Las antologías de historias de terror poseen un encanto único. El cine dio muy interesantes muestras. En Gran Bretaña, la productora Amicus se especializó en el tema, con exponentes como Las Tijeras del Diablo (Torture Garden, 1967), y Creepshow (1982) ya es toda una institución. Argentina no se queda atrás: Narciso Ibáñez Menta protagonizó Obras Maestras del Terror (1959), y más recientemente, Fabián Forte y Demián Rugna presentaron Malditos Sean! (2011). Incluso Relatos Salvajes (2014), tiene al menos dos segmentos que bien podrían pertenecer a la serie Cuentos de la Cripta (Tales from the Cript). Terror 5 (2016) también se corresponde con este subgénero. La acción transcurre durante una noche, durante un toque de queda debido a un episodio turbulento: un grupo de políticos es absuelto de un derrumbe en el que murieron 15 personas. Mientras se desarrolla este evento (que incluye resurrecciones de ultratumba), los padecimientos de un muchacho (Gastón Cocchiarale) por parte de sus amigos durante una reunión, alumnos de colegio secundario con oscuros secretos, una pareja a punto de pasar un mal momento dentro de un albergue transitorio y dos hombres a punto de “conocer” a una señorita. Cinco tramas unidas por sexo, represión, sangre, venganza, brutalidad. Los hermanos Sebastián y Federico Rotstein ya contaban con una carrera en el cine. El primero escribió películas como Recortadas (2009) y 20.000 Besos (2013), ambas de Sebastián De Caro, y el segundo es asistente de dirección de cineastas de la talla de Néstor Frenkel. Ya habían unidos fuerzas en el corto Liebre 105 (que casi integra la película). En Terror 5 crean un marco apocalíptico para explorar la conducta más íntima, más perversa del ser humano, sin caer en chistes y priorizando un tono sombrío. Incluso cuando hay elementos sobrenaturales no se mueve de esas cuestiones, lo que le torga sustancia y dramatismo a cada episodio. Si bien algunas referencias son evidentes e inevitables, evitan la cita fácil y los guiños a los fanáticos. Con un elenco que también integran Gastón Cocchiarale, Walter Cornás, Rafael Ferro y Nai Awada, entre otros, la película confirma que el cine de miedo argentino sigue encaminado, que de a poco se ganó el respeto del público, y recuerda el perverso placer de degustar las buenas antologías cinematográficas.
Relatos salvajes terroríficos No deja de sorprenderme cómo el cine argentino va dando pasos agigantados a tal punto donde no haya nada que envidiarle a las producciones ambiciosas de Hollywood. Terror 5 comenzó como una propuesta chica y hoy se convirtió en una historia de antología de cinco episodios al mejor estilo Relatos Salvajes (2014), donde cambiaron los días de ira por temáticas como sexo, represión, sangre, venganza o brutalidad. Son cinco historias independientes, pero unidas por un conflicto en común a raíz de la absolución de un grupo de políticos, tras haber sido acusados de la muerte de 15 personas luego de un derrumbe. Por otro lado, a nivel narrativo, cada relato está muy bien contado y seguramente van a salir del cine hablando acerca de un corto u otro. El equilibrio entre la narración y los elementos sobrenaturales sin caer en el abuso de FX da sus frutos. De esta forma, se confirma que poco a poco el cine argentino puede presentar grandes propuestas como lo viene haciendo con el género de terror, estableciendo una identidad nacional en base a mitos urbanos propios de la Argentina. En menor medida también el género superheroico logró encontrar su lugar en cine nacional, pero sin desviar el tema. Terror 5 es una excelente propuesta para disfrutar este verano. Recomiendo ver Liebre 105 (ver corto), un corto en el que los hermanos Rotstein ya habían unido fuerzas antes de presentarnos esta gran joya como lo es Terror 5.
Historias de sexo y violencia de gente común. En Terror 5 nos encontramos con cinco historias: la de una venganza de ultratumba a cargo de las víctimas de una catástrofe por la negligencia del estado, la de los chicos en un colegio y una particular retribución que le hacen a sus profesores, la de una pareja en un albergue transitorio que no se sabe filmada, la de dos hombres engañados sentando guardia en sus autos y la de un joven víctima del bullying siendo empujada al límite. Del mismo modo que otros títulos foráneos, Terror 5 hace la asociación del sexo con la violencia, e introduce temas de relevancia social. Podría haberse quedado en una imitación, pero el guión se las ingenia para encontrarle una vuelta plenamente autóctona. Por desgracia, no son todo rosas, ya que lamentablemente no todas las historias poseen conclusiones satisfactorias. También cabe aclarar que no se decidieron por cual modo era el correcto para presentar las historias, si por separado como fueron escritas o paralelamente (forma que según sus directores se encontró en el montaje), camino por el cual deja de ser una antología y pasa a ser una historia coral. Si bien una de las historias (la del Congreso) es el claro marco de referencia que pone en marcha la película, este casi no guarda relación con el resto de las historias y las conexiones parecen caprichosas. Lo cual me resulta lastimoso, porque las ideas que ofrecía cada episodio tenían suficiente jugo para sostenerse por sí mismas. No tengo otra cosa más que elogios para la fotografía y el acabado técnico en general. Hay más de un encuadre en Terror 5 que, por su iluminación y sus movimientos de cámara, son dignos de colgar en un cuadro en la pared, aun a pesar de que se pueda palpar alguna que otra referencia. En algunos episodios podemos encontrar una labor actoral eficiente y a la altura de lo que se propone narrar. No obstante debo aclarar que en el episodio del colegio encontré a la labor interpretativa poco creíble; los adolescentes no hablan así, ni siquiera los que conspiran. Algo parecido sucede con el episodio de la venganza desde ultratumba en el congreso, con una labor interpretativa bastante exagerada. Conclusión: Aunque visualmente cautivadora, y haciendo un intento noble de enmarcar el horror dentro de un marco tanto autóctono como cotidiano, el saldo narrativo de Terror 5 es desigual.
Terror social Tras el gran cortometraje Liebre 105, participante de Historias Breves 8, los hermanos Federico y Sebastian Rotstein se abocan al largometraje. En él, confluyen cinco relatos de manera episódica pero no separados unos de otros, sino mediante un montaje paralelo que fusiona temáticamente una historia con otra. De esta manera, Terror 5 (2016) es una olla a presión sobre las múltiples formas del horror. La televisión. Ése terrorífico aparato encargado de propagar miedo en la población trasmite una y otra vez imágenes del casos social derivado de una tragedia que incrimina a políticos corruptos. Mientras el juicio político a los funcionarios responsables se desarrolla, la película da paso a las otras historias que, montaje paralelo mediante, irán construyendo tensión y suspenso entre sí. La primera tiene lugar en un colegio secundario donde los estudiantes por las noches torturan a los profesores que los reprobaron. Luego tenemos un personaje al que le hacen bullying en una fiesta de disfraces. Este personaje se irá cargando de bronca hasta estallar. Por otro lado dos amigos se hacen señas desde sus autos esperando encontrarse con dos prostitutas y comentar el hecho. La espera se extiende y el momento de placer se convierte en desesperación. También vemos a una pareja encontrarse en la habitación de un particular hotel de alojamiento. Las peleas en medio del acto sexual no suponen que pueden estar siendo observados por psicópatas. Terror 5 toma varios mitos populares y los expone en el argumento: la existencia o no de films snuff, subgénero donde las muerte y violaciones no son ficción sino reales, o la observación mediante cámaras de las personas que se encuentran en un hotel de alojamiento. El film de Federico y Sebastian Rotstein le da carácter local al terror mediante este recurso, haciendo de la tragedia social, la crisis trasmitida en vivo las 24hs por los medios, el caldo de cultivo para que emerjan las distintas variables del terror más sanguinario y violento. El episodio que da inicio y cierra la película, se torna conflictivo. Por un lado, otorga contexto y sienta las bases del miedo en sus múltiples expresiones, y por otro, explicita demasiado el mensaje social buscado, hecho que le juega en contra al film. No es que el cine de terror no puede y/o deba dar un mensaje, todo lo contrario, es la manera tan explícita de hacerlo aquello que se vuelve poco convincente. Uno de los causantes, puede ser el grado de fantasía que ese relato contiene. El otro, el estereotipo de “políticos versus pueblo” que indica. Terror 5 es una película que logra crear una atmósfera y clima de pesadilla arrollador, genera una presión que se va incrementando hasta la catarsis final. Los rubros técnicos son impecables desde el sonido hasta la fotografía. Quizás peque de ser discursivamente ambiciosa, por lo demás es cinematográficamente brillante.
Con mucha ansiedad se esperaba el estreno de la ópera prima de Sebastián y Federico Rotstein, un ensayo coral sobre la violencia enmarcado en un clima apocalíptico en donde la más mínima mueca puede desatar un infierno. Argentina como lugar de ensayo para que un filme de género, no de terror, pueda reflexionar sobre temas como la violencia de género, el bullyng, y además proponga una mirada mucho más amplia sobre un estado de la sociedad. El resultado es dispar, y algunos de los episodios del filme (dividido a la manera de "Relatos Salvajes"), destacan por encima de otros. Más allá de todo la propuesta es interesante aunque no cumpla con las expectativas.
Los hermanos Rotstein lograron lo que muy pocos se atreven: arriesgarse al cine de género nacional y no caer en el ridículo. Apostaron y ganaron.
Sangre, humor y miserias En los 74 minutos de Terror 5 conviven cinco historias independientes que funcionan, a la manera de la exitosa Relatos salvajes, como muestrario de algunos de los peores vicios y miserias sociales: desde la corrupción institucional (hay referencias a la tragedia de Cromagnon) hasta el bullying juvenil. El derrumbe de una obra en construcción en pleno barrio de Villa Crespo, que deja 15 muertos, pero con los funcionarios de la ciudad siendo absueltos de toda responsabilidad tras el fallo del juicio, constituye el marco para los distintos segmentos, que van desde un encuentro de disfraces entre amigos con uno de ellos como víctima predilecta; la venganza de los alumnos de un colegio secundario contra sus peores profesores; una pareja que va a un hotel alojamiento y, en medio de sus desencuentros sexuales, es filmada de incógnito por unos extraños; dos amigos que se comunican desde sus autos en misteriosas circunstancias, hasta el regreso de unos muertos vivos en busca de venganza (el segmento menos logrado por sus obvias simbologías y alegorías). La ópera prima de los hermanos Rotstein -que luce una impecable producción y un virtuoso despliegue visual gracias al aporte del notable director de fotografía Marcelo Lavintman- regala mucho humor negro y explosiones gore con importantes dosis de sexo, perversiones, referencias al cine de zombis y a las snuff-movies. El resultado -inevitablemente desparejo a partir de su concepto de producción- tiene, de todas formas, muchos más aciertos y hallazgos que carencias.
CORRUPCIÓN Y LEYENDAS URBANAS Sebastian y Federico Rotstein dirigen esta ambiciosa película de terror con muy buenos rubros técnicos que toma un supuesto caso real, la libertad para funcionarios implicados en el derrumbe de un edificio, que provoca disturbios, toque de queda y una transmisión en continuo por la tele, que sirve de marco a otros mitos urbanos que van desde el bullying, la venganza de escolares adolescentes, las filmaciones clandestinas en un hotel alojamiento y un encuentro de dos hombres con una mujer muy especial. Esa multiplicidad de historias hace que se desvanezcan las muy buenas posibilidades de cada una y se de ese mosaico surja mas confusión que claridad. El anclaje en la corrupción y el terror es el costado más atractivo frente a historias más débiles o poco desarrolladas. Pero es un intento personal y distinto.
CINCO CUENTOS FALLIDOS Terror 5 es de esas películas que traen algunas tentaciones para nosotros los críticos: primero la tentación ser indulgentes, porque el arquetipo del argentino sólo cuenta las que gana, y tanto público, realizadores y algunos críticos colegas exigen que tengamos en cuenta, dentro de los criterios de análisis, lo difícil y esforzado que es hacer cine de género en un país como el nuestro; y también la tentación de sacar conclusiones apresuradas acerca del estado de situación del cine de género nacional tomando como punto de partida una o dos películas fallidas. Intentaremos no dejarnos llevar por ninguna de esas tentaciones, al menos no del todo. Es cierto que la película de los hermanos Rostein comparte algunas tendencias con un film de terror reciente como El muerto cuenta su historia (Fabián Forte, 2016). Ninguna de las dos dialoga con el cine de terror contemporáneo, ni tampoco con el del pasado, ni siquiera con las películas malas. Como si el cine de terror argentino debiera nacer por generación espontánea y ser bueno por portación de nacionalidad. Además, ambos films comparten esa puesta en escena grotesca un poco artificial y teatral, que también se traslada al tono de las actuaciones. Esto no significa que todo el cine de género nacional sea así, pero tampoco encontramos ejemplos de grandes películas que marquen el camino diferente en los últimos años, salvo los buenos films de la productora Paura Flics. Aunque lo realmente malo de Terror 5 es cómo falla en casi todas las cuestiones narrativas. Antes que nada nos propone una antología de historias interconectadas al estilo de la sobrevalorada Relatos salvajes (Damián Szifron, 2014). En una misma arbitraria noche se suceden una serie de cinco relatos poco logrados; si le reclamábamos a la película de Szifron algo de rigurosidad en los relatos, en Terror 5 veremos cinco premisas arrojadas a la marchanta y resueltas a los tumbos. Salvo la primera historia que transcurre en una escuela de pesadilla y que a pesar de ser rescatable contiene una sobrecarga de diálogos pomposos bastante importante, el resto tiene un desarrollo cuanto menos cuestionable, sobre todo teniendo en cuenta el errático montaje que termina disolviendo el poco suspenso conseguido, logrando que la película genere menos interés que una biografía de Susana Malcorra. Hay historias que se abandonan y otras que siguen hasta el final sin razón aparente, y todas, absolutamente todas (esto debe ser una especie de record), tienen un final abrupto o que ni siquiera respeta la lógica de ese universo enclenque que nos oponen los Rotstein. La mirada que propone Terror 5 sobre el género es un poco confusa. Por empezar parte siempre desde el cinismo y la subestimación, como si el género terrorífico sólo funcionara desde lo grotesco o desde la pose nihilista. Es una película donde nadie está en peligro porque nadie nos importa, todos son prescindibles, y encima el tono burlón gritón al estilo Esperando la carroza sólo hace que nuestro odio se expanda. Algún día un paper del Conicet hablará sobre el fallido sentido del humor de esta película.
Crítica emitida por radio.
Cinco historias de terror, con alguna conexión entre sí, en este nuevo ejemplo de cine argentino de género. Como corresponde, algunas están más logradas que otras, pero el conjunto del film de los hermanos Sebastián y Federico Rotstein tiene no pocas secuencias muy logradas. Una pareja en un hotel alojamiento es observada por unos siniestros realizadores de snuff movies. Un grupo de chicos bastante crueles juega a ver una snuff -las películas en las que, supuestamente, muere gente de verdad-. En cambio, otras situaciones se alargan demasiado y, básicamente, no dan miedo. También hay algunos problemas en la resolución de las escenas violentas. Pero a las virtudes de Terror 5 hay que sumarle la elección de un elenco sólido, que cree en lo que hace y lo transmite así. Si la tendencia indica un cada vez más visible cine argentino de horror, que siga.
Miedo a la criolla con sustos garantizados • "TERROR 5", DE LOS HERMANOS ROTSTEIN, ES UN BUEN APORTE AL GÉNERO El film está narrado a través de diferentes episodios (de buen nivel), pero la tensión se daña un tanto al estar entrelazados y demorarse el arranque. Las películas compuestas por varios relatos suelen tener el problema de que no todos tienen el mismo nivel. Esto no sucede con "Terror 5", donde casi todos los segmentos son de un mismo buen nivel. Aquí el problema es que en vez de narrar linealmente cada relato utilizando alguno como nexo, tal como hacían las películas de culto de la productora británica Amicus (famosa por títulos como "Dr. Terror's House of Horrors"), los hermanos Rotstein decidieron entrelazar casi todos los cuentos, lo que genera mucho prolegómeno previo a un gran desenlace general. Los cuentos van desde unos alumnos que toman su colegio por la noche para vengarse de sus profesores, una fiesta de disfraces que se desmadra, una pareja en un hotel alojamiento donde se filman películas snuff (es decir pornografía con crímenes reales) y un nexo con el juicio a funcionarios responsables un accidente donde murieron varias personas que volverán a vengarse como extraños zombies con ojos luminosos. Justamente, esta última imagen justifica por si sola una película despareja pero que, más allá de que demore demasiado en arrancar con el auténtico terror que propone el título, cuando lo hace entrega lo que promete. Y cuando se demora un poco con diálogos picantes y fuertes situaciones sexuales, nunca deja de resultar entretenida. Técnicamente la película está bien hecha, cuidada sin caer en esteticismos, y el vasto elenco incluye talento de lo mas variado, a veces metido debajo de efectos especiales y maquillaje como el de un personaje que se pasa todo el film con la cara pintada como Gene Simmons de Kiss.
La bandera zombie Terror 5 tiene todos los elementos que una película de género necesita. Sexo, violencia, zombies, personajes fuertes. Con un elenco sólido, el film plantea 5 historias que ocurren de forma simultánea, pero en algunos casos ni se tocan y, en otros, lo hacen de forma indirecta. Por un lado tenemos un político acusado de ser responsable de una tragedia urbana en la que fallecieron quince personas, ese es el eje central. Luego hay una serie de leyendas urbanas, con una pareja en un hotel alojamiento, un grupo de amigos en el medio de la previa de una fiesta de disfraces, una pareja en una escuela que juega con el límite de los deseos oscuros contra los profesores que odian y un par de hombres esperando actuar en la calle. Esos hombres y mujeres se enfrentan a sus miedos, deseos y placeres interiores. Los directores insisten en aclarar que no se trata de un film de terror. En cierta forma tienen razón, considerarlo así puede limitar la experiencia a juzgarlo por los golpes de efecto que busca lograr. Terror 5 no tiene el objetivo de afectar al espectador como lo suelen hacer esta clase de películas de terror. Además, en muchas situaciones es bastante directo, jugando con el gore y el fantasma del snuff, esos videos donde supuestamente matan a la gente de verdad por entretenimiento. Las cinco historias se van desarrollando y van generando expectativa. Logran el objetivo de atrapar al espectador a medida que ocurren los hechos. Sin embargo, hay dos problemas que hacen que Terror 5 no termine cumpliendo del todo sus promesas. En primer lugar, algunas historias satisfacen las expectativas y otras culminan abruptamente generando varios interrogantes sin respuesta. Ese desbalance deja un poco de garpe y con la sensación que se podría haber llegado a algo más. Por el otro lado, la película resulta un poco despareja al arrancar las distintas situaciones. Mientras algunas se resuelven rápido, las otras se alargan demasiado y demoran en explotar. A pesar de esto, se trata de un film que vale la pena disfrutar como espectador de cine de género. La producción, los escenarios y la cuestión técnica está bien resuelta, eso logra que esté a la altura de lo que el género le demanda.
Cuando el terror se vincula con lo real. Presentado con buena repercusión en Le Marché du Film del Festival de Cannes 2016, el film muestra el número de historias que el título anuncia, entrecruzándose a lo largo de una noche. Y aunque algunos episodios “lagunean”, otros tienen gran nivel. El ingreso de los hermanos Sebastián y Federico Rotstein al cine de género argentino debe ser saludado, tanto como lo fueron en su momento los de Nicanor Loreti con Diablo (2011), Valentín Javier Diment con La memoria del muerto (2011) y Daniel de la Vega con Hermanos de Sangre (2012, aunque éste tenía dos películas previas, de encargo). Todos ellos forman parte de una generación que, más allá o más acá de lo lúdico, se toma el terror y sus periferias en serio. Y, mejor aún, tiende a vincularlo con lo real. Presentada con buena repercusión en Le Marché du Film de Cannes 2016, Terror 5 muestra el número de historias que el título anuncia, entrecruzándose a lo largo de una noche que, se supone, es la misma noche. Dispar, como parecería ser la regla de hierro de todo film en episodios, la película escrita por Sebastián Rotstein con la colaboración de Nicolás Gueilburt hilvana cuatro de esas historias alrededor de una que sirve de nexo. En las que podrían considerarse adventicias, una chica introduce a un compañero del cole a lo que es algo así como un centro de torturas (no sólo psicológicas) de profesores cagadores; dos amigos planean una noche erótica con dos partenaires, pero la cosa no saldrá como pensaban; un grupo de no-tan-amigos se junta a jugar a las cartas, pero nada les genera tanto placer como bullear a un chico gordito, sexualmente inexperto; una pareja de amantes que tampoco se lleva tan bien tendrá la sensación, en la habitación de un hotel alojamiento, de ser espiada desde detrás del espejo. Y el episodio mayor: juzgan al jefe de Gobierno porteño y otros dos funcionarios por el derrumbe en un edificio debido a la negligencia municipal, como consecuencia del cual murieron quince vecinos. La indulgencia del fallo será contestada por el regreso de los muertos, en forma de levantamiento zombie. Terror 5 combina la presencia de algún actor conocido, Rafael Ferro, con la de otros sumamente populares en distintos nichos del cine indie: Edgardo Castro, Julián Larquier, Jorge Prado, Berta Muñiz, Walter Cornás. Todos los rubros técnicos, en manos de profesionales de primera (Nicolás Goldbart y Federico Rotstein en el montaje, el propio Cornás en la dirección de arte, Marcelo Lavintman en la fotografía) son clase A. Director de fotografía de Pizza, birra, faso, Ana y los otros y El otro, entre otras, Lavintman realiza una labor extraordinaria, no sólo por el trabajo de claroscuros –esencial al género– sino por el denso tratamiento de color, que por sí solo inscribe a la película en el fantástico. De actuaciones también impecables, algunas de las historias “lagunean”, como si su razón de ser residiera exclusivamente en el remate. Pero a la vez tienen el mérito de no apoyarse en el efecto, sino de llegar a la conclusión a través de la historia, el relato pacientemente construido. El mejor episodio es, claramente, el del bulleo al chico al que le dicen “Virga”, de clima crecientemente persecutorio, liderado por un Cornás en pequeño demonio. Un zombie agitando la bandera argentina es lo que se dice una imagen polisémica, en el episodio respectivo.
Terror 5 son cinco historias paralelas, entre bizarras y apocalípticas, que transcurren en una Buenos Aires desangelada, como detenida en el período 2001-2004 (el que va del colapso económico a Cromañón). El inicio es desconcertante: por un lado, se espera el resultado del juicio político al jefe de gobierno y su gabinete, acusados de una tragedia (el arco imaginario va, de nuevo, de Cromañón a Once), por el otro, un adolescente virgen es iniciado en un ritual que consiste en torturar a profesores del secundario (inocultable “préstamo” de Los juegos del hambre, y otro quizá menos evidente a Diario de la guerra del cerdo). El inicio es desalentador, y aún más que los personajes de la segunda historia no reaparecerán en la película. Al menos, la tercera historia es más empática: una parejita entra a un hotel y termina discutiendo con altas dosis de histeria, sin saber que los están filmando. Los que filman venden historias de fuerte contenido sexual a un maquillado al estilo Kiss, que se divierte psicopateando a un gordito virgen (otro), y todo el desmadre culmina con una invasión zombi al Congreso. Pese a las actuaciones de Rafael Ferro, Joaquín Larquier, Walter Cornás y Cecilia Cartasegna, entre otros buenos intérpretes, las historias corales no tienen pie ni cabeza, pero como ocurre con casi todo el terror argentino, marcado a fuego por el colectivo Farsa quince años atrás, al menos no aburre.
Justicia de los muertos La furia y la idea de fuera de control atraviesa "Terror 5". Detrás de los cinco episodios que narran los hermanos Sebastián y Federico Rotstein en su ópera prima aparece una reflexión sobre la violencia proveniente de distintos lugares como la política, el bullying , la educación y el machismo. En todos los casos, más allá de apelar al gore descarnado o al suspenso, el guión sugiere que esa violencia puede engendrar víctimas, pero también más violencia, al tiempo que deja un interrogante sobre el rol de la Justicia y las leyes y los medios de comunicación. El filme comienza con una tragedia y la vigilia de los familiares de las víctimas por el veredicto de culpabilidad o inocencia de los acusados, las máximas autoridades de la ciudad, por su responsabilidad en el colapso de un edificio que causó quince muertes. Y continúa con distintos episodios: el colegio, según el guión de Sebastián Rotstein, también puede engendrar más frustración que satisfacción, y un grupo de alumnos se lo hace pagar a algunos profesores; el bullying, un tramo que se asocia al cine snuff, y el machismo. En esta película de apariencia fragmentaria, todo sucede en una noche, en la que los demonios se desatan y los muertos salen a pedir justicia.
Cinco historias de horror se combinan en este filme de los hermanos Rotstein que se destaca dentro de los filmes de género local por su sólida puesta en escena, sus muy buenas actuaciones y su perturbador clima. El cine de terror en la Argentina sigue creciendo y creciendo en producción en estos últimos años. Según un análisis reciente se produjeron más películas de horror en la Argentina en la última década que en toda su historia. Como en cualquier género, hay mejores y peores exponentes, pero la película de los hermanos Rotstein se cuenta entre las más logradas de todas, especialmente por su muy sólido guión, sus buenas actuaciones (producto de un gran trabajo de casting) y, sobre todo, por una puesta en escena que es casi un lujo para el medio. TERROR 5 cuenta cinco historias de horror con algunos contactos entre sí que se desarrollan en una misma noche y alrededor de una misma zona. En ellas hay espacio para una trama de zombies, otra de asesinos seriales, otra que transcurre en un albergue transitorio y algunas aún más potentes en cuanto a su contenido gore. Dos compañeros de oficina que tienen un affaire van a un telo sin saber que están siendo espiados. Otros dos hombres se enredan en inesperados y sangrientos problemas entre elloss. Un grupo de amigos mirá una película snuff sin imaginarse que pueden ser en cualquier momento parte de una de ellas. Y el caos saltará a la calle cuando una noticia política sacuda a todos, humanos o no tanto. En una película que bebe tanto del género puro y duro como de cineastas que trabajan en sus márgenes (tipo Robert Rodríguez o el propio Quentin Tarantino) marca una diferencia importante contar con un elenco (Rafael Ferro, Juan Barberini, Julian Larquier, Nai Awada y muchos otros) que vuelven creíble el material, algo que no siempre sucede en las películas de horror nacionales, que muchas veces se experimentan como un juego de códigos y guiños internos que no se sostienen hacia afuera. TERROR 5 tiene también algo de homenaje y muchos guiños, pero su principal objetivo está en impactar en el espectador común, el que disfruta de buenas historias bien contadas. Y eso, lo logra con creces.
Noche de los muertos Exhibida en varios festivales internacionales (como el Marché du Film de Cannes, Stiges, Festival de Cine Internacional de Mar del Plata y Macao), la ópera prima de los hermanos Rotstein evidencia una clara evolución –visual, narrativa y en términos de producción– del cine de terror argentino. Frente a un panorama donde cada vez hay más películas de género, pero cada vez con menos ideas de puesta en escena, varios problemas de guion, escenas resueltas con cierta torpeza y muchísimas dificultades de producción, Terror 5 viene a subir la apuesta y demuestra que se puede hacer cine de género tomando como referentes a directores como Carpenter y a películas como El pueblo de los malditos o Christine –por nombrar solo algunas de sus referencias– y trasladarlas exitosamente a un contexto argentino, explotando todos los recursos cinematográficos a mano y sin perder un gramo de verosimilitud por el camino. Claro que todo esto no sería posible sin la mano de dos directores que saben narrar y construir la tensión con paciencia, pero sobre todo con determinación. No es fácil lograr lo que los hermanos Rotstein se proponen contando una historia, imagínense narrando unas cuantas más de forma simultánea. La película presenta, como el título lo anuncia, cinco historias que ocurren en la misma noche, al mismo tiempo. Algunas están entrelazadas narrativamente y otras no. La primera funciona como eje central sobre la cual se despliegan las otras cuatro, donde conviven el bullying y las fiestas de disfraces, la tortura, el snuff y los muertos vivos. Si bien algunos segmentos están más desarrollados y funcionan mejor que otros, Terror 5 logra sostener un clima inquietante de principio a fin y lo hace mediante el uso de la banda sonora, que acompaña y potencia la experiencia, y también gracias al cuidado de cada uno de los aspectos de la puesta en escena. El film, aunque desparejo, posee una gran cantidad de hallazgos y certezas, lo que no es poco teniendo en cuenta que, por el momento, no hay otra película del género que le pase siquiera cerca en el cine argentino actual.
Emociones fuertes La película argentina combina relatos de venganza con un salto de calidad hacia el género del horror. La venganza es una de las fuerzas que mueven al mundo. En torno a ella giran numerosos mitos y relatos que revelan hasta qué punto la exigencia de justicia se hizo carne en la humanidad. Una de las películas argentinas más exitosas de los últimos años –Relatos salvajes– pretendía darle un sesgo local a esa necesidad universal de restablecer el equilibrio, tan bien formulada en la Ley del Talión: ojo por ojo, diente por diente. Terror 5 –más por casualidad que por voluntad de sus creadores– es una especie de Relatos salvajes recargado. Aquí también el corazón palpitante de las cinco historias que se entrecruzan es la venganza. Pero en vez de un afectado y efectivo costumbrismo nacional, lo que propone es un salto hacia el horror, como género y como estética. Es un salto arriesgado, sin duda, y no extraña que en varios segmentos se vean las heridas, las contusiones y las cicatrices. La irregularidad suele ser una marca de fábrica en este tipo de productos, que siempre flirtean con la exageración o la desmesura, y a veces la conquistan y otras sucumben en el intento. Pero Terror 5 tiene a su favor una estructura narrativa muy aceitada, que les permite a los directores Sebastián y Federico Rotstein contar las cinco historias como si fueran una sola. Todo ocurre durante una única noche en la cual se conoce el fallo del juicio a un político responsable de la muerte de 15 personas en el derrumbe de un edificio. Si bien el clima social remite a 2001 o a la tragedia de Cromañón, la dimensión política queda en segundo plano comparada con los dramas de los personajes y las peripecias más o menos sangrientas que les toca vivir, con zombis, asesinos, enmascarados y snuff movies incluidos. Hay algunas escenas realmente sublimes, como la inicial, que muestra a un tipo maquillado como el demonio de Kiss que avanza a toda velocidad con su motoneta por las calles de un suburbio. Ese personaje (Walter Cornás), que reaparece en el episodio más logrado, bastaría para justificar la película. Pero, por suerte para los fans del género, todos los episodios de Terror 5 deparan emociones fuertes.
Publicada en edición impresa.
Los hermanos Rotstein nos traen esta ambiciosa antología de terror que se destaca en los aspectos técnicos. Hace rato que en el marco del cine nacional se están realizando propuestas interesantes relacionadas al cine de género. Los hermanos Rotstein nos traen este relato que nos recuerda a “Creepshow” (1982), “Cuentos de la Cripta” y algunos films como “El Pueblo de los Malditos”. La acción tiene lugar en una noche durante un toque de queda. En este contexto, se van a desarrollar las cinco historias del título. La primera tiene como protagonistas a unos alumnos de secundaria que esconden un oscuro secreto, después tenemos el relato de un grupo de políticos corruptos que son absueltos luego de que se haya producido un derrumbe en un edificio en el que murieron varias personas. Por otro lado, durante una reunión de amigos a uno de los jóvenes, que participa de este encuentro, comienza a ser víctima de un bullying constante. Finalmente tenemos dos historias más, una donde una pareja es observada y está a punto de pasarla mal dentro de un albergue transitorio, y otra donde dos hombres están a punto de “conocer” a una dama. Cinco tramas unidas por esa noche particular, donde se dan hechos relacionados con el sexo, la violencia, la corrupción y la brutalidad. El elenco lo integran Gastón Cocchiarale, Walter Cornás, Rafael Ferro y Nai Awada, entre otros. En “Terror 5” tenemos un escenario de horror en el que se podrán explorar las miserias humanas desde un costado reflexivo y sombrío pero siempre al servicio del disfrute y el entretenimiento. Uno puede sacar conclusiones sobre el abuso del poder y la presencia del terror en lo cotidiano y habitual, pero al mismo tiempo regodearse con la narrativa. El resultado es inevitablemente desparejo, como suele pasar con este estilo de películas. Sin embargo, es una buena propuesta para disfrutar en el cine.