Jefa por accidente es la nueva película protagonizada por Jenifer López, que interpreta a una mujer que busca una oportunidad dentro de un mercado laboral que hace preferencia a los títulos que la experiencia, además de otros dramas. Al principio parece que se trata de una comedia que nos habla de las oportunidades, de la búsqueda de sí mismo y el emprendimiento, pero por otros ratos se convierte e una propaganda pro vida, desvirtuando el eje de la historia principal. El título original del film es Second act, que responde de una manera mucho más acertada lo que nos viene a contar esta historia, que habla sobre las segundas oportunidades. La protagonista es una mujer mayor de cuarenta años , que a pesar de no contar con estudios en gerencia y marketing, la experiencia y las habilidades que posee la convierte en una persona competitiva y capaz de conseguir el éxito. El problema es que el mercado laboral es muy exigente en cuanto a la preparación académica, por lo que le impide a JLo conseguir el trabajo soñado. Tras un par de modificaciones a su currículum, consigue un empleo en una gran empresa, a su vez se abren subtramas sobre la negación de la protagonista de armar una familia con su novio , porque en su adolescencia ha tenido una hija y la ha abandonado porque no tenía los elementos para hacerse cargo de ella. En un principio la trama funciona bastante bien, pero luego se convierte en un relato pro vida que carece de verosimilitud. No quiero ir adelantando sobre lo que sucede en el film , para no arruinar las “Sorpresas” a aquella persona que le interese ver el film, quizá por la participación de Jenifer López , que al fin y al cabo tiene mucho carisma para la comedia. El problema es que el argumento busca la espectacularidad, como que de la nada llegamos a una vida de lujos y riquezas, las segundas oportunidades son reales, pero las coincidencias resultan bastante artificiales. Quizá lo que hace que la cinta sea entretenida a pesar del absurdas decisiones argumentales , es la participación de Jenifer López, que denota un gran carisma para la comedia , al menos para el público al que el film se encuentra dirigido. También en el reparto se encuentra Vanessa Hudgens (Si, la de High school musical ), que es el personaje con mayor desarrollo además de la protagonista, que muestra simpatía y química con la nueva “Jefa”. Jefa por accidente es una película que a pesar de resultar entretenida en su primer tramo , se trata de una historia artificial y poco creíble. Quizás hubiese funcionado mejor como un relato sobre el emprendimiento, el sobrevivir a un mercado laboral complejo , en vez de meterse en una fantasía sobre la concepción de la familia. Al parecer todo se resume en que la felicidad de una mujer solo se logra teniendo hijos, por favor, estamos en el siglo XXI… Calificación 5/10
Una empleada de un hipermercado decide cambiar su vida radicalmente, poner todo patas arriba y cambiar las cosas por completo. Demostrando así que la inteligencia es tan valiosa como un título universitario.
Si se revisa la filmografía de Peter Segal lo que se encuentra es un puñado de comedias buenas, algunas muy buenas, que se presentan como objetos discretos, sin grandes aspiraciones, que construyen sobre lo ya hecho: el tipo tiene dos secuelas, una remake, un ¿reboot? (El Superagente 86), y una parodia del tramo final de la saga de Rocky. Jefa por accidente, como sus películas anteriores, depende menos de sus propios aciertos que de la efectividad con la que se aprovecha el formato de la comedia que transcurre en espacios laborales. Segal empieza ofreciendo todo lo que no puede faltar en una película así: está la protagonista carismática y querible que vive por debajo de sus posibilidades; un grupo de amigas un poco brutas de buen corazón; un trabajo, con sus lugares y sus personajes típicos; una pareja feliz pero incompleta. El director dispone todo eso en muy pocos minutos como un copista hábil, pero los chistes no funcionan, como si el humor se hubiera fosilizado y la película, más que una comedia, fuera apenas un inventario de convenciones. Pero el relato avanza, Maya deja su trabajo en el shopping por otro en una firma de cosméticos y ahora los gags se multiplican y, sorpresa, causan gracia. El cambio parece menos obra de la película que del espacio y su historia en el cine, como si el nuevo trabajo de Maya, con sus oficinas elegantes, sus pasillos y sus coworkers intrigantes proveyera por sí solo el timing y la agilidad que antes faltaban. El cambio, a su vez, confirma las sospechas del principio: el cine de Segal funciona mejor cuando renuncia a cualquier posible búsqueda personal y se entrega plenamente a los requerimientos de una fórmula. El relato gana un segundo aire y la película parece que empezara de nuevo. Todo va bien: las dos nuevas sidekicks que le ponen a Jennifer López cumplen con sus roles de secundarios raros; el engaño (con el que Maya consigue el nuevo puesto) se acrecienta y hunde cada vez más a la protagonista en su red de mentiras; el jefe noble (un Treat Williams redivivo) y la hija déspota se reparten bien el mapa afectivo de la historia. Jennifer López hace todo bien, como si ya conociera de arriba a abajo a su personaje y actuara de memoria. Pero justo después de haberle dado a su película la velocidad y la eficacia de la mejor comedia, Segal tiene una idea, se le ocurren cosas, al hombre se le da por pensar. El director cree que con lo que tiene entre manos no alcanza, o por ahí quiere hacer algo más, darle otra vuelta de tuerca a la fórmula, vaya uno a saber, el caso es que decide traer un hecho del pasado de Maya que pone patas para arriba el esquema narrativo: los personajes cambian de roles, la protagonista modifica su recorrido; la tensión que antes se jugaba enteramente en la competencia laboral y en la vitalidad de los espacios de trabajo ahora se traslada a la intimidad afectiva de Maya. La novedad desarregla también el armado de género: de la comedia ahora brotan momentos del melodrama, con sus identidades reveladas, sus reencuentros improbables y sus duelos entre madre e hija. No es el fin del mundo, la película se puede seguir viendo, pero ese giro desbalancea lo que Segal, confiándose a la rutina de las convenciones, a hombros de gigantes, venía haciendo bien, y suma un registro nuevo que no sabe cómo poner a convivir con la comedia. La película no se desmorona pero pierde la vitalidad y la gracia de la primera parte y se vuelve gris, mustia, una cosa a mitad de camino.
Deseo hecho realidad Jefa por accidente (Second Act, 2018) es una comedia dirigida por Peter Segal (Como si fuera la primera vez) y escrita por Justin Zackham y Elaine Goldsmith-Thomas. Protagonizada por Jennifer Lopez, el reparto se completa con Vanessa Hudgens (High School Musical, Beastly), Treat Williams, Leah Remini, Dalton Harrod, Alan Aisenberg, Charlyne Yi, Annaleigh Ashford, Dave Foley y Milo Ventimiglia (Gilmore Girls). Luego de 15 años trabajando en la sección ventas del supermercado Value Shop, Maya Vargas (Lopez) tiene grandes esperanzas de que el ascenso se lo den a ella. Sin embargo esto no sucede, lo que hace que Maya se sienta insatisfecha en la fiesta sorpresa de cumpleaños que le preparó su pareja Trey (Ventimiglia). Terminada la celebración de sus 43 años, y mientras limpia los residuos que quedaron en el hogar, Dilly (Harrod), el hijo de su mejor amiga Joan (Leah Remini), aparece en la cocina con un pequeño pastel y una última vela por soplar, no sin antes pedir un deseo. Con el ferviente anhelo de que la tomen más en cuenta en el ámbito laboral, Maya expresa que le gustaría que importen más los años experiencia que la cantidad de títulos universitarios. Sin haber mandado su currículum a ningún lado, al día siguiente contactan a Vargas para una entrevista en la reconocida empresa Franklin & Clarke. Allí la mujer deberá competir contra Zoe (Hudgens), hija del CEO Anderson Clarke (Williams) y vicepresidenta de la compañía. Mientras que Zoe y su equipo tienen tres meses para crear una crema más orgánica a partir de la ya existente, Vargas contará con el mismo tiempo para elaborar un producto 100% ecológico. Como se puede notar, la película tiene un muy buen comienzo en donde se plantean temáticas interesantes tales como la diferenciación que existe en el ámbito laboral, donde valen más los títulos que los años que uno le dedicó a determinado empleo; los comentarios que no aportan nada positivo de parte de los propios compañeros (“Con esa edad otro trabajo no vas a conseguir”) y que la mujer no quiera tener hijos a pesar de la insistencia de su pareja. No obstante todas estas ideas que fueron bien ejecutadas en el principio pasan a estar completamente mal desarrolladas gracias a un guión con giros muy forzados, algún que otro golpe bajo, un cambio de mensaje rotundo en cuanto al tema de la maternidad y una inverosimilitud que se acrecienta a medida que pasan los minutos. Si el film tuviera algún elemento fantástico no se podría hacerle objeciones, pero este no es el caso. Resulta casi imposible hacernos creer que la protagonista sabía tanto sobre cremas o que el CEO nunca se puso a corroborar que la información del CV sea verdadera. Con una subtrama amorosa entre dos personas que conforman el grupo de Maya, la cual no llega a aportar nada significativo a la historia, la película además trata el tema de la adopción de una forma tan aleccionadora como superficial. Jefa por accidente (pésimo título que se decidió darle en nuestro país) consigue sacar algunas risas y se deja ver a pesar de sus múltiples errores. No obstante la sensación que prevalece luego de su visionado es la de que este tipo de films está más acorde a la década del 90 que a la actualidad.
Maya Vargas (Jennifer López) es una mujer de mediana edad que trabaja hace quince años en ventas en el Supermercado “Value Shop”. Cuando cree que por fin van a ascenderla, por su falta de estudios, ascienden a otra persona que tiene menos capacidad, pero una Maestría en Duke, lo que produce en Maya una gran frustración. Tiene una pareja consolidada, Trey (Milo Ventimiglia) a la cual ama y ese amor es retribuido, pero él quiere formar una familia y ella sólo piensa en su carrera, lo que provoca un quiebre, ella está empecinada en ser alguien en el mundo empresarial. Mediante un engaño, el hijo (Dilhy, Dalton Harrod) de su mejor amiga Joan (Leah Remini) efectúa unas modificaciones en su C.V. y enseguida la citan de la Empresa Franklin & Clarke, especialistas en el cuidado de la imagen, para una entrevista. Todo es un poco extraño, pero Maya consigue el puesto rápidamente, tiene oficina y asistentes de la noche a la mañana, y no sólo eso, se atreve a objetar los productos, lo que la lleva a una competencia con la hija del dueño, Anderson Clarke (Treat Williams). Se trata de la joven Zoe (Vanesa Hudgens). Ambos equipos entran en competenci tienen un tiempo determinado para mejorar una línea capilar y unas cremas. Al principio hay rispidez pero luego todo fluye porque la película escrita por Justin Zackham y Elaine Goldsmith-Thomas se guarda un as bajo la manga. Lo que intenta mostrar la película dirigida por Peter Segal es que a veces la experiencia, las ganas, la astucia y la garra también sirven a la hora de ser funcionales a una Empresa sin desmerecer los títulos y el estudio, que, de todas formas, “serían” imprescindibles. Lo peor: el guión abre más puertas a la hora de contar la vida de Maya y su pasado y eso hace que se diversifique demasiado. Hasta ahí, para no spoilear. Lo mejor: sin ser una gran actriz, Jennifer López es fresca y divertida y hace una buena dupla con Remini y Ventimiglia. Igual, se queda a mitad de camino al ser una historia que hace agua por improbable en varios aspectos. ---> https://www.youtube.com/watch?v=AtPChcGt__0 TITULO ORIGINAL: Second Act DIRECCIÓN: Peter Segal . ACTORES: Jennifer Lopez, Vanessa Hudgens, Milo Ventimiglia. ACTORES SECUNDARIOS: Freddie Stroma, Leah Remini, Dave Foley. GUION: Justin Zackham. FOTOGRAFIA: Ueli Steiger. MÚSICA: Michael Andrews. GENERO: Romance , Comedia . ORIGEN: Estados Unidos. DURACION: 104 Minutos CALIFICACION: Apta todo público
El director de Locos de ira, Como si fuera la primera vez y Ajuste de cuenta -habitual colaborador de Adam Sandler- construye una comedia irregular, pero con una buena primera mitad y varios momentos y personajes inspirados. Maya (Jennifer Lopez) es una empleada de una cadena de supermercados que no recibe el reconocimiento de sus jefes. No porque sea una mala empleada. Todo lo contrario: es una de las más responsables de toda la sucursal y tiene ideas muy interesantes para mejorar las ventas. Su problema es que no tiene estudios que le permitan subir algunos peldaños en la escalera de responsabilidades. Es su sobrino el encargado de armar un CV falso, pródigo en títulos que ella no estuvo ni cerca de tener, que llega hasta la cúpula de una poderosa empresa de cosméticos. Una entrevista personal maravilla al CEO, quien no duda en contratarla incluso cuando su hija y mano derecha (Vanessa Hudgens) opine lo contrario. Maya terminará a cargo de desarrollar un nuevo producto enteramente natural. La película tiene una primera hora con un aceitado funcionamiento como comedia, con varios chistes eficaces y personajes secundarios (las compañeras/compinches de Maya, su equipo de trabajo) que cumplen a la perfección con su rol de acompañar a la protagonista. Pero, como si no confiara en la nobleza de sus elementos, Jefa por accidente empieza a ahondar en el pasado de Maya, lo que da pie a la inclusión de diversas situaciones típicas de un culebrón televisivo. El resultado es un film irregular que sabe ser gracioso cuando se lo propone.
El título original de la película protagonizada por Jennifer Lopez refiere a una nueva oportunidad en la vida para alcanzar los sueños cuando estos ya parecen lejanos. Eso es lo que le sucede a Maya Vargas, a quien le vuelven a negar un ascenso a un puesto gerencial en el supermercado en el que trabaja por no tener un título universitario. Gracias a un engaño, consigue una entrevista con el dueño de una gran empresa de cosméticos, que queda impresionado con ella y termina contratándola. Pero la vicepresidenta -que es además hija del director- no está de acuerdo con la decisión, y se genera una rivalidad entre ellas. Por suerte, ya no se pretende que esa rivalidad sostenga la película. Sí les pareció buena idea a sus realizadores mantener esa fachada en un principio. Los problemas del film residen en el resto de los elementos, en especial en una vuelta de tuerca que cambia el foco y complica el tono de la narración. La falta de oportunidades y la necesidad de reconvertir la propia vida, algo que les sucede a muchas mujeres, podrían ser buen punto de partida para una comedia dramática. Pero Jefa por accidente parece hecha a partir de una lista de elementos que hay que incluir sí o sí, sin preocuparse por el espíritu de la historia: amigas divertidas pero menos glamorosas que la protagonista, una escena de compra de ropa que convertirá a la chica de barrio en profesional de Manhattan, y así. Pura fórmula y poco corazón.
Errático culebrón Sin dudas Hollywood es el reino de la prueba, el ensayo y el error, privilegiando fórmulas probadas que intentan acercar masividad a proyectos que en otros tiempos con su sola llegada a las salas acapararían la atención de los espectadores. El problema es que cuando esos productos, protagonizados por figuras conocidas y ligados al entretenimiento vacío y sin sentido intentan ponerse solemne y luego traicionar su origen, generan un resultado que es un híbrido errático que no termina por convencer a nadie. Jefa por accidente (Second Act, 2018), regreso al género de Jennifer Lopez, es una realización enmarcada en esta tendencia que fusiona varios subgéneros de la comedia y el drama para construir un monstruo narrativo que se pierde en los propios laberintos que traza en cada acto. Peter Segal (Superagente 86) dirige con la nostalgia de recordar películas de los años ochenta y fines de los noventa, construyendo un relato que bucea en la clase media laboral de Estados Unidos, el multiculturalismo, estereotipos y clichés, para desplegar una serie de situaciones trilladas y sin sentido que no aportan nada nuevo al alicaído panorama de la comedia americana. Maya (Jennifer Lopez) es una mujer latina entrando en los cincuenta que ve cómo se desvanece su carrera dentro de una cadena de supermercados al no obtener un ascenso esperado, por lo que asumirá el riesgo de aceptar una inesperada y sorpresiva oferta laboral fundada en el envío de un curriculum plagado de falacias y mentiras. Para hacerlo debe mudarse de ciudad, dejar de convivir con su pareja (Milo Ventimiglia), alejarse de sus amigas (Leah Remini) y asumir una nueva identidad en un lugar completamente ajeno a ella. Allí Jefa por accidente se transforma en otra propuesta, una asociada a lujos, brillos y privilegios en un anacrónico producto de la señal Hallmark. El principal defecto de la propuesta, que deambula entre Secretaria Ejecutiva (Working Girl, 1988), Betty la fea y telenovelas latinoamericanas de la tarde, radica en la dudosa honestidad de la protagonista. Porque cuando el humor del film se desvanece, Maya se presenta como una inescrupulosa candidata a quedarse con todo traicionándose a sí misma. Y cuando esto sucede, el guion la castiga, le dice que es imposible que continúe así, alejándola de sus seres queridos, de su pareja, manifestando su moralidad y corrección política para terminar el relato. Jefa por accidente transita los lugares comunes de culebrones, se disfraza de película, y termina por construir una heroína plagada de clichés, que avanza a hombres, piropea a su novio cual camionero y evita revelar detalles de su vida para mostrarse fuerte ante los demás, aún después que un secreto suyo la obligue a cambiar el plan que tenía para ser la nueva jefa de la empresa y que en ese punto toda la propuesta termine yéndose al diablo.
“Jefa por accidente”, de Peter Segal Por Jorge Bernárdez En las informaciones previas se la etiqueta a Jefa por accidente con el sello de “Comedia romántica” y en algunos casos se habla de que retoma de cierta manera la historia de la Cenicienta, pero nada de eso es del todo cierto. La película que nos devuelve a Jenniffer López a las salas cinematográficas es en todo caso una declaración de amor al Estilo americano de vida o en todo caso, al espíritu individualista y a ciertas enseñanzas que se pueden encontrar en los libros de autoayuda. O en los sobres de azúcar. Maya (Jennifer López) trabaja en una gran tienda, pero siente que necesita un cambio y ese cambio llega cuando gracias a una mentira logra entrar a una corporación que produce productos para maquillaje. Ahí Maya hace valer sus conocimientos prácticos sacados de la universidad de la calle para modificar ciertas ideas de marketing de la corporación en la que trabaja gracias a un engaño. Si hasta ahora el relato les parece poco sustentable, esperen a que llegue la parte más o menos sentimental de la película, que incluye una hija abandonada que Maya reencuentra. Bueno, mejor no contar esa parte. Hay momentos de comedia algo logrados, más por virtud del elenco que rodea a Jennifer López que por ella, así que lo mejor que podemos decir Jefa por accidente es que es corta de duración y que un rato después de abandonar la sala se olvida fácilmente. JEFA POR ACCIDENTE Second Act. Estados Unidos, 2018. Dirección: Peter Segal. Intérpretes: Jennifer Lopez, Vanessa Hudgens, Leah Remini, Freddie Stroma, Milo Ventimiglia, Treat Williams, Charlyne Yi, Dave Foley, Annaleigh Ashford, Larry Miller y Dan Bucatinsky. Guion: Justin Zackham y Elaine Goldsmith-Thomas. Fotografía: Ueli Steiger. Música: Michael Andrews. Distribuidora: Diamond Films. Duración: 103 minutos.
Maya, latina, más de 45, bien plantada, ha luchado toda su vida para conseguir y mantener un buen trabajo. Esta tienda de multiproductos parece ser la indicada, luego de 15 años de dedicación. Sin embargo ahora que hay una posibilidad de ascenso, la falta de formación universitaria de esta "chica" criada en Queens se va por las ramas. Ni su novio de toda la vida la puede consolar y entonces Maya se juega el todo por el todo y gracias a la intervención de su mejor amiga y especialmente de su hijo, en base a una serie de mentiras se empoderada con un curriculum brillante, antecedentes en redes sociales y todo lo que necesita para ser la consultora de una empresa relacionada con el mundo de la cosmética. Las mentiras la llevan a cambios de lugar, de personalidad, acordes a la mujer capaz de dominar un universo diferente. Tal el planteamiento de esta comedia liviana ligada al lugar de la mujer en el siglo XXI que toma la figura de la popular Jennifer López para apuntalar un producto que a pesar de cierta simpatía y atracción no puede superar la flojedad de su guion. Así la inicial simpatía por el personaje y las amigas se va perdiendo ante alguien que se transforma en base a trucos y mentiras ingenuas, un poco difíciles de creer. Atrae sin embargo como ciertas series televisivas glamorosas y un humor ochentoso en la línea de clásicos como "Secretaria Ejecutiva" y "Mujer Bonita" que llevaron a la fama a Melanie Griffith y Julia Roberts. El filme se mantiene especialmente por el carisma de la protagonista y su química con Vanesa Hudgens.
La era de reivindicación feminista Las películas con situaciones “accidentales” son una constante en la cartelera comercial. O al menos eso se desprende del uso recurrente de términos alusivos en la traducción argenta de los títulos originales, incluso de aquéllos en los que no hay referencia alguna a la incidencia de lo fortuito. A esos socios, maridos, esposas, hadas, padres y hasta sexies por “accidente” que hubo en los últimos años, se suma ahora una jefa que llega bien alto en el organigrama de una empresa de cosméticos debido a una situación impensada. La elección de Jefa por accidente –el original es el mucho más pertinente Second Act– es cuanto menos curiosa no sólo porque va a contramano de una película visible, evidentemente reivindicativa y cocinada al calor de los pedidos de igualdad genérica dentro de una industria dominada por hombres como es Hollywood. También porque si hay algo por lo que lucha el personaje encarnado por Jennifer Lopez –en su regreso a los primeros planos cinematográficos luego de casi una década dedicada al perreo en videoclips de reggeatón– es justamente por el reconocimiento de sus habilidades en el mercado laboral. Ningún accidente a la vista. Jefa por accidente está dirigida por un veterano de la comedia como Peter Segal, cuya trayectoria incluye desde La pistola desnuda 33 1/3 hasta Como si fuera la primera vez, pasando por El profesor chiflado II y El Superagente 86. La aplicación de esa experiencia se traduce en una película que durante gran parte de su metraje transita de manera segura y sin rugosidades los lugares comunes del género. Los ingredientes son conocidos: una empleada de una cadena de supermercados voluntariosa, cortés y con ideas para mejorar la dinámica de trabajo que sin embargo no recibe reconocimiento de sus jefes –hombres, desde ya–, secundada por un grupo de amigotas/compañeras toscas pero nobles que cumplen perfectamente devolviendo paredes a la protagonista. También hay un marido dulce y atento a quien ama pero que no la completa, y un sobrino que, harto de escuchar quejas por el menosprecio de su tía, pone manos a la obra inventando un currículum pródigo en estudios y títulos que ella no estuvo ni cerca de tener. Uno de esos CV llega hasta las oficinas de una poderosa empresa de cosméticos, donde Maya tiene una entrevista ante el mismísimo presidente. Para sorpresa de todos, incluida la de la hija déspota y celosa de ese ejecutivo (Vanessa Hudgens), consigue un trabajo como encargada de desarrollar un nuevo producto enteramente natural, convencida de que ese nicho de mercado no está lo suficientemente explotado. Sobre esa base arrancarán diversos enredos que obligan a Maya a seguir sosteniendo la mentira y que Sigal hila con oficio, colando algunos chistes certeros con el mismo profesionalismo automático con que un chofer de micros recorre todos los días de verano la Ruta 2. Pero sobre la mitad del relato el guión escrito a cuatro manos por Justin Zackham y Elaine Goldsmith–Thomas decide que esa liviandad es insuficiente y ahonda en una serie de situaciones relacionadas con el pasado oscuro de Maya. Aparecerán elementos propios del melodrama, como los recuerdos de una maternidad adolescente, el dolor por el abandono y una creciente culpa por haber adquirido un lugar en la cúpula directiva a raíz de un engaño. Esos elementos desbalancean una película que no se contenta con su eficacia genérica y a la que la ambición le juega una mala pasada.
Una comedia livianita, filmada sin mucho vuelo por Peter Segal, con un guión de Justin Zackham y Elaine Goldsmith-Thomas, que rinde “homenaje” a la legendaria “Secretaria ejecutiva” de Mike Nichols, de l988, pero que esta lejos de su impacto. Aquí también una chica de barrio muy trabajadora ve como su esperada promoción, en una gran tienda, se esfuma porque a pesar de su “practica y sagacidad” en el negocio ella no ha estudiado, no terminó el secundario, obviamente no fue a la universidad. Un mensaje equívoco y tramposo para los tiempos especializados y exigentes de hoy. Un curriculum inventado por el hijo de su mejor amiga la pone en órbita en una gran empresa donde deberá lidiar con la hija del dueño (que finalmente tendrá mucho que ver con ella) en la carrera por inventar un producto de belleza multifunción donde se acuerda de su abuela y hasta de la bomba atómica. Es mucho y el enredo no funciona a pesar de la presencia magnética de Jennifer López, una estrella que obtuvo mejores resultados en otras comedias festivas. Muchos elementos, escenas acertadas pero que no conectan entre si. Momento de risa, de baile, romántico, drama. Esta todo pero sin relacionarse correctamente. Acompañan a la estrella y se lucen Leah Remini, Vanessa Hudgens, Milo Ventimiglia (“This is us”) en una propuesta sin profundidad, un entretenimiento livianito que pudo ser mejor y se quedó en el enunciado de temas.
Híbrido entre varios estilos de comedia, "Jefa por accidente", de Peter Segal, es una fallida vuelta de Jennifer López al terreno que mejor conoce. Hay películas que contienen un ángel, un carisma tan alto, que nosotros, como espectadores, somos capaces de pasar por alto un claro mensaje negativo en base a evaluarla como un simple entretenimiento. En la década del ’80, Hollywood se plagó de este tipo de propuestas (todos sabemos que los soviéticos no eran lo que nos muestran en "Rocky IV" ¿Pero a quién le importa?), y un clarísimo ejemplo es el clásico instantáneo "Secretaria Ejecutiva". El film de Mike Nichols puede verse como una simpática comedia romántica desbordante de chispa y química, con uno de los mejores duelos femeninos, y un fuerte empoderamiento del rol de la mujer… o como una descarada oda al crecimiento de un país en base al sistema capitalista, la meritocracia, y el sálvese quien pueda del mundo de los negocios o laboral. Prueben traducir el leit motiv de Carly Simon y se van a encontrar con prácticamente un himno a una nación reformada. Jefa por accidente olía desde el título, el afiche, y la premisa, al clásico que justo cumple treinta años. Si huele a pastel, es que alguien está horneando; y en efecto, "Jefa por accidente" recuerda bastante a "Secretaria ejecutiva" (quizás sea otro paralelismo entre las presidencias Trump- Reagan). Lamentablemente, solo la recuerda acerca del “costado negativo”. Jennifer López tuvo un no muy extenso período de brillo en la comedia romántica entre fines de los ’90 y comienzos del Siglo XXI. Lo cierto es que, además de sus (no) dotes para el canto, si por algo mantiene fama, es gracias a películas como "Experta en bodas". Ya en camino de regreso, habiendo probado también suerte en series televisivas que no funcionaron, será hora de volver al gran amor. Ahora ella es Maya Vargas, una empleada en una tienda de abarrotes de Queens en sus cuarenta y tantos. Hace años que se desempeña en lo mismo, y se siente estancada, a la vez que capacitada para merecer un ascenso. Pero no, en lugar de otorgarle el puesto gerencial, llega un hombre nuevo, sin experiencia, pero con los títulos universitarios que a ella le faltan. Cuando parece que nada la va a rescatar de la depresión, mediante una treta típica de estas comedias, obtiene una entrevista laboral en una firma de cosméticos de alto prestigio en Manhattan. ¿Cuál es el problema? Que el Currículum que la empresa recibió de Maya está lleno de mentiras, por lo cual ella deberá fingir y sostener esa mentira si quiere conservar su nuevo puesto y comenzar a escalar en las altas esferas. Como producto disconforme consigo mismo, "Jefa por accidente" dispara varias puntas bifurcando su historia; aunque todo apunta al mismo objetivo. Maya cambia Queens por Manhattan y se va olvidando de su vida mundana, de su pareja y amigos, por los lujos de la gran ciudad. Intenta mantener la mentira y constantemente le surgen inconvenientes que los resolverá del modo más fortuito y “disparatado” posible. Se adapta de inmediato al estilo laboral despiadado de impronta y entra en el juego como una jugadora inocente pero agresiva; manteniendo una suerte de duelo con la hija (Vanessa Hudgens) del dueño de la empresa (Treat Williams) por el lanzamiento de un nuevo producto. Como si esto fuese poco, se nos tiene preparado una especie de vuelta de tuerca, muy obvia y evidente, pero que el guion intenta mantener sin revelar el mayor tiempo posible, para darle un nuevo impulso a algo de tan solo 103 minutos. Peter Segal es un hombre de comedia, en su filmografía demostró ser un eficaz piloto automático del género que puede adaptarse al estilo del comediante y/o productor que sea. Puede pasar de "La pistola desnuda", a los romances de Adam Sandler, o Superagente 86, sin ninguna dificultad. En "Jefa por accidente" vuelve a hacer lo mismo, lo suyo es un trabajo correcto que se limita a otorgarle agilidad a algo que carece de originalidad y que más de una vez parece un telefilm en su forma de plantearse con oropeles de cartón brilloso y resoluciones apuradas. Quizás Jefa por accidente sea una comedia de regresos, no sólo el de Jennifer López, casi todo su elenco está en el mismo plan. A Treat Williams y Vanessa Hudgens, súmenle a Milo Ventimiglia, Leah Remini, y Dave Foley; esto parece una reunión de un club de autoayuda emprendiendo un proyecto que los ponga a trabajar otra vez. Ninguno se encuentra en un nivel bajo, pero tampoco alto, el carisma llega hasta ahí, no hay chispa, y sobre todo la química es árida. Algo fundamental, la comicidad no funciona, va de lo romántico al enredo sin generar respuesta; y el dramatismo es demasiado básico. Ante el menor destape de olla surge un mensaje a favor del ser despiadado en los negocios; a vivir la vida a través de los proyectos de progreso laboral; algo contradictorio sobre anteponer trabajo a afectos (la felicita y luego castiga); y muy contradictorio sobre el empoderamiento femenino. Maya no es ningún ejemplo a seguir aunque el guion se esmere en decirlo. Lo que queda es un producto básico, que apenas entretiene o hace pasar el tiempo si no se lo analiza ni un poco, y afortunadamente se lo olvida rápido.
Si no fuera porque se trata de una comedia, el argumento de “Jefa por accidente” podría dar lugar a un tremendo melodrama social. Es que el personaje que interpreta Jennifer Lopez trabaja en una gran tienda de suburbio donde nunca logra un ascenso debido a no haber terminado el colegio secundario. Y a su edad, sería imposible imaginar que pueda encontrar otro trabajo. Para colmo, no quiere formar una verdadera familia con el novio con el que convive pero que desconoce que ella tuvo un bebé y lo entregó en adopción cuando era muy joven. Dicho esto, aquí se acaba el realismo social, dado que la trama da el giro del título cuando un currículum falso y un perfil en las redes sociales que la muestra junto al mismísimo Obama le hacen ganar el puesto de importante ejecutiva con oficina propia en una gran corporación. Peter Segal es un director con oficio que ha dirigido desde una secuela de “La pistola desnuda” hasta el film de box que enfrentó a Stallone con De Niro, “La apuesta final”, y aquí organiza bien la mezcla de dura realidad con comicidad absurda, con bastante eficacia. Algunos gags son divertidos, pero otros se quedan en el camino apoyándose solamente en la gracia de la estrella, que por momentos casi hace de ella misma. En el reparto sobresale aquel hippie de “Hair” de Milos Forman, el semi olvidado Treat Williams.
Resulta una cinta sencilla, una historia clásica, dirigida por Peter Segal (“Cincuenta primeras citas”), narra los momentos que vive una trabajadora de un negocio, habla de las segundas oportunidades, de una mujer a los cuarenta años que sin tener una carrera es conocedora del mercado y puede llegar al éxito, solo es cuestión de actitud. Su desarrollo en un principio resulta bastante acertado y un buen pasatiempo, pero con el pasar de los minutos se vuelve predecible, sin sorpresas, poco creíble y por momentos absurda. Quien tiene mucho carisma para la comedia es Jenifer López, intenta sobrellevarla, otra es la actriz Vanessa Hudgens tiene gancho y juntas tienen muy buena química.
EL MELODRAMA TAN TEMIDO Esta semana miraba en la tele Como si fuera la primera vez, aquella gran comedia romántica protagonizada por Adam Sandler y Drew Barrymore que reflexionaba de manera muy sensible sobre el amor y el compromiso afectivo, y además sobre la memoria, los recuerdos y aquello que nos constituye como seres. Y además de todo eso era muy graciosa. El director de aquella película era Peter Segal, el mismo de esta Jefa por accidente pero también de La pistola desnuda 33 1/3, o de la fallidísima reversión de El superagente 86, o de la comedia geriátrica Ajuste de cuentas (con De Niro y Stallone), o de un par más de Sandler, o de Tommy Boy. Es decir, el bueno de Segal viene haciéndose un lugar en la comedia por más que su firma sea totalmente invisible. Y ahí precisamente radica, aunque encontremos alguna que otra buena película en su filmografía (se me ocurre también Locos de ira), parte de su virtud: la de ponerse al servicio de la estrella o del proyecto, anulando cualquier rasgo estilístico para copiar la caligrafía de lo que le ponen delante. Así sea la comedia sandleriana o la de gags visuales al estilo ZAZ. Y Jefa por accidente, por lo tanto, es una comedia al servicio de Jennifer López, una de esas actrices que llegó tarde al reparto de buenas comedias (lo hizo en los 2000’s, luego del buen revival de la comedia romántica de los 90’s) y que ha venido construyendo un camino, dentro del género, sostenido en la idea de la pobre chica que termina ganándole al sistema y obteniendo fama y reconocimiento. Más o menos como en la tradición del culebrón latinoamericano, pero sin la gracia ni la coherencia. Claro que en Jefa por accidente busca hacerse cargo de su edad (este año cumplirá 50) y componer a una mujer en busca de segundas oportunidades en lo laboral y en la vida. Inmersa en una pareja que le exige formar una familia y en un trabajo donde no es reconocida a pesar de sus evidentes buenas ideas, Maya (López) termina siendo contratada como consultora en una importante firma de cosméticos mediante una mentira: su sobrino le fabrica un currículum absolutamente falso. A partir de ahí, la película de Segal explotará todo lo que pueda el recurso de la mentira que se estira hasta lo insostenible, tan propio de la comedia. Eso funciona, levemente, por un rato, entre chistes de medio tono y algunos buenos personajes secundarios. Aunque claro, en tiempos de empoderamiento femenino hay que ir un poco más allá y, giros mediante, el conflicto se moverá hacia otros lados y pondrán a Maya en el lugar incómodo de tener que tomar decisiones. Tan incómodo, como el melodrama que aparece de manera subrepticia y sin que nadie lo llame. Este tipo de comedias femeninas centradas en el mundo ejecutivo tuvieron en los últimos años un ejemplo mayor en El diablo viste a la moda. De aquella, Jefa por accidente toma mucho, especialmente la idea de que ya estamos grandes y es momento de hacernos cargo de que muchas cosas (nos) suceden por nuestras decisiones. Claro que la película de Segal es mucho menos compleja y virtuosa que aquella, y todo aparece como una suerte de copio y pego. Sin embargo, esa línea argumental le otorga algo de honestidad a esta comedia neoyorquina un poco artificial: Maya se sincera respecto de sí misma pero también toma algunas decisiones que van a contramano de lo que las comedias románticas exigían de una mujer hace algunos años. Honestidad que, por otro lado, no termina de definirse en un desenlace excesivamente optimista, aunque en la senda del cuento de hadas que en el fondo es. En todo caso el peor pecado de Jefa por accidente es no haber sido demasiado cómica cuando lo tenía que ser para terminar abrazando el melodrama de auto-sanación (con voz en off sentenciosa incluida) con el fin de colgarse de una seriedad innecesaria.
Jefa por accidente retoma la fórmula de Mujer bonita: narrar el cuento de una Cenicienta contemporánea, una plebeya que llega a infiltrarse en la nobleza por casualidad o equivocación. Aquí, eso equivale a cambiar un trabajo de asistente en un supermercado por un alto cargo ejecutivo en una multinacional, disponer de despacho propio en el piso 59 de un rascacielos, mudarse de una casa en Queens a un loft en el Soho, salir de compras a exclusivas tiendas de ropa. En fin: el éxito según el evangelio capitalista. Pero sobre toda Cenicienta pende la amenaza de que llegue la medianoche y el hechizo se desvanezca. En este caso, el riesgo es que algún momento se descubra la falsedad del curriculum que la señala como egresada de Harvard, del perfil de Linkedin donde figura su desempeño gerencial en Estée Lauder y de la cuenta de Facebook que la muestra escalando el Kilimanjaro (al parecer, no es muy difícil engañar a las oficinas de Recursos Humanos de las grandes compañías). La comicidad de esta película navideña estrenada con demora intenta basarse tanto en los equívocos que pueden surgir a partir de esta mentira como en los personajes supuestamente desopilantes que rodean a la protagonista: por un lado, el clásico grupo de compinches (no falta la mejor amiga rea que siempre canta las cuarenta); por otro, sus excéntricos ayudantes del trabajo. Pero no hay más que una o dos situaciones que se parezcan a algo gracioso. De todos modos, el tono de Jefa por accidente varía, y la comedia va cediendo ante el melodrama. Como ahora hay que contar historias de mujeres empoderadas que escapen al modelo impuesto por el patriarcado, esta heroína latina de la clase trabajadora y más de 40 años no tiene deseos de ser madre. Pero como se ve que es una decisión que todavía suena demasiado radical, el guión le da una explicación (absurda, por cierto) que inclina la balanza hacia las lágrimas. Así, Jennifer Lopez tiene la oportunidad de demostrar que lo suyo no es la comedia ni tampoco el drama. En este caso, la falla es de origen: siempre hiperproducida, como recién salida de una sesión de peluquería y maquillaje, ni siquiera da jamás el physique du rôle de la mujer común que aprendió lo que sabe en la universidad de la calle. Tras fracasar en sus intentos por divertir o emocionar, Jefa por accidente deja una enseñanza moral con una voz en off: “Cada día tienes una segunda oportunidad de hacer lo que quieres; lo único que te detiene eres tú”. Nada que agregar.
El feminismo llega, Hollywood. Nuevamente Hollywood lleva a la pantalla a la mujer como protagonista; esta vez nos cuenta la vida de Maya Vargas, interpretada por Jennifer López. Se trata de una mujer latina de clase media que vive en el barrio de Queens, en Nueva York, y que trabajó durante 15 años en un híper mercado. Un día decide pelear por un puesto de trabajo en el que parece ser la candidata ideal, pero no lo consigue porque hay un hombre que -a pesar de poseer una experiencia nula en el mercado- tiene un titulo universitario que lo valida como una mejor elección. A partir de ahí el realizador Peter Segal nos insinúa que el sistema en el cual rigen las cosas del mundo lo único que consigue es obligar a las personas a corromperse. Llevando a la protagonista a la mentira constante, generando un malestar en ella y en quiénes la rodean para conseguir un lugar laboral en un sector privilegiado. Es ahí en donde Maya muestra lo mejor de sí porque considera que es un lugar que ella debe tener sin importarle cuánto le cueste. Por último me gustaría ahondar en la historia paralela que sostiene la trama en la que Maya Vargas se encuentra con su hija biológica luego de 23 años, a quien había abandonado a los pocos días de su nacimiento al no poder mantenerla económicamente. La participación de dicha actriz resulta por momentos conmovedora al reflejar una vez más los sacrificios que debe enfrentar una madre para el bien de sus hijos. Particularmente considero a Jefa por accidente una película feminista en la que muchas mujeres encontrarán pertenencia con la protagonista y todo lo que le sucede.
Jennifer Lopez no tiene una de las mejores filmografías que una estrella pueda tener, aunque ha logrado hacer algunas buenas películas, en general su trabajo ha estados dentro de la medianía del cine de Hollywood. Su carisma y fotogenia han hecho la diferencia, pero un repaso por sus títulos no merece más que rescatar un puñado de títulos, en general en un protagonismo compartido. Jefa por accidente (esos títulos locales, por favor, que vergüenza) es un regreso al largometraje y a la comedia, luego de varios policiales y un paso por la televisión. Second Act cuenta la historia de Maya (Jennifer Lopez) una empleada de supermercado, cansada de su trabajo, que al no recibir un ascenso por no tener estudios universitarios entra en crisis, amargada por su presente y su futuro. Pero la comedia aparece en forma de amigos que le arman un curriculum falso y unas cuentas en redes sociales que muestran una vida y unos contactos que ella realmente no tiene. De esa manera consigue un trabajo extraordinario, pero ahí recién empiezan los problemas, claro. Su crecimiento profesional y social la hace entrar en conflicto con su pareja y sus amigos, que no pertenecen al ámbito donde ella se mueve ahora. El absurdo guión podría funcionar, de hecho lo hace, cuando se centra en la comedia y en sus amigas. Los momentos disparatados son más fuertes que los emotivos y la película se apaga cuando se inclina hace estos últimos. Lo que Maya se demuestra, y nos demuestra, es que la inteligencia, el sentido común, la generosidad, son cosas que valen más que los estudios universitarios. Una propuesta un poco populista y simplona, pero acorde a las ideas de un cine que rápidamente se pone del lado de la heroína del film. Por momentos la película parece un capítulo de The Apprentice, lo que tampoco debe ser tomado como un gran elogio, porque esto es un largometraje y no un reality. El final, lejos de conmover, es bastante ridículo. Podría haberse hecho un final ridículo y emocionante, pero lo que pasa es simplemente no funciona. Si les gusta Nueva York, la película está completamente filmada allí y la ciudad de luce. Algo es algo.