estrella- como Tris, la joven que no parece encajar en ninguna de las cinco facciones, y es perseguida por el poder tirano que representa Jeanine -Kate Winslet-. Atormentada por pesadillas y por intentar comprender el asesinato de sus padres -y un secreto que ellos protegieron con su vida- Tris lidera un grupo de rebeldes que enfrenta al sistema junto a Four -Theo James- y atraviesa la ciudad tratando de encontrar aliados en las facciones Cordialidad, Honestidad, Abnegación y Osadía, así como la rebelde y empobrecida masa de los Sin Facción, dirigidos por Evelyn -Naomi Watts-. Lo interesante de esta segunda parte es que explota la acción más que el film anterior y presenta dos partes bien diferenciadas: la primera con un vertiginoso escape por el bosque y con personajes tratando de incorporarse -a su manera- a Cordialidad, mientras que la segunda juega más con los desafíos, la aparición de un mundo “virtual”, algunos toques de humor y sorpresas relacionadas con la traición y la ambición del poder. A nivel visual el director de RED, Robert Schwentke, logra escenas de buen impacto en los espectadores con un despliegue que muestra a una Chicago atomizada y despedazada como la misma Tris, el alma del film que logra inmediata empatía con la platea. Otro personaje femenino en la saga juvenil escrita por Verónica Roth que promete explotar en su tercer eslabón.
La distopía de la semana De las adaptaciones de novelas ‘young adult’, Divergente no es de las mejores ni de las peores, pero esta segunda entrega desciende un escalón. El momento en el que el trabajo de crítico de cine se convierte en un trabajo real es aquel en el que uno tiene que ver estas películas que en apariencia no son ni malas ni buenas, que simplemente funcionan dentro de un universo de franquicias, novelas young adult, estrellas en ascenso que el tiempo colocará en su lugar y directores y guionistas profesionales –algunos con más pericia que otros, todos correctos– cuyos nombres se repiten dentro de este panorama. En realidad siempre es un trabajo, pero digo en este caso trabajo porque tiene la cuota de tedio que uno asocia a la palabra trabajo. Porque, por supuesto, dentro de esas toneladas de películas que parecen todas iguales entre sí, hay algunas que son mejores, otras peores, otras que se parecen, otras que sólo en la superficie, y uno se ve ante la tortuosa tarea de separar la paja del trigo. Pues bien: la serie Divergente pertenece al conjunto de películas young adult que resultan exitosas y que aunque no alcanzan la calidad de otras como Los juegos del hambre tampoco son un desastre como El dador de recuerdos o Maze Runner – Correr o morir u, ¡horror!, Cazadores de sombras: Ciudad de huesos. Hay algo atractivo en esa Chicago postapocalíptica y en Shailene Woodley como una sub-Jennifer Lawrence lanzada a la Revolución contra una estado totalitario. Primero hay que comerse la galletita de la premisa: futuro distópico, sociedad dividida en “facciones” que representa cada una una virtud (todo muy Pitufo, aunque al revés). Ellas son Abnegación (es la facción que gobierna), Erudición, Cordialidad, Osadía y Verdad. Cuando los jóvenes cumplen 16 años hacen una prueba de aptitud en la que se les informa a qué facción pertenecen, un poco al estilo del Sombrero Seleccionador de Harry Potter pero sin magia y con una excusa científica. Pero a diferencia de Harry Potter, acá el joven puede elegir su facción independientemente de cuál le ha tocado en suerte. Y también hay otra posibilidad: que el sujeto no pertenezca a ninguna de las cinco, o más bien que tenga un poco de cada una, en cuyo caso es un Divergente y se transforma en una amenaza a la sociedad porque no puede ser controlado. Nuestra heroína, Tris (Woodley), lo adivinaron, es Divergente, pero pudo zafar de la estigmatización y la anotaron en Abnegación, de donde es su familia. Ella eligió, lo adivinaron tambíen, Osadía. La primera entrega de Divergente se estrenó el año pasado y resultaba una especie de prólogo que nos introducía en este mundo disparatado que, si uno estaba dispuesto a no reclamarle demasiada verosimilitud, funcionaba y entretenía. Parecido a Los juegos del hambre, lo mejor era la parte del entrenamiento en la que se mezclaba acción con ciencia ficción con estudiantina. Esta segunda película, que adapta el segundo libro de la trilogía, gana intensidad pero pierde interés –extraña combinación, pero así es– porque la aventura se vuelve más prosaica, más bélica, más allá del McGuffin de la caja que sólo puede abrir un Divergente y que contiene unos secretos guardados por los fundadores de esa sociedad extraña y que cambiarán el curso de la historia en las últimas dos películas (a estrenarse en 2016 y 2017, que adaptan el tercer libro de la trilogía). Lo que le falta a Insurgente es esa complejidad política de Los juegos del hambre. Tampoco es que la serie de Suzanne Collins sea El 18 Brumario –apunta a un público adolescente, seamos buenos– pero al menos plantea cuestiones interesantes en torno a la heroína y la opinión pública, a los líderes revolucionarios y demás. Y por supuesto, Los juegos del hambre tiene un seleccionado de actores maravillosos que aunque en su gran mayoría ponen el piloto automático, siempre brillan: Julianne Moore, Philip Seymour Hoffman, Stanley Tucci, Woody Harrelson, Donald Sutherland, además de Jennifer Lawrence, que ya es sin dudas una de las mejores actrices de su generación. Todo ese plus le falta a Insurgente, a pesar de que en esta segunda entrega se introduce el personaje de Naomi Watts, que seguramente tendrá mucho más protagonismo en las próximas películas: se trata de Evelyn, la líder de los Abandonados, que son aquellos que no encajaron en ninguna de las cinco facciones principales ni tampoco son Divergentes. Escribo esto y me parece una pavada. Quizás la virtud mayor de Insurgente sea que, mirándola, no parece tan pavada.
Una secuela que conserva los logros de su original Cuando hice la reseña de Divergente, dije que fue una película que volteó todos mis prejuicios y que tenía mi voto de aprobación principalmente por no aburrir. También dije que solo el tiempo dirá si esta tendencia se sostendría o quedaría relegada a un primer episodio. A medida que salían los trailers de Insurgente, no podía evitar preguntarme si todo lo que temía de la original bien podría manifestarse en esta secuela. Afortunadamente, al igual que su predecesora, no aburre y mantiene el interés. Persona que se levanta en oposición a la autoridad Tras los eventos de la primera película, Tris Prior (Shailene Woodley), al igual que su mentor y pareja, Cuatro, son perseguidos por Jeanine (Kate Winslet) y sus esbirros a causa de su condición de Divergentes. Al mismo tiempo que Tris combate sus demonios personales, deberá a hacerle frente a los planes non-sanctos de Jeanine de usar a Tris como la llave para abrir un receptáculo al cual solo puede acceder un Divergente. Insurgente entretiene y va derecho al punto en cada una de sus logradas escenas de acción, al mismo tiempo que sabe cuando incluir escenas más emocionales para que podamos ver la lucha interna de Tris. Aun a pesar de que hay alguna que otra escena en donde Tris recae en el rol de damisela en apuros que tan bien supo evitar en la película original, estas son una minoría y Tris, gracias a Dios, sobrepasa su viaje por sus propios medios y sus propias decisiones, como corresponde. En resumen, una secuela que mantiene el buen pulso narrativo y los elementos de conflicto de la original, estableciendo con pericia el marco para su conclusión (en dos partes). Espejitos de Colores La película mantiene la estética y los colores de la original, al igual que su sobriedad técnica para el mayor lucimiento de los actores. La gran diferencia es el fuerte uso de los efectos visuales, que si bien son un poquito exagerados, siempre son en función de los obstáculos de cada escena y al viaje de los personajes. Actoralmente solo voy a decir que Shailene Woodley, Kate Winslet y Compañía sostienen la misma solidez interpretativa de la película anterior. Los invito a que lean mi reseña de la original, ya que lo que se logra actoralmente en aquella, se repite en esta. Conclusión Insurgente es un viaje totalmente disfrutable. Sostiene todo lo que se ha logrado y se limita a contar un buen cuento con personajes desarrollados y humanamente creíbles tanto en su nobleza como en sus contradicciones.
El movimiento es salud Por algún extraño motivo la primera parte de esta saga -Divergente- gozó por estas tierras de buena salud crítica, de la cual esta segunda carece. Y es llamativo, puesto que Insurgente es como una corrección ligera de aquella película seminal, retocando cual lifting lo que en la anterior se notaba caído y reforzando lo que la sostenía débilmente. La operación resulta satisfactoria, básicamente por la inclusión de un elemento vital para el cine: el movimiento. Insurgente tiene secuencias de acción mejor filmadas y diseñadas que Divergente, y tiene una serie de giros que le dan ritmo a la narración y que desembocan en un final verdaderamente sorpresivo. A contramano de lo que ocurre con la mayoría de las sagas, esta parece aprender de sus propios errores. Tal vez el máximo aprendiza sea el de ser más concreta y necesitar veinte minutos menos para contar lo suyo. Si bien hubo cambios generales en los apartados técnicos, el más notorio es el de la dirección: Neil Burger carecía del timing para filmar ese movimiento, algo que el irregular Robert Schwentke -que aquí se hace cargo- parece tener más internalizado. Si la primera parecía un film de acción para niños, esta adquiere mayor tensión y rugosidad, con una violencia seca bastante impactante, más allá de la ausencia de sangre, algo que evidentemente es sugerencia del multitarget al que aspira. La presencia de Schwentke permite que la película luzca más física, menos naif, y más acorde al tono grandilocuente que estas adaptaciones de éxitos literarios adolescentes requieren. Y, eso sí, lo podemos discutir: Insurgente no puede escapar a la tensión de tener que respetar un material original demasiado venerado. Ese es su gran pecado. La historia vuelve a ser la de los jóvenes que se revolucionan al poder totalitario, y los personajes aparecen en el lugar donde los dejamos hace un año. Hay en una primera parte huida y en una segunda, táctica y estrategia de la resistencia. Esa división de la acción hace que el film no se introduzca en una meseta, puesto que debe construir situaciones constantemente para repotenciar la trama principal hacia adelante. En definitiva un film de guión, pero que no se nota porque se mueve y en el movimiento, uno se olvida de la estructura. Insurgente es una película donde, afortunadamente, pasan cosas. Y esas cosas se traducen en acción antes que en palabras, que igualmente las hay y vienen a ser la parte floja de la película con su carga de onliners revolucionarios de café. Lo positivo, también, es que nunca confunde acción y ritmo con vértigo: Insurgente no se propone como una carrera de cien metros llanos, sino de largo aliento y con obstáculos. Y al menos moviliza un poco las neuronas del espectador, algo que estos tanques de Hollywood suelen alentar hacia la modorra. Las implicancias religiosas de la saga Divergente son más que evidentes, y no están mal. Tampoco su aliento político, que se retuerce un poco con la aparición de un personaje más interesante que la villana estereotipada de Kate Winslet, interpretado por Naomi Watts. Esos elementos son los que distinguen a la historia, y los que aquí el director logra fusionar con bastante coherencia y sin empañar el funcionamiento del relato. Llegado un momento, uno empieza un poco a dudar de la coherencia del todo, de cómo se van articulando esos giros y vueltas de tuerca, pero la película siempre tiene la inteligencia como para depositar el interés del espectador en la escena siguiente. Y, otro detalle atractivo, Insurgente deja de lado ese romanticismo histérico alla Crepúsculo de la primera y es, también ahí, mucho más precisa y acotada. Tampoco es que Insurgente sea una maravilla: los defectos de la primera están aligerados, pero no dejan de estar. Esa solemnidad galopante, quebrada un poco por la presencia del reptílico Miles Teller; esa revolución didáctica y explicada; esa recurrencia a instancias de sueño que vienen a explicar los dramas internos de los personajes; esas frases para pegar en la heladera con musiquita de fondo que todo lo remarca; una primera hora donde le cuesta hacer pie para acumular giros un poco a las apuradas en la última parte; las actuaciones siguen siendo desparejas, aunque Shailene Woodley se muestra mucho más firme en su rol de heroína. Sin embargo, y ese es un gran acierto de la historia en la que está basada, el final es sorprendente y abre expectativas de cara a lo que viene. Insurgente recurre a un cliffhanger digno de cualquier serie de la tele, y no está mal. Luego podemos discutir sobre la pertinencia de todo eso que ocurre para llegar hasta ahí, pero debemos reconocerle esa movilidad que genera. A esta altura, con todas estas sagas repitiendo esquemas un poco molestos, no viene mal una que patee un poco el tablero, aunque sea de modo un poco amañado.
Insurgente ofrece más acción que la primera película de la saga, pero simplemente parece un eslabón más hacia la resolución de la historia. Si a una historia como la de Divergente se la concentrara en una única película, sería una peliculón. Así, fragmentada, cada parte es apenas un eslabón de una cadena, dosificada con distintos niveles de intensidad para que no sea sólo un éxito en la taquilla sino cuatro. Es que el cine tiene la tendencia a dividir en dos (o en más) lo indivisible: la primera película de esta saga juvenil presentaba a los personajes, el mundo distópico creado por Veronica Roth en los libros y visualmente aprovechados en la pantalla (Chicago, en el futuro); el por qué de cada uno; los buenos y los malos, los incipientes romances, y los grises. Si algo quedó claro en Divergente es que la protagonista, la encantadora Tris (Shailene Woodley), es divergente: una personalidad que no encaja en ninguno de los grupos en los que se dividió la sociedad (Erudición, Osadía, Abnegación, Verdad y Cordialidad). Ella no es de nadie, pero podría ser de todos. Y es peligrosa, porque los que no encajan en los esquemas sólo pueden traer caos, pueden provocar la revolución tan temida para aquellos que están en la cima de la escala de poder. Si Divergente era la introducción a la historia, Insurgente es el nudo de la trama, donde crece la acción en buenas dosis, y se pueden entender un poco más los motivos y el modo en que afectaron a los protagonistas las pérdidas que han sufrido. Y crece en paralelo Tris, lo que explica por qué Woodley (Bajo la misma estrella, Los descendientes) es una de las jóvenes favoritas de un Holywood que da oportunidades a las estrellas que saben devolverlo en la taquilla. Tris y Cuatro (Theo James) tienen química. La pareja funciona en esa aventura detectivesca con visos de drama juvenil en la que deben atravesar la ciudad (o sus propios mundos interiores), buscando amigos y enfrentando enemigos, detrás de un secreto bien guardado que le costó la vida a los padres de ella y que la pone en peligro en cada minuto de la película. Hay una sensación de guerra fría permanentemente, donde hasta los impensados “sin facción” pueden tener un propósito más claro que el que se pintaba en la primera. El director Robert Schewentke marca una diferencia con respecto a su predecesor, Neil Burger, en las escenas de acción, algo de lo que carecía la primera parte de esta ¿trilogía? de cuatro partes (el final será dividido, otra vez, en dos). A Insurgente, al igual que la anterior película de esta franquicia, no hay que pedirle mucho más: no es la nueva Matrix, y ni siquiera su argumento está a la altura de Los juegos del hambre, construida sobre libros sólidos con acción desde el primer momento. Es buen entretenimiento, tiene factores románticos imprescindibles para el público que más los quiere, una pareja que encaja bien (no es fácil), un par de sorpresas. Pero abusa de ser por demás explicativa, como si tuviera la necesidad de poner en boca de sus personajes lo que podría ser obvio de un modo menos pedagógico, o del recurso de los sueños para entender lo que pasa o lo que pasará. Si la saga Divergente sigue así, la tercera parte –dividida en dos, claro- será aún mejor que ésta. Porque en definitiva se trata de una sola historia que podría ser contundente y efectiva si no se hubiese contado y cortado en estos largos capítulos.
Todo el poder es de ellas El futuro plantea la existencia de una sociedad ideal, dividida en cinco facciones: erudición, cordialidad, verdad, osadía y abnegación. En ellas están agrupados los ciudadanos. Tris Prior se reveló como una divergente, incapaz de encajar en alguna de ellas. La muerte de su madre formó parte de un complot que esconde los peores secretos de la ciudad, y contra esas fuerzas luchan Tris y sus amigos en esta secuela. “Insurgente” se inscribe en el club de películas sandwich que Hollywood inventó para sacarles el jugo a las sagas literarias juveniles. Al que no vio “Divergente”, la primera parte, le resultará casi imposible entender lo que pasa, y el final es un cliffhanger: uno de esos desenlaces abiertos que prolongan el suspenso y la frustración del espectador hasta el próximo capítulo, que se estrenará el 18 de marzo de 2016. Y habrá un cuarto episodio, porque el modus operandi impone dividir el último libro en dos. Paciencia. Así como Suzanne Collins se hizo rica gracias a “Los juegos del hambre”, Veronica Roth la pegó con “Divergente”. Dos mujeres puestas a escribir distopías sci-fi coincidieron en la elección de una heroína posadolecente para llevar el pulso de las historias. Katniss Everdeen y Tris Prior son caras de la misma moneda, con la diferencia de que Jennifer Lawrence irradia mucha más fuerza, enojo y magnetismo que Shailene Woodley cuando las papas queman. Woodley se corta el pelo como un soldado para salir a cazar a la malvada Jeanine (Kate Winslet), pero en el camino se cruzará con otra dama de armas llevar e intenciones bien ocultas (Naomi Watts). Todas son líderes y atienden su juego. El de Tris apunta, en buena medida, a vengar a su madre (Ashley Judd), otra pieza clave en este puzzle de chicas superpoderosas dispuestas a todo. La naturaleza sandwich de “Insurgente” se nota en los puntos muertos a los que llevan diálogos insustanciales y escenas estiradas al máximo, dominantes en la hora y media inicial. Después, el alemán Robert Schwentke (el mismo de “Red” y “Plan de vuelo”) recupera algo de la tensión y el dinamismo que constituían el capital de “Divergente”. Y cuando las cosas se ponen realmente buenas... fundido a negro y hasta la próxima. Miles Teller (el baterista de “Whiplash”) sobresale en un reparto cotizado. Los personajes entran y salen de la historia sin demasiado tratamiento, otra característica de la saga. Todo pasa por esperar lo que viene.
Mucha facción, poca acción La película forma parte de este tipo de relatos distópicos contemporáneos cuya narración tematiza la misión de un adolescente inconformista que tiene a su cargo enfrentar a una sociedad totalitaria y represora, cuya idea del orden social es la aniquilación de las voluntades y libertades individuales. Se trata de un mundo diegético diseñado para el adolescente y desde la lógica de un adolescente. Las castas o clanes se imponen como proyectos de vida que la sociedad dictamina para ellos, caminos ya cerrados, tradicionales e incuestionables, como acaso la Familia, la Sexualidad, un respeto no recíproco a las instituciones y a los gobernantes. Desde el punto de vista de la trama, la principal debilidad es el achatamiento de las posiciones en conflicto, el maniqueismo y la absolutización de los valores entre las facciones extremas (Abnegación y Erudición), cuya principal consecuencia es una merma del potencial dramático de la propuesta. Pero del modo en que está realizada la película, los integrantes de Erudición se nos presenta como técnico-burócratas sin pasión, sin corazón, casi automatizados (deshumanizados), llegando al extremo de asesinos impiadosos, mientras que los integrantes de Abnegación son buenos por naturaleza, etc. Esta ausencia de contradicciones en cada una de las facciones o clanes es el aspecto más endeble de la película, no tanto por la concepción e imagen de la sociedad que quiere proyectar, sino porque tal simplificación impide que el conflicto dramático que se propone alcance las dimensiones épicas que pretende. No es necesario tener una concepción realmente compleja de lo social para diseñar buenas estrategias de conflicto; las películas de acción norteamericanas generalmente se las han ingeniado muy bien, y lo siguen haciendo, porque no ponen el acento en el contenido de la trama, sino en la forma de las acciones, las persecuciones y otros atractivos que permiten operar con una trama más que elemental. En la mayoría de los casos, este tipo de películas de acción “eficaces” confrontan dos órdenes inconmensurables, donde alguien desde fuera del orden propio pretende tomar algo nuestro y destruirnos. Dado que ese “otro” es un extraño total, no es posible identificarse con él en ningún aspecto posible, y lo único que el relato hace entonces es desarrollar la confrontación por medio de las acciones y el montaje. El film que nos ocupa no hace esto. En primer lugar, el concepto de “extraño total” u “otro” no existe, lo que sí hay en su defecto son enfrentamientos entre iguales. En segundo lugar, el film no opera con la lógica de confrontación por medio de las acciones, pues de hecho (y sobre todo esta segunda entrega) se entretiene en mostrarnos la espectacularidad de los efectos visuales en las escenas de simulación. Cada una de estas escenas, que son prácticamente los únicos momentos de “acción” se preocupa especialmente de desdramatizar el conflicto, pues en dichas situaciones de supuesto peligro, el personaje está prácticamente solo, frente a adversidades completamente abstraídas, y cuando hay otro personaje, este último no es un oponente (el caso de la madre o el propio Four). En síntesis: para una propuesta que pretende centrarse en los contenidos de la trama, el núcleo dramático es bastante endeble y pobre en sus caracterizaciones de los elementos potencialmente dramáticos; para ser un relato centrado en la acción, huye de toda confrontación física entre los oponentes, o las reduce al mínimo para regodearse en la espectacularidad de la imagen, con lo cual lo único que consigue es detener el impulso rítmico del film. Desde el punto de vista del mensaje del film, tampoco resulta de gran interés, sobre todo por esa oposición extrema y absurda entre “comunismo” e “individualismo”, que llevadas al extremo caen ambas en la absoluta abstracción de las relaciones sociales e individuales. La idea de que el individuo establece vínculos fuertes y significativos con lo social, que su fuerza y sus valores dependen en gran medida de esas coyunturas, no implica la ausencia de la voluntad y una actitud autómata por parte de los sujetos, como tampoco resulta creíble la noción de mesías que el film pretende imponer, según la cual, existen una serie de sujetos naturalmente líderes, naturalmente salvadores (en este caso, los divergente) que devienen en el elemento aleccionador de una sociedad que ha perdido el rumbo. Siendo principalmente que se trata de narraciones destinados a los adolescentes (y no se pretende otra cosa) no estaría mal que los valores que allí se proponen y se instituyen tengan por efecto enriquecer al individuo y a la sociedad; el empobrecimiento o el debilitamiento de los lazos sociales, en función de un crecimiento del individualismo, en el fondo retorna sobre el propio individuo como un empobrecimiento de sí mismo, como la presencia del sinsentido, etc.
Un film apocalíptico que contiene acción, romance, aventura y suspenso. Secuela de “Divergente” (2014), esta es la segunda parte de una trilogía ideal para los adolescentes. Su título completo es “la serie divergente: insurgente”. Las cinco facciones de Chicago de la postguerra dividen la sociedad en: Abnegación, Erudición, Cordialidad, Osadía y Verdad y entran en conflicto en futuro apocalíptico. Ante una situación difícil, Tris (Shailene Woodley, “Bajo la misma estrella”) y Four (Theo James, “Conocerás al hombre de tus sueños”) son fugitivos perseguidos por Jeanine (Kate Winslet, “Titanic”), la líder de los Eruditos; tiene que solucionar un rompecabezas de una caja misteriosa, nadie sabe bien que contiene y solo lo puede resolver un divergente que para conseguir sus propósitos envía a sus soldados a buscarlos. Tris deberá averiguar lo que su familia ha sacrificado para protegerla, mientras los Eruditos están dispuestos a todo para detenerla. Atormentada por distintos hechos de su pasado, desesperada por proteger a los que ama, Tris, junto a Four, enfrentarán varios retos; Four se enfrenta también con un ser importante en su vida Evelyn (Naomi Watts) y los espectadores irán conociendo varios secretos. Hay que desbloquear la verdad descifrando el pasado y así el futuro puede transformarse en algo diferente. Además Tris se enfrenta a su oscuro pasado del cual tiene que liberarse, todo se encuentra representado por simuladores, alucinaciones y pesadillas. Una lucha intensa la espera, la sociedad se encuentra amenazada por la villana Jeanine (Kate Winslet, le da matices al personaje, actúa muy bien) similar a la que compuso Meryl Streep en “El dador de recuerdos” (2014). Existen varios personajes que aportan a la historia y hay un cameo de la actriz Ashley Judd. Algunas de las interpretaciones resultan acartonadas, no emocionan, cae en clichés y por momentos parece más un videojuego que una película. Logra entretener porque tiene mucha acción, adrenalina y es vertiginosa, muchos de los efectos especiales son impresionantes y da sus aportes el formato del 3D, contiene traiciones, ciencia ficción y romance. Esta “Insurgente” se encuentra dirigida por Robert Schwentke (“Te amaré por siempre”; “Red”) y hay una escena que resulta algo sorprendente relacionada con un tiro (no puedo dar más precisiones) sobre todo porque está dirigida a los adolescentes y es un producto ideal para fanáticos. Finalmente el último capítulo de la serie; “Allegiant”, se dividirá en Parte 1 la fecha prevista de estreno es el 18 de marzo de 2016 y la Parte 2 para el 24 de marzo de 2017, como lo hicieron otros directores con: “Harry Potter”, “Crepúsculo” y “Los Juegos del Hambre”.
Dice un dicho, que no se quién lo dijo, que segundas partes nunca fueron buenas, claro que siempre hay excepciones a la regla, y confirmaciones de la misma. Digamos que el final de mi propia critica de la primera parte de ésta posible tetralogía, (son tres libros, pero serán cuatro películas, a juntarla con pala se ha dicho), decía: … “El problema se encuentra en el texto mismo, específicamente en el guión, todo aparece como repetido, previsible hasta en los giros que se muestran no generan ninguna sorpresas, como si uno los esperara. Más que divergente parece un filme detergente, demasiado lavado”... Que se puede esperar de una segunda parte cuando la primera estaba en ese nivel, pero si nada es tan malo que no pueda empeorar, y en “Insurgente” lo primero que sucede es que le agregaron lavandina. En el rango de la acción, sólo en cuenta gotas consigue imprimir algunas imágenes agitadas, nunca vibrantes, por lo que la sumatoria de las mismas no logra que puedan funcionar de manera tal que construyan una sola secuencia verosímil. Ya desde el principio, cuando una voz en off, nos pone en guardia sobre que vamos a vivenciar, entonces sabemos que los cinco grupos, faccione, lo que sea, en que se dividió la sociedad ya no lo son, ahora ya son seis, si tomamos a los divergentes, por supuesto, que tampoco seis, mire que, si les incluimos los de afuera, los sin facción, serian siete. En este punto hay dos variables de lectura (esto es broma, en serio), la primera es agradecer que empiezan en 5 facciones y terminan en siete, si hubiesen empezado en seis alguien la tildaría de kirshnerista, (“6,7,8”, por si no se entiende el chiste). La otra es el siete, y esto es serio, siete son los cambios de vestuario que tiene el personaje de Tris (Shailene Woodley) en la primera hora de la narración, al mismo tiempo que Cuatro (Theo James) tiene tres, (parece joda), todos sin justificar, sin necesidad aparente, y por supuesto sin objetivo alguno, salvo que estemos en presencia de un desfile de modelos, tipo “Pret a Porter” (1994), de Robert Altman. Hace unos años se estreno “Blancanieves y el cazador” (2012), una muy buena realización, donde uno de los detalles a destacar era el diseño del vestuario, en ese caso a la protagonista se le iba transformando la misma ropa a medida que iba construyendo al personaje, según la necesidad de acción, o simplemente en algunos pasajes denotando los estados de animo por los que transitaba. En “Insurgente” sólo esta al servicio de redundar sobre la decadencia del cine, el avance del deterioro de la cultura o de demostrar que ellos (los que toman al cine sólo como negocio y entretenimiento) han ganado, y que nadie va a darse cuenta de este despropósito en un detalle tan “ínfimo” como el diseño de vestuario. Luego la bella Shailene, también buena actriz, y lo ha demostrado, continua con un solo atuendo que nunca se ensucia, ni se corta (quiero un traje con esa tela para mi, o para que mi mujer no me diga ¡TE MANCHASTE!) Perdón, volvamos. En ese mismo orden esta la escena del escape inicial, no solventa el verosímil, ni intenta hacerlo; la persecución, los planos y contraplanos de los perseguidos y los perseguidores no se respetan en ningún momento; como así tampoco las velocidades de cada grupo, si parece que se acercan y están más lejos, lo que va ha ser una constante de todo el filme; el rescate de ultimo segundo, puesto en eficiencia practica por la escuela de Brigthon, en Gran Bretaña en 1918, ayer nomás… parafraseando la canción. ¿De que va la historia? Digamos que si ya vio la primera parte es más de lo mismo con algunos personajes agregados, digamos la madre de uno que se murió y esta viva (no estamos viendo ninguna de George Romero), la malvada es cada vez más malvada, los buenos lo son por antonomasia, la heroína lo es en cada uno de sus poros, su amante es incondicional, y podría seguir enumerando, hasta el final sin final aparente, sólo para darle apertura a la próxima entrega. Si no vio la primera, no se arriesgue a ver esta que es peor, mire. Pero para que no crean que soy malvado por definición, acá les adelanto un poco de la sinopsis. Tris y Cuatro, los novios, son ahora prófugos acosados por Jeanine, la líder de los Eruditos. A Tris le corresponderá averiguar por y para qué su familia se ha sacrificado para protegerla, mientras los Eruditos están dispuesto a todo para detenerla. Abrumada por las elecciones de su pasado, pero exasperada por resguardar a los que ama, ella, junto con su media naranja, enfrentarán un desafío tras otro para llegar a la verdad de su pasado y poder darle un futuro a su mundo. ¿Usted. me cree?
“La serie Divergente”(título original “The Divergent Series: Insurgent - Shatter Reality”, dirigida por Robert Schwentke, es la segunda entrega de cuatro películas, y es una buena duplicación de lo que ya se vio en el primer filme. Desde el comienzo, la visión de la autora de la novela fue dar a las mujeres una fuerza y voluntad equiparada con las del hombre. Éstas modernas amazonas han sido las heroínas en todas sus formas: villanas, modelos, amorosas, maternales y líderes. Por lo que no debe extrañar que la secuela añada el nuevo personaje de Evelyn (Naomi Watts), que trata de reconciliarse con su hijo Tobías Eaton - Cuatro para los insurgentes - (Theo James). Evelyn sólo fue una mera presentación del personaje, porque el objetivo está puesto en una mayor participación de la Wattspara la próxima entrega. Si bien “La serie divergent” posee algunos tópicos semejantes a de “Los juegos del hambre” (“The Hunger Games”, 2012), se diferencia de éste porque en lugar de construir la historia hasta llegar a una insurrección masiva, Roth comprime el derrocamiento del estado dictatorial de lo que queda de una Chicago desbastada, rodeada por cercas de alta tensión, pero que al mismo tiempo sienta las bases para una nueva serie de secretos y sorpresas que serán revelados en la tercera parte. Y si bien la déspota Jeanine tiene intenciones genocidas demuestra una actitud muy diferente con respecto a la violencia, que la que Collins mostró en “The Hunger Games”, y que alentó una serie de batallas como la de “Battle Royale” (2000). Por el contrario, los personajes de Roth deben confrontar principalmente con las consecuencias emocionales de sus acciones. Es como si hubiera hecho prevalecer la ley del karma para salvarlos. Tris (Shailene Woodley) es perseguida por las tres muertes que pesan en su conciencia (Bill, su madre y su padre), tal vez por eso a los guionistas (Brain Duffield, Akiva Goldsman y Mark Bomback) pensaron una escena conmovedora para que Tris finalmente pudiera perdonarse a sí misma, como si hubiera hecho un “curso de milagros” acelerado. Es interesante observar lo que existe detrás de las palabras o construcciones de un filme. La propuesta es mostrar el mundo de “Divergent- Insurgent” como se aproxima a una sociedad cerrada, formada por campos de producción que cumplen determinado rol dentro de un estado en permanente guerra civil. Los muros se levantan entre pueblos y se dividen cinco zonas: Verdad, surgió de aquellos que estaban en contra del engaño, Abnegación: contra el egoísmo, Erudición: contra la ignorancia, Osadía: contra la cobardía, y Cordialidad: contra la agresión. Pensamos que siempre en toda obra de ficción existe una realidad semejante a lo que nos rodea, aunque sublimada y en algunos países existen o existieron muros que separaban a los humanos de distintas razas, credos y políticas. Después de la caída del muro de Berlín se creía que no se iban a construir más muros, pero si miramos en América de Norte existe uno que rodea los tres mil kilómetros que separan a México de Norteamérica, en Israel está el interpuesto a los palestinos, en Melilla (territorio español) el que frena el avance de los sudaneses, subsaharianos o africanos de cualquier tipo. Pero también existen los muros internos, invisibles, que son levantados en cada país por diferencias ideológicas con el gobierno de turno, o ideologías extremas. Proponiéndoselo o no Verónica Roth lo que explica es que si se continúa la confrontación, los pueblos en el mundo se verán destruidos y desolados cono esa Chicago ficticia. Y que de alguna manera la esperanza, si es que existe alguna, estará en los jóvenes que lucharan hasta alcanzar su propia utopía. “Divergent- Insurgent” pone al espectador frente a una sociedad diseñada para categorizar a los ciudadanos en compartimentos estancos, y en ese sentido recuerda la novela de Aldous Huxley “Un mundo felíz” (“Brave New World”-1932), que reflejaba una sociedad utópica, aunque irónica y ambigua. La guerra y la pobreza fueron desterradas y todos son permanentemente felices. Sin embargo la ironía radicaba en que todas esas cosas se alcanzaban tras eliminar muchas otras: la familia, la diversidad cultural, el arte, el avance de la ciencia, la literatura, la religión y la filosofía. En “Divergent- Insurgent” todo fue eliminado, es una sociedad disotópica que no se alcanza la felicidad, pero curiosamente el filme se abre en Cordialidad (que se asemeja a un espacio que rinde culto a la agricultura hippie, supervisado por Johanna (Octavia Spencer) donde la facción de de la paz y el amor está protegiendo a aquellos que huyen de Jeanine (Kate Winslet), cuya inteligente clase erudita derrocó a los miembros desinteresados de Abnegación y tomó el control de la ciudad. Jeanine comete varios errores en su apreciación de la realidad y éstos harán que pierda el poder. Entre ellos el tratar de descubrir el misterio de una caja que contiene el mensaje de los fundadores y cuya llave sólo puede ser manipulada por la protagonista Tris. Esta secuencia fue inventada por los guionistas para generar una mayor intriga a la trama. Se crearon escenas surrealistas (como la persecución de Tris de un edificio en llamas por el cielo) con la formación de entornos virtuales que anidaban un mundo onírico, que a la vez permitía a los protagonistas soñar ilusiones y desarrollar talentos que desafiaban las limitaciones físicas. En la primera “Divergent” se sabe que los padres de Tris murieron bajo las balas de Jeanine por salvar a la hija, en la ilusión de la segunda entrega ella trata de salvar a su madre Natalie (Ashley Jude) dentro de una casa, que flota, arrasada por las llamas Si bien el filme fue diseñado para el lucimiento de Shailene Woodley, su personaje pasará a segundo plano al funcionar como un observador pasivo de su propia historia. El protagonismo lo tendrá Theo-Cuatro. La novela refleja un mundo dominado por mujeres y el filme mantiene esa línea, aunque a veces algunas migajas de poder caen en manos de los hombres. En “Divergent- Insurent” existen muchas tramas y subtramas por las que se mueve el grupo insurgente en las que se destacan los personajes secundarios como Eric (Jai Courntey), Caleb (Ansel Elgort) hermano de la protagonista, Peter (Milles Teller) que se une a los facción sabiduría sediento de poder. En esas subtramas se va desarrollando la fragilidad adolescente frente a los pasos agigantados de la tecnología. Es una juventud en rebelión contra el rígido sistema futurista. No es como el que existía en “1984” (1947), en donde George Orwell instaló el ojo del gran hermano, pero en cierto modo estos jóvenes deben caminar entre escombros angustiados por un sistema coercitivo que no les permite desarrollar su propia individualidad. NOTA: Respecto de la adaptación El 11 de abril de 2014, Summit Entertainment anunció que la tercera novela se dividirá en dos películas tituladas “Allegiant - Part 1” y “Allegiant - Part 2”. Una tercera película basada en "Allegiant" fue programada para su estreno el 18 de marzo de 2016, la segunda parte fue prevista para ser estrenada el 24 de marzo de 2017. La trama del libro que dejó de lado el filme 1) Marcus es un personaje súper importante en el libro durante toda la trama y en distintos conflictos, e incluso es partícipe de la información que guardan los Abnegados. En la película Marcus muere en las primeras secuencias. 2) En el libro Tris debe luchar contra su conflicto psicológico por haber matado a Willams y no puede agarrar las pistolas, y de hecho sólo se defiende con una navaja porque cuanto toma una recuerda el modo en que lo mató. En el filme ella dispara a diestra y siniestra, sólo en un momento se mostró preocupada y tira el arma, pero luego continúa manejando esas pesadas pistolas del futuro. "Así me veo como cuando le disparé, gimió como un animal herido y dejo que las pistola se me caiga de las manos para aferrarme el estómago". 3) La muerte de Jeanine en el libro está en manos de Tori , que suena como más lógica ya que éste personaje se lo conoce desde el libro anterior, se sabe la historia de cómo mataron a su hermano, como ella se infiltró para matar a Jeanine. En el filme lo hace, con lo cual queda simbólicamente establecido el relevo del poder. 4) La caja misteriosa. En el libro Jeanine quiere experimentar con los divergentes, pero para generar un suero al que no sean inmunes, por eso experimenta, con Tris y gran parte de ellos. 5) Los encuentros con las otras facciones. No siempre fueron en paz y libertad. Se suceden luego de una pelea. 6) El final del libro explica el cambio de actitud de Tris cuando dice: "Para que sepan que la información que les he proporcionado es precisa, les daré el nombre que estoy a punto de asumir como propio. Mi nombre será Edith Prior y hay muchas cosas que estoy deseando olvidar". En el filme salen liberados del otro lado del muro, en el momento que se están cuestionando lo que existe del otro lado, si deban cruzar o no. Las adaptaciones no siempre son acertadas y en éste caso para quienes no conocen el libro aceptaran sin dudar la propuesta del director y sus guionistas, porque si bien se alejan de la versión original a efectos de conquistar a los espectadores logra su cometido.
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De Distopías y totalitarismos La segunda entrega de la saga basada en los libros de Verónica Roth construye una distopía futurista rebosante de un adolescentismo pop edulcorado, poca acción y evidentes dificultades narrativas que incluso en ciertos momentos traspasan el límite de lo verosímil. En la previa, Insurgente generaba muchísimo entusiasmo en los fanáticos de la saga y cierta expectativa en el resto del público, teniendo en cuenta el más que aceptable trabajo que había realizado Neil Burger con la primer parte de la saga: Divergente (2014). Si bien compartía muchas similitudes con Los Juegos del Hambre y otros productos similares (Ver “La era de las sagas”), la dinámica dirección de Burger y los destacados trabajos de Kate Winslet y Shailene Woodley habían generado un justificado interés en el público. Sin embargo, la negativa del mencionado director para dirigir esta segunda parte -debido a que consideraba insuficientes los plazos de realización impuestos por los productores- evidentemente impactó en la calidad de la obra. Su reemplazante, Robert Schwentke –“Plan de Vuelo” (2005), “Red” (2010), “RIPD” (2013)- fue víctima de ese apuro y nunca pudo superar los problemas de un guión carente de un sentido progresivo de la acción. De ese modo, terminó elaborando un film aburrido, deslucido y plagado de obviedades argumentales. La trama retoma los sucesos de la primera parte y comienza con Tris (Shailene Woodley) y Cuatro (Theo James) huyendo de Jeanine (Kate Winslet), la líder de Erudición que momentáneamente ha asumido el control del sistema de facciones para garantizar la eliminación de todos los divergentes que, según su visión, amenazarían el orden y la paz social. Con este panorama, el dúo protagónico recorre la derruida ciudad de Chicago buscando aliados en las facciones Cordialidad, Verdad, Abnegación, Osadía y en la gran masa rebelde de los Sin Facción, liderados por Evelyn (Naomi Watts). ¿Su objetivo? Simple, descubrir un antiguo secreto protegido por los padres de Tris sobre el sistema de facciones; un secreto que si se revela podría cambiar el curso del mundo y del futuro. maxresdefault Si bien la sinopsis atrapa, el problema es la manera que se eligió para contarla. De forma recurrente, la película transita los sueños de Tris para explicar su angustia y su dolor con respecto a la pérdida de sus seres queridos, lo cual resulta verdaderamente cansador, pues se trata de cuestiones que luego son igualmente resaltados por el director. Esta reafirmación constante de lo evidente, sumado a persecuciones inverosímiles y salvaciones de último momento bastante forzadas, hace que Insurgente se convierta en un film predecible y bastante inferior a su predecesora. La promisoria Shailene Woodley es uno de los aspectos positivos de la película, aunque no puede decirse lo mismo del resto del reputado elenco. No porque lo hagan mal, sino porque sus papeles son tan intrascendentes que daría lo mismo si los interpretase cualquier otro actor. La era de las sagas La industria hollywoodense atraviesa un lucrativo período dominado por el reciclaje de viejos clásicos (desde “Indiana Jones” y “Star Wars” hasta “Carrie” y “The Evil Dead”) y por la aparición de sagas interminables y mediocres que tan sólo se limitan a reproducir fórmulas temáticas, estilísticas y narrativas que aseguran una importante afluencia de público y generosos dividendos. Es cierto, hay algunas sagas mejores que otras y no todas son simples fabricaciones comerciales. Sin embargo, hay una tendencia cada vez más marcada en este sentido que decanta en una especie de serialización del cine: no asistimos a ver películas, sino capítulos, novelas por entregas con intervalos de un año o dos, cuyo final es siempre incierto. En esta “era de las sagas”, se viene desarrollando desde hace algunos años un subgénero en el que podemos incluir indistintamente a “Los Juegos del Hambre”, “Maze Runner”, “El Dador de Recuerdos” (la mejor de todas) y “Divergente”, la saga que es objeto de esta crítica. En todas ellas predomina la misma fórmula: un futuro distópico altamente tecnologizado en donde predominan regímenes autoritarios basados en rigurosos criterios de racionalidad y clasificación; héroes/heroínas adolescentes que son los “elegidos” para salvar a la sociedad; el desafío a la autoridad establecida que desemboca siempre en un proceso revolucionario y; una estética pop y edulcorada que refuerza el direccionamiento hacia un público joven. Las similitudes son tan llamativas y el éxito ha sido tal que no deberíamos sorprendernos si aparecen múltiples sagas que continúen explotando este dinámico segmento del mercado cinematográfico. Por Juan Ventura
Insurgente es una película que si bien no es para quedarse con la boca abierta (excepto en las fascinantes escenas de realidad virtual) satisface las expectativas de sus adeptos. El guión va tomando fuerza a medida que avanza la proyección y entrega un muy buen desenlace que te deja realmente enganchado y con ganas...
Más allá del Muro La trilogía “Divergente”, escrita por Veronica Roth, está entre las más renombradas sagas de una camada que viene a meter la ciencia ficción en el mundo de la denominada literatura juvenil, en la que la fantasía (épica o gótica) tenía mucha presencia. Suzanne Collins hizo punta con la saga “Distritos” (“Los Juegos del Hambre”, para todo el mundo), en un tríptico que suma a “Correr o morir” de James Dashner. En el camino (especialmente Collins) refrescaron la vieja ciencia ficción, discutiendo algunas problemáticas actuales o transhistóricas, como hizo el género en sus mejores días. De yapa, para el cine estas sagas son una oportunidad única: sumar una franquicia exitosa con sus propios fans a la posibilidad de poner jóvenes bonitos de ambos sexos, escoltados por figuras prestigiosas en los papeles adultos. La saga “Divergente” se constituye en una contracara de la de Collins, en algunos puntos. Si “Los Juegos del Hambre” recurre al futuro distópico para meterse con temas candentes (la guerra de propaganda y las manipulaciones de la comunicación), aquí se retoman viejos problemas de la ciencia ficción y del debate político desde mediados del siglo XX, vinculados con la contradicción entre individualismo y colectivismo y las posibilidades de una organización (ideal o nefasta) que permita el desarrollo humano sin conflicto. Tablero en movimiento Ya entrando en cuestión, en “Insurgente” (que como buena segunda parte pasa de la exposición del tema al desarrollo de la trama) veremos cómo la protagonista Beatrice “Tris” Prior endurece su corazón, contra la piedad infatigable de Katniss Everdeen: mientras Katniss mantiene su humanidad en la guerra despiadada, Tris debe moderar su voluntad de venganza por el asesinato de sus padres y al mismo tiempo luchar contra su convicción de que todos los que se le acercan terminan mal. La acción arranca poco después de la primera parte, con Tris, Tobias “Cuatro” Eaton, Caleb y Peter escondidos en la agraria comunidad de Cordialidad, mientras Jeanine (la líder de Erudición, villana tecnócrata que se ha hecho con el poder) los culpa del ataque a Abnegación en el que ella misma manipuló a la tropa de Osadía. Los “divergentes” (aquellos cuya personalidad encaja en más de una facción, como Tris y Cuatro) parecerían ser el cáncer que puede corromper el organizado sistema de facciones. Simultáneamente, sus tropas leales encuentran una misteriosa caja que los padres de Tris tenían escondida, que tendría un mensaje clave de los Fundadores de la Ciudad (una Chicago devastada y reconstruida a medias). Curiosamente (en la cinta no se explica mucho el por qué, quizás sea una mancha en el guión) sólo un divergente puede abrirla, pasando por una serie de simulaciones de las cinco facciones. Así, se desplegará un ajedrez entre la nueva autócrata, la jovencita que se perfila como su antagonista, los Sin Facción y su inesperada líder, y las revelaciones que puedan surgir sobre el origen del sistema y lo que aguarda más allá del Muro que rodea a la Ciudad. El giro final, en parte, recordará un poco a “Correr o morir”, y subvertirá las convenciones sociales. Reinas y peones Brian Duffield, Mark Bomback y el veterano Akiva Goldsman adaptan el guión mientras que Robert Schwentke reemplaza a Neil Burger en la dirección, quizá para aportar más intensidad al juego de intrigas y alianzas (aunque algunos le critiquen las escenas de acción, como el tiroteo del principio). Las oníricas escenas de realidad virtual tienen también un despliegue visual a la altura de su importancia (al punto de ocupar algunos afiches promocionales). Lo que vale para los personajes vale para las actrices: Shailene Woodley, privilegiada con un notorio protagónico femenino, tiene más cara de buenita que Jennifer Lawrence, lo que patentiza las tensiones que consumen a Tris. El corte de pelo endurece sus facciones redondeadas, y la acerca a todo lo letal (en el mal sentido) que se siente. La narración va muy rápido como para que no pueda explayarse en romanticismos con el Cuatro que compone Theo James, más allá de una escena que promete más de lo que muestra. James es eficiente también, más allá de su aspecto de “galán para muchachuelas” digno de la saga “Crepúsculo”. Entre los dos llevarán el relato a cuestas, aunque los villanos pueden hacer dulce con sus personajes. Desde Kate Winslet con su Jeanine Matthews, elegantemente maléfica, hasta Miles Teller (ahora cotizado por su actuación en “Whiplash”) como el taimado, traidor, detestable y gracioso Peter. En el medio, Naomi Watts aparece como Evelyn, la madre de Cuatro, que reaparece en su vida y trae consigo una oscuridad que promete desarrollarse en próximas entregas (al igual que con “Los Juegos del Hambre: Sinsajo”, “Leal” estará dividida en dos partes). Jai Courtney no brilla como el malévolo Eric, pero tampoco tiene mucho tiempo en pantalla. Zoë Kravitz repite como Christina y Maggie Q como Tori, pero también la historia les quita momentos. Ansel Elgort como Caleb (hermano de Tris) podría lucirse un poco más. Vale destacar también la aparición de Daniel Dae Kim (conocido por la serie “Lost”) como Jack Kang, líder de Verdad, y los cameos de Ashley Judd y Tony Goldwyn como Natalie y Andrew Prior. El futuro luce promisorio pero misterioso. Las verdades aguardan más allá del Muro.
Las sagas dirigidas a adolescentes están de moda. Todos los años salen por lo menos tres o cuatro nuevas historias que esperan muy esperanzadas pegarla como lo hicieron Harry Potter, Crepúsculo o Los Juegos del Hambre. Y también está Divergente. Segundo caballito de batalla de la productora Lionsgate, está basada en la saga homónima de Verónica Roth y cuenta la historia de Tris Prior (Shailene Woodley), que vive en un futuro distópico, donde la sociedad está dividida en cinco facciones: Abnegation (abnegación), Dauntless (Osadía), Candor (Verdad), Erudite (Erudición) y Amity (Cordialidad). Cada una de estas facciones cultiva y prioriza un aspecto particular de sus individuos. Por ejemplo los abnegados al ser altruistas, se ocupan del gobierno de la nueva sociedad, los osados, que son alocados y valientes se encargan de la seguridad, y así todos los demás. La segunda entrega de esta saga medianamente exitosa, Insurgente, retoma esta historia en plena revolución. Para los que la vieron (y para los que no, ojo que se vienen spoilers) Divergente termina con Tris, junto a su enamorado Four (Theo James), descubriendo una conspiración ideada entre Erudición y Osadía, en la que pretenden derrocar el gobierno de Abnegación y de paso pasar a todos los abnegados por el cuchillo. Así que en Insurgente encontramos a la pareja osada escapando de los malvados eruditos y su aún más malvada líder Jeanine Matthews (interpretada por Kate Winslet) cuya única misión en la vida pareciera ser cazar divergentes. Pero ahora, tiene una excusa: en Abnegación, luego de la “limpieza” que realizan los osados, encuentran escondida una caja con un mensaje de los fundadores de la ciudad que sólo puede abrir alguien que sea lo suficientemente fuerte para pasar las iniciaciones (simulaciones computarizadas) de las cinco facciones, o sea, un divergente. La película termina siendo una seguidilla de persecuciones eternas y peleas mal coreografiadas en las que intentan todo el tiempo transformar a una tibia Tris Prior en una tipa dura y fuerte como Katniss Everdeen (de Los Juegos del Hambre) y no lo logran. Así es como terminamos con una Shaileyne Woodley flaquita pero musculosa que pega y dispara a mansalva pero no termina de ser la heroína que pretende la historia. El argumento de la película es bien flojo (aunque esto se podría adjudicar a la historia en la que se basa), tanto que las dos horas de duración se hacen eternas porque no hay demasiado que contar. Las actuaciones están bien, exceptuando la de Kate Winslet (¡¿por qué aceptó hacer este papel?!) que es forzada y poco creíble y la de Naomi Watts, que interpreta a la madre de Four, líder de los Sin Facción y que tiene el mismo problema que Kate. Todavía no entiendo como dos actrices de tal calibre, sobre todo Winslet, aceptaron involucrarse en este proyecto mediocre. La musicalización es agobiante: en todo momento te dice exactamente cómo te tenés que sentir con respecto a lo que estás mirando. Pero no es completamente mala. Algunas partes son correctas en su realización, como por ejemplo las simulaciones que sufre Tris. Éstas exploran situaciones casi (o del todo) oníricas que si bien se nota que están hechas frente a un croma verde y realizadas en su totalidad de forma digital, están bien logradas y visualmente se disfrutan. En conclusión, Insurgente resulta demasiado larga para la poca historia que cuenta. Si bien es entretenida por partes y las escenografías y vestuarios elegidos lo meten a uno en un mundo distinto y futurista que resultaría interesante de explorar, no es suficiente. La dirección de Robert Schwentke (a quien quizás conozcan de peliculones, nótese la ironía, como RIPD: Policía del Más Allá o Red) deja mucho que desear (como casi todos sus trabajos). Y aunque lo intentó, todavía no llega a tener el nivel de Los Juegos del Hambre. A seguir participando.
La saga Divergente con un poco más de acción en esta entrega que lo que fue su predecesora pero con los mismos agujeros de plot. Más Winslet, más budget, más set pieces, menos desarrollo de personajes que en la primera y actores afianzados en sus roles que -dicho sea de paso- no les exigen demasiado rango. Visualmente no aporta nada que no hayamos visto antes, incluído el 3D, inerte en emoción dramática cuando más seria busca ponerse más tonta queda. La ideología del film a esta altura de la franquicia ya es una ensalada de refritos homogeneizados que no alimentan… como el pochoclo.
Los libros de esta trilogía explican mejor todo lo que sucede en la película, eso pasa siempre que se adapta un libro extenso de ciencia ficción para pasar a la pantalla grande. Tengamos en cuenta que esta trilogía es para público juvenil y novela rosa. En esta entrega también hay huecos sueltos y en todas las facciones. ¿200 años de experimento? ¿Nadie se atrevió a cruzar un muro? Cuánta increíble tecnología le dejaron a los que serían ratas de laboratorio rebeldes… Los hombres golpeando salvajemente a la joven heroína es demasiado violento. Para la actriz Watts, la única duda surgió cuando se dio cuenta que haría el papel de la madre de un actor que sólo era 16 años menor que ella… y eso se nota. Igual atrapa y entretiene con las constantes escena de acción, haciendo predecible el final. Le sobraron unos veinte minutos al film. “Fue algo muy intencional de mi parte que la mayoría de las líderes en el mundo de Tris fueran mujeres y que no necesariamente fueran buenas”, dijo Roth en una entrevista en Los Ángeles.
“Insurgente”, notoria búsqueda de atención de un nuevo público El cierre de la cinta no es el del libro y, en un punto, la espontaneidad que expone contradice la cosmovisión de estos seres, acostumbrados a vivir en acuerdo con un mundo dado. La película Insurgente, inspirada en el segundo libro de la saga juvenil Divergente escrita por Verónica Roth, llega a las pantallas con nueva dirección y pluma, procurando captar la atención de los fans y no tanto de la serie literaria usualmente comparada con Los juegos del hambre, tanto en libros como en sus versiones cinematográficas. Esta entrega de Divergente encuentra a Tris Prior, su hermano Caleb -integrante de la facción Erudición-, Peter-antagonista de Tris- y Four -novio de la protagonista- refugiados entre los miembros de Cordialidad, mientras reúnen fuerzas para reunirse con sus compañeros de Osadía y organizarse para matar a Jeanine, la líder de la nación construida hace ya 200 años sobre las ruinas de una Chicago post apocalíptica. Aunque el Consejo creó este sistema de facciones para asegurar la paz y seguridad, Abnegación pereció en el primer capítulo a manos de las propias autoridades y Verdad parece no tener clara consciencia de quién debe administrar justicia en ese contexto. Tris y Four son fugitivos perseguidos por Jeanine y entre el caos exterior y los conflictos internos de su facción, saben que no les será sencillo descubrir por qué los padres de Tris sacrificaron sus vidas. En el camino este grupo de Insurgentes se cruzará con los sin-Facción, tan amenazantes para Jeanine como los Divergentes y, seguramente, muy útiles en esta guerra por el futuro de los pocos humanos sobrevivientes. El relato en pantalla produce cambios que algunos rechazarán, pero para el común de los no lectores no serán relevantes. Sí -y a diferencia de Los juegos del hambre-, Divergente no tuvo en su debut en cines el suceso ni la recaudación esperados. La similitud de historias que saturan el mercado, el carisma de los protagonistas y el conocimiento sobre la fidelidad a los libros que corre como reguero por las redes virtuales se han barajado. El hecho es que se esperaba de Insurgente que cambiara la historia de la franquicia pero en los Estados Unidos no lo ha hecho hasta ahora, aunque sí tuvo una mejor aceptación en otros países, incluidos los de Latinoamérica. Ocurre que el espectáculo no es para nada despreciable si se siguen tolerando argumentos acerca de luchas de grupos de jóvenes en un futuro distópico y contra un régimen opresor, que oculta verdades latentes bajo su ambición de perpetrarse en el poder. Acción la hay, mucha e intensa; con escenarios muy posibles y efectos bien construidos y la trama goza de momentos interesantes. Descubrir, por ejemplo, las capas de Jeanine y el por qué actúan como lo hace es un detalle a atender y esperar. El cierre de la cinta no es el del libro y, en un punto, la espontaneidad que expone contradice la cosmovisión de estos seres acostumbrados a vivir en acuerdo con un mundo dado desde antes de su nacimiento, y resulta poco creíble. Aún resta la adaptación de Allegiant, prometida para 2016. Quizás, en el conjunto, todo adquiera mayor sentido.
Se mantiene a flote "Insurgente" es la segunda parte de la franquicia juvenil escrita por Verónica Roth. La verdad que esta saga corre con la desventaja de haber saltado a la fama después de "Los Juegos del Hambre", lo que le quitó el factor frescura y la hizo caer en la comparación odiosa con esta última. En una época en la que todo el cine pasa por películas de superhéroes, secuelas y sagas para adolescentes, "Insurgente" no parece traer nada nuevo, pero más allá de esto no debemos quitarle mérito por haber logrado su propio público y poder ofrecer una historia que sin ser super original, logra mantener entretenido al espectador. Esta segunda parte adolece de un fenómeno que suele atacar a todas aquellas sagas que empiezan con el pie derecho su paso por los cines, que es darle más importancia o enfocar más los esfuerzos en brindar escenas de acción vertiginosas y pirotécnicas que en trabajar más profundamente sobre el guión y fortalecer la interacción de los personajes. Pareciera ser casi inevitable, salvo contadas excepciones en las que las secuelas han sido mejores que el producto original. ¿Esto quiere decir que la trama en "Insurgente" es chota? No, pero se nota que podrían haber hecho un trabajo de mayor calidad, pero como ya lo sabemos, en el negocio del cine mandan los números, y estos suelen responden a la espectacularidad de la puesta en escena con un soporte mínimo de guión. En esta ocasión, el director Robert Schwentke ("Red", "Plan de Vuelo") retoma la historia luego de que Tris (Shailene Woodley) y Cuatro (Theo James) comenzaran una revolución en contra de Jeanine (Kate Winslet) y su régimen dictatorial. Junto a Caleb (Ansel Elgort) y Peter (Miles Teller), son perseguidos por las fuerzas dominadas de Osadía que buscan apresarlos y encontrar a un divergente poderoso que los ayude a abrir un mensaje oculto en un envase que dejaron los Fundadores. Básicamente la película se centra en la persecución. Luego con una vuelta de tuerca, nos presentan el personaje de Evelyn (Naomi Watts), la líder se los "Sin Facción", que acá tiene un protagonismo bastante acotado. Esperemos en las próximas entrega se destaque más. Desde lo audiovisual, está muy bien lograda, con algunas secuencias de acción de alta calidad y buenos efectos especiales. Por otro lado la química entre los protagonistas va mejorando, con excepción de las intervenciones de Ansel Elgort que realmente me parecen de relleno... como que podría no estar y sería casi lo mismo. Se notó que se endulzaron con las buenos resultados de la primera entrega y acá tiraron un poco la chancleta con respecto al guión, aunque se las arreglan para mantener interesado al público. Algo que no me gusta, pero como dije anteriormente responde a los números de recaudación, es la iniciativa para separar el cierre de la historia en dos películas. Esto lo vimos con "Los Juegos del Hambre" y sabemos que más allá de la recaudación doble, los resultados en términos de calidad no fueron los mejores. Esperemos puedan superar las expectativas y entregar dos cierres explosivos, no sólo en términos de acción sino también en cuanto al destino de los personajes.