Sobre el cine difuso. Si tenemos presente que no debe haber género más maltratado por Hollywood que la comedia, una película como Un Espía y Medio (Central Intelligence, 2016) no resulta tan mala después de la catarata de las últimas dos décadas de productos perezosos, aburridos y extremadamente tontos con los que nos vienen torturando los gigantes norteamericanos (catarata que por supuesto encuentra su espejo en determinados sectores de la prensa y el público que carecen de una mínima formación humanista que no sea la que brinda el mainstream, dícese de la oda al entretenimiento liviano e insignificante que no deja rastros y se agota en el acto del consumo). Aquí el director Rawson Marshall Thurber levanta la puntería con respecto a sus trabajos fallidos anteriores y redondea un film olvidable pero simpático, un mérito que pareciera escasear cada vez más en la industria cinematográfica. En lo que atañe al apartado positivo, la obra recupera con relativa eficacia a las comedias de espionaje de antaño y combina aquellos rasgos formales con las marcas de estilo de las buddy movies y los thrillers de acción, todo ello dentro de lo que vendría a ser -a nivel de su corazón comercial- un vehículo/ exploitation personal de los protagonistas, los señores Dwayne Johnson y Kevin Hart. Lamentablemente, ya adentrándonos en los detalles menos placenteros, la propuesta también cae en una serie de problemas típicos del cine estadounidense contemporáneo que giran alrededor del guión de turno, uno que limita el histrionismo de los actores, desaprovecha destellos de lo que podrían haber sido núcleos cómicos y hasta recurre a salidas vulgares y fuera de lugar en escenas que ameritaban jugarse en serio por la idea que sobrevuela toda la historia, la de luchar contra el bullying. La acción comienza en 1996, durante una graduación de secundaria, momento en el que las autoridades homenajean al estudiante más prometedor de la camada, Calvin Joyner (Hart), y unos imbéciles/ abusones lanzan desnudo en medio del acto al estudiante que recibió más burlas por su peso, Robbie Wheirdicht (Johnson). Veinte años después, Joyner es un triste contador que siente que ha fracasado en su vida y que sin darse cuenta termina envuelto en una trama de espionaje internacional debido a que su ex compañero Wheirdicht, ahora un musculoso agente de la CIA rebautizado Bob Stone, lo contacta vía Facebook. Lo que empieza como un encuentro inocente para recordar viejos tiempos de pronto se transforma en una investigación bastante difusa en pos de dar con el paradero de un tal “Tejón Negro”, un traidor que pretende vender los códigos de los satélites norteamericanos a un terrorista. Desde ya que lo único que le otorga una mínima coherencia al producto es la química entre Johnson y Hart, circunstancia que por cierto no es poca cosa si consideramos que ambos por separado lejos han estado de entregar un cúmulo de opus interesantes, más bien todo lo contrario. Esto asimismo trae a colación a otro de los déficits más apremiantes del Hollywood actual, el hecho de ni siquiera saber explotar la capacidad -dramática, cómica, física, etc.- de intérpretes que no son una maravilla pero sí profesionales adiestrados por la misma industria, a los que suelen dejar flotando en el vacío de obras muy esquemáticas y a mitad de camino de todo. En síntesis, Un Espía y Medio es un film apenas digno que podría haber sido mejor si se decidiese entre el delirio o la seriedad y si hubiese presionado mucho más en torno a los traumas adolescentes de Stone y el estado de insatisfacción de Joyner…
Un gracioso y pavote film que divertirá a gran parte de los espectadores y que a los chicos los hará reír mucho. Su guión no será una maravilla, pero está bastante bien elaborado ya que contiene no sólo comedia con abundantes situaciones graciosas, sino que también....
No hay dudas de la estelaridad que le aporta Dwayne “The Rock” Johnson a todas las películas en las que esté presente, incluso aquellas que deberían hundirse sin tener el carisma del ex-luchador. Central Intelligence es uno de esos hundimientos, una película con una trama a medio cocinar que se extiende más de lo que debería y termina ahogando muchos buenos momentos con una historia trillada y de poco valor. El comienzo de la misma, eso sí, es decididamente inspirado. El chico más popular del colegio, a punto de graduarse, y el rellenito inadaptado cruzan sus caminos de la manera mas vergonzante posible, en un momento que los marcará para toda la vida. 20 años después, la joven promesa de la secundaria tiene un trabajo de oficinista más que normal y añora lo que pudo ser su promisorio futuro. En contraste, el joven del cual todos rieron es un gigantesco bonachón que un buen día se contacta con aquella persona que alguna vez tuvo la decencia de ayudarlo, para rememorar el pasado. Cerveza va y viene, los dos terminan enfrascados en una aventura de espionaje en la cual todos sospechan de todos y los tiros no se hacen esperar. La idea detrás del guión del comediante Ike Barinholtz, David Stassen -tiene en su haber varios capítulos de la comedia The Mindy Project– y del mismo director Rawson Marshall Thurber (Dodgeball, We’re the Millers) tiene una buena base, con el tema del bullying y las promesas frustradas de la juventud, encapsuladas genialmente en el disparatado Bob Stone de Johnson y el decididamente apaciguado Calvin de Kevin Hart. Pero el brillo de ambos y su química rayana en el bromance sólo pueden llegar hasta cierto punto con una narrativa de espías vista una y otra vez, con poquísimas sorpresas amén de un par de cameos entremedio. Las escenas de acción compran, sobre todo por la confusión con las que Hart las encara, metido en un complot que no comprende, y Johnson sacando a relucir la estrella de acción de la que está hecho y nunca defrauda. Pero el conflicto se estira hasta límites insospechados y, cuando no hay novedad de por medio, termina aburriendo. Es muy raro que las palabras “aburrido” y “The Rock” terminen en el mismo párrafo, pero es una triste verdad. Quizás la próxima vez haya más suerte, pero en esta ocasión su toque de Midas no fue suficiente.
Dos grandes comediantes para una comedia pequeña Dwayne "The Rock" Johnson y Kevin Hart se lucen en una buddy-movie demasiado mecánica y gastada. Un espía y medio podría haber sido una comedia sobre la insatisfacción, en línea con el film anterior del realizador Rawson Marshall Thurber (¿Quiénes *&$%! son los Miller?). O, por qué no, una negrísima aproximación a las consecuencias del bullying. Sin embargo, termina optando por el camino más sencillo, el menos rugoso, el más convencional, convirtiéndose en un apenas efectiva buddy-movie con módicas dosis humorísticas, cortesía de esa mole de carisma y fibra llamada Dwayne Johnson. El ex The Rock es aquí Robbie Wheirdicht, que pasó de ser el típico gordito de las high school movies a un poderoso y eficiente agente de la CIA. Veinte años después de haber terminado el secundario, y ahora rebautizado como Bob Stone, reaparece en el Facebook de Calvin Joyner (Kevin Hart), gran promesa académica de la camada que compartieron en el colegio. La aparición de Stone le sirve a Calvin para espejar su vida monótona, aburrida y sin motivaciones, abriendo así una línea de insatisfacción que el film dejará rápidamente fuera cuando la CIA llegue a su casa buscando a un supuesto desertor con mucha información y un negocio turbio en vías de desarrollo. Desertor que es, claro, Stone. Un espía y medio tiene las coordenadas habituales de toda película de compinches, con dos personajes opuestos que deberán alinear sus esfuerzos en pos de un objetivo común. El film luce gastado y mecánico, poco venenoso y con demasiada corrección política, pero sostiene su esporádico interés en un Johnson que con cada película es mejor comediante y en el histrionismo de un Kevin Hart al que el rol de “hombre ordinario en situaciones extraordinarias” le cuadra a la perfección.
HAY QUE PASAR EL INVIERNO Si, es un film más de parejas desparejas. Otra vez la historia de dos sujetos puestos a trabajar juntos cuando su relación es forzada por la circunstancias y de resultados improbables, bha, buddy movie, una de verano para los Estados Unidos. En principio digamos que nadie espera nada de estas comedias e incluso podría decirse que todos esperan que sean una más. La buena noticia es que Un espía y medio está bastante por arriba de la media de estas películas. Dos compañeros de secundario, uno víctima del bullying de sus compañeros, humillado en la ceremonia de graduación de una manera que pocos seres humanos sobrevivirían, el otro era la estrella de la secundaria, el alumno de más futuro de su generación con una novia que era la reina del colegio. Así empieza Un espía y medio, con Bob (Dwaybe Johnson) siendo humillado ante una multitud y con Calvin (Kevin Hart) saliendo en su defensa. Veinte años después Bob es un letal agente de la CIA, que se encuentra en el medio de una misión y Calvin está atascado en una oficina donde no siente que haya algún futuro y su matrimonio con la reina del colegio está envuelto en una rutina que se parece a un callejón sin salida. Los dos ex compañeros vuelven a verse en los días previos a la reunión de veinte años de egresado y lo que empieza con un reencuentro supuestamente casual desemboca rápidamente un una aventura con corridas, peleas y el desenlace con ambos comprometidos en salvar al mundo. La película tiene ritmo y gracia porque sus dos protagonistas se meten de lleno en sus personajes y no es que Hart haga su numerito de comediante (que lo hace y muy bien) y Johnson ponga solamente el cuerpo para la escenas de acción (que también lo pone, por supuesto). Los momentos en que el personaje de The Rock se muestra como fan de las películas de John Hughes son dignas de verse. Entonces, Un espía y medio es una de las películas del verano (de ellos), sí y acá llega justo para ayudarnos a pasar el invierno con bastante acción, humor y un dúo que da gusto ver en la pantalla. No es poco UN ESPÍA Y MEDIO Central Intelligence. Estados Unidos, 2016. Dirección: Rawson Marshall Thurber. intérpretes: Dwayne “The Rock” Johnson, Kevin Hart, Amy Ryan, Danielle Nicolet, Aaron Paul, Jason Bateman, Ryan Hansen. Guión: Ike Barinholtz, Dave Stassen y Rawson Marshall Thurber. Fotografía: Barry Peterson. Música: Ludwig Göransson y Theodore Shapiro. Edición Brian Scott Olds y Michael L. Sale. Duración: 107 minutos.
Distintas medidas de entretenimiento Llega a las salas una nueva comedia de acción, de esas que tanto abundan en los últimos años, con una combinación más que interesante: la dureza de Dwayne Johnson junto al histrionismo de Kevin Hart. Escuela secundaria. Diversidad de alumnos (el ganador, el brabucón, la chica más linda y el perdedor). Reencuentro de egresados luego de varios años (cuantos más años, mejor). Siempre alguno de ellos cambia y he aquí el disparador de la historia. ¿Cuántas veces se nos presentó esta situación en la comedia norteamericana de la actualidad? Ya es moneda corriente acudir a este recurso, por lo que se despliega un notorio cliché. Ahora bien, el hecho de que la historia comience de este modo, no significa que todo va a ser cotidiano para uno, por lo que siempre debemos estar expectantes y dejarnos sorprender. Una comedia de acción protagonizada por uno de los actores más populares del momento junto a uno de los comediantes que pisa cada vez más fuerte en las taquillas es una mezcla que puede resultar sorprendente. ¿Pasará esto? ¿Logrará este film esquivar lo ordinario y asombrarnos? Vayamos a ver que nos trae de nuevo Un espía y medio (Central Intelligence, 2016), film dirigido por Rawson Marshall Thurber. Plasmado desde la producción de la película hasta en el desarrollo del marketing de la misma a la hora de la distribución, la diferencia de tamaño de los actores protagonistas fue uno de los recursos utilizados para lograr la atención del film. “El pequeño Hart y el gran Johnson” es una de las frases que se esboza en las imágenes de promoción de esta comedia. Se busca el impacto, la atracción de ver a los dos juntos como héroes de acción, sin importar la trama, el resto del reparto y la sorpresa que podría ocasionar al verlos a la par. Más allá de esto, el largometraje logra cumplir con su meta de entretener y, sumado a alguna que otra risa, nos proporcionan casi 105 minutos de un viaje divertido pero evidente, donde la originalidad parece quedar de lado. Pasemos a indicar cuál es una de las razones por la que este film, pese a escasear de originalidad, logra hacernos pasar momentos geniales. Su fuerte es lo bien que funcionan juntos esta dupla despareja, lo cual se convierte en la principal atracción en la pantalla grande. En uno de los extremos está Dwayne Johnson, uno de los actores más influyentes en la taquilla mundial de los últimos años. La saga Rapido y Furioso recurrió a él para un rol protagónico y el gigante demostró estar a la altura de los acontecimientos. La segunda parte de Viaje al Centro de la Tierra (Journey 2: The Mysterious Island, 2012) se quedó sin Brendan Fraser y desde la producción buscaron a alguien que pudiera juntar a toda clase de espectadores: “The Rock” volvió a dar en el clavo. Cuando se creía que G.I. Joe: El contraataque (G. I Joe: The Rise of Cobra, 2009) estaba muerta, Johnson se anotó para la segunda parte y de cierta manera se revivió a la franquicia. Ahí la duda estaba expresada si el ex luchador era un amuleto de la suerte o si realmente el carisma de este gigante era suficiente para atraer al público. La respuesta a esta incertidumbre se solventó en el año 2015 ya que con Terremoto: La falla de San Andrés (San Andreas, 2015), Dwayne Johnson demostró que puede ser el único protagonista de peso, romper la taquilla y lograr la confirmación del desarrollo de una segunda parte. Sin lugar a dudas, “The Rock” es una clara garantía de confianza. En el otro extremo, se encuentra a uno de los comediantes más destacados de los últimos años que, a base de constancia y esfuerzo, se ganó un lugar dentro de la industria cinematográfica. Estamos hablando de Kevin Hart que, en lo últimos cuatro años logró la meteórica tarea de trabajar con Sylvester Stallone y Robert De Niro en Ajuste de cuentas (Grudge Match, 2013), romper la taquilla norteamericana junto a Ice Cube con la comedia de acción Novato en apuros (Ride Along, 2014), hacernos estallar de la risa junto a Will Ferrell en Dale duro (Get Hard, 2015) y prestar la voz para una de las películas de animación del momento como La vida secreta de tus mascotas (The Secret Life of Pets, 2016). Sin nada que dudar, en los últimos años Kevin Hart demostró que de pequeño solo tiene su altura. Un espía y medio logra lo que se propone: Destacarse en la taquilla y aportarnos cuotas de humor. Con cameos más que interesantes - Aaron Paul (Breaking Bad), Jason Bateman (Quiero matar a mi jefe) y Melissa McCarthy (Damas en guerra) a nuestro servicio -, ver a esta gran dupla protagónica funciona también como una antesala al regreso de la ansiada Jumanji (2017) que tiene a ambos como parte del reparto. No estamos seguros si el reiniciar un film tan emblemático será un riesgo, si abundarán los clichés o si se correrá el peligro de no demostrar originalidad. De lo que estamos seguros es que, si de taquilla se trata, tener a “El pequeño Hart y al gran Johnson” al frente de un film será un éxito. Ojalá que los productores utilicen esa seguridad como puntapié inicial y arriesguen un poco más para que el asombro le gane a los clichés.
Dwayne Johnson es un prolífico actor consolidado como héroe de acción pero con una gran versatilidad para reproducirse en el cine de aventuras y ocasionalmente rodar una comedia como resulta en esta ocasión. Un Espía y Medio es el regreso de “La Roca” al género luego de sus últimas participaciones en películas como El Súper Agente 86 o ese coqueteo con la nueva comedia americana en la excelente Policías de Repuesto, de Adam McKay. También el director Rawson Marshall Thurber había recorrido un camino con algunos puntos de contacto con la nueva comedia americana en su anterior película, la subvalorada ¿Quién *&$%! son los Miller? Pero ahora regresa a un registro más parecido a la comedia tradicional ultra profesional de Hollywood, ese tipo de comedias bien construidas que sirven para engrosar la cartelera con estrenos medianos, fuera de las convenciones actuales donde todo es dominado por los tanques de taquilla. Bob (Johnson) era un nerd obeso en la escuela secundaria que era sometido a los más crueles actos de bullying por sus compañeros, y solo era tratado con compasión por Calvin (Kevin Hart), el atleta héroe y la persona más popular y con el futuro más prometedor del colegio. Thurber convierte ese momento en el inicio narrativo de la película y con una elipsis de 20 años reconstruye el espacio alrededor de la reunión escolar por las dos décadas de egresados. El director trabaja -como eje emocional- lo que no fue. Bob ya no es más un obeso, es un musculoso agente de la CIA mientras que Calvin entregó su promisorio futuro en pos de un burocrático trabajo de contador. Al reunirse con Bob la noche anterior a la fiesta del reencuentro, Calvin comienza a meterse en una compleja trama de espionaje, donde se usan unos códigos de lanzamiento casi como un absurdo MacGuffin para dar rienda suelta a la buddy movie entre Johnson y su bestial cuerpo cinético y el bajito Kevin Hart, una pareja que logra química cinematográfica en cada fotograma. Persecuciones, mafiosos, tiros, grandes apariciones de personajes secundarios como Jason Bateman y Melissa McCarthy hacen rica en proteínas esta comedia que más allá de algunas redenciones construidas de manera demasiado esquemática, cumple con el manual y la historia de las comedias súper profesionales del cine norteamericano, esas comedias seis puntos que necesitaríamos que se estrenen todas las semanas para recordarnos otras épocas en cuanto a variedad en la cartelera.
Todo tiempo pasado pudo haber sido mejor, y si no lo fue, pues la posibilidad de regresar transformado, es una buena opción para dar una lección a aquellos que nos lastimaron y marcaron a fuego nuestra psicología e identidad. Partiendo de una escena increíble, en la que se presentan a los personajes protagónicos de jóvenes, "Un espía y medio" de Rawson Marshall Thurber, juega con la comedia y la acción en partes iguales en una buddy movie vertiginosa que a medida que avanza en su relato de espías y confusiones pierde contundencia. The Rock, acompañado por Kevin Hart, explota con su papel de bestia inocente, pero que esconde un secreto que marcará a fuego un presente con la CIA persiguiéndolos y las relaciones a punto de romperse.
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UNA PAREJA DESPAREJA QUE RINDE Dwayne Johnson, The Rock, consiguió un sólido lugar en Hollywood, puede ser héroe de acción pero también, como otros hiper musculosos, se pueden adueñar de la comedia y resultan tan rendidores como en el primer rubro. En este caso rodeado por actores tan conocidos como Kevin Hart, Jason Bateman y Aaron Paul (que merece mejores oportunidades en cine). Mezclar humor con acción, mas recuerdos de esa época tan traumática para muchos norteamericanos como el colegio secundario, permite, con un director que sabe del tema como Rawson Marshall, obtener un entretenimiento masivo que no tiene ninguna otra pretensión. Un chico obeso horriblemente humillado en su graduación se reúne con la estrella de esa promoción., ahora con roles invertidos y entre los dos serán lo que dice el título, con mucha acción y quizás un posible rubro para una aventura.
La nueva película de Dwayne “The Rock” Johnson y Kevin Hart, nos presenta a Bob Stone y Calvin Joyner, dos compañeros de secundario que se reencuentran 20 años después. Calvin, era la estrella del colegio, popular, atleta, inteligente, amado por todos, con la novia perfecta y votado como la persona con mas probabilidades de triunfar. Bob Stone (cuyo nombre en el secundario era Robbie Weirdicht), por otro lado, era todo lo contrario, introvertido, con sobrepeso, inocentón y propenso al bullying. 20 años después, Bob contacta a Calvin, ahora un contador insatisfecho con su vida, y de golpe se ve involucrado en una aventura con espías, terroristas, la CIA y, no menos traumático, una reunión de secundario. En la tradición de este tipo de películas, el personaje de Kevin Heart, es el lógico, el centrado en la realidad. Vendría a ser nuestro alter ego, que le parece un desquicio todo lo que pasa. Y The Rock es el otrora tímido, endeble chico que se transformo en una suerte de John McClane con esteroides, capaz de vencer a un grupo de agente de la CIA con un cinturón y nada más. La dinámica es casi idéntica a Arma Mortal (Hart vendría a ser Danny Glober y Johnson Mel Gibson) Lo mejor que tiene la película es The Rock. Su veta cómica, y pocas veces explotada, eleva la cinta. Del otro lado tenemos a Kevin Heart, actor cómico de moda, que en este caso, sirve de contrapunto para Jonson y lo hace muy pero muy bien, dejándolo brillar en un ámbito que le pertenece, de esta manera logrando un muy buen balance y transformando la película en algo muy dinámico. Si bien la historia es básica y hasta se podría decir completamente previsible, esto la hace muy entretenida, y se le suma los cameos, o papeles menores que muchos grandes actores han aceptado en la película (Melissa MacCarthy, Jason Bateman, Aaron Paul) que brillan en los momentos que aparecen. En definitiva, un muy buen entretenimiento para reírse una hora y media, pero no mas que eso.
NARANJA Y MEDIA La transición de Dwayne Johnson hacia otros géneros y registros se han ido dando lenta y progresivamente, con el claro objetivo de no encasillarse en un estereotipo, en este caso del héroe de acción. Mas allá de limitaciones evidentes, Johnson posee un carisma innegable dentro y fuera de la pantalla, el cual lo llevó a ser una figura de las mas prolíficas de Hollywood de los últimos años. Solamente entre 2013 y 2015 ha participado en 9 películas de considerables presupuestos, sin contar participaciones en producciones para TV y videojuegos. En esta adición de recursos se lo pudo ver en películas de aventuras (Viaje al Centro de la Tierra, Terremoto: La falla de San Andrés) y su mas reciente incursión en la comedia se dio de la mano de Kevin Hart, otro actor cuyas apariciones se incrementan a base de ese humor que le debe mucho al stand-up del que proviene y mas aún al registro de barrio al que apela constantemente. Rawson Thurber (Dodgeball y Somos Los Millers) entrega esta buddie movie que a priori hace alusión a personajes fisica y conceptualmente antagonistas, pero que en un principio no lo son de la manera que uno esperaría. El primer acto de la pelicula nos muestra a un Bob Stone avergonzado por bullies que lo acosan en un acto que lo marcará el resto de su vida y a un Calvin Jet Dorado Joyner ayudándolo en esta escena cuyos clichés y momentos tan vistos en películas de adolescentes de los ’80 que solo es superado por el torpe mensaje que representan cada uno 20 años después. Bob Stone es una mole de casi dos metros repleta de músculos y de aquel Jet Dorado nombrado como “el de mas futuro” en Joyner solo queda la frustración de no ser. Y ese resentimiento, de la promesa eterna (Joyner) y del que fué (Stone), será el motor de cada uno en esta comedia en la que Stone acude a Joyner 20 años despues de aquel incidente para lo que en un comienzo sería solo un amistoso reencuentro termina siendo una misión que cambiará la vida de ambos. CENTRAL INTELLIGENCE Thurber va desarrollando entonces una película de momentos, pero éstos se apoyan únicamente en sus dos protagonistas a partir de gags y escenas de acción. Sin embargo, esta interacción no llega a ser complementaria en su resultado en si, sino que funciona mas como una alternancia. Como era de esperar las escenas de acción, por momentos logradas, pertenecen exclusivamente a Johnson mientras que, mas allá del esfuerzo del ex-luchador por lograr una comicidad mas cerca del histrionismo y la gestualidad que de la dialectica, es Hart el que previsiblemente se siente mas comodo y es mas efectivo en la comedia. De hecho, uno de los momentos más recordables de Un Espia y Medio se da en el salto mortal que alguna vez fue una insignia de Joyner y que en el presente ya no lo es tanto. A medida que la sucesión de momentos aislados se acumulan, Un Espia y Medio va perdiendo su oportunidad de decir algo atendible en las temáticas que amaga abordar (bullying, autoestima y como ambas afectan el desarrollo de la personalidad), y específicamente lo hace en aquella escena donde los protagonistas y Trevor (Jason Bateman), el bully de Stone en la secundaria, se reúnen a rever una cuenta bancaria al que este ultimo tiene acceso. El tramo final se diluye en sobre-explicaciones y giros argumentales que terminan de dilapidar las intenciones que en algún momento Un Espia y Medio insinuó tener. Thurber completa su trilogía de comedias con una película que en su intento de diferenciarse del resto, termina siendo solo una suma individual de elementos.
Un espía y medio: la revancha del perdedor En un contexto en el que muchas comedias de Hollywood -incluso las exitosas en el Norte- no se estrenan en los cines locales, es llamativo el lanzamiento de Un espía y medio. Kevin Hart es una megaestrella en Estados Unidos, pero no aquí. Dwayne Johnson -antes conocido como The Rock- sería el factor de venta, porque si bien Rawson Marshall Thurber tiene un par de buenos antecedentes como Cuestión de pelotas y ¿Quién *&$%! son los Miller?, no es este un caso de director de los que se resaltan en los afiches. Un espía y medio es una de esas difíciles comedias que mezclan humor y acción, de la variante en la que se ven debilitados los dos elementos. La trama de acción y traiciones no logra ser ni verosímil ni llega a ser lo suficientemente libre y delirante, y la mayoría de las secuencias de persecuciones y enfrentamientos tiene que explicarse con diálogos, antes o después de cada evento atado a revelaciones de espionaje o traiciones, lo que lleva a una progresiva lentificación del ritmo y la caída del interés. Hart hace de uno de esos personajes de tipología fundamental del cine americano: el underachiever, el que "daba para más". Calvin Joyner (Hart) fue el alumno destacado del secundario, el que probablemente iba a triunfar en la vida. Veinte años después, las cosas no le han salido como esperaba, y antes de la fiesta de reunión por el vigésimo aniversario reaparece el compañero del que se mofaban, ahora con un físico privilegiado, otro nombre y un trabajo en la CIA (Johnson). A partir de esa reunión, sobre todo en los momentos iniciales del encuentro, se suceden algunos chistes con algo de eficacia. Por su parte, Johnson no es malo para la comedia y hasta gobierna una noción de timing poco ortodoxa, pero con cierta gracia que surge, entre otras fuentes, de la contradicción que se plantea entre su físico gigantesco y su sonrisa franca, que puede ser casi angelical. Johnson, dueño de un potente carisma -cualidad muchas veces inefable, intransferible-, es más grande que esta comedia un tanto anémica que explica demasiado, con el tan extendido y molesto mal del énfasis musical, que permite entender el tono de lo que sucede en la pantalla sin necesidad de mirarla.
Amigos y opuestos, de la secundaria a la CIA La comedia detectivesca que animan Bob (Dwayne “La roca” Johnson) y Calvin (Kevin Hart) es un divertido juego de opuestos. Una o varias fórmulas trilladas, repetidas hasta el hartazgo, logran, en la piel de dos personajes bien construidos, una historia llevadera, divertida y fresca. Suena contradictorio, pero ese nivel de paradoja es el que despierta Un espía y medio, la comedia detectivesca que animan Bob (Dwayne “La roca” Johnson) y Calvin (Kevin Hart). Una pareja despareja. Dirigida por Rawson Marshall Thurber, la película tiene el mérito de cruzar varias subtramas sin empantanarse, y sin desatender ninguno de los frentes que abre. Calvin y Bob fueron compañeros de la secundaria, pero su pasado y presente parecen haberse invertido. Si Calvin fue la estrella deportiva, el tipo popular en la escuela, vio rápido cómo sus sueños se derrumbaban mientras se convertía en un contador bien gris, torpe y desenfocado. En cambio, el gigante Bob, que de joven era el gordo del curso, ahora es un musculoso agente de la CIA, que guarda en su ADN la desconfianza de tanto bullying soportado y un buen recuerdo de su amigo, el único que alguna vez lo protegió frente al ataque de sus compañeros. El reencuentro entre ambos sirve para hablar del pasado escolar, de los dramas y los éxitos de uno y otro, pero al compás de un agitado caso de espionaje en el que Bob es tildado de traidor y perseguido por el aparato de la CIA. Un juego de opuestos, de desconfianzas, con gags siempre efectivos, permite descubrir y sorprender el cambio, las facetas generacionales de estos personajes, entre tiros, trompadas y viejas historias que vuelven al presente para bien o mal: el impacto del bullying en uno, la añoranza del estrellato en el otro. Y en ese juego de opuestos, ambos brillan por su caracterización. Hart, asumiendo los cambios y sorprendiéndose de las habilidades de su ex compañero obeso mientras duda si creerle o no; Johnson jugando al gigante bueno pero poderoso, acosado por los fantasmas del pasado que aún no puede superar. Esa asunción de roles, ese acercamiento fortuito entre los personajes, es la clave para elevar una historia que en los papeles podría espantarnos, pero que termina refrescando una vieja fórmula de un tipo de comedia que parece inmortal. ¿Será inmortal?
Si algo hay que destacar de "Un Espía y Medio" es la dupla Dwayne Johnson y Kevin Hart, que se roban la película desde el inicio... y por otro lado, la reafirmación de que "The Rock" es un gran comediante y creo seguiremos disfrutándolo en varias pelis con ese rol. La historia no aporta nada nuevo, ya hemos visto casi todo lo que proponen, pero algún que otro gag se pasa de divertido y salva la peli. La acción, que es bien característica de lo que hace The Rock, está muy bien lograda y te diría que es la perlita. Si realmente queres desconectar con la actualidad y conectarte con una peli que te hará olvidar de todo, creo que esta es tu opción más viable. Ya sabes, la peli son ellos, y ellos. Yo te avisé.
Hacer reír es muchísimo más difícil que hacer llorar. Esta es una realidad, y el motivo por el cual las grandes comedias no abundan. Mezclarlas con la acción desenfrenada (u otros géneros) es una buena opción -pensemos por ejemplo en joyas como “Arma Mortal” (Lethal Weapon, 1987) o la reciente “Spy” (2015)-, pero no es el caso de “Un Espía y Medio” (Central Intelligence, 2016), el último intento de Dwayne Johnson por robarnos alguna carcajada. El humor yanqui es muy particular y no a todos nos llega de la misma forma, pero cuando lo único que hace reír son los bloopers de la película, algo no nos estaría funcionando del todo. Calvin Joyner (Kevin Hart) es el chico más popular de la escuela, destinado a tener un exitoso futuro en cualquier cosa que se proponga. Por el otro lado, está Robbie Weirdicht (Johnson), el loser regordete del que todos se burlan y del que nadie esperaría nada. Veinte años después Calvin lleva una existencia bastante aburrida como contador y un matrimonio que empieza a tener problemas. Mientras se aproxima una reunión de egresados a la que no tiene intención de asistir, se contacta con un tal Bob Stone, un ex compañero que resulta ser Weirdicht, bastante más musculoso y atlético, pero con los mismos complejos de inferioridad de la adolescencia. Una cosa lleva a la otra, y casi sin darse cuenta, Joyner termina siendo interrogado por la CIA ya que, al parecer, Stone es un agente renegado convertido en traidor tras asesinar a su compañero y robar unos códigos para venderlos al mejor postor. Calvin deberá decidir a quien le cree, si a su amigo de la secundaria o los agentes del gobierno. Mientras tanto se suceden un sinfín de persecuciones, tiroteos y situaciones peligrosas que impregnan un poco de aventura la abúlica rutina de este contador. Johnson y Hart ya demostraron que pueden hacer un gran equipo si se lo proponen, pero este guión plagado de clichés, lugares comunes y chistes racistas no es lo mejor que pasó por sus manos. “Un Espía y Medio” no divierte, y hasta cansa tanta estupidez desmesurada. The Rock, con todos sus músculos a lo largo y a lo ancho, intenta convencernos que es un tipo sensible que puede llegar a intimidarse cuando lo acosan los traumas del pasado, pero también es un espía que no falla una y puede desaparecer y aparecer en escena más rápido de lo que canta un gallo (¿?). “Un Espía y Medio”, traducción horripilante que, en parte, hace referencia a la baja estatura de Hart, funciona mejor por el lado de la acción y todos los convencionalismos del género de espionaje y sus dobles agentes, que tampoco acá convence del todo por su previsibilidad. Un público poco exigente puede disfrutar de esta comedia a medias sin sentirse estafado, el resto saldrá bastante aburrido clamando por su dinero y algunos chistes graciosos. Hay cameos interesantes, hay momentos risueños y lo mejor de todo, las escenas fallidas, las únicas que lograron una carcajada de mi parte. Lo siento chicos.
“Un espía y medio” (Central Inteligence) Llega el estreno de una muy entretenida comedia con mucha acción. Los protagonistas (Kevin Hart y Dwayne Johnson) amigos de la secundaria, se vuelven a encontrar con motivo del vigésimo aniversario de su graduación. En aquellos años de la secundaria uno era el gran ganador y el otro toda la pinta del perdedor. Pero los años pasaron, y cada uno encausó su vida como pudo. Es otra la realidad actual de cada uno, y por sobretodo el aspecto físico. Y comenzarán una serie de enredos que sólo el cine americano sabe abordar tan bien. Si bien el guión no me pareció súper original, si me gustó mucho la forma de contarlo. El film está plagado de humor (diría un humor para cinéfilos, hay que haber visto mucho cine y estar rápido para agarrarlos) y por otro lado me agrada de sobremanera como se toca el tema de la “confianza”. Creer o no creer. El título en español, como a veces sucede, para mi gusto está mal elegido. “Central Inteligence” es una muy buena excusa para ir al cine y pasar 107 minutos de puro entretenimiento. Recomendada para aquellos, como yo, que pasamos la barrera de los 40, y nos podemos sentir graciosamente identificados en algún pasaje del film.
Calvin (Kevin Hart) siempre vivió en el tope de la ola; en la secundaria era talentoso y popular, se casó con su hermosa novia de la preparatoria y ahora tiene un trabajo en el que es bastante bueno. Pero todo cambia cuando en su vida re aparece Bob (Dwayne Johnson), un ex compañero que era el chivo expiatorio del curso y al que tan sólo ayudó una sola vez. Pero ahora Bob ya no es el gordito que todos conocían, si no una montaña de músculos que parece desesperado por hacer amigos, y que esconde más de un secreto. Este año vimos quizás una de las mejores buddy movies de los últimos tiempos, como lo es The Nice Guys. Por desgracia Un Espía y Medio (Central Intelligence en su nombre original) se para en la vereda opuesta y va derecho a ese grupo de comedias que provocan más bostezos que risas. El punto más bajo que tiene Un Espía y Medio es sin duda el guión, y eso queda en evidencia con tan sólo ver unos minutos de película. Y es que Ike Berinholtz y David Stassen, los responsables de este film, pensaron que con poner una historia básica de espionaje y dos comediantes ya bastaba para sacar a flote una buena comedia, y viendo el resultado final, nada más alejado de la realidad. Muchos le van a caer a Kevin Hart y a Dwayne Johnson por su pobre desempeño. Y es que sabemos que el primero de ellos es un comediante bastante mediocre que basa su “humor” en poner caras graciosos y gritar con la voz chillona, y The Rock en suplantar sus problemas actorales en base a su enorme carisma. Pero es que tampoco tienen demasiado con qué trabajar, ya que sus personajes son planísimos, bien de manual. Al nulo trabajo de personas principales, hay que sumarle que padecen lo mismo los secundarios. Ahí veremos intentos de villanos que aparecen tarde en la trama y cuando lo hacen poco le importa ya al espectador, o peor aún, buenos actores desperdiciados en lo que podría entenderse como cameos largos más que otra cosa. Y es que si en una comedia se tiene a Jason Bateman y sale menos de diez minutos, o a Aaron Paul aprovechando sus últimos coletazos post Breaking Bad y sólo lo vemos en dos ocasiones, es que de verdad los guionistas no sabían qué hacer con ellos, o no había presupuesto para tenerlos más tiempo. A esto hay que sumarle escenas de acción bastante básicas que se limitan a poner a Dwayne Johnson llevándose por delante a todos los que se cruzan en su camino, o unos giros de guión bastante obvios, y el resultado final es más que evidente. Un Espía y Medio es un claro ejemplo de que a veces seguir la formulas del genero al pie de la letra sin darle una mínima variante o elementos propios convierte a las películas en una experiencia bastante aburrida con muy pocas cosas destacables. En su favor tenemos que decir que no dura mucho, algo es algo.
Exitoso en todo lo que emprendía y querido por todos, Calvin Joyner (Kevin Hart) Un Espía y Medioera la estrella de la escuela, estaba destinado a triunfar en la vida. También fue el único que tuvo compasión del pobre Robbie Weirdicht (Dwayne Johnson) cuando recibió una humillación pública que lo traumó de por vida. Veinte años después, Calvin se niega a ir a la reunión de ex alumnos porque no puede enfrentar la frustración de que -aunque es un talentoso contador- no cumplió con las expectativas que todos tenían de él. Sin embargo cuando Robbie lo contacta sorpresivamente por Facebook, acepta reencontrarse con él en un bar para evitar ir a terapia de pareja. Para su sorpresa, aunque ahora se hace llamar Bob Stone y convirtió cada gramo de grasa en músculos, sigue siendo tan alegre e inocente como el extraño adolescente del que todos se burlaban. Superada la incomodidad inicial que le produce la idolatría que Bob le muestra, Calvin se divierte como se había olvidado que podía y antes de irse a dormir acepta ayudarlo revisando su información contable. A la mañana siguiente, la CIA golpea a su puerta buscando a su nuevo amigo acusado de haber robado secretos de Estado y, por más que intenta salirse, queda implicado en una trama de espionaje internacional en la que no puede decidir a quién miente. Otra buddy movie: A la premisa de Un Espía y Medio ya la vimos muchas veces. Decir que se trata de una comedia donde un agente experto recluta a un hombre común para resolver un caso, podría servir para definir desde Grimsby hasta Socios por Accidente, pero se diferencia proponiendo un arquetipo distinto al hombre duro e insensible que suele representar al espía, reemplazándolo por un agente letal en combate con una personalidad completamente inocente y hasta cariñosa, que además padece fuertes inseguridades sobre su cuerpo producto de una situación traumática de la adolescencia que no logró superar. Bob Stone es un Jason Bourne fan de los unicornios que dejaría la vida en cumplimiento del deber, pero cuya mayor ambición es que el chico que pasó veinte años idolatrando a la distancia lo considere su amigo, porque de alguna manera sigue atascado en la adolescencia y aunque es capaz de enfrentarse a una docena de hombres armado,s no puede ni abrir la boca si se encuentra frente a frente con el bully que lo maltrató toda la secundaria. Dwayne Johnson podrá nunca hacer una carrera interpretando a Hamlet, pero puede actuar lo suficiente como para salirse del encasillamiento de héroe de acción y hacer un trabajo bastante decente en la comedia, especialmente cuando genera una buena química con su compañero como en este caso. Ellos dos son los que llevan adelante una historia completamente previsible, aunque no necesita ser mucho más que eso: si bien no causa carcajadas, tampoco aburre. Conclusión: Un Espía y Medio no es original y cada paso de la historia sucede como se anticipa que será, pero la buena química entre los protagonistas logran que su humor inocente sea efectivo y entretenga lo suficiente como para pasar un buen rato un domingo a la tarde.
Su director (Dodgeball: A True Underdog Story, ¿Quién *&$%! son los Miller?) es un conocedor del género y en esta ocasión vuelve a unir muy bien la diversión y la acción, los protagonistas Kevin Hart (Scary Movie 3) y Dwayne Johnson (Hércules; Terremoto: La falla de San Andrés), funcionan muy bien, tienen mucha química y son dos amigos muy diferentes no solo en los físico sino también en sus vidas cotidianas, contiene buenos gags, tiros, peleas y persecuciones. La propuesta espera hacer reír a carcajadas y lo logra, resulta un buen pasatiempo para acompañar con un enorme balde de pochoclos. Pero además de la diversión deja una crítica a las situaciones crueles entre compañeros en las escuelas .Hay algunos cameos y escenas extras dentro de los créditos finales.
Gags eficaces y mucha acción Un estudiante regordete y sin amigos de un colegio secundario sufre una broma terrible de unos abusadores cuando lo arrojan desnudo a una reunión de alumnos. El único que le tiende una mano en ese momento traumático es el estudiante más popular de la escuela, ése al que todos auguran un futuro de triunfador. Pasan veinte años y el estudiante brillante es un contador que se avergüenza de sus medianos logros, mientras su colega abusado no sólo parece haber superado aquel trauma sino que es dueño de un físico atlético y domina todo tipo de artes marciales. Ambos se encuentran la noche antes de una reunión de excompañeros, y Kevin Hart -el contador- descubre que el atleta además es un superagente de la CIA, declarado traidor por la agencia y que lo puede mezclar en un complot lleno de muertos y tiroteos. "Un espía y medio" es una de esas comedias bobas lo bastante divertidas como para que uno no deje de volver a verlas cuando las engancha en un zapping en el cable. Es elemental y previsible en lo argumental, pero su gracia tiene que ver con la eficacia de los gags y el carisma de los actores. Lo cierto es que los gags son bastante buenos y que, por otro lado, tanto Dwayne Johnson como Kevin Hart se lucen como comediantes en esta película, y por lo que se ve en los bloopers del final parecen haberse divertido mucho en el rodaje. Además, la película tiene muchas escenas de acción, algunas montadas con bastante imaginación.
Un traumático episodio de bullying al gordito de la clase sirve como prólogo para esta buddy movie, comedia de compinches que se reencuentran muchos años después. El gordito se ha transformado en un musculoso espía, metido en problemas y con corazón de niño; el amigo, que fue el ganador del colegio, lleva un presente gris. Es un esquema algo transitado para desarrollar el argumento, que incluye aventuras a los tiros, huídas y un baile de ex alumnos como corolario. La gracia la ponen los protagonistas, Dwayne "La Roca" Johnson y Kevin Hart, con buena química y capacidad para reírse de sí mismos. Y no ta vayas apurado de la sala, que hay bonus.
Evidentemente estamos en la semana de la simpatía. Aquí el campeón absoluto del carisma es Mr. Dwayne “The Rock” Johnson, ese paquetón de músculos acostumbrado a reírse de sí mismo y que, a esta altura, tenemos que empezar a tomar como un icono del cine. Aquí es un ex gordito de secundario víctima de bullyng que se ha convertido en un musculoso agente secreto y busca al único amigo de adolescencia que tenía,, a la sazón el tipo más popular (Kevin Hart) ahora devenido en tímido nerd, para que lo ayude a acabar con una terrible amenaza. La película tiene dos cosas que la hacen querible: timing justo para el humor absurdo y personajes que, en su desafuero constante, resultan curiosamente humanos (algo similar pasaba en la brillante ¿Quién diablo son los Miller?, del mismo director). Esta enésima vuelta de tuerca a la comedia de pareja despareja juega, además, con los clichés de las parodias de comedia de pareja despareja, rizando el rizo de un modo bastante original. Y sí, es imperfecta, podría durar menos pero el espectador sale sonriendo y sin pensar en la factura del gas. ¿Qué más quiere?
Dentro de la tónica de dos socios incompatibles y diferencias visuales notables, haciendo gala de una copia lisa y llana de aquella buena comedia “Gemelos” (1988) dirigida por Iván Reitman, protagonizada por Arnold Schwarzenegger y Danny DeVito. En este caso la idea de promover lo gracioso es casi idéntica, no son hermanos, pero quedaron hermandos en un acto veinte años antes del tiempo actual en el que transcurren las acciones. Robby Wierdich, (Dwayne “The Rock”Johnson) ahora conocido como Bob Stone (que buen chiste autorreferencial, rock y Stone son sinónimos según se pueda entender) es un agente de la CIA, cerebro y musculo en proporción directa. Calvin Joyner (Kevin Hart), casado con Maggie (Danielle Nicolet), su novia de la preparatoria, es ahora un triste, aburrido y frustrado contador. El primero, era un obeso y pusilánime blanco de todas las burlas de sus compañeros, un símbolo perfecto del acoso escolar. El segundo, era el chico popular por excelencia de la secundaroia, con un futuro promisorio. Se esta organizando un encuentro luego de 20 años de su generación de egresados, Wierdich-Stone regresa a su ciudad natal para esa reunión de ex compañeros. Nadie sabe que fue de él. Peor le van las cosas del curso previsto por Calvin. El renovado Robby terminara por enredar a su antigüo protector en un sinfín de aventuras, conflicto, persecuciones y suspicacias a las que el pobre contador no está acostumbrado. De hecho casi sin contar demuestra que ésta película es, ya desde su idea, presentación de personajes y estructura extremadamente básica y predictible. Asimismo todos los gags, grandes sitios comunes, se explayan a partir de la discriminación sobre los estereotipos. Lo salva del incendio generalizado la buena predisposición de sus intérpretes y la buena factura en tanto técnica de filmación. El director Rawson Marshall Thurber – responsable de cintas como “¿Quién *$%! son los Miller? (2013) - sostiene el ritmo por pericia propia, a pesar del mal desarrollo de un guión que atrasa varias décadas, posiblemente porque parece haberse tomado el trabajo alejado de la seriedad.
¿Cuánto es el peso de un/los protagonista/s en película? ¿Puede una presencia importante salvar una propuesta? Tanto la comedia como los filmes de acción, deben ser los dos géneros en los que tener una figura, un comediante, un héroe, cobra mayor importancia ¿Pero alcanza solo con eso? Miremos un cas local, nuestros queridos Olmedo y Porcel, grandes comediantes indiscutidos, en la última etapa de sus carreras cinematográficas recayeron en filmes dirigidos por el inefable Enrique carreras, logrando resultados más que pobres. Algo similar, a otra escala, es lo que sucede en Un espía y medio. Comedias de rencuentros en los que el perdedor pasa a ser el triunfador y viceversa hay millones, lo mismo con las comedias en las que un ciudadano común y corriente termina convirtiéndose azarosamente en un policía o agente policial detectivesco, más aún, formando dupla con un agente real a modo Buddy Movie ¿Pero una película que combine los dos tópicos? Esa es la propuesta de la nueva película de Rawson Marshall Thurber (¿Quiénes son los Miller?, Pelotas en juego). Todo comienza con la historia de dos adolescentes en los años noventa; contrapuestos. Robbie Weirdicht es el obeso perdedor al que los populares no se cansan de humillar. Calvin Joyner es el más popular, al que mejor futuro le espera a la salida de la escuela; tanto que la propia institución lo toma como referencia durante la graduación, acto que es arruinado cuando los brabucones le jueguen la última broma a Robbie y lo expongan desnudo en medio del gimnasio. Pasaron veinte años de aquel hecho, cada uno hizo su vida, y la tortilla se dio vuelta. Robbie ahora es el musculoso Bob Stone (Dwayne “La Roca” Johnson, antes también era él, pero con el clásico traje de gordo), agente de la CIA, interesado en rencontrarse con su ex compañero de preparatoria Calvin (Kevin Hart), quien no pudo concretar ese destino que le auguraban y terminó como un contador que se siente fracasado en la vida. Contacto en Facebook, rencuentro para contar anécdotas – luego de las sorpresas del caso -, Calvin termina involucrado en un caso en manos de Robbie, quien necesita de sus habilidades para desenmascarar a un terrorista que pretende revelar la localización de todos los satélites estadounidenses secretos. La suma de los dos tópicos mencionados no logra hacer que la propuesta se eleve en cuanto a originalidad, lejos de ofrecer un mash-up que suene a nuevo, se ve como un argumento introducido dentro de otro, ambos plagados de todos los clichés que hace esfuerzo alguno por eludir. Los chistes/gagas pueden ser adivinados bastante antes de que ocurran, por lo que su efectividad resultará atada a cuánto espera el espectador reírse de algo que ya conoce. El argumento presenta demasiados baches y cuestiones que no cierran del todo bien aún para una trama policial leve típica de comedia; basando su humor casi en su totalidad en los contrapuestos físicos de ambos intérpretes. The Rock es alto y de músculos tallados, Kevin Hart es bajito (al lado de su parteneire parece enano y la cámara se esfuerza en mostrarlo como tal) y si bien no es obeso, tampoco tiene músculos además de ser bastante torpe. Todas las gracias que puedan imaginarse a partir de esta idea, van a estar. Por suerte, una inteligencia que mantuvo Thurber fue recargar los momentos humorísticos tanto de un lado como del otro. Es una regla que todo héroe de acción tendrá su comedia, Johnson ya tuvo su propuesta infantil en las fallidas (no por él) Tooth Fairy y Game Plan, además de mostrar su carisma en películas como Viaje 2 y Walk Hard. Por lo cual, dejar que sea él también quien aporte sustancia de comicidad le otorga una carta blanca al film. Hart lo acompaña bien, y aunque aquí todavía no se aun nombre fuerte, es un comediante probado y eficaz. Si bien entre ambos la química parezca algo extraña o forzada (quizás por esa diferenciación permanente que se hace), los trabajos de ambos son lo mejor de la propuesta. El dúo tiene que remontar una historia que funciona a medias y atrasa, que recae en chistes burdos innecesarios, y no da lugar a que los dos protagonistas se luzcan mejor ni aporta interesantes secundarios. Pasatista, graciosa, aunque quizás no para la carcajada, Un espía y medio es una película que no pareciera tener pretensiones de trascendencia, simplemente para relajarnos durante el rato de su duración, que pasa rápido y no se hace notar. Si no buscan nada los aparte de la monotonía, puede ser una propuesta correcta y hasta divertida, si buscaban nuevos horizontes, búsquenlos en estos actores, pero no en esta película.
Crítica emitida por radio.