El Osito Mimosito (made in England). Inglaterra es una tierra plagada de símbolos de rápida identificación: el Big Ben, la guardia real, los buses rojos de dos pisos, etc. Otro símbolo tradicional de los británicos -tal vez no tan conocido en nuestras tierras- es el oso Paddington. Hablamos de un personaje clásico protagonista de una serie de libros infantiles: su primera aparición se remonta a 1958 y su creador fue un tal Michael Bond (cualquier similitud con el agente secreto obra de Ian Flemming es mera coincidencia). En esta ocasión Paddington hace su debut en la pantalla grande con una producción que mezcla actores de carne y hueso con personajes animados por computadora. La primera incursión cinematográfica del osito de sombrero y montgomery nos cuenta sobre sus orígenes y cómo se ve obligado a dejar su hogar en la profunda selva peruana para embarcarse en una aventura transatlántica hasta tierras inglesas, donde conocerá a los Brown, una familia que lo encontrará por pura obra del azar en la estación de tren Paddington (ya pueden ir sospechando el origen de su nombre). Mientras Paddington intenta encontrar al explorador que hace tiempo lo visitó en su hogar selvático, deberá cuidarse de Millicent (Nicole Kidman) una taxidermista que quiere aplicar su oficio en el úrsido. Sorprende ver a Kidman es un papel de villana bastante caricaturesca, más allá de que esté perfectamente justificado dentro de los cánones del género infantil/ familiar. Es apenas la segunda película en la cual la australiana hace de villana, la otra fue La Brújula Dorada (2007). Si bien la historia es la del típico "pez fuera del agua" que busca adaptarse a un nuevo ámbito, los personajes tienen la mezcla justa para no ser excesivamente empalagosos ni riesgosamente sosos. Y a pesar de vivir en una época en la que ya casi nada nos sorprende como espectadores en cuanto a 3D, pantallas monstruosas y animación computada, hay que reconocer la enorme labor hecha con Paddington: el oso se siente como un personaje real. Sus movimientos, sus gestos, sus miradas y hasta su pelaje parecen extremadamente reales; generando que la interacción con el resto de los actores humanos no se sienta estéril o sintética. Resultará difícil hacer creer a cualquier menor de 6 años que no es un oso superdotado con rasgos antropomorfos. Podemos decir que el director Paul King sale bien parado de su primera aventura en el cine infantil, aportando un aire de magia y nostalgia que se mezcla con un humor sano, en el que la cadena de acontecimientos siempre decanta en situaciones algo absurdas pero a tono con la lógica interna. Si bien nunca se desvía del género, logra poner en pantalla un relato que desde la calidez de sus personajes y sus secuencias aventureras hará que muchos de los padres que acompañen a sus hijos la pasen mejor de lo que tal vez sospechaban inicialmente, cuestión no menor en este tipo de producciones.
¿Un oso singular? Basada en los libros de Michael Bond, considerados una joya de la literatura infantil inglesa, Paddington narra la historia de un joven oso que decide dejar su Perú natal y buscar un nuevo hogar en Gran Bretaña. Las imágenes en blanco y negro del comienzo del film se encargan de explicar el lazo que une a este osito con aquel país europeo, heredado de sus tíos. Estos, en sus años mozos, habían conocido a un explorador británico llamado Montgomery Clyde y entablado con él una relación de amistad y de aprendizaje mutuo. De repente, el color inunda la pantalla y la temporalidad cambia. Vemos ahora una pareja de osos “mayores” conversando alegremente con uno más pequeño sobre un tópico curioso: los secretos en torno a las mermeladas que conocieron gracias a su amigo inglés –como buena historia para chicos, lo imposible, por ejemplo, que los osos preparen mermelada, se torna posible–. Hasta que un terremoto sacude las tierras del lejano Perú y provoca la muerte del tío Pastuzo. Dado el panorama desolador, la tía Lucy aconseja a su sobrino asentarse en nuevas tierras, más precisamente en Londres, donde Montgomery les había prometido años atrás que serían muy bienvenidos. La película continúa con las travesías del osito –apodado Paddington por la familia Brown que lo encuentra en esa estación de tren– en Londres, en paralelo a las de Millicent, la villana de la película, una combinación de Cruella De Vil y Lara Croft, interpretada por Nicole Kidman. Si hay algo a destacar en esta adaptación, es la excelencia técnica. Resulta totalmente verosímil y natural la interacción entre los actores de carne y hueso y la imagen del oso construida por computadora y mecanismos de robótica. También es notable la belleza visual del film, sobre todo en los planos que acompañan la voz over de Paddington quien escribe a su tía que quedó en Perú, y que recuerdan al mundo mágico de Georges Méliès, a sus trucos y a sus fotogramas coloreados. Sin embargo, es en el mensaje que pretende transmitir donde falla. Éste no resulta coherente sino algo contradictorio. Las personas son distintas y así, con sus singularidades, conviven, dice en algún momento la señora Brown. Por otra parte, el film critica las antiguas prácticas de los museos de ciencias naturales, más preocupados en exhibir ejemplares que en la libertad de los animales. Pero finalmente Paddington, para lucir más presentable y encajar, será domesticado, bañado y vestido como un señorito inglés. Con todo, Paddington es un film simpático y entretenido con un protagonista tierno y bueno, muchos enredos, una mala muy mala y mucho lugar para el humor desopilante. Además, los grandes que vean la película, acompañando a sus hijos, sobrinos, hermanos más chicos o por motu propio, se encontrarán con muy buenas interpretaciones a cargo de actores ingleses consagrados como Jim Broadbent y Julie Walters, y los ascendentes Ben Whishaw y Sally Hawkins, entre otros.
Paddington es un gran clásico de la literatura infantil y los dibujos animados que finalmente logró tener su película en el cine. El oso peruano fue creado por el escritor inglés Michael Bond en 1958 y enseguida se convirtió en un gran suceso internacional en Europa. Un claro heredero de personajes similares que se habían conocido décadas atrás, como Madeline (1939) y Jorge, el curioso (1941). El punto en común que tenían estos libros es que presentaban textos educativos que brindaban muy buenos valores a los chicos a través de las situaciones de enredo que vivían sus protagonistas. En el caso de Paddington, el oso se volvió más popular a nivel internacional cuando llegó a la televisión con las series animadas que se hicieron en 1975, 1989 (producida por Hanna-Barbera) y 1997. La última producción, realizada por la compañia Cookie Jar, fue la más exitosa de todas y se canceló luego de 117 episodios. En los últimos años Paddington estuvo ausente en los medios audiovisuales y ahora regresó con esta excelente adaptación para el cine que produjo David Heyman, responsable de la saga de Harry Potter. En Inglaterra este personaje es un auténtico ícono infantil y el film de Heyman sobresale por el cuidado y respeto con el que adaptaron la obra original en la pantalla grande. El trabajo que hicieron con la animación del oso es brillante y supera a producciones hollywoodenses como Los Pitufos, el oso Yogi o Alvin y la ardillas que bridaron propuestas similares desde la realización. Creo que los efectos digitales son bien utilizados en el cine cuando pasan desapercibidos por los espectadores. En este punto reside una de las grandes virtudes técnicas de Paddington. El trabajo que hicieron con las distintas expresiones faciales y los movimientos corporales del oso son tan impresionantes que a lo largo de la trama uno llega a olvidarse que el protagonista es un personaje animado. La historia expande el origen de Paddington e incluye a un par de villanos en el conflicto que era algo atípico de encontrar en la serie literaria o los programas de televisión. Si bien el oso se ve envuelto en una serie de peligros, esas situaciones se trabajaron con un enfoque infantil que no distorsionaron el espíritu de las historias de Michael Bond. Aunque sus interpretaciones se pierden en la versión doblada al castellano, cabe destacar el reparto del film que incluye a muy buenos artistas como Sally Hawkins, Jim Broadbent, Julie Walters y Nicole Kidman. La dirección corrió por cuenta de Paul King, quien debutó como realizador en el 2009 con la comedia surrealista, Benny and the Bull, que se destacó en los aspectos visuales. En esta ocasión el cineasta inglés volvió a ofrecer otro film impecable en materia de fotografía y diseño de producción. La escena en la que se presenta a la familia Brown en una casa de muñecas es brillante y trae al recuerdo algunos momentos locos de Benny and the Bull. Me encantó esta película y recomiendo acercar a los chicos a este gran personaje que es muy divertido. Dejando de lado las propuestas de dibujos animados, Paddington es la mejor película infantil que ofreció la cartelera en mucho tiempo.
EL OSITO PERUANOSITO De la mano del director Paul King y el productor David Heyman (“Gravity” y “Harry Potter”), llega “Paddington”, una comedia infantil que narra las aventuras de un oso parlanchín amante de la mermelada. Este simpático animalito, debido a una serie de eventos desafortunados en su hábitat del “Lejano Perú”, debe ir en busca de un nuevo hogar. Por eso, y gracias al amor incondicional que comparte con su familia por Londres, el oso decide viajar hacia tierras inglesas. Luego, cuando lo adopta una familia y una taxidermista le echa el ojo, comienzan los más serios pero divertidos problemas para esta humilde criatura. La historia se caracteriza por una estructura simple, clásica y sin fallas. En la introducción, conocemos los orígenes de Paddington, simpatizamos con él y tenemos ganas de darle un fuerte abrazo. Luego de un quiebre, el equilibro de esta situación da un giro de 180°, y por ende no sabemos que será del futuro de nuestro querido protagonista. Y ya cerca del final, cuando se cruzan todas las líneas narrativas, todo se resuelve haciendo que las aguas se apacigüen, ya sea para bien o para mal. Y por supuesto, contamos con la participación de un antagonista, en este caso de género femenino: una taxidermista (Nicole Kidman), cuya profesión consiste en disecar animales para exhibirlas en su museo. Por otro lado, el film cuenta con algunos planos interesantes, bien centrados, con angulaciones inhabituales y con un colorido pastel muy agradable, similares a los que utiliza Wes Anderson en sus películas. Además, seguramente a muchos el oso les hará recordar a “Stuart Little” o a “Alf”, ya que se trata de un ser no humano que habla, que es un poco torpe pero tiene gracia, y que logra así ganarse el corazón de una familia típica y de todo su público. Las situaciones particulares graciosas, los flashbacks y las secuencias imaginativas, también son de esos detalles que llaman la atención. Por eso, lo más destacado de esta película se encuentra sin dudas en ese hipercontexto, que ayuda a alimentar y a darle algunos toques de originalidad al relato. Sabemos que en la selva amazónica no abundan los osos, pero en fin, ese fue el origen elegido para este personaje. En consecuencia, parece que la moraleja final resulta ser un poco rara: aceptemos al animal del tercer mundo… Más allá de eso, nos encontramos con una producción redonda que cumple con su cometido y cuenta con un protagonista emocional. Además, al estar llena de casualidades y causalidades, no hay que pensar mucho para disfrutarla. Solamente hay que sentarse frente a la pantalla junto a la compañía de algún niño, abrir bien los ojos y preparar la boca para practicar muchas sonrisas. Disfrútenla.
Como “Ted”, pero sin el matiz guarro “Paddington” recuerda a “Ted”, por el protagonista oso y la mezcla de animación y acción real, pero su historia es para toda la familia.
Adorable pero bastante torpe Personaje de la literatura infantil británica creado hace ya más de medio siglo por el autor Michael Bond, el oso Paddington tiene aquí su primera incursión cinematográfica (se produjeron un par de series en los años 80 y 90) con resultados que no están a la altura de esta querible criatura que en términos de popularidad (y de ventas de merchandising) poco tiene que envidiarle a, entre otros "colegas", Winnie Pooh o Yogui. El film narra el origen (absurdo) de este antihéroe en plena selva peruana, donde ya profesa su pasión por todo lo que sea inglés. Tras la muerte del tío Pastuzo, el pequeño emprenderá un viaje en barco para llegar a la estación de Paddington londinense. Inglaterra, en primera instancia, no es el paraíso que tanto había soñado, hasta que los Brown (Sally Hawkins, Hugh Bonneville, los chicos Madeleine Harris y Samuel Joslin, y la veterana Julie Walters), una familia de Notting Hill que es una caricatura del british way of life, lo adopta y lo inicia en la vida social urbana. Y allí aparece Millicent (una sobreactuada Nicole Kidman), la taxidermista de un museo (parece una versión descafeinada de la Cruella De Vil de Glenn Close en 101 dálmatas) que, con la ayuda del señor Curry (Peter Capaldi), quiere capturar al pobre osito y sumarlo a su colección. Más allá de la pericia técnica y de ciertos hallazgos visuales que remiten al cine de Wes Anderson, es bastante decepcionante descubrir a varios de los mejores intérpretes británicos del momento sometidos a una serie de enredos bastante torpes y no demasiado divertidos. Mejor verlos en Dr. Who o Downton Abbey?
Oda a la ciudad de Londres El famoso oso que habita en la capital inglesa saltó de la literatura al cine en esta película que combina humor absurdo con una puesta en escena llena de simpáticos trucos visuales. El oso Paddington es para la ciudad de Londres uno de los recuerdos que todo turista desea comprar cuando viaja. Incluso para quienes no saben nada del personaje, la cantidad de variables del simpático personaje llenan las casas de recuerdos para turistas de esa ciudad, incluyendo aeropuertos. Pero en el Reino Unido Paddington tiene una historia previa más conocida. En 1958 aparece este personaje de la literatura cuya popularidad dio la vuelta al mundo. En esta versión cinematográfica se respetan dos características del libro, el origen peruano del oso y el nombre que recibe cuando es encontrado por la familia Brown en la estación de Paddington. La historia de la película es una agradable combinación de humor absurdo y puesta en escena llena de trucos visuales simpáticos y bellos. Por momentos parece más cerca del Drácula de Coppola que de los films infantiles al estilo Stuart Little, del que también tiene algunos elementos. Al despliegue visual se le suma un elenco británico de lujo: Sally Hawkins, Jim Broadbent, Julie Walters, Hugh Bonneville, Peter Capaldi (que se da el lujo de tener un chiste homenaje a su papel de Dr. Who en la serie de culto británica). Si la película no estuviera doblada al castellano, podríamos sumar las voces de Michael Gambon e Imelda Staunton. El broche de oro para el elenco es Nicole Kidman haciendo de una malvada taxidermista. La película en su conjunto resulta una declaración de amor a Londres, aun cuando tenga varios elementos críticos, y es imposible no querer tener un oso Paddington luego de verla. Pero también el film toma una clarísima posición a favor de la aceptación de los inmigrantes en Reino Unido. En ese aspecto no es ni tibia ni ambigua y demuestra bastante coraje. Lamentablemente, el que se estrene doblada al castellano, le hace perder todo su gran encanto británico, y todos los chistes acerca de la forma de hablar de la ciudad de Londres. Si les interesa la ciudad, esperen a verla en su idioma original.
Divertida comedia para todo público. La película de Paul King, en que se unen imágenes generadas por ordenador y animatronics más actores reales es una exquisita combinación de tonos y géneros. Nació en ‘la oscura y lejana Perú’. Es oso. Su familia le inculcó el amor a Inglaterra y la tía Lucy, que vive en un geriátrico, lo envía a la tierra de Los Beatles como polizón, en un barco de carga, porque estaba segura que iba a ser feliz.Su llegada a la estación Paddington lo desilusiona, porque ‘‘todos corren y nadie saluda’’. Sin embargo, una familia, los Brown se interesan por él. Mejor dicho, la encantadora señora Brown y especialmente uno de los chicos, porque el señor Brown tarda en aceptarlo.Comienza la aventura del osito rebautizado Paddington por la estación de trenes en que es encontrado.UN OSITO POPULAR‘El Oso Paddington’ (1958) es un clásico de la literatura infantil del Reino Unido. Creado por el escritor ingles Michael Bond, se convirtió en un éxito sorprendente en el mundo. Parece ser que este osito es tan popular como Winnie the Pooh (libro de Milne de la década del 20). La película de Paul King, en que se unen imágenes generadas por ordenador y animatronics más actores reales es una exquisita combinación de tonos y géneros.Humor ingenuo, gags de comedia física, como la loca escena del baño, melodrama (Paddington casi un mendigo esperando en la estación), excentricidad (la familia Brown, el anticuario) se unen a lo paródico (secuencias a lo James Bond de la taxidermista interpretada por Nicole Kidman y el escape del osito por el ascensor), sin olvidar esas exquisitas escenas en que planos generales de la casa de los Brown y su barrio (Notting Hill) son tomadas como libros de cuentos en relieve que se abren y cierran.LA VILLANA Su equipo actoral es de primerísimo nivel. Ahí están la sofisticada Nicole Kidman como la mala, que quiere ver a Paddington diseccionado con sus otros trofeos; el impecable conde Robert de Downton Abbey, convertido en papá Brown y en una robusta limpiadora gracias a la plasticidad de Hugh Bonneville, la encantadora Sally Hawkins (‘La Felicidad trae suerte’) mamá Brown; Julie Walters (‘Chicas de Calendario’) como la veterana integrante de la famiia Brown y Jim Broadbent que deja su profesorado en Hogwarts con Harry Potter para personificar a Mr. Gruber.
Una maravilla La adaptación del cuento inglés es brillante, y no sólo disfrutable para los más chicos.. Una maravilla. Eso es Paddington, el arribo a la pantalla grande del personaje de la literatura infantil inglesa (Un oso llamado Paddington, de Michael Bond), con un humor y un cuidado estético que merecen el aplauso. Rodada con actores y también por animación computarizada, Paddington tiene en su centro a un oso, que vive con sus tíos en la selva peruana. Hasta allí, mucho años antes de que naciera el osezno, llega un explorador inglés, que al conocer a sus tíos decide no llevarlos para su estudio, sino invitarlos en un futuro, si lo desean, al Reino Unido. Los mamíferos tiene la particularidad de aprender rápido el lenguaje humano, y, con un manual de urbanidad, sueñan con ese postergado viaje. No vamos a contar la historia, porque en sí es lo de menos. Paddington llega como polizonte a Londres, y allí una familia poco menos que lo adopta, pero hay una malvada que quiere secuestrarlo (Nicole Kidman). ¿Por qué? ¿Cuál es el móvil? Paddington va a avanzando y a medida que pasan los minutos uno siente mayor simpatía por él, y por los integrantes de la familia (mamá y papá, que fueron hippies, ahora conservadores, y sus dos hijos, más la señora que limpia). Más allá de confundir música peruana con centroamericana y algún desfasaje en los años (se dice que pasaron 40 desde que los visitó el explorador, lo que vemos en un noticiero tipo Sucesos argentinos en blanco y negro, y cuando el oso llega a Londres parece tiempo presente), la película es entretenidísima. Los más chicos la disfrutarán, por las cosas que dice y los descalabros que hace el oso. La película viene con moraleja, pero no de ésas que parece que se la refriegan a los chicos en el rostro. Los actores están muy bien (Kidman pareciera que se rehizo la cara, luego de esa cirugía espantosa, y está bella como siempre) y Paddington, el oso, es la antítesis de Ted, su primo estadounidense zafado. En síntesis, una comedia ágil, con una animación sorprendente, para pasar más que un rato amable y en familia.
Osito cariñoso Paddington está basada en una serie televisiva británica de la década de 1970, sobre un oso peruano que es adoptado por una familia londinense. Se trata en su versión para la pantalla grande al nivel de Babe, el chanchito valiente o Stuart Little, que -como tantas otras- lograron resultados muy buenos jugando con la idea de familias adoptando a mascotas fuera de serie. Paddington es una película muy simpática, moderna, dinámica y con esa pizca de saludable locura que los británicos siempre se han permitido, a veces disfrazándola de "extravagancia" o "estilo". Los efectos especiales son impecables, la fotografía exquisita, las actuaciones de primera, el ritmo atractivo, la música ligeramente exótica (mezcla de instrumentos nativos con letras en inglés). Uno de los grandes temas es el de las estructuras familiares, la opción de darle la forma que a cada grupo humano le convenga y sin importar las opiniones ajenas, cuando el amor es la guía. También se manifiesta el choque de culturas entre el oso y el imperio colonialista, éste último, como es sabido, bien pagado de sus costumbres, a las que considera parámetros incuestionables de civilización. El gesto de la familia Brown de adoptar a Paddington es una infiltración en medio de ese modelo añejo, mientras que la villana que persigue el plantígrado para venderlo al Museo de Ciencias Naturales representa la peor resistencia a la igualdad. Lástima que Paddington, el protagonista, no tiene casi nada de peruano. Huele a oportunidad desperdiciada para difundir algo más que el lugar común referido a este pueblo. Pero, en una película tan profundamente localista no sorprende. Más bien, mueve la conciencia sobre la importancia de querer lo propio, como los demás sabiamente hacen con lo que les toca, incluso con lo que cambiarían.
Película peluche Como sabemos, a cualquier popular animal antropomorfizado de dibujos, literatura o comics, le llega su adaptación cinematográfica. En este caso el oso Paddington, personaje emblemático de la literatura infantil inglesa, es la nueva adaptación de peluche en el itinerario de películas confortables-para-toda-la-familia. En el sitio más recóndito de Perú (the darkest Perú en idioma original) un explorador inglés se topa con una pareja de osos a los que va a transmitir dos apetitos: Londres y la mermelada. Luego de muchos años, y cuando el deseo de esa pareja sea vencido por el paso de los años, su joven sobrino va a emprender el viaje hacia la ciudad inglesa en busca de un nuevo hogar. El director británico Paul King (director de The Bunny and The Bull) es un tipo que entiende de comedia. Buena parte de su humor delirante sirve para potenciar esta aventura ATP. Hasta cierto límite. Porque ante todo, Paddington es un film amable. Una de esas películas para ver al lado de la tía y la abuela mientras ellas se toman un té. Aún así, en medio de tanto almohadón de bondad, el director logra meter pequeños momentos felices y de libertad creativa con buen timing cómico. Esto es algo que logra explotar de mejor manera durante la primera mitad. Para cuando debe ajustarse a lo más convencional con la típica estructura de “riesgo y final feliz”, cumpliendo el canon de causar incertidumbre para luego dejarnos con una sonrisa (por más que sea por medio de meternos una cuchara de miel en la boca), es donde la historia se achica mediante la estandarización. Porque ante todo, Paddington es un film amable. Pero no todo es sobre osos amantes de la mermelada y bondad enfrascada. Dentro de este menú de confortabilidad también está el turismo por la ciudad de Londres. Así van a estar los planos aéreos para disfrutar la abadía de Westminster, los colectivos de dos pisos y la guardia real inglesa. El peruano Paddington va en busca de la amabilidad británica pero también se va a encontrar con una visión más indolente acorde con la realidad actual. La gente le va a pasar por al lado sin mirarlo a la cara (¡y eso que es un oso con sombrero!). Pero no sufráis, lo adopta una familia que lo ve solitario en la estación de tren. El padre es interpretado por Hugo Bonneville (Downtown Abbey) y la sensible madre está a cargo de Sally Hawkins (Blue Jasmine). A ellos se suman sus dos hijos: una niña que se avergüenza de su familia, un niño al que el padre le prohíbe cualquier cosa que le pueda hacer un mínimo rasguño. La incorporación de este oso produce el caos necesario y calculado para que (¡sorpresa!) todos terminen mejorando su vida. El enemigo/peligro en esta aventura infantil es ocupado por la malvada taxidermista Millicent, papel a cargo de una asertiva y gélida Nicole Kidman (todo esto dicho esto de manera positiva). A estos se suman un seleccionado de actores (Peter Capaldi, Jim Broabent y Julie Walters, entre otros) que logran una consistencia crucial para mantener la atención y la sonrisa durante el desarrollo del relato. El mayor acierto de Paddington es que se cree ese mundo de fantasía tierno y acolchonado. No hay con que darle, es una película para hacernos sentir bien. Su mérito, que no falla en el intento.
Adaptando con ciertas libertades las novelas originales de Michael Bond y la serie animada que se extendió durante los ’70 y ’80, el Oso Paddington aterrizó finalmente a la pantalla grande luego de una larga espera, y el resultado no podía ser mejor. Desde que se masificó el uso de CGI en el cine se dio pie para la interacción con humanos de personajes de todo tipo, cosa que antes parecía imposible o por lo menos no lograba una cohesión tan natural. En este aspecto, "Paddington" se ubica mucho más cerca de un film como Stuart Little que de otros como Hop o Sccoby Doo. El tono de la novela y la serie fue modernizado y prima el humor, pero siempre poniendo en primer lugar la inocencia, el tono marcadamente infantil que elude el doble sentido, el chiste desmedidamente escatológico, y la violencia fuerte. La historia es en extremo simple, y está bien que así sea. Un expedicionario inglés se adentra en las selvas peruanas (mostradas con mucha más condescendencia que la bajada de línea del novelista) y se topa con una comunidad de osos con amplia capacidad para aprender. Pasan los años, el expedicionario ha vuelto a Inglaterra pero los osos aprendieron a hablar y viven en una comunidad mucho más sociabilizada. Pero la mano del hombre vuelve a hacer interferencia, y ante una desgracia, el menor de la familia tiene que viajar como polizonte en un barco hacia Londres en busca de aquel hombre que les enseñó cómo vivir en sociedad. Por supuesto, las cosas no saldrán nada cómo lo que se esperaba, Londres es una ciudad fría, y el osito quedará desamparado hasta encontrar a una familia que lo adopta “momentáneamente” y lo apoda Paddington en honor a la estación de trenes en la que lo encuentran. Pero el film no termina ahí, Paddington no sólo deberá buscar un refugio definitivo sino que deberá huir de las garras de una taxidermista que parece conocerlo demasiado. Como habrán notado, el argumento, así como sucedía en Stuart Little, rehúsa de todo tipo de lógica. De antemano tenemos que aceptar que un oso parlanchín no será de enorme sorpresa para nadie, y que será capaz de vivir todo tipo de aventuras con personajes que exageran sus características. Queda clara la idea de plantear una suerte de caricatura en acción real. Esta decisión de detenerse a dar explicaciones, permite hacer de Paddington un film que, tomando las cosas por hecho, se vuelca a la diversión constante. Con un ritmo ágil permanente pero no vertiginoso, un esquema de gags slapstick que funciona como maquinaria de reloj y apoyándose en la solvencia de su gran elenco; el film de Paul King no es sólo un entretenimiento para niños, entendido esto como algo menor. En el espectador instala una sonrisa permanente desde el primer momento, y las carcajadas no tardarán en llegar; todo luce relajado para que fluya mejor. Si en el film de Rob Mikoff teníamos a una familia única neoyorkina, aquí los tenemos a los Brown, mamá, papá, la parejita de nenes y la empleada, Sra. Bird. Ellos son la bondad encarnada, adoptarán a Paddington y lo harán sentir de la familia pese a la reticencia del Sr. Brown. Y aquí otro acierto, la Sra. Brown es la constantemente en ascenso Sally Hawkins, el Sr. Brown es el brillante Hugh Bonnaville (capaz de robarle varias escenas al oso), y la Sra. Bird es Julie Walters. Como si estuviesen en un recreo, los actores se divierten y eso hace divertir al público, hay una química espectacular entre ellos y para con el personaje digital. Esa cohesión se extiende también a Nicole Kidman en el rol de Millicent, la taxidermista… y ya sabemos que los roles gélidos son ideales para la australiana que no necesita más que levantar una ceja para mostrar toda su maldad sobreactuada (en el buen sentido del término). Todo está puesto al servicio del disfrute y Paddington ofrece un entretenimiento noble y fundamentalmente, que no subestima a los suyos, es un film de calidad. El único detalle que podríamos encontrar es la falta de copias subtituladas en nuestra cartelera, lo cual nos hace perdernos las voces (además de los mencionados) de Ben Whishaw, Michael Gambon, e Imelda Staunton, en los roles “osunos”. Buena técnica, acertado humor inglés, ritmo continuo que no marea, y un excelente timing general para la comedia, hacen de Paddington uno de los mejores productos para esta temporada. Un placer culposo para los adultos, un film ideal para los chicos (que no le escapa a un lindo mensaje final), nadie saldrá defraudado.
¿Puede un sándwich de mermelada de naranjas salvar a una familia? Esta y otras preguntas existenciales tienen respuesta en "Paddington" (UK, 2014), que Paul King lleva a la pantalla grande inspirándose en las tradicionales historias de Michael Bold y que han atrapado a varias generaciones. Paddington es un oso peruano que llega a Londres para encontrar a aquel que en algún momento llego a su hábitat y los descubrió, luego que su casa es diezmada por la naturaleza. En la ciudad se encontrara solo y perdido, y pese a seguir todas las reglas impartidas por su tía, nadie le presta atención, hasta que en la estación de Paddington una familia de apellido Brown lo acogerá en su hogar, sin saber las consecuencias catastróficas que se les presentaran. Paddington es un oso torpe que a fuerza de empeño ira forjando una entrañable amistad con los miembros del grupo (principalmente la madre y el hijo). Pero hay alguien expectante de la llegada del oso a la morada de los Brown, un vecino quejoso (Jim Broadbent) que se confabulara con una bella y letal taxidermista (Nicole Kidman) para conseguir a Paddington como su última pieza para la inmensa colección que posee en el Museo en el que trabaja de animales embalsamados. King le impone un ritmo y tempo ágil a la película, reforzando el gag y el punchline en cada inclusión del oso en la acción, y además, filma las escenas con una ampulosidad y amor por el cine, que termina plasmándose en bellas y envolventes tomas y planos. En el plano actoral las interpretaciones refuerzan un guion que con un timming ajustado y veroborrágico, logra superar el apremio con el que siempre nos encontramos ante este tipo de filmes infantiles. Hugh Bonneville y Sally Hawkins aportan actuaciones soberbias, y se introducen de lleno en el papel de los padres de familia que padecerán las travesuras de Paddington y el acoso de la doctora. Mención aparte para Julie Walters que juega a ser una ama de llaves exigente y que luego se entrega (alcohol mediante) a la locura familiar generada por el oso. Nicole Kidman como la villana, suma su sex appeal y oficio a un estereotipo que gana en su verosímil. Paddington puede ser prejuzgada, pero nada de lo que se pueden llegar a imaginar es comparable con el entrañable y nostálgico espectáculo que Paul King preparo para toda la familia. Divertida.
La cartelera infantil le da la bienvenida a Paddington de Paul King, con los productores de Harry Potter, una verdadera comedia familiar inglesa. Paddington cuenta las aventuras de un joven oso peruano, que siente pasión por todas las cosas británicas, tanto que decide irse a Londres en busca de un hogar. Sin embargo, cuando se encuentra perdido y solo en Paddington Station, comienza a darse cuenta de que esa ciudad no es todo lo que se había imaginado que era. Si uno se acerca al cine sin tener conocimiento de lo que va a ver, algunas veces sucede que pierde interés al instante; aunque en otros casos uno se deja llevar por una aventura nueva e inesperada; este es el caso de Paddington. El film no peca de ser un gran proyecto internacional, y su personaje es muy conocido por el publico infantil ingles. Con este largometraje, su historia se da a conocer mundialmente, cautivando a los más chicos pero a su vez a los adultos que los acompañan. Como si fuera Tarzan, la historia cuenta los inicios de este oso que intenta civilizarse, de la colorida y calurosa selva a la fría y gris Londres. Pero la humildad de este personaje, y su torpeza (que genera sketchs llenos de gags de humor ingles como Benny Hill, y hace referencias a Mary Poppins y Harry Potter) devuelve la magia perdida, especialmente a la familia Brown que lo adopta. Desde el punto de vista visual, el realismo de su protagonista es único, y quizás muy impactante para los más chicos, aunque es un acierto vestirlo con un sombrero y ropa humana.
Paddington es la historia de un osito peruano fanatizado con Londres, que luego de un evento inoportuno no ve otra opción que mudarse a la ciudad de sus amores y empezar allí una nueva vida. Un oso siempre tiene un sándwich de mermelada en su sombrero! En la lejana tierra del Perú (así lo ven los británicos) se encuentra una raza de osos muy singular, estos tienen la habilidad de comportarse como seres humanos, viven en casas, usan sombreros, hacen mermelada y hasta hablan. Aquí es donde vive nuestro oso protagonista, que cuando le sucede algo terrible decide irse a Londres, su tierra amada, todo esto debido a que un explorador convivió con ellos un tiempo y lo cebo mucho con esa ciudad, llevando a Paddington a tener solo esa idea en la cabeza. Al llegar a Londres a este oso no le queda otra que quedarse vagando por la estación de trenes de Paddington (si, de ahí título del film), en la espera de alguna persona que lo pueda ayudar. Aparece el típico grupo familiar con el padre que está siempre enojado, la madre liberal, la hija rebelde y el chico que al fin y al cabo se convierte en el mejor amigo del oso. Toda la familia se compadece del oso, lo bautizan con el nombre de Paddington y se lo llevan a casa. Como era de esperarse Paddington comienza a hacer de las suyas, como inundar la casa o atrapar a un ladrón sin ninguna intención. Sin embargo los Brown se lo bancan hasta que pueda encontrar un mejor hogar. Mientras tanto aparece una taxidermista (una mezcla entre Cruella De Vil y Norman Bates) que quiere a Paddington para su colección y hará lo que sea necesario para conseguirlo. La película está muy bien filmada y cuenta tomas muy interesantes e imaginativas, como por ejemplo una en que la cámara viaja de una habitación de la casa a otra, como si esta fuera una pequeña casa de muñecas. Paddington está muy bien logrado en CGI (animación generada por computadora) tanto que a veces creemos que estamos viendo a un oso verdadero, sobre todo en las secuencias en donde interactúa con los niños Brown. Aplausos para el director, Paul King y para el equipo de animación. Película familiera y hasta ahí… Ahora bien, Paddington es una película para niños. Es excelente para ellos, ya que posee chistes que quizás a los mayores no les hagan mucha gracia, pero a los pequeños los matará de risa. Es divertida en algunos aspectos, pero al ser una película inglesa creo que algunos chistes se pierden a la hora de verla doblada al español. En Paddington no todo es comedia. Al contar la historia de un pequeño e incomprendido oso, tiene sus momentos de tientes dramáticos, pero que no dejan de ser buenos para mostrar una enseñanza en los niños. En cuanto a los actores la familia Brown está conformada por Sally Hawkins, Hugh Bonneville, Samuel Joslin y Madeleine Harris, y están muy bien en pantalla. Todos hacen un buen papel pero el que más se destaca de todos es Hugh Bonneville como el Señor Brown. En este film hay muchas caras conocidas, una de ellas es el personaje de la taxidermista interpretado por Nicole Kidman, quien no hace un personaje de malvada tan temible ya que hay que tener en cuenta que es una película para niños. Como este film es del productor de la saga de Harry Potter aparecen muchos actores que participaron de la saga del mago adolescente, como Jim Broadbent, Michael Gambon, Imelda Staunton y también nos encontramos con el nuevo Doctor Who, Peter Capaldi, pero este personaje puede llegar a irritar un poco. Conclusión Paddington es una excelente opción para llevar a los más chicos. Es divertida, entretenida y educativa. Pero seguramente mantenga más entretenidos a los pequeños que a los mayores. Posee tomas interesantes y algunos chistes para adultos muy graciosos, pero no abundan en la trama. Es una buena comedia que llega en el momento justo, cerca de las fiestas y para ver en familia.
Una comedia familiar, encantadora, divertida, inocente, bien colorida y que deja varios mensajes. El cine va dando distintos animalitos simpáticos, a lo largo de los años: "Alvin y las ardillas" (2007) que se sitúa en un lugar alejado en el que viven tres ardillas en los árboles y cuando estos son cortados aparecen en Los Ángeles, estas tienen inclinación a la música y convivirán con los humanos, y la se viene “Alvin y las Ardillas 4” (2016); “Rio” (2011) en Río de Janeiro, donde un guacamayo bebé, Blu, es capturado y llega a Estados Unidos, y también se mezcla con humanos, y la lista continua. Ahora desde la selva y en algún lugar dentro del Perú viven unos osos. Ante un accidente la tía de un oso pequeño lo convence y lo embarca a Inglaterra, como ella se siente cansada y anciana se queda en un asilo de ancianos. Cuando llega a Londres nada le resulta como lo pensado y termina en manos de la familia Brown. Ellos le dan el nombre de la estación donde lo encontraron “Paddington” (voz original Ben Whishaw, “007: Operación Skyfall”), lleva colgado en su cuello una chapita que dice “Por favor cuiden de este oso”. Este es educado, de buenos modales, tierno, atractivo, cariñoso, amable, pero desconoce muchos objetos y costumbres de la ciudad lo que le traerá algunos problemas. El dueño de casa, el Sr. Brown (actor de cine, teatro, televisión y radio británico Hugh Bonneville, “Operación Monumento”) precavido realiza algunos cambios a su póliza de seguro para proteger toda la casa en Windsor Gardens. Su esposa (la actriz inglesa Sally Hawkins, "Blue Jasmine”), en rol de Mamá quiere ayudar a Paddington, junto a sus hijos Jonathan (Samuel Joslin, “Lo imposible”) y Judy (Madeleine Harris) y ama de llaves la señora Bird (Julie Walters, “Billy Elliot, Quiero bailar"). Y no falta el vecino chusmo Sr. Curry (Peter Capaldi, “Guerra mundial Z”), este se tropieza no solo con el nuevo integrante de la familia sino también con la astuta y malvada la Doctora Millicent (Nicole Kidman), una taxidermista de un museo, quien tiene planes especiales para esta criatura. El escrito inglés Michael Bond (88) creó el personaje “El Oso Paddington”: el charlatán y tierno animalito que se metió en la cultura infantil inglesa, con libros e historias para niños y tardo en incorporar su figura en peluches, postales, recuerdos, cuadernos, entre otros artículos. Luego llegó una serie animada y este es su primera incursión cinematográfica animada por computadora con personajes de carne y hueso. Han pasado varios años y sus seguidores al verlo pueden sentir cierta nostalgia, crecieron con este personaje y esta nueva presentación intenta atraer a nuevas generaciones, de los lugares que no conocen y pasando por otras frontera. Cuando pasan unos minutos de la película el espectador sabe como sigue la historia. Pero la misma entretiene y divierte tanto a grandes como a chicos, está llena de gags y ternura, contiene varios mensajes como: el amor de padres a hijos, al diferente, el dar un hogar al necesitado, de volver a jugar, dejar un poco las ocupaciones y jugar con los hijos, de soñar, entre otras.
Lejos de aggiornarse en su estructura como para corresponder a ésta época, y así evitar el atraso narrativo, la nueva adaptación de “Paddington” al formato audiovisual, adolece de varios defectos provocados por un exceso de confianza en el exitoso producto. De hecho, comercialmente parecía ser la respuesta británica al insoportable y edulcorado Winni Poo de la Disney. Desde el punto de vista de la adaptación no se puede negar la fidelidad para con los cuentos escritos por Michael Bond (luego convertidos en serie de TV). Sucede que la virtud de la adaptación se convierte en el defecto principal de Paddington. Apelando a miles de concesiones tenemos al comienzo una especie de recorte de un noticiero, tipo "Sucesos Argentinos", en la cual nos cuentan que un explorador se fue "al oscuro Perù". Allí encontró una pareja de osos con la cual entabló una entrañable relación y les dejó algunos objetos propios de la cultura londinense. Los osos hablan. Punto. Si uusted quiere creerlo bien, y si no deje la sala, porque la explicación de éste fenómeno no está en el guión, ni en el texto original. A partir de allí, la palabra verosímil queda absolutamente anulada del vocabulario de los responsables de esta película, incluido el autor original que tiene un cameo en la estación de ferrocarril. Sigo. Años después de la visita, aparece un osito, una terrible tormenta en la selva peruana, y un viaje a Londres para buscar al explorador, en una de las acciones menos justificadas en la historia del cine para chicos. Claro, a esta altura, que el osito viaje de polizón en un barco, se pasee por las calles de Londres ante la indiferencia de todo el mundo, o viaje en tren pasa, a ser una suerte de subestimación a la inteligencia del público. El oso se instala en la casa de los Brown, familia que lo adopta a pesar del padre y pese a los desastres que hace en la casa. Sólo Alf” (serie televisiva 1986-1990, y película “Proyecto Alf” 1996), logró tanto destrozo sin que lo echaran, pero hasta en aquella serie creada por Paul Fusco había una preocupación por hacer creíble la situación, y si vamos al caso de las comparaciones que se hicieron por allí hasta “Ted” (2013) tenía justificativo atendible. Para colmo de males, hay una clara intención en el sub-texto de bajar una línea contra la discriminación por ser distinto, empresa loable en un siglo en el que los chicos (y grandes) necesitan mucho de este tipo de mensajes. Sin embargo, el hecho de que a nadie parezca llamarle la atención un oso que habla, tira por la borda cualquier intención de mostrar este costado con moraleja. Por todo lo expuesto, quedaría el humor como para paliar el tedio, pero esto funciona de a ratos, siempre y cuando nadie haya visto muchas veces a los Muppets, el citado Alf, “Benjuí” (1974), cualquier otro personaje en cuyo accionar de torpezas descansaban los gags “payasescos”. Eso si, desde el punto de vista visual “Paddington” es un prodigio de animación digital, sobre todo en los movimientos de cara y del pelaje del animal. Aquí es para sacarse el sombrero. También hay una villana interesante compuesta por Nicole Kidman. Por lo demás, la dirección de Paul King, hombre del palo de la TV más que del cine, ofrece dinámica al servicio de la aventura y algo de timing correcto para el humor. Todo hace pensar que estamos frente a un producto para chicos de hasta seis años de edad, como mucho. Sin subestimar a nadie, por supuesto. Osos en Perú, pero… ¡por favor!
Mezclemos un 50% de Stuart Little (estructura, esquema, adopción de un ser de otra especie), un 30% de ALF (criatura peluda que hace desastres en la casa) y un 20% de 101 Dálmatas (villana que quiere matar animales por su piel) y obtenemos una comedia 100% efectiva y divertida, que además es emotiva; un filme que sigue una fórmula, pero eso no le disminuye la efectividad a la hora de enganchar a la audiencia. Escuchá la crítica radial completa en el reproductor debajo de la foto.
No los prives a tus chicos de la oportunidad de disfrutar de esta cálida y sencilla película, sea tanto en cine como en DVD. Paddington tiene un timing excelente. Su guión es una delicia, sencillo, pero encantador. El osito protagonista es más que adorable y sumamente divertido, sobre todo en...
Paddington es un oso parlante protagonista de una larga serie de libros infantiles escritos por el inglés Michael Bond, los cuales comenzaron a publicarse desde 1958. Debido a su gran repercusión, Paddington terminó por convertirse en una franquicia, generando tres series animadas producidas entre los años 90 y el nuevo milenio, amén de toneladas de merchandising y subproductos derivados. Pronto quedó en evidencia que era material óptimo para la pantalla grande, especialmente en estos momentos en donde los cuentos infantiles se han puesto de moda - ya sea en versiones ingenuas, adultas, oscuras o como desconstrucciones / reconstrucciones al estilo de Maléfica, y las series televisivas Once Upon a Time y Grimm - y han probado ser extremadamente redituables. Ciertamente Paddington no entra en el terreno de la fantasía sino que hace las veces de alegoría edulcorada, muy en la onda de Babe, el Chanchito Valiente y, especialmente, Stuart Little. Es precisamente con Stuart Little con quien tiene mas puntos en común. Paddington es un oso parlante pero su presencia no sorprende a nadie, incluso en la ultraurbanizada Londres del siglo XXI. Uno podría asumir que se trata de la sicosis e indiferencia propia de las grandes ciudades - tipo Nueva York, en donde a nadie le importa nada (salvo su propia rutina) y cualquiera puede andar por la calle vestido de cualquier cosa sin que llame la atención de alguien -, pero pronto queda en evidencia que la imagen del oso parlante tiene otro sentido. Si en Stuart Little el ratoncito era la alegoría de adoptar a un diferente - un chico discapacitado o con algún retraso, o alguien de otra raza -, Paddington es la versión metafórica del inmigrante del tercer mundo. Es distinto al inglés promedio, igual de civilizado y, sobre todo, es un ingenuo que se sorprende con las maravillas del mundo moderno. La actitud de Sally Hawkins no difiere demasiado de la de Sandra Bullock en The Blind Side: ella es una protectora nata e inmediatamente guarece a este individuo desvalido con el cual se ha cruzado en una estación de tren. Posee una familia amorosa aunque ligeramente disfuncional, y pronto la interacción con el oso terminará por convertirlos en mejores personas. Uno de los mejores aspectos de Paddington es su emotividad. Los textos de Michael Bond están plagados de matices autobiográficos y que apelan a la memoria emocional inglesa - esa de los tiempos de la Segunda Guerra Mundial en donde la gente era solidaria, y en donde una multitud de extraños (viviendo en pueblos alejados del epicentro de los bombardeos nazis) se ofrecía a cuidar y a proteger a los niños de las familias de las grandes ciudades -. Paddington utiliza el mismo método - un niño en una estación de tren con una etiqueta de cartón en el cuello conteniendo sus datos; la cita de la tía Lucy "esta nación ha sabido cuidar a los suyos en momentos difíciles y no creo que se hayan olvidado de ayudar a uno de los suyos cuando lo precisa" - y el destino termina por recompensarlo. Tal como Forrest Gump, los inocentes tienen un angel aparte y Paddington pronto se topa con una familia compuesta por deliciosos personajes - madre caritativa, padre gruñón pero querible, hija tímida e inteligente, hijo nerd -, los cuales empiezan su propio proceso de sanitización ante la presencia de la criatura. Lo mejor de todo es que, en vez de ser un coro de fondo, cada uno de ellos tiene un momento de lucimiento orquestado de manera brillante - y si bien todos son formidables, quien se destaca por lejos es Hugh Bonneville (Downton Abbey), quien irradia bondad pura mientras demuestra tener un timing comico impecable -, cortando el edulcoramiento natural del relato con gags realmente logrados. Hasta la desabrida Nicole Kidman tiene su cuota de maldades festejables. La gracia de Paddington es ver a un tipo querible suelto en un mundo desconocido, y repleto de personas con buena voluntad que quieren ayudarlo. En el medio hay bastante comedia slapstick - como para inyectarle algo de acción - que, sorprendentemente, resultan ser efectiva. La historia no es demasiado compleja y en realidad es un pretexto para conocer estos caracteres y dejar que interactúen entre ellos. Y lo que al principio parece excéntrico después se vuelve adorable por un buen manejo de tonos, sumado al virtuosismo visual del director Paul King, quien crea secuencias realmente inspiradas - como convertir mágicamente a la casa de muñecas de la chica Brown en una versión miniaturizada de la propia casa, pudiendo seguir la acción de cada uno de los integrantes de la familia en cada cuarto como si fueran viñetas de un comic; o la conversión de un tren de juguete en un flashback que remonta al pasado de uno de los protagonistas, a los duros tiempos de la guerra -. Todo esto convierte a un filme de apariencia desnatada en una experiencia deliciosa, sorprendente y mucho mas inteligente que lo que uno podría esperar, desbordando de ángel en cada una de las líneas de un libreto realmente inspirado. Ojalá hagan una segunda parte porque esa sí sería una secuela esperada y una que vería con muchísimo gusto.
El Winnie Pooh inglés (pero con más onda) "Paddington" es un nuevo film familiar inglés que combinando el CGI con la acción real, logra ofrecer un entretenimiento simpático, sobre todo para los espectadores más chicos. La película está basada en el personaje del mismo nombre que creó el escritor británico Michael Bond en los años cincuentas. Por nuestros pagos argentinos no es muy conocida su historia, pero en Inglaterra vendría a ser el equivalente a nuestra tortuga Manuelita de María Elena Walsh. Entre los aspectos más positivos puedo resaltar el excelente trabajo de efectos especiales que se llevó a cabo para darle vida al oso simpático. La calidad es muy buena, permitiendo apreciar cada detalle de sus gestos, pelaje y anatomía, combinando a su vez muy bien los movimientos de un oso salvaje con esta versión más humana. En un film de estas características es sumamente importante que la interacción entre el personaje creado por CGI y los humanos se vea especialmente creíble. En "Paddington" esto está muy logrado. Otro aspecto positivo, tiene que ver con el humor británico, que tiene esos toques particulares de ironía, inteligencia y elegancia, aunque por momentos haya algunos chistes muy regionales que en otros países puedan no resultar demasiado cómicos. En general la mayoría de los gags también resultan divertidos y esto se relaciona con el aspecto positivo anterior, ya que para que el humor físico resulte efectivo debe estar bien coreografiado y, en este caso, diseñado a través del CGI. El tercer aspecto positivo que voy a resaltar es la historia. Si bien es infantil y un tanto naif, aborda algunas temáticas interesantes como el significado del hogar, la composición familiar y la solidaridad para con el desprotegido. Entre los aspectos no tan positivos, voy a destacar el rol de la villana. Un tanto tirada de los pelos, Millicent, el personaje de Nicole Kidman aparece fuera de timing en la historia y la percibí un tanto exagerada. La interpretación se percibió artificial y sin mucho aporte a la trama principal del film. Otra cuestión es el exceso de inocencia. Se entiende perfecto que está basada en una historia de los años cincuenta, pero como toda adaptación, debería tener un poco más en cuenta los códigos de los tiempos actuales. Hay particularmente algunas escenas que llegan a ser bastante cursis y hasta quedan antiguas, fuera de época. En general se puede decir que es un buen entretenimiento que sorprendió a propios y extraños. No es una maravilla, pero se nota que tiene potencial para ir mejorando y armar una posible saga de aventuras de este osito simpático, que debo decir, me cae mucho mejor que el empalagante Winnie the Pooh de Disney.
Viaje a un sueño lleno de peligros El oso Paddington sale de la literatura clásica inglesa para convertirse en héroe de una comedia familiar. El oso Paddington es un personaje creado por el escritor inglés Michael Bond, que tuvo su primera aparición literaria en 1958. Subsecuentemente, se convirtió en el protagonista de varios títulos que sumaron más de 30 millones de volúmenes vendidos en todo el mundo y traducidos a 30 idiomas. Era de esperar que, tamaña figura, encontrara una versión fílmica moderna y la encontramos en la cartelera de la semana, en fecha próxima a la llegada de la Navidad,. La ocasión no es casual, sino que se vincula con el origen ese oso inspirado en un juguete obsequiado por Bond a su mujer, al pie del árbol navideño, dos años antes de la edición de Un oso llamado Paddington. Fiel a ese comienzo, el héroe de la película (con voz de Colin Firth) es peruano, joven, y un apasionado de la cultura inglesa desde que conoció a un explorador en su tierra. Fascinado por las historias del viajero, Paddington decide convertirse en uno y emprender rumbo hacia Londres donde sueña vivir. Pecién llegado, se ve perdido en la estacion de trenes de Paddington donde lo encuentran los Brown (Hugh Bonneville y Sally Hawkins), que deciden apodarlo con ese nombre y ofrecerle un refugio temporal. Claro que la ciudad puede ser más dura que la selva, y los peligros mayores. Así, entre nuevas aventuras y los extragos que trae a la vida de los Brown, Paddington tendrá que salvar su pellejo de una taxidermista muy parecida a Cruella Deville (Nicole Kidman). Aunque simple y de base conocida, el cuento está bien contado, con dosis de inocencia, picardía, humor, emoción y producción de valores propios de las comedias dedicadas al público familiar, aunque goza del aplomo dramático del cine europeo.