Terror familiar (2022) es lisa y llanamente una película de terror. Todos los tópicos del género atraviesan la historia de Damián por mas que se trate de un documental en primera persona. Desde los testimonios de familiares, allegados y especialistas hasta los truculentos hechos acontecidos, quedan teñidos por el manto del misterio. La película dosifica la información con excelencia, construyendo el relato con intriga y suspenso desde los primeros minutos. La primera parte denominada “Crack” cuenta el pasado futbolístico de su abuelo, sus inicios y consagración en Colón de Santa Fé, su paso a Unión y posterior venta a Huracán hasta su participación en la selección argentina. La segunda parte narra la vida doméstica de su abuelo. Sus problemas con el alcohol y sus violentas consecuencias golpeando a su mujer e hijos, a quienes les dejó marcas de por vida. Una tercera parte denominada “tragedia” y un “epílogo”, cierran el film. La figura del monstruo sobrevuela el pasado familiar de Damián Galateo. Un relato difícil de reconstruir por no contar con el material de archivo suficiente, e incluso tener testimonios afectados por el paso del tiempo y los traumas generados. Por eso, la mejor decisión, es tomar el hecho y armarlo desde la ficción con el género de terror como bandera. Hay una intervención constante de la imagen en la postproducción para darle el tono siniestro, distinguir con eficacia víctimas y victimario y contar el cuento de la manera en que fue percibido por él a sus 12 años de edad cuando se entera de lo sucedido. Esta decisión no falta a la verdad sino que asume el subjetivo punto de vista del narrador. Desde el inicio Damián narra en primera persona, con un estilo del cine mudo que se fusiona con el material de archivo futbolístico de la época de gloria de su abuelo. Se desarma el monstruo del fútbol y se le da forma al monstruo familiar, despegándose del documental como quien quiere alejarse de la sesgada historia oficial para adentrarse en la pasión por la narración visual, con sus subrayados, sus efectismos y una impronta fantástica propia del género. De esta manera Damián Galateo da un paso mas en la tensión entre realidad y ficción, escapa a las convenciones del documental y utiliza la pasión por el cine para exorcizar al demonio de su historia familiar.
La obra de Damián es una ficción basada en un hecho real y nada menos que de sus propias entrañas, ya que se trata de su familia. Desde ese punto de partida y considerando la temática, la violencia de género, nos dice mucho de la valentía del director. Alberto Luis Galateo, el abuelo, no fue una persona cualquiera. Este hijo de inmigrantes italianos, nacido en Santa Fe, logra ingresar a Colón de Santa Fe donde comienza una carrera promisoria llegando a ser un reconocido goleador. Entre los méritos que se le adjudican está, entre otros, el de participar en la selección nacional en uno de los primeros campeonatos de fútbol en el que Argentina fue parte y gracias a él tuvo un papel decente. Ese era el hombre, el crack, el famoso goleador y de quien su imagen aparecía en figuritas. Pero a la vez fue un violento monstruo que golpeaba a su mujer y a sus hijos llegando a destruir un ojo a su compañera de un puñetazo. O por envidia arruinarle la carrera futbolística a su hijo. Ante años de padecer a ese ser inhumano, cuando en una ocasión él llega alcoholizado y amenaza con un cuchillo a su mujer y su hija, uno de sus hijos le da muerte con tres disparos. Esta es la tragedia familiar que se mantenía en silencio dentro del grupo y que Damián enfrenta y saca a luz. Este acto de valentía permite además de enfrentar los demonios ayudar a otros a que los enfrenten. Pero más allá de este valor que posee la obra, y que no es poco, esta la forma original en que la narra asemejando a una película de terror con las características estéticas típicas de ese género tanto en lo visual como en lo sonoro. Esto lleva a contar una historia de violencia de género desde un ángulo no común haciendo de esta manera un aporte estético. Terror Familiar de Damián Galateo es un gran film que muestra una forma diferente de enfrentar los demonios.
Cuando el terror viene de lo íntimo: Las imágenes intervenidas en post-producción del prólogo que introducen la duplicación, la irrupción del color rojo y la música perturbadora, ya cifran el tono de Terror Familiar (2022), opera prima del realizador argentino Damián Galateo. Efectivamente se trata de una docuficción donde aborda, con las claves del terror, aquello que retorna como trauma desde el pasado de la historia de su familia. Cuando el realizador tenía 12 años, fallece su abuela “Tuna” Bongiovanni y días después su hermana le cuenta la historia de su abuelo. Organizada en cuatro capítulos, la primera parte cuenta los años gloriosos de su abuelo, Luis Alberto Galateo, como jugador de futbol de primera división en los años treinta, empleando material de archivo audiovisual y gráfico y entrevistas a especialistas en la materia. Allí ya despunta la figura del doble, que se puntúa en el prólogo, entre el ídolo popular y un carácter violento cuando lo echan de Racing Club por una pelea con un compañero al ser tildado de “cornudo”. En la segunda parte se despliega, a través de testimonios de distintos familiares, el drama de una mujer golpeada por su marido, ahora retirado del futbol y sumido en el alcohol, que en una de sus agresiones llegó a dejarla ciega de un ojo. La violencia se extendía también hacia sus tres hijos, resultando el mayor el más afectado por las consecuencias de no poder consumar su carrera de futbolista en la primera división de River Plate y por la tragedia que se desencadena después. La estructura familiar de la época sitúa al padre de familia en el lugar del amo, siendo la mujer y sus hijos su propiedad tutelada. El impedimento del padre en lo que hace al triunfo del hijo, de quien se dice que era superior en sus habilidades, muestra, en el primer episodio de la injuria “cornudo”, la dificultad de este hombre para tolerar la posición pasiva respecto de otro varón. Y es la dificultad para el hijo de matar simbólicamente al padre lo que lo deja sumido en el rol del soldado defensor de su madre, con todos los costos subjetivos que esto implica. El film encuentra sus mejores momentos cuando abandona el tono explicativo por parte de profesionales especialistas o la búsqueda de explicaciones en los testimonios familiares (que en algunos momentos pueden resultar forzados) y se vuelca hacia la ficción. Allí en el silencioso encierro hogareño, con las sombras que se proyectan, las imágenes teñidas de rojo, la fragmentación del montaje y la perturbación sonora, Galateo logra capturar el efecto terrorífico de lo siniestro: punto en que lo familiar se vuelve extraño, en que el monstruo ya no es un ser grotesco que viene de afuera, sino el propio padre en el seno del hogar. Otro punto que permite ubicar la película es cómo la familia tradicional se construye como estructura en torno al secreto de goce, que es el de la madre en tanto mujer; ese goce femenino del que nada se sabe ni puede decirse (que para muchos hombres puede resultar enloquecedor) y que es el que se trata de velar y reprimir. De allí que todas las imágenes y dichos sobre la abuela la recorten siempre en la cocina, cuidando de sus hijos o realizando tareas hogareñas. Terror familiar tiene el mérito de transmitir, desde la estética del género, el angustioso terror que produce lo siniestro y de dar cuenta de la necesidad de contar con políticas de Estado eficaces en materia de protección de los derechos de la mujer y de los niños. Es también un poderoso artificio de catarsis y exorcismo para el propio director, quien, haciendo pasar su historia familiar hacia lo colectivo, a través del hecho artístico, permite tocar a otros y romper con el circuito de repetición de estereotipos patriarcales que asocian virilidad y violencia.
El silencio y la complicidad de una familia sirven para que el realizador reflexione sobre su propia vida y desde allí dispare incisivas preguntas sobre la fama, la familia, el amor, y el dolor, en silencio, de un grupo de personas que se vieron a merced de un tirano. Potente y lúcida.
Muchos cineastas han encontrado dentro del universo del documental, el vehículo propicio para sumergirse y bucear en la (propia) historia familiar. En este caso, Damián Galateo elige abordar sin concesiones la historia de su abuelo, Alberto Luis Galateo, una reconocida figura en el mundo del fútbol en los años ‘30, una gran estrella tanto en Santa Fe como en Buenos Aires, quien llegó inclusive, a jugar en un mundial y es el eje del relato elegido para desarrollar esta ópera prima. Particularmente “TERROR FAMILIAR” no se construye como la biografía de un reconocido jugador de fútbol de la época sino que se atreve a mostrar la oscuridad dentro de la contracara del “ídolo”, sus movimientos puertas adentro, en donde aparece la violencia doméstica con ribetes verdaderamente crueles y que Damián aprovecha para exorcizar y ahuyentar, a través de este trabajo artístico, todos los demonios del pasado con los que la familia todavía convive. Mediante una reconstrucción que utiliza las películas caseras, recortes de diarios de la época, con intertextos en pantalla a modo de noticiero –con un aire que lo relaciona con el cine mudo más clásico-, fotos y testimonios de quienes pueden dar cuenta de lo ocurrido y comenzar este sanador proceso, el director intenta escapar de los cánones del relato biográfico y el documental “basado en hechos reales” para sorprender con un diseño que toma diferentes riesgos. Es así como allí donde otros documentales se quedan en el mero relato familiar personal, “TERROR FAMILIAR” no solamente plantea los coletazos de la violencia doméstica en quienes los han vivido, sino que muestra además cómo estos hechos marcan y atraviesan varias generaciones, que se hacen presente en el hoy, a través de la voz de los nietos. Damián Galateo construye un excelente ejemplo de cómo bucear en lo vivido cuando fueron niños, adolescentes y jóvenes para penetrar en lo más oscuro del seno familiar, de forma tal de comprender y poder encontrar algunas respuestas sanadoras para las generaciones venideras, para evitar que ese dolor se transmita y se repita. A través de un recorrido con pluralidad de testimonios, se arma el rompecabezas de un crimen que tiene ribetes de por sí aberrantes cuando hablamos de parricidio. Lo valioso es poder narrar la historia familiar sin tomar demasiado partido, analizando causas, consecuencias y revisando en profundidad las modalidades estructurada alrededor de la figura masculina de fines de Siglo XX, en donde la violencia para con esposa e hijos era moneda corriente y forjaban ese secreto intrafamiliar que no salía a la luz, que es el germen para que luego se desencadenaran este tipo de hechos. Vinculado con esto, se abre otra de las capas de análisis cuando Galateo se anima a explorar, por abierta contraposición, cuál era el rol de la mujer y el sometimiento a una violencia machista que vuelve a tomar otro sentido cuando lo aplicamos a ciertos modelos que, hoy en día, estamos dispuestos a demoler. De esta forma “TERROR FAMILIAR” se constituye en un trabajo valiente de indagación profunda sobre esos secretos familiares que marcaron a fuego a los protagonistas pero que en la mayoría de los casos, nadie se anima a develar.
Con un sorprendente trabajo de edición y recreación, que incluye hasta un fragmento de Los Hermanos Karamazov de Richard Brooks, el documental muestra un caso más de violencia de género y machismo que derivó en un parricidio que se pudo haber evitado.
Alberto Luis Galateo, fue un jugador de fútbol en los años 30 que jugó un mundial con la selección argentina y fue estrella de equipos de Santa Fe y Buenos Aires. La película cuenta en parte eso, pero descubre algo que no está en las estadísticas deportivas, y es que el Galateo era un violento que golpeaba a su esposa y sus hijos. La tragedia finalmente se desplegó completamente sobre la familia y este documental ficcionalizado narra esa trama familiar y esa historia infame que permaneció en silencio mucho tiempo. El director es el nieto del jugador y fue justamente él quién al descubrir la historia familiar se quedó con preguntas que decidió contestar en esta película. Los primeros minutos son los mejores, narrada como un film de terror europeo de la década del setenta, el director expresa la violencia doméstica como una genuina historia de terror. Luego cuando los actores interpretan los testimonios la cosa se deshace y las explicaciones teóricas terminan por quitarle la locura arriesgada del comienzo. Aún con apuestas fallidas, Terror familiar tiene el deseo de explorar formas cinematográficas menos tradicionales para el documental, que no termine de encontrar la forma perfecta no le quita sus méritos e intenciones.
Alberto Luis Galateo fue un jugador de fútbol santafesino muy reconocido en su época. Comenzó jugando para Colón en 1930, al año siguiente pasó a Unión y en 1934 a Nacional de Rosario. En 1935 llegó a Huracán, en 1938 a Chacarita Juniors, en 1939 jugó un solo partido en Racing porque se peleó con un compañero y terminó su carrera en el Club Atlético Colegiales. También se puso la camiseta de la selección argentina para jugar el mundial de fútbol de 1934 donde le hizo un gol a Suecia. Pero el documental «Terror Familiar» realizado por Damián Galateo, su nieto, no se centra únicamente en la figura de un ídolo del deporte, sino también en el lugar que ocupó en su familia y la violencia que ejerció contra su mujer y sus tres hijos. A través de esta película, el director busca realizar una especie de catarsis para rever cuestiones del pasado y entender ciertas situaciones que marcaron su infancia y su propia historia. Es así como recurre a entrevistas (que no se especifican quiénes son los que hablan hasta el final del film pero que tampoco es algo que moleste demasiado porque lo que cuentan significa más que su identidad y en varios casos se puede entender su parentezco por el contexto), imágenes de archivo conformadas por diarios, videos de partidos y videos caseros, visitas a lugares emblemáticos de la historia como estadios o casas, y recreaciones; mezclando lo documental con lo ficcional para tener un mayor acercamiento a la realidad. En este último punto se realiza un muy buen casting para retratar a parte de su familia de más jóvenes que se parecen mucho a las personas que vemos en viejas fotografías. A partir de la división en distintos capítulos, vamos conociendo más acerca de la vida profesional y privada del ex futbolista; su talento, su llegada a Buenos Aires, su relación con la familia, su temperamento y malos tratos; como también todos los hechos que fueron llevando a ciertos miembros del clan a no soportar más la situación que estaban viviendo. En cuanto a sus aspectos técnicos podemos destacar la estética que le imprime el realizador al relato, que van en consonancia con el título del film y la historia que narra. Tiene un estilo con toques de terror, donde predomina el color rojo en las imágenes, como tiñéndolas de sangre, y una música de suspenso que acompaña de gran manera cada una de las escenas. En síntesis, la ópera prima de Damián Galateo es un interesante documental con elementos de ficción que no solo busca explorar su propia historia, sino también marcar las características de una época y retratar cómo era vista la violencia de género en ese entonces. Una trama personal pero que resulta ser bastante universal. Con una estética acertada, buenos testimonios y un adecuado material de archivo, «Terror Familiar» logra ser más que atrapante.
El film esta estructurado en tres capítulos y un epilogo. “El Crack”, “La familia”, “La tragedia”. Desde el inicio en una especie de prologo, el director presenta lo que va a mantener a lo largo de filme, desde la estética sobre el relato, imágenes especulares, sensación de duplicidad, la insinuación en la imagen en tanto falta de definición. El dominante color rojo emulando el teñido de sangre y música que anticipa lo siniestro. Abarrotado de elementos clásicos del genero cinematográfico del terror, utilizando el tipo de montaje característico, fragmentado, acelerado, hasta ruptura rítmica. La síntesis argumental describe en parte lo que derivará en la tragedia: Alberto Luis Galateo fue un “monstruo” del fútbol en los años 30. Jugó un Mundial con la Selección argentina y fue la estrella de varios equipos. Pero en su casa el “monstruo” ejerció la violencia familiar, hasta un domingo en el que tres disparos alborotaron las calles de un barrio tranquilo. Es interesante el poder detenerse en la palabra “monstruo”, que es jugada desde dos posibles acepciones, la primera coloquial, casi un elogio, en la segunda ya queda establecido desde la definición enciclopédica, semántica si se desea. El narrador es el nieto del personaje, al que no conoció y solo tuvo referencias después del fallecimiento de la abuela, tal como si fuese un tema prohibido. El filme se puede establecer como un documental intercalado con ficción, en los primeros utilizando material de archivo,
Damián Galateo dirige este documental con partes ficcionalizadas, con un perfecto casting, para reflexionar desde el tono de una película de horror, cómo el peor terror existe y es la violencia intra-familiar. Con entrevistas, imágenes de archivo, efectos del género, la utilización del suspenso y el color rojo, los efectos de sonido, expone su propia historia familiar, también para terminar con la inevitable cadena de repeticiones y cortar con el sufrimiento. El director Damián Galateo es el nieto de un hombre violento. Se trata de Alberto Luis Galateo, un futbolista santafesino que tuvo su tiempo de fama, en los años 30 jugó para Colon, luego en Chacarita Jr., en Racing por un solo partido ( se explicará porque) en Colegiales y en la Selección en el mundial de 1934, donde le hizo un gol a Suecia. Esa fue su vida pública. En privado era un monstruoso violento: le pegaba sistemáticamente a su esposa, le hizo perder un ojo y a sus tres hijos. El mayor puso fin a tanta tortura soportada, en un tiempo donde el derecho de la mujer y los niños era avasallado y aceptado por la sociedad, con tres tiros. Fueron tantos los testimonios familiares y del entorno familiar que el adolescente solo estuvo en prisión pocos meses. El abuelo del director y su hermano, el que empuño el arma, siguen viviendo muy cercanos, pero solo hablan de futbol. Poner en palabras, imágenes y en género de terror lo que vivió esa familia, fue un mandato para el realizador que devino en una muy buena película. Sorprendente, durísima, innovadora, absolutamente creativa frente a tanto documental lineal.
Una gloria deportiva, una tragedia y la oscuridad familiar Con producción de Damián Galateo por Testa Cine y de Hugo Crexell para Pequeña Productora, el documental Terror familiar, dirigido por el primero, está encuadrado como relato bajo la utilización de los elementos varios que el tratamiento del terror posibilita; de algún modo parece ser esa la única manera de llevar adelante este crudo film sobre la violencia intrafamiliar, y las terribles consecuencias en la vida de las personas que lo sufren. Construida a partir de la historia del exitoso jugador de fútbol Alberto Luis Galateo, que comenzó su carrera en Colón para pasar luego a Unión, más tarde fue parte del plantel de Huracán, que participó en el mundial de Italia 34 y culminó su carrera en Colegiales, en la segunda división del fútbol local, la historia parte desde ese inicio para dimensionar las vivencias desprendidas por quienes pueden dar, hoy y a la distancia, su visión e impresión al respecto. Como una marca indeleble en el físico y en la mente, los protagonistas (y quienes los suceden) narran la visión de los hechos, cada uno desde donde le es posible, a partir del lugar que ocuparon en una historia que pudo, tal vez, ser evitada, consideraciones que a la distancia y con el número puesto, son solamente opiniones de pura especulación. La recreación de las situaciones de violencia y la amenaza que se vive dentro de un hogar en que se ejerce poder violento y dominio a través del miedo es perfectamente relatada desde lo visual en clave de horror, porque es ese el aire que se respira dentro de una familia que enfrenta tal encierro asfixiante. Muy probablemente apenas conociendo de cerca vivencias similares cercanas es posible entender las secuelas y los traumas que semejante acción de opresión puede generar en quienes son las víctimas. Tal vez por eso mismo el propio nieto decide desde su lugar de director aliviar el peso de la carga emocional de los hechos en la historia familiar, tomando el hilo narrativo y exponiendo la imagen del ejercicio y predominio de la violencia por parte del perpetrador, el ídolo, la figura, situación que de alguna manera se procura dejar atrás.
IDEAS INTERESANTES, CONCRECIONES FALLIDAS Alberto Luis Galateo fue un futbolista de cierto renombre en el ámbito nacional durante los años ‘30 y parte de los ‘40. Desarrolló casi la totalidad de su carrera en el país y hasta llegó a disputar la Copa del Mundo de 1934. Sin embargo, conforme su carrera veía el ocaso, su lado más oscuro comenzaba a emerger. Sesenta y un años después de su fallecimiento, su nieto, Damián Galateo, estrena este largometraje mitad documental, mitad ficción que retrata la vida del ex futbolista desde sus inicios en el deporte hasta el día de la tragedia. Su abordaje es indudablemente personal y coquetea con lo experimental desde lo genérico, pero también fallido en su concreción. El hecho de abordar el documental a través del terror -marco en el que, sin dudas, se inscribe esta historia-, es en sí una idea interesante, pero Terror familiar presenta una serie de falencias en el orden de lo narrativo que deslucen su relato. Desde la arista documental, el hecho de que en ningún momento se sepa quién está hablando -la película decide omitir ese sustancial detalle- causa confusión y hasta cierta inquietud en el espectador, que poco puede hacer más que dejarse llevar por el testimonio de una serie de desconocidos e intentar atar sus propios cabos. En ese aspecto, no hay una verdadera coherencia que permita aglutinar apropiadamente la información que se va desplegando en el relato. Los segmentos ficcionales, por su parte, presentan aproximaciones al suspense atractivas, pero que se quedan a medio camino debido a su alternancia con imágenes cuasi psicodélicas que no hacen más que entorpecer el visionado y deslucir las atmósferas previamente creadas. De ahí que Terror familiar sea, paradójica y lamentablemente, un retrato que no está a la altura de lo retratado y que pierde la oportunidad de mostrar el lado más oscuro de esa institución llamada familia, que muchas veces se convierte en un vehículo de violencia.