Los deseos y sus consecuencias Sinceramente si nos manejamos con lo poco que se estrena en nuestro sur las conclusiones no serían muy positivas que digamos en materia del cine ruso de terror, juzgando el pobre nivel de films como La Novia (Nevesta, 2017), La Sirena (Rusalka: Ozero Myortvykh, 2018) y la presente Reflejos Siniestros aka Queen of Spades: Through the Looking Glass (Pikovaya Dama: Zazerkalye, 2019), aparente secuela conceptual de Queen of Spades: The Dark Rite (Pikovaya Dama: Chyornyy Obryad, 2015), no obstante todo debe ser juzgado en su justa medida y en realidad estamos ante representantes del mainstream autóctono de la inmensa nación de Europa y Asia, uno que está estrechamente vinculado a Hollywood en lo que atañe a producción y distribución de películas y de allí se deduce el insoportable fetiche con los estereotipos más rancios y lelos del rubro de los fantasmas vengadores y aledaños. Ahora la historia se centra en un par de niños, el pequeño varón Artyom (Daniil Izotov) y la adolescente Olya (Angelina Strechina), que quedan huérfanos luego de un accidente automovilístico, en el que muere su bella madre (Violetta Davydovskaya), provocado por una pelea entre los purretes que a su vez se debe tanto a la diferencia de edad como al hecho de que ambos son producto de diferentes parejas de la mujer. La tragedia deriva en la reclusión de los chicos en un internado, donde entran en contacto con un grupo de alumnos con los cuales una noche descubren un antiguo espejo en el que supuestamente reside la infame Reina de Espadas o Condesa Obolenskaya (Claudia Boczar), una mujer que ofreció en sacrificio a numerosos mocosos ante Mefistófeles con el objetivo de que le devuelva a su hijo fallecido, Nikolai, lo que desde ya desencadenó una violentísima respuesta popular. Los pupilos invocan a la Reina de Espadas diciendo tres veces su nombre frente al cristal y luego cada uno pide un deseo, planteo que los condena a tener que pagar con su alma en otra de esas ironías del destino que a veces tienen mucho de justicia poética. Dejando de lado los jump scares y la catarata de clichés en función de la esperable muerte sistemática de los adolescentes, la obra propone una mezcolanza de referencias que abarca opus como La Residencia (1969), Suspiria (1977), Candyman (1992), Wishmaster (1997), Destino Final (Final Destination, 2000), Into the Mirror (Geoul Sokeuro, 2003) y su remake yanqui Espejos Siniestros (Mirrors, 2008); siempre paseándonos por el slasher sobrenatural, el J-Horror más perezoso, los pactos de índole fáustica y hasta cierto aire muy desaprovechado cercano a La Pata de Mono (The Monkey’s Paw, 1902), el célebre cuento de W.W. Jacobs. El director y la guionista de turno, los debutantes Aleksandr Domogarov y Maria Ogneva, jamás se salen del molde formal/ temático establecido por las películas de Svyatoslav Podgaevskiy, léase La Novia, La Sirena y Queen of Spades: The Dark Rite, lo que implica que tenemos algunos detalles del ideario y/ o el folklore ruso y una andanada de lugares comunes del género, para colmo ejecutados con muy poca imaginación. Como sucedía con las propuestas previas, el film no llega al nivel de desastre total porque las actuaciones del elenco en general son buenas y hay que reconocer que las últimas epopeyas similares de Hollywood han sido sustancialmente peores, indicando que los engranajes elegidos para contar la historia son de lo más remanidos aunque el contexto cultural aporta -a veces de manera involuntaria- un marco exótico que consigue mantener el interés del espectador…
Juego de espejos Cuenta la leyenda que los espejos reflejan todo de un ser humano, no sólo lo que vemos a simple vista, sino también nuestras debilidades y secretos. Este es el caso de un espejo siniestro que también oculta un secreto. Povocarlo por diversión, puede ser demasiado peligroso e irreversible. Reflejos siniestros (Queen of Spades: The Looking Glass, 2019) es una película de terror sobrenatural del director ruso Aleksandr Domogarov que nos presenta a un siniestro fantasma, "la reina de picas" alojada en un internado, un tétrico edificio histórico. Olya (Angelina Strechina) y su hermano Artyom (Daniil Izotov) acaban de perder a su madre en un trágico accidente y son llevados allí. Olya se une a un grupo de adolescentes que resultarán ser víctimas de la Reina de Picas. Ellos descubren un cristal con una serie de misteriosas pinturas. Al invocarla, se les concede aquello que han deseado... pero a costa de sus almas. Aleksandr Domogarov nos entrega un film débil en dirección y un guión desequilibrado, con problemas notables y cierta manipulación para que las piezas encajen. Se destaca la fotografía, lo visual está bien resuelto, la iluminación y los efectos visuales, acordes al género y la música aporta una cuota de suspenso. Considero que lo mejor logrado, es la elección de la locación, si bien es predecible para el desarrollo de estos relatos, este edificio antiguo es de una belleza muy particular y tal vez, lo más representativo de la antigua Rusia. El film cumple con todos los elementos para que funcione, una locación temerosa e interesante, alejada de la civilización, el típico grupo de adolescentes con diferentes personalidades, en el que cada uno deberá cumplir su función y una tragedia como detonante. Sin embargo, aquí no fluyen de manera armoniosa, sin aportar novedades y no consigue asustar como esperamos. Las interpretaciones son correctas. Es una película que se deja ver, cuenta con buenos momentos que asustan. Es de los casos en los que la película te atrae por el trailer, predecible, aunque no tanto en su resolución. El juego de los reflejos, no solo en espejos, sino en el agua, en ventanas, en plásticos transparentes y en uno en particular que esconde un ser de otra época, resultaba interesante, aunque no se explotó ni se utilizó el recurso lo suficiente como para profundizar sobre algún tema y permitirnos reflexionar al respecto.
“The Looking Glass” (2019) es la última producción rusa de terror, basada en el personaje de la “Dama de Espadas”, (“Queen of Spades”), un espirítu maligno que se invoca delante de un espejo, no sólo hay que recitar unas palabras, sino pedirle un deseo. La película dirigida por Aleksandr Domogarov relata la vida de Olya (Angelina Strechina) y su hermano menor Artyom (Daniil Izotov) a partir del momento en el que pierden a su madre en un accidente por culpa de ambos, ya que venían peleando. Como no tienen familia, más que un padre ausente, ingresan en un internado. Al principio se acomodan, pero Olya sospecha que hay una figura maligna dentro de ese edificio. Aunque, Artyom parece estar seguro que ese ser es su madre. Para variar, nos encontramos con otra historia de fantasmas, que es más de lo visto en la cinematografía americana. El film se centra en las pesadillas que tiene el menor con su madre, cuánto la extraña y cuánto quiere volver con ella, y las ganas de su hermana mayor de escaparse del famoso internado, ya que no tiene buena relación con su hermano ni se siente cómoda en ese lugar. Hay algunos momentos de tensión gracias a la fotografía y locaciones, pero no alcanza. En ningún momento se genera miedo o terror. El film tuvo lugar en el Sanatorio de Rehabilitación real, el Gertsena, Moscú, hecho que suma. Los rubros técnicos son lo mejor del film: La dirección de arte de Nikita Khorkov es muy buena, el diseño escenográfico del área prohibida donde está el espejo titular, junto con varias sorpresas, está bien hecho. Un film del montón con un tema muy trillado y con un doblaje del ruso al inglés para la polémica. https://www.youtube.com/watch?v=YNpxNmgho8w TITULO ORIGINAL: Pikovaya dama. Zazerkalye TITULO ALTERNATIVO: Queen of Spades: Through the Looking Glass DIRECCIÓN: Aleksandr Domogarov. ACTORES: Valeriy Pankov, Angelina Strechina, Daniil Izotov. GUION: Maria Ogneva. FOTOGRAFIA: Aleksey Strelov. MÚSICA: Sergei Stern. GENERO: Terror . ORIGEN: Rusia. DURACION: 84 Minutos CALIFICACION: Apta mayores de 13 años con reservas DISTRIBUIDORA: BF + Paris Films FORMATOS: 2D. ESTRENO: 21 de Noviembre de 2019
La historia muestra lo que le ocurre a una adolescente y a su medio hermano que son internados por su padre en una escuela privada, luego de haber sobrevivido a un accidente automovilístico que se cobro la vida de su madre. El más pequeño comienza pronto con visiones de su mamá que lo invitan a explorar ese lugar esplendido y siniestro. La joven solo sueña con escaparse. Con un grupo de compañero encuentran un espejo e invocan lo indebido, que provoca los horrores esperados La gran diferencia con otras historias parecidas de terror está en la realización de director Aleksandr Domogarov y su equipo. Es una nueva entrega de la ya llamada ola de “horror ruso”. La dirección de arte de Nilita Khorkov es excelente, igual que el área escenográfica del espejo prohibido, con varias e inquietante sorpresas. La fotografía es deslumbrante y captura perfectamente, junto a la iluminación perfecta, todo el clima necesario. Esta perfección técnica hace realmente la diferencia y los amantes del género saldrán satisfechos, aunque la historia se repita en un envase realmente de muy buen nivel. El director en su opera prima sabe controlar los sustos, el suspenso y la cuota de terror que el género requiere.
Cuidado con lo que deseas “Reflejos siniestros” (Pikovaya dama: Zazerkalye, 2019) es una película de terror rusa dirigida por Aleksandr Domogarov y escrita por Maria Ogneva. Protagonizada por Angelina Strechina y Daniil Izotov, el reparto se completa con Darya Belousova, Vladislav Konoplyov, Valeriy Pankov, Alyona Shvidenkova, Anastasia Talyzina, entre otros. Luego de un terrible accidente de coche, la madre de los hermanastros Olga (Angelina Strechina) y Artyom (Daniil Izotov) fallece, por lo que los jóvenes son enviados a un oscuro internado privado que se rige por sus propias reglas. Sin querer estar en la misma habitación que el niño, Olga se instala en el cuarto de la popular Alisa (Anastasia Talyzina), haciéndose amiga también de Kirill (Vladislav Konoplyov) y Sonia (Alyona Shvidenkova). Una noche, pasado el toque de queda, Artyom aparece exclamando que vio a su madre. De esta manera, los chicos deciden seguirlo hacia el sótano, lugar que Valentina (Darya Belousova), directora del colegio, había dejado claro que era una zona prohibida. Allí el grupo no solo se encuentra con objetos raros, sino que también ve un espejo en donde está dibujado en rojo una escalera que va hacia abajo. Basándose en una leyenda sobre la “reina de espadas”, los adolescentes no tienen mejor idea que invocarla. Parándose con una vela en la mano frente a su reflejo y expresando sus mayores deseos, pronto esta jugarreta se volverá una pesadilla mortal. Sin generar miedo en ningún momento y con un guión que llega a dar gracia de lo malo que es, esta nueva producción rusa es otro fracaso inminente aún más desastroso que “La novia” (Nevesta, 2017), “La sirena” (Rusalka: Ozero myortvykh, 2018) y la más reciente “Pesadilla al amanecer” (Rassvet, 2019). Repleta de clichés y personajes cero desarrollados, la película se vuelve una representación exacta de todo lo que no hay que hacer en este género. Con malas actuaciones y jump scares que no logran su cometido, el filme incluso se torna peor porque en nuestro país no se proyecta en su idioma original, sino que está doblado al inglés. Esto no sería un problema si el trabajo estuviera correctamente realizado, sin embargo este no es el caso ya que desde el comienzo se nota demasiado que las voces insufribles no son las de los actores. Teniendo en cuenta que los diálogos son paupérrimos, este aspecto hace que la cinta sea mucho más terrible a pesar de su corta duración (83 minutos). Burlas a una chica con sobrepeso, coincidencias inverosímiles e incluso el agregado final de portales a un submundo donde habita este espíritu maligno hacen que “Reflejos siniestros” se convierta en una falta de ideas tremenda que debería ser evitada a toda costa para que de una vez por todas se dejen de realizar estos filmes que toman por tonto al espectador. Ojalá algún día llegue a nuestra cartelera una película de terror rusa que sea de calidad.
La dama vestida de negro parece tener un fuerte arraigo en las historias de fantasmas. Una especie de madre oscura y vengativa que regresa de la muerte vestida de luto para curar su dolor con la sangre de los inocentes. Como era de esperar, Rusia también tiene la suya, conocida como Reina de Espadas, cuyo poder deriva de una ancestral leyenda que incluye macabros hechizos, muertes infantiles y muchos, pero muchos espejos. Pensada como una secuela de Pikovaya dama. Chyornyy obryad (2015) -algo así como La Reina de Espadas: el oscuro rito, inédita aquí-, Reflejos siniestros reinventa esa leyenda sobre la base de las convenciones clásicas del cine de terror: caminatas por largos corredores, sótanos con signos de ritos macabros, espejos rotos, deseos que resultan maldiciones. Al nunca trascender ese punto de partida, la película se acomoda en esa meseta y en lugar de explorar los elementos autóctonos de esa mitología, de teñir a sus personajes con miedos auténticos, termina siguiendo al pie de la letra las recetas conocidas del terror universal. Pese a esas limitaciones, la película dirigida por Aleksandr Domogarov resulta algo inquietante cuando se aparta de la estricta guía para lograr sobresaltos: lo mejor se halla en la relación entre los dos hermanos que terminan en el internado luego de la trágica muerte de su madre, en esa inevitable tensión entre amor y odio que aviva la certeza de la orfandad.
Hay un problema insalvable con Reflejos siniestros: es una producción rusa, pero las versiones que se estrenan la Argentina están dobladas al castellano e -insólitamente- al inglés. Tal vez el pequeño gran detalle podría pasarse por alto, pero el doblaje es tan malo que le quita a la película la poca credibilidad que podía tener. Entonces, el cúmulo de lugares comunes del terror es aún más difícil de tragar. Todo empieza con un accidente vial que deja huérfanos a la adolescente Olga y su hermanito Artyom. Los dos van a parar a un internado en una monumental casona gótico del siglo XIX, ubicada en medio de un bosque y lejos de cualquier centro urbano civilizado. Apenas muerta su madre, el nene ve a su fantasma y cree que la mujer sigue viva: el espíritu lo lleva a un ala prohibida del edificio. Hasta ahí lo va a buscar su hermana, acompañada por esa suerte de Club de los Cinco que son sus compañeros: el rebelde, la gorda, la sexy y el nerd. Ahí descubren un dibujo en un espejo que responde a la leyenda de la Reina de Espadas: frente a ese espejo pueden invocarla -al estilo de Candyman, repitiendo su nombre tres veces-, pedir un deseo y la Reina se los cumplirá, pero deberán pagarlo con sus vidas. No es muy difícil adivinar lo que sigue. O tal vez sí, porque el guion da algunas piruetas extrañas e incongruentes. Las explicaciones son confusas y tediosas, aunque lo mismo da, porque el camino es conocido de antemano. Hay una serie de muertes violentas y una investigación en la que se descubre que esa casona ocultaba una historia horrenda. Todo esto sería perdonable si por lo menos provocara algún escalofrío, pero nada de lo que sucede consigue asustar en lo más mínimo, porque se trata de viejos trucos ya gastados, y para colmo pobremente realizados: los efectos visuales son berretas y, en lugar de compensar los baches del guion, los refuerza. La pregunta es quién puede apreciar un producto así, y la respuesta tal vez sea: alguien que jamás en su vida haya visto una verdadera película de terror.
Exponente del nuevo cine de terror ruso, "Reflejos siniestros", de Aleksandr Domogarov, acumula problemas y errores de todo tipo que la alejan de poseer un espíritu propio. Desde el estreno de "La novia" en 2017, en nuestra cartelera se siente una pequeña pero refrescante oleada de cine de terror proveniente de Rusia. Un puñado significativo de títulos que, con mejor o peor suerte, se destacan por mezclar la estética gótica y expresionista propia de la ex URSS, con un estilo e historias modernas que mezclan los mitos populares del país con personajes que responden a una cultura occidental. Hasta la fecha, estos títulos, si bien no aseguraban siempre la mejor calidad, por lo menos hacían un guiño en la posibilidad de ver algo distinto. Todo esto se da de bruces frente al estreno de "Reflejos siniestros", una de esas propuestas que terminan por interrumpir una secuencia planteada de novedad y volver hacia ideas que ya han sido superadas en el pasado cercano. ¿Cuánto tiempo puede pasar desde el inicio para que algo nos haga bajar las expectativas? La primera escena de "Reflejos siniestros" comienza con una toma aérea, en una carretera oscura, lúgubre, creando un clima sombrío. Sensación que es tajantemente interrumpida por el acompañamiento de música electrónica sin ningún tipo de justificación. Inmediatamente después nos percatamos de un detalle, la copia que llega a nuestras salas, posee un extraño doblaje en inglés sin la más mínima modulación en los tonos. La escena se corta y una placa con el título (en inglés) de la película es acompañada por una locución en off que anuncia impostádamente “Queen of Spades: The Looking Glass”, como si fuese uno de esos títulos de las viejas noches de Canal 9 en las que se bajaba el audio para anunciar un título falso. Bastaron menos de cinco minutos para que por nuestra mente se cruce la idea de que quizás, esto no sea muy bueno. Lo siguiente será un film de terror adolescente muy prototípico y mal ejecutado, que toma como referencia una leyenda, el de la "Reina de espadas"(de hecho, ya hay una película de 2015 con el título "Queen of Spades: The Dark Rite", que no queda muy en claro si es precuela o solo es por hablar de un personaje popular) un ser fantasmal que habita en el reflejo de los espejos. Un alma en pena que cometió el crimen de uno de sus hijos en siglos pasados (o algo así, tampoco es que la película lo explique mucho), y ahora aguarda por capturar almas ajenas que sacien su dolor. Olya (Angelina Strechina) es llevada a un internado o colegio pupilo con otros adolescentes problemáticos, junto a su hermano menor, el niño Artyom (Daniil Izotov); luego de que ambos sufran la muerte de su madre, y su padre básicamente se los quiera sacar de encima. Olya es una joven oscura, con cara de pocos amigos, introvertida y quizás algo dark. La relación con su hermano, que vive aferrado al recuerdo, no es la mejor. En su llegada, se encuentra con el típico variopinto grupo de adolescentes que van desde la golfa y la gorda acomplejada, al galán machirulo. También hay un profesor joven y compinche. Paso siguiente, este grupo digno de Cris Morena se junta una noche a narrar historias de terror, y es así como dan con el sótano del edificio abandonado del instituto que data del Siglo XIX. En este lugar, hay muchos dibujos extraños en las paredes y espejos ¿Qué mejor que utilizarlos para invocar a la Reina de Espadas y pedirle que les cumpla sus deseos más íntimos? Ese es el poder de este espectro, hacer que aquello que habita en nuestras mentes y corazones se haga realidad, a cambio de nuestras almas. Obviamente, el mito es real, y la reina en cuestión se encargará de cumplir de un modo retorcido los deseos; o hacer que estos se vuelvan en nuestra contra. No es el argumento más original del mundo. Es todo lo que esperamos de un film de adolescentes clichés enfrentándose a un espíritu cazador. Pero comprimido, porque el film pierde tiempo en una introducción larga que se supone desarrolla el drama de Olya y su hermano, pero nunca llega a interesar en los más mínimo. "Reflejos siniestros" tiene una duración que no llega a la hora y media de proyección, sin embargo, entre situaciones inconexas, una falta total de clima, terror de ese que no muestra una gota de sangre, un estilo de imitación pobre de Hollywood muy fallido que ni siquiera apunta a la diversión clase B, y personajes de lo más planos, la situación se hace cuesta arriba y eterna. En algún momento, podemos alcanzar el nivel de comedia involuntaria: pero el general es tan aburrido y monótono que difícilmente podamos hablar de consumo irónico. Lo dicho, a Argentina llega con una copia doblada al inglés que le quita todo tipo de expresión. Es como si los intérpretes de doblaje leyesen un texto estilo lista de supermercado, o como ver cine porno sin las escenas que importan y le dan razón de ser a esas películas. Siendo que no se trata de un título muy actual, e infidencia, ya circulan online, copias en buena calidad y audio original, la razón de que esto se estrene así como lo hace es todavía más extraña. "Reflejos siniestros" es un retroceso para el cine de terror de un país que parecía siempre tener algo para ofrecer. Tranquilamente puede ser uno de los peores estrenos del año.
Reflejos siniestros es la opera prima de Aleksandr Domogarov, con una película de terror gótico rusa sobre un fantasma siniestro, conocido como “La reina de espadas”, que acosa a los estudiantes de un colegio pupilo. Su protagonista es Angelina Strechina, una joven actriz con una carrera ascendente dentro del cine de género en su Rusia natal, y la acompañan Yan Alabushev, Darya Belousova, Vladimir Kanuhin, Vladislav Konoplyov y el niño Daniil Izotov como Ayrton. La historia comienza cuando la adolescente Olya y su hermano mucho menor Ayrton ingresan pupilos a un colegio luego del fallecimiento de su madre. Y una noche, junto con un grupo de alumnos invocan a través de un espejo al fantasma de La reina de espadas, una leyenda urbana a la que cada uno pide un deseo trayendo consecuencias nefastas. Lo primero que vale destacar de la película es su diseño de producción, porque esta mansión del siglo XIX convertida en colegio pupilo es el escenario ideal para que transcurra esta película, con sus largos pasillos iluminados por ventanales que generan fuertes contrastes con las zonas oscuras. Y si bien resulta imposible no compararlo con el colegio Hogwrats, de la saga de Harry Potter, con una estética más realista genera el clima ideal para que el terror gótico funcione gracias a efectivos jump scares que generan interrogantes en el espectador. Otro párrafo merecen sus personajes, bien construidos, ya que al igual que en tantas otras películas de terror son adolescentes que toman malas decisiones por querer cumplir sus objetivos de forma imprudente, y pagan caras las consecuencias. Pero en este caso sirve también para que la rebelde Olya cambie su relación con su hermano menor, de una forma más aterradora que en la clásica “Laberinto”. En conclusión, Reflejos siniestroses otro ejemplo del interesante cine de terror actual proveniente de Rusia, un país que apuesta al cine de género con ideas innovadoras. Y si bien se encuentra lejos de ser una obra maestra, resulta sumamente entretenida, y convierte a Aleksandr Domogarov en un director a tener en cuenta en el futuro.
Reflejos Siniestros cuenta con una premisa potable pero que termina tirando todo a la basura por un guion pésimo y una dirección no acorde a la trama. Reflejos Siniestros (Queen of Spades: Through the Looking Glass, 2019) es una película de terror rusa dirigida por Alexandr Domogarov Jr. y escrita, junto a él, por Masha Ogneva, Ivan Kapitonov, Nikolay Mitropolsky y Anna Nasedkina que sirve cómo una segunda entrega de una saga de tres películas que retratan un mundo espectral detrás de un espejo y que dicho universo esta gobernado por “La Reina de las Espadas”. En esta segunda entrega, conocemos a Olga (Angelina Strechina) y Artyom (Daniil Izotov), un par de hermanos que tras un trágico accidente de auto y la muerte de su madre, son mandados a un internado a las afueras de un pueblo en donde su relación se verá dañada luego del trágico accidente que sufrieron. En dicha escuela, encontrarán algunos aliados y al mismo tiempo una “rival” mucho más peligrosa de lo que se imaginaban ya que una noche, pelea de hermanos de por medio, Artyom encontrará un lugar oculto en el instituto y junto a su hermana y sus amigos terminaran invocando a un ente llamado “La Reina de las Espadas” que les proporcionará a cada uno un deseo pero que a forma de pago deberán dejar algo más que sólo suplicas, sino también quizás sus vidas. A pesar de tener posters que pueden llegar a despertar algún interés, esta película demuestra que no todo lo que brilla es oro y la cinta termina siendo un completo y total desastre. Con un guion completamente absurdo en donde los estereotipos abundan y los sustos no se dan en ningún momento, Reflejos Siniestros da la pauta de que con una fotografía lúgubre y una trama “terrorífica” no es suficiente y los trabajos de sonido, la argumentación, los trasfondos de personajes y la puesta en escena son cada vez más necesarios para que el espectador logre conectar con lo que está viendo. Todo esto brilla por su ausencia en esta obra y lo único que produce es hartazgo, ni siquiera el director puede sacarle provecho a la corta duración (83 minutos) ya que promediando la mitad de la película el impacto y la atención ya están perdidos y de ahí es muy difícil volver. La cinta ni siquiera apunta al susto fácil y mucho menos a una explotación de gore o a recursos prácticos. Lo único rescatable son cinco minutos del último cuarto de hora en donde los guionistas decidieron explorar un mundo paralelo pero tan desacertada fue su ejecución que termina quedando en el olvido inmediatamente. Ni siquiera la buena voluntad de los niños protagonistas lograr levantar un poco esta producción ya que la gran mayoría están haciendo su debut y otros tenían papeles menores en películas locales. El gran problema de cada uno de ellos es el poco desarrollo que tienen sus personajes, no hay un camino que transcurrir, no se divisan posibilidades de cambios ni nada, todo se reduce a realizar acciones porque los personajes ahí están y algo tienen que hacer. Reflejos Siniestros demuestra que el terror no es fácil de lograr, hoy por hoy con producciones como las de Ari Aster o Jordan Peele dan la pauta de que se necesita un salto creativo en el guion antes de querer asustar al público con alguna bruja o espejismo. ¿Podrá la tercera parte llegar a nuestros cines? Por las dudas no se lo pidan a la Reina de las Espadas.
Globalización del terror Por momentos parece Hogwarts. El internado donde van a parar Olga y su hermanito Artyom también tiene pasillos largos, salones y secretos oscuros. Y aunque no posee tantas hectáreas como su competencia británica en el fondo de esta escuela hay un bosque con un cementerio. Estos espacios fueron testeados y pasteurizados desde hace más de un siglo de historia cinematográfica (¡y siglos de placer literario!). Si tan solo el director Aleksandr Domogarov se sintiese honrado por poder filmar los rincones de este género Reflejos siniestros generaría algún tipo de magia. Puede parecer Hogwarts, pero es sólo su apariencia. ¿Es el mejor lugar para dejar a Olga y Artyom, dos huérfanos enojados y afligidos por el dolor reciente? Reflejos siniestros es la secuela de una película que nunca se estrenó acá. Queen of Spades: The Dark Rite comenzaba la saga de un ente maligno que se escondía en los espejos y, por supuesto, acechaba a jóvenes inconscientes. De pronto nos tenemos que topar con esta leyenda rusa que podrá ser lejana en lo geográfico pero que se siente demasiado cercana en sus lugares comunes. La factura técnica es rusa pero el espíritu es claramente occidental. Nadie puede resistirse a los ingredientes obvios que hacen a una película de terror, pero Reflejos siniestros ni siquiera purifica el cliché en desparpajo, el descaro por el homenaje en admiración. En su primer largometraje, Domogarov y la guionista Maria Ogneva se mueven con cautela, como si manipulasen un químico peligroso. El film absorbe este miedo, el miedo al paso siguiente. ¡Es todo tan serio y cobarde! El ente llamado no solo se esconde detrás de los espejos. Ya que está, la Reina de Espadas también concede deseos. Los protagonistas (estereotipos despojados de cualquier encanto) acceden a la tentación y como en “Fausto” (o la menos trascendental Wishmaster) las consecuencias no son las esperadas. Es una lástima que ni el director ni la guionista se interesen por darles algo de peso dramático a sus personajes. Muerta esta densidad al menos quedan los cuerpos. Los mejores momentos de Reflejos siniestros ocurren cuando la fotografía y la presencia de algunos intérpretes llegan a un acuerdo. Los rizos de la actriz Anastasia Talyzina son tirabuzones de vitalidad en medio de tanto espacio decrépito; el pequeño Daniil Izotov puede expresar la tristeza de su personaje con solo mostrar sus ojos. En el caso de necesitar de los servicios de la Reina de Espadas, ¿cómo uno se puede comunicar con ella? Solo con repetir su nombre al espejo, ella aparecerá. Este es el nivel de novedad que Reflejos siniestros tiene para ofrecer. Y antes de que pienses en Candyman, te preguntarás por qué una película rusa tiene una fijación tan arraigada con el folclore hollywoodense. En vez de estudiar los monstruos autóctonos Reflejos siniestros decide abrir la sucursal soviética de El conjuro.
Desde que tengo memoria, compartir historias de fantasmas en las altas horas de la noche se estableció como una de las experiencias humanas más universales. Aunque las diferentes culturas traen siempre distintos agregados particulares al horror fantasmagórico, muchas de estas historias comparten patrones repetitivos a lo largo de diferentes recuentos. Bloody Mary, por ejemplo, es increíblemente popular en los EE. UU., Pero tiene varios equivalentes en todo el mundo como Maria sangrienta en Argentina y aparentemente La reina de espadas en Rusia. Este es el caso de la antagonista de la obra del director Aleksandr Domogarov que reintenta darle nueva vida con su última producción: Reflejos Siniestros: No la invoques (Queen of Spades: The Looking Glass). Esta nueva versión de la reina de espadas está protagonizada por Angelina Strechina y Daniil Izotov como Olya y Artyom, hermanastros forzados a vivir en un internado después de que un trágico accidente automovilístico (que abre la película) termina con la muerte de su madre. Mientras que Olya se forma su propio grupito de personajes con los que van a interactuar en la película y comienza una nueva vida en la sombría institución, El hermano y los amigos de Olya se involucran en un ritual para convocar a un espíritu que le cumpla sus deseos. Como quien no quiere la cosa, estos deseos tienen un costo mortal, y el grupo pronto es perseguido por la Reina de Espadas. Aunque la historia puede no ser una producción totalmente original, debe recordar que se trata de una adaptación de una leyenda urbana popular con raíces en antiguas historias de fantasmas, por lo que es natural que algunos elementos nos terminen siendo familiares. Dicho esto, el producto final se siente como una especie de remake de la primera película de la antología, Es decir, no existe ningún vinculo entre las dos obras de Domogarov, al punto que uno dudaría si no quiso recrear la primera película adaptándola a un público más estructurado por la televisión de estados unidos. No me malinterpreten, Reflejos Siniestros: No la invoques, definitivamente no es una mala película. En realidad, cuenta con una gran atmósfera y una escenografía increíble (los paisajes naturales de Rusia le agregan un clima lúgubre que le da vida a la producción), sin olvidar un elenco de adolescentes no típicos que mantienen a flote la película (aunque el guion nos deja mucho para desear). El problema es que la película no se esfuerza por ser nada más que una narración de otras películas populares de terror con temática americana y no desarrolla su propia identidad única. Caso contrario a la su antecesora, que puso el foco en lo que hace bueno al cine ruso, la falta de la sobre-actuación de emociones. A diferencia de la primera aparición de la reina de espadas, el diseño general del espíritu se siente demasiado igual a cualquier criatura del universo de El conjuro. Cambia muchísimo de la forma que había elegido en la adaptación original y esto la hace mas estética pero menos terrorífica. Sin embargo, hay varios intentos de sustos bien logrados sin ser scarejumps, lo cual es remarcable en este 2019 lleno de los mismos sustos. Las formas en que la condesa convierte los deseos de sus víctimas en realidad son creativas y bien logrados, Aunque no creo que pudo mantener a lo largo del filme toda la realidad de la pata del mono que quería lograr. Con toda honestidad, realmente me entretuve más de lo que pensaba con Reflejos Siniestros: No la invoques, especialmente hacia el final. La película puede pasar desapercibida en este 2019 de estrenos uno mejor que otro, pero está lejos de ser una experiencia mala. Creo que sería más fácil apreciar la película si ya estás familiarizado con las leyendas rusas originales, pero supongo que podrían haber hecho un mejor trabajo al establecer las reglas y la mitología detrás de la Condesa. En cualquier caso, no me importaría volver a ver esto en un atracón de terror ruso a altas horas de la noche, por lo que podría valer la pena si te interesa el folklore eslavo.
LA PEOR PELÍCULA DE LA HISTORIA Decir que Reflejos siniestros es la peor película de la historia es exagerado, porque para que la consideremos para una valoración “histórica” debería ser al menos relevante, pero no, esta película no le importa (o no debería importarle) a nadie, es sólo un exponente más de cine de terror hecho con el molde universal, medio desganado o falto de ideas. Además, la peor película de la historia seguramente la encontremos en la filmografía de Iñárritu. El argumento es en general un argumento genérico de una película de terror, pero en lo particular es una reformulación de La pata de mono de Jacobs, con la diferencia que quien cumple los deseos retorcidos de los protagonistas es un ente llamado “La reina de espadas”, que se convoca mediante un espejo, y que como todo ente sobrenatural tiene su propia agenda que poco tiene que ver con hacer feliz a la gente que la invoca. La crítica fácil para esta película rusa de molde norteamericano es que todos sus aspectos, salvo quizás la pobrísima puesta en escena a lo Chernobyl de poca monta, son genéricos, absolutamente carentes de cualquier singularidad y de personalidad en general. Sin embargo, no creo que sea la única explicación para lo mala (malaza) que es Reflejos siniestros; también es importante resaltar la falta de pericia del director Aleksandr Domogarov, incapaz de generar un susto más o menos genuino que no sea un jump scare del montón. Incluso, filma una escena de exorcismo con una absoluta falta de ritmo, sin una idea de cómo empezar o terminar la secuencia, como si no hubiera visto El exorcista. Al final de todo el principal problema es que, con todo esto, Reflejos siniestros es incapaz de generar tensión alguna, con lo cual, nos aburre desde el minuto uno: no nos interesan los personajes, no nos asusta y está básicamente mal filmada. El pozo en el que nos sumerge es demasiado profundo aunque por suerte dura poco y se olvida fácil como una inyección.
Los protagonistas son dos jóvenes hermanos Olya (Angelina Strechina) y Artyom (Daniil Izotov) que pierden a su madre en un accidente automovilístico. Cuando los dos chicos pelean en el asiento trasero la madre intenta separarlos mientras maneja, eso termina mal porque choca con un camión de frente y la madre muere. Como no tienen familiares que los cuiden van a una institución educativa. La asesora del lugar es Valentina (Darya Belousova), allí se encuentran con otros jóvenes y cada uno de estos tiene problemas personales o con sus parientes. Aquí nos encontramos con una leyenda urbana, un espíritu maligno que habita detrás de un espejo: “Reina de espadas” que vivió en 1888, al ser invocado puede desatar una serie de situaciones terroríficas. La cámara se mueve intensamente buscando inquietar, para lograr algún susto y sobresalto, sumado a ambientes con poca luz, bajo un estilo gótico y hasta se produce la posibilidad de ingresar a otra dimensión. Lo que sigue es encontrarnos con una historia de fantasmas ya vista en distintas producciones hollywoodenses, su argumento tiene alguna similitud con “Bloody Mary” (2006). Una trama que se encuentra dentro del género fantástico y utiliza elementos ya vistos. Quizás pueda asustar a ciertos espectadores con elementos que ya están bastante trillados.
Rusia emulando Hollywood, contadas han sido las ocasiones que esta cinematografía ha podido trascender la pantalla con productos originales. Acá los espejos son fuente de oscuridad y secretos, pero también de poder, y tras la pérdida de su madre dos hermanos serán expuestos a lo peor de lo peor a partir de sus reflejos.
[REVIEW] Reflejos Siniestros (2019). Reflejos Siniestros (Pikovaya dama. Zazerkalye, 2019) es la segunda película sobre La Reina de Espadas y esta vez salió de Rusia para llegar a Argentina. Aleksandr Domogarov dirigió este filme de terror titulado Queen of Spades: The looking glass, Reflejos Siniestros, o su original ruso Pikovaya dama. Zazerkalye, la continuación de esta saga de terror inspirada en el relato de Alexander Pushkin que causó furor en Rusia y ahora llega a Argentina. En esta ocasión, la historia nos trae a Olya (Angelina Strechina) y Artyum (Daniil Muravyev-Izotov), dos medio hermanos que pierden a su madre en un accidente y son enviados a un costoso internado donde un espíritu llamado «La Reina de Espadas» tratará de llevar a Artyum al mundo de los muertos para reemplazar al hijo que una vez perdió en vida. La cinta se rige por la tendencia que arropa a la mayoría de las películas de terror recientes: los screamers, usados como único recurso para asustar. Sin embargo, algo que refresca el estereotipo que un simple mortal podría tener sobre el cine ruso, es la puesta en escena de adolescentes acostumbrados a los excesos. Un alegre detalle para cualquiera que piense en (inserte himno de la URSS.mp3) martillos y hoces cuando se hable de cine ruso. El punto más débil recayó en la dirección o más bien el guion, pues la manera de llevar la historia empezó de manera muy prolija y luego se aceleró para resolver muchos conflictos en poco tiempo. Esto aplica para los deseos con consecuencias trágicas que concede la Reina de Espadas: un par de éstos se dan poco a poco, empiezan a manifestarse de formas perturbadoras hasta que alcanzan el clímax con una tragedia nefasta, otros llegan directo a la tragedia en una o dos escenas y un deseo en particular no se vio como tal sino como una alucinación. En este orden, uno de los personajes, Igor (Valeriy Pankov), el maestro que se codeó con los alumnos involucrados con la Reina de Espadas, sufrió un giro de tuerca tremendo al mostrarse escéptico para luego ser un creyente, experto en lo paranormal y caza fantasmas de la noche a la mañana. Que esto no incluya a la calidad de las actuaciones, todas fueron excelentes con especial énfasis en los dos protagonistas. Angelina Strechina supo versar entre una adolescente amargada e indiferente y una hermana mayor abnegada. Al principio la vemos menospreciando a su hermano con una crueldad típica de las hermanas mayores, luego la vemos rebelarse ante su «condena» dentro del internado y finalmente se arma con todo para salvar a Artyum. Ella fue capaz de evolucionar sin sobreactuar, un error que no cometió sino hasta el final de la cinta donde encartona su desesperación. Por otra parte, Daniil Muravyev-Izotov, mantuvo un equilibrio entre la inocencia y la maldad cuando interpretó a Artyum. No obstante, su rol en esta cinta estuvo predestinado a copiar al «niño de El Resplandor», como un niño demasiado tranquilo para todo lo que está viviendo (en lo que respecta a su vida luego de la muerte de su madre). A pesar de todo, Reflejos Siniestros (2019) resulta ser una propuesta interesante al crearse con base en un relato ruso de terror, con el que ya se hicieron dos películas (contando la presente) sobre La Reina de Espadas. Al ver este film también se ve el esfuerzo de un cineasta y una nación por hacer un cine diversificado, tomando como batuta el ofrecer historias para todos los gustos y no sólo algunas hechas para intelectualoides. Sin duda, es una cinta entretenida para pasar el rato, como dirían los de Chernobyl: «Not great not terrible».
La Dama de las Espadas llegó al país para seguir con su sangrienta venganza. "Reflejos Siniestros" es una película de terror sobrenatural rusa dirigida por Aleksandr Domogarov Jr. y protagonizada por Angelina Strechina, Daniil Muravyev-Izotov, Vladislav Konoplyov, Claudia Boczar e Igor Yashanin. Antes de comenzar con la crítica cabe recalcar que "Reflejos Siniestros" es parte de una secuela rusa y la primera nunca llegó al país. Igualmente no es necesario haberla visto para ver esta, son películas distintas con un mismo eje central: La Dama de las Espadas. Ahora si continuemos. Quizás la mayoría de nosotros teníamos un poco de fe sobre la película ya que al ser una producción rusa no caería en los clásicos clichés de terror de cuales estamos acostumbrados. Pero estábamos equivocados, la historia es repetitiva y con un guión bastante pobre. Todo comienza con un accidente de auto en donde la madre de Olga y Artyom muere para salvarlos. A raíz de ese suceso nuestros jóvenes protagonistas caen en un internado, muy frío y sombrío, donde el pequeño Artyom empieza a tener contacto con un supuesto espíritu que dice ser su madre. El pequeño es manipulado por el espíritu, entonces Olga y sus nuevos amigos persiguen a Artyom hasta llegar a un sótano, profundo y prohibido que guarda un espejo donde a través de un juego invocan a la dama para pedir un deseo, pero lo que no saben es que el espíritu se los llevará a cambio. Luego de todo lo sucedido no es muy difícil adivinar lo que sigue, desapariciones, muertes, sangre. Las explicaciones son confusas y tediosas, aunque da lo mismo, porque el camino es conocido de antemano. El hilo de la historia no deja el espacio para que el espectador vaya armando una historia ya que las respuestas son fáciles de encontrar. Los recursos de mundos paralelos ya los hemos visto anteriormente y no es algo que sobresalga ya que solo está un momento de la película. El final también es bastante predecible pero puede dar paso a otra entrega. Lo que rescato del film es la colorimetría. Con tonos fríos y cálidos el director pudo realizar una buena forma de contar la historia y algunos montajes llegaron a generar un clima de suspenso pero no del todo sostenido. La fotografía en general se puede decir que fue buena y pudo acompañar muy bien a la cinta. Quizás es un poco cansador que el cine ruso no se atreva a arriesgar con sus propias fórmulas para generar terror y suspenso, ya que tienen historias y leyendas propias que pondrían piel de pollo a cualquier espectador. Se derrocha el presupuesto en una película típica americana que no hace más que opacar al cine de terror que uno tanto ama. Por Keila Ayala