En 1977 llegaba a las salas de cine la primera entrega de una saga de películas que tendría un impacto único en la cultura pop. 42 años más tarde, llega el momento de darle un final épico, pero «Star Wars: Episodio IX – El ascenso de Skywalker» parece no estar a la altura de su historia. Nada que reprocharle a la realización. Cuando suena la mítica música algo retumba por dentro. Cuando aparecen R2-D2, C-3PO y Chewbacca, algo nos recuerda que no es una película más. Pero, qué lástima, lo es. El amor vence al odio pero… No importa demasiado de qué va la historia: el amor vence al odio con distintas estratagemas. Sería una buena película entretenida -porque que entretiene no se le puede negar- si no fuera por todo lo que trae detrás. Es la última de Star Wars, por el momento, y eso debería implicar un esfuerzo extra, una motivación para hacerla memorable. La película tiene algunas sorpresas tiradas de los pelos así como lanza líneas de diálogo a las que cualquier espectador se adelanta. «Star Wars: Episodio IX – El ascenso de Skywalker» se regocija en que su nombre alcanza y se desliga de todo ingenio, de todo intento por no licuar el peso de la historia. Desde las anteriores hay algo con el casting que hace ruido. Adam Driver es un actor de la ostia, con una voz estupenda para hacer «de malo», pero , ¿era el indicado para ser Kylo Ren? La Rey de Daisy Ridley tiene fuerza, claro, pero tampoco es Leia. Desprovista de mística, «Star Wars: Episodio IX – El ascenso de Skywalker» se queda en un resultado promedio. Para quien la vea como una película más, funciona. Hay relato, hay ritmo, grandes efectos, buena música. Nada falla demasiado. Pero, para el resto, queda sabor a poco. ¿Cómo es que sucede eso con una película de tal magnitud? Pasa. El temor a correr riesgos, aquellos que George Lucas no temió tomar hace 42 años, convierte a este noveno episodio en un producto complaciente sin demasiadas pretensiones. La ves, te entretiene y punto. Pasar a la historia es otra historia. Puntaje: 6 / 10 Título original: Star Wars: Episode IX – The Rise of Skywalker Duración: 141 minutos País: Estados Unidos Año: 2019
A casi 40 años del estreno de «El resplandor», llega «Doctor Sueño», secuela y homenaje de aquel clásico del cine que inmortalizó Jack Nicholson. El desafío no era menor. Adaptar al cine una historia de Stephen King, pero no cualquiera, sino la continuación de un universo que muchos espectadores ya vieron representado por el mismísimo Stanley Kubrick. Simbolismos, escenas icónicas, terror del que no necesita oscuridad. Y, encima, las expectativas. Mike Flanagan ya había demostrado su talento para adaptar a Stephen King en la genial «El juego de Gerald» y su capacidad para sobresaltar a cualquiera con la serie «La maldición de Hill House». Sin pretender emular a Kubrick sino homenajearlo, Doctor Sueño tiene baches pero también una buena cantidad de grandes momentos. ¿De qué se trata Doctor Sueño? Danny Torrance nació con un resplandor, una capacidad extrasensorial que se exacerbó cuando era niño y su familia se mudó a un extraño hotel. Hoy es un hombre adulto que lucha por mantenerse sobrio mientras trabaja como enfermero. Pero su resplandor sigue ahí. Cuando Abra, una niña con capacidades similares, lo conecta, ambos unen fuerzas ante una aterradora amenaza. Lo bueno y lo malo El comienzo de la película nos introduce en el mundo de Danny adulto y su lucha por mantenerse sobro, al tiempo que vemos el espantoso actuar de un grupo de seres con toques vampirezcos que cometen crímenes atroces. Esta presentación me resultó lenta, como haciendo un esfuerzo pretencioso por crear algo demasiado especial sin éxito alguno. Entonces, cuando notás que las expectativas te están jugando en contra y te preparás para hora y medio de bodrio… llega ese resplandor que todos esperábamos. Cuando Danny y Abra entran en acción, empieza lo mejor. Lucha metafísica, juego de poder, espíritus, terror, la mente peleando con sus demonios y desafiándolos. Ahí se pone bueno, hasta llegar a un gran final, digno de Stephen King. Porque lo que la película tiene a favor, como toda obra basada en las historias del gran maestro, es la inevitable originalidad. Sin llegar a la maestría visual de Kubrick, la película cumple más que bien desde lo visual. Ewan McGregor – que ni es ni pretende ser discípulo de Jack Nicholson- cumple con lo suyo y no decepciona. Destaca el trabajo de la pequeña Kyliegh Curran como Abra y de la poderosa Rebecca Ferguson como Rose the Hat. Doctor Sueño, aun con sus fallas, con su tiempo excesivo (152 minutos tienen sabor a mucho), ofrece un relato original y diferente. Eso es King. Pero además, logra homenajear tanto como puede todo el imaginario de Kubrick, para que sonriamos -o saltemos- al ver esos personajes que tomaron forma cuatro décadas atrás. Puntaje: 6/10 Título original: Doctor Sleep Duración: 152 minutos País: Estados Unidos Año: 2019
El estreno de ‘It’ en 2017 fue un verdadero suceso. Andy Muschietti había conseguido aunar un elenco de niños con mucha química, un payaso escalofriante y unos cambios en el guion que no diluyeron la esencia del relato de Stephen King. ‘It: capítulo 2’ supuso el desafío de, por lo menos, estar a la altura de la primera entrega, pero con el reto de hacer funcionar un nuevo elenco y lidiar con ellas, las malditas expectativas. Pero además de lo anterior, ‘It: capítulo 2’ se atreve a hacer algo que en contadas ocasiones sale bien: durar casi 3 horas. ¿Funciona? Lo bueno y la malo de ‘It: capítulo 2’ Dan ganas de tomar la película y desmenuzarla en secuencias: esta funciona genial, esta parece estar de más. El primer punto positivo es Bill Harder como Richie. En un elenco que sorprende por el gran parecido físico de los actores adultos con los niños a los que interpretan, deja sabor agridulce que no consigan lucirse. ¿Será que los niños conectan mejor? Bill Harder es, sin dudas, quien se roba los mejores momentos gracias a su don para la comedia (en un film de terror). Los demás actores, incluyendo nombres como los de Jessica Chastain y James McAvoy, no generan una conexión del mismo nivel. Y pasa algo curioso. Si bien el director se toma su tiempo para introducir a cada uno de los personajes al comienzo de la película, sus versiones adultas no parecen conseguir un gran desarrollo, lo que resulta extraño teniendo 3 horas de metraje. James Ransone, como Eddie, si logra mantener -además de un parecido bestial- parte de esa esencia hipocondríaca de su yo infantil. Por otro lado, ‘It: capítulo 2’ tiene un grupo de escenas memorables. La primera, sin dudas, es el cameo a Stephen King y los guiños a Argentina. La segunda es el encuentro de Jessica Chastain con la perturbadora anciana. Ahí, en una habitación a plena luz del día, sin mucho más que recuerdos y unas tazas de café, tiene lugar, para mí, la escena más escalofriante de todas. Sin oscuridad, sin litros de sangre, sin alcantarillas. Los monstruos a la vuelta de la esquina, sí, esos asustan más. Es interesante también que Andy Muschietti sí consigue condensar el verdadero mensaje que Stephen King plantea en el libro: los miedos y cómo vencerlos. La forma en que esto se resuelve en el film es bien acertada. ¿Qué hubiera pasado si el extenso final apelara más a lo psicológico, a estos miedos infantiles que determinan la adultez de las personas en vez de crear escenas de lucha física y sanguinaria? Difícil saberlo. ‘It: capítulo 2’ es una película que hay que ver para cerrar la historia, aunque no sea tan entrañable como la primera. Puntaje: 6 / 10 Título original: It: Chapter 2 Duración: 170 minutos País: Estados Unidos Año: 2019
‘La odisea de los giles’ tiene todos los ingredientes para ser la película argentina más taquillera del año: Ricardo Darín a la cabeza de un elenco notable, argumento de Eduardo Sacheri (autor de ‘El secreto de sus ojos’) y Sebastián Borensztein en la dirección. Todo este equipo dispuesto a contar una historia que gira en torno a la justicia, las hecatombes económicas argentinas y la viveza criolla, sin perder nunca su carácter universal. ¿De qué se trata ‘La odisea de los giles’? Los vecinos de un pueblo deciden unirse para crear una cooperativa y dar nueva vida a instalaciones agrícolas abandonadas. Pero cuando juntan el dinero y lo ponen en el banco, ocurre lo peor: el ‘corralito’ de 2001. Darín, Darín y compañía Maravilloso elenco ha conseguido reunir ‘La odisea de los giles’, que además es la primera en la que Darín (Ricardo) y Darín (Chino) son protagonistas y productores. Unos actores de identidad y personalidad inconfundibles interpretan a los miembros de la cooperativa. Hablamos de Luis Brandoni (en su reencuentro con Ricardo Darín desde aquel recordado ‘Mi cuñado’) y Verónica Llinás. También destacan los eficientes Carlos Belloso y Daniel Aráoz, en papeles que no podrían irles mejor. Rita Cortese y un irreconocible Marco Antonio Caponi se lucen como madre e hijo. El elenco se completa con el actor colombiano Andrés Parra que logra con éxito ser profundamente detestable. Otra dupla que repite es Darín y Borensztein, que en 2011 filmaron «Un cuento chino» y en 2016, «Koblic». «La odisea de los giles» no es ni una ni la otra, sino un relato mucho más coral, que aborda el género película de robo pero en clave rural, con iguales dosis de policial y comedia. A su manera, y tal vez de una forma menos cínica que ‘Relatos salvajes’, plantea la venganza / justicia / revancha cinematográfica como catarsis. No es casual que, de entre todas las opciones posibles, el botín sea una cantidad de dinero obscena, tan obscena como quienes no dudan en robársela frente a todos. En la película. O no. Borensztein, uno de los cerebros detrás de aquella maravilla que fue ‘Tiempo final’, lleva adelante una narración de pulso preciso, sin baches y con una banda sonora más que eficiente. Dirige una orquesta de inspirados músicos y el final recibe su merecido aplauso. No te la pierdas. Puntuación: 9/10 Duración: 120 minutos País: Argentina Año: 2019
Apostando por el realismo visual y una historia que conquistó a varias generaciones, llega la versión live action de «El Rey León», una de las más esperadas del año. ¿Consigue estar a la altura de las circunstancias? «El Rey León» supo ser un conglomerado de decisiones acertadas que la convirtieron en la película clásica que es hoy en día: una historia inspiradora, una música soberbia y unos personajes entrañables. La nueva versión tiene todo eso, ya que respeta la historia a rajatabla y crea con animación unas imágenes de un realismo sorprendente, magistral. Y aun así, con su música magnífica, con sus efectos deslumbrantes y la misma historia que, sí, sigue haciendo llorar en los momentos cumbres, parece faltar algo. Vi la película hace varios días y le sigo dando vueltas. ¿Como es que, si abro YouTube para ponerme a escuchar «Circle of life», «Can you feel the love tonight?», «I just can’t wait to be a king» o «Hakuna Matata» y aun me asombra el realismo de las imágenes, siento que la película me decepcionó? Sabor a poco. «El Rey León» comienza con la presentación de Simba. Todos los animales se convocan para ver al heredero. Y de golpe, ese leoncito tan adorable habla. Habla como un niño, claro, porque es un cachorro, pero hay algo que este Simba no puede hacer y el otro podía: sonreír. Gesticular. Expresarse, más allá de una mirada o un rugido. Y tal vez sea ahí que «El Rey León» versión 2019 siente que su alma se diluye un poco. Le falta la magia. Eso sí: el carisma de Timón y Pumba sigue intacto y logran llegar tanto como antes. El espíritu Hakuna Matata es imbatible. Por lo demás, no hay más que elogios al film dirigido por Jon Favreau. Uno debe recordarse a sí mismo que lo que está viendo es pura creación digital, porque el realismo visual de la película (aunque nos quite la sonrisa de un león salvaje) es maravilloso. Y el otro punto fuerte es poder volver a disfrutar de ese genial catálogo de canciones de Elton John, en nuevas versiones, igual de bellas y emotivas. Los cuadros musicales son todo. Impecable y nostálgica, hay que verla más allá de cualquier crítica. Todos hicieron bien su trabajo, pero algunas cosas son irrepetibles y quizás está bien que así sea. Puntaje: 6/10 Título original: The Lion King Duración: 118 minutos País: Estados Unidos Año: 2019
Al igual que meses atrás sucedió con el estreno de ‘Avengers: Endgame‘, ‘Toy Story 4’ se presenta como un auténtico acontecimiento cinematográfico para una saga que, no solo marcó un hito en el cine animado sino que llegó a los cines por primera vez hace 24 años. El público que la disfrutó durante su infancia en 1995, hoy ha pasado los 30 años. Hemos pasado los 30 años, aunque confieso que no vi aquella película en el cine. Por todo esto, ‘Toy Story 4’ es mucho más que una secuela. Es de esas películas que uno va al cine a disfrutar, guardando al crítico de cine en un cajón. Aun así, haré el intento. ‘Toy Story 4’ retoma la historia de Woody, Buzz Lightyear y los demás juguetes justo después de lo acontecido en ‘Toy Story 3’ (2010). Bonnie comienza a ir al jardín y tiene que adaptarse a una nueva etapa. La hermandad de los juguetes y su razón de ser en el mundo se ve puesta a prueba cuando aparece Forky, un tenedor devenido muñeco que se niega a salir de la basura, y el regreso de la intrépida Betty. Resta decir que todos los personajes desbordan ternura. Los nuevos, como Forky, pero también la muñeca Gabby Gabby, Duke Caboom (con la voz de Keanu Reeves -oh si-) y los extraños (¿perturbados?) peluches Ducky and Bunny se suman aportando personalidad y encanto a un universo que no podría ser más perfecto. Atravesando generaciones, esta cuarta entrega cumple, convence y, aunque se plantea como la última, nada está dicho. Emocionante y graciosa. Tierna y adorable. Así es ‘Toy Story 4’ y no podía ser de otra forma. Puntaje: 8/10 Duración: 100 minutos País: Estados Unidos Año: 2019
Las canciones de Elton John parecen haber sido hechas para narrar su vida en un musical que alguna vez se iba a hacer. «Rocketman» presenta el costado más amargo y oscuro del señor de los mil y un colores durante dos horas de relato intenso, talento y fantasía. ¿Cuántos caracteres me voy a demorar en compararla con Bohemian Rhapsody? Listo, ya está hecho. Pero es que tiene sentido: después de que la película de Queen se convirtiera en una de las más exitosas de 2018, el estreno de otra biopic musical de otro ídolo británico hace que el juego de siete diferencias surja sin chance de evitarlo. Básicamente, Rocketman es todo lo que Bohemian Rhapsody no es: ni mejor, ni peor. Diferente. En primer lugar, lo primero que me sorprendió de la película es que efectivamente es un musical, en el sentido más clásico. Es decir, se cantan las canciones para narrar el contenido argumental de la historia. Y sucede que es ese inmenso y formidable repertorio de Elton John, hay una letra y una melodía para cada situación. Lo segundo que hay que decir es que Rocketman nos presenta una historia que, para muchos, es desconocida. Un niño con un oído privilegiado que crece en un hogar hostil, crece y conoce a Bernie Taupin, un letrista brillante, con quien conforma una de las mejores duplas de compositores de la historia, no sin transitar el infierno en cada nuevo paso hacia la gloria. Rocketman, la fantasía musical Elton John, quien también es productor del film, definió Rocketman como una fantasía musical y no hay dudas de que ese es el género. Cuadros visuales ilustran el paraíso y el infierno -sobre todo- de la vida del artista con escenas realmente conmovedoras. Y necesito volver a Bohemian Rhapsody. La película sobre Freddie Mercury apeló a la nostalgia a través del humor, la amistad y los himnos que elevan las endorfinas, sosteniendo un tono en general alegre para equilibrar ese final trágico que no muestra. Y está bien que así haya sido: una celebración de lo que fue Queen. La estrategia de Rocketman es justo la opuesta: con un tono dramático, cuenta la historia de un sobreviviente que logró salir a flote. Lo mismo pasa con el estilo: mientras una se apegó a lo clásico y entregó una película amena y disfrutable para todo público, Rocketman opta por mostrar el costado más oscuro de la consigna «sexo, drogas y rock&roll» mediante escenas poco convencionales y plenas de fantasía y alucinaciones. Y hasta acá llegué sin hablar aun del estupendo trabajo del elenco, encabezado por un Taron Egerton desbordante de talento. Lo que canta y lo que actúa, soberbio. Es un placer verlo. A él lo acompañan Bryce Dallas Howard (la madre de Elton John), Jamie Bell (Bernie Taupin) y Richard Madden (el manager John Reid), todos estupendos en sus papeles. Sin pretensiones de realismo, Rocketman es una película que se anima a ofrecer una mirada personal y única, fiel al hombre que la protagoniza. Puntaje: 8/10 Duración: 121 minutos País: Estados Unidos / Reino Unido Año: 2019
«Aladdin» llega en un año en el que las películas live-action de clásicos del cine animado de Disney prometen ser protagonistas. ¿Cuánto recordamos de aquella historia? El genio azul, por supuesto, una alfombra voladora y un romance entre un muchacho y una princesa de nombre Jazmín. Un joven ladrón callejero conoce a una muchacha que resulta ser la hija del Sultán. En medio de una lucha por el poder, es obligado a buscar una lámpara mágica que le ayudará a conquistar a la princesa. La magia justa Con un deslumbrante despliegue de color, música y baile, «Aladdin» nos recuerda que sí es posible hacer una película que equilibre en su punto exacto el romanticismo, el poder, la aventura y la emoción. Es absolutamente disfrutable. A veces, necesitamos magia. ¿Quién mejor que Disney para ofrecerla? Ni demasiado ingenua como para ser meramente infantil, ni demasiado moderna para perder la esencia: «Aladdin» es justo lo que tiene que ser. Mena Massoud (Aladdin) y Naomi Scott (Princesa Jazmín) interpretan una poderosa dupla en pantalla, más cerca de la complicidad que del romance edulcorado. Y los acompaña Will Smith como el genio de la lámpara: un contrapeso ideal -y estelar- para acompañar a la casi ignota pero talentosísima pareja protagonista. Smith aporta carisma, simpatía y su talento musical, superando con soltura el desafío de ponerse en los zapatos que Robin Williams llevó en la original. La música es una maravilla. No faltan el clásico «A whole new world», pero también se suman canciones como «Speechless», a cargo de una Jazmín empoderada y llena de agallas. ¿Saldrá nominación al Óscar para esta canción? Debería. En lo visual, la película tampoco falla, destacando los impecables trajes a puro color de todo el elenco y los atinados efectos especiales. «Aladdin» es un espectáculo maravilloso a todo lujo. Es aire fresco, para volver a casa feliz y renovado, porque si salís del cine cantando, algo funcionó muy bien. Imperdible. Puntaje: 9/10 Duración: 128 minutos País: Estados Unidos Año: 2019
Una década después de ganar el Óscar por «El secreto de sus ojos», Juan José Campanella estrena «El cuento de las comadrejas», una película que mezcla humor y suspenso para rendir homenaje al cine argentino. Esta remake de «Los muchachos de antes no usaban arsénico» se viste de glamour para el lucimiento de un elenco de lujo. De qué se trata «El cuento de las comadrejas» Mara Ordaz (Graciela Borges), una actriz retirada que supo ser una gran diva del cine argentino, vive en una casona con su marido Pedro (Luis Brandoni), el director de cine Norberto (Oscar Martínez) y el guionista Martín (Marcos Mundstock). Tiempo atrás fueron un exitoso equipo, pero con el tiempo la convivencia se fue deteriorando. Todo cambia cuando Mara recibe la oferta de una joven pareja dedicada al sector inmobiliario (Nicolás Francella y Clara Lago) de adquirir la casona. Tiempo de gloria «El cuento de las comadrejas» tiene unos elementos que la hacen irresistible desde su presentación. Campanella detrás de cámara, con todo lo que significa su esperado regreso al cine, y un elenco glorioso. ¿Quién sino Graciela Borges para interpretar a una gran diva del cine? ¿Quiénes mejores que Brandoni y Martínez para acompañarla? ¿Qué mejor idea que darle Marcos Mundstock -por fin- un papel protagónico para desplegar su talento para el gag verbal? Maravillosos todos. También es acertada la elección de Nicolás Francella y la española Clara Lago (de «Ocho apellidos vascos»), que imita el acento argentino tan bien que impresiona. La historia, además, es un hallazgo. Vi «Los muchachos de antes no usaban arsénico» de José Martínez Suárez hace más de una década y siempre me pareció una de las mejores películas del cine argentino (acá podés leer la nota que sobre el film de 1979). Muy hitchcockiana, es un thriller inesperado, de planteo tan simple como efectivo. Retomar esta idea y hacer una remake es el primer acierto. Hacer de esta remake que supo estar protagonizada por leyendas del cine argentino (Mecha Ortíz, Bárbara Mujica, Narciso Ibáñez Menta, Mario Soffici y Arturo García Buhr) un homenaje, es justo lo que se tenía que hacer. Comparar puede ser inútil y tampoco valdría demasiado la pena. Admito que un poco lo hice porque tenía la otra película en la cabeza y es inevitable. Y también me quitó un poco la sorpresa, hay que decirlo. Pero, de todas formas, son películas diferentes. Mientras que en «Los muchachos de antes no usaban arsénico» la atmósfera era algo más oscura, Campanella le imprime a «El cuento de las comadrejas» un humor ácido, sin dejar el misterio de lado. El que sabe, sabe Con un manejo del ritmo que no falla nunca, sus diálogos sutiles y sus encuadres torcidos para marcar clima, Campanella viene a demostrar una vez más que no solo es un director de excelencia, también es un ferviente amante del cine. Claro, me dirás, que quién es director sin ser cinéfilo. Pero en él se nota hasta la médula. Tras ver «El cuento de las comadrejas», me dieron ganas de verla otra vez, para rastrear cada gag, cada guiño, cada homenaje. Sutil, delicada, entretenida, inteligente: «El cuento de las comadrejas» simplemente fluye, como debe ser. Hay que verla. Puntaje: 9/10 Duración: 100 minutos aprox. País: Argentina / España Año: 2019
Final de juego. La espera acabó. La película más esperada de Marvel llega a las salas recargada hasta los dientes para dejar satisfechos a los millones de espectadores que un año atrás quedaron devastados por Thanos. ‘Avengers: Endgame’ apela a la épica y se presenta como el evento cinematográfico del año. Tengo que decirlo: no soy fanática de los cómic, ni de Marvel ni del cine de superhéroes. Es así: este cine te gusta o no te gusta y no hay nada que hacer. El lado positivo de esto es que puedo hacer una crítica desprovista de emoción, aunque suene frío. ¿Se puede hablar de ‘Avengers: Endgame’ cuando no sos fan? Por supuesto. Es solo otra mirada. Dicho lo anterior, ‘Avengers: Endgame’ es una suerte de banquete: toda la carne al asador, tras un año esperando la gran cita. Ante todo, es una película de 3 horas -con todo lo que eso implica- que supera con éxito el desafío de mantenerte atento y entretenido. A diferencia de otras películas del género donde la estructura pareciera no poder librarse de pelea-llanura-chiste-pelea-chiste-llanura y así una y otra vez, ‘Avengers: Endgame’ deja un poco de lado la batalla continua para buscar la estrategia. Y está bien: ya está visto que a Thanos no se lo derrota a puro golpe. Menos destrucción, más planificación. La película es consciente de su propia épica y la remarca con planos y con música: ‘Avengers: Endgame’ está dedicada a los fanáticos, ellos que han hecho de este cómic el más exitoso del cine, mientras Batman y Superman quedan, por un momento, relegados a un pasado donde eran todo. DC tiene a los más famosos, pero Marvel ha conquistado el cine gracias a la suma de las partes. Habrá mística, habrá duelos (en las dos acepciones de la palabra) y llegará el final del juego. Puntaje: 8/10 Duración: 181 minutos País: Estados Unidos Año: 2019